Chihiro
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Hay quien dice que cuando una tragedia sucede esta se te queda completamente grabada en la memoria, repitiéndose en la misma una y otra vez a la menor muestra de estímulo posible. Puede que sea así en muchos casos, la verdad es que la mente y los recuerdos son un misterio... Pero para Chihiro no es así. Cuando la joven mink hace memoria hacia la noche donde su tripulación fue atacada, esa velada en la cual los marines se lanzaron por sorpresa sobre los Oowatatsumi, la verdad es que las visiones son cuanto menos confusas. Gritos, disparos, humo en el aire... el metálico olor de la sangre, el desconcertante sonido de las espadas entrechocando... Pero también recuerda haber captado un olor, uno un tanto peculiar: el de unas flores. Unas flores muy concretas. La verdad, la liebre no recuerda exactamente dónde transcurrió el ataque. Estaba dormida en ese momento, fue todo muy rápido, y cuando quiso darse cuenta se hallaba en un barril en medio del agua. Sin embargo, de alguna forma ese olor se le quedó grabado en la nariz, un aroma del cual investigando acabaría averiguando su procedencia. De hecho, este mismo es el que la ha traído hoy a este destino tan peculiar: English Garden.
La verdad, en cierto modo es difícil pensar que ha sido en las costas de esta isla tan pacífica, tranquila y apacible donde se desarrolló el salvaje encuentro, ese combate a vida o muerte tan brutal. Da que pensar sobre la vida, sobre el mundo en general... Pero no es a pensar a lo que ha venido Chihiro. Ha venido a recuperar algo que le pertenece, algo que perdió en el naufragio y que es suyo por derecho. Pero primero, debe comprobar que esta isla es la correcta. Tras bastante contraste de olores continuo, la mink pudo corroborar que el aroma que captó ese día venía de unas flores autóctonas de esta isla, unas plantas que se criaban y exportaban en un pueblo llamado Bloomed Town. Los autóctonos han sido bastante amable con ella, y le han indicado a la pirata el camino a seguir. Al parecer, el pueblo se encuentra en lo alto de una ladera cubierta de flores, un destino imperdible... Pero como todo lo imperdible, sigue siendo posible perderse. Y este es el caso de Chihiro. Aunque para ser justo, no se ha perdido exactamente... Más bien se ha distraído. Es decir, es algo que puede pasarle a cualquiera... ¿Y cómo podría no haber desviado la atención ante la visión de ese adorable cachorrito?
Efectivamente, con su buen oído la joven liebre había captado los sollozos de un animal. Obviamente y con curiosidad, la mink se encaramó y se dispuso a dirigirse en sigilo hacia la fuente de ese sonido. No es mala avanzando en silencio, siempre ha pisado con suavidad, tanto para camuflarse con el medio como para no hacer ruido y despertar la ira de un noble... Aunque su silencio no es acompañado por la criaturilla, que solloza desconsolada. Ahora Chihiro puede verlo con claridad: un pequeño cachorro de lobo, aparentemente abandonado en ese pequeño claro rodeado de árboles. Algo extraño, la verdad... No el lobezno, el lobo es una criatura bastante común, aunque no deje de ser fascinante. Lo curioso es encontrarlo de esa forma, abandonado. Quizás no fuese lo más prudente acercarse a él, pero la mente de la bióloga no puede evitar interesarse por el mismo. Es un depredador sí, pero uno sin su madre... Y muy jovencito como para hacerle nada. Es eso lo que saca una mirada tierna en Chihiro, que tras sólo unos leves instantes de duda se acerca al animal.
-Vaya vaya pequeñín, parece que estás solito... Ya pasó, ¿sí? Creo que podemos llevarnos bien tu y yo, chi... Chihiro puede curarte esa pata herida si le dejas hacerlo. Es fácil para ella, ¿sabes? A ver...-comienza a decir la mink mientras se aproxima con cuidado, fijándose entonces en los rasguños y cortes que tiene el cachorrito en la pata. Tiene pinta de que algo le halla mordido por desgracia, aunque podría sanarle eso. Sin embargo, el que el cachorro interrumpa su llanto para lanzar una dentellada hacia su pata indica que no debe estar muy colaborador. Chihiro abre los ojos con sorpresa, apartando veloz la extremidad antes de que se la enganche, pero más abre los ojos cuando el lobezno comienza a aullar a grito pelado. Las orejas de la liebre se tensan, escuchando los movimientos en la cercanía y por instinto sabiendo lo que viene... Y efectivamente, no tarda en verse rodeada de lobos. Sus instintos frente al pánico se activan, corriendo la mink hacia el árbol más cercano y clavando sus dedos en él para trepar, viendo cómo cuatro ágiles lobos adultos comienzan a rodear el mismo, mientras otro va a atender al pequeño.
-Oh no, oh no... Esto es todo un malentendido, Chihiro quería ayudarle... Oye, ¿no podemos ser todos amigos? Chi, ¿quién me mandará a mí meterme en estos líos?-protesta la pirata mientras se aferra con fuerza al tronco del árbol, viendo a su vez cómo los lobos la gruñen y dan vueltas alrededor del roble. Sí, no parecen valorar mucho su oferta de parlamento... Y mientras el corazón de Chihiro se va calmando del susto, también se da cuenta de que va a estar aquí un buen rato. ¿Quizás deba bocetar los lobos? Ya tiene lobos dibujados, pero ey... No parece que vaya a ir a ninguna parte en un rato tampoco, y no es mala idea mientras valora sus opciones...
La verdad, en cierto modo es difícil pensar que ha sido en las costas de esta isla tan pacífica, tranquila y apacible donde se desarrolló el salvaje encuentro, ese combate a vida o muerte tan brutal. Da que pensar sobre la vida, sobre el mundo en general... Pero no es a pensar a lo que ha venido Chihiro. Ha venido a recuperar algo que le pertenece, algo que perdió en el naufragio y que es suyo por derecho. Pero primero, debe comprobar que esta isla es la correcta. Tras bastante contraste de olores continuo, la mink pudo corroborar que el aroma que captó ese día venía de unas flores autóctonas de esta isla, unas plantas que se criaban y exportaban en un pueblo llamado Bloomed Town. Los autóctonos han sido bastante amable con ella, y le han indicado a la pirata el camino a seguir. Al parecer, el pueblo se encuentra en lo alto de una ladera cubierta de flores, un destino imperdible... Pero como todo lo imperdible, sigue siendo posible perderse. Y este es el caso de Chihiro. Aunque para ser justo, no se ha perdido exactamente... Más bien se ha distraído. Es decir, es algo que puede pasarle a cualquiera... ¿Y cómo podría no haber desviado la atención ante la visión de ese adorable cachorrito?
Efectivamente, con su buen oído la joven liebre había captado los sollozos de un animal. Obviamente y con curiosidad, la mink se encaramó y se dispuso a dirigirse en sigilo hacia la fuente de ese sonido. No es mala avanzando en silencio, siempre ha pisado con suavidad, tanto para camuflarse con el medio como para no hacer ruido y despertar la ira de un noble... Aunque su silencio no es acompañado por la criaturilla, que solloza desconsolada. Ahora Chihiro puede verlo con claridad: un pequeño cachorro de lobo, aparentemente abandonado en ese pequeño claro rodeado de árboles. Algo extraño, la verdad... No el lobezno, el lobo es una criatura bastante común, aunque no deje de ser fascinante. Lo curioso es encontrarlo de esa forma, abandonado. Quizás no fuese lo más prudente acercarse a él, pero la mente de la bióloga no puede evitar interesarse por el mismo. Es un depredador sí, pero uno sin su madre... Y muy jovencito como para hacerle nada. Es eso lo que saca una mirada tierna en Chihiro, que tras sólo unos leves instantes de duda se acerca al animal.
-Vaya vaya pequeñín, parece que estás solito... Ya pasó, ¿sí? Creo que podemos llevarnos bien tu y yo, chi... Chihiro puede curarte esa pata herida si le dejas hacerlo. Es fácil para ella, ¿sabes? A ver...-comienza a decir la mink mientras se aproxima con cuidado, fijándose entonces en los rasguños y cortes que tiene el cachorrito en la pata. Tiene pinta de que algo le halla mordido por desgracia, aunque podría sanarle eso. Sin embargo, el que el cachorro interrumpa su llanto para lanzar una dentellada hacia su pata indica que no debe estar muy colaborador. Chihiro abre los ojos con sorpresa, apartando veloz la extremidad antes de que se la enganche, pero más abre los ojos cuando el lobezno comienza a aullar a grito pelado. Las orejas de la liebre se tensan, escuchando los movimientos en la cercanía y por instinto sabiendo lo que viene... Y efectivamente, no tarda en verse rodeada de lobos. Sus instintos frente al pánico se activan, corriendo la mink hacia el árbol más cercano y clavando sus dedos en él para trepar, viendo cómo cuatro ágiles lobos adultos comienzan a rodear el mismo, mientras otro va a atender al pequeño.
-Oh no, oh no... Esto es todo un malentendido, Chihiro quería ayudarle... Oye, ¿no podemos ser todos amigos? Chi, ¿quién me mandará a mí meterme en estos líos?-protesta la pirata mientras se aferra con fuerza al tronco del árbol, viendo a su vez cómo los lobos la gruñen y dan vueltas alrededor del roble. Sí, no parecen valorar mucho su oferta de parlamento... Y mientras el corazón de Chihiro se va calmando del susto, también se da cuenta de que va a estar aquí un buen rato. ¿Quizás deba bocetar los lobos? Ya tiene lobos dibujados, pero ey... No parece que vaya a ir a ninguna parte en un rato tampoco, y no es mala idea mientras valora sus opciones...
Illje Landvik
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English Garden era uno de sus placeres culpables. No tenía ningún motivo para detenerse en esa isla, pero siempre que pasaba por el North Blue se aseguraba de pasar al menos un día en ella. Quizá la explicación más obvia era también la más correcta, en este caso. Le gustaba, sin más. La atmósfera tranquila y la arquitectura elegante le hacían sentirse a gusto y relajada. Mientras paseaba por las calles del lugar, no pudo evitar pensar en Alice. ¿Habría ella pasado por aquí? No estaba segura, pero algo le decía que sí. La delicada chica encajaría en ese decorado como si siempre hubiera formado parte de él.
Cada vez que iba, aprovechaba para descubrir otro pedazo de la isla. Igual que quien guarda un pastelito en la nevera para irle robando bocaditos, Illje no quería devorar English Garden de una sola vez. Por eso, cada vez visitaba un poco y así se aseguraba de tener todavía cosas que descubrir la próxima vez que fuera. Hoy, le tocaba a un pueblo pequeño, llamado Bloomed Town. Los lugareños, siempre amables, le habían hablado de él y de su negocio de flores. Curiosa, se había puesto en marcha con tranquilidad y a la vez algo de emoción. Edipo le acompañaba, simplemente porque la conejita había querido compañía. Trotaba a su lado mientras Illje se deslizaba silenciosamente sobre sus patines, recorriendo el caminito que le habían indicado mientras se embebía del paisaje.
