Elyria Priscraft
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Habían pasado tres semanas desde los eventos en Karakuri. Elyria, Christa, Zero y el doctor viajaron en el barco de los piratas de Duke por la ruta del futuro, y estaban apunto de parar en Yellow Spice. Había sido un viaje largo, pero por fin estaban recuperadas. Al menos físicamente, las heridas que habían quedado dentro de ellas no se curaban tan fácilmente. Y bueno, su ceguera tampoco.
Al menos tuvieron tiempo para poder entrenar un poco. Elyria había descubierto el Haki de Observación en su batalla contra la bruja, pero aún no había sido capaz de controlarlo a su voluntad. Así que se decidió y le pidió a su compañera y a Zero que le ayudasen con ello. Aprovechando que estaba ciega, uso el no poder ver nada, ni de donde le venían los golpes, así que fue relativamente fácil de entrenar. Relativamente, porque el dolor de cabeza que tenía después de recibir esas palizas era de otro mundo. Al menos Christa le ayudaba con eso por las noches, el sexo era más efectivo de lo que pensaba para estas cosas.
En cualquier caso, logró tener algo más de control sobre el Haki, pudiendo ver venir parte de los golpes, y sentir la presencia de las personar si se concentraba. Aún no era algo que le saliese de forma natural—al menos fuera de situaciones extremas, como ocurrió con la bruja—pero sentía que había avanzado bastante. Solo tenía que seguir religiosamente con sus entrenamientos y terminaría por dominarlo. O al menos a poder usarlo en su forma mas básica.
Finalmente llegaron a Yellow Spice. Elyria llevaba ropa sencilla que había comprado en las islas de camino. Querría comprarse cosas bonitas, pero sabía que yendo con Zero volverían los problemas mas pronto que tarde, así que no se molestó en gastar mucho dinero y compró simplemente una camisa blanca sencilla, algo de abrigo por si hacía frio—que no era el caso—y una falda y medias nuevas. Los zapatos pudo limpiarlos.
Rápidamente se dio cuenta de que había algo raro en la isla. Ya había estado aquí hace años, y se suponía que habían unas cúpulas protegiendo el puerto y la ciudad principal. Pero en lugar de eso, lo que había era un destrozo, y una nube de caos de gente discutiendo y peleando por la falta de cobertura. En cualquier caso, se despidieron de los piratas de Duke por el momento, y se adentraron en la isla, en dirección a la capital. Tenía bastante hambre, y le había prometido a Christa invitarle en su próxima parada como agradecimiento por su ayuda en los entrenamientos. Zero se mantendría cerca por si pasaba cualquier cosa, pero iría un poco por su cuenta. No era una isla del gobierno, pero tendría que ir con cuidado igualmente y no llamar mucho la atención. Y juntar a la Princesa Escarlata y al traidor de la legión en un mismo paseo no solía ser buena idea.
Está vez dejó que Christa le guiara por el lugar, sin pedirle ayuda a Nissa. Sería raro, y aun tenía que hablarle de ella, confiaba lo suficiente en su compañera como para confiarle ese secreto. Además, el ir con poca ayuda le servía para entrenar un poco su haki de observación. La princesa simplemente se encargaba de que no molestase al resto de personas si Elyria no sentía su presencia.
“¿Qué te apetece comer en nuestra cita romántica bajo la lluvia ácida?” Bromeó mientras le guiñaba un ojo. Era un poco estúpido al no poder ver, pero le salía solo ese gesto. Y bueno, tenía su gracia en esa situación, para que negarlo.
Al menos tuvieron tiempo para poder entrenar un poco. Elyria había descubierto el Haki de Observación en su batalla contra la bruja, pero aún no había sido capaz de controlarlo a su voluntad. Así que se decidió y le pidió a su compañera y a Zero que le ayudasen con ello. Aprovechando que estaba ciega, uso el no poder ver nada, ni de donde le venían los golpes, así que fue relativamente fácil de entrenar. Relativamente, porque el dolor de cabeza que tenía después de recibir esas palizas era de otro mundo. Al menos Christa le ayudaba con eso por las noches, el sexo era más efectivo de lo que pensaba para estas cosas.
En cualquier caso, logró tener algo más de control sobre el Haki, pudiendo ver venir parte de los golpes, y sentir la presencia de las personar si se concentraba. Aún no era algo que le saliese de forma natural—al menos fuera de situaciones extremas, como ocurrió con la bruja—pero sentía que había avanzado bastante. Solo tenía que seguir religiosamente con sus entrenamientos y terminaría por dominarlo. O al menos a poder usarlo en su forma mas básica.
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Finalmente llegaron a Yellow Spice. Elyria llevaba ropa sencilla que había comprado en las islas de camino. Querría comprarse cosas bonitas, pero sabía que yendo con Zero volverían los problemas mas pronto que tarde, así que no se molestó en gastar mucho dinero y compró simplemente una camisa blanca sencilla, algo de abrigo por si hacía frio—que no era el caso—y una falda y medias nuevas. Los zapatos pudo limpiarlos.
Rápidamente se dio cuenta de que había algo raro en la isla. Ya había estado aquí hace años, y se suponía que habían unas cúpulas protegiendo el puerto y la ciudad principal. Pero en lugar de eso, lo que había era un destrozo, y una nube de caos de gente discutiendo y peleando por la falta de cobertura. En cualquier caso, se despidieron de los piratas de Duke por el momento, y se adentraron en la isla, en dirección a la capital. Tenía bastante hambre, y le había prometido a Christa invitarle en su próxima parada como agradecimiento por su ayuda en los entrenamientos. Zero se mantendría cerca por si pasaba cualquier cosa, pero iría un poco por su cuenta. No era una isla del gobierno, pero tendría que ir con cuidado igualmente y no llamar mucho la atención. Y juntar a la Princesa Escarlata y al traidor de la legión en un mismo paseo no solía ser buena idea.
Está vez dejó que Christa le guiara por el lugar, sin pedirle ayuda a Nissa. Sería raro, y aun tenía que hablarle de ella, confiaba lo suficiente en su compañera como para confiarle ese secreto. Además, el ir con poca ayuda le servía para entrenar un poco su haki de observación. La princesa simplemente se encargaba de que no molestase al resto de personas si Elyria no sentía su presencia.
“¿Qué te apetece comer en nuestra cita romántica bajo la lluvia ácida?” Bromeó mientras le guiñaba un ojo. Era un poco estúpido al no poder ver, pero le salía solo ese gesto. Y bueno, tenía su gracia en esa situación, para que negarlo.
Christa
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Tres semanas no habían sido el tiempo suficiente para olvidar lo que había visto en el sótano de la choza de la Bruja, de hecho, era probable que jamás lo pudiese olvidar. Al menos el tiempo había mejorado su ánimo y la alegría había vuelto a su sonrisa gracias a la ayuda de Elyria, Duke y Michigan. Habían sido semanas moviditas en las que hizo enemigos y aliados, semanas en las que pudo descansar y sanar las heridas que se hizo en Karakuri. Y hablando de heridas, Zero se había recuperado casi en su totalidad, lo cual era una excelente noticia: ahora contarían con la fuerza del exlegionario.
Antes de abandonar el imponente galeón pirata, Christa se aseguró de que todas las placas de la Armadura de Raikiri estuvieran bien colocadas, y luego acomodó la capa mágica para cubrirse de la lluvia ácida. Si bien la piel de unicornio era más resistente a toxinas y altas temperaturas (incluso electricidad), también ofrecía una resistencia a la acidez bastante interesante. Envainó la Daga de la Verdad y la guardó a la altura de la cintura; bastaría un rápido movimiento de mano para desenvainarla. Los diales estaban bien guardados en los bolsillos de la capa mágica y también llevaba un arco oculto. Prefirió dejar a Bóreas en el galeón pues usar un hacha, aunque fuera de una mano, requería una fuerza física que no tenía.
La princesa observó desde el castillo del barco a sus leones jugar entre ellos. Bueno, en realidad era Kaia quien saltaba una y otra vez sobre su hermano mayor, dedicándole unas suaves mordidas. Christa soltó una sonrisa tierna y recordó cuando vio por primera vez a esos dos. Los leones albinos no eran originarios de Lëxius, de hecho, ni siquiera había leones en esa isla. Eran tan solo unos cachorros cuando los encontró en un circo especializado en la domesticación de bestias salvajes, y se metió en graves problemas tras decidir que los rescataría.
