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Ryukami Aigon
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- Ambientación:
Apenas con los últimos rayos de sol, Aigon amarraba su pequeño skiff a unos de los pontones del muelle de cargas, dejando el tardecer tras de sí, se adentró en la pequeña aldea en busca de información, rumores o quizás un mapa del tesoro…
Apenas entrar en la primera calle, encontró una curiosa taberna, una vieja casona con paredes de madera y tejado de paja, cristales rotos en las ventanas y una de las puertas ligeramente descolgada. Desde dentro salían olores a cerveza y ron barato, se escuchaban gritos de ebrios lobos de mar y alguna bofetada y el esperpento de una dama que sabia salir por si sola de sus apuros. En definitiva, el sitio ideal, el excéntrico Aigon disfrutaba de aquellos sitios, pues le encantaba sacar su guitarra y cerdear aun más el ambiente si era posible. Además, la gente suele hablar de más cuando esta borracha y feliz. Y él tenía la intención de hacerlos vibrar y ser felices al menos durante un rato…
Con la guitarra colgada en su espalda, entró en la taberna, sucia, oscura pero abarrotada de gente a aquella hora de la tarde. -Póngame una pinta, por favor señorita. - Dijo apoyando su codo en la barra del local y esbozando una sonrisa de donjuán a la joven camarera, que devolviéndole la sonrisa se giro para servirle la jarra de cerveza desde el barril al otro lado de la barra. -¿Te gusta la música?- Le pregunto mientras colocaba la su jarra entre los dos. – Me encanta la música. ¿Acaso eres musico? - Dijo la chica, dejándose engatusar por Aigon. -Si me lo pides, tengo una nueva canción que me gustaría que escucharas…- Respondió acercando su cara a la de la camarera y mostrándole una gran sonrisa. -Jajaja. Eres un tipo muy divertido, me encant…- Decía la chica coqueteando con el peliazul cuando Aigon agarró la jarra de cerveza y comenzó a bebérsela de una sola vez, dejo sobre la barra y de un salto, se subió a una de las mesas, dio un par de patadas a las copas y vasos y había en ella y se puso la guitarra por delante haciendo un sorprendente giro de cadera. -¡¡QUE COMIENZE EL SHOW!!- Exclamo levantando la mano derecha con el índice apuntando hacia arriba y agarrando el mástil de la guitarra con la izquierda -Hagamos de esta, una noche mítica cabrones…- Bajo la mano derecha con todas sus fuerzas haciendo un gran estruendo con su guitarra. Para ese instante, toda la posada ya estaba absorta con semejante show, pero cuando la música empezó a sonar, todos comenzaron a disfrutar.
Después de la primera canción agarro la jarra de la mano de un tipo que se había colado en primera fila, volvió a mirar a la camarera y volvía beberse la jarra de un trago, para luego rebolearla tras su cabeza y seguir con su concierto...
Dastan Agrabah
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El pelimorado llevaba en aquella isla hacia ya unos días debido a que el dueño del navío estaba decidido a que quería conocer el interior de la isla, no aceptaba que fuera poco lo que se conociera del interior de la misma, viéndose tan grande desde el punto mas alto de la ciudad. Esa misma noche disfrutaban de una velada bastante tranquila en una de las tabernas cercanas al puerto, aunque Dastan fuera el que guiara aquel navío no gozaba de ser considerado parte de los oficiales del navío, ya que era muy joven para serlo así que tenia que vivir con el resto de la tripulación y hacer las estupideces que ellos hacían como ir a la taberna mas barata que existía y era donde se encontraba en ese momento.
Estaba en una de las sillas mas alejadas del grupo aunque seguía compartiendo mesa con dos compañeros mas que comían como si no hubiera un mañana, la charla del grupo era de que no estaban deseando salir a explorar el interior de la isla, ya que todos eran marineros y sus vidas estaban junto al mar no como exploradores de un safari. Claramente al pelimorado le daba bastante igual lo que pasara en ese lugar, el explorar lugares poco conocidos le estaba resultado de lo mas interesante, estaba a punto de hablar cuando noto cierto revuelo en frente a la barra, un grupo de hombres en primera instancia muy pero muy molestos por la actitud llamativa de un chico, que no demoro en ponerse a tocar causando que mas de una persona empezara a disfrutar de aquella melodía, haciendo que Dastan levantara su ceja derecha.
Se recostó hacia atrás poniendo sus pies sobre la mesa tranquilamente, para observar como tocaba aunque le llamo mas bien el atrevimiento que tuvo el hombre al hacer eso, sabiendo que podrían hacerle pacotilla o quizás tenia tanta confianza en su música que era capaz de mandarse a ese estilo.
-Alguien así precisamos en nuestro navío, que haga mas sencillo el viajar y alegre la noches en alta mar.
Se alzo de hombros el pelimorado dejando que todo aquello terminara, no podía ser diferente dos de sus compañeros se fueron hacia el para agradecerle toda esa melodía.
Estaba en una de las sillas mas alejadas del grupo aunque seguía compartiendo mesa con dos compañeros mas que comían como si no hubiera un mañana, la charla del grupo era de que no estaban deseando salir a explorar el interior de la isla, ya que todos eran marineros y sus vidas estaban junto al mar no como exploradores de un safari. Claramente al pelimorado le daba bastante igual lo que pasara en ese lugar, el explorar lugares poco conocidos le estaba resultado de lo mas interesante, estaba a punto de hablar cuando noto cierto revuelo en frente a la barra, un grupo de hombres en primera instancia muy pero muy molestos por la actitud llamativa de un chico, que no demoro en ponerse a tocar causando que mas de una persona empezara a disfrutar de aquella melodía, haciendo que Dastan levantara su ceja derecha.
Se recostó hacia atrás poniendo sus pies sobre la mesa tranquilamente, para observar como tocaba aunque le llamo mas bien el atrevimiento que tuvo el hombre al hacer eso, sabiendo que podrían hacerle pacotilla o quizás tenia tanta confianza en su música que era capaz de mandarse a ese estilo.
-Alguien así precisamos en nuestro navío, que haga mas sencillo el viajar y alegre la noches en alta mar.
Se alzo de hombros el pelimorado dejando que todo aquello terminara, no podía ser diferente dos de sus compañeros se fueron hacia el para agradecerle toda esa melodía.
Tazu
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Las fauces del cocodrilo se cerraron sobre la cabeza del niño. Tras la prisión formada por sus dientes, todo rastro del muchacho desapareció de cuello para arriba. Los testigos de la carnicería contuvieron el aliento al unísono tras una exclamación consternada. Entonces el cocodrilo abrió la boca y dejó escapar al niño, que esta vez tenía dos cabezas. El chaval abrió sus dos bocas y cambió las tornas, comiéndose él al cocodrilo. Acto seguido le crecieron alas y se marchó volando.
Más o menos ahí fue cuando comenzaron los aplausos.
Tazu descruzó los dedos y las figuras proyectadas en la pared se deshicieron, llevándose consigo toda la magia de la historia. La niña se tronó los nudillos y dio un buen trago de zumo para aclararse la garganta.
-Y así es como conseguí mi flauta. Más o menos.
Tazu pasó la gorra para ver cuántas monedas recaudaba. Con el buque en puerto avituallándose y poco más que una misión de patrulla en el horizonte, por fin podía relajarse. Ser parte del súper ejército de blanco era muy útil, pero también agotador. No dejaban de mandarle a hacer cosas y ella tenía que buscar formas innovadoras de escaquearse siempre. Había descuidado su modesta economía, y eso no podía ser. Suerte que todas las islas que había visitado contaban con sitios llenos de gente a la que le sobraban las monedas.
-Y ahora os contaré como aprendí que los cocos pueden mat...
A pesar de que apenas había comenzado a arañar el principio de su repertorio de historias tuvo que detenerse. Alguien en mitad de la taberna había empezado a cantar a todo lo que daban sus pulmones. El tipo empuñaba un instrumento extraño, una especie de biwa más estilizada de lo normal, y desde luego mucho más ruidosa. Vaya gañidos soltaba. ¿Es que no veía que algunas intentaban ganarse la vida? Esa música le espantaría a todos los clientes, seguro.
Si algo había aprendido de sus años de vagabunda en Ringo -y había aprendido muchas cosas, algunas hasta útiles- era que un artista callejero no podía dejarse pisotear por otros. Si permitía que le arrebatasen su sitio y su espectáculo sería solo cuestión de tiempo que tratasen de robarle la comida, las monedas y tal vez hasta los zapatos. No, eso no iba a ocurrirle a ella... otra vez.
Con un sutil gesto extrajo una de las agujas con las que se sujetaba el moño y la lanzó hacia el molesto cantante con toda la intención de cortar las cuerdas de su cacharro infernal. Según su experiencia, eso funcionaba a las mil maravillas. Y sino funcionaba siempre podía envenenar a su cabra.
Más o menos ahí fue cuando comenzaron los aplausos.
Tazu descruzó los dedos y las figuras proyectadas en la pared se deshicieron, llevándose consigo toda la magia de la historia. La niña se tronó los nudillos y dio un buen trago de zumo para aclararse la garganta.
-Y así es como conseguí mi flauta. Más o menos.
Tazu pasó la gorra para ver cuántas monedas recaudaba. Con el buque en puerto avituallándose y poco más que una misión de patrulla en el horizonte, por fin podía relajarse. Ser parte del súper ejército de blanco era muy útil, pero también agotador. No dejaban de mandarle a hacer cosas y ella tenía que buscar formas innovadoras de escaquearse siempre. Había descuidado su modesta economía, y eso no podía ser. Suerte que todas las islas que había visitado contaban con sitios llenos de gente a la que le sobraban las monedas.
-Y ahora os contaré como aprendí que los cocos pueden mat...
A pesar de que apenas había comenzado a arañar el principio de su repertorio de historias tuvo que detenerse. Alguien en mitad de la taberna había empezado a cantar a todo lo que daban sus pulmones. El tipo empuñaba un instrumento extraño, una especie de biwa más estilizada de lo normal, y desde luego mucho más ruidosa. Vaya gañidos soltaba. ¿Es que no veía que algunas intentaban ganarse la vida? Esa música le espantaría a todos los clientes, seguro.
Si algo había aprendido de sus años de vagabunda en Ringo -y había aprendido muchas cosas, algunas hasta útiles- era que un artista callejero no podía dejarse pisotear por otros. Si permitía que le arrebatasen su sitio y su espectáculo sería solo cuestión de tiempo que tratasen de robarle la comida, las monedas y tal vez hasta los zapatos. No, eso no iba a ocurrirle a ella... otra vez.
Con un sutil gesto extrajo una de las agujas con las que se sujetaba el moño y la lanzó hacia el molesto cantante con toda la intención de cortar las cuerdas de su cacharro infernal. Según su experiencia, eso funcionaba a las mil maravillas. Y sino funcionaba siempre podía envenenar a su cabra.
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Se hacía notar el magnífico y cautivador estruendo de mi flamante Masr V, mi puntiaguda y amada guitarra, haciendo que la mayoría de los allí presentes quisieran un bis encarecidamente, algo que para el musico era un deleite en sus tímpanos, pues le encantaba hacer alarde de sus dotes con la guitarra y la voz, y así fue que se saco una más de su repertorio y comenzó a tocar de nuevo. Rasgaba las cuerdas de la guitarra haciendo que pareciera fácil hacerla sonar así, pero de repente, una de las cuerdas se rompió, haciendo que soltara un latigazo en el ojo a uno de los fortachones marineros de la primera fila. La música dejo de sonar súbitamente y ahora lo que se escuchaba eran los gritos de dolor y maldiciones del marinero que se tapaba la cara ensangrentada y miraba con el otro ojo a Aigon con ganas de matarlo. - ¿Qué diablos habrá pasado? - Se preguntaba el joven musico, mirando la guitarra y localizando una aguja de acero clavada en el mástil. - ¿Qué diablos es esto? ¿cómo ha podido llegar hasta aquí? - se decía a si mismo mientras que el marinero agarraba una de las sillas para intentar golpear al musico. Que rápidamente salto hacia detrás para caer sobre la barra mientras se colocaba la guitarra en la espalda, con la intención de ponerse en posición de combate. Pero el sillazo, le dio a otro hombre que pasaba por allí, rompiéndose en la espalda de este. La respuesta, fue agarrar una de las jarras de cerveza de la barra para partirla en la cabeza de su agresor. Pero al destino le gusta jugar, y para suerte o desgracia de los allí presentes la jarra impactó en el objetivo equivocado, un tercero en discordia que intentaba parar la pelea antes de que llegara a más.
Poco después, la taberna se había convertido en un campo de batalla y Aigon, aprovechándose de ello salto nuevamente desde la barra, se enchanchó en una de las arañas con velas colgadas del techo y se dejó mecer para salir disparado hacia la ventana. Por la cual salió destrozando todos los cristales, dejando tras de sí vieja y roñosa lampara balanceándose bruscamente hasta que finalmente cedió cayendo sobre una de las mesas, y haciendo que la comida y la bebida saliera disparada en todas direcciones dentro de la taberna. Poco después, apenas quedaba nadie en la taberna que no se estuviera liando a puñetazos con otra persona.
-Creo que en esta taberna tampoco me dejaran entrar de nuevo…- Se decía a si mismo mientras se alejaba del lugar por uno de los callejones del pueblo. -Aquí estará bien. – Dijo sentándose a un lado del callejón para sacar nuevamente la guitarra para analizar mejor los daños y cambiar la cuerda que se había roto. Por suerte, los desperfectos no eran mas que una cuerda rota y casi imperceptible marca que había dejado la aguja en el mástil de madera de la guitarra.
Poco después, la taberna se había convertido en un campo de batalla y Aigon, aprovechándose de ello salto nuevamente desde la barra, se enchanchó en una de las arañas con velas colgadas del techo y se dejó mecer para salir disparado hacia la ventana. Por la cual salió destrozando todos los cristales, dejando tras de sí vieja y roñosa lampara balanceándose bruscamente hasta que finalmente cedió cayendo sobre una de las mesas, y haciendo que la comida y la bebida saliera disparada en todas direcciones dentro de la taberna. Poco después, apenas quedaba nadie en la taberna que no se estuviera liando a puñetazos con otra persona.
