Gobierno Mundial OPD
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Localización: Alta mar
Condiciones:
■ Sin probabilidad de muerte
■ Salto de turno cada 14 días
■ Duelo al amanecer
■ Empieza Rokuro
Okada Rokuro
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
«Maldición —pensó al observar zapar el barco—. He llegado tarde».
Rokuro se encontraba oculto, entre las sombras del pequeño muelle, culpándose por no haber actuado más rápido. En realidad, había sido tan eficiente como siempre, pero no contaba con que el barco dejara la isla tan pronto. ¿Habrían recibido un chivatazo? O quizás alterasen sus planes para evitar algún suceso como la presencia de Rokuro. Sea como fuere, el barco ahora estaba a pleno rendimiento y alejándose cada vez más del puerto.
Que el barco hubiera zarpado no era el problema en sí. El problema era que, en aquel momento, los tripulantes estarían despiertos y repartidos por todo el barco. Rokuro había esperado poder infiltrarse cuando todavía no estaba toda la tripulación para poder robar los documentos con información de la revolución que guardaban en su interior. Y todo ello sin hablar de que la retirada sería mucho más sencilla por tierra. «Pero, cómo no, nunca me lo ponen fácil».
Suspiró y dio un leve golpe con el dedo sobre el bolsillo de su traje. Del interior asomó la pequeña cabecita de un pájaro, que al salir del bolsillo creció hasta tener el tamaño de una paloma, y se quedó observando curioso al ninja.
—Recuerda, estamos en una misión —le dijo al ave—. Llévame hasta aquel barco sin que nos vean, y después quédate atento a posibles órdenes. Recuerda el adiestramiento.
Takarashi, el ave, asintió con su cabeza, mientras Rokuro comenzó a hacer inventario. Para esta misión se había puesto sobre el traje estándar del Cipher Pol su capa roja con capucha, y había cubierto sus brazos y rostro hasta la nariz con vendas. En las manos, ocultos bajo las vendas, portaba los diales, y en el interior de su capa, a buen resguardo en múltiples bolsillos secretos, tenía shurikens, kunais, una serie de pergaminos que había dibujado con anterioridad, las semillas y los sellos. También portaba su flauta a un lado de la cadera, como si fuese un cuchillo, y colgando de su espalda se encontraba Susurro de Oscuridad.
«Está a punto de amanecer» descubrió Rokuro observando hacia el horizonte. Aún no había salido el sol, pero faltaba muy poco para que lo hiciera.
Takarashi y Rokuro se pusieron en marcha. El ninja se cubrió con su manto de sombras, volviéndolo alguien prácticamente irreconocible en la oscuridad. Esto, junto al plumaje negro de Takarashi, les hacía pasar desapercibido. Después el águila aumentó su tamaño. En otras ocasiones crecía hasta ser tan grande como para llevar a Rokuro sobre su grupa, pero cuando debía hacerlo con discreción solo crecía lo suficiente para sujetarlo con sus garras de forma cómoda. Así, juntos volaron bajo, casi acariciando la superficie del mar, hasta alcanzar el barco que ya había ganado distancia.
No tardaron mucho en llegar hasta la popa. Justo antes de alcanzarlo, Rokuro moldeó chakra en sus pies y manos, y al tocar la parte trasera del barco se quedó sujeto, como si estuviera pegado. Takarashi le soltó y se alejó, cumpliendo sus órdenes de quedarse por los alrededores. Cualquiera que pudiese verlo lo confundiría con un simple pájaro.
Rokuro, totalmente silencioso, comenzó a escalar por la popa del barco hasta saltar la barandilla e infiltrarse con éxito. Por el momento, nadie había dado la alarma, de modo que pudo concentrarse en su trabajo: buscar los documentos y después irse. Sencillo, fácil, para toda la familia. ¿Qué podía salir mal?
Rokuro se encontraba oculto, entre las sombras del pequeño muelle, culpándose por no haber actuado más rápido. En realidad, había sido tan eficiente como siempre, pero no contaba con que el barco dejara la isla tan pronto. ¿Habrían recibido un chivatazo? O quizás alterasen sus planes para evitar algún suceso como la presencia de Rokuro. Sea como fuere, el barco ahora estaba a pleno rendimiento y alejándose cada vez más del puerto.
Que el barco hubiera zarpado no era el problema en sí. El problema era que, en aquel momento, los tripulantes estarían despiertos y repartidos por todo el barco. Rokuro había esperado poder infiltrarse cuando todavía no estaba toda la tripulación para poder robar los documentos con información de la revolución que guardaban en su interior. Y todo ello sin hablar de que la retirada sería mucho más sencilla por tierra. «Pero, cómo no, nunca me lo ponen fácil».
Suspiró y dio un leve golpe con el dedo sobre el bolsillo de su traje. Del interior asomó la pequeña cabecita de un pájaro, que al salir del bolsillo creció hasta tener el tamaño de una paloma, y se quedó observando curioso al ninja.
—Recuerda, estamos en una misión —le dijo al ave—. Llévame hasta aquel barco sin que nos vean, y después quédate atento a posibles órdenes. Recuerda el adiestramiento.
Takarashi, el ave, asintió con su cabeza, mientras Rokuro comenzó a hacer inventario. Para esta misión se había puesto sobre el traje estándar del Cipher Pol su capa roja con capucha, y había cubierto sus brazos y rostro hasta la nariz con vendas. En las manos, ocultos bajo las vendas, portaba los diales, y en el interior de su capa, a buen resguardo en múltiples bolsillos secretos, tenía shurikens, kunais, una serie de pergaminos que había dibujado con anterioridad, las semillas y los sellos. También portaba su flauta a un lado de la cadera, como si fuese un cuchillo, y colgando de su espalda se encontraba Susurro de Oscuridad.