—Vamos, chicos, tenemos que movernos —les dijo a sus leones después de bajar del castillo—. Intentaré encontrar una manta impermeable para que la lluvia ácida no los dañe, ¿de acuerdo?
La princesa bajó del galeón junto a sus leones y en compañía de Elyria para dirigirse a la capital de la isla. Zero estaría por su cuenta puesto que, si bien Yellow Spice no formaba parte del Gobierno Mundial, habría cazarrecompensas y mercenarios dispuestos a trabajar para ellos. Además, también era cierto que La Legión los había perseguido las últimas tres semanas, incluso había aumentado la recompensa de los Piratas de Duke por prestarle ayuda a un traidor. Zero todavía tenía muchos secretos que había decidido no contar, pero la princesa era insistente y curiosa: terminaría conociendo los motivos de su traición.
—Siempre he querido una cita romántica bajo lluvia ácida, nubes tóxicas y un montón de gente enloquecida —respondió con tono sarcástico—. He escuchado que Yellow Spice es una zona de sacrificio afectada principalmente por la actividad industrial, pero creo que no siempre fue así. ¿Y si alguna vez todo esto fue verde y estuvo lleno de vida? Si no me vuelvo fuerte, Lëxius compartirá el mismo destino que esta pobre tierra.
Antes de abandonar el imponente galeón pirata, Christa se aseguró de que todas las placas de la Armadura de Raikiri estuvieran bien colocadas, y luego acomodó la capa mágica para cubrirse de la lluvia ácida. Si bien la piel de unicornio era más resistente a toxinas y altas temperaturas (incluso electricidad), también ofrecía una resistencia a la acidez bastante interesante. Envainó la Daga de la Verdad y la guardó a la altura de la cintura; bastaría un rápido movimiento de mano para desenvainarla. Los diales estaban bien guardados en los bolsillos de la capa mágica y también llevaba un arco oculto. Prefirió dejar a Bóreas en el galeón pues usar un hacha, aunque fuera de una mano, requería una fuerza física que no tenía.
La princesa observó desde el castillo del barco a sus leones jugar entre ellos. Bueno, en realidad era Kaia quien saltaba una y otra vez sobre su hermano mayor, dedicándole unas suaves mordidas. Christa soltó una sonrisa tierna y recordó cuando vio por primera vez a esos dos. Los leones albinos no eran originarios de Lëxius, de hecho, ni siquiera había leones en esa isla. Eran tan solo unos cachorros cuando los encontró en un circo especializado en la domesticación de bestias salvajes, y se metió en graves problemas tras decidir que los rescataría.
—Vamos, chicos, tenemos que movernos —les dijo a sus leones después de bajar del castillo—. Intentaré encontrar una manta impermeable para que la lluvia ácida no los dañe, ¿de acuerdo?
La princesa bajó del galeón junto a sus leones y en compañía de Elyria para dirigirse a la capital de la isla. Zero estaría por su cuenta puesto que, si bien Yellow Spice no formaba parte del Gobierno Mundial, habría cazarrecompensas y mercenarios dispuestos a trabajar para ellos. Además, también era cierto que La Legión los había perseguido las últimas tres semanas, incluso había aumentado la recompensa de los Piratas de Duke por prestarle ayuda a un traidor. Zero todavía tenía muchos secretos que había decidido no contar, pero la princesa era insistente y curiosa: terminaría conociendo los motivos de su traición.
—Siempre he querido una cita romántica bajo lluvia ácida, nubes tóxicas y un montón de gente enloquecida —respondió con tono sarcástico—. He escuchado que Yellow Spice es una zona de sacrificio afectada principalmente por la actividad industrial, pero creo que no siempre fue así. ¿Y si alguna vez todo esto fue verde y estuvo lleno de vida? Si no me vuelvo fuerte, Lëxius compartirá el mismo destino que esta pobre tierra.
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Elyria estaba practicando el usar la energía elemental de Khione para protegerse de la lluvia ácida de una manera similar a la que usó en la choza de la bruja, congelando la humedad de sus hombros y cabeza para crear una capa de hielo. Aun así, era un tanto agotador gastar sus fuerzas en algo tan trivial, así que tendría que encontrar algo para no tener que estar igual todo el día. El problema era que todo era muy caótico, y las prendas impermeables desparecían de las tiendas en segundos.
“Sí, hemos llegado en un momento un tanto… curioso,” dijo mientras reía dulcemente, escuchando sus palabras mientras caminaban por las calles. “Leí sobre Yellow Spice en mi infancia. Lo que vemos ahora es el producto de siglos maltratando la isla. La tierra, el aire, la flora y la fauna… No se si en algún momento fue verde, pero ha vivido días mejores. Y para sorpresa de nadie, fue el Gobierno Mundial el que creó todo eso antes de abandonarlo y que cayese bajo el control del Bajo Mundo.”
Suspiró con una mezcla pena y asco hacia esas ratas del gobierno, mirando a su compañera fijamente a los ojos. Con todo el tiempo que habían pasado juntas últimamente se había empezado a encariñar de la intensidad que solía tener su mirada. “El punto es que no es algo que ocurra de un día para otro. Aún estamos a tiempo de salvar Lëxius. Deberíamos preocuparnos más de no morir por el camino, tu gente te necesita viva.”
Tras un rato caminando con ayuda de la guía de Christa, encontraron una pequeña tienda que vendía una especie de chubasqueros para protegerse de la lluvia ácida. Eso sí, los precios eran desorbitados, aprovechando la enorme demanda. Pero por su propia comodidad, necesitaba uno, así que terminó por comprarlo. Y también compro dos un poco más grandes para las leonas; no era ideal, después de todo estaba ideado para humanos, pero sería más cómodo que cualquier otro apaño.
Y como si le hubiese estado esperando, justo cuando las terminaron de preparar a Loki y Kaia, comenzó a llover. Elyria se protegió debajo de un toldo, y se puso rápidamente el chubasquero por encima de la ropa, no quería que se le volviera a estropear. “Bueno, parece que es nuestra llamada para ir a comer algo. Y ya me estaba entrando hambre,” dijo con una sonrisa, acercándose a darle un corto y dulce beso en los labios. “Vamos.”
Un rato después, entraron a un pequeño restaurante. Les había costado encontrar uno que dejase entrar a las leonas, pero finalmente lo consiguieron. Tomó asiento tranquilamente, y pidió un buen plato de carne para comer, llevaba sin comer bien desde que pararon en Pucci. Mientras esperaban a que les llegase la comida, se puso a hablar un rato con Christa.
“Oye Chris, ¿qué piensas que ha ocurrido con las cúpulas? Es muy raro que se hayan roto ambas a la vez. No he investigado, pero no parece que haya sido un accidente precisamente. Se que estoy un poco condicionada, ¿pero crees que pueden haber sido esas ratas del gobierno? Últimamente están muy pesados intentando tomar el control de todas las islas. Llevo demasiados casos que acaban en eso últimamente.
“Sí, hemos llegado en un momento un tanto… curioso,” dijo mientras reía dulcemente, escuchando sus palabras mientras caminaban por las calles. “Leí sobre Yellow Spice en mi infancia. Lo que vemos ahora es el producto de siglos maltratando la isla. La tierra, el aire, la flora y la fauna… No se si en algún momento fue verde, pero ha vivido días mejores. Y para sorpresa de nadie, fue el Gobierno Mundial el que creó todo eso antes de abandonarlo y que cayese bajo el control del Bajo Mundo.”
Suspiró con una mezcla pena y asco hacia esas ratas del gobierno, mirando a su compañera fijamente a los ojos. Con todo el tiempo que habían pasado juntas últimamente se había empezado a encariñar de la intensidad que solía tener su mirada. “El punto es que no es algo que ocurra de un día para otro. Aún estamos a tiempo de salvar Lëxius. Deberíamos preocuparnos más de no morir por el camino, tu gente te necesita viva.”
Tras un rato caminando con ayuda de la guía de Christa, encontraron una pequeña tienda que vendía una especie de chubasqueros para protegerse de la lluvia ácida. Eso sí, los precios eran desorbitados, aprovechando la enorme demanda. Pero por su propia comodidad, necesitaba uno, así que terminó por comprarlo. Y también compro dos un poco más grandes para las leonas; no era ideal, después de todo estaba ideado para humanos, pero sería más cómodo que cualquier otro apaño.
