Nadir
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El lugar ya lo había cogido hace unas semanas y su identidad seguía intacta bajo una gran manta de harapos y la careta tengu que encontró entre la basura de un basar. Su caminar despreocupado entre una gran masa de gente lo confundía con algún vagabundo o artista callejero, en ambos casos era ignorado por la mayoría de personas. La ciudad era extravagantemente bonita y repleta de personas que se parecían mujeres, pero con destacados rasgos de musculatura y masculinidad definida, okamas. Era un lugar bastante amigable a primera vista, acompasado en tonos rosas de fauna y flora. Era una ciudad ideal para no ser juzgado por la apariencia y recibir hospitalidad. A la isla accedió como polisón en una fragata comerciante. Los tripulantes de la fragata no demoraron ni una noche en dar con Nadir y fue la primera isla en la cual lo pudieron tirar, no quisieron ofrendarlo al mar porque les pareció un mal augurio regalar un demonio al mar. Era una extraña e irritante manera de viajar para el joven, pero desde que se perdió del circo no conocía otra forma de vivir y seguir el viaje. Tres semanas fue lo que le ofreció la isla y unos esquicitos pastelillos de cremas y frutas, sintió que era momento de partir, buscar la forma de ir al mar no seria fácil. Pero debido a la gran hospitalidad que le brindaron, tal vez alguien pudiera invitarlo a viajar sin necesidad de dialogar.
-Acá, acá, acá. – Se sintieron los gritos de un niño. No era mayor a los diez años por el tono de voz, pero pese a que lo busco entre la multitud aprovechando su altura no lo diviso. No era la primera vez que Nadir sentía la necesidad de husmear por un grito de ayuda o de carácter extraño como este. ¿Quin grita varias veces “acá”, como marcando el lugar buscado? Era un niño perdido pensó, y un deje de melancolía lo invadió. Se dejo ganar por sus instintos y trato de localizar nuevamente el llamado. Otra vez - Acá, acá, acá. – Esta vez logro ver un joven de unos veinte años, era más grande de lo que se imaginó. Su voz suave y delicado lo hacia pasar por un infante, pero su cuerpo era atlético y delineado en casi ochenta kilos y un metro ochenta y cinco de altura. La gente le pasaba por alado y lo ignoraban, mientras que giraba en ronda de un árbol, lo rodeaba de izquierda a derecha casi en trance. Realmente era poco clara sus intenciones, Nadir lo miraba fijo, era el único ser que le prestaba atención al rubio que parecía muerto en vida. Entonces el pelirrubio paró y explotó de nuevo su gargüero. - Acá, acá, acá. -.
-Acá, acá, acá. – Se sintieron los gritos de un niño. No era mayor a los diez años por el tono de voz, pero pese a que lo busco entre la multitud aprovechando su altura no lo diviso. No era la primera vez que Nadir sentía la necesidad de husmear por un grito de ayuda o de carácter extraño como este. ¿Quin grita varias veces “acá”, como marcando el lugar buscado? Era un niño perdido pensó, y un deje de melancolía lo invadió. Se dejo ganar por sus instintos y trato de localizar nuevamente el llamado. Otra vez - Acá, acá, acá. – Esta vez logro ver un joven de unos veinte años, era más grande de lo que se imaginó. Su voz suave y delicado lo hacia pasar por un infante, pero su cuerpo era atlético y delineado en casi ochenta kilos y un metro ochenta y cinco de altura. La gente le pasaba por alado y lo ignoraban, mientras que giraba en ronda de un árbol, lo rodeaba de izquierda a derecha casi en trance. Realmente era poco clara sus intenciones, Nadir lo miraba fijo, era el único ser que le prestaba atención al rubio que parecía muerto en vida. Entonces el pelirrubio paró y explotó de nuevo su gargüero. - Acá, acá, acá. -.