«Está a punto de amanecer» descubrió Rokuro observando hacia el horizonte. Aún no había salido el sol, pero faltaba muy poco para que lo hiciera.
Takarashi y Rokuro se pusieron en marcha. El ninja se cubrió con su manto de sombras, volviéndolo alguien prácticamente irreconocible en la oscuridad. Esto, junto al plumaje negro de Takarashi, les hacía pasar desapercibido. Después el águila aumentó su tamaño. En otras ocasiones crecía hasta ser tan grande como para llevar a Rokuro sobre su grupa, pero cuando debía hacerlo con discreción solo crecía lo suficiente para sujetarlo con sus garras de forma cómoda. Así, juntos volaron bajo, casi acariciando la superficie del mar, hasta alcanzar el barco que ya había ganado distancia.
No tardaron mucho en llegar hasta la popa. Justo antes de alcanzarlo, Rokuro moldeó chakra en sus pies y manos, y al tocar la parte trasera del barco se quedó sujeto, como si estuviera pegado. Takarashi le soltó y se alejó, cumpliendo sus órdenes de quedarse por los alrededores. Cualquiera que pudiese verlo lo confundiría con un simple pájaro.
Rokuro, totalmente silencioso, comenzó a escalar por la popa del barco hasta saltar la barandilla e infiltrarse con éxito. Por el momento, nadie había dado la alarma, de modo que pudo concentrarse en su trabajo: buscar los documentos y después irse. Sencillo, fácil, para toda la familia. ¿Qué podía salir mal?
Christa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Debieron despertar en la madrugada para arribar el barco que partía poco antes del amanecer. Christa se quejó todo el camino hasta el puerto porque Amara había empacado dos maletas gigantescas, incluso le anticipó que perdería más de la mitad de sus cosas. Era un viaje a Nova Reddo Teikkoku con la esperanza de conocer al Comandante Revolucionario Kasai Zuko y solicitar su ayuda. Todos los rebeldes del Páramo estaban de acuerdo con que era imposible derrotar a Archeron y a la Capilla de Sett sin ayuda del Ejército Revolucionario y, si ignoraban el último grito desesperado de auxilio, el futuro del país estaría sellado. El peso sobre los hombros de Christa y Amara era más del que dos chicas pudieran soportar, pero lo hacían sin dudas ni quejas al respecto. De alguna manera, los gestos banales de Amara aliviaban la tensión en el ambiente.
Christa, a diferencia de Amara, solo llevaba una mochila con un par de mudas y elementos indispensables para la supervivencia en caso de naufragar. Por encima de la Armadura de Raikiri llevaba la Capa Mágica, dentro de ella los diales y pociones, y la Daga de la Verdad descansaba envainada en su cintura. Por supuesto, también llevaba provisiones para Loki que, a diferencia de Isara, no podía cazar en el mar. Y había guardado lo más importante en un bolsillo especial de la Capa Mágica: unos documentos antiguos que debían mostrarle al Comandante Revolucionario, la prueba del peligro que yacía oculto en el Páramo.
Reservaron una de las habitaciones más grandes del barco que contaba con varios muebles, altos y pequeños, y dos camas anchas. Había espacio suficiente para veinte personas, aunque considerando que había hombres exageradamente grandes pues era un poco normal. Christa no tardó en instalar su escueto equipaje mientras que Amara aún no terminaba de desempacar la primera maleta.
-Todo desventajas, ¿no crees? -le volvió a decir, moviendo la cabeza de un lado para otro.
-¿Y dónde quieras que meta mi equipo? Porque en esos bolsillos no cabe -le respondió Amara, apuntando con su índice la capa de Christa-. Es más, tendrás que ayudarme a protegerlo para que nada le pase. Es caro.
La cazadora suspiró y guardó silencio, limitándose a hacerle un gesto a Loki para que se levantara, y caminó hacia la salida.
-¿Irás a comer? ¿Quieres traerme algo, por favor? -le preguntó con una falsa sonrisa de dulzura-. Y déjame los documentos un momento, quiero comprobar la traducción.
-Está bien, pero recuerda que no soy la indicada para elegir comida -contestó y luego le pasó un sobre de papel café con rastros de tierra y polvo-. Que no les pase nada.
-Tranquila, son solo una copia.
-Que en manos equivocadas pueden causar mucho daño -le recordó, borrando la sonrisa despreocupada en el rostro de Amara-, aunque sé que eres bastante más responsable que yo. Es solo que estoy… Ya sabes, un poco paranoica.
-Saldrá todo bien, ya verás. Ve y tráeme una manzana, de esas rojas y brillantes.
Christa dejó la habitación, Loki siguiéndole como si fuera su cola.
Christa, a diferencia de Amara, solo llevaba una mochila con un par de mudas y elementos indispensables para la supervivencia en caso de naufragar. Por encima de la Armadura de Raikiri llevaba la Capa Mágica, dentro de ella los diales y pociones, y la Daga de la Verdad descansaba envainada en su cintura. Por supuesto, también llevaba provisiones para Loki que, a diferencia de Isara, no podía cazar en el mar. Y había guardado lo más importante en un bolsillo especial de la Capa Mágica: unos documentos antiguos que debían mostrarle al Comandante Revolucionario, la prueba del peligro que yacía oculto en el Páramo.
Reservaron una de las habitaciones más grandes del barco que contaba con varios muebles, altos y pequeños, y dos camas anchas. Había espacio suficiente para veinte personas, aunque considerando que había hombres exageradamente grandes pues era un poco normal. Christa no tardó en instalar su escueto equipaje mientras que Amara aún no terminaba de desempacar la primera maleta.