De repente, un ruido inconfundible le sobresaltó. El aullido de lobo sonaba relativamente cerca y por un segundo se giró a mirar a su mascota, antes de razonar que no había manera de que su robot hubiera hecho ese sonido. Por muy realista que pudiera ser, seguía estando hecho de metal. Se giró, mirando a su alrededor hasta que oyó otro aullido y pudo localizar la dirección. Se salió del camino para ir a buscar al responsable y no tardó en llegar… y encontrarse con una escena bastante curiosa.
Cuatro o cinco lobos se arrejuntan alrededor de un árbol, aullando y moviendo las colas. Un rápido vistazo le revela por qué y hace que se le pongan tiesas las orejas. ¡Hay una mink atrapada! Y no una cualquiera, sino una mink conejo… como su abuela. Tenía que salvarla. Pero no quería dañar a los animales y no tardaron en verla y empezar a gruñirle también a ella.
Mosqueada, bufó mientras pensaba algo que hacer. Sin embargo, no tuvo que pensar demasiado. Edipo se puso frente a ella y en cuestión de segundos, él y el que parecía el líder de la manada se estaban gruñendo el uno al otro. Le había visto como un rival y lógicamente, su querida mascota iba a protegerla.
Sucedió en cuestión de segundos. Ambos lobos se lanzaron al ataque, pero claramente Edipo tenía la ventaja del metal de su parte. Las garras y los dientes de su adversario resbalaron por su piel y él pudo agarrarle la garganta con la boca. Illje le posó una mano en el lomo, advirtiéndole para que no continuara y pronto le dejó libre… si bien marcado. La manada se retiró e Illje pudo tenderle una mano a la conejita atrapada.
-¡Buenas! Menudo lío, ¿Estás bien? ¡Me llamo Illje!
Le dedicó una amable sonrisa. Estaba encantada de conocer a alguien parecido a ella.
Cada vez que iba, aprovechaba para descubrir otro pedazo de la isla. Igual que quien guarda un pastelito en la nevera para irle robando bocaditos, Illje no quería devorar English Garden de una sola vez. Por eso, cada vez visitaba un poco y así se aseguraba de tener todavía cosas que descubrir la próxima vez que fuera. Hoy, le tocaba a un pueblo pequeño, llamado Bloomed Town. Los lugareños, siempre amables, le habían hablado de él y de su negocio de flores. Curiosa, se había puesto en marcha con tranquilidad y a la vez algo de emoción. Edipo le acompañaba, simplemente porque la conejita había querido compañía. Trotaba a su lado mientras Illje se deslizaba silenciosamente sobre sus patines, recorriendo el caminito que le habían indicado mientras se embebía del paisaje.
De repente, un ruido inconfundible le sobresaltó. El aullido de lobo sonaba relativamente cerca y por un segundo se giró a mirar a su mascota, antes de razonar que no había manera de que su robot hubiera hecho ese sonido. Por muy realista que pudiera ser, seguía estando hecho de metal. Se giró, mirando a su alrededor hasta que oyó otro aullido y pudo localizar la dirección. Se salió del camino para ir a buscar al responsable y no tardó en llegar… y encontrarse con una escena bastante curiosa.
Cuatro o cinco lobos se arrejuntan alrededor de un árbol, aullando y moviendo las colas. Un rápido vistazo le revela por qué y hace que se le pongan tiesas las orejas. ¡Hay una mink atrapada! Y no una cualquiera, sino una mink conejo… como su abuela. Tenía que salvarla. Pero no quería dañar a los animales y no tardaron en verla y empezar a gruñirle también a ella.
Mosqueada, bufó mientras pensaba algo que hacer. Sin embargo, no tuvo que pensar demasiado. Edipo se puso frente a ella y en cuestión de segundos, él y el que parecía el líder de la manada se estaban gruñendo el uno al otro. Le había visto como un rival y lógicamente, su querida mascota iba a protegerla.
Sucedió en cuestión de segundos. Ambos lobos se lanzaron al ataque, pero claramente Edipo tenía la ventaja del metal de su parte. Las garras y los dientes de su adversario resbalaron por su piel y él pudo agarrarle la garganta con la boca. Illje le posó una mano en el lomo, advirtiéndole para que no continuara y pronto le dejó libre… si bien marcado. La manada se retiró e Illje pudo tenderle una mano a la conejita atrapada.
-¡Buenas! Menudo lío, ¿Estás bien? ¡Me llamo Illje!
Le dedicó una amable sonrisa. Estaba encantada de conocer a alguien parecido a ella.
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A decir verdad no es la primera vez que a Chihiro la persigue de esta forma una manada de lobos, y a decir verdad es casi seguro que tampoco será la última. Estas criaturas tienen una fijación natural por dos cosas: perseguir a los intrusos y perseguid a las liebres. Y la mink suele ser las dos cosas. La verdad, en cierto modo puede entenderlos, está en su naturaleza... Pero también está en la suya adentrarse en lo desconocido para poder observarlos, y ayudar a un pobre cachorrillo herido, aunque este no lo vea como una ayuda precisamente. La muchacha tan sólo puede dejar escapar un largo suspiro mientras su agitado corazón comienza a calmarse de la persecución, acomodándose en una de las ramas de ese árbol y sintiéndose un poco más segura ahí arriba. La verdad, es todo un alivio que esas criaturas no sepan trepar tan bien como ella... La verdad es que sería todo un inconveniente. Pero bueno, mientras permanezca ahí arriba está segura de ellos. Asediada, pero segura. Ya se cansarán y se irán en algún momento, siempre acaban cansándose... Pero hasta entonces, la espera puede llegar a ser muy aburrida. La mink chista con la lengua, buscando en su mochila de viaje la libreta roja donde registra los animales que encuentra en su camino y saca el lápiz. Nada pierde por ponerse a bocetar a los lobos, por muchos que tenga ya dibujados... Sin embargo, algo le saca de sus dibujos. Una chica que acaba de llegar, seguramente atraída por el ruido, y tiene... ¿orejas de conejo? Vale, eso es extraño... ¡Pero seguramente los lobos la vean como una presa, como a ella! Tiene que advertirla del peligro, antes de que la cosa vaya a mal.
-¡Oye! Ten cuidado, están muy enfadados... Puede que Chihiro se haya acercado demasiado a sus cachorros, así que están a la defensiva. ¡No dudarán en atacar!-advierte la mink a la recién llegada, intentando protegerla para que corra mejor suerte que ella... Pero la verdad es que su expresión torna a una de confusión, que rápidamente muta a curiosidad, cuando ve al peculiar acompañante de la chica conejo dar un paso al frente, desafiando al líder de la pequeña manada. Por supuesto, el metálico animal ha reconocido al alfa de manera instintiva, algo que fascina a la muchacha. A ella le ha llevado mucho tiempo aprender a diferenciar a ciencia cierta a los líderes de las manadas, y sin embargo los animales son capaces de reconocerlos con solamente nacer... La verdad es que en cierto modo eso le da mucha envidia. La metálica criatura también tiene una conducta bastante dominante, algo que ese alfa también puede reconocer... Y por ello el conflicto sólo se puede definir como inevitable. Del mismo modo, el resultado también es inevitable. Poco puede hacer un animal natural contra una criatura como esa, no teniendo ningún efecto sus garras y colmillos contra el resistente metal. La pelea estaba decidida desde antes de empezar, y la única razón por la que no elimina ahí mismo al otro lobo es por la rápida intervención de la chica coneja, instando a su compañero a dejar libre al animal. Este, humillado, decide batirse literalmente con el rabo entre las patas... Y sus compañeros de manada hacen lo mismo, tomando uno de ellos al cachorro y huyendo en espantada. Chihiro no puede evitar una expresión de asombro, descendiendo veloz del árbol tras guardar su libreta y acercándose con pasos apresurados a la chica y a la criatura, centrando la mirada en esa última.
-¡Uah, es impresionante, chi! ¿Qué es, un animal, una máquina? Quiero tocarlo, ¿puedo tocarlo? Voy a tocarlo.-reacciona claramente emocionada la mink, olfateando desde esa distancia primero tanto a la chica como a su compañero, acercando después con cierto miedo y con la mirada fija en el mismo la pata al lobo metálico, dispuesta a apartar la pata veloz en caso de que este le lance una dentellada. Ya ha recibido bastantes mordiscos en su vida como para que recibir más sean totalmente culpa suya por poco precavida... ¡Pero nunca había visto ninguna criatura así! Aun así, la mink rápidamente se da cuenta de su falta de modales, tensando un segundo las orejas y la cola mientras se vuelve a la chica conejo, que se presenta ante ella como Illje.
-Oh, perdona los modales de Chihiro, se deja llevar a veces... Yo soy Chihiro, es un placer, chi. Gracias por ayudarme... Estaba intentando curar a un cachorrito herido de lobo, pero este no se dejó ayudar por mí, y pidió refuerzos... Y el resto ya pudiste verlo. Te debo un favor, tendré que pagarlo... ¿Hay algo que pueda hacer Chihiro por tí?-le pregunta esta con una amplia sonrisa, disculpándose y explicándole la situación antes de tenderle la pata para estrecharla, sin poder evitar que sus ojos vayan a las orejas de la chica con curiosidad. Diría que es una mink menor... Porque no tiene bastante pelo como para ser una mink. Pero sin duda debe de ser un conejo... Su cola es muy pequeñita como revela una rápida e indiscreta mirada. Aun así, es cuanto menos llamativa... Casi tanto como su compañero.
-¡Oye! Ten cuidado, están muy enfadados... Puede que Chihiro se haya acercado demasiado a sus cachorros, así que están a la defensiva. ¡No dudarán en atacar!-advierte la mink a la recién llegada, intentando protegerla para que corra mejor suerte que ella... Pero la verdad es que su expresión torna a una de confusión, que rápidamente muta a curiosidad, cuando ve al peculiar acompañante de la chica conejo dar un paso al frente, desafiando al líder de la pequeña manada. Por supuesto, el metálico animal ha reconocido al alfa de manera instintiva, algo que fascina a la muchacha. A ella le ha llevado mucho tiempo aprender a diferenciar a ciencia cierta a los líderes de las manadas, y sin embargo los animales son capaces de reconocerlos con solamente nacer... La verdad es que en cierto modo eso le da mucha envidia. La metálica criatura también tiene una conducta bastante dominante, algo que ese alfa también puede reconocer... Y por ello el conflicto sólo se puede definir como inevitable. Del mismo modo, el resultado también es inevitable. Poco puede hacer un animal natural contra una criatura como esa, no teniendo ningún efecto sus garras y colmillos contra el resistente metal. La pelea estaba decidida desde antes de empezar, y la única razón por la que no elimina ahí mismo al otro lobo es por la rápida intervención de la chica coneja, instando a su compañero a dejar libre al animal. Este, humillado, decide batirse literalmente con el rabo entre las patas... Y sus compañeros de manada hacen lo mismo, tomando uno de ellos al cachorro y huyendo en espantada. Chihiro no puede evitar una expresión de asombro, descendiendo veloz del árbol tras guardar su libreta y acercándose con pasos apresurados a la chica y a la criatura, centrando la mirada en esa última.