Y como si le hubiese estado esperando, justo cuando las terminaron de preparar a Loki y Kaia, comenzó a llover. Elyria se protegió debajo de un toldo, y se puso rápidamente el chubasquero por encima de la ropa, no quería que se le volviera a estropear. “Bueno, parece que es nuestra llamada para ir a comer algo. Y ya me estaba entrando hambre,” dijo con una sonrisa, acercándose a darle un corto y dulce beso en los labios. “Vamos.”
Un rato después, entraron a un pequeño restaurante. Les había costado encontrar uno que dejase entrar a las leonas, pero finalmente lo consiguieron. Tomó asiento tranquilamente, y pidió un buen plato de carne para comer, llevaba sin comer bien desde que pararon en Pucci. Mientras esperaban a que les llegase la comida, se puso a hablar un rato con Christa.
“Oye Chris, ¿qué piensas que ha ocurrido con las cúpulas? Es muy raro que se hayan roto ambas a la vez. No he investigado, pero no parece que haya sido un accidente precisamente. Se que estoy un poco condicionada, ¿pero crees que pueden haber sido esas ratas del gobierno? Últimamente están muy pesados intentando tomar el control de todas las islas. Llevo demasiados casos que acaban en eso últimamente.
Christa
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El restaurante no era ninguna maravilla, el suelo de cerámica tenía manchas oscuras y la luz era tan solo un poco más intensa que una antorcha. Tampoco había demasiada gente: un matrimonio de abuelos comía junto a la ventana, un par de amigas y también una joven pareja junto a su hija. Pese al deprimente ambiente todos parecían ser felices como si la lluvia ácida y la cúpula rota no les importase. El restaurante estaba escaso de personal, solo contaba con un par de meseros y la gente de la cocina. Al parecer a las personas no les apetecía visitar un restaurante de una isla completamente contaminada.
Los abuelos se asustaron cuando vieron entrar a Loki, pero la niña se maravilló con la belleza única de Kaia. La pequeña se levantó de su asiento y corrió hacia la leona, aterrando a sus padres quienes mantenían una conversación seria. Kaia se dejó acariciar por las cálidas manos de la niña. Por su parte, Christa soltó una sonrisa cargada de ternura y recordó el momento en el que descubrió que el circo maltrataba a los leones. Obligaban a la criatura de tan solo seis meses a realizar todo tipo de trucos y, si no los podía hacer, le prohibían la comida y la castigaban con latigazos. Kaia no siempre había sido la leona cariñosa y juguetona, de hecho, Christa y Kaia pasaron por muchas cosas juntas hasta que la leona finalmente pudo confiar otra vez en los humanos.
Tomaron asiento en el lugar más apartado para no incomodar a los comensales con la presencia de las criaturas, aunque de vez en cuando miraban de reojo para comprobar que los leones estuvieran en sus sitios.
—No lo sé, la verdad es que no estoy al tanto de lo que está pasando en el mundo —respondió con sinceridad—. Pudo haber sido un accidente, es decir, ¿quién se beneficiaría de que la cúpula se hubiese roto? ¿Y de qué manera se beneficiaría? Igual puede que el Gobierno Mundial tenga planes en Yellow Spice, siempre tiene planes, pero la pregunta es por qué. ¿Qué tiene Yellow Spice de interesante y cuál sería su utilidad para el Gobierno Mundial?
Antes de que el plato llegara a la mesa hubo una explosión que destrozó casi la mitad del restaurante. Una bola de fuego devoró la madera y la onda de choque rompió las ventanas, provocando que decenas de esquirlas salieran disparadas hacia el interior del edificio. Christa tenía la vista nublada, estaba desorientada y tenía un agudo pitido en los oídos. Poco a poco recuperó la visión para darse cuenta de lo que había ocurrido. Los abuelos se hallaban en el suelo, lejos de la ventana, y completamente calcinados. El padre sostenía el cuerpo de su hija atravesado por decenas de esquirlas, mientras que su mujer yacía inconsciente bajo una viga. Por fortuna, los vidrios no consiguieron atravesar la capa mágica y Christa se encontraba bien.
—¡Kaia! ¡Loki! ¡¿Están bien?!
El gran león había usado su propio cuerpo para detener las esquirlas, impidiendo que llegaran hasta Elyria y Kaia. No tenía muchas, pero sí las suficientes para preocupar a la princesa. La mente de Christa había bloqueado intencionalmente las muertes de los abuelos y de la niña, de lo contrario, habría colapsado una vez más y los recuerdos de la choza de la Bruja volverían a castigarle.
—Necesito un botiquín. Ely, ¿traes uno contigo? Loki está herido —le preguntó a su compañera con genuina preocupación.
Fue en ese minuto que escuchó la voz de Zero sucedida de otra explosión, aunque menos violenta que la anterior. Christa empuñó el arco y preparó dos flechas para ayudar al exlegionario. Utilizó los escombros del restaurante para cuidar su posición y evitar ser vista. Escondida detrás de una porción caída del techo observó la escena. Junto a Zero había un hombre de edad avanzada, probablemente unos setenta años, de rostro arrugado y cabello completamente blanco y largo. Tenía una mirada afilada, ojos grises y llevaba el uniforme de La Legión; su espalda era ancha como la de un toro y medía cerca de dos metros. Parecía un tipo peligroso, uno de esos hombres con los que uno no debería meterse.
—Espero que estés feliz de verme, hijo. He venido a limpiar el desastre que has causado —mencionó el hombre, sus manos envueltas en fuego.
—Para que te hayan enviado es porque de verdad me quieren muerto —gruñó Zero, enfrentando la mirada del anciano. A pesar de la explosión no tenía ninguna herida—, pero eso no pasará.
Los abuelos se asustaron cuando vieron entrar a Loki, pero la niña se maravilló con la belleza única de Kaia. La pequeña se levantó de su asiento y corrió hacia la leona, aterrando a sus padres quienes mantenían una conversación seria. Kaia se dejó acariciar por las cálidas manos de la niña. Por su parte, Christa soltó una sonrisa cargada de ternura y recordó el momento en el que descubrió que el circo maltrataba a los leones. Obligaban a la criatura de tan solo seis meses a realizar todo tipo de trucos y, si no los podía hacer, le prohibían la comida y la castigaban con latigazos. Kaia no siempre había sido la leona cariñosa y juguetona, de hecho, Christa y Kaia pasaron por muchas cosas juntas hasta que la leona finalmente pudo confiar otra vez en los humanos.
Tomaron asiento en el lugar más apartado para no incomodar a los comensales con la presencia de las criaturas, aunque de vez en cuando miraban de reojo para comprobar que los leones estuvieran en sus sitios.
—No lo sé, la verdad es que no estoy al tanto de lo que está pasando en el mundo —respondió con sinceridad—. Pudo haber sido un accidente, es decir, ¿quién se beneficiaría de que la cúpula se hubiese roto? ¿Y de qué manera se beneficiaría? Igual puede que el Gobierno Mundial tenga planes en Yellow Spice, siempre tiene planes, pero la pregunta es por qué. ¿Qué tiene Yellow Spice de interesante y cuál sería su utilidad para el Gobierno Mundial?
Antes de que el plato llegara a la mesa hubo una explosión que destrozó casi la mitad del restaurante. Una bola de fuego devoró la madera y la onda de choque rompió las ventanas, provocando que decenas de esquirlas salieran disparadas hacia el interior del edificio. Christa tenía la vista nublada, estaba desorientada y tenía un agudo pitido en los oídos. Poco a poco recuperó la visión para darse cuenta de lo que había ocurrido. Los abuelos se hallaban en el suelo, lejos de la ventana, y completamente calcinados. El padre sostenía el cuerpo de su hija atravesado por decenas de esquirlas, mientras que su mujer yacía inconsciente bajo una viga. Por fortuna, los vidrios no consiguieron atravesar la capa mágica y Christa se encontraba bien.
—¡Kaia! ¡Loki! ¡¿Están bien?!
El gran león había usado su propio cuerpo para detener las esquirlas, impidiendo que llegaran hasta Elyria y Kaia. No tenía muchas, pero sí las suficientes para preocupar a la princesa. La mente de Christa había bloqueado intencionalmente las muertes de los abuelos y de la niña, de lo contrario, habría colapsado una vez más y los recuerdos de la choza de la Bruja volverían a castigarle.
—Necesito un botiquín. Ely, ¿traes uno contigo? Loki está herido —le preguntó a su compañera con genuina preocupación.