-Creo que en esta taberna tampoco me dejaran entrar de nuevo…- Se decía a si mismo mientras se alejaba del lugar por uno de los callejones del pueblo. -Aquí estará bien. – Dijo sentándose a un lado del callejón para sacar nuevamente la guitarra para analizar mejor los daños y cambiar la cuerda que se había roto. Por suerte, los desperfectos no eran mas que una cuerda rota y casi imperceptible marca que había dejado la aguja en el mástil de madera de la guitarra.
Dastan Agrabah
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Los problemas siempre estaban a la orden del día y claramente en esa taberna las cosas estaban destinadas a pasar de manera terrible ya que en poco tiempo aquello que parecía ser algo tranquilo sobre una posible canción que había terminado bien la primera se convirtió en una batalla campal, donde todo el mundo golpeaba a todos. Los compañeros de barco del pelimorado que no se habían quedado quieto estaban en el centro de la refriega tirando golpes para todo lado, sin saber quien había sido el que inicio todo. Viendo el problema que se estaba armando Dastan simplemente se puso de pie esperando poder salir de ese lugar, aunque se vio tentado en terminarse los tragos de sus compañeros seguramente que no lo notarían y eso llevo a que un desgraciado viniera a por el provocando que tuviera que defenderse de un par de puñetazos y usando su bastón golpeo los pies del mismo haciendo que cayera en el suelo.
-Gracias por los tragos, nos vemos en el barco.
Menciono viendo como el chico de la guitarra de un salto por una ventana se escapo eso era bastante sorprendente armaba el lio y seguramente se iba para no terminar siendo el que reciba todo los golpes si alguno allí era lo suficiente brillante para re dirigir todas aquellas peleas. Suspiro levemente para el salir por la puerta principal de manera tranquila, lo ultimo que quería era tener mas problemas con el capitán, no estaban en buenos términos ya que se sentía que estaba perdiendo el navío. Por ser el timonel que daba las ordenes de navegación aunque no era que a Dastan le importara tomarse el control del navío al estar del lado de afuera, vio como aquel chico se encamino hacia un lugar no era problema suyo suspiro levemente mirando el cielo mientras apoyaba su mano en el arma tranquilamente, para luego mirar como los problemas siempre atraen atenciones y algunas no deseadas ya que no faltaba un grupo de matones que se acercaba, pero también era sabido que en breve seguramente la marina o quien fuera que estuviera de guardia en la isla, manteniendo el orden también llegaría, ya estaban saliendo los primeros soplones corriendo a contar al cuartel lo que estaba pasando en esa taberna.
-Gracias por los tragos, nos vemos en el barco.
Menciono viendo como el chico de la guitarra de un salto por una ventana se escapo eso era bastante sorprendente armaba el lio y seguramente se iba para no terminar siendo el que reciba todo los golpes si alguno allí era lo suficiente brillante para re dirigir todas aquellas peleas. Suspiro levemente para el salir por la puerta principal de manera tranquila, lo ultimo que quería era tener mas problemas con el capitán, no estaban en buenos términos ya que se sentía que estaba perdiendo el navío. Por ser el timonel que daba las ordenes de navegación aunque no era que a Dastan le importara tomarse el control del navío al estar del lado de afuera, vio como aquel chico se encamino hacia un lugar no era problema suyo suspiro levemente mirando el cielo mientras apoyaba su mano en el arma tranquilamente, para luego mirar como los problemas siempre atraen atenciones y algunas no deseadas ya que no faltaba un grupo de matones que se acercaba, pero también era sabido que en breve seguramente la marina o quien fuera que estuviera de guardia en la isla, manteniendo el orden también llegaría, ya estaban saliendo los primeros soplones corriendo a contar al cuartel lo que estaba pasando en esa taberna.
Tazu
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El cantante se calló: punto positivo. La cuerda de su instrumento salió disparada contra el ojo de un pringao que había por ahí mal puesto: punto... regular. Un momento de agradable silencio en el que pudo empezar a cebar a la gente con un gancho para su siguiente historia: punto súper positivo. Todo el dichoso bar estalló en una pelea a puñetazos en menos de lo que se tarda en acabar un bostezo: punto claramente negativo. Menos por ese que se cayó de culo sobre la pata de una silla, eso fue gracioso.
Tazu se subió a la barra cuando empezó la gresca. Unos segundos después la mesa sobre la que había estado apoyada ya estaba tirada en el suelo hecha añicos bajo el corpachón vapuleado de un calvo con la cara amoratada. Suerte que ella siempre iba preparada para una pelea totalmente absurda y arbitraria. Se terminó el zumo, se subió a los hombros del tipo más grande que vio y de ahí saltó sobre una cabeza de ciervo hortera que colgaba de la pared. Se columpió de una de las astas y, mientras el trofeo de caza se caía, seguramente sobre la cabeza de alguien, quiso pensar, ella aterrizó con suavidad delante de la puerta. Je, encima iba a irse sin pagar.
Salió a la calle y se apartó el pelo de la cara. Qué molesto. El moño se le había deshecho y un mechón negro y caótico le caía sobre la cara apenas sujeto ahora por una única aguja. Trató de hacerse un nudo, pero solo consiguió enredárselo más y hacer que le tirase del cuero cabelludo. Se lo soltó y dejó que cayera en cascada, un chorro azabache rematado por una tonelada de puntas rotas y abiertas con ¿un chicle? Oh, sí, no se había fijado. Cortó ese mechón con un kunái y lo tiró, no sin antes darle un mordisquito al chicle para ver si aún tenía algo de sabor. No, nada, a la basura.
El disturbio se extendió a la calle, donde los más borrachos, los más brutos o los más tontos habían salido a dirimir sus diferencias espada en mano. Tazu pegó un bote cuando uno se le plantó al lado, porque el maldito pelo le tapaba la vista por ahí. Necesitaba su moño de vuelta. Y para eso necesitaba su aguja de vuelta. O quizás raparse, pero ser calva le preocupaba. Si el sol le daba en la cabeza despejada podía delatarla con su resplandor ante cualquier enemigo. O peor aún, ante un oso. Desde luego que necesitaba su moño.
Así que se apartó, silbó con disimulo para ignorar convenientemente a ese tipejo que preguntaba por los marines -”¿Marines? ¿Qué es eso? Yo soy Tazu”, pensaba- y buscó con la mirada al gato desmembrado que se hacía llamar cantante. Suerte que con la guitarra aún a cuestas era inconfundible.
Con precaución por si resultaba ser también un loco, un pervertido o algo por el estilo, llevó un kunái a su mano izquierda y dejo esta oculta en su manga, dando la ropa un poco de sí al estirarla. Además, como se acababa de meter por un callejón, lo cual reforzaba la teoría del loco o del pervertido, Tazu se aupó por la fachada del edificio adyacente y trepó por ella, hundiendo los dedos y apoyando los pies en los huecos del mortero viejo. Entonces se agarró a la barandilla de un balcón del primer piso y quedó justo encima del tipo de la guitarra. Jeje, seguro que se llevaba un buen susto. Aunque todo haría sido más fácil si hubiera sacado el kunái más tarde...
-Oye, ¿me devuelves mi aguja? -preguntó. Y se sopló el pelo de la cara para que viera el drama al que se enfrentaba.
Tazu se subió a la barra cuando empezó la gresca. Unos segundos después la mesa sobre la que había estado apoyada ya estaba tirada en el suelo hecha añicos bajo el corpachón vapuleado de un calvo con la cara amoratada. Suerte que ella siempre iba preparada para una pelea totalmente absurda y arbitraria. Se terminó el zumo, se subió a los hombros del tipo más grande que vio y de ahí saltó sobre una cabeza de ciervo hortera que colgaba de la pared. Se columpió de una de las astas y, mientras el trofeo de caza se caía, seguramente sobre la cabeza de alguien, quiso pensar, ella aterrizó con suavidad delante de la puerta. Je, encima iba a irse sin pagar.
Salió a la calle y se apartó el pelo de la cara. Qué molesto. El moño se le había deshecho y un mechón negro y caótico le caía sobre la cara apenas sujeto ahora por una única aguja. Trató de hacerse un nudo, pero solo consiguió enredárselo más y hacer que le tirase del cuero cabelludo. Se lo soltó y dejó que cayera en cascada, un chorro azabache rematado por una tonelada de puntas rotas y abiertas con ¿un chicle? Oh, sí, no se había fijado. Cortó ese mechón con un kunái y lo tiró, no sin antes darle un mordisquito al chicle para ver si aún tenía algo de sabor. No, nada, a la basura.
El disturbio se extendió a la calle, donde los más borrachos, los más brutos o los más tontos habían salido a dirimir sus diferencias espada en mano. Tazu pegó un bote cuando uno se le plantó al lado, porque el maldito pelo le tapaba la vista por ahí. Necesitaba su moño de vuelta. Y para eso necesitaba su aguja de vuelta. O quizás raparse, pero ser calva le preocupaba. Si el sol le daba en la cabeza despejada podía delatarla con su resplandor ante cualquier enemigo. O peor aún, ante un oso. Desde luego que necesitaba su moño.
Así que se apartó, silbó con disimulo para ignorar convenientemente a ese tipejo que preguntaba por los marines -”¿Marines? ¿Qué es eso? Yo soy Tazu”, pensaba- y buscó con la mirada al gato desmembrado que se hacía llamar cantante. Suerte que con la guitarra aún a cuestas era inconfundible.
Con precaución por si resultaba ser también un loco, un pervertido o algo por el estilo, llevó un kunái a su mano izquierda y dejo esta oculta en su manga, dando la ropa un poco de sí al estirarla. Además, como se acababa de meter por un callejón, lo cual reforzaba la teoría del loco o del pervertido, Tazu se aupó por la fachada del edificio adyacente y trepó por ella, hundiendo los dedos y apoyando los pies en los huecos del mortero viejo. Entonces se agarró a la barandilla de un balcón del primer piso y quedó justo encima del tipo de la guitarra. Jeje, seguro que se llevaba un buen susto. Aunque todo haría sido más fácil si hubiera sacado el kunái más tarde...
-Oye, ¿me devuelves mi aguja? -preguntó. Y se sopló el pelo de la cara para que viera el drama al que se enfrentaba.
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Tras terminar de reponer la cuerda que se había roto y tensarla, el musico se colocó la guitarra sobre el muslo, dispuesto a afinarla. Se había retirado lo suficiente de la taberna como para poderlo hacer en silencio y con tranquilidad, solo requería de concentración y pericia para hacerlo de oído, así que se y comenzó a afinar la cuerda dando pequeños golpecitos a la cuerda para soltar una leve nota, mientras tensaba la cuerda poco a poco para afinarla.
De pronto, sin hacer ningún ruido una mocosa se descolgó de la cornisa del piso superior y sobresalto al musico que rápidamente dejo la guitarra a un lado y saco su arma de madera, la chica tenía todo el pelo alborotado sobre sus ojos y resoplaba para quitárselo de la cara mientras preguntaba por su aguja. La había visto en la taberna, aunque en ese momento tenía el pelo recogido en un moño y al igual que él parecía ganarse la vida en la calle, pues le pareció haberla visto contándole extrañas historias sobre cocodrilos a unos tipos en la taberna.
Por un instante, la pregunta dejo fuera de juego al peliazul que no sabia a que se refería la renacuaja. - ¿Tu aguja? - Preguntó sorprendido acercándose a la chica. - ¿Quieres decir esto? - preguntaba, mostrando el artefacto culpable de romper la cuerda de la guitarra y la secuencia de desdichados sucesos posteriores de la taberna. - ¿Acaso tú tienes algo que ver con que se rompiera la cuerda de mi guitarra niña? – Insistía, arqueando una ceja y mirando de arriba abajo a la pequeñaja.
Se acerco aun mas a ella sosteniendo la aguja entre el pulgar y el índice y se quedó ahí mirándola antes de soltar una gran carcajada. -¡Yaaaahahahahahaha! Bueno, no se si has tenido nada que ver con lo de mi guitarra, pero por suerte, mi guitarra está intacta y todo lo que ocurrido después ha sido muy divertido… Yaaahahahahaha- Explicaba entre carcajadas mientras le acercaba a la chica la aguja para que la tomara. -Ahora lárgate, no e venido a esta isla a divertirme, vengo en busca de un tesoro…- Soltó colocándose de nuevo la guitarra y el arma en su sitio con una sonrisa enorme. Luego se giró haciendo volar su capa tras él de forma teatral mientras apuntaba con su dedo índice hacia el cielo. -¡¡Estas invitada a mi próximo espectáculo!! ¡Te prometo que será la bomba!! Yaaaahahahahahahaha- Se salió caminado del callejón queriendo buscar una nueva fuente de información que le acercara hasta el tesoro o le diera alguna pista más de donde buscar…
De pronto, sin hacer ningún ruido una mocosa se descolgó de la cornisa del piso superior y sobresalto al musico que rápidamente dejo la guitarra a un lado y saco su arma de madera, la chica tenía todo el pelo alborotado sobre sus ojos y resoplaba para quitárselo de la cara mientras preguntaba por su aguja. La había visto en la taberna, aunque en ese momento tenía el pelo recogido en un moño y al igual que él parecía ganarse la vida en la calle, pues le pareció haberla visto contándole extrañas historias sobre cocodrilos a unos tipos en la taberna.
Por un instante, la pregunta dejo fuera de juego al peliazul que no sabia a que se refería la renacuaja. - ¿Tu aguja? - Preguntó sorprendido acercándose a la chica. - ¿Quieres decir esto? - preguntaba, mostrando el artefacto culpable de romper la cuerda de la guitarra y la secuencia de desdichados sucesos posteriores de la taberna. - ¿Acaso tú tienes algo que ver con que se rompiera la cuerda de mi guitarra niña? – Insistía, arqueando una ceja y mirando de arriba abajo a la pequeñaja.
