Arashi no Kyoudai vs La Estrella Oscura

Reglas del combate:

*Salto de turno a los jugadores: cada 72 horas.
*Salto de turno a la moderación: cada 24 horas tras haber respondido todos los participantes (Katharina, Ivan, Xandra, Kaya, Inosuke Zane, Therax, Marc).
*Comienzan los jugadores.

«Lo que me faltaba…, moralistas de la nueva escuela. Si mi difunto padre levantara la cabeza…», pensó para sí mismo, suspirando.

—Desacertado es que asumas que una relación sexual no es entre iguales —le replicó el pelirrojo, negando decepcionado con la cabeza—. Pero eres un abuelete criado en otras costumbres algo más rancias, en la que el varón daba más que recibía —le guiñó un ojo al anciano, sonriendo con la arrogancia tan irritante que le caracterizaba—. Así que no te lo tendremos en cuenta, ¿verdad, Macho? —Le levantó el pulgar al Shishiano, para luego dirigir su vista rápidamente hacia la muchacha, clavando sus heterocromados ojos sobre los de ella—. Entonces no nos conocemos, ¿no? —le preguntó de nuevo—. Es un alivio. ¿El por qué? Te lo responderé cuando todo acabe.

La isla entera se iluminó de golpe, aunque sin llegar a ser tan perjudicial como para cegar a cualquiera de los presentes, para luego, casi de forma inmediata, escucharse un estruendo que hizo temblar las entrañas del mismo planeta. Fue una sacudida tan grande que pudo escucharse el llorar de los animales salvajes, haciendo que Zane, casi de forma instintiva, hiciera brotar sus alas y se elevara unos pocos metros sobre el suelo. Algo en su interior le decía que el peligro se acercaba con más premura que hacía unos segundos, algo que el mismísimo monte Fuji dejó claro, pues tras muchos años inactivo comenzó a expulsar el magma que yacía bajo su interior, expandiéndose en sus alrededores.

Sin embargo, en ese momento no podía permitirse el lujo de preocuparse por eso, si no de erradicar el mal que estaba cerniéndose sobre la isla desde hacía semanas, de terminar con los actos de la Estrella Oscura. Los cuales, haciendo un uso combinado de sus habilidades, devolvieron el mar de queso que Marc les había enviado

Zane se elevó unos pocos metros más, mientras que su tercero de abordo hacía algo para detener el avance del queso. Descendió un poco y alzó la voz:

—¡Therax, Marc! —llamó la atención de sus compañeros de banda—. Quizás tengamos que replantearnos la regla número uno con estos tipos —les dijo, para luego centrarse en lo que tenía en frente.

La banda se había cimentado sobre una serie de normas que rara vez cumplían, pues todo eran libre de hacer su camino sin que nada los obstaculice. Sin embargo, había una de ellas que siempre estaba vigente: no ir a matar. Eran piratas, gente que quería hacer lo que quería, cuando quería y sin que nadie les dijera como hacerlo, pero eso no implicaba que fueran asesinos. ¿Qué el propio Zane tenía decenas de muertes a sus espaldas? Sí, porque para él era distinto matar a alguien que dejarlo morir. Aunque en ese momento estaba replanteándose si seguir o no la norma autoimpuesta.

«Tienen la ventaja numérica. Eso está claro» —pensó el emperador para sus adentros—. «Y parece que se complementan bien entre ellos. Separarlos sería una buena opción, pero tampoco me hace gracia tener que dejar a Therax y Marc solos. Respecto al trabajo en equipo podríamos hacer eso…, pero no creo que sea el momento aún» —continuó reflexionando en su fuero interno—. «En orden nos encontramos, de izquierda a derecha a: el risitas, el anciano, la morena, el amante del tequila y el bigardo… Está bien. Entonces haré eso» .

Al mismo tiempo que discurría en su cabeza, el cuerpo del pelirrojo aumentó de tamaño, volviéndose más alto, más corpulento y más… ¿fogoso? Sí. Su cuerpo se había envuelto de plumas carmesíes que emanaban puro fuego de forma continua, pareciendo que estaba completamente envuelto en un manto de llamas que quemaban por contacto. Era un calor demasiado fuerte para alguien que no estuviera acostumbrado el mismísimo fuego del infierno.