-¡Uah, es impresionante, chi! ¿Qué es, un animal, una máquina? Quiero tocarlo, ¿puedo tocarlo? Voy a tocarlo.-reacciona claramente emocionada la mink, olfateando desde esa distancia primero tanto a la chica como a su compañero, acercando después con cierto miedo y con la mirada fija en el mismo la pata al lobo metálico, dispuesta a apartar la pata veloz en caso de que este le lance una dentellada. Ya ha recibido bastantes mordiscos en su vida como para que recibir más sean totalmente culpa suya por poco precavida... ¡Pero nunca había visto ninguna criatura así! Aun así, la mink rápidamente se da cuenta de su falta de modales, tensando un segundo las orejas y la cola mientras se vuelve a la chica conejo, que se presenta ante ella como Illje.
-Oh, perdona los modales de Chihiro, se deja llevar a veces... Yo soy Chihiro, es un placer, chi. Gracias por ayudarme... Estaba intentando curar a un cachorrito herido de lobo, pero este no se dejó ayudar por mí, y pidió refuerzos... Y el resto ya pudiste verlo. Te debo un favor, tendré que pagarlo... ¿Hay algo que pueda hacer Chihiro por tí?-le pregunta esta con una amplia sonrisa, disculpándose y explicándole la situación antes de tenderle la pata para estrecharla, sin poder evitar que sus ojos vayan a las orejas de la chica con curiosidad. Diría que es una mink menor... Porque no tiene bastante pelo como para ser una mink. Pero sin duda debe de ser un conejo... Su cola es muy pequeñita como revela una rápida e indiscreta mirada. Aun así, es cuanto menos llamativa... Casi tanto como su compañero.
Illje Landvik
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De alguna manera, tenía la sensación de que no era ni la primera ni la última vez que la desconocida se encontraba en esa situación. No parecía terriblemente alarmada, como mucho un poco sobresaltada. Más que lógico, al fin y al cabo acababan de saltarle encima un montón de lobos.
La extraña mink le advirtió del peligro y mientras Edipo se lanzaba al ataque, Illje se fijó en lo que la chica llevaba entre las manos. No pudo evitar sonreír, ¡estaba dibujando a los lobos! Eso sí que era aprovechar una mala situación. Así que se había acercado a los cachorros… con razón los animales estaban de tan mal humor.
Por suerte, la batalla fue breve y en cuanto los lobos se retiraron intimidados por Edipo, la muchacha pudo respirar tranquila y bajar del árbol. Ni corta ni perezosa, fue directamente hacia Edipo, que la observó con algo de desconfianza.
-Un poco de ambos.- le respondió Illje a la mink con una sonrisa en la cara.- Edipo es mi compañero, le construí yo misma. Se llama así porque en realidad no es más que un niño de mamá.
No había forma de parar la ilusión de la chica, eso lo entendió en seguida. En lugar de interrumpirla, se agachó también y posó una mano en la cabeza de Edipo, para que no hiciera tonterías. No quería que le pegara una dentellada a quien podía convertirse en una nueva amiga. Por suerte para ambas, el lobo no parecía muy agresivo. Orgulloso, no iba buscando las caricias, pero tampoco hacía amago de apartarse.
Escuchó a Chihiro mientras se presentaba y le explicaba su historia. Hablaba muy rápido y tenía una voz muy dulce. En seguida le cayó bien. Entendía por qué había querido ayudar al cachorrito y por un momento se arrepintió de haber actuado tan rápido. Era lógico que el cachorrito no se hubiera fiado, pero si era algo grave ellas podían ayudarle mucho más que sus padres. Quizá todavía pudieran encontrar a la manada. Iba a proponérselo cuando Chihiro habló de devolverle el favor e Illje no pudo si no quedarse mirándola fijamente.
-Lo cierto… es que sí. ¿Eres una mink, verdad?
Se sentía un poco tonta. No tenía muy claro cómo preguntar lo que quería. Empezó a acariciar a Edipo de forma distraída para calmarse. Esperaba que no se lo tomara a mal. Al final, se lanzó de golpe.
-Podrías hablarme de… ¿casa? De tu isla. Verás, soy… yo era… mi abuela era una mink.- Dijo finalmente.- Pero crecí lejos y no he tenido oportunidad de conocer a nadie así. Incluso mi padre es un mezclado, y tampoco es que haya pasado mucho tiempo con él, la verdad.
Podía sentir cómo le ardían las mejillas. Esperaba no haberla molestado.
La extraña mink le advirtió del peligro y mientras Edipo se lanzaba al ataque, Illje se fijó en lo que la chica llevaba entre las manos. No pudo evitar sonreír, ¡estaba dibujando a los lobos! Eso sí que era aprovechar una mala situación. Así que se había acercado a los cachorros… con razón los animales estaban de tan mal humor.
Por suerte, la batalla fue breve y en cuanto los lobos se retiraron intimidados por Edipo, la muchacha pudo respirar tranquila y bajar del árbol. Ni corta ni perezosa, fue directamente hacia Edipo, que la observó con algo de desconfianza.
-Un poco de ambos.- le respondió Illje a la mink con una sonrisa en la cara.- Edipo es mi compañero, le construí yo misma. Se llama así porque en realidad no es más que un niño de mamá.
No había forma de parar la ilusión de la chica, eso lo entendió en seguida. En lugar de interrumpirla, se agachó también y posó una mano en la cabeza de Edipo, para que no hiciera tonterías. No quería que le pegara una dentellada a quien podía convertirse en una nueva amiga. Por suerte para ambas, el lobo no parecía muy agresivo. Orgulloso, no iba buscando las caricias, pero tampoco hacía amago de apartarse.
Escuchó a Chihiro mientras se presentaba y le explicaba su historia. Hablaba muy rápido y tenía una voz muy dulce. En seguida le cayó bien. Entendía por qué había querido ayudar al cachorrito y por un momento se arrepintió de haber actuado tan rápido. Era lógico que el cachorrito no se hubiera fiado, pero si era algo grave ellas podían ayudarle mucho más que sus padres. Quizá todavía pudieran encontrar a la manada. Iba a proponérselo cuando Chihiro habló de devolverle el favor e Illje no pudo si no quedarse mirándola fijamente.
-Lo cierto… es que sí. ¿Eres una mink, verdad?
Se sentía un poco tonta. No tenía muy claro cómo preguntar lo que quería. Empezó a acariciar a Edipo de forma distraída para calmarse. Esperaba que no se lo tomara a mal. Al final, se lanzó de golpe.
-Podrías hablarme de… ¿casa? De tu isla. Verás, soy… yo era… mi abuela era una mink.- Dijo finalmente.- Pero crecí lejos y no he tenido oportunidad de conocer a nadie así. Incluso mi padre es un mezclado, y tampoco es que haya pasado mucho tiempo con él, la verdad.
Podía sentir cómo le ardían las mejillas. Esperaba no haberla molestado.
Chihiro
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Cuando los lobos se dispersan, Chihiro no puede evitar dedicar un último pensamiento a ese cachorro de lobo herido. Los que seguramente eran sus progenitores se lo han llevado, lo que está bien... Los animales no son unos inútiles, y menos los lobos. Por lo general pueden valerse por su cuenta y sanar sus propias heridas, y más los que viven en manadas. Aun así, es imposible no sentir un poco de intranquilidad por el desconfiado animal. La mink tiene predilección por los cachorros, como todos... Más dóciles, más juguetones y más curiosos, hace más fácil el investigarlos, y el defenderse si se revuelven contra ella. Sin embargo, también está el peligro evidente al que se acaba de enfrentar por interactuar con uno, los padres protectores. Una leve puñalada recorre el corazón de Chihiro al pensar en sus propios padres, tratando de descartar esos pensamientos a un lado mientras se centra en el lobo metálico de la chica conejo, un lobo que al parecer se llama Edipo. La pirata esboza una ligera sonrisa al escuchar ese nombre, satisfecha de no perder la mano de una dentellada cuando acaricia a la criatura también. La verdad es que es todo un detalle por su parte.
-Edipo... Es un nombre bonito, chi. Muy bonito... Al parecer, el cachorrito también era un lobo de mamá. Qué rápido la llamó para que la ayudase, vaya molestia. Pero es imposible no perdonar a animales tan bonitos. Aun así, Chihiro agradece mucho la ayuda de Edipo, sí. Es un buen chico.-responde la mink con una sonrisa que se va ampliando más y más según va acariciando la cabeza del lobo metálico, examinándolo más atentamente. La chica conejo ayuda a ello, calmando a la criatura lo bastante como para que la pirata liebre pueda disfrutar del raro momento en el que un animal se deja tocar por ella, y más aún uno con colmillos tan grandes como este... ¡De hecho, debe inmortalizarlo! Sí, está perdiendo el tiempo no haciéndolo. La muchacha decide apresuradamente, sacando de nuevo su libreta roja y abriéndola en una nueva página en blanco. Esta es, sin duda, una criatura nueva para ella. No puede irse de aquí sin dibujarla y analizarla ahora que tiene la oportunidad, debe quedar registrada en sus investigaciones. De esta forma mientras presta atención a su salvadora la mink saca ligeramente la lengua y se pone a dibujar, lanzando fugaces miradas puntuales a su modelo en sus bosquejos. Cuando esta le pregunta si es una mink Chihiro asiente, dedicándole una mirada curiosa por su cambio de actitud. Se la nota más... Cortada. Y eso es llamativo. Por unos instantes la pirata deja de dibujar, dedicando toda su atención a la chica conejo mientras ladea ligeramente la cabeza, interesada por cuál será su petición. Cuando esta le pide que le hable de Zou, Chihiro deja escapar un "chichichi" divertido, dedicándole una fugaz sonrisa. La muchacha se lleva la pluma al mentón, pensativa.
-Bueno... A decir verdad, Chihiro ha pasado mucho tiempo fuera de Zou ya... Tenía ocho años sólo cuando se fue, pero recuerda cosas. Imagino que ya sabes que no es una isla normal. Se encuentra a los lomos del elefante Zunisha, que viaja por el mar rodeado de la niebla... Este llena la isla de agua con su trompa cuando se baña, y muchas veces nos regala peces en esas lluvias. Es una criatura amable, chi. Sin ella Zou no existiría, tenemos suerte de tenerle...-comenta Chihiro, moviendo la cola alegre por ello. La verdad, le cuesta más de lo que esperaba recordar detalles de su lugar de nacimiento... Y en cierto modo eso es triste, pero los recuerdos que logra que le vengan a la cabeza son lo bastante buenos como para ignorar los pensamientos negativos. Y además, tener una oyente interesada es cuanto menos divertido. Por no hablar de lo interesante que es ella misma... Así que una mezclada, ¿eh? Eso explica cosas...
-Chihiro es de ciudad Kurau, que está a la salida del Bosque de la Ballena, a la espalda de Zunisha. Recibe mucha agua y comida, así que hay muchos acueductos para resistir las lluvias que nos regala, chi... Es una ciudad hermosa de ver, si sigue como la recuerdo. Ahí es donde viven casi todos los mink. Es obvio de ver, pero Chihiro pertenece al clan liebre... Y tu abuela era coneja dices, ¿no? Una mink de tercera generación, ya veo... ¡Pues deberías viajar a Zou si te interesa! Es difícil llegar, pero está moviéndose en el Nuevo Mundo después de todo, chi... ¿Qué te impide visitarla? Y por cierto... Conozco a Edipo, y es un placer, pero no sé cómo llamarte... Chica coneja parece un poco descortés. ¡No estés nerviosa después de salvarle el pelaje a Chihiro!-vuelve a reir la mink animada, emocionada de este interesante día. La verdad, es increíble lo interesantes que pueden ser algunos encuentros no planeados... ¿Quién iba a decir que iba a encontrarse de esta forma con una descendiente de Zou aquí? El destino y la suerte sin duda tienen extraño sentido del humor...
