Natasha Baranova
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De todas las islas raras de todo el Paraíso , tuvimos que tener nuestra...bueno, mi primera misión allí. Conocía algo el archipiélago, principalmente por los libros que había en la biblioteca central de Ennies Lobby. Era un lugar sumamente peculiar, pues se componía de cuatro islas. Las tres que conformaban el exterior del archipiélago eran desérticas, y la central era un auténtico vergel verde, debido a que las lluvias solo caían en esa zona. Era cuanto menos pintoresco, pero sin duda alguna lo que más podía odiar era las costumbres tan extrañas que tenían allí. Como la de vestir con hojas procedentes de aquella isla central en las desérticas. No sé si estaba mal el clima o peor la población que habitaba aquel sitio.
Como era obvio no pensaba "vestirme", por decirlo así, con esas estúpidas hojas. Por fortuna no tendría ni que tocar tierra debido a la misión que teníamos entre manos, la de espionaje y colocación de los den den. ¿Donde estaba ahora mismo? En nuestro magnífico submarino a pocas leguas del archipiélago. Me encontraba vestida con el traje de la agencia desde que salimos de Rainbase hace horas. Tenía mi atuendo de civil guardado en la taquilla de mi "camarote", por llamarlo de alguna forma. Me encontraba sentada en uno de los sofás de la sala central del submarino, donde estaba el periscopio bajado. Por lo menos el submarino tenía suficiente espacio para moverse bien por los diferentes compartimentos que tenía, además de que no se escuchaba ruido alguno dentro de él, lo cual siempre era un puntazo. Sin embargo no me gustaba la idea de estar bajo toneladas de agua, y menos que por un fallo este submarino acabara siendo nuestra tumba acuática personalizada. Pero bueno, como estábamos trabajando casi ni me percaté que estaba bajo el agua, pues me encontraba allí, en el sofá, leyendo los dossiers otra vez sobre nuestros "peculiares amigos" los revolucionarios.
Tras lee un rato me pregunté donde estaría Hachiro. ¿Seguiría en su camarote? ¿En la sala de torpedos? ¿Quizás revisando las turbinas? Ni idea, pero no me disgustaba para nada estar tan tranquila. Así que aproveché para encender un cigarro rápidamente y fumármelo. Traté de disipar el humo con la mano cuidadosamente, no fuera a ser que los aspersores de emergencia se activaran. Continué leyendo el dossier pero me empezaba a preocupar por Hachiro, que vamos, sabía que estaba bien, pero me pone francamente nerviosa no ver a la gente sabiendo que está en el mismo lugar que yo. Así que para romper mi soledad pregunté al aire.
-¿Hachiro? ¿Donde andas?.
Fue entonces cuando el radar sonó al fondo de la sala, y comenzó a emitir un pitido. Señal de que nos estábamos acercando a Great Palm.
Como era obvio no pensaba "vestirme", por decirlo así, con esas estúpidas hojas. Por fortuna no tendría ni que tocar tierra debido a la misión que teníamos entre manos, la de espionaje y colocación de los den den. ¿Donde estaba ahora mismo? En nuestro magnífico submarino a pocas leguas del archipiélago. Me encontraba vestida con el traje de la agencia desde que salimos de Rainbase hace horas. Tenía mi atuendo de civil guardado en la taquilla de mi "camarote", por llamarlo de alguna forma. Me encontraba sentada en uno de los sofás de la sala central del submarino, donde estaba el periscopio bajado. Por lo menos el submarino tenía suficiente espacio para moverse bien por los diferentes compartimentos que tenía, además de que no se escuchaba ruido alguno dentro de él, lo cual siempre era un puntazo. Sin embargo no me gustaba la idea de estar bajo toneladas de agua, y menos que por un fallo este submarino acabara siendo nuestra tumba acuática personalizada. Pero bueno, como estábamos trabajando casi ni me percaté que estaba bajo el agua, pues me encontraba allí, en el sofá, leyendo los dossiers otra vez sobre nuestros "peculiares amigos" los revolucionarios.
Tras lee un rato me pregunté donde estaría Hachiro. ¿Seguiría en su camarote? ¿En la sala de torpedos? ¿Quizás revisando las turbinas? Ni idea, pero no me disgustaba para nada estar tan tranquila. Así que aproveché para encender un cigarro rápidamente y fumármelo. Traté de disipar el humo con la mano cuidadosamente, no fuera a ser que los aspersores de emergencia se activaran. Continué leyendo el dossier pero me empezaba a preocupar por Hachiro, que vamos, sabía que estaba bien, pero me pone francamente nerviosa no ver a la gente sabiendo que está en el mismo lugar que yo. Así que para romper mi soledad pregunté al aire.
-¿Hachiro? ¿Donde andas?.
Fue entonces cuando el radar sonó al fondo de la sala, y comenzó a emitir un pitido. Señal de que nos estábamos acercando a Great Palm.
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Habían sido casi dos semanas desde Arabasta. La tripulación del Charon era gente obediente y leal, pero aún les faltaba mucha experiencia y las impredecibles corrientes de Grand Line habían dificultado la navegación por aquellas aguas. Sin embargo, según lo que le había contado hacía un par de horas el navegante jefe Jules, Great Palm debía estar casi a la vista. El agente peliblanco estaba tirado en su cama, con el colgante de Megumi en la mano. Observó con melancolía la cabeza de tigre tallada en madera y le dio un suave toque con el índice. ¿Dónde estaría la chica? Había visto a Tatsuya, a Narato, a Isamu y a otros bastantes veces en la Isla Judicial, pero de Megumi hacía unos meses largos que no sabía nada. Era como si se hubiese desvanecido del mapa. Dado que trabajaba también en infiltración y en otra de las ocho agencias, cuando intentó indagar sobre su paradero no recibió ninguna clase de información.
- Atención a todo la tripulación: la profundidad está disminuyendo. Estamos a menos de dos millas náuticas de Great Palm.
La voz de Jules lo sacó de su ensoñación. Se levantó de un salto y se puso el colgante al cuello. Entonces observó con una mezcla de temor y asco las ropas de hojas que le esperaban en un rincón. Había pedido unas lo menos reveladoras posibles, pero aún así no se sentía cómodo ante la idea de ir por la calle con eso puesto. O por el submarino siquiera. Diablos. Fue a buscar sus medicamentos y se tomó un ansiolítico por prevención. Tras medio minuto de observar la ropa de hojas como si eso fuese a hacerla desaparecer, se decidió a moverse. Se cambió y se puso el traje, que consistía en una falda de hojas de palmera y una suerte de chaleco. Entonces salió del camarote y se dirigió a la sala del periscopio. Al ver a Natasha en ella, aún vestida con su traje, suspiró. Le agobiaba que le viesen así.
- ¿Qué haces aún con ropa normal? - gruñó - No podemos desembarcar en Great Palm sin ir vestidos como su cultura requiere. Podrían arrestarte por escándalo público, y no podemos permitirnos desvelar en público quiénes somos para evitar un arresto. Sabotearíamos nuestra propia operación.
Le dio la espalda y se puso al periscopio, en parte para echar un vistazo a la costa y en parte para huir de la incómoda situación social. Sobre todo por lo segundo, en realidad hasta que no se acercasen más no vería más que una línea de tierra en el horizonte.
- Atención a todo la tripulación: la profundidad está disminuyendo. Estamos a menos de dos millas náuticas de Great Palm.
La voz de Jules lo sacó de su ensoñación. Se levantó de un salto y se puso el colgante al cuello. Entonces observó con una mezcla de temor y asco las ropas de hojas que le esperaban en un rincón. Había pedido unas lo menos reveladoras posibles, pero aún así no se sentía cómodo ante la idea de ir por la calle con eso puesto. O por el submarino siquiera. Diablos. Fue a buscar sus medicamentos y se tomó un ansiolítico por prevención. Tras medio minuto de observar la ropa de hojas como si eso fuese a hacerla desaparecer, se decidió a moverse. Se cambió y se puso el traje, que consistía en una falda de hojas de palmera y una suerte de chaleco. Entonces salió del camarote y se dirigió a la sala del periscopio. Al ver a Natasha en ella, aún vestida con su traje, suspiró. Le agobiaba que le viesen así.
- ¿Qué haces aún con ropa normal? - gruñó - No podemos desembarcar en Great Palm sin ir vestidos como su cultura requiere. Podrían arrestarte por escándalo público, y no podemos permitirnos desvelar en público quiénes somos para evitar un arresto. Sabotearíamos nuestra propia operación.
Le dio la espalda y se puso al periscopio, en parte para echar un vistazo a la costa y en parte para huir de la incómoda situación social. Sobre todo por lo segundo, en realidad hasta que no se acercasen más no vería más que una línea de tierra en el horizonte.
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Bueno , en breves tocaría desembarcar y tenía tareas pendientes que hacer. Así que tras el aviso decidí dejar el dossier sobre el sofá , para luego levantarme mientras miraba el movimiento de la tripulación de un lado para otro en la nave. Entonces vi algo que me resultó muy gracioso. Hachiro llevaba la "vestimenta" típica de aquel archipiélago estúpido. Realmente se miraba ridículo, y por poco estuve a punto de decirle cuando iba a empezar el espectáculo de tikis y antorchas. Entonces recordé que yo debía vestirme también, algo que llevaba evitando todo el tiempo hasta que no fuera estrictamente necesario...y ahora lo era. Ay...gajes del oficio supongo.
-Tranquilízate, todavía no hemos llegado- le dije con tono tranquilo mientras acaba el pitillo y lo tiraba apagado sobre el cenicero que había junto al sofá- Además, deberíais llevar más veces puesto eso, el verde realza tu color de piel- bromeé a pesar de que si él parecía ahora mismo un plátano maduro, yo iba a parecer una pera.
Pasé por su lado y me dirigí a mi camarote donde tenía mi "uniforme" extendido sobre la cama. Era una falda de hojas largas y un pequeño top hecho de lo mismo. Suficiente para no pasar calor excesivo en aquel ambiente tropical. Según me lo ponía se podía notar que estaba sufriendo. Entendía que los hippies de los nativos llevaran esto, pero era ridículo...lo que hay que hacer por cobrar. Dejé mi vestimenta reglamentaria en mi armario bien doblada, y cogí un último pitillo. Estaba lista. Así que una vez vestida salí del camarote y me dirigí a la sala principal donde estaba Hachiro. Nada más verme este le haría un gesto con el dedo, y con tono serio le diría: -Ni se te ocurra bromear.
