Naipe I.D

Es un hombre de treinta y un años, de un metro ochenta y cinco de altura. Muy largo y delgado asemejándose más a un espantapájaros. Su cabello es oscuro, sus ojos son verdes a pesar de que si no le da la luz parecen de un color verde oscuro. Suele vestir un traje negro de chaqueta adornada con perfiles plateado, que forman dibujos en su espalda, mangas y cuello como si de una chaqueta señorial se tratara. Su tez es muy blanca, y pareciera que sus labios están morados en contraste con su tez, pero no es así. Tiene unas profundas ojeras  marcadas por unas cejas pobladas y perfiladas. Mantiene cierto atractivo físico, sin embargo quién no lo conociera pensaría que es más un vampiro que un vivo. Tiene las mejillas marcadas dándole una faz perfilada. Porta varios anillos en su mano derecha y lleva un chaleco negro a juego con los pantalones y chaqueta. Suele llevar un reloj de oro guardado en el bolsillo pectoral derecho.

Verás saber que vas a morir lo cambia todo. Si te dijera la fecha exacta de tu muerte, todo tu mundo se derrumbaría. ..Yo lo sé... ¿Sabes lo que se siente cuando te invitan a entrar a una consulta médica y te dicen que te mueres?.. ¿La gravedad de eso?... ¿Que el tiempo se te acaba?.. En un segundo tu mundo desaparece, ves las cosas de otra manera y las hueles de forma muy distinta. ...Lo saboreas todo ya sea un vaso de agua o un paseo por el parque.

La gente no sabe cuándo se acabará su tiempo, y la ironía es que eso les impide vivir su vida; siguen bebiendo un vaso de agua, pero no la saborean. Ese es el problema de la naturaleza humana. Por este motivo yo me planteo las cosas de un modo diferente, a probar el tejido de la naturaleza humana. Desprecio con fulgurante odio a aquella gente que no aprecia su vida mientras que otros hemos sido condenados a tener un reloj a la espalda. Sinceramente pienso que aquellos que no respetan su vida no merecen vivir.

La gente no aprecia lo que tiene, vive en excesos, complicaciones, broncas absurdas y destruyen las vidas de otras personas con las que tienen contacto, en una frase, me pone enfermo ver como otra gente que no siente respeto por las vidas de otros.

Puedo tolerar que me mientas a la cara, que me calumnies, que me trates de loco incluso, pero no voy a tolerar que me condicione nadie, ni ver como otros abusan y tiran por la borda los años de vida que a mí y a tantos otros nos falta. ¿Soy vengativo? Seguramente ese sea otro rasgo, pero yo no lo veo así, sino que soy una persona que no aprueba ciertos comportamientos “excesivos” de otra gente.

Soy excesivamente calmo, no me gusta que me molesten, ni que me interrumpan cuando estoy llevando a cabo alguna tarea, pues a pesar de que mantengo el semblante tranquilo podría entrar en cólera si me llevaras  al límite.

Aprecio las buenas conversaciones y los temas cultos, sin embargo, no dudaría lanzar puñales por la boca si escuchara temas propios de idiotas o lerdos, por ejemplo, si un marinero se ha dejado todo el sueldo en un casino y desea morir por la reprimenda que le va a dar su mujer, vamos, problemas del primer mundo.

Siento pena por aquellos que sufren, o que realmente lo pasan mal frente a aquellos que despilfarran, presumen,... y la gente les acaba votando.

No me fío de los médicos demasiado, ya que estos han demostrado ser números que las farmacéuticas tienen en nómina, que solo buscan su interés tratándote como una cobaya humana para ganarse ellos así las medallas y condecoraciones que acaban colgando en las paredes de sus clínicas privadas, y aun así, tengo la vana esperanza de que me ayuden.

No me caen bien los “ricos” ni los “moralmente superiores”, puesto que viven desconectados del mundo real, y esos sí que no saben vivir realmente. Emulan que viven, fingen disfrutar, pero nuevamente no saborean su tiempo.

Me gusta la música clásica, un buen vino tinto y pasar mi tiempo leyendo a filósofos, psicólogos  y grandes personajes de la historia que te permiten trabajar aspectos de tu vida, en mi caso, ver las cosas más simples, pues  de cada cosa me pregunto que es en si misma, cual es su objetivo y que se logra con ello. A veces para entender a otras mentes es necesario indagar primero en ellas.

Finalmente tengo un especial aprecio a la muñeca Nika. A pesar de su aspecto, es el único recuerdo que tengo de mi madre, a la que nunca conocí, pero viendo sus retratos por la mansión, las anécdotas de mi padre y su labor como juguetera y persona dedicada a los pobres ha provocado que vea a esa muñeca como si fuera ella.

