Mercado moviliario extraño en Merveille [Morgoth - Berry]

Aquella isla me estaba gustando más de lo que pensaba que podría. El encuentro con el calvo aquel me permitió descubrir algo importante de la isla que de otra forma a lo mejor no me hubiese atrevido a hacerlo por mi propia cuenta. Sí era el momento para asentarme en algún lugar, aunque tampoco debía de perder mi horizonte.

Como me había dicho el maestro muchas veces, antes de lanzarte al ataque piensa, y sin duda aquello en esta ocasión era necesario. Los animales que allí había sin duda alguna eran tremendamente poderosos, y lo que me parecía más importante. Eran activos que me harían aumentar mi poder rápidamente. No era que ahora fuese alguien débil, sino que debía superar el límite que tengo en este momento.

Me levanté de la cama del hotel en el que me hospedaba y me arreglé. Iba a iniciar un día largo y había tomado una decisión importante. Me quedaría en aquella isla una temporada larga para mejorar y con ello aumentar mis números.

Mientras pensaba por donde empezar a buscar, cual sería la mejor isla en la que asentarme y otros pormenores del asunto desayuné tranquilamente. Antes de salir del hotel pasé por la recepción para informarme un poco.

-Disculpe, en este archipiélago ¿cuál es la isla más poblada? Y necesitaría saber también cual es el principal medio de transporte entre las islas. Tenía intención de visitarlas un poco y esta información me sería de gran ayuda.

-Pues en la que estamos ahora es la segunda más poblada, la isla que se encuentra al sur de esta se la más poblada de todas, por suerte es en la que los animales son menos peligrosos y eso les permite salir un poco más y prosperar más – me informó el chico amablemente – Si me permite el lujo de recomendarle solo una cosa, intente no ir a las islas que se encuentran debajo. Son más pequeñas, y se han escuchado rumores de que suele haber más problemas, son… más delictivas, quizás por que están más cerca de la superficie. En cuanto al medio de transporte, los lugareños usamos nuestras alas, mientras que los turistas suelen usar unos globos que hay en varios puntos de las ciudades, esta tiene tres.

-Entiendo. Globos para viajar no ir a las de abajo y como siempre no salir del perímetro de los árboles ¿cierto?

-Así es señor.

-Sencillo. Gracias.

Tras despedirme salí del edificio para comenzar. Caminé un poco por la ciudad viendo como la gente se ganaba la vida como la que podía verse en las islas en tierra firme, aunque todo parecía mucho más rural. En mi paseo acabé llegando a uno de los puestos de globo para el transporte.

En los últimos días Berry había usado sus alas para moverse de isla en isla ya que los lugareños así lo hacían. Pero había visto globos viajando entre las mismas y al preguntar le comentaron que se trataba del transporte para ciudadanos o turistas sin alas.

La zorra no pensaba perderse otro día sin probar aquella experiencia, por lo que allí se encontraba vestida con una sudadera roja sin mangas que era decorada con la palabra "Baloons!" de lado a lado del busto, unos pantalones cortos de color verde ajustados a su cuerpo pero dejando el hueco para su esponjosa cola negra y dorada.

Completaba su atuendo con unas gafas de sol tornasoladas y una gorra con la misma palabra de su remera de color negra. En una mano llevaba tres globos azules, y en la otra un pequeño artilugio sonoro que al soplarlo hacia un chirrido gracioso (al menos para ella). Y para completar una mochila que se notaba cargada de cosas de un color azul, donde la mink había metido entre muchas otras cosas su equipo de entrenamiento y un almuerzo para dos personas.

—¡Iremos en globo! ¡Iremos en globo!—

Gritaba emocionada como niña pequeña mientras saltaba y se movía ansiosa por subir al transporte pese a que la fila avanzaba más lento que un den den mushi. Era un contraste curioso ver a alguien con un cuerpo tan grande y trabajado comportarse como una chiquilla impaciente aunque tierno de cierta manera. La mink observó a un nuevo turista llegando al puesto y dado a que justo le tocaba hacer pareja con ella el pobre desconocido debería escuchar a Berry.

—¡Wiii! No iré sola, ¿Un globo? En mi mochila tengo algo de comida por si quieres una bola de arroz, agarra sin miedo. ¿Te has subido alguna vez? Dicen que no se siente tan natural como volar pero tienen música. ¡Globo, globo, globo!—

La zorra comenzó su habitual presentación pegada a su acompañante ofreciendo un globo de los tres y sin respeto por el espacio ajeno, incluso chocando sin querer su cuerpo contra el recién llegado por descuidos propios de su emoción. Los turistas chitaron un "¡Shhh!" masivo, venían soportando a Berry por casi veinte minutos.

