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Puede que para la mayoría de la gente el dar un paseo por la inmensidad del desierto no fuera su plato favorito. Tiene sentido, después de todo, la arena se te puede meter por todos sitios y hace bastante calor. Sin embargo, gracias a mi zoan me era de lo más relajante estar bajo el sol el tiempo que hiciese falta, me regulaba muy bien la temperatura. Desgraciadamente este paseo no era por placer, sino por venganza. Bueno, quizá venganza fuese una palabra demasiado fuerte para lo que eran mis intenciones. Era solo que al llegar al puerto, un señor muy amable se ofreció a limpiarme los zapatos y me habló de un problema de cierto pirata que había montado un espectáculo terrible en mitad del desierto. Fingía ser un puesto de entretenimiento para descansar y abastecerse antes de continuar el viaje, pero luego secuestraba a la gente que se quedaba. También te digo, muy difícil debe ser llegar a ese sitio si está en mitad de ninguna parte sin que nadie te indique dónde está; menos mal que ese amable anciano me dio indicaciones. El caso es que como no llevaba nada de dinero encima, le ofrecí deshacerme del problema como pago.
No sabría decir cuánto tiempo tardé hasta que vi una gran carpa de circo empezar a tomar forma. Lo único que pude pensar conforme me acercaba era en cómo habían montado algo tan grande en mitad de ninguna parte, tiene que haber sido toda una molestia traer los materiales y demás. Ignoré los carteles en los que promocionaban ofertas de actividades lúdicas y relajantes dentro de la carpa, ya sabía que eran mentira. Entré finalmente en la carpa, mirando el gran escenario que había delante de mí. Las gradas lo rodeaban en su totalidad, estando separadas por una valla bastante alta. Lo extraño es que no había ni un alma y en el escenario solo había arena, ni izquierda un atril o algún utensilio para los shows. ¿En serio la gente caía en esta trampa? Me acerqué más, acabando en mitad del sitio, mirando alrededor en busca de alguien.
-¿Hola? Mi nombre es Yor D. Krein y soy el futuro rey de los piratas, vengo a darle una paliza a la persona que ha montado esto, ¿puede alguien salir y así acabo con esto pronto? Tengo un poco de hambre y el pueblo está lejos…
La verdad es que si yo fuese un pirata malvado que ha construido una trampa para turistas desde luego no tendría esto así de aburrido.
No sabría decir cuánto tiempo tardé hasta que vi una gran carpa de circo empezar a tomar forma. Lo único que pude pensar conforme me acercaba era en cómo habían montado algo tan grande en mitad de ninguna parte, tiene que haber sido toda una molestia traer los materiales y demás. Ignoré los carteles en los que promocionaban ofertas de actividades lúdicas y relajantes dentro de la carpa, ya sabía que eran mentira. Entré finalmente en la carpa, mirando el gran escenario que había delante de mí. Las gradas lo rodeaban en su totalidad, estando separadas por una valla bastante alta. Lo extraño es que no había ni un alma y en el escenario solo había arena, ni izquierda un atril o algún utensilio para los shows. ¿En serio la gente caía en esta trampa? Me acerqué más, acabando en mitad del sitio, mirando alrededor en busca de alguien.
-¿Hola? Mi nombre es Yor D. Krein y soy el futuro rey de los piratas, vengo a darle una paliza a la persona que ha montado esto, ¿puede alguien salir y así acabo con esto pronto? Tengo un poco de hambre y el pueblo está lejos…
La verdad es que si yo fuese un pirata malvado que ha construido una trampa para turistas desde luego no tendría esto así de aburrido.
Hayden Ashworth
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A lo mejor se había perdido. Se había separado de su unidad, no sabía muy bien como, y había acabado en mitad del desierto. Por suerte no tenía calor, dudaba siquiera de que fuera capaz de tenerlo, pero conforme pasaba el tiempo empezaba a tener hambre y sed. Llevaba puestas unas ropas autóctonas de Arabasta para evitar llamar demasiado la atención, al menos menos, ya que con sus dientes afilados solía llamarla vistiese como vistiese. Le rugía el estómago y empezaban a dolerle los pies. ¿Cómo podía la gente caminar por la arena tanto tiempo? Por el camino intentó cazar un pequeño cangrejo de arena para comérselo, sin éxito.
