Chrom V. Haddi
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Akuma no mi
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Había llegado a una isla muy rara, desde la costa podía visualizar un árbol enorme que cubría todo el territorio, comencé a cuestionarme si realmente esto se podía denominar una isla o era más bien simplemente un pino gigante puesto ahí porque sí. “Debo conseguir un navegante” pensé, así no tendría que estar vagando de isla en isla sin saber realmente a dónde iría. El clima era horriblemente frio, unas ventiscas como nunca antes había sentido soplaban por toda la costa y la nieve cubría la arena de la playa; mi vestimenta me cubría pobremente del frío, apenas llevaba una chaqueta que evitaba que muriera de hipotermia.
Dando pequeños saltos de frío, decidí abrirme paso entre las plantas que cubrían los alrededores de aquel gigante pino, quizás en algún lugar del pino podría encontrar un asentamiento y tomar una chamarra que me cubriera mejor de las enormes tormentas de nieve que azotaban la isla. Tomé un caramelo enchilado de mi bolsita de dulces para que al menos mi boca entrara en calor, era un caramelo de mango, de mis favoritos; Me puse de un gran humor para explorar la isla. Mientras saboreaba ese gran caramelo, percibí un aroma algo extraño entre la vegetación que me rodeaba, me acerqué lentamente hacia el origen del aroma y logré divisar una cola, parecida a la de algún roedor, pero tenía que ser un roedor enorme porque su tamaño era mucho más grande que el normal.
Llamado por la curiosidad, me acerqué para comprobar qué tipo de animal enorme sería el que estaba oculto, pero cuando pude observar todo el panorama, me llevé una gran sorpresa
Dando pequeños saltos de frío, decidí abrirme paso entre las plantas que cubrían los alrededores de aquel gigante pino, quizás en algún lugar del pino podría encontrar un asentamiento y tomar una chamarra que me cubriera mejor de las enormes tormentas de nieve que azotaban la isla. Tomé un caramelo enchilado de mi bolsita de dulces para que al menos mi boca entrara en calor, era un caramelo de mango, de mis favoritos; Me puse de un gran humor para explorar la isla. Mientras saboreaba ese gran caramelo, percibí un aroma algo extraño entre la vegetación que me rodeaba, me acerqué lentamente hacia el origen del aroma y logré divisar una cola, parecida a la de algún roedor, pero tenía que ser un roedor enorme porque su tamaño era mucho más grande que el normal.
Llamado por la curiosidad, me acerqué para comprobar qué tipo de animal enorme sería el que estaba oculto, pero cuando pude observar todo el panorama, me llevé una gran sorpresa
Andy C. Zanini
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Aquella mañana había decidido salir a pasear en busca de algo que hacer, ya que estaba cansada de esperar a mi maestro, mi mirada se veía centrada en un enorme pino de aquella extraña isla.
-Vaya lugar más curioso- mencioné un tanto sorprendida por el tamaño de aquel pino.
Seguí caminando hasta acercarme un poco más, notando como varias especies de animales buscaban alimentos, cosa que captó más mi atención al ver una familia de ardillas albinas corriendo sobre la blanca nieve.
-oh, parientes míos de color blanco, qué lindo!!!- comencé a correr hacia los pequeños roedores para agacharme y poder jugar un rato con ellos.
Comencé a acariciarlos ofreciéndoles un poco de nueces que traía en mi bolsillo. Eran tan bonitas, blancas, peluditas y esponjosas. Mi cola de la emoción comenzaba a moverse de un lado a otro.
De pronto escuché unos pasos acercarse hacia donde yo estaba causando que me alzara del suelo para voltear lentamente y ver de quien se pudiese tratar, su aroma no me resultaba familiar, aunque debo admitir que traía consigo un aroma muy dulce con una combinación entre mango y algo picante. ¿Qué clase de alimento era ese?, me pregunté hacia mis adentros mientras observaba a aquel lindo joven, quien por su apariencia pensaría que se trataba de un espadachín o algo similar, alcé la mano mostrando una gran sonrisa en mi persona.
-Hooola!!!! vaya creía que era la única caminando por un lugar así, jejeje.-
-Vaya lugar más curioso- mencioné un tanto sorprendida por el tamaño de aquel pino.
Seguí caminando hasta acercarme un poco más, notando como varias especies de animales buscaban alimentos, cosa que captó más mi atención al ver una familia de ardillas albinas corriendo sobre la blanca nieve.
-oh, parientes míos de color blanco, qué lindo!!!- comencé a correr hacia los pequeños roedores para agacharme y poder jugar un rato con ellos.
Comencé a acariciarlos ofreciéndoles un poco de nueces que traía en mi bolsillo. Eran tan bonitas, blancas, peluditas y esponjosas. Mi cola de la emoción comenzaba a moverse de un lado a otro.
De pronto escuché unos pasos acercarse hacia donde yo estaba causando que me alzara del suelo para voltear lentamente y ver de quien se pudiese tratar, su aroma no me resultaba familiar, aunque debo admitir que traía consigo un aroma muy dulce con una combinación entre mango y algo picante. ¿Qué clase de alimento era ese?, me pregunté hacia mis adentros mientras observaba a aquel lindo joven, quien por su apariencia pensaría que se trataba de un espadachín o algo similar, alcé la mano mostrando una gran sonrisa en mi persona.
-Hooola!!!! vaya creía que era la única caminando por un lugar así, jejeje.-
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¿Era una chica? ¿Era una ardilla? ¿Una chica ardilla? Parecía más lo último, porque anatómicamente hablando, tenía el cuerpo de una humana promedio, pero tenía rasgos característicos de una ardilla, como su cola y orejas peludas en la punta de su cabeza. La chica ardilla me saludó amablemente, mis ojos se abrieron mucho, quedé bastante sorprendido por su apariencia, no sabía que el Grand Line pudiera albergar criaturas tan exóticas como ella.
-Hola, ¿sabes dónde encontrar una chamarra?- le contesté con un tono dubitativo a la chica ardilla, mientras tomaba el mango de Windy Edge por mera precaución.
Las ráfagas de gélidas comenzaban a intensificarse, la nieve aumentaba y la temperatura de la isla empezó a descender aún más. Empecé a tiritar y tan sólo de ver a la chica, mi frío aumentaba aún más; aunque traía una gabardina amplia de color negro, su demás vestimenta no parecía exactamente hecha para una ventisca. Tomé otro caramelo de mi bolsita, esta vez fue uno de uva, lo sumergí en mi boca, que con cada segundo que pasaba en la tormenta de nieve, iba secándose cada vez más.
-¿Quieres uno?- Le dije a la peluda desconocida que tenía en frente sin soltar el mango de mi arma.
Asumí que la chica ardilla era una habitante de la isla y que quizás ofreciéndole un dulce podría mostrarme el camino a algún lugar donde no pudiera morir congelado.
-Hola, ¿sabes dónde encontrar una chamarra?- le contesté con un tono dubitativo a la chica ardilla, mientras tomaba el mango de Windy Edge por mera precaución.
Las ráfagas de gélidas comenzaban a intensificarse, la nieve aumentaba y la temperatura de la isla empezó a descender aún más. Empecé a tiritar y tan sólo de ver a la chica, mi frío aumentaba aún más; aunque traía una gabardina amplia de color negro, su demás vestimenta no parecía exactamente hecha para una ventisca. Tomé otro caramelo de mi bolsita, esta vez fue uno de uva, lo sumergí en mi boca, que con cada segundo que pasaba en la tormenta de nieve, iba secándose cada vez más.
-¿Quieres uno?- Le dije a la peluda desconocida que tenía en frente sin soltar el mango de mi arma.
Asumí que la chica ardilla era una habitante de la isla y que quizás ofreciéndole un dulce podría mostrarme el camino a algún lugar donde no pudiera morir congelado.
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Tras notar su curioso comportamiento deduje que estaba siendo precavido conmigo al tratarme de una extraña, al menos me calmaba el hecho de que no me haya mirado con repudio como la mayoría de las personas.
-Tranquilo, soy ino...fensiva...a menos que me ataquen primero si suelto unos buenos golpes. - mencionaría azotando con fuerza mi cola hacia la nieve del piso detrás de mi para mostrar lo pesada que era.
Tras ver su reacción ante el frío y como mantenía sus manos en el mango de su espada, decidí acercarme lentamente para abrazarlo con mi cola y cubrirle un poco del frío.
-Ven, se que es raro que una chica use su cola para cubrir a un desconocido del frío pero bueno... Jajaja me llamo Andy mucho gusto, listo ya no somos desconocidos. A unos cuantos kilómetros está el pueblo de está isla, de seguro ahí encontrarás algo útil para abrigarte. Te acompaño si gustas, de todas formas es mejor que estar dando vueltas perdiendo el tiempo sola. - mencionaría empujándolo suavemente con mi cola para que caminaramos juntos.
-¿Qué son esas cosas que metes en tu boca? Parece alguna clase de caramelo...oh! A ver a qué saben!!!- tomaría el dulce ofrecido para llevarlo a mis labios jugando con mi lengua para disfrutar del sabor y de paso descubrir qué clase de ingredientes estaba compuesto aquel caramelo.
-Hmmm ñom ñom...- pasaría de un lado a otro el dulce entre mis mejillas mientras se llenaban de saliva por la sensación nueva dentro de mi boca. -Tiene un interesante sabor, dime ¿Dónde los conseguiste? ¿De dónde eres?- preguntaría llena de interés en aquel muchacho.
-Tranquilo, soy ino...fensiva...a menos que me ataquen primero si suelto unos buenos golpes. - mencionaría azotando con fuerza mi cola hacia la nieve del piso detrás de mi para mostrar lo pesada que era.
Tras ver su reacción ante el frío y como mantenía sus manos en el mango de su espada, decidí acercarme lentamente para abrazarlo con mi cola y cubrirle un poco del frío.
-Ven, se que es raro que una chica use su cola para cubrir a un desconocido del frío pero bueno... Jajaja me llamo Andy mucho gusto, listo ya no somos desconocidos. A unos cuantos kilómetros está el pueblo de está isla, de seguro ahí encontrarás algo útil para abrigarte. Te acompaño si gustas, de todas formas es mejor que estar dando vueltas perdiendo el tiempo sola. - mencionaría empujándolo suavemente con mi cola para que caminaramos juntos.