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No solía viajar por aquellos lugares tan extraños, pero aquella isla tenía un color especial, rosa para ser concreto. ¿No es suficientemente peculiar? Lo suficiente para llamarme la atención. Si por esto no fuera foco, encima sus habitantes eran de lo más peculiares. Siempre estaban alegres, de fiesta o peleando. Aquello era un vergel de emociones que no estaba dispuesto a perder de vista. Lo primero que tenía que hacer era salir del barril donde estaba. Si, había ido de polizón en un buque mercante, como tantos otros. Al menos había logrado que dicho barril no fuera de pescado como me había pasado la última vez..que olor. Pero bueno, a lo hecho tiro en el pecho.
-¿A donde vamos?
-Yo digo que a la taberna
- Yo digo que a robar un anticuario
-¿Y porqué no una sala de fiestas?
-¡Callaos!- dije en voz alta como si alguien estuviera allí, pero solo lo estaban mis voces. En cierto modo había que hacer algo, así que estiré mi esmoquin y comencé a caminar por las vetustas callejuelas de aquella ciudad tan rara y colorida. La idea de robar un anticuario me parecía aburrida, sobre todo después de la última vez.....pero quizás asaltar una sala de fiestas podría estar bien..no, no me gusta si no soy el centro de atención...¿Beber hasta perder la conciencia? Meh.....¡Oh por favor me voy a aburrir!
O al menos eso pensé hasta que escuché el alarido de alguien cercano. Cuando me acerqué al origen del sonido pude ver a un joven bastante fornido alrededor de un árbol gritando " Acá , acá". ¡Vaya otro loco! Esto se pone interesante. La verdad es que me llamó la atención, porque quizás fuera un tarado, pero viendo como era esta isla...todos lo eran ¿no?. Así que me mantuve a la distancia apoyado contra una pared, mientras sacaba un palillo del bolsillo y me lo llevaba a los labios negros de la boca. Quería ver que ocurría, e hice bien, ya que un ser de lo más pintoresco se había acercado a la zona...
-¿A donde vamos?
-Yo digo que a la taberna
- Yo digo que a robar un anticuario
-¿Y porqué no una sala de fiestas?
-¡Callaos!- dije en voz alta como si alguien estuviera allí, pero solo lo estaban mis voces. En cierto modo había que hacer algo, así que estiré mi esmoquin y comencé a caminar por las vetustas callejuelas de aquella ciudad tan rara y colorida. La idea de robar un anticuario me parecía aburrida, sobre todo después de la última vez.....pero quizás asaltar una sala de fiestas podría estar bien..no, no me gusta si no soy el centro de atención...¿Beber hasta perder la conciencia? Meh.....¡Oh por favor me voy a aburrir!
O al menos eso pensé hasta que escuché el alarido de alguien cercano. Cuando me acerqué al origen del sonido pude ver a un joven bastante fornido alrededor de un árbol gritando " Acá , acá". ¡Vaya otro loco! Esto se pone interesante. La verdad es que me llamó la atención, porque quizás fuera un tarado, pero viendo como era esta isla...todos lo eran ¿no?. Así que me mantuve a la distancia apoyado contra una pared, mientras sacaba un palillo del bolsillo y me lo llevaba a los labios negros de la boca. Quería ver que ocurría, e hice bien, ya que un ser de lo más pintoresco se había acercado a la zona...
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El joven seguía en trance, Nadir no le podía quitar los ojos de encima. La soledad de aquel rubio le generaba ternura y lentamente se acercaba al árbol. Despacio, casi como si volara, querría cuidar su identidad, pero estaba bastante molesto porque ningún transeúnte fue en su ayuda. De un momento a otro el joven siguió rodeando el árbol y repitiendo el patrón entre vueltas y frase. Acá. ¿Qué mierda quería decir aquel, que a primera vista era un idiota? El skaypeano apretó ambas manos y se acercó cada vez más, la gente seguía ignorando la situación y Nadir perdió el control. De un arrebato tomo el hombro del joven, sin decir nada, el pelirrubio lo miro y tampoco dijo nada. Nadir no sabia como actuar, ese estúpido impulso de valentía y camarería que nunca en la vida le había nacido desde la niñez. Y ya estaba en el baile y debía bailar, debía hablar, pero no podía y lo único que pronuncio fue un maullido de gatito. Necesitaba sonar lo más tierno posible para no pasar por un pesado, las ganas de ayudar y ser un héroe lo habían invadido. El rubio sonrió y comenzó a carcajear como si fuera un loco de remate y una chicharra sonó e hizo parar a todos los presentes que también comenzaron a reír sin control.
