En busqueda de un tesoro y platicas sobre el pasado. (Privado Iulia)

Estas a la afueras del castillo de Markovia,joven Alpha. Estás sentado con las piernas cruzadas justo a las afueras de la entrada principal. Disfrutas del pasto y la tranquilidad de la mañana. La oscuridad poco a poco desaparece haciendo que la luz en el horizonte se haga presente. El amanecer está por hacerse y tú simplemente respiras tan profundo, totalmente indiferente ante todo y simplemente disfrutando de la tranquilidad del momento.

–Hoy nos hemos levantado muy temprano, Alpha. - Dijo Suzaku, quien se encontraba a tus espaldas. Tú simplemente sonreías mientras observabas el sol elevarse poco a poco.

- Hoy es un día importante. - Dijiste sin mostrar mucha preocupación. - Hoy salimos a buscar el tesoro que se encuentra en esta isla, así que podremos disfrutar sin mucho problema de una gran aventura.

- ¿Aventura? - preguntó Suzaku un poco confundida. - ¿De cuando aca al caza piratas le interesa disfrutar de una aventura?

- No siempre voy a poder satisfacer mis hambre de oponentes fuertes, Suzaku. - Dijiste para luego dejarte caer colocando las manos en tu nuca, utilizándolas como almohadas.- La vida puede llegar a ser muy corta para no disfrutar de cada momento y cada detalle. Pero… no quiero que me malinterpretes. Sigo siendo yo. Sigo siendo el mismo que disfruta de batallas contra oponentes fuertes sin importar nada. Pero… que yo sea un pirata implica que solo deba limitarme a ello.

- Alpha…¿Estás madurando?

- Quizás es momento de que comience a hacerlo. - Dijiste sonriendo - Cincuenta años han pasado desde que estuvimos en esta isla. Aunque para nosotros solo fue un día.

- ¿Crees que debas contarle eso a Iulia? - preguntó la plumífera que no dejaba de mirar la entrada. - Hablando de ella ¿Dónde está?

- Debe estar preparándose y despidiéndose de su abuela. En la noche antes de dormir le deje el mapa del tesoro para que lo ojeara. Estas son tus tierras y las conoce mucho mejor que yo. Yo solo estuve una vez aquí intentando conquistar unas minas.

- ¿Lo volverás a intentar? - Preguntó la plumífera mostrándose interesada.

- No creo que sea necesario ya. Si queremos minerales de ese lugar, solo tendríamos que preguntar a Iulia si es posible tomarlos. Aunque no es algo que esté en mis prioridades.

- ¿Kepler?

- Llegaremos tarde o temprano a ella. Tiene mucho por que responder. ¿Dónde están Logi y Thor?

- Inspeccionando la zona. Aunque dicen que nada fuera de lo normal.

- Hazlos regresar. Pronto partiremos.

Y sin más que decir. Simplemente cerraste los ojos dispuesto a esperar a tu hermana.

Era hora al fin. Hora de salir a probarse a sí misma y descubrir el mundo más allá de aquella isla. Salió a las almenas con su refresco de cola y observó, tal vez por última vez, las vistas de los montes de Markovia. Era un día fresco con el cielo parcialmente cubierto de parches de nubes blancas. En el horizonte, el sol comenzaba a alzarse. Respiró hondo el aire húmedo del amanecer y sonrió, emocionada. Iba vestida con un traje negro al estilo de los ninjas, el pelo recogido en una coleta y su katana colgando de la cintura. Dio un largo trago a su refresco y se subió a las almenas.

- ¡Allá voy!

De un salto, se precipitó hacia el muro del patio de armas, un par de metros bajo ella. Logró caer encima de la muralla pero se tambaleó al borde, luchando por mantener el equilibrio. Tras echar un vistazo rápido a su entorno, se dejó caer hacia la caballeriza y rodó por el techo de la misma. Tras tres vueltas se incorporó y saltó al suelo del patio. Sin prestar atención a los arañazos que se había hecho en las manos y la mejilla, corrió hacia su caballo. Se subió apresuradamente y lo espoleó:

- ¡Arre, Fred!

