Berry
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El camino del guerrero comienza con entrenar en cuerpo y mente, Berry era consciente de que su entrenamiento no solo debía abarcar su tren superior si no también sus piernas. Aunque sus patadas eran algo secundario y no eran para nada débiles todavía había un gran margen de mejora, la zorra conocía que para los retos que pronto se presentarían su cuerpo necesitaba evolucionar a un nuevo nivel.
Nunca le había agradado depender de su fruta, ni de técnicas externas a su propio esfuerzo físico, era una perfeccionista del entrenamiento y una guerrera obsesionada con romper sus propios límites. Debía iniciar una rutina para fortalecer su tren inferior, una gran prueba de superación y perfeccionamiento dentro de su propio estilo. Comenzando por incorporar las patadas no como un recurso, si no como un arma tan peligrosa como sus puños, de lo contrario no podría llamarse a si misma una artista marcial completa.
Había escuchado de una isla gobernada por monos salvajes, capaces de imitar y superar a los seres humanos. Estos Humandrilos parecían perfectos para superarse, si unas bestias salvajes lo habían logrado, ella podría utilizarlos para romper los suyos. En su primer día en la isla Karakuri, la mink inició su rutina con una dieta de frutos secos y frutas, una comida ligera que le ayudaría a ponerse en marcha sin perder mucho tiempo.
Tras su comida, el paso siguiente era encontrar los instrumentos necesarios para su rutina, no deseaba entrar en combates hasta haber pasado unos días por lo que decidió mantenerse en el borde de la isla. La suerte le sonrió encontrando diversas rocas planas para iniciar la primer parte de su rutina semanal, la zorra conocía que la mejor forma sería con unos saltos coordinados para adaptarse a sus piernas. Decidió iniciar con un calentamiento dinámico para preparar sus músculos y articulaciones para el ejercicio intenso que estaba por venir. Una vez sintió su cuerpo preparado, empezó a utilizar las rocas como plataformas para saltar. Primero haciendo pequeños saltos con un pie en cada plataforma, para luego alternar haciendo gala de su juego de pies, usando las rocas como apoyo para controlar la velocidad y equilibrio en la cual podía saltar.
La zorra utilizaba diferentes técnicas de salto, como el salto largo y el salto lateral, para fortalecer diferentes grupos musculares de las piernas. Era una rutina nueva pero divertida, rotando entre rocas de diferente tamaño y altura para obligarse a practicar su distancia. El entrenamiento era una adaptación de aquel que Elyria le había enseñado hace tanto tiempo y pese a resbalarse y caer, Berry no se rendía y volvía a intentarlo con más motivación. Su objetivo no era lograr un cambio en una sesión pero su voluntad le obligaba a esforzarse hasta el límite.
Tras las intensas sesiones de saltos y equilibrio, la mink realizó sus estiramientos pertinentes para recuperar sus piernas. Se sentía divertido, los muslos estaban cansados así como sus pantorrillas y gemelos, sin embargo esto solo indicaba que estaba yendo por el camino correcto. Le recordaba los primeros entrenamientos que realizó para sus brazos, era nostálgico volver a sentirse una alumna primeriza en su propio cuerpo. Se relajó por el resto de la puesta del sol, volviendo al barco mientras realizaba ejercicios de elongación y recuperación en sus piernas como el estirarlas sobre plataformas mientras disfrutaba su cena. El siguiente día alternaría con ejercicios de contacto, necesitaba sus piernas preparadas para el inminente desgaste mediante patadas, su objetivo no era otro que destruir una enorme piedra que no había incorporado a sus rutinas de salto con solo la fuerza de sus piernas.
Siempre le habían dicho que sus entrenamientos eran una mezcla de salvajismo y brutalidad camufladas de métodos poco ortodoxos. Incluso se preguntaba si otra persona podría someterse al mismo castigo y seguir entera para el final del día. Para la segunda semana del entrenamiento, la mink se sintió lista a tratar con la enorme roca, lo había intentado anteriormente pero rápido llegó a la conclusión de que le faltaba fuerza como para hacer mella en el duro material. Se preparó tras las tareas de calentamiento, concentrando sus energías en la cintura y tren inferior, la primer patada resonó fuerte a través del bosque pero la zorra no mostró signos de retroceso ante su enorme desafío. Golpe a golpe la mink intercambiaba patadas latereales, frontales y giratorias que tenían un mismo punto de impacto pero diferentes trayectorias. Sus piernas pronto dejaron de sentir dolor, en el segundo día una muesca se hizo presente y al tercero ya era una grieta notable.