—¡Tengo haaaambre! —gritó.
Oyó un ruido a su espalda. Se dio la vuelta para ver a un enorme lagarto morado de ojos saltones y cresta naranja. Estaba de pie, haciendo que fuese más alto que Hayden, y parecía extremadamente perdido. Hayden se lo quedó mirando un rato y, tras unos segundos, dio un paso a la izquierda sin perder de vista al lagarto. El animal hizo lo mismo, quedando todavía delante del marine. Se movió a la derecha y, de nuevo, el lagarto lo imitó. Aquel baile duró unos segundos mientras el muchacho pensaba. Los lagartos eran animales, los animales a veces son carne, por tanto ese lagarto... ¡Era carne!
Hayden pasó de golpe a posición de combate con un grito. El lagarto se alertó y empezó a correr huyendo del marine. Corrió detrás de él tirando fuego a lo loco buscando darle pero no hacía nada más que golpear la arena con sus llamas. Finalmente, el lagarto cruzó una duna y desapareció. Hayden se tiró de cara a la arena, derrotado y hambriento.
—Pienso comerme a ese lagarto aunque sea lo último que haga...
Alzó un poco la mirada, esperando verlo. Sin embargo, lo que vio era muchas cosas, pero lagarto no era una de ellas. ¿Una carpa? ¿Había un circo en mitad del desierto? Se puso de pie y se dirigió allí, esperando que hubiese alguien que pudiese devolverle a la civilización y reunirse de nuevo con su unidad. Sin embargo, dentro solo había una persona. Un chico que parecía igual de perdido que él, presentándose a la nada y declarando sus intenciones para un futuro muy lejano.
—¿El rey de los piratas? —dijo alzando una ceja, sorprendido, buscando llamar su atención—. ¿Tenéis rey? ¿Tú eres pirata? Sí lo eres tienes que decírmelo por ley, para que pueda detenerte y esas cosas.
—¡Tengo haaaambre! —gritó.
Oyó un ruido a su espalda. Se dio la vuelta para ver a un enorme lagarto morado de ojos saltones y cresta naranja. Estaba de pie, haciendo que fuese más alto que Hayden, y parecía extremadamente perdido. Hayden se lo quedó mirando un rato y, tras unos segundos, dio un paso a la izquierda sin perder de vista al lagarto. El animal hizo lo mismo, quedando todavía delante del marine. Se movió a la derecha y, de nuevo, el lagarto lo imitó. Aquel baile duró unos segundos mientras el muchacho pensaba. Los lagartos eran animales, los animales a veces son carne, por tanto ese lagarto... ¡Era carne!
Hayden pasó de golpe a posición de combate con un grito. El lagarto se alertó y empezó a correr huyendo del marine. Corrió detrás de él tirando fuego a lo loco buscando darle pero no hacía nada más que golpear la arena con sus llamas. Finalmente, el lagarto cruzó una duna y desapareció. Hayden se tiró de cara a la arena, derrotado y hambriento.
—Pienso comerme a ese lagarto aunque sea lo último que haga...
Alzó un poco la mirada, esperando verlo. Sin embargo, lo que vio era muchas cosas, pero lagarto no era una de ellas. ¿Una carpa? ¿Había un circo en mitad del desierto? Se puso de pie y se dirigió allí, esperando que hubiese alguien que pudiese devolverle a la civilización y reunirse de nuevo con su unidad. Sin embargo, dentro solo había una persona. Un chico que parecía igual de perdido que él, presentándose a la nada y declarando sus intenciones para un futuro muy lejano.
—¿El rey de los piratas? —dijo alzando una ceja, sorprendido, buscando llamar su atención—. ¿Tenéis rey? ¿Tú eres pirata? Sí lo eres tienes que decírmelo por ley, para que pueda detenerte y esas cosas.
