Quien debe, paga... [Pasado]

La familia "Nalia" famosos por su generosidad, es una pequeña "empresa" familiar la cual por un pequeño interés cede parte de su economía a futuros empresarios. Tú mismo, ser insulso y sin poder alguno, te presentas ante ellos y no tienen problema alguno de abrir su corazón a un desconocido junto con su billetera, ahora bien, como empresa tienen que asegurarse que sus clientes acaben pagando, cosa que por desgracia, muchos se aprovechan de la buena fe de dicha familia e intentan irse sin devolver el préstamo... ¿Usureros? No, no, gente con vista, gente que reconoce a simple vista un buen proyecto de inversión y... Bueno, sí, usureros...

"Og" un hombre como cualquier otro, profesional en el juego, especializado en el Poker, tenía un plan infalible, en Dark Home, isla de donde procede casi todo lo malo de Gran Line, también es famosa por sus pecados entre los cuales están las timbas. Og, cual adicto al juego y de inteligencia limitada, decidió que sería buena idea entrar en la mesa de la familia "Theon" con el dinero prestado de la familia "Nalia" y duplicar sus ganancias... Bien, ¿Adivináis como salió la cosa? Lo perdió todo y no solo eso, cuando intentó acusar a la familia Theon de tramposos y estos intentaron echar a Og del casino, montó una pequeña y patética escena, luego se escurrió y largó...

Ahí erradica el problema de nuestro pequeño Mako, bueno... Pequeño no, pero ya me entendéis. Quien desembarcaba en la isla con un clima desértico, recordaba a Arabasta en gran medida, tierra árida, calor, colores pálidos. Pero ahí estaba, con su traje negro atrapando todo el calor que le permitía y generando pequeñas gotas de sudor en la frente brillante y libre de pelo. Metiendo su  mano derecha en el interior de su ropa sacó un pañuelo el cual usó para secar la bola de billar que tenía por cabeza para luego guardarlo de nuevo. ¿Su misión? ¡Fácil! traer de vuelta a ese maldito deudor, en un principio había pensado en perseguirle por todas las islas con un disfraz de conejo rosa gigante pero era más rápido darle dos ostias y traerlo a rastras...

No había que subestimar a ningún maleante, todo humano era peligroso acorralado, cual rata por lo que Mako iba armado, su revolver en el cinturón por dentro de la americana y sus tres cuchillos, uno escondido en cada manga y otro en el interior de la chaqueta al otro lado del pañuelo. Le habían informado que se había dado a la fuga y tras unos cuantos meses había acabado en estas islas paradisiacas y flotantes, a la espera de poder encontrarlo y volver a sus quehaceres que eran cosas similares por desgracia... Por lo que con elegancia y educación caminó hacia el pueblo en busca de respuestas

Apenas habían pasado unos días tras mi partida de la isla Banaro con el incidente en el que me había tenido que enfrentar a unos tipos de los cuales no sabía nada. Había salido herido pero nada que un descanso y buena atención no recuperasen rápido.

Durante aquellos días que duró el viaje, no hice mucha cosa, salvo dar paseos por la cubierta principal del barco y pasarme una vez por la mañana por la enfermería para que me curase la herida. La verdad era que estaba pensando y dado lo que tenía pensado hacer no podía arriesgarme a moverme sin un médico, lo que significaba que debía de encontrar a uno que o bien me quisiese seguir o por lo menos su sombra.

Durante la travesía, había descubierto que a los marineros no les hacía mucha gracia el ir a aquella isla y se les notaba preocupados. Como era costumbre en mí, empecé a hacer preguntas. Todos más o menos respondían lo mismo y es que era una isla complicada para vivir, aunque fuesen unos días, el motivo principal eran los animales que allí había. Eran extraños y todos extremadamente peligrosos; pero parecía que estos eran repelidos de poblaciones por unos árboles. Sin embargo, cuando decían aquello no se les veía muy convencidos.

El momento en el que llegamos a la isla yo me encontraba en la enfermería del barco y dado que no había habido jaleo, parecía ser que no había problemas, por lo menos no hasta que atracásemos. Por mi parte, tenía ganas de llegar a la isla y ver qué era lo que podía ofrecerme, había dejado atrás a Katua, y era necesario reemplazarlo además de conseguir alguna sombra más.

El pueblo al que llegamos parecía de nómadas, unas casas bastante rusticas y como me habían dicho la aldea rodeada de unos árboles no muy grandes, plantados a apenas un metro de distancia unos de otros. Mientras los miraba, pude ver que desprendían un olor de un color blanco que les rodeaba unos metros y parecía casi como niebla. Parecía quedarse bastante localizado.

Debía tomarme las cosas con calma y tener algo más de información antes de intentar hacer cualquier cosa, más aun teniendo aún la herida del hombro, que aunque estuviese bien curada aún no estaba como para hacer grandes esfuerzos.

Tras preguntar unas cuantas horas, resultó de interés saber por que no era buena idea alejarse de los asentamientos, dichas casas de piedra y barro para aislarse del calor no solo estaban para proteger a las personas de los azotes climatologicos, si no, que también estaban puestos estratégicamente para evitar a los grandes depredadores que les rodeaban. La gente parecía feliz, no estaban preocupados pero todos decían que si te alejabas no volverías... ¿Quizás era una leyenda que la gente creía ferreamente y Og aprovechó ese miedo para adentrarse y huir de las garras de su deuda? Era una situación a tener en cuenta y Mako no descartaba la idea de echar un vistazo fuera de dicha "protección".

Entrando en la casa de uno de los ciudadanos a petición del mismo, se sentó en la mesa y escuchó atentamente las historias que le contaba, animales, comida y turistas. Por lo que decía el abuelo, últimamente llegaba mucha gente como escala en sus trayectos pero algunos curiosos intentaban investigar dichos animales y generaban algún altercado a los ciudadanos. Mako insistió en la descripción de su objetivo y obtuvo una respuesta satisfactoria -¿Con una cicatriz en la parte derecha de su cara? Parecía haberse quemado, sí, me suena, vino aquí pero se fue a la siguiente isla, si coges el puente del muelle ocho lo encontrarás, ten cuidado, no te desvíes del camino, aún que los arboles parezcan secos y marchitos siguen protegiendo a los nuestros- Comentó con una sonrisa. Mako prestaba atención a los detalles pero como hombre orgulloso no creía poder encontrar algo que no pueda manejar por lo que su tranquilidad seguía notándose.

Tras hablar un rato más con el hombre puso rumbo por el camino de arboles hacia el puente, sin dejar de mirar alrededor donde no parecía haber ningún animal, depredador o presa, simplemente era un páramo yermo que no dejaba de crear curiosidad en el moreno trajeado y todos saben lo que pasó con el gato y la curiosidad. A lo lejos pudo ver... Algo... ¿el qué? No lo sabe, pero parecía una planta, marrón que se movía lentamente como azotada por el viento, la única pega es que el viento soplaba hacia el este y la planta parecía estar bailando hacia todos lados... -No debo...- Se dijo en voz alta

A pesar de las advertencias que había escuchado en el barco de los animales, me daba curiosidad el ver que tipo de animales eran los que habría allí para que todo el mundo les tuviese miedo. En mi opinión un animal, si había que tenerles respeto, pero nunca miedo, siempre dependía de como fueses para poder cazarlo. Consideraba que una simple persona podía ser más peligrosa, porque sabía actuar y muchas veces no sabía actuar y era fácil de leer como pensaba.

