Dos piratas y las hormigas sin patas... o algo así

Prometio se encontraba dando lo mejor de si mismo, por lo que aquel golpe que Sora asestó al animal dio inició a una serie de golpes que podrían ser el fin de la bestia. Tras ver como el chico de los caramelos clavó su espada en el ojo de la bestia, el peliazul se preparó para dar un ataque en su cráneo. ¨Prehistoric Impact¨

Sora puso toda su fuerza en ese ataque, logrando así terminar de derribar al animal, este ataque consiguió hacer una onda de choque en forma de cono que hizo rodar al animal unos metros mientras que las plantas y arbustos volaban por el golpe. Sora estaba herido pero sabia que tenia que darlo todo en esta pelea. Dió un gran saltó y cayó justo encima del animal para posteriormente impactar repetidas veces su cráneo intentando romperlo para crear una contusión. Sin embargo este animal, pese a estar casi ciego de uno de sus ojos, logró apartar a Sora con un gran golpe a lo que el pirata cayó varios metros lejos de la bestia.

¨Es obvio que necesito entrenar más mis técnicas, fuerza y resistencia, no puedo creer que un animal me este superando¨ Sora pensaba mientras intentaba levantarse nuevamente, se siente un poco mareado, pero nada que no pueda controlar. Con mucho esfuerzo utiliza su técnica Shissoku no Senko, conoce bien las consecuencias de usar esta técnica dos veces sin siquiera haber descansado lo suficiente, pero a este le da igual ya que siente impotencia de que un animal lo esté superando, a pesar de ser dos contra uno.

Sora comenzó a moverse velozmente, sus músculos comenzaron a destensarse rápidamente mientras este impacta golpes directos a la bestia sin darle oportunidad alguna de reaccionar. Quería deshacerse de él lo más pronto posible, Sora cerraba sus ojos y se dejaba llevar por el olor que la bestia emanaba de ahí su apodo ¨El durmiente Sora¨ ya que en ese estado ni siquiera abre los ojos, sino que se deja llevar por su instinto animal. Golpeaba a la bestia mientras este se movía constantemente de ubicación para evitar ser golpeado por su contrincante. Hasta que simplemente sus músculos no resistieron más y se privó de todo movimiento. — Mierda, mierda, mierda, no ahora por favor — Sora simplemente cayó al piso, dejando a la bestia herida y quedando este sin la posibilidad de mover los músculos de sus brazos y piernas por el uso de su técnica por segunda vez.

— Prometio, mi cuerpo enfermo no me permite hacer mas, ya está herido, destruyelo y vendamos su piel — Sora gritó y sonrió hacia prometio.

Sora se batía valientemente contra aquel felino enorme, intercambiaban una serie de golpes que parecía no tener fin, me preguntaba cómo es que el chico podía resistir todos los zarpazos que le soltaban, su estamina era envidiable. Veía la feroz batalla entres las dos bestias. Yo, sinceramente, había planeado huir en cuanto el ojo de la bestia carmesí, aprovechar el dolor y su pérdida de visión para perdernos entre la vegetación de la jungla, pero al ver que el peliazul se había arrojado a la batalla sin dudarlo, no pude evitar quedarme a asistir al peliazul. Tras una serie de golpes agresivos, Sora había logrado debilitar al tigre-león a costa de su propio movimiento, cayó sobre su espalda exhausto y sin poder mover un sólo músculo, parecía que el combate había drenado absolutamente todas sus fuerzas y no podía combatir ni un segundo más.

Una vez en el suelo, escuché salir unas palabras de su boca que no me gustaron del todo. El enorme felino no nos había atacado por simple diversión, era un depredador que cazaba presas más pequeñas que él, sólo había hecho lo que sí naturaleza le indicaba, comer a un par de criaturas más pequeñas. Volteé a ver a nuestro contrincante y a Sora, ambos estaban exhaustos, aunque el felino aún tenía una mirada desafiante y probablemente lanzara un ataque apenas me acercase, aún tenía mi espada clavada en su ojo, no la recuperaría. Me acerqué cuidadosamente con el mono araña que reposaba en el piso y le extendí mi brazo para que se aferrara a este, luego me acerqué a Sora sin dejar de prestar atención a la bestia, que parecía tener toda la intención de retirarse. Sus heridas eran graves, teníamos que conseguirle atención médica lo más pronto posible, esos cortes en su pecho eran cosa seria.