Dicho esto miré el panorama dentro del submarino, me crucé de brazos y con el mismo tono de antes le dije a Hachiro.
-Espero que todo esto valga la pena, el top me está picando rayos. ¿Pero que le pasa a esta gente? arg- gruñí-¿Cual es el plan? Desembarcamos cerca del puerto y nos colamos en la ciudad o que tienes pensado? Tarde o temprano l os veremos. ¿Has cogido los den den?
Encendí le pitillo que llevaba conmigo y empecé a fumarlo, porque si, necesitaba relajarme un poco y tener los cinco sentidos sobre el terreno. No quería que me diera el mono en mitad del operativo. Exhalé humo hacia la izquierda para no molestar a Hachiro, que se que odiaba el tabaco y esperé órdenes, o al menos que nos acercáramos lo suficiente a la isla para poder empezar dicho operativo.
-Tranquilízate, todavía no hemos llegado- le dije con tono tranquilo mientras acaba el pitillo y lo tiraba apagado sobre el cenicero que había junto al sofá- Además, deberíais llevar más veces puesto eso, el verde realza tu color de piel- bromeé a pesar de que si él parecía ahora mismo un plátano maduro, yo iba a parecer una pera.
Pasé por su lado y me dirigí a mi camarote donde tenía mi "uniforme" extendido sobre la cama. Era una falda de hojas largas y un pequeño top hecho de lo mismo. Suficiente para no pasar calor excesivo en aquel ambiente tropical. Según me lo ponía se podía notar que estaba sufriendo. Entendía que los hippies de los nativos llevaran esto, pero era ridículo...lo que hay que hacer por cobrar. Dejé mi vestimenta reglamentaria en mi armario bien doblada, y cogí un último pitillo. Estaba lista. Así que una vez vestida salí del camarote y me dirigí a la sala principal donde estaba Hachiro. Nada más verme este le haría un gesto con el dedo, y con tono serio le diría: -Ni se te ocurra bromear.
Dicho esto miré el panorama dentro del submarino, me crucé de brazos y con el mismo tono de antes le dije a Hachiro.
-Espero que todo esto valga la pena, el top me está picando rayos. ¿Pero que le pasa a esta gente? arg- gruñí-¿Cual es el plan? Desembarcamos cerca del puerto y nos colamos en la ciudad o que tienes pensado? Tarde o temprano l os veremos. ¿Has cogido los den den?
Encendí le pitillo que llevaba conmigo y empecé a fumarlo, porque si, necesitaba relajarme un poco y tener los cinco sentidos sobre el terreno. No quería que me diera el mono en mitad del operativo. Exhalé humo hacia la izquierda para no molestar a Hachiro, que se que odiaba el tabaco y esperé órdenes, o al menos que nos acercáramos lo suficiente a la isla para poder empezar dicho operativo.
Ichimura Hachiro
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Respondió con una mirada furibunda a su comentario y mientras ella se iba a cambiarse, él se fue a buscar los Drone Den Den Mushi. En la sala de comunicaciones había dejado preparada una bolsa de hojas típica de Great Palm donde había ido metiendo Drones a medida el Hive Den Den Mushi los producía. La oficial de comunicaciones, Alba, le hizo un saludo militar. Hachiro no terminaba de acostumbrarse; parte de su tripulación había servido previamente en la Legión y su conducta era rígida.
- El Den Den ha creado uno más, señor. Está en la bolsa.
Hachiro asintió y la abrió para revisar que todo estaba en orden. Los caracoles, dinero, comida para los Drones, celo y Kameleon. Con eso estaban listos; si las cosas se ponían feas, sacaría el brazal de la bolsa. Sin embargo, si todo iba de acuerdo al plan, no necesitarían tomar medidas tan agresivas. Se colgó la bolsa del hombro y se dirigió de vuelta a la sala del periscopio, donde se encontró a Natasha. Verlo con la ropa de hojas le hizo darse cuenta nuevamente de lo atractiva que era y lo poco que eso le afectaba. Y, además, le hizo pensar en lo mucho que revelaba aquella ropa, trayéndole recuerdos que llevaban tiempo suprimidos. Desvió la mirada y volvió a ir al periscopio. Sentía náuseas y escalofríos, pero se las apañó para contenerse y ocultar su malestar.
- Desembarcamos en un lugar alejado, vamos a pie a la ciudad y nos hacemos pasar por turistas. Si alguien pregunta somos Alec y Vecna Ornatov, somos hermanos y estamos de vacaciones - se adelantó a su comentario y dijo - Lo sé, somos muy diferentes. Si la gente pregunta, yo soy adoptado. Venimos de Kieskaya, de Azov, yo tengo 26 años y tú 23 - cambió a un perfecto acento kieskayo y dijo - A mí no me costará hacerme pasar por alguien de tu tierra. El plan es alquilar una casa en el puerto, con vista directa al barco de los revolucionarios, el Bailarín Azur. Si no nos es posible, buscaremos otras excusas para pasar tiempo por la zona y vigilaremos hasta tener un momento libre para entrar. Tú vigilarás y yo colocaré los Drones.
Ya le había imitado el acento usando su akuma no mi, así como algunos manierismos de su tierra. No sería difícil mantener la tapadera ante alguien que pudiese conocer la cultura kieskaya. Como preparación había consultado un atlas y memorizado datos generales de Kieskaya, de manera que pudiese defenderse en una conversación casual y evitar las preguntas más complejas sutilmente.
- El Den Den ha creado uno más, señor. Está en la bolsa.
Hachiro asintió y la abrió para revisar que todo estaba en orden. Los caracoles, dinero, comida para los Drones, celo y Kameleon. Con eso estaban listos; si las cosas se ponían feas, sacaría el brazal de la bolsa. Sin embargo, si todo iba de acuerdo al plan, no necesitarían tomar medidas tan agresivas. Se colgó la bolsa del hombro y se dirigió de vuelta a la sala del periscopio, donde se encontró a Natasha. Verlo con la ropa de hojas le hizo darse cuenta nuevamente de lo atractiva que era y lo poco que eso le afectaba. Y, además, le hizo pensar en lo mucho que revelaba aquella ropa, trayéndole recuerdos que llevaban tiempo suprimidos. Desvió la mirada y volvió a ir al periscopio. Sentía náuseas y escalofríos, pero se las apañó para contenerse y ocultar su malestar.
- Desembarcamos en un lugar alejado, vamos a pie a la ciudad y nos hacemos pasar por turistas. Si alguien pregunta somos Alec y Vecna Ornatov, somos hermanos y estamos de vacaciones - se adelantó a su comentario y dijo - Lo sé, somos muy diferentes. Si la gente pregunta, yo soy adoptado. Venimos de Kieskaya, de Azov, yo tengo 26 años y tú 23 - cambió a un perfecto acento kieskayo y dijo - A mí no me costará hacerme pasar por alguien de tu tierra. El plan es alquilar una casa en el puerto, con vista directa al barco de los revolucionarios, el Bailarín Azur. Si no nos es posible, buscaremos otras excusas para pasar tiempo por la zona y vigilaremos hasta tener un momento libre para entrar. Tú vigilarás y yo colocaré los Drones.
Ya le había imitado el acento usando su akuma no mi, así como algunos manierismos de su tierra. No sería difícil mantener la tapadera ante alguien que pudiese conocer la cultura kieskaya. Como preparación había consultado un atlas y memorizado datos generales de Kieskaya, de manera que pudiese defenderse en una conversación casual y evitar las preguntas más complejas sutilmente.
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No me gustaba ese nombre, sonaba raro , incluso para mi. Pero bueno era por motivo de la misión así que realmente me daba un poco igual. No creo que me costara mucho hacerme pasar por alguien que vive en aquel sitio, porque básicamente era de allí. Supuse que la idea de Hachiro sobre esto era totalmente escogida a propósito, con tal de facilitarme a mi la tapadera y que la llevara de un modo más "natural". Como dije no tenía objeción alguna , es más, acabé por sonreírle disimuladamente a Hachiro mientras me ajustaba el top.
-No creo que me sea difícil-comenté antes de darme cuenta que los ojos de Hachiro apuntaban a otro sitio, teniendo que apartar la mirada de mi. Si, me había dado cuenta. Pero no pasaba nada, ahora bien, si hubiera sido otro tipo, igual le hubiera increpado. Hachiro era muy respetuoso conmigo y muy amable, lo menos que podía hacer era realizar mi parte del trabajo con adecuación.
-Copy Hach- le dije ante mi papel de vigilante- No creo que tengamos demasiados problemas. Además tu tienes tus métodos, yo tengo los míos para convencer a la gente. ¿Vamos entonces?
Entonces el submarino nos llevó hasta una cala rocosa alejada de la ciudad, lo suficiente para que la parte superior del submarino no fuera vista a no ser que te acercaras demasiado al lugar. Afortunadamente el submarino pudo pegarse lo suficiente a la costa como para que Hachiro y yo solo tuviéramos que dar un leve salto desde la copa de vigilancia hasta tierra. Hecho esto por mi parte el submarino se sumergiría, ya que no era buena idea que estuviera a la vista. Imaginaba que Hachiro le iba a dar alguna órden.
Yo por mi parte y con aquellas pintas, iba con lo puesto, mientras que Hachiro llevaba todo el material. Me puse a caminar por un largo trecho hasta que logramos entrar en una de las calles secundaria de la pequeña ciudad portuaria que había en el lugar. Todos vestían como nosotros, tal y como estaba previsto. Estaba abarrotado de gente dando vueltas ,comprando, gritando, bebiendo en las tascas estilo "chill out" como estaba previsto. Así que miré a Hachiro y le pregunté.
-¿Quieres que alquile yo la casa mientras tu "Exploras"? Creo que si me dejas hacerlo igual me hacen mejor precio. Aunque tengamos recursos no me gustan que me claven el precio- dije jocosa con tono serio- Igual hasta logro que nos salga gratis.
Ciertamente teníamos dinero suficiente para la misión, pero bueno , yo dejaba la opción ahí encima de la mesa. En lo referente a la ciudad, me parecía el lugar perfecto para espiar a alguien. Demasiado bullicio, movimiento y griterío. Podrías tener a un asesino a tu espalda que ni te enterarías.