-¿Qué son esas cosas que metes en tu boca? Parece alguna clase de caramelo...oh! A ver a qué saben!!!- tomaría el dulce ofrecido para llevarlo a mis labios jugando con mi lengua para disfrutar del sabor y de paso descubrir qué clase de ingredientes estaba compuesto aquel caramelo.
-Hmmm ñom ñom...- pasaría de un lado a otro el dulce entre mis mejillas mientras se llenaban de saliva por la sensación nueva dentro de mi boca. -Tiene un interesante sabor, dime ¿Dónde los conseguiste? ¿De dónde eres?- preguntaría llena de interés en aquel muchacho.
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La chica Ardilla, notando que estaba pasando por un ataque de frío, tapó mi cuerpo con su esponjosa cola, poco a poco comencé a entrar en calor, su felpuda cola era realmente muy cálida. Cálida, ¿cuándo había sido la última vez que alguien había tenido un gesto de mínimo cariño por mí? Me vino a la mente un recuerdo de los brazos de mi madre. Sí, no había sentido la calidez de alguien más desde hacía ya dieciséis años; desde que comencé a vivir con mi abuelo, crecí sin mucho cariño.
-Gracias- le respondí algo apenado mientras dejaba de lado mi posición defensiva.
La chica ardilla se llamaba Andy y era sorprendente y sofocantemente amable y cálida, me ofreció acompañarme al pueblo más cercano. Su cola me protegía de las gélidas ráfagas de la isla, me sentía como un niño pequeño e indefenso, Andy había gustado de mis dulces, así que no se me ocurrió otra cosa más que seguir compartiendo mi pequeño tesoro de azúcar con ella. Conforme nos adentrábamos en el pino gigante, las hojas comenzaban a cubrir un poco los estragos de la tormenta de nieve.
-¿Qué hace una chica mitad ardilla en esta ventisca?- Le pregunté a la recién conocida.
En cuanto terminé de articular mi pregunta, alcancé a vislumbrar unas siluetas que se movían rápida y difusamente entre la nieve rodeándonos. El olor tan denso a nieve, había impedido que distinguiera su aroma entre la tormenta, mi compañera parecía que también los había advertido. Puse a un lado la cola de mi compañera ardilla y desenvainé a Windy Edge con mi mano derecha, preparándome así para cualquier intención que pudieran tener esas siluetas de las nieves.
-Gracias- le respondí algo apenado mientras dejaba de lado mi posición defensiva.
La chica ardilla se llamaba Andy y era sorprendente y sofocantemente amable y cálida, me ofreció acompañarme al pueblo más cercano. Su cola me protegía de las gélidas ráfagas de la isla, me sentía como un niño pequeño e indefenso, Andy había gustado de mis dulces, así que no se me ocurrió otra cosa más que seguir compartiendo mi pequeño tesoro de azúcar con ella. Conforme nos adentrábamos en el pino gigante, las hojas comenzaban a cubrir un poco los estragos de la tormenta de nieve.
-¿Qué hace una chica mitad ardilla en esta ventisca?- Le pregunté a la recién conocida.
En cuanto terminé de articular mi pregunta, alcancé a vislumbrar unas siluetas que se movían rápida y difusamente entre la nieve rodeándonos. El olor tan denso a nieve, había impedido que distinguiera su aroma entre la tormenta, mi compañera parecía que también los había advertido. Puse a un lado la cola de mi compañera ardilla y desenvainé a Windy Edge con mi mano derecha, preparándome así para cualquier intención que pudieran tener esas siluetas de las nieves.
Andy C. Zanini
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Al escuchar su pregunta giré mis ojos hacia arriba recordando el por qué andaba por ahí caminando sin nada mejor que hacer, a decir verdad ni yo estaba muy segura del por qué sali a caminar, simplemente estaba aburrida de estar en el pueblo con las miradas encima de mi.
-Ammm, no soy muy buena en lugares donde hay mucha gente, me pongo algo nerviosa, así que decidí dar una vuelta por la naturale..-Lentamente dejé de hablar al percibir el aroma de otras personas rondando cerca de nosotros, cosa que captó mi atención regresando mi mirada hacia mi acompañante.
Tras desenvainar su espada entonces comprendí que estaba en lo correcto, ¿de quién se podía tratar? ¿acaso eran marines? o quizá ¿eran bandidos?. No estaba muy segura pero por si acaso me pondría en pose defensiva en caso de que decidieran atacar intentando agudizar mis oídos para detectar de donde proviniese un futuro ataque ya se cuerpo a cuerpo o con armas a larga distancia.
-Al parecer estamos de suerte, bueno, al menos entrarás en calor ¿no crees humano?- sonreiría estando un tanto nerviosa ante una posible emboscada.
-Ammm, no soy muy buena en lugares donde hay mucha gente, me pongo algo nerviosa, así que decidí dar una vuelta por la naturale..-Lentamente dejé de hablar al percibir el aroma de otras personas rondando cerca de nosotros, cosa que captó mi atención regresando mi mirada hacia mi acompañante.
Tras desenvainar su espada entonces comprendí que estaba en lo correcto, ¿de quién se podía tratar? ¿acaso eran marines? o quizá ¿eran bandidos?. No estaba muy segura pero por si acaso me pondría en pose defensiva en caso de que decidieran atacar intentando agudizar mis oídos para detectar de donde proviniese un futuro ataque ya se cuerpo a cuerpo o con armas a larga distancia.
-Al parecer estamos de suerte, bueno, al menos entrarás en calor ¿no crees humano?- sonreiría estando un tanto nerviosa ante una posible emboscada.
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Mi recién conocida, la mujer ardilla se puso en guardia también tras ver cómo desenvainaba mi espada. Las siluetas bailaban alrededor de nosotros con cierta gracia, parecían grandes conejos saltando alrededor nuestro, la primera de las siluetas paró de hacer su danza y se lanzó contra mí, atacando con unas grandes garras. Conseguí bloquear su ataque con éxito y traté de devolverle el gesto con un tajo, pero mi enemigo dio un gran salto hacia atrás, esquivando cualquier tipo de contra ataque.
-¿Puedes encargarte del otro enemigo?- le dije a Andy mientras señalaba a la otra silueta.
No sabía si ella era realmente del tipo que peleaba, pero ya que llevaba un par de tonfas en sus brazos, supuse que podría hacerse cargo de un enemigo. La silueta comenzó a atacarme de nuevo y se lazó de lleno con sus garras. Aunque sus movimientos eran rápidos y potentes, eran también muy predecibles, sólo se dedicaba a lanzarse una y otra vez en línea recta con toda su fuerza, así que rápidamente pude coger el ritmo de sus embates y bloquearlos con mayor facilidad. Aunque el único problema era que no importaba que tan bien bloqueara su ataque, siempre lograba mantener la distancia antes de que pudiera lanzar un tajo. Algo desesperado, guardé a Windy en su funda sin quitar la mano del mango, mi enemigo confiado, aprovechó esto y se preparó para golpearme de lleno. Sonreí ligeramente.
-Iai: Brutalism- dije mientras lanzaba mi ataque más rápido.
Arriesgándome a que el tempo no fuera correcto, puse mi esperanza en mi ataque más veloz. Mi enemigo fue tomado por sorpresa y, aunque alcanzó a virar para evitar un tajo mortal, alcancé a cortar un costado de su torso y cayó estrepitosamente sobre la blanca nieve. Me acerqué lenta y precavidamente hacia mi enemigo y me llevé una gran sorpresa cuando pude ver su apariencia. Una chica conejo. “¿Es este sitio el paraíso para las chicas animales?” pensé bastante intrigado. La chica conejo era una mujer tierna, medía poco más de metro y medio, tenía unas orejas enormes, una cola esponjosa y blanca como la nieve misma, además de que en su nariz tenía un par de largos bigotes; pero lo más extraño de todo, era que a pesar de que estuviéramos a una temperatura extremadamente baja, la chica conejo vestía únicamente ropa interior verde y una capa ligera y traslucida del mismo color.
-¡Hey, Andy! ¿Es ella alguna conocida tuya? Le grité en exceso extrañado mientras tomaba un dulce de mi bolsita para esclarecer mi mente. Un dulce de piña.
-¿Puedes encargarte del otro enemigo?- le dije a Andy mientras señalaba a la otra silueta.
No sabía si ella era realmente del tipo que peleaba, pero ya que llevaba un par de tonfas en sus brazos, supuse que podría hacerse cargo de un enemigo. La silueta comenzó a atacarme de nuevo y se lazó de lleno con sus garras. Aunque sus movimientos eran rápidos y potentes, eran también muy predecibles, sólo se dedicaba a lanzarse una y otra vez en línea recta con toda su fuerza, así que rápidamente pude coger el ritmo de sus embates y bloquearlos con mayor facilidad. Aunque el único problema era que no importaba que tan bien bloqueara su ataque, siempre lograba mantener la distancia antes de que pudiera lanzar un tajo. Algo desesperado, guardé a Windy en su funda sin quitar la mano del mango, mi enemigo confiado, aprovechó esto y se preparó para golpearme de lleno. Sonreí ligeramente.
-Iai: Brutalism- dije mientras lanzaba mi ataque más rápido.
Arriesgándome a que el tempo no fuera correcto, puse mi esperanza en mi ataque más veloz. Mi enemigo fue tomado por sorpresa y, aunque alcanzó a virar para evitar un tajo mortal, alcancé a cortar un costado de su torso y cayó estrepitosamente sobre la blanca nieve. Me acerqué lenta y precavidamente hacia mi enemigo y me llevé una gran sorpresa cuando pude ver su apariencia. Una chica conejo. “¿Es este sitio el paraíso para las chicas animales?” pensé bastante intrigado. La chica conejo era una mujer tierna, medía poco más de metro y medio, tenía unas orejas enormes, una cola esponjosa y blanca como la nieve misma, además de que en su nariz tenía un par de largos bigotes; pero lo más extraño de todo, era que a pesar de que estuviéramos a una temperatura extremadamente baja, la chica conejo vestía únicamente ropa interior verde y una capa ligera y traslucida del mismo color.
-¡Hey, Andy! ¿Es ella alguna conocida tuya? Le grité en exceso extrañado mientras tomaba un dulce de mi bolsita para esclarecer mi mente. Un dulce de piña.
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Las siluetas bailando alrededor de nosotros captó mi atención al ser revelada su identidad y es que se trataban de conejos de la región, lo cual me hizo pensar que quizá habíamos entrado dentro de su territorio.