Sin que Nadir pudiera hacer algo al respecto, tenia la guardia totalmente baja, el rubio lo empujo y cayo en un recipiente de madera, que emulaba un ataúd con su cruz cristiana. Dos okamas, lo suficientemente fuertes como para sostener el cajón y maniobrarlo con Nadir dentro, comenzaron a martillar sellando la sepultura. El joven circense estaba espantado, genero claustrofobia por la violencia y la rapidez que ocurrió todo y comenzó a arañar y rugir dentro del cajón. - ¿Saben quién es dos veces animal? El gato, porque es gato y araña. – Un okama con una peluca, una evidente peluca añil estilo los setenta y un traje lila, grito la frase mientras reía de su propio chiste. -Tranquilo grandote es parte del show – Aquel transexual golpeo el cajón y se intento comunicar con Nadir, que espantado ignoro todo sonido del exterior; solo quería salir de allí. Cuatro nuevos okamas vestido de mameluco azul trajeron una grada con ruedas y la estacionaron en la avenida. La multitud que seguía riendo comenzó a tomar asiento en aquella improvisada tribuna mientras aplaudían. -Bienvenidos a una nueva edición de barajas y servilletas – Grita la peli azul moviendo la pelvis con movimientos sexis y un micrófono en la mano; se trataba de un show local.
Nadir seguía golpeando y tratando de salir, estaba fuera de sí, su estúpida amabilidad lo llevo a ser parte de un secuestro; era eso lo que pensaba. La madera era gruesa y muy resistente, era imposible romperla y las dos custodias del cajón a simple vista eran excelentes luchadores, pese a no llevar armas. En un lugar del lugar había un ser casi tan grande como Nadir observando desde el inicio todo, el conductor del show no dudo en acercarse. - ¿Quieres jugar? - Lleva el dedo índice, de la diestra, como intentando silenciar los labios de Naipes. Y sin esperar una respuesta grita en el micrófono mirando la grada tomando sus genitales y gimiendo la frase. -Claro que quieres jugar bebe, elige ¿Barajas o Servilletas? – Le acerca el micrófono ahora si esperando una respuesta del joven.
Sin que Nadir pudiera hacer algo al respecto, tenia la guardia totalmente baja, el rubio lo empujo y cayo en un recipiente de madera, que emulaba un ataúd con su cruz cristiana. Dos okamas, lo suficientemente fuertes como para sostener el cajón y maniobrarlo con Nadir dentro, comenzaron a martillar sellando la sepultura. El joven circense estaba espantado, genero claustrofobia por la violencia y la rapidez que ocurrió todo y comenzó a arañar y rugir dentro del cajón. - ¿Saben quién es dos veces animal? El gato, porque es gato y araña. – Un okama con una peluca, una evidente peluca añil estilo los setenta y un traje lila, grito la frase mientras reía de su propio chiste. -Tranquilo grandote es parte del show – Aquel transexual golpeo el cajón y se intento comunicar con Nadir, que espantado ignoro todo sonido del exterior; solo quería salir de allí. Cuatro nuevos okamas vestido de mameluco azul trajeron una grada con ruedas y la estacionaron en la avenida. La multitud que seguía riendo comenzó a tomar asiento en aquella improvisada tribuna mientras aplaudían. -Bienvenidos a una nueva edición de barajas y servilletas – Grita la peli azul moviendo la pelvis con movimientos sexis y un micrófono en la mano; se trataba de un show local.