No había bajado del barco y de pronto un tipo que reflejaba mi pensamiento se fue acercando a cada uno de los tripulantes del barco a los que parecía preguntarles algo, estaba sudando y parecía aterrorizado. De pronto se dirigió a mí. Su olor era de un amarillo grisáceo, no me daba muy buen aspecto pero no parecía peligroso.

-Está aquí, está aquí, tengo marcharme, tengo que marcharme – Iba murmurando según se acercaba a mí con mucho nerviosismo - ¿Eres el capitán? Tengo que salir de aquí inmediatamente lléveme.

-No, el capitán creo que está en su camarote, pero no es un buen momento creo que quería descansar. – Le contesté, no perdió el tiempo y me dio un ligero empujón para seguir entrando en el barco –. De todos modos creo que dijo que tendríamos que estar aquí unos días.

El tipo se paró al instante como si mis palabras le hubiesen petrificado. Se giró y salió corriendo de nuevo al pueblo perdiéndose entre las casas. Sin duda era un tipo extraño, incluso su apariencia habría destacado sin esa actitud tan extraña. Miré a mi alrededor y me aseguré de que nadie me viese, luego Raven salió de mi sombra.

-Síguelo, quiero ver en que clase de problemas se mete, aunque no es que me importe demasiado, es por si prepara algún problema.

Tras un graznido el ave alzó el vuelo y se fue en dirección por donde se había ido el individuo aquel. Por mi parte, necesitaba un buen whisky, pero el médico me había dicho que nada de alcohol, por lo que sería remplazado en aquella ocasión por un té.

La curiosidad tentaba al de gafas a cada paso que daba para alejarse de los animales pero era un tipo serio y había venido a lo que había venido. Tras cruzar el puente para la siguiente isla cosa que llevó su tiempo (no sabría decir cuanto), una con algo más de vegetación, podría decirse que de vida ya que había más gente, en puerto habían más barcos, tres o cuatro más pero se notaba la vida que traían. También en la plaza había un escupe fuego, dos malabaristas y un pequeño carruaje promocionando un evento circense. No eran mucho de su agrado pero entretenían, quizás cuando acabase lo que había venido a hacer invertiría algo de tiempo en el espectáculo.

Ya con café en mano preguntó a los aldeanos donde recibió más respuestas de las esperadas como "hace una hora lo vi ir a puerto" "ayer estuvo aquí comiendo" "Un tipo majo pero eso sí, vacilón...". La sonrisa era apreciable en el rostro moreno del calvo ochentero. Una camarera de la taberna "El permiso de hefesto" le comentó que lo había visto yendo a toda prisa a puerto, por lo que tras agradecer y con decisión, Mako fue directo a puerto...
Tras llegar no dudó en aprovecharse de la buena fe de la gente de ahí -Disculpe, ¿ha visto a un hombre con una cicatriz en la parte derecha de su cara? Es una quemadura, pelo negro, rizado, de un metro ochenta, su mujer me ha contratado para encontrarlo, parece ser que sufre delirios y paranoias, está muy preocupada- Le contaba a todo el mundo, sabía que si decía que se lo quería cepillar por orden de un capo de la mafia nadie le iba a echar un capote -Es un hombre con ataques esquizofrenicos, se cree que le persigue un dragón, un demonio y demás... Es muy importante que lo encuentre antes de que haga daño a alguien o a si mismo- La pena, la pena era un buen arma, por otra parte sabía que estaba cerca de encontrarlo así que ya no estaba tan preocupado por el tiempo, entregar una misión a tiempo es siempre un par de puntos extra

Fue con esa cantinela a todos los presentes, la verdad que su cara no era de preocupación pero supuestamente era el detective que lo buscaba no el familiar, habría dicho que era su hermano pero el tono de piel no coincidía mucho, ni diciendo que uno nació en Arabasta y otro en Invernalia... -¿Nadie lo ha visto? Se cree que va con una chaqueta marrón clara algo andrajosa, con desgaste y arañazos, ¿nadie?-

Me mantuve por los alrededores del puerto y ayudaba de vez en cuando a bajar alguna caja poco pesada al muelle. Me cayó alguna bronca, las primeras fueron por ayudar a descargar mercancías cuando no debía de hacer nada. No por el brazo sino porque había pagado lo suficiente como para que no me tocase compensar con más trabajo. Sin embargo, la única broca que no pude evitar y por la cual tuve algo de miedo fue la que vino por parte del médico del barco cuando me vio cargando peso de una caja, me sentó en un barril del barco y no me dejó moverme hasta que no terminasen de descargar.

De echo, el médico para evitar que siguiese cargando cosas, decidió entablillarme el brazo y ponerme un cabestrillo. No lo necesitaba, yo lo sabía y él lo sabía mejor que yo, pero debió ser su forma de castigarme por hacer imprudencias.

Cuando pude desembarcar por fin, vi algo extraño que ya había vivido hacía muy poco tiempo. Un extraño preguntando a todo aquel con el que se cruzaba algo. Su aspecto era incluso más perturbador que el anterior. Calvo, trajeado y completamente de negro con gafas de sol. Si no quería llamar la atención allí sin duda no lo hacía bien. Cuando me acerqué pude escuchar que era lo que decía. Parecía que estaba buscando a un tipo con una chaqueta marrón claro. No le presté demasiada atención, como la mayor parte de la gente.

Sin embargo, hubo algo que me llamó la atención de lo que dijo aquel tipo, decía que el tipo al que buscaba era esquizofrénico y le describió la cara como el tipo al que había visto hacía un rato. Algo no me cuadraba, caminé hacia su posición para verle mejor dentro de lo que se podía. Desprendía un olor de un color bastante oscuro, pude apreciar que iba desde un marrón oscuro casi negro a un azul oscuro casi negro, predominando este último más. Aquello le daba un tono muy frio y oscuro que no me terminaba de cuadrar en alguien que actuaba como él. Al fondo del muelle pude vislumbrar un restaurante.

-Ve en una hora a Daft Nokoribi. - Le dije según pasé a su lado, no me detuve y me moví entre la gente mientras me dirigía al restaurante.

Mako no obtuvo una respuesta clara, sí, lo habían visto, pero no sabían por donde, ya pensaba en ir a otro lado a preguntar cuando un hombre se pasó por su lado y de una forma fugaz le citó en una hora en el restaurante. Esa forma de crear una "entrevista" era digna del bajo mundo pero aquí no pegaba, por lo que la mente paranoica de Mako empezó a hacer de las suyas "¿Que hace aquí alguien del bajo mundo? ¿Pirata? ¿Puede ser que Og haya contratado protección? claramente la situación no era normal por lo que le hizo mantenerse alerta. Una hora para salir de dudas, una hora para dar respuestas a sus preguntas pero la cosa no se iba a quedar así, él sabía que bien tenía todos los números de ser una trampa por lo que toda precaución es poca...