Se acerco aun mas a ella sosteniendo la aguja entre el pulgar y el índice y se quedó ahí mirándola antes de soltar una gran carcajada. -¡Yaaaahahahahahaha! Bueno, no se si has tenido nada que ver con lo de mi guitarra, pero por suerte, mi guitarra está intacta y todo lo que ocurrido después ha sido muy divertido… Yaaahahahahaha- Explicaba entre carcajadas mientras le acercaba a la chica la aguja para que la tomara. -Ahora lárgate, no e venido a esta isla a divertirme, vengo en busca de un tesoro…- Soltó colocándose de nuevo la guitarra y el arma en su sitio con una sonrisa enorme. Luego se giró haciendo volar su capa tras él de forma teatral mientras apuntaba con su dedo índice hacia el cielo. -¡¡Estas invitada a mi próximo espectáculo!! ¡Te prometo que será la bomba!! Yaaaahahahahahahaha- Se salió caminado del callejón queriendo buscar una nueva fuente de información que le acercara hasta el tesoro o le diera alguna pista más de donde buscar…
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Estando del lado de afuera de aquel tumulto el pelimorado pudo escuchar y ver como las paleas estaban ocurriendo tambien en el exterior no demoraron en salir algunos volando por las puertas y ventanas, seguramente que no era un bue negocio el tener tabernas en lugares como estos y menos cuando ciertos artistas callejeros dispuestos no solo a ganar dinero sino también a cargarse todo un local, este pobre hombre seguramente tendría que cerrar el local o el mismo estaba asegurado, se alzo de hombros sin importarle realmente ahora su único problema eran los miembros del barco donde estaba viajando que seguramente quedaron desechos o aun andan peleando en el interior, por culpa de los extraños sucesos estando del lado de afuera vio como aquella chica se movió de una manera anti natural, no era normal hacer todos esos movimientos artísticos, claramente no se trataba de una simple artista alguna cosa tenia que esconder.
Para evitar meterse en cualquiera de los problemas que estaban por causarle el pelimorado se encamino tranquilamente hacia el otro lado de la calle poder tener una vista de lo mas agradable de los sucesos y si le preguntaban algo claramente el no estaba teniendo nada que ver con esta gente peligrosa y problemática aunque si le dio curiosidad hacia donde fue el artista causante del problema no era difícil distinguirlo entre la multitud principalmente cuando tenia esa guitarra en la espalda, que claramente era una insignia para todo aquel que estuviera presente.
-hummm interesante se pone esto...
Menciono tranquilamente mirando como claramente habían cosas interesantes pasando mas que nada debido a que cuando el chico menos se lo esperaba la otra artista aquella que claramente demostraba una agilidad bastante superior, se dispuso a hacer uso de su gala de habilidades, parecía una mona o tal vez una amante del parkour aunque claramente el desenlace fue de lo mas sorprendente no era capaz de escuchar que hablaban ni que decían entre ellos ya que estaba muy lejos pero podía ver el caer de la joven y como el otro parecía entregarle algo y luego marcharse con un movimiento bastante exagerado. Suspiro pensando que en ese lugar iba a poder ver una pelea algo que no paso eso lo dejo un poco desganado pero si tenia curiosidad de que esos dos personajes estarían causando.
Para evitar meterse en cualquiera de los problemas que estaban por causarle el pelimorado se encamino tranquilamente hacia el otro lado de la calle poder tener una vista de lo mas agradable de los sucesos y si le preguntaban algo claramente el no estaba teniendo nada que ver con esta gente peligrosa y problemática aunque si le dio curiosidad hacia donde fue el artista causante del problema no era difícil distinguirlo entre la multitud principalmente cuando tenia esa guitarra en la espalda, que claramente era una insignia para todo aquel que estuviera presente.
-hummm interesante se pone esto...
Menciono tranquilamente mirando como claramente habían cosas interesantes pasando mas que nada debido a que cuando el chico menos se lo esperaba la otra artista aquella que claramente demostraba una agilidad bastante superior, se dispuso a hacer uso de su gala de habilidades, parecía una mona o tal vez una amante del parkour aunque claramente el desenlace fue de lo mas sorprendente no era capaz de escuchar que hablaban ni que decían entre ellos ya que estaba muy lejos pero podía ver el caer de la joven y como el otro parecía entregarle algo y luego marcharse con un movimiento bastante exagerado. Suspiro pensando que en ese lugar iba a poder ver una pelea algo que no paso eso lo dejo un poco desganado pero si tenia curiosidad de que esos dos personajes estarían causando.
Tazu
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Tazu se recompuso el peinado en cuanto la aguja volvió a sus manos. El nivel de caos en su cabeza se redujo ligeramente, pasando de una melena alborotada a un moño alborotado, pero al menos ya no tenía que ir apartándoselo de delante de los ojos. Era un recordatorio muy puñetero de que esa semana le tocaba lavarse.
Sus pensamientos vagaron hacia las estrictas normas de las Gaviotas sobre la pulcritud, la limpieza y demás. Tazu estaba acostumbrada a darse un remojón en la nieve de vez en cuando y poco más, pero esa gente insistía en que usara sus demoníacos inventos modernos. La ducha le gustaba, pero jamás terminaría de dominar esa maldita cosa que regulaba la temperatura del agua.
A todo esto, el músico seguía hablando. Había desconectado un poco, pero lo pilló en mitad de algo sobre un tesoro. Y Tazu habló sin pensar:
-Yo sé dónde hay un tesoro. -Cambió de postura y se aupó a la barandilla, cruzando las piernas para ponerse cómoda-. Es una historia divertida, ¿sabes? No divertida divertida, pero salen fantasmas y eso, así que es divertido contársela a los niños. ¿Te la cuento? Te la contaré. Verás, hace mucho tiempo...
Hace mucho tiempo, en estos mares vivía un peligroso pirata, con su parche, su pata de palo, su otra pata de palo y uno de esos tucanes o como se llamen al hombro. Asaltaba a todo lo que se movía, y llegó a acumular un tesoro enorme.
Pues un día una princesa se lo robó. Se ve que el tipo se había colado en su cuarto de baño y la había visto desnuda. El pirata se rió de ella por tener poco pecho y la princesa se enfadó tanto que empezó a perseguirlo. En un año ya había acabado con todos sus barcos y todos sus hombres, robado todos sus tesoros y aterrorizado a la mitad de criminales de por aquí. Y entonces, cuando por fin alcanzó al pirata que se había reído de ella, este va y se muere.
-Fin -anunció Tazu, que aguardó en silencio la reacción de su escaso público-... de la primera parte.
La princesa estaba tan enfadada por no haber podido vengarse del todo que intentó invocar al fantasma del pirata para castigarlo. Era una muchacha un poco rencorosa. Juntó todos los tesoros, banderas y posesiones del pirata, incluso su tucán, y lo puso todo en una cámara secreta donde hacer espiritismo.
Al cabo de un tiempo se cansó y se olvidó de todo, pero todos esos tesoros siguen ocultos en alguna parte de esta isla.
-Fin. -De nuevo silencio-. Ahora sí. -Se tronó los dedos y dejó la mano extendida hacia delante. Había contado una historia, así que qué menos que recibir una propina por ello-. ¿Imaginas lo que debe haber ahí? A parte de un pájaro muerto, digo. Sería divertido ir a buscarlo... En fin, también me sé una historia sobre pájaros muertos. ¿Te la cuento?
Sus pensamientos vagaron hacia las estrictas normas de las Gaviotas sobre la pulcritud, la limpieza y demás. Tazu estaba acostumbrada a darse un remojón en la nieve de vez en cuando y poco más, pero esa gente insistía en que usara sus demoníacos inventos modernos. La ducha le gustaba, pero jamás terminaría de dominar esa maldita cosa que regulaba la temperatura del agua.
A todo esto, el músico seguía hablando. Había desconectado un poco, pero lo pilló en mitad de algo sobre un tesoro. Y Tazu habló sin pensar:
-Yo sé dónde hay un tesoro. -Cambió de postura y se aupó a la barandilla, cruzando las piernas para ponerse cómoda-. Es una historia divertida, ¿sabes? No divertida divertida, pero salen fantasmas y eso, así que es divertido contársela a los niños. ¿Te la cuento? Te la contaré. Verás, hace mucho tiempo...
Hace mucho tiempo, en estos mares vivía un peligroso pirata, con su parche, su pata de palo, su otra pata de palo y uno de esos tucanes o como se llamen al hombro. Asaltaba a todo lo que se movía, y llegó a acumular un tesoro enorme.
Pues un día una princesa se lo robó. Se ve que el tipo se había colado en su cuarto de baño y la había visto desnuda. El pirata se rió de ella por tener poco pecho y la princesa se enfadó tanto que empezó a perseguirlo. En un año ya había acabado con todos sus barcos y todos sus hombres, robado todos sus tesoros y aterrorizado a la mitad de criminales de por aquí. Y entonces, cuando por fin alcanzó al pirata que se había reído de ella, este va y se muere.
-Fin -anunció Tazu, que aguardó en silencio la reacción de su escaso público-... de la primera parte.
La princesa estaba tan enfadada por no haber podido vengarse del todo que intentó invocar al fantasma del pirata para castigarlo. Era una muchacha un poco rencorosa. Juntó todos los tesoros, banderas y posesiones del pirata, incluso su tucán, y lo puso todo en una cámara secreta donde hacer espiritismo.
Al cabo de un tiempo se cansó y se olvidó de todo, pero todos esos tesoros siguen ocultos en alguna parte de esta isla.
-Fin. -De nuevo silencio-. Ahora sí. -Se tronó los dedos y dejó la mano extendida hacia delante. Había contado una historia, así que qué menos que recibir una propina por ello-. ¿Imaginas lo que debe haber ahí? A parte de un pájaro muerto, digo. Sería divertido ir a buscarlo... En fin, también me sé una historia sobre pájaros muertos. ¿Te la cuento?
Ryukami Aigon
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La chica se hizo un moño rápidamente con la aguja, y acto seguido comenzó con una historia a cerca de un tesoro. Parecía saber algo de la historia, aunque el peliazul no había escuchado nada de lo que la niña contaba, se quedó mirándola muy fijamente y atendiéndola. Según lo que había entendido de la historia había una cámara secreta en algún sitio de aquella isla con un montón de tesoros.
-¿Queeeeee?- Dijo exaltado el musico dando un pequeño salto hacia atrás. -¡¡Tienes que contarme más sobre la cámara de los tesoros!!¿Dónde está? ¿Como la encuentro? - Aigon comenzó a buscar monedas en el zurrón desesperado, para darle una a la chica que se había quedado con la palma de la mano extendida después de contar la historia.
Aigon encontró una moneda y la saco rápidamente para ponerla sobre la mano de la chica -Wijeeeeejejejejeje- Una risa seca y tenebrosa apareció al fondo del callejo, una silueta no muy más bien bajita y encapuchada que arrastraba los pies y un bastón. -Toda esa historia no es más que una paparruchada y un montón de mentiras chico… - La silueta se acercó hasta donde estaban antes de descubriese la cara, se trataba de una entrañable viejecita con un moño bien apretado en lo alto de la cabeza. – El verdadero tesoro de esta isla se encuentra en el corazón de la misma… Pero ninguno de los valientes aventureros que se atrevieron a cruzar el bosque en busca de fortuna consiguieron volver. – Decía la vieja mientras se posaba sobre la misma caja donde Aigon había estado arreglando la guitarra momentos antes. -La autentica leyenda dice que el tesoro que allí se encuentra, está maldito por más de diez mil almas y que además protegen el lugar de intrusos… - La vieja sacó un objeto extraño de la manga de su túnica y se lo tendió a Aigon.
Era una pequeña caja con un mapa dibujado, Aigon se quedó mirándolo fijamente, tenia secciones circulares que giraban y una inscripción. -Encuentra el camino del guerrero y encontraras lo que buscas…- El peliazul leyó la inscripción en voz alta mientras miraba y toqueteaba el artefacto. - ¿Un mapa y un acertijo? - La vieja miraba al musico sonriendo mientras se frotaba las manos, Aigon en cambio, se rascaba la cabeza escudriñando todos los rincones del artefacto con la mirada, sin poder entender nada. -Necesitaré alguien que sepa leer el mapa. –Se dijo en voz baja llevando su mirada hacia la chica del moño esperando que ella supiera entenderlo.
-¿Queeeeee?- Dijo exaltado el musico dando un pequeño salto hacia atrás. -¡¡Tienes que contarme más sobre la cámara de los tesoros!!¿Dónde está? ¿Como la encuentro? - Aigon comenzó a buscar monedas en el zurrón desesperado, para darle una a la chica que se había quedado con la palma de la mano extendida después de contar la historia.
Aigon encontró una moneda y la saco rápidamente para ponerla sobre la mano de la chica -Wijeeeeejejejejeje- Una risa seca y tenebrosa apareció al fondo del callejo, una silueta no muy más bien bajita y encapuchada que arrastraba los pies y un bastón. -Toda esa historia no es más que una paparruchada y un montón de mentiras chico… - La silueta se acercó hasta donde estaban antes de descubriese la cara, se trataba de una entrañable viejecita con un moño bien apretado en lo alto de la cabeza. – El verdadero tesoro de esta isla se encuentra en el corazón de la misma… Pero ninguno de los valientes aventureros que se atrevieron a cruzar el bosque en busca de fortuna consiguieron volver. – Decía la vieja mientras se posaba sobre la misma caja donde Aigon había estado arreglando la guitarra momentos antes. -La autentica leyenda dice que el tesoro que allí se encuentra, está maldito por más de diez mil almas y que además protegen el lugar de intrusos… - La vieja sacó un objeto extraño de la manga de su túnica y se lo tendió a Aigon.
Era una pequeña caja con un mapa dibujado, Aigon se quedó mirándolo fijamente, tenia secciones circulares que giraban y una inscripción. -Encuentra el camino del guerrero y encontraras lo que buscas…- El peliazul leyó la inscripción en voz alta mientras miraba y toqueteaba el artefacto. - ¿Un mapa y un acertijo? - La vieja miraba al musico sonriendo mientras se frotaba las manos, Aigon en cambio, se rascaba la cabeza escudriñando todos los rincones del artefacto con la mirada, sin poder entender nada. -Necesitaré alguien que sepa leer el mapa. –Se dijo en voz baja llevando su mirada hacia la chica del moño esperando que ella supiera entenderlo.
