Hogar, nuevo viejo hogar [Natasha-Hachiro]

El primer tramo del viaje había sido corto y cómodo. El Umi Reesha era una maravilla para desplazarse; llegar a Arabasta había sido un recorrido de apenas un par de días. Había pasado mucho tiempo jugando al ajedrez y haciendo cálculos para sus futuros proyectos de ingeniería. La pena había sido que nadie en el tren había sido un rival apropiado. Natasha había sido quien más guerra le había dado, pero no era una jugadora tan avezada como él. No pasaba nada, si estaba interesada, se aseguraría de enseñarle para tener una rival digna. En cualquier caso, una vez el tren les dejó en Erumalu, pasaron a la parte menos divertida del viaje: la trayectoria hasta Rainbase. Les esperaba un carruaje tirado por lagartos corredores. Hachiro observó el desierto desde la ventana del vehículo, con el ceño fruncido.

- Casi había olvidado cómo era el desierto.

Aquella tierra le traía recuerdos agridulces. Por un lado era su tierra natal, el lugar que le había visto crecer. Por otro, algunos de sus peores recuerdos habían ocurrido en aquella tierra. En parte, que las tierras de los Asdrubal estuvieran al otro lado del río era una fuente de tranquilidad. Eran menos posibilidades de encontrárselos. Pero aunque aparecieran, ahora era un oficial del Gobierno. Podía negar cualquier clase de vínculo con ellos, especialmente si Hassam... contuvo un escalofrío. No, no quería pensar en ello. No quería recordar aquella parte de su pasado.

- Creo que pronto llegamos a Rainbase - sacó un dossier de su maleta y se lo pasó - Echa un vistazo, creo que el sitio te gustará.

Haciendo honor al vórtice de caos y entropía que Hachiro era, el dossier estaba algo arrugado y la portada de la carpeta tenía una marca de café. Sin embargo, por suerte para Natasha, no lo había escrito él. En el informe se explicaba las instalaciones de las que tendrían disposición: tenían acceso a las salas comunes del casino. En la parte privada, solo a la base que ellos poseían, el resto de la zona privada estaba fuera de sus límites salvo que la administración del casino les diese permiso. Tenían vía libre para, en sus horas libres, ir cuanto quisieran al casino. Pagando, claro. Deberían andarse con ojo o sus ahorros podrían esfumarse en un instante como se aficionasen. Mientras ella leía, echó mano de un termo de café y bebió un largo trago. El cuerpo ya iba pidiendo café.

Era la primera vez que pisaba Arabasta en mi vida, y la verdad no era un lugar que me desagradara demasiado; si quitamos el calor insufrible, la arena por todos lados, los gritos de los mercaderes, los bichos que pululan por las calles y bajo las dunas, la carencia de sombra en cualquier lugar, y los ojos babosos sobre mi por lo demás esto era una pura maravilla. Llevaba mi habitual atuendo de civil, ya que ir con el atuendo negro del CP igual era algo demasiado absurdo por mi parte. Así que llevaba la falda de siempre, sandalia de tacón y blusa blanca con una pequeña mochila a la espalda, y como no, unas gafas de sol, vitales para no morirme del todo allí. Ya en el tren estaba con Hachiro, el cual parecía mirar con nostalgia el desierto.

-¿Hace mucho que no vienes por aquí Hachiro?-pregunté aunque fuera algo obvio, pero ver a mi compañero pensativo me obligó a preguntar.

Tras movimiento por aquí y movimiento por allá acabé con Hachiro en un carro tirado por unos lagartos a los cuales parecía que les habían dado estupefacientes. ¡Como corrían! Hasta eché de menos el tren con su comodidad y ruido frente a esto.

-Espero que Rainbase sea al menos tan bonita como dicen o por lo menos más tranquila- dije sin estar absolutamente convencida con tono serio mientras procuraba taparme la cabeza con la mano...maldito sol.

Entonces me entregó un dossier del maletín que llevaba consigo, y me lo entregó. A pesar de la mancha de café en la portada no le di mucha importancia y comencé a leer lo que ponía. Vaya, parecía que la base tenía todo lo que podíamos necesitar, incluso hasta la tapadera de un casino. -Vaya, parece que lo tienes todo bien consensuado y atado. Espero no dejarme el sueldo en las tragaperras. Seguí mirando el dosier hasta que escuché le ruido característico de un termo de café. ¿Ya estaba bebiendo?¿ Y café? Sinceramente no sabía como podía meterse eso entre pecho y espalda con el calor que hace, pero por algún motivo empecé a salivar...mierda....necesito lo mío. Al final Hachiro de alguna manera me recordó mi vicio. Así que saqué una pitillera de la mochila que llevaba a la espalda, la abrí, cogí y prendí un cigarro con el mechero que tenía dentro del propio cajetín de la pitillera. Me llevé a la boca el pitillo y guardé todo nuevamente.

Exhalé un poco de humo hacia el aire. Maldita sea, era puro veneno, pero como lo necesitaba. Entonces miré a Hachiro manteniendo el cigarro entre los dedos.

- Espero que tengan zumo de papaya.

- Hace años - respondió, aún mirando las dunas - Nací en esta isla y viví en ella la mayor parte de mi vida, pero llevaba sin poner un pie aquí casi diez años.

Mientras bebía el café le llegó el desagradable olor del tabaco. Arrugó la nariz y la miró con cierto desagrado. No entendía cómo la gente podía meterse en los pulmones algo que olía y sabía tan mal y que solo servía para enfermar.

- Sabes que eso es veneno, ¿verdad? Te agradeceré que fumes con la ventana abierta. No aguanto el olor - soltó en tono cortante.

Observó a su compañera. Parecía estar pasando bastante calor. Mientras que él iba con su túnica del desierto, ella llevaba ropas típicas de los extranjeros que no tenían ni idea del desierto. Aquellas ropas no iban a protegerle del sol ni del calor, y con esa piel blancucha iba a acabar roja como un cangrejo de las arenas. Suspiró y señaló las cortinas de la ventana.

- Cuando acabes de fumar deberías echar las cortinas o vas a acabar asada. Y yo en tu lugar me compraría ropas de aquí en cuanto lleguemos a Rainbase. No vamos envueltos en telas por gusto. Vas a acabar con una insolación de primer grado como te pasees por las calles sin ir bien tapada - tiró de la tela de la cabeza y se tapó los ojos - Queda un recorrido largo hasta Rainbase, yo voy a dormir mientras.

Por no variar, había dormido tirando a poco las últimas noches. Dormir en un tren no ayudaba. El carruaje no era mucha mejor opción, pero estaba tan cansado que le daba igual. Al poco de cerrar los ojos, el traqueteo del vehículo y el ruido de los lagartos lo sumió en un sueño intranquilo. Cuando abrió los ojos le dio la impresión de que apenas acababa de cerrarlos, pero el cambio en la luz y la rigidez de su espalda eran prueba de que no era el caso. Debían haber pasado unas horas. Además el carro iba notoriamente más despacio. Al mirar por la ventana, vio el sol del atardecer acercándose a la línea del horizonte y una gran avenida llena de gente. Estaban en Rainbase.