-No creo que me sea difícil-comenté antes de darme cuenta que los ojos de Hachiro apuntaban a otro sitio, teniendo que apartar la mirada de mi. Si, me había dado cuenta. Pero no pasaba nada, ahora bien, si hubiera sido otro tipo, igual le hubiera increpado. Hachiro era muy respetuoso conmigo y muy amable, lo menos que podía hacer era realizar mi parte del trabajo con adecuación.
-Copy Hach- le dije ante mi papel de vigilante- No creo que tengamos demasiados problemas. Además tu tienes tus métodos, yo tengo los míos para convencer a la gente. ¿Vamos entonces?
Entonces el submarino nos llevó hasta una cala rocosa alejada de la ciudad, lo suficiente para que la parte superior del submarino no fuera vista a no ser que te acercaras demasiado al lugar. Afortunadamente el submarino pudo pegarse lo suficiente a la costa como para que Hachiro y yo solo tuviéramos que dar un leve salto desde la copa de vigilancia hasta tierra. Hecho esto por mi parte el submarino se sumergiría, ya que no era buena idea que estuviera a la vista. Imaginaba que Hachiro le iba a dar alguna órden.
Yo por mi parte y con aquellas pintas, iba con lo puesto, mientras que Hachiro llevaba todo el material. Me puse a caminar por un largo trecho hasta que logramos entrar en una de las calles secundaria de la pequeña ciudad portuaria que había en el lugar. Todos vestían como nosotros, tal y como estaba previsto. Estaba abarrotado de gente dando vueltas ,comprando, gritando, bebiendo en las tascas estilo "chill out" como estaba previsto. Así que miré a Hachiro y le pregunté.
-¿Quieres que alquile yo la casa mientras tu "Exploras"? Creo que si me dejas hacerlo igual me hacen mejor precio. Aunque tengamos recursos no me gustan que me claven el precio- dije jocosa con tono serio- Igual hasta logro que nos salga gratis.
Ciertamente teníamos dinero suficiente para la misión, pero bueno , yo dejaba la opción ahí encima de la mesa. En lo referente a la ciudad, me parecía el lugar perfecto para espiar a alguien. Demasiado bullicio, movimiento y griterío. Podrías tener a un asesino a tu espalda que ni te enterarías.
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Hachiro valoró las posibilidades. Parte de él gritaba que no debía quedarse solo vestido así en un lugar desconocido, pero su lado más racional asumió que era lo más correcto. Asintió lentamente y le tendió un puñado de billetes:
- Procura no llamar la atención - entonces bajó la voz - Recuerda cómo era el barco y asegúrate de que podemos verlo - volvió a un tono normal y dijo - Iré a ver qué cosas interesantes hay en este sitio. ¡Hasta luego, hermanita!
Hacía bastante calor, aunque eso no era problema para él. Notar la arena bajo sus pies desnudos le hizo recordar Arabasta, pero había varias diferencias importantes. La primera era la sofocante humedad. La segunda, el tipo de Arena. Era más basta que la fina arena del desierto. Otro detalle era el sol. Las nubes iban ocultándolo a ratos, y en todo momento los rayos eran menos intensos que el inclemente sol del desierto de Arabasta. Era una locura pensar que a pocas millas náuticas había islas desérticas parte de aquel archipiélago. El clima de Grand Line era, en ocasiones, increíble hasta para quienes vivían allí desde siempre.
Todo el mundo iba vestido como él, y nadie parecía especialmente interesado en Hachiro. Sin embargo, no podía evitar sentirse el centro de todas las miradas. Sentía que cada hombre que pasaba cerca le miraba lascivamente en cuanto no prestaba atención. "Cálmate. Todo va a ir bien." Intentó centrarse en sus alrededores para distraerse. Toda la ciudad estaba hecha de edificios de madera de palmera, con una arquitectura simple y baja. No había ninguno de más de dos pisos, y la mayoría eran de una sola planta. Las calles estaban llenas de actividad y había un gran número de puestos para turistas con recuerdos, comida típica y cosas similares. Al volver a fijarse en la gente, la ansiedad y el miedo volvieron. Necesitaba un momento de respiro.
Se salió de la calle principal y se metió en un espacio estrecho entre dos edificios. Apoyó la cabeza contra la pared y respiró hondo. Estaba sudando y sentía un cosquilleo por todo el cuerpo. "Necesito calmarme. Y un café." Lo mejor sería olvidarse de lo que estaba vistiendo, pero claro, intentar dejar de pensar en algo era paradójico, cuando no complicado. Apartó la frente de la madera y se secó el sudor. Inconscientemente se llevó la mano a la parte trasera del hombro izquierdo para asegurarse de que quedaba tapado por las hojas. Otro motivo por el que no quería llevar esas ropas era porque revelaban su secreto, la marca de su pasado. Se había asegurado de que la cicatriz quedase tapada, pero eso no calmaba su inquietud.
- Suficiente - se dijo, pellizcándose la mano.
La intensa picazón le hizo recobrar la compostura. Alguna ventaja tenía que tener su hipersensibilidad al dolor. Lo mejor sería concentrarse en su misión, así se obligaría a no pensar en nada más. Salió de la bocacalle y volvió al mar de gente, mirando a su alrededor en busca de gyojins o alguna mujer con aspecto de cyborg. Eran los miembros más destacable del grupo, así que serían los más fáciles de avistar. Vio algunos gyojins y tritones por la zona, pero ninguno correspondía con la descripción de Gin o Kin. Se paró en un puesto a comprar un café grande bien cargado y siguió caminando, bebiendo a largos sorbos sin importarle el fuerte amargor o que estaba muy caliente. En un rato se dirigiría al puerto a ver si Natasha había tenido éxito.
- Procura no llamar la atención - entonces bajó la voz - Recuerda cómo era el barco y asegúrate de que podemos verlo - volvió a un tono normal y dijo - Iré a ver qué cosas interesantes hay en este sitio. ¡Hasta luego, hermanita!
Hacía bastante calor, aunque eso no era problema para él. Notar la arena bajo sus pies desnudos le hizo recordar Arabasta, pero había varias diferencias importantes. La primera era la sofocante humedad. La segunda, el tipo de Arena. Era más basta que la fina arena del desierto. Otro detalle era el sol. Las nubes iban ocultándolo a ratos, y en todo momento los rayos eran menos intensos que el inclemente sol del desierto de Arabasta. Era una locura pensar que a pocas millas náuticas había islas desérticas parte de aquel archipiélago. El clima de Grand Line era, en ocasiones, increíble hasta para quienes vivían allí desde siempre.
Todo el mundo iba vestido como él, y nadie parecía especialmente interesado en Hachiro. Sin embargo, no podía evitar sentirse el centro de todas las miradas. Sentía que cada hombre que pasaba cerca le miraba lascivamente en cuanto no prestaba atención. "Cálmate. Todo va a ir bien." Intentó centrarse en sus alrededores para distraerse. Toda la ciudad estaba hecha de edificios de madera de palmera, con una arquitectura simple y baja. No había ninguno de más de dos pisos, y la mayoría eran de una sola planta. Las calles estaban llenas de actividad y había un gran número de puestos para turistas con recuerdos, comida típica y cosas similares. Al volver a fijarse en la gente, la ansiedad y el miedo volvieron. Necesitaba un momento de respiro.
Se salió de la calle principal y se metió en un espacio estrecho entre dos edificios. Apoyó la cabeza contra la pared y respiró hondo. Estaba sudando y sentía un cosquilleo por todo el cuerpo. "Necesito calmarme. Y un café." Lo mejor sería olvidarse de lo que estaba vistiendo, pero claro, intentar dejar de pensar en algo era paradójico, cuando no complicado. Apartó la frente de la madera y se secó el sudor. Inconscientemente se llevó la mano a la parte trasera del hombro izquierdo para asegurarse de que quedaba tapado por las hojas. Otro motivo por el que no quería llevar esas ropas era porque revelaban su secreto, la marca de su pasado. Se había asegurado de que la cicatriz quedase tapada, pero eso no calmaba su inquietud.
- Suficiente - se dijo, pellizcándose la mano.
La intensa picazón le hizo recobrar la compostura. Alguna ventaja tenía que tener su hipersensibilidad al dolor. Lo mejor sería concentrarse en su misión, así se obligaría a no pensar en nada más. Salió de la bocacalle y volvió al mar de gente, mirando a su alrededor en busca de gyojins o alguna mujer con aspecto de cyborg. Eran los miembros más destacable del grupo, así que serían los más fáciles de avistar. Vio algunos gyojins y tritones por la zona, pero ninguno correspondía con la descripción de Gin o Kin. Se paró en un puesto a comprar un café grande bien cargado y siguió caminando, bebiendo a largos sorbos sin importarle el fuerte amargor o que estaba muy caliente. En un rato se dirigiría al puerto a ver si Natasha había tenido éxito.
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
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Parecía que mi idea no le había parecido mal a mi jefe. Es más, empezó a valorarla y finalmente la aceptó. Seguro que lo hizo porque era la mejor opción, así cubriríamos más terrenos y además mientras yo me encargaba de la tarea del alquiler de un cuarto, él podía ir recopilando información ya que tenía mucha más experiencia que yo.
-Si, he memorizado todo, no te preocupes, se cuidarme sola - le dije en alusión al barco y a la seguridad del operativo con otro susurro .
Dicho esto nos despedimos como "hermanos" y cada uno tiró por un lugar distinto. No tardé mucho en perderlo de vista, y por mi parte ya era hora de hacer las cosas. Así que puse rumbo hacia el puerto mientras me mezclaba con la multitud. Con el dinero que me había dado Hachiro seguramente sobraría, pero yo soy una mujer de palabra y no pensaba gastarme todos los billetes por un cuartucho. Así que nada caminé hasta el puerto y según lo iba haciendo puder ver a todo tipo de razas y variantes, y sin duda alguna la que me puso en alerta era la de los Gyogjis. Pues acaba de ver a cuatro saliendo de un hotel, cuyas vistas daban al puerto y a toda la bahía.
"Bingo", pensé para mi misma antes de entrar a aquel establecimiento, cuya fachada me recordaba más a un chill out que a un hotel propiamente. Nada más entrar hablé en el vestíbulo con el encargado, solicitándole una habitación con cama doble para mi "hermano" y mi persona. El encargado era un tipo barrigón, que vestía igual que Hachiro, solo que a mi jefe le sentaba bien y a este tipo no. Estuve como diez minutos charlando con él, camelándolo y haciéndole la pelota. Ya sabes " Soy extranjera, soy fácil". No me hizo falta demasiada lascivia ni insinuaciones con él para lograr que me dejara la habitación a mitad de precio. Así que nada más entregarme las llaves le di un besito en la mejilla y subí a la habitación, no sin antes dejar el nombre de la tapadera en recepción, por si Hachiro venía, ya que este era el único hotel cuyas vistas daban al puerto.