—Qué empiece el juego, sonrisitas —le dijo a Henry—. Es hora de que sientas el poder de el Rey del Sur.

Llevó su férrea voluntad a las hojas de sus nuevas espadas, tornando su hoja de color negro metalizado, y se impulsó hacia sus contrincantes. Trazó una pequeña curvatura en su vuelo, tratando de posicionarse entre Henry y el anciano. En cuanto estuvo a punto de llegar, agitó su ala derecha, girando sobre su propio eje y formando un pequeño torbellino de llamas a más de mil grados a su alrededor, tratando de hacer daño a ambos —y cualquier enemigo que estuviera lo suficientemente cerca—. Casi de forma simultánea, trazó una diagonal ascendente sobre Henry, apuntando a su torso, seguido de un movimiento horizontal sobre el segundo, dirigido a su pecho, haciendo que con cada movimiento se creara de forma indirecta una onda cortante, mediante la cual también desplazaría su fuego.

Resumen:

Para enorme sorpresa de Marc el tipo del extraño sombrero saltó sobre Blackhole y, poniendo las manos ante su tsunami de queso, lo detuvo por completo comprimiéndolo en una extraña esfera. El semigigante no sabía qué clase de loco poder era aquel, pero si de algo estaba seguro era de que algo así solo podía corresponder a la habilidad de una fruta del diablo. No era extraño que aquellos tipos, o al menos varios de ellos, fuesen usuarios dado el nivel de poder que parecían poseer, pero era cierto que el cocinero no había visto nunca nada que detuviera con tanta facilidad la inmensa cantidad de queso que les había lanzado.

Entonces un temblor sobrecogedor recorrió el mundo. La estela que recorría los cielos había desaparecido, y en su lugar una extraña pero no especialmente densa nube negra cubrió el ambiente, oscureciendo el sol. El corazón de Marc se llenó de inquietud. ¿Qué sería aquello? ¿Era obra de la Estrella Oscura o tenía por el contrario que ver con aquella bola de fuego celestial? ¿Habría impactado por fin en la tierra?

Acto seguido, sin darles más tiempo para pensar en lo que acababa de ocurrir, sus adversarios se prepararon para atacar. Blackhole creció hasta alcanzar unas proporciones aún más grandes que las del propio Marc. Después pateó la esfera con tanta fuerza que la partió por la mitad, al tiempo que el tipo que la había creado levantó los brazos. En ese instante la esfera se deshizo, devolviendo el queso a su forma original. Este comenzó a avanzar ahora hacia los Arashi, en una devolución del ataque que el grandullón les había lanzado previamente.

Sin embargo el espadachín no estaba preocupado. El queso no le haría daño a él ni a sus amigos, pues obedecía a sus designios. Él lo manejaba a su voluntad, y podía por tanto alterar su trayectoria, darle nuevas formas y utilizarlo para lo que quisiera. De ese modo detuvo el avance de la ola de queso, y poco después comenzó a dar forma a ciertas zonas de la misma. Ocho figuras humanoides, cubiertas con cascos y armaduras y armadas con espadas, hicieron acto de presencia. Eran los gorgonzoldiers, los orgullosos y poderosos soldados de queso.

- Ahora volvemos a tener superioridad numérica. - Comentó Marc a sus dos amigos.

Era consciente de que ninguno de aquellos soldados podía rivalizar con él mismo en combate por separado, pero juntos suponían una fuerza considerablemente mayor que el propio Marc. Cuatro de los soldados se encararían con la mujer de piel morena, y los otros cuatro con el anciano. Organizados en grupos como esos resultaban unos oponentes formidables, contra los que seguramente incluso los miembros de la Estrella Oscura tendrían muchos problemas.

Hecho esto, y sabiendo ahora que los ataques hechos de queso no servían contra el tipo del sombrero gracioso, el semigigante desenvainó su espadón. El filo de Kotai-Hi brilló incandescente mientras el semigigante trazaba un arco. Una enorme onda cortante nació de él y avanzó a gran velocidad hacia su oponente. Más le valía ser capaz no solo de concentrar sustancias en espacios pequeños, sino de soportar inhumanamente bien el calor. De lo contrario el fuego que ardía en el interior de Kotai-Hi, y que se manifestaba también en las ondas cortantes lanzadas con ella, iba a resultarle imposible de superar.