-Creo que me equivoqué de camino, jejeje....deben de ser territoriales estos conejos...- escucharía la petición del muchacho para girar mi rostro en dirección hacia donde se encontraba el otro conejo.
Di un paso hacia la izquierda quedando de espaldas hacia Chrom para luego alzar mis brazos y dar un pequeño brinco para esquivar uno de los ataque provinientes del señor conejo.
-Espere señor conejo, no fue nuestra intención meternos en su territorio... emm emm... no hay necesidad de pelear, podemos irnos en paz... solo nos equivocamos de camino....- parecía que el señor conejo no escuchaba palabras y solo atacaba por naturaleza, lo cual causó que me molestara un poco inflando mis mejillas.
-Ah! en ese caso, no se quejen si salen lastimados, ustedes se lo buscaron...- llevaría mi mano hacia uno de los pequeños bolsillos que cargaba en mi cinturón para sacar unas 3 semillas balín.
-Shooting Seeds!- Inhalaría lo más rápido que me permitía mi cuerpo para inflar los cachetes y disparar las semillas hacia mi oponente, una de las semillas a unos 40cms frente de sus pies, otra semilla contra su cara y otra semilla contra su abdomen.
-Orele! quédese quieto.- Tras acercarme al conejo y verlo más de cerca notaría que no se trataba solo de un conejo gigante, sino también de otro mink como yo.
Al escuchar las palabras de Chrom, me di la media vuelta para caminar hacia el y observar a aquella chica conejo, a lo cual llevé mis manos a la nuca un poco confundida, era la primera vez que veía alguien parecido a mi aunque de diferente especie animal.
-Emm, no, en realidad es la primera vez que veo alguien como yo.- bajé mis manos para cruzarme de brazos, mostrando un poco de confusión en mi rostro.
-Creo que me equivoqué de camino, jejeje....deben de ser territoriales estos conejos...- escucharía la petición del muchacho para girar mi rostro en dirección hacia donde se encontraba el otro conejo.
Di un paso hacia la izquierda quedando de espaldas hacia Chrom para luego alzar mis brazos y dar un pequeño brinco para esquivar uno de los ataque provinientes del señor conejo.
-Espere señor conejo, no fue nuestra intención meternos en su territorio... emm emm... no hay necesidad de pelear, podemos irnos en paz... solo nos equivocamos de camino....- parecía que el señor conejo no escuchaba palabras y solo atacaba por naturaleza, lo cual causó que me molestara un poco inflando mis mejillas.
-Ah! en ese caso, no se quejen si salen lastimados, ustedes se lo buscaron...- llevaría mi mano hacia uno de los pequeños bolsillos que cargaba en mi cinturón para sacar unas 3 semillas balín.
-Shooting Seeds!- Inhalaría lo más rápido que me permitía mi cuerpo para inflar los cachetes y disparar las semillas hacia mi oponente, una de las semillas a unos 40cms frente de sus pies, otra semilla contra su cara y otra semilla contra su abdomen.
-Orele! quédese quieto.- Tras acercarme al conejo y verlo más de cerca notaría que no se trataba solo de un conejo gigante, sino también de otro mink como yo.
Al escuchar las palabras de Chrom, me di la media vuelta para caminar hacia el y observar a aquella chica conejo, a lo cual llevé mis manos a la nuca un poco confundida, era la primera vez que veía alguien parecido a mi aunque de diferente especie animal.
-Emm, no, en realidad es la primera vez que veo alguien como yo.- bajé mis manos para cruzarme de brazos, mostrando un poco de confusión en mi rostro.
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Andy se acercó lentamente a mí con las manos en la nuca, ella estaba visiblemente confundida, incluso un poco más de lo que yo estaba. La chica ardilla me respondió que no tenía idea de dónde habían salido aquellas chicas mitad conejo. La mujer conejo que yacía frente a mí cubrió su herida con ambas manos y me lanzó una mirada llena de enojo, claro que nadie estaría muy feliz luego de que le cortaran por un costado. Apunté con Windy Edge directo a su cabeza, Windy se resistía a bajar de la posición donde la había puesto, así que la chica que recién había cortado, así que en ese momento mi espada la consideraba alguien inocente.
-¿Por qué ustedes chicas conejo nos han atacado?- pregunté sin quitar el filo de mi arma de ella.
-¡Ustedes deben ser del gobierno mundial!- exclamó la chica conejo con algunas lagrimas de dolor en los ojos. -No vamos a dejar que intervengan aquí- añadió con desesperación y más lágrimas en sus ojos.
¿Gobierno mundial? ¿Nos encontrábamos acaso en una isla amenazada por el gobierno mundial? Si era así, no podía dejar que esos malditos se salieran con la suya, usaría mis dos espadas para rebanar a toda esa basura que se acercara. Tomé un caramelo, salió uno de yerbabuena, perfecto para calmar mi cabeza y enfriar mis pensamientos. Retiré el filo de la cara de la chica y miré a los ojos con una semblanza llena de decisión.
-¡Yo soy Chrom V. Haddi y voy a cortar hasta la última cabeza de esos ineptos del gobierno mundial!- Grité mientras levantaba a Windy Edge hacia el cielo.
No importaba en qué posición estaba esa isla que más bien era un pino enorme, si su enemigo era el gobierno mundial, me tenían como aliado también. Tomé a la chica conejo que acababa de cortar y la subí a mi espalda; su cuerpo, aunque solamente estaba cubierto por una pequeña capa de ropa verde era igual de cálido que el de Andy. “Supongo que es normal entre esta gente mitad animal” pensé algo intrigado. La chica conejo comenzó a patalear y a hacer una rabieta para que la bajara de mi espalda, así que con mi mano izquierda le di unas pequeñas palmadas en su cabeza.
-¡No lo entiendes, no tenemos tiempo! Seguía gritando desperada la chica que acababa de levantar. -Hemos visto un barco de la marina acercarse- agregó con aún más lágrimas en sus ojos.
Comencé a caminar hacia donde Andy me había empezado a guiar. Iba a ayudar a esta chica mitad animal, estaba en un gran apuro y mi corte probablemente le había hecho suficiente daño y además retrasado.
-Andy, ¿vendrás conmigo? Quizás haga algunas cosas que no sean de lo más agradables- le dije frunciendo el ceño a mi recién conocida.
-¿Por qué ustedes chicas conejo nos han atacado?- pregunté sin quitar el filo de mi arma de ella.
-¡Ustedes deben ser del gobierno mundial!- exclamó la chica conejo con algunas lagrimas de dolor en los ojos. -No vamos a dejar que intervengan aquí- añadió con desesperación y más lágrimas en sus ojos.
¿Gobierno mundial? ¿Nos encontrábamos acaso en una isla amenazada por el gobierno mundial? Si era así, no podía dejar que esos malditos se salieran con la suya, usaría mis dos espadas para rebanar a toda esa basura que se acercara. Tomé un caramelo, salió uno de yerbabuena, perfecto para calmar mi cabeza y enfriar mis pensamientos. Retiré el filo de la cara de la chica y miré a los ojos con una semblanza llena de decisión.
-¡Yo soy Chrom V. Haddi y voy a cortar hasta la última cabeza de esos ineptos del gobierno mundial!- Grité mientras levantaba a Windy Edge hacia el cielo.
No importaba en qué posición estaba esa isla que más bien era un pino enorme, si su enemigo era el gobierno mundial, me tenían como aliado también. Tomé a la chica conejo que acababa de cortar y la subí a mi espalda; su cuerpo, aunque solamente estaba cubierto por una pequeña capa de ropa verde era igual de cálido que el de Andy. “Supongo que es normal entre esta gente mitad animal” pensé algo intrigado. La chica conejo comenzó a patalear y a hacer una rabieta para que la bajara de mi espalda, así que con mi mano izquierda le di unas pequeñas palmadas en su cabeza.
-¡No lo entiendes, no tenemos tiempo! Seguía gritando desperada la chica que acababa de levantar. -Hemos visto un barco de la marina acercarse- agregó con aún más lágrimas en sus ojos.
Comencé a caminar hacia donde Andy me había empezado a guiar. Iba a ayudar a esta chica mitad animal, estaba en un gran apuro y mi corte probablemente le había hecho suficiente daño y además retrasado.
-Andy, ¿vendrás conmigo? Quizás haga algunas cosas que no sean de lo más agradables- le dije frunciendo el ceño a mi recién conocida.
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-¿Gobierno mundial? Esos tipos siempre encuentran a quien molestar y joderle la existencia.- Observaría la herida de la chica mink para suspirar levemente al ver como la cargaba.
-¿quieres que la lleve yo? Digo, tengo bastante fuerza por ser también mink. Por supuesto que voy con ustedes, esa gente mató a mi familia hace años, tampoco les tengo cariño, prefiría enfrentarlos a huir de ellos... - me rascaría la barbilla pensando en que si nos atacaban de sorpresa quizá el uso de sus espadas sería más útil que una pelea de cuerpo a cuerpo.
-Hmm... huele a quemado... posiblemente uso de balas, si es un olor característico que sueltan sus armas, no deben estar muy lejos de aquí.- Levantaría mis manos para que me prestara a la muchacha mientras movía mis pies sobre la densa nieve lista para empezar a correr.
-Lo mejor sería correr para llegar más rápido al pueblo y buscar un doctor. En dado caso, me la puedo llevar por los arboles para que no nos detecten si te parece bien.- mencioné a Chrom en espera de su respuesta.
-¿quieres que la lleve yo? Digo, tengo bastante fuerza por ser también mink. Por supuesto que voy con ustedes, esa gente mató a mi familia hace años, tampoco les tengo cariño, prefiría enfrentarlos a huir de ellos... - me rascaría la barbilla pensando en que si nos atacaban de sorpresa quizá el uso de sus espadas sería más útil que una pelea de cuerpo a cuerpo.
-Hmm... huele a quemado... posiblemente uso de balas, si es un olor característico que sueltan sus armas, no deben estar muy lejos de aquí.- Levantaría mis manos para que me prestara a la muchacha mientras movía mis pies sobre la densa nieve lista para empezar a correr.
-Lo mejor sería correr para llegar más rápido al pueblo y buscar un doctor. En dado caso, me la puedo llevar por los arboles para que no nos detecten si te parece bien.- mencioné a Chrom en espera de su respuesta.