Se quedó a un par de calles de la taberna desde la cual podía observar la puerta, en esa hora hizo un control exhaustivo, memorizó a todo el que entró y salió, le pagó unos pocos berries a un mocoso para que le dijera quien había dentro, le pagó a una mujer para que se tomara un café de unos quince minutos y luego volviese a contarle que ambiente había, pagó a un hombre para entrar preguntando por Jakie a todos y cada uno de los presentes y le dijera que impresión había tenido, claramente no se podía confiar en unos cuales quiera pero era lo que tenía a mano. No pagó a nadie más, o no tendría dinero para volver a Dark Home...

Cinco minutos antes de la hora acordada se ocultó en un callejón, revisó su arma abriendo el tambor y asegurando que sus seis balas estaban listas para salir a jugar. Se guardó el arma en la parte de atrás de su pantalón, oculta por su americana y entró a la hora en punto. Se sentó en una de las mesas y pidió el café más negro que tuvieran, intenso, amargo, sabor tostado, sin azúcar y unas tostadas, con mantequilla y azúcar, pero el azúcar tenía que ser puesto en la mantequilla derretida por el calor de la tostada recién hecha... ¿Qué? Cada uno con sus manías, tú tienes las tuyas y yo no digo nada...

Esperó sentado no muy tranquilo a la llegada de quien le invitó a sentarse en este restaurante justamente... ¿Tendría respuestas? ¿Buscaría pelea? ¿Querrá tajada?

Me dirigí al restaurante que había dicho dispuesto a esperar al tipo aquel. Aquello me serviría para confirmar un par de cosas. Tal y como había aprendido de Sung en su momento, cuando entré en el restaurante, me dirigí a una esquina oscura en la que pudiese pasar bastante desapercibido de la gente mientras comenzaba tomando mi té y que además me permitiese ver todo el lugar, quien había, quien entraba y salía, cosas sencillas y básicas.

Durante el tipo que estuve allí sentado no se acercó nadie a mí, hubo un transito de gente que se podría considerar normal. Si hubo algo que me llamó la atención. Y fue que en cierto momento apareció un niño bastante contento, este caminó alrededor de todas las mesas como si buscase algo y luego se marchó como había venido. Y tras unos cuarenta minutos esperando se acercó a la mesa un hombre preguntando por un tal Jakie. Sin embargo, intenté hacerle un par de preguntas en relación a la persona que buscaba. Tardó en responder más de lo que alguien con las cosas claras de como era a quien buscaba no habría dudado.

Casi cuando se cumplía la hora, el calvo entró al restaurante, hizo su pedido y se sentó en una mesa. Esperé a que le llevasen lo que había pedido para acercarme yo después con mi té. No tardaron mucho, apenas un café con tostadas. A pesar de ser medio día parecía que iba a desayunar, era extraño, pero no lo juzgaba, cada uno tenía un apetito diferente.

Me levanté y me dirigí a la mesa. Dejé el té al otro lado de la mesa donde estaba el calvo, le miré le sonreí y me senté, al hacerlo, saqué del bolsillo una canica verde oscura y la coloqué en mitad de la mesa, era una de mis T.I.M.E. pero quien pensaría que aquello era un explosivo con ese tamaño.

-Buenas. Soy Morgoth. Y antes de que hagas cualquier pregunta dejare un par de cosas claras. – Dije sin perder la sonrisa –. Esto es un explosivo bastante potente, por lo que puedas intentar. Y ahora vamos con lo importante. Sé que no tienes relación con el tipo que buscas o su familia, no de amistad por lo menos, si hubiese sido así no habías esperado una hora en venir. Y sé que eres alguien con recursos para mandar a gente a espiar lo que había por aquí. – Di un trago al té y miré al tipo de una forma tremendamente seria –. Dime para que lo buscas y que me darás para que te ayude a encontrarlo.

De pronto, tras recibir su sustento del día, pudo ver como el hombre le sonreía y se sentaba, por un momento pensó "¿No se habrá equivocado? ¡Mierda! ¿Y si el tío me ha pedido una cita?" Ya pensaba una forma de escapar de aquél sitio sin que pudiera perseguirle y un par de respuestas para rechazarlo sin romperle el cora... Que leches, rompiéndole algo... El hombre puso una pequeña especie de perla en el centro de la mesa "¿Me está regalando joyas?" pensó, era una manera de pensar muy antigua, comprar el afecto de alguien. Poco a poco las gafas iban resbalando por su nariz, incrédulo de la situación.

Giro inesperado de la situación cuando de pronto el desconocido explica exactamente donde se encuentra Mako. El de tez morena miró la perla, entre curioso, interesado y algo escéptico, pero empezó a creerle cuando se dio cuenta de la situación en menos de lo que canta un gallo. Mako se echó hacia atrás "relajando" la posición, se colocó bien las gafas y contestó -Menos mal... Pensé que te ibas a declarar o algo...- Le echó tranquilamente el azúcar al café, lo removió, chupó la cuchara y la dejó al lado de la taza -¿Explosivo? Es interesante ¿Como  de potente es? La verdad que por su tamaño no parece gran cosa...- Esa pregunta no era de relleno, verdaderamente los explosivos apasionaban a Mako. Le dio un buen sorbo al café esperando la respuesta o dando tiempo a que pensara deseando que luego si respondiera a ello -Así que te has dado cuenta de todo, lo que me da a entender que no eres un hombre cualquiera... Te explico, al hombre que busco, tengo mis razones, ¿Tú ayuda? ¿Para qué? No te infravaloro, ni me creo un rastreador de primera, pero se que está en esta isla, se que hace poco que lo han visto y creo que lo puedo encontrar fácilmente... ¿Que motivos tendría para contratar ayuda?- Tras finalizar le dio un bocado a una de las tostadas...

El tipo era un portento, había calado a Mako con una simple frase algo que molestaba bastante al matón de tres al cuarto, tampoco creía que necesitase la ayuda de un don nadie pero... La perla verde de la mesa le inquietaba, ¿Sería un explosivo? Si lo era... Lo quería -Temas aparte... Si me demuestras que funciona, te compro la patente de esta preciosa perla- Sin rodeos, al grano, la quería, para que marear la perdiz...

Tras explicarle la situación al calvo, este se recostó un poco y pareció relajarse, como si aquella situación fuese la mejor en la que pudiese estar. Parecía ser que había llegado a pensar que me iba a declarar o algo parecido. El tipo era más raro de lo que yo había calculado. Sin embargo, eso no cambiaba la situación en la que se encontraba. De aquel comentario pasó a preguntar por el explosivo, lo cual además pareció interesarle más que la información del tipo que andaba buscando.

No dije nada simplemente esperé a que se centrase en la conversación, quizás hubiese tiempo luego para hablar de explosiones. Pareció que se centró un poco tras tomar algo de café. Parecía que no quería ni necesitaba mi ayuda, por sus investigaciones, sabía que se encontraba en la isla y creía encontrarlo fácilmente. Al terminar de decirme aquello cogió una de las tostadas. Le cogí la otra tostada y comencé a comerla.

-Tienes razón, ¿para qué necesitarías la ayuda de alguien que te puede llevar en este momento al lugar exacto donde se encuentra. – Me levanté de la silla tras terminar el té –. Un placer, caballero. Y por cierto, son de elaboración casera, no tengo intención de decirte como las hago, no son un juguete, pero te doy esa si quieres, pero puede explotar en cualquier momento sin un cuidado especifico, tu sabrás.

