Freites D. Alpha
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Erebus, querido y hermoso galeón donde todo lo bonito puede ocurrir. Donde todo lo pirata puede ocurrir. Donde los negocios pueden surgir. Donde revolucionarios y piratas pueden coexistir. Hoy ha un magnifico día, un cálido sol acompañado de una deliciosa brisa de mar, nada podía quitar el hecho que hoy sera fantástico. ¿O tal vez no? Bueno, depende de la perspectiva de cada quien, por que para el hombre conocido como Alpha era un día un poco salido de la rutina, ya estaba había ocupado bastante tiempo en cosas como descansar y pasarlo bien en sus vacaciones, ya era momento de ponerse un poco al día y prepararse para lo que le espera. El reino de Sakura sería el próximo destino.
Vallamos un momento a la Plaza del puño, lugar donde cualquier persona puede venir a entrenar o a disponerse de hacer una pelea amistosa con cualquier persona que se encontrara en el barco. Una estancia que permite el desarrollo belico de no solo los miembros de las bandas Big Brother Kaizokudan y Jigoku no Kaizoku, también los visitantes pueden venir y utilizar las instalaciones mientras no rompan el reglamento. Y justo aquí, se encontraba el pequeño pirata. Ocupando uno de los cuadriláteros para él solo. El chiquillo estaba sentado en el centro del ring, con las piernas cruzadas, en total y absoluta meditación. A su lado se encontraba Suzaku, la super ave, observando como su compañero meditaba.
-A veces… es algo difícil poder recordar esas sensaciones cuando las has vivido una sola vez. – Dijo el pequeño a su amiga. Suzaku no entendía a lo que se refería, y no podía hacerlo. Ella no estuvo presente cuando Alpha ha tenido esa pequeña visión del futuro donde era decapitado por aquel pirata carnicero. Si no fuera sido por aquella visión, hubiera sido decapitado sin duda alguna. Era su labor durante este tiempo de entranamiento y preparación, recordar esa sensación y saber como explotarla. El como ver el futuro, así sea por unos instante. Seria algo mas que importante. Seria tener el poder de definir el destino de una guerra.
Vallamos un momento a la Plaza del puño, lugar donde cualquier persona puede venir a entrenar o a disponerse de hacer una pelea amistosa con cualquier persona que se encontrara en el barco. Una estancia que permite el desarrollo belico de no solo los miembros de las bandas Big Brother Kaizokudan y Jigoku no Kaizoku, también los visitantes pueden venir y utilizar las instalaciones mientras no rompan el reglamento. Y justo aquí, se encontraba el pequeño pirata. Ocupando uno de los cuadriláteros para él solo. El chiquillo estaba sentado en el centro del ring, con las piernas cruzadas, en total y absoluta meditación. A su lado se encontraba Suzaku, la super ave, observando como su compañero meditaba.
-A veces… es algo difícil poder recordar esas sensaciones cuando las has vivido una sola vez. – Dijo el pequeño a su amiga. Suzaku no entendía a lo que se refería, y no podía hacerlo. Ella no estuvo presente cuando Alpha ha tenido esa pequeña visión del futuro donde era decapitado por aquel pirata carnicero. Si no fuera sido por aquella visión, hubiera sido decapitado sin duda alguna. Era su labor durante este tiempo de entranamiento y preparación, recordar esa sensación y saber como explotarla. El como ver el futuro, así sea por unos instante. Seria algo mas que importante. Seria tener el poder de definir el destino de una guerra.
Elina Landvik
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Había escuchado hablar del Erebus en más de una ocasión. Aquel barco gigantesco que se presentaba como una gran plaza comercial y donde además había una cantidad de gente de lo más interesante. Puede que alguno de sus pelirrojos estuviera allí, puede que no, el caso es que Elina buscaba información y de paso hacerse con algunas mercancías que le eran necesarias para continuar con su aventura. Más que nada algunos alimentos y agua potable para no morir deshidratada mientras buscaba una nueva isla donde seguir la pista de sus familiares.
Lo que primero hizo fue deambular por las tiendas en busca de alimentos que no se pusieran malos tras varios días de viaje. Cosas secas, deshidratadas, enlatadas, ese tipo de cosas que no terminaban podridas y por la borda. Una vez consiguió las provisiones necesarias y aunque tuvo que regatear un poco las llevo hasta su barco y entonces decidió investigar un poco más el barco. En la segunda cubierta había una plaza que estaba únicamente dedicada a la fiesta y la bebida, era una completa locura. Aunque comprensible teniendo en cuenta que era un lugar para piratas.
Siguió investigando hasta que encontró la zona de batalla, la zona de entrenamiento. Le resultaba un poco familiar, era similar a las zonas que usaban en el coliseo para entrenarse y sinceramente le llamo bastante la atención. Había unas cuantas arenas y tras pasearse vio que había un chiquillo en el centro de una de ellas. Curioso cuanto menos, además ¿tenía un pájaro gigante al lado? Bueno, no quería molestar ni interrumpir su meditación así que se acerco a uno de los tipos que había allí para preguntar si podía usar alguna de las arenas para entrenar algunos movimientos.
Al recibir una respuesta afirmativa, Elina se metió en una de las arenas y saco sus espadas. Comenzó con unos movimientos rápidos y contundentes, movía sus espadas con gran maestría y ligereza y poco a poco fue llamando la atención de algunos de los transeúntes del lugar. Algunos quisieron entrenar con ella y comenzó entonces una especie de fila de personas que querían enfrentar a la pelirroja para medir sus fuerzas. Poco a poco Elina los iba derribando a todos, la norma era que el primero en tocar arena era eliminado y que bueno, los ataques no debían ser para herir al contrincante, simplemente para tirarlo al suelo y desequilibrarlo. Tras unas diez peleas, la pelirroja seguía invicta y cada vez había más gente interesada.
Lo que primero hizo fue deambular por las tiendas en busca de alimentos que no se pusieran malos tras varios días de viaje. Cosas secas, deshidratadas, enlatadas, ese tipo de cosas que no terminaban podridas y por la borda. Una vez consiguió las provisiones necesarias y aunque tuvo que regatear un poco las llevo hasta su barco y entonces decidió investigar un poco más el barco. En la segunda cubierta había una plaza que estaba únicamente dedicada a la fiesta y la bebida, era una completa locura. Aunque comprensible teniendo en cuenta que era un lugar para piratas.