Dastan Agrabah
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El pelimorado vio que había algo interesante en ese lugar así que decidió cruzar la calle hacia donde estaba aquel dúo para poder escuchar de que hablaban, cuando se acerco a ellos pudo escuchar la historia de la joven sobre una princesa que seguramente seria blanca en cana por a ver pasado tanta rabia en toda esa historia y encima se le había quitado el derecho que buscaba, se acaricio el mentón con una leve sonrisa viendo que realmente era una historia demasiado fantasiosa para ser real mas sobre el hecho de que nunca había escuchado de que se usara los tesoros de un pirata para hacer espiritismo acaso quería invocarlo a través de sus posesiones realmente no le convencía lo que estaba escuchando pero se veía interesante y claramente el sujeto de la guitarra acaba de comerse toda la historia ya que parecía un niño chico como bien ella había dicho entregando al moneda para poder escuchar mas historias cuando aquello fue interrumpido por una anciana.
Dastan se recostó en la pared tranquilamente la anciana seguramente le había visto también tenia la atención de tres personas que al parecer tenían rasgos de ser aventureros ya que las ropas del pelimorado eran parte de una zona muy lejana del lugar incluso quizás desconocida para muchas personas de ese lugar, escucho al igual que el dúo toda la historia y viendo como el chico de la guitarra ahora tenia un mapa y un acertijo, el pelimorado camino hacia ellos sin intentar ocultarse de los dos llevando sus manos hacia la cabeza de manera tranquila para detenerse frente a estos y tomando de la mano del chico el mapa que este tenia en su mano.
-Déjame verlo, el mapa de tierra es semejante a las cartografías solamente nos guiamos por tierra en vez de por agua, puedo llevarlos hasta este destino pero claramente parte del botín solicito que sea mío, con esto podemos tener una sociedad si les parece bien, les diré como llegar al lugar seguramente tendremos que cruzar un bosque denso entre y un rio para llegar a nuestro destino.
Decreto el joven indicando que sabia lo que estaba viendo tranquilamente en ese momento para luego mirar tanto al sujeto de la guitarra como la chica en la saliente ya que seguramente ambos iban a querer formar parte de eso, aunque tenia algunas dudas de lo que estaba dibujado en aquel mapa, se notaba que era bastante viejo por lo tanto seria un desafío para el pelimorado que con una sonrisa aguardaba la respuesta de ellos, la anciana parecía esperanzada y contenta con aquello al ver que los tres valientes estaban armándose para poder ir a buscar ese tesoro, eso no paso desapercibido por el muchacho que encontraba de lo mas extraño aquello, pero no dijo nada.
Dastan se recostó en la pared tranquilamente la anciana seguramente le había visto también tenia la atención de tres personas que al parecer tenían rasgos de ser aventureros ya que las ropas del pelimorado eran parte de una zona muy lejana del lugar incluso quizás desconocida para muchas personas de ese lugar, escucho al igual que el dúo toda la historia y viendo como el chico de la guitarra ahora tenia un mapa y un acertijo, el pelimorado camino hacia ellos sin intentar ocultarse de los dos llevando sus manos hacia la cabeza de manera tranquila para detenerse frente a estos y tomando de la mano del chico el mapa que este tenia en su mano.
-Déjame verlo, el mapa de tierra es semejante a las cartografías solamente nos guiamos por tierra en vez de por agua, puedo llevarlos hasta este destino pero claramente parte del botín solicito que sea mío, con esto podemos tener una sociedad si les parece bien, les diré como llegar al lugar seguramente tendremos que cruzar un bosque denso entre y un rio para llegar a nuestro destino.
Decreto el joven indicando que sabia lo que estaba viendo tranquilamente en ese momento para luego mirar tanto al sujeto de la guitarra como la chica en la saliente ya que seguramente ambos iban a querer formar parte de eso, aunque tenia algunas dudas de lo que estaba dibujado en aquel mapa, se notaba que era bastante viejo por lo tanto seria un desafío para el pelimorado que con una sonrisa aguardaba la respuesta de ellos, la anciana parecía esperanzada y contenta con aquello al ver que los tres valientes estaban armándose para poder ir a buscar ese tesoro, eso no paso desapercibido por el muchacho que encontraba de lo mas extraño aquello, pero no dijo nada.
Tazu
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Por fin un cliente entregado. Tazu ya pudo saborear el ramen calentito que compraría con todo lo que le sacaría a su ansioso oyente, la capa nueva que pensaba comprarse y ese tabaco negro que vio mascar a aquellos ancianos. Calentó un poco los dedos y buscó una buena superficie donde desplegar las sombras.
-Pues resulta que por culpa de su loro...
-Wijeeeeejejejejeje.
La risa más rara del mundo la interrumpió antes siquiera de haber echado mano a la moneda. Una vieja siniestra con cara de perdiz se había metido en el callejón caminando con la lentitud y parsimonia de un villano en el acto final y con la osadía de poner en duda la veracidad de su historia. ¡Como si no la hubiese contado bien por inventada que fuese! Tazu estuvo a punto de pedirle algo de calderilla también y cerrarle la boca, pero entonces distinguió un brillo malvado en sus ojos y se detuvo. Algo iba mal, algo iba horrorosamente mal.
- El verdadero tesoro de esta isla...
-¡Quieres chafarme la historia!
Tazu sacó un kunái y saltó al suelo para apuñalar a la vieja. Sus años en Ringo le habían enseñado que si alguien intentaba fastidiarte el negocio, tenías que rajarle. Daba igual que fuese un niño o una ancianita entrañable. De hecho, era especialmente necesario acuchillar a los niños y a las ancianitas entrañables, porque eran los que más probabilidades tenían de llevarse toda la clientela.
Sin embargo, la vieja desarmó a Tazu con una mirada intensa y un grito de oradora experta.
-¡HAH! -exclamó mientras sacaba un mapa de alguna parte.
Tazu se detuvo maravillada. Qué elegancia, qué intensidad, qué tempo magistral. Las palabras salían de la boca de aquella pasa apestosa y formaban vívidas imágenes en su cabeza. ¿Era aquello el súmum de todos los cuentacuentos? ¿Había encontrado por fin la cima que debía superar? No podía sino sentir una excelsa y sobrecogedora admiración por aquella que bien podría ser su maestra...
Se lanzó a rajarla.
La vieja la azotó con la manga dada de sí de su túnica zarrapastrosa y la desarmó. Le dio con ella en la cara, metiéndole un hilo en el ojo, y entonces la agarró de la muñeca y la hizo girar mientras le ponía la zancadilla. Tazu acabó rodando hasta dar con el culo en la pared, aunque se levantó de inmediato hecha una furia.
-¡Me estás robando al pardillo! ¡Eh, tú, -dijo al guitarrista- no le hagas caso! Mi historia es mejor. Tiene dragones y todo. Dame esa moneda -añadió autoritaria, con un tono que venía a decir “O te saco los ojos”.
De repente apareció otro tipo, porque al parecer ese callejón asqueroso era el nuevo centro cultural de la isla. Esta vez no permitiría que le arrebatasen al cliente. Tazu lo vio ojear el mapa y soltar una farragosa perorata sobre él, y aprovechó su oportunidad.
-¡Yo tengo un mapa mejor! ¡Y más barato!
-Silencio -ladró la anciana, con una voz que no admitía réplica-. El tesoro no es una leyenda ni una historia. Existe, y ya va siendo hora de que alguien lo encuentre. Llevo mucho tiempo buscando a alguien capaz de ello.
Tazu no sabía qué pensar. ¿El tesoro era de verdad? Osea, claro que lo era, pero... ¿lo era? ¡Si todo lo que había dicho era inventado!
-¿Y el tesoro tiene oro? -La anciana asintió.- Mola. ¡Yo lo busco! -dijo alzando la mano-. Se me da muy bien encontrar cosas. Una vez le devolví el ojo de cristal a un tipo que lo había perdido en la nieve. Tuve que pelearme con un gato y todo. Luego no era suyo, pero se lo quedó igualmente y me dio una loncha de jamón. Dame a mí el mapa.
Tazu, que no tenía ni idea de cómo leer esas cosas, tiró para arrebatarle el mapa al desconocido ese. Ya estaba imaginando mentalmente cómo le patearía la entrepierna si se le ocurría intentar resistirse. Había bastantes preguntas que formular -como por ejemplo qué ganaba esa señora con todo aquello y por qué deambulaba por ahí ofreciendo mapas a extraños-, pero no sería ella quien se parase a pensar las respuestas. Lo mejor de una historia era tirar para adelante y ver qué pasaba.
-¿A dónde apunta esta cosa? -preguntó-. Si alguien me lo dice le contaré una historia casi gratis.
-Pues resulta que por culpa de su loro...
-Wijeeeeejejejejeje.
La risa más rara del mundo la interrumpió antes siquiera de haber echado mano a la moneda. Una vieja siniestra con cara de perdiz se había metido en el callejón caminando con la lentitud y parsimonia de un villano en el acto final y con la osadía de poner en duda la veracidad de su historia. ¡Como si no la hubiese contado bien por inventada que fuese! Tazu estuvo a punto de pedirle algo de calderilla también y cerrarle la boca, pero entonces distinguió un brillo malvado en sus ojos y se detuvo. Algo iba mal, algo iba horrorosamente mal.
- El verdadero tesoro de esta isla...
-¡Quieres chafarme la historia!
Tazu sacó un kunái y saltó al suelo para apuñalar a la vieja. Sus años en Ringo le habían enseñado que si alguien intentaba fastidiarte el negocio, tenías que rajarle. Daba igual que fuese un niño o una ancianita entrañable. De hecho, era especialmente necesario acuchillar a los niños y a las ancianitas entrañables, porque eran los que más probabilidades tenían de llevarse toda la clientela.
Sin embargo, la vieja desarmó a Tazu con una mirada intensa y un grito de oradora experta.
-¡HAH! -exclamó mientras sacaba un mapa de alguna parte.
Tazu se detuvo maravillada. Qué elegancia, qué intensidad, qué tempo magistral. Las palabras salían de la boca de aquella pasa apestosa y formaban vívidas imágenes en su cabeza. ¿Era aquello el súmum de todos los cuentacuentos? ¿Había encontrado por fin la cima que debía superar? No podía sino sentir una excelsa y sobrecogedora admiración por aquella que bien podría ser su maestra...
Se lanzó a rajarla.
La vieja la azotó con la manga dada de sí de su túnica zarrapastrosa y la desarmó. Le dio con ella en la cara, metiéndole un hilo en el ojo, y entonces la agarró de la muñeca y la hizo girar mientras le ponía la zancadilla. Tazu acabó rodando hasta dar con el culo en la pared, aunque se levantó de inmediato hecha una furia.
-¡Me estás robando al pardillo! ¡Eh, tú, -dijo al guitarrista- no le hagas caso! Mi historia es mejor. Tiene dragones y todo. Dame esa moneda -añadió autoritaria, con un tono que venía a decir “O te saco los ojos”.
De repente apareció otro tipo, porque al parecer ese callejón asqueroso era el nuevo centro cultural de la isla. Esta vez no permitiría que le arrebatasen al cliente. Tazu lo vio ojear el mapa y soltar una farragosa perorata sobre él, y aprovechó su oportunidad.
-¡Yo tengo un mapa mejor! ¡Y más barato!
-Silencio -ladró la anciana, con una voz que no admitía réplica-. El tesoro no es una leyenda ni una historia. Existe, y ya va siendo hora de que alguien lo encuentre. Llevo mucho tiempo buscando a alguien capaz de ello.
Tazu no sabía qué pensar. ¿El tesoro era de verdad? Osea, claro que lo era, pero... ¿lo era? ¡Si todo lo que había dicho era inventado!
-¿Y el tesoro tiene oro? -La anciana asintió.- Mola. ¡Yo lo busco! -dijo alzando la mano-. Se me da muy bien encontrar cosas. Una vez le devolví el ojo de cristal a un tipo que lo había perdido en la nieve. Tuve que pelearme con un gato y todo. Luego no era suyo, pero se lo quedó igualmente y me dio una loncha de jamón. Dame a mí el mapa.
Tazu, que no tenía ni idea de cómo leer esas cosas, tiró para arrebatarle el mapa al desconocido ese. Ya estaba imaginando mentalmente cómo le patearía la entrepierna si se le ocurría intentar resistirse. Había bastantes preguntas que formular -como por ejemplo qué ganaba esa señora con todo aquello y por qué deambulaba por ahí ofreciendo mapas a extraños-, pero no sería ella quien se parase a pensar las respuestas. Lo mejor de una historia era tirar para adelante y ver qué pasaba.
-¿A dónde apunta esta cosa? -preguntó-. Si alguien me lo dice le contaré una historia casi gratis.
Ryukami Aigon
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La pequeñaja empezó a revolotear y a pelearse con la vieja mientras un tercer tipo se acercaba hasta Aigon, este le arrebato el mapa de las manos mientras Aigon seguía sin entender nada del mapa y el acertijo. El tipo rápidamente descifró el camino, parecía entender de mapas y poco después la chica dijo que también se uniría a la búsqueda del tesoro. El musico los miró a los dos por un momento, receloso, no tenía intención de compartir el tesoro cuando llegó a la isla, pero sin el pelimorado no encontraría el camino y probablemente terminaría perdido en el bosque y la chica parecía bastante hábil y podría ser llegar a ser útil. -Yeaaaahahahaha ¡Entonces ya tenemos lo que necesitamos! ¡Formaremos un equipo para llegar hasta el tesoro! – Aigon extendió la mano hacia el pelimorado para apretarle la mano. -Mi nombre es Aigon. – Luego hizo lo mismo con la pequeñaja. Después de todo, si iban a adentrarse en una aventura con desconocidos al menos estaría bien saber sus nombres. Después de las presentaciones se giró hacia la anciana. -¡Oye Vieja!- Exclamó, la anciana ya se había levantado y comenzado a andar. - ¿Tú también vienes? – Preguntó.
-Weeeeijejejeje. Yo ya soy demasiado mayor para aventuras muchacho, Solo id y encontrad el tesoro. – Luego salió del callejón a su ritmo y dejando allí a los tres aventureros.