—¡Que maleducados! Pero yo también me olvidé de presentarme, soy Berry. ¡Es un placer compañero! ¿Tienes nombre? ¡Vamos a pasarla bien juntos!—

La zorra extendió su garra tras haberse guardado la pequeña corneta en su bolsillo trasero, dedicando una sonrisa de oreja a oreja al humano que le acompañaría. Se le notaba de muy buen humor ese día, deseando iniciar cuanto antes el viaje en globo.

A medida que me acercaba pude ver que había algo de bullicio alrededor del aparato volador, provocado principalmente por una niña o más bien adolescente que exaltaba emoción por donde se mirase. Pude notar muchas miradas de desagrado hacia la muchacha supuse que porque montaba bastante alboroto, aunque a mi me causó algo de gracia. Sin embargo, al mirar a la chiquilla el olor que desprendía me resultó curioso, como si desprendiese varios, podía distinguir un amarillo intenso, pero que quedaba mezclado con un color azul cían bastante fuerte en comparación al amarillo.

Todavía a unos cuantos metros del lugar agité el abrigo largo y de entre los pliegues interiores, en realidad la sombra salió Raven volando.

-Vigila el cielo en el viaje – Le ordené según salió.

Cuando llegué al lugar, me dijeron que iría con aquella jovencita emocionada que montaba escándalo. Tal y como me esperé esta saltó de alegría por no ir sola en el globo. Y viéndolo bien el globo aunque grande quizás podrían ir unas cinco personas.

-¡Wiii! - le respondí saltando también emocionado, aunque fuese un poco fingido – Podré hacer una amiga en mi primerito vuelo. Nekkikyū, Nekkikyū, Nekkikyū.

A continuación la chica se presentó como Berry, aunque no me dijo la raza de la que era y me ofreció un globo azul que llevaba en una de sus zarpas.

-Por su puesto que tengo nombre. Recuerdalo, porque es el de alguien super importante, Morgoth. Aunque ahora que lo pienso, en verdad no me conoce nadie, a parte de mis padres. Jajajaja – contesté dándome un pequeño golpe con los nudillos a un la de la cabeza mientras sacaba la lengua.

Mientras hablábamos, pude notar como Raven sobrevolaba a un par de decenas de metros el globo y hacia círculos, durante un momento me centré el él y usé su mirada para ver los alrededores. Gracias a eso pude localizar la isla a la que se dirigiría el globo. Estaba a un par de cientos de metros, pero con la experiencia que había tenido, no era eso lo que me preocupaba  del viaje, sino los visitantes inesperados.

-Por cierto Berry, has que esto no es tan natural como volar, ¿qué te hace pensar eso?, a fin de cuentas no tienes suelo firme bajo los pies, ¿no sería igual? - La frase que había dicho cuando no emparejaron, yo había podido experimentar algo parecido solo cuando Raven volaba y me ponía en su vista, pero la sensación no me cambiaba, sin duda escondía algo.

La zorra sonrió mientras escuchaba a su nuevo amigo platicar sobre el hecho de que este era su primer viaje y se ponían a saltar juntos. Siempre había una primera vez para todo y la mink estaba bastante entusiasmada por ver que tan emocionante era en verdad el globo, la fila era de por sí una experiencia lenta pero divertida si tenía chances de intercambiar palabras con otro pasajero.

—¡Claro ya tienes una y pronto tendrás más amigos! Es genial que para ambos sea nuestro primer viaje, así ninguno le arruina la sorpresa al otro.—

La zorra guiñó el ojo mientras escuchaba con atención que el muchacho parecía ser famoso o importante, cosa que aprovechó para acercarse a su cuello y olfatear como un cachorro, sin dudas le sería más sencillo recordar su aroma que solo su nombre. Tras unos segundos la mink volvió a su postura erguida mientras reía por aquel chiste.

—¡Supongo que ya lo serás! Me será sencillo recordar tu aroma Morgoth... mmm... ¿Super importante? ¿Tienes algún negocio en marcha o te desempeñas en algún trabajo super importante? ¡Eres agente secreto! ¡Oh no! Si eso es así te he descubierto, si te descubro te despedirán y si te despiden será mi culpa... ¡Cocinero discreto! ¡Así es no hay ningún agente por aquí!—

La mink trató de cambiar el tema temiendo que por su torpeza despidieran al agente M, si era tan evidente que le dijo lo que no le conocían para mantener su fachada. La mink nuevamente había tardado en descubrir esto y ahora debería centrar la atención en otros temas para que Morgoth pudiera desempeñarse sin problemas durante el viaje en globo.