- Al fin - dijo, estirándose.

Comenzó a recoger su maleta de viaje y sus cosas y a prepararse para salir. Comprobó que el colgante con cabeza de tigre que llevaba a todos lados seguía en su sitio y que Kameleon estaba en su muñeca. Pronto se pondría en movimiento.

Cada uno tiene su vicio y yo no podía renunciar a el pitillo del día, sino me ponía francamente nerviosa y descentrada. Pero bueno, Hachiro tenía razón y aún así seguí a lo mío. Éramos compañeros, no era mi padre, pero tras dar una larga calada final lo apagué. Ya voy cargada para todo el día. Hecho esto y tras seguir las recomendaciones de mi compañero, acabamos por llegar a Rainbase, la ciudad del juego y las luces. La verdad es que el lugar era bastante bonito, con un imponente casino en el centro de la ciudad, el cual estaba segura que era al que debíamos ir.

Pero antes de hacer nada, y tras bajar del carro le dije a Hachiro que esperara unos minutos por mi, y aproveché para entrar ne la primera tienda de ropa que había en la dorada avenida. A los pocos minutos salí con un traje tradicional de Arabasta, similar al de una bailarina oriental, pero con una túnica por encima para taparme del sol y una capucha a juego con la túnica.

-¿Mejor?- le dije a Hachiro antes de comenzar a caminar hacia el casino- Según lo que me pasaste antes, ese es el casino. ¿Ha sido fortuito lo has hecho a posta? --decía en referencia a coger una base en el mayor casino de toda la isla. Da igual, la cuestión es que fuimos hasta la entrada del mismo establecimiento, donde varios "gorilas" custodiaban las puertas, dejando pasar a los turistas. Yo caminé hacia el interior esperando que Hachiro hiciera lo mismo, y una vez dentro....pum. Todo música, todo color, tragaperras funcionando a todo gas, mesas de juego abarrotadas, un gran escenario donde se interpretaban canciones y la gente bailaba o tomaba una copa en la barra. Nunca había visto tanto dispendio monetario en un casino. Vale que tuvieran que ser lujosos, pero aquello era pasarse...y ahora entendía porqué era el más famoso de toda Arabasta.

-Dioses...-mire a Hachiro con cierta sorpresa, pero con rostro tranquilo- Me gusta.

Caminé entre las avenidas de las tragaperras mientras buscaba alguna puerta que me llevara a la parte trasera del establecimiento, pues donde estábamos era la zona común, y con tanto ruido era imposible hacer nada. Solo vi los WC, las salas de fumadores, las salas de striptease y un tipo del casino que se me quedó mirando a mi, y luego al propio Hachiro. Parecía más interesado en él que en mi. Sin quiarle la mirada a aquel tipo le susurré a Hachiro.

-¿Es nuestro contacto?- dije indicándole con los ojos a aquel tipo que venía hacia nosotros.- Quizás deberías hablar tu antes de....

¡SI SOY RICA!-Se escuchó un grito procedente de la vieja que teníamos al lado jugando a las tragaperras- ¡DIMITRI PONME OTRO VODKA, QUE ESTOY EN RACHA!

Si , sin duda alguna...era el mejor lugar para una base.

- Escoger este casino tiene un motivo muy concreto que te explicaré pronto.

No era el momento de discutir asuntos de la agencia, no en público. Cruzaron el puente hacia el islote donde estaba el casino en forma de pirámide, y entraron. El lugar era como cabía esperar: un aroma mentolado suave que disimulaba el olor a sudor, decenas de ruidos diferentes de máquinas, personas hablando en voz exageradamente alta, música de fondo y luces por todos lados. Si el sobreestímulo sensorial lo hubiese pillado por sorpresa, probablemente hubiese sido mucho de golpe. Pero aparte de que ya se lo esperaba, no había olores fuertes, y eso era algo que agradecía. Los olores fuertes eran peores para él que el ruido o el exceso de luces de neón.

- ¿Quién? - preguntó - Oh, el que se acerca. Sí, yo me encargo.

El hombre les saludó con una inclinación de cabeza. Debía rondar la treintena, pelo oscuro, le apestaba el aliento a cebolla y tenía un tono de piel oscuro parecido al de Hachiro.

- Akaki, encargado de seguridad. El señor gerente me avisó de vuestra llegada y me pidió que les guiase. Por favor, síganme.

- Agente 1-8. Esta  es mi compañera.

Les guio hasta una puerta donde ponía "solo personal autorizado" y que daba a una serie de pasillos. Tomaron el primero de la izquierda y bajaron unas escaleras hasta una puerta de seguridad. Akaki les tendió dos llaves. Hachiro cogió una para él y le tendió la otra a Natasha mientras el hombre abría la puerta con una tercera. Esta daba a un gran complejo subterráneo. Estaban en una pasarela desde la que podían ver un puerto oculto bajo ellos en el que había un submarino negro con la enseña del Gobierno. Al fondo de la pasarela había unas escaleras de bajada, mientras que en la pared de la izquierda había cinco puertas.

- Estas de arriba son habitaciones, todas con baño propio. Abajo hay un taller, una cocina, una sala de estar, una sala de juntas, un gimnasio, unos barracones para alojar a un número grande de personas, una enfermería totalmente equipada y por si lo necesitasen, varias habitaciones vacías que pueden adaptar. Si necesitan cualquier cosa, tienen estos números - les tendió dos tarjetas - Buena suerte, agentes.

En cuanto el hombre se hubo ido, Hachiro sonrió, contento:

- Este es el motivo. Ya había una base aquí perteneciente al Cipher Pol 6, y tiene puerto subterráneo, con lo que podemos entrar y salir sin ser vistos. El  túnel del submarino da al lago que rodea el casino, y desde ahí podemos navegar hasta el río principal de Arabasta y salir al mar - amplió la sonrisa - Bienvenida a nuestra base de operaciones.

Maldita vieja, casi me deja sorda. ¿Pero es que aquí no hay educación o que? Menos mal que no tendría que pisar este lugar  mucho...que hartura de gritos y ruido. Me apetecía otro cigarrillo, pero ya por vicio, así que me contuve y mantuve mis manos en los bolsillos de la túnica mientras aquel hombre que había visto, perteneciente al casino por su vestimenta hablaba directamente con Hachiro. Yo por mi parte me crucé de brazos sin saber muy bien que pasaba, pero si mi compañero estaba tranquilo, yo lo estaba también. Se llamaba Akaki y parece que era el contacto que teníamos para explorar nuestra nueva zona de trabajo.

Así que seguí a Hachiro, echando un vistazo a la barra de bebidas y al escenario que había junto a la puerta por donde entramos. Era una buena idea tener todo eso ahí, pues apenas se veía la puerta de la gente que se agolpaba bailando o bebiendo. Una ve dentro del complejo subterráneo se nos explicó con todo lujo de detalles como estaba conformada aquella base. Vaya, no habían escatimado en gastos los anteriores miembros de la agencia y del propio casino. La base era sumamente perfecta, pero sin lugar a duda lo que más me gustaba era su conexión con el río. Esto me permitía entrar y salir sin ser vista siempre que tuviéramos una embarcación o algo similar...y me ahorraría el tener que entrar por la tapadera.