Aigon se dirigió de nuevo hacia el pelimorado. -Entonces partamos cuanto antes. ¿Por donde empezamos? – El ansia por empezar la búsqueda hervía ya la sangre de Aigon que sonreía como un bobo esperando la respuesta de sus nuevos compañeros.
-Weeeeijejejeje. Yo ya soy demasiado mayor para aventuras muchacho, Solo id y encontrad el tesoro. – Luego salió del callejón a su ritmo y dejando allí a los tres aventureros.
Aigon se dirigió de nuevo hacia el pelimorado. -Entonces partamos cuanto antes. ¿Por donde empezamos? – El ansia por empezar la búsqueda hervía ya la sangre de Aigon que sonreía como un bobo esperando la respuesta de sus nuevos compañeros.
Dastan Agrabah
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El pelimorado no pudo evitar reír levemente al ver lo que aquella chica estaba haciendo al parecer era bastante celosa con sus cosas ya que tenia entendido que la anciana era no mas que alguien intentando robarle su protagonismo y si fuera poco robar sus clientes de historias con algo mas importante aparte de decir que claramente era mentira todo lo que ella estaba diciendo, era comprensible que eso pasara aunque lo que si sorprendió al joven fue como aquella anciana se defendió lo que hizo que el chico levantara su ceja en ese momento sospechando. La muchacha parecía tener una habilidad de combate a respetar y aquella anciana había prácticamente lavado el piso con ella la hizo pedazos mostrando como aun siendo anciana era mejor que todos ellos juntos. Eso hizo que las sospechas del pelimorado aumentaran mas quien era esa mujer y que interés tenia en que el trio encontrara ese tesoro.
Era casi un facepalm por parte de Dastan al ver la reacción de la chica que al principio fue de matar a la vieja para luego casi idolatrarla nuevamente intentar asesinarla para ver que la historia de ella era "verdadera" o de esa forma le estaba vendiendo la historia a los tres chicos, seguramente algo tenia que resolver en ese lugar no sabia por que pero le daba mala espina esa anciana pero no era quien para decir algo simplemente dejo que pasara para luego ver como la chica hizo lo mismo que el joven hizo con el otro muchacho el de la guitarra provocando que el dejara que ella se lo llevara. Escuchando las palabras del muchacho que al parecer seria una aventura en conjunto pero se sentía mas en peligro que en seguridad con los dos, la anciana que tenia una habilidad increíble ya muchacha que no parecía ser muy propensa a ser compartidora ya que ataco al joven por robarle la clientela en la taberna a la anciana por contar otra historia, seguramente tenia serios problemas de ira.
-Yo me quedo con el mapa y los guiare, parece que ni siquiera sabes que estas sosteniendo el mismo al revés querida.
Fueron las palabras amables hacia la chica que claramente demostró no tener ni idea de lo que estaba leyendo ya que se ofrecía a contar otra historia a cambio de guiarles por eso se volteo hacia ella aunque fue interceptado por el joven que se presento como Aigon este extendió su mano para estrecharla con la de este tranquilamente para hacer también lo suyo presentándose a ellos.
-Dastan... seré su guía en esta aventura, aunque sugiero que tengan mucho cuidado con esa anciana pareció demostrar mucha mas habilidad de la que aparenta para algo nos quiere usar.
Declaro el mientras se hizo nuevamente con el papel arrebatándolo de la mano de la chica, ya que esta tenia nulo conocimiento sobre cartografía dejando a Dastan el único capaz de entender un mapa así que nada mas mirarlo y volver a alinearlo de la forma correcta para ubicar la posición aproximada donde estaban y algún detalle que pudiera usar para guiarse, decidió emprender la caminata señalando el destino esperando que los otros dos estuvieran detrás de el claramente el primer paso era dejar atrás la ciudad, el destino del trio se encontraba mas bien en el interior de la isla como no lo había dicho la anciana, tenían que adentrarse donde nadie se animaba a entrar ir hacia la zona menos poblada del la masa de tierra que era aquella isla. Conforme fueron avanzando se detuvo antes de terminar de salir del todo de la ciudad.
-Tienen todo para salir, estaremos quizás un buen tiempo fuera de la ciudad espero que tengan comida agua y algo para protegerse de los mosquitos después de todo seguramente encontraremos algunos del tamaño de un pájaro.
Aquel era el momento final para decidir si tenían todo y estaban listo para iniciar una aventura hacia el interior de una selva seguramente y varios desafíos que estaban marcados en el mapa, aunque había algo también en el mapa que no le gustaba, parecían detalles viejos pero a la vez el mapa no era tan viejo.
Era casi un facepalm por parte de Dastan al ver la reacción de la chica que al principio fue de matar a la vieja para luego casi idolatrarla nuevamente intentar asesinarla para ver que la historia de ella era "verdadera" o de esa forma le estaba vendiendo la historia a los tres chicos, seguramente algo tenia que resolver en ese lugar no sabia por que pero le daba mala espina esa anciana pero no era quien para decir algo simplemente dejo que pasara para luego ver como la chica hizo lo mismo que el joven hizo con el otro muchacho el de la guitarra provocando que el dejara que ella se lo llevara. Escuchando las palabras del muchacho que al parecer seria una aventura en conjunto pero se sentía mas en peligro que en seguridad con los dos, la anciana que tenia una habilidad increíble ya muchacha que no parecía ser muy propensa a ser compartidora ya que ataco al joven por robarle la clientela en la taberna a la anciana por contar otra historia, seguramente tenia serios problemas de ira.
-Yo me quedo con el mapa y los guiare, parece que ni siquiera sabes que estas sosteniendo el mismo al revés querida.
Fueron las palabras amables hacia la chica que claramente demostró no tener ni idea de lo que estaba leyendo ya que se ofrecía a contar otra historia a cambio de guiarles por eso se volteo hacia ella aunque fue interceptado por el joven que se presento como Aigon este extendió su mano para estrecharla con la de este tranquilamente para hacer también lo suyo presentándose a ellos.
-Dastan... seré su guía en esta aventura, aunque sugiero que tengan mucho cuidado con esa anciana pareció demostrar mucha mas habilidad de la que aparenta para algo nos quiere usar.
Declaro el mientras se hizo nuevamente con el papel arrebatándolo de la mano de la chica, ya que esta tenia nulo conocimiento sobre cartografía dejando a Dastan el único capaz de entender un mapa así que nada mas mirarlo y volver a alinearlo de la forma correcta para ubicar la posición aproximada donde estaban y algún detalle que pudiera usar para guiarse, decidió emprender la caminata señalando el destino esperando que los otros dos estuvieran detrás de el claramente el primer paso era dejar atrás la ciudad, el destino del trio se encontraba mas bien en el interior de la isla como no lo había dicho la anciana, tenían que adentrarse donde nadie se animaba a entrar ir hacia la zona menos poblada del la masa de tierra que era aquella isla. Conforme fueron avanzando se detuvo antes de terminar de salir del todo de la ciudad.
-Tienen todo para salir, estaremos quizás un buen tiempo fuera de la ciudad espero que tengan comida agua y algo para protegerse de los mosquitos después de todo seguramente encontraremos algunos del tamaño de un pájaro.
Aquel era el momento final para decidir si tenían todo y estaban listo para iniciar una aventura hacia el interior de una selva seguramente y varios desafíos que estaban marcados en el mapa, aunque había algo también en el mapa que no le gustaba, parecían detalles viejos pero a la vez el mapa no era tan viejo.
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Tazu siempre había sido una persona adaptable, así que no hizo ascos a que esos dos desconocidos la acompañaran. Al fin y al cabo, luego podrían ayudarla a cargar con su tesoro, y tal vez hasta les diera un recital de flauta por las molestias. Sin embargo, no podía estar segura de que no intentaran traicionarla en el último segundo. Todas las historias sobre cazatesoros acababan con alguna traición. Hizo recuento mentalmente y se dio cuenta de que, si iba a tener que defenderse de la traición y posible intento de enterrarla viva por parte de aquellos dos, iba a necesitar más armas. Aunque solo fuera para demostrar quién mandaba allí.
-Vengo en un minuto -dijo Tazu, alejándose de espaldas-. No os vayáis, ¿eh?
No estaba nada confiada en que no la abandonaran, así que dejó a Iroza como vigilante. La ardilla se subió a un árbol cercano y clavó su vista de roedor en los dos aspirantes a cazatesoros mientras ella iba en busca de sus cosas. Cinco minutos más tarde estaba en el puerto. El barco de guerra que los había llevado hasta allí era una fuente de incontenible aburrimiento, un cascarón enorme rodeado de gente de blanco que fingía no estar durmiéndose de pie.
-¡Eh, cadete!
Tazu ignoró a quien estuviera llamándola, por si acaso le endosaba alguna tarea molesta, y fue directa a su camarote. Allí había un par de sus compañeras, una cambiándose y otra tumbada en la cama con un libro.
-Te andan buscando -dijo una-. ¿Volviste a saltarte la guardia?
Ella negó con la cabeza y empacó un buen puñado de shurikens, cogió su bolsita de caca de perro, el ninjato, los proyectiles y la cuchilla con cadena, junto con el resto de sorpresas que solía llevar encima. ¿Bastaría?
-El sargento te pondrá a hacer flexiones como no aparezcas. Y a nosotras también. ¿Se puede saber qué has estado haciendo?
Sería mejor coger cubrirse bien el culo. Sacó el Palo de su estuche, con su funda de tela púrpura atada con un lacito, y enfiló hacia la puerta. No le importaba que a aquella plasta la pusieran a hacer ejercicio. De hecho, mejor; le caía mal porque tenía más pecho que ella. Se marchó dejándola con la palabra en la boca y volvió a donde había dejado a sus dos ayudantes. Más valía que no se hubieran ido sin ella. ¿Debería haberlos atado, haberles cortado los tendones o algo así? Seguramente ambas cosas, pero tendría que bastar con la ardilla y su optimismo natural.
¿Y por qué esos marines la perseguían? Varias figuras de blanco iban a por ella a la carrera, y se parecían sospechosamente a los encargados de mantener la disciplina a bordo. Oh, genial, ya iban a meterla otra vez en ese calabozo tan aburrido. ¿No habían aprendido que podía fugarse siempre que quisiera? ¿Y esa tetuda se habría chivado? Las Gaviotas y sus malditas tareas. Tazu apretó el paso y avisó a los dos chicos de que tocaba correr. Como los soldaditos la pillaran, pensaba acusar a los dos de algo muy gordo para que los encerraran y no fueran a por el oro sin ella.[/justify]
-Vengo en un minuto -dijo Tazu, alejándose de espaldas-. No os vayáis, ¿eh?
No estaba nada confiada en que no la abandonaran, así que dejó a Iroza como vigilante. La ardilla se subió a un árbol cercano y clavó su vista de roedor en los dos aspirantes a cazatesoros mientras ella iba en busca de sus cosas. Cinco minutos más tarde estaba en el puerto. El barco de guerra que los había llevado hasta allí era una fuente de incontenible aburrimiento, un cascarón enorme rodeado de gente de blanco que fingía no estar durmiéndose de pie.
-¡Eh, cadete!
Tazu ignoró a quien estuviera llamándola, por si acaso le endosaba alguna tarea molesta, y fue directa a su camarote. Allí había un par de sus compañeras, una cambiándose y otra tumbada en la cama con un libro.
-Te andan buscando -dijo una-. ¿Volviste a saltarte la guardia?
Ella negó con la cabeza y empacó un buen puñado de shurikens, cogió su bolsita de caca de perro, el ninjato, los proyectiles y la cuchilla con cadena, junto con el resto de sorpresas que solía llevar encima. ¿Bastaría?
-El sargento te pondrá a hacer flexiones como no aparezcas. Y a nosotras también. ¿Se puede saber qué has estado haciendo?
Sería mejor coger cubrirse bien el culo. Sacó el Palo de su estuche, con su funda de tela púrpura atada con un lacito, y enfiló hacia la puerta. No le importaba que a aquella plasta la pusieran a hacer ejercicio. De hecho, mejor; le caía mal porque tenía más pecho que ella. Se marchó dejándola con la palabra en la boca y volvió a donde había dejado a sus dos ayudantes. Más valía que no se hubieran ido sin ella. ¿Debería haberlos atado, haberles cortado los tendones o algo así? Seguramente ambas cosas, pero tendría que bastar con la ardilla y su optimismo natural.
¿Y por qué esos marines la perseguían? Varias figuras de blanco iban a por ella a la carrera, y se parecían sospechosamente a los encargados de mantener la disciplina a bordo. Oh, genial, ya iban a meterla otra vez en ese calabozo tan aburrido. ¿No habían aprendido que podía fugarse siempre que quisiera? ¿Y esa tetuda se habría chivado? Las Gaviotas y sus malditas tareas. Tazu apretó el paso y avisó a los dos chicos de que tocaba correr. Como los soldaditos la pillaran, pensaba acusar a los dos de algo muy gordo para que los encerraran y no fueran a por el oro sin ella.[/justify]
Ryukami Aigon
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Después de dejar a los tres aventureros solos y tras las presentaciones, Dastan, el pelimorado, dijo que se haría cargo de llevarlos hasta el lugar indicado en el mapa, parecía no tener ningún problema para entenderlo, también advirtió de que la vieja no le parecía de fiar y que debían estar alerta. Aigon por su parte paso de la advertencia, ¿Qué problemas podría darle una ancianita a la que le costaba andar? Probablemente ninguno. Dastan se puso a la cabeza del grupo para salir del pueblo y nuevamente paró para advertir de si teníamos todo lo que necesitaríamos para ir en busca del tesoro. Era un tipo cuidadoso y precavido o al menos esa sensación le daba a Aigon que se aburría rápido de estas situaciones, por su parte la chica si que tomo buena nota de los consejos y salió disparada en busca de algo, no sin dejar atrás una pequeña ardilla que la acompañaba y que se nos quedó mirando desde un árbol cercano.
Mientras esperaban, Aigon se puso a rebuscar en el zurrón alguna pieza de fruta o algo que llevarse a la boca, esperar era una de las muchas cosas que le daban hambre al peliazul. - ¡Aja! ¡Aquí estas! -Exclamó sacando un pequeño melón amarillo del zurrón, el cual había robado no hace mucho y lo guardaba para aprovisionar el barco en su próxima travesía, pero esta también seria una buena ocasión para comerlo. Lo partió en dos con sus manos y tendió una mitad al pelimorado mientras se comía el otro en apenas dos bocados. - ¿Quieres? – Preguntó con los carrillos inflados para después tragar de golpe.