Fue en ese minuto que escuchó la voz de Zero sucedida de otra explosión, aunque menos violenta que la anterior. Christa empuñó el arco y preparó dos flechas para ayudar al exlegionario. Utilizó los escombros del restaurante para cuidar su posición y evitar ser vista. Escondida detrás de una porción caída del techo observó la escena. Junto a Zero había un hombre de edad avanzada, probablemente unos setenta años, de rostro arrugado y cabello completamente blanco y largo. Tenía una mirada afilada, ojos grises y llevaba el uniforme de La Legión; su espalda era ancha como la de un toro y medía cerca de dos metros. Parecía un tipo peligroso, uno de esos hombres con los que uno no debería meterse.
—Espero que estés feliz de verme, hijo. He venido a limpiar el desastre que has causado —mencionó el hombre, sus manos envueltas en fuego.
—Para que te hayan enviado es porque de verdad me quieren muerto —gruñó Zero, enfrentando la mirada del anciano. A pesar de la explosión no tenía ninguna herida—, pero eso no pasará.
Elyria Priscraft
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Intelecto
Agudeza
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Akuma no mi
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Estaban charlando tranquilamente cuando de repente una enorme explosión sacudió el restaurante. Incluso a ella le había deslumbrado, y eso que prácticamente lo veía todo negro. “Ni una cita podemos tener sin que explote el restaurante, ¡joder!” Cuándo dejó de sentir la presencia de varias personas, y Nissa le expliicó cómo habían acabado, Elyria se mordió con fuerza el labio inferior, respirando profundamente y conteniendo sus lagrimas y su odio. Escuchó a Christa preocupada por Loki, y a Nissa explicándole que le había protegido con su cuerpo. Elyria acarició su pelaje suavemente; le habría dado un abrazo, pero no podía ver y le daba miedo clavarle más las esquirlas.
“No llevo un botiquín encima, lo siento…” Y ahora tenía que sacar a los supervivientes de aquí para evitar futuras muertes. Y a los que estuviesen por los alrededores. “¡Chris, aguanta aquí, voy a evacuar la zona! No puedo permitir que muera más gente…”
Así que corrió a ayudar al pobre padre, que estaba llorando desconsoladamente con el cadaver de su hija en los brazos, en shock, sin saber ni siquiera como reaccionar. Y todo por una maldita pelea que no tenía nada que ver con ellos. Se tumbó en el suelo, levantando la viga con la fuerza de sus piernas, usando los brazos para sacar a la mujer de debajo. La cargó en su espalda, y ordenó al hombre y a los camareros que habían quedado vivos y seguían totalmente bloqueados que salieran de allí corriendo.
Con la ayuda de Nissa, siguió evacuando los alrededores, y preguntó por la calle donde estaba el hospital, ocultando y manteniendo a raya su desesperación. Finalmente, consiguió llegar, dejándola a cargo de los médicos y llevándose prestado un kit de primeros auxilios. Antes de volver al restaurante a ayudar a Christa, pasó a ver al padre, al cual había dejado atrás en una zona segura para que no le ralentizase, explicándole donde estaba su esposa para que pudiese ir a estar con ella.
Rápidamente, volvió al lugar de los hechos, dejando el kit junto a Loki. Respiró profundamente, dirigiéndose a Nissa. “¿Crees qué…?”
“No, Ely, lo siento. Ni tu ni yo tenemos los conocimientos como para tratar esto a ciegas. Pero conseguimos el botiquín para que alguien pueda hacerlo cuanto antes. Y de todas formas, parece que tenemos otra batalla por delante, ya has escuchado a Zero.”
“Joder… Lo siento Loki, tendrás que aguantar un poco más,” susurró con algo de pena, acariciando su melena. La verdad es que después de todo lo que habían pasado y esas semanas en el barco le había pillado cariño a las mascotas de Christa. Y además había acabado así para protegerla a ella y a Kaia. Si no fuese por el no habría podido reaccionar a tiempo y estaría malherida.
Entonces fue junto a Christa a observar la escena. Por lo que había ido escuchando por encima, podía deducir que el viejo era el padre de Zero. Vaya, ¿por qué no me sorprende que el hijo de puta que mató a varios inocentes como si nada sea una ratita de la Legión?
Se concentró en el hombre mayor, intentando usar el Haki que había estado desarrollando. Lo que sintió le hizo tragar saliva y echarse hacia atrás instintivamente, no era un Legionario cualquiera, se habían dejado de tonterías. Se giró hacia a su compañera y susurró en un tono muy bajo; sabía que podría escucharle.
“Chris, cuidado con ese hombre… no tiene nada que ver con lo que hemos enfrentado hasta ahora. Si intentamos atacar directamente estamos muertas. Pero va a acabar sintiendo nuestra presencia eventualmente, así que ayudemos a Zero desde la distancia. Nuestro trabajo aquí es darle aperturas al único capaz de hacerle daño.”
Y eso hizo. Tomó posición lejos de Christa, teniendo en cuenta el área de los ataques del Legionario, no era buena idea quedarse en el mismo sitio. Y entonces esperó a el aviso de Nissa de que Zero iba a atacar, usando a Khione para dar una fuerte estocada, creando una bala cargada de energía elemental de hielo, que se movió rápidamente a la espalda del viejo sin demasiada precisión por motivos evidentes.
Como era de esperar, bloqueó el ataque fácilmente, derritiendo la bala con su fuego. Giró la cabeza en la dirección en la que había disparado para mirarle, y en los instantes que consiguió que devolviese la mirada, Zero tuvo la oportunidad de pegarle un potente gancho, lanzándole por los aires contra una pared de cemento, destrozándola con el impacto.
“No llevo un botiquín encima, lo siento…” Y ahora tenía que sacar a los supervivientes de aquí para evitar futuras muertes. Y a los que estuviesen por los alrededores. “¡Chris, aguanta aquí, voy a evacuar la zona! No puedo permitir que muera más gente…”
Así que corrió a ayudar al pobre padre, que estaba llorando desconsoladamente con el cadaver de su hija en los brazos, en shock, sin saber ni siquiera como reaccionar. Y todo por una maldita pelea que no tenía nada que ver con ellos. Se tumbó en el suelo, levantando la viga con la fuerza de sus piernas, usando los brazos para sacar a la mujer de debajo. La cargó en su espalda, y ordenó al hombre y a los camareros que habían quedado vivos y seguían totalmente bloqueados que salieran de allí corriendo.
Con la ayuda de Nissa, siguió evacuando los alrededores, y preguntó por la calle donde estaba el hospital, ocultando y manteniendo a raya su desesperación. Finalmente, consiguió llegar, dejándola a cargo de los médicos y llevándose prestado un kit de primeros auxilios. Antes de volver al restaurante a ayudar a Christa, pasó a ver al padre, al cual había dejado atrás en una zona segura para que no le ralentizase, explicándole donde estaba su esposa para que pudiese ir a estar con ella.
Rápidamente, volvió al lugar de los hechos, dejando el kit junto a Loki. Respiró profundamente, dirigiéndose a Nissa. “¿Crees qué…?”
“No, Ely, lo siento. Ni tu ni yo tenemos los conocimientos como para tratar esto a ciegas. Pero conseguimos el botiquín para que alguien pueda hacerlo cuanto antes. Y de todas formas, parece que tenemos otra batalla por delante, ya has escuchado a Zero.”
“Joder… Lo siento Loki, tendrás que aguantar un poco más,” susurró con algo de pena, acariciando su melena. La verdad es que después de todo lo que habían pasado y esas semanas en el barco le había pillado cariño a las mascotas de Christa. Y además había acabado así para protegerla a ella y a Kaia. Si no fuese por el no habría podido reaccionar a tiempo y estaría malherida.
Entonces fue junto a Christa a observar la escena. Por lo que había ido escuchando por encima, podía deducir que el viejo era el padre de Zero. Vaya, ¿por qué no me sorprende que el hijo de puta que mató a varios inocentes como si nada sea una ratita de la Legión?
Se concentró en el hombre mayor, intentando usar el Haki que había estado desarrollando. Lo que sintió le hizo tragar saliva y echarse hacia atrás instintivamente, no era un Legionario cualquiera, se habían dejado de tonterías. Se giró hacia a su compañera y susurró en un tono muy bajo; sabía que podría escucharle.
