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Tras abandonar la isla que había sido su hogar durante tantos años y embarcarse rumbo a la aventura, la primera parada de nuestra pequeña protagonista fue una de las islas más próximas al Puño, la isla de Skyros.
Sora desembarcó en las afueras del pueblo acompañada de su pequeña y revoltosa mascota, y se desperezó al tiempo que observaba el lugar.
Ante ella se extendía una planicie cubierta de hierba que dejaba ver plantaciones en la lejanía y algunas siluetas, probablemente de los agricultores. Se aproximó con parsimonia hacia el pueblo más cercano, situado a su derecha, y buscó un buen lugar donde preparar su actuación.
Dispuesta a actuar nada más llegar a la isla, ya se había cambiado de ropa en el barco para tomar el aspecto de su alter ego cantante.
Con un suspiro, y observando cómo Kumo se alejaba de ella persiguiendo una mariposa, cogió la guitarra y se acercó a una plaza donde parecía pasar bastante gente.
Se ganó varias miradas, probablemente por el pelo rosa y el instrumento musical en su mano, y se acobardó. Así que huyó hasta esconderse en un callejón y se llevó una mano al pecho, donde su corazón latía a mil por hora.
"No, no... Tranquilízate, Sora. No eres Sora. Eres Haru. Haru es extrovertida. Haru no... se asusta.", se dijo a sí misma, intentando convencerse sin éxito. Tras un suspiro de resignación, se sentó en el suelo en la entrada del callejón en posición de medio loto, sujetó la guitarra y, asegurándose de que nadie la veía, comenzó a tocar.
La música la ayudaba a relajarse.
Sora desembarcó en las afueras del pueblo acompañada de su pequeña y revoltosa mascota, y se desperezó al tiempo que observaba el lugar.
Ante ella se extendía una planicie cubierta de hierba que dejaba ver plantaciones en la lejanía y algunas siluetas, probablemente de los agricultores. Se aproximó con parsimonia hacia el pueblo más cercano, situado a su derecha, y buscó un buen lugar donde preparar su actuación.
Dispuesta a actuar nada más llegar a la isla, ya se había cambiado de ropa en el barco para tomar el aspecto de su alter ego cantante.
- Aspecto:
Con un suspiro, y observando cómo Kumo se alejaba de ella persiguiendo una mariposa, cogió la guitarra y se acercó a una plaza donde parecía pasar bastante gente.
Se ganó varias miradas, probablemente por el pelo rosa y el instrumento musical en su mano, y se acobardó. Así que huyó hasta esconderse en un callejón y se llevó una mano al pecho, donde su corazón latía a mil por hora.
"No, no... Tranquilízate, Sora. No eres Sora. Eres Haru. Haru es extrovertida. Haru no... se asusta.", se dijo a sí misma, intentando convencerse sin éxito. Tras un suspiro de resignación, se sentó en el suelo en la entrada del callejón en posición de medio loto, sujetó la guitarra y, asegurándose de que nadie la veía, comenzó a tocar.
La música la ayudaba a relajarse.
- Good Bye Days:
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Era un páramo totalmente verde el que me había llevado a un nuevo sitio, un sitio totalmente lleno con hierba fresca y con aire limpio. A lo lejos se podía divisar un pequeño pueblo con unas figuras que seguramente fueran unos campesinos trabajando duro. Metí mis manos en los bolsillos de mis pantalones cortos mientras el aire zarandeaba mi chaqueta y mi camiseta y comencé a andar hacia el pueblo disfrutando del aire que acariciaba mi pi... espera... Es mas correcto decir ''mis huesos'' ¿no? En fin, como sea.
Llegué al pueblo, por las afueras de aquel lugar se estaba calmado. ''Bueno, debería ir buscando algún sitio donde encontrar a gente con recompensa o, en su defecto, algún evento de interés para relajar estos huesos míos''.
Camino al cuartel de aquel lugar, escuche una suave y tranquilizadora melodía de Guitarra y decidí ir a ver que era ese sonido, era tan bonito...
La música provenía de un callejón en el que había una chica peli-rosa sentada, tocando la guitarra. ¿Por que no ir a saludar? Después de todo esa música era muy bonita y merecía saberlo, además una buena broma siempre sienta bien. Me coloqué en frente suya mientras tocaba la guitarra y dije
-Hola compañera peli-rosa, no confundir con peligrosa ¿eh? En fin, quería hacerte saber que esa canción que tocas me ha tocado el hueso sensible, ¿Por que no levantas la mirada y me estrechas la mano? Tenía preparado un pequeño cojín pedorreta en la mano, casi imperceptible a primera vista. Con una sonrisa tan grande que a mucha gente le hubiera dado mal rollo, pero sin dejar de ser amable.
Llegué al pueblo, por las afueras de aquel lugar se estaba calmado. ''Bueno, debería ir buscando algún sitio donde encontrar a gente con recompensa o, en su defecto, algún evento de interés para relajar estos huesos míos''.
Camino al cuartel de aquel lugar, escuche una suave y tranquilizadora melodía de Guitarra y decidí ir a ver que era ese sonido, era tan bonito...
La música provenía de un callejón en el que había una chica peli-rosa sentada, tocando la guitarra. ¿Por que no ir a saludar? Después de todo esa música era muy bonita y merecía saberlo, además una buena broma siempre sienta bien. Me coloqué en frente suya mientras tocaba la guitarra y dije
-Hola compañera peli-rosa, no confundir con peligrosa ¿eh? En fin, quería hacerte saber que esa canción que tocas me ha tocado el hueso sensible, ¿Por que no levantas la mirada y me estrechas la mano? Tenía preparado un pequeño cojín pedorreta en la mano, casi imperceptible a primera vista. Con una sonrisa tan grande que a mucha gente le hubiera dado mal rollo, pero sin dejar de ser amable.
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*Me incorporó a este rol.
Cloe se desperezaba echando los brazos hacía detrás con un fuerte bostezo que retumbó en toda la habitación. Parecía que aquel lugar era extremadamente cómodo y lujoso. Giro su rostro de un lado a otro y al recordar donde se encontraba pego un salto de la cama y se puso en marcha para empezar su larga aventura.
Había llegado la noche anterior, y lo único que pudo vislumbrar en la oscuridad era un amplio campo de hierba fresca sobre la brisa de la noche. El pueblo era un lugar coqueto y muy rural para su gusto. Pero gracias al dinero que le dio su padre para su largo viaje pudo alojarse con facilidad en la posada más cara y lujosa del lugar.
Nada más terminarse de vestirse y colocarse la última zapatilla, empezó a escuchar una música dulce a través de la ventana. Fue corriendo a ver qué pasaba y allí encontró a una joven con el pelo rosa tocando una guitarra. Cloe casi salta por la ventana de la emoción. Ella siempre había estado viviendo con su familia en la mansión y allí no se veían cosas como aquellas.
Salió corriendo de la habitación mientras escuchaba el sonido de la música que retumbaba por los pasillos y paredes del lugar. Sin duda, si allí habría alguien durmiendo habría sido despertado por esa dulce melodía. Pero de repente esta dejo de sonar. Cloe dio un gritito de pánico al no escuchar la música. Aceleró el paso escaleras abajo para ver qué había ocurrido con la música y con la chica peli rosa. Maldita idea coger la habitación más alta de la posada, tenía que bajar cinco plantas con numerosas escaleras, menos mal que era una chica joven y atlética.
Cuando por fin consiguió salir a la calle la recepcionista la pregunto algo que ella no consiguió oír, pues estaba sumida en sus pensamientos y en la enorme preocupación que ahora la rondaba la mente. Al salir a la calle, casi se choca con un par de viejas que por allí paseaban, pero las esquivo con un giro de ballet algo peculiar. Fue corriendo a la zona donde estaba su ventana y allí observo como la chica estaba hablando con un ser extraño que la estaba impidiendo seguir tocando. Cloe se acercó muy despacio a ellos y se quedó mirándolos fijamente.
Cloe se desperezaba echando los brazos hacía detrás con un fuerte bostezo que retumbó en toda la habitación. Parecía que aquel lugar era extremadamente cómodo y lujoso. Giro su rostro de un lado a otro y al recordar donde se encontraba pego un salto de la cama y se puso en marcha para empezar su larga aventura.
Había llegado la noche anterior, y lo único que pudo vislumbrar en la oscuridad era un amplio campo de hierba fresca sobre la brisa de la noche. El pueblo era un lugar coqueto y muy rural para su gusto. Pero gracias al dinero que le dio su padre para su largo viaje pudo alojarse con facilidad en la posada más cara y lujosa del lugar.
Nada más terminarse de vestirse y colocarse la última zapatilla, empezó a escuchar una música dulce a través de la ventana. Fue corriendo a ver qué pasaba y allí encontró a una joven con el pelo rosa tocando una guitarra. Cloe casi salta por la ventana de la emoción. Ella siempre había estado viviendo con su familia en la mansión y allí no se veían cosas como aquellas.
Salió corriendo de la habitación mientras escuchaba el sonido de la música que retumbaba por los pasillos y paredes del lugar. Sin duda, si allí habría alguien durmiendo habría sido despertado por esa dulce melodía. Pero de repente esta dejo de sonar. Cloe dio un gritito de pánico al no escuchar la música. Aceleró el paso escaleras abajo para ver qué había ocurrido con la música y con la chica peli rosa. Maldita idea coger la habitación más alta de la posada, tenía que bajar cinco plantas con numerosas escaleras, menos mal que era una chica joven y atlética.
Cuando por fin consiguió salir a la calle la recepcionista la pregunto algo que ella no consiguió oír, pues estaba sumida en sus pensamientos y en la enorme preocupación que ahora la rondaba la mente. Al salir a la calle, casi se choca con un par de viejas que por allí paseaban, pero las esquivo con un giro de ballet algo peculiar. Fue corriendo a la zona donde estaba su ventana y allí observo como la chica estaba hablando con un ser extraño que la estaba impidiendo seguir tocando. Cloe se acercó muy despacio a ellos y se quedó mirándolos fijamente.
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*OFF: Estaba esperando a ver si Nostariel posteaba, pero no lo ha hecho así que seguimos.*
Cuando Sora empezaba a tocar, se sumía en una especie de estado de trance que la aislaba del mundo real. En él, podía imaginar escenas y recordar momentos que le evocaban la música que estaba tocando y la letra que estaba cantando, lo que le hacía mucho más sencilla la tarea de actuar en público.