Siguió investigando hasta que encontró la zona de batalla, la zona de entrenamiento. Le resultaba un poco familiar, era similar a las zonas que usaban en el coliseo para entrenarse y sinceramente le llamo bastante la atención. Había unas cuantas arenas y tras pasearse vio que había un chiquillo en el centro de una de ellas. Curioso cuanto menos, además ¿tenía un pájaro gigante al lado? Bueno, no quería molestar ni interrumpir su meditación así que se acerco a uno de los tipos que había allí para preguntar si podía usar alguna de las arenas para entrenar algunos movimientos.
Al recibir una respuesta afirmativa, Elina se metió en una de las arenas y saco sus espadas. Comenzó con unos movimientos rápidos y contundentes, movía sus espadas con gran maestría y ligereza y poco a poco fue llamando la atención de algunos de los transeúntes del lugar. Algunos quisieron entrenar con ella y comenzó entonces una especie de fila de personas que querían enfrentar a la pelirroja para medir sus fuerzas. Poco a poco Elina los iba derribando a todos, la norma era que el primero en tocar arena era eliminado y que bueno, los ataques no debían ser para herir al contrincante, simplemente para tirarlo al suelo y desequilibrarlo. Tras unas diez peleas, la pelirroja seguía invicta y cada vez había más gente interesada.
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Respirar y exhalar, esa era la calve. Meditar en definitiva no era una de las actividades preferidas del pequeño, pero mentiría si les dijera que no era algo bastante agradable para él. De hecho, meditar te permite repasar una y otra vez cada momento en tu vida, buscar aprendizaje. En algún momento hemos pesado que hemos aprendido todo sobre alguna vivencia o experiencia, pero si nos tomamos el tiempo de mirar atrás no solo una, sino muchas veces, nos daremos cuentas que existen muchas lecciones de las cuales debemos aprender.
- Una guerra a la vez. Un camino a la vez. Enfócate. Aprende de los errores. Visualiza el futuro.
Todo estaba bien, o al menos eso parecía. Suzaku estaba prestando atención a cierta mujer que había legado al cuadrilátero, mirándole fijamente. Por otro lado, el pequeño Alpha aún se mantenía meditando. Visualizando ese momento donde el claramente vio como le decapitaban, pero aun así, no había ocurrido. Estaba buscando la respuesta de aquel fenómeno que escapaba de su entendimiento pero igualmente compartía la misma naturaleza de la armadura invisible que alguna vez su maestra le llego a mostrar. Todo eso en definitiva era Haki.
- ¿Mmm? ¿Qué ocurre, hermosa? – La super ave le había picoteado un poco la cabeza para indicarle que alguien espectacular había llegado. Lo que parecía una guerrera. Todos estaban haciendo fila para enfrentarse con ella y, según sus oídos ella estaba en racha, Ella porta una hermosa cabellera rojiza, era como el fuego de la fragua, intenso, potente y penetrante. Una figura de ensueño, salida de los mismos avernos, por que sin lugar a dudas ningún ángel podía generar ese deseo de arrinconarla contra una pared y consumir su alma mediante un beso tan apasionado, que si llegase a cavar con la vida misma, no importaba, morir así no sonaba tan mal. Pero Alpha no tenía intenciones de morir, por lo menos no por ahora.
El pequeño levanto del suelo. Los gritos y aplausos dirigidos a la mujer que había derrotado a su onceavo enemigo. Todos estaban impresionados por ella, son duda alguna era alguien especial, claro que sí. Pero, todos quedaron en silencio por un momento. El sonido de unas Getas aproximándose al cuadrilátero, era el joven rey de la forja. Todos se apartaron y mientras unos cuantos gritaban. – ¡Se aproximan al capitán! ¡Abrid paso! – La fila desapareció de inmediato y todos los que estaban formando se incorporaron rápidamente al público. Una vez el joven estaba adentro, inclino su cabeza en señal de saludo, para luego mirar amablemente a aquella señorita, con ternura. Sin duda alguna este chiquillo aún no va mostrado su “otro lado”.
- En nombre de la alianza entre los Jigoku no Kaizoku y los Big Brother Kaizokudan, te doy la bienvenida. Soy Freites D. Irkenox Alpha. Y es un honor para mi tener a tan maravillosa guerrera en nuestro cuadrilátero. ¿Verdad muchachos? – Todos comenzaron a gritar de felicidad cuando el pequeño realizo esa pregunta. Aquí, en el Erebus. Todos somos familia. Esa era una de las reglas más importantes.
Una vez dicho aquello. El joven rey descubriría su cuerpo desde la cintura para arriba. Dejando caer su kimono y dejando toda la parte superior descubierta. Su compañera plumífera no pierde tiempo y desde fuera del cuadrilátero le arroja su fiel martillo: DoomHammer. El pelilargo lo atraparía con una sola mano para luego apoyarlo entre su hombro. Mirándole con tranquilidad - ¿Comenzamos?
- Una guerra a la vez. Un camino a la vez. Enfócate. Aprende de los errores. Visualiza el futuro.
Todo estaba bien, o al menos eso parecía. Suzaku estaba prestando atención a cierta mujer que había legado al cuadrilátero, mirándole fijamente. Por otro lado, el pequeño Alpha aún se mantenía meditando. Visualizando ese momento donde el claramente vio como le decapitaban, pero aun así, no había ocurrido. Estaba buscando la respuesta de aquel fenómeno que escapaba de su entendimiento pero igualmente compartía la misma naturaleza de la armadura invisible que alguna vez su maestra le llego a mostrar. Todo eso en definitiva era Haki.
- ¿Mmm? ¿Qué ocurre, hermosa? – La super ave le había picoteado un poco la cabeza para indicarle que alguien espectacular había llegado. Lo que parecía una guerrera. Todos estaban haciendo fila para enfrentarse con ella y, según sus oídos ella estaba en racha, Ella porta una hermosa cabellera rojiza, era como el fuego de la fragua, intenso, potente y penetrante. Una figura de ensueño, salida de los mismos avernos, por que sin lugar a dudas ningún ángel podía generar ese deseo de arrinconarla contra una pared y consumir su alma mediante un beso tan apasionado, que si llegase a cavar con la vida misma, no importaba, morir así no sonaba tan mal. Pero Alpha no tenía intenciones de morir, por lo menos no por ahora.
El pequeño levanto del suelo. Los gritos y aplausos dirigidos a la mujer que había derrotado a su onceavo enemigo. Todos estaban impresionados por ella, son duda alguna era alguien especial, claro que sí. Pero, todos quedaron en silencio por un momento. El sonido de unas Getas aproximándose al cuadrilátero, era el joven rey de la forja. Todos se apartaron y mientras unos cuantos gritaban. – ¡Se aproximan al capitán! ¡Abrid paso! – La fila desapareció de inmediato y todos los que estaban formando se incorporaron rápidamente al público. Una vez el joven estaba adentro, inclino su cabeza en señal de saludo, para luego mirar amablemente a aquella señorita, con ternura. Sin duda alguna este chiquillo aún no va mostrado su “otro lado”.