Parecía que las negociaciones no habían salido como esperaba, me hubiese gustado ganar algo de dinero, era dinero fácil, pero con un cabezón como contra parte se hacía algo imposible. Según salí del restaurante, se me ocurrió una idea, quizás no fuese buena, pero sin duda podría ser graciosa. Me dirigí a un callejón donde no hubiese nadie y tras asegurarme de que no me veían, cambaría mi posición con Raven.

Al hacer el cambio, pude ver desde una azotea, donde antes estaba el cuervo, como intentaba esconderse el tipo al que buscaba el calvo. Si seguía así no tendría mucho futuro.

Cuando el tipo cogió la otra tostada, al hombre de negro le dio un pequeño podría llamarse micro infarto, en sentido figurado, no podía creer que le quitara la tostada, la cual dejó como última por que tenía mejor pinta y quería degustarla, pero el malvado hombre que tenía en frente se la quitó. Decidió no montar una escenita por una simple tostada, era algo que le daba vergüenza, pero se moría de ganas por pegarle un tiro en la rodilla... ¡El último trozo siempre es el mejor! Siempre hay que guardarlo, por suerte mantuvo la compostura y no se puso en ridiculo.
Las palabras del muchacho fueron certeras, ¿no había trato? No había más que hablar, una lastima, me interesaban esas bombas pero por suerte me había regalado una, quizás pudiera analizarla bien, siempre y cuando no me explote en el bolsillo -Un placer Morgoth, me habría gustado más hablar de la canica que de ese hombre pero las cosas son así... Por cierto, me llamo Mako aún que no importe...- Se presentó, como "respeto" la verdad es que ese tal Morgoth había calado a los espías (Si se podían llamar así) y hasta al mismo Mako con una sola mirada en cuanto lo vio preguntando por ese tipo. No era alguien corriente, parecía más astuto que el de las gafas por lo que, como respeto, se presentó...

Tras la salida de la taberna de Morgoth, nuestro calvo amigo se tomó su café, la tostada, maldijo un poco al recordar que la segunda había sido robada y salió de la taberna... Nuevamente en busca de su amigo, pero en este caso no necesitaba suerte si las cartas estaban a la vista -Muxaxo, er chico al que uste bucá. Lo hemo vizto ar ladito migmo de la casa la Manoli, en el callejón entre la costurera y er de lo zapato- Billeticos en mano, salió directo hacia las indicaciones que aquella muchacha de aspecto selvático profundo le había concedido a cambio de unos miseros berrie. Las gentes que no parecen tener una buena vida son las más fáciles y baratas de comprar.

Preguntando, caminando y deduciendo, Mako llegó a un callejón, al final una casa que no parecía estar bien cuidada ¿Abandonada? quizás, al lado de casa la Manoli donde le habían indicado -Og... Ahórrame el tener que buscarte más, cabrearme solo llevará a que te haga preguntas más intensas...- No, no sabía si estaba ahí, pero parecía un buen sitio, apartado, quizás sin propietario, yo me escondería ahí, es de los sitios que habría escogido Mako

Antes de marcharme el tipo aquel comentó que hubiese preferido hablar más sobre el explosivo, sin embargo, aceptó que me marchase y se presentó como Mako. No presté demasiada atención a aquellas palabras, dado que no se había podido dar un trato, no necesitaba escuchar nada más salvo, un “está bien, te pagare”, pero parecía que aquel hombre era de la cofradía del puño cerrado.

Cuando vi al perseguido tras cambiar mi posición con el cuervo, comencé a seguirlo. No parecía demasiado avispado, y de pronto se metió en una casa que parecía abandonada. Sin duda parecía un cliché andante para esconderse. No sabía que habilidades tenía el sujeto que le perseguía, pero si había llegado hasta allí y tenía claro que este tipo estaba en la isla aún no debía de ser del todo malo.

Bajé del tejado en el que estaba y entré en la casa abandonada. Al hacerlo un ruido delató donde se había intentado esconder el idiota aquel. Suspiré y fui hasta la habitación en la que se encontraba. No me costó mucho encontrarle, se había metido en el armario medio roto de la habitación. Sin duda un desastre de tío.

-Sal de ahí, tu amigo ya vine hacia aquí y voy a igualar un poco las tornas.

El tipo se asomó con miedo, sin duda idiota completo. Su mejor opción había sido el mantenerse quieto y esperar a que hubiese abierto yo el armario para tener una oportunidad, pero lo había ignorado. No tenía muchas ganas de perder demasiado tiempo con explicaciones, así que le cogí por el brazo y lo llevé hasta la salida de la casa mientras le explicaba la situación en la que estaba.

Justo al salir, miré a través de los ojos de Raven, quien parecía que había seguido al calvo de Mako y estaba a punto de llegar. Miré hacia los lados buscando una salida, pero no había nada que nos pudiese servir. Aunque había un cofre que, aunque la casa estuviese en mal estado, este no parecía viejo. Lo ignoré, ya tendría tiempo de volver. Salí corriendo con el tipo aquel del brazo y a pesar de sus quejas atravesamos los arboles de olor color blanco para seguir adentrándonos en el bosque.

No por nada envían a este sujeto a buscar a gente. Había acabado en una casa abandonada, claramente con uno de sus cuchillos en mano investigó la casa al detalle, se fijó bien en un par de datos curiosos... En la casa, la cual no estaba cuidada habían ventanas rotas, la puerta no estaba cerrada y nadie limpiaba claramente, lo que dejó tres tipos de pista... La primera, que algún idiota se había escondido en un armario cutre salchichero, el polvo y tierra que entraba con el aire había dejado marcado la silueta de manos y un culo en el suelo del mismo... ¿En serio se había escondido aquí? Si es que matarle solo sería un servicio a la comunidad... La segunda pista era algo que le puso en alerta, ya no estaba tranquilo buscando a su objetivo ahora empezaba a emparanoyarse... ¿Por qué habían dos tipos de pisadas en la suciedad del suelo, unas decididas, fuertes, en el sitio, otras más erráticas, de arrastre, nerviosas... Esas eran las de Og, estaba seguro, ¿Pero quien era el segundo sujeto? En el armario también se notaban el rastro de dos personas, una que agarró la puerta por la maneta y dos que abrieron las puertas sin usar dichas manetas, ere era Og, seguro, del miedo agarró lo primero que pilló...

Cambió de estrategia, aparte del cuchillo en la izquierda, empuñándolo al revés, con la hoja al contrario del dedo pulgar, también agarró el revolver con la derecha y se puso en modo "comando" con la hoja apuntando al frente por si tenía que apuñalar rápidamente... De negro, caminando decidido que puto profesional... Daban ganas de darle un aumento por el simple hecho de existir pero no tenía pinta de que fuera a pasar... Así que se lo tenía que ganar... Por lo que tras dar una ultima ojeada a la casa fue directo a la matanza de texas... No sin antes, despistarse un segundo y tropezar con una maldita caja de hierro, caer de bruces al suelo y perder las gafas que cayeron frente a él... -¡La madre que...!- Gritó, miró hacia sus pies y ahí estaba la caja. De la rabia, antes de levantarse si quiera le arreó con la culata del revolver sin mirar, con tan buena suerte (que casualidad) de darle en la cerradura y abrirla. Mako se levantó y le puso empeño en quitarse todo el polvo de encima, se agachó y cogió las gafas, las limpió con su gamuza negra azabache y mientras frotaba el cristal observó la caja -¡El traje es nuevo!- Gritó tras darle una patada, la caja salió volando y al abrirse mostró algo muy interesante... Una fruta de color grisaceo, la piel era brillante y tenía formas raras...