Aunque también tenía sus inconvenientes.
Sólo cuando la chiquilla terminó su canción se dio cuenta de que había un extraño tipo frente a ella, mirándola fijamente con una amplia sonrisa y extendiéndole su mano.
Sora emitió un agudo y desagradable chillido de pánico en su cabeza, sin saber cómo reaccionar. La... persona que tenía delante era de lo más extraño que la acróbata había visto en su vida. Y había visto cosas muy raras en su vida.
Se abrazó casi inconscientemente a su guitarra morada unos segundos, para luego respirar profundamente en un intento por calmarse.
"Vamos, Sora... Haru es extrovertida. Haru... tendrá distintos tipos de fans y no puede ser desagradable o maleducada con ellos, o los perderá. Haru es el ideal que buscas. Ella debe aceptar a todos por igual.", se recordó a sí misma, antes de levantarse y estrechar con una sonrisa nerviosa la mano que se le ofrecía, al tiempo que decía:
-Oh... No me había dado cuenta de que había gente mirando. Muchas gra... -su sonrisa se quedó congelada al tiempo que sonaba una pedorreta. En su interior, Sora esbozaba una expresión irónica, pero en el exterior intentó mantener la sonrisa. "Ha ha, qué gracioso", pensó con marcado sarcasmo-. ¿Qué ha sido eso? Oh, un cojín de pedorretas, no lo había visto. Qué gracia -se rió con fingida amabilidad, al tiempo que apartaba la mano.
Sora pudo ver entonces a otra persona entrando al callejón. Se trataba de una mujer joven que los miraba con curiosidad. Sora la miró con ojos implorantes que claramente decían "ayúdame".
-Y, ehm... Nunca había visto a alguien como tú. ¿Hay mucha gente como tú en esta isla o eres un viajero? No intento resultar maleducada, es sólo que acabo de llegar a la isla y no sé mucho del mundo todavía... -se disculpó inmediatamente con una sonrisa dulce, al tiempo que por dentro seguía gritando.
"¡¿Qué es esta cosa?!"
Aunque también tenía sus inconvenientes.
Sólo cuando la chiquilla terminó su canción se dio cuenta de que había un extraño tipo frente a ella, mirándola fijamente con una amplia sonrisa y extendiéndole su mano.
Sora emitió un agudo y desagradable chillido de pánico en su cabeza, sin saber cómo reaccionar. La... persona que tenía delante era de lo más extraño que la acróbata había visto en su vida. Y había visto cosas muy raras en su vida.
Se abrazó casi inconscientemente a su guitarra morada unos segundos, para luego respirar profundamente en un intento por calmarse.
"Vamos, Sora... Haru es extrovertida. Haru... tendrá distintos tipos de fans y no puede ser desagradable o maleducada con ellos, o los perderá. Haru es el ideal que buscas. Ella debe aceptar a todos por igual.", se recordó a sí misma, antes de levantarse y estrechar con una sonrisa nerviosa la mano que se le ofrecía, al tiempo que decía:
-Oh... No me había dado cuenta de que había gente mirando. Muchas gra... -su sonrisa se quedó congelada al tiempo que sonaba una pedorreta. En su interior, Sora esbozaba una expresión irónica, pero en el exterior intentó mantener la sonrisa. "Ha ha, qué gracioso", pensó con marcado sarcasmo-. ¿Qué ha sido eso? Oh, un cojín de pedorretas, no lo había visto. Qué gracia -se rió con fingida amabilidad, al tiempo que apartaba la mano.
Sora pudo ver entonces a otra persona entrando al callejón. Se trataba de una mujer joven que los miraba con curiosidad. Sora la miró con ojos implorantes que claramente decían "ayúdame".
-Y, ehm... Nunca había visto a alguien como tú. ¿Hay mucha gente como tú en esta isla o eres un viajero? No intento resultar maleducada, es sólo que acabo de llegar a la isla y no sé mucho del mundo todavía... -se disculpó inmediatamente con una sonrisa dulce, al tiempo que por dentro seguía gritando.
"¡¿Qué es esta cosa?!"
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*OFF: Auch, mi kokoro XD
La chica fijó sus ojos en mi y se abrazó a su instrumento, me asusté y me estremecí un poco pero al final me dio la mano. Actuaba como si no pasara nada pero se que tenía miedo, miedo de mi y es normal, después de todo soy un esqueleto vivo...
-¡No te asustes por favor! ¡No te voy a hacer nada!, solo me acerqué a saludar porque tu música me gustaba y me parecía conmovedora, no te voy a hacer nada... Entiendo que mi aspecto te asuste, estoy en los huesos, pero no soy un mal tipo, enserio. Dije preocupado, lo último que quería ahora era que me tomasen como un violador, asesino o algo así. Pude ver una chica aparecer por el otro lado del pasillo, las sombras no me dejaban verla bien, pero tenía un aspecto que me sonaba... imaginaciones mías seguramente, pues con tanta oscuridad un gato y un perro parecían iguales.
Después de su espasmo parece que recobró la compostura y empezó a hablarme de una manera mas calmada y agradable.
-Veo que ya estás mejor, se que tengo una primera impresión un poco impactante, pero espero no haberte dado mucho miedo, y perdón por lo de la pedorreta, estoy intentando superara mi hafefobia y es un método que incluye pasarmelo bien aún tocando a una persona. Retiré la mano y sonreí amablemente.
-Mi nombre es Error, Error Sans. Soy un cazador al que le mueve liberar al mundo del mal al que está sometido y por cierto, he de admitir que el grito me asustó hasta a mí. Di una risa, intentando relajar la situación
Esperaba que el problema se resolviera solo, no quería tener que pelear ni enfrentarme en un juicio con nadie, ya estaba acostumbrado a dar la misma charla siempre que alguien me veía, y mas a estas horas, la gente incluso llegaba a atacarme... En fin, todos tenemos nuestros problemas.
La chica fijó sus ojos en mi y se abrazó a su instrumento, me asusté y me estremecí un poco pero al final me dio la mano. Actuaba como si no pasara nada pero se que tenía miedo, miedo de mi y es normal, después de todo soy un esqueleto vivo...
-¡No te asustes por favor! ¡No te voy a hacer nada!, solo me acerqué a saludar porque tu música me gustaba y me parecía conmovedora, no te voy a hacer nada... Entiendo que mi aspecto te asuste, estoy en los huesos, pero no soy un mal tipo, enserio. Dije preocupado, lo último que quería ahora era que me tomasen como un violador, asesino o algo así. Pude ver una chica aparecer por el otro lado del pasillo, las sombras no me dejaban verla bien, pero tenía un aspecto que me sonaba... imaginaciones mías seguramente, pues con tanta oscuridad un gato y un perro parecían iguales.
Después de su espasmo parece que recobró la compostura y empezó a hablarme de una manera mas calmada y agradable.
-Veo que ya estás mejor, se que tengo una primera impresión un poco impactante, pero espero no haberte dado mucho miedo, y perdón por lo de la pedorreta, estoy intentando superara mi hafefobia y es un método que incluye pasarmelo bien aún tocando a una persona. Retiré la mano y sonreí amablemente.
-Mi nombre es Error, Error Sans. Soy un cazador al que le mueve liberar al mundo del mal al que está sometido y por cierto, he de admitir que el grito me asustó hasta a mí. Di una risa, intentando relajar la situación
Esperaba que el problema se resolviera solo, no quería tener que pelear ni enfrentarme en un juicio con nadie, ya estaba acostumbrado a dar la misma charla siempre que alguien me veía, y mas a estas horas, la gente incluso llegaba a atacarme... En fin, todos tenemos nuestros problemas.
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Cloe observaba como los dos sujetos actuaban de forma muy extraña. ¿Estarían actuando? Cloe decidió seguir observándolos como si de una psicópata se tratara. Pero después de un rato vio como la joven la pedía ayuda con la mirada. Parecía que aquel tipo la estaba molestando, así pues Cloe decidió decirle algo para que la dejara en paz y pudiera tocar tranquila.
-Perdona, puedes dejar a la chica seguir tocando.- dijo Cloe con un tonó enfadado a aquel tipo. El tipo se volteó y al darse la vuelta Cloe no pudo evitar sorprenderse.- Ualaaah!!!! Como molaaa.- dijo mientras lo abrazaba como si fuera un peluche esponjoso. Lo levanto en alto, pues el tipo no pesaba mucho y le dijo con voz de niña pequeña.- ¿Y tú cómo te llamas, chiquitín?
Después desvió la mirada y observo a la joven que los estaba mirando sin decir palabra. Cloe soltó de golpe a tipo pequeño y fue a dar un fuerte abrazo a la joven música.-Hola, me llamo Cloe, y me encanta tu música ¿Quieres ser mi amiga?- dijo mientras acercaba el dedo de forma muy despacio a tocar una de las cuerdas de la guitarra.-Nunca había visto un instrumento como este. ¿Puedo tocarlo?
-Perdona, puedes dejar a la chica seguir tocando.- dijo Cloe con un tonó enfadado a aquel tipo. El tipo se volteó y al darse la vuelta Cloe no pudo evitar sorprenderse.- Ualaaah!!!! Como molaaa.- dijo mientras lo abrazaba como si fuera un peluche esponjoso. Lo levanto en alto, pues el tipo no pesaba mucho y le dijo con voz de niña pequeña.- ¿Y tú cómo te llamas, chiquitín?
Después desvió la mirada y observo a la joven que los estaba mirando sin decir palabra. Cloe soltó de golpe a tipo pequeño y fue a dar un fuerte abrazo a la joven música.-Hola, me llamo Cloe, y me encanta tu música ¿Quieres ser mi amiga?- dijo mientras acercaba el dedo de forma muy despacio a tocar una de las cuerdas de la guitarra.-Nunca había visto un instrumento como este. ¿Puedo tocarlo?
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- OFF:
- Sora Yagami escribió:Sora emitió un agudo y desagradable chillido de pánico en su cabeza, sin saber cómo reaccionar.Sora Yagami escribió:en su cabeza
Te lo dije por MP... u.u
El tipo que se encontraba frente a Sora actuaba raro. Ya no sólo su aspecto era extraño e inusual, sino que también lo eran sus acciones. Parecía nervioso por algún motivo, y la chiquilla no terminaba de comprender el por qué. ¿Tan mala era su actuación y su fingida calma que el... joven se había dado cuenta de su pánico e inquietud internos? Esperaba que no.