Uno minutos después la chica aparecería desde el otro lado de la calle, estaba siendo perseguida por marines y hacia señas para que los dos chicos corrieran. Aigon miró a Dastan y le dio un codazo para que viera lo que estaba ocurriendo, luego se giró y comenzó a correr siguiendo los pasos del pelimorado, ahora Aigon sonreía mientras miraba hacia atrás esperando que la chica los alcanzara. -Yeaahahaha, Esa chica es muy divertida ¿No crees? - Dijo a Dastan mientras lo miraba en carrera. - ¿Crees que también será una pirata? Yeaaahahahaha- Preguntaba al pelimorado mientras se dirigían al bosque. No tardaron en llegar hasta el lindero del bosque y una vez dentro fue fácil perder a los marines de vista. Aigon espero a estar los tres de nuevo junto y se dirigió a la chica. - ¿Eres pirata? Por eso te perseguían los marines ¿Verdad? – Le preguntaba, aunque en realidad le parecía extraño ver una pirata tan pequeña y joven.
Mientras esperaban, Aigon se puso a rebuscar en el zurrón alguna pieza de fruta o algo que llevarse a la boca, esperar era una de las muchas cosas que le daban hambre al peliazul. - ¡Aja! ¡Aquí estas! -Exclamó sacando un pequeño melón amarillo del zurrón, el cual había robado no hace mucho y lo guardaba para aprovisionar el barco en su próxima travesía, pero esta también seria una buena ocasión para comerlo. Lo partió en dos con sus manos y tendió una mitad al pelimorado mientras se comía el otro en apenas dos bocados. - ¿Quieres? – Preguntó con los carrillos inflados para después tragar de golpe.
Uno minutos después la chica aparecería desde el otro lado de la calle, estaba siendo perseguida por marines y hacia señas para que los dos chicos corrieran. Aigon miró a Dastan y le dio un codazo para que viera lo que estaba ocurriendo, luego se giró y comenzó a correr siguiendo los pasos del pelimorado, ahora Aigon sonreía mientras miraba hacia atrás esperando que la chica los alcanzara. -Yeaahahaha, Esa chica es muy divertida ¿No crees? - Dijo a Dastan mientras lo miraba en carrera. - ¿Crees que también será una pirata? Yeaaahahahaha- Preguntaba al pelimorado mientras se dirigían al bosque. No tardaron en llegar hasta el lindero del bosque y una vez dentro fue fácil perder a los marines de vista. Aigon espero a estar los tres de nuevo junto y se dirigió a la chica. - ¿Eres pirata? Por eso te perseguían los marines ¿Verdad? – Le preguntaba, aunque en realidad le parecía extraño ver una pirata tan pequeña y joven.
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El pelimorado luego de a ver estrechado manos con el chico llamado aigon y ver que la chica no se presento sin todo lo contrario parecía ser alguien de lo mas rara y ermitaña la imaginaba rodeada de uno cientos de miles de gatos seguramente ese seria su destino, como la tía de los gatos aquella que nadie se le quiere acercar por miedo a ella que los gatos en realidad, noto que se mantuvo quieta hasta que el hablo por lo cual se lanzo corriendo hacia un destino incierto que nadie conocía de los otros dos, un animal pequeño se movió con maestría y se puso sobre un árbol claramente la chica tenia algunas habilidades escondidas y al parecer una de ellas era nada menos que entrenar ardillas, se la imaginaba como una asesina y eso hizo que un escalofrió recorriera su espalda, a lo que el otro muchacho llamo su atención preguntando si quería pensó en negar por cortesía pero para generar un ambiente mas amigable termino aceptando dicha comida para luego agradecer.
-Gracias, tu conoces a esa chica sabes como se llama?
Pregunto mientras comía con tranquilidad lo que quedaba de su bocado esperando la respuesta del chico que realmente parecía bastante apresurado por encontrar ese tesoro habría algo en el que tuviera interés especial para el mismo, ya que recordaba que el mismo estaba buscando uno en particular volteo levemente la mirada hacia donde la chica se había ido corriendo ya que realmente parecía a verse acordado de algo, como si hubiera dejado prendido el fuego en su casa y tuviera que volver antes de que la cena se terminara quemando de maneras terribles o la casa misma se prendiera fuego de esa forma abandono la zona. Luego de esos minutos que parecieron eternos pudo ver como la chica venia corriendo rápidamente hacia ellos y no estaba sola podía entender las señas, para luego sentir el golpe del chico.
- Lo se, parece que no supo moverse en sigilo....
Menciono mientras se lanzaba a correr no era muy difícil salir de la ciudad ya que no había ningún tipo de control de seguridad o que estuviera impidiendo que se pudiera recorrer el resto de la isla, los peligros que se encontraban mas allá del linde de la ciudad eran suficiente para persuadir hasta al mas valiente de los locatarios, por ende aquel grupo de tres se lanzo corriendo por el mismo buscando poder perder los marines, había otra cosa que no le estaba gustando al pelimorado ya que ella era una ninja o al menos se veía como una, tan difícil era moverse sin que la rastrearan, suspiro fingiendo un cansancio algo excesivo en ese momento para reunirse con el resto.
-Ya ves, seguramente se la tiene jurada la marina por eso la persiguen tanto.
Aunque el no los había visto bien tampoco se escuchaban disparos o algún tipo de agresión como si la quisieran viva o muerta pero no era problema suyo se enfoco en lo que si era aquel mapa, habían salido corriendo como tres salvajes para evitar a los marines lo que quería decir que ahora tenia que encontrar una referencia para poder avanzar, después de todo aquello no era exactamente un mapa interactivo para decir donde estaban, empezó a caminar por el lugar buscando alguna que otra referencia, volteándose a mirar a la chica en ese momento.
-Tu súbete a lo mas alto de ese árbol y dame algo que pueda tomar como referencia que distancia estamos del poblado en que dirección o algo que podamos usar como referencia tiene que ser natural, un rio una gran piedra un llano algo de ese estilo.
-Gracias, tu conoces a esa chica sabes como se llama?
Pregunto mientras comía con tranquilidad lo que quedaba de su bocado esperando la respuesta del chico que realmente parecía bastante apresurado por encontrar ese tesoro habría algo en el que tuviera interés especial para el mismo, ya que recordaba que el mismo estaba buscando uno en particular volteo levemente la mirada hacia donde la chica se había ido corriendo ya que realmente parecía a verse acordado de algo, como si hubiera dejado prendido el fuego en su casa y tuviera que volver antes de que la cena se terminara quemando de maneras terribles o la casa misma se prendiera fuego de esa forma abandono la zona. Luego de esos minutos que parecieron eternos pudo ver como la chica venia corriendo rápidamente hacia ellos y no estaba sola podía entender las señas, para luego sentir el golpe del chico.
- Lo se, parece que no supo moverse en sigilo....
Menciono mientras se lanzaba a correr no era muy difícil salir de la ciudad ya que no había ningún tipo de control de seguridad o que estuviera impidiendo que se pudiera recorrer el resto de la isla, los peligros que se encontraban mas allá del linde de la ciudad eran suficiente para persuadir hasta al mas valiente de los locatarios, por ende aquel grupo de tres se lanzo corriendo por el mismo buscando poder perder los marines, había otra cosa que no le estaba gustando al pelimorado ya que ella era una ninja o al menos se veía como una, tan difícil era moverse sin que la rastrearan, suspiro fingiendo un cansancio algo excesivo en ese momento para reunirse con el resto.
-Ya ves, seguramente se la tiene jurada la marina por eso la persiguen tanto.
Aunque el no los había visto bien tampoco se escuchaban disparos o algún tipo de agresión como si la quisieran viva o muerta pero no era problema suyo se enfoco en lo que si era aquel mapa, habían salido corriendo como tres salvajes para evitar a los marines lo que quería decir que ahora tenia que encontrar una referencia para poder avanzar, después de todo aquello no era exactamente un mapa interactivo para decir donde estaban, empezó a caminar por el lugar buscando alguna que otra referencia, volteándose a mirar a la chica en ese momento.
-Tu súbete a lo mas alto de ese árbol y dame algo que pueda tomar como referencia que distancia estamos del poblado en que dirección o algo que podamos usar como referencia tiene que ser natural, un rio una gran piedra un llano algo de ese estilo.
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Tazu resumió la situación a sus ayudantes de forma bastante escueta:
-No soy pirata, solo me persiguen porque me tienen envidia.
Y era cierto. Ellos trabajaban porque no sabían buscarse la vida para evitarlo. Desconocían que ella no se había unido a las Gaviotas por las tareas y la disciplina, sino porque era un lugar seguro en caso de un eventual colapso de la civilización. Fregar cubiertas y pelar patatas eran solo consecuencias indeseadas. Aunque a ella ya no la dejaban trabajar en la cocina por su glotonería.
Adelantó a los dos chicos y se subió al árbol más cercano con una agilidad propia de la práctica y la total inconsciencia sobre la fragilidad de sus huesos. Vio un par de puntos de referencia que podían valer, así que se los gritó al encargado del mapa.
-Por allí delante hay un río bastante gordo -señaló. Para ella, cualquier río que midiera más de dos cocodrilos puestos uno junto al otro era gordo-. Y luego... no sé, bosque y una montaña y... Oh, un poco más a la derecha hay un árbol con forma de señora con afro. Y ya no sé qué más. Este árbol no es tan grande.
Iroza la ardilla subió a su hombro mientras oteaba el horizonte. Para entonces ya podía oír las voces de sus perseguidores. Reconocía a ese sargento del ojo chungo que no dejaba de lagrimearle de forma grimosa. No quería que ese tipo la cogiera. Por suerte, nadie cogía a una ninja si esta no quería.
Tazu bajó del árbol y desplegó sus artes. Realizó una serie de signos de conjuración colocando sus dedos de diferentes formas a gran velocidad, tras lo cual una espontánea nube de humo dio paso a tres capas de camuflaje. Eran comunes entre los marines más viejos, que siempre vestían cosas raras encima del uniforme. Tazu se puso una y tendió las otras a sus ayudantes. Los colores verdosos ayudarían a que se perdieran entre la vegetación del bosque que se les venía encima. La del guitarrista había salido hecha de una seda muy fina, casi como si fuese lencería, pero tendría que valerle.
Echó a correr por entre los árboles, con la capa ondeando al viento de forma molona y vistosa. Iba en dirección al árbol de la señora con afro, que le había hecho gracia, y desde ahí confiaba en encontrar la siguiente pista. En realidad no tenía ni idea de por dónde empezar a buscar el tesoro, así que igual tenía que azuzar un poco a sus ayudantes para que trabajasen más.
-No soy pirata, solo me persiguen porque me tienen envidia.
Y era cierto. Ellos trabajaban porque no sabían buscarse la vida para evitarlo. Desconocían que ella no se había unido a las Gaviotas por las tareas y la disciplina, sino porque era un lugar seguro en caso de un eventual colapso de la civilización. Fregar cubiertas y pelar patatas eran solo consecuencias indeseadas. Aunque a ella ya no la dejaban trabajar en la cocina por su glotonería.
Adelantó a los dos chicos y se subió al árbol más cercano con una agilidad propia de la práctica y la total inconsciencia sobre la fragilidad de sus huesos. Vio un par de puntos de referencia que podían valer, así que se los gritó al encargado del mapa.
-Por allí delante hay un río bastante gordo -señaló. Para ella, cualquier río que midiera más de dos cocodrilos puestos uno junto al otro era gordo-. Y luego... no sé, bosque y una montaña y... Oh, un poco más a la derecha hay un árbol con forma de señora con afro. Y ya no sé qué más. Este árbol no es tan grande.
Iroza la ardilla subió a su hombro mientras oteaba el horizonte. Para entonces ya podía oír las voces de sus perseguidores. Reconocía a ese sargento del ojo chungo que no dejaba de lagrimearle de forma grimosa. No quería que ese tipo la cogiera. Por suerte, nadie cogía a una ninja si esta no quería.
Tazu bajó del árbol y desplegó sus artes. Realizó una serie de signos de conjuración colocando sus dedos de diferentes formas a gran velocidad, tras lo cual una espontánea nube de humo dio paso a tres capas de camuflaje. Eran comunes entre los marines más viejos, que siempre vestían cosas raras encima del uniforme. Tazu se puso una y tendió las otras a sus ayudantes. Los colores verdosos ayudarían a que se perdieran entre la vegetación del bosque que se les venía encima. La del guitarrista había salido hecha de una seda muy fina, casi como si fuese lencería, pero tendría que valerle.
Echó a correr por entre los árboles, con la capa ondeando al viento de forma molona y vistosa. Iba en dirección al árbol de la señora con afro, que le había hecho gracia, y desde ahí confiaba en encontrar la siguiente pista. En realidad no tenía ni idea de por dónde empezar a buscar el tesoro, así que igual tenía que azuzar un poco a sus ayudantes para que trabajasen más.
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Después de reunirse la chica respondió diciendo que no era pirata, luego, Dastan dio instrucciones a la pequeñaja para subir a un árbol y que le encontrar alguna pista que les ayudara a encontrar el rumbo. Esta subió ágilmente a un árbol bajo la atenta mirada de Aigon, que no terminaba de entender qué manera de moverse era esa; Y comenzó a decir todo cuanto veía desde allí arriba. Al bajar del árbol les hizo entrega a los chicos de dos capas verdes, aparentemente para camuflarnos en el bosque, aunque a Aigon le costaría camuflarse con una capa de seda prácticamente transparente. - ¿Qué pretendes que haga con esto? – Dijo, mientas que la guardaba en el zurrón y dejándose puesta su capa roja. Poco después comenzaron a escucharse las voces de los perseguidores, dos marines se estaban acercando desde la linde del bosque, mientras la chica salía corriendo de nuevo entre los árboles, el peliazul se quedó junto a Dastan esperando indicaciones, pues parecía que el chico del mapa tenía más idea de como llegar hasta el lugar marcado que la chica. - ¿Deberíamos seguirla? - preguntó al pelimorado arqueando una ceja.