“Chris, cuidado con ese hombre… no tiene nada que ver con lo que hemos enfrentado hasta ahora. Si intentamos atacar directamente estamos muertas. Pero va a acabar sintiendo nuestra presencia eventualmente, así que ayudemos a Zero desde la distancia. Nuestro trabajo aquí es darle aperturas al único capaz de hacerle daño.”
Y eso hizo. Tomó posición lejos de Christa, teniendo en cuenta el área de los ataques del Legionario, no era buena idea quedarse en el mismo sitio. Y entonces esperó a el aviso de Nissa de que Zero iba a atacar, usando a Khione para dar una fuerte estocada, creando una bala cargada de energía elemental de hielo, que se movió rápidamente a la espalda del viejo sin demasiada precisión por motivos evidentes.
Como era de esperar, bloqueó el ataque fácilmente, derritiendo la bala con su fuego. Giró la cabeza en la dirección en la que había disparado para mirarle, y en los instantes que consiguió que devolviese la mirada, Zero tuvo la oportunidad de pegarle un potente gancho, lanzándole por los aires contra una pared de cemento, destrozándola con el impacto.
Christa
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Lo que había comenzado como una cita romántica pronto se transformó en una situación donde ya había muerto gente. La mente de Christa bloqueó intencionalmente los cadáveres de los ancianos y de la niña, el llanto desgarrador del padre y los gritos de la muchedumbre que se alejaba de la batalla. Había visto tanta muerte en la choza de la Bruja que algo se había apagado dentro de ella, algo había dejado de funcionar y la muerte ya no tenía el mismo significado que antes.
—Sí, tienes razón. Debemos crear la oportunidad para que podamos escapar de Yellow Spice —le respondió a su compañera—. También tenemos que avisarles a los chicos que preparen el barco para zarpar cuanto antes.
La marine cargó con una poderosa estocada en contra del legionario, quien simplemente derritió la bala de hielo con su poderoso fuego. Por fortuna, esto le permitió a Zero conectar un buen gancho que envió a volar al viejo de cabellos canos. Algo así no bastaría para derrotar a alguien de su calibre, pero era un buen comienzo; además el verdadero objetivo era crear una oportunidad para huir.
Christa miró a su alrededor para usar el entorno a su favor como solía hacerlo, pero solo había unos cuantos escombros, calles enredadas que desconocía y un montón de gente huyendo despavoridamente del fuego y la pelea. Tampoco sabía qué ruta de escape usarían ni tenía materiales ni tiempo para realizar trampas y así asegurar la huida. Al final era casi imposible evitar un combate directo contra La Legión.
Localizó al objetivo entre los escombros, levantándose con tan solo un hilillo de sangre corriéndole por la barbilla desde los labios. Era un tipo duro. Tensó la cuerda del arco sin preocuparse del ruido y se asomó tan solo un poco para poder apuntar. La garganta del legionario estaba en la mira, sin embargo, había demostrado tener unos reflejos impresionantes. Debía esperar un poco más para el momento indicado. No obstante, la decisión de la princesa fue interrumpida cuando vio que una mujer de cabellos negros, empuñando una larga katana con ambas manos, se dirigía hacia Elyria acompañada de cuatro soldados.
Estamos en desventaja… El viejo es más fuerte que nosotras y encima nos superan en número, pero no podemos rendirnos ahora, se dijo a sí misma tras tomar una decisión. Lo siento por estos soldados, pero no puedo permitirme ser compasiva con ellos, no si quiero ayudar a Ely y a Zero.
Mientras la princesa se preparaba para disparar, Kaia escalaba hasta el tejado de una casa para entonces flanquear a la escaramuza que se acercaba a Elyria. La princesa disparó y ambas flechas atravesaron la avenida. Ambos proyectiles se clavaron en la garganta de uno de los soldados, muriendo en el acto. Antes de que reaccionaran, la leona saltó sobre otro de los hombres y sus fauces encontraron la garganta de la víctima. La legionaria, quien parecía ser la líder de ese escuadrón, dio un paso hacia delante con la intención de decapitar a la leona. Sin embargo, un enfurecido Loki se abalanzó sobre la espadachina y evitó así la muerte de su hermana. El león estaba herido, pero esas heridas poco significaban para una bestia de su envergadura.
El DDM de la princesa sonó.
—No, nos hemos metido en problemas. ¡Claro que no fue nuestra culpa! Eso da igual, prepara el barco y asegura una ruta de escape, por favor. Y date prisa, Michigan, no sé cuánto podamos resistir aquí —respondió el llamado.
—Sí, tienes razón. Debemos crear la oportunidad para que podamos escapar de Yellow Spice —le respondió a su compañera—. También tenemos que avisarles a los chicos que preparen el barco para zarpar cuanto antes.
La marine cargó con una poderosa estocada en contra del legionario, quien simplemente derritió la bala de hielo con su poderoso fuego. Por fortuna, esto le permitió a Zero conectar un buen gancho que envió a volar al viejo de cabellos canos. Algo así no bastaría para derrotar a alguien de su calibre, pero era un buen comienzo; además el verdadero objetivo era crear una oportunidad para huir.
Christa miró a su alrededor para usar el entorno a su favor como solía hacerlo, pero solo había unos cuantos escombros, calles enredadas que desconocía y un montón de gente huyendo despavoridamente del fuego y la pelea. Tampoco sabía qué ruta de escape usarían ni tenía materiales ni tiempo para realizar trampas y así asegurar la huida. Al final era casi imposible evitar un combate directo contra La Legión.
Localizó al objetivo entre los escombros, levantándose con tan solo un hilillo de sangre corriéndole por la barbilla desde los labios. Era un tipo duro. Tensó la cuerda del arco sin preocuparse del ruido y se asomó tan solo un poco para poder apuntar. La garganta del legionario estaba en la mira, sin embargo, había demostrado tener unos reflejos impresionantes. Debía esperar un poco más para el momento indicado. No obstante, la decisión de la princesa fue interrumpida cuando vio que una mujer de cabellos negros, empuñando una larga katana con ambas manos, se dirigía hacia Elyria acompañada de cuatro soldados.
Estamos en desventaja… El viejo es más fuerte que nosotras y encima nos superan en número, pero no podemos rendirnos ahora, se dijo a sí misma tras tomar una decisión. Lo siento por estos soldados, pero no puedo permitirme ser compasiva con ellos, no si quiero ayudar a Ely y a Zero.
Mientras la princesa se preparaba para disparar, Kaia escalaba hasta el tejado de una casa para entonces flanquear a la escaramuza que se acercaba a Elyria. La princesa disparó y ambas flechas atravesaron la avenida. Ambos proyectiles se clavaron en la garganta de uno de los soldados, muriendo en el acto. Antes de que reaccionaran, la leona saltó sobre otro de los hombres y sus fauces encontraron la garganta de la víctima. La legionaria, quien parecía ser la líder de ese escuadrón, dio un paso hacia delante con la intención de decapitar a la leona. Sin embargo, un enfurecido Loki se abalanzó sobre la espadachina y evitó así la muerte de su hermana. El león estaba herido, pero esas heridas poco significaban para una bestia de su envergadura.
El DDM de la princesa sonó.
—No, nos hemos metido en problemas. ¡Claro que no fue nuestra culpa! Eso da igual, prepara el barco y asegura una ruta de escape, por favor. Y date prisa, Michigan, no sé cuánto podamos resistir aquí —respondió el llamado.
Elyria Priscraft
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“Ese hijo de puta se ha levantado como si nada del golpe… Va a ser una batalla muy complicada, Ely,” dijo Nissa, que seguía describiendo todo lo que veía. Elyria seguía concentrándose en usar su Haki de observación, pudiendo sentir la posición aproximada de los dos combatientes, y parte de sus ataques. Pero tenía que acostumbrarse a que le saliese naturalmente, gastaba demasiada energía en algo tan básico, y eso que había estado tres semanas entrenando en el barco.
“¡Cuidado Ely, vienen detrás de—“
Sus palabras fueron interrumpidas por el silbido de varias flechas siendo lanzadas. Por unos segundos llevó su atención a esas nuevas presencias, parecían ser cinco personas, pero solo una de ellas parecía fuerte. Las otras cuatro desaparecieron rápidamente, y trás una rápida explicación de Nissa, supo lo que había ocurrido.