—Cuando vuelas no hay suelo bajo tus pies, tampoco te mueves sin pensar, debes aplicar fuerza en tus alas y saber cuando dejarte arrastrar por la corriente. ¡Y el aterrizaje es un martirio! Pero supongo que te pasas tanto tiempo pensando en eso que no puedes solo relajarte y admirar el paisaje mientras todo el trabajo lo hace otro. ¡Por eso el globo es tan divertido! Solo debes relajarte y disfrutar.—

Explicó la mink mientras con sus manos gesticulaba las diferentes acciones que debían tomarse al volar y como costaba bastante centrarse en solo disfrutar a no ser que se tuviese mucha práctica o algunos meses utilizando la técnica hasta memorizar por completo los tiempos. La zorra demostraba su conocimiento de las alturas pese a no tener alas visibles y comentando que en esa isla los vientos no eran tan violentos como en otros lugares.

—Pero mucho hablar de vuelos, lo importante es que queda poco para el globo. ¡Mira solo quedan seis personas delante! El próximo será nuestro.—

Comentó tras haberse extendido demasiado y señalando que la fila lentamente se estaba haciendo más corta. Era probable que luego de las últimas tres parejas ellos fuesen los siguientes en montar el globo, lo que hizo a Berry comenzar a lamer su garra libre volviendo a pegar unos saltitos de emoción.

La chica se acercó demasiado a mí, hasta el punto que casi pegó su nariz a mi cuello. Aquello me sorprendió un poco, pero al pensarlo un poco lo comprendí. Era mitad animal, o tenía una akuma que le hacía medio animal por ello el olor le sería algo fácil de recordar. Iba a esperar a que se retirase, sin embargo se me pasó por la cabeza algo más gracioso. Incliné mi cabeza hacia su cuello y comencé a olfatearla también. Al hacerlo me percaté también de que los olores que había percibido antes eran claramente diferentes y con puntos de origen diferentes, uno un perfume y el otro la propia chica.

Cuando se retiró hice lo propio y le escuche confirmar mis pensamientos y sus dudas.

-La verdad es que no tengo un trabajo importante ni nunca he echo nada remarcable en mi vida, mucho menos espía, no tengo ningún tipo de dote como espía, quiero decir, me comporto por lo normal como un crio que hace bromas y el tono cada vez que puede – expliqué, para luego concretar un poco más –. Hago pequeños trabajo aquí y allí ayudando a unos u otros. A poco que hago poco a poco voy ganándome la vida. Sin embargo, acepto tu discreción.


La cola fue avanzando hasta que solo quedamos los dos para subir en el siguiente que estaba aterrizando. En el globo que iba a partir en aquel momento el piloto les estaba explicando algo, supongo que medidas de seguridad o cosas así. En ese momento, Berry comenzó a explicarme lo que era volar y como se sentía uno cuando lo hacía.

-¡Espera espara! ¡¿Me estás diciendo que puedes volar?! - pregunté fascinado – Pero eso es un alucine total ¿no? No tienes que depender de este tipo de cosas, aunque te preocupes de aterrizar. Jo, a mi me encantaría poder volar, pero no puedo ni planear en caída libre.

Acababa de aterrizar el globo que nos llevaría a la isla, bajaron un par de personas y cuando nos dieron paso me adelanté para subir, mientras iba dando pequeños brinquitos con cara de felicidad. El piloto me abrió la puerta y pasé dejando unas monedas de pago por el tiquet de viaje. Al subir me percaté de una cosa en el suelo que apenas desentonaba un poco del color de la cesta, un pequeño ratón, algo sorprendente dado los animales que había visto.

Me acerqué a él y me agaché sacando mi linterna del bolsillo, se le notaba asustado, miré que no me viese nadie y con la linterna la pasé por su sombra, separándola e introduciéndola en la mía rápidamente.

-Mira mira, tendremos un amiguito más en el viaje – le informé señalandole con la linterna al animal.

El chico le había olfateado, eso le gustaba, Berry adoraba la atención y el gesto le hizo sentirse deseada en una giro de acontecimientos algo divertidos. Escuchó al joven explicarle que no era un espía, un civil honrado trabajando de pequeñas cosas en busca de hacerse un nombre. Creíble, de no ser porque era justo lo que un buen agente secreto diría, la zorra asintió guiñando su ojo en señal de que su supuesto secreto estaba a salvo con ella.

—Ayudar a otros siempre es recompensado, descuida que tus trabajos están seguros en mis garras.—

Respondió la mink finalmente, en su cabeza la idea de que Morgoth era un agente secreto ocupado en una misión secreta no se le iba a borrar. Además hacía de ese viaje en globo algo muy emocionante, la zorra estaba creando su propia pelicula en la cabeza quizás por culpa de su emoción por el globo.

—Volar es divertido, simplemente te tiras de un lugar alto y mueves tus alas. Aunque si no tienes alas va a dolerte bastante, pero la vida debe vivirse con emociones fuertes ¿Verdad?—

La zorra comenzó a reír mientras avanzaban, si bien ella podía volar por lo vago de su explicación pareció que se lanzaba como loca por lugares altos y si bien lo hacía, su cuerpo no mostraba signos de tener alas solo un pelaje suave y bonito que le recubría como a un peluche felpudo.