-Edipo... Es un nombre bonito, chi. Muy bonito... Al parecer, el cachorrito también era un lobo de mamá. Qué rápido la llamó para que la ayudase, vaya molestia. Pero es imposible no perdonar a animales tan bonitos. Aun así, Chihiro agradece mucho la ayuda de Edipo, sí. Es un buen chico.-responde la mink con una sonrisa que se va ampliando más y más según va acariciando la cabeza del lobo metálico, examinándolo más atentamente. La chica conejo ayuda a ello, calmando a la criatura lo bastante como para que la pirata liebre pueda disfrutar del raro momento en el que un animal se deja tocar por ella, y más aún uno con colmillos tan grandes como este... ¡De hecho, debe inmortalizarlo! Sí, está perdiendo el tiempo no haciéndolo. La muchacha decide apresuradamente, sacando de nuevo su libreta roja y abriéndola en una nueva página en blanco. Esta es, sin duda, una criatura nueva para ella. No puede irse de aquí sin dibujarla y analizarla ahora que tiene la oportunidad, debe quedar registrada en sus investigaciones. De esta forma mientras presta atención a su salvadora la mink saca ligeramente la lengua y se pone a dibujar, lanzando fugaces miradas puntuales a su modelo en sus bosquejos. Cuando esta le pregunta si es una mink Chihiro asiente, dedicándole una mirada curiosa por su cambio de actitud. Se la nota más... Cortada. Y eso es llamativo. Por unos instantes la pirata deja de dibujar, dedicando toda su atención a la chica conejo mientras ladea ligeramente la cabeza, interesada por cuál será su petición. Cuando esta le pide que le hable de Zou, Chihiro deja escapar un "chichichi" divertido, dedicándole una fugaz sonrisa. La muchacha se lleva la pluma al mentón, pensativa.
-Bueno... A decir verdad, Chihiro ha pasado mucho tiempo fuera de Zou ya... Tenía ocho años sólo cuando se fue, pero recuerda cosas. Imagino que ya sabes que no es una isla normal. Se encuentra a los lomos del elefante Zunisha, que viaja por el mar rodeado de la niebla... Este llena la isla de agua con su trompa cuando se baña, y muchas veces nos regala peces en esas lluvias. Es una criatura amable, chi. Sin ella Zou no existiría, tenemos suerte de tenerle...-comenta Chihiro, moviendo la cola alegre por ello. La verdad, le cuesta más de lo que esperaba recordar detalles de su lugar de nacimiento... Y en cierto modo eso es triste, pero los recuerdos que logra que le vengan a la cabeza son lo bastante buenos como para ignorar los pensamientos negativos. Y además, tener una oyente interesada es cuanto menos divertido. Por no hablar de lo interesante que es ella misma... Así que una mezclada, ¿eh? Eso explica cosas...
-Chihiro es de ciudad Kurau, que está a la salida del Bosque de la Ballena, a la espalda de Zunisha. Recibe mucha agua y comida, así que hay muchos acueductos para resistir las lluvias que nos regala, chi... Es una ciudad hermosa de ver, si sigue como la recuerdo. Ahí es donde viven casi todos los mink. Es obvio de ver, pero Chihiro pertenece al clan liebre... Y tu abuela era coneja dices, ¿no? Una mink de tercera generación, ya veo... ¡Pues deberías viajar a Zou si te interesa! Es difícil llegar, pero está moviéndose en el Nuevo Mundo después de todo, chi... ¿Qué te impide visitarla? Y por cierto... Conozco a Edipo, y es un placer, pero no sé cómo llamarte... Chica coneja parece un poco descortés. ¡No estés nerviosa después de salvarle el pelaje a Chihiro!-vuelve a reir la mink animada, emocionada de este interesante día. La verdad, es increíble lo interesantes que pueden ser algunos encuentros no planeados... ¿Quién iba a decir que iba a encontrarse de esta forma con una descendiente de Zou aquí? El destino y la suerte sin duda tienen extraño sentido del humor...
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No pudo evitar fijarse en como la chiquilla hablaba de sí misma en tercera persona. ¿Debería hacer lo mismo? No, se le hacía raro. En ella, sin embargo, quedaba natural. Que persona tan curiosa. Parecía encandilada con Edipo y pese a la desconfianza natural del mecánico animal, Illje podía notar cómo se crecía con la adulación de la desconocida.
-Estoy de acuerdo. Solo espero que los padres puedan cuidarlo, que no fuera una herida muy grave. Me pregunto cómo se la haría, no creí que hubiera nada extremadamente peligroso en estos bosques. Quizá se fue a jugar a donde no debía…
Estaba pensando en voz alta, más que otra cosa. Cuando regresó al presente, se fijó en que la muchacha había sacado de nuevo su libreta y su lápiz. Estaba bocetando a la velocidad de la luz, concentrada en el modelo. Modelo que, de repente, había tenido un ataque de curiosidad. Mirando divertida cómo movía la cola, Illje dejó ir a Edipo, que se apresuró a olfatear la libreta antes de posar con orgullo. Menudo ego tenía. Qué orgullosa estaba del testarudo lobotito. Sonrió y se apartó un poco, dejándole espacio a Chihiro para que le dibujara a gusto.
Tuvo suerte y respiró aliviada al comprobar que su pregunta no le había incomodado. En realidad, todo lo contrario, a juzgar por su sonrisa se diría que le gustaba hablar del tema. Illje se sentó en el suelo abrazándose las piernas y descansando el mentón en las rodillas, lista para escuchar la historia. Le atendió con ilusión, imaginando cada lugar que iba describiendo y tratando de unirlos a lo poco que ella conocía del lugar. Nunca se habría imaginado la relación entre el elefante y la isla. O por lo menos, no imaginaba que fuera tan… cercana. La idea de que les diera de comer le llenó de ternura y de un anhelo que no estaba segura de saber identificar adecuadamente. Simplemente, estaba ahí, pulsante, acuciante.
Se aclaró la garganta y se irguió un poco, esbozando una tímida sonrisa antes de responder a sus preguntas.
-Lo cierto es que estuve allí… una vez. Como dices tú, no fue fácil de encontrar, pero valió la pena. Quería conocer a mi padre y… puede decirse que le encontré.
Vaciló. En realidad, las circunstancias que rodeaban su vuelta a Zou no eran fáciles de explicar. Tampoco las de su marcha, repentina y abrupta, pero justificada. Su padre le había dado una tarea que todavía no había completado. Una que no estaba segura de querer compartir con alguien tan alegre como parecía ser Chihiro.
Por otro lado… había otra razón por la que no había vuelto a Zou. Repasó lo que ella le había dicho; si se marchó a los ocho años de allí, tenía sentido que no supiera cómo se trataba a los mezclados como ella. No eran cosas que le explicas a un niño, sobre todo porque en realidad no había tanta gente como ella. No que supiera, por lo menos.
-El caso es que todavía tengo que hacer un par de recados antes de visitar de nuevo. Pero… creo que los de mi clase no son bien recibidos. Mi padre desciende directamente de una mink e incluso él ha tenido problemas, así que yo… tendría más, imagino. Es complicado.
Sus orejas se alzaron de golpe al escuchar sus últimas frases. ¡Tenía razón! Demonios, qué mala educación.
-Perdona. Mi nombre es Illje, Illje… Kolvenik. – Dudó un momento, pero al final decidió utilizar el apellido de su padre. Dudaba que lo conociera, pero si existía una mínima posibilidad, quería aprovecharla a pesar del riesgo.
Le tendió la mano y una gran sonrisa. De una forma u otra, podía ver que iban a convertirse en buenas amigas.
-Estoy de acuerdo. Solo espero que los padres puedan cuidarlo, que no fuera una herida muy grave. Me pregunto cómo se la haría, no creí que hubiera nada extremadamente peligroso en estos bosques. Quizá se fue a jugar a donde no debía…
Estaba pensando en voz alta, más que otra cosa. Cuando regresó al presente, se fijó en que la muchacha había sacado de nuevo su libreta y su lápiz. Estaba bocetando a la velocidad de la luz, concentrada en el modelo. Modelo que, de repente, había tenido un ataque de curiosidad. Mirando divertida cómo movía la cola, Illje dejó ir a Edipo, que se apresuró a olfatear la libreta antes de posar con orgullo. Menudo ego tenía. Qué orgullosa estaba del testarudo lobotito. Sonrió y se apartó un poco, dejándole espacio a Chihiro para que le dibujara a gusto.
Tuvo suerte y respiró aliviada al comprobar que su pregunta no le había incomodado. En realidad, todo lo contrario, a juzgar por su sonrisa se diría que le gustaba hablar del tema. Illje se sentó en el suelo abrazándose las piernas y descansando el mentón en las rodillas, lista para escuchar la historia. Le atendió con ilusión, imaginando cada lugar que iba describiendo y tratando de unirlos a lo poco que ella conocía del lugar. Nunca se habría imaginado la relación entre el elefante y la isla. O por lo menos, no imaginaba que fuera tan… cercana. La idea de que les diera de comer le llenó de ternura y de un anhelo que no estaba segura de saber identificar adecuadamente. Simplemente, estaba ahí, pulsante, acuciante.
Se aclaró la garganta y se irguió un poco, esbozando una tímida sonrisa antes de responder a sus preguntas.
-Lo cierto es que estuve allí… una vez. Como dices tú, no fue fácil de encontrar, pero valió la pena. Quería conocer a mi padre y… puede decirse que le encontré.
Vaciló. En realidad, las circunstancias que rodeaban su vuelta a Zou no eran fáciles de explicar. Tampoco las de su marcha, repentina y abrupta, pero justificada. Su padre le había dado una tarea que todavía no había completado. Una que no estaba segura de querer compartir con alguien tan alegre como parecía ser Chihiro.
Por otro lado… había otra razón por la que no había vuelto a Zou. Repasó lo que ella le había dicho; si se marchó a los ocho años de allí, tenía sentido que no supiera cómo se trataba a los mezclados como ella. No eran cosas que le explicas a un niño, sobre todo porque en realidad no había tanta gente como ella. No que supiera, por lo menos.
-El caso es que todavía tengo que hacer un par de recados antes de visitar de nuevo. Pero… creo que los de mi clase no son bien recibidos. Mi padre desciende directamente de una mink e incluso él ha tenido problemas, así que yo… tendría más, imagino. Es complicado.
Sus orejas se alzaron de golpe al escuchar sus últimas frases. ¡Tenía razón! Demonios, qué mala educación.
-Perdona. Mi nombre es Illje, Illje… Kolvenik. – Dudó un momento, pero al final decidió utilizar el apellido de su padre. Dudaba que lo conociera, pero si existía una mínima posibilidad, quería aprovecharla a pesar del riesgo.