- ¡Ahí están! - Gritó uno de los marines señalando hacia la posición de los chicos. Aigon los vio acercarse mientras se llevaba la mano hacia el mango de su katana, uno de ellos sacaba del bolsillo un silbato, parecía que tenia intención de dar una señal de alerta para que el resto de los marines que los perseguían supieran hacia donde dirigirse, si lo conseguían era más que probable que terminaran rodeados de marines, cuando apenas comenzaban su aventura.
-No podemos permitir que nos detengan ahora. – Dijo poniendo una posición de combate con las rodillas ligeramente flexionadas y la katana sostenida horizontalmente detrás de su hombro, los músculos del brazo se tensaron por un momento antes de que el espadachín lanzase su brazo hacia delante. -Rockstar Ittoryu. Song, Devil Blade. – Tras lanzar el brazo una potente ráfaga de aire comprimido salió despedida de la Katana. Girando sobre si misma hasta alcanzar al marine, que ya estaba a punto de tocar el silbato. Este salió despedido hacia atrás mientras su camisa se hacia jirones. -Creo que será mejor que corramos antes de que lleguen más. – Advirtió el peliazul volviendo a guardar la katana en su cintura y siguiendo los pasos de la pequeña escapista que ya casi había desaparecido de su vista.
- ¡Ahí están! - Gritó uno de los marines señalando hacia la posición de los chicos. Aigon los vio acercarse mientras se llevaba la mano hacia el mango de su katana, uno de ellos sacaba del bolsillo un silbato, parecía que tenia intención de dar una señal de alerta para que el resto de los marines que los perseguían supieran hacia donde dirigirse, si lo conseguían era más que probable que terminaran rodeados de marines, cuando apenas comenzaban su aventura.
-No podemos permitir que nos detengan ahora. – Dijo poniendo una posición de combate con las rodillas ligeramente flexionadas y la katana sostenida horizontalmente detrás de su hombro, los músculos del brazo se tensaron por un momento antes de que el espadachín lanzase su brazo hacia delante. -Rockstar Ittoryu. Song, Devil Blade. – Tras lanzar el brazo una potente ráfaga de aire comprimido salió despedida de la Katana. Girando sobre si misma hasta alcanzar al marine, que ya estaba a punto de tocar el silbato. Este salió despedido hacia atrás mientras su camisa se hacia jirones. -Creo que será mejor que corramos antes de que lleguen más. – Advirtió el peliazul volviendo a guardar la katana en su cintura y siguiendo los pasos de la pequeña escapista que ya casi había desaparecido de su vista.
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Dastan mantuvo su mirada en ese momento sobre el mapa mientras escuchaba a la pequeña diabla hablar hasta por los codos contando lo que estaba viendo, este señalaba en el mapa del tesoro lo que escuchaba y le estaba sirviendo claramente a encontrar el tesoro, mencionaba un rio ese estaba marcado en el mapa y igual por mas extraño que pareciera ese árbol que parecía ser una mujer con afro, acaso eso había sido creado con el objetivo de ser parte de la busqueda del tesoro, el pelimorado no tenia ni idea pero seguía a los suyo para no volverse a perder, escuchando como la chica le lanzaba algo que termino cayendo sobre su cabeza. Lo hizo a un lado para poder seguir mirando el mapa y entender un poco mas donde iban.
-Allá ella si quiere correr a lo loco y terminar perdida en el bosque.
Menciono el pelimorado al otro chico, no era que fuera exactamente necesaria quien había recibido el mapa era el muchacho de la guitarra la otra joven estaba de agregada claramente, al parecer tenia bastantes líos en su camino giro el mapa y apunto en el mismo algo, mientras escuchaba como el chico peleaba, alzo la vista hacia donde la chica estaba corriendo, esta vez había tenido suerte de que el destino lo llevaba hacia allí también aunque tuvieran que tomar un leve desvió.
-Vamos hacia ese árbol, esta usado como referencia para poder llegar hacia una cueva donde debería estar escondido el tesoro, pero se precisa una vista privilegiada para poder dar con el objetivo.
Claramente las personas que pensaron en el mapa tuvieron en cuenta todo prácticamente, por si habían cambios en la isla aunque si eran cambios radicales el tesoro se perdería para siempre. Comenzó a correr también junto al dueto de extraños personajes escapando ahora de lo que era la marina, miro hacia atrás preguntándose desde cuando al marina les estaba siguiendo, aunque eso realmente no importaba se apresuro a correr mas si era posible tomando un desvió hacia la derecha en el momento en que vio el rió.
-Por aquí, si quieren verse con lo que estamos buscando!!!
Les grito aunque claramente sin revelar demasiado, lo ultimo que quería era un división entera de la marina buscando el tesoro, ya que tenían que encontrarlo y transportarlo lejos de los ojos avaricioso de los marines algo bastante difícil, si sabían lo que el trió estaba buscando. Se detuvo de golpe al llegar al rio buscando algo rápidamente.
-No puedo encontrar el puto tesoro si tenemos medio ejercito de marines en la espalda.
Dijo mirando al chico, ya que realmente no eran capaces de perderlos al parecer y si los buscaban, encontrarían la entrada al tesoro haciendo que los piratas quedaran atrapados.
-Allá ella si quiere correr a lo loco y terminar perdida en el bosque.
Menciono el pelimorado al otro chico, no era que fuera exactamente necesaria quien había recibido el mapa era el muchacho de la guitarra la otra joven estaba de agregada claramente, al parecer tenia bastantes líos en su camino giro el mapa y apunto en el mismo algo, mientras escuchaba como el chico peleaba, alzo la vista hacia donde la chica estaba corriendo, esta vez había tenido suerte de que el destino lo llevaba hacia allí también aunque tuvieran que tomar un leve desvió.
-Vamos hacia ese árbol, esta usado como referencia para poder llegar hacia una cueva donde debería estar escondido el tesoro, pero se precisa una vista privilegiada para poder dar con el objetivo.
Claramente las personas que pensaron en el mapa tuvieron en cuenta todo prácticamente, por si habían cambios en la isla aunque si eran cambios radicales el tesoro se perdería para siempre. Comenzó a correr también junto al dueto de extraños personajes escapando ahora de lo que era la marina, miro hacia atrás preguntándose desde cuando al marina les estaba siguiendo, aunque eso realmente no importaba se apresuro a correr mas si era posible tomando un desvió hacia la derecha en el momento en que vio el rió.
-Por aquí, si quieren verse con lo que estamos buscando!!!
Les grito aunque claramente sin revelar demasiado, lo ultimo que quería era un división entera de la marina buscando el tesoro, ya que tenían que encontrarlo y transportarlo lejos de los ojos avaricioso de los marines algo bastante difícil, si sabían lo que el trió estaba buscando. Se detuvo de golpe al llegar al rio buscando algo rápidamente.
-No puedo encontrar el puto tesoro si tenemos medio ejercito de marines en la espalda.
Dijo mirando al chico, ya que realmente no eran capaces de perderlos al parecer y si los buscaban, encontrarían la entrada al tesoro haciendo que los piratas quedaran atrapados.
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Ambos corrían a través del bosque siguiendo los pasos de la joven hasta que Dastan dio la señal de girar a la derecha para llegar hasta un rio, donde quedaron atrapados como en si de un callejón sin salida se tratase, el pelimorado se empeñaba en buscar algo con la mirada, girando la cabeza de un lado a otro mientras los marines se aproximaban sus pasos, con una simple mirada Aigon entendió que iba a necesitar algo más de tiempo para localizar lo que andaba buscando así que sonrió y se separó del grupo saliendo a correr de vuelta hacia los marines, apenas eran cuatro y se habían reagrupado después del ataque del peliazul para seguirlos aunque aún no entendían muy bien por que los marines los estaban buscando.
-Rockstar Itoryu.- Aigon volvió a sacar la katana de la cintura sosteniéndola con ambas manos frente a su cabeza con las rodillas ligeramente flexionadas mientras giraba la espada frente a sí mismo. – Road to hell. – El espadachín salió disparado como una bala hacia los marines dejando tras de sí una corriente de aire arremolinado y acabando a la espalda de los marines, caminando muy despacio y volviendo a colocar la katana en su cintura; Tres pasos de Aigon después los marines salieron volando calendo al suelo directamente fuera de combate sobre la tierra.
-Buru buru buru buru. – El den den mushi de uno de los marines comenzó a sonar mientras el pirata volvía caminando hacia el pelimorado, este se agacho a recogerlo de entre las ropas del marine, miró al pelimorado y pulso el botón para responder. - ¡Marine! ¿Dónde está la recluta? ¿La habéis atrapado? Traedla de vuelta de inmediato, ¡Irá al calabozo de inmediato! - ¿recluta? Pensó Aigon antes de responder. – ¡Señor! La recluta se a escapado se adentro en el bosque y la perdimos de vista. - Contestó el peliazul intentando interpretar a un marine. - ¡La seguiremos buscando, la atraparemos y la llevaremos de vuelta señor! – La respuesta pareció dejar sin palabras al marine que estaba al otro lado de la llamada, pero tras unos segundos de espera volvió a responder. -Daos prisa, ya casi hemos terminado de aprovisionarnos, partiremos de inmediato. - Ordeno el marine. - ¡Si señor! - Contesto el pirata aguantándose las gansas de hacer el saludo de los marines, para después tirar el den den mushi al suelo y volver hasta el pelimorado.
-Parece que la pequeñaja es una de ellos y la están buscando…- Dijo acercándose hasta el pelimorado y señalando a la renacuaja.
-Rockstar Itoryu.- Aigon volvió a sacar la katana de la cintura sosteniéndola con ambas manos frente a su cabeza con las rodillas ligeramente flexionadas mientras giraba la espada frente a sí mismo. – Road to hell. – El espadachín salió disparado como una bala hacia los marines dejando tras de sí una corriente de aire arremolinado y acabando a la espalda de los marines, caminando muy despacio y volviendo a colocar la katana en su cintura; Tres pasos de Aigon después los marines salieron volando calendo al suelo directamente fuera de combate sobre la tierra.
-Buru buru buru buru. – El den den mushi de uno de los marines comenzó a sonar mientras el pirata volvía caminando hacia el pelimorado, este se agacho a recogerlo de entre las ropas del marine, miró al pelimorado y pulso el botón para responder. - ¡Marine! ¿Dónde está la recluta? ¿La habéis atrapado? Traedla de vuelta de inmediato, ¡Irá al calabozo de inmediato! - ¿recluta? Pensó Aigon antes de responder. – ¡Señor! La recluta se a escapado se adentro en el bosque y la perdimos de vista. - Contestó el peliazul intentando interpretar a un marine. - ¡La seguiremos buscando, la atraparemos y la llevaremos de vuelta señor! – La respuesta pareció dejar sin palabras al marine que estaba al otro lado de la llamada, pero tras unos segundos de espera volvió a responder. -Daos prisa, ya casi hemos terminado de aprovisionarnos, partiremos de inmediato. - Ordeno el marine. - ¡Si señor! - Contesto el pirata aguantándose las gansas de hacer el saludo de los marines, para después tirar el den den mushi al suelo y volver hasta el pelimorado.
-Parece que la pequeñaja es una de ellos y la están buscando…- Dijo acercándose hasta el pelimorado y señalando a la renacuaja.
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El chico no demoro demasiado en encontrar lo que estaba buscando la señal de que estaban cada vez mas cerca de su objetivo aquel tesoro. Claramente en primer momento ignoro todo lo que pasaba a su alrededor, confiando que los otros dos pudieran hacerse cargo de un par de marines que les estaban siguiendo ya que sino seria complicado el tener que hacerse cargo de todo el solo, para eso no compartiría ningún tesoro se lo quedaría totalmente para el.
-Veamos según esto, estamos bastante cerca del otro lado del rio debería estar si avanzamos por allí aja, tenemos que vernos con aquello y seguro que encontramos el tesoro.
Claramente el chico con la guitarra era mas que competente encargándose de aquellos sujetos pero regreso con una noticia de lo mas rara, al parecer la chica que estaba junto con ellos se trataba de un marine, acaso quería engañarlos para luego entregarlos a la marina o quedarse con el premio para la misma marina eso hizo que el girara su cabeza hacia ella elevando la ceja en ese momento.
-Ammm yo no tengo ningún problema con la justicia al decir verdad, pero tu no se eres pirata y esta chica parece ser muy buena haciéndose pasar por alguien mas, quizás quiere el premio y también de tu cabeza eso seria lo mas lógico creo yo, decide tu eres quien esta en este lio.
Ya que el era simplemente un civil como mucho le darían un premio por colaborar con una marine para capturar un pirata, aparte de que seguro se ganaba parte del trofeo no todo el mismo pero seguramente gran parte de este seria suyo así que espero que el mismo decidiera para luego seguir con su plan de hacerse con el trofeo quizás dejarla atrás era la mejor forma. Aunque le dejaría en sus manos mientras el se preparaba para cruzar hacia el otro lado. Tomo carrera para luego hacer exactamente eso saltar hacia el otro lado usando un punto mas alto y teniendo que casi recurrir a sus poderes para no caer estuvo a punto de hacerlo.
-iufff no quiero terminar mojado antes de poder resolver este tema,. si el mapa se moja estamos perdidos...
Dijo suspirando con alivio en ese momento pro no a ver pasado eso para luego girarse hacia el tranquilamente, esperando que tomara la decisión sobre que hacer con la chica, si seguir con ella dejarla o incluso atarla para que fuera un regalo a los otros, aunque dudaba que pudiera hacer eso, algo le decía que esa chica era lo suficientemente fuerte como para poder frenarlos si se daba la idea.
-Veamos según esto, estamos bastante cerca del otro lado del rio debería estar si avanzamos por allí aja, tenemos que vernos con aquello y seguro que encontramos el tesoro.
Claramente el chico con la guitarra era mas que competente encargándose de aquellos sujetos pero regreso con una noticia de lo mas rara, al parecer la chica que estaba junto con ellos se trataba de un marine, acaso quería engañarlos para luego entregarlos a la marina o quedarse con el premio para la misma marina eso hizo que el girara su cabeza hacia ella elevando la ceja en ese momento.