Resumen:

Por algún motivo que no terminaba de comprender el pelirrojo había optado por asignarle la tarea de eliminar a la mole de músculo que se habían topado en el camino. Era alguien a quien Zane se había enfrentado en el pasado con un resultado poco deseable cuanto menos, y habitualmente prefería zanjar sus asuntos por sí mismo. Que en ese caso hubiese optado por legarle a él esa función revelaba el poder ofensivo de aquel sujeto.

Y hablando de él, tras la colosal sacudida que lo había agitado todo y el renacimiento del monte Fuji, Blackhole había asumido unas dimensiones difíciles de imaginar para una persona normal y corriente. Therax trazó un único corte con Byakko, generando una onda cortante que colisionó con las dos que le habían sido devueltas. Éstas se deshicieron en un mar de chirridos de acero, momento que el rubio aprovechó para observar lo que sucedía bajo sus pies. Aquellos tipos habían reaccionado a sus ataques actuando juntos. En casos como aquél el resultado de la suma de las habilidades de todos ellos sería mucho mayor que cada una de ellas contempladas por separado, fueran cuales fuesen, así que si querían poder salir adelante deberían hacer algo similar.

Aún en las alturas, siguió los movimientos de Zane y creó una ráfaga de aire circular en cuanto se posicionó entre los adversarios. Ésta rodeó al pelirrojo, expandiéndose cual onda expansiva con todo el poder que el espadachín pudo transmitirle en ese momento para aumentar el poder ofensivo del envite del pelirrojo. Marc había decidido que sólo él podía jugar con su queso, así que por el momento no necesitaría ayuda por su parte. Con esas dos posibilidades tachadas de la lista, sólo que le quedaba encargarse de que Blackhole tuviese algo que hacer más allá de intentar aplastar.

El viento sopló en torno a él mientras se posicionaba justo sobre la figura del grandullón, aproximadamente a cinco metros sobre él. Éste se condensó hasta formar masas de aire tan sumamente concentradas que su forma recordaba a la de dos águilas que volaban en torno a él. A un movimiento de su espada, las aves se lanzaron en picado y trazando sendos bucles perfectamente sincronizados. El viento que las conformaba liberada un agudo sonido que recordaba al chillido de las aves rapaces y, una vez alcanzaron la posición de Blackhole, intentaron desgarras sus rodillas con sus picos y alas.

Mientras tanto, Therax colocó ambos sables en paralelo, uno muy cerca del otro, y trazó un único corte descendente que nació en medio del vendaval más violento que pudo desatar. Una colosal onda cortante impulsada por una feroz corriente de viento descendió en picado sobre el enemigo, encarnando sus intenciones de alcanzar su cabeza y provocar todo el daño posible.

- Pero güey -dice Macho-, nadie ha dicho nada de iguales, eso lo dises tú porque no lo estabas hasiendo y tratas de salvar el tipo. Además, mijo, te está disiendo que que sea una mamasita no significa que te la hayas chingado, que es lo que tú asumes...

Una vez el combate comienza, sin embargo, todo se vuelve un poco caótico. El ataque de Blackhole y la devolución de la onda de Therax son fácilmente contrarrestadas, y ellos se preparan para el contraataque. Sin embargo, se ven bastante tranquilos frente a vuestra composición, y cuando la ofensiva comienza empieza su espectáculo.

- ¡Blackhole! -exclama Henry cuando ve a Zane volando contra él, y este salta mientras agarra del brazo a la mujer.

Aunque resulte contraintuitivo, parece que es ella la que está tirando de la mole -o por lo menos la que está consiguiendo que se mueva a una velocidad insana- para interponerse en el ataque del pelirrojo. Podéis escuchar su respiración fuerte, como un jadeo, al tiempo que Dark Matters se aferra a Henry y con un toque sobre la espalda de Blackhole se aleja varios metros. El fuego, igual que la primera vez, Zane, parece apagarse ante él, y parece que cuesta más respirar cuando eso sucede.

