Hatsume
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Características
fuerza
Fortaleza
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Agilidad
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Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Cuando le dijeron que Meln era un buen sitio para trabajar, se esperaba otra cosa. Tal vez no había viajado mucho aún, pero aquella región de Síderos era el lugar más deprimente que había visto nunca. Al bajar del Umi Reesha le había recibido un paisaje gris cubierto de una especie de niebla oscura. El aire olía fatal, como si toda la ciudad fuese un enorme pozo séptico, y en diferentes puntos había grandes edificios con columnas abiertas hacia el cielo de las que salía humo. Las calles eran estrechas, serpenteantes y llenas de callejones secundarios. Hasta la gente tenía un aire triste y melancólico, cuando no abiertamente agresivo. La joven guerrera llevaba puesto el traje azul de su dojo, llevaba la katana y la wakizashi al cinto y su arco a la espalda. Sabiendo que iba a trabajar, lo llevaba encordado y con flechas ya listas en el carcaj.
Lo primero sería encontrar un sitio en el que quedarse. Hatsume podía ser muy ignorante del mundo, pero no era idiota. Era evidente que aquel era un sitio peligroso; aquellas calles eran el lugar ideal para emboscar a alguien, un perfecto nido de criminales. Preguntar a la gente era una idea peligrosa; podían acabar guiándolo en una dirección donde acabase en problemas. No quería meterse en una pelea antes de tiempo, cuando aún estaba cargando con el petate. No, primero tenía que encontrar una posada donde dejar sus cosas, comer algo y preguntar donde estaban los carteles de anuncios. Le habían dicho que eran una de las mejores maneras de localizar a los criminales locales.
Acabó encontrando una posada que no parecía demasiado sucia, llamada Casa Marto. El cartel incluía una maza con una cabeza desproporcionada. Por un precio asequible para sus ahorros pudo alquilar una habitación donde dejar su escaso equipaje. Tras eso bajó al comedor y pidió el menú del día, que consistía en una sopa de pescado que olía mucho a cebolla y un bollo de pan. No era la mejor comida que había tomado en su viaje, pero serviría para calmar su estómago antes de salir de cacería. Si todo iba bien, cobraría al fin una presa y podría permitirse una comida en condiciones.
Además, sus dos padres le habían dicho lo mismo: cuanto más cazase, más contactos haría y más fácil sería encontrar presas mejores. Si conseguía entablar buenas relaciones con gente del Gobierno y la Marina tras entregar los criminales, podría recibir en el futuro soplos sobre dónde se había visto a tal o cual criminal, y eso estaba muy bien.
Lo primero sería encontrar un sitio en el que quedarse. Hatsume podía ser muy ignorante del mundo, pero no era idiota. Era evidente que aquel era un sitio peligroso; aquellas calles eran el lugar ideal para emboscar a alguien, un perfecto nido de criminales. Preguntar a la gente era una idea peligrosa; podían acabar guiándolo en una dirección donde acabase en problemas. No quería meterse en una pelea antes de tiempo, cuando aún estaba cargando con el petate. No, primero tenía que encontrar una posada donde dejar sus cosas, comer algo y preguntar donde estaban los carteles de anuncios. Le habían dicho que eran una de las mejores maneras de localizar a los criminales locales.
Acabó encontrando una posada que no parecía demasiado sucia, llamada Casa Marto. El cartel incluía una maza con una cabeza desproporcionada. Por un precio asequible para sus ahorros pudo alquilar una habitación donde dejar su escaso equipaje. Tras eso bajó al comedor y pidió el menú del día, que consistía en una sopa de pescado que olía mucho a cebolla y un bollo de pan. No era la mejor comida que había tomado en su viaje, pero serviría para calmar su estómago antes de salir de cacería. Si todo iba bien, cobraría al fin una presa y podría permitirse una comida en condiciones.
Además, sus dos padres le habían dicho lo mismo: cuanto más cazase, más contactos haría y más fácil sería encontrar presas mejores. Si conseguía entablar buenas relaciones con gente del Gobierno y la Marina tras entregar los criminales, podría recibir en el futuro soplos sobre dónde se había visto a tal o cual criminal, y eso estaba muy bien.
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