- En nombre de la alianza entre los Jigoku no Kaizoku y los Big Brother Kaizokudan, te doy la bienvenida. Soy Freites D. Irkenox Alpha. Y es un honor para mi tener a tan maravillosa guerrera en nuestro cuadrilátero. ¿Verdad muchachos? – Todos comenzaron a gritar de felicidad cuando el pequeño realizo esa pregunta. Aquí, en el Erebus. Todos somos familia. Esa era una de las reglas más importantes.
Una vez dicho aquello. El joven rey descubriría su cuerpo desde la cintura para arriba. Dejando caer su kimono y dejando toda la parte superior descubierta. Su compañera plumífera no pierde tiempo y desde fuera del cuadrilátero le arroja su fiel martillo: DoomHammer. El pelilargo lo atraparía con una sola mano para luego apoyarlo entre su hombro. Mirándole con tranquilidad - ¿Comenzamos?
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Estaba un poco cansada, la verdad es que le había venido bastante bien tanto entrenamiento, los combates habían sido interesantes y se notaba que aquellos hombres estaban bien instruidos, pero en algún momento tendría que parar con aquella fiesta en la que se había metido ella sola. Estaba claro que no iba a poder vencer a todos esos piratas que se habían ido sumando a la fila. En algún momento tendría que pedir que parasen de lanzarse a la arena, por que por muchos años que pasara en la arena luchando no significaba que pudiera enfrentarse a todos y cada uno de los allí presentes. El cuerpo tenía un límite y Elina como todo el mundo terminaba cansándose.
Sin embargo no esperaba que el capitán de los piratas reinantes en el Erebus se acercase para presentarse. Por su parte se le quedo mirando y simplemente escucho sus palabras. Parecía demasiado joven para ser el líder de aquella tripulación aunque siendo sinceros no le importaba demasiado la edad que tuviera. No quería meterse en líos y sabía de sobra que un capitán era importante para una tripulación y que solía ser el hombre más fuerte o al menos uno de los más fuertes. De otro modo era complicado ganarse el respeto de la gente.
Elina hacía tiempo que no huía de un combate y si demostraba que era más fuerte que ella siempre podía usar esa fuerza en su contra. Se preparo entonces colocando su posición inicial para combatir mientras agarraba con fuerza sus espadas, estaba preparada para combatir. Con las espadas bien sujetas se dispuso a empezar el combate, supuso que dejaría que ella diera el primer golpe siendo la invitada en aquel barco así que se lanzó contra su enemigo y entonces lanzó dos golpes, el primero con la espada derecha y el segundo con la izquierda intentando golpear cada uno en un lado opuesto de su cuerpo.
Como era evidente aquellos golpes no iban a herir a su adversario, aquello era una pelea de entrenamiento y tal y como había hecho con sus piratas subordinados no quería herir al capitán. Aunque si el demostraba en algún momento la intención de hacerle daño realmente, entonces Elina perdería toda la buena fe que tenía y la compostura que estaba guardando e iría a ver si conseguía cortar un trocito de cuerpo. Debía admitir que la adrenalina le corría por el cuerpo como hacía tiempo que no lo sentía, era tan gratificante sentir esto nuevamente. El coliseo había desaparecido para ella, pero se notaba que la pelea iba dentro de ella.
Sin embargo no esperaba que el capitán de los piratas reinantes en el Erebus se acercase para presentarse. Por su parte se le quedo mirando y simplemente escucho sus palabras. Parecía demasiado joven para ser el líder de aquella tripulación aunque siendo sinceros no le importaba demasiado la edad que tuviera. No quería meterse en líos y sabía de sobra que un capitán era importante para una tripulación y que solía ser el hombre más fuerte o al menos uno de los más fuertes. De otro modo era complicado ganarse el respeto de la gente.
Elina hacía tiempo que no huía de un combate y si demostraba que era más fuerte que ella siempre podía usar esa fuerza en su contra. Se preparo entonces colocando su posición inicial para combatir mientras agarraba con fuerza sus espadas, estaba preparada para combatir. Con las espadas bien sujetas se dispuso a empezar el combate, supuso que dejaría que ella diera el primer golpe siendo la invitada en aquel barco así que se lanzó contra su enemigo y entonces lanzó dos golpes, el primero con la espada derecha y el segundo con la izquierda intentando golpear cada uno en un lado opuesto de su cuerpo.
Como era evidente aquellos golpes no iban a herir a su adversario, aquello era una pelea de entrenamiento y tal y como había hecho con sus piratas subordinados no quería herir al capitán. Aunque si el demostraba en algún momento la intención de hacerle daño realmente, entonces Elina perdería toda la buena fe que tenía y la compostura que estaba guardando e iría a ver si conseguía cortar un trocito de cuerpo. Debía admitir que la adrenalina le corría por el cuerpo como hacía tiempo que no lo sentía, era tan gratificante sentir esto nuevamente. El coliseo había desaparecido para ella, pero se notaba que la pelea iba dentro de ella.
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Excelente, la respuesta que nuestro pequeño herrero había obtenido por parte de la pelirroja había sido una muy bien. No importara que se mantuviera callada, el simple hecho de que todos vieran que ella se estaba preparando para la batalla, era señal de que ella había correspondido al deseo de practicar un poco con el joven rey de la forja.
Una sonrisa fue lo primero que se dibujo en el rostro de Alpha al momento de verla tomar su postura. El se mantenía en la misma posición, relajado y sin mover un solo musculo. De pronto, Antes que ella comenzara el ataque el ambiente se había animado. El publico presentes habrían comenzado a cantar. Así es, comenzaron a cantar una canción muy peculiar.
-Así es mis hermanos. Canten y festejen. Nosotros somos piratas después de todo. - Dato curioso, la canción que estaban cantando todos los presentes se titulaba asi: We are pirates. El chiquillo había compartido esta tonada con su gente en señal de festejar buenos momentos y sucesos maravillosos, y es era uno de ellos.
Ella se lanzo contra Alpha. La mujer resulto ser rápida, eso se tenia que admitir. Ella sin dudarlo mucho propino uno golpe en cada costado del cuerpo del chiquillo utilizando el mango de sus espadas. El pirata le miro fijamente a los ojos, para luego regalarle una sonrisa. No solo era veloz, también tenia mucha destreza y nuestro joven herrero estaba un aprendizaje de todo esto. Ademas, en vez de responder al ataque retrocedió unos cuantos pasos. - ¡Mas fuerte! ¡No logro escucharlos! ¡Ella es maravillosa y se merece un publico digna de ella! - Todos comenzaron emocionarse y a seguir festejando, cantando en una sola voz, todos juntos.