-Es...perfecta- dije atónita mirando la zona antes de mirar a Hachiro- Dime que esto no lo tenías ya hablado de antes. Es perfecta para nosotros.

Volví a sacar la pitillera y encender un pitillo nuevo, porque esto había que celebrarlo. Traté de no hacer mucho humo por Hachiro, que se que le molestaba, y procuré apartarlo conla mano mientras mantenía le pitillo a la altura de la cadera con la mano

-Voy a tener que traer muchas cosas de mi piso de Ennies Lobby- le susurré jocosa antes de ponerme seria - ¿Y ahora que? Tenemos una fortaleza, pero hay que darle más forma ¿No crees? De entrada me encantaría ver esa dársena que va al río con alguna cosa que flote.-entonces lo vi, aquella joya negra anclada, haciendo que sonriera de lado- Tu si que sabes Hachiro.


Para mi esto era como un sueño hecho realidad. Me sentía como aquellos espías de los cuentos que leía día y noche en mi casa junto a mi padre. Ya era toda una agente secreta, con base y todo. Mi padre estaría orgulloso de mi, si supiera en que ando....pues a sus ojos trabajo para el gobierno mundial de secretaria en Ennies Lobby, y piensa que los más alucinante que he hecho era sacar fotocopias. Pero él estaba tranquilo, al menos sabía que así nunca recibiría la noticia de que su hija acabara en una bolsa de cadáveres.

En los pocos días que llevaban trabajando juntos, Natasha había cogido confianza bastante rápido. No es que Hachiro se quejase, pero no estaba acostumbrado. Normalmente se cerraba en banda ante situaciones así, pues le gustaba tomarse las relaciones con calma y cierta distancia antes de admitir a alguien en su círculo cercano. La diferencia en esta ocasión era que, dado que parte de su trabajo era investigar a Natasha, había decidido aceptar la situación como una ventaja. No había sido tan incómodo como esperaba. Una vez superado el shock inicial, vio que Natasha era buena compañía y aprovechó. A medida se abría, la agente iba demostrando ser una persona bastante más amistosa y jovial de lo que insinuaba su fachada de tipa dura y fría. No fue algo que sorprendiese a Hachiro; era muy habitual en la agencia. Había sorprendido a su rival, Isamu, una persona que se hacía pasar por un hombre cruel y sanguinario, recogiendo unos gatitos abandonados para buscarles un hogar. Al fin y al cabo, seguían siendo seres humanos.

- Espera a que lo veas en funcionamiento - respondió, con una sonrisa de orgullo - El Charon es una auténtica maravilla. No es tan grande como me gustaría y los camarotes serán muy pequeños, pero no se puede tener todo. Su tamaño lo hace más difícil de localizar - suspiró - No es por quejarme, pero me gustaría soltar las maletas. ¿Vamos escogiendo habitación?

Se acercó a la pared donde estaban las habitaciones y dejó sus maletas en el suelo. Entonces empezó a abrir las estancias y echarles un vistazo. Las cinco eran grandes, espaciosas y con camas de buen tamaño. Tras valorarlo, el peliblanco decidió que cualquiera le servía. Tenía ya un taller y una sala de estar en el piso de abajo, no tenía que complicarse más. Si no fuese el caso, hubiese escogido la que tuviese la mesa más robusta y grande para usarla de puesto de trabajo, pero no tenía esa necesidad.

- Me da igual qué habitación coger. Escoge la que más te guste y yo cogeré una cualquiera. Voy a echar un vistazo a las instalaciones.

Bajó las escaleras y comenzó a pasearse por el piso de abajo. Había un pantalán desplegable para regular el acceso al submarino. El resto era bastante estándar: unos cuantos extintores y salvavidas en la pared, un botiquín (casi innecesario habiendo al lado una enfermería). Echó un vistazo a la cocina y se sintió complacido. Era grande y estaba bien equipada con unos fogones en condiciones a gas. La nevera estaba llena y los ingredientes olían frescos. Tras trastear un poco, se dirigió a la sala de estar, y en ese momento fue cuando realmente vio que les había tocado la lotería. Soltó un silbido de admiración y dijo:

- ¡Natasha! Cuando puedas, ven a ver esto.

Dianas con dardos, mesa con tapete para jugar a las cartas, varios sofás y sillones cómodos, una estantería con barajas, un ajedrez, unas damas y varios juegos de mesa variados... había hasta un Den Den Music para poner música de fondo. Y la parte que probablemente la tripulación (cuando llegasen) y Natasha disfrutarían más era que había una barra de bar en el fondo con equipo para hacer cócteles y un mueble lleno de botellas de licores variados.

Aquello parecía el paraíso del espía, y me encantaba. Era perfecto, nuestra propia base alejada de Ennies Lobby. Quizás era un comportamiento o unos sentimientos muy pueriles por mi parte, pero desde pequeña soñaba con ser una de las espías de los tantos libros de agentes secretos que solía leer en mi patria. Tenía bastante curiosidad por ver el submarino por dentro, pero primero quería ver donde se iba a asentar mi culo para dormir, eso era importante. Hachiro también parecía tener ganas ya de coger una habitación, aunque a él se lo veía más calmado que a mi. Simplemente asentí con la cabeza y fui hasta la pared con las puertas.

A diferencia de mi compañero, yo si estuve examinando una por una las habitaciones, no sin antes asentir al comentario de Hachiro. Pues este iba a mirar el resto de las instalaciones. Yo por mi parte acabé eligiendo la de la izquierda del todo. Era la más grande, y no la había elegido por serlo, sino por "adecuación"...pues en esa pared iba a ir el tocador, en esa otra mi vestidor y en aquella, un sofá...si, el sofá lo voy a poner ahi. La cama era de matrimonio y por fin me podría estirar como una gata sobre las ´sabanas sin tener riesgo de caerme al suelo como me pasaba en mi piso de Ennies Lobby.

Tras esto traté de mantener la compostura, y salir de la habitación para ir abajo, a las otras instalaciones. Si las habitaciones ya me habían gustado lo que acababa de ver era maravilloso. El grito de llamada de Hachiro estaba totalmente justificado, pues teníamos nuestra propia zona de "recreo". Y lo mejor de todo, tenía barra.

-Esto e increíble - dije totalmente anonadada pero tratando de mantener la compostura, y si, me acerqué a la barra sin dudarlo a comprobar las botellas que había allí. Concretamente cogí una de Ron Añejo - Parece que tenían buen gusto al fin y al cabo- le dije a Hachiro haciéndole una señal como de permiso para poder servirme una copa.

Si me lo daba cogería una copa y me serviría para acercarme hasta él.

-Admito que me encanta el lugar, y es amplio, discreto, y con una buena tapadera. Mis felicitaciones Hachiro- diría lazando la copa y bebiéndomela. -Ahora entiendo cuando em decías aquel día en tu piso lo de "necesidad de múltiples recursos" para la operación.

- Sírvete, aún no estamos de servicio - respondió con una sonrisa pícara.

