Jace eigner
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Akuma no mi
Varios
Ahí nos encontrábamos en plena agua salada, con el sol en su punto para que nos pegase toda la luz encima y esperando que nos dieran de una buena vez algo de comer. Tal vez se pregunten porque estábamos tan mal en todo sentido y aun así nos quedábamos yo y mi compañera Zira en plena embarcación a la luz, si es que esto ya empezaba a caernos como la mierda… Pues la respuesta era bastante simple, era un requisito para el entrenamiento que nos había dado el hombre de la lanza, Albert para ser exactos…
Como siempre el tipo parecía tenernos algo de obsesión con molestar a los nuevos por alguna extraña razón, aunque esto fuera muy contrario a lo que había oído de él, dado que solía entender que le gustaban en todo tipo de misiones las dificultades y no sé qué tipo de dificultad veía en molestarme a mi o a ella con estos entrenamientos tan extraños y ataques sorpresivos. Fuese como fuese, teníamos que aguantar un buen rato parados mientras él iba a buscar alguna cosa, lo que me resultaba profundamente estresante después de todo tenia a la mujer que más me molesta de todo mundo al lado mío, en especial por los sobre nombres que me suele poner.
-Ah esto es cansador…- Me dije para mi mientras esperaba cansado sin poder sentarme mientras la luz del sol nos pegaba con toda la fuerza del mundo y el hambre hacia que se volviese irresistible la tentación de ir a cenar, pero las ordenes estaban para algo y con amenazas aún más había que seguirlas (Después de todo hasta Zira tuvo que seguirle el paso a eso, de una u otra manera), por lo que permanecí parado hasta que Albert paso por ahí llegando con dos tocones de madera que colocaría adelante nuestro y dejándonos dos armas bien desgastadas al frente.
-Bueeeeenoooo – Diría con una voz amistosa, despreocupada y sobre todo calmada –Ahora empieza su verdadero entrenamiento, deben partir ese tocón, aunque estén cansados con las espadas de ahí. – Explicaría dejándome atónito, el entrenamiento no era de mi tipo favorito y para variar debíamos hacerlo con hambre, no me quejaría después de todo. Sabia mantener la cabeza fría… Pero, se veía complejo… No habíamos cansado ya mucho anteriormente y por el hambre habíamos sucumbido rápido, parecía querer meternos en nuestros límites otra vez, lo que era ciertamente molesto, por lo que solamente intentaría hacerlo rápido, sin quejas, pero con algún suspiro de por medio.
Como siempre el tipo parecía tenernos algo de obsesión con molestar a los nuevos por alguna extraña razón, aunque esto fuera muy contrario a lo que había oído de él, dado que solía entender que le gustaban en todo tipo de misiones las dificultades y no sé qué tipo de dificultad veía en molestarme a mi o a ella con estos entrenamientos tan extraños y ataques sorpresivos. Fuese como fuese, teníamos que aguantar un buen rato parados mientras él iba a buscar alguna cosa, lo que me resultaba profundamente estresante después de todo tenia a la mujer que más me molesta de todo mundo al lado mío, en especial por los sobre nombres que me suele poner.
-Ah esto es cansador…- Me dije para mi mientras esperaba cansado sin poder sentarme mientras la luz del sol nos pegaba con toda la fuerza del mundo y el hambre hacia que se volviese irresistible la tentación de ir a cenar, pero las ordenes estaban para algo y con amenazas aún más había que seguirlas (Después de todo hasta Zira tuvo que seguirle el paso a eso, de una u otra manera), por lo que permanecí parado hasta que Albert paso por ahí llegando con dos tocones de madera que colocaría adelante nuestro y dejándonos dos armas bien desgastadas al frente.
-Bueeeeenoooo – Diría con una voz amistosa, despreocupada y sobre todo calmada –Ahora empieza su verdadero entrenamiento, deben partir ese tocón, aunque estén cansados con las espadas de ahí. – Explicaría dejándome atónito, el entrenamiento no era de mi tipo favorito y para variar debíamos hacerlo con hambre, no me quejaría después de todo. Sabia mantener la cabeza fría… Pero, se veía complejo… No habíamos cansado ya mucho anteriormente y por el hambre habíamos sucumbido rápido, parecía querer meternos en nuestros límites otra vez, lo que era ciertamente molesto, por lo que solamente intentaría hacerlo rápido, sin quejas, pero con algún suspiro de por medio.