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Me sobresalté al escuchar la voz de un chaval detrás de mí. Me giré rápidamente y lo miré con curiosidad, parpadeando un par de veces. Desde luego no parecía ningún payaso o trabajador de circo, igual solo era un crío que se había perdido en el desierto. Solté una pequeña risa, el chico iba en un traje un poco extraño y además decía de detenerme, desde luego tenía carácter… Fuera el que fuera.
-No tenemos rey, no por ahora. Por eso he dicho que el futuro, es mi objetivo a la larga. Ya sabes, encontrar el One Piece y ser el pirata más libre del mundo, todo eso. ¿Nunca has leído alguna historia de la última vez que ocurrió? Fue lo mejor que ha ocurrido en la historia…- Suspiré para luego sacudir la cabeza, centrándome-. Y sí, soy un pirata, pero no hace falta que me detengas, estoy haciendo otra cosa ahora.
Puse las manos en las caderas, volviendo a centrarme en lo mío. La verdad es que la carpa tenía muchas más carpas unidas, pero el sitio era grande y la verdad me daba un poco de pereza tener que ir una a una. Igual también había trampas, sin duda debía haberlas. No puede ser que me digan que este sitio suele estar lleno de vida para embaucar a los más despistados y justo cuando yo llegue esté todo muerto. Algo se tenía que estar cociendo entre bambalinas. Finalmente, volví a prestarle atención al desconocido.
-Dos cosas, chaval. La primera, es de muy mala educación que tú sepas mi nombre y no te hayas dignado a presentarte. Últimamente me encuentro con mucha gente que tiene el mismo problema, ¿es una moda acaso?- Bufé un poco molesto-. Lo segundo, no habrás visto por casualidad un payaso por aquí o su compañía, ¿verdad? Alguien que tenga pinta sospechosa, cara de mala leche, todo eso, ¿sabes? Los estoy buscando.
Le sonreí amablemente tras hablar. Igual al crío solo le faltaba un poco de amabilidad para abrirse más y… espera, ¿qué hace un chaval aquí? Este no podía ser el pirata malvado, ¿o sí? Volví a mirarlo fijamente. Realmente no tenía pinta de ser mala persona, mi instinto me lo decía. Curiosamente, también me dijo que el chico tenía algo interesante, la verdad es que era innegable que su presentación en este sitio perdido de la mano de dios había sido remarcable. Una muestra de descaro y valentía siempre eran bienvenidas.
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—¿El One Piece? —respondió ladeando la cabeza, todavía marcando su sonrisa afilada aunque con ojos confusos.
Dejando eso de lado, lo cierto es que lo que decía tenía lógica. Si no estaba siendo un pirata en ese momento, no tenía motivos para detenerle. Se encogió de hombros y empezó a mirar por el sitio. Necesitaba algo de comer, pues el lagarto se le había escapado. ¿Podría volver a buscarlo si salía? Era más sencillo quedarse ahí dentro a ver si tenían algo de comer. Salió de su ensimismamiento cuando el pirata se dirigió a él de nuevo. Parecía bastante molesto, cosa que hacía que Hayden empezase a fruncir el ceño. Cuando hubo terminado, el marine casi no podía creerse lo que había oído. ¿Pero qué lógica estaba siguiendo ese tío?
—Escúchame, paliducho. Tú no te me has presentado, estabas aquí soltando tu nombre a la nada y simplemente lo escuché, no es mala educación no presentarme si tú no te has presentado a mí directamente, ¿te enteras? —la rabia estaba empezando a amontonarse un poco, haciendo que la temperatura subiese todavía más alrededor del marine. De sus pies descalzos, en el suelo, empezaban a surgir llamas que poco a poco se amontonaban a su espalda de forma que, por casualidad, parecían un par de alas de demonio pequeñas—. Bastante tengo con seguir protocolos de mierda como para encima tener que presentarme a quién no se me ha presentado primero. El único payaso que he visto aquí eres tú, caracortada.