Le tendió la mano y una gran sonrisa. De una forma u otra, podía ver que iban a convertirse en buenas amigas.
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-Como bien dices, no parece que haya demasiados peligros en estas praderas, al menos para los lobos... Seguramente el cachorrillo se hirió explorando por su cuenta, chi. Sus padres sabrán qué hacer, siempre saben... Pero seguramente tarde más en curarse de lo que haría con la habilidad de Chihiro.-trata de reconfortar la mink a su interlocutora mientras se encoje de hombros y deja escapar un suspiro, seguido de un chasquido de la lengua mientras continúa bocetando a Edipo. Poco a poco está perdiéndole el miedo al animal, que de hecho parece ser bastante colaborador. Cuando la chica coneja deja ir a su mascota la liebre da un respingo, tensándose un segundo. Sus instintos la mandan correr y escapar cuando un animal como ese se le acerca, y ha de recordarse a sí misma la buena actitud del mismo para no ceder a tales impulsos. De hecho, lo único que siente Edipo al parecer es curiosidad, y la muchacha le muestra la libreta a este cuando comienza a olfatearla, dejándole explorarla a gusto. Muchas veces ella misma se siente más reconfortada cuando identifica correctamente un olor, eso puede entenderlo... Y cuando este se pone a posar de manera tan clara de repente, la cola de la mink se mueve levemente delatando su alegría a la vez que continúa dibujando con más intensidad que antes incluso. Eso no la quita, sin embargo, de continuar explicándole a su interlocutora aquello que recuerda de Zou.
A decir verdad, los recuerdos de Chihiro de esa época están en parte borrosos. Era muy joven, y bastante más asustadiza de lo que es ahora incluso... Pero a pesar de ello sí que exploró bastante, y más de una vez se perdió por los bosques. Según va hablando, zonas que describía con memorias borrosas empiezan a trazarse y a colorearse con más nitidez que antes en su mente, haciendo que la liebre esboce una media sonrisa de satisfacción. Además, la atención de su salvadora es muy gratificante, sentándose de esa forma incluso... No es habitual que le presten atención cuando habla de hecho, así que esta es una experiencia muy agradable. Cuando esta confesa que ya ha estado en Zou de hecho las orejas de la mink pivotan levemente con curiosidad, escuchando lo que esta tiene que decir tanto de la isla como de su padre. Se alegra por ella de que fuese capaz de encontrarlo, y más en una isla tan difícil de llegar como lo es Zou. Sin embargo, cuando esta comienza a hablar de cómo los de su clase no son bienvenidos Chihiro ladea ligeramente la cabeza con una mirada un tanto confusa, mirando a la ahí presente de arriba a abajo.
-Creo que no entiendo... Los minks no tenemos problemas en tratar con minks menores, siempre y cuando no sean desagradables... Y teniendo sangre mink debería ser más fácil para tí todavía. Es decir, a Chihiro le parece raro que no acepten a tu padre si su madre era una de nosotros. Cuando ella se fue de la isla, eran bastante amables con los desconocidos. Recelosos, chi, pero no desagradables... Algún día Chihiro tendrá que retornar para ver de qué va todo eso.-comenta la liebre pensativa, llevándose la pluma al mentón a la vez que gira su libreta para enseñarle a Edipo el dibujo que ha hecho de él. Apresurado, pero siempre ha tenido buena mano para ello. Cuando esté a solas y tenga tiempo perfilará mejor las líneas, y añadirá flechas descriptivas con las partes de la criatura, su tacto y su olor. Pero por ahora, eso bastará, y Chihiro decide centrarse en la chica que tiene ante ella. Cuando ha recalcado su falta de presentación las orejas de la coneja se han tensado, un gesto que se siente familiar para ella, y quizás por esa confianza que le da no duda al estrechar su mano.
-Illje Kolvenik... Chihiro tratará de recordarlo. Ya lo sabes, pero yo soy Chihiro, sólo Chihiro. Es un placer, y gracias de nuevo por la ayuda. A tí y a Edipo. Dime, Illje-chi... ¿Qué os trae por English Garden, sois de aquí? Porque si la respuesta fuese sí, quizás podría abusar un poco más de vuestra buena voluntad...-pregunta la mink con una sonrisa divertida mientras su cola se mueve apacible y despreocupadamente. Sí, gente que conozca la isla le vendría muy bien para guiarla... Por muy buen olfato que tenga, es difícil identificar un lugar sólo por un aroma residual. Aunque la verdad, no le parece que sea de aquí... Le llama la atención el hecho de que su padre fuese de Zou y no lo conociese, eso quiere decir que seguramente la crió su madre entonces. ¿De dónde sería ella? ¿Y cómo se enamoró una humana de un medio mink? ¿Tendrá su padre también esos rasgos? Muchas preguntas son las que recorren la inquieta mente de Cihiro en unos instantes...
A decir verdad, los recuerdos de Chihiro de esa época están en parte borrosos. Era muy joven, y bastante más asustadiza de lo que es ahora incluso... Pero a pesar de ello sí que exploró bastante, y más de una vez se perdió por los bosques. Según va hablando, zonas que describía con memorias borrosas empiezan a trazarse y a colorearse con más nitidez que antes en su mente, haciendo que la liebre esboce una media sonrisa de satisfacción. Además, la atención de su salvadora es muy gratificante, sentándose de esa forma incluso... No es habitual que le presten atención cuando habla de hecho, así que esta es una experiencia muy agradable. Cuando esta confesa que ya ha estado en Zou de hecho las orejas de la mink pivotan levemente con curiosidad, escuchando lo que esta tiene que decir tanto de la isla como de su padre. Se alegra por ella de que fuese capaz de encontrarlo, y más en una isla tan difícil de llegar como lo es Zou. Sin embargo, cuando esta comienza a hablar de cómo los de su clase no son bienvenidos Chihiro ladea ligeramente la cabeza con una mirada un tanto confusa, mirando a la ahí presente de arriba a abajo.
-Creo que no entiendo... Los minks no tenemos problemas en tratar con minks menores, siempre y cuando no sean desagradables... Y teniendo sangre mink debería ser más fácil para tí todavía. Es decir, a Chihiro le parece raro que no acepten a tu padre si su madre era una de nosotros. Cuando ella se fue de la isla, eran bastante amables con los desconocidos. Recelosos, chi, pero no desagradables... Algún día Chihiro tendrá que retornar para ver de qué va todo eso.-comenta la liebre pensativa, llevándose la pluma al mentón a la vez que gira su libreta para enseñarle a Edipo el dibujo que ha hecho de él. Apresurado, pero siempre ha tenido buena mano para ello. Cuando esté a solas y tenga tiempo perfilará mejor las líneas, y añadirá flechas descriptivas con las partes de la criatura, su tacto y su olor. Pero por ahora, eso bastará, y Chihiro decide centrarse en la chica que tiene ante ella. Cuando ha recalcado su falta de presentación las orejas de la coneja se han tensado, un gesto que se siente familiar para ella, y quizás por esa confianza que le da no duda al estrechar su mano.
-Illje Kolvenik... Chihiro tratará de recordarlo. Ya lo sabes, pero yo soy Chihiro, sólo Chihiro. Es un placer, y gracias de nuevo por la ayuda. A tí y a Edipo. Dime, Illje-chi... ¿Qué os trae por English Garden, sois de aquí? Porque si la respuesta fuese sí, quizás podría abusar un poco más de vuestra buena voluntad...-pregunta la mink con una sonrisa divertida mientras su cola se mueve apacible y despreocupadamente. Sí, gente que conozca la isla le vendría muy bien para guiarla... Por muy buen olfato que tenga, es difícil identificar un lugar sólo por un aroma residual. Aunque la verdad, no le parece que sea de aquí... Le llama la atención el hecho de que su padre fuese de Zou y no lo conociese, eso quiere decir que seguramente la crió su madre entonces. ¿De dónde sería ella? ¿Y cómo se enamoró una humana de un medio mink? ¿Tendrá su padre también esos rasgos? Muchas preguntas son las que recorren la inquieta mente de Cihiro en unos instantes...
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La imagen mental del cachorrito de lobo explorando por su cuenta y metiéndose en líos le sacó una sonrisa. Con razón había ido corriendo a sus padres; no le cabía duda de que le tenían bien mimado… como debía ser. Miró a Chihiro con curiosidad, pensando en sus palabras.
-¿Eres médico? Qué curioso… yo también.
En realidad, pese a que tenía conocimientos de medicina, para Illje era más un pasatiempo que otra cosa. Resultaba útil en situaciones de emergencia, pero prefería pasar su día a día en el laboratorio antes que en la sala de operaciones. Y por más usos que pudiera darle a un escalpelo, que no eran pocos, la ingeniería era su verdadera pasión. No obstante, siempre era agradable charlar con alguien que supiera de la profesión; las cosas nuevas se aprendían solo si las buscabas y la conejita rara vez dejaba pasar la oportunidad de aprender.
Se le perdió la mirada en las tonterías de Edipo. El lobot había echado un vistazo a la libreta de Chihiro y se había puesto a posar en seguida de forma bastante obvia. Sonrió. Era un payaso, pero le quería muchísimo. Había puesto muchas horas en su creación y desde luego había valido la pena cada día que se había pasado trabajando. Le acarició la cabecita con cariño y le dejó seguir sintiéndose adorado. En su defensa, la chica dibujaba verdaderamente bien. Le estaba haciendo justicia y eso que era difícil captar su textura metálica tan solo a pluma.
Las palabras de la liebre le hacen dudar. ¿Recordará bien o a ella le faltarán datos? Ninguna de las dos opciones le parecía más probable que la otra. Si se marchó con ocho años, entendería que no le hubieran hablado de esos temas; a nadie le gusta hablarle a un niño de cosas complicadas. Pero por otro lado, tenía que reconocer que no tenía tanta información como le gustaría. No sabía nada de la vida de su padre en la isla, solo fuera de ella. Ni tampoco de su abuela… igual había algo más que se le escapaba, algo que explicaba que no fueran bien recibidos y que su padre le había ocultado. Sintió un tirón en el estómago, preocupada. No, se estaba agobiando sin motivo. Su padre no tenía razones para hacer algo así. No que ella supiera, pero tampoco tenía forma de saber más en aquel momento. Respiró hondo, tratando de apartar el tema de su cabeza.
Quiso preguntarle por qué se había marchado ella de Zou, pero la pregunta parecía demasiado personal. En lugar de eso, sonrió y respondió negando con la cabeza.
-No, que va. Venimos de Dark Dome, pero me gusta mucho esta isla. He estado más veces, me encanta pasear por ella. Los edificios y los bosques simplemente quitan el aliento. Así que… si hay algún sitio al que quieras ir, lo más probable es que ya haya estado allí. Pregunta, ¡sin miedo!
Ah, sí. No había manera más eficiente de eludir los problemas propios que volcarse de lleno en ayudar a alguien más. Qué bonito día.
-¿Eres médico? Qué curioso… yo también.
En realidad, pese a que tenía conocimientos de medicina, para Illje era más un pasatiempo que otra cosa. Resultaba útil en situaciones de emergencia, pero prefería pasar su día a día en el laboratorio antes que en la sala de operaciones. Y por más usos que pudiera darle a un escalpelo, que no eran pocos, la ingeniería era su verdadera pasión. No obstante, siempre era agradable charlar con alguien que supiera de la profesión; las cosas nuevas se aprendían solo si las buscabas y la conejita rara vez dejaba pasar la oportunidad de aprender.