- Una vez mas, por favor. Estoy aprendiendo mucho de ti. - Una vez mas dejaría que ella le atacase para ver de nuevo sus movimientos. Buscando aprender todo lo posible de su oponente. Su destreza implacable, eso era lo que ella quería, Observándola y dejándola ser era la mejor manera para nuestro pequeño de aprender.
Una sonrisa fue lo primero que se dibujo en el rostro de Alpha al momento de verla tomar su postura. El se mantenía en la misma posición, relajado y sin mover un solo musculo. De pronto, Antes que ella comenzara el ataque el ambiente se había animado. El publico presentes habrían comenzado a cantar. Así es, comenzaron a cantar una canción muy peculiar.
-Así es mis hermanos. Canten y festejen. Nosotros somos piratas después de todo. - Dato curioso, la canción que estaban cantando todos los presentes se titulaba asi: We are pirates. El chiquillo había compartido esta tonada con su gente en señal de festejar buenos momentos y sucesos maravillosos, y es era uno de ellos.
Ella se lanzo contra Alpha. La mujer resulto ser rápida, eso se tenia que admitir. Ella sin dudarlo mucho propino uno golpe en cada costado del cuerpo del chiquillo utilizando el mango de sus espadas. El pirata le miro fijamente a los ojos, para luego regalarle una sonrisa. No solo era veloz, también tenia mucha destreza y nuestro joven herrero estaba un aprendizaje de todo esto. Ademas, en vez de responder al ataque retrocedió unos cuantos pasos. - ¡Mas fuerte! ¡No logro escucharlos! ¡Ella es maravillosa y se merece un publico digna de ella! - Todos comenzaron emocionarse y a seguir festejando, cantando en una sola voz, todos juntos.
- Una vez mas, por favor. Estoy aprendiendo mucho de ti. - Una vez mas dejaría que ella le atacase para ver de nuevo sus movimientos. Buscando aprender todo lo posible de su oponente. Su destreza implacable, eso era lo que ella quería, Observándola y dejándola ser era la mejor manera para nuestro pequeño de aprender.
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Arqueo una ceja cuando vio que él ni siquiera se movía. Vale, puede que fuera más fuerte que ella, ¿pero de ese punto a no sentir si quiera sus golpes? Se sentía incluso un poco insultada. Pero entendía que había gente mucho mas poderosa que ella en aquellos mares. Aquella idea la hizo sentir que tenía que esforzarse mucho más, que tenia que entrenar más duro y volverse mucho más poderosa de lo que era actualmente. Tenía que ponerse a entrenar mucho más en serio, sus años en el coliseo la habían fortalecido y la habían convertido en una guerra bastante interesante, pero aún tenía mucho que aprender.
Se preparo de nuevo, movió las espadas en círculos, primero una, luego la otra y entonces se lanzó nuevamente contra aquel chico mientras escuchaba como sus hombres cantaban aquella extraña canción. No estaba segura de si intentaban animarlo o animar el combate o que simplemente aquella canción era su forma de crear hermandad entre sus hombres. Pero para ella aquel sonido pasaba desapercibido, al lugar que los gritos y los vítores de los asistentes a sus combates en el coliseo. Hacía tiempo que había aprendido a ignorar aquello que pudiera distraerla de un combate uno a uno.
En esta ocasión fue por uno de sus lados y golpeo con fuerza su costado derecho y su espalda, buscaba ver si esta vez sus movimientos eran un poco más efectivos aunque realmente parecía que el tipo ni si quiera se movía. ¿Qué demonios le daban de comer a este tipo? Gruño un poco molesta y entonces volvió a su posición inicial en la arena con su postura de combate y entonces fue su turno de hablar — no es interesante si solamente uno ataca, si esto es un combate de entrenamiento, de exhibición o algo así debería ser provechoso para ambos — si él era el único que aprendía algo la cosa dejaba de tener gracia.
— Estaría bien que atacaras tu ahora — espero entonces en su sitio, viendo si el tipo se animaba a ser quien se moviera en esta ocasión. Si atacaba estaría lista para defenderse, al menos lo intentaría con todas sus fuerzas, el entrenamiento podía ser realmente interesante cuando te encontrabas con alguien que superaba tus capacidades y en aquel momento era lo que parecía que había encontrado. Aunque le sorprendía que fuera tan resistente con un cuerpo tan pequeño, desde luego un sujeto interesante.
Se preparo de nuevo, movió las espadas en círculos, primero una, luego la otra y entonces se lanzó nuevamente contra aquel chico mientras escuchaba como sus hombres cantaban aquella extraña canción. No estaba segura de si intentaban animarlo o animar el combate o que simplemente aquella canción era su forma de crear hermandad entre sus hombres. Pero para ella aquel sonido pasaba desapercibido, al lugar que los gritos y los vítores de los asistentes a sus combates en el coliseo. Hacía tiempo que había aprendido a ignorar aquello que pudiera distraerla de un combate uno a uno.
En esta ocasión fue por uno de sus lados y golpeo con fuerza su costado derecho y su espalda, buscaba ver si esta vez sus movimientos eran un poco más efectivos aunque realmente parecía que el tipo ni si quiera se movía. ¿Qué demonios le daban de comer a este tipo? Gruño un poco molesta y entonces volvió a su posición inicial en la arena con su postura de combate y entonces fue su turno de hablar — no es interesante si solamente uno ataca, si esto es un combate de entrenamiento, de exhibición o algo así debería ser provechoso para ambos — si él era el único que aprendía algo la cosa dejaba de tener gracia.
— Estaría bien que atacaras tu ahora — espero entonces en su sitio, viendo si el tipo se animaba a ser quien se moviera en esta ocasión. Si atacaba estaría lista para defenderse, al menos lo intentaría con todas sus fuerzas, el entrenamiento podía ser realmente interesante cuando te encontrabas con alguien que superaba tus capacidades y en aquel momento era lo que parecía que había encontrado. Aunque le sorprendía que fuera tan resistente con un cuerpo tan pequeño, desde luego un sujeto interesante.
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¿Qué le daban de comer al pequeño? Pues les sorprenderá saber que en el catálogo alimenticio de nuestro pequeño pirata puedes encontrar cualquier tipo de alimento, aunque todos tenían algo común: carne. Así es, nuestro pequeño era total y absolutamente adicto a la carne y también a la bebida. Es sus comidas no puede faltar una botella de sake. Aunque hablar de sus gustos carnívoros era realmente tomarse el tiempo de leer un largo catálogo. Esa seria historia para otro día.
