En busca de la fruta raíz (Privado Alwyn y Charlotte Prometio)

Al fin una misión para mi sola. Bueno, al menos en parte, ya que Shepard, mi enlace habitual, también venia. Supongo que era normal eso de que los enlaces u otros agentes te acompañaran en el camino, aunque no era lo que más me agradaba del mundo. Sin embargo, poder fumar viendo la luna desde la parte alta del mástil era un gran placer. En fin, tenía que repasar bien lo que tenía que hacer, no sabía muy bien como pretendían que hiciera nada con la mierda de información que me habían proporcionado, pero supongo que eso podía pasar a veces.

Navegábamos hacía la isla llamada Reino Torino. Al parecer era una isla con un árbol en el medio del que emergían grandes raíces que llegaban a gran parte de la isla. Según la bibliografía que había revisado era un espectáculo, pero no había encontrado nada acerca de mi objetivo final. Hasta donde sabía no se habían conseguido encontrar los frutos del árbol gigante por parte de extranjeros, y ese era precisamente mi objetivo. A algún científico del gobierno le había parecido buena idea basar una teoría sobre ellos y ahora me tocaba a mi ir a recuperar uno, si de verdad existían.

En mi opinión, de haberlos los acaparaban las criaturas que vivían en la planta y la tribu que se arremolinaba entorno a su tronco. Puede que uno de los frutos de los más pequeños sirviera, pero mejor no arriesgarse en mi primera salida en solitario. No me podría permitir errores si quería que siguiera siendo así. Este tipo de prueba eran comunes en las primeras misiones y fallarla una vez te podía relegar a misiones peores. Algo que me parecía más que perfecto, así se podía hacer criba, ya fuera por habilidad o capacidad de adaptación de los agentes que se enviaban.

La playa a la que llegamos era de arena fina y no había raíces a la vista. En el horizonte si que se llegaban a ver oscuras formas delante de la aún más oscura forma del árbol gigante. No parecía que hubiera habido actividad en aquel lugar, lo que me permitiría moverme más rápido de lo que esperaba en la primera parte de la incursión. – Shepard, esperarme aquí, parece que podré ir más deprisa de lo que tenía pensado en un principio. Tomaré la ruta más rápida, lo animales no deberían ser un problema, los miembros de la tribu, bueno, ¿tengo permiso para hacer lo necesario? – Mi enlace asintió mientras daba un trago a alguna bebida, seguramente café. Esperaba no tener que luchar, esa gente no me había hecho nada. Eran una panda de inadaptados que en caso de hambre se comían entre ellos, no merecían ni mi tiempo de no ser necesario.

¿Estaba ahí, en una isla tan remota? Claro que por una parte tenía sentido, así no podrían molestarle mientras él trabajaba a gusto, al final necesitaba reponer todo el material que le había echado a perder, que no era poco. Pero ir a una isla así no parecía muy característico de él, aunque sinceramente no lo conocía tanto, sólo el vistazo en aquella isla helada, sólo que por ese único vistazo no parecía el tipo de lugar al que él iría. Había escuchado por casualidad que en esa isla desaparecía mucha gente y que nadie se inmutaba, perfecto para él, pero... algo seguía sin cuadrar. No sé cómo explicarlo, simplemente tenía una corazonada, pero no me imaginaba a aquel enfermo haciendo un taller como en Sakura en ese lugar.

Divisamos tierra firme más o menos a medio día, ya tendría tiempo después para esclarecer mi mente, sí había la remota posibilidad de que estuviese ahí tendría que revisarlo. Llegamos a una zona de playas paradisíacas, le pedí a mis dos bestiales acompañantes que se quedaran vigilando el barco, si en realidad se trataba de ese sujeto no podía exponerlos a ese tipo de peligro, no tendría manos suficientes para protegerles. Con una caricia en la cabeza asintieron y Kirara bajó únicamente para pescar su desayuno. Era una lástima, la arena era dorada y parecía perfecta para remojar los pies en compañía del mono y la tigresa, si todo resultaba bien podría regresar a jugar con ellos.

Di los primeros pasos sobre la dorada arena, el Sol estaba a tope. Tomé un trago de agua y un dulce de tamarindo para el calor, no sabía por dónde empezar, la isla lucía tan deshabitada que no tenía ni una pista de en dónde se podría encontrar. Quizás si caminara hacia el enorme árbol que sobresalía de toda la isla podría encontrar una aldea o poblado o lo que sea que fuese donde las personas habitaban ahí. Me adentré en la vegetación, era un bosque curioso que con cada paso que dabas se iba haciendo más espeso, no parecía que muchas especies habitarán ese lugar además de esos árboles que eran prácticamente al árbol enorme del centro, pero en chiquito. Entre más caminaba, pequeñas raíces del árbol central comenzaban a resaltar en el suelo, haciéndose un poco difícil moverse entre ellas. Mientras maniobraba entre ese irregular terreno escuché un ruido proveniente de la copa de un árbol, se trataba de un orangután comiendo algunos frutos.