-No tengo planeado matarlo, mira -dije señalando al felino- no tiene intenciones de seguir peleando. No voy a vender su piel tampoco, eso sería cruel -checaba su pulso en el cuello- aunque si yo fuese más fuerte me gustaría llevarlo a bordo, eso sí. Tenemos que llevarte con un doctor, ¿prefieres regresar a la aldea o algo así? Puedo llevarte en mi espalda si deshaces tu forma prehistórica.

Aunque quizás no era un chica guapa como para alegrarme de llevarla a mis espaldas, Sora había dado todo en nuestra lucha contra la bestia carmesí, había cargado con la mayoría del trabajo y no lo iba a dejar tirado a su suerte.

El joven pirata entendió a Prometio y no objetó en absoluto, este no quería asesinar a la bestia, y aquello no estaba mal, aunque técnicamente tampoco estaba del todo bien. Pero Sora no es de los que cuestiona, entiende los sentimientos de los demás y actúa conforme a eso. Tras escuchar que el contrario se ofrecía a llevarlo si este dejaba su forma híbrida, Sora no tardó en deshacer esa forma.

Sin embargo, había un problema, mientras su cuerpo volvía a la normalidad sentía un dolor interminable, sus músculos se encogian a tamaño normal pero el tensado sigue siendo el mismo, por lo que el dolor aumenta en gran medida. Fruto de usar excesivamente la técnica que apenas es la primera fase. Como puede saca su den den mushi de su bolso para posteriormente comunicarse.

— Ocho, estaré en el barco pronto, prepara una dosis de analgésicos para cuando llegue por favor. —

— Sorachi, estás usando tu técnica, ¿Que pasó ahí arriba? ¿Necesitas que suba? —

— Ocho, recuerda la regla número 4 —

— El Going Slowly no puede quedarse solo, nuestro barco es nuestro mayor tesoro. —Se escuchó hablar a la chica tras aquel artefacto.

— Excelente, estaré ahí en poco tiempo, no te olvides de comer algo y preparar mis analgésicos —tras culminar sus palabras este cuelga el den den mushi. Y vuelve la mirada hacia prometio quien se encontraba delante suyo para ayudarle.

— No quiero volver a esa aldea, si puedes, llévame al barco, ahí estaré mucho mejor, además, estás joyas son nuestras, y hay que repartirlas. — Sora a pesar de estar herido no tiene intensión alguna de volver a la aldea, lo que quiere es salir pronto de aquella isla, no importa que no haya podido cartografiarla completa. Cuando se vuelva más poderoso volverá y lo intentará nuevamente.

Su cuerpo estaba algo débil, no moribundo por suerte, tenías esas enormes cortadas en el pecho y una de sus alas estaba rota por el choque con el árbol. Por lo que será sumamente difícil planear hacia abajo, ya que los Skypiean no pueden volar, pero si pueden planear por el tamaño de sus alas.

En el barco tenía su Kit de primeros auxilios, y tanto el como Ocho pueden suturar heridas, no por oficio, sino por necesidad. Cuando estás solo en alta mar, hay cosas que debes aprender por la necesidad de compañía.

Sora señaló la bolsa con las Joyas para que el chico de los dulces la recoja y puedan marcharse de allí. Sora quisiera poder seguir subiendo, pero si está pelea en el primer islote lo dejo exhausto, comprende que no está listo para lo que está más arriba.

La intensa lucha había terminado, lancé un suspiro relajado y Sora deshizo su transformación de megatherium, al parecer le causaba bastante dolor porque hizo gestos no muy agradables. Nuevamente él había regresado a ser el peliazul con apariencia frágil, hablaba con lo que parecía ser un compañero suyo por un gracioso Den-Den mushi, así que le dejé terminar su conversación antes de cargarlo.

-Bueno, entonces es momento de marcharnos -le dije mientras lo cargaba y lo arrojaba sobre mi espalda- perdón, eso debió doler jeje -me disculpé ya que no había tenido cuidado al cargarlo- espero que te lleves bien con... -pensaba en un nombre para el mono- Arrhenius, al parecer es muy majo.