Al momento de subir la mink no ocultó su emoción saltando y festejando el subir finalmente al globo, como toda una fan del transporte comenzó a mirar por los costados de la cesta e incluso apoyó su mochila para sacar la comida para el viaje. Fue entonces cuando su compañero le llamó la atención, la zorra se giró observando al pequeño roedor.

—¡Qué tonta! No sabía que traían comida incluida...—

Comentó al joven, había tomado una postura de cuatro patas cercando al pequeño como un depredador y moviendo su cola en señal de alerta. Estaba por saltar a devorarlo cuando el globo se comenzó a mover y la mink salió rodando para el extremo opuesto, volviendo a su actitud común. Se preguntó si acaso eso era una señal, el ratón se ocultaba tras de Morgoth y recordó que mencionó que este era su amigo.

¿Y si amigo era un código secreto? Y si el ratón no era un ratón si no el agente secreto ratoncito, un agente infiltrado en viajes de globo para espiar bajo las faldas de las mujeres. ¡Y ahora le estaba informando de sus resultados! Por poco mataba a un agente de la ley, Berry creyó entender lo sucedido y se acercó a su compañero para admirar las vistas.

—Lo siento, no me di cuenta de que ratoncito era el agente ratoncito. Deberían ponerle un sombrero o siempre lo confundirán con comida. ¿Y qué te está diciendo? ¿Alguna chica llevaba algo sospechoso bajo sus faldas?—

La mink mordió una bola de arroz mientras fijaba su mirada en el paisaje, unas vistas que muchas veces no podían disfrutarse, el viaje había iniciado tranquilo y la luz del sol dibujaba pinceladas entre las islas flotantes. Ahora deberían esperar un rato hasta pisar tierra firme, pero la mink no tenía ninguna prisa en bajarse de su querido globo.

La joven parecía no terminar de creerse que no era un espía, pero no le di más importancia, quizás el futuro me esperara un camino que pudiese acercarme a eso, pero la verdad era que no tenía demasiado entusiasmo por ese trabajo. Luego prosiguió sobre lo divertido que era volar, aunque no me dijo como lo hacía ella, simplemente que se lanzaba desde algún lugar alto y ya estaba, a mi eso me parecía más planear que volar.

-Bastante temerario eso de saltar y listo la verdad. Supongo que primero tienes que saber que puedes volar.

La chica emocionada no se dio cuenta de lo que había echo, sin embargo, cuando le enseñe al ratón, lo llamó comida, cosa que me sorprendió, dado que aunque era medio animal, no me había parecido un gato que comía ratones. Se puso en una postura como si fuese un gato cazando a punto de lanzarse a por una presa a la que estaba acechando.

De pronto el globo hizo un movimiento brusco que hizo que la chica cayese al suelo, yo trastabillé y casi me caigo de no ser por la cesta a la que me agarré. Cuando me incorporé me percaté de que el ratón ya no lo tenía encima. Miré por la borda y pude ver un punto negro que se encontraba en caída libre.

La chica se acercó diciendo que sentía lo que había echo y que el ratón era un agente que trabajaba conmigo, de echo, afirmó que debían de ponerle sombrero si era un agente para poder distinguirlo. No sabía que responder ante aquella ida de olla.

-Pues, parece que el ratón no sabe volar – dije al verlo – Por cierto, ¿qué raza eres? No me parecías un gato, pero si te gustan tanto los ratones, quizás me equivoque yo.

Mientras seguía mirando por la cesta la caía del ratón algo pasó a gran velocidad por debajo de la cesta provocando otra sacudida y que comió al ratón. Aquello no me gustaba, demasiado grande aquel bicho, más aún teniendo en cuenta que tenía toda la ventaja en el aire.

-Tranquilos, es un lizor. No ataca a lo que es más grande que él, y el globo está completamente cubierto por el polvo de los árboles, no debería acercarse más de lo que lo ha echo – explicó el tipo que dirigía el globo.

Visto desde lejos, ciertamente parecía un ave rapaz, aunque bastante más grande, su cuerpo era como el de una persona y el triple de envergadura, aunque tenía dos pares de alas como una libélula, lo que me pareció que le daba más velocidad de la que tendría de forma normal. Aunque raro, un animal bastante bonito a mi parecer.

La mink sonrió por el hecho de ser llamada temeraria, de hecho lo era, desafortunadamente el agente ratoncito dio la vida valientemente en su misión. Berry se mostraba triste por aquello pero todo se desvaneció al ser llamada gato, su rostro se ensombrreció por unos segundos mientras su boca trituraba de forma violenta el arroz. Suspiró enojada mientras volvía en sí o al menos se recuperaba lo suficiente para no golpear algo y hacer un desastre en pleno vuelo.