Él se acercó a la barra a una máquina de café. Probablemente en la cocina habría una moledora y alguna bolsa de granos tostados con la que podría hacerse uno más delicioso, pero en ese momento simplemente quería su chute de cafeína. Comprobó las opciones, puso una taza y empezó a prepararse un expreso doble. Con eso tendría pilas para rato largo. Mientras el café caía en la taza, Natasha se le acercó y le felicitó por el sitio, e hizo un comentario pillo al respecto. Hachiro se rio y respondió:

- Ya que vamos a hacer un trabajo duro, lo mínimo es tener comodidad entre misiones, ¿no? - cogió su taza y dio un sorbo - No va a ser nuestra base en exclusiva, las instalaciones pertenecen al Cipher Pol 6. Nosotros simplemente tenemos permiso indefinido para trabajar aquí y yo estoy al cargo del complejo, pero es posible que tengamos visita de otros agentes de paso en algún momento.

Pese a ser de máquina, estaba bueno. El café debía ser de buena calidad. Realmente no habían escatimado en aquella base, pensó para sí. Se apoyó contra la barra mientras bebía el café, preguntándose qué hacer a continuación. Podían jugar a alguno de los juegos que tenían allí, poner música y relajarse, podía pasarse a trastear en el taller o la cocina... espera, ¿no había dicho el empleado que tenían un gimnasio? Igual era un buen momento para comprobar las habilidades de Natasha. Además, si aprendía de antemano su estilo de lucha, estaría listo para responder a situaciones inesperadas en el futuro. Tanto para cooperar con ella como si los peores temores de sus superiores eran ciertos.

- Hey, ¿qué te parece pasar por el gimnasio y hacer un combate amistoso? Estaría bien conocer nuestras capacidades de antemano. Así cuando haya acción, sabremos de qué es capaz el otro - dejó la taza en el fregadero y le pasó un agua - A tu gusto, eso sí. No es una orden, si prefieres relajarte, podemos entrenar en otro momento. Hasta que llegue la tripulación del Charon estamos libres.

Iba a aprovechar el tiempo libre para seguir estudiándola. Y fuese jugando o entrenando, creía que podría sacar más pistas de su personalidad. Natasha seguía siendo una persona difícil de estudiar hasta cuando se relajaba. Su lenguaje corporal era más fácil de leer, pero una persona con tanto dominio de lo que transmitía con su cuerpo era probablemente alguien que sería capaz de fingir. Cada vez tenía más claro que era paranoia de los superiores y que Natasha era una agente leal, pero precisamente porque lo creía, sabía que su deber era indagar más. Su tarea era ser más precavido y astuto que el diablo, e incluso si no había ninguna amenaza, sería información útil.

Sin dudarlo por un instante me serví una copa bien cargada, y tras saborear el licor en mis labios vi las estrellas. Estaba buenísimo, se nota que en Arabasta lo del juego, el vicio y la calidad lo llevan muy a rajatabla. Mientras me tomaba la copa Hachiro hacía lo mismo pero con el café. Siempre tomaba café, pues si el tabaco era mi droga, la de él parecía ser la cafeína. Mientras bebía me comentó lo de tener de vez en cuando visita de otros agentes, ya que aquella base pertenecía al Cipher Pol 6, nada menos. Al menos teníamos la propiedad indefinidamente, y eso era de agradecer.

-No me molesta en absoluto ver de vez en cuando agentes pululando por las zonas comunes o por las habitaciones de "invitados"- si, ya me había apropiado del lugar- Pero que nadie entre a mi cuarto o no respondo, sea agente o no. No dudaré en propinarle un puñetazo estando fuera de servicio.

Entonces me acabé la copa y escuché algo que hizo que girara los ojos hacia Hachiro mientras bebía. ¿Un entrenamiento amistoso? ¿De verdad? ¿Eso no era como enfrentar a una hormiga contra una bota? Yo sería la hormiga conste. Bueno, quizás me venía bien quitarme el "óxido" de mis piernas para combatir. Hacía tiempo que solo practicaba con otros iniciados y muchas veces con monigotes de madera. Enfrentarme mi jefe no iba a ser fácil pero estaba segura de que podía aprender, y sobre todo, aprender de mis errores...los cuales no podía permitirme en mitad de una misión.

- Si claro, podría estar bien- dije dejando la copa mientras caminaba hasta el gimnasio. Una vez llegados allí era una sala rectangular, bastante amplia. Con las máquinas de ejercicios correspondientes al fondo y a los lados de la sala, dejando en el centro grandes colchonetas. Junto a la entrada había un banco y unas taquillas enumeradas, nada más entrar le dije a Hachiro.

-Me cambiaría de ropa si vamos a sudar ¿Te parece? Se que en una misión esto es impensable, no soy boba, pero me interesaría no ir oliendo a sudor por Alabasta en cuanto salgamos de aquí. Voy a ver un momento las taquillas.

Y así lo hice, las revisé una a una, y efectivamente estaban abiertas y todas contenían un equipo de chándal por así decirlo. Busqué uno que se adecuara a mi talla- Vengo ahora, voy a cambiarme a mi habitación y bajo.

Al poco rato bajé con un pantalón de chándal y una camisa de asas y caminaría hacia el centro de la sala.

-Estoy lista Boss.

- Lógicamente - respondió, sorprendido - ¿Pensabas que yo iba a entrenar con estas ropas?

Señaló su atuendo, una túnica del desierto. Mientras ella iba a la zona de taquillas, subió a las habitaciones y cogió sus maletas. No tenía claro qué habitación había cogido Natasha, así que abrió una al azar para ver si estaban las de ella o si estaba libre. No estaban a simple vista, pero por si acaso echó un vistazo al armario y bajo la cama para cerciorarse. Una vez le quedó claro que estaba vacía, empezó a cambiarse y se puso su traje de entrenamiento. Este consistía en una camisa blanca, unos shorts oscuros y unas deportivas. Se recogió la melena en una coleta y bajó al gimnasio. Las instalaciones estaban bien adaptadas, con muchas máquinas y herramientas de entrenamiento. Se acercó a un ring que había en el centro y le echó un vistazo. Parecía resistente. Se puso a buscar en torno al ring a ver si encontraba protecciones.

- No, aún no estamos listos.

Encontró al fin una caja con lo que buscaba. Espinilleras, guantes sin dedo, protectores de torso, brazales y cascos de boxeo. Le pasó un set a ella y él se puso otro. Con hipersensibilidad al dolor, lo último que quería era sufrir una lesión menor y tener que parar el entrenamiento. Entonces se quitó las deportivas y calcetines y se subió al ring de un salto, pasando entre las cuerdas. Se puso a saltar y dar golpes al aire para calentar, y le hizo un gesto para que subiera.

- Empezamos cuando quieras.