-Todo desventajas, ¿no crees? -le volvió a decir, moviendo la cabeza de un lado para otro.
-¿Y dónde quieras que meta mi equipo? Porque en esos bolsillos no cabe -le respondió Amara, apuntando con su índice la capa de Christa-. Es más, tendrás que ayudarme a protegerlo para que nada le pase. Es caro.
La cazadora suspiró y guardó silencio, limitándose a hacerle un gesto a Loki para que se levantara, y caminó hacia la salida.
-¿Irás a comer? ¿Quieres traerme algo, por favor? -le preguntó con una falsa sonrisa de dulzura-. Y déjame los documentos un momento, quiero comprobar la traducción.
-Está bien, pero recuerda que no soy la indicada para elegir comida -contestó y luego le pasó un sobre de papel café con rastros de tierra y polvo-. Que no les pase nada.
-Tranquila, son solo una copia.
-Que en manos equivocadas pueden causar mucho daño -le recordó, borrando la sonrisa despreocupada en el rostro de Amara-, aunque sé que eres bastante más responsable que yo. Es solo que estoy… Ya sabes, un poco paranoica.
-Saldrá todo bien, ya verás. Ve y tráeme una manzana, de esas rojas y brillantes.
Christa dejó la habitación, Loki siguiéndole como si fuera su cola.
Okada Rokuro
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Cuando tratas de buscar algo, lo más difícil es encontrarlo. Parece lógico, pero hasta que no pruebas a hacerlo no te das cuenta de lo difícil que es. ¿El oro lo guardará bajo la cama, tiene una caja fuerte detrás de aquel cuadro antiguo o lo exhibe a la vista para despistar? Por suerte para Rokuro, existían formas para hacer más pequeño el rango de búsqueda.
«Son documentos importantes, no estarán en cualquier sitio —decidió el peliblanco—. ¿Guardados bajo llave? No, demasiado obvio. Seguramente los lleve alguien encima. Sí, seguro. Ahora la pregunta es, ¿quién?»
Se agazapó en la popa del barco, sigiloso, agudizando el oído por si escuchaba a alguien acercándose. Sacó un pergamino en blanco y comenzó a realizar con destreza una serie de dibujos rápidos tras lo cual hizo que brotaran cobrando vida. Tres gyojins de aspecto realista con distintas tonalidades y rasgos diferenciados —uno alto y corpulento, azul claro, con cicatrices y grandes colmillos, otro bajito y esmirriado, rojo con los ojos saltones y un tercero no demasiado alto, esbelto y de color naranja cuya cara recordaba a un caballo de mar— aparecieron armados con espadas y tatuajes piratas. Rokuro les ordenó que armaran un revuelo en el barco mientras comenzaba su investigación.
Los gyojins asintieron y se desplazaron hacia la delantera del barco, mientras Rokuro seguía al acecho. Rápidamente comenzó a trazar un nuevo dibujo en el pergamino que se había quedado limpio. Al cabo de unos instantes un camaleón de dimensiones descomunales apareció mientras todavía permanecía los últimos resquicios de la noche, comenzando a camuflarse con la cubierta del barco. Aprovechando su tamaño, se internó en su interior en cuanto abrió la boca y, al cerrarla, se camufló con el propio camuflaje de la criatura, encontrándose a oscuras. «Ahora no podrán verme —pensó, concentrándose en la misión—, pero yo a ellos sí».
Activó su haki de observación, descubriendo varias presencias a su alrededor. A la vez comenzó a escuchar sonidos amortiguados, quizás gritos, provenientes del alboroto que estarían causando los gyojins. Decidido, ordenó al camaleón desplazarse por encima del barco, allá dónde no pudiese chocarse con otras personas, para acercarse a la zona de conflicto y poder hacer mejor uso de su haki de observación. Una vez en posición, permanecería a la espera. ¿Quién sería más probable que portase los documentos? ¿Quién decidiese hacer frente a los gyojins, quién se escondiese? Estaba seguro de que pronto lo descubriría.
«Son documentos importantes, no estarán en cualquier sitio —decidió el peliblanco—. ¿Guardados bajo llave? No, demasiado obvio. Seguramente los lleve alguien encima. Sí, seguro. Ahora la pregunta es, ¿quién?»
Se agazapó en la popa del barco, sigiloso, agudizando el oído por si escuchaba a alguien acercándose. Sacó un pergamino en blanco y comenzó a realizar con destreza una serie de dibujos rápidos tras lo cual hizo que brotaran cobrando vida. Tres gyojins de aspecto realista con distintas tonalidades y rasgos diferenciados —uno alto y corpulento, azul claro, con cicatrices y grandes colmillos, otro bajito y esmirriado, rojo con los ojos saltones y un tercero no demasiado alto, esbelto y de color naranja cuya cara recordaba a un caballo de mar— aparecieron armados con espadas y tatuajes piratas. Rokuro les ordenó que armaran un revuelo en el barco mientras comenzaba su investigación.
Los gyojins asintieron y se desplazaron hacia la delantera del barco, mientras Rokuro seguía al acecho. Rápidamente comenzó a trazar un nuevo dibujo en el pergamino que se había quedado limpio. Al cabo de unos instantes un camaleón de dimensiones descomunales apareció mientras todavía permanecía los últimos resquicios de la noche, comenzando a camuflarse con la cubierta del barco. Aprovechando su tamaño, se internó en su interior en cuanto abrió la boca y, al cerrarla, se camufló con el propio camuflaje de la criatura, encontrándose a oscuras. «Ahora no podrán verme —pensó, concentrándose en la misión—, pero yo a ellos sí».