—¿Acaso solo los gatos tienen derecho a comer ratones? ¿O solo los humanos a comer otros animales? Soy una zorra, mira mis orejitas y mi colita. Puedes acariciar, no encontrarás pelaje más suave y cuidado que el mío, incluso vas a querer morderlo, yo lo hago a diario.—

La mink comenzó a enseñar su cola y orejas a Morgoth para demostrar su punto de no ser un gato, en plena exposición de sus diferencias con un gato. Orejas en punta, cola felpuda, pelo grueso pero suave, sus tatuajes que esto eran algo externo pero según la mink era muy importante. El conductor, por su parte, les explicó sobre el animal que rondaba el globo. A Berry le pareció un pájaro grande, pero bastante curioso, sin embargo la curiosidad de la mink respondía más a un tema de actitud.

—¿Por qué no ataca cosas más grandes? ¿Cómo espera vivir más años si se queda en su zona de seguridad? Debería luchar contra cosas de su tamaño o pronto dejarán de existir, siempre hay algo grande buscando comida pero que sea grande no es sinónimo de peligro. ¡Entre más grande más fuerte caen!—

La zorra cuestionó al pájaro recordando que una parte vital para sobrevivir era desafiar los propios límites, cuanto más se expusiera al peligro su cuerpo alcanzaría nuevas cuotas de grandeza quizás inesperadas. Si ella se conformase con quedarse en su zona segura como aquella ave, nunca hubiera tomado un viaje en globo o conocido a otras personas interesantes a lo largo de sus aventuras.

—¿Qué piensas? ¿Debería pajarito salir del nido y arriesgarse? Aunque diese la vida sería un ejemplo para sus hermanos, como el agente ratoncito lo fue para otros ratones espias al buscar romper lo que la naturaleza dictaba. Puede que pajarito fuese un mártir pero sus hermanos aprenderían, todos aprendemos del fracaso y siempre seguimos una figura que nos inspira. ¿No le gustaría ser esa figura a seguir?—

Berry a veces se olvidaba de que un animal era idiota, al menos más que ella que contaba con un intelecto superior a las bestias por meros genes. Aunque siempre que lo pensaba le habían llamado tonta bastantes veces o loca, quizás hasta bruta y descuidada. Sonrió apreciando el vuelo de pajarito por el cielo, no creía que llegase a romper sus límites, eso era para los seres pensantes y no para un pájaro que llevaría cientos de años viviendo igual solo siendo perturbados por el avance de otros seres sobre la naturaleza.

—A veces desconectar nos hace bien, este viaje está siendo muy educativo. ¡Aunque creo que solo digo tonterías!—

La mink comenzó a reír mientras se sentaba en cuatro patas, levantó su vista para ver el complejo mecanismo del globo, como la llama subía de intensidad y bajaba pero el globo no se quemaba, la llama recordaba bastante a las luces que había presenciado zurcar el cielo nocturno. Aunque le parecía peligroso que alguien quisiera arriesgarse a uno de esos y terminasen por chocar a un pajarraco gigante o peor a una de las islas.

Mi comentario no pareció hacerle nada de gracia a la semihumana intentando dejar claro que no era un gato y que era una zorra, sonaba bastante peor de lo que era en realidad, pero no dije nada al respecto hasta que termino de su demostración.

-No dije fueses un gato – me defendí simplemente –. Solo hice una apreciación bastante normal si no sabía que animal eras. Además, creo que no puedes negar, que los ratones son comida predilecta de los gatos, al igual que los pájaros. Por otra parte un zorro tiende a comer lo que pilla, más conocidos también por robar y comer gallinas.

Tras la explicación del piloto la mink pareció tranquilizarse y se mostró curiosa por la extraña criatura que había aparecido y comenzó a razonar, quizás como fuese normal para alguien que poseía más fuerza de lo que aparentaba el como una criatura debía de luchar contra todo para hacerse más poderosa. Podía entender su razonamiento, sin embargo, no estaba del todo de acuerdo.

-Puede que tengas razón y si comienza a atacar a animales de su tamaño y mayores sea algo bueno para ella, sin embargo, en el reino animal salvaje de este archipiélago eso no funciona. Creo que el el primer animal que veo que hace eso, el resto son de tamaños desproporcionados en relación a lo que sería de forma normal y todos son alfas – hice una pequeña pausa para ver el ave virar a la vez que ascendía – Absolutamente todas las especies de la isla están en peligro de extinción dado que lo que hacen únicamente desde que nacen es luchar con otras especies y el resultado es la muerte de una o las dos partes. Un animal normal en estas islas es entretenido de ver. Además, no ha dicho que no sea un ave que no lucha, intuyo que sabe defenderse en caso de que se le amenace como la más dura de las bestias.