Se le perdió la mirada en las tonterías de Edipo. El lobot había echado un vistazo a la libreta de Chihiro y se había puesto a posar en seguida de forma bastante obvia. Sonrió. Era un payaso, pero le quería muchísimo. Había puesto muchas horas en su creación y desde luego había valido la pena cada día que se había pasado trabajando. Le acarició la cabecita con cariño y le dejó seguir sintiéndose adorado. En su defensa, la chica dibujaba verdaderamente bien. Le estaba haciendo justicia y eso que era difícil captar su textura metálica tan solo a pluma.
Las palabras de la liebre le hacen dudar. ¿Recordará bien o a ella le faltarán datos? Ninguna de las dos opciones le parecía más probable que la otra. Si se marchó con ocho años, entendería que no le hubieran hablado de esos temas; a nadie le gusta hablarle a un niño de cosas complicadas. Pero por otro lado, tenía que reconocer que no tenía tanta información como le gustaría. No sabía nada de la vida de su padre en la isla, solo fuera de ella. Ni tampoco de su abuela… igual había algo más que se le escapaba, algo que explicaba que no fueran bien recibidos y que su padre le había ocultado. Sintió un tirón en el estómago, preocupada. No, se estaba agobiando sin motivo. Su padre no tenía razones para hacer algo así. No que ella supiera, pero tampoco tenía forma de saber más en aquel momento. Respiró hondo, tratando de apartar el tema de su cabeza.
Quiso preguntarle por qué se había marchado ella de Zou, pero la pregunta parecía demasiado personal. En lugar de eso, sonrió y respondió negando con la cabeza.
-No, que va. Venimos de Dark Dome, pero me gusta mucho esta isla. He estado más veces, me encanta pasear por ella. Los edificios y los bosques simplemente quitan el aliento. Así que… si hay algún sitio al que quieras ir, lo más probable es que ya haya estado allí. Pregunta, ¡sin miedo!
Ah, sí. No había manera más eficiente de eludir los problemas propios que volcarse de lleno en ayudar a alguien más. Qué bonito día.
Chihiro
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Si algo dice siempre Chihiro, eso es que cuanto más viajas con gente más curiosa e interesante te encuentras en el trayecto. Eso es algo indudable, y más de una vez ha podido comprobarlo... Así es como encontró a su antigua tripulación, o cómo la encontraron a ella mejor dicho, y seguramente ese sentimiento del viaje es lo que llevó a sus padres a abandonar la isla de Zou. No hay duda de que la mestiza mink que tiene delante es bastante interesante, y más aún cuando esta afirma ser médico, interesándose en sus palabras. La liebre asiente con la cabeza con decisión, esbozando una amplia sonrisa contenta por el interés y la presencia de una compañera de profesión.
-¡Sí! Chihiro estudia todos los tipos de seres vivos. Animales, plantas, humanos... Todos son interesantes. Aunque a decir verdad, si aprendí a curar a los demás fue para ayudar a la gente de mi tripulación sobre todo, chi. Pero bueno, por eso le interesa tanto a Chihiro tu Edipo. Si veo una criatura extraña tengo que acercarme a dibujarla e investigar, aunque de miedo y pueda devorarme. Además, Edipo-chi parece amable, al menos mientras Illje-chi está delante... ¿Necesita comer? Llevo castañas en el bolsillo.-pregunta la mink mientras continúa examinando la curiosa criatura metálica, que es imposible que no tenga su atención. No sabía de la existencia de criaturas tan complejas creadas del metal, y parece mostrar además de comportamientos animales una sorprendente inteligencia emocional. Esa forma de posar para que capte mejor sus dibujos es, además de una gran facilidad para su trabajo, un comportamiento emocional muy digno de estudio. Encontrarse algo así la motiva aún más para continuar con sus viajes y estudios. Más que nunca quiere llegar tan lejos como pueda, sentir que lo ha visto todo, o al menos todo aquello que merece ser visto... Aunque por supuesto no puede olvidarse del ahora. El ahora no está en islas tremendamente lejanas, si no en esta sobre la que se encuentran, English Garden. Sin embargo, el nombrar por parte de la chica coneja un lugar desconocido de nuevo capta la atención de la pirata, que se lleva uno de sus rígidos dedos al mentón pensativa.
-Um... Chihiro no conoce ese Dark Dome, igual que no conoce demasiado esta isla. ¿Cómo es el lugar del que vienes? Si me hablas de él es más probable que cuando vaya ahí esté mucho menos perdida de lo que lo estoy ahora mismo por aquí, chi.-la incita la muchacha a hablar al respecto, tratando de conocer mejor ese lugar del que viene aunque sea de oídas. De todos modos, algún día irá en persona... Si está en sus patas no dejará lugar del mundo sin recorrer, y por supuesto eso incluye esa isla. Tener una guía de como actuar en la misma sería una amplia ayuda, y dado que ella ha hablado con nostalgia de su hogar la verdad es que le gustaría ver a Illje hacer lo mismo del suyo. Todos guardamos un lugar especial en el corazón para ese sitio del que venimos. En el caso de Chihiro, es complicado... Guarda un lugar especial para Zou por supuesto, y recordarlo como ha hecho hoy le hace sonreír... Pero pasó muy poco tiempo ahí. Después de todo, su ansia de exploración la ha heredado de sus padres... Y fue esa ansia también la que dejó a la joven liebre sin hogar, convirtiéndola en una mera posesión a manos de hombres crueles y sin empatía. Chihiro se lleva la mano a la espalda por reflejo, donde lleva la marca de su pasado tapada por el pelaje y su rostro se oscurece durante un momento... Tan sólo unos instantes, pues enseguida vuelve a iluminarse con interés cuando Illje se ofrece en cierto modo a ser su guía en English Garden. Sus orejas dan un pequeño respingo ante el estímulo, y una sonrisa vuelve a cruzar su rostro.
-¿Eh? Illje y Edipo-chi ya han ayudado mucho a Chihiro antes, pero aún así siguen queriendo ayudar... Chihiro no tiene mucho para agradecerlo realmente, pero está muy agradecida. ¡Y contenta, claro! Cuando haya encontrado a donde quiere ir, asará castañas para todos. Es lo menos que puede hacer, regalar una buena comida.-comenta la liebre feliz, sorprendida por una amabilidad que no se suele encontrar. No le gusta sentirse en deuda con nadie, así que sin duda tiene que hacer algo por esa pareja para devolverles el favor... Aunque sea poca cosa, que es lo único que puede ofrecer.
-Verás, Illje-chi... Chihiro estuvo en problemas hace un tiempo cerca de aquí. Quiero decir, más problemas aún que estos... Fue todo muy rápido y confuso, una batalla... Y naufragué. Me alejé mucho de este sitio, chi... Pero lo que sí recuerdo es el olor de las flores, Chihiro es buena captando los olores, se queda con ellos... Y esas flores tan sólo crecen en un lugar llamado Bloomed Town. Estaba buscando esa ladera, tratando de encontrar el olor, pero... Quizás me desvié un poco cuando vi el lobito. Así que ahora no tengo miedo en admitir que ando un poco perdida, chi... ¿Sabría Illje-chi llegar a esa Bloomed Town? Si es así, guiar a Chihiro en esa dirección sería algo perfecto.-le explica la muchacha con calma, tratando de ser lo más clara posible sin entrar en detalles que seguramente no interesen a su interlocutora. Al fin y al cabo, son casi desconocidas, y por muy amable que sea no quiere abusar y contarle su vida... ¡Y menos con el estómago vacío! Ahora mismo agradecería un café, tras pasársele la adrenalina del momento le está volviendo el sueño del trabajo diurno...
-¡Sí! Chihiro estudia todos los tipos de seres vivos. Animales, plantas, humanos... Todos son interesantes. Aunque a decir verdad, si aprendí a curar a los demás fue para ayudar a la gente de mi tripulación sobre todo, chi. Pero bueno, por eso le interesa tanto a Chihiro tu Edipo. Si veo una criatura extraña tengo que acercarme a dibujarla e investigar, aunque de miedo y pueda devorarme. Además, Edipo-chi parece amable, al menos mientras Illje-chi está delante... ¿Necesita comer? Llevo castañas en el bolsillo.-pregunta la mink mientras continúa examinando la curiosa criatura metálica, que es imposible que no tenga su atención. No sabía de la existencia de criaturas tan complejas creadas del metal, y parece mostrar además de comportamientos animales una sorprendente inteligencia emocional. Esa forma de posar para que capte mejor sus dibujos es, además de una gran facilidad para su trabajo, un comportamiento emocional muy digno de estudio. Encontrarse algo así la motiva aún más para continuar con sus viajes y estudios. Más que nunca quiere llegar tan lejos como pueda, sentir que lo ha visto todo, o al menos todo aquello que merece ser visto... Aunque por supuesto no puede olvidarse del ahora. El ahora no está en islas tremendamente lejanas, si no en esta sobre la que se encuentran, English Garden. Sin embargo, el nombrar por parte de la chica coneja un lugar desconocido de nuevo capta la atención de la pirata, que se lleva uno de sus rígidos dedos al mentón pensativa.
-Um... Chihiro no conoce ese Dark Dome, igual que no conoce demasiado esta isla. ¿Cómo es el lugar del que vienes? Si me hablas de él es más probable que cuando vaya ahí esté mucho menos perdida de lo que lo estoy ahora mismo por aquí, chi.-la incita la muchacha a hablar al respecto, tratando de conocer mejor ese lugar del que viene aunque sea de oídas. De todos modos, algún día irá en persona... Si está en sus patas no dejará lugar del mundo sin recorrer, y por supuesto eso incluye esa isla. Tener una guía de como actuar en la misma sería una amplia ayuda, y dado que ella ha hablado con nostalgia de su hogar la verdad es que le gustaría ver a Illje hacer lo mismo del suyo. Todos guardamos un lugar especial en el corazón para ese sitio del que venimos. En el caso de Chihiro, es complicado... Guarda un lugar especial para Zou por supuesto, y recordarlo como ha hecho hoy le hace sonreír... Pero pasó muy poco tiempo ahí. Después de todo, su ansia de exploración la ha heredado de sus padres... Y fue esa ansia también la que dejó a la joven liebre sin hogar, convirtiéndola en una mera posesión a manos de hombres crueles y sin empatía. Chihiro se lleva la mano a la espalda por reflejo, donde lleva la marca de su pasado tapada por el pelaje y su rostro se oscurece durante un momento... Tan sólo unos instantes, pues enseguida vuelve a iluminarse con interés cuando Illje se ofrece en cierto modo a ser su guía en English Garden. Sus orejas dan un pequeño respingo ante el estímulo, y una sonrisa vuelve a cruzar su rostro.