Se quedó ahí pasmado, mirando dicha fruta y recordó lo que aquél hado madrino parecido a un dragón amarinado le dijo sobre las frutas del diablo, claramente aún seguía sin creer en ellas pero el dragón que vio era verdadero y era peligroso así que dudó... Se sintió algo avergonzado, parecía un crío creyendo cuentos infantiles, caminó hacia ella, la agarró y la limpió con la gamuza de las gafas... Miró hacia los lados para asegurarse que nadie le veía hacer la tremenda idiotez que iba a hacer y... -Pero que demonios estoy haciendo- Comentó dandose cuenta de lo idiota que parecía creyendo en cuentos de hadas... Pasó del tema y volvió a su objetivo principal... ¡PERO ESPERA! Mira como el pillo moreno se la guarda en la chaqueta... Para que luego diga... Bueno sigamos, Mako salio en búsqueda de Og nuevamente

Mientras avanzaba con aquel idiota patoso adentrándonos entre los árboles mi sobra tomó forma y se levantó, casi no hizo falta decirle nada, era evidente lo que tenía que hacer. Entretener a quien pudiese seguirnos antes de desaparecer. La mantuve a la distancia máxima a la que podía estar de mí. Por otra parte, cuando llegué a un pequeño claro, solté al tipo aquel y puse por los alrededores algunas trampas. Concretamente los D.E.A.D., luego subí usando la akuma al tipo aquel a un árbol junto conmigo,

-Debemos volver, esto está mal, moriremos aquí, hubiese sido mejor quedarnos en la casa.

-¿La casa en la cual era obvio que te habías refugiado? Si no te hubiese sacado de allí el tipo ese, Mako, ya te había matado. – El tipo se quedó helado al escuchar el nombre.

-¿Lo conoces?

-Le iba a vender tu ubicación exacta, pero decidió no pagar nada, ahora quiero putearle un rato, por si me da algo al final.

-¿Entonces me vas a proteger?

-Mientras negociemos, ¿tu que me pagarías si te protejo?

-No tengo nada, por eso viene a por mí, el tipo para el que trabaja quiere que pague una deuda, pero me ha mandado ejecutar.

-Vamos, que no tienes valor.

-No se combatir, no puedo hacer nada.

-Ya, pero no me refería a eso.

Unos ruidos me hicieron ponerle una mano en la boca para que no dijese nada y me centré en mi entorno, notaba distintas presencias, prácticamente todas ellas muy agresivas, alguna parecía acercarse a mi posición, pero otras parecían estar chocando entre ellas. Aquello me seguía resultando extraño, pero la habilidad del haki de observación era muy útil.

El idiota aquel me tocó el hombro y me señaló hacia un lado del claro. Una especie de jirafa apareció, era muy extraña, pues tenía una curva en el cuello y era de color verde. Me encontraba perplejo admirando tal aberración de la naturaleza cuando pisó al lado de un D.E.A.D. y este explotó.

Nada más salir de la casa ya tenía las pisadas a seguir, por lo que parecía a simple vista tenían prisa y se dirigían hacia las afueras, en ese momento el moreno no cayó pero estaba a punto de traspasar los limites que muy encarecidamente le recomendaron no traspasar, pero ver ramas rotas, pisadas un tanto alocadas y un camino a seguir le hicieron no recordar las palabras del anciano, de la muchacha de la taberna, de aquél hombre de tupe y las otras siete personas que se lo dijeron. Poco a poco iba caminando con su revolver en la derecha y el cuchillo en la izquierda, algo encorvado prestando atención a todos lados, pero no tardó mucho en encontrar una simple pista, algo que quizás a inexpertos se les hubiera pasado por alto, pero Mako no, ¡él es un profesional! Bueno, quizás no hacía falta serlo pues, de pronto escuchó una explosión hacia su izquierda, quizás hasta alguien sin experiencia lo hubiera notado... No se desvió mucho pues la explosión sonó cerca -Te tengo... ¡Espera!- En ese momento empezó a pensar un poco más, mira que le cuesta... ¿Explosión? Ahí había quedado demostrado que el mierdecilla de Og no estaba solo y que algo explote... Sacó la perla que había guardado del tipejo aquél y la volvió a guardar -Puede ser... Como no le pagué... ¿Le protege? No me parece tan extraño...- Cierto, descabellado, algo quizás remoto pero posible... Maldito Morgoth...

Tras tomar rumbo lentamente hacia la explosión, pudo ver ¿Una puñetera jirafa chepada y verde? ¿A que mente retorcida se le ocurre crear un ser así? Bueno, mucho retorcido por la vida. Mako se parapetó tras un árbol junto a otro caído, dando una cobertura decente por donde empezó a mirar alrededor pero no vio nada más que aquél animal bastante extraño el cual tenía una de las patas delanteras herida y con un par de llamas, parecía que se había encontrado con la mina y esta estaba herida... Observando el movimiento de aquél raro espécimen, no parecía darse cuenta que poco a poco la luz del sol era menos brillante pero justo a tiempo se percató pues cuando giró el cuello se vio "algo" sobre su cabeza segundos antes de que este se precipitara velozmente sobre Mako. ¡Esquivado! Por los pelos, cuando pudo fijarse bien... Flipó de lo lindo...

criatura:

El aguijón de aquél pedazo de bicho más grande de lo que sería uno normal, casi parecido a los de Arabasta pero algo más pequeño, estuvo a punto de apuñalar a Mako y quien dice apuñalar dice atravesar o aplastar no estaba muy claro. El maleante apuntó al bicho pero cuando iba a disparar dudó, no lo hizo, rápidamente se puso a correr como loco en dirección a la jirafa

La explosión me había distraído, bueno, eso y que el animal fuese algo tan condenadamente extraño, más que cualquier cosa que hubiese visto en toda mi vida. Sin embargo, al ver que al animal se daba la vuelta cojeando y con una buena herida en la pata en la que había recibido la explosión en busca de quien o qué le había provocado aquel daño, me permitió volver a centrarme en mi haki. Fue entonces cuando descubrí un error que había ignorado, tanto después de que me lo dijese el tipo aquel como por los rumores que había escuchado.

Bien, no eran rumores, noté varias presencias en aquella zona, una por ubicación era el tipo aquel, otra la jirafa, una pequeña que posiblemente fuese una persona, otra de un animal que se acercaba a la pequeña y un par de ellas más que se acercaban desde bastante distancia, posiblemente intrigados por la explosión. Prácticamente noté en todas las presencias, salvo en la mía y la del tipo que tenía al lado, hostilidad hacia lo que había a su alrededor.

Abrí los ojos y miré en dirección a donde estaban la presencia pequeña y la más grande que parecía ir a por ella. Pude ver como una persona calva, posiblemente Mako por las ropas que llevaba, acababa de evitar ser arponeado por un escorpión, pero no uno normal, su tamaño superaba con creces el de una persona normal, es más, diría que podría compararse con Dokko. Aquello era malo, si el calvo aquel moría no podría hacer ningún trueque por el idiota al que protegía.