Comenzó ya a concentrarse y preparar su Jokyusei para analizar el estilo que le mostrase mientras iba adoptando una guardia mixta, con el torso en un ángulo, el brazo izquierdo cubriendo su pecho y la mano derecha con la palma abierta y los dedos flexionados. Estaba combinando varias artes marciales para tener respuesta a lo que pudiera lanzarle Natasha. Venía del North Blue... los grandes estilos de artes marciales desarmadas eran de Grand Line, el East Blue o el South Blue. En el North había unos cuantos estilos de combate sin armas pero eran menos habituales. Así pues, era probable que su estilo incluyese armas, dado que se le había entrenado pensando ya en su admisión en el Cipher Pol.

- Hay armas de entrenamiento en ese cajón, por si quieres usar alguna - dijo Hachiro, señalándolo - Usa tu estilo habitual, así podré saber mejor tus capacidades.

¿Protección? Que raro, en los entrenamientos en Ennies Lobby nos obligaban a no llevar nada y pelear a pelo. No porque no quisieran protegernos, sino porque querían saber que nuestros enemigos no iban a pegar precisamente suave contra nosotros. Consideraba las protecciones, al igual que mi instructor, absurdas. Era como pelear con un monigote de paja ¿Eso era un enemigo? Si bien era cierto que servía para las nociones básicas de combate, no servía para nada ante un enemigo vivo. Entonces me di cuenta, quizás era una buena forma de no aparecer magullados si teníamos que volver a Rainbase, al menos no con moratones o notándose en nuestra cara que nos dolían todas las costillas.

Así que asentí con la cabeza e hice lo propio. Me coloqué las espinilleras, coderas y el torso. Procuré que todo estuviera bien sujeto y entré tras Hachiro en el ring cruzando las cuerdas. Me puse en la zona contraria a él, y preparé mis puños. Vale que Hachiro me hubiera dicho lo de las armas, a lo que yo le respondí que no iban a ser necesarias para mi esta vez. Además, si quería ver mi estilo de combate no las necesitaba.

-Vale, empecemos. El primero en caer al suelo pierde y le paga la cena al contrario.- dije lanzándome a la carrera hacia Hachiro con el puño izquierdo hacia atrás, a la altura de la cabeza.  Corrí en línea recta manteniendo sin quitar la vista de Hachiro. Sabía que él era mucho más experimentado que yo, y que aquel combate se iba a decidir a su favor, pero al menos me interesaba poder aguantar lo suficiente como para ponerle en aprietos.

Así que cuando lo tuve a apenas dos metros para propinarle un puñetazo estirando mi brazo hacia él, rápidamente cambié de postura, bajando el puño que iba hacia su cara hacia el suelo. Apoyé ambas manos sobre el ring y estirando mi pierna izquierda traté de darle un golpe seco con ella sobre el hombro, mientras que la otra pierna se mantenía a media altura como contrapeso para no caer.

Hachiro no tardaría en darse cuenta que era una persona que luchaba con las piernas, y que gran parte de mi fuerza residía en ellas. Lo mejor de esto es que el ataque no concluía aquí, ya que si Hachiro la frenaba con su brazo o se apartaba, si podía, apoyaría o bien la pierna contra su brazo o contra el suelo y aprovecharía la otra para hacer un giro sobre mi y golpearle las costillas.

Analizó sus movimientos. Parecía que iba a empezar con un puñetazo, pero mucho antes de llegar a él cambió de postura. Una finta rápida. Haciendo el pino, Natasha le lanzó una patada descendente al hombro. Podría hacer intentando apartarse, agarrarla o desequilibrarla, pero de momento quería analizar sus golpes. Pasó a una guardia alta levantando el brazo izquierdo y dejando que la pierna golpease contra las protecciones acolchadas del brazal. Notó que era fuerte, pero no más que él. Entonces, apoyándose contra su brazo lanzó una patada contra su costado, a lo que Hachiro reaccionó lanzando un rápido golpe con la palma derecha contra su pie, anulando toda la fuerza del golpe. Tras eso retrocedió con un paso rápido y observó cómo volvía a ponerse en pie. Estudió cada paso entre sus movimientos y los grabó en su mente.

- Tu estilo no pertenece a una escuela concreta, ¿verdad? Simplemente tienes conocimientos variados de combate y los aplicas de acuerdo a la situación - volvió a la guardia inicial - Interesante. Tal vez tengamos cierto parecido.

La diferencia, por supuesto, se basaba en que él dominaba un gran número de estilos concretos, pero se negaba a limitarse a uno. Cambio de guardia a una mezclando boxeo, karate y combate callejero, y comenzó a acercarse con pasos cautelosos, tanteándola y fingiendo lanzarse sobre ella varias veces sin realmente hacerlo. Entonces se adelantó de golpe y, girando sobre una pierna, le lanzó una patada alta con la otra directa a la cara, imprimiendo la inercia del giro en la pierna. Si esquivaba el golpe terminaría el giro retirando la pierna y volviendo a apoyarla para inmediatamente lanzar una patada lateral directa a su estómago. Si lo bloqueaba en vez de esquivar, flexionaría de inmediato la pierna para evitar que se la apresase y lanzaría de nuevo dos golpes con la misma pierna al torso, sin bajarla en ningún momento.

- Ya que tu estilo es libre, aprovecha para aprender algunos movimientos. Procura evitar dejar una pierna trabada en un bloqueo, te arriesgas a que te apresen.

Aún no había terminado de analizar el estilo de Natasha, claro, pero por ahora parecía muy directo y flexible. Parte de él se decepcionó, pues esperaba poder aprovechar la situación para aprender algún estilo del North Blue que no conociese aún. Sin embargo, también significaba que los entrenamientos con Natasha no serían tan aburridos y predecibles como con alguien que usase un estilo fijo. Sin embargo, acabaría igualmente analizando sus movimientos y encontrando su patrón. Todo el mundo tenía uno.

No era especialmente difícil de contrarrestar, sin embargo, había sido enseñada en diferentes artes. ¿Entonces porqué solo usar las piernas? Las piernas me conferían mejor movimiento para golpear, frente a unos brazos que no tenían tanta fuerza. El problema de todo esto era que Hachiro conocía, o al menos eso pude ver, como me movía y como era mi estilo de combate, lo que provocó que arqueara la ceja en el momento en que detuvo mi parada con el brazo, y no sólo eso, sino que logró bloquear mi segunda patada con la palma de la mano.

-Creo que es mejor saber de todo un poco para defenderte a sólo depender de una única cosa, sería una ruina, -le dije manteniéndole la vista antes de  lanzarme hacia atrás.

Por unos instantes pensé que estaba jugando conmigo, ya que hacía el amago de ir a por mi, pero no e daba decidido. Sabía de sobra que eso era para ponerme nerviosa y así fallar el próximo golpe que le pudiera dar, o evitarlo yo si me lo daba a mi. Y así fue, pues Hachiro se lanzó hacia mi  y trató de golpearme la cara con  la pierna. Yo procuré echarme hacia atrás doblando un poco mi torso  hacia mi espalda, evadiendo el golpe. Sin embargo no pude evitar el segundo, ya que mi vista no estaba pendiente de esa otra pierna. Así que recibí el golpe en el estómago  y salí disparada unos metros hacia atrás, sin embargo me mantuve de pie. Escupí un poco de saliva y me quedé mirándole.