Nadir seguía golpeando y tratando de salir, estaba fuera de sí, su estúpida amabilidad lo llevo a ser parte de un secuestro; era eso lo que pensaba. La madera era gruesa y muy resistente, era imposible romperla y las dos custodias del cajón a simple vista eran excelentes luchadores, pese a no llevar armas. En un lugar del lugar había un ser casi tan grande como Nadir observando desde el inicio todo, el conductor del show no dudo en acercarse. - ¿Quieres jugar? - Lleva el dedo índice, de la diestra, como intentando silenciar los labios de Naipes. Y sin esperar una respuesta grita en el micrófono mirando la grada tomando sus genitales y gimiendo la frase. -Claro que quieres jugar bebe, elige ¿Barajas o Servilletas? – Le acerca el micrófono ahora si esperando una respuesta del joven.
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Había muchas cosas que no entendía del mundo okama, y tampoco es que molestara mucho en saberlas. Aún así la curiosidad que me levantaba aquel estrambótico mundo me hacía preguntarme muchas cosas, y no todas era buenas la verdad. Aún así y a pesar de lo que acababa de ver, como aquel tipo acababa formando parte de un show que no pidió, y que por consiguiente tenía toda la pinta de ser tan extranjero como yo, no parecía sentirse muy cómodo ahí dentro.
Parecía que el espectáculo había venido a mi por primera vez en mi vida, y francamente me encuentro...decepcionado y a la vez eufórico. Por supuesto que quería participar en aquel show, y sobre todo, ver si acababan tirando al río aquella caja sellada con aquel tipo dentro, puesto que sería un cierre de oro para el show, y por mi parte, se habrían ganado un visitante más de por vida.
-¡Si claro!- le dije con tono eufórico para jugar a ese juego raro de servilletas y barajas. Básicamente no tenía ni idea de que significaba elegir una cosa u otra, pero solo esperaba que no tuvieran la osadía de tocarme ni un pelo, o yo mismo inauguraré mi propia fiesta aquí: la boda roja.
-Todos sabemos que va a decir barajas ¿verdad?
-Ajá.
-Ajá.
-¡Servilletas!- grité extendiendo los brazos al aire.
Un facepalm se escuchó en mi cabeza, pero no le di demasiada importancia. Esperé ansioso a que me dijeran de que se trataba el juego, la verdad me lo estaba empezando a pasar bien, pero no podía decir lo mismo del tipo que estaba dentro de la caja.
Parecía que el espectáculo había venido a mi por primera vez en mi vida, y francamente me encuentro...decepcionado y a la vez eufórico. Por supuesto que quería participar en aquel show, y sobre todo, ver si acababan tirando al río aquella caja sellada con aquel tipo dentro, puesto que sería un cierre de oro para el show, y por mi parte, se habrían ganado un visitante más de por vida.
-¡Si claro!- le dije con tono eufórico para jugar a ese juego raro de servilletas y barajas. Básicamente no tenía ni idea de que significaba elegir una cosa u otra, pero solo esperaba que no tuvieran la osadía de tocarme ni un pelo, o yo mismo inauguraré mi propia fiesta aquí: la boda roja.
-Todos sabemos que va a decir barajas ¿verdad?
-Ajá.
-Ajá.
-¡Servilletas!- grité extendiendo los brazos al aire.
Un facepalm se escuchó en mi cabeza, pero no le di demasiada importancia. Esperé ansioso a que me dijeran de que se trataba el juego, la verdad me lo estaba empezando a pasar bien, pero no podía decir lo mismo del tipo que estaba dentro de la caja.
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-Excelente caballero, aunque una elección tonta, entendemos su iniciativa. – Le habla a Naipes, el tipo que dirigía el show, pero sin mirarlo, todo el tiempo miraba la grada mientras se tomaba los genitales. Era bastante gracioso y desvergonzado el conductor que no se le despegaba la sonrisa del rostro. – ¡Barajas! – Ignorando la decisión del pelinegro aquel ser pintoresca grita a todo jubilo una respuesta contraria. Le susurra por lo bajo a Naipes – Tu tranquilo es parte del show- . El peli azul saca de entre las mangas tres mazos de barajas, están no eran tradicionales y tenían símbolos un tanto extraños, en comparación con los juegos cotidianos. Lo único que dejo al descubierto era el revés del mazo, cada baraja contenía el mismo estampado, pero con diferente color.