Otros dos impactos bien recibidos. Uno en la derecha y otro en la espalda. Ella era rápida, él tenía que admitirlo. Pero aun así, a sus ataques le faltaba aquel impacto lo suficiente para hacer que nuestro pequeño sintiera algo. Ella aún estaba verde, pero él podía ver un futuro brillante para ella. Uno donde estaba en un puesto elevado en la cadena alimenticia.
-Entonces… que sea mi turno. - Aquella declaración, fue la señal de que era su turno totalmente. Aprontando con fuerzas aquel martillo, el pequeño abanico con fuerza, provocando una onda de choque en dirección a la pelirroja. Luego este se lanzaría en carrera buscando estar lo más cercano a ella para realizar un combate cerrado. A mitad del camino le arrojaría el martillo a Suzaku, quien se encontraba en el público sin formar parte del combate en esta oportunidad. Al momento de estar a escasos centímetros, sería el momento de hacer un despliegue de habilidad física. Lo que a mí me gusta llamar: A bocajarro.
-Veamos que tan bien te defiendes, señorita. - Golpes de aquí para allá. Eran impactos rápido pero sin intención de hacer daño. Toda esta pequeña marea de puñetazos tenía como intención distraerla del objetivo real del pequeño. Sujetarla de un brazo y proyectarla contra el suelo.
La cuestión es ¿Cómo respondería ella?
Otros dos impactos bien recibidos. Uno en la derecha y otro en la espalda. Ella era rápida, él tenía que admitirlo. Pero aun así, a sus ataques le faltaba aquel impacto lo suficiente para hacer que nuestro pequeño sintiera algo. Ella aún estaba verde, pero él podía ver un futuro brillante para ella. Uno donde estaba en un puesto elevado en la cadena alimenticia.
-Entonces… que sea mi turno. - Aquella declaración, fue la señal de que era su turno totalmente. Aprontando con fuerzas aquel martillo, el pequeño abanico con fuerza, provocando una onda de choque en dirección a la pelirroja. Luego este se lanzaría en carrera buscando estar lo más cercano a ella para realizar un combate cerrado. A mitad del camino le arrojaría el martillo a Suzaku, quien se encontraba en el público sin formar parte del combate en esta oportunidad. Al momento de estar a escasos centímetros, sería el momento de hacer un despliegue de habilidad física. Lo que a mí me gusta llamar: A bocajarro.
-Veamos que tan bien te defiendes, señorita. - Golpes de aquí para allá. Eran impactos rápido pero sin intención de hacer daño. Toda esta pequeña marea de puñetazos tenía como intención distraerla del objetivo real del pequeño. Sujetarla de un brazo y proyectarla contra el suelo.
La cuestión es ¿Cómo respondería ella?
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Bien, al parecer aquel chico había empezado a actuar y eso ya motivaba mucho más a la pelirroja. Se preparo y al ver que eliminaba el martillo de aquella pelea ella hizo lo mismo y dejo caer las espadas al suelo. Si quería una pelea física así sería. Recibió el primer impacto de sus puños defendiéndose con los brazos, aquel chico tenía una fuerza bastante considerable desde luego. Recibió unos cuantos golpes más pero no iba a dejarse golpear sin responder. Sus movimientos eran rápidos, pero la mujer aguantaba bastante bien, su cuerpo por suerte o por desgracia era resistente debido a sus años en el coliseo.
Los hombres de aquel pirata no dejaban de vitorear y de armar escándalo lo que conseguía que mucha gente se acercase a mirar que estaba sucediendo. Ya no solamente eran los piratas de aquel chico quienes estaban alrededor de la arena contemplando la pelea, los transeúntes curiosos que habían escuchado el jolgorio también formaban ahora parte del público de aquellas dos personas. Realmente ese momento le recordaba demasiado a sus años en Dessrosa, la arena, el público, un duro contrincante.
Mientras él realizaba aquella ráfaga de puñetazos la mujer hizo un movimiento descendente con su cuerpo para esquivar sus manos. Después apoyó ambas manos en la arena e intentó golpear con fuerza su costado con una de sus piernas. Pero el movimiento no terminaba allí, si el chico lograba interceptar su piernas, Elina haría girar su cintura lo suficiente como para elevar la otra pierna e intentar golpear con ella su rostro haciendo girar su cuerpo. Aquel combate se estaba tornando cada vez más interesante y la mujer estaba emocionada.
Era interesante luchar contra una persona que poseía una fuerza similar a la uno posee. Te ayuda a entrenar la mente y a aprender de sus movimientos para futuras batallas. Esperaba que entre los dos pudieran dar un buen espectáculo a todos los curiosos, aunque tampoco quería tardar demasiado en aquel enfrentamiento. Después de todo aún tenia muchas cosas que hacer y muchas personas que buscar. Su viaje no había hecho más que empezar y por eso tampoco quería retrasarse demasiado.
Los hombres de aquel pirata no dejaban de vitorear y de armar escándalo lo que conseguía que mucha gente se acercase a mirar que estaba sucediendo. Ya no solamente eran los piratas de aquel chico quienes estaban alrededor de la arena contemplando la pelea, los transeúntes curiosos que habían escuchado el jolgorio también formaban ahora parte del público de aquellas dos personas. Realmente ese momento le recordaba demasiado a sus años en Dessrosa, la arena, el público, un duro contrincante.
Mientras él realizaba aquella ráfaga de puñetazos la mujer hizo un movimiento descendente con su cuerpo para esquivar sus manos. Después apoyó ambas manos en la arena e intentó golpear con fuerza su costado con una de sus piernas. Pero el movimiento no terminaba allí, si el chico lograba interceptar su piernas, Elina haría girar su cintura lo suficiente como para elevar la otra pierna e intentar golpear con ella su rostro haciendo girar su cuerpo. Aquel combate se estaba tornando cada vez más interesante y la mujer estaba emocionada.
Era interesante luchar contra una persona que poseía una fuerza similar a la uno posee. Te ayuda a entrenar la mente y a aprender de sus movimientos para futuras batallas. Esperaba que entre los dos pudieran dar un buen espectáculo a todos los curiosos, aunque tampoco quería tardar demasiado en aquel enfrentamiento. Después de todo aún tenia muchas cosas que hacer y muchas personas que buscar. Su viaje no había hecho más que empezar y por eso tampoco quería retrasarse demasiado.