Activó su haki de observación, descubriendo varias presencias a su alrededor. A la vez comenzó a escuchar sonidos amortiguados, quizás gritos, provenientes del alboroto que estarían causando los gyojins. Decidido, ordenó al camaleón desplazarse por encima del barco, allá dónde no pudiese chocarse con otras personas, para acercarse a la zona de conflicto y poder hacer mejor uso de su haki de observación. Una vez en posición, permanecería a la espera. ¿Quién sería más probable que portase los documentos? ¿Quién decidiese hacer frente a los gyojins, quién se escondiese? Estaba seguro de que pronto lo descubriría.
- Datos del combate:
- Energía al principio del post: 456
Energía consumida: 5 por uso de akuma no + 6 por uso de haki de observación a nivel 2
Energía final: 445
Dibujos especiales máximos: 3
Dibujos especiales en uso: 1 (camaleón que puede volverse invisible)
Christa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Como era temprano había mucha gente desayunando en el comedor. La estancia no era demasiado grande, aunque lo suficiente para soportar a cuarenta personas reunidas sin pisarse los talones entre ellas. Había familias y hombres solitarios, un montón de niños somnolientos esperaban que sus padres les llevasen la comida a la mesa y, cómo no podía hacer falta, había un par de mascotas revoloteando de allá para acá. Las personas se sorprendieron y aterrorizaron en partes iguales al ver al gigantesco león albino que acababa de entrar en el comedor, aunque los más jóvenes se entusiasmaron y corrieron a acariciarle como si su percepción del peligro estuviera distorsionada. Por supuesto, Loki recibió gustosamente el cariño de los niños mientras su ama recogía la comida del mesón.
Justo después de recoger la manzana roja solicitada por su amiga, una sensación de peligro recorrió el cuerpo de Christa en forma de escalofrío. La mayoría de las veces sus presentimientos carecían de una explicación lógica y solo podía atribuirlos a su instinto, pero confiaba en sus sentidos pues le habían salvado en numerosas ocasiones. Por lo mismo, dirigió una mirada a Loki y le ordenó que la siguiera. Abandonó rápidamente el comedor y, una vez en la cubierta, escuchó el ruido proveniente de la zona delantera del barco. ¿Se trataba de un altercado entre los tripulantes? ¿O acaso era un ataque enemigo? Únicamente respondería aquellas preguntas una vez viese con sus propios ojos de qué trataba el problema.
En la cubierta, Christa identificó a tres gyojins de aspecto intimidante y tatuajes piratas, armados con espadas. Enseguida notó algo raro. ¿Eran sus movimientos? ¿O era el agobiante olor a tinta que provenía de ellos? Estaban armando un revuelo, atacando a los tripulantes sin ningún tipo de distinción. ¿Qué hacían unos piratas en aquel barco y por qué habían decidido atacar ahora, justo después de abandonar el puerto en vez de hacerlo en alta mar? Los gyojins podían actuar libremente y luego lanzarse al mar para huir, llevándose le botín con ellos, por lo que el ataque no tenía sentido. ¿Y si era una distracción? Quizás, pero ¿por qué?
-¡Loki! ¡Isara! ¡Ataquen! -ordenó Christa, el ceño fruncido y la vista clavada en los gyojins.
Del cielo cayó en picada una gigantesca criatura alada que ocupaba una buena parte de la cubierta delantera del barco. Isara atacó con sus zarpas a dos de los gyojins realizando una especie de barrido con la suficiente fuerza para romper varios huesos, pero no para matar a un humano. Por otro lado, Loki cargó y luego saltó para derribar al gyojin rojo y bajito y, en caso de lograrlo, usaría sus fauces y garras para someterlo.
Justo después de recoger la manzana roja solicitada por su amiga, una sensación de peligro recorrió el cuerpo de Christa en forma de escalofrío. La mayoría de las veces sus presentimientos carecían de una explicación lógica y solo podía atribuirlos a su instinto, pero confiaba en sus sentidos pues le habían salvado en numerosas ocasiones. Por lo mismo, dirigió una mirada a Loki y le ordenó que la siguiera. Abandonó rápidamente el comedor y, una vez en la cubierta, escuchó el ruido proveniente de la zona delantera del barco. ¿Se trataba de un altercado entre los tripulantes? ¿O acaso era un ataque enemigo? Únicamente respondería aquellas preguntas una vez viese con sus propios ojos de qué trataba el problema.
En la cubierta, Christa identificó a tres gyojins de aspecto intimidante y tatuajes piratas, armados con espadas. Enseguida notó algo raro. ¿Eran sus movimientos? ¿O era el agobiante olor a tinta que provenía de ellos? Estaban armando un revuelo, atacando a los tripulantes sin ningún tipo de distinción. ¿Qué hacían unos piratas en aquel barco y por qué habían decidido atacar ahora, justo después de abandonar el puerto en vez de hacerlo en alta mar? Los gyojins podían actuar libremente y luego lanzarse al mar para huir, llevándose le botín con ellos, por lo que el ataque no tenía sentido. ¿Y si era una distracción? Quizás, pero ¿por qué?
-¡Loki! ¡Isara! ¡Ataquen! -ordenó Christa, el ceño fruncido y la vista clavada en los gyojins.
Del cielo cayó en picada una gigantesca criatura alada que ocupaba una buena parte de la cubierta delantera del barco. Isara atacó con sus zarpas a dos de los gyojins realizando una especie de barrido con la suficiente fuerza para romper varios huesos, pero no para matar a un humano. Por otro lado, Loki cargó y luego saltó para derribar al gyojin rojo y bajito y, en caso de lograrlo, usaría sus fauces y garras para someterlo.