La joven salió al trote del castillo, con una sonrisa de oreja a oreja. A un lado pudo ver a Suzaku y a Alpha - ¡Alcánzame si puedes, capitán! - le dijo con una carcajada, mientras apretaba con los tobillos a Fred para que acelerase el paso. Pasando al galope, se alejó del castillo por el camino en dirección al oeste. Al mar.

La espera había acabado. Tu talentosa subordina montaba a caballo y salía disparada hacia el futuro. Fijaste la mirada en aquello y solo pudiste sonreír. – Realmente nos está retando a que la alcancemos. – Dijiste entre pequeñas risas. Suzaku por su parte parecía un poco enfadada. Se sentía subestimada por la joven Markov. De cierto modo, se sentía casi insultada.

- ¿Nos vamos? – Te pregunto ella, mientras bajaba el pico para que la sujetases. Tú lo tomaste sin decir nada y ella te elevo hasta el asiento. Momentos después, Thor y Logi llegarían hasta ti segundos después. Suzaku parecía estar lista para lanzarse a carrera, pero tu antes de eso, despertaste a alguien que se encontraba dormido en una de la tus alforjas.

- ¡Hey, Susanoo! ¡Despierta! – La pequeña súper ave poco a poco comenzó a despertar. Salió de su escondite soltando un gran bostezo y estirándose. Luego alzo un pequeño vuelo hasta llegar hasta tu hombro.

- ¿Si, Alpha? – Te observaba con cierta expresión gruñona. Aunque no era que estuviese molesto, esa era su cara natural.

- Una chica de cabello negro y largo que monta a caballo se va por ese camino. Su nombre es Iulia y es nuestra nueva hermana.

- ¿Si? ¿Y es fuerte?

- Aun no, pero tiene un gran potencial. Es una Markov

- Ya veo – Dijo el plumífero intrigado. – Cuando estaba vivo antes de renacer. Creo recordar que te asustaba la idea de luchar contra el Markov más fuerte de ese momento.

- Grandes hazañas hizo su abuelo en vida. Lástima que ocurrió lo que ocurrió. Fuera sido interesante luchar contra él.

- Probablemente nos fuera matado. – Al escuchar eso por parte de Suzaku, no pudieron evitar reír a carcajadas. Momentos después, Suzaku comenzó una carrera lenta hasta llegar a un punto donde avanzaba a máxima velocidad. Pronto llegaría hasta joven Markov, que se le mostraría sonriente cabalgando a caballo feliz y sonriente.

- ¿Qué se siente ser libre? – Preguntaste sonrientemente - ¿ Te ha dado tiempo de ojear el mapa? ¿Hacia dónde nos dirigimos?

Poco a poco comenzó a bajar el ritmo del galope a un trote rápido. Tampoco quería matar de agotamiento al pobre Fred. Mientras descendían por las colinas en dirección al valle de Markovia, Alpha y Suzaku le alcanzaron el paso y se pusieron a su ritmo. Iulia rio animadamente al escuchar a su capitán y respondió - ¡De maravilla! Nunca he tenido ocasión realmente de hacer lo que quería. Es decir, no es que soliera hacer mucho caso cuando me prohibían hacer cosas, pero siempre han estado obsesionados con protegerme como si fuese de cristal. Verás, tengo algunos problemas de salud. Me deshidrato muy rápidamente y mi cuerpo necesita una gran cantidad de azúcar para funcionar correctamente. Si no tengo agua para beber al menos una vez cada hora o me quedo sin azúcar, estaría en problemas. De hecho hace unas semanas hice una escapada a pasear al monte... - soltó una risotada al acordarse - ¡Salió fatal! Pero aprendí mucho de esa cagada. A partir de ahora nunca saldré por ahí sin tener la mochila bien llena de dulces y botellas de agua.