"Una cosa menos" dije mientras sostenía las llaves en mi mano y subía al primer piso.
La habitación era de lo más normal, estaba en buenas condiciones higiénicas. Tenía dos camas, una coqueta, varios armarios, una estantería con libros, un espejo en la pared de la derecha y un balcón en la del lado izquierdo, que daba al puerto. Guardé los billetes que me sobraron en el canalillo y salí al balcón, respiré profundo y hasta me gustó, el aire era fresco y marino. Desde esa habitación se podía ver un montón de tráfico humano por el paseo y el propio puerto. Creo que había acertado con la habitación, y esperaba que mi jefe opinara lo mismo. Tras esto decidí esperarle allí, pero me quedé mirando por la ventana un poco más, viendo aquel bullicio.
-Si, he memorizado todo, no te preocupes, se cuidarme sola - le dije en alusión al barco y a la seguridad del operativo con otro susurro .
Dicho esto nos despedimos como "hermanos" y cada uno tiró por un lugar distinto. No tardé mucho en perderlo de vista, y por mi parte ya era hora de hacer las cosas. Así que puse rumbo hacia el puerto mientras me mezclaba con la multitud. Con el dinero que me había dado Hachiro seguramente sobraría, pero yo soy una mujer de palabra y no pensaba gastarme todos los billetes por un cuartucho. Así que nada caminé hasta el puerto y según lo iba haciendo puder ver a todo tipo de razas y variantes, y sin duda alguna la que me puso en alerta era la de los Gyogjis. Pues acaba de ver a cuatro saliendo de un hotel, cuyas vistas daban al puerto y a toda la bahía.
"Bingo", pensé para mi misma antes de entrar a aquel establecimiento, cuya fachada me recordaba más a un chill out que a un hotel propiamente. Nada más entrar hablé en el vestíbulo con el encargado, solicitándole una habitación con cama doble para mi "hermano" y mi persona. El encargado era un tipo barrigón, que vestía igual que Hachiro, solo que a mi jefe le sentaba bien y a este tipo no. Estuve como diez minutos charlando con él, camelándolo y haciéndole la pelota. Ya sabes " Soy extranjera, soy fácil". No me hizo falta demasiada lascivia ni insinuaciones con él para lograr que me dejara la habitación a mitad de precio. Así que nada más entregarme las llaves le di un besito en la mejilla y subí a la habitación, no sin antes dejar el nombre de la tapadera en recepción, por si Hachiro venía, ya que este era el único hotel cuyas vistas daban al puerto.
"Una cosa menos" dije mientras sostenía las llaves en mi mano y subía al primer piso.
La habitación era de lo más normal, estaba en buenas condiciones higiénicas. Tenía dos camas, una coqueta, varios armarios, una estantería con libros, un espejo en la pared de la derecha y un balcón en la del lado izquierdo, que daba al puerto. Guardé los billetes que me sobraron en el canalillo y salí al balcón, respiré profundo y hasta me gustó, el aire era fresco y marino. Desde esa habitación se podía ver un montón de tráfico humano por el paseo y el propio puerto. Creo que había acertado con la habitación, y esperaba que mi jefe opinara lo mismo. Tras esto decidí esperarle allí, pero me quedé mirando por la ventana un poco más, viendo aquel bullicio.
Ichimura Hachiro
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Pasado su ataque de nervios inicial, y más calmado (irónicamente) ahora que había saciado su mono de café, comenzó a pasearse por las calles estudiando lo que le rodeaba con cuidado. El cuaderno de bitácora que la marine Nia había fotografiado mostraba que, si bien no tenía una base estable, los revolucionarios tenían contactos en aquella isla que les suministraban provisiones, pasaban mensajes y les conseguían información útil. Simpatizantes. Eran el as en la manga de la Revolución, el motivo por el que la Legión era un arma ineficaz contra ellos. Alertados por gente de entre las masas anónimas, allá donde los revolucionarios eran localizados, desaparecían rápidamente en cuanto la Legión era movilizada para arrestarlos. Por ello era tarea principal del Cipher Pol encargarse de aquellos asuntos.
- Piensa... - murmuró.
¿Cómo podía sacar a esos simpatizantes a la luz? El cuaderno de bitácora era poco explícito y enigmático, probablemente para evitar que si caía en manos del Gobierno sus aliados fuesen desenmascarados. Ya bastante era que hubiesen puesto el nombre de la isla y no uno en clave. La manera más obvia era seguir al grupo de Johnny en cuanto se dirigiesen a buscar a sus contactos, si es que no lo habían hecho ya, pero era arriesgado. Demasiado arriesgado y demasiadas posibilidades de que fuese un intento sin resultados. No, tenía que haber otra manera. Si les suministraban cosas, era posible que se tratase de alguien con un negocio, un almacén o algo similar. Por lo de pronto, por lo que había podido descifrar del cuaderno no les daban precisamente pan y dulces. ¿Quién podía mover armas en un lugar como aquel? Tendría que pasar la información a sus superiores para que llevasen a cabo una redada con otro equipo. No podían hacerlo todo ellos solos.
Tras dar una vuelta y explorar la ciudad, haciéndose una idea de dónde estaba todo más o menos, se dirigió finalmente a los muelles. La zona estaba menos animada, pero había también bastante movimiento de gente. No veía a Natasha por ningún lado, así que se puso a pasear a ver si aparecía o si encontraba el Bailarín Azur, echando un vistazo a los barcos como sin mucho interés. Finalmente vio el pequeño velero que había visto en Vidrian. Bien. Ahora solo quedaba encontrar a Natasha y esperar a un momento en que supieran que el barco estaba vacío. De momento habían hecho la parte sencilla, ahora tocaba la parte delicada de la operación. Un error podría arruinar todos sus preparativos y planes.
- Piensa... - murmuró.
¿Cómo podía sacar a esos simpatizantes a la luz? El cuaderno de bitácora era poco explícito y enigmático, probablemente para evitar que si caía en manos del Gobierno sus aliados fuesen desenmascarados. Ya bastante era que hubiesen puesto el nombre de la isla y no uno en clave. La manera más obvia era seguir al grupo de Johnny en cuanto se dirigiesen a buscar a sus contactos, si es que no lo habían hecho ya, pero era arriesgado. Demasiado arriesgado y demasiadas posibilidades de que fuese un intento sin resultados. No, tenía que haber otra manera. Si les suministraban cosas, era posible que se tratase de alguien con un negocio, un almacén o algo similar. Por lo de pronto, por lo que había podido descifrar del cuaderno no les daban precisamente pan y dulces. ¿Quién podía mover armas en un lugar como aquel? Tendría que pasar la información a sus superiores para que llevasen a cabo una redada con otro equipo. No podían hacerlo todo ellos solos.
Tras dar una vuelta y explorar la ciudad, haciéndose una idea de dónde estaba todo más o menos, se dirigió finalmente a los muelles. La zona estaba menos animada, pero había también bastante movimiento de gente. No veía a Natasha por ningún lado, así que se puso a pasear a ver si aparecía o si encontraba el Bailarín Azur, echando un vistazo a los barcos como sin mucho interés. Finalmente vio el pequeño velero que había visto en Vidrian. Bien. Ahora solo quedaba encontrar a Natasha y esperar a un momento en que supieran que el barco estaba vacío. De momento habían hecho la parte sencilla, ahora tocaba la parte delicada de la operación. Un error podría arruinar todos sus preparativos y planes.
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Bueno, al menos había logrado hace mi parte sin mayor problema. La habitación estaba arrendada para unos dos días, por si las moscas. No fuera a ser que el operativo se alargara más de la cuenta. Ahora mismo procuré seguir mirando por la ventana del balcón mientras echaba un vistazo al puerto. No parecía gran cosa salvo por la gente yendo de aquí para allá, es más, era un día rutinario en aquel sitio parecía ser. Entonces fue cuando alcé la vista a lo lejos, a los amarraderos. Fue entonces cuando abrí los ojos como plato al ver aquel maldito velero. Era tal cual el de las fotografías. Los rebeldes estaban aquí.
Vaya, no me iba a dar tiempo a echar un pitillo mientras esperaba a Hachiro, puesto que debía informarle cuanto antes. Pero ¿Dónde estaría? Quizás podría estar en la plaza principal o en los caladeros buscando pistas, y de seguro que tarde o o temprano aparecería por el piso..pero no podía esperar tanto. Así que me dispuse a abandonar el balcón y fue entonces cuando vi a Hachiro a lo lejos cerca del buque.
"Hoy es mi día de suerte" Pensé mientras corría saliendo de la estancia y cerrando la puerta tras de mi. Salí del hotel rauda hasta llegar a la salida, donde ya fui con un paso más tranquilo y normal. No había que llamar la atención, así que caminé hasta donde había visto a Hachiro.
Seguía allí mirando el barco , quizás estaba estudiándolo o simplemente esperaba por mi - Hermano- dije con tono normal antes de susurrarle -Ya tenemos piso, calle Bouller, Hotel Sinopsis, apartamento cuatro.-dije antes de mirar a los lados y volver a dirigirme a Hachiro sin cruzar la vista con él- ¿Y ahora que?- pregunté. Pues por mi parte podríamos explorar el barco, el problema es que era por así decirlo "hora punta", y dudaba mucho que a plena luz del día fuera buena idea colarse en un barco...por muy pequeño que fuera este.
-¿Has visto algo?- pregunté nuevamente mientras miraba hacia otros barcos- He visto mucha gente por la ciudad y saliendo del hotel a varios Gyojin, pero no eran los objetivos. ¿Crees conveniente colarnos ahora en el barco?- concluí dubitativa.
Los rebeldes estaban en la ciudad, eso ya era algo...principalmente que íbamos en buena dirección. Sin embargo notaba a Hachiro más serio, más centrado...olía a café. Parece que se tomó uno y por eso está tan sereno. Si, el efecto del café en mi jefe era de lo más peculiar, casi tanto como lo que me pasaba a mi con los cigarros.