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¿Más público? Excelente ¿Mas gritos? Magnifico ¿Una batalla inesperada? Esta más que garantizada. Aquella pelirroja sí que aguantaba bien los golpes, era algo que se tenía que elogiar. Aunque pensándolo bien y por mero instinto, me atrevería a decir que ambos estaban conteniéndose. Tal vez ocultaban algo más? ¿Tal vez el hecho de estar aprendiendo el uno del otro los limita a simplemente luchar de esta manera? ¿O quizás ambos solo querían brindad un espectáculo al público? Muchas preguntas, pocas respuestas.
Aquella pirueta fue magnifica. Ella alcanzo a esquivar. Alpha vio venir aquella patada que venía a su costado. Interceptándola con un potente golpe que al impactar generaría una onda de choque. El público al sentir el viento de aquella colisión, no pudo evitar soltar el típico. -¡Ohhhh!- Ambos quedarían durante unos instantes midiendo fuerza. Pierna contra el brazo, una batalla interesante. El ataque de la pelirroja no había terminado. Un rápido movimiento de cintura por su parte, traía consigo otra poderosa patada dirigida justo en la cara del pirata. – “Me va a dar” – Pensó en sus adentros. Era cierto, no tenía suficiente velocidad de reacción para esquivar aquel ataque. Pero si podría reaccionar de otra manera.
Aquella patada habría aterrizado en su objetivo. No obstante, el joven rey de la forja no se quedaría de brazos cruzados. La distancia era lo suficientemente corta y esta vez ambos saldrían con un golpe cada uno. Alpha apuntaría a su barbilla y al mismo tiempo que ella, lanzaría una onda de choque justo directo en su barbilla. Con la intención de ella perdiera el equilibrio y se cayera.
el pequeño retrocedió unos cuantos pasos después de aquello. Poso las manos en su mandíbula acariciándola un poco, probablemente ella sabría cómo salir de aquella situación generada por los fuertes puños del pequeño. – Nada mal. No estas nada mal. Aunque creo que… ¿Ambos nos estamos conteniendo? - El pequeño dejo de Getas atrás. Quedando totalmente descalzo. Nuestro pequeño protagonista comenzaría a dar pequeños saltitos en el mismo punto, esperando por ella. – ¿Podría preguntar tu nombre, guerrera?
Aquella pirueta fue magnifica. Ella alcanzo a esquivar. Alpha vio venir aquella patada que venía a su costado. Interceptándola con un potente golpe que al impactar generaría una onda de choque. El público al sentir el viento de aquella colisión, no pudo evitar soltar el típico. -¡Ohhhh!- Ambos quedarían durante unos instantes midiendo fuerza. Pierna contra el brazo, una batalla interesante. El ataque de la pelirroja no había terminado. Un rápido movimiento de cintura por su parte, traía consigo otra poderosa patada dirigida justo en la cara del pirata. – “Me va a dar” – Pensó en sus adentros. Era cierto, no tenía suficiente velocidad de reacción para esquivar aquel ataque. Pero si podría reaccionar de otra manera.
Aquella patada habría aterrizado en su objetivo. No obstante, el joven rey de la forja no se quedaría de brazos cruzados. La distancia era lo suficientemente corta y esta vez ambos saldrían con un golpe cada uno. Alpha apuntaría a su barbilla y al mismo tiempo que ella, lanzaría una onda de choque justo directo en su barbilla. Con la intención de ella perdiera el equilibrio y se cayera.
el pequeño retrocedió unos cuantos pasos después de aquello. Poso las manos en su mandíbula acariciándola un poco, probablemente ella sabría cómo salir de aquella situación generada por los fuertes puños del pequeño. – Nada mal. No estas nada mal. Aunque creo que… ¿Ambos nos estamos conteniendo? - El pequeño dejo de Getas atrás. Quedando totalmente descalzo. Nuestro pequeño protagonista comenzaría a dar pequeños saltitos en el mismo punto, esperando por ella. – ¿Podría preguntar tu nombre, guerrera?
Elina Landvik
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Quién lo hubiese dicho, aquel chico le estaba dando más problemas que muchos de los gladiadores con los que había peleado en la arena. Pero eso únicamente conseguía motivarla más. Tal y como pensaba su patada iba a impactar directamente en la cara de aquel chico, pero él no tenía intención de quedarse atrás así que realizo un movimiento que provoco que ella también recibiera un golpe que terminaría de desequilibrarla y la tiraría al suelo. No obstante colocando las manos en el suelo y realizando un movimiento rápido se puso de pie nuevamente frotándose la zona donde había golpeado aquella onda.
— Si, eso parece, aunque teniendo en cuenta que ninguno quiere matar al otro no veo la necesidad de dejar salir todo lo que tenemos ¿no crees? — se estiro un poco y coloco los brazos en posición mientras adelantaba una pierna y doblaba ligeramente las rodillas para estar preparada. Estaba lista para la siguiente vez que sus golpes chocaran. Aunque se imaginaba que ahora le tocaba a ella empezar con aquel juego que se traían los dos. Pensó que podría hacer para despistarlo y asestarle un nuevo golpe, estaba aprendiendo bastante en aquel momento.
Comenzó a moverse hacía un lado mientras no perdía de vista al chico — Elina, me llamo Elina ¿y tú? — dio un par de pasos hacía él e hizo el amago de darle un puñetazo pero desvió entonces el golpe para coger su brazo, girar sobre si misma para colocarse a su espalda para golpear entonces en su espalda con su rodilla. La idea era que creyese que le iba a golpear con el puño, pero esa mano se engancharía a su brazo para aprovechar la inercia que llevaba con el golpe para girar y una vez en su espalda dar el golpe real. Aunque no sabía si funcionaría, nunca estaba de más intentar cosas nuevas aprovechando que un entrenamiento se estaba volviendo interesante.
El publico gritaba emocionado, los golpes de aquellos dos cada vez eran mas interesantes, su modo de esquivar y de como soportaban los golpes del otro. Se estaba volviendo todo un espectáculo y por su parte Elina no tenía ningún problema. Tan solo esperaba que en aquel lugar no hubiese ninguno de esos malditos esclavistas. No los soportaba, no podía con ellos, sobretodo por que aún había un grupo de esos degenerados que la estaban buscando por haberse escapado del coliseo. Pero esa es otra historia, por ahora tenía que concentrarse en su combate contra aquel chico y eso es lo que haría.