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Mi amiga ardilla había alcanzado a percibir el olor de unas balas no muy lejos de nuestra posición, quedé asombrado con su agudo sentido del olfato, yo no lograba distinguir muchos aromas debido a las fuertes ventiscas. Andy se oreció a cargar a la chica conejo, pero siendo honesto, el calor de la chica hacía que no pasara tanto frío bajo la tormenta de nieve. Giré la cabeza y vi cómo al otro enemigo que había derribado Andy, parecía que había quedado inconsciente y me sentí mal por él.
-¿Por qué no ayudas tú al conejo que noqueaste?- Le dije riendo un poco ya que parecía que mi recién conocida se había olvidado por completo de él.
Seguimos caminando por el camino de espesa nieve hasta que las enormes ramas y hojas del pino comenzaron a tapar la mayoría de los vientos gélidos; llegamos a la base enorme del pino y un enorme letrero estaba colgado “Palo Norte, una fábrica de juguetes más que feliz” se alcanzaba a leer. Había unas escaleras, que parecía servían como entrada al asentamiento, así que decidimos subirlas. Llevábamos apenas una veintena de escalones subidas cuando alcancé a percibir varios aromas distintos rodeándonos.
-¡Alto ahí forasteros! Y dejen a nuestros compañeros que traen a sus espaldas- Gritó un hombre raro.
Alcé la vista y alcancé a distinguir a las personas que nos estaban rodeando y apuntando con armas. Eran al menos una decena, cada una de ellas tenía rasgos animales, colas de jirafa, orejas de vaca e incluso algunos dientes de roedor; aunque por alguna extraña razón, considerando el enorme frío que hacía, todos estaban únicamente vestidos con ropa interior verde.
-¡Alto, estas personas no son del todo malas!- gritó la chica conejo.
La situación no nos favorecía y se lo comenté a mi amiga ardilla; nuestros enemigos nos apuntaban con algunas armas de fuego y garras en extremo afiladas. Entrar en una pelea con ello probablemente no era la mejor opción, enfrascarnos en una batalla podría acabar con nosotros muertos, desconocíamos si esas personas bestia contaban con más refuerzos. Tras toda la conmoción, las personas que nos estaban apuntando bajaron por los chicos conejos que cargábamos en la espalda, los tomaron y hablaron sobre lo que había sucedido.
-Veo que esto ha sido un completo malentendido, pero aún así no podemos pasar por alto que atacaron a nuestros camaradas- dijo un hombre con una cola y nariz de vaca algo curiosa. -Acompáñenos por favor- agregó.
Comenzamos a subir las escaleras escoltados de aquellas personas de escueta vestimenta, aunque algo no lo sentía del todo bien.
-¿Por qué no ayudas tú al conejo que noqueaste?- Le dije riendo un poco ya que parecía que mi recién conocida se había olvidado por completo de él.
Seguimos caminando por el camino de espesa nieve hasta que las enormes ramas y hojas del pino comenzaron a tapar la mayoría de los vientos gélidos; llegamos a la base enorme del pino y un enorme letrero estaba colgado “Palo Norte, una fábrica de juguetes más que feliz” se alcanzaba a leer. Había unas escaleras, que parecía servían como entrada al asentamiento, así que decidimos subirlas. Llevábamos apenas una veintena de escalones subidas cuando alcancé a percibir varios aromas distintos rodeándonos.
-¡Alto ahí forasteros! Y dejen a nuestros compañeros que traen a sus espaldas- Gritó un hombre raro.
Alcé la vista y alcancé a distinguir a las personas que nos estaban rodeando y apuntando con armas. Eran al menos una decena, cada una de ellas tenía rasgos animales, colas de jirafa, orejas de vaca e incluso algunos dientes de roedor; aunque por alguna extraña razón, considerando el enorme frío que hacía, todos estaban únicamente vestidos con ropa interior verde.
-¡Alto, estas personas no son del todo malas!- gritó la chica conejo.
La situación no nos favorecía y se lo comenté a mi amiga ardilla; nuestros enemigos nos apuntaban con algunas armas de fuego y garras en extremo afiladas. Entrar en una pelea con ello probablemente no era la mejor opción, enfrascarnos en una batalla podría acabar con nosotros muertos, desconocíamos si esas personas bestia contaban con más refuerzos. Tras toda la conmoción, las personas que nos estaban apuntando bajaron por los chicos conejos que cargábamos en la espalda, los tomaron y hablaron sobre lo que había sucedido.
-Veo que esto ha sido un completo malentendido, pero aún así no podemos pasar por alto que atacaron a nuestros camaradas- dijo un hombre con una cola y nariz de vaca algo curiosa. -Acompáñenos por favor- agregó.
Comenzamos a subir las escaleras escoltados de aquellas personas de escueta vestimenta, aunque algo no lo sentía del todo bien.
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"¿Por qué no ayudas tú al conejo que noqueaste?"....
Es cierto, me había olvidado por completo del grandulón que había noqueado con mis semillas, por lo que giré suavemente mi cabeza rascándome la nuca mientras hacia una pequeña mueca de disgusto.
-joder, me había olvidado del otro chico. En fin, ahí voy por el.- Caminé hacia el sujeto disculpándome por lo sucedido, aunque bueno se veía algo inconsciente todavía.
Después de subirlo en mi espalda comencé a caminar con el, no pesaba tanto como creía, así que era fácil ir a cierto ritmo de velocidad. Al llegar a la base del árbol pude notar la hostilidad de los lugareños, quizá por la forma en la que habíamos llegado con sus nakamas. Incliné un poco mi cabeza en forma de disculpa mientras dejaba que se llevaran a sus colegas a otro lado mientras observaba la escena de Chrom con los otros sujetos, realmente no me daba muy buena espina la situación en la que nos encontrábamos pero bueno, ¿Qué más podía salir mal?.
En cuanto empezamos a subir las escaleras, al andar tan distraída notando la arquitectura del lugar y sobre todo a la diferente clase de minks, regresé en si al tropezar con escalón y agarrándome de la ropa de Chrom, para luego disculparme. - Asfdasf perdón, iba un poco distraída....- aún así no quise soltarme de la ropa de Chrom agarrando fuertemente parte de su ropaje en las orillas del costado izquierdo pegado a la cintura.
-Y em....¿a dónde vamos?...¿por qué le tienen tanto miedo al gobierno mundial? ¿le hicieron algo para que los tengan en la mira?- pregunté bastante sacada de honda ya que no entendía el por qué los perseguirían.
Es cierto, me había olvidado por completo del grandulón que había noqueado con mis semillas, por lo que giré suavemente mi cabeza rascándome la nuca mientras hacia una pequeña mueca de disgusto.
-joder, me había olvidado del otro chico. En fin, ahí voy por el.- Caminé hacia el sujeto disculpándome por lo sucedido, aunque bueno se veía algo inconsciente todavía.
Después de subirlo en mi espalda comencé a caminar con el, no pesaba tanto como creía, así que era fácil ir a cierto ritmo de velocidad. Al llegar a la base del árbol pude notar la hostilidad de los lugareños, quizá por la forma en la que habíamos llegado con sus nakamas. Incliné un poco mi cabeza en forma de disculpa mientras dejaba que se llevaran a sus colegas a otro lado mientras observaba la escena de Chrom con los otros sujetos, realmente no me daba muy buena espina la situación en la que nos encontrábamos pero bueno, ¿Qué más podía salir mal?.
En cuanto empezamos a subir las escaleras, al andar tan distraída notando la arquitectura del lugar y sobre todo a la diferente clase de minks, regresé en si al tropezar con escalón y agarrándome de la ropa de Chrom, para luego disculparme. - Asfdasf perdón, iba un poco distraída....- aún así no quise soltarme de la ropa de Chrom agarrando fuertemente parte de su ropaje en las orillas del costado izquierdo pegado a la cintura.
-Y em....¿a dónde vamos?...¿por qué le tienen tanto miedo al gobierno mundial? ¿le hicieron algo para que los tengan en la mira?- pregunté bastante sacada de honda ya que no entendía el por qué los perseguirían.
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Conforme íbamos subiendo las escaleras Andy se sujetó a mi ropa, podía notar que se encontraba bastante nerviosa, pero bueno la situación lo ameritaba. Tomé uno de mis caramelos y se lo di para que pudiera mantener la calma. Mientras hacíamos el recorrido, pude alcanzar a notar que todo el tronco del pino gigante servía como asentamiento para aquellos humanos bestia, en cada nivel había casas y gente caminando por ahí. Tras subir al menos una decena de minutos, las personas que nos escoltaban se detuvieron y llegamos a un piso donde había un par de puertas enormes decoradas con la cabeza de un león. Las puertas se abrieron, una extraña combinación de aromas animales y sudor salió del lugar, la escolta nos invitó a pasar. En una gran cama, rodeado de tres mujeres animal con apenas una capa de seda verde encima, se encontraba un hombre de al menos dos metros, tenía una gran melena leónica, cola y ojos agudos de felino.
-Así que ustedes son los intrusos que han atacado a nuestros compañeros- dijo con un tono amenazador mientras fijaba sus ojos en nosotros.
Estar frente a él era como estar cara a cara con un león salvaje, aunque estaba rodeado por tres lindas mujeres, podía sentir como sus instintos animales aún rebosaban en él. La atmosfera era bastante densa y la tensión parecía que se podía palpar; en ese momento sentía que una pelea podía iniciar en cualquier momento.
-Pero bueno, ha sido todo un malentendido, ¿qué se le puede hacer?- agregó el hombre león mucho más sereno y la atmosfera se relajó. -Además, he escuchado de mi querida conejita que has gritado a los cuatro vientos que quieres cortarles la cabeza a los cerdos del gobierno mundial - agregó.
Aunque la atmosfera se había relajado de una manera enorme, había algo que aún no me hacía mucho sentido, ¿por qué tanta seguridad en un pueblo que es fabricante de juguetes? ¿Por qué el miedo hacía el gobierno mundial? Las preguntas revoloteaban en mi cabeza, aunque estaba dispuesto a enfrentar a cualquier persona del gobierno mundial, que me ocultaran información tampoco era de mi agrado. El gran padre león, como se hacía llamar aquel sujeto, llegó a un trato con nosotros; pasaría por alto el incidente que había ocurrido si le ayudábamos en ciertas tareas que después nos indicaría.
-Algo aquí no está bien chica ardilla- le susurré a mi acompañante mientras nos retirábamos lentamente de la habitación del león.
-Así que ustedes son los intrusos que han atacado a nuestros compañeros- dijo con un tono amenazador mientras fijaba sus ojos en nosotros.