- ¿Hafefobia? Suena... complicado -comentó Sora, sin saber muy bien qué decir-. Yo me llamo Haru, y acabo de empezar mi viaje. Quiero ser cantante -sonrió a continuación.
Fue entonces cuando la joven mujer que los observaba decidió unirse a la conversación, dejando a Sora de piedra con su comportamiento. Exclamaba, abrazaba y expresaba sus pensamientos con total libertad, todo lo contrario a ella. No pudo evitar acordarse de su amigo de la infancia, y esbozó una ligera sonrisa nostálgica antes de ser achuchada por la chica.
- Yo... soy... Haru... ¿Es... una guitarra? -respondió la chiquilla con inseguridad, mirando a su guitarra Tsukiko. ¿Aquella mujer no había visto una guitarra en su vida? ¿Dónde había estado metida?-. Claro, puedes tocarla, pero ten cuidado. Las cuerdas pueden cortarte si no tienes cuidado. Yo tengo las yemas endurecidas -avisó, extendiendo la guitarra hacia ella para que le resultase más fácil tocar la guitarra morada-. ¿De veras os ha gustado mi música? -añadió a continuación, sonrojándose ligeramente-...Gracias... Todavía tengo mucho que trabajar... ¿Y qué hacéis vosotros aquí? ¿También estáis viajando? -cambió de tema con una risa nerviosa.
A Sora no le gustaba que la atención se centrase en ella. Lo cual no pegaba mucho con sus objetivos pero, como ella misma había admitido, aún le quedaba mucho trabajo por delante para conseguir sus metas.
- ¿Hafefobia? Suena... complicado -comentó Sora, sin saber muy bien qué decir-. Yo me llamo Haru, y acabo de empezar mi viaje. Quiero ser cantante -sonrió a continuación.
Fue entonces cuando la joven mujer que los observaba decidió unirse a la conversación, dejando a Sora de piedra con su comportamiento. Exclamaba, abrazaba y expresaba sus pensamientos con total libertad, todo lo contrario a ella. No pudo evitar acordarse de su amigo de la infancia, y esbozó una ligera sonrisa nostálgica antes de ser achuchada por la chica.
- Yo... soy... Haru... ¿Es... una guitarra? -respondió la chiquilla con inseguridad, mirando a su guitarra Tsukiko. ¿Aquella mujer no había visto una guitarra en su vida? ¿Dónde había estado metida?-. Claro, puedes tocarla, pero ten cuidado. Las cuerdas pueden cortarte si no tienes cuidado. Yo tengo las yemas endurecidas -avisó, extendiendo la guitarra hacia ella para que le resultase más fácil tocar la guitarra morada-. ¿De veras os ha gustado mi música? -añadió a continuación, sonrojándose ligeramente-...Gracias... Todavía tengo mucho que trabajar... ¿Y qué hacéis vosotros aquí? ¿También estáis viajando? -cambió de tema con una risa nerviosa.
A Sora no le gustaba que la atención se centrase en ella. Lo cual no pegaba mucho con sus objetivos pero, como ella misma había admitido, aún le quedaba mucho trabajo por delante para conseguir sus metas.
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Esa chica se dispuso a abrazarme, pero antes de que pudiera si quiera gritar era demasiado tarde y ya estaba entre sus brazos. ''Eh... ¿que es esto?'' No me sentía aterrorizado, ni mucho menos, aunque tampoco era una sensación de felicidad, era como sidos sentimientos estuvieran luchando por sobresalir.
-Ejem, disculpe señorita, ¿podría dejarme en el suelo? Exclamé un tanto nervioso pero sin perder la compostura. Desde luego esa chica estaba rebosante de energía incluso para ser la hora que era.
Rápidamente desvió su mirada hacia lo joven guitarrista, la cual parecía un tanto introvertida en ese momento, hablando un poco entrecortada. Avisó a la otra chica, Cloe creo que se presentó, de que tuviera cuidado con las cuerdas ya que podrían cortarla, yo no tendría ese problema a no ser que esas cuerdas pudieran cortar huesos, en ese caso esas cuerdas deberían de ser usadas como armas.
-Esto, buenas señorita, mi nombre es Error y prometo que no hice nada malo. Fue como me presenté a Cloe
-Y Haru, yo estoy aquí como cazarrecompensas, aunque también me gusta divertirme con mis marionetas. Dicho eso saqué una marioneta parecida a mi, solo con la cabeza blanca y un abrigo negro con pelo cerca del cuello de la capucha, también negra.
-La verdad, dudo poder ganarme la vida así, pero me divierte mucho.
-Ejem, disculpe señorita, ¿podría dejarme en el suelo? Exclamé un tanto nervioso pero sin perder la compostura. Desde luego esa chica estaba rebosante de energía incluso para ser la hora que era.
Rápidamente desvió su mirada hacia lo joven guitarrista, la cual parecía un tanto introvertida en ese momento, hablando un poco entrecortada. Avisó a la otra chica, Cloe creo que se presentó, de que tuviera cuidado con las cuerdas ya que podrían cortarla, yo no tendría ese problema a no ser que esas cuerdas pudieran cortar huesos, en ese caso esas cuerdas deberían de ser usadas como armas.
-Esto, buenas señorita, mi nombre es Error y prometo que no hice nada malo. Fue como me presenté a Cloe
-Y Haru, yo estoy aquí como cazarrecompensas, aunque también me gusta divertirme con mis marionetas. Dicho eso saqué una marioneta parecida a mi, solo con la cabeza blanca y un abrigo negro con pelo cerca del cuello de la capucha, también negra.
-La verdad, dudo poder ganarme la vida así, pero me divierte mucho.
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Cloe tocó decidida una de las cuerdas, esta hizo un sonido que provocó que la joven gritara de ilusión y casi se cayera inconsciente al suelo. Pero lo único que paso fue que cayó de culo al asfalto de la plaza. Después se miró el dedo pensando en lo que le acababa de decir Haru, y comprobó cómo su dedo tenía marcada la forma de la cuerda, pero sin llegar a producir herida. Se llevó el dedo a la boca para chupárselo y se puso a escuchar a sus dos nuevos amigos desde el suelo.
-Hola, Haru. Yo soy Cloe y viajo por el mundo para hacer feliz a la gente. Resulta que tengo poderes mágicos.- dijo poniendo cara de psicópata.- pero solo los uso para el bien.-Después desvió de nuevo la mirada a la guitarra.- Nunca había visto una guitarra. Siempre he vivido en una mansión con mis padres, y los criados solo tocaban el violín. Para mi esto es un objeto nuevo.-acto seguido miro a Error.
-Error, que nombre más extraño. Nunca había conocido a nadie que le diera miedo que le tocaran. Yo también tengo una enfermedad, soy ludo...- en ese momento Cloe se dio cuenta que podía perder a sus nuevos amigos si decía que era una ludópata.- ludo...do...fía, que es miedo a las camas blanditas.- se había inventado esa enfermedad tan rara, que era imposible que descubrieran que era mentira. Después no paraba de mirar a Error con un brillo en los ojos algo infantil. Realmente le parecía un peluche parlante, era adorable.
-Bueno.-dijo Cloe poniéndose en pie.-Ya que nos hemos presentado todos (claramente después de que cada uno cuente su historia), que os parece si hacemos que Haru gane unas monedas y se haga algo más famosa.-dijo la joven alzando los brazos, enseñando la enormidad de la plaza donde se encontraban, y la enorme cantidad de personas que habían aparecido por las calles.-Error tu puedes hacer un espectáculo de marionetas, Haru puede tocar su música dulce, y yo...- Cloe se alejó de ellos y empezó a transformase en un unicornio de dos metros.-Seguro que esto llama la atención de muchos niños.- dijo Cloe en forma de unicornio.- Que empiece el espectáculo.
-Hola, Haru. Yo soy Cloe y viajo por el mundo para hacer feliz a la gente. Resulta que tengo poderes mágicos.- dijo poniendo cara de psicópata.- pero solo los uso para el bien.-Después desvió de nuevo la mirada a la guitarra.- Nunca había visto una guitarra. Siempre he vivido en una mansión con mis padres, y los criados solo tocaban el violín. Para mi esto es un objeto nuevo.-acto seguido miro a Error.
-Error, que nombre más extraño. Nunca había conocido a nadie que le diera miedo que le tocaran. Yo también tengo una enfermedad, soy ludo...- en ese momento Cloe se dio cuenta que podía perder a sus nuevos amigos si decía que era una ludópata.- ludo...do...fía, que es miedo a las camas blanditas.- se había inventado esa enfermedad tan rara, que era imposible que descubrieran que era mentira. Después no paraba de mirar a Error con un brillo en los ojos algo infantil. Realmente le parecía un peluche parlante, era adorable.
-Bueno.-dijo Cloe poniéndose en pie.-Ya que nos hemos presentado todos (claramente después de que cada uno cuente su historia), que os parece si hacemos que Haru gane unas monedas y se haga algo más famosa.-dijo la joven alzando los brazos, enseñando la enormidad de la plaza donde se encontraban, y la enorme cantidad de personas que habían aparecido por las calles.-Error tu puedes hacer un espectáculo de marionetas, Haru puede tocar su música dulce, y yo...- Cloe se alejó de ellos y empezó a transformase en un unicornio de dos metros.-Seguro que esto llama la atención de muchos niños.- dijo Cloe en forma de unicornio.- Que empiece el espectáculo.
- Algo así:
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Sora había decidido recientemente que quería ser música profesional, y había abandonado la comodidad de su hogar para lanzarse a la aventura con ese objetivo, entre otros, en mente.
Sin embargo, era consciente de que su personalidad introvertida y su pánico escénico suponían un problema bastante importante a la hora de hacer ese objetivo una realidad. Por ello, había decidido crear a su alter ego, Haru, una chiquilla resuelta, extrovertida y dulce que pudiese dar la cara al público sin problemas. No obstante, aquella era su primera aparición real y, a pesar de las habilidades cuasi innatas de la chiquilla para actuar, no se le estaba dando muy bien el pretender ser quien no era. Todavía tenía mucho entrenamiento por delante y le faltaba mucha práctica.