“¡Kaia, Loki!” Gritó antes de lanzarse en dirección a la batalla entre los leones y la Legionaria. Ahora voy Zero, tengo que encargarme de una rata que se ha colado…
Poco a poco se había acostumbrado a usar las indicaciones de Nissa para moverse mejor. Usaban un sistema de reloj, indicando la hora para la dirección a la que tendría que girarse, moverse o golpear. También estaba volviendo bastante buena en medir distancias mentalmente, pudiendo caminar un par de metros en una dirección con bastante precisión. Lo malo era el tiempo que perdía desde que Nissa lo decía y ella lo escuchaba, claro.
En cualquier caso, se tiró encima suya, empujándola e inmovilizándola en el suelo. O intentándolo más bien, claro. Tenía más fuerza que ella, así que se la quitó del medio sin demasiada dificultad. Pero entonces escuchó a las leonas saltarle encima, y trás un rápido aviso e indicación de Nissa, dio un par de pasos hacia delante, clavando la katana en su pecho, atravesándo su cuerpo y clavándola en el suelo.
“¡Sigue viva Ely, fallaste!”
“Joder… es difícil apuntar al corazón sin ver nada. Lo siento, ratita. No era mi intención hacerte sufrir más de lo necesario…” Susurró antes de levantar a Khione y volver a clavarla en su pecho, esta vez sí, acabando con su vida. Se giró hacia la dirección de donde escuchaba a las leonas, y acarició suavemente su pelaje. “Gracias por todo.”
Entonces, sin perder ni un segundo más, volvió a las ruinas del restaurante, viendo desde una distancia segura como Zero seguía combatiendo con su padre. En un intento de ayudarle, volvió a hacer lo mismo que antes, lanzando una bala de hielo con una estocada de Khione. Pero no caería dos veces en el mismo truco. La esquivó sin dificultad, y la bala se clavó en el suelo, congelando un buen área a su alrededor pero sin hacerle daño a nadie. Y esta vez no le dejo a Zero ninguna apertura para atacar.
“¿Así que fuiste tú la que ayudó a escapar al gilipollas de mi hijo?” Le dijo el viejo sin girarse a mirarla, mientras bloqueaba una patada de Zero con los brazos sin apenas retroceder unos centímetros.
“¡Cuidado Ely, vienen detrás de—“
Sus palabras fueron interrumpidas por el silbido de varias flechas siendo lanzadas. Por unos segundos llevó su atención a esas nuevas presencias, parecían ser cinco personas, pero solo una de ellas parecía fuerte. Las otras cuatro desaparecieron rápidamente, y trás una rápida explicación de Nissa, supo lo que había ocurrido.
“¡Kaia, Loki!” Gritó antes de lanzarse en dirección a la batalla entre los leones y la Legionaria. Ahora voy Zero, tengo que encargarme de una rata que se ha colado…
Poco a poco se había acostumbrado a usar las indicaciones de Nissa para moverse mejor. Usaban un sistema de reloj, indicando la hora para la dirección a la que tendría que girarse, moverse o golpear. También estaba volviendo bastante buena en medir distancias mentalmente, pudiendo caminar un par de metros en una dirección con bastante precisión. Lo malo era el tiempo que perdía desde que Nissa lo decía y ella lo escuchaba, claro.
En cualquier caso, se tiró encima suya, empujándola e inmovilizándola en el suelo. O intentándolo más bien, claro. Tenía más fuerza que ella, así que se la quitó del medio sin demasiada dificultad. Pero entonces escuchó a las leonas saltarle encima, y trás un rápido aviso e indicación de Nissa, dio un par de pasos hacia delante, clavando la katana en su pecho, atravesándo su cuerpo y clavándola en el suelo.
“¡Sigue viva Ely, fallaste!”
“Joder… es difícil apuntar al corazón sin ver nada. Lo siento, ratita. No era mi intención hacerte sufrir más de lo necesario…” Susurró antes de levantar a Khione y volver a clavarla en su pecho, esta vez sí, acabando con su vida. Se giró hacia la dirección de donde escuchaba a las leonas, y acarició suavemente su pelaje. “Gracias por todo.”
Entonces, sin perder ni un segundo más, volvió a las ruinas del restaurante, viendo desde una distancia segura como Zero seguía combatiendo con su padre. En un intento de ayudarle, volvió a hacer lo mismo que antes, lanzando una bala de hielo con una estocada de Khione. Pero no caería dos veces en el mismo truco. La esquivó sin dificultad, y la bala se clavó en el suelo, congelando un buen área a su alrededor pero sin hacerle daño a nadie. Y esta vez no le dejo a Zero ninguna apertura para atacar.
“¿Así que fuiste tú la que ayudó a escapar al gilipollas de mi hijo?” Le dijo el viejo sin girarse a mirarla, mientras bloqueaba una patada de Zero con los brazos sin apenas retroceder unos centímetros.
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Elyria se sorprendió por unos segundos al escuchar las palabras del viejo. A ver, tenía todo el sentido del mundo que hubiese notado su presencia, le había atacado dos veces. Y si incluso ella era capaz de ver venir algunos ataques y sentir presencias con su Haki de Observación en desarrollo, no era muy difícil imaginar lo que podría hacer alguien que lo dominase. Lo más probable es que las hubiese visto desde el principio, pero que no se hubiese molestado en hacer nada por ni siquiera considerarlas una amenaza.
“Podría matarte en un momento, pero si tumbas al idiota de mi hijo me pensaré el perdonarte la vida,” dijo con una sonrisa macabra en su rostro, creando un látigo de fuego en su mano, atacando a Zero. El ex Legionario consiguió esquivar el primer golpe rodando hacia un lado, pero su padre movió el látigo en la misma dirección, golpeándole de lleno en el pecho.
“¡A-Aaah!” Gritó Zero, retorciéndose de dolor en el suelo mientras su padre le miraba por encima del hombro. Le había hecho una herida bastante fea, quemándole la ropa y la piel. Pero aguantó el dolor y se volvió a levantar.
Podría haberlo matado mientras estaba en el suelo… Puta rata sin honor, quiero verlo sufrir
Zero se lanzó contra el Legionario, intentando pegarle una patada voladora en la cara, pero fue bloqueado sin dificultad, obligándole a impulsarse hacia atrás para volver a su posición. Elyria tomo aire, mirando a su hombro, donde suponía que estaría Nissa. No sabía ni por qué se molestaba, supongo que estas costumbres son difíciles de sacar.
“No me pienso quedar mirando, y mis ataques a distancia no hicieron nada. Vamos.”
“Ely. A ver como te lo explico, si haces eso, estás muerta. No eres rival para ese desgraciado.”
“Lo se. No pienso enfrentarlo directamente. Pero tengo que sacar a Zero de aquí. El objetivo es huir, no derrotar—“
“No. Es demasiado peligroso, no hay nada que podamos hacer, Ely.”
“Tsk… No lo entiendes, Nissa.”
“¿El qué, tus ganas de morir?”
“No puedo abandonar a un aliado en el campo de batalla. Ya deje morir a la Villa, no pienso permitir que ocurra otra vez.”
“Por dios Ely, te sacaron a rastras. Y con razón, no puedes proteger a todo el mundo.”
“Lo se, pero hay una posibilidad de que—“
“¿De que le consigas hacer algo de daño? Si. Hasta que se cabree de verdad y os mate. E incluso morir sería una bendición, sabes lo que es estar encerrada. Y si te encierran aquí no vas a poder escapar tan fácilmente.”
“Lo se, lo se… Pero lo siento, voy a atacar. Contigo o sin tí.”
“Eres idiota… Pero no me queda más remedio que ir contigo. Así al menos aguantaras viva mas de unos segundos.
“Podría matarte en un momento, pero si tumbas al idiota de mi hijo me pensaré el perdonarte la vida,” dijo con una sonrisa macabra en su rostro, creando un látigo de fuego en su mano, atacando a Zero. El ex Legionario consiguió esquivar el primer golpe rodando hacia un lado, pero su padre movió el látigo en la misma dirección, golpeándole de lleno en el pecho.
“¡A-Aaah!” Gritó Zero, retorciéndose de dolor en el suelo mientras su padre le miraba por encima del hombro. Le había hecho una herida bastante fea, quemándole la ropa y la piel. Pero aguantó el dolor y se volvió a levantar.
Podría haberlo matado mientras estaba en el suelo… Puta rata sin honor, quiero verlo sufrir
Zero se lanzó contra el Legionario, intentando pegarle una patada voladora en la cara, pero fue bloqueado sin dificultad, obligándole a impulsarse hacia atrás para volver a su posición. Elyria tomo aire, mirando a su hombro, donde suponía que estaría Nissa. No sabía ni por qué se molestaba, supongo que estas costumbres son difíciles de sacar.