- Resumen:
- Isara y Loki atacan a los gyojins que están armando un revuelo.
Okada Rokuro
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los dibujos con apariencia de gyojin, al recibir ataques con fuerza descomunal, estallaron, salpicando y cubriendo de una espesa y pringosa tinta negra los cuerpos y rostros de sus atacantes. Rokuro no pudo verlo, pero sí que sintió cómo los dibujos eran desechos a la vez que notaba cómo aparecían una serie de presencias de un poder fuera de lo normal. «Me he metido en la boca del lobo» razonó, pero sin perder la calma. Había gente que le superaba en poder, lo sabía desde hacía mucho tiempo, pero no significaba el fin de su misión.
Junto a esas dos presencias abominables había una tercera, más alejada de las primeras. Destacaba por encima de las demás presencias del barco, que debían pertenecer a civiles inocentes, aunque su poder era inferior al de las presencias que acabaron con los dibujos. Rokuro incluso habría jurado que era más débil que él, aunque su dominio del haki todavía daba lugar a mejoría, por lo que no lo podía asegurar. Curiosamente esa fue la presencia que más llamó la atención del agente: poderosa, pero no demasiado; alejada del conflicto, pero observándolo. ¿Tendría relación con los protectores del barco o sencillamente habían coincidido en el mismo viaje? ¿Sabría dónde estaría la información que andaba buscando? ¿Quizás la portase encima? Todavía no había reunido demasiada información ya que estaba escondido dentro su propia creación, pero todavía no le habían descubierto y, además, había descubierto una serie de cosas.
Por un lado, a pesar de haber puesto sobre aviso a la tripulación sobre posibles ataques, había determinado las fuerzas de los pasajeros del barco y su tiempo de reacción. En adición, había marcado con tinta a las dos presencias abrumadoras, puede que incluso las hubiera cegado, volviéndolas reconocibles en cuanto se cruzase con ellas. Pero lo más importante era que quizás hubiese descubierto a su objetivo.
Todavía dentro del camaleón, Rokuro focalizó su habilidad de detección sobre la tercera presencia. Se planteó abandonar su refugio y realizar un ataque centella sobre esa persona, pero con los otros dos tan cerca se lo replanteó. Si podía, evitaría conflictos innecesarios. Aquel momento no parecía ser una oportunidad única que desaprovecharía si no actuaba, así que decidió ser paciente. Se mantuvo quieto y calmado dentro de la boca del camaleón, siguiendo con el haki al objetivo que había llamado su atención.
Junto a esas dos presencias abominables había una tercera, más alejada de las primeras. Destacaba por encima de las demás presencias del barco, que debían pertenecer a civiles inocentes, aunque su poder era inferior al de las presencias que acabaron con los dibujos. Rokuro incluso habría jurado que era más débil que él, aunque su dominio del haki todavía daba lugar a mejoría, por lo que no lo podía asegurar. Curiosamente esa fue la presencia que más llamó la atención del agente: poderosa, pero no demasiado; alejada del conflicto, pero observándolo. ¿Tendría relación con los protectores del barco o sencillamente habían coincidido en el mismo viaje? ¿Sabría dónde estaría la información que andaba buscando? ¿Quizás la portase encima? Todavía no había reunido demasiada información ya que estaba escondido dentro su propia creación, pero todavía no le habían descubierto y, además, había descubierto una serie de cosas.
Por un lado, a pesar de haber puesto sobre aviso a la tripulación sobre posibles ataques, había determinado las fuerzas de los pasajeros del barco y su tiempo de reacción. En adición, había marcado con tinta a las dos presencias abrumadoras, puede que incluso las hubiera cegado, volviéndolas reconocibles en cuanto se cruzase con ellas. Pero lo más importante era que quizás hubiese descubierto a su objetivo.
Todavía dentro del camaleón, Rokuro focalizó su habilidad de detección sobre la tercera presencia. Se planteó abandonar su refugio y realizar un ataque centella sobre esa persona, pero con los otros dos tan cerca se lo replanteó. Si podía, evitaría conflictos innecesarios. Aquel momento no parecía ser una oportunidad única que desaprovecharía si no actuaba, así que decidió ser paciente. Se mantuvo quieto y calmado dentro de la boca del camaleón, siguiendo con el haki al objetivo que había llamado su atención.
- Datos del combate:
- Energía al principio del post: 445
Energía consumida: 5 por uso de akuma no + 6 por uso de haki de observación a nivel 2
Energía final: 434
Dibujos especiales máximos: 3
Dibujos especiales en uso: 1 (camaleón que puede volverse invisible)
Christa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Dio un salto al ver los cuerpos explotar en tinta, esparciéndose violentamente por la cubierta del barco y alcanzando a Loki en el hocico y a Isara en la pata derecha. Christa se acababa de dar cuenta de que había alguien en el barco con la habilidad de generar cuerpos hechos de tinta. ¿Cuál era su objetivo? ¿Y por qué había enviado a esos falsos piratas a causar un escándalo? Era una distracción, pero ¿a quién quería distraer y con qué razón? La semilla de la paranoia empezaba a brotar dentro de su cabeza y la preocupación crecía más y más. ¿Y si habían descubierto que los documentos iban a bordo del barco? Era una posibilidad que Christa había considerado desde el principio, pero no tenía ningún plan de contingencia.