De mi sombra salió Dokko saltando hacia el calvo y la bestia que tenía junto a él. Sabía que el Dokko que sabía combatir cuerpo a cuerpo, pero para atravesar el exoesqueleto que tenía aquel ser necesitaría algo más que solo fuerza. De pronto, de los nudillos de Dokko salieron unas cuchillas azules, parecía que estaba usando el trion, o sin quererlo yo lo había generado sin darme cuenta, aunque no lo creía. Justo cuando estaba a punto de caer descargó uno de los puños sobre lo que parecía la cabeza del animal, aunque al moverse clavó las cuchillas en mitad del cuerpo. Aunque el animal no murió, ni mucho menos.

El maldito escorpión empezó a apuñalar el suelo cercano a Mako, dejaba buenos hoyos en su camino, claramente esa cola era más poderosa de lo que parecía, por la pinta que tenía un disparo no conseguiría mucho si no acertaba en la boca u ojos por lo que el calvo ahorraría pararse y perder tiempo y distancia. Su intención era llevar al bichejo enorme cerca de la jirafa, la cual herida no podría defenderse bien y ya se entretenían uno con otro pero pobre de él, las cosas nunca son como uno se espera. De la nada cayó del cielo otro ¿animal? más extraño si cabe que la mariposa de fuego de aquél día, el cual cayó entre el bicho y el soldado, de pronto solo pudo ver (A medias ya que iba corriendo cual conejo del tigre) al nuevo bicho asestando un gran puñetazo al invertebrado en la espalda pero este no pareció caer en el abrazo de la muerte. Seguro que estás pensando "Ese monstruo ha salvado al calvo" Pero sinceramente, había firmado una posible sentencia de muerte pues en unos pocos metros Mako chocó contra algo... Sí, una de las patas sanas de la jirafa la cual observó con ojos ensangrentados al humano -Mierda- Exclamó, la jirafa retorciendo el cuello lo recogió y de un buen impulso más un giro asestó un cabezazo importante al matón en todo el pecho (Bueno pecho, la cabeza del animal era bastante más grande que el simple pecho de Mako) Dicho humano salió disparado contra un árbol con el que frenó en seco pero quedó al revés, clavado cual clavo pero los pies no apuntaban al suelo, si no al cielo y la cabeza estaba cerca del suelo...

Perdió la conciencia ¿Un segundo? ¿Un minuto? No lo sabía bien, solo se despertó por una extraña sensación, un sabor insano en la boca, un sabor tan desagradable como para sacarle de la ausencia que había sufrido. Con un gran dolor en el pecho se observó, se dio cuenta que la fruta que había guardado en el bolsillo interno de la americana se había roto y su "jugo" caía hacia abajo, pasando por el cuello hasta caer en la boca de Mako. Cuando miró al frente vio a la jirafa correr hacia él, tosió, sangre, se pudo ver claramente, con un brusco movimiento de brazos se separó de la corteza del árbol y cayó al suelo, se apoyó en el mismo tronco que había sido clavado y apuntó con su arma a la pata ya herida de aquél animal. Apuntó y disparó una vez, la bala acertó de pleno en la rodilla de la pata quemada y dañada por la explosión. Sea por el dolor o por haber roto dicha rodilla, el animal cayó al suelo de bruces evitando que envistiera, mordiera o diera un nuevo cabezazo a Mako -Mierda...- Esta vez su palabra favorita tenía menos energía y más dolor en su pronunciación

El escorpión se revolvió para quitarse al semigigante de encima y luego le encaró. Mako pareció librarse por fin de aquel animal, sin embargo, al huir chocó con la jirafa. Esta tras dar unos pasos hacia atrás enroscó su cuello como si de un muelle se tratase y de pronto salió disparado a una velocidad impresionante. El impacto lo recibió de lleno el calvo, el cual salió disparado como un proyectil hasta que chocó contra un árbol, aunque boca abajo.

El hombre no se movía, no me parecía extraño teniendo en cuenta la potencia de aquel golpe. La jirafa comenzó a acercarse hacia el trajeado, parecía que quería terminar la faena, quizás porque pensase que había sido él el que le había provocado aquellos daños en la pata. Saqué un billete y me lancé hacia el cuello de la jirafa que aún no me había visto. Tal y como estaba más o menos planeado caí sobre el cuello. Pude escuchar algún disparo y vi que Mako seguía vivo y tenía un arma en la mano. El animal cayó hacia un lado y tal como estaba yo podía quedar debajo del animal y eso sería bastante peligroso.

Conseguí moverme lo suficiente como para evitar aquella caída, al hacerlo dejé colocado el billete en el cuello del animal y salté hacia un lado. Tras unos segundos, en los cuales no había podido ponerme a cubierto el billete explotó. Si bien no apuntaba hacia mí directamente, la explosión hizo que volase hacia atrás quedando al lado de Mako cubierto de sangre y trozos de carne del animal. Levanté el brazo con el cabestrillo y le saludé.

-Buenas. Quisiera negociar nuevamente un precio, esta vez por tu cabeza y la de el idiota. Si me da un buen pellizco os salvo a los dos y te lo entrego.

Miré al semigigante y estaba luchando contra las pinzas del escorpión, esquivaba e intentaba golpearle en la cabeza. Parecía que se lo estaba pasando bien, dado su tamaño no podía sacarlo demasiado a menudo y ya había comprobado que le gustaba mucho el combatir.

Mako miró de forma poco amistosa al tipo que acababa de caer a su lado cubierto de lo que parecía sirope pero era sangre y con un cacho de carne pegado a la altura del pezón izquierdo, lentamente sacó su arma y apuntó al hombre -Sabía que alguien le estaba ayudando, sorpresa la mía al verte aquí, quien diría que el que me iba a "ayudar" a encontrarlo era el que le estaba ayudando a esconderse...- Sorpresa nada, Mako estaba realmente cabreado y tenía unas ganas locas de dispararle entre ceja y ceja pero estaba en una situación complicada y el lo sabía, habían monstruos y el había recibido un gran daño, llevaba desde que disparó a la jirafa comprobando su hombro izquierdo el cual parecía dislocado por no decir que se había llevado tremenda ostia con el maldito animal. Lentamente y apoyado con el árbol se levantó, observó la pelea de los otros dos monstruos -Hagamos una cosa dime donde está, le pego cuatro tiros y nos ayudamos mutuamente a salir de aquí ¿Hay trato?- Claramente el orgullo del criminal no le permitía ni aceptar su trato ni pagarle un misero berrie pues por culpa suya estaba metido en este problema

Tenía una caja en el bolsillo izquierdo de la chaqueta con veinticuatro balas, el problema es que su hombro no le permitía mover el brazo por ende su mano no podía coger la caja y recargar el revolver así que solo contaba con cinco balas en su arma, estaba en problemas. De pronto empieza a alzar la cabeza, como buscando algo y señalando hacia unos arbustos, le preguntó a Morgoth -De casualidad ese culo gordo y sucio que asoma en esas hiervas, ¿No será Og?- Preguntó a la par que apuntó con su arma -¡OG!- Gritó y el culo se movió sobresaltado -Si es que me da hasta pena matarlo... ¡Hagamos una cosa Og, no te mataré pero vendrás conmigo y darás la cara! ¡Atente a las consecuencias, dejaste de pagar y huiste, vuelve como un hombre!- Que majo Mako... Bueno, la oferta no era por que estuviera teniendo el corazón blandito, lo que tenía era una conmoción, un posible neumotorax, la dislocación y poca munición...