“No me pienso quedar mirando, y mis ataques a distancia no hicieron nada. Vamos.”
“Ely. A ver como te lo explico, si haces eso, estás muerta. No eres rival para ese desgraciado.”
“Lo se. No pienso enfrentarlo directamente. Pero tengo que sacar a Zero de aquí. El objetivo es huir, no derrotar—“
“No. Es demasiado peligroso, no hay nada que podamos hacer, Ely.”
“Tsk… No lo entiendes, Nissa.”
“¿El qué, tus ganas de morir?”
“No puedo abandonar a un aliado en el campo de batalla. Ya deje morir a la Villa, no pienso permitir que ocurra otra vez.”
“Por dios Ely, te sacaron a rastras. Y con razón, no puedes proteger a todo el mundo.”
“Lo se, pero hay una posibilidad de que—“
“¿De que le consigas hacer algo de daño? Si. Hasta que se cabree de verdad y os mate. E incluso morir sería una bendición, sabes lo que es estar encerrada. Y si te encierran aquí no vas a poder escapar tan fácilmente.”
“Lo se, lo se… Pero lo siento, voy a atacar. Contigo o sin tí.”
“Eres idiota… Pero no me queda más remedio que ir contigo. Así al menos aguantaras viva mas de unos segundos.
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Evidentemente, Zero y su padre habían seguido peleando mientras hablaba con Nissa, y por suerte no le habían atacado—aún. Claramente, el Legionario era más fuerte que Zero, pero al menos no era una diferencia aplastante, estaban lo suficientemente cerca como para que no fuese una paliza. Eso, o que se estaba conteniendo y jugando con la comida, ya había perdido una oportunidad de acabar con el.
En cualquier caso, Nissa le dio indicaciones de donde estaba cada uno y de como se movían, y Elyria preparó un ataque, esperando a el momento perfecto. Bueno no, no existía algo como un momento perfecto en estas situaciones, pero un momento que les pudiese dar algo de ventaja. Le dejó la tarea de determinar ese momento a Nissa.
Cuando escuchó su aviso, saltó hacia delante, impulsándose con las piernas con ayuda de una columna a medio destruir. A la vez que Zero atacaba de frente, Elyria fue a darle una fuerte patada voladora en la cabeza, cubriendo su pierna con una armadura de hielo por si usaba fuego para defenderse. El viejo la ignoró por completo, y se centró en bloquear el ataque de su hijo. Parece que no se esperaba es que Elyria tuviese tanta fuerza en las piernas, porque cuando conectó, fue estampado contra el suelo, destrozando el cemento por el golpe.
“¡Rápido Zero!” Gritó antes de sacar a Khione, intentando clavarla con ayuda de Nissa. Zero se unió rápidamente, cargando una potente onda de choque, pretendiendo destruir el interior de su cuerpo de un puñetazo. Se sincronizaron para atacar a la vez, pero entonces vieron—Nissa y Zero, claro—una sonrisa en el rostro del viejo.
“¡Atrás Ely!” Gritó Nissa en un tono de urgencia, así que eso hi—
Una explosión.
Una explosión los mando por los aires tanto a ella como a Zero, tan alto que ni siquiera chocaron contra ningún edificio, los pasaron todos por encima. Aún así, la propia fuerza de la explosión fue mas que suficiente para romper buena parte de sus huesos. Otra vez. Estaba empezando a cansarse de que le partiesen las costillas, en los últimos dos meses había pasado mas tiempo con estas rotas que intactas.
Por suerte sus piernas estaban bien, así que cuando empezó a caer, pudo usar su Sky Walk para estabilizarse en el aire y no acabar aún peor con la caída. Intentó agarrar a Zero, pero este la evitó, enrollándoselos como un armadillo justo antes de impactar contra el suelo de roca. Elyria aterrizó más gracilmente a su lado, tosiendo sangre y sacando un pañuelo de su bolsillo interior para limpiarse la boca.
“V-vamos—Escapar—Rápido—“
En cualquier caso, Nissa le dio indicaciones de donde estaba cada uno y de como se movían, y Elyria preparó un ataque, esperando a el momento perfecto. Bueno no, no existía algo como un momento perfecto en estas situaciones, pero un momento que les pudiese dar algo de ventaja. Le dejó la tarea de determinar ese momento a Nissa.
Cuando escuchó su aviso, saltó hacia delante, impulsándose con las piernas con ayuda de una columna a medio destruir. A la vez que Zero atacaba de frente, Elyria fue a darle una fuerte patada voladora en la cabeza, cubriendo su pierna con una armadura de hielo por si usaba fuego para defenderse. El viejo la ignoró por completo, y se centró en bloquear el ataque de su hijo. Parece que no se esperaba es que Elyria tuviese tanta fuerza en las piernas, porque cuando conectó, fue estampado contra el suelo, destrozando el cemento por el golpe.
“¡Rápido Zero!” Gritó antes de sacar a Khione, intentando clavarla con ayuda de Nissa. Zero se unió rápidamente, cargando una potente onda de choque, pretendiendo destruir el interior de su cuerpo de un puñetazo. Se sincronizaron para atacar a la vez, pero entonces vieron—Nissa y Zero, claro—una sonrisa en el rostro del viejo.
“¡Atrás Ely!” Gritó Nissa en un tono de urgencia, así que eso hi—
Una explosión.
Una explosión los mando por los aires tanto a ella como a Zero, tan alto que ni siquiera chocaron contra ningún edificio, los pasaron todos por encima. Aún así, la propia fuerza de la explosión fue mas que suficiente para romper buena parte de sus huesos. Otra vez. Estaba empezando a cansarse de que le partiesen las costillas, en los últimos dos meses había pasado mas tiempo con estas rotas que intactas.
Por suerte sus piernas estaban bien, así que cuando empezó a caer, pudo usar su Sky Walk para estabilizarse en el aire y no acabar aún peor con la caída. Intentó agarrar a Zero, pero este la evitó, enrollándoselos como un armadillo justo antes de impactar contra el suelo de roca. Elyria aterrizó más gracilmente a su lado, tosiendo sangre y sacando un pañuelo de su bolsillo interior para limpiarse la boca.
“V-vamos—Escapar—Rápido—“
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Nissa vió como Zero se levantaba del suelo, sacudiéndose la ropa de polvo por el golpe. Aunque bueno, viendo lo chamuscada que estaba, no sabía ni por qué se molestaba. Se fijó en que su brazo derecho, el que había usado para intentar golpear a su padre en ese último ataque, estaba completamente destrozado, aunque por suerte aún colgaba de su hombro. Al menos por ahora, el doctor sabría que hacer. Por supuesto, le comunicó todo esto a Elyria, que no podía verlo por si misma.
Y hablando del doctor, tenían que salir de aquí cuanto antes, si esa rata del gobierno volvía… Tendrían un problema, desde luego. Entonces sintió un poderoso haki entrar en su radar, ese hijo de puta se estaba acercando de nuevo, tenían que esconderse.
“¿Puedes seguirme Ely?” Preguntó el ex Legionario, que no sabía sobre Nissa, pero sospechaba que había algo que le permitía moverse así aun estando ciega.
“Si, vamos. Necesitamos un escondite,” respondió Elyria, usando la ayuda de Nissa para seguirle en su carrera.
“¿Escondite? Solo hay rocas por aquí, ese desgraciado no se rendirá tan fácil, es capaz de destruir todo esto solo para encontrarme…”
“Joder. En la que me he metido para ayudar a alguien que solía ser una rata, como ese viejo…”
“Si. Pero vamos, no hay tiempo, tenemos que llegar al barco de una vez y salir de esta isla del infierno. No tendríamos que haber bajado aquí, todo pintaba mal.”
“Demasiado tarde para arrepentirse de eso, Zero.”
“Como sea. Sigo sintiendo su presencia, nos esta siguiendo. Por suerte no es tan rápido, solía decir que entrenar esas cosas era para cobardes que solo saben huir.”
“Menudo gilipollas, ni que solo sirviese para eso.”
“Era el más fuerte de su promoción, pero no el más listo, Ely. En cualquier caso, intenta dejar la mente en blanco y sígueme, le hará la vida más dificil.”
“¿Cómo?”
“No tengo tiempo de explicarte ahora, vamos.”