Dejó los pensamientos de lado y llamó a sus mascotas, notando las manchas de tinta en el pelaje. En el peor de los casos, la tinta irritaría la piel y causaría obstrucción de los poros, por lo que era importante atenderlas cuanto antes. Como no llevaba alcohol encima, buscó jabón en uno de los baños del barco y regresó con Isara y Loki. Utilizó el dial de agua para lavar las manchas de tinta, frotando suavemente con un paño húmedo. A medida que quitaba algunos manchones se daba cuenta de que había otros más pequeños, esparcidos por todos lados, y entonces lanzó el paño al suelo, indignada.
-¡Pero si los bañé ayer precisamente para este viaje! -se quejó-. Ahora tendré que darles un baño de cuerpo completo otra vez.
Tanto Isara como Loki agacharon la cabeza en señal de arrepentimiento.
-Ay, mis bebés. No es su culpa, solo tenemos un poco de mala suerte -agregó de inmediato, acercándose a Loki y a Isara para acariciarlos-. Cuando resuelva este problema buscaré la forma de quitarles todas esas manchas feas, lo prometo.
Los pasillos del barco eran grandes y anchos como si fueran los de una catedral, solo que hechos de madera bien tallada y con dedicada atención a los detalles. Era normal que fueran de esas dimensiones, considerando la diversidad de pasajeros que transportaba un barco de ese tipo (humanos principalmente, pero también brazos largos y piernas largas). Tal vez por ello no era de extrañar que Isara, una bestia de más de tres metros de alto, pudiera transitar sin problemas por los pasillos, aunque no significaba que pudiera moverse con absoluta libertad como Loki o Christa.
Una vez dentro, sopesó las posibilidades que tenía en función de la información disponible que, por cierto, era escasa. Solo sabía que había una persona a bordo del barco con una extraña habilidad, pero sus intenciones eran desconocidas. Encontrarla tampoco sería fácil. La tinta apestaba solo cuando estaba líquida o a medio secar, pero una vez seca el olor desaparecía. Tampoco tenía un rastro prometedor ni pistas sobre el paradero del individuo. En ese caso, a la cazadora se le ocurría una sola idea.
-¡Los documentos! -dijo de repente, pudiendo ser escuchada por aquellos que estuvieran cerca-. ¡Todo esto ha sido para distraernos, maldita sea!
Christa echó a correr en dirección a la habitación de Amara, Isara y Loki siguiéndole sin ninguna dificultad.
Dejó los pensamientos de lado y llamó a sus mascotas, notando las manchas de tinta en el pelaje. En el peor de los casos, la tinta irritaría la piel y causaría obstrucción de los poros, por lo que era importante atenderlas cuanto antes. Como no llevaba alcohol encima, buscó jabón en uno de los baños del barco y regresó con Isara y Loki. Utilizó el dial de agua para lavar las manchas de tinta, frotando suavemente con un paño húmedo. A medida que quitaba algunos manchones se daba cuenta de que había otros más pequeños, esparcidos por todos lados, y entonces lanzó el paño al suelo, indignada.
-¡Pero si los bañé ayer precisamente para este viaje! -se quejó-. Ahora tendré que darles un baño de cuerpo completo otra vez.
Tanto Isara como Loki agacharon la cabeza en señal de arrepentimiento.
-Ay, mis bebés. No es su culpa, solo tenemos un poco de mala suerte -agregó de inmediato, acercándose a Loki y a Isara para acariciarlos-. Cuando resuelva este problema buscaré la forma de quitarles todas esas manchas feas, lo prometo.
Los pasillos del barco eran grandes y anchos como si fueran los de una catedral, solo que hechos de madera bien tallada y con dedicada atención a los detalles. Era normal que fueran de esas dimensiones, considerando la diversidad de pasajeros que transportaba un barco de ese tipo (humanos principalmente, pero también brazos largos y piernas largas). Tal vez por ello no era de extrañar que Isara, una bestia de más de tres metros de alto, pudiera transitar sin problemas por los pasillos, aunque no significaba que pudiera moverse con absoluta libertad como Loki o Christa.
Una vez dentro, sopesó las posibilidades que tenía en función de la información disponible que, por cierto, era escasa. Solo sabía que había una persona a bordo del barco con una extraña habilidad, pero sus intenciones eran desconocidas. Encontrarla tampoco sería fácil. La tinta apestaba solo cuando estaba líquida o a medio secar, pero una vez seca el olor desaparecía. Tampoco tenía un rastro prometedor ni pistas sobre el paradero del individuo. En ese caso, a la cazadora se le ocurría una sola idea.
-¡Los documentos! -dijo de repente, pudiendo ser escuchada por aquellos que estuvieran cerca-. ¡Todo esto ha sido para distraernos, maldita sea!
Christa echó a correr en dirección a la habitación de Amara, Isara y Loki siguiéndole sin ninguna dificultad.
Okada Rokuro
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No tuvo que esperar mucho hasta que las tres presencias se juntaron. «Así que se conocen —decidió Rokuro—. No sé si eso complica o facilita las cosas». Se mantuvo expectante, buscando analizar las reacciones y movimientos de las presencias ahora que estaban juntas. La que se había mantenido apartada del combate se separó un instante y volvió con el grupo, pero se mantuvieron varios minutos en el mismo lugar. ¿Qué estarían haciendo?
Por la cabeza de Rokuro se le pasaron multitud de escenarios. Podrían haberse juntado para tratar la situación, quizás buscar una explicación lógica y plausible para lo que acababa de ocurrir. Quizás estaban planeando qué hacer a continuación. O incluso existía la posibilidad de que no se conociesen pero tras el ataque de los gyojins de tinta decidiesen cooperar en posibles futuros ataques, aunque esta opción la creía más improbable por el hecho que de uno de ellos no había interactuado con los atacantes en ningún momento.