El mapa... lo había consultado, sí. También había localizado algunos libros en la biblioteca sobre el lugar que marcaba, pero solo los había ojeado. Lectura diagonal, mayormente. Le había dado pereza seguir leyendo y la verdad es que eran textos bastante aburridos. Al final había recurrido al comodín de su abuela y le había preguntado muchas de sus dudas. Seguro que no se había perdido nada importante. A las malas alguna tontería o detalle menor. ¡Y qué diablos! ¡Aquello era una aventura! Una aventura sin sorpresas sería aburrida.

- El sitio que marca tu mapa es la antigua baronía de Suzdal, en la región de Novoród. Es un castillo que quedó enterrado bajo la tierra tras la Guerra del Norte de hace sesenta años. Por lo que he podido leer, muchos sitios fueron... ocultados bajo tierra o algo así durante la guerra, para proteger las mansiones de los nobles y las ciudades. Tras la Buster Call del Gobierno Mundial Hallstat quedó arrasada. Después fue reconstruida por mi abuela con ayuda de un usuario de akuma no mi que podía alterar el terreno. Algo así me contó. Sin embargo, algunos castillos quedaron bajo tierra porque las familias a las que pertenecían habían muerto durante la guerra y no merecía la pena el esfuerzo sacarlas, o el mapa con su localización se había perdido. En cualquier caso, ¿ves esa línea de montañas al otro lado del valle? Eso de allí son los Picos de Sal, una cordillera que rodea la costa occidental de Novoród. El castillo de Suzdal se encuentra enterrado en algún punto entre las montañas y el mar. Si tu mapa es correcto y los túneles no se han hundido, debería haber algún pasaje que lleve al castillo cerca de la costa, en un punto elevado. Tal vez en algún monte junto al mar.

Probablemente les esperarían obstáculos por el camino. Los pasos que cruzaban la montaña eran normalmente seguros... cuando uno tomaba una de las carreteras principales hacia un puerto. Sin embargo, ellos no se dirigían al puerto de Veris ni ningún otro enclave costero. Iban a una zona de costa salvaje. Los únicos caminos que les llevarían hacia allí eran senderos de montaña descuidados. Probablemente encontrarían dificultades, tal vez incluso animales salvajes. ¿Verían osos de montaña? Había visto algunos pequeños en ferias, pero sabía que los osos de montaña de Hallstat eran enormes y muy peligrosos. Un reto a la altura para probar su valía.

Escuchaste atentamente todos los problemas de salud de Iullia, y estaría mintiendo si no dijera que realmente no podías simpatizar con ella. Si es muy cierto que si tenías ciertos tipos de libertades en tu niñez, igualmente siempre fuiste un niño mimado el cual tuvo que crecer de un momento a otro. También sentías admiración, ya  que ante ti se encuentra una joven mujer que se antepuso a la muerte y juro superarse a sí misma para poder llegar a ser reconocida como una pirata única y superar la leyenda de su abuelo.

Anti ti, se encuentra la siguiente generación de los Markov, Alpha. Y sabes muy bien… que ella superara al pasado y forjara un gran futuro.

-Entiendo cómo te sientes. – Respondiste. – Ya que te sinceraste conmigo, me sincerare contigo con respecto a mí. También tengo problemas de salud. Mi rodilla derecha esta fracturada y nunca se recuperó del todo. Puedo caminar y apoyarme en ella, pero lamentablemente no puedo correr. Suzaku hace el papel de mis piernas por ello y por eso mi estilo de pelea trata siempre de ser resistente y de desgastar a mis oponentes.  También sufro de una enfermedad la cual me da por dormirme si no he tomado cafeína. Si lucho y no he tomado café o algo similar, puede que caiga dormido. Soy alérgico a los frutos secos en menor medida y a los mariscos en gran medida.

>>Por otro lado, he consumido la Soru Soru No Mi. Soy el hombre almas. Puedo robar el tiempo de vida de las personas y usar ese tiempo para que los objetos y elementos cobren vida y conciencia humana. Los animales simplemente desarrollan habla y conciencia humana, todos los que creo los llamo Homies. Por otro lado, si uso mi propio tiempo de vida, puedo hacer cosas más grandiosas. Tanto Logi, Thor, Suzaku y Susanoo, fueron creados con mi propia alma.