-¿Eh? Illje y Edipo-chi ya han ayudado mucho a Chihiro antes, pero aún así siguen queriendo ayudar... Chihiro no tiene mucho para agradecerlo realmente, pero está muy agradecida. ¡Y contenta, claro! Cuando haya encontrado a donde quiere ir, asará castañas para todos. Es lo menos que puede hacer, regalar una buena comida.-comenta la liebre feliz, sorprendida por una amabilidad que no se suele encontrar. No le gusta sentirse en deuda con nadie, así que sin duda tiene que hacer algo por esa pareja para devolverles el favor... Aunque sea poca cosa, que es lo único que puede ofrecer.
-Verás, Illje-chi... Chihiro estuvo en problemas hace un tiempo cerca de aquí. Quiero decir, más problemas aún que estos... Fue todo muy rápido y confuso, una batalla... Y naufragué. Me alejé mucho de este sitio, chi... Pero lo que sí recuerdo es el olor de las flores, Chihiro es buena captando los olores, se queda con ellos... Y esas flores tan sólo crecen en un lugar llamado Bloomed Town. Estaba buscando esa ladera, tratando de encontrar el olor, pero... Quizás me desvié un poco cuando vi el lobito. Así que ahora no tengo miedo en admitir que ando un poco perdida, chi... ¿Sabría Illje-chi llegar a esa Bloomed Town? Si es así, guiar a Chihiro en esa dirección sería algo perfecto.-le explica la muchacha con calma, tratando de ser lo más clara posible sin entrar en detalles que seguramente no interesen a su interlocutora. Al fin y al cabo, son casi desconocidas, y por muy amable que sea no quiere abusar y contarle su vida... ¡Y menos con el estómago vacío! Ahora mismo agradecería un café, tras pasársele la adrenalina del momento le está volviendo el sueño del trabajo diurno...
Illje Landvik
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Illje sonrió con ternura. A ella le espoleaba la curiosidad, mientras que Chihiro solo quería hacer el bien a otros. Illje era demasiado egoísta para eso, era consciente. Pero entendía que no todo el mundo era así; no todo el mundo había necesitado volverse así. La mink que tenía delante probablemente había tenido una vida que había sido amable con ella y eso... era agradable. Se alegraba. Pero por desgracia, no podía dejar que malgastase sus castañas. Negó con la cabeza, sin prisa.
-No te preocupes. Aunque parece muy real, sigue estando hecho de acero. A veces necesita que le cambie la batería, pero más allá de eso no come ni bebe. Es mejor para ambos, la verdad. Menos gastos y significa también que no hay desperdicios que recoger.
Chihiro le preguntó por Dark Dome y tras pensarlo un momento, Illje suspira y se tira en la hierba. Edipo parece haber encontrado una pose cómoda, también bastante tirado pero de forma elegante. Ella solo quiere evitar la mirada de su improvisada amiga. Dark Dome era muy diferente, tanto a English Garden como a Zou como a probablemente todos los sitios en los que esa chica había estado.
-No deberías ir a Dark Dome.- era la conclusión inevitable. No sabía si le haría caso, porque al fin y al cabo sí parecía bastante curiosa, pero como mínimo tenía que advertirla. Esbozó una sonrisa, a medio camino entre la tristeza y la melancolía. No era un buen sitio, pero seguía siendo su casa. De tarde en tarde lo echaba de menos.- Siempre es de noche y las únicas luces del lugar son artificiales. Farolas y lámparas por doquier, encendidas a todas horas. Tiene su belleza, pero también puede acabar con tu espíritu.
Recordaba los primeros meses después de haber llegado. Le había costado acostumbrarse. La falta de sol se te metía dentro y te congelaba el pecho al principio. Te levantabas cada mañana esperando inconscientemente una luz que simplemente no llegaba. Y salías a la calle y todo lo que tenías era el frío calor de las farolas. No llegaba... al principio. Y luego, poco a poco, se había ido acostumbrando. Sus ojos veían mejor en la oscuridad y ella se movía más ágil entre los callejones. Aprendió a buscar comodidad entre las sombras y aunque sabía lo poco sano que era, se sentía como en casa en cuanto las luces se apagaban. Al final del día, la oscuridad se había convertido en su refugio. Lo adoraba, pero no se lo desearía a nadie.
-Y bueno, ese no es el mayor problema.- Añadió, haciendo un gesto vago con la mano.- Dark Dome está lleno de crimen. Peleas, drogas, robos... no es una isla segura.
Si eso no la desanimaba, quizá no lo pasara tan mal yendo allí. Al menos se lo habría contado todo, a grandes rasgos. Más no podía hacer. Miró a Chihiro un momento, solo un instante. La pilló con la mano en la espalda y la mirada enturbiada, oscura. Alzó una ceja, pero no dijo nada. Quizá la había juzgado prematuramente.
La promesa de castañas asadas era terriblemente seductora. Le pareció olerlas solo con ella mencionarlo y de repente se dio cuenta de que tenía hambre. Pero antes de que pudiera decir algo al respecto, Chihiro volvió a hablar. Illje le escuchó con atención y al terminar, asintió con convicción. Si eso era lo que había sucedido, entendía el ansia. Y en eso, no cabía duda de que podía ayudar.
Se puso en pie de un salto y se sacudió la hierba de la ropa.
-Estás de suerte, Chihiro. Bloomed Town está bastante cerca de aquí. Solo tenemos que seguir por... ¿ves ese prado, a lo lejos? Las casitas que hay tras él son Bloomed Town. La ladera que dices debe de estar justo detrás, no tengo la menor duda.
-No te preocupes. Aunque parece muy real, sigue estando hecho de acero. A veces necesita que le cambie la batería, pero más allá de eso no come ni bebe. Es mejor para ambos, la verdad. Menos gastos y significa también que no hay desperdicios que recoger.
Chihiro le preguntó por Dark Dome y tras pensarlo un momento, Illje suspira y se tira en la hierba. Edipo parece haber encontrado una pose cómoda, también bastante tirado pero de forma elegante. Ella solo quiere evitar la mirada de su improvisada amiga. Dark Dome era muy diferente, tanto a English Garden como a Zou como a probablemente todos los sitios en los que esa chica había estado.
-No deberías ir a Dark Dome.- era la conclusión inevitable. No sabía si le haría caso, porque al fin y al cabo sí parecía bastante curiosa, pero como mínimo tenía que advertirla. Esbozó una sonrisa, a medio camino entre la tristeza y la melancolía. No era un buen sitio, pero seguía siendo su casa. De tarde en tarde lo echaba de menos.- Siempre es de noche y las únicas luces del lugar son artificiales. Farolas y lámparas por doquier, encendidas a todas horas. Tiene su belleza, pero también puede acabar con tu espíritu.
Recordaba los primeros meses después de haber llegado. Le había costado acostumbrarse. La falta de sol se te metía dentro y te congelaba el pecho al principio. Te levantabas cada mañana esperando inconscientemente una luz que simplemente no llegaba. Y salías a la calle y todo lo que tenías era el frío calor de las farolas. No llegaba... al principio. Y luego, poco a poco, se había ido acostumbrando. Sus ojos veían mejor en la oscuridad y ella se movía más ágil entre los callejones. Aprendió a buscar comodidad entre las sombras y aunque sabía lo poco sano que era, se sentía como en casa en cuanto las luces se apagaban. Al final del día, la oscuridad se había convertido en su refugio. Lo adoraba, pero no se lo desearía a nadie.
-Y bueno, ese no es el mayor problema.- Añadió, haciendo un gesto vago con la mano.- Dark Dome está lleno de crimen. Peleas, drogas, robos... no es una isla segura.
Si eso no la desanimaba, quizá no lo pasara tan mal yendo allí. Al menos se lo habría contado todo, a grandes rasgos. Más no podía hacer. Miró a Chihiro un momento, solo un instante. La pilló con la mano en la espalda y la mirada enturbiada, oscura. Alzó una ceja, pero no dijo nada. Quizá la había juzgado prematuramente.
La promesa de castañas asadas era terriblemente seductora. Le pareció olerlas solo con ella mencionarlo y de repente se dio cuenta de que tenía hambre. Pero antes de que pudiera decir algo al respecto, Chihiro volvió a hablar. Illje le escuchó con atención y al terminar, asintió con convicción. Si eso era lo que había sucedido, entendía el ansia. Y en eso, no cabía duda de que podía ayudar.
Se puso en pie de un salto y se sacudió la hierba de la ropa.
-Estás de suerte, Chihiro. Bloomed Town está bastante cerca de aquí. Solo tenemos que seguir por... ¿ves ese prado, a lo lejos? Las casitas que hay tras él son Bloomed Town. La ladera que dices debe de estar justo detrás, no tengo la menor duda.
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A decir verdad, tras tanto tiempo dependiendo de sus padres, siendo una pobre esclava y siguiendo a una tripulación, a Chihiro le ha costado encontrar tiempo, motivación u oportunidades para buscarse una motivación propia. Su personalidad es como es, no puede evitarlo, y todo lo que hace es genuino. Hace mucho que decidió no contenerse nada nunca más... Sin embargo, el tema de sus objetivos es más complejos. Estamos hablando de una muchacha que ha tomado como suyos los sueños de aquellos que ha ido dejando o han ido quedándose atrás. Sus compañeros de tripulación soñaban con ser libres ante todo, algo que jamás podrán lograr, y Chihiro se encarga de que ese sueño viva más fuerte que nunca en ella. Los hombres que la tomaron como una propiedad deseaban cortarle las alas y la personalidad, así que como respuesta juró interponerse siempre ante ellos, y no dejar de ser ella misma bajo ninguna circunstancia. Y como promesa a sus padres, cuya condición desconoce... Tomó la ambición de explorar cada rincón que este mundo puede ofrecerle, y estar presente para contemplar y registrar cada criatura, animal o vegetal, que en su camino se cruzase. El sueño de escribir ese libro de investigación que sus padres trataban de realizar es ahora tan suyo como todo lo demás. Es por ello por lo que la mink se muestra tan interesada cuando su amable interlocutora se presta a contarle de una isla sobre la que desconoce, como es Dark Dome.
La primera declaración de Ilje pilla a Chihiro por sorpresa, obligando a esta a alzar una ceja con curiosidad mientras su cola cesa el movimiento. Desde luego, si pretendía captar su atención desde luego lo ha conseguido más que antes... Sobre todo teniendo en cuenta que el lugar que describe le resulta en cierto modo apetecible. Si algo le molesta es la luz del sol en la mañana, estando ella acostumbrada a hacer la vida en la noche. Sin duda sería mucho más indeseable lo contrario, un mundo en el que el sol nunca desaparezca. Con sus básicos conocimientos de salud sabe lo malo que eso sería para la psique, una vida sin sueño... Aunque no tener luz solar tampoco es bueno para el desarrollo. Algo contradictorio para la liebre, pues la mestiza coneja que tiene delante está más que desarrollada. Aunque claro, para la menuda Chihiro todo el mundo está muy desarrollado. El tema del crimen sí que es algo mucho menos apetecible. Otra de las características de la pirata es que, irónicamente con su profesión, prefiere evitar las confrontaciones y el peligro. Es por ello por lo que esta última revelación sí que causa una reacción más esperable, haciendo que agache las orejas unos instantes por instinto. Enseguida vuelve a restituir la intranquilidad de su semblante con una sonrisa sin embargo, tratando de mantener la compostura mientras le quita importancia a lo dicho con un gesto de la mano.