Sin embargo, tanto Therax como tú podéis daros cuenta de que tanto vuestras ondas como vuestras hojas -en el caso de Zane- parecen acelerar a medida que se acercan a él, que recubre por completo todo su cuerpo de Haki. Aun así podéis percibir que en algunos lugares se ha producido, si bien no sangre, alguna clase de hinchazón. Sobre todo en el centro de su abdomen, donde le han impactado tanto el golpe de Zane como la gran onda de Therax, la cual ha evitado a duras penas que impactase sobre su nuca y ha recorrido desde su hombro hasta casi su ingle.

Brown Dwarf por su parte ni se preocupa. Cuando la hoja del pelirrojo llega tal vez sea que está ya muy debilitada la fuerza tras el encontronazo con el gigante o que él es muy poderoso, pero la frena con un dedo. Tampoco parece molestarse con el palpable incremento de la temperatura, si bien casi parece divertido cuando los soldados de queso se carbonizan a los pocos segundos por el millar de grados que ha provocado el pelirrojo.

Marc... Los cuatro soldados que has enviado contra Dwarf arden hasta carbonizarse al estar expuestos a una temperatura tan elevada. Sin embargo, los cuatro que buscaban a Matters siguen yendo a por ella. Esta, sin embargo, no parece preocupada, y cuando te lanzas a por el MACHO puedes darte cuenta de dos cosas: La primera es que la onda cortante se desvía sobremanera hacia Blackhole. La segunda es que a pesar de obviamente no darle el MACHO sale disparado hacia atrás un par de metros e impacta de espaldas contra el suelo, retorciéndose de dolor de la forma más varonil posible.

- ¡Ay la madre de la chingada! -grita-. ¡Árbitro! ¡Árbitro!

Si dejáis de prestarle atención un momento podréis ver que se ha levantado y vuelve a mantener una pose viril y heroica. Mientras tanto, sus compañeros no pierden el tiempo: Blackhole recupera su posición y bufa, atendiendo a cualquiera de vuestros movimientos. Por su parte Dark Matters ha recogido algunas piedras del suelo y estas salen disparadas con tanta fuerza que podéis ver, después de que estas impacten, la poderosa onda de choque que están levantando. Henry por su parte sigue sacando papel del interior de su esmoquin.

- Big Rip -escucháis decir a Matters de manera casi instantánea. Cuando lo hace, cada piedra que ha lanzado explosiona en cientos de bolitas de grava. Nada peligroso, si no fuese por su velocidad. De hecho, una ha golpeado en Blackhole y le ha hecho un arañazo que sangra ligeramente.

Al mismo tiempo Henry estira dos enormes papeles y libera potentísimas ondas cortantes que seguramente os suenen: Son exactamente de la medida que era el fragmento que frenó con un papel antes, pero con la diferencia de que estas son completamente negras. Y... Sí, cuando se van acercando a Black Hole podéis ver que se curvan hacia él y ganan cada vez más velocidad, pero en el último momento da un enorme salto para evadirlas y, aunque estas tratan de curvarse no es suficiente para perseguirlo. Sí para dirigirse contra Therax y Zane.

Finalmente Blackhole aterriza junto a Macho, y lo lanza con un manotazo mientras este se va haciendo más y más pequeño, aunque por cómo comba el aire no parece precisamente ligero, acompañado de ráfagas de aire que se rompen a su paso, para cuando está a punto de llegar a donde busca la cara de Marc, trata de asestarle un puñetazo con todas sus fuerzas.

Curiosamente Blackhole parecía ser la pieza central del engranaje grupal de la Estrella Oscura, y no solo sus compañeros orbitaban continuamente en torno a él, sino que incluso parecía ejercer un efecto sobre los ataques que se lanzaban hacia ello. Como si ejerciera una fuerza de atracción hacia ellos, algo similar a la gravedad de la tierra. Tal vez eso fuese alguna clase de habilidad otorgada por una fruta del diablo. Al menos a Marc le parecía una opción cuanto menos plausible.