-Buena- dije antes de correr hacia él mientras escuchaba sus palabras. En cierto modo ya estaba aprendiendo mucho de él, aunque le lo supiera o no. Así que me volví a lanzar hacia él , esta vez con los puños hacia atrás. Cuando estuve a una distancia lo suficientemente cerca lanzaría ambos hacia adelante, mientras que con mis piernas me deslizaría por el suelo, y al tener contacto con su mentón, lanzaría una patada de abajo arriba hacia  la barbilla.

Si lograba acertar con la pierna en su barbilla, acto seguido me erguiría del suelo dándole con ambos puños en el estómago. No sabía si iba a acertar, al menos no con Hachiro, ya que este movimiento era rápido, pero él había demostrado tener muy buenos reflejos, y no solo eso, sino que él sabía lo que se hacía. Si trataba de agarrarme la pierna para detener el golpe ne le mentón, aprovechando que estaba en el suelo procuraría darle con la pierna libre un golpe en el moflete.

Era dura y hábil. No estaba yendo en serio, pero aún así que una novata lograse esquivar una de sus patadas rápidas con esa agilidad. Sin embargo, ya lo había conseguido. Había leído su patrón de movimientos y ahora sabía cómo combatía. Ahora podía centrarse en aprender su estilo de combate y refinarlo para incluirlo en su arsenal. Cambio de guardia a otra combinación de artes marciales mejor escogidas para enfrentarse a alguien que usaba las piernas. En el momento en que ella se lanzó sin poner las manos por delante, supo que iba a por todas. Y también se hizo una idea aproximada de su idea. En el momento en que se lanzó al suelo, se le ocurrieron varias maneras sencillas de esquivarla o de contraatacarle, pero decidió dejarla completar el ataque. Quería ver cual era su ataque exacto y añadirlo a su arsenal.

- Un movimiento veloz, bien...

En cuanto comenzó a levantar la pierna, echó la cabeza para atrás lo justo para que la pierna pasase por delante de su cara sin tocarle, apenas por milímetros. Retrocedió un paso y adoptó la guardia mixta de antes. Preveía que iba a levantarse y seguir golpeando agresivamente, pero no iba a dejarla. Con una defensa de karate, trazó un giro ascendente con el antebrazo derecho sobre el eje del codo, desviando el primer puñetazo de Natasha. Mientras ella realizaba el segundo, él inició un contraataque lanzando un puñetazo rápido y veloz a su cara con la mano izquierda, un jab de boxeo. No usó toda su fuerza para evitar causar heridas reales. El puñetazo de ella impactó la protección de su estómago, pero pese a eso le quitó el aire y una oleada de dolor le sacudió. Retrocedió rápidamente volviendo a alzar la guardia.

- Saber de todo es efectivamente la decisión correcta - respondió, con una sonrisa - Sin embargo, sabedor de todo, maestro de nada, suelen decir. Yo diría que soy la excepción a esa regla.

Combinando el estilo de combate de Natasha con rokushiki, se lanzó hacia delante con un soru, deslizándose por el suelo hasta posicionarse debajo de ella. Empleando los mismos movimientos que antes ella pero perfeccionados en pequeños detalles, se apoyó en la mano izquierda y le lanzó una patada al mentón. Acto seguido, se levantó de un salto con una perfecta coordinación, y encadenó la patada con tres jabs de izquierda a la cara, y finalmente un golpe de kung fu con la palma abierta al pecho, mezclando los cuatro estilos en sucesión. Pese a la buena ejecución, él se autocastigó mentalmente. "Aún puedes mejorarlo más."

- Tu estilo es una mezcla sin nombre. Hmmm... lo llamaré estilo Baranova. Todo lo que aprendo merece tener uno.

Tenía la sensación, y cada vez más confirmada, de que estaba poniéndome a prueba. ¿Era aquello un combate amistoso? Por mi parte estaba empezando a dejar de serlo. A pesar de que sabía como iba a acabar, no quería que mi jefe me tomara por una blanda. Así que procuré dar todo el por saco que pude con mis patadas. Para él esto no era más que un entrenamiento.

De entraba había logrado evadir mi primer golpe apartando su cara hacia un lado, luego desvió mi puñetazo de forma muy medida, y cuando iba a realizar el segundo recibí un puñetazo en la cara. Me había dado, si, pero yo había logrado pegarle en la protección del estómago, ya era algo. Al menso conseguí que ambos nos separáramos.

Volví a ponerme en guardia, pero antes me toqué el rostro, y todo estaba en orden, magullado, pero en orden. Se notaba que Hachiro se había comedido en no hacerme daño real, dándome a entender que me ha dejado un mensaje con aquel golpe. Así que me froté la mejilla con el brazo y escuché sus palabras.

-Y lo estoy comprobando Boss, y lo estoy comprobando- dije doblando una de las piernas hacia mi torso mientras me mantenía apoyada con la otra, emulando a un flamenco. Esta posición la ponía cuando era para defenderme de un futuro ataque, ya que al tener una de las piernas plegadas, podría responder rápidamente con una evasión o un contrataque con ella. Entonces Hachiro se puso las pilas e hizo el mismo ataque que yo pero potenciado con algo que conocía muy bien, el Soru. Era prácticamente imposible evadir un golpe de Soru si no estabas entrenado, y aún así solo tendrías un segundo para responder. Yo lo hice, pues a sabiendas de que me iba a dar un golpe en el mentón, activé mi Tekkai, quedándome inmóvil y recibiendo todos aquellos golpes encadenados.

Tras acabar aquellos golpes el tekkai desapareció, y aún así me doblé un poco...tenía que practicarlo más, pero por lo menos evité una cadena de golpes en mi cara. Entonces ,por algún motivo, me empecé a cabrear, no me gustaba que me enfocaran en la cara. Miré a Hachiro y con tono serio le dije.

-Gracias...y ahira, me toca -dije rápidamente apoyando mis manos en el suelo a la par que giraba con ellas y mis piernas en forma de hélice, con intención de golpear a Hachiro nuevamente en el estómago.

No sabía si le iba a ganar, pero ya comenzaba a notar ese enfado que por largo tiempo había dejado en Kieskaya. Los golpes de Hachiro me hacía recordar mi infancia, cuando me peleaba con los bobos de mis compañeros de clase, recibiendo golpes en la cara mientras yo les propinaba también golpes a ellos. Esto provocó que las patadas en hélice que trataba de propinar a Hachiro, iban con más fuerza. Y si él me miraba atentamente, vería mi rostro serio, y perdido, como si estuviera combatiendo con otra persona, y no con mi jefe.

Hubo un cambio en su patrón. Sus movimientos se volvieron más agresivos y su lenguaje corporal empezó a destilar rabia. ¿Odiaba perder? ¿O era otra cosa? Algo había cambiado y Natasha parecía haber olvidado que estaban entrenando. Podía forzar y alargar el combate... o podía sentenciarlo allí mismo. SI lo alargaba podía intentar descubrir más cosas sobre ella a riesgo de que la situación se fuese de las manos y acabasen haciéndose daño. Sentenciarlo era la opción segura, pero desperdiciaba una oportunidad de oro. No podía desaprovechar una ocasión así. Continuaría el combate al menos hasta saber cuál era el talón de Aquiles de su subordinada.