A lo lejos, se escuchó un alarido, parecido al que hizo el escorpión cuando fue atravesado por el gorila con armadura, ese ruido parecía de algo más grande... ¿El papá venia a proteger a su cría? Estaban en apuros...

El calvo comenzó a apuntarme con su pistola mientras me recriminaba que le había intentado estafar intentando darle la ubicación de a quien estaba protegiendo y escondiendo. Realmente no había sido así, simplemente había intentado sacar ventaja de una información que a él le faltaba, como se supone que hay que hacer. Me incorporé a la vez que el asesino, no parecía para nada contento. De echo intentó hacer un nuevo trato. Quería que le dijese donde estaba el tipo al que buscaba para matarle y luego me ayudaría a salir de allí.

-Disculpame, pero yo puedo largarme cuando quiera de esta situación, sin contar con el echo de que tu estas destrozado y no te queda ni una pizca de fuerza para mantenerte de pie. Yo te estoy dando la posibilidad de sobrevivir. – Le dije dándole unos golpecitos en la espalda –. Me pregunto si estarías mejor si te hubiese dejado enfrentarte al escorpión y a la jirafa por tu cuenta. Bueno, estaré por aquí si quieres ponerle precio a tu vida.

Le di la espalda y me dirigí hacia el semigigante, que parecía que ya había acabado con su enemigo. De pronto un rugido, o lo que parecía uno se escucho en aquella zona del bosque, sonaba extremadamente potente, por lo que debía de ser un ser bastante grande. Cuando llegué hasta el escorpión muerto, saqué la linterna de las sombras y comencé a iluminar con ella justo donde se separaba el cuerpo de la sobra como ya había echo otras veces. Lo fui rodeando y cuando terminé de separarla apoyé mi mano sobre ella.

-Cúbreme Dokko. – El semigigante se interpuso entre el calvo y Og y nuestra posición para que ninguno viese nada–. Surge.

La sombra del escorpión tomó la forma de este y luego se introdujo en la mía. Tenía una nueva incorporación a mi colección. El sonido de árboles cayendo y acercándose me sacó de mi ensimismamiento y me alejé hasta donde estaba el calvo.

-Dokko, retrocede y no te metas a pelear hasta que te lo diga – Le ordené a la sombra del luchador –. Bien, ya tienes a Og, me da igual, ¿cuánto porque te libre de lo que se nos viene encima? - Justo apareció un escorpión similar al que Dokko acababa de matar, pero de un tamaño colosal en comparación – Te insisto en que puedo largarme cuando quiera y dejarte aquí vendido Dime tu precio y te saco también.

Rabia, sí, rabia era lo que Mako estaba sintiendo en ese momento ya que su orgullo le impedía aceptar cualquier trato de ayuda pero la situación no ayudaba a salirse con la suya, al criminal claro, todo apuntaba a que ese maldito civil se saldría con la suya. Cuando el moreno fue a disparar sin más a Og, el otro bicho gigante que se había cargado al escorpión se movió a las ordenes de Morgoth, ahí mismo entendió un poco más la situación -No me jodas...- Comentó al ver que el guerrero oscuro era un siervo del desaliñado-¿Quien co**nes eres?- No era alguien común, no era alguien normal, eso saltaba a la vista y encima tenía la sartén por el mango.

No tardó en hacer presencia un puñetero escorpión con gigantismo, no estaba muy lejos aún así se veía enorme ¿Como lo verían una vez lo tuvieran encima? Mako intentó echar a correr pero no podía, tenía que dar su brazo a torcer, frase bien dicha pues le dolía como si le partieran un brazo -Maldito Morgoth.. ¡Está bien! Acepto, pero me temo que tengo un pequeño problema para ti, no tengo dinero que ofrecerte, por lo menos no hasta que acabe la misión y entregue su cabeza- Dijo señalando al llorica -Deja que me encargue de el, cobre la misión y te pague, eso o si necesitas a alguien que te ayude con algún tema de dudosa procedencia soy tu hombre. Te deberé un favor y yo los pago pero... Bueno, igualmente Og tiene que sufrir las consecuencias...- Comentó, en lo que tardó en hablar el monstruo gigante estaba más cerca -Te aconsejo que pienses rápido, me gustaría saber si voy a morir ahora o mañana...- Comentó, guardó el arma, contra el escorpión un revolver no haría absolutamente nada por lo que estaba en manos de Morgoth...

Claramente. Si aquél hombre aceptaba que el pago fuese con un favor, Mako se lo devolvería y no sería hasta entonces que, pasados unos días después del cumplimiento del contrato, (Salvarle la vida por X favor) que intentaría matarlo. Sí, después de pagar su deuda sea cual sea, Morgoth había entrado en una lista negra de la que era difícil salir pero actualmente el morenazo sabía que no podría ni con Og, mucho menos con el que lo protegía, el coloso que le obedecía y el escorpión gigante asesino que venía en busca de juerga... ¿Como se pueden torcer tanto las cosas en tan poco tiempo?

A pesar de haberle dejado a tiro al tal Og el asesino no le disparó, supongo que valorando los pros y contras de hacerlo delante de mi. Sin duda fue por mí, cuando, alucinando por ver que le daba ordenes a Dokko, se enteró de que me obedecía un ser de aquel tamaño sin rechistar. Quiso saber quien era como era normal, sin embargo, y como era evidente debía de ser educado y responder.

-Soy Morgoth, tal y como te dije.

Pudimos ver como el gigantesco escorpión comenzaba a hacer acto de presencia en el claro. Pude ver como intentó echar a correr el trajeado sin mucho éxito, estaba algo peor de lo que me había imaginado.

-Og, vamos tenemos que marcharnos.

En ese momento también habló el calvo. Aceptaba que le ayudase y aunque me dijo que no tenía dinero para pagarme por su vida dijo algo que podía ser y solía ser mucho mejor que cualquier cosa en efectivo, un favor, y dada la situación en la que estábamos iba a ser uno de los gordos.

-Adelántate, que voy a ayudar al señorito para negociar por tu vida y por tu deuda para que te deja en paz. – Le dije a Og, a quien la primera parte no le gustó, pero al escuchar la segunda pareció relajarse y comenzar a correr – Bien, parece que tenemos un trato, tu tienes lo que más quieres que es tu vida y yo tendré un favor tuyo. No te preocupes, me pondré en contacto contigo cuando lo pueda necesitar.

Le ayudé a levantarse apoyándose en mí y a cargarlo para comenzar a movernos. Cuando estuvo bien sujeto, desde mi lado “bueno” o mejor dicho el que no tenía escayolado para sujetarle mejor y de forma que solo pudiese mirar hacia adelante o ligeramente a los lados. Saqué con la otra mano de la sombra de los pliegues internos del abrigo mi pistola de confianza mientras echábamos a andar apunté al idiota crédulo de Og le disparé. El tipo cayó al suelo casi en el acto, por lo que guardé el arma de nuevo en las sombras sin que se diese cuenta Mako.