Seguí mirando por la borda de la cesta, el paisaje era increíble, como ningún otro que hubiese presenciado nunca. Al verlo estaba seguro de lo que quería hacer de comprar una casa allí iba a ser una buena idea a pesar de lo peligroso que podría llegar a ser. Mientras contemplaba el paisaje pude comprobar que no quedaba mucho del viaje en globo. Nos acercábamos al borde de la otra isla, no sabía si sería igual a la otra isla o sería diferente, de lo que me si me había enterado era de que posibilidades de cumplir mi objetivo había de sobra.

La mink se mostró dubitativa ante la refutación del muchacho, aunque luego volvió a señalarse las orejas, poniendo especial atención en su forma alargada y puntiaguda que claramente contrastaba con las de un gato que eran mucho menos pronunciadas aunque también con la de muchas especies de zorros muy comunes. Berry incluso comenzó a reír cuando el supuesto agente secreto dijo que los zorros solían robar gallinas, su carne predilecta solía ser la de cerdo o pollo pero la carne de gallina no estaba muy presente en su dieta quizás los huevos cuando los mezclaba con arroz.

—Hmm, si te soy sincera no como demasiada carne de gallina, aunque tienes razón en que como todo lo que venga mientras sea comestible y delicioso, prefiero comer arroz, pastas y carne llena de proteínas, mientras que las verduras que más me gustan suelen ser las verdes.—

La mink había vuelto a cambiar la dirección de su conversación a sus gustos en comidas, mientras seguía degustando otra bola de arroz, la charla volvió a pegar un vuelco cuando el joven parecía conocer sobre la naturaleza de aquella isla. A lo mejor todos terminarían por desaparecer si lo único que hacían era pelear y no había un equilibrio, tampoco ella o algún civil podían hacer mucho para conservar especies, ya que para Berry solo eran comida andante para los habitantes sin ocurrirse que aquellas bestias podrían llegar a ser domesticadas por alguien.

—Sería genial darse de puñetazos con ese pajarito, puede ser un buen entrenamiento que quizás intente más adelante, pero si hay animales más grandes no voy a conformarme solo con tumbar al más pequeñito. Siempre se debe apuntar alto en lugar de abusar de lo más débil.—

La mink respondió alegre ante la idea de que las aves de esa raza podían dar una buena pelea, quizás le pudieran ayudar en alguno de sus entrenamientos extremos, aunque de momento la mink disfrutaba de solo observar y analizar el paisaje que se desplegaba ante sus ojos. Curioso era que el viaje ya estuviera finalizando, la distancia se veía mucho mayor y el globo no parecía ser extremadamente rápido. Berry soltó un suspiro de desilusión ante la idea de tener que bajarse en breves, tampoco había conversado demasiado sobre el motivo del agente secreto, era secreto pero su voluntad le insistía en tratar de ayudar.

—Que maaal... se va a terminar el viaje. ¿Necesitas ayuda en algo? No tengo nada mejor que hacer y tampoco me gustaría dejarte solo contra animales enormes, no digo que seas débil eres un agente secreto digo digo... un cocinero discreto pero precisamente por eso ¿No preferirías tener a una dulce y adorable zorra haciendo el trabajo duro?—

La mink guiñó su ojo mientras ponía una pose un tanto extraña con dos de sus dedos rodeando su cabeza en una especie de "V". Las poses todavía no eran lo suyo, ni sus formas de decir que quería seguir recorriendo el lugar con Morgoth por el simple hecho de haberle caído bien y en parte por su cariño hacia los civiles que se encontraba en el camino, pero así todo la mink volvió a sentarse en cuatro patas mientras esperaba una respuesta meneando su cola de lado a lado, desconocía si el agente secreto podría incluirla en la misión como una especie de mascota. Para Berry esa era otra aventura, nuevamente la Agente especial B entraría en acción como reemplazo del agente ratoncito, de cierta manera su mente tendía a ver todo de una manera más divertida y emocionante de lo que en realidad había sido un simple viaje en globo.

La chica no parecía muy conforme con lo que le había dicho respecto a que no le había llamado gato aunque si que se parecía, por lo que se señaló sus partes distintivas como las orejas. Tras lo cual comentó que ella no solía comer gallina en especifico, sino todo lo que pudiese ser delicioso y fuese comestible, prefiriendo arroz, pastas y carne.

La joven aquella no me decepcionó cuando afirmó que quería pelearse con aquel ave. No era alguien experto en la materia, pero había viajado lo suficiente como para al verla, intuir que era alguien que como mínimo entrenaba de forma regular. No es que estuviese extremadamente musculada, pero sí bien tonificada.

-No se lo recomiendo – dijo el piloto de la nave –. Es cierto que es de pequeño tamaño, pero es posiblemente uno de los seres en este mundo que más velocidad alcance, sobre todo si está cazando. Por no hablar de su fuerza y resistencia. Podría cargar cuatro o cinco veces su peso y les he visto recibir cañonazos a bocajarro sin recibir ni la más mínima herida. Sin duda no es un ave para despreciar por su tamaño.