Vaya, no me iba a dar tiempo a echar un pitillo mientras esperaba a Hachiro, puesto que debía informarle cuanto antes. Pero ¿Dónde estaría? Quizás podría estar en la plaza principal o en los caladeros buscando pistas, y de seguro que tarde o o temprano aparecería por el piso..pero no podía esperar tanto. Así que me dispuse a abandonar el balcón y fue entonces cuando vi a Hachiro a lo lejos cerca del buque.
"Hoy es mi día de suerte" Pensé mientras corría saliendo de la estancia y cerrando la puerta tras de mi. Salí del hotel rauda hasta llegar a la salida, donde ya fui con un paso más tranquilo y normal. No había que llamar la atención, así que caminé hasta donde había visto a Hachiro.
Seguía allí mirando el barco , quizás estaba estudiándolo o simplemente esperaba por mi - Hermano- dije con tono normal antes de susurrarle -Ya tenemos piso, calle Bouller, Hotel Sinopsis, apartamento cuatro.-dije antes de mirar a los lados y volver a dirigirme a Hachiro sin cruzar la vista con él- ¿Y ahora que?- pregunté. Pues por mi parte podríamos explorar el barco, el problema es que era por así decirlo "hora punta", y dudaba mucho que a plena luz del día fuera buena idea colarse en un barco...por muy pequeño que fuera este.
-¿Has visto algo?- pregunté nuevamente mientras miraba hacia otros barcos- He visto mucha gente por la ciudad y saliendo del hotel a varios Gyojin, pero no eran los objetivos. ¿Crees conveniente colarnos ahora en el barco?- concluí dubitativa.
Los rebeldes estaban en la ciudad, eso ya era algo...principalmente que íbamos en buena dirección. Sin embargo notaba a Hachiro más serio, más centrado...olía a café. Parece que se tomó uno y por eso está tan sereno. Si, el efecto del café en mi jefe era de lo más peculiar, casi tanto como lo que me pasaba a mi con los cigarros.
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En el momento en que escuchó a Natasha empezando a hablar en público sobre la misión, se dio cuenta de que tenía que hacer algo. Interrumpiendo su pregunta antes de que pudiera decir algo verdaderamente dañino, cuando aún hablaba de los gyojins, dijo:
- ¡Mira, hermana! Un puesto de frutas exóticas. A lo mejor podemos probar alguna de las de este lugar.
¿Qué diablos se le pasaba por la cabeza? Si había posibilidades de que alguien que pudiera poner en peligro la operación les oyese, ¡en aquel sitio eran más altas que en ningún otro! ¡Estaban al lado del maldito barco! Trató de serenarse y se digirió hacia el puesto de frutas, susurrándole al pasar:
- Aquí no.
Se acercó al puesto y comenzó a curiosear la materia prima, olfateando las frutas. En realidad conocía muchas por haber trabajado con ellas en la cocina, o había leído sobre ellas y visto fotos al estudiar cocinas locales de Grand Line. Sin embargo, aquel sitio era un parque de atracciones olfativo, lleno de aromas que no había experimentado nunca antes. Compró unas cuantas de cada tipo, escogiendo las que creía que eran mejores en función a su olor y tacto. No es que fuese a ser una apuesta segura con frutas que no había manejado antes, pero se fiaba de sus capacidades.
- ¿Vamos a tomar esto a la habitación? Hará menos calor que aquí fuera.
Dejó que Natasha abriese la marcha y le guiase al motel. Al entrar, el recepcionista del hotel le dedicó una mirada lasciva a su compañera. Pensando que era para él, Hachiro le devolvió una mirada asesina y le mantuvo los ojos clavados encima hasta que hubieron cruzado la estancia y llegado al pasillo. Una vez en la habitación, Hachiro dejó la bolsa de frutas y la de las cosas en la habitación, y se giró a Natasha y empezó a hablarle en voz baja pero firme:
- No vuelvas a hacer algo así. ¿Tienes idea de lo peligroso que es? Si es absolutamente necesario hablar de la misión en un lugar público, susúrrame y usa frases cortas - suspiró y relajó el tono - Da igual que los objetivos no estén cerca. Tienen simpatizantes que podrían alertarles, y te recuerdo que un error, por pequeño que sea, puede arruinar toda esta operación y mi trabajo previo siguiendo la pista a este comando - se acercó a la ventana y echó un vistazo al barco - No, no vamos a entrar a plena luz del día cuando no sabemos si hay alguien dentro. Aunque se diese el milagro de que el barco estuviera vacío, otra gente nos vería entrar. A partir de ahora vamos a tomar turnos para vigilar el barco desde la ventana. Para hacerlo sin que te vean colócate en las sombras en un ángulo y lo más lejos posible de la ventana, para que no nos vean desde la calle. En el momento en que sepamos a ciencia cierta que el barco está vacío, y a ser preferible de noche, entraremos. Es posible que ellos también escojan la noche para actuar, están en territorio enemigo por mucho que tengan simpatizantes. Si hoy no hay suerte, seguiremos vigilando mañana - se calló un momento y añadió - Sé que esta es la parte pesada del trabajo, pero es necesaria. Si se enteran de que están siendo seguidos, la operación fracasará. No deben sospechar nada.
- ¡Mira, hermana! Un puesto de frutas exóticas. A lo mejor podemos probar alguna de las de este lugar.
¿Qué diablos se le pasaba por la cabeza? Si había posibilidades de que alguien que pudiera poner en peligro la operación les oyese, ¡en aquel sitio eran más altas que en ningún otro! ¡Estaban al lado del maldito barco! Trató de serenarse y se digirió hacia el puesto de frutas, susurrándole al pasar:
- Aquí no.
Se acercó al puesto y comenzó a curiosear la materia prima, olfateando las frutas. En realidad conocía muchas por haber trabajado con ellas en la cocina, o había leído sobre ellas y visto fotos al estudiar cocinas locales de Grand Line. Sin embargo, aquel sitio era un parque de atracciones olfativo, lleno de aromas que no había experimentado nunca antes. Compró unas cuantas de cada tipo, escogiendo las que creía que eran mejores en función a su olor y tacto. No es que fuese a ser una apuesta segura con frutas que no había manejado antes, pero se fiaba de sus capacidades.
- ¿Vamos a tomar esto a la habitación? Hará menos calor que aquí fuera.
Dejó que Natasha abriese la marcha y le guiase al motel. Al entrar, el recepcionista del hotel le dedicó una mirada lasciva a su compañera. Pensando que era para él, Hachiro le devolvió una mirada asesina y le mantuvo los ojos clavados encima hasta que hubieron cruzado la estancia y llegado al pasillo. Una vez en la habitación, Hachiro dejó la bolsa de frutas y la de las cosas en la habitación, y se giró a Natasha y empezó a hablarle en voz baja pero firme:
- No vuelvas a hacer algo así. ¿Tienes idea de lo peligroso que es? Si es absolutamente necesario hablar de la misión en un lugar público, susúrrame y usa frases cortas - suspiró y relajó el tono - Da igual que los objetivos no estén cerca. Tienen simpatizantes que podrían alertarles, y te recuerdo que un error, por pequeño que sea, puede arruinar toda esta operación y mi trabajo previo siguiendo la pista a este comando - se acercó a la ventana y echó un vistazo al barco - No, no vamos a entrar a plena luz del día cuando no sabemos si hay alguien dentro. Aunque se diese el milagro de que el barco estuviera vacío, otra gente nos vería entrar. A partir de ahora vamos a tomar turnos para vigilar el barco desde la ventana. Para hacerlo sin que te vean colócate en las sombras en un ángulo y lo más lejos posible de la ventana, para que no nos vean desde la calle. En el momento en que sepamos a ciencia cierta que el barco está vacío, y a ser preferible de noche, entraremos. Es posible que ellos también escojan la noche para actuar, están en territorio enemigo por mucho que tengan simpatizantes. Si hoy no hay suerte, seguiremos vigilando mañana - se calló un momento y añadió - Sé que esta es la parte pesada del trabajo, pero es necesaria. Si se enteran de que están siendo seguidos, la operación fracasará. No deben sospechar nada.
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Entendía que la paranoia era propia de nuestra organización, y quizás mi jefe no se había dado cuenta de que estaba hablándole a él sin mirarle y con susurro. Entiendo que había que tener muchas precauciones y no era tan boba como para ponerme a hablar de la misión a viva voz. Tan estúpida no era y unos conocimientos básicos tenía. A no ser que alguien tuviera un den den pegado a mi nuca y yo no me hubiera enterado, si me habrían escuchado, pero ya sabía de antemano y por le comentario disuasorio de Hachiro, que me iba a caer bronca.
Así que al poco rato volvimos al hotel ambos, no sin antes haber cogido unas frutas. El dueño del hotel clavó la mirada en mi, pero yo no le presté atención en absoluto, pues estaba a otras cosas ahora mismo. Cuando subimos a la habitación lo primero que hice fue sentarme en la cama, cruzarme de rodillas, sacar la pitillera y el mechero y esperar el rapapolvo.
Nada más escucharle lo primero que se me vino a la cabeza era responderle ¿Y que he hecho?. Aunque bueno, no iba a discutir con mi jefe, y menos teniendo más experiencia que yo en estos asuntos. Simplemente asentí con la cabeza mientras encendía el cigarro.
-Discúlpame, se me cruzaron los cables.- le dije con tono calmado en referencia a hablar de la misión, aunque sin demasiado convencimiento. Ahora el objetivo era vigilar el barco hasta tener margen de movimiento por nuestra parte. Así que me levanté con el cigarro entre los dedos y me apoyé contra la columna interior del balcón. Era un buen punto ya que yo podía ver con claridad los barcos del puerto, pero desde aquel ángulo la gente de fuera no podía verme a mi, ni siquiera el humo del pitillo.- Yo haré la primera ronda- añadí sin quitar vista del cristal.
No quería ser la persona que tuviera que rendir cuentas en Ennies Lobby por cagarla tan pronto, así que me ceñí a lo que Hachiro me ordenó y no me moví de allí por un par de horas, aunque de vez en cuando miraba el reloj para ir controlando la hora. Iba a ser una guardia muy larga, y si , iba a ser algo pesado pero necesario. Al menos hasta que pudiéramos entrar en el barco sin ser vistos. No sé por qué, pero tenía la sensación de que algo iba a pasar...solo cabe esperar si iba a ser algo bueno o malo.
Así que al poco rato volvimos al hotel ambos, no sin antes haber cogido unas frutas. El dueño del hotel clavó la mirada en mi, pero yo no le presté atención en absoluto, pues estaba a otras cosas ahora mismo. Cuando subimos a la habitación lo primero que hice fue sentarme en la cama, cruzarme de rodillas, sacar la pitillera y el mechero y esperar el rapapolvo.