– ¡Estas en lo cierto! - Le habla el presentador a Naipes hablando por él. – Los colores representan el nivel, verde tranquilidad, amarillo cuidado y rojo peligro. Eres muy inteligente. Denle un aplauso al participante que parece ser un genio. – No estaba claro si se estaba mofando o intentaba caer en gracia con esos modos. La tribuna parecía disfrutarlo y explotaba en jubilo. – Eliges verde, la prenda para el chico en el ataúd es leve pero la tuya mayor, eliges amarillo ambos pierden y se llevan un premio consuelo marcado en la carta. – Se toma lo genitales mira la tribuna y gime gritando – Y si eliges rojo aquel sujeto tendrá una prenda muy difícil y tu una leve. Si ambos ganan se llevarán quinientos mil barries a repartir. – Extiende las tres barajas y de un golpe las aparta. - ¿Sabes que te perdiste si hubieses elegido servilletas? Díselo Mika – Aparece otro okama esta esta de vestido y con una peluca rubia y de bucles que le llega a la cadera. – Se perdieron el millón de berries sin participar en ninguna prenda. – Imposta la voz erigiéndola para llegar a un tono mas fino imitando una mujer. El presentador apunta a la tribuna y todos se lamentan haciendo a coro un “uuu” que parecía seguir metiendo la herida en la yaga a las mentiras. – Y como decimos aquí. Si no lo tomas lo pierdes. Jajaja- Grita junto con la tribuna devolviendo las barajas a Naipes para que tomara una decisión.
Mientras tanto Nadir intentaba salir desesperado de aquella cárcel de madera, fue tal el movimiento que se le cayo la mascara y no se dio cuenta. Una voz resonó en su cabeza. “tranquilo animal, eres carpintero”. Ese pensamiento o alucinación hizo que pusiera los pies en la tierra. Aparto de entre los harapos como pudo la caja de herramientas, que por la poca movilidad deja caer alertando a las custodias que algo pasaba allí adentro. Se marraron entre ambos, e hicieron no con la cabeza sin hablar, confiaron en la calidad de la madera. El skaypeano pudo tomar una lima de madera y comenzó lentamente a comer la gruesa pared que lo retenía.
– ¡Estas en lo cierto! - Le habla el presentador a Naipes hablando por él. – Los colores representan el nivel, verde tranquilidad, amarillo cuidado y rojo peligro. Eres muy inteligente. Denle un aplauso al participante que parece ser un genio. – No estaba claro si se estaba mofando o intentaba caer en gracia con esos modos. La tribuna parecía disfrutarlo y explotaba en jubilo. – Eliges verde, la prenda para el chico en el ataúd es leve pero la tuya mayor, eliges amarillo ambos pierden y se llevan un premio consuelo marcado en la carta. – Se toma lo genitales mira la tribuna y gime gritando – Y si eliges rojo aquel sujeto tendrá una prenda muy difícil y tu una leve. Si ambos ganan se llevarán quinientos mil barries a repartir. – Extiende las tres barajas y de un golpe las aparta. - ¿Sabes que te perdiste si hubieses elegido servilletas? Díselo Mika – Aparece otro okama esta esta de vestido y con una peluca rubia y de bucles que le llega a la cadera. – Se perdieron el millón de berries sin participar en ninguna prenda. – Imposta la voz erigiéndola para llegar a un tono mas fino imitando una mujer. El presentador apunta a la tribuna y todos se lamentan haciendo a coro un “uuu” que parecía seguir metiendo la herida en la yaga a las mentiras. – Y como decimos aquí. Si no lo tomas lo pierdes. Jajaja- Grita junto con la tribuna devolviendo las barajas a Naipes para que tomara una decisión.