Estuvieran haciendo lo que estuvieran haciendo, tenía que aprovechar que se encontraban juntos. Ordenó al camaleón que abriese la boca, por la que se coló la luz del día que comenzaba a amanecer. Sin desactivar su habilidad de invisibilidad, la única imagen del interior de su boca con un hombre sobre su lengua debía resultar extraña, pero desde lo alto del techo de la estructura de la cubierta principal no debía de haber ningún ángulo desde el que pudieran verle. Y aquella era su ventaja.
Aprovechando la reciente luz sacó dos de sus pergaminos, desenrollándolos en al acto. Los pergaminos se extendieron mostrando diversos dibujos en ellos, y en unos instantes una docena de hombres y dos docenas de cuervos habían tomado vida. Si se tratase de él solo, quizás no habría llamado la atención, pero al generar tantos dibujos había renunciado al sigilo. ¿Por qué perder su única ventaja? Porque, para realizar su plan, iba a tener que renunciar al sigilo de todas formas.
Tras sacar los pergaminos salió de la boca del camaleón, a quién ordenó permanecer oculto hasta nuevas indicaciones. A su vez, extrajo una pequeña flauta que se llevó a los labios. Concentró chakra en el interior de su boca y comenzó a tocar una melodía, a medio camino entre una canción de desamor y una canción de cuna, que comenzó a resonar por todo el barco. A la vez, ordenó a los hombres armados y a los cuervos que se moviesen, menos a uno de cada, saltando o volando sobre la cubierta principal, en parte para confundir y en parte para pretender que, si alguien le descubría, creyese que usaba la flauta y por ende la música para controlar a los dibujos que había generado. Sus órdenes eran atacar al grupo que había empezado a moverse, aprovechando la ventaja numérica, a la vez que los mantenía distraídos en lo que preparaba su técnica.
Por la cabeza de Rokuro se le pasaron multitud de escenarios. Podrían haberse juntado para tratar la situación, quizás buscar una explicación lógica y plausible para lo que acababa de ocurrir. Quizás estaban planeando qué hacer a continuación. O incluso existía la posibilidad de que no se conociesen pero tras el ataque de los gyojins de tinta decidiesen cooperar en posibles futuros ataques, aunque esta opción la creía más improbable por el hecho que de uno de ellos no había interactuado con los atacantes en ningún momento.
Estuvieran haciendo lo que estuvieran haciendo, tenía que aprovechar que se encontraban juntos. Ordenó al camaleón que abriese la boca, por la que se coló la luz del día que comenzaba a amanecer. Sin desactivar su habilidad de invisibilidad, la única imagen del interior de su boca con un hombre sobre su lengua debía resultar extraña, pero desde lo alto del techo de la estructura de la cubierta principal no debía de haber ningún ángulo desde el que pudieran verle. Y aquella era su ventaja.
Aprovechando la reciente luz sacó dos de sus pergaminos, desenrollándolos en al acto. Los pergaminos se extendieron mostrando diversos dibujos en ellos, y en unos instantes una docena de hombres y dos docenas de cuervos habían tomado vida. Si se tratase de él solo, quizás no habría llamado la atención, pero al generar tantos dibujos había renunciado al sigilo. ¿Por qué perder su única ventaja? Porque, para realizar su plan, iba a tener que renunciar al sigilo de todas formas.
Tras sacar los pergaminos salió de la boca del camaleón, a quién ordenó permanecer oculto hasta nuevas indicaciones. A su vez, extrajo una pequeña flauta que se llevó a los labios. Concentró chakra en el interior de su boca y comenzó a tocar una melodía, a medio camino entre una canción de desamor y una canción de cuna, que comenzó a resonar por todo el barco. A la vez, ordenó a los hombres armados y a los cuervos que se moviesen, menos a uno de cada, saltando o volando sobre la cubierta principal, en parte para confundir y en parte para pretender que, si alguien le descubría, creyese que usaba la flauta y por ende la música para controlar a los dibujos que había generado. Sus órdenes eran atacar al grupo que había empezado a moverse, aprovechando la ventaja numérica, a la vez que los mantenía distraídos en lo que preparaba su técnica.
- Datos del combate:
- Energía al principio del post: 434
Energía consumida: 5 por uso de akuma no + 6 por uso de haki de observación a nivel 2 + 20 por técnica genuina
Energía final: 403
Técnicas usadas:- Genjutsu: Sueño acechante:
- Nombre: Genjutsu: Sueño acechante
Tipo: Técnica
Categoría: Genuina
Requisitos: Músico 3
Naturaleza: Espiritual [Tópico: Ninja]
Descripción: El usuario se lleva la flauta a la boca y, al aplicar chakra sobre esta, sopla y comienza a emitir una melodía lúgubre y oscura que envuelve a quién la escucha en una ilusión. Los afectados, tras escuchar la canción durante un turno, sentirán cansancio y pesadumbre. De escucharla durante dos turnos seguidos, sus párpados comenzarán a cerrarse y perderán la capacidad de concentrarse y, en el caso de permanecer tres turnos seguidos escuchándola, caerán en un sueño plácido y profundo.