Por suerte, en aquellos momentos contaba con ese par de extraños y curiosos personajes a su lado. El extraño joven había declarado su gusto por las marionetas, y la chica tenía una personalidad abierta, enérgica y arrolladora contra la que Sora era incapaz de luchar.
Sin saber muy bien cómo o por qué, la joven la arrastró hacia la plaza de la que había huido minutos atrás debido a su pánico escénico y se transformó allí en un unicornio, decidiendo casi unilateralmente comenzar un espectáculo improvisado. A Sora no le sorprendió la extraña habilidad de la joven ya que, tan sólo unas semanas atrás, se había topado con un hombre lobo.
Nuestra protagonista miró a su alrededor con nerviosismo, guitarra en mano, al percatarse de que el unicornio y la extraña apariencia del titiritero estaban atrayendo las miradas curiosas de los transeúntes, que comenzaban a formar un círculo a su alrededor con rostros expectantes. El estar acompañada le hizo sentirse un poco más segura y menos expuesta, especialmente porque un unicornio y un tipo en los huesos llamaban mucho más la atención que una chiquilla con el pelo rosa, así que Sora volvió a sentarse en el suelo en posición de medio loto, agarró su querida guitarra y emitió un suspiro para tranquilizarse, antes de volver a tocar.
Sin embargo, era consciente de que su personalidad introvertida y su pánico escénico suponían un problema bastante importante a la hora de hacer ese objetivo una realidad. Por ello, había decidido crear a su alter ego, Haru, una chiquilla resuelta, extrovertida y dulce que pudiese dar la cara al público sin problemas. No obstante, aquella era su primera aparición real y, a pesar de las habilidades cuasi innatas de la chiquilla para actuar, no se le estaba dando muy bien el pretender ser quien no era. Todavía tenía mucho entrenamiento por delante y le faltaba mucha práctica.
Por suerte, en aquellos momentos contaba con ese par de extraños y curiosos personajes a su lado. El extraño joven había declarado su gusto por las marionetas, y la chica tenía una personalidad abierta, enérgica y arrolladora contra la que Sora era incapaz de luchar.
Sin saber muy bien cómo o por qué, la joven la arrastró hacia la plaza de la que había huido minutos atrás debido a su pánico escénico y se transformó allí en un unicornio, decidiendo casi unilateralmente comenzar un espectáculo improvisado. A Sora no le sorprendió la extraña habilidad de la joven ya que, tan sólo unas semanas atrás, se había topado con un hombre lobo.
Nuestra protagonista miró a su alrededor con nerviosismo, guitarra en mano, al percatarse de que el unicornio y la extraña apariencia del titiritero estaban atrayendo las miradas curiosas de los transeúntes, que comenzaban a formar un círculo a su alrededor con rostros expectantes. El estar acompañada le hizo sentirse un poco más segura y menos expuesta, especialmente porque un unicornio y un tipo en los huesos llamaban mucho más la atención que una chiquilla con el pelo rosa, así que Sora volvió a sentarse en el suelo en posición de medio loto, agarró su querida guitarra y emitió un suspiro para tranquilizarse, antes de volver a tocar.
- Feel my soul:
- Letra:
- Nakitsukaretetanda
Toikakeru basho mo naku
Mayoinagara
tsumazuitemo
Tachidomarenai
(Yes, just believe)
Kimi ga kureta egao
Otoshita namida wa
Boku no mune no
fukai kizu ni furete kieta
I feel my soul, take me your way
Sou tatta hitotsu o
Kitto daremo ga
zutto sagashiteiruno
Sore wa
guuzen dewa nakute
Itsuwari no ai nanka janakute
You're right all right
You're right all right, scared little boy
(Alright)
Nandomo kurikaesu
“douka ikanaide”
Sasayaku youna
kimi no koe wa itoushikute
I feel my soul, take me your way
Mou furimukanai
Kitto kono te de
ima tashikametaiyo
Itsumo tanjunna hodo kurushinde
Ikiteyuku imi o shiritai kara
You're right all right
You're right all right, scared little boy
Sotto tsubuyaita kimi no kotoba you say it
“Ugokidase mienai kedo michi wa
hirakareteru”
I feel my soul, take me your way
Sou mogaki nagara mo
Kitto kono mama
zutto aruiteyukeru
Sore wa guuzen demo nakutte
Arifureta yume nanka janakutte
You're right all right
You're right all right
Itsumo tanjunna hodo kurushinde
Yorokobi no imi o shiritai kara
You're right all right
You're right all right, scared little boy.
- Letra en castellano:
- Feel my soul - Haru
Me he cansado de llorar
y no tengo un lugar donde preguntar.
Me he perdido y voy dando tumbos, pero
nada me detendrá.
(Yes, just believe)
La sonrisa que me dedicaste
y las lágrimas que derramaste
llegaron a mi pecho y hicieron desaparecer
mis profundas heridas.
I feel my soul take me your way
Sí, hay sólo una cosa
que definitivamente todo el mundo está buscando.
Las coincidencias no existen,
esto no puede ser un amor falso.
You're right, all right,
you're right, all right, scared little boy.
(Alright)
Repitiendo constantemente
"Por favor, no te vayas"
dices en un susurro, con una voz encantadora.
I feel my soul take me your way
Ya no pienso mirar atrás
Seguro, con estas manos, ahora voy a comprobarlo.
Siempre han sido sólo heridas leves,
quiero descubrir el significado de vivir
You're right, all right
you're right, all right scared little boy.
Esas palabras que musitaste suavemente, You say it
"Múevete, puede que no lo veas,
pero el camino se está abriendo".
I feel my soul take me your way
Sí, aunque sea difícil
sin duda, de esta manera, seguiré avanzando.
Las coincidencias no existen,
esto no puede ser un sueño ordinario.
You're right, all right
you're right, all right
Siempre han sido sólo heridas leves,
quiero descubrir el significado de la felicidad,
You're right, all right
you're right, all right scared little boy.
Como de costumbre, Sora se sumergió en las profundidades de su mundo musical, olvidándose de todo lo que la rodeaba y simplemente disfrutando de la música. Después de todo, cantaba mayormente por diversión.
Su corazón se calmó, al tiempo que sus dedos dejaban de temblar y le dejaban tocar las cuerdas de la guitarra con mayor precisión, y su voz se volvió más nítida y meliflua a los pocos segundos, al tiempo que veía a los niños pequeños mirando con rostros ilusionados al titiritero y el unicornio.
Para cuando terminó de tocar, había ganado un poquito de confianza.
"Puedo hacerlo.", se dijo a sí misma, mirando a su alrededor con expresión alegre.
Su corazón se calmó, al tiempo que sus dedos dejaban de temblar y le dejaban tocar las cuerdas de la guitarra con mayor precisión, y su voz se volvió más nítida y meliflua a los pocos segundos, al tiempo que veía a los niños pequeños mirando con rostros ilusionados al titiritero y el unicornio.
Para cuando terminó de tocar, había ganado un poquito de confianza.
"Puedo hacerlo.", se dijo a sí misma, mirando a su alrededor con expresión alegre.
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Casi sin saber como fuí arrastrado hasta una plaza llena de transeúntes, desde residentes de la isla saliendo de trabajar o dando un paseo hasta extranjeros que simplemente disfrutaban de la fantástica noche. En la plaza Cloe se transformó en unicornio.
-Wau Cloe, que impresionante, exclamé enardecido. Miré a Cloe y a Haru, solté una gran sonrisa a la vez que sacaba unas marionetas básicas, vestida con ropa de gente de la calle. Haru comenzó a tocar y cantar una canción preciosa mientras iba describiendo la escena con mis marionetas aunque admite que me costaba bastante seguir el ritmo, pero creo que lo hacía bastante bien.
Tras la canción recogí mis marionetas mientras la plaza se llenaba de una gran ovación.
-Gran trabajo chicas, ha sida una actuación genial. Decía mientras les dedicaba una gran sonrisa.
-Oye Haru, ¿siempre has sido así de buena con la guitarra? Lo pasé tan bien que se me ocurrió una cosa. Después de que la gente se volvió a dispersar hablando sobre la impactante actuación y después de que unas personas se acercaran a Haru pidiendo su autógrafo y queriendo acariciar a Cloe dije.
-¿Queréis que vayamos a tomar algo para celebrar? Tras eso esperé su respuesta con una sonrisa.
-Wau Cloe, que impresionante, exclamé enardecido. Miré a Cloe y a Haru, solté una gran sonrisa a la vez que sacaba unas marionetas básicas, vestida con ropa de gente de la calle. Haru comenzó a tocar y cantar una canción preciosa mientras iba describiendo la escena con mis marionetas aunque admite que me costaba bastante seguir el ritmo, pero creo que lo hacía bastante bien.
Tras la canción recogí mis marionetas mientras la plaza se llenaba de una gran ovación.
-Gran trabajo chicas, ha sida una actuación genial. Decía mientras les dedicaba una gran sonrisa.
-Oye Haru, ¿siempre has sido así de buena con la guitarra? Lo pasé tan bien que se me ocurrió una cosa. Después de que la gente se volvió a dispersar hablando sobre la impactante actuación y después de que unas personas se acercaran a Haru pidiendo su autógrafo y queriendo acariciar a Cloe dije.
-¿Queréis que vayamos a tomar algo para celebrar? Tras eso esperé su respuesta con una sonrisa.
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Nada más transformarse la gente empezó a fliparlo. Los niños querían acercarse y acariciar a Cloe, mientras los padres no muy convencidos se acercaban temerosos a la bestia con cuerno. Mientras tanto Error entretenía a la otra mitad del público con un espectáculo de marionetas. Pero lo más llamativo de aquel lugar, fue la fantástica música que tocaba Haru. Error intentaba interpretar lo que cantaba con las marionetas, aunque en algunas ocasiones se veía que le costaba llevar el ritmo de la canción. Sin duda aquello debía de ser muy complicado de manejar. Al escuchar la música la gente se fue relajando e inclusos algunos se pusieron a bailar al ritmo de la música. Los padres temerosos al final dejaron acercarse a los chiquillos a Cloe, incluso algunos llegaron a subirlos encima de su lomo. Cloe bailaba en su forma animal y relinchaba de felicidad. Pero al cabo de un rato la música ceso, y la gente se marchó a seguir con sus vidas. Pero eso sí, un poquito más felices después de aquello. Incluso algunos se llevaron un fabuloso autógrafo de Haru.