Estar frente a él era como estar cara a cara con un león salvaje, aunque estaba rodeado por tres lindas mujeres, podía sentir como sus instintos animales aún rebosaban en él. La atmosfera era bastante densa y la tensión parecía que se podía palpar; en ese momento sentía que una pelea podía iniciar en cualquier momento.
-Pero bueno, ha sido todo un malentendido, ¿qué se le puede hacer?- agregó el hombre león mucho más sereno y la atmosfera se relajó. -Además, he escuchado de mi querida conejita que has gritado a los cuatro vientos que quieres cortarles la cabeza a los cerdos del gobierno mundial - agregó.
Aunque la atmosfera se había relajado de una manera enorme, había algo que aún no me hacía mucho sentido, ¿por qué tanta seguridad en un pueblo que es fabricante de juguetes? ¿Por qué el miedo hacía el gobierno mundial? Las preguntas revoloteaban en mi cabeza, aunque estaba dispuesto a enfrentar a cualquier persona del gobierno mundial, que me ocultaran información tampoco era de mi agrado. El gran padre león, como se hacía llamar aquel sujeto, llegó a un trato con nosotros; pasaría por alto el incidente que había ocurrido si le ayudábamos en ciertas tareas que después nos indicaría.
-Algo aquí no está bien chica ardilla- le susurré a mi acompañante mientras nos retirábamos lentamente de la habitación del león.
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No podía dejar de observar a aquel sujeto de melena llamativa, realmente era como si se tratase de un león, esto me hacía preguntarme ¿Por qué nunca había visto a más como yo? Ni siquiera mi familia tenía rasgos como yo, esto me hacía pensar si yo fui adoptada.
Llevé mi mano derecha hacia mi pecho en busca de la llave que traía colgando, intentando descifrar lo que me había dicho mi hermano en ese momento. ¿Cómo iba a saber en qué momento o donde utilizar la llave? Aún no lograba comprender absolutamente nada.
Después de pedirnos que le apoyáramos con algunas cosillas, también quedé extrañada sin entender a qué clase de tareas se refería el padre león. Miré a Chrom un tanto insegura de si se trataba de una buena idea, pero este ya nos había metido en problemas al gritar de forma tan segura y valiente que nos enfrentaríamos al gobierno mundial, lo cual, no es que me molestara simplemente soy una chica que prefiere cocinar antes que pelear, pero, si se trataba de cuidar y resguardar la vida de inocentes, entonces si, merecía la pena la lucha.
-Y bueno... ¿qué piensas?... te noto algo tenso, creo que más de lo que yo estoy Chrom. - mencioné cruzándome de brazos para luego abalanzarme contra el de tal modo que pudiese abrazarlo con ambos brazos por la espalda dejando caer mis brazos sobre sus hombros y pegando mis pechos sobre su espalda. - Parece que será una tarde interesante para nosotros dos. ¿No crees? - Usaría una de mis manos que colgaban sobre su pecho para subirla hacia su mejilla y picarle con mi dedo índice su linda piel. - Al parecer, seremos camarada en esta aventura descabellada. Jajaja, nada mal para ser mi primera vez con un desconocido. - Solté una leve risa burlona mientras cerraba mis ojos y sonreía confiada de que nos llevaríamos bien.
Lo solté para darme la media vuelta y estirarme un poco para hacer flexiones, me preguntaba qué clase de cosas nos tocaría vivir en este lugar, y pensaba que sería mejor entrenar un poco antes de tener algún encuentro con estos sujetos. Movía mi cola de un lado a otro mostrando mi entusiasmo mientras seguía observando la construcción del lugar, aún había algo que me estaba intrigando, así que me acerqué hacia el Padre León para hacerle una pregunta.
-Disculpe señor... humm, ¿hay más lugares con bueno seres como ustedes? Verá crecí con humanos y es la primera vez que veo gente con rasgos animales y humanos como yo. Me resulta bastante extraño.- suspiraría al decir esta última frase pues era cierto, me tenía bastante confundida el origen de mi existencia.
Llevé mi mano derecha hacia mi pecho en busca de la llave que traía colgando, intentando descifrar lo que me había dicho mi hermano en ese momento. ¿Cómo iba a saber en qué momento o donde utilizar la llave? Aún no lograba comprender absolutamente nada.
Después de pedirnos que le apoyáramos con algunas cosillas, también quedé extrañada sin entender a qué clase de tareas se refería el padre león. Miré a Chrom un tanto insegura de si se trataba de una buena idea, pero este ya nos había metido en problemas al gritar de forma tan segura y valiente que nos enfrentaríamos al gobierno mundial, lo cual, no es que me molestara simplemente soy una chica que prefiere cocinar antes que pelear, pero, si se trataba de cuidar y resguardar la vida de inocentes, entonces si, merecía la pena la lucha.
-Y bueno... ¿qué piensas?... te noto algo tenso, creo que más de lo que yo estoy Chrom. - mencioné cruzándome de brazos para luego abalanzarme contra el de tal modo que pudiese abrazarlo con ambos brazos por la espalda dejando caer mis brazos sobre sus hombros y pegando mis pechos sobre su espalda. - Parece que será una tarde interesante para nosotros dos. ¿No crees? - Usaría una de mis manos que colgaban sobre su pecho para subirla hacia su mejilla y picarle con mi dedo índice su linda piel. - Al parecer, seremos camarada en esta aventura descabellada. Jajaja, nada mal para ser mi primera vez con un desconocido. - Solté una leve risa burlona mientras cerraba mis ojos y sonreía confiada de que nos llevaríamos bien.
Lo solté para darme la media vuelta y estirarme un poco para hacer flexiones, me preguntaba qué clase de cosas nos tocaría vivir en este lugar, y pensaba que sería mejor entrenar un poco antes de tener algún encuentro con estos sujetos. Movía mi cola de un lado a otro mostrando mi entusiasmo mientras seguía observando la construcción del lugar, aún había algo que me estaba intrigando, así que me acerqué hacia el Padre León para hacerle una pregunta.
-Disculpe señor... humm, ¿hay más lugares con bueno seres como ustedes? Verá crecí con humanos y es la primera vez que veo gente con rasgos animales y humanos como yo. Me resulta bastante extraño.- suspiraría al decir esta última frase pues era cierto, me tenía bastante confundida el origen de mi existencia.
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Andy se pegó a mi espalda y comenzó a ser muy cariñosa conmigo, acarició mi mejilla y no pude contener dar un pequeño brinco. Como antes había dicho, nunca crecí con mucho afecto y mi amiga ardilla parecía que era un mar de cariños.
-Sí… creo que… creo que será una tarde inquietante- le respondí a mi amiga ardilla algo sonrojado y bastante apenado.
Mi recién conocida quiso comenzó a hacer flexiones y a saltar de un lado a otro agitando su cola, parecía que estaba bastante entusiasmada de entrar a una batalla. Yo, por otro lado, me encontraba algo preocupado; si bien era cierto que lo más probable es que nos enfrentáramos a la marina, la razón aún me inquietaba mucho. Cuando estábamos en las escaleras pude escuchar claramente le ruido de herramientas y le bullicio de una fábrica, quizás si me dirigía a ese piso pudiera poner mi mente más tranquila, de todas maneras seguíamos a la espera de órdenes. Andy quiso regresar con el padre león a preguntarle una gran duda acerca de los humanos de su especia, parecía ser que al igual que yo, era la primera vez que ella veía a más humanos mitad animal.
-Supongo que yo bajaré a la fábrica en lo que ustedes charlan, ten mucho cuidado. No creo que ese hombre león sea de mucha confianza- le dije antes de partir y separarme temporalmente de ella. -Si las cosas se ponen feas, roba un den-den mushi y llama- agregué dándole un papelito con la información de mi ko den-den mushi.
Bajé las escaleras con un paso apresurado, el sonido de herramientas iba haciéndose más fuerte hasta que llegué a un gran piso con una gran puerta hecha de metal. Un par de guardias cubrían la entrada mientras que dos personas con colas de conejo salían cargando un par de cajas. Tomé un dulce de mi bolsita, salió un caramelo de moras con chamoy. Pensé que la única manera de entrar a esa fábrica sería distraer a los guardias, así que sin ninguna mejor idea, decidí lanzar mi técnica espacial hacia un montón de cajas que estaban apiladas. Lancé mi royal flying sword tratando de moderar su poder y tiré la pila de cajas, los guardias confundidos corrieron para averiguar que había sucedido y corrí rápidamente para escabullirme a la fábrica.
A primera vista la fábrica lucía completamente inofensiva, la gente animal trabajaba con herramientas construyendo juguetes de madera, algunos trenes, carritos e incluso algunos soldados. Todo marchaba bien hasta que vi a un par de personas con colas de jirafas salir de la parte posterior de la fábrica acompañados por un aroma a pólvora cargando un par de cajas. Me apresuré y pasé a la parte trasera de la fábrica. Sabía que mi sexto sentido no me engañaba, la fábrica de juguetes era solamente una fachada para el verdadero negocio de la isla, una fábrica de armas de fuego.
-Sí… creo que… creo que será una tarde inquietante- le respondí a mi amiga ardilla algo sonrojado y bastante apenado.
Mi recién conocida quiso comenzó a hacer flexiones y a saltar de un lado a otro agitando su cola, parecía que estaba bastante entusiasmada de entrar a una batalla. Yo, por otro lado, me encontraba algo preocupado; si bien era cierto que lo más probable es que nos enfrentáramos a la marina, la razón aún me inquietaba mucho. Cuando estábamos en las escaleras pude escuchar claramente le ruido de herramientas y le bullicio de una fábrica, quizás si me dirigía a ese piso pudiera poner mi mente más tranquila, de todas maneras seguíamos a la espera de órdenes. Andy quiso regresar con el padre león a preguntarle una gran duda acerca de los humanos de su especia, parecía ser que al igual que yo, era la primera vez que ella veía a más humanos mitad animal.
-Supongo que yo bajaré a la fábrica en lo que ustedes charlan, ten mucho cuidado. No creo que ese hombre león sea de mucha confianza- le dije antes de partir y separarme temporalmente de ella. -Si las cosas se ponen feas, roba un den-den mushi y llama- agregué dándole un papelito con la información de mi ko den-den mushi.