Aquella explicación del animal había echo que me llamase la atención tanto o más que a la humana zorra con la que viajaba. Un ser así, aunque no fuese con sus capacidades al máximo dentro de mis soldados de sombra debía de ser tremendamente útil, aunque aquel día me conformaba con conseguir un pequeño sitio donde instalarme para cuando volviese a la isla de forma recurrente.

-Sin duda es un ave más completa de lo que me imaginaba – comenté mientras el piloto aterrizaba y alguien en la superficie anclaba la cesta en el suelo.

La chica, pareció en ese momento triste por el fin del viaje. Y sí, era una pena, pero tampoco era demasiada la distancia entre las islas y era normal que hubiese durado tan poco. Sin embargo, busco algún tipo de escusa para intentar venir conmigo y pensándolo bien, quizás no fuese una mala idea tener una segunda opinión.

-Vente conmigo si quieres. Dentro de las ciudades no hay animales, por eso no te preocupes, pero necesitaré una opinión de alguien. Quería comprar una casa por aquí y con una segunda opinión me ayudará a pensar bien en lo que necesito o quiero.

Ignoré el echo de que me había vuelto a llamar agente secreto, quizás aquella broma había transcendido más de lo que quería, pero no era algo que me importase por el momento.

Los comentarios más que desilusionar o mermar las ansías de Berry por entrenar cazando esa ave parecieron causar el efecto contrario, la zorra cerró su puño temblando de emoción mientras sonreía animada. Un ave capaz de moverse tan rápido, resistir armas de fuego y encarar combates de alto calibre, a lo mejor le forzaría a ir más allá de sus capacidades. Berry nunca rechazaba una prueba de tal calibre, de hecho amaba cuando la diversión se mezclaba con el dolor y la adrenalina, su parte animal amaba esa sensación de placer que un buen combate podía proveer.

—Es genial, puede que sea un combate mucho más interesante de lo que pensaba. ¡Aunque todavía no creo estar lista! Esperaré ese día con ansias.—

La mink se rascó la cabeza mientras sacaba la lengua, el ave era todavía demasiado veloz como para enfrentarla y podía escaparse fácilmente, tendría que mejorar antes en varios factores para regresar un día a por ellas. El viaje había sido más corto de lo esperado, de hecho le había sobrado hasta comida y agua, se encogió de hombros guardando todo en la mochila mientras estrechaba ambas manos del conductor con sus garras.

—¡Fue grandioso! El globo hacia "Tsshmmmm" y luego el ave hizo "Fiuuum!" Y ratoncito hizo "hisssh!" Y el globo se movía de lado a lado y yo rebotaba. ¡Fué el mejor viaje en globo de mi vida! Bueno, es el primero, pero también el mejor. No pasará mucho tiempo hasta que vuelva ya me compré todo lo que había en la tienda de recuerdos. ¡Excepto el chicle globistico! Espero que tengan...—

Tras su torpe relato de la experiencia la mink se acercó al puesto de recuerdos y consiguió una bolsa de chicles globisticos, los chicles del mejor globo que estaban agotados en la otra isla para regalarle unos cuantos a Morgoth y probar uno de sabor a naranja escuchando lo que el joven necesitaría.

—¡Munch munch Ñam! Si te soy sincera nunca supe hacer globos con estas cosas, pero llevarlos de recuerdo para mis amigos no estará mal. ¡Oh una casa! Eso es genial, me quedaré a tu lado, en mi tribu vivimos en casas debajo de la tierra, son como pequeñas madrigueras pero son muy cómodas. ¡Claro que por dentro tienen madera y esas cosas no somos primitivos! Pero no he visto de esas en otras islas.—

Berry comenzó a caminar tras guardar los chicles en su mochila, alternaba entre ir erguida y en cuatro patas mientras explicaba los diseños de las casas de Zou y como eran bastante amplias por dentro. Si bien reconocía que otros minks preferían una arquitectura más convencional y que su tribu era de las pocas que tenía un diseño tan específico a la hora de elegir hogares.

—¿Qué te gustaría? Una casa con patio amplio, una sin patio, pequeña, mediana. ¡He visto algunas sobre nubes! Pero me parecen inseguras, imagina que te resbalas al salir de tu casa y caes al vacío. Sería divertido, aunque no creo que puedas contarla si no vuelas.—

La mink señaló una nube en cuya superficie había un edificio mientras describía a que se refería, esperando por lo que su nuevo compañero de aventuras pudiese acotar. No es que fuese la mejor opinando de las cosas, a Berry todo podía llegar a sorprenderle o parecerle bonito pero si algo le caracterizaba era la capacidad para destacar horribles accidentes probables como parte del encanto de las propiedades sin darse cuenta.