Cloe volvió a su forma humana, eso sí, cuando ningún niño la observaba. Sino imaginaros que trauma les podría causar. Después se acercó a sus nuevos amigos y escucho las palabras de Error a lo que respondió con tremenda felicidad-
-A mí me parece genial. Además esa gente nos ha dado mucho dinero por el espectáculo.-dijo Cloe enseñando una gran bolsa de berries, la cual seguramente había robado hábilmente por su ludopatía. Pero eso es algo que nunca sabrán sus amigos.
Cloe volvió a su forma humana, eso sí, cuando ningún niño la observaba. Sino imaginaros que trauma les podría causar. Después se acercó a sus nuevos amigos y escucho las palabras de Error a lo que respondió con tremenda felicidad-
-A mí me parece genial. Además esa gente nos ha dado mucho dinero por el espectáculo.-dijo Cloe enseñando una gran bolsa de berries, la cual seguramente había robado hábilmente por su ludopatía. Pero eso es algo que nunca sabrán sus amigos.
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Tras la canción, la gente empezó a aplaudirles, y Sora se quedó observando a su alrededor, maravillada. Eso era lo que estaba buscando. El poder de la música. Esa capacidad única de unir a todas esas personas en un sólo lugar y conseguir, aunque sólo fuese por un instante, que estuviesen de acuerdo en algo. Que apreciasen algo por igual.
La muchacha se incorporó y ejecutó una reverencia sujetando y estirando una esquina de su vestido de marinerita y dedicando una sonrisa a los espectadores.
- Llevo tocando la guitarra muchos años, pero nunca lo he hecho de manera profesional... -respondió Sora a Error, con humildad.
Entonces un par de niños se acercaron a ella apretando unos papeles con sus manitas ante la atenta mirada de sus progenitores.
- ¿Nos firmas un autógrafo? -pidió uno de ellos, con cierta timidez. Sora se quedó de piedra un segundo. ¿Autógrafos? ¿A ella? Pero al ver los rostros de aquellos infantes, no pudo evitar recordar su propia infancia. Aquella era la misma expresión de pura inocencia e ilusión que ella había esbozado al ver acróbatas por primera vez. La chiquilla sonrió con amabilidad y aceptó-. Yo quiero ser cantante como tú, cuando sea mayor -le dijo entonces la niña, cuando ya le devolvía el papel firmado.
- ¿Sí? Pues, si te esfuerzas, seguro que conseguirás ser mejor que yo. Y tus canciones serán conocidas en todos los mares -la animó Sora.
"Sí... Me aseguraré de crear un mundo en el que puedas hacerlo.", pensó para sí, reafirmándose en sus ideales.
Tras firmar los autógrafos de aquellos niños, Cloe y Error se acercaron a ella de nuevo.
- ¿Tomar algo? Claro, estaría bien. ¿Nos han dado todo ese dinero? -se sorprendió Sora, al ver las monedas de Cloe. No se había fijado porque al cantar se iba a su mundo de felicidad, nubes de azúcar y mariposas... Bueno, en realidad su mundo ideal tendría sacos de boxeo, animales peligrosos y peluches, pero no había visto a los espectadores dar dinero. ¿Tan inmersa en su mundo de yuppie estaba?
Tras aceptar, se dirigieron a la taberna más cercana y pidieron algo de beber en la barra antes de sentarse a una de las mesas.
- Tu habilidad con las marionetas es muy interesante, Error. ¿Te interesan desde... pequeño? -preguntó Sora, para dar conversación-. Y Cloe, ¿eres usuaria de akuma mitológica? Eso fue sorprendente, ver cómo te transformabas de golpe en un unicornio delante de nuestras narices... -exclamó con fingida sorpresa.
Casi se estaba acostumbrando a ver de todo. Pero si perdía su capacidad de maravillarse con el mundo, ¿qué le quedaba?
¿Los motes insultantes?
La muchacha se incorporó y ejecutó una reverencia sujetando y estirando una esquina de su vestido de marinerita y dedicando una sonrisa a los espectadores.
- Llevo tocando la guitarra muchos años, pero nunca lo he hecho de manera profesional... -respondió Sora a Error, con humildad.
Entonces un par de niños se acercaron a ella apretando unos papeles con sus manitas ante la atenta mirada de sus progenitores.
- ¿Nos firmas un autógrafo? -pidió uno de ellos, con cierta timidez. Sora se quedó de piedra un segundo. ¿Autógrafos? ¿A ella? Pero al ver los rostros de aquellos infantes, no pudo evitar recordar su propia infancia. Aquella era la misma expresión de pura inocencia e ilusión que ella había esbozado al ver acróbatas por primera vez. La chiquilla sonrió con amabilidad y aceptó-. Yo quiero ser cantante como tú, cuando sea mayor -le dijo entonces la niña, cuando ya le devolvía el papel firmado.
- ¿Sí? Pues, si te esfuerzas, seguro que conseguirás ser mejor que yo. Y tus canciones serán conocidas en todos los mares -la animó Sora.
"Sí... Me aseguraré de crear un mundo en el que puedas hacerlo.", pensó para sí, reafirmándose en sus ideales.
Tras firmar los autógrafos de aquellos niños, Cloe y Error se acercaron a ella de nuevo.
- ¿Tomar algo? Claro, estaría bien. ¿Nos han dado todo ese dinero? -se sorprendió Sora, al ver las monedas de Cloe. No se había fijado porque al cantar se iba a su mundo de felicidad, nubes de azúcar y mariposas... Bueno, en realidad su mundo ideal tendría sacos de boxeo, animales peligrosos y peluches, pero no había visto a los espectadores dar dinero. ¿Tan inmersa en su mundo de yuppie estaba?
Tras aceptar, se dirigieron a la taberna más cercana y pidieron algo de beber en la barra antes de sentarse a una de las mesas.
- Tu habilidad con las marionetas es muy interesante, Error. ¿Te interesan desde... pequeño? -preguntó Sora, para dar conversación-. Y Cloe, ¿eres usuaria de akuma mitológica? Eso fue sorprendente, ver cómo te transformabas de golpe en un unicornio delante de nuestras narices... -exclamó con fingida sorpresa.
Casi se estaba acostumbrando a ver de todo. Pero si perdía su capacidad de maravillarse con el mundo, ¿qué le quedaba?
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Pensaba invitar yo, pero visto lo visto resulta que ganamos bastante dinero con la actuación aunque no vi nada, seguramente porque estaba muy centrado en las marionetas, pero no iba decir que no a una comida y bebida gratis. Tardamos poco en entrar a una taberna y pedir algo.
-¡Un refresco y una fregona camarero! dije mientras miraba a mis compañeras mientras yo mismo me reía. Haru me preguntó sobre mis marionetas.
-Si, la verdad, lo hago como hobby pero me gusta mucho usar mis marionetas, lo hago incluso desde antes de ser esqueleto, supongo que lo llevo en los huesos.
Haru también comentó sobre la transformación de Cloe en unicornio, la verdad es que era lo más interesante de todo.
-Yo no soy usuario de ninguna fruta ¿como se siente transformarse en unicornio? ¿Te hace sentir algo especial? Sinceramente, estaba muy intrigado sobre las akumas.
-¡Un refresco y una fregona camarero! dije mientras miraba a mis compañeras mientras yo mismo me reía. Haru me preguntó sobre mis marionetas.
-Si, la verdad, lo hago como hobby pero me gusta mucho usar mis marionetas, lo hago incluso desde antes de ser esqueleto, supongo que lo llevo en los huesos.
Haru también comentó sobre la transformación de Cloe en unicornio, la verdad es que era lo más interesante de todo.
-Yo no soy usuario de ninguna fruta ¿como se siente transformarse en unicornio? ¿Te hace sentir algo especial? Sinceramente, estaba muy intrigado sobre las akumas.
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Sus compañeros pusieron un poco cara de extrañados al ver la bolsa repleta de dinero, pero tal y como había deducido Cloe no le preguntaron por ella. Después de aquello se dirigieron a una taberna que parecía de las mejores del lugar. Al entrar Cloe se esperaba el típico lugar que cuentan las historias. Un lugar sombrío y oscuro, con un mal olor y lleno de tipos que te sacarían las tripas por mirarles mal. Pero aquel lugar era todo lo contrario. Estaba bien iluminado, repleto de familias con sus hijos y en el aire se apreciaba un sabroso olor a comida y a frutas silvestres.
Se sentaron en una mesa de cuatro sillas y Cloe fue directa a mirar la carta. Sus amigos charlaban de sus cosas, cuando de repente escucho su nombre. Al bajar la carta de sus ojos observo que sus dos amigos estaban expectantes por saber más de su fruta.
- Bueno, no hay mucho que saber. Me la regalaron mis padres al cumplir los dieciocho. Yo hubiera preferido un unicornio, pero bueno, no me quejo. -Cloe se empezaba a poner un poco colorada.- Cuando me transformo siento como mi cuerpo crece y se hace más fuerte. Pero sin dolor, es una sensación de calma. No sé si a los demás usuarios les pasara lo mismo - se encontraba roja como un tomate.- También siento como en lugares como bosques o selvas, me siento con más vitalidad y fuerza. Es una sensación extraña. - de repente volvió a aparecer el camarero con las bebidas. Cloe le miro extrañada pues no se había dado cuenta de su presencia la primera vez.
- Señor, yo quiero un gofre con cuatro bolas de helado. Que tengan sirope por encima, y bengalas. También podríais poner fruta dulce troceada por encima, y...- el camarero ponía cara de pánico al escuchar cada ingrediente que debía añadir al plato. Cuando Cloe termino de decir su improvisada receta de dulces, el camarero hablo:- Veré que puede hacer nuestro chef. ¿Alguno de vosotros desea algo más? - el camarero espero a que alguno de sus compañeros pidiera algo más y se marchó a las cocinas.
Cloe jugaba con el dispensador de papeles distraída, mientras observaba a sus amigos y añadía alguna frase a la conversación que tenían. A los pocos minutos, Cloe sintió como la silla de su lado se movía, y al girar el rostro vio a un tipo fornido y apuesto sentarse a su lado.
- ¿Qué hacen unas chicas tan guapas como vosotras tan solas en una noche tan bonita? - dijo el tipo con un encanto en la voz, intentado camelar a las jóvenes.