Te sentías en confianza hablando de esto con alguien después de mucho tiempo. Se sentía bien hablar con un Nakama y poder confiarle tus debilidades. También era importante que ella lo supiera para que pudiera cubrirte en caso de que fuera necesario.

- También… - Aquí se te noto un poco más serio. – Quisiera hablarte de algo muy importante para mí. Si es posible, frente una fogata más tarde cuando acampemos al llegar a los Picos del Sol.

A decir verdad una lesión en la rodilla y no poder comer algunas cosas concretas no le parecía comparable ni tan limitante como estar obligada a tomar azúcar y agua con mucha más frecuencia de lo normal para mantenerse sana. En cambio, eso de que se dormía si no tomaba cafeína sonaba problemático. ¿Y si se dormía cabalgando y se caía de la silla? Se encogió de hombros y siguió escuchando, sin hacer ningún comentario. La habilidad de Alpha llamó mucho más su atención. Había leído mucho sobre las legendarias akuma no mi en el diario de su abuelo, particularmente sobre la que le había pertenecido a él. La Soru Soru no mi de Alpha sonaba a ser un poder tan único y poderoso como el de Ivan. Sin embargo algunas partes llamaban su atención. Le parecía que el poder de Alpha podía tener serias desventajas.

- Entonces, ¿significa que vas a vivir menos tiempo a cambio de haberles dado conciencia? ¿Y ellos cuánto vivirán, tanto tiempo como años te has quitado, o más?

Pronto dejaron atrás el pueblo de Markovia, a los pies de la colina del castillo. Pronto el camino se unió al viejo camino real que llevaba hacia el puerto de Veris, una carretera ancha y bien cuidada. Sin embargo, ellos no tomarían aquel camino rápido y empedrado. La senda que ellos recorrerían era más antigua, con senderos de tierra húmedos y parajes desolados. En comparación, aquel primer tramo era un agradable paseo. Las monturas avanzaban velozmente por la carrera y en torno a ellos podían ver posadas a pie de camino, carretas, granjas y extensos campos de cultivo. Cuando se desviaron del camino real, acabaron en una senda secundaria sin empedrar, aunque por el momento bastante visible por el uso frecuente.

A medida avanzaba el día y se aproximaba la tarde, el paisaje y el camino cambiaron bastante. Cada vez empezaron a ver menos señales de civilización, hasta que desaparecieron totalmente. Las granjas fueron sustituidas por colinas cada vez más pronunciadas y los campos de cultivo por bosque disperso. Aquí y allá veían viejas ruinas de casas y torres, en un estado tan lamentable que parecía que siglos hubiesen pasado por ellas. Iulia sabía que se trataba de restos de la vieja guerra por el trono. Y en el horizonte, los Picos de Sal estaban cada vez más cerca. Se asemejaban a ominosas y amenazantes agujas que se alzasen para devorar el cielo. Unas pocas horas más tarde del mediodía, el camino empezaba ya a ser difícil, empinado y en muchos tramos estaba totalmente tomado por la vegetación. Avanzar se había complicado tanto que habían tenido que aminorar el ritmo de marcha.

- ¿Y si paramos a comer? - dijo Iulia, con voz cansada - Me gustaría tomar algo más consistente que refrescos. Además, las cosas solo se complicarán a partir de aquí. Deberíamos reponer fuerzas antes de afrontar los pasos de las montañas.

-No realmente – Dijiste mostrándote tranquilo ante tal pregunta. – Yo podría quitarle años de vida a una persona y añadirlos al mío. Pero para eso debo hacerme más fuerte. Los años de vida que robo actualmente los tengo en una especie de “almacén” por así decirlo. Para alimentar mi alma ya eso es otra cosa.