El MACHO cayó hacia atrás mientras emitía un sonoro quejido pese a que la onda cortante lanzada por el grandullón se desvió hacia Blackhole y ni siquiera le rozó, protagonizando un momento casi cómico. Sin embargo pronto se levantó. El gigantón aterrizó junto a él y lo lanzó hacia el cocinero como si de un proyectil se tratara. El hombre fue haciéndose cada vez más pequeño, comprimiéndose como previamente había hecho con el tsunami de queso lanzado por Marc. Sin embargo parecía no solo no volverse más ligero, sino hacerlo casi hasta más pesado por cómo el aire se combaba a su paso. Cargó el puño con intención de golpear con él al espadachín, que no obstante estaba preparado.

Cuando el tipo del sombrero casi se encontraba ya sobre él el semigigante levantó su mano izquierda, con lo que un grueso muro de queso se alzó a gran velocidad desde el suelo y se interpuso entre ambos. Un brillo negro lo cubría, mostrando el poder de la voluntad del semigigante. Seguramente aquello podría detener aquel ataque, o cuanto menos restarle gran parte de su fuerza.

Si el MACHO no lograba sobrepasar su muro de queso, tras el impacto el semigigante lo derretiría al tiempo que se lanzaba sobre él dispuesto a asestarle un golpe descendente con toda su fuerza con Kotai-Hi, cubierta por la misma armadura azabache que había protegido su muralla láctea. En caso de que no fuera suficiente para detenerle, en cuanto el queso se agrietara el cocinero se abalanzaría de igual manera sobre su adversario, cuya acometida con toda probabilidad habría sido considerablemente ralentizada y debilitada.

Resumen:

Lo cierto era que a Zane le encantaba el acento Shishiano, tanto que se planteaba pedirle a MACHO pedirle que se uniera a la banda si los astros se alineaban y era el único miembro de estrella oscura superviviente de aquella contienda. No obstante, tal y como estaban yendo las cosas… eso se iba a quedar en un pequeño pensamiento, un deseo situado en lo más profundo del corazón del pelirrojo, que ansiaba tener una banda variopinta y singular. «Aunque siempre puedo ir y conquistar la isla», se dijo, momentos antes de que Blackhole se desplazara a una velocidad excesiva para impedir su acometida.

Por lo que parecía, al verlo con sus compañeros, Blackhole parecía ser el eslabón más fuerte de aquella cadena, pues para impedir su ataque lo habían desplazado de alguna forma. Eso hizo ver al pelirrojo que, o bien el resto no quería luchar para no desgastarse, o bien que no eran lo suficientemente fuertes como para enfrentarse de tú a tú a él. Sin embargo, ya habían bloqueado una de sus ondas cortantes con facilidad usando simples papeles. Todo era complicado, aunque eso no implicaba que fuera imposible derrotarlos a todos.

Su respiración pareció cortarse durante un breve instante, en los que sus espadas parecían estar siendo absorbidas por su gigantesco amigo de poder extraño. En su cuerpo, del mismo modo, aparecieron pequeñas hinchazones. ¿Heridas externas? Era probable.

Cuando se alejó, la joven morena lanzó un centenar de piedrecitas que avanzaban a gran velocidad. Ante eso, el pelirrojo extendió una barrera de haki con suficiente fuerza como para tratar de pararlas, no obstante, alguna de ellas sobrepasó su defensa y rozó su hombro, haciéndole un rasguño del cual comenzó a emanar un hilo de sangre. Casi de forma simultánea, su gran nuevo amigo Henry hizo emerger de sus papeles algunas ondas cortantes, cuya velocidad aumentó al curvarse sobre Blackhole. Para defenderse de eso optó por la opción más simple: elevarse en el aire. Pese a que su velocidad aumentó, pudo preverlas con cierta maestría, después de todo estaba cansado de usarlas y entrenar junto a Therax combinaciones extrañas. ¿Y hablando de Therax…?

—¡THERY! —alzó la voz—. ¡POLLO ASADO NÚMERO UNO!