Bajé las escaleras con un paso apresurado, el sonido de herramientas iba haciéndose más fuerte hasta que llegué a un gran piso con una gran puerta hecha de metal. Un par de guardias cubrían la entrada mientras que dos personas con colas de conejo salían cargando un par de cajas. Tomé un dulce de mi bolsita, salió un caramelo de moras con chamoy. Pensé que la única manera de entrar a esa fábrica sería distraer a los guardias, así que sin ninguna mejor idea, decidí lanzar mi técnica espacial hacia un montón de cajas que estaban apiladas. Lancé mi royal flying sword tratando de moderar su poder y tiré la pila de cajas, los guardias confundidos corrieron para averiguar que había sucedido y corrí rápidamente para escabullirme a la fábrica.
A primera vista la fábrica lucía completamente inofensiva, la gente animal trabajaba con herramientas construyendo juguetes de madera, algunos trenes, carritos e incluso algunos soldados. Todo marchaba bien hasta que vi a un par de personas con colas de jirafas salir de la parte posterior de la fábrica acompañados por un aroma a pólvora cargando un par de cajas. Me apresuré y pasé a la parte trasera de la fábrica. Sabía que mi sexto sentido no me engañaba, la fábrica de juguetes era solamente una fachada para el verdadero negocio de la isla, una fábrica de armas de fuego.
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El comportamiento tan extraño de Chrom me había resultado algo anormal pero quizá era de las personas que les gustaba conocer los alrededores para saber a donde dirigirse en batalla, así que sencillamente suspiré alzando un poco los hombros deseando que no se topara con nada anormal, en cuanto a mi, ahora que me encontraba en frente del padre león platicando cara a cara para saber más sobre el origen de la especie, este simplemente suspiró y me pidió que lo acompañara a tomar una taza de té.
Si bien me sentía un tanto incómoda no podía evitar sentir curiosidad sobre nuestra historia, ¿por qué éramos humanos con rasgos animales? o era mejor dicho ¿ animales con rasgos humanos?. No me quedaba muy claro quien era yo, pero al parecer, el si me podía dar una respuesta más concisa. Caminamos un rato por los pasillos de la fábrica hasta llegar a unas enormes puertas rojas donde al abrirlas, frente a mis ojos aparecieron más personas como yo, refiriéndome a los rasgos animales.
-Nosotros venimos de la isla Zou. Por miles de años hemos sido perseguidos y vendido como esclavos, por mucho tiempo no salimos de nuestra isla, pero yo, decidí emprenderme a lo desconocido y hacerle frente a cualquiera que se me interponga e intente dañar a los míos, somos una familia, una familia de guerreros, no nos rendimos, no cedemos, y no permitiremos que nos sigan usando como se les de la gana, les mostraremos que merecemos respeto por las buenas, o...por las malas...- Mencionó esto último apretando su puño derecho y llevándolo hacia el pecho para golpearse con orgullo.
-... ¿están separados por especies?... o ¿por qué hay puras ardillas mink aquí?.... - pregunté desconcertada.
El padre león me miró cerrando sus ojos mientras suspiraba profundamente, sacó de su bolsillo un puro y un encendedor para comenzar a fumar, una vez que dio la primera exhalación, respondió.
-Fueron rescatados de un barco de la marina, estaban siendo enviados a un mercado donde serían vendidos como esclavos, gracias a nuestros vínculos con unos viejos colegas piratas, estos atacaron el barco donde iban siendo transportados y fueron traídos de regreso hacia nosotros. La isla Zou está bastante lejos de aquí, así que fue la opción más rápida y segura de mantenerlos a salvo y tratar a los heridos y/o enfermos. Puede ser que tú de cachorra fueras secuestrada y sea por ello que no tienes la menor idea de quien es tu verdadera familia. Viviste entre humanos y por lo que veo, no tuviste que vivir como esclava, no tienes señales de mal trato. Te ves sana y fuerte, ese chico que viene contigo, por otra parte, su mirada....intuyo que no ha tenido una vida fácil, el rencor hacia el gobierno mundial es algo que ha marcado a muchos de los presentes.- comenzó a caminar adentrándose hacia el salón con los demás minks ardilla quienes mostraban mucha felicidad al verlo, cada uno de ellos se acercaba a el, le hacían preguntas, le daban obsequios los niños. Podía notar que es un respetable y querido líder.
Me sentía un poco incómoda al no saber como relacionarme mejor con los de mi especie, al menos sabía que no me mirarían con desprecio. Di unos cuantos pasos quedando detrás del padre león mientras intentaba socializar.
-(Me pregunto, ¿Dónde estará Chrom? ya tardó bastante.) Hola! Mi nombre es Andy..mucho gusto- mencioné alzando mi brazo derecho para saludar mientras sonreía tímidamente.
Si bien me sentía un tanto incómoda no podía evitar sentir curiosidad sobre nuestra historia, ¿por qué éramos humanos con rasgos animales? o era mejor dicho ¿ animales con rasgos humanos?. No me quedaba muy claro quien era yo, pero al parecer, el si me podía dar una respuesta más concisa. Caminamos un rato por los pasillos de la fábrica hasta llegar a unas enormes puertas rojas donde al abrirlas, frente a mis ojos aparecieron más personas como yo, refiriéndome a los rasgos animales.
-Nosotros venimos de la isla Zou. Por miles de años hemos sido perseguidos y vendido como esclavos, por mucho tiempo no salimos de nuestra isla, pero yo, decidí emprenderme a lo desconocido y hacerle frente a cualquiera que se me interponga e intente dañar a los míos, somos una familia, una familia de guerreros, no nos rendimos, no cedemos, y no permitiremos que nos sigan usando como se les de la gana, les mostraremos que merecemos respeto por las buenas, o...por las malas...- Mencionó esto último apretando su puño derecho y llevándolo hacia el pecho para golpearse con orgullo.
-... ¿están separados por especies?... o ¿por qué hay puras ardillas mink aquí?.... - pregunté desconcertada.
El padre león me miró cerrando sus ojos mientras suspiraba profundamente, sacó de su bolsillo un puro y un encendedor para comenzar a fumar, una vez que dio la primera exhalación, respondió.
-Fueron rescatados de un barco de la marina, estaban siendo enviados a un mercado donde serían vendidos como esclavos, gracias a nuestros vínculos con unos viejos colegas piratas, estos atacaron el barco donde iban siendo transportados y fueron traídos de regreso hacia nosotros. La isla Zou está bastante lejos de aquí, así que fue la opción más rápida y segura de mantenerlos a salvo y tratar a los heridos y/o enfermos. Puede ser que tú de cachorra fueras secuestrada y sea por ello que no tienes la menor idea de quien es tu verdadera familia. Viviste entre humanos y por lo que veo, no tuviste que vivir como esclava, no tienes señales de mal trato. Te ves sana y fuerte, ese chico que viene contigo, por otra parte, su mirada....intuyo que no ha tenido una vida fácil, el rencor hacia el gobierno mundial es algo que ha marcado a muchos de los presentes.- comenzó a caminar adentrándose hacia el salón con los demás minks ardilla quienes mostraban mucha felicidad al verlo, cada uno de ellos se acercaba a el, le hacían preguntas, le daban obsequios los niños. Podía notar que es un respetable y querido líder.
Me sentía un poco incómoda al no saber como relacionarme mejor con los de mi especie, al menos sabía que no me mirarían con desprecio. Di unos cuantos pasos quedando detrás del padre león mientras intentaba socializar.
-(Me pregunto, ¿Dónde estará Chrom? ya tardó bastante.) Hola! Mi nombre es Andy..mucho gusto- mencioné alzando mi brazo derecho para saludar mientras sonreía tímidamente.
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Claro, ahora todo tenía sentido; la marine debía ir a buscarlos porque tenían una fábrica ilegal de armas, sus motivos no podrían importarme menos, pero no soportaba que me quisieran utilizar para algo que desconocía. Cuando me disponía a salir de aquella fábrica turbulenta, un hombre mitad jirafa alcanzó a notar mi presencia y me gritó algo furioso preguntándome qué hacía en ese lugar.
-Quería saber por qué voy a luchar- le respondí algo irritado. -Si no te parece puedes probar mi espada izquierda- agregué.
El hombre jirafa, bastante molesto, tomó una espada de las cajas y se apresuró a encararme. Estaba por desenfundar a Black, cuando otro hombre mitad animal salió de la nada y detuvo al chico jirafa, le susurró algo al oído y el primero de los hombres bestia, más calmado, bajó su espada. “Es una lástima” pensé, ya que quería calentar un poco antes de cortar unas cabezas de los ineptos marines.
-Parece que entonces los veré después caballeros- les dije un poco enojado.
Salí caminando lentamente de la fábrica, me parecía sorprendente el hecho de que todos los habitantes del lugar les importara poco que su hogar fuera usado como una fábrica de armas o quizás simplemente no lo sabían. Tomé un dulce, para mi mala suerte uno sabor pepino con chile, estaba ahora más deseoso de entrar en un combate. Subí un poco más apresurado las escaleras saboreando de lado a lado mi caramelo, pasaba por mi cabeza si yo era lo suficientemente fuerte para hacerle cara a ese payaso león, su porte parecía ser muy fuerte. Cuando llegué al piso donde se encontraba el cuarto del hombre león, varios hombres animales más estaban ajetreados, unos desempacaban armas de las cajas, otros afilaban sus armas y un par más calentaban sus brazos haciendo círculos.
-Veo que estás ansioso por luchar, muchacho- dijo con pericia el padre león. -Estamos por partir a darle una cálida bienvenida a los marines que están por anclar- agregó con una afilada sonrisa.
Sentía sus grandes ojos afilados posándose completamente en mí, aquel payaso león era muy perspicaz, probablemente desde que vio mi andar supo todas mis intenciones. Para sorpresa mía, mi amiga ardilla se encontraba a un lado suyo con un semblante bastante tranquilo, parecía que se estaba llevando bien con los de su especie y por eso decidí cortar mi hostilidad hacia él en ese momento.
-Es hora de cortar algunas cabezas, señor león- le dije tratando de ocultar mi molestia mientras me acercaba lentamente a él. -Pero más tarde tengo un par de preguntas para ti, payaso león- le susurré mientras le hacia una señal a Andy para que avanzáramos con los demás.
-Quería saber por qué voy a luchar- le respondí algo irritado. -Si no te parece puedes probar mi espada izquierda- agregué.