- Ven pues - respondió únicamente.

Ella le miraba como si no le estuviese mirando a él. Era como si la rabia le hubiese hecho olvidar quién era... o como si estuviese pensando en otra persona. Su fachada habitual de frialdad había caído y ahora le era mucho más fácil leerla que en situaciones normales. ¿Sería una persona colérica? No le había dado esa impresión, aunque desde luego tenía un carácter fuerte, eso lo había comprobado ya. Bajó la guardia y analizó los movimientos de Natasha, dispuesto a aumentar su frustración. Combinando jokyusei y su akuma no mi, predijo su movimiento y se sincronizó a la perfección con ella. Realizó el pino a la vez y comenzó a moverse como ella, moviéndose con las manos para realizar un torbellino de patadas. Bloqueó los golpes de ella con sus propias patadas, ignorando el creciente dolor de cada impacto.

Tras un intercambio, retrocedió haciendo el pino y se incorporó en un solo movimiento. Examinó a Natasha con cautela y planeó su siguiente movimiento. Antes parecía haber reaccionado a sus golpes. Tal vez la respuesta era aumentar la presión que ejercía sobre ella. Entró en una guardia mixta más agresiva que las anteriores, combinando los estilos más ofensivos que dominaba. Entonces se lanzó a por ella de frente, buscando abrumarla con su superioridad física. Comenzó con una patada alta, retirando rápidamente la pierna, y siguió pasando la palma derecha por delante de su cara, como si fuese a golpearla. Era una finta para su siguiente golpe: aproximándose un paso más, le propinó un puñetazo bajo con el brazo izquierdo hacia el abdomen. ¿Habría logrado su objetivo? ¿Vería más reacción por su parte? Se retiró de un salto temporalmente para evaluar la situación y examinar cómo reaccionaba esta vez.

Mi golpe de hélice había sido contrarrestado, y admito que Hachiro tenía más fuerza de lo que aparentaba. Por otro lado era obvio, se le veía muy preparado y yo seguía teniendo una sensación muy mala sobre este combate. Seguía enojada, y hasta frustrada. El combate amistoso dejó de serlo hace un par de golpes, pues Hachiro me estaba recordando a todos aquellos idiotas que se metían conmigo y asociaba mi derrota con ellos en múltiples ocasiones, a mi posible derrota, por no decir segura con Hachiro. No me gustaba perder, me hacía sentirme muy mal conmigo misma, y desde que había entrado en la organización del  Cipher Porl, había tumbado la resto de iniciados con suma facilidad. Pero un jefe ya era harina de otro costal. Estaba empezando a sudar, y eso no era buena señal. Me estaba apeteciendo mucho un cigarro ahora mismo. Fue entonces cuando miré a Hachiro que venía a por mi nuevamente.

Se lanzó a por mi e hizo una finta que solo logré ver en parte, ya que ahora mismo no veía con claridad las cosas hasta que tuve su puño encima, pues quería darme un puñetazo bajo con el brazo izquierdo hacia el abdomen. Así que antes de que me lo diera hice el pino hacia atrás, rozándome el abdomen con su puño de milagro. Durante mi movimiento hacia atrás trataría de darle una patada, para que se alejase y no para darle propiamente. Tras esto di dos volteretas hacia atrás y me puse de pie nuevamente. Ambos volvíamos a estar separados.

Estaba sudada, enfadada y esto se notaba ya demasiado. No me gustaba recibir y menos que no pudiera golpear a gusto , pero ¿De eso se trataba el combate no? Aunque yo ahora mismo no lo captaba del todo. Entonces miré mi puño y luego miré a Hachiro, que estaba allí, impoluto. Así que ya directamente, con los ojos totalmente inducidos en odio cargué contra él, dando un salto en el aire a pocos metros de él. Entonces giraría sobre mi para propinar un último golpe de pierna contra sus costillas, con toda la fuerza que tenía. Ya no calibraba si estaba ante mi jefe o antes Nimov, el hijo del carnicero que siempre me pegaba de leches en la cara.

No sé si iba a darle, pues podía bloquearme perfectamente. Así que si la patada era bloqueada, y seguramente me agarrara la pierna, doblaría mi cuerpo hacia atrás, aterrizando con las manos en el suelo para golpearle con la pierna libre en la cara.

Como había saltado para atrás, la patada de Natasha mientras retrocedía se perdió en el aire. Ella estaba claramente furiosa. Había perdido totalmente los estribos y ya no estaba visualizando claramente el combate, hasta el punto en que con esas piruetas estuvo a punto de salirse fuera del ring o chocarse contra las cuerdas, pero pareció no darse cuenta. Tendría que preguntarle qué le había hecho perder el control de esa manera; de hecho, podía usar su autoridad como excusa. Natasha se estaba propasando contra su superior directo. No le molestaba realmente, pero era una oportunidad tan buena como cualquier otra para recabar más datos sobre ella. Por ahora sentenciaría el combate antes de que las cosas se fuesen más de madre. Se había terminado ser amable, su siguiente movimiento iría con toda su habilidad.

- Eso ha sido mala idea - comentó.

Saltar en el aire para atacar parecía quedar muy bonito y estético, pero era una idea terrible contra alguien más hábil que tú, especialmente si no tenías idea de lo que estabas haciendo. Natasha había renunciado a estabilidad y equilibrio por un golpe ligeramente más contundente. En otra situación, contra otro oponente, hubiese sido buena idea. Pero no era el caso. Cambió de guardia tan rápido y en un gesto tan fluido que casi pareció que siempre hubiese estado en la nueva. En esta nueva combinó varios estilos basados en bloqueos y llaves. Interrumpió la patada agachándose e interponiendo el protector del antebrazo izquierdo. Aunque probablemente el golpe no bastase para más que dejarle un moratón, sintió el dolor recorrer su músculo. Ignorándolo, pasó a la ofensiva tratando de agarrarle al momento la pierna en una llave, esta vez no teniendo piedad y usando toda su agilidad. Leyó en su patrón sus intenciones al verla echar los brazos hacia atrás, y antes de que pudiese hacerlo, tiró de ella con todas sus fuerzas y aprovechando parte de su inercia para hacerla pasar por encima de él y estamparla contra el suelo en el lado contrario. Esperaba que el tortazo fuese suficiente para hacerla recobrar la cordura, pero por si acaso, si lograba derribarla se pondría sobre ella y le haría una llave de sumisión en un brazo para obligarla a detenerse.

- Hemos terminado - frunció el ceño - Recompóngase, Baranova. ¿Qué diablos ha sido eso?

Normalmente la tuteaba, era algo que había surgido naturalmente en los últimos días, pero esperaba que pasar a tratarla de una manera más formal tuviese el choque psicológico necesario.