Se sentaron en una mesa de cuatro sillas y Cloe fue directa a mirar la carta. Sus amigos charlaban de sus cosas, cuando de repente escucho su nombre. Al bajar la carta de sus ojos observo que sus dos amigos estaban expectantes por saber más de su fruta.
- Bueno, no hay mucho que saber. Me la regalaron mis padres al cumplir los dieciocho. Yo hubiera preferido un unicornio, pero bueno, no me quejo. -Cloe se empezaba a poner un poco colorada.- Cuando me transformo siento como mi cuerpo crece y se hace más fuerte. Pero sin dolor, es una sensación de calma. No sé si a los demás usuarios les pasara lo mismo - se encontraba roja como un tomate.- También siento como en lugares como bosques o selvas, me siento con más vitalidad y fuerza. Es una sensación extraña. - de repente volvió a aparecer el camarero con las bebidas. Cloe le miro extrañada pues no se había dado cuenta de su presencia la primera vez.
- Señor, yo quiero un gofre con cuatro bolas de helado. Que tengan sirope por encima, y bengalas. También podríais poner fruta dulce troceada por encima, y...- el camarero ponía cara de pánico al escuchar cada ingrediente que debía añadir al plato. Cuando Cloe termino de decir su improvisada receta de dulces, el camarero hablo:- Veré que puede hacer nuestro chef. ¿Alguno de vosotros desea algo más? - el camarero espero a que alguno de sus compañeros pidiera algo más y se marchó a las cocinas.
Cloe jugaba con el dispensador de papeles distraída, mientras observaba a sus amigos y añadía alguna frase a la conversación que tenían. A los pocos minutos, Cloe sintió como la silla de su lado se movía, y al girar el rostro vio a un tipo fornido y apuesto sentarse a su lado.
- ¿Qué hacen unas chicas tan guapas como vosotras tan solas en una noche tan bonita? - dijo el tipo con un encanto en la voz, intentado camelar a las jóvenes.
- Spoiler:
- Error, en el post anterior has llamado a Haru Cloe todo el rato.
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Sora escuchó atentamente las respuestas de sus compañeros. Había llegado a pensar que Error sería usuario de akuma no mi de algún tipo, y que aquello le daba ese aspecto tan peculiar, pero resultó ser así por... naturaleza, lo que sorprendió notablemente a la chiquilla.
Los usuarios de akuma no mi no eran especialmente comunes y Sora ya se había topado con dos de ellos, pero ahora tenía frente a ella algo todavía más inusual y sorprendente, al menos en aspecto.
Cloe parecía nerviosa ante las miradas curiosas de Error y Sora, así que la chica decidió no hacer más preguntas al respecto. También le parecía insultante preguntar a Error acerca de su aspecto y no quería que se ofendiese, así que desvió el tema de conversación a cosas más triviales.
El camarero trajo sus bebidas y Cloe aprovechó para pedir una golosidad extrema que dejó a Sora de piedra por un segundo. A ella le gustaban los dulces también, pero... a esa mezcla le faltaban galletas.
Las galletas son imprescindibles.
Un tipo se sentó en la silla libre entonces sin siquiera pedir permiso, centrando su atención en Cloe y Sora e ignorando por completo a Error.
Sora no cabía en sí de la sorpresa, aunque por fuera se mantuvo impasible.
"¡Tienes... a un... esqueleto... chungo... ahí delante! ¡Y lo ignoras! ¡¿LO IGNORAS?! ¡¿PERO QUÉ CLASE DE PERSONA IGNORA A UN MALDITO ESQUELETO OSCURO Y TÉTRICO DE ESA MANERA?!", pensó Sora, al tiempo que en su mente señalaba constantemente a Error y hacía un montón de aspavientos.
Por fuera, sin embargo, se limitó a carraspear ligeramente y mirar a Error, que estaba siendo ignorado, para dirigirle una mirada de resignación.
Sin dar tiempo a Cloe para responder al apuesto y musculoso joven, Sora contestó en tono suave y ameno:
- Todavía no es de noche, chuloplaya.
Sí.
Siempre le quedarían los motes insultantes.
"Ups... Me he salido del personaje..."
Los usuarios de akuma no mi no eran especialmente comunes y Sora ya se había topado con dos de ellos, pero ahora tenía frente a ella algo todavía más inusual y sorprendente, al menos en aspecto.
Cloe parecía nerviosa ante las miradas curiosas de Error y Sora, así que la chica decidió no hacer más preguntas al respecto. También le parecía insultante preguntar a Error acerca de su aspecto y no quería que se ofendiese, así que desvió el tema de conversación a cosas más triviales.
El camarero trajo sus bebidas y Cloe aprovechó para pedir una golosidad extrema que dejó a Sora de piedra por un segundo. A ella le gustaban los dulces también, pero... a esa mezcla le faltaban galletas.
Las galletas son imprescindibles.
Un tipo se sentó en la silla libre entonces sin siquiera pedir permiso, centrando su atención en Cloe y Sora e ignorando por completo a Error.
Sora no cabía en sí de la sorpresa, aunque por fuera se mantuvo impasible.
"¡Tienes... a un... esqueleto... chungo... ahí delante! ¡Y lo ignoras! ¡¿LO IGNORAS?! ¡¿PERO QUÉ CLASE DE PERSONA IGNORA A UN MALDITO ESQUELETO OSCURO Y TÉTRICO DE ESA MANERA?!", pensó Sora, al tiempo que en su mente señalaba constantemente a Error y hacía un montón de aspavientos.
Por fuera, sin embargo, se limitó a carraspear ligeramente y mirar a Error, que estaba siendo ignorado, para dirigirle una mirada de resignación.
Sin dar tiempo a Cloe para responder al apuesto y musculoso joven, Sora contestó en tono suave y ameno:
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Cloe se mostraba bastante nerviosa sobre la pregunta de su akuma así que decidí no presionar sobre ello, comprendo lo que es no querer hablar sobre algo y si no le gustaba lo mejor era no preguntar. Poco después de traer las bebidas (y olvidarse de mi fregona) un chico bastante apuesto se sentó sin permiso de nadie a un lado, a mi no me molestaba, pero empezó a adular a las chicas.
Al principio le hice caso omiso hasta que escuché un pequeño carraspeo de Haru, parecía verse algo molesta con la presencia del hombre... en fín, tendría que espantarlo. Haru hizo un comentario bastante agresivo al hombre, lo que terminó de asegurarme de que no quería verle por ahí.
-Vaya, parece que alguien tiene que ir a revisar su visión. Dije con un tono burlesco. Miré fijamente a los ojos del hombre cuando se giró a verme y pareció quedarse a cuadros, al menos por un momento.
-Encantado, mi nombre es Error Sans ¿quieres pasar un mal rato? Mientras lo decía mi ojo izquierdo dió un pequeño destello.
-Porque si no dejas a las damas en paz, es lo que vas a tener. Dije con una risa y mirada psicóticas.
Al principio le hice caso omiso hasta que escuché un pequeño carraspeo de Haru, parecía verse algo molesta con la presencia del hombre... en fín, tendría que espantarlo. Haru hizo un comentario bastante agresivo al hombre, lo que terminó de asegurarme de que no quería verle por ahí.
-Vaya, parece que alguien tiene que ir a revisar su visión. Dije con un tono burlesco. Miré fijamente a los ojos del hombre cuando se giró a verme y pareció quedarse a cuadros, al menos por un momento.
-Encantado, mi nombre es Error Sans ¿quieres pasar un mal rato? Mientras lo decía mi ojo izquierdo dió un pequeño destello.
-Porque si no dejas a las damas en paz, es lo que vas a tener. Dije con una risa y mirada psicóticas.
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Cloe se quedó boquiabierta al escuchar a Haru y Error intentando echar a aquel tipo de la mesa. Cloe no se sintió ofendida por su palabras, y menos para ponerse echa una fiera como había hecho Haru y Error. La joven siempre había estado en la mansión de sus padres, y las adulaciones que la hacían eran por parte de sus criados, los cuales extrañamente eran despedidos al día siguiente. La verdad que tal vez su padre si la tenía demasiado controlada en el tema de chicos.
Cloe intento decir algo para calmar el asunto, pero de repente el tipo musculoso se puso en pie, haciendo que Error pareciera diminuto frente a él. Cloe no pudo evitar ver la cartera sobresaliente del chico de la parte de atrás del pantalón, y como un ave rapaz va a por su presa, Cloe cogió la cartera con toda su maestría.
-No sé quién te piensas que soy, pero que sepas que he matado a tipos más grandes que tú.- la gente del bar se quedó expectante ante lo que estaba ocurriendo. Cloe escuchaba como la gente cuchicheaba y decía cosas como: “Espero que el pequeño le pegue una paliza a ese gamberro. La marina no hace nada para pararle los pies”. Cloe lo miro de arriba a abajo y con cara dudosa pensó "¿Este es un delincuente?"
En ese preciso momento, el enorme tipo alargo su brazo y cogió de la cabeza a Error, levantándole de su asiento. Parecía que la cosa se estaba poniendo interesante.-¿No ves que estoy hablando con las señoritas?. Si vuelves a molestarme te aplasto la cabeza.
Cloe intento decir algo para calmar el asunto, pero de repente el tipo musculoso se puso en pie, haciendo que Error pareciera diminuto frente a él. Cloe no pudo evitar ver la cartera sobresaliente del chico de la parte de atrás del pantalón, y como un ave rapaz va a por su presa, Cloe cogió la cartera con toda su maestría.
-No sé quién te piensas que soy, pero que sepas que he matado a tipos más grandes que tú.- la gente del bar se quedó expectante ante lo que estaba ocurriendo. Cloe escuchaba como la gente cuchicheaba y decía cosas como: “Espero que el pequeño le pegue una paliza a ese gamberro. La marina no hace nada para pararle los pies”. Cloe lo miro de arriba a abajo y con cara dudosa pensó "¿Este es un delincuente?"
En ese preciso momento, el enorme tipo alargo su brazo y cogió de la cabeza a Error, levantándole de su asiento. Parecía que la cosa se estaba poniendo interesante.-¿No ves que estoy hablando con las señoritas?. Si vuelves a molestarme te aplasto la cabeza.
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Sora nunca había sido una persona sociable, exactamente.