Nada más escucharle lo primero que se me vino a la cabeza era responderle ¿Y que he hecho?. Aunque bueno, no iba a discutir con mi jefe, y menos teniendo más experiencia que yo en estos asuntos. Simplemente asentí con la cabeza mientras encendía el cigarro.
-Discúlpame, se me cruzaron los cables.- le dije con tono calmado en referencia a hablar de la misión, aunque sin demasiado convencimiento. Ahora el objetivo era vigilar el barco hasta tener margen de movimiento por nuestra parte. Así que me levanté con el cigarro entre los dedos y me apoyé contra la columna interior del balcón. Era un buen punto ya que yo podía ver con claridad los barcos del puerto, pero desde aquel ángulo la gente de fuera no podía verme a mi, ni siquiera el humo del pitillo.- Yo haré la primera ronda- añadí sin quitar vista del cristal.
No quería ser la persona que tuviera que rendir cuentas en Ennies Lobby por cagarla tan pronto, así que me ceñí a lo que Hachiro me ordenó y no me moví de allí por un par de horas, aunque de vez en cuando miraba el reloj para ir controlando la hora. Iba a ser una guardia muy larga, y si , iba a ser algo pesado pero necesario. Al menos hasta que pudiéramos entrar en el barco sin ser vistos. No sé por qué, pero tenía la sensación de que algo iba a pasar...solo cabe esperar si iba a ser algo bueno o malo.
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Apretó el puño y trató de contener la rabia. Empezaba a entender cómo funcionaba Natasha y se dio cuenta de que estaba simplemente dándole la razón como a los tontos. Notó su pulso acelerarse y olas de frío y calor recorrer su cuerpo. Inspiró y expiró hondo varias veces, asintió con el rostro de piedra y se dirigió a la puerta. Cogió su llave, abrió y salió dando un portazo. Necesitaba despejarse un poco, y no iba a ser fácil encerrado en una habitación con ella mientras fumaba aquella cosa. Pensar en cómo iba a apestar la habitación a tabaco lo hizo enfurecerse aún más. Más le valía ventilar antes de que volviera o esta vez si le montaría una buena bronca. Aunque igual no era la mejor idea, el portazo ya no lo había sido. Resopló y salió a dar un paseo.
Una hora más tarde, más tranquilo y tras haber aprovechado para dar una vuelta en busca de alguno de los miembros del escuadrón, volvió a la habitación. Entró sin decir nada y sustituyó a Natasha en la guardia. El día fue pasando así lentamente, con los dos sustituyéndose cada hora y media o así para vigilar el barco, sin muchas novedades. En ocasiones alguno de los revolucionarios salía a cubierta, y en cierto momento uno de los gyojins (Gin, creía) y la cabo Christine bajaron y fueron al puerto a comprar comida en uno de los mercadillos, pero volvieron enseguida. Así siguió la situación hasta la caída de la noche. Hicieron las guardias nocturnas a oscuras para evitar llamar la atención. Durante la guardia de Hachiro, algo después de medianoche y con las calles ya casi vacías, cinco figuras se bajaron del barco embozadas en capas y se adentraron en la ciudad. El agente esperó tres minutos y entonces se giró hacia Natasha.
- Es la hora, vamos.
Sin perder tiempo, agarró la bolsa, saltó por la ventana y evitó el ruido de la caída realizando en el último medio metro un geppou para frenarse en el aire y aterrizar suave y silenciosamente en mitad de la desierta calle. Tras eso se movió rápidamente hacia el barco, atento a sus alrededores por si había alguien vigilando. Por ser especialmente cauteloso y evitarse sustos, apoyó una mano en el suelo para hacer un escaneo de la zona con su técnica Radar. No parecía haber nadie observándoles desde una ventana o un callejón, aunque no podía decir nada de otros barcos.
- Parece despejado - susurró - Subamos. Tú haces guardia, yo coloco los Drones.
Una hora más tarde, más tranquilo y tras haber aprovechado para dar una vuelta en busca de alguno de los miembros del escuadrón, volvió a la habitación. Entró sin decir nada y sustituyó a Natasha en la guardia. El día fue pasando así lentamente, con los dos sustituyéndose cada hora y media o así para vigilar el barco, sin muchas novedades. En ocasiones alguno de los revolucionarios salía a cubierta, y en cierto momento uno de los gyojins (Gin, creía) y la cabo Christine bajaron y fueron al puerto a comprar comida en uno de los mercadillos, pero volvieron enseguida. Así siguió la situación hasta la caída de la noche. Hicieron las guardias nocturnas a oscuras para evitar llamar la atención. Durante la guardia de Hachiro, algo después de medianoche y con las calles ya casi vacías, cinco figuras se bajaron del barco embozadas en capas y se adentraron en la ciudad. El agente esperó tres minutos y entonces se giró hacia Natasha.
- Es la hora, vamos.
Sin perder tiempo, agarró la bolsa, saltó por la ventana y evitó el ruido de la caída realizando en el último medio metro un geppou para frenarse en el aire y aterrizar suave y silenciosamente en mitad de la desierta calle. Tras eso se movió rápidamente hacia el barco, atento a sus alrededores por si había alguien vigilando. Por ser especialmente cauteloso y evitarse sustos, apoyó una mano en el suelo para hacer un escaneo de la zona con su técnica Radar. No parecía haber nadie observándoles desde una ventana o un callejón, aunque no podía decir nada de otros barcos.
- Parece despejado - susurró - Subamos. Tú haces guardia, yo coloco los Drones.
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Se había enfadado y era bastante lógico, y aquel portazo lo había confirmado. El problema es que yo era orgullosa y no iba a bajar la cabeza a pesar de que tuviera razón Hachiro, aunque en esta situación a mi no me lo parecía. Así que seguí a lo mío y me quedé en aquella zona del balcón fumando por un buen rato mientras pensaba en mis cosas. No había ni una pizca de movimiento y el día ya se estaba tornando en atardecer. Me había fumado dos pitillos, y sabía que Hachiro, cuando se le pasara el cabrero volvería...vamos, tenía que volver en algún momento digo yo.
Como en parte no quería tener bronca con mi jefe, opté por abrir las ventanas y ventilar un poco aquella habitación, que olía a tabaco e incluso comenzaba molestartme a mi, pero estaba nerviosa, y cuando lo estoy se me da por fumar de más. Al menos pasado el tiempo logré calmarme y quitar el olor medianamente bien. Entonces la puerta de la habitación se abrió y comenzamos a turnarnos en períodos cortos de tiempo. Ya caída la noche yo me encontraba sobre la cama leyendo una revista que había encontrado en la coqueta, para hacer tiempo. Era sobre moda local y definitivamente esta gente no conocía la seda o el paño...que coñazo de gente. Entonces cuando iba a cerrar la revista Hachiro me pegó un toque. Era hora de moverse.
Salió por la ventana, y yo sin dudarlo salté tras él con cuidado para caer a su derecha, imitando el mismo movimiento que él para no hacer ruido. Pude ver que llevaba consigo la bolsa de los den den, así que en principio todo iba sobre ruedas. Tratando de pasar desapercibidos y no crear escándalo alguno nos fuimos acercando al barco poco a poco. Finalmente Hachiro me dijo que yo me encargaba de cubrirle mientras él colocaba los aparatos.
Asentí con la cabeza y trataría de seguirle hasta que él subiera al barco. Yo me quedaría en cerca de unas cajas que había en el amarradero, oculta, teniendo una visión completa del muelle donde estábamos. Si alguien venía por el camino lo vería, y me daría tiempo a avisar a Hachiro de sobra. Cabía la posibilidad de que los Gyojin estuvieran rondando la zona dentro del agua, aunque lo dudaba bastante. Del mismo modo dudaba mucho que no hubiera nadie dentro del barco vigilando.
Como en parte no quería tener bronca con mi jefe, opté por abrir las ventanas y ventilar un poco aquella habitación, que olía a tabaco e incluso comenzaba molestartme a mi, pero estaba nerviosa, y cuando lo estoy se me da por fumar de más. Al menos pasado el tiempo logré calmarme y quitar el olor medianamente bien. Entonces la puerta de la habitación se abrió y comenzamos a turnarnos en períodos cortos de tiempo. Ya caída la noche yo me encontraba sobre la cama leyendo una revista que había encontrado en la coqueta, para hacer tiempo. Era sobre moda local y definitivamente esta gente no conocía la seda o el paño...que coñazo de gente. Entonces cuando iba a cerrar la revista Hachiro me pegó un toque. Era hora de moverse.
Salió por la ventana, y yo sin dudarlo salté tras él con cuidado para caer a su derecha, imitando el mismo movimiento que él para no hacer ruido. Pude ver que llevaba consigo la bolsa de los den den, así que en principio todo iba sobre ruedas. Tratando de pasar desapercibidos y no crear escándalo alguno nos fuimos acercando al barco poco a poco. Finalmente Hachiro me dijo que yo me encargaba de cubrirle mientras él colocaba los aparatos.
Asentí con la cabeza y trataría de seguirle hasta que él subiera al barco. Yo me quedaría en cerca de unas cajas que había en el amarradero, oculta, teniendo una visión completa del muelle donde estábamos. Si alguien venía por el camino lo vería, y me daría tiempo a avisar a Hachiro de sobra. Cabía la posibilidad de que los Gyojin estuvieran rondando la zona dentro del agua, aunque lo dudaba bastante. Del mismo modo dudaba mucho que no hubiera nadie dentro del barco vigilando.
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Subir al barco fue lo sencillo. Se aproximó al embarcadero con pasos silenciosos y subió de dos saltos en el aire, usando geppou. Cayó a cuatro patas sobre la cubierta y comenzó a moverse agachado de un lado a otro. Tenía que buscar un punto para colocar el primer Drone en cubierta... ¿pero dónde? Ese iba a ser el sitio más difícil de escoger. Necesitaba un sitio donde nadie fuese a encontrar accidentalmente el caracol y donde estuviese resguardado, para evitar que una ola fortuita se lo llevase. Tras dar varias vueltas sin encontrar nada que le convenciese, se fijó en un bote salvavidas. No parecía que hubiese sido usado en un tiempo, y la verdad, estaba tan viejo que le sorprendía que no lo hubiesen tirado aún. Se acercó a él y apartó la lona que lo cubría. Escondió al caracol en un cajón dentro y le dejó varias bolas de algas pegadas con celo para que tuviese comida. El ciclo de vida de los Drone Den Den Mushi era corto y se alimentaban poco; en unas tres semanas estaría muerto, así que con aquello era suficiente.