Una vez intentaste entrenar esta técnica. Quisiste quitarle el alma a un pobre pirata que te estaba desafiando. Lastimosamente resulto ser un perdedor más en tu lista. Experimentaste durante un buen rato hasta llegar a la conclusión que, solo podrías arrancar años de vida de una persona y añadirlos a tu vida propia, solo y solo su utilizabas haki de por medio. Y no cualquier haki, tendría que ser un haki de alto nivel. Intentaste arrancar el alma de la persona con tu nivel de haki actual durante aquel experimento, que el resultado fue incluso sorpresivo para ti. El alma se resistía a salir. Jalabas, y era como si pesara mucho más allá de lo que te permitía cargar tu cuerpo. Llegaste a la conclusión de, que si querías añadir años de vida a tu tiempo de vida mediante el hurto de almas, tendrías que desarrollar tu haki y crear una técnica lo suficientemente poderosa.

El tiempo ya lo dirá.

- Ellos vivirán el tiempo que vida yo. – Respondiste Sonriendo. – Todos somos uno y…

- Uno, somos todos. – Terminaron ellos la frase.

- Cada uno representa una parte de mí. - Dijiste mirándole a tu hermana. – Suzaku representa mi orgullo. Logi representa mi furia. Thor representa mi gula y Susanoo representa mi avaricia. Aún resta unos cuantos homies más que pretendo crear con mi propia alma.

- ¿Qué soy tu codicia? – Pregunto Susanoo. – Con razón siento que quiero robar cosas todo el tiempo.

- ¡Zehaha! Lo lamento, ya tenía otros sentimientos utilizados en los otros.

El viaje fue bastante ameno. Disfrutaste de todo el paisaje y de todo lo que te tenía que ofrecer las hermosas tierras de Hallstat. Por un lado, parecía todo tan bello y pacifico que incluso a ti te sorprendía. Aun recuerdas cuando llegaste aquí por primera vez, en tu tiempo. Tiempos difíciles donde la guerra estaba por todos lados. La lucha por dominar una hallstat sin monarca era atroz. Cosas que dentro de lo que cabe te arrepentias un poco, ya que tu antiguo yo, disfruto de todo aquello.

Pero ahora todo es diferente.

- Muchas cosas han cambiado… ¿Verdad amiga? – La plumífera no dijo nada, simplemente se limitó a asentir y seguir con la marcha. Cuando Iulia sugirió parar para comer, asentiste y juntos buscaron un lugar para parar y pasar el rato. Bajaste de la plumífera e introdujiste la mano en la alforja y le tendiste a ella de tus alimentos. Le tendiste un rico sándwich envuelto. Tú aun no tenías hambre, por ahora.

- Te quería comentar algo importante. – Dijiste mostrándote dudoso por un instante. Buscando que palabras utilizar. – Aunque, sería mejor mostrártelo que comentártelo. – Le tendiste tu mano, esperando que ella la tomara. Si ella la toma. Le mostrarías todo sobre ti. Lo ocurrido con tu madre y la traición a los tuyos. Tus inicios en el mundo pirata. El ataque a Auria. La gran alianza con las amazonas. La batalla de Sakuras.

Y los más importante, la gran traición de Cecilia D. Payne y la tripulación de Kepler.

- Todo esto ocurrió hace cincuenta años. De alguna manera que no logro comprender, he viajado cincuenta años al futuro. Mi maestra, mis antiguos nakamas y amigos, ya no están. Yo… lo he perdido todo, Iulia. Lo perdí todo por una segunda vez.

Iulia cogió la pieza de comida que Alpha le tendía. Desenvolvió el papel que la protegía con cuidado para desvelar un poco de queso y carne seca entre dos rebanadas de pan. Se sorprendió por lo... vulgar de aquella vianda. Sujetó el sándwich no muy convencida y lo examinó desde diferentes ángulos. Parecía la clase de comida que un siervo consumiría durante una jornada de trabajo, un preparado simple con ingredientes fáciles de conseguir. Por otro lado, ¿podían los siervos permitirse carne? Tenía sus dudas, aunque algo le decía que aquella pieza no provenía de una res de buena crianza. Por otro lado... el queso y la carne curados eran alimentos de larga duración, así como muchos panes. Era posible que fuese más una comida del camino. Le resultaba pintoresco al tiempo que extravagante. Decidió que le daría una oportunidad.