Prefería pasar las horas entrenando sus acrobacias, tocando la guitarra o leyendo libros, a socializar con otras personas. Por ese motivo, tenía pocos amigos en su isla de procedencia, y sus habilidades sociales estaban un poco oxidadas.
No le gustaban los desconocidos, y no se sentía cómoda en situaciones nuevas o rodeada de personas. Por eso, solía defenderse de manera pasivo-agresiva mediante el uso de comentarios sarcásticos y motes insultantes. Sus amigos habían aprendido a ignorar esa parte de su conducta para descubrir lo que había debajo, pero Sora no solía darle esa oportunidad a la gente. Otro motivo que añadir a la lista para crear a su alter ego escénico.
En aquel momento, siendo abordada de pronto por un desconocido mucho más grande que ella, Sora no pudo evitar salirse de su papel de cantante feliz y dulce y hacer gala de su comportamiento pasivo-agresivo para intentar sentirse menos expuesta. Esperaba que el muchacho se diese por aludido y se marchase igual que había venido, pero parecía ser del tipo insistente.
Error intervino entonces en la conversación, haciéndolo todavía peor y mostrándose más claramente agresivo.
Sora se limitó a observar, y apartarse un poco de ambos para no verse envuelta sin querer en la pelea.
Pero el chuloplaya se puso chulito y violento con Error.
Ante los cuchicheos de la gente, Sora se levantó y dio un golpe sobre la mesa con ambas manos, en un intento por llamar la atención del musculitos.
- ¿De veras te parece esa forma de acercarte a la gente? -le recriminó, molesta-. Cabe la posibilidad de que nosotras queramos hablar contigo, cabe la posibilidad de que no queramos hacerlo, y también que una esté dispuesta y la otra no. Ignorar a Error ha sido una falta de educación, y él sólo intentaba ayudarnos a librarnos de ti. Personalmente, no creo que estés ganando puntos para conseguir que te demos una oportunidad, aunque mi compañera puede no opinar lo mismo. Si quieres hablar, puedes hablar, pero no hay necesidad de ponerse violento. Las cosas siempre pueden resolverse de manera pacífica. ¿Puedes soltar a mi amigo, o vamos a tener un problema? -dio un ultimatum la chiquilla, mirándolo fijamente a los ojos con rostro lleno de decisión.
"Como no lo suelte, tendré que patearle el culo. Y eso no pega con la dulce y encantadora Haru. No me hagas salirme más de mi papel, chuloplaya.", pensó, casi con resignación.
Prefería pasar las horas entrenando sus acrobacias, tocando la guitarra o leyendo libros, a socializar con otras personas. Por ese motivo, tenía pocos amigos en su isla de procedencia, y sus habilidades sociales estaban un poco oxidadas.
No le gustaban los desconocidos, y no se sentía cómoda en situaciones nuevas o rodeada de personas. Por eso, solía defenderse de manera pasivo-agresiva mediante el uso de comentarios sarcásticos y motes insultantes. Sus amigos habían aprendido a ignorar esa parte de su conducta para descubrir lo que había debajo, pero Sora no solía darle esa oportunidad a la gente. Otro motivo que añadir a la lista para crear a su alter ego escénico.
En aquel momento, siendo abordada de pronto por un desconocido mucho más grande que ella, Sora no pudo evitar salirse de su papel de cantante feliz y dulce y hacer gala de su comportamiento pasivo-agresivo para intentar sentirse menos expuesta. Esperaba que el muchacho se diese por aludido y se marchase igual que había venido, pero parecía ser del tipo insistente.
Error intervino entonces en la conversación, haciéndolo todavía peor y mostrándose más claramente agresivo.
Sora se limitó a observar, y apartarse un poco de ambos para no verse envuelta sin querer en la pelea.
Pero el chuloplaya se puso chulito y violento con Error.
Ante los cuchicheos de la gente, Sora se levantó y dio un golpe sobre la mesa con ambas manos, en un intento por llamar la atención del musculitos.
- ¿De veras te parece esa forma de acercarte a la gente? -le recriminó, molesta-. Cabe la posibilidad de que nosotras queramos hablar contigo, cabe la posibilidad de que no queramos hacerlo, y también que una esté dispuesta y la otra no. Ignorar a Error ha sido una falta de educación, y él sólo intentaba ayudarnos a librarnos de ti. Personalmente, no creo que estés ganando puntos para conseguir que te demos una oportunidad, aunque mi compañera puede no opinar lo mismo. Si quieres hablar, puedes hablar, pero no hay necesidad de ponerse violento. Las cosas siempre pueden resolverse de manera pacífica. ¿Puedes soltar a mi amigo, o vamos a tener un problema? -dio un ultimatum la chiquilla, mirándolo fijamente a los ojos con rostro lleno de decisión.
"Como no lo suelte, tendré que patearle el culo. Y eso no pega con la dulce y encantadora Haru. No me hagas salirme más de mi papel, chuloplaya.", pensó, casi con resignación.
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De acuerdo, el hombre pareció ponerse nervioso y enfadado y me agarró de la cabeza, levantándome en el aire. Decía haber matado a gente mas grande que yo, pero claro, casi todos eran mas grandes que yo...
Haru parecía molesta por esto y la gente del bar susurraba que ojalá le diese una paliza. Por mi parte, la hafefobia hizo acto de presencia y comencé a ponerme nervioso y agresivo.
-Vaya, ¡parece que alguien quiere pasar un mal rato! Grité antes de rodear su cuello con mis cuerdas y comenzar a apretar. Poco a poco el hombre iba arrodillándose y me soltó por falta de oxígeno. Tras eso le levanté con los cables para luego estrellarle en el suelo, aunque seguía un poco consciente.
-¡Nunca me toques estúpido! Grité mientras le miraba fijamente hacer un esfuerzo inútil por librarse de las cuerdas. La taberna se llenó de gritos y vítores y yo poco a poco fuí calmándome por lo de antes.
-En fin chicas... Es un bandido y lo llevaré ante la ley, es decisión vuestra si queréis tener una charla con el antes. En caso de que dijeran que sí, tiraría del mismo para sentarlo en la silla de mi lado y en caso de que fuera que no, le daría otra sacudida contra el suelo para dejarle KO y llevármelo a comisaría, seguro que me dan mas recompensa si el tío vivía. En ambos casos le dediqué una sonrisa psicópata a la vez que mi ojo izquierdo emitió un pequeño destello.
Haru parecía molesta por esto y la gente del bar susurraba que ojalá le diese una paliza. Por mi parte, la hafefobia hizo acto de presencia y comencé a ponerme nervioso y agresivo.
-Vaya, ¡parece que alguien quiere pasar un mal rato! Grité antes de rodear su cuello con mis cuerdas y comenzar a apretar. Poco a poco el hombre iba arrodillándose y me soltó por falta de oxígeno. Tras eso le levanté con los cables para luego estrellarle en el suelo, aunque seguía un poco consciente.
-¡Nunca me toques estúpido! Grité mientras le miraba fijamente hacer un esfuerzo inútil por librarse de las cuerdas. La taberna se llenó de gritos y vítores y yo poco a poco fuí calmándome por lo de antes.
-En fin chicas... Es un bandido y lo llevaré ante la ley, es decisión vuestra si queréis tener una charla con el antes. En caso de que dijeran que sí, tiraría del mismo para sentarlo en la silla de mi lado y en caso de que fuera que no, le daría otra sacudida contra el suelo para dejarle KO y llevármelo a comisaría, seguro que me dan mas recompensa si el tío vivía. En ambos casos le dediqué una sonrisa psicópata a la vez que mi ojo izquierdo emitió un pequeño destello.
Cloe
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Durante la impactante pelea, la asustada Cloe había salido corriendo y se había escondido detrás de otra mesa, donde una joven pareja había tratado de tranquilizarla amablemente.
Al escuchar el comentario de Error, Cloe salió de su escondite y educadamente le pidió a Error que le dejara hablar con el presunto malvado. El amigo esqueleto de forma extrañamente delicada arrastro al cautivo hasta atarlo a una silla. Por suerte o por desgracia, Error se sentía demasiado feliz para apretar demasiado las cuerdas.
Al ver al musculoso atado en la silla, un escalofrío recorrió la espalda de Cloe, pasando por sus voluptuosas caderas hasta las puntas de los dedos de sus pies. Cloe rápidamente se sentó en las piernas del cautivo y lo abrazó con dulzura. Después, separándose lentamente Cloe sonrió con toda su ternura y en tono alegre pregunto:
-¿En qué consiste el trabajo de chuloplaya?
El delincuente, asombrado por el interés que mostraba la hermosa joven por él, no pudo evitar el cosquilleo en su entrepierna y de la energía que emanaba Cloe obtuvo la suficiente para liberarse de sus cadenas físicas y mentales. Pareciendo que aquel tipo empezaba a calmarse y a estar menos violento.
-Creo que he empezado con mal pie. No quiero molestarlos.- decía haciendo un gesto a Error para que lo liberara. Aquel tipo a pesar de ser terriblemente fuerte y grande, por un instante dejo de impartir tanto terror con su presencia.
Cloe se apartó de él, e hizo un gesto a Error para que lo liberara o lo mandara de una vez al fondo de un calabozo. Estaba claro que quería acabar con el asunto lo antes posible y así poder devorar su delicioso postre que empezaba a derretirse en las manos de un camarero expectante que estaba observando el espectáculo.
Al escuchar el comentario de Error, Cloe salió de su escondite y educadamente le pidió a Error que le dejara hablar con el presunto malvado. El amigo esqueleto de forma extrañamente delicada arrastro al cautivo hasta atarlo a una silla. Por suerte o por desgracia, Error se sentía demasiado feliz para apretar demasiado las cuerdas.
Al ver al musculoso atado en la silla, un escalofrío recorrió la espalda de Cloe, pasando por sus voluptuosas caderas hasta las puntas de los dedos de sus pies. Cloe rápidamente se sentó en las piernas del cautivo y lo abrazó con dulzura. Después, separándose lentamente Cloe sonrió con toda su ternura y en tono alegre pregunto:
-¿En qué consiste el trabajo de chuloplaya?
El delincuente, asombrado por el interés que mostraba la hermosa joven por él, no pudo evitar el cosquilleo en su entrepierna y de la energía que emanaba Cloe obtuvo la suficiente para liberarse de sus cadenas físicas y mentales. Pareciendo que aquel tipo empezaba a calmarse y a estar menos violento.