-Dokko, Otsoa, Eztena, cubridnos del pequeñín mientras nos vamos.

De mi sombra, por la espalda, salieron el enorme lobo y la recién incorporada nueva sombra del escorpión. Comenzamos a caminar y se escucharon algunas explosiones, parecía que el enorme animal había activado el resto de explosivos que había dejado activados. A las explosiones ruidos, gritos y rugidos se escucharon, dando pie a que la pelea había comenzado. No estábamos lejos de la frontera por suerte.

1r persona:
Con ayuda de Morgoth, empecé a salir de aquella escena, había mucha información que recopilar, entender y preguntar, pero al ver caer a Og, entendí que tipo de persona era o por lo menos me hice la idea de un tipo de personalidad con la que tener cuidado, ya no diré la sorpresa que me llevé cuando dos bichos más aparecieron y uno tenía la silueta parecida al maldito escorpión que casi me parte por la mitad antes... Na, casualidades pero estaba clara una cosa -Después de pelear con ese maldito hado madrino Krein (Dorito) empecé a descubrir las frutas del diablo, las cuales cada vez se hacen más presentes en mi vida, por culpa de ese engendro no he parado de encontrarme en situaciones desventajosas por esas malditas habilidades, por lo que no pienso preguntar lo que está pasando, no soy muy listo pero se sumar dos más dos...- Comentó, de pronto una especie de proyectil se acercó a una velocidad moderada hacia el calvo y el manco no tan manco, Mako hizo un movimiento brusco para agacharse él y poder ayudar a Morgoth a agacharse (Si se deja o no hace otra cosa claro) al lado de estos cayó un pequeño guante con una placa de hierro en el dorso de este para proteger la mano, parecía un guante medieval pero más "moderno" por así llamarlo... Si miraban fijamente, bajo la tierra, hojas, arena y demás porquería natural del suelo, habían algunos cuerpos, esqueléticos con protección...

En ese momento, Mako recordó la historia del viejo de la casa trece que visitó, quien le dijo que antes se enviaban soldados a intentar acabar con los animales sin éxito alguno, he aquí cuerpos de soldados medio muertos... -Cuidado, hay otro animal...- Dijo poniendo atención a su entorno, en un principio pensó en algún bicho que lanzó de alguna forma objetos para despistar, era claramente difícil de creer pero ya había sufrido ataques de monos lanzando sus propios excrementos, en esta isla como todo es tan al extremo de la imaginación quizás también haya algo parecido...

Mientras avanzábamos, por lo que escuchaba y de vez en cuando veía a través de los ojos de mis sombras era que la batalla estaba complicada, les estaba costando mantener al animal para no nos persiguiese. Quizás si les dejase ir más ofensivos pudiesen hacer algo, pero debían de defendernos a como diera lugar, por lo menos hasta los árboles blancos.

Cuando llegamos a la altura a la que se encontraba Og me agaché y le cogí por las ropas para arrastrarlo con nosotros. No era porque los bichos no se lo comiesen, sino para que Mako tuviese una prueba de que había logrado su objetivo, sabía como eran los contratistas de este tipos de encargos.

De pronto noté un tirón hacia el suelo por parte del calvo justo cuando estaba usando la visión de Eztena. Al no esperármelo caí al suelo junto a él. Retomé mi vista y miré al trajeado para reprocharle y ver que no estuviese muerto, pero lo encontré mirando una cosa a un lado. Parecía el guantelete de una armadura. Extraño, cuanto menos eso era extraño. Comencé a levantarme y a ayudar al calvo cuando al pisar noté como algo bajo mi pie crujía y cedía ligeramente bajo mi peso.

Miré al suelo y pude ver un cráneo roto y alrededor de este otros huesos terminaban por conformar un esqueleto humano cubierto en gran medida por partes de una armadura. Dudaba que aquello fuese un cementerio de la población local.

-Deberíamos irnos rápido, los lugares así no me parecen demasiado turísticos. – Comenté vigilando alrededor. – Por cierto, deberías de dejar eso, si necesitamos movernos rápido llevarnos la armadura no va a ayudar. – Le dije quitándole una pieza de armadura pegada al brazo.

Al quitársela noté resistencia, como si la tuviese pegada al cuerpo de alguna forma. Cuando fui a preguntarle este mencionó que había un nuevo bicho, me centré todo lo que pude y activé el mantra. No notaba nada en las cercanías salvo el escorpión gigante.

-Sigamos, si sale ya nos preocuparemos de él.

Que asco... La armadura de algún cuerpo putrefacto se me había pegado a mi mejor traje, esto me pasa por querer usarlo con tantas ganas en una ciudad nueva, para generar buena impresión, ya ves de que me ha servido, lleno de polvo, sangre y ahora carroña... Morgoth me quitó el cacho pegado al brazo, en otra ocasión quizás le hubiera agradecido pero ahora estaba buscando al otro bicho. En un segundo abrí el ojo ante el susto, vi otro proyectil dirigirse hacia nosotros, esta vez era un casco, rápidamente disparé con mi arma lo que desvió la trayectoria, quedaban cuatro balas y no iba a decirle a Morgoth que me recargase el arma, claramente nunca me había encontrado en una situación tan desfavorable... Apoyé el arma en mi pierna para ayudar al movimiento cuando de pronto... ¡Una pechera entera! Una maldita coraza se dirigía hacia nosotros, disparé dos veces, el tamaño era más grande por lo que una bala no sería suficiente -¡Cuidado!- Con suerte, la coraza se abrió por la mitad de los costados, por donde se ata (Las costillas o lumbares) y pasó una por cada lado de nosotros -No lo veo- Comenté, se escapaba de mi visión

Caminamos unos cuantos pasos más, alternaba mi brazo para ayudarme con la pierna y apuntando de vez en cuando por si nos lanzaban algo más, cuando de pronto, pude ver otro proyectil, esta vez era una lanza de madera con punta afilada de hierro. Dicha arma iba directa a mi cabeza, quien fuera que lanzara todos los objetos me tenía a mí entre ceja y ceja, apunté nuevamente con el arma y disparé, o eso creí, cuando alcé mi mano no tenía mi revolver en ella -¡¿Que mierd...- No pude decir más, alcé mis hombros y agaché mi cuello lo suficiente para que pasara por encima de mi cabeza -¡Casi me peina!- Grité, luego volví a gritar pero de dolor, mover un hombro dislocado no es placentero precisamente...

-Algún tipo de mono barra topo esta lanzando todas las mierdas que hay en el suelo y por alguna razón solo yo soy su objetivo, claramente mi carne parece más apetecible que la tuya, a la tuya le faltan vitaminas, esta muy blanca... Pero no logro verlo y solo me quedan dos balas... Y he perdido mi arma... ¡Anda, espera! Está aquí...- El revolver estaba pegado en mi muslo, me costó despegarlo pero volvía a estar armado -Hay algo raro en el ambiente, como pegamento ¿Esporas? Quizás la arena de aquí tiene propiedades pegajosas... Salgamos de esta maldita isla...- Comentó mientras le ponía más ímpetu a salir por patas