Y le enseñó el dedo del medio y la lengua en un gesto burlón. Sin embargo, abandonó aquella expresión enseguida cuando vio lo que había detrás de Yor, en el centro del escenario rodeado por las gradas. Había un taburete pequeño y, sobre este, descansaba un plato con un humeante pollo asado enorme. Le extrañó muchísimo, porque estaba seguro de que cuando entró lo único que había en el escenario era el pirata y no había ningún taburete con comida. Empezó a salivar por el hambre, pero se mantuvo alerta, mirando a los lados.
—Am... Me llamo Hayden —se presentó a Yor algo más calmado. El fuego de su espalda se había desvanecido ya por completo—. ¿Ese pollo ha estado ahí todo el rato? No lo he visto cuando he entrado... ¿Te lo estabas comiendo tú?
Casi como si el hambre se estuviese apoderando de él, empezó a caminar hacia el pollo. Su cabeza había obviado por completo la posibilidad de que aquello fuese una trampa. Era comida, se estaba muriendo de hambre y estaba empezando a salivar. Llegó delante del pollo y, sin dudarlo, clavó su dentadura de tiburón en la carne. De golpe, sintió un tirón del tobillo derecho y vio como el mundo se daba la vuelta a su alrededor. No tardó en darse cuenta de que había una trampa con una cuerda y que ahora estaba colgando bocabajo de uno de sus tobillos, con el pollo entero en la boca. Cogió el pollo con las manos, arrancó el trozo que tenía mordido, tragó y miró a Yor.
—¿Esta trampa es tuya? —dijo calmado, mientras terminaba de comerse el pollo.
Dejando eso de lado, lo cierto es que lo que decía tenía lógica. Si no estaba siendo un pirata en ese momento, no tenía motivos para detenerle. Se encogió de hombros y empezó a mirar por el sitio. Necesitaba algo de comer, pues el lagarto se le había escapado. ¿Podría volver a buscarlo si salía? Era más sencillo quedarse ahí dentro a ver si tenían algo de comer. Salió de su ensimismamiento cuando el pirata se dirigió a él de nuevo. Parecía bastante molesto, cosa que hacía que Hayden empezase a fruncir el ceño. Cuando hubo terminado, el marine casi no podía creerse lo que había oído. ¿Pero qué lógica estaba siguiendo ese tío?
—Escúchame, paliducho. Tú no te me has presentado, estabas aquí soltando tu nombre a la nada y simplemente lo escuché, no es mala educación no presentarme si tú no te has presentado a mí directamente, ¿te enteras? —la rabia estaba empezando a amontonarse un poco, haciendo que la temperatura subiese todavía más alrededor del marine. De sus pies descalzos, en el suelo, empezaban a surgir llamas que poco a poco se amontonaban a su espalda de forma que, por casualidad, parecían un par de alas de demonio pequeñas—. Bastante tengo con seguir protocolos de mierda como para encima tener que presentarme a quién no se me ha presentado primero. El único payaso que he visto aquí eres tú, caracortada.
Y le enseñó el dedo del medio y la lengua en un gesto burlón. Sin embargo, abandonó aquella expresión enseguida cuando vio lo que había detrás de Yor, en el centro del escenario rodeado por las gradas. Había un taburete pequeño y, sobre este, descansaba un plato con un humeante pollo asado enorme. Le extrañó muchísimo, porque estaba seguro de que cuando entró lo único que había en el escenario era el pirata y no había ningún taburete con comida. Empezó a salivar por el hambre, pero se mantuvo alerta, mirando a los lados.
—Am... Me llamo Hayden —se presentó a Yor algo más calmado. El fuego de su espalda se había desvanecido ya por completo—. ¿Ese pollo ha estado ahí todo el rato? No lo he visto cuando he entrado... ¿Te lo estabas comiendo tú?
Casi como si el hambre se estuviese apoderando de él, empezó a caminar hacia el pollo. Su cabeza había obviado por completo la posibilidad de que aquello fuese una trampa. Era comida, se estaba muriendo de hambre y estaba empezando a salivar. Llegó delante del pollo y, sin dudarlo, clavó su dentadura de tiburón en la carne. De golpe, sintió un tirón del tobillo derecho y vio como el mundo se daba la vuelta a su alrededor. No tardó en darse cuenta de que había una trampa con una cuerda y que ahora estaba colgando bocabajo de uno de sus tobillos, con el pollo entero en la boca. Cogió el pollo con las manos, arrancó el trozo que tenía mordido, tragó y miró a Yor.