Admitía que estaba bastante ofuscada, y no por culpa de Hachiro en absoluto, sino por todo lo que me recordaba el ser golpeada, y la impotencia de no poder devolver el golpe adecuadamente. Sabía  que había pasado muchos años desde aquellas peleas de niños, sin embargo por algún motivo podría decirse que no era una parte de mi infancia que me gustara recordar. Hachiro ya parecía cambiar el semblante también, sin embargo yo no estaba pensando con claridad y en el momento que llevé a cabo mi patada, Hachiro no se lo pensó.

Me agarró de la pierna y con la propia inercia acabé saliendo por encima de él. Había descubierto lo que iba a hacer en caso de que mi pierna fuera apresada, cosa que sucedió, haciendo que abriera los ojos antes de caer al suelo con un potente golpe de espaldas. Se escuchó un ruido fuerte en mitad del ring y yo me quedé inmóvil y jadeante  por unos segundos. Fue entonces cuando Hachiro se puso sobre mi  bloqueándome el brazo para que no pudiera levantarme. Y funcionó a las mil maravillas. Traté de forcejear un par de veces hasta que vi que no lograba nada. Di con el puño que me quedaba libre un golpe contra el suelo, en señal de resignación hasta que me detuve por completo mientras escuchaba las palabras de Hachiro.

Los ojos volvieron a mi ser, o sea, a mostrar la mirada calmada y tranquila que solía tener.  Dejé de forcejear, y en el momento en que vi que Hachiro pudiera soltarme ante mi tranquilidad, daría un tirón del brazo y me levantaría del suelo. Seguía algo resentida, pero él no tenía culpa alguna.

-Lo siento Boss.Discúlpeme, necesito  estar sola- le dije yo esta vez antes de darle la espalda  hasta dirigirme a las cuerdas del ring. Salí  de la zona y cogí una de las toallas que había en el banco de la entrada, y sin dudarlo, subí las escaleras hasta mi cuarto, cerrando la puerta tras de mi.

Nada más cerrar la puerta de mi habitación me senté sobre la esquina de la cama y me quedé mirando mis manos. Me había pasado y Hachiro lo había visto en directo. Nunca me había pasado esto de recordar esas malas vivencias. Vale que en la academia recibía golpes en los entrenamientos, pero eran iniciados, no mi jefe. Pensaba que los nervios me habían jugado una mala pasada, o mi interés por lograr quedar bien ante él había sido dar un paso en falso. Suspiré varias veces, tratando de coger aire. Entonces miré a la cómoda, ¿Dónde dejé la pitillera?

Por un momento pensó que se había pasado y por eso había perdido la oportunidad, pero luego llegó a la conclusión de que no había sido así. Podría haber intentado ser más comprensivo y suave, tal vez, pero Natasha era una mujer orgullosa. Probablemente hubiese reaccionado de manera similar de todas formas, tras volver en sí misma. Se planteó pararla y presionarla para que le contase qué había ocurrido, pero en el estado mental en que estaba era posible que reaccionase mal o respondiese con evasivas. Tenía que dejarla calmarse, esperar a que la frustración y el estrés decreciesen y la vergüenza por haber actuado así cobrase más importancia. Viendo cómo reaccionaba, sospechaba que era una persona que odiaba perder los papeles. Así pues, esperó un tiempo de cortesía de veinte minutos, tras los que se acercó a las habitaciones. Seguía sin tener claro cual era la de Natasha, así que apoyó la mano sobre la pared y se concentró.

- Radar.

Emitió una suave vibración y poco después cientos de ecos volvieron a su palma. Se formó una imagen mental de las cinco habitaciones, y en la de la izquierda del todo, una figura. Se aproximó a la puerta y dio dos golpes con los nudillos. Esperó cinco segundos de cortesía, y si no oía ninguna negativa a que entrase, abriría la puerta. También lo haría antes si oía una invitación a entrar. No llegó a pasar, quedándose en el marco de la puerta.

- Entiendo que a veces podemos perder los papeles. No voy a guardar lo que ha pasado contra ti ni tenértelo en cuenta - dijo suavemente - Pero me gustaría saber qué ha pasado. Necesito saber que no va a repetirse en una misión, o si va a repetirse, al menos saber que es una posibilidad para estar preparado.

No iba a presionarla mucho. Si no era el momento, simplemente esperaría a uno más adecuado para hablar con ella. Escucharía su respuesta respetuosamente, pero atento a todos los matices en su voz y su lenguaje corporal. Una vez Natasha hubiera terminado, se retiraría cuidadosamente y diría:

- Voy a ducharme y a ir preparando la cena, tú descansa. ¿Quieres algo en concreto? Tenemos la despensa bien surtida, mientras no me pidas nada raro, seguramente tenga los ingredientes para prepararlo - sonrió aviesamente - No tengo intención de ser tan considerado y dejarte elegir lo que cocinaré a menudo, así que aprovecha y pide algo que quieras.

En el fondo, seguía siendo humano. Intentaba separar sentimientos de trabajo, pero seguía sin gustarle ver a nadie pasarlo mal. Y muy en el fondo, sabía que él era en parte culpable por no haberlo parado a tiempo.

Parecía que estos minutos habían logrado calmarme. Así que me levanté de la cama y me fui hasta el espejo de la cómoda. Me quedé mirándolo y me cogí el cabello y le lo eché hacia atrás con las manos, tratando de acomodarlo. Tras eso me apreté las sienes con los dedos y les di un leve masaje. Mucho mejor. Parecía que aquellas imágenes se iban desvaneciendo y que mi pasado volvía a quedar atrás, donde debía estar.

Fue entonces, cuando me disponía ir hacia la puerta cuando noté la presencia de Hachiro al otro lado. Este petó la puerta, y yo misma accedí a abrirle y a dejarle entrar. Volvería a sentarme en la cama, cruzaría mis piernas y pondría mis  brazos cruzados. Tenía la vista mirando hacia otro lado, como si estuviera avergonzada. Hachiro por su aparte tuvo un tono muy amable conmigo, lo menos que podía hacer era disculparme.

-No, no te preocupes, es algo que me pasa rara vez- dije tratando de mantener un tono tranquilo- Te pido disculpas. No no va a volver a pasar- le dije con cierto tono como creyéndomelo yo misma- Cuando era pequeña, todos me trataban muy mal en Kieskaya, todos me llamaban chiflada por querer ser una espía y querer ser una agente. Siempre acababa peleándome a puñetazo limpio contra un grupo de chicos que rompían mis libros, me tiraban del pelo, rompían mis gafas y me decían que la gente como yo no  llegaba a nada. Así que muchas veces yo acaba en la enfermería..pero me llevaba a más de uno conmigo. Cada vez que lo recuerdo, entro en un ataque de ira, sobre todo cuando combato. No sé si es frustración Hachiro, pero no quiero que nadie me vuelva a tumbar. Quiero ser una gran agente, fuerte, temida y respetada por todo el Cipher Pol

Dicho esto me quedé callada y volví a peinarme hacia atrás el pelo, para luego levantarme y con voz animada, aunque forzada, y como si nada hubiera pasado le respondí al jefe, no sin antes tumbarme en la cama boca arriba.

-Huevos Benedictinos- le dije con una leve sonrisa pícara. Si, me había encantado aquellos que me había servido en Ennies Lobby, y había que aprovechar.[/color]