Mientras tanto Nadir intentaba salir desesperado de aquella cárcel de madera, fue tal el movimiento que se le cayo la mascara y no se dio cuenta. Una voz resonó en su cabeza. “tranquilo animal, eres carpintero”. Ese pensamiento o alucinación hizo que pusiera los pies en la tierra. Aparto de entre los harapos como pudo la caja de herramientas, que por la poca movilidad deja caer alertando a las custodias que algo pasaba allí adentro. Se marraron entre ambos, e hicieron no con la cabeza sin hablar, confiaron en la calidad de la madera. El skaypeano pudo tomar una lima de madera y comenzó lentamente a comer la gruesa pared que lo retenía.
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¿Estaban mofándose de mi o que? Uy...mala cosa. La verdad es que todo aquello me estaba divirtiendo e incluso lo estaba disfrutando mucho siguiéndole el juego a aquel okama. Parecía yo más feliz que los propios organizadores, sin embargo estos no se dieron cuenta de que habían cometido tres errores. Así que hagamos un pequeño repaso de los fallos de estos amables travestis- ¿Alguien quiere empezar?.
-¡Yo yo yo!
-¡Tu ya dijiste la última vez!
-¿Voy sacando la fregona?
Pues os fastidiáis porque voy a decirlo yo. Primero este ser me ha ignorado mi decisión, aunque sea por el show...hay cosas que no deben ser cambiadas. Un cambio en un show es estúpido, le quita caché si todo está programado. ¿Donde queda lo divertido? ¿Donde queda el suspense? Si tienes todo programado es una basura de show. Segundo, nadie me quita el apodo y mucho menos una okama...que poca clase¿ Voy robando yo nombres? No, robo propiedades, pero no le quito el nombre a otros ¿Qué clase de salvaje sería?...que osadía. Bueno, el problema es el tercer punto que es básicamente.
-Que está como una puñetera cabra.
Así que comencé a reírme y a darle palmadas en al espalda a aquel tipo. La risa iba creciendo rápidamente en tono y agudeza, hasta le punto de que el público se quedó callado y los organizadores del show un poco "pillados". Para cuando recobré la compostura me llevé la mano a parte interior de la chaqueta del esmoquin.
-Ay la verdad es que es muy gracioso todo esto, pero hay algo que no parece que habéis pillado . ¿Os lo digo?.- dije mirando al okama mientras este miraba a sus compañeros y luego me miraba extrañado- Si...claro, dímelo.
En ese preciso momento saqué una pistola y disparé al pie del presentador, haciendo que este cayera al suelo ante la expectación de todos gritando de dolor.
-Que he dicho servilletas....
Dicho esto mantuve el arma en la mano ante la expectación de todos. Sin embargo se podía escuchar ruidos dentro de la caja. ¡Ay , me había olvidado del chico!
-¡Yo yo yo!
-¡Tu ya dijiste la última vez!
-¿Voy sacando la fregona?
Pues os fastidiáis porque voy a decirlo yo. Primero este ser me ha ignorado mi decisión, aunque sea por el show...hay cosas que no deben ser cambiadas. Un cambio en un show es estúpido, le quita caché si todo está programado. ¿Donde queda lo divertido? ¿Donde queda el suspense? Si tienes todo programado es una basura de show. Segundo, nadie me quita el apodo y mucho menos una okama...que poca clase¿ Voy robando yo nombres? No, robo propiedades, pero no le quito el nombre a otros ¿Qué clase de salvaje sería?...que osadía. Bueno, el problema es el tercer punto que es básicamente.
-Que está como una puñetera cabra.
Así que comencé a reírme y a darle palmadas en al espalda a aquel tipo. La risa iba creciendo rápidamente en tono y agudeza, hasta le punto de que el público se quedó callado y los organizadores del show un poco "pillados". Para cuando recobré la compostura me llevé la mano a parte interior de la chaqueta del esmoquin.
-Ay la verdad es que es muy gracioso todo esto, pero hay algo que no parece que habéis pillado . ¿Os lo digo?.- dije mirando al okama mientras este miraba a sus compañeros y luego me miraba extrañado- Si...claro, dímelo.
En ese preciso momento saqué una pistola y disparé al pie del presentador, haciendo que este cayera al suelo ante la expectación de todos gritando de dolor.