Tras eso, entró en la cabina del navegante. Allí fue menos problemático. Tras revisar el sitio con cuidado de no dejar nada fuera de su sitio, encontró un tablón suelto. Intentó levantarlo, haciendo la madera crujir. Por un momento se alarmó, pero luego recordó que cinco personas habían bajado del barco. "Son cinco y no creo que hayan reclutado a nadie nuevo. En principio estoy solo." Tiró un poco más y comprobó que el tablón estaba solo un poco flojo y no podía sacarse sin romperlo o quitar los clavos. Pero podía levantarlo lo justo para meter al caracol dentro y colarle unas cuantas bolas de algas. Una vez terminó, se aseguró de comprobar que había espacio suficiente dentro para que el Drone no fuese aplastado por la tabla al recolocarla. La devolvió a su posición original y salió, en dirección a la cubierta inferior.
Dado que había podido ver el interior del barco en las fotos de Nia, sabía qué iba a encontrarse y ya había escogido dos escondites, uno en la zona de literas y otro en la bodega. El proceso de esconder al tercer caracol transcurrió sin problemas, pero cuando estaba en la bodega terminando de ocultar el cuarto, escuchó un ruido que llamó su atención y le hizo ponerse totalmente alerta: pasos.
- Podrías haber abierto una de tus puertas antes - dijo una voz profunda y masculina.
- Y de paso le traigo un refresco, señor. Sí, señor, lo que usted diga, señor - replicó en tono burlón una voz femenina.
Con mucho cuidado, Hachiro asomó la cabeza desde su escondite tras un barril y vio a dos personas: un gyojin y una mujer. Eran Kin y Christine, del comando de Johnny. Tras ellos había una especie de puerta abierta en el aire, y ambos estaban cargando con cajas con aspecto de pesar bastante. "Doa Doa no mi... mierda. Me habían avisado de esto, ¿cómo no lo pensé antes?" Debían estar trayendo mercancía de contrabando desde el almacén de su aliado. Bien, eso no era tan malo. Solo tenía que esperar a que volviesen a cruzar la puerta para ir a por más cargamento y entonces se escabulliría fuera del barco. Esperaba que nada se torciese. Al menos al haber llegado hasta allí con esa habilidad no debían haberse cruzado con Natasha.
Tras eso, entró en la cabina del navegante. Allí fue menos problemático. Tras revisar el sitio con cuidado de no dejar nada fuera de su sitio, encontró un tablón suelto. Intentó levantarlo, haciendo la madera crujir. Por un momento se alarmó, pero luego recordó que cinco personas habían bajado del barco. "Son cinco y no creo que hayan reclutado a nadie nuevo. En principio estoy solo." Tiró un poco más y comprobó que el tablón estaba solo un poco flojo y no podía sacarse sin romperlo o quitar los clavos. Pero podía levantarlo lo justo para meter al caracol dentro y colarle unas cuantas bolas de algas. Una vez terminó, se aseguró de comprobar que había espacio suficiente dentro para que el Drone no fuese aplastado por la tabla al recolocarla. La devolvió a su posición original y salió, en dirección a la cubierta inferior.
Dado que había podido ver el interior del barco en las fotos de Nia, sabía qué iba a encontrarse y ya había escogido dos escondites, uno en la zona de literas y otro en la bodega. El proceso de esconder al tercer caracol transcurrió sin problemas, pero cuando estaba en la bodega terminando de ocultar el cuarto, escuchó un ruido que llamó su atención y le hizo ponerse totalmente alerta: pasos.
- Podrías haber abierto una de tus puertas antes - dijo una voz profunda y masculina.
- Y de paso le traigo un refresco, señor. Sí, señor, lo que usted diga, señor - replicó en tono burlón una voz femenina.
Con mucho cuidado, Hachiro asomó la cabeza desde su escondite tras un barril y vio a dos personas: un gyojin y una mujer. Eran Kin y Christine, del comando de Johnny. Tras ellos había una especie de puerta abierta en el aire, y ambos estaban cargando con cajas con aspecto de pesar bastante. "Doa Doa no mi... mierda. Me habían avisado de esto, ¿cómo no lo pensé antes?" Debían estar trayendo mercancía de contrabando desde el almacén de su aliado. Bien, eso no era tan malo. Solo tenía que esperar a que volviesen a cruzar la puerta para ir a por más cargamento y entonces se escabulliría fuera del barco. Esperaba que nada se torciese. Al menos al haber llegado hasta allí con esa habilidad no debían haberse cruzado con Natasha.
Natasha Baranova
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La noche transcurría con tranquilidad, y con Hachiro una vez a bordo mis preocupaciones se disiparon en parte. Esperaba que la cosa siguiera así de tranquila. Mi jefe no tardaría mucho en poner los den den en el barco para luego salir por patas, y entonces misión cumplida. La verdad es que todo esto me estaba encantando y mi niña interior lo estaba disfrutando como nunca. Era mi primera misión propiamente dicho, y de momento no la había cagado, lo cual ya era un éxito para mi.
Me quedé apoyada contra las cajas mientras mantenía la vista en el corredor del muelle, expectativa por si alguien decía hacernos una visita. Por unos segundos pude ver a alguien en la lejanía, un hombre con un pequeño farol, o eso me parecía ya que estaba al fondo del corredor. Yo le estaba viendo a él, pero estaba segura de que él no me había visto a mi. Dudaba mucho que fuera uno de los piratas, pues al cabo de uno segundos pasó de largo y continuó caminando hacia el siguiente corredor. Vale, debía ser uno de os guardias del puerto haciendo su habitual ronda, nada de lo que preocuparse. Así que nada, volví a agacharme nuevamente contra las cajas, entonces en mitad de aquella noche escuché un murmullo procedente del otro lado del casco del barco revolucionario. Vale que fuera un barco, pero en mitad de aquel silencio, era raro no escuchar algo estando prácticamente al lado de sus cuadernas.
"Mierda, lo sabía" Pensé en alusión a que efectivamente había alguien haciendo guardia, o eso esperaba, ya que por el corredor no había visto ni una alma subir al navío. ¿Serían los Gyojins? Tampoco, no escuché chapoteo alguno hacia el barco. N o sabía que hacer, y esperaba que Hachiro estuviera bien. Igualmente traté de seguir su máxima " no pueden vernos ni saber que hemos estado aquí". Así que aplicando esto me quedé tras las cajas. Si estaba en problemas seguro daría con uan forma de avisarme.
Me quedé apoyada contra las cajas mientras mantenía la vista en el corredor del muelle, expectativa por si alguien decía hacernos una visita. Por unos segundos pude ver a alguien en la lejanía, un hombre con un pequeño farol, o eso me parecía ya que estaba al fondo del corredor. Yo le estaba viendo a él, pero estaba segura de que él no me había visto a mi. Dudaba mucho que fuera uno de los piratas, pues al cabo de uno segundos pasó de largo y continuó caminando hacia el siguiente corredor. Vale, debía ser uno de os guardias del puerto haciendo su habitual ronda, nada de lo que preocuparse. Así que nada, volví a agacharme nuevamente contra las cajas, entonces en mitad de aquella noche escuché un murmullo procedente del otro lado del casco del barco revolucionario. Vale que fuera un barco, pero en mitad de aquel silencio, era raro no escuchar algo estando prácticamente al lado de sus cuadernas.
"Mierda, lo sabía" Pensé en alusión a que efectivamente había alguien haciendo guardia, o eso esperaba, ya que por el corredor no había visto ni una alma subir al navío. ¿Serían los Gyojins? Tampoco, no escuché chapoteo alguno hacia el barco. N o sabía que hacer, y esperaba que Hachiro estuviera bien. Igualmente traté de seguir su máxima " no pueden vernos ni saber que hemos estado aquí". Así que aplicando esto me quedé tras las cajas. Si estaba en problemas seguro daría con uan forma de avisarme.
Ichimura Hachiro
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Una gota de sudor descendió por el rostro de Hachiro. Trató de mantener la calma y esperar pacientemente, pero se sentía totalmente desarmado. Metió la mano dentro de la bolsa con cuidado y sacó el brazalete negro. Al instante siguiente, el brazalete comenzó a deformarse en su mano y se convirtió en un cuchillo de combate. Aunque fuese diestro en el combate desarmado, se sentía más seguro notando el familiar peso de Kameleon en la mano. Tras unos tensos segundos, Christine y Kin volvieron a cruzar la puerta del aire. En el momento en que la cerraron, esta desapareció como si nunca hubiese existido. "Aún no. Espera un momento." Se dijo. Había leído informes sobre cómo funcionaba el poder de la Doa Doa. Ahora no podía verlos, pero ellos sí podrían verle desde el otro lado. Comenzó a contar segundos en silencio e hizo el recorrido mental desde la bodega hasta la calle más cercana. Pasado aproximadamente minuto y medio, salió de su escondite y se dirigió a hurtadillas al exterior del barco. Bajó al embarcadero amortiguando su caída con geppou y se dirigió al escondite de Natasha.
- Nos vamos ya mismo - susurró - Creo que no me han visto.
Miró a su alrededor para comprobar que no había nadie mirando y volvió a usar Radar. No sentía nadie más, pero vaya, eso no significaba que no hubiese nadie al "otro lado". De perdidos al río. No podían pasar allí toda la noche. Salió del escondite moviéndose entre las sombras, y una vez estuvo en el paseo del muelle comenzó a caminar con naturalidad. Entró dentro del hotel, donde un recepcionista se había quedado dormido. No era el mismo que se habían encontrado a la tarde, debían haber hecho cambio de turno. Se encogió de hombros y se dirigió a la habitación. Una vez dentro, se llevó las manos a la cabeza y soltó una mezcla de gruñido y suspiro.
- ¡Joder! Pensé que iban a pillarme - dijo a Natasha, en voz baja - En el barco no había nadie, al menos al principio. Llegaron de la nada usando la akuma no mi de Christine. Estaban cargando alguna clase de mercancía en el barco y supongo que no querían llevarla por las calles.
Cayó en que podría haber revisado el contenido de las cajas cuando se fueron, pero los nervios le habían podido. Daba igual. Mientras no le hubiesen visto, su objetivo estaba cumplido. Suspiró y se dejó caer en su cama, cansado.