-Creo que he empezado con mal pie. No quiero molestarlos.- decía haciendo un gesto a Error para que lo liberara. Aquel tipo a pesar de ser terriblemente fuerte y grande, por un instante dejo de impartir tanto terror con su presencia.
Cloe se apartó de él, e hizo un gesto a Error para que lo liberara o lo mandara de una vez al fondo de un calabozo. Estaba claro que quería acabar con el asunto lo antes posible y así poder devorar su delicioso postre que empezaba a derretirse en las manos de un camarero expectante que estaba observando el espectáculo.
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Sora no tuvo tiempo a hacer nada, porque Error se encargó de inmovilizar al chuloplaya aprovechándose de sus cuerdas de titiritero. Ante aquello, la chiquilla emitió un suspiro de alivio, viendo que sus habilidades no eran necesarias y podía mantener su fachada de idol dulce y buena, al menos por un ratito más.
Tras atar e inmovilizar al hombretón, Error les dio la oportunidad a las chicas de hablar con él antes de llevárselo. Si lo que los demás presentes de la cafetería habían dicho resultaba ser cierto, entonces aquel guaperas ligón era poco más que un delincuente de poca monta que los traía de cabeza. Y no le vendría mal un susto o dos para corregir su camino.
Cloe se sentó sobre su regazo y lo abrazó con ternura, lo que hizo a Sora reafirmar su primera impresión sobre la chica. Era excesivamente cariñosa y, por algún motivo, parecía sumamente ingenua. Sin embargo, gracias a la forma de ser de Cloe, el chuloplaya pareció bajar de las nubes y empezó a comportarse como una persona con educación.
Quizá las palabras de Sora también tuvieron algo que ver, o quizá no. La música se acercó al chuloplaya y se agachó frente a él, quedando como una madre mirando a su hijo.
- Sí, quizá la actitud con la que empezaste no fue la adecuada, pero siempre se puede corregir -convino la chiquilla, dedicándole una sonrisa amable-. Yo también me puse a la defensiva y eso no ayudó a evitar este desavenido desenlace, así que me disculpo también por mi comportamiento -añadió, antes de continuar-. Entonces... Aparentemente has estado dando problemas por los alrededores. ¿Es eso verdad? Si lo es, entonces debes afrontar tu castigo. Es lo justo -dictaminó, volviendo a levantarse y dando por finalizada la conversación.
Seguidamente volvió a sentarse a la mesa, dispuesta a seguir tomándose su refrigerio con toda la calma del mundo.
La pequeña pelirosa con uniforme de marinerita acababa de echarle una reprimenda de madre a un hombre probablemente el doble de grande que ella. Así que algunas personas del local no pudieron evitar mirarla de hito en hito, con asombro.
Pero Sora ya no tenía su atención puesta sobre aquel tema.
"¿Dónde se habrá metido Kumo? Ese pequeño revoltoso... Espero que no se pierda.", pensó, ligeramente preocupada por su compañero peludo.
Tras atar e inmovilizar al hombretón, Error les dio la oportunidad a las chicas de hablar con él antes de llevárselo. Si lo que los demás presentes de la cafetería habían dicho resultaba ser cierto, entonces aquel guaperas ligón era poco más que un delincuente de poca monta que los traía de cabeza. Y no le vendría mal un susto o dos para corregir su camino.
Cloe se sentó sobre su regazo y lo abrazó con ternura, lo que hizo a Sora reafirmar su primera impresión sobre la chica. Era excesivamente cariñosa y, por algún motivo, parecía sumamente ingenua. Sin embargo, gracias a la forma de ser de Cloe, el chuloplaya pareció bajar de las nubes y empezó a comportarse como una persona con educación.
Quizá las palabras de Sora también tuvieron algo que ver, o quizá no. La música se acercó al chuloplaya y se agachó frente a él, quedando como una madre mirando a su hijo.
- Sí, quizá la actitud con la que empezaste no fue la adecuada, pero siempre se puede corregir -convino la chiquilla, dedicándole una sonrisa amable-. Yo también me puse a la defensiva y eso no ayudó a evitar este desavenido desenlace, así que me disculpo también por mi comportamiento -añadió, antes de continuar-. Entonces... Aparentemente has estado dando problemas por los alrededores. ¿Es eso verdad? Si lo es, entonces debes afrontar tu castigo. Es lo justo -dictaminó, volviendo a levantarse y dando por finalizada la conversación.
Seguidamente volvió a sentarse a la mesa, dispuesta a seguir tomándose su refrigerio con toda la calma del mundo.
La pequeña pelirosa con uniforme de marinerita acababa de echarle una reprimenda de madre a un hombre probablemente el doble de grande que ella. Así que algunas personas del local no pudieron evitar mirarla de hito en hito, con asombro.
Pero Sora ya no tenía su atención puesta sobre aquel tema.
"¿Dónde se habrá metido Kumo? Ese pequeño revoltoso... Espero que no se pierda.", pensó, ligeramente preocupada por su compañero peludo.
- OFF:
¿Una ronda más y cerramos tema? ¿O os apetece continuar?
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Las chicas decidieron hablar con el chico y sinceramente, fue algo tierno ver como Cloe lo abrazaba sin saber que era, su infantilidad la hacía adorable mientras que Haru le regañó como una madre. Adoraba como creían que iba a cambiar por unas cuantas palabras, seguramente si le dejáramos libre seguiría haciendo lo mismo poco después.
-Muy bien ''malote''... ¿te levantas tu o te levanto yo? El hombre. aunque parecía arrepentido, se levantó y comenzó a andar. La taberna parece que se molestó un poco seguramente pensaran ''¿No ves que se arrepiente de verdad? ¡Déjale en paz!" Casi seguro que sería algo así lo que pasaba por la mente de algunos.
-Bueno chicas creo que debería de irme ya, ha sido una tarde muy divertida y espero que nos volvamos a ver pronto. Me despedí con una sonrisa mientras agitaba la mano.
-Respecto a ti señor ''chuloplaya''... Es hora de ir a visitar tu nueva casa. Salí por la puerta dispuesto a llevar al hombre a comisaría.
-Muy bien ''malote''... ¿te levantas tu o te levanto yo? El hombre. aunque parecía arrepentido, se levantó y comenzó a andar. La taberna parece que se molestó un poco seguramente pensaran ''¿No ves que se arrepiente de verdad? ¡Déjale en paz!" Casi seguro que sería algo así lo que pasaba por la mente de algunos.
-Bueno chicas creo que debería de irme ya, ha sido una tarde muy divertida y espero que nos volvamos a ver pronto. Me despedí con una sonrisa mientras agitaba la mano.
-Respecto a ti señor ''chuloplaya''... Es hora de ir a visitar tu nueva casa. Salí por la puerta dispuesto a llevar al hombre a comisaría.
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Cloe observo ilusionada como Haru le daba una reprimenda de las grandes al enorme tipo. Pero a pesar de eso y de lo arrepentido que estaba el chulo playa, Error decidió llevársele a comisaria. Supongo que así aprendería de verdad, pensó la joven de cabello negro. Después de aquello se puso a chasquear los dedos para llamar la atención del camarero y que este la atendiera de una vez. El camarero parecía sorprenderse al verla y fue raudo y veloz a entregarla la enorme montaña de dulces que ocupaba casi toda la mesa. Cloe le lanzó la cartera del joven delincuente y dijo algo así como "Pa...gra...éeel..", o algo así se oyó mientras la joven devoraba como loca el enorme plato.
La joven alzó la mano para despedirse de Error el cual parecía marcharse a cobrar seguramente la recompensa del joven. Haru tampoco tardó mucho en marcharse, pues tenía cosas que hacer de artista. En resumen, cuando Cloe termino de zamparse el enorme plato ya no quedaba nadie en el bar. A excepción del camarero que estaba esperándola para cerrar el establecimiento. Cloe cuando termino de devorar la enorme cantidad de calorías se quedó medio muerta encima de la silla con una enorme panza que hacía parecer que estaba embarazada de hace pocos meses. Después se levantó perezosa y se marchó por la puerta hasta su hotel. El cual recordó con sufrimiento que su piso estaba en la última planta de un edificio sin ascensor.
Recorrió las calles de aquella ciudad y solo se encontró con un par de parejas que paseaban a la tenue luz de las farolas, sobre un cielo estrellado. El día se había vuelto frio y húmedo, pareciendo que en pocos minutos se pusiera a llover, pues un fuerte olor a tierra mojada recorría todo el lugar. Al llegar al hotel subió casi a cuatro patas hasta la última planta, y una vez estuvo allí se quedó mirando la preciosa noche desde lo alto de su ventana. No sabría decir cuánto tiempo estuvo allí, pero cuando termino se desplomo en la cama y se quedó dormida seguramente soñando con sus nuevos amigos que la habían hecho tener un día estupendo.
La joven alzó la mano para despedirse de Error el cual parecía marcharse a cobrar seguramente la recompensa del joven. Haru tampoco tardó mucho en marcharse, pues tenía cosas que hacer de artista. En resumen, cuando Cloe termino de zamparse el enorme plato ya no quedaba nadie en el bar. A excepción del camarero que estaba esperándola para cerrar el establecimiento. Cloe cuando termino de devorar la enorme cantidad de calorías se quedó medio muerta encima de la silla con una enorme panza que hacía parecer que estaba embarazada de hace pocos meses. Después se levantó perezosa y se marchó por la puerta hasta su hotel. El cual recordó con sufrimiento que su piso estaba en la última planta de un edificio sin ascensor.
Recorrió las calles de aquella ciudad y solo se encontró con un par de parejas que paseaban a la tenue luz de las farolas, sobre un cielo estrellado. El día se había vuelto frio y húmedo, pareciendo que en pocos minutos se pusiera a llover, pues un fuerte olor a tierra mojada recorría todo el lugar. Al llegar al hotel subió casi a cuatro patas hasta la última planta, y una vez estuvo allí se quedó mirando la preciosa noche desde lo alto de su ventana. No sabría decir cuánto tiempo estuvo allí, pero cuando termino se desplomo en la cama y se quedó dormida seguramente soñando con sus nuevos amigos que la habían hecho tener un día estupendo.
- La experiencia:
- Yo me encargó mañana de enviar la petición de experiencia. Si queréis postear hacerlo antes de que lo envié, pero por mi parte este rol ya esta terminado.
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