Zira
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fuerza
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Precisión
Intelecto
Agudeza
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Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Zira era una persona con una amplia resistencia, podía pelear y entrenar durante horas, pero de verdad se encontraba cansada en esta situación, aún así podía dar un poco más. El problema era que no soportaba a su compañero, no le agrada la gente que no le pone ánimos a la vida y este se pasaba, se sentaría en la orilla dejando que el agua la moje para refrescarse. –Eh, condón humano, ven y siéntate así te refrescas. –Le sugeriría con sus modos de siempre pero a fin de cuentas su intención era buena, no quería que el ambiente esté incómodo, mínimo buscaba tener una conversación con él. Le miraría con seriedad, no le gustaba que sea tan introvertido, a este punto prefería pescar antes de estar más tiempo con él. –Si le pusieras más ganas a la vida, tal vez podríamos llevarnos bien, pero mientras tanto serás el condón humano. –Le dijo con sinceridad, no tenía pelos en la lengua cuando era sincera, de verdad quería llevarse bien con él, pero si el tipo no colaboraba ella menos.
Ya había pasado un buen rato desde que se fue el lancero, ¿cuánto tardaría en volver? Zira ya se impacientaba, podía ser refrescante estar sentada allí, pero tener el culo mojado no lo era tanto, ella quería pasar una linda noche con el capitán, pero esto le arruinó los planes. De todos modos, entrenar era lo suyo y quería volverse fuerte para serle útil a la tripulación, al contrario que el anterior grupo con el que estaba, este sí que tenía el listón muy alto. Se quitaría las coletas y juraría todo su cabello en una sola coleta, era más cómodo para ella en este momento, sin embargo no le gustaba como le quedaba, pero eso era lo de menos ahora, el hambre la estaba matando al igual que a Jace.
Fue entonces que llegó el maldito lancero con dos tocones de madera y dos espadas, al menos tuvo la amabilidad de traerle una katana a Zira, aunque esté desafilada. –¿Me estás puto jodiendo? –Diría ya con algo de molestia en su tono, le tocaba seguir esforzándose incluso estando cansada, si bien estaba molesta, no iba dar un paso atrás. –Ya verás. –Tomó la espada del suelo y lanzó un fuerte corte descendente hacia el tocon, pero este resistió el golpe haciendo rebotar la espada. –¿Eh? Puto tronco de mierda… TE HARÉ PAPEL Y ME LIMPIARÉ EL PUTO CULO CONTIGO. –Ya se le notaba furiosa, golpeando aquel resistente tocon con todas sus fuerzas una y otra vez mientras gritaba del enojo.
Ya había pasado un buen rato desde que se fue el lancero, ¿cuánto tardaría en volver? Zira ya se impacientaba, podía ser refrescante estar sentada allí, pero tener el culo mojado no lo era tanto, ella quería pasar una linda noche con el capitán, pero esto le arruinó los planes. De todos modos, entrenar era lo suyo y quería volverse fuerte para serle útil a la tripulación, al contrario que el anterior grupo con el que estaba, este sí que tenía el listón muy alto. Se quitaría las coletas y juraría todo su cabello en una sola coleta, era más cómodo para ella en este momento, sin embargo no le gustaba como le quedaba, pero eso era lo de menos ahora, el hambre la estaba matando al igual que a Jace.
Fue entonces que llegó el maldito lancero con dos tocones de madera y dos espadas, al menos tuvo la amabilidad de traerle una katana a Zira, aunque esté desafilada. –¿Me estás puto jodiendo? –Diría ya con algo de molestia en su tono, le tocaba seguir esforzándose incluso estando cansada, si bien estaba molesta, no iba dar un paso atrás. –Ya verás. –Tomó la espada del suelo y lanzó un fuerte corte descendente hacia el tocon, pero este resistió el golpe haciendo rebotar la espada. –¿Eh? Puto tronco de mierda… TE HARÉ PAPEL Y ME LIMPIARÉ EL PUTO CULO CONTIGO. –Ya se le notaba furiosa, golpeando aquel resistente tocon con todas sus fuerzas una y otra vez mientras gritaba del enojo.
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