Al igual que me había pasado a mi, la chica zorro se había emocionado con la idea de enfrentarse a aquel animal, aunque por motivos diferentes, claro estaba. Aunque, no se lo hizo de forma inconsciente o no, aceptó que no estaba preparada para enfrentarse a un animal con aquellas cualidades que podían ser mortales con el mínimo error en un combate. “Si puede discernir cuando entrar a un combate es alguien bastante fuerte y no un animal como puede parecer” pensé al escucharla.

Una vez aterrizamos la chica se volvió a emocionar como si se estuviese montando de nuevo. Aunque esta vez rememorando los minutos que había durado el vuelo. La mujer zorro cuando salió de la cesta compró algo en un puesto cercano, para luego ofrecerme algo de lo que había comprado.

Eran chicles, no solía comerlos, algo que luego no se podía comer y la única diversión era masticarlos no me llamaba la atención demasiado, pero acepté.

-¿Pompas? No es difícil, creo. Yo lo que hago es aplanarlo un poco, luego lo pones detrás de los dientes incisivos, lo sujetas un poco con la lengua y soplas – mientras le explicaba se lo iba mostrando como lo lo hacía, saliendo luego una pequeña pompa que se rompió –. ¿De dónde eres? Si se puede saber, parece un sitio curioso – le pregunté al ver que se interesó por la casa.

Dejé que fuese hablando de las casas de su localidad natal, aunque yo ya iba mirando si había alguna casa con algún cartel de venta.

-No sabría decirte, pero creo que preferiría que fuese amplia. Para varias personas, quizás algún chalé grande, aunque la idea de patio tampoco es que me llame demasiado la atención, pero podría ser interesante.

La chica vio una sobre una nube, y coincidía con ella en que si no se podía volar podía dar un susto de muerte.

-Mmm, eso sí, me gustaría que estuviese ligeramente alejada del centro, y como no conozco la zona necesitaré a alguien de aquí que me diga donde vende alguna de esas características.

Por suerte, no tardamos en encontrar el sitio que buscaba, había poca gente en su interior, pero solo necesitaba a una para que me diese la información. Me centré en Raven y noté que nos seguía a lo alto dando vueltas en círculos, eso me ayudaría aque según las indicaciones que me diesen lo explorase antes.

Morgoth comenzó a explicarle como hacer globos para luego demostrarle una prueba, al parecer el secreto estaba en aplanarlo aantes de intentar soplar y chocarlos contra los dientes para que no saliese disparado al momento de soplar como le solía ocurrir a la mink. El chicle tenía un buen sabor, la zorra comenzó a aplanarlo con su lengua para luego colocarlo en la posición, era curioso ver la cara de Berry al intentarlo dado a que no era muy diestra y de hecho costó bastante que el chicle quedase colocado y fijado. Por último empujo con su lengua y comenzó a soplar, al principio no ocurrió nada, pero volvió a empujar y esta vez sopló con más fuerza.

¡Bingo! El chicle comenzó a salir por sus labios en forma de un gran globo anaranjado, la mink emocionada comenzó a soplar más y más hasta que el globo llegó a doblar el tamaño de su cara, quizás Morgoth debió advertirle que no lo inflase tanto ya que al seguir soplando la gigantesca masa de chicle reventó y dejó el rostro de la zorra lleno de fragmentos naranjas. La mink comenzó a tirar de los fragmentos para despegarlos, incluso tenía en las orejas.

—¡Bwahahaha! ,¿Has visto el tamaño de esa cosa? Nunca había logrado hacer uno, explicas muy bien. Ahora deberé tener cuidado cuando masque chicles o terminaré toda pegajosa.—

Berry terminó de limpiarse el rostro y siguió mascando el chicle ya que pese a todo aún tenía buen sabor. Tras la experiencia con los globos el muchacho comenzó a describir sus pretenciones, una casa amplia y alejada del centro, con o sin patio. El cerebro de la mink comenzó a unir puntos, era un agente secreto, tenía sentido estar alejado del centro y además con una casa amplia era más complicado espiarle o localizarle en el interior. Golpeó su palma extendida con el puño y asintió dando a entender que había captado el mensaje en código.

—Es verdad, tampoco conozco mucho la zona, deberíamos buscar a algún vendedor o guía de turistas.—

Morgoth haciendo gala de sus recursos como agente secreto ya había localizado el sitio, o tal vez era que Berry había estado la mitad del trayecto hablando y la otra mitad concentrada en hacer el globo que no se dio cuenta hacia donde se estaban dirigiendo. La zorra se colocó en cuatro patas mientras esperaba, algo le perturbó, su haki de observación detectó algo en las alturas. ¿Sería algún ave extraña? Levantó su mirada y no vio nada, luego miró a Morgoth quien no parecía preocupado, quizás era alguno de sus compañeros de campo pero no venía mal estar alerta para orotegerle en caso de que fuese un espia rival.