Al concluir la semana un golpe seco de su pierna derecha terminó por partir la enorme roca en cinco secciones de casi el mismo tamaño. La mink se llevó las manos a las rodillas, lo había logrado, tras dos intensas semanas su cuerpo se sentía más fuerte. Solo quedaba la pruebacde fuego, la razón de elegir aquella isla en primer lugar. Los días anteriores mientras descansaba pudo notar con su haki presencias a su alrededor, auras que le observaban desde el bosque, ahora que había destrozado de roca pudo ver las hojas moverse y algunos ojos que se desvanecían en la densidad del bosque.
Para la siguiente etapa de su entrenamiento lucharía solo con sus piernas, buscando derrotar la mayor cantidad de monos que se encontrase y reclamando su pelaje como trofeo de guerra. Su objetivo era hacerlo hasta que sus patadas se sintiesen capaces de destruir una roca de similar tamaño en menos de la semana que le tomó esta. Si debía estar un mes o dos años matando monos no le interesaba, su única meta era mejorar como una guerrera completa y convertir a sus piernas en armas tan letales como sus propios brazos.
Finalmente el tiempo de adentrarse en el espeso bosque tomó lugar al decimosexto día, para la zorra los entornos naturales le eran familiares pero a la vez complicados, mientras avanzaba tomando los árboles como parte de su entrenamiento de piernas pudo ver a los primeros humandrilos ir a por ella con espadas y lanzas. El primer contacto, resultó decepcionante, a la mink no le costó más de una patada romper el cuello de uno de sus adversarios haciendo que los dos restantes soltasen las armas y huyeran despavoridos. Berry nisiquiera pudo presentarse, el golpe había impactado como un martillo contra la piel del cuello y en solo la mitad del recorrido la cabeza del mandril se había salido del lugar.
Un pelaje dorado había sido el primer premio de la determinada mujer, quien ahora llevaba los jirones de piel arrancados sobre su hombro en busca de un combate más emocionante. Los posteriores combates no tardaron en llegar y pese a alguno dar más guerra que otro apenas la mink decidía patear con una fuerza similar a la que rompía las rocas terminaba por destrozar a los pobres humandrilos con lesiones grotescas. Sin embargo, esta escalada de dificultad le hacía sentir que no estaba por un mal camino, día tras día sus oponentes habían llegado a mejorar y no le faltaría mucho para encontrar algo de su calibre.
Así fue como en uno de esos días de combate un humandrilo más grande y mejor equipado que los anteriores apareció frente a ella. Llevaba una pechera de metal y cuero, su altura se aproximaba al metro ochenta totalmente erguido y su pelaje gris denotaba ya algunas canas albinas. Este humandrilo era diferente a los anteriores, al momento de atacar rugía y se comunicaba con sus colegas como intentando anunciar que no le estorbasen. Berry sonriente comenzó a calentar su juego de pies, su postura era más flexible que en el ciclo tierra habitual, sus garras y brazos ahora descansaban cerca de su abdomen para realizar bloqueos y su postura lateral permitía a sus piernas tomar el protagonismo del combate.
—¡Vamos a ver que tienes! Puede que seas mejor entrenamiento que todos los otros.—
El primer movimiento fue del humandrilo que se lanzó con la mano abierta buscando con sus uñas hacer un corte en su oponente, sin embargo, la mink estuvo más atenta colocando un poderoso puntapie en el empeine del mandril que desarticuló su postura y permitió impactar un rodillaso a la coraza. El mono recuperó su postura y ahora lanzó una combinación de puños que la mink bloqueaba con las palmas de sus manos, Berry no tardó en reconocer que ese animal empleaba Haki a un nivel respetable, su postura le permitió girar dejando que un golpe pasara por encima de su hombro y conectar una fuerte patada lateral que hundió el rostro del mono por unos instantes.