Entonces se quedaron callados, y Elyria pasó a modo automático, siguiendo ciegamente—guiño, guiño—las indicaciones de Zero y Nissa. Seguramente tendría algo que ver con como funcionaba el Haki de Observación, pero ya se preocuparía de ello más tarde, ahora tenían que salir de la isla. Vivos, a poder ser.
Finalmente, consiguieron llegar al barco de Michigan, que estaba listo para zarpar. Se dejaron caer en la cubierta, escondiéndose rápidamente y dejando la mente en blanco, intentando ocultar su presencia como le había dicho Zero. Poco después, estaban en alta mar, habían conseguido escapar.
Y hablando del doctor, tenían que salir de aquí cuanto antes, si esa rata del gobierno volvía… Tendrían un problema, desde luego. Entonces sintió un poderoso haki entrar en su radar, ese hijo de puta se estaba acercando de nuevo, tenían que esconderse.
“¿Puedes seguirme Ely?” Preguntó el ex Legionario, que no sabía sobre Nissa, pero sospechaba que había algo que le permitía moverse así aun estando ciega.
“Si, vamos. Necesitamos un escondite,” respondió Elyria, usando la ayuda de Nissa para seguirle en su carrera.
“¿Escondite? Solo hay rocas por aquí, ese desgraciado no se rendirá tan fácil, es capaz de destruir todo esto solo para encontrarme…”
“Joder. En la que me he metido para ayudar a alguien que solía ser una rata, como ese viejo…”
“Si. Pero vamos, no hay tiempo, tenemos que llegar al barco de una vez y salir de esta isla del infierno. No tendríamos que haber bajado aquí, todo pintaba mal.”
“Demasiado tarde para arrepentirse de eso, Zero.”
“Como sea. Sigo sintiendo su presencia, nos esta siguiendo. Por suerte no es tan rápido, solía decir que entrenar esas cosas era para cobardes que solo saben huir.”
“Menudo gilipollas, ni que solo sirviese para eso.”
“Era el más fuerte de su promoción, pero no el más listo, Ely. En cualquier caso, intenta dejar la mente en blanco y sígueme, le hará la vida más dificil.”
“¿Cómo?”
“No tengo tiempo de explicarte ahora, vamos.”
Entonces se quedaron callados, y Elyria pasó a modo automático, siguiendo ciegamente—guiño, guiño—las indicaciones de Zero y Nissa. Seguramente tendría algo que ver con como funcionaba el Haki de Observación, pero ya se preocuparía de ello más tarde, ahora tenían que salir de la isla. Vivos, a poder ser.
Finalmente, consiguieron llegar al barco de Michigan, que estaba listo para zarpar. Se dejaron caer en la cubierta, escondiéndose rápidamente y dejando la mente en blanco, intentando ocultar su presencia como le había dicho Zero. Poco después, estaban en alta mar, habían conseguido escapar.
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Unos dias después estaban en alta mar. El doctor había revisado y tratado sus heridas, y ahora estaban descansando un poco y recuperándose. Tendrían que estar en forma cuando llegasen a Momojiro para buscar a la hija de Zero, algo le decía que no se lo iban a poner para nada fácil. Lo cual también significaba que no se podía quedar con los brazos cruzados, tenía que terminar de dominar el Haki de Observación. La batalla en Yellow Spice le había ayudado bastante, pero aún le quedaba un último empujón.
Se levantó de la cama, saliendo a cubierta. Aún le dolía terriblemente el cuerpo por las heridas y los huesos rotos, pero no tenía intención de quedarse semanas sin hacer nada de nuevo. Ya le había pedido permiso al doctor, y después de ajustar un par de cosas y ponerle un vendaje algo más rígido, le dio el permiso. Intentó buscar a Zero usando el Haki, y sorprendentemente consiguió sentir su presencia y su posición aproximada. Aún no era especialmente preciso, pero ya mejoraría con el tiempo.
Unos segundos después sintió como la presencia se movía, y entonces como le golpeaban la cabeza y tiraban al suelo. Evidentemente, Nissa no le avisó de nada, el entrenamiento perdería todo el sentido si lo hacía. Fue a levantarse, pensando que estaría a salvo mientras lo hacía. Pero no, Zero volvió a tumbarla de un puñetazo.
“Tsk. Tengo que estar más atenta.”
El ex Legionario se quedo callado. No era tan idiota como para ayudarle a revelar su posición hablando y darle ese instante que necesitaba para salir. En vez de eso, se concentró en su presencia. Funcionó. Y lo esperaba, lo lograba cuando estaba en situaciones extremas o cundo ponía toda su concentración en ello, pero tenía que conseguir que le saliese tan natural como respirar.
Volvió a levantarse, esta vez más atenta. Vio venir uno de los ganchos de Zero, y esta vez pudo agachar la cabeza a tiempo y levantarse. Entonces sintió como intentaba embestirle. Se movió hacia un lado glacialmente, esquivándolo, pero entonces sintió una patada en su espalda y volvió a caer de cara al suelo. Debería haber visto venir esa, soy lo suficientemente rápida como para esquivarlo…
“Oye Zero, me vas a reventar las costillas si me vienes así de frente,” dijo riendo mientras se tocaba el pelo con los dedos. Esta vez si que le respondieron.
“Entonces no dejes que te golpee. No pienso contenerme. Bueno, un poco sí, tampoco es plan de matarte.”
“Je, bien dicho, ¡sigamos!”
“Elyria y Zero siguieron entrenando durante varios días, mejorando poco a poco su dominio del Haki. Esta vez, cuando estaba paseando por cubierta y Zero intento atacarle, lo pudo esquivar sin problemas. Por fin se había convertido en parte de ella, y no en una habilidad que solo podía usar en ocasiones muy especificas o concentrándose mucho. Ahora formaba parte de su arsenal, aunque claro, aún le quedaba mucho por aprender sobre esto, era su deber seguir entrenando y entrenarlo para perfeccionarlo.
Se levantó de la cama, saliendo a cubierta. Aún le dolía terriblemente el cuerpo por las heridas y los huesos rotos, pero no tenía intención de quedarse semanas sin hacer nada de nuevo. Ya le había pedido permiso al doctor, y después de ajustar un par de cosas y ponerle un vendaje algo más rígido, le dio el permiso. Intentó buscar a Zero usando el Haki, y sorprendentemente consiguió sentir su presencia y su posición aproximada. Aún no era especialmente preciso, pero ya mejoraría con el tiempo.
Unos segundos después sintió como la presencia se movía, y entonces como le golpeaban la cabeza y tiraban al suelo. Evidentemente, Nissa no le avisó de nada, el entrenamiento perdería todo el sentido si lo hacía. Fue a levantarse, pensando que estaría a salvo mientras lo hacía. Pero no, Zero volvió a tumbarla de un puñetazo.
“Tsk. Tengo que estar más atenta.”
El ex Legionario se quedo callado. No era tan idiota como para ayudarle a revelar su posición hablando y darle ese instante que necesitaba para salir. En vez de eso, se concentró en su presencia. Funcionó. Y lo esperaba, lo lograba cuando estaba en situaciones extremas o cundo ponía toda su concentración en ello, pero tenía que conseguir que le saliese tan natural como respirar.
Volvió a levantarse, esta vez más atenta. Vio venir uno de los ganchos de Zero, y esta vez pudo agachar la cabeza a tiempo y levantarse. Entonces sintió como intentaba embestirle. Se movió hacia un lado glacialmente, esquivándolo, pero entonces sintió una patada en su espalda y volvió a caer de cara al suelo. Debería haber visto venir esa, soy lo suficientemente rápida como para esquivarlo…
“Oye Zero, me vas a reventar las costillas si me vienes así de frente,” dijo riendo mientras se tocaba el pelo con los dedos. Esta vez si que le respondieron.
“Entonces no dejes que te golpee. No pienso contenerme. Bueno, un poco sí, tampoco es plan de matarte.”
“Je, bien dicho, ¡sigamos!”
“Elyria y Zero siguieron entrenando durante varios días, mejorando poco a poco su dominio del Haki. Esta vez, cuando estaba paseando por cubierta y Zero intento atacarle, lo pudo esquivar sin problemas. Por fin se había convertido en parte de ella, y no en una habilidad que solo podía usar en ocasiones muy especificas o concentrándose mucho. Ahora formaba parte de su arsenal, aunque claro, aún le quedaba mucho por aprender sobre esto, era su deber seguir entrenando y entrenarlo para perfeccionarlo.
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