-Que he dicho servilletas....
Dicho esto mantuve el arma en la mano ante la expectación de todos. Sin embargo se podía escuchar ruidos dentro de la caja. ¡Ay , me había olvidado del chico!
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Una detonación se escucho fuera de la cárcel de madera. El equipo de okamas que sostenía el ataúd lo dejo caer con violencia. Esto y el trabajo que hizo Nadir con la lima hizo que la madera se rajara. La caída no afecto en absoluto al skaypeano que con una patada termino de abrir la sepultura. Al dar con la luz del exterior extendió las alas y tomo una gran bocanada de aire como si se estuviese ahogando. Su rostro también estaba al descubierto y lo mostro ante todos cuando ladeo la cabeza buscando dar con algún tipo de explicación a la situación. Vio una grada repleta de gente que se pechaba para huir, un tipo revolcándose en el piso tomando su pierna y un pintoresco delgado con una pistola en la mano que olía a pólvora. Sin dar reparo en aquello tomo todas sus herramientas tontamente y las puso bajo los harapos.
Uno de los okamas que sostenía el ataúd fue golpeado de manera indirecta por la patada de Nadir lo que lo dejo un poco mareado y en el piso, mientras que el otro se dirigió a toda velocidad por Naipes. El alado comenzó a notar que la gente que huía también quedo asombrada por su apariencia física, pero no era como en otras ciudades que lo trataban como un demonio, de todas formas, tenía un rostro incomodo de mirar. El camino que le pareció mas seguro era en dirección al que estaba armado, tomo carrera y salto dejando las alas abiertas planeo. Antes e caer nuevamente al pavimento aprovecho al okama en carrera y se apoyo en el para impulsarse nuevamente y planear, lo que hizo que el travesti comprar piso y ya no fuera tras Naipes.
Nadir planeo sobre Naipes, lo observo con preocupación. Era un humano armado y que había usado esta contra otro humano que parecía estarla pasando mal, no quería relación alguna con aquel que parecía ser el causante de su encierro en la caja de madera. El camino que había tomado moría en las puertas de los limites de la ciudad, sabía que estaría más seguro fuera de todo grupo de gente. Necesitaba ser rápido y no volver a caer en el engaño de estos malditos humanos. “Son una raza de lo más repugnante ¿Verdad?”, nuevamente aquella voz que lo acompañaba en las pesadillas.
El final de la calle no estaba lejos y no parecía haber, a simple vista, persecutores tras él, algo que le pareció bastante extraño. Solo siguió su camino fuera de aquella pintoresca ciudad.
Uno de los okamas que sostenía el ataúd fue golpeado de manera indirecta por la patada de Nadir lo que lo dejo un poco mareado y en el piso, mientras que el otro se dirigió a toda velocidad por Naipes. El alado comenzó a notar que la gente que huía también quedo asombrada por su apariencia física, pero no era como en otras ciudades que lo trataban como un demonio, de todas formas, tenía un rostro incomodo de mirar. El camino que le pareció mas seguro era en dirección al que estaba armado, tomo carrera y salto dejando las alas abiertas planeo. Antes e caer nuevamente al pavimento aprovecho al okama en carrera y se apoyo en el para impulsarse nuevamente y planear, lo que hizo que el travesti comprar piso y ya no fuera tras Naipes.
Nadir planeo sobre Naipes, lo observo con preocupación. Era un humano armado y que había usado esta contra otro humano que parecía estarla pasando mal, no quería relación alguna con aquel que parecía ser el causante de su encierro en la caja de madera. El camino que había tomado moría en las puertas de los limites de la ciudad, sabía que estaría más seguro fuera de todo grupo de gente. Necesitaba ser rápido y no volver a caer en el engaño de estos malditos humanos. “Son una raza de lo más repugnante ¿Verdad?”, nuevamente aquella voz que lo acompañaba en las pesadillas.
El final de la calle no estaba lejos y no parecía haber, a simple vista, persecutores tras él, algo que le pareció bastante extraño. Solo siguió su camino fuera de aquella pintoresca ciudad.
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