Un golpe del talón de Berry agrietó la coraza, haciendo que la bestia tuviera que girar por el suelo para no recibir una patada del mismo calibre directamente en la sien. Los pequeños saltos de la mink hacían crujir las hojas, sin embargo, el mono respiraba pesadamente mientras hilos de sangre bajaban por su nariz. Los otros monos miraban, quizás la bestia se sentía humillada ante su estirpe y por eso buscó cegar lanzando tierra y concentrar todo su haki en su puño. El golpe impactó en el codo de Berry, pero lo que estaba roto era el puño del mono y también la sangre brotó de su boca tras el brutal rodillazo que había destrozado su mentón.
—Tonto, me estaba divirtiendo pero abandonaste la defensa de tu Haki para intentar golpear mi rostro. No estabas a mi nivel, por eso no pudiste atravezar mi armamento ni recuperarte a tiempo para evadir mi rodillazo. Supongo que me dejé llevar por el momento, pero fuiste un mejor peleador que los otros.—
La zorra aplastó el cráneo con su pie izquierdo y tras reclamar el pelaje se marchó en busca de otros oponentes que pudieran dominar el haki. Día tras día comía carne de mono, luchando y venciendo con algunas magulladuras a oponentes cada vez más fuertes mientras seguía buscando lo que ella visualizaba como una prueba de fuego. Si tantos monos eran capaces de controlar el haki, debía haber uno que les enseñaba, uno que estuviera a la altura de darle un buen uso a sus piernas.
Los músculos de Berry se habían fortalecido, tras semanas de intensos combates habían adquirido un volumen mayor y una belleza que la mink no sabía que podían tener. Sus piernas se habían adaptado al combate y también se sentían firmes, fuertes y resistentes para moverse con gran soltura al luchar. La mink disfrutaba bastante el entrenamiento práctico y quizás por eso notaba mejor los cambios, pero reconocía que sin las dos semanas anteriores donde solo practicó con rocas, tal vez no hubiera aguantado con tanta naturalidad los combates y el salto entre las ramas que actualmente veía como algo natural.
Al final de la sexta semana, la mink llegó a un claro donde se podían apreciar los restos de un campamento humano, su haki detectó una presencia interesante dentro de esa carpa y decidió presentar los jirones de piel y pelo de mono como muestra de su duro camino. No tardó en ser recibida por un rugido, mientras un mono albino de casi tres metros de altura emergía desde los restos de la carpa usando un femur humano como una especie de porra. Aquel mono era diferente, no solo tenía varias cicatrices si no que era capaz de endurecer su haki y trasladarlo a su arma, quizás era el maestro de los otros que perecieron antes que él.
—No puedo dejarte vivo, si siguen aprendiendo de ti este lugar será inseguro para los civiles que trabajan con materiales extraños. Solo uno de los dos saldrá de este duelo, espero que seas la prueba que tanto busqué.—
Exclamó tomando su postura mientras el simio respondía aullando y embistiendo hacia ella, su pierna endurecida con Haki chocó contra el hueso, en un contacto que ninguno de los dos parecía querer romper. Berry no retrocedía y utilizando su tamaño atrapó el hueso con su muslo para rotar sobre sí misma e impactar con la pierna contraria en el hombro de su oponente. La reacción fue inmediata y un poderoso golpe le envió directamente al suelo, pese a levantar algo de polvo la zorra evadió con gracia el impacto del hueso para atacar con una fuerte barrida el tobillo izquierdo del humandrilo.
Lo que siguió a continuación fue un intercambio de golpes y patadas donde ninguno de los combatientes se guardaba algo, la zorra hacía gala de sus patadas para hacer retroceder al mono y este respondía aporreando con el hueso o atacando con fuertes puñetazos. En uno de estos choques el arma del mono fue mandada a volar, forzando a que este tomase una postura defensiva mientras recibía varias patadas en sus costillas, piernas y patas. Pese a tener armadura, el simio podía sentir que las patadas tomaban sus defensas como si fuesen una broma, enfurecido lanzó un puñetazo endurecido que tomó en pleno retroceso a la mink.