Dibujos totales máximos: 64
Dibujos comunes en uso: 36 (12 hombres armados + 24 cuervos)
Dibujos especiales máximos: 3
Dibujos especiales en uso: 1 (camaleón que puede volverse invisible)
1/3 rondas para que la audiencia se quede dormida
Christa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Se encontraba en la habitación de Amara y le explicó la situación: había gente sospechosa a bordo del barco. Desconocía si querían robar los documentos o matar a las mensajeras, no tenía una idea precisa de lo que estaba pasando, pero había información suficiente para estar alerta. Tuvieron una breve discusión sobre qué hacer y quién se haría cargo de los documentos. Christa argumentaba que estarían seguros dentro de la capa mágica, pero Amara contraargumentaba que lo más astuto sería esconderlos en el cuarto. Por cómo se estaban desenvolviendo las cosas los sospechosos no conocían la identidad de las mensajeras ni la habitación en la que se hospedaban. Al final, la cazadora cedió ante las insistencias de su compañera y acordaron un plan sencillo pero efectivo.
Siguiendo las ideas de su compañera, Christa abandonó la habitación y se dirigió hacia la cubierta cuando comenzó a escuchar una canción. La melodía era fantasiosa y recordaba una historia de desamor con notas tímidas y lúgubres, aunque también con un dulce dejo de sueño. Enseguida notó el efecto de somnolencia sobre sí misma y no estaba segura de si iba a funcionar también con sus mascotas. En cualquier caso, la pieza había delatado la ubicación de uno de los sospechosos, y puede que no fuera una gran pista para una persona ordinaria, pero Christa sabía de música y tenía un oído increíblemente desarrollado.
Subió las escaleras que conducían a la cubierta del barco y primero sacó la cabeza para ver si había más gyojins de tinta, pero la situación frente a sus ojos era un tanto diferente. Había soldados humanos y cuervos vigilando el área como a la espera de que llegase alguien. Christa dudó de que fueran hombres reales, pero para comprobarlo utilizó una de sus técnicas especiales. Canalizó la energía elemental a través de su cuerpo y ejecutó la Sinfonía Elemental, Inducción Electromagnética. Al no sentir ningún pulso magnético proveniente de las armas de los soldados concluyó que, al igual que los gyojins, estaban hechos de tinta.
Cerró los ojos por un instante para concentrarse en la procedencia de la música y, tras unos segundos, lo consiguió. Elevó la mirada y la luz del amanecer reveló una figura encapuchada, difícil de distinguir, con un objeto en las manos. Soltó un suspiro y se preparó para el combate.
-¡Caza, Isara! -le ordenó a su grifo, apuntando con el dedo a la figura que se encontraba en la estructura.
Al mismo tiempo que la bestia alada emergía desde las entrañas del barco, Christa se posicionaba en la cubierta para soltar una ráfaga de 12 balazos a los soldados de tinta. El plan de acción sería sencillo: la cazadora acribillaría a los soldados, Isara cargaría en vuelo contra la figura misteriosa para interrumpir la canción y golpearle con sus zarpas, y Loki se quedaría en la retaguardia para proteger a su ama.
Siguiendo las ideas de su compañera, Christa abandonó la habitación y se dirigió hacia la cubierta cuando comenzó a escuchar una canción. La melodía era fantasiosa y recordaba una historia de desamor con notas tímidas y lúgubres, aunque también con un dulce dejo de sueño. Enseguida notó el efecto de somnolencia sobre sí misma y no estaba segura de si iba a funcionar también con sus mascotas. En cualquier caso, la pieza había delatado la ubicación de uno de los sospechosos, y puede que no fuera una gran pista para una persona ordinaria, pero Christa sabía de música y tenía un oído increíblemente desarrollado.
Subió las escaleras que conducían a la cubierta del barco y primero sacó la cabeza para ver si había más gyojins de tinta, pero la situación frente a sus ojos era un tanto diferente. Había soldados humanos y cuervos vigilando el área como a la espera de que llegase alguien. Christa dudó de que fueran hombres reales, pero para comprobarlo utilizó una de sus técnicas especiales. Canalizó la energía elemental a través de su cuerpo y ejecutó la Sinfonía Elemental, Inducción Electromagnética. Al no sentir ningún pulso magnético proveniente de las armas de los soldados concluyó que, al igual que los gyojins, estaban hechos de tinta.
Cerró los ojos por un instante para concentrarse en la procedencia de la música y, tras unos segundos, lo consiguió. Elevó la mirada y la luz del amanecer reveló una figura encapuchada, difícil de distinguir, con un objeto en las manos. Soltó un suspiro y se preparó para el combate.
-¡Caza, Isara! -le ordenó a su grifo, apuntando con el dedo a la figura que se encontraba en la estructura.
Al mismo tiempo que la bestia alada emergía desde las entrañas del barco, Christa se posicionaba en la cubierta para soltar una ráfaga de 12 balazos a los soldados de tinta. El plan de acción sería sencillo: la cazadora acribillaría a los soldados, Isara cargaría en vuelo contra la figura misteriosa para interrumpir la canción y golpearle con sus zarpas, y Loki se quedaría en la retaguardia para proteger a su ama.
- Cálculos:
- Energía consumida: 5
Nombre de la técnica: Sinfonía Elemental, Inducción Electromagnética [Instinto 9]
Categoría: Genuina
Prerrequisito:
Descripción: Christa genera un campo magnético con un radio de 15 metros que le permite detectar objetos cargados magnéticamente durante 5 turnos. Puede atraer o repeler objetos de hasta 1 kilogramo sin dificultad a 5 m/s. Sin embargo, si intenta afectar un objeto más pesado, será ella quien se vea atraída o repelida. Del mismo modo, si intenta repeler un objeto que se encuentra con un obstáculo inamovible, como un edificio o el suelo, Christa será empujada hacia atrás. Si intenta atraer un objeto fuertemente anclado, como las bisagras de una ventana, Christa será atraída. Esta habilidad solo permite la acción de atracción y repulsión en línea recta, no puede controlar objetos metálicos como si fuera telequinesis ni realizar maniobras complejas.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.