-Lo que Illje-chi describe no suena tan mal en realidad... Chihiro es del clan liebre, por lo que prefiere por mucho realizar sus actividades por la noche. Las mañanas me agotan, y la luz solar lo que me da ganas es de boste...bostezar. Podría apreciar una temporadita sin luz, chi. Lo de los criminales da un poco más de miedo. Chihiro no tiene nada que le puedan robar realmente, pero las peleas suenan mal... De todos modos, algún día iré a Dark Dome. Iré a todas las partes de este mundo, y Dark Dome está en este mundo, chi. Entonces me acordaré de tí, seguro.-responde Chihiro, dejando escapar sin poder evitarlo un bostezo al mencionar la propia palabra y explicándole cómo a pesar de todo tiene intención de visitar ese lugar, casi como disculpándose por ello. Pero de nuevo, existe para ella la necesidad heredada de ver esa isla con sus propios ojos, para así poder ser ella la que algún día hable de la misma a los demás. Y, desde luego, no piensa dejar que nadie se lo impida, sean criminales o quien sea.
Tras ello, Chihiro explica a su nueva amiga la situación frente a la que se encuentra en esta visita. Normalmente quizás no confiaría tanto en un desconocido de primeras, precavida como es, pero le ha salvado el pelaje de los lobos. Además, no es tan desconocida... Sabe su nombre, su genealogía y dónde se crió. No puede decir eso de todo el mundo, y su añadida actitud voluntariosa son factores más que de sobra como para que la mink esté de buen humor, algo evidente en los movimientos de su cola. Tras la promesa de castañas asadas su nueva conocida se levanta de un salto, dispuesta a guiarla, y esto hace que la liebre mantenga la sonrisa, asintiendo con la cabeza decidida y tranquila con su presencia.
-¡Chihiro está muy agradecida! A pesar de que esté cerca seguro que sin la ayuda de Illje-chi habría acabado vagando por otras partes, o perseguida por otras bestias... Pasa a menudo, chi. ¡Así que vamos para allá! Podremos festejar en el pueblo nuestro encuentro, beber algo delicioso y asar las castañas. La búsqueda de Chihiro puede esperar un rato más, si es para pasar un rato más con Illje-chi y con Edipo-chi.-responde la muchacha animada, dejando a pesar de su tranquilidad todo atisbo de sueño a un lado con gran energía. Sí, le gusta esa chica, y sin duda quiere invitarla a comer... ¡Es lo mínimo que puede hacer tras toda su ayuda! Y quizás darle uno de los bocetos que ha sacado de Edipo... Así tendrían un recuerdo de ella, en cierto modo. Sí, no es mala idea en absoluto.
La primera declaración de Ilje pilla a Chihiro por sorpresa, obligando a esta a alzar una ceja con curiosidad mientras su cola cesa el movimiento. Desde luego, si pretendía captar su atención desde luego lo ha conseguido más que antes... Sobre todo teniendo en cuenta que el lugar que describe le resulta en cierto modo apetecible. Si algo le molesta es la luz del sol en la mañana, estando ella acostumbrada a hacer la vida en la noche. Sin duda sería mucho más indeseable lo contrario, un mundo en el que el sol nunca desaparezca. Con sus básicos conocimientos de salud sabe lo malo que eso sería para la psique, una vida sin sueño... Aunque no tener luz solar tampoco es bueno para el desarrollo. Algo contradictorio para la liebre, pues la mestiza coneja que tiene delante está más que desarrollada. Aunque claro, para la menuda Chihiro todo el mundo está muy desarrollado. El tema del crimen sí que es algo mucho menos apetecible. Otra de las características de la pirata es que, irónicamente con su profesión, prefiere evitar las confrontaciones y el peligro. Es por ello por lo que esta última revelación sí que causa una reacción más esperable, haciendo que agache las orejas unos instantes por instinto. Enseguida vuelve a restituir la intranquilidad de su semblante con una sonrisa sin embargo, tratando de mantener la compostura mientras le quita importancia a lo dicho con un gesto de la mano.
-Lo que Illje-chi describe no suena tan mal en realidad... Chihiro es del clan liebre, por lo que prefiere por mucho realizar sus actividades por la noche. Las mañanas me agotan, y la luz solar lo que me da ganas es de boste...bostezar. Podría apreciar una temporadita sin luz, chi. Lo de los criminales da un poco más de miedo. Chihiro no tiene nada que le puedan robar realmente, pero las peleas suenan mal... De todos modos, algún día iré a Dark Dome. Iré a todas las partes de este mundo, y Dark Dome está en este mundo, chi. Entonces me acordaré de tí, seguro.-responde Chihiro, dejando escapar sin poder evitarlo un bostezo al mencionar la propia palabra y explicándole cómo a pesar de todo tiene intención de visitar ese lugar, casi como disculpándose por ello. Pero de nuevo, existe para ella la necesidad heredada de ver esa isla con sus propios ojos, para así poder ser ella la que algún día hable de la misma a los demás. Y, desde luego, no piensa dejar que nadie se lo impida, sean criminales o quien sea.
Tras ello, Chihiro explica a su nueva amiga la situación frente a la que se encuentra en esta visita. Normalmente quizás no confiaría tanto en un desconocido de primeras, precavida como es, pero le ha salvado el pelaje de los lobos. Además, no es tan desconocida... Sabe su nombre, su genealogía y dónde se crió. No puede decir eso de todo el mundo, y su añadida actitud voluntariosa son factores más que de sobra como para que la mink esté de buen humor, algo evidente en los movimientos de su cola. Tras la promesa de castañas asadas su nueva conocida se levanta de un salto, dispuesta a guiarla, y esto hace que la liebre mantenga la sonrisa, asintiendo con la cabeza decidida y tranquila con su presencia.
-¡Chihiro está muy agradecida! A pesar de que esté cerca seguro que sin la ayuda de Illje-chi habría acabado vagando por otras partes, o perseguida por otras bestias... Pasa a menudo, chi. ¡Así que vamos para allá! Podremos festejar en el pueblo nuestro encuentro, beber algo delicioso y asar las castañas. La búsqueda de Chihiro puede esperar un rato más, si es para pasar un rato más con Illje-chi y con Edipo-chi.-responde la muchacha animada, dejando a pesar de su tranquilidad todo atisbo de sueño a un lado con gran energía. Sí, le gusta esa chica, y sin duda quiere invitarla a comer... ¡Es lo mínimo que puede hacer tras toda su ayuda! Y quizás darle uno de los bocetos que ha sacado de Edipo... Así tendrían un recuerdo de ella, en cierto modo. Sí, no es mala idea en absoluto.
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No tenía claro qué clase de respuesta iba a recibir de parte de Chihiro. Había sido sincera con ella, porque aunque Dark Dome fuera su casa, no solía serlo para mucha gente. No por elección propia, al menos. No si no tenían nada que ganar allí. Había mucha gente rica que explotaba la isla a costa de negocios y vidas, sin piedad. La otra mitad de la población estaban simplemente varados allí, bien a la espera de una oportunidad que les permitiera dejarlo todo atrás bien sobreviviendo día tras día de forma automática, sin plantearse que la vida podía ser algo más que correr y huir. Ella había aterrizado allí en una especie de limbo y aunque podía ir y venir cuando quería, a veces se encontraba trazando sus pasos de vuelta hasta el extraño sitio que se había convertido en su hogar.
Se tocó una oreja de forma distraída mientras escuchaba a Chihiro. El clan de la liebre… ¿sería su padre parte de él? Quizá su abuela. No había mencionado nada de eso, pero su visita había sido ciertamente breve, al fin y al cabo. ¿De verdad preferían la noche?
-Lo cierto es que… nunca he tenido ese problema. Sea de noche o de día, a no ser que lleve mucho sin dormir… pero es cierto que tengo el sueño ligero.
Al final se encogió de hombros. No tenía sentido preguntarse hasta qué punto había perdido su genética cuando ni siquiera sabía exactamente de quién descendía. Lo anotó mentalmente en la clase de cosas que quería investigar y trató de apartarlo de sus pensamientos… al menos de momento.
-En cualquier caso, no dudo que llegarás.- Añadió con una pequeña sonrisa. – Esa seguridad es envidiable y me alegro de que la tengas. Me deja tranquila. No creo que Dark Dome pueda contigo.
Lo decía en serio, al fin y al cabo. Con ese optimismo, no tenía dudas de que lograría llegar hasta donde se propusiera. Y de momento, por suerte, su objetivo no estaba demasiado lejos. Illje asintió y en seguida se pusieron en marcha hacia el pueblo. Edipo tomó la delantera, moviendo la cola con alegría y husmeando el horizonte mientras avanzaba.
-No tardaremos en llegar. Podemos asar las castañas y tomar algo en la taberna y luego ir a buscar esas flores.- Añadió sonriendo.- Si llevas un tiempo buscándolas, no tiene sentido que esperemos mucho más. Además, yo también tengo ganas de verlas. Me han dicho que quitan el aliento de lo bonitas que son.
Poco después, Bloomed Town apareció a sus pies. Era un pueblo pequeño, de casitas rústicas y apariencia tranquila. Había unas pocas personas por las calles, pero no había mucha actividad. Toda la atmósfera gritaba a día de vacaciones y lo cierto es que estaba bastante agradecida por ello. Un descanso… no iría nada mal.
Se tocó una oreja de forma distraída mientras escuchaba a Chihiro. El clan de la liebre… ¿sería su padre parte de él? Quizá su abuela. No había mencionado nada de eso, pero su visita había sido ciertamente breve, al fin y al cabo. ¿De verdad preferían la noche?
-Lo cierto es que… nunca he tenido ese problema. Sea de noche o de día, a no ser que lleve mucho sin dormir… pero es cierto que tengo el sueño ligero.
Al final se encogió de hombros. No tenía sentido preguntarse hasta qué punto había perdido su genética cuando ni siquiera sabía exactamente de quién descendía. Lo anotó mentalmente en la clase de cosas que quería investigar y trató de apartarlo de sus pensamientos… al menos de momento.
-En cualquier caso, no dudo que llegarás.- Añadió con una pequeña sonrisa. – Esa seguridad es envidiable y me alegro de que la tengas. Me deja tranquila. No creo que Dark Dome pueda contigo.
Lo decía en serio, al fin y al cabo. Con ese optimismo, no tenía dudas de que lograría llegar hasta donde se propusiera. Y de momento, por suerte, su objetivo no estaba demasiado lejos. Illje asintió y en seguida se pusieron en marcha hacia el pueblo. Edipo tomó la delantera, moviendo la cola con alegría y husmeando el horizonte mientras avanzaba.
-No tardaremos en llegar. Podemos asar las castañas y tomar algo en la taberna y luego ir a buscar esas flores.- Añadió sonriendo.- Si llevas un tiempo buscándolas, no tiene sentido que esperemos mucho más. Además, yo también tengo ganas de verlas. Me han dicho que quitan el aliento de lo bonitas que son.
Poco después, Bloomed Town apareció a sus pies. Era un pueblo pequeño, de casitas rústicas y apariencia tranquila. Había unas pocas personas por las calles, pero no había mucha actividad. Toda la atmósfera gritaba a día de vacaciones y lo cierto es que estaba bastante agradecida por ello. Un descanso… no iría nada mal.
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