— Si, eso parece, aunque teniendo en cuenta que ninguno quiere matar al otro no veo la necesidad de dejar salir todo lo que tenemos ¿no crees? — se estiro un poco y coloco los brazos en posición mientras adelantaba una pierna y doblaba ligeramente las rodillas para estar preparada. Estaba lista para la siguiente vez que sus golpes chocaran. Aunque se imaginaba que ahora le tocaba a ella empezar con aquel juego que se traían los dos. Pensó que podría hacer para despistarlo y asestarle un nuevo golpe, estaba aprendiendo bastante en aquel momento.
Comenzó a moverse hacía un lado mientras no perdía de vista al chico — Elina, me llamo Elina ¿y tú? — dio un par de pasos hacía él e hizo el amago de darle un puñetazo pero desvió entonces el golpe para coger su brazo, girar sobre si misma para colocarse a su espalda para golpear entonces en su espalda con su rodilla. La idea era que creyese que le iba a golpear con el puño, pero esa mano se engancharía a su brazo para aprovechar la inercia que llevaba con el golpe para girar y una vez en su espalda dar el golpe real. Aunque no sabía si funcionaría, nunca estaba de más intentar cosas nuevas aprovechando que un entrenamiento se estaba volviendo interesante.
El publico gritaba emocionado, los golpes de aquellos dos cada vez eran mas interesantes, su modo de esquivar y de como soportaban los golpes del otro. Se estaba volviendo todo un espectáculo y por su parte Elina no tenía ningún problema. Tan solo esperaba que en aquel lugar no hubiese ninguno de esos malditos esclavistas. No los soportaba, no podía con ellos, sobretodo por que aún había un grupo de esos degenerados que la estaban buscando por haberse escapado del coliseo. Pero esa es otra historia, por ahora tenía que concentrarse en su combate contra aquel chico y eso es lo que haría.
Freites D. Alpha
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-Soy Alpha. Aunque puede que la batalla te haya hecho olvidar que lo había mencionado antes. - Era cierto, El chiquillo se había presentado como el capitán de los Big Brother Kaizokudan antes de comenzar con la justa. Pero no veía mal que hubiera olvidado su nombre. El hecho es que existen un grupo de personas que suelen no prestar mucha atención al nombre de alguien que se presentan de buenas a primeras. Posiblemente porque no suelen parecer gran cosa y, definitivamente el pequeño pirata daba esa apariencia, solo un chiquillo que no aparenta tener nada de nada.
Elina se lanzó de nuevo al ataque. El joven pretendía realizar un choque de puños en contra de ella, pretendiendo seguir realizando la lucha de poder físico, pero ella resulto mucho más astuta, ya que aquello simplemente era un amague. Con velocidad se posicionaría detrás del joven, estando lista para preparar su ataque. - “De nuevo va a darme” - Alpha no tenía la suficiente destreza para reaccionar a aquel ataque. De hecho, lo único que podía hacer es tratar de golpear al mismo tiempo que ella para no dejar que la batalla fuera pareja y la balanza no se inclinara a su favor. Así que nuestro pequeño protagonista giro sobre su propio eje. Aquella rodilla caería directo en su pecho, pero a cambio, el lanzaría otro potente puñetazo contra su cuerpo. Luego de aquello el retrocedería un poco. Sintiendo algo de dolor.
-Increíble eres totalmente increíble ¿Medimos fuerzas? – El joven se lanzaría a la carga extendiendo ambos brazos para tomar los de ella y comenzar a empujar. El típico momento donde los dos contrincantes se encontraban en el centro del ring tomándose de la mano y empujándose el uno contra el otro. Quizás no sería de agrado para ella realizar aquello y simplemente esquivaría para realizar otro ataque. Pero quien sabe, las pelirrojas siempre tienden a ser rudas además de sensuales.
Elina se lanzó de nuevo al ataque. El joven pretendía realizar un choque de puños en contra de ella, pretendiendo seguir realizando la lucha de poder físico, pero ella resulto mucho más astuta, ya que aquello simplemente era un amague. Con velocidad se posicionaría detrás del joven, estando lista para preparar su ataque. - “De nuevo va a darme” - Alpha no tenía la suficiente destreza para reaccionar a aquel ataque. De hecho, lo único que podía hacer es tratar de golpear al mismo tiempo que ella para no dejar que la batalla fuera pareja y la balanza no se inclinara a su favor. Así que nuestro pequeño protagonista giro sobre su propio eje. Aquella rodilla caería directo en su pecho, pero a cambio, el lanzaría otro potente puñetazo contra su cuerpo. Luego de aquello el retrocedería un poco. Sintiendo algo de dolor.
-Increíble eres totalmente increíble ¿Medimos fuerzas? – El joven se lanzaría a la carga extendiendo ambos brazos para tomar los de ella y comenzar a empujar. El típico momento donde los dos contrincantes se encontraban en el centro del ring tomándose de la mano y empujándose el uno contra el otro. Quizás no sería de agrado para ella realizar aquello y simplemente esquivaría para realizar otro ataque. Pero quien sabe, las pelirrojas siempre tienden a ser rudas además de sensuales.
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La verdad es que no solía recordar demasiado bien los nombres de la gente con la cual peleaba, sobretodo teniendo en cuenta que la mayoría de la gente con la cual peleaba utilizaban motes u otro tipo de nombres que pudieran infundir terror en sus enemigos. — Lo siento, la verdad es que suelo tener mala memoria para los nombres — ni si quiera recordaba haberle escuchado presentarse, aunque seguramente lo hiciera, pero Elina para esas cosas no es que tuviera mucha memoria o mas bien no prestaba la suficiente atención por lo que solía perder un poco el hilo de algunos temas.
Su rodilla impacto de forma correcta, pero en vez de ser en su espalda fue en su pecho, pues el muchacho se había girado para poder golpearla de vuelta. Elina se alejo un par de pasos de su adversario sintiendo algo de molestia en el pecho. Gruñó un poquito y cuando aquel chico quiso medir sus fuerzas con ella, la pelirroja tomo sus manos y ejerció toda la fuerza que pudo, los dos estaban en un mano a mano bastante intenso en el que se iban acercando algunas veces al borde de un lado y otras al otro. Ninguno de los dos quería ceder pero si querían continuar con aquella pelea un poco más no podían agotarse haciendo esas cosas.
Elina permitió que sus brazos cedieran mientras aún mantenía sujetas sus manos y ahora nuevamente fue su rodilla la que quiso impactar contra su pecho. Si lo conseguía soltaría sus manos para que la fuerza del golpe volviera a separar sus cuerpos. La verdad es que estaba siendo una pelea bastante interesante e intensa, estaba aprendiendo bastante de los movimientos de aquel chico y ella misma estaba esforzándose por moverse de forma distinta, por entrenar un poco. De vez en cuando era bueno enfrentar a gente que demuestra tener habilidades parecidas a las tuyas o tal vez por decirlo de algún modo, que demuestra que puede meterte en problemas.