Dicho aquello, al mismo tiempo que Therax creaba una barrera de aire alrededor de Estrella Oscura —A excepción de MACHO, pues Marc se estaba divirtiendo con él— se posó sobre ellos, y haciendo gala de una de las habilidades de su forma El Rey del sur, se deshizo de todas sus plumas, las cuales podían expandirse hasta un máximo de veinte metros, aunque en ese caso tan solo lo haría a la mitad. No obstante, con la ayuda de la barrera que debía crear de su segundo de abordo concentraría dichas plumas en un radio bastante inferior, concentrándolas y haciéndolas explotar para crear un mar de llamas a más de mil grados centígrados, del cual esperaba que sus contrincantes no pudieran escapar y salieran todos heridos. La posibilidad de que Blackhole las absorbiera estaba ahí, pero una masa de fuego tan grande iba a ser complicado incluso para él; o al menos así lo creía Zane.

Y sí, durante un breve instante no tuvo plumas, pero eso no fue un problema. Aprovechó el poco tiempo que tardaban en emergerle su nuevo plumaje para cobrar velocidad y de esa manera irse directo hacía Blackhole y atacarle con un plus de potencia. Si se servía de la velocidad adquirida y sus espadas endurecidas con haki de armadura, tal vez podría golpearlo con tanta fuerza como para hacerle una herida curiosa en la cabeza.  «Si lo dejo inconsciente se acabó», se dijo, pensando en eso como una venganza poética.

Resumen:

Su onda cortante no había tenido ni de cerca el efecto que había buscado, pero tampoco podía sorprenderse. No en vano aquel tipo había sido capaz de plantarle cara a Zane frente a frente. Volvió a la realidad en el mismo instante en que una andanada de proyectiles se abalanzaba sobre él. El viento sopló a su alrededor, alcanzando una velocidad inusitada en un abrir y cerrar de ojos y deteniendo o desviando los proyectiles que amenazaban con herirle.

No obstante, aquel no era el único ataque destinado a dañarle. Una onda cortante oscura como la misma noche y desviada por nada más y nada menos que Blackhole segaba el aire mientras devoraba la distancia que le separaba de él. El negro tiznó los filos de Byakko y Yuki-onna mientras Therax aguardaba el momento preciso; ése en que demostraría al enemigo que ni él ni sus aliados darían un paso atrás en ningún momento, que no importaba con cuánta fuerza atacasen, porque siempre estarían ahí para detenerles.

Y así lo hizo: sus sables se interpusieron en la trayectoria de la onda. Del lugar donde se produjo la colisión comenzó a manar un sonido agudo que intentó morder los tímpanos del rubio, mas no se amedrentó y, con un acompasado giro de su cuerpo, lanzó la onda cortante hacia el cielo.

Cuando volvió a detener su mirada en los demás, comprobó que Marc planeaba hacerse cargo del Macho en un uno contra uno mientras Zane comenzaba a tramar una de sus peliagudas ideas. Peliaguda porque, como de costumbre, en el momento en que un mínimo detalle saliese mal, la situación podría irse al garete de forma irremediable. Pero ¿cuándo había dudado el rubio de las estrategias bélicas de su capitán? Vale, muchas veces, pero siempre había estado equivocado. Tal vez fuese el momento de darle una oportunidad sin rechistar.

En cuanto escuchó las palabras que salieron de sus labios supo lo tenía que hacer. El viento sopló con furia en torno al enemigo, pero no lo hizo de forma anárquica o aleatoria. Por el contrario, cada brizna de viento del naciente huracán con el que pretendía cercarlos formaba parte de una corriente de aire perfectamente dirigida. El suzaku ardiente se convirtió en un pollo desplumado, de forma que muchas de sus plumas pasaron a incorporarse a la estructura del tornado. Las llamas pasaron a teñir de rojo la invisibilidad del vendaval, que comenzó a cerrarse a una elevada velocidad.

Therax sabía a la perfección que el pelirrojo no se contentaría con eso. Tanto era así que su voluntad le advertía de su posición y le permitía intuir sus intenciones. Fue por ello que manipuló el aire de manera que no afectase a la trayectoria del Descamisetado, asegurando -o intentándolo- que emergería del tornado de fuego como un alado portador de la muerte.