- Sabe... seco. Y le falta algún sabor o textura que le dé algo de vidilla. No puedo comer esto.

Apoyó el sándwich sobre sus pìernas y empezó a rebuscar en su mochila. Por suerte, se había preparado para aquellas eventualidades. No podía permitirse comenzar un viaje semejante sin una pequeña cantidad de especias y adherezos para evitar los horrores de las comidas insulsas que pudiera encontrarse. Levantó la rebanada superior y echó una medida dosis de una salsa de anchoa de Veris. Complacida con haber mejorado aquel espanto, dio buena cuenta de la comida junto con unos buenos tragos de refresco.

- ¿Eh? - dijo, al notar la duda en la voz de su capitán - ¿Qué ocurre? - se levantó y le tendió la mano. Y entonces, un centenar de imágenes recorrieron su mente en un instante. El mundo comenzó a darle vueltas. Se apoyó sobre el hombro de Alpha para no caerse y dio un silbido - avisa antes de repetir algo así, ¿quieres? - su tono fue algo seco, sobrecogida como estaba. Eran demasiadas cosas que asumir. Venía del pasado, había participado en la guerra civil de Hallstat y se había cruzado con nombres muy grandes.

- Necesito reflexionar. Me has dado demasiado en que pensar. Mientras tanto... ¿continuaremos el viaje? Ese castillo no va a redescubrirse solo.

Definitivamente si le habías dado mucho en que pensar, pequeño. Si muy bien le mostrarle gran parte de tu vida, de tu pasado, también le has mostrado lo grande que es el mundo y lo mucho que debería estar preparada. Los océanos de la gran línea son lugares donde los se reúnen lo más grandes y terribles piratas. Pero bueno, eso tú lo sabes, y tenías que hacérselo entender a ella.

Aunque fue una manera bastante directa.

- ¿Y los Hallstatianos han cambiado? – Preguntaste como cosa tuya, mientras seguías el viaje. – He escuchado que la guerra civil ha hecho cosas de las suyas. Pero actualmente desconozco si siguen en conflicto o no. – Sinceramente, eras ignorante del asunto. – Quizás toque hacer algo tarde o temprano, pero dejaría que tú tomaras la decisión.

Claro que le correspondía a ella. Después de todo, estarías más enfocado en atender los asuntos del Grand Line en vez de cosas del North blue. Vamos, que básicamente creciste en estos océanos después de escapar de tus problemas. Conoces los distintos dialectos e idiomas que se dan aca. Por algo eres culto. Te gusta leer y estudiar para aprender donde estas parados. Y se te da bien ver y aprender. Por supuesto, eres un prodigio para unas cosas.

Pero para otras, no tanto.

Observaste algún árbol interesante y algunas flores. Quizás si Iulia se tomara el tiempo de verte mientras observas. Se percatara de tu encanto. Eres bastante dado a disfrutar de la naturaleza. Eras casi como un niño. Sonreías y te brillaban los ojos. Te gustaba están cosas. Claro, representas la parte espiritual y natural que deberían tener todos. Para ti la madre naturaleza era algo que debían respetar. Pero a su vez, sabias que la humanidad era necesaria. Que la ciencia y el progreso del hombre también lo eran, que ambos deberían tener un equilibro como tal. Tú eras fiel creyente de que era posible tener un balance entre ciencia y naturaleza.

Después de todo, la ciencia podría ayudar a la madre tierra, y viceversa.

- Que bella es la madre tierra… - Musitaste para ti mismo.

Iulia mantuvo un tenso silencio durante largos minutos. Su rostro transmitía su inquietud y concentración. Apenas prestaba más atención a su entorno que la justa para dirigir a Fred en la dirección correcta. En torno a ellos, las ruinas y el bosque disperso dieron lugar a colinas cada vez más pronunciadas. El camino se volvió más enrevesado, evitando cuestas demasiado empinadas y murallas naturales con largos desvíos por las caras más suaves de las elevaciones. Estaban atravesando las estribaciones orientales de los Picos de Sal. Pronto estarían en las montañas.