—¿Esta trampa es tuya? —dijo calmado, mientras terminaba de comerse el pollo.
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Fruncí el ceño por la cantidad de mala hostia que estaba soltando el chico. Sin embargo, empecé a distraerme bastante cuando de repente empezó a incendiarse poco a poco. En cuanto vi que no le afectaba en nada, supuse que tenía alguna fruta del diablo o alguna habilidad interesante. Cualquiera de las dos opciones hacía al chico mucho más interesante de lo que parecía a primera vista. volví a centrarme en su discursito cuando escuché lo de “caracortada”. ¿Por qué todo el mundo se centraba en eso? Era de muy mala educación, yo no me metía con los demás por su físico. No por lo menos en voz alta si no se lo merecían.
No me dio tiempo a contestarle de vuelta ya que se distrajo casi tan rápido como suelo hacerlo yo por algo que había detrás de mí. Me extrañó bastante ver la comida, no recordaba haber visto eso cuando había entrado. Aun así, fue más raro aún el cambio de temperamento del chico. En ese momento pensé en dos posibilidades: O la habilidad para prenderse fuego a sí mismo lo hacía enfadarse con mayor facilidad o era idiota. Quizás incluso las dos a la vez. Pensando esto, no podía enfadarme con el muchacho, yo también era idiota a veces. Solté una pequeña risa entonces.
-Hayden… Es un nombre interesante, la primera vez que lo oigo. Yo soy Yor, disculpa por lo de antes. Y no, yo no me estaba comiendo eso, igual es una tram…
No hizo falta que terminara de hablar, pronto el chaval estaba boca abajo. Era de destacar que el pollo seguía en sus manos. Eso estaba genial, un hombre de prioridades claras. Eso lo respetaba. Me acerqué hasta ponerme delante de él y solté una risita, la verdad es que era bastante gracioso.
-Que va, seguramente sea del dueño de este sitio. Parece ser que es un pirata malvado que está robando y matando a la gente que se acerca aquí. Por dios, Hayden, es una trampa tan obvia… No sé cómo no lo has visto venir. Deja, yo te bajo.
Di un paso hacia delante, haciendo que de repente sonara un click en el suelo. Abrí mucho los ojos cuando de repente del techo cayó una red metálica que me apresó contra el suelo. La verdad es que pesaba bastante, pero no era nada que con mi fuerza no pudiese quitar. Sin embargo, pronto empecé a sentirme tremendamente cansado, haciendo que los párpados me pesaran. Este metal no era normal, claramente debía ser piedra marina.
-Oye, Hayden… ¿Por qué no mejor primero me liberas y luego te libero yo? Empiezo a notarme cansado…- El tono de fatiga en mi voz era más que evidente.
No me dio tiempo a contestarle de vuelta ya que se distrajo casi tan rápido como suelo hacerlo yo por algo que había detrás de mí. Me extrañó bastante ver la comida, no recordaba haber visto eso cuando había entrado. Aun así, fue más raro aún el cambio de temperamento del chico. En ese momento pensé en dos posibilidades: O la habilidad para prenderse fuego a sí mismo lo hacía enfadarse con mayor facilidad o era idiota. Quizás incluso las dos a la vez. Pensando esto, no podía enfadarme con el muchacho, yo también era idiota a veces. Solté una pequeña risa entonces.
-Hayden… Es un nombre interesante, la primera vez que lo oigo. Yo soy Yor, disculpa por lo de antes. Y no, yo no me estaba comiendo eso, igual es una tram…
No hizo falta que terminara de hablar, pronto el chaval estaba boca abajo. Era de destacar que el pollo seguía en sus manos. Eso estaba genial, un hombre de prioridades claras. Eso lo respetaba. Me acerqué hasta ponerme delante de él y solté una risita, la verdad es que era bastante gracioso.