Resumen:

Marc, notas de pronto una sensación extremadamente dolorosa en tu muslo mientras tratas de defenderte del MACHO, y si miras hacia ahí podrás ver, hundida en el suelo, una pequeña piedra ensangrentada. Te cuesta apoyar la pierna, y aunque seguramente cierre antes de que caigas, sangra profusamente. Por su parte un diminuto MACHO impacta contra la muralla de queso, ejerciendo tanta presión en este que simplemente revienta. No quiebra, no. Revienta violentamente, y evita la hoja con un muy pequeño -y pesado- salto, para en el momento en que la hoja pasa rozando por su lado crecer de golpe hasta su tamaño normal, tratando de pisar la hoja durante un instante y encajar un gancho al estómago del semigigante. Sus puños van, ahora, envueltos en un fulgurante brillo negro.

Therax, Zane... Parece que la idea es afortunada. Cogéis de improviso a la Estrella, que resta importancia a un muro de viento y plumas hasta que las lenguas de fuego empiezan a surgir como si se tratase de una tormenta solar. Blackhole intenta repetir el truco anterior, respirando profundamente hasta que las llamas comienzan a formar hilos incandescentes que van orbitando a su alrededor, pero eso no evita las consecuencias para sus compañeros. Si os fijáis bien, Henry se ha tirado en el suelo cuerpo a tierra, mientras Matters lo cubre en posición de puente usando como base sus hombros y pies. La postura sugerente de la mujer podría llegar a excitar al décimo noveno pelirrojo más sexy del mundo si no fuese porque algo no está funcionando del todo bien. Y es que, de alguna forma, tras la explosión inicial parece que veis una imagen estática de Matters y Henry, totalmente esférica, y las llamas mientras giran alrededor de Blackhole parecen elevarse respecto a esa posición.

Cuando todo termina, sin embargo, podéis ver que el traje de Henry está quemado, y si bien solo Matters tiene una mano enrojecida -y parte de la cara- ambos jadean como si se hubiesen quedado sin aliento. No obstante, el anciano sigue tranquilo sin inmutarse al lado de Blackhole, mirando con curiosidad todo lo que sucede.

- Parece que son persistentes estos jovenzuelos -oís que le comenta al coloso negro, aunque solo recibe un gruñido por respuesta-. Tal vez debería hacer algo yo.

Otro gruñido, y Blackhole finalmente expira. Se siente como una bocanada de viento cálido, casi ardiente. Os mira, como los demás, con cierta furia. Matters se divierte, eso sí, y Henry apunta con una mano hacia vosotros. Se ilumina y, en un par de segundos, la hace descender. Tras eso saca una hoja de papel gigante de su traje -¿aún le quedan?- y, una vez estirada, salen contra vosotros un Therax y un Zane exactamente iguales a vosotros en este preciso instante. En escala de grises, eso sí.

- Quintaesencia -dice Matters, y la velocidad que podían tener parece aumentar exponencialmente, abalanzándose contra vosotros para haceros a cada uno vuestra copia un tajo que cruce desde la cadera hasta el pecho.

Al mismo tiempo, si bien parece que Blackhole no tiene ningún daño visible, se tambalea ligeramente y da un par de pasos hacia atrás, aunque esto parece acercarlo más al resto de sus compañeros y mantiene la postura sin mucha complicación.

Encajáis de lleno los golpes de vuestros oponentes. Marc, el puñetazo de MACHO se te hunde en el pecho y te revienta varias costillas antes de lanzarte volando. Es probablemente lo más doloroso que hayas experimentado en mucho tiempo, y probablemente te resulte difícil levantarte ahora. Therax, Zane... Vosotros también estáis en apuros. Si bien seguramente el Suzaku no tenga muchos problemas en curarse más adelante, lo cierto es que las hojas se han hundido en su carne casi hasta la columna, mientras que la cruz que traza te deja hecho polvo el pecho. Seguramente eso deje cicatriz.

Blackhole da un paso adelante hacia vosotros, tan pesado que el suelo parece temblar bajo sus pies, pero se detiene ante la voz de Henry:

- ¡Alto! -ordena-. Si le haces algo Él estará muy disgustado.

- Pero sus polluelos... -protesta Blackhole, apretando los dientes.

- ¿Tú cómo reaccionarías si matasen a tus amigos delante de ti? Déjalos vivir; total, ya no necesitamos Wano.