- Esa es una pregunta complicada - respondió, evasivamente. Sentía que un abismo se había instalado entre ambos. Era difícil creerse que Alpha realmente viniera del pasado. Si se lo hubiera contado, probablemente hubiera pensado que estaba loco o mentía. Y sin embargo, los recuerdos que le había transmitido eran demasiado vívidos, demasiado reales para descartarlos fácilmente - No sé cómo era Hallstat en tu época, más allá de lo que he leído en los libros o me ha contado mi abuela y otras personas. Hoy en día somos una república con un importante comercio minero. Los tres pueblos de Hallstat, los varenos, los novorodinos y los kalaikoi, tienen su propio territorio y leyes. Ya hace mucho que no hay conflictos armados en la isla, desde que la guerra civil acabó.

Volvió a quedarse en silencio y se sumergió en sus pensamientos. El camino que ahora recorrían era más difícil de transitar, una ruta de ganado embarrada. Habían dejado de alternar el trote y el galope para limitarse a llevar a sus monturas al trote mientras se aproximaban a las montañas. Iulia tomó aire, intentando reunir las palabras correctas. Tenía muchas dudas agolpadas en su mente. Sin embargo, había una que martilleaba su mente con más intensidad.

- ¿Conociste a mi abuelo? ¿Cómo era realmente? No he oído mucho de él más que relatos contradictorios. He leído sus... diría diarios, son más bien una autobiografía. Lo que él cuenta se contradice con lo que cuenta mi abuela. Y lo que cuenta mi abuela, con lo que cuentan los libros de Historia. No sé si era un héroe aventurero, un ladrón borracho, un asesino genocida o un señor del crimen.

-La hallstat en mi época estaba en plena guerra civil. – Respondiste con tranquilidad. – Yo estuve a punto de hacerme con un importante territorio importante de Glacitita, cuando simplemente fui derrotado en combate. Fue mi primera hazaña como novato.

Escuchar que las cosas estaban en paz era bastante tranquilizante. Ya era tiempo que esta tierra se viera tranquila luego de un largo tiempo de calamidades. Aunque por ahora simplemente estabas pensativo en tus cosas admirando belleza del lugar, la pregunta de la joven pirata te hizo parar en seco. Suspiraste y la miraste. Realmente se notaba que esto era importante para ella.

-Él era una de mis presas, cuando llegara el momento.- Respondiste sin muchos. - Uno de los objetivos más grande que te pudieras imaginar. Fuerte, increíble, poderoso y un monstruo entre monstruos. Alguien digno de respetar, y alguien digno de darme un final, si mi cacería fuera fallado. Pirata respetado por su poder. Pero... me temo que solo puedo decirte rumores que escuche de él. Nunca tuve la oportunidad de conocerle en persona.

Rumores curiosos, has de añadir.

- Los rumores que llegaban a mí, era que era un poco de cada cosa. Pero también, me hace pensar las muchas cosas también. Su realidad, probablemente fuera ser diferente a la de muchos. ¿Qué habría sacrificado por tener tal poder? ¿Cómo habrá vivido para llegar a tomar tal camino? Y si era tan mala persona como dicen ¿Porque aún se rodeaba de amigos y nakamas? La verdad, es que cada quien decide ver las cosas como quiere verlas.

La miraste fríamente

- Iulia Marko. Tú, joven promesa. Tú, que te asusta la idea de matar. Y no tengo que ser adivino para saberlo, lo veo en tus ojos. Atesora el diario de tu abuelo, porque son los recuerdos de alguien que quiso que supieras su historia, sin importar como fuera llegado a tus manos. Tú no tienes que seguir ninguno de los pasos de nadie. Ni míos por ser tu capitán, ni los otros compañeros capitanes de mi flota. Tú eres tú, y estaré orgulloso del camino que tomes, hermana mía.

Comenzaste a caminar nuevamente. – Pero no lo olvides. El mundo es un lugar cruel y debemos sacar lo mejor de él. Y el mar… es mi territorio de cacería.