-Que va, seguramente sea del dueño de este sitio. Parece ser que es un pirata malvado que está robando y matando a la gente que se acerca aquí. Por dios, Hayden, es una trampa tan obvia… No sé cómo no lo has visto venir. Deja, yo te bajo.
Di un paso hacia delante, haciendo que de repente sonara un click en el suelo. Abrí mucho los ojos cuando de repente del techo cayó una red metálica que me apresó contra el suelo. La verdad es que pesaba bastante, pero no era nada que con mi fuerza no pudiese quitar. Sin embargo, pronto empecé a sentirme tremendamente cansado, haciendo que los párpados me pesaran. Este metal no era normal, claramente debía ser piedra marina.
-Oye, Hayden… ¿Por qué no mejor primero me liberas y luego te libero yo? Empiezo a notarme cansado…- El tono de fatiga en mi voz era más que evidente.
Hayden Ashworth
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Parecía que iba a salvarle mientras Hayden terminaba de comerse el pollo. Sin embargo, en cuanto se le acercó, algo cayó encima de él. En cuanto se hubo tragado el último trozo de pollo se dio cuenta de que Yor había quedado atrapado bajo una red. Tras tirar los huesos al suelo se rascó la barbilla, pensativo, ante su petición de ayuda. ¿Pero cómo podía liberarlo sin liberarse él primero?
—¡Ah, es verdad! —recordó de golpe—. Si soy logia.
Su cuerpo entero se descompuso en fuego. La llama bailó mientras empezaba a quemar la cuerda que hasta hace un rato lo tenía atado por el tobillo. Entonces, el fuego volvió a recomponerse en el suelo mostrando a un Hayden de pie e intacto. Hizo unos estiramientos y se acercó a la red que tenía atrapado a su nuevo amigo. Se agachó frente a la misma y se crujió los nudillos, preparado para agarrar la red con las manos.
—No temas, quemaré la red y podrás saliriehjfoiqhoie... —dijo mareándose de golpe en el instante en que tocó la red. La soltó. ¿Qué demonios había sido eso? Volvió a tocarla para intentar quemarla de nuevo, pero una vez más empezó a marearse y casi se cayó de lado al suelo. La soltó de nuevo —¿Qué diantres es esto?
—No te asustes, niñito —dijo una voz.
—Permítenos que nos presentemos —dijo otra.
Hayden alzó la mirada. En la entrada de la carpa, iluminados por el sol de fuera, había dos figuras. Una de ellas iba vestido de payaso con el pelo afro y de color verde, con todo el maquillaje, mientras que la otra era una mujer vestida de mimo. Había empezado a sonar música dramática de fondo mientras ambos se colocaban en poses exageradas.
—Para proteger al mundo de la devastación —dijo la mimo.
—Para unir a todas las islas en una sola nación —continuó el payaso.
—Para denunciar a los enemigos de la verdad y el amor.
—Para extender nuestro poder más allá del espacio exterior.
—Jennifer.
—Jaime.
—¡La Circus Crew despega a la velocidad de la luz!
—¡Rendíos ahora o preparaos para luchar!
—¡WOOF! —ladró de golpe un perro, también vestido de payaso y con una peluca afro, justo antes de utilizar su pata para apagar el aparato reproductor de música.
Hayden se los quedó mirando, en completo silencio, como estaban en sus dramáticas poses esperando una respuesta. Incluso parecía estar haciendo un esfuerzo para ocultar su eterna sonrisa puntiaguda. Pasados unos segundos se agachó de nuevo y volvió a agarrar la red, mareándose.
—¡No nos ignores! —gritó Jaime.
Finalmente decidió aguantar el mareo y, de un tirón, le quitó de encima la red y la tiró lejos. Mientras se recuperaba suspiró, preguntándose de que estaba hecha esa red si le estaba haciendo aquello. A lo mejor tenía droga untada o algo así. Esperó a que Yor se levantase y se crujió el cuello y los nudillos de nuevo, mirando a los payasos, colocándose en posición mientras el fuego empezaba a acumularse a su espalda formando de nuevo las alas de un demonio.