Refunfuña por un instante, pero al final todos se dan la vuelta, y sin que podáis evitarlo, se marchan. Zane, seguramente podrías tratar de seguirlos, pero entonces... ¿Qué sería de tus compañeros?

Su improvisado ataque en equipo no había salido como el pelirrojo tuvo en mente, pero sí había funcionado para, en apariencia, desgastar a algunos de los miembros de estrella oscura. Therax, como era normal, no le había defraudado lo más mínimo, y fue capaz de crear un colosal muro de contención con el aire que era capaz de controlar. ¿Qué le hubiera gustado calcinar a alguno de ellos? Sí, pero a cambio había obtenido unas buenas vistas que, de una vez por todas, confirmó que no conocía a esa morena. Un D. Kenshin podía olvidar una cara, pero jamás un buen culo.

El anciano estaba demasiado tranquilo, mientras que Blackhole parecía haberse tambaleado durante un breve instante. Observaba al bigardo renegrido con el entrecejo fruncido, pensando de nuevo en cual era su poder y como derrotarlo. Si algo había comprendido era que consistía en absorber, y por la forma en la que había actuado parecía tener un límite. «¿Pero cuál es ese límite?», se preguntó Zane, pensando en que la combinación de viento y fuego de Therax y él respectivamente era la clave para mandarle lejos del mundo de los vivos; o en su defecto en una habitación junto a Krauser soltando baba por la comisura de la boca.

No obstante, en ese preciso instante no podía estar pendiente de Blackhole, pues del cuerpo de Henri emergió una gigantesca hoja de papel, del cual surgieron dos figuras, a escala de grises, completamente idénticas a ellos. Eran dos copias exactas del propio Zane y de Therax tal y como estaban en ese preciso instante. Eso le hizo preguntarse una cosa: ¿también tendrían las habilidades que poseían en ese momento? Porque de ser así tendrían cierta ventaja sobre ellos, al menos en teoría. Matters aumentó la velocidad de las copias, reduciendo la distancia que los separaba demasiado rápido. Las espadas de las copias atravesaron sus cuerpos, causándole heridas que de no ser por su absurda resistencia física y el poder de su fruta del diablo, seguramente, habría perecido.

Sus ojos rasgados se tornaron de blanco y su cuerpo se agrandó de sopetón, curando sus heridas aún a más velocidad. Había vuelto a usar su despertar. Eso le iba a dejar muy cansado después, pero era la única forma de intentar acabar con toda estrella oscura de golpe. «A grandes males…, grandes remedios», se dijo, pero entonces se fijó en Therax y Marc. El primero tenía una herida que debía ser tratada de golpe, mientras que el segundo tampoco se encontraba en condiciones.

Blackhole parecía que quería rematarlos, pero Henri lo paró de golpe. A regañadientes el gigantón accedió, pues ese tal El aún continuaba queriéndolo con vida. Zane miró a Henri, y asintió con la cabeza con agradecimiento. Tras eso, se aproximó hacia Therax y puso su cuerpo bocarriba con delicadeza. Inmediatamente, fue a por el cuerpo de Marc, colocándolo al lado del del rubio.

—Aguantad —les decía Zane, concentrando sus llamas curativas sobre sus cuerpos. La gravedad de las heridas de Therax eran superiores a las de Marc, al menos en apariencia. La sangre era muy escandalosa, pero un espadazo como ese era grave. Zane se sentía culpable por el estado de sus compañeros—. Eso es mi culpa… —pensó en voz alta.

La cara de Marc fue la primera en parecer placentera, tornándose de nuevo de ese color sonrosado tan característico de él. Las heridas de Therax, en cambio, tardaron más en curarse y, al igual que en su caso, el ataque de sus copias les iba a dejar una bonita cicatriz que ni su poder iba a poder quitarle.

Pasados unos minutos, Zane volvió a su forma humana y se quedó sentado junto al cuerpo de sus compañeros completamente agotado, esperando que se despertaran para irse de allí. Al fin de cuentas, no sabía en que lugar se encontraba la base en tierra. Y mientras observaba el cielo de la isla, a su mente volvía el pensamiento que más le quemaba por dentro: El paradero de su mujer y sus hijos.

Resumen: