Khonrad L. Simons
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— Reclutas, la misión no es más que asistir al coliceo, algunos de nuestros informantes nos han asegurado que algunos piratas y criminales de mala vida iran apostar en la batalla del coliceo de mañana, miren bien, observen cada detalle y capturen a todo criminal, pirata o revolucionario que reconozcan — La voz de un sargento de la marina retumbaba en el buque que habia llegado hasta las costas de Turvolt, aquella isla que aparentemente se habia quedado en el pasado, mas espefisicamente em la edad media, en donde se rige por caballeros, duques y nobles.
— Por supuesto Sargento Mallivud — Respondieron todos al unisono. Khonrad estaba preparado para la acción, sin embargo, el dia de hoy solo restaba descansar, conocer un poco la isla y ver que habia en ella, para mañana, aunque estaba bastante claro que debia pasarse por el cuartel de la Marina, sabiendo que en esta isla se encontraba la delegación de la misma, que extrañamente siempre estaba llena y ocupada, de ahi la razón de que trajeran mas reclutas desde otras islas.
— Oee, Khonrad, ¿Quieres ir a beber un poco antes de la cena? — Uno de los compañeros del recluta que habia viajado consigo desde la isla anterior le habia ofrecido tomar alcohol en varias ocasiones, pero este no era un momento perfecto para eso que digamos —Prefiero no hacerlo ahora, quiza despues de mañana, o en otra ocasión, quiero ir a conocer un poco este lugar— Khonrad queria conocer, de todas maneras, nunca habia estado en el East Blue, era un lugar nuevo, ademas si esta era una de las islas, teniendo una tematica tan digamoslo asi, tan ideal, tendria que visitar las otras, aunque sea en misiones como esta.
—Tú te lo pierdes amigo, nos vemos en la noche— El recluta junto a otros cuatro mas se alejaron hacia una taberna mientras nuestro querido marine se centraba en conocer los lugares mas ideales que podia ver. Tras caminar solo un poco encontró una tienda de Pescados y Mariscos, mas adelante habia una tienda de frutas, en otros lugares la misma tienda venderia ambas cosas, al menos asi era en el pais de las flores. —Hermosa señorita, ¿Cual es el precio de estas manzanas? — Preguntó Khonrad demostrando un poco de respeto y a la vez seducción. — Puedo regalarte unas cuantas si gustas, ustedes los marines siempre estan ayudando y protegiendonos, aunque a ti no te habia visto por aca. — Contestó coqueteando la joven del puesto de frutas, lanzandole una manzana a Khonrad quien la tomó y le dió un mordisco.
— De hecho, no soy de por aqui, estoy aqui por que la marina necesitaba de mis servicios, yo soy provengo del paraiso, alla está la central de la marina a la que pertenezco — Khonrad comenzó a entablar una conversación con la chica, sin embargo tras unos minutos continuó su camino, llegando asi a una tienda en donde venden todo tipo de armas de filo, espadas, estoques, hachas, lanzas, mazas, entre muchas otras. ¨Joder, este es el paraiso de los degenerados¨ Pensó de inmediato el marine al entrar en aquella tienda.
— Por supuesto Sargento Mallivud — Respondieron todos al unisono. Khonrad estaba preparado para la acción, sin embargo, el dia de hoy solo restaba descansar, conocer un poco la isla y ver que habia en ella, para mañana, aunque estaba bastante claro que debia pasarse por el cuartel de la Marina, sabiendo que en esta isla se encontraba la delegación de la misma, que extrañamente siempre estaba llena y ocupada, de ahi la razón de que trajeran mas reclutas desde otras islas.
— Oee, Khonrad, ¿Quieres ir a beber un poco antes de la cena? — Uno de los compañeros del recluta que habia viajado consigo desde la isla anterior le habia ofrecido tomar alcohol en varias ocasiones, pero este no era un momento perfecto para eso que digamos —Prefiero no hacerlo ahora, quiza despues de mañana, o en otra ocasión, quiero ir a conocer un poco este lugar— Khonrad queria conocer, de todas maneras, nunca habia estado en el East Blue, era un lugar nuevo, ademas si esta era una de las islas, teniendo una tematica tan digamoslo asi, tan ideal, tendria que visitar las otras, aunque sea en misiones como esta.
—Tú te lo pierdes amigo, nos vemos en la noche— El recluta junto a otros cuatro mas se alejaron hacia una taberna mientras nuestro querido marine se centraba en conocer los lugares mas ideales que podia ver. Tras caminar solo un poco encontró una tienda de Pescados y Mariscos, mas adelante habia una tienda de frutas, en otros lugares la misma tienda venderia ambas cosas, al menos asi era en el pais de las flores. —Hermosa señorita, ¿Cual es el precio de estas manzanas? — Preguntó Khonrad demostrando un poco de respeto y a la vez seducción. — Puedo regalarte unas cuantas si gustas, ustedes los marines siempre estan ayudando y protegiendonos, aunque a ti no te habia visto por aca. — Contestó coqueteando la joven del puesto de frutas, lanzandole una manzana a Khonrad quien la tomó y le dió un mordisco.
— De hecho, no soy de por aqui, estoy aqui por que la marina necesitaba de mis servicios, yo soy provengo del paraiso, alla está la central de la marina a la que pertenezco — Khonrad comenzó a entablar una conversación con la chica, sin embargo tras unos minutos continuó su camino, llegando asi a una tienda en donde venden todo tipo de armas de filo, espadas, estoques, hachas, lanzas, mazas, entre muchas otras. ¨Joder, este es el paraiso de los degenerados¨ Pensó de inmediato el marine al entrar en aquella tienda.
Hideo Ryujin
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Sin duda había sido un viaje para olvidar aquel, al fondo se vislumbraban las luces del puerto. Por habían llegado al siguiente destino, esta era la mayor alegría que podían darle al pobre de Hideo. Pues tenía el olor a pescado incrustado hasta lo más profundo de su ser, después de estar durante tres semanas metido en aquel barco mercante lleno de pescado. El viaje había sido más largo de lo que esperaba, puesto que tuvieron unas cuantas dificultades en la mar. Primero fue un monstruo marino, el cual tiro la vela del barco, luego una tormenta un poco inusual, la cual hizo que el barco sufriera bastantes daños y los hizo desviarse bastante de su ruta para rodearla y por último un pequeño motín de la tripulación contra el capitán por sus excesivas órdenes. Un viaje más que movido, sin lugar a duda.
Hideo no tardo ni veinte segundos en bajar de aquel barco nada mas atracar este. La isla de Turvolt se abría ante los ojos del espadachín, su pintoresca arquitectura medieval hacía que el joven se sintiera intranquilo, además que el movimiento en el puerto era un poco caótico. Lo primero fue buscar una posada con baño para darse una buena ducha y quitarse un poco el olor a pescado que se había arraigado en su piel tras dormir en aquel apestoso barco.
No tardó mucho en encontrar un sitio así y tras una pequeña negociación con el dueño del lugar fue directo a darse un buen baño. Tras este pequeño descanso volvía a vestirse de nuevo y fue a reconocer el lugar un poco. No sabía muy bien que hacia allí, pero nunca estaba de mas hacer un pequeño reconocimiento, además de que tenia que encontrar alguna tienda de armas o herrería para darle un poco de mantenimiento a su katana, tras haber estado expuesta a la brisa del mar y demás. Reconociendo el lugar apareció ante él una tienda donde vendían todo tipo de armas, perfecta para hacerle el mantenimiento a su katana.
-¡Buenas¡- saludó el espadachín al entrar al local.
Hideo no tardo ni veinte segundos en bajar de aquel barco nada mas atracar este. La isla de Turvolt se abría ante los ojos del espadachín, su pintoresca arquitectura medieval hacía que el joven se sintiera intranquilo, además que el movimiento en el puerto era un poco caótico. Lo primero fue buscar una posada con baño para darse una buena ducha y quitarse un poco el olor a pescado que se había arraigado en su piel tras dormir en aquel apestoso barco.
No tardó mucho en encontrar un sitio así y tras una pequeña negociación con el dueño del lugar fue directo a darse un buen baño. Tras este pequeño descanso volvía a vestirse de nuevo y fue a reconocer el lugar un poco. No sabía muy bien que hacia allí, pero nunca estaba de mas hacer un pequeño reconocimiento, además de que tenia que encontrar alguna tienda de armas o herrería para darle un poco de mantenimiento a su katana, tras haber estado expuesta a la brisa del mar y demás. Reconociendo el lugar apareció ante él una tienda donde vendían todo tipo de armas, perfecta para hacerle el mantenimiento a su katana.
-¡Buenas¡- saludó el espadachín al entrar al local.
Khonrad L. Simons
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No pasó mucho tiempo para que entrase otra persona a la tienda de armas, pero evidentemente no era alguien de la isla, por sus pintas era obvio, esta gente tiene una manera peculiar de vestir, quien sabe si era por el ambiente de la isla o simplemente es que todos poseen un pesimo gusto por la moda. — Buenas, Buenas chico — Respondió el Marine bastante casual.
— ¿No eres de por aqui, o si? — Preguntó directamente Khonrad, claro, aun no habia comenzado la misión, sin embargo no estaba demas saber si se encontraban demasiados criminales y piratas en la isla, este en realidad no parece uno, pero esa cicatriz es un poco extraña. — Seguro estas en busca de armas aqui, ¿Pelearas en el coliseo? — creaba una conversación para saber un poco mas sobre este hombre. No es como si tuviera sospecha alguna de este hombre, pero es mejor prevenir que lamentar.
El vendedor, un anciano con bastantes canas se encontraba sentado afilando una de las tantas katanas que tenia, este no habia alzado la mirada en ningun momento, este se encontraba concentrado en su labor, era magnifico ver esto, era un tipo de arte para Khonrad, el esfuerzo de las personas en hacer algo que les gusta es verdaderamente increible. — Señor — una lastima que Khonrad tenga que interrumpir tan armoniosa labor — ¿Cual es la calidad de sus armas? ¿Las forja usted mismo? — En sus palabras se encontraba un poco de curiosidad, la cual se apagó al escuchar la respuesta de aquel anciano.
— Jovencito, tu no tienes porte de utilizar ningun arma, ¿Por que estarias interesado en la calidad de las que vendo en mi tienda? tu cuerpo no esta esculpido para usar una espada, o un hacha, ni siquiera un arma de fuego, no hay que ser un mago para darme cuenta de eso, la experiencia gana en este sentido. — El anciano habló lentamente pero con una seguridad envidiable, sin ver mucho a Khonrad, supo que este nunca ha sido una persona que utilice armas de ningun tipo, sino su propio cuerpo en todo momento,
— ¿No eres de por aqui, o si? — Preguntó directamente Khonrad, claro, aun no habia comenzado la misión, sin embargo no estaba demas saber si se encontraban demasiados criminales y piratas en la isla, este en realidad no parece uno, pero esa cicatriz es un poco extraña. — Seguro estas en busca de armas aqui, ¿Pelearas en el coliseo? — creaba una conversación para saber un poco mas sobre este hombre. No es como si tuviera sospecha alguna de este hombre, pero es mejor prevenir que lamentar.
El vendedor, un anciano con bastantes canas se encontraba sentado afilando una de las tantas katanas que tenia, este no habia alzado la mirada en ningun momento, este se encontraba concentrado en su labor, era magnifico ver esto, era un tipo de arte para Khonrad, el esfuerzo de las personas en hacer algo que les gusta es verdaderamente increible. — Señor — una lastima que Khonrad tenga que interrumpir tan armoniosa labor — ¿Cual es la calidad de sus armas? ¿Las forja usted mismo? — En sus palabras se encontraba un poco de curiosidad, la cual se apagó al escuchar la respuesta de aquel anciano.
— Jovencito, tu no tienes porte de utilizar ningun arma, ¿Por que estarias interesado en la calidad de las que vendo en mi tienda? tu cuerpo no esta esculpido para usar una espada, o un hacha, ni siquiera un arma de fuego, no hay que ser un mago para darme cuenta de eso, la experiencia gana en este sentido. — El anciano habló lentamente pero con una seguridad envidiable, sin ver mucho a Khonrad, supo que este nunca ha sido una persona que utilice armas de ningun tipo, sino su propio cuerpo en todo momento,
Hideo Ryujin
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Al entrar pudo distinguir entre la multitud una silueta singular, era bastante alto, de tez morena y con trenzas violetas en la cabeza. Pero eso no era lo mas destable de esa persona, sino su uniforme de la marina con el pecho descubierto. Un tipo que destacaba entre todos, pero sobre todo porque fue el único en contestar al saludo del espadachín. Este le preguntó si era de fuera y Hideo contestó con una leve sonrisa.
-¡No! Acabo de llegar a la isla hace unas horas- contestó Hideo. El marine se dirigió de nuevo hacia Hideo, haciendo una pregunta bastante mas interesante. ¿Un combate en el coliseo? Algo que sin duda llamaba la atención del espadachín. Nunca estaba de mas probar su fuerza ante nuevos adversarios, además con eso movería un poco el cuerpo, el cual tenia entumecido tras tantos días en la mar.
-¿Una pelea?¿Coliseo? Interesante ¿Dónde puedo saber más sobre ello?- Le contestó al marine.
El marine se dirigió al que parecía el dueño del lugar y empezó a entablar una conversación con aquel anciano. Con un poco de educación Hideo se metió en mitad de la conversación del marine y el anciano. -Si no es mucho importunar, le importaría hacer uno poco de mantenimiento y afilarla un poco.- Soltó el espadachín mientras sacaba su Katana de su vaina. -He pasado varios días rodeado de pescado y no pude realizarle el mantenimiento debidamente.- añadió.
El anciano tomó la espada en sus manos y de una mirada supo que lo que había dicho el Hideo era totalmente cierto. -Necesita un buen mantenimiento sin duda, mañana en la mañana la tendrás lista.- Soltó el anciano -Pero no te saldrá barato, mañana me pagarás- dijo mientras se iba un momento a la trastienda a soltar la espada.
Hideo se sentía como si estuviera desnudo sin su espada, pero no le quedaba de otra, si la dejaba en ese estado durante más tiempo se rompería y no era barato conseguir katanas decentes en aquellos lares.
-¡No! Acabo de llegar a la isla hace unas horas- contestó Hideo. El marine se dirigió de nuevo hacia Hideo, haciendo una pregunta bastante mas interesante. ¿Un combate en el coliseo? Algo que sin duda llamaba la atención del espadachín. Nunca estaba de mas probar su fuerza ante nuevos adversarios, además con eso movería un poco el cuerpo, el cual tenia entumecido tras tantos días en la mar.
-¿Una pelea?¿Coliseo? Interesante ¿Dónde puedo saber más sobre ello?- Le contestó al marine.
El marine se dirigió al que parecía el dueño del lugar y empezó a entablar una conversación con aquel anciano. Con un poco de educación Hideo se metió en mitad de la conversación del marine y el anciano. -Si no es mucho importunar, le importaría hacer uno poco de mantenimiento y afilarla un poco.- Soltó el espadachín mientras sacaba su Katana de su vaina. -He pasado varios días rodeado de pescado y no pude realizarle el mantenimiento debidamente.- añadió.
El anciano tomó la espada en sus manos y de una mirada supo que lo que había dicho el Hideo era totalmente cierto. -Necesita un buen mantenimiento sin duda, mañana en la mañana la tendrás lista.- Soltó el anciano -Pero no te saldrá barato, mañana me pagarás- dijo mientras se iba un momento a la trastienda a soltar la espada.
Hideo se sentía como si estuviera desnudo sin su espada, pero no le quedaba de otra, si la dejaba en ese estado durante más tiempo se rompería y no era barato conseguir katanas decentes en aquellos lares.
Khonrad L. Simons
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—Conque tu también acabas de llegar, ya tenemos algo en común — Mencionó Khonrad al escuchar la respuesta proveniente del joven que acababa de entrar. — Si, aqui hay un coliseo, por lo que tengo entendido se dan buenos premios por las peleas y tal, lastimosamente yo no podré participar porque vengo por trabajo y no por diversión — Añadió.