—Gracias por el pollo, pero habéis dicho algo de luchar, así que... ¿Quiénes sois?
—No importa que os hayáis escapado —dijo Jennifer.
—¡WOOF!
—Así es. Os derrotaremos y os llevaremos hasta Shabaody para venderos como esclavos. ¡Vamos, Jenni! ¡CIRCUS CREW ASSEMBLE!
—¡Ah, es verdad! —recordó de golpe—. Si soy logia.
Su cuerpo entero se descompuso en fuego. La llama bailó mientras empezaba a quemar la cuerda que hasta hace un rato lo tenía atado por el tobillo. Entonces, el fuego volvió a recomponerse en el suelo mostrando a un Hayden de pie e intacto. Hizo unos estiramientos y se acercó a la red que tenía atrapado a su nuevo amigo. Se agachó frente a la misma y se crujió los nudillos, preparado para agarrar la red con las manos.
—No temas, quemaré la red y podrás saliriehjfoiqhoie... —dijo mareándose de golpe en el instante en que tocó la red. La soltó. ¿Qué demonios había sido eso? Volvió a tocarla para intentar quemarla de nuevo, pero una vez más empezó a marearse y casi se cayó de lado al suelo. La soltó de nuevo —¿Qué diantres es esto?
—No te asustes, niñito —dijo una voz.
—Permítenos que nos presentemos —dijo otra.
Hayden alzó la mirada. En la entrada de la carpa, iluminados por el sol de fuera, había dos figuras. Una de ellas iba vestido de payaso con el pelo afro y de color verde, con todo el maquillaje, mientras que la otra era una mujer vestida de mimo. Había empezado a sonar música dramática de fondo mientras ambos se colocaban en poses exageradas.
—Para proteger al mundo de la devastación —dijo la mimo.
—Para unir a todas las islas en una sola nación —continuó el payaso.
—Para denunciar a los enemigos de la verdad y el amor.
—Para extender nuestro poder más allá del espacio exterior.
—Jennifer.
—Jaime.
—¡La Circus Crew despega a la velocidad de la luz!
—¡Rendíos ahora o preparaos para luchar!
—¡WOOF! —ladró de golpe un perro, también vestido de payaso y con una peluca afro, justo antes de utilizar su pata para apagar el aparato reproductor de música.
Hayden se los quedó mirando, en completo silencio, como estaban en sus dramáticas poses esperando una respuesta. Incluso parecía estar haciendo un esfuerzo para ocultar su eterna sonrisa puntiaguda. Pasados unos segundos se agachó de nuevo y volvió a agarrar la red, mareándose.
—¡No nos ignores! —gritó Jaime.
Finalmente decidió aguantar el mareo y, de un tirón, le quitó de encima la red y la tiró lejos. Mientras se recuperaba suspiró, preguntándose de que estaba hecha esa red si le estaba haciendo aquello. A lo mejor tenía droga untada o algo así. Esperó a que Yor se levantase y se crujió el cuello y los nudillos de nuevo, mirando a los payasos, colocándose en posición mientras el fuego empezaba a acumularse a su espalda formando de nuevo las alas de un demonio.
—Gracias por el pollo, pero habéis dicho algo de luchar, así que... ¿Quiénes sois?
—No importa que os hayáis escapado —dijo Jennifer.
—¡WOOF!
—Así es. Os derrotaremos y os llevaremos hasta Shabaody para venderos como esclavos. ¡Vamos, Jenni! ¡CIRCUS CREW ASSEMBLE!
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El mundo me daba vueltas aquí debajo, era como estar en una lavadora gigante solo que en vez de una lavadora era una red de mierda que me había dejado hecho una pasa. Aun así pude ver como Hayden se convertía en fuego por un instante en fuego, pudiendo zafarse de del nudo que había alrededor de su tobillo. Estaba tan cansado que no pude decirle la razón por la que no podía agarrar la red y, después de la segunda vez, fue tan gracioso que honestamente quería ver cuánto tiempo tardaba en darse cuenta él solito.