— Es realmente impresionante, imaginaba que al ser tan pequeño no tendrías tanta fuerza, sin ofender, pero pareces bastante frágil con ese kimono — era la verdad, a primera vista el joven parecía una de esas muñecas de porcelana que los nobles de algunas islas o que los esclavistas colocaban en sus casas a modo de decoración. Pero había demostrado que era un tipo duro y la verdad es que estaba bastante emocionada con la idea de continuar luchando un poco más con él, le valdría como entrenamiento y para demostrarse a si misma que no estaba tan oxidada como ella pensaba.
Su rodilla impacto de forma correcta, pero en vez de ser en su espalda fue en su pecho, pues el muchacho se había girado para poder golpearla de vuelta. Elina se alejo un par de pasos de su adversario sintiendo algo de molestia en el pecho. Gruñó un poquito y cuando aquel chico quiso medir sus fuerzas con ella, la pelirroja tomo sus manos y ejerció toda la fuerza que pudo, los dos estaban en un mano a mano bastante intenso en el que se iban acercando algunas veces al borde de un lado y otras al otro. Ninguno de los dos quería ceder pero si querían continuar con aquella pelea un poco más no podían agotarse haciendo esas cosas.
Elina permitió que sus brazos cedieran mientras aún mantenía sujetas sus manos y ahora nuevamente fue su rodilla la que quiso impactar contra su pecho. Si lo conseguía soltaría sus manos para que la fuerza del golpe volviera a separar sus cuerpos. La verdad es que estaba siendo una pelea bastante interesante e intensa, estaba aprendiendo bastante de los movimientos de aquel chico y ella misma estaba esforzándose por moverse de forma distinta, por entrenar un poco. De vez en cuando era bueno enfrentar a gente que demuestra tener habilidades parecidas a las tuyas o tal vez por decirlo de algún modo, que demuestra que puede meterte en problemas.
— Es realmente impresionante, imaginaba que al ser tan pequeño no tendrías tanta fuerza, sin ofender, pero pareces bastante frágil con ese kimono — era la verdad, a primera vista el joven parecía una de esas muñecas de porcelana que los nobles de algunas islas o que los esclavistas colocaban en sus casas a modo de decoración. Pero había demostrado que era un tipo duro y la verdad es que estaba bastante emocionada con la idea de continuar luchando un poco más con él, le valdría como entrenamiento y para demostrarse a si misma que no estaba tan oxidada como ella pensaba.
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Era fuerte, eso tenía que admitirse. La forma en que ella lograba aguantar el empuje de Alpha era ejemplar. Ambos estuvieron en ambas oportunidades a punto de salir de la lona, pero al final siempre terminaban en el centro del cuadrilátero y el pelilargo ya estaba comenzando a perder el control.
“Ella es tan fuerte… ella es tan ágil y tan poderosa.” – El pequeño comenzaba a sonreír mirándola a los ojos, sus iris comenzaron a ponerse poco a poco blancas y las sombras comenzaron a cubrir su rostro. Un poco de aquella ansia de guerra se mostró. – Eres digna de mi Cien por ciento.
Aunque aquel rodillazo rápido por parte de la pelirroja hizo que este volviera en sí. Con un gesto en la mano pediría amablemente que se detuviera. Necesitaba respirar profundamente y calmar la mente. El joven rey estaba a tan solo un paso de pasar a su modo calor y todo el mundo sabe que solo los fuertes pueden detenerlo allí.
- El enteramiento ha terminado. – Dijo Alpha, dando un último suspiro.
- P-Pero señor, aun no se ha decidido la -
- ¡He dicho ha terminado! ¿Quieres ver arder el jodido Erebus?
Todos se pusieron cabizbajos y se encogieron de hombros. Todos conocían lo que ocurría si Alpha perdía el control y Moja no estaba en el barco para controlarlo. Alpha comenzó a cubrir nuevamente su torso con su vestimenta y se acercó a Elina para estrechar su mano. – Lo lamento, pero no quiero hacerte daño. – Dijo mirándole con mucha tristeza en los ojos, en serio no tenía intención de dañar a nadie aquí. – Sé que está mal no poner un desenlace a un combate pero ¿Crees que una cena o algo así arreglaría el asunto? Invita la casa.
De ella aceptar, Alpha haría los preparativos para que todo fuera digno de una gran guerrera. Un extenso menú buen preparado y grandes cantidades de bebida. Aunque claramente todos estarían presentes, todos los miembros del Erebus comían en las tabernas ubicadas en la Plaza de la Cerveza. Todos siempre cantando y festejando, como de costumbre.
- Bien, es momento de lo mejor. ¡Comer y beber!
“Ella es tan fuerte… ella es tan ágil y tan poderosa.” – El pequeño comenzaba a sonreír mirándola a los ojos, sus iris comenzaron a ponerse poco a poco blancas y las sombras comenzaron a cubrir su rostro. Un poco de aquella ansia de guerra se mostró. – Eres digna de mi Cien por ciento.
Aunque aquel rodillazo rápido por parte de la pelirroja hizo que este volviera en sí. Con un gesto en la mano pediría amablemente que se detuviera. Necesitaba respirar profundamente y calmar la mente. El joven rey estaba a tan solo un paso de pasar a su modo calor y todo el mundo sabe que solo los fuertes pueden detenerlo allí.
- El enteramiento ha terminado. – Dijo Alpha, dando un último suspiro.
- P-Pero señor, aun no se ha decidido la -
- ¡He dicho ha terminado! ¿Quieres ver arder el jodido Erebus?
Todos se pusieron cabizbajos y se encogieron de hombros. Todos conocían lo que ocurría si Alpha perdía el control y Moja no estaba en el barco para controlarlo. Alpha comenzó a cubrir nuevamente su torso con su vestimenta y se acercó a Elina para estrechar su mano. – Lo lamento, pero no quiero hacerte daño. – Dijo mirándole con mucha tristeza en los ojos, en serio no tenía intención de dañar a nadie aquí. – Sé que está mal no poner un desenlace a un combate pero ¿Crees que una cena o algo así arreglaría el asunto? Invita la casa.
De ella aceptar, Alpha haría los preparativos para que todo fuera digno de una gran guerrera. Un extenso menú buen preparado y grandes cantidades de bebida. Aunque claramente todos estarían presentes, todos los miembros del Erebus comían en las tabernas ubicadas en la Plaza de la Cerveza. Todos siempre cantando y festejando, como de costumbre.
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