El hombre jirafa, bastante molesto, tomó una espada de las cajas y se apresuró a encararme. Estaba por desenfundar a Black, cuando otro hombre mitad animal salió de la nada y detuvo al chico jirafa, le susurró algo al oído y el primero de los hombres bestia, más calmado, bajó su espada. “Es una lástima” pensé, ya que quería calentar un poco antes de cortar unas cabezas de los ineptos marines.
-Parece que entonces los veré después caballeros- les dije un poco enojado.
Salí caminando lentamente de la fábrica, me parecía sorprendente el hecho de que todos los habitantes del lugar les importara poco que su hogar fuera usado como una fábrica de armas o quizás simplemente no lo sabían. Tomé un dulce, para mi mala suerte uno sabor pepino con chile, estaba ahora más deseoso de entrar en un combate. Subí un poco más apresurado las escaleras saboreando de lado a lado mi caramelo, pasaba por mi cabeza si yo era lo suficientemente fuerte para hacerle cara a ese payaso león, su porte parecía ser muy fuerte. Cuando llegué al piso donde se encontraba el cuarto del hombre león, varios hombres animales más estaban ajetreados, unos desempacaban armas de las cajas, otros afilaban sus armas y un par más calentaban sus brazos haciendo círculos.
-Veo que estás ansioso por luchar, muchacho- dijo con pericia el padre león. -Estamos por partir a darle una cálida bienvenida a los marines que están por anclar- agregó con una afilada sonrisa.
Sentía sus grandes ojos afilados posándose completamente en mí, aquel payaso león era muy perspicaz, probablemente desde que vio mi andar supo todas mis intenciones. Para sorpresa mía, mi amiga ardilla se encontraba a un lado suyo con un semblante bastante tranquilo, parecía que se estaba llevando bien con los de su especie y por eso decidí cortar mi hostilidad hacia él en ese momento.
-Es hora de cortar algunas cabezas, señor león- le dije tratando de ocultar mi molestia mientras me acercaba lentamente a él. -Pero más tarde tengo un par de preguntas para ti, payaso león- le susurré mientras le hacia una señal a Andy para que avanzáramos con los demás.
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Definitivamente todos se veían muy a gusto en este lugar, me era difícil imaginarme encajando en un hogar como este, ya que bueno, soy aventurera, no me puedo dar el lujo de quedarme quieta.
-...que linda familia, más sin embargo...- no pude terminar de hablar ya que el padre León le dirigiría unas palabras a Chrom, el cual ni había notado en qué momento había regresado con nosotros, lo que me alegró verlo.
El ambiente entre esos dos me parecía algo extraña, sobre todo notando la mirada fija del padre león hacia Chrom, esos ojos denotaban algo no muy bueno, pero qué podía hacer, no estaba muy segura de mis pensamientos o sobre mi intuición.
Tras notar como Chrom me hacía unas señales con la mirada entendí que debía ir hacia el, por lo que comencé a caminar en su dirección un tanto confusa. -¿a dónde fuiste? de pronto te me perdiste de la vista. - agregué mostrando un poco de preocupación mientras me sostenía sobre su brazo derecho con intención de jalarlo hacia mi como muestra de reproche.
-...que linda familia, más sin embargo...- no pude terminar de hablar ya que el padre León le dirigiría unas palabras a Chrom, el cual ni había notado en qué momento había regresado con nosotros, lo que me alegró verlo.
El ambiente entre esos dos me parecía algo extraña, sobre todo notando la mirada fija del padre león hacia Chrom, esos ojos denotaban algo no muy bueno, pero qué podía hacer, no estaba muy segura de mis pensamientos o sobre mi intuición.
Tras notar como Chrom me hacía unas señales con la mirada entendí que debía ir hacia el, por lo que comencé a caminar en su dirección un tanto confusa. -¿a dónde fuiste? de pronto te me perdiste de la vista. - agregué mostrando un poco de preocupación mientras me sostenía sobre su brazo derecho con intención de jalarlo hacia mi como muestra de reproche.
Chrom V. Haddi
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Destreza
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Agudeza
Instinto
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Saberes
Akuma no mi
Varios
-Este lugar no es precisamente un país de encanto- le contesté a mi amiga ardilla. -Hay una parte no tan linda en este árbol enorme- agregué en un tono algo molesto.
Andy me jaló hacia ella en señal de reproche por haber desparecido sin decir a donde iba. Le ofrecí una disculpa y acaricié la parte trasera de sus orejas en forma de tregua. Un mink oso, como había escuchado se llamaba esa especie de hombre animal, nos había informado que formaríamos parte del equipo de bienvenida. Nuestra tarea dentro de ese equipo era pelear un poco después de las líneas delanteras, nos explicaron que solamente proveeríamos apoyo a los minks peleadores que lo necesitaran. Estaba un poco emocionado de verme envuelto en una pelea contra esos soldados a las ordenes de los sucios cerdos del gobierno mundial. Antes de bajar a la base del árbol le pregunté a un mink jirafa si tenían ropa más caliente, no iba a poder pelear con todas mis fuerzas si acababa teniendo un ataque de hipotermia. El hombre jirafa me facilitó un abrigo y un par de guantes.
-Gracias- le respondí en un tono seco. -¿Sabes si la chica conejo que… bueno tú sabes, corté hace rato, está bien?- pregunté preocupado por la chica conejo.
-Le han tratado a tiempo y debe estar en el hospital descansando- respondió.
Aunque estaba ayudando a aquellos hombres bestia a pelear contra la marine, su líder, el padre León, no acababa de agradarme. Quizá el hecho de tener una fábrica de armas bajo la premisa de una de juguetes no me había sentado del todo bien. No hice más preguntas y bajamos junto con aproximadamente treinta minks más a la base del pino gigante para dirigirnos a darle la bienvenida al barco Marine que había anclado en la costa. En cuestión de minutos habíamos alcanzado la posición del barco y pudimos notar como algunos soldados bajaban del navío, todos armados con rifles y espadas.
-¿Estás lista para nuestra misión?- le pregunté a Andy mientras sacaba un dulce de mi bolsita y le ofrecía uno. -No es algo muy difícil, solamente fungiremos como ayuda en caso de que sea necesario-
La ventisca comenzó a azotar más fuerte en el prólogo de la batalla, los minks preparaban sus armas para asegurar una victoria en el asalto. El padre león nos acompañaba con una katana a sus espaldas que fácilmente duplicaba mi tamaño. Desenfundé a Windy y me preparé para el inicio de la batalla.
Andy me jaló hacia ella en señal de reproche por haber desparecido sin decir a donde iba. Le ofrecí una disculpa y acaricié la parte trasera de sus orejas en forma de tregua. Un mink oso, como había escuchado se llamaba esa especie de hombre animal, nos había informado que formaríamos parte del equipo de bienvenida. Nuestra tarea dentro de ese equipo era pelear un poco después de las líneas delanteras, nos explicaron que solamente proveeríamos apoyo a los minks peleadores que lo necesitaran. Estaba un poco emocionado de verme envuelto en una pelea contra esos soldados a las ordenes de los sucios cerdos del gobierno mundial. Antes de bajar a la base del árbol le pregunté a un mink jirafa si tenían ropa más caliente, no iba a poder pelear con todas mis fuerzas si acababa teniendo un ataque de hipotermia. El hombre jirafa me facilitó un abrigo y un par de guantes.
-Gracias- le respondí en un tono seco. -¿Sabes si la chica conejo que… bueno tú sabes, corté hace rato, está bien?- pregunté preocupado por la chica conejo.
-Le han tratado a tiempo y debe estar en el hospital descansando- respondió.
Aunque estaba ayudando a aquellos hombres bestia a pelear contra la marine, su líder, el padre León, no acababa de agradarme. Quizá el hecho de tener una fábrica de armas bajo la premisa de una de juguetes no me había sentado del todo bien. No hice más preguntas y bajamos junto con aproximadamente treinta minks más a la base del pino gigante para dirigirnos a darle la bienvenida al barco Marine que había anclado en la costa. En cuestión de minutos habíamos alcanzado la posición del barco y pudimos notar como algunos soldados bajaban del navío, todos armados con rifles y espadas.
-¿Estás lista para nuestra misión?- le pregunté a Andy mientras sacaba un dulce de mi bolsita y le ofrecía uno. -No es algo muy difícil, solamente fungiremos como ayuda en caso de que sea necesario-
La ventisca comenzó a azotar más fuerte en el prólogo de la batalla, los minks preparaban sus armas para asegurar una victoria en el asalto. El padre león nos acompañaba con una katana a sus espaldas que fácilmente duplicaba mi tamaño. Desenfundé a Windy y me preparé para el inicio de la batalla.
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Los minks de distintos tipos de raza tomaron por sorpresa a los marines y comenzaron a menguar rápidamente sus tropas. El sonido de espadas chocando, el olor a pólvora y las manchas carmesíes de sangre sobre la nieve comenzaron a abarcar todo el campo de batalla, rápidamente ese bonito paramo blanco se había transformado en un escenario bélico. Mi compañera ardilla, a la que no le gustaba mucho pelear, se refugió detrás de mí al ver la sangre de tantos marines correr por el piso.
-No tienes que pelear, puedes mirar de lejos- le dije mientras ponía una mano sobre su cabeza.
Por el flanco derecho, un Marine altísimo comenzó a derribar fácilmente a varios minks que trataban de frenarlo, el Marine era un hombre cercano a los dos metros y, al igual que yo, usaba un estilo de dos espadas; los Minks caían fácilmente y uno de ellos gritó por el apoyo, que era yo. Tomé un dulce de mi bolsita, uno de mango, desenfundé ambas de mis espadas y me lancé al ataque con un tajo cruzado. El Marine bloqueó fácilmente mi ataque con una de sus espadas y contraatacó de manera esplendida con la otra, dándome tiempo apenas de esquivar el corte que iba proyectado directamente a mi cuello. Lo pude esquivar apenas, viendo como el filo de la espada pasaba frente a mis narices, el cuál me dejó un pequeño corte en la punta de esta.
Alrededor mío, los minks que peleaban contra los marines usaban una técnica a la que le llamaban electro, lo que les permitía usar ataques eléctricos en contra de los Marines. “Vale, los voy a dejar atónitos cuando vean mi poder” pensé entusiasmado. Di un gran salto hacia atrás para tomar distancia con mi oponente y comencé a cambiar mi aura rápidamente a una relampagueante en un tono azul eléctrico.
-¡Este es mi Break Out, basuras!- grité sin que muchos hicieran caso de mi habilidad.