Me giré para poder ver a la gente que acababa de entrar, esto igual sí que podía ponerse peligroso. Bueno, ese fue mi primer pensamiento hasta que les escuché hablar, entonces se perdió todo el misterio y miedo que podrían haberse construido. Me sorprendió que al final pudiera quitar la red de un tirón, sentándome en el suelo mientras me estiraba y me quitaba la tontería de encima. De un salto me levanté y, como Hayden parecía estar poniéndose a tono para pelear, yo también lo hice. No me transformaría, no por lo menos todavía, no parecían muy fuertes a simple vista.
-Estos tíos se dedican a engañar a gente en necesidad de ayuda para matarlos o venderlos o lo que sea, iba detrás de estos tíos para agradecer a un viejo de la ciudad por su trabajo, me imagino que no sabía que podían ser tan persistentes…- Había estado a punto de decir peligrosos, pero entonces vi como el perro se llevaba la lengua a su propio ojo, sin parpadear.
-¡Ese es nuestro jefe! El faro de luz que limpiará este cruel mundo de toda maldad.- Exclamó la tal Jenifer.
-¿De toda maldad? Creía que era de toda sordidad…
-¿Qué? Se dice sordidez, y por supuesto que no es eso, estoy segura de que ni siquiera sabes lo que significa.
-¡WOOF!
-Espera, ¿el abuelete de antes me ha engañado?- Dije un poco dolido-. Ya no se puede confiar en los desconocidos…
En ese momento la que iba vestida de mimo hizo un gesto de pistola con la mano hacia mí para luego dispararla. Si no hubiera sido por la rafaga de aire que sentí en el último momento, no habría sido capaz de esquivarlo. Miré atrás, observando un agujero circular que se había creado en las gradas. Al ver que al parecer la pelea había empezado me fui corriendo hacia ellos, no iba a dejar que me tomaran por tonto. Entonces, el payaso sacó un plátano, que se comió en varios mordiscos para luego tirar la piel hacia mí, haciendo que me resbalara y deslizase hasta chocarme con una valla. ¡Venga ya! ¡Esto es ridículo!
Me giré para poder ver a la gente que acababa de entrar, esto igual sí que podía ponerse peligroso. Bueno, ese fue mi primer pensamiento hasta que les escuché hablar, entonces se perdió todo el misterio y miedo que podrían haberse construido. Me sorprendió que al final pudiera quitar la red de un tirón, sentándome en el suelo mientras me estiraba y me quitaba la tontería de encima. De un salto me levanté y, como Hayden parecía estar poniéndose a tono para pelear, yo también lo hice. No me transformaría, no por lo menos todavía, no parecían muy fuertes a simple vista.
-Estos tíos se dedican a engañar a gente en necesidad de ayuda para matarlos o venderlos o lo que sea, iba detrás de estos tíos para agradecer a un viejo de la ciudad por su trabajo, me imagino que no sabía que podían ser tan persistentes…- Había estado a punto de decir peligrosos, pero entonces vi como el perro se llevaba la lengua a su propio ojo, sin parpadear.
-¡Ese es nuestro jefe! El faro de luz que limpiará este cruel mundo de toda maldad.- Exclamó la tal Jenifer.
-¿De toda maldad? Creía que era de toda sordidad…
-¿Qué? Se dice sordidez, y por supuesto que no es eso, estoy segura de que ni siquiera sabes lo que significa.
-¡WOOF!
-Espera, ¿el abuelete de antes me ha engañado?- Dije un poco dolido-. Ya no se puede confiar en los desconocidos…
En ese momento la que iba vestida de mimo hizo un gesto de pistola con la mano hacia mí para luego dispararla. Si no hubiera sido por la rafaga de aire que sentí en el último momento, no habría sido capaz de esquivarlo. Miré atrás, observando un agujero circular que se había creado en las gradas. Al ver que al parecer la pelea había empezado me fui corriendo hacia ellos, no iba a dejar que me tomaran por tonto. Entonces, el payaso sacó un plátano, que se comió en varios mordiscos para luego tirar la piel hacia mí, haciendo que me resbalara y deslizase hasta chocarme con una valla. ¡Venga ya! ¡Esto es ridículo!
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