Nací en Yellow Spice, en el seno de una familia de empresarios de clase noble llamada  Blackwood. Esta posición me permitió poder estudiar en la escuela de Ingenieros local licenciándome a los 23 años. Años antes me habían descubierto una enfermedad degenerativa que estaba destrozando mis músculos poco a poco, condenándome a vivir en un cuerpo con poca energía, pero que afortunadamente, de cara al público parecía sano.

A mayores saqué los estudios de Historia y Psicología, licenciándome a los  28 años. Durante mis estudios busqué todo tipo de información acerca de mi patología, leí todo tipo de manuales médicos, e incluso leí libros de filosofía y psiquiatría, pues mi patología debía entenderse desde un plano físico o mental, y esto me ha permitido desenvolverme mucho como persona, adquiriendo conocimientos muy precisos y genéricos.

En lo referente a mi familia mi padre era dueño una mina siderúrgica , al norte de la isla, la cual heredé yo a los 29 años tras el retiro de mi padre de la vida laboral, falleciendo por silicosis un año después. Mi madre falleció durante el parto, pero recuerdo que poseía una  juguetería en una de las naves cercanas a la fábrica de mi padre. Según me contaba él, mi madre era muy conocida por ser una de las mejores artesanas creando muñecos y títeres, que se hicieron bastante famosos en la zona por su calidad y mimo con los que ella los creaba. Hoy el único recuerdo que tengo de ella es un retrato junto a su muñeca favorita a la que llamaba "Nika". Mi padre me contaba que estaba hecha un asco y que en más de un ocasión trató de tirarla a la basura, sin embargo no lo hizo, pues había sido un regalo de mi abuelo a ella cuando no tenía más que cinco años. Tras su muerte me quedé solo y con dicha juguetería, con Nika,y la fábrica de mi padre.



Debo admitir que al principio me preguntaba como mi madre pudo tener aquella muñeca consigo, pues daba real miedo. Sin embargo ,empecé a comprenderlo poco a poco en mis largas noche en el despacho de mi padre leyendo manuales de psicología. La muñeca era una prolongación de mi madre, el último recuerdo de ella. Podría decir que acabé cogiéndole cariño a aquel trozo de madera.

Si algo agradezco a mi padre es todo el dinero que invirtió en mi cuando era pequeño para tratar de curar mi enfermedad, la cual me provocaba intensos dolores y debilidad muscular como antes mencioné. Por ello no dudó en llevarme a los mejores médicos sin obtener éxito alguno, del mismo modo todos los seguros y otras coberturas médicas me fueron denegadas por no ser “viable”, pues todos daban por hecho que estaban hablando con un muerto. Con el paso del tiempo mis piernas y brazos comenzaron a dar señales de flaqueza, provocando que mi padre usara su inteligencia y dinero para diseñar un arnés con cuatro brazos mecánicos para permitirme llevar a cabo las tareas en la fábrica, así como para el día diario. Nunca podré saldar esa deuda con mi padre, pues había gastado tres cuartas partes de la fortuna familiar en mí cuando me hizo entrega de aquel arnés. Seguramente habría llorado si siguiera vivo, pues debido al deterioro físico que estaba padeciendo era propenso a tener otras patologías, y la que me tocó fue el desarrollo de un porfiria a los 26 años. Los médicos apenas conocían dicha enfermedad, ya que se ha dado en muy contados caso pero parece provenir , como ellos dicen, "de un envenenamiento de la sangre", y por ello el tratamiento a seguir era "limpiar" la sangre de mi cuerpo ingiriendo cantidades abundantes de sangre cada pocos días, con el objetivo de mantener a la enfermedad a raya hasta que se encontrara una mejor solución. Afortunadamente encontré mi cura por un tiempo, Elisabeth, la hija de los Beneviento. Mi padre gustaba de hacer bailes en la mansión donde invitaba a todo Yellow Spice, y en una de esas fiestas la conocí y ella me conoció a mi. Elisabeth me había dado una leve luz en aquel túnel oscuro, y por un par de años me olvidé de mis problemas. Sin embargo la felicidad parecía estarme vetada. Pues lord Harford había acordado su desposorios con Karl, de la familia Beneviento; unos terratenientes y jefes industriales de mayor peso que los Blackwood. Nos tuvimos que separar y ella acabaría por estar bajo la tutela, hasta el día de la boda por la madre de Karl, May Benevineto

Yo me recluí en la mansión con el objetivo de no saber nada del mundo, y menos de la inminente boda, pero un día había sacado las fuerzas necesarias para enviarle, a través de un sirviente una carta, este me informó que Elisabeth se había ahorcado durante la noche al ver inminente su boda y la imposibilidad de escapar de dicha condena. Desde aquella viví recluido en mi propia casa.