Esperaba no tener que encontrarnos con ninguna otra bestia bizarra en el camino, cargaba con un chico y un mono araña heridos a mis espaldas, por lo que pasaría un mal rato tratando de hacerle frente a cualquier obstáculo. Había sido una isla maravillosa,  llena de excéntricos animales y gente muy extraña, me quedaba un mal sabor de boca no poder seguir recorriéndola, pero quería atender las heridas de mi nuevo mono araña y, al parecer, aún no tenía la fuerza necesaria para seguir recorriendo aquellos curiosos islotes flotantes. Algo era seguro, una vez que ganara fuerza, volvería a recorrer los islotes restantes, seguramente había un mar de animales aún más increíbles por descubrir, pero también muchísimo más poderosos, debía ganarles para poder hacerles mis compañeros. El resto el camino hacia el borde del islote transcurrió sin muchas complicaciones más allá del bochornoso calor que, poco a poco disminuía conforme el Sol comenzaba a ocultarse. Un perfecto atardecer anaranjado que nos despedía apenas un día después. Llegamos al borde.

-¿Es aquí, ese ese tu barco? -dije señalando una embarcación- si es así, ¿te molestaría darme un aventón a la siguiente isla?

Había dejado clavada mi espada en el ojo de aquella bestia enorme, esperaba que encontrara la manera de quitarla por sí misma, así que después de tratar las heridas de Arrhenius debía buscar una espada poderosa para reemplazar mi arma pérdida. También era probablemente un buen momento para comenzar a tomarme más seriamente mis demás aspiraciones.

-Creo que podríamos obtener al menos un par de millones con estas joyas, aunque tú puedes quedarte con la mayoría. Digo, tú fuiste el que recibió mayor daño. -Pusimos pie en su embarcación- si conoces alguna isla con grandes herreros sería genial.

Al llegar a la embarcación Ocho innegablemente se alarmó, Sora se encontraba herido y no eran simples cortadas de papel, estaba muy herido, la pequeña se alertó tomando con bastante velocidad su ninjaken. A decir verdad nunca ha herido ni un mosquito intencionalmente. Pero Prometio no lo sabía.

— Suelta mi hermano ahora mismo, o sino, sino, bueno, si no lo haces te voy a cortar la oreja izquierda — Llena de valor la pequeña (la espada temblaba en su mano) hizo un gesto de tajo con su pequeña espada. — No estoy bromeando, te vas a quedar sordo si no sueltas a mi hermano ahora —

— Ocho, Cal...ma— Objetó Sora de inmediato.

— Sorachi, ¿Que te paso? ¿Por que tienes todas esas heridas? — Su preocupación era evidente. Su querido compañero tenía heridas gravísimas. — Colócalo aquí por favor —Mencionó la pequeña entrando a una de las dos pequeñas habitaciones que tenía el barco.

Le pidió amablemente al chico que saliera de la habitación mientras esta inyectaba algunos antibióticos y vendaba a Sora. Ellos solo se tienen el uno al otro, por eso desde que esté la rescató ella ha dado lo mejor de si misma para aprender las cosas básicas y mantener a Sora bien cuidado, conoce lo descuidado que puede ser debido a su condición.

Tras una media hora más o menos, la chica sale de aquella habitación, Sora se encontraba descansando profundamente. ¿Se durmió? O ¿La pequeña lo indujo a dormir de alguna manera? No es posible saberlo a simple vista.


— Bienvenido al Going Slowly. Este es nuestro pequeño barco, si viajaras con nosotros debes conocer nuestras reglas. Por cierto, mi nombre es TS-8, pero llámame Ocho. — La jovencita con una sonrisa se acercó a Prometio para explicarle las reglas y darle la bienvenida.

La pequeña entregó al Prehistórico una ficha con las reglas, al parecer en este barco usualmente tiene muchas fichas con cosas escritas, por obvias razones.

Reglamento del Going Slowly:

— Si puedes llevar esas 7 reglas será todo un placer llevarte a cualquier sitio, nosotros viajamos al azar, para crear mapas y recaudar dinero, necesitamos pagar un revestimiento y viajar a la isla Gyojin a buscar a mis papás — La pequeña de no más de 12 años habla mucho, a diferencia de su compañero de viaje, ,¿Como es que logran llevarse bien?

Continuará...