—Ademas, no puedo darte mucha mas información, porque incluso yo como miembro de la marina carezco de esa información— El chico pidió que dieran algo de mantenimiento a su katana, era lo que hacían los que usaban armas, ¿no?, lastimosamente Khonrad no es un hombre de armas, ni de fuego, ni cortantes, todo el daño que este pueda causar lo hará con sus propias extremidades.
Khonrad se acercó lo suficiente hasta ver la katana que este hombre había dejado, no era de pésima calidad, eso se podía notar, pero no era la mas notable, no es como si el supiera demasiado de armas pero es simple lógica. —¿Cual es tu nombre? El mio es Khonrad. Si no es mucha molestia para ti podríamos ir a comer algo, así aprovechamos ambos para conocer el lugar, necesito comer algunos moffins pero ya— Khonrad invitó al chico a comer, no era un problema, quizá había sido duro al inicio, pero no importaba ya, no hay que desconfiar, y menos cuando ni siquiera le habían especificado a quien o que estaban vigilando o buscando.
— Pero tranquilo, yo invito, hay que ser amable con las personas que se conocen por ahí, uno nunca sabe cuando puede necesitarlas en alta mar — Comentó con una sonrisa y colocando una de sus manos en el hombro del chico, quería ser amable, nada mas. Al final es la segunda isla que visita luego de haberse reintegrado a la marina con todas las de la ley y el entrenamiento tan maravilloso que tuvo con la entonces Sargento Berry. Si el hombre aceptaba la salida Khonrad saldría del lugar mirando hacia todos lados en busca de una repostería o en su defecto una panadería en donde pudiera comprar sus amados moffins que tan feliz lo hacen.
— Quisiera no entrometerme demasiado en tu vida, pero si no estas aquí para pelear o para apostar en el coliseo, ¿por que viniste a esta isla en primer lugar? — Ahora la curiosidad por saber mas de este hombre inundaba la mente de Khonrad, ya no como un objetivo que investigar, sino como un posible amigo en el futuro.
—Ademas, no puedo darte mucha mas información, porque incluso yo como miembro de la marina carezco de esa información— El chico pidió que dieran algo de mantenimiento a su katana, era lo que hacían los que usaban armas, ¿no?, lastimosamente Khonrad no es un hombre de armas, ni de fuego, ni cortantes, todo el daño que este pueda causar lo hará con sus propias extremidades.
Khonrad se acercó lo suficiente hasta ver la katana que este hombre había dejado, no era de pésima calidad, eso se podía notar, pero no era la mas notable, no es como si el supiera demasiado de armas pero es simple lógica. —¿Cual es tu nombre? El mio es Khonrad. Si no es mucha molestia para ti podríamos ir a comer algo, así aprovechamos ambos para conocer el lugar, necesito comer algunos moffins pero ya— Khonrad invitó al chico a comer, no era un problema, quizá había sido duro al inicio, pero no importaba ya, no hay que desconfiar, y menos cuando ni siquiera le habían especificado a quien o que estaban vigilando o buscando.
— Pero tranquilo, yo invito, hay que ser amable con las personas que se conocen por ahí, uno nunca sabe cuando puede necesitarlas en alta mar — Comentó con una sonrisa y colocando una de sus manos en el hombro del chico, quería ser amable, nada mas. Al final es la segunda isla que visita luego de haberse reintegrado a la marina con todas las de la ley y el entrenamiento tan maravilloso que tuvo con la entonces Sargento Berry. Si el hombre aceptaba la salida Khonrad saldría del lugar mirando hacia todos lados en busca de una repostería o en su defecto una panadería en donde pudiera comprar sus amados moffins que tan feliz lo hacen.
— Quisiera no entrometerme demasiado en tu vida, pero si no estas aquí para pelear o para apostar en el coliseo, ¿por que viniste a esta isla en primer lugar? — Ahora la curiosidad por saber mas de este hombre inundaba la mente de Khonrad, ya no como un objetivo que investigar, sino como un posible amigo en el futuro.
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