A día de hoy soy una persona conocida en la isla por ser un Blackwood, y mi nombre está cayendo en el olvido debido a mi aislamiento, sin embargo, no tengo demasiadas amistades actualmente debido a que me dedico a mi trabajo en la siderúrgica y en la juguetería.

Tengo una meta en la vida, vivir. Quiero encontrar una cura a mi patología desesperadamente, y encontraré la forma en la ingeniería o la química para lograr recuperar un tiempo que se me escapa entre los dedos. Al ser plenamente consciente de mis limitaciones físicas he optado también por dejar un legado, y me dedico a transmitir un mensaje a todos aquellos que malgastan su vida mientras otros carecemos de ella. Este mensaje suele ser sangriento, pero de alguna manera hay que dejar claro el mensaje que quiero transmitir. Un mensaje que estaba en el umbral de la entrada del hospital al que acudía un día y otro buscando soluciones para mi enfermedad: Aprecia tu vida. Cuanto menos irónico. Yo la apreciaba ¿El resto haría lo mismo?

No sé si lograré mi meta de hallar una cura, pero de no hacerlo, mi nombre será recordado y la gente comenzará a entender que debe apreciar lo que tiene día a día, sin importar las complicaciones, aunque sea a base de metal, fragua y puño de hierro.  Del mismo modo gracias a mi obra, o la que espero llevar a cabo, quitaré muchas máscaras de hipócritas e interesados que juegan con la gente como si fueran peones en un tablero de ajedrez.

Con esto podrías decirme que uso mi patología como excusa para hacer daño a la gente; Y te diré que no. Mi enfermedad solo me ayudó a comenzar mi obra, y plantearme el quitarme de en medio si me veía muy jodido lo que me ha permitido llevarla a cabo, a darme cuenta de que la gente puede darse cuenta de que su vida vale la pena, pero que deben encauzarla por el camino apropiado, pues la vida, más parece un juego que un regalo en los tiempos que corren.

Por ello he adoptado el apodo de “Naipe”, olvidando mi nombre, porque no soy un hombre, sino un muerto viviente, y los muertos ya no tienen nada, solo el  nombre con el que entran en  el recuerdo y en las mentes de aquellos que quedan. Naipe hace referencia a una parte de mi filosofía; El mundo es una baraja de naipes, pues hay sotas, caballos y reyes, al igual que en mundo real hay pobres, ricos y cabecillas, y a veces aparece un As que maneja los hilos de todos ellos bajo oscuros propósitos de beneficio personal como si  esto fuera un juego. Sea pues....ahora seré yo quién quiere jugar a un juego.

-Aprendizaje rápido (B): Razonas cada cosa que aprendes, de manera que eres capaz de aprender mucho más deprisa. Entrenar mejoras de tu Akuma no mi requiere la mitad de tiempo.

-Mirada penetrante (B): En tus ojos hay autoridad. Tal vez no una absoluta, pero sí la suficiente como para que mentirte a los ojos sea muy difícil. En general, tu mirada intimida.

-Conocimiento específico (B): Tal vez no sepas aplicarlo, pero posees conocimientos de muy alto nivel en una rama concreta del saber. (Rama Psicología)

-Hermoso (B): Sencillamente eres un Adonis. Cuesta resistirse a tu magnetismo natural, y resulta casi imposible no reparar en ti.

Sangre fría (C): Eres capaz de reaccionar en situaciones complicadas manteniendo la calma. Los nervios normalmente no te juegan malas pasadas

-Empático(D): Eres capaz de entender a la gente de forma especial. Es difícil mentirte.

-Sentido agudo (D): Puede que sea tu vista, tu olfato o tu oído, pero va notablemente más allá de lo común sin que esto te repercuta negativamente.

-Memoria eidética (D): Si bien no recuerdas todo lo que ves, lo que recuerdas lo recuerdas con todo lujo de detalles.

-Culto (D) : Cualquier persona que hable con él verá que es una persona con conocimientos genéricos.

-Elegante (D): Tal vez sea la forma de moverte, tu postura o cómo luces sin más, pero ninguno de tus movimientos parece ridículo.

-Manejo emocional(D): Sabes controlar tus expresiones y tu metalenguaje para evitar mostrar tus emociones. Te resulta más fácil engañar a la gente o fingir.

- Virtuoso de un instrumento (E):   Sabes tocar muy bien un instrumento concreto, a nivel profesional. (Piano)

-Imponente (E) : Tienes algo. Quizá sea ese aspecto salvaje, o tu forma de moverte. No es que asustes, pero se ve que no es buena idea enfrentarse a ti..