El Marine se lanzó en contra mía, pude repeler su primer ataque con Windy y el siguiente con Jeena. A cada corte que él lanzaba, yo respondía con bloqueo inmediatamente con mi mano contraria, se escuchaba repetidamente el choque de las espadas. Uno, dos, uno, dos, uno, dos tres… se repetía la secuencia de tajos que nos lanzábamos el uno al otro sin ser capaces de penetrar a través de la defensa del otro. Si seguíamos de esa manera, el combate se haría innecesariamente largo y sus refuerzos podrían haberme rodeado, así que decidí tomar riesgos para ganar el combate. Di un salto rápido a mi izquierda para esquivar uno de los cortes de mi oponente y de inmediato lancé mi “Crossing Field”, comencé a encadenar un corte tras otro muy hábilmente, pero el Marine bloqueaba de aún mejor manera cada uno de mis ataques. Canalicé el aura eléctrica de mi cuerpo a mis dos espadas y, en un ataque de matar o morir, lancé en el último corte de mi técnica un estoque al brazo de mi contrincante.
El ataque dio de lleno en el antebrazo del Marine, pero no sin consecuencias, él también había logrado hacer un corte en mi costado izquierdo. Mi enemigo sonrió pensando que había conseguido la victoria, sólo para que unos instantes después su brazo en el que había asestado mi golpe, comenzara a temblar; el Marine soltó el arma que cargaba en ese brazo y cambió su expresión a una bastante confusa.
-Los efectos de esta preciosa aura eléctrica no son únicamente estéticos. Tu brazo ha quedado entumido por mi descarga.
Coloqué mis dos espadas en forma de cruz y, aprovechando que mi enemigo sólo tenía en su control una espada, me lancé de lleno usando mi técnica “The Day”. Con Windy en mi brazo derecho rompí la guardia de su espada y lancé el corte fulminante con Jeena. El Marine cayó de rodillas y quedó su cuerpo tirado sobre la blanca nieve.
Giré rápidamente mi cabeza de lado a lado en búsqueda de algún otro oponente, pero parecía que todos habían sido neutralizados. El padre León tenía desenfundada su espada y al menos una decena de Marines yacían alrededor suyo cortados por la mitad, aquel payaso León era realmente fuerte, en el mismo tiempo que yo había derrotado a mi rival, él cortó a la mitad a diez enemigos más. El mink felino se acercó caminando a mí mientras enfundaba su gigantesca espada.
-Bueno chico, sé que no te agrado- dijo clavando su afilada mirada en mí. -Tú tampoco me agradas del todo, pero has ayudado a mi gente en esta pelea, así que te ofrezco un trato.
-Te escucho- respondí mientras ponía mi mano izquierda sobre mi herida.
-Si tú ignoras lo que has visto aquí, puedes quedarte con aquel barco de la Marina. Parece que es una embarcación de investigación, no está muy bien armada, pero puede servirte para salir de aquí.
-Vaya, esa sería una gran idea, sólo que no sé navegar este mar- vi mi mano izquierda, estaba cubierta de sangre.
-La chica que cortaste hace unas horas se llama Aura, ella muere por salir a recorrer el mundo y soy nadie para prohibírselo. Si pueden llevarse bien en los días que estén sanando de sus heridas- dijo señalando a mi corte. -Puede ir contigo, ella sabrá cómo navegar mejor por estos mares mejor que tú.
Acepté la propuesta del payaso León, el mink felino no era una persona que me cayera bien ni mucho menos, pero en ese momento no tenía la fuerza para negarme a ese trato; así que pasé los siguientes ocho días en el hospital tratando de llevarme bien con la mink conejo, pero cómo era de suponer, una persona a la que rebanaste no te guarda precisamente aprecio. Fueron ocho largos días de berrinches, discusiones y muchos platos de comida derramados por la habitación del hospital, pero al final del día la chica conejo aceptó a regañadientes ir conmigo.
-Eres un inútil, no puedo creer que no sepas navegar- fueron las palabras con las que aceptó.
Llegó el día de nuestra partida, los minks nos dieron algunas provisiones para el camino, pero probablemente tendríamos que parar pronto para abastecernos mejor. Las banderas del barco habían sido pintadas para disimular un poco que era robado, pero aún teníamos que modificarlo un poco más para que fuese más discreto.
-Espero que te mueras de hambre- me dijo de forma amistosa Aura.
-Antes te corto de nuevo por la mitad- le respondí.
De alguna manera tenía que sobrevivir a los viajes con mi nueva navegante.
-No tienes que pelear, puedes mirar de lejos- le dije mientras ponía una mano sobre su cabeza.
Por el flanco derecho, un Marine altísimo comenzó a derribar fácilmente a varios minks que trataban de frenarlo, el Marine era un hombre cercano a los dos metros y, al igual que yo, usaba un estilo de dos espadas; los Minks caían fácilmente y uno de ellos gritó por el apoyo, que era yo. Tomé un dulce de mi bolsita, uno de mango, desenfundé ambas de mis espadas y me lancé al ataque con un tajo cruzado. El Marine bloqueó fácilmente mi ataque con una de sus espadas y contraatacó de manera esplendida con la otra, dándome tiempo apenas de esquivar el corte que iba proyectado directamente a mi cuello. Lo pude esquivar apenas, viendo como el filo de la espada pasaba frente a mis narices, el cuál me dejó un pequeño corte en la punta de esta.
Alrededor mío, los minks que peleaban contra los marines usaban una técnica a la que le llamaban electro, lo que les permitía usar ataques eléctricos en contra de los Marines. “Vale, los voy a dejar atónitos cuando vean mi poder” pensé entusiasmado. Di un gran salto hacia atrás para tomar distancia con mi oponente y comencé a cambiar mi aura rápidamente a una relampagueante en un tono azul eléctrico.
-¡Este es mi Break Out, basuras!- grité sin que muchos hicieran caso de mi habilidad.
El Marine se lanzó en contra mía, pude repeler su primer ataque con Windy y el siguiente con Jeena. A cada corte que él lanzaba, yo respondía con bloqueo inmediatamente con mi mano contraria, se escuchaba repetidamente el choque de las espadas. Uno, dos, uno, dos, uno, dos tres… se repetía la secuencia de tajos que nos lanzábamos el uno al otro sin ser capaces de penetrar a través de la defensa del otro. Si seguíamos de esa manera, el combate se haría innecesariamente largo y sus refuerzos podrían haberme rodeado, así que decidí tomar riesgos para ganar el combate. Di un salto rápido a mi izquierda para esquivar uno de los cortes de mi oponente y de inmediato lancé mi “Crossing Field”, comencé a encadenar un corte tras otro muy hábilmente, pero el Marine bloqueaba de aún mejor manera cada uno de mis ataques. Canalicé el aura eléctrica de mi cuerpo a mis dos espadas y, en un ataque de matar o morir, lancé en el último corte de mi técnica un estoque al brazo de mi contrincante.
El ataque dio de lleno en el antebrazo del Marine, pero no sin consecuencias, él también había logrado hacer un corte en mi costado izquierdo. Mi enemigo sonrió pensando que había conseguido la victoria, sólo para que unos instantes después su brazo en el que había asestado mi golpe, comenzara a temblar; el Marine soltó el arma que cargaba en ese brazo y cambió su expresión a una bastante confusa.
-Los efectos de esta preciosa aura eléctrica no son únicamente estéticos. Tu brazo ha quedado entumido por mi descarga.
Coloqué mis dos espadas en forma de cruz y, aprovechando que mi enemigo sólo tenía en su control una espada, me lancé de lleno usando mi técnica “The Day”. Con Windy en mi brazo derecho rompí la guardia de su espada y lancé el corte fulminante con Jeena. El Marine cayó de rodillas y quedó su cuerpo tirado sobre la blanca nieve.
Giré rápidamente mi cabeza de lado a lado en búsqueda de algún otro oponente, pero parecía que todos habían sido neutralizados. El padre León tenía desenfundada su espada y al menos una decena de Marines yacían alrededor suyo cortados por la mitad, aquel payaso León era realmente fuerte, en el mismo tiempo que yo había derrotado a mi rival, él cortó a la mitad a diez enemigos más. El mink felino se acercó caminando a mí mientras enfundaba su gigantesca espada.
-Bueno chico, sé que no te agrado- dijo clavando su afilada mirada en mí. -Tú tampoco me agradas del todo, pero has ayudado a mi gente en esta pelea, así que te ofrezco un trato.
-Te escucho- respondí mientras ponía mi mano izquierda sobre mi herida.
-Si tú ignoras lo que has visto aquí, puedes quedarte con aquel barco de la Marina. Parece que es una embarcación de investigación, no está muy bien armada, pero puede servirte para salir de aquí.
-Vaya, esa sería una gran idea, sólo que no sé navegar este mar- vi mi mano izquierda, estaba cubierta de sangre.
-La chica que cortaste hace unas horas se llama Aura, ella muere por salir a recorrer el mundo y soy nadie para prohibírselo. Si pueden llevarse bien en los días que estén sanando de sus heridas- dijo señalando a mi corte. -Puede ir contigo, ella sabrá cómo navegar mejor por estos mares mejor que tú.
Acepté la propuesta del payaso León, el mink felino no era una persona que me cayera bien ni mucho menos, pero en ese momento no tenía la fuerza para negarme a ese trato; así que pasé los siguientes ocho días en el hospital tratando de llevarme bien con la mink conejo, pero cómo era de suponer, una persona a la que rebanaste no te guarda precisamente aprecio. Fueron ocho largos días de berrinches, discusiones y muchos platos de comida derramados por la habitación del hospital, pero al final del día la chica conejo aceptó a regañadientes ir conmigo.
-Eres un inútil, no puedo creer que no sepas navegar- fueron las palabras con las que aceptó.
Llegó el día de nuestra partida, los minks nos dieron algunas provisiones para el camino, pero probablemente tendríamos que parar pronto para abastecernos mejor. Las banderas del barco habían sido pintadas para disimular un poco que era robado, pero aún teníamos que modificarlo un poco más para que fuese más discreto.
-Espero que te mueras de hambre- me dijo de forma amistosa Aura.
-Antes te corto de nuevo por la mitad- le respondí.
De alguna manera tenía que sobrevivir a los viajes con mi nueva navegante.
- Off-rol:
Una disculpa por acabar el rol tan abruptamente, pero Andy ya no respondía mis mensajes y no le veía muchísimo más vida al rol umu
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