-Ammm yo no tengo ningún problema con la justicia al decir verdad, pero tu no se eres pirata y esta chica parece ser muy buena haciéndose pasar por alguien mas, quizás quiere el premio y también de tu cabeza eso seria lo mas lógico creo yo, decide tu eres quien esta en este lio.
Ya que el era simplemente un civil como mucho le darían un premio por colaborar con una marine para capturar un pirata, aparte de que seguro se ganaba parte del trofeo no todo el mismo pero seguramente gran parte de este seria suyo así que espero que el mismo decidiera para luego seguir con su plan de hacerse con el trofeo quizás dejarla atrás era la mejor forma. Aunque le dejaría en sus manos mientras el se preparaba para cruzar hacia el otro lado. Tomo carrera para luego hacer exactamente eso saltar hacia el otro lado usando un punto mas alto y teniendo que casi recurrir a sus poderes para no caer estuvo a punto de hacerlo.
-iufff no quiero terminar mojado antes de poder resolver este tema,. si el mapa se moja estamos perdidos...
Dijo suspirando con alivio en ese momento pro no a ver pasado eso para luego girarse hacia el tranquilamente, esperando que tomara la decisión sobre que hacer con la chica, si seguir con ella dejarla o incluso atarla para que fuera un regalo a los otros, aunque dudaba que pudiera hacer eso, algo le decía que esa chica era lo suficientemente fuerte como para poder frenarlos si se daba la idea.
Ryukami Aigon
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Aunque la chica fuera un marine, estaban persiguiéndola sus propios camaradas, así que igual era una desertora o tenia problemas con los suyos, fuere lo que fuera, el peliazul no le dio mayor importancia al asusto y siguió a Dastan hasta una zona de tierra más elevada sobre el rio, desde allí hizo lo mismo que el pelimorado, cogió carrerilla para dar un salto sobre el rio y poder cruzarlo. - ¡Bien! ¿Y ahora? – Pregunto el pirata mirando a su alrededor, seguían en plena espesura del bosque y no parecía que estuvieran demasiado cerca del tesoro, pero confiaba en que Dastan supiera guiarlos hasta él.
-Creo que deberíamos estar atentos a partir de aquí. – Dijo Aigon mirando hacia atrás buscando a la chica a quien había perdido de vista después del salto. -No parece tener malas intenciones y además sus propios compañeros quieren atraparla para meterla en un calabozo, pero igualmente es un marine, deberíamos tener cuidado... – Se explicó el peliazul intentando siguiendo a Dastan mientras este iba fijándose en el mapa. -Por cierto, ¿Queda mucho para llegar? - Preguntó acercando su cara al mapa para intentar entender algo. -¿Qué crees que será ese tesoro del que habló la anciana? – La impaciencia por llegar comenzó a apoderarse de Aigon que ahora caminaba tras el pelimorado silbando una cancioncilla mientras apoyaba sus manos tras la nuca imaginándose una cámara del tesoro llena de oro y joyas.
De repente algo perturbó los sueños del pirata, algo en la espesura del bosque comenzó a moverse, y un viento frio y tenebroso recorrió toda la espalda del peliazul de arriba abajo. El joven vio un destello entre los árboles, unos ojos sanguinarios pasaron rapidísimo junto a ellos y automáticamente Aigon se llevó la mano a su katana. -Prepárate para pelear, algo en este bosque nos está acechando. - Dijo mirando al pelimorado en voz baja y colocándose a su altura. -Creo que pronto descubriremos por que nadie de la isla se adentra en el bosque. – Los sonidos a su alrededor comenzaron a multiplicarse, lo que fuera que les acechaba se movía rápido entre las ramas y los arboles del bosque y probablemente estaba buscando una posición ventajosa para lanzarse sobre ellos. Aigon se detuvo sosteniendo la katana en su mano derecha y esperando el ataque, pero de repente dejó de oír los movimientos. – Ahí viene…- indicó a su compañero levantando la katana y colocando una postura cómoda para recibir el ataque mientras miraba a su alrededor esperando que algo apareciera en cuestión de segundos.
-Creo que deberíamos estar atentos a partir de aquí. – Dijo Aigon mirando hacia atrás buscando a la chica a quien había perdido de vista después del salto. -No parece tener malas intenciones y además sus propios compañeros quieren atraparla para meterla en un calabozo, pero igualmente es un marine, deberíamos tener cuidado... – Se explicó el peliazul intentando siguiendo a Dastan mientras este iba fijándose en el mapa. -Por cierto, ¿Queda mucho para llegar? - Preguntó acercando su cara al mapa para intentar entender algo. -¿Qué crees que será ese tesoro del que habló la anciana? – La impaciencia por llegar comenzó a apoderarse de Aigon que ahora caminaba tras el pelimorado silbando una cancioncilla mientras apoyaba sus manos tras la nuca imaginándose una cámara del tesoro llena de oro y joyas.
De repente algo perturbó los sueños del pirata, algo en la espesura del bosque comenzó a moverse, y un viento frio y tenebroso recorrió toda la espalda del peliazul de arriba abajo. El joven vio un destello entre los árboles, unos ojos sanguinarios pasaron rapidísimo junto a ellos y automáticamente Aigon se llevó la mano a su katana. -Prepárate para pelear, algo en este bosque nos está acechando. - Dijo mirando al pelimorado en voz baja y colocándose a su altura. -Creo que pronto descubriremos por que nadie de la isla se adentra en el bosque. – Los sonidos a su alrededor comenzaron a multiplicarse, lo que fuera que les acechaba se movía rápido entre las ramas y los arboles del bosque y probablemente estaba buscando una posición ventajosa para lanzarse sobre ellos. Aigon se detuvo sosteniendo la katana en su mano derecha y esperando el ataque, pero de repente dejó de oír los movimientos. – Ahí viene…- indicó a su compañero levantando la katana y colocando una postura cómoda para recibir el ataque mientras miraba a su alrededor esperando que algo apareciera en cuestión de segundos.
Dastan Agrabah
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Segun los datos del mapa si estaban correctos deberían casi estar con la entrada de aquel tesoro era algo que no había duda alguna, pero el hecho de que estuvieran a punto de darse de frente con alguna cosa podría significar que estaban mas cerca de lo que creían, su compañero al parecer estaba mas que listo para entrar en combate con aquella Katana, claramente el tendría que hacer lo mismo aunque quisiera sentarse en el mapa simplemente saco sus bastones uno en cada mano golpeando su espalda con la del chico, no sabia a que se estaban enfrentando tampoco podía descuidarse mucho. La marina parecía estar contra aquella chica pero si realmente fuera una desertora no hubiera escondido ese hecho del grupo que pudiera ayudarla en ese caso.
La tensión llego a su punto mas alto, cuando desde la floresta termino saliendo un mono, pero no era uno demasiado grande ni tampoco inofensivo sino del tamaño de una persona enana, de la mitad del cuerpo del espadachín como del pelimorado, este esquivo el ataque proveniente de la hoja afilada del pirata para volver a meterse en el bosque. Dastan se vio en la obligación de golpear un coco partiendo el mismo con el impacto de su bastón girando este ya que no solo había un mono, sino que al parecer se acaban de meter en la casa nido o como fuera que se llamaba el grupo de monos viviendo en los arboles.
Los gritos y golpes de estos animales para buscar intimidar a sus oponentes no se demoro en sentir por todo el lugar, haciendo que Dastan mirara hacia todos lados buscando el origen del mismo pero muchos eran al parecer estaban rodeados de mas de una docena de monos alrededor suyo, que no demoraron en seguir tirando frutas sobre su cabeza, al parecer el coco era su arma favorita, ya que tenían la dureza suficiente para dejar inconsciente un humano promedio si le acertaban con aquello. El guerrero dio dos pasos hacia delante golpeando y desviando aquellos objetos alimenticios que venían hacia su ser. Uno de los monos fue mas atrevido y se lanzo a combatir usando su cola como punto de apoyo lanzo una patada en el pecho del guerrero que no pudo bloquear con su arma pero tampoco permitió que su cuerpo cambiara de forma retrocediendo varios metros y respirando de manera agitada.
-Estos monos no andan con juego, en el mapa había el dibujo de un mono, me esperaba que fuera una especie de cueva abandonada o una entrada con cara de mono no una manada entera de estos seres y al parecer son luchadores, saben defenderse.
No eran exageradamente fuerte, pero estaban lanzando sus frutas nuevamente, obligando al dúo a tener que bloquear u desviar para no terminar con un coco en la cara o en partes mas nobles que seguramente dejaría en desventaja al dúo
La tensión llego a su punto mas alto, cuando desde la floresta termino saliendo un mono, pero no era uno demasiado grande ni tampoco inofensivo sino del tamaño de una persona enana, de la mitad del cuerpo del espadachín como del pelimorado, este esquivo el ataque proveniente de la hoja afilada del pirata para volver a meterse en el bosque. Dastan se vio en la obligación de golpear un coco partiendo el mismo con el impacto de su bastón girando este ya que no solo había un mono, sino que al parecer se acaban de meter en la casa nido o como fuera que se llamaba el grupo de monos viviendo en los arboles.
Los gritos y golpes de estos animales para buscar intimidar a sus oponentes no se demoro en sentir por todo el lugar, haciendo que Dastan mirara hacia todos lados buscando el origen del mismo pero muchos eran al parecer estaban rodeados de mas de una docena de monos alrededor suyo, que no demoraron en seguir tirando frutas sobre su cabeza, al parecer el coco era su arma favorita, ya que tenían la dureza suficiente para dejar inconsciente un humano promedio si le acertaban con aquello. El guerrero dio dos pasos hacia delante golpeando y desviando aquellos objetos alimenticios que venían hacia su ser. Uno de los monos fue mas atrevido y se lanzo a combatir usando su cola como punto de apoyo lanzo una patada en el pecho del guerrero que no pudo bloquear con su arma pero tampoco permitió que su cuerpo cambiara de forma retrocediendo varios metros y respirando de manera agitada.
-Estos monos no andan con juego, en el mapa había el dibujo de un mono, me esperaba que fuera una especie de cueva abandonada o una entrada con cara de mono no una manada entera de estos seres y al parecer son luchadores, saben defenderse.
No eran exageradamente fuerte, pero estaban lanzando sus frutas nuevamente, obligando al dúo a tener que bloquear u desviar para no terminar con un coco en la cara o en partes mas nobles que seguramente dejaría en desventaja al dúo
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Habían sido emboscados, las criaturas los rodeaban y se escondían entre los arboles y arbustos lanzando piedras, frutas, palos y todo cuanto encontraban por el bosque, pero pronto se lanzaron al ataque, eran bastante rápido y uno de ellos sorprendió al pelimorado dándole una patada en el pecho, sin embargo otro intento hacer lo mismo con Aigon que fue capaz de desviar la patada voladora que se dirigía a su cabeza con la katana, haciendo que el simio rodase por el suelo. Esto hizo que varios monos mas salieran de su escondite rodeando al pequeño mono que quedó tirado en el suelo y poco a poco comenzaron a salir el resto, todos tenían una mirada de rabia y mostraban los afilados colmillos, algunos sacudían el pecho y rugían otros se limitaban a mirarlos amenazantes, otros saltaban y daban golpes en el suelo. -Esto no tiene buena pinta compañero. – Dijo Aigon observando la cantidad de simios que los rodeaban y deteniendo la mirada en uno en concreto, este era notablemente mas grande y fuerte que el resto y mantenía mucho más la compostura que los otros simios solo se limitaba a mirar con tranquilidad desde una de las ramas cercanas. -Tengo una idea, sígueme…- avisó el peliazul que pretendía lanzarse contra el mono más grande de todos, esperando que este fuera el líder de la manada y que una vez derrotado el resto de monos optaran por retirarse.
Se lanzó a la carrera tan rápido como podía con sus piernas, pero cuatro de los simios le salieron rápidamente al paso, lanzándose contra Aigon, que pudo esquivar a los dos primeros e intentar cubrirse del tercero con la katana, sin embargo, el tercer ataque le hizo perder un poco el equilibrio y el cuarto mono consiguió impactarle con una gran patada en la cara y lo hizo salir volando y rodar por el suelo. -Vais a conseguir que me ponga en serio…- Dijo Aigon levantándose del suelo rápidamente y sacudiéndose el polvo de la ropa, volvió a sostener la katana con la mano derecha, pero esta vez no se lanzó al ataque si no que colocó la katana frente a él. -Rockstar Ittoryu. Single, Road to Hell- Susurro concentrándose de nuevo en su objetivo, esta vez salió disparado mucho más rápido pasando entre los simios que se habían colocado entre él y el Alpha del grupo. Quedándose a los pies del árbol sobre el que estaba subido mientras los monos salían volando a su paso, dejando el camino abierto. –¡¡Ahora es tu turno Dastan!!- Gritó indicándole que tenia vía libre hasta el Alpha de la manada y esperando que pudiera derribarlo sin mayor dificultada.
Se lanzó a la carrera tan rápido como podía con sus piernas, pero cuatro de los simios le salieron rápidamente al paso, lanzándose contra Aigon, que pudo esquivar a los dos primeros e intentar cubrirse del tercero con la katana, sin embargo, el tercer ataque le hizo perder un poco el equilibrio y el cuarto mono consiguió impactarle con una gran patada en la cara y lo hizo salir volando y rodar por el suelo. -Vais a conseguir que me ponga en serio…- Dijo Aigon levantándose del suelo rápidamente y sacudiéndose el polvo de la ropa, volvió a sostener la katana con la mano derecha, pero esta vez no se lanzó al ataque si no que colocó la katana frente a él. -Rockstar Ittoryu. Single, Road to Hell- Susurro concentrándose de nuevo en su objetivo, esta vez salió disparado mucho más rápido pasando entre los simios que se habían colocado entre él y el Alpha del grupo. Quedándose a los pies del árbol sobre el que estaba subido mientras los monos salían volando a su paso, dejando el camino abierto. –¡¡Ahora es tu turno Dastan!!- Gritó indicándole que tenia vía libre hasta el Alpha de la manada y esperando que pudiera derribarlo sin mayor dificultada.
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