- El siguiente paso es esperar. Mañana a primera hora desayunamos y nos vamos al submarino. Desde allí podremos comprobar que los Drones están en su sitio y escuchar sus conversaciones. Si todo está en orden y no han notado nuestra intrusión, nuestra misión habrá sido un éxito.
Había ido por los pelos. Al final la operación había estado a nada de irse al garete. La habilidad de Christine era terrorífica. El día que decidiera eliminar definitivamente el comando, ella debía ser la prioridad.
- Nos vamos ya mismo - susurró - Creo que no me han visto.
Miró a su alrededor para comprobar que no había nadie mirando y volvió a usar Radar. No sentía nadie más, pero vaya, eso no significaba que no hubiese nadie al "otro lado". De perdidos al río. No podían pasar allí toda la noche. Salió del escondite moviéndose entre las sombras, y una vez estuvo en el paseo del muelle comenzó a caminar con naturalidad. Entró dentro del hotel, donde un recepcionista se había quedado dormido. No era el mismo que se habían encontrado a la tarde, debían haber hecho cambio de turno. Se encogió de hombros y se dirigió a la habitación. Una vez dentro, se llevó las manos a la cabeza y soltó una mezcla de gruñido y suspiro.
- ¡Joder! Pensé que iban a pillarme - dijo a Natasha, en voz baja - En el barco no había nadie, al menos al principio. Llegaron de la nada usando la akuma no mi de Christine. Estaban cargando alguna clase de mercancía en el barco y supongo que no querían llevarla por las calles.
Cayó en que podría haber revisado el contenido de las cajas cuando se fueron, pero los nervios le habían podido. Daba igual. Mientras no le hubiesen visto, su objetivo estaba cumplido. Suspiró y se dejó caer en su cama, cansado.
- El siguiente paso es esperar. Mañana a primera hora desayunamos y nos vamos al submarino. Desde allí podremos comprobar que los Drones están en su sitio y escuchar sus conversaciones. Si todo está en orden y no han notado nuestra intrusión, nuestra misión habrá sido un éxito.
Había ido por los pelos. Al final la operación había estado a nada de irse al garete. La habilidad de Christine era terrorífica. El día que decidiera eliminar definitivamente el comando, ella debía ser la prioridad.
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Empezaba a comerme la cabeza de muy mala manera a la espera de Hachiro. Sinceramente esperaba que estuviera bien, o al menos entero, que ya era decir. Estuve a punto de abandonar mi cobertura, hasta que cuando fui a hacer el amago Hachiro apareció de repente. Parecía que la cosa había salido bien , pero se le notaba nervioso ¿Quién puede culparle por ello? Nos estábamos jugando mucho tanto a ojos el uno del otro como a ojos del Gobierno Mundial. Sin decir ni una sola palabra, solo asintiendo con la cabeza me dispuse a seguirle sin demora todo lo rápido que podía, era hora de abandonar la escena.
Así que nos dirigirnos al motel una vez pasado el paseo marítimo. Allí dentro al menos pudimos respirar con tranquilidad. Aprovechando que nos detuvimos un poco traté de coger aire mientras sostenía mis manos en mis muslos. Tras eso subí a la habitación con él, y sin dudarlo, me senté en la cama para escucharle.
-Al final van a ser más listos de lo que pensábamos- dije con un tono neutral mientras me llevaba la mano al mentón- Ahora tranquilízate, hemos logrado el objetivo ahora solo tenemos que esperar. Solo espero que no descubran los den den por algún motivo que desconozcamos.
Estaba cansado, y no me extrañaba, pues toda la tensión de la misión la llevó él encima de sus espaldas. Me tranquilizó saber que estaba bien, más allá de un poco nervioso. Así que mientras escuchaba las órdenes de mañana me levanté de la cama y fui hacia la ventana, tratando de mantener una distancia seguirá del cristal por motivos obvios. Entonces busqué en el bolsillo mi pitillera, saqué un cigarro y lo encendí. Lo necesitaba, y creo que me lo había ganado.
-No sé porqué tengo la sensación de que esa mujer nos va a dar muchos problemas...-dije antes de mirar con preocupación a Hachiro. Esto no había hecho más que comenzar.
Así que nos dirigirnos al motel una vez pasado el paseo marítimo. Allí dentro al menos pudimos respirar con tranquilidad. Aprovechando que nos detuvimos un poco traté de coger aire mientras sostenía mis manos en mis muslos. Tras eso subí a la habitación con él, y sin dudarlo, me senté en la cama para escucharle.
-Al final van a ser más listos de lo que pensábamos- dije con un tono neutral mientras me llevaba la mano al mentón- Ahora tranquilízate, hemos logrado el objetivo ahora solo tenemos que esperar. Solo espero que no descubran los den den por algún motivo que desconozcamos.
Estaba cansado, y no me extrañaba, pues toda la tensión de la misión la llevó él encima de sus espaldas. Me tranquilizó saber que estaba bien, más allá de un poco nervioso. Así que mientras escuchaba las órdenes de mañana me levanté de la cama y fui hacia la ventana, tratando de mantener una distancia seguirá del cristal por motivos obvios. Entonces busqué en el bolsillo mi pitillera, saqué un cigarro y lo encendí. Lo necesitaba, y creo que me lo había ganado.
-No sé porqué tengo la sensación de que esa mujer nos va a dar muchos problemas...-dije antes de mirar con preocupación a Hachiro. Esto no había hecho más que comenzar.
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Resopló al verla sacar el cigarro, pero como se fue a la ventana no dijo nada. La habitación apestaba aunque estuviese ventilada. A otra persona podría haberle llegado a pasar desapercibido el pestazo a tabaco, pero su olfato era demasiado sensible.
- Una bala de francotirador en la cabeza y todo arreglado - respondió - No digo que vaya a ser fácil, pero es la forma más segura de lidiar con una mujer tan peligrosa. Preparas un pequeño grupo de neutralización, los pones en posición para asaltar a la banda y antes de que ataquen, haces que un tirador elimine a la cabo. Al mismo tiempo, su muerte sirve de señal para el equipo para que comiencen el asalto y eliminen al resto del comando.
Tras eso se fue un momento al baño. Se desnudó y se dio una ducha con agua templada. Mientras se relajaba bajo el grifo, trató de sacarse de la cabeza el miedo de que les hubiesen visto. Nada le aseguraba lo contrario, y la posibilidad era real. Tal vez toda la operación había fracasado ya. Una vez se hubo tranquilizado un poco y estuvo limpio, cerró el grifo, se secó y se puso solo el calzoncillo. "Debería haberme acordado de traer el pijama."
Fue una noche intranquila. El insomnio y el pestazo a tabaco apenas le dejaron pegar ojo, así que pasó el tiempo reestructurando los planes y contramedidas que tenía pensados para las siguientes partes de la operación. Si decidían entrar en las bases revolucionarias con la Doa Doa no mi, iba a ser difícil seguirles la pista. También había cosas que le escamaban y no comprendía, como el hecho de que hubiesen esperado a la noche si podrían haber movido todo usando la Doa Doa durante el día. Salvo que...
- Su aliado tiene un negocio que abre hasta el anochecer. No se arriesgarían a mover mercancías con la posibilidad de que algún cliente les viese por error - murmuró entre dientes - Bingo.
Otro dato más que aportar a sus superiores en su informe. Y uno crucial, que probablemente ayudaría a desmantelar la red de apoyo a la Revolución de esa isla mucho más fácilmente. Sonrió, orgulloso de sí mismo y sintiéndose realizado. Habría estado bien poder enviar a Natasha a seguirles, o hacerlo el mismo, cuando salieron del barco. Pero a falta de haber podido ver dónde entraban, al menos tenía esa pista. Se le ocurrían otras posibilidades, como que su aliado tuviera las cosas en un almacén y no pudiese o no quisiese ir hasta la noche, ni tampoco quisiera que entrasen sin él. Simplemente mencionaría en su informe que era solo una conjetura en base a las pruebas. En todo caso, las piezas del puzzle empezaban a encajar.
- Una bala de francotirador en la cabeza y todo arreglado - respondió - No digo que vaya a ser fácil, pero es la forma más segura de lidiar con una mujer tan peligrosa. Preparas un pequeño grupo de neutralización, los pones en posición para asaltar a la banda y antes de que ataquen, haces que un tirador elimine a la cabo. Al mismo tiempo, su muerte sirve de señal para el equipo para que comiencen el asalto y eliminen al resto del comando.
Tras eso se fue un momento al baño. Se desnudó y se dio una ducha con agua templada. Mientras se relajaba bajo el grifo, trató de sacarse de la cabeza el miedo de que les hubiesen visto. Nada le aseguraba lo contrario, y la posibilidad era real. Tal vez toda la operación había fracasado ya. Una vez se hubo tranquilizado un poco y estuvo limpio, cerró el grifo, se secó y se puso solo el calzoncillo. "Debería haberme acordado de traer el pijama."
Fue una noche intranquila. El insomnio y el pestazo a tabaco apenas le dejaron pegar ojo, así que pasó el tiempo reestructurando los planes y contramedidas que tenía pensados para las siguientes partes de la operación. Si decidían entrar en las bases revolucionarias con la Doa Doa no mi, iba a ser difícil seguirles la pista. También había cosas que le escamaban y no comprendía, como el hecho de que hubiesen esperado a la noche si podrían haber movido todo usando la Doa Doa durante el día. Salvo que...
- Su aliado tiene un negocio que abre hasta el anochecer. No se arriesgarían a mover mercancías con la posibilidad de que algún cliente les viese por error - murmuró entre dientes - Bingo.
Otro dato más que aportar a sus superiores en su informe. Y uno crucial, que probablemente ayudaría a desmantelar la red de apoyo a la Revolución de esa isla mucho más fácilmente. Sonrió, orgulloso de sí mismo y sintiéndose realizado. Habría estado bien poder enviar a Natasha a seguirles, o hacerlo el mismo, cuando salieron del barco. Pero a falta de haber podido ver dónde entraban, al menos tenía esa pista. Se le ocurrían otras posibilidades, como que su aliado tuviera las cosas en un almacén y no pudiese o no quisiese ir hasta la noche, ni tampoco quisiera que entrasen sin él. Simplemente mencionaría en su informe que era solo una conjetura en base a las pruebas. En todo caso, las piezas del puzzle empezaban a encajar.
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