El cuerpo de Berry impactó contra unos árboles, el golpe le hizo sangrar un poco y toser algo de sangre, era una sensación que no disfrutaba hace tiempo. El mono empezó a caminar hacia su guarida, tampoco estaba muy entero, un hombro dislocado, varias costillas rotas y un pie le hacía cojear pero creyó haber ganado.
—Oye... ¿Quién te dijo que la fiesta se terminó? Al menos, yo quiero seguir bailando. ¡Mono!—
En ese momento, el mono sintió como si un rayo de luz lo hubiera atravezado, su mejilla pareció hundirse por si sola para los monos que observaban y celebraban el combate quienes no podían creer lo que sus ojos atestiguaban. El cuerpo del gigantesco simio rebotó varias veces hasta impactar y hacer pedazos su refugio, en el lugar donde antes se encontraba ahora había otra cosa. La mink envuelta en su brillo dorado, mientras incorporaba sus brazos a la defensa de su nueva postura y apoyaba su pierna nuevamente en el suelo.
—Pensar que un simio me haría recurrir a usar todo mi cuerpo y esto... ¡Eres bueno para ser un animal! Pero no te atrevas a subestimar a la raza mink, hay cosas que jamás podrás imitar. ¡Y el orgullo de mi tribu es una de esas!—
Berry se lanzó, el haki del mono pudo preveer el golpe pero la herida a la altura de su cintura demostró que su cuerpo no había llegado a tiempo. La velocidad de Berry era imposible de seguir para los ojos de los humandrilos quienes asustados contemplaban las heridas abrirse por arte de magia en el cuerpo del gigantesco simio, el assault mode estimulaba los músculos de sus piernas para alcanzar una velocidad muy superior y ahora que sus piernas se habían fortalecido era como si desapareciera y apareciera en otro lugar.
El simio comenzó a agitar sus brazos en varias direcciones, como si tratase de sacudirse a un mosquito, pero todo era en vano. Al momento en el cual Berry comenzó a incorporar puñetazos y patadas el simio poco a poco perdió el balance. La zorra enroscó sus piernas alrededor del cuello del simio para luego someterlo violentamente contra el suelo, una llave que fue seguida por una poderosa doble patada al estómago del simio en pleno rebote. La mink no se detuvo y con una llave similar lo hizo rebotar cual látigo contra unos árboles para devolverle el favor que este le había concedido minutos antes.
—Fuiste el mejor combate de esta isla, pero como dije solo uno de los dos saldría vivo. Ahora, descansa con la alegría de saber que me ayudaste a alcanzar un nuevo nivel en mi camino.—
La zorra dedicó una sonrisa agradecida antes de utilizar una fuerte patada descendente que dejó la cabeza del mono como una nuez abierta. Suspiró mientras apagaba su aura dorada y sus tatuajes dejaban de brillar, el combate había sido duro, la zorra había sufrido algunos golpes importantes y heridas en su rostro, no eran graves pero lo más seguro era regresar al barco siguiendo el aroma. Llevaba casi dos meses en aquella isla, entrenando y poniendo a prueba su cuerpo, era momento de un merecido descanso.
Mientras regresaba, los monos se apartaban al ver que llevaba a sus hombros la piel de aquel enorme humandrilo. Un mono que había servido como maestro de muchos y que había caido a manos de una completa desconocida, algunos trataban de tomarse venganza pero comparados con el gran mono albino no representaban ningún desafío para la mink quien nisiquiera debía recurrir a usar su postura completa ni mucho menos el electro para someter a estos monos resentidos.
Tras unos días de caminata, volvió al barco, deseosa de asearse y descansar por un tiempo. Debería llamar a Anagumitsu o Alpha para evaluar alguna de sus heridas, el combate había dejado algunos golpes duros pero nada que un sueño reparador y un buen amigo no pudiesen enmendar. Internamente se alegraba de haber encontrado una bestia tan fuerte, mientras estiraba sus piernas en la tina comenzó a recordar todo lo que había vivido para lograr aquel resultado. Lo que había iniciado como un juego de saltar y patear rocas había concluido con intensas sesiones de combate con enemigos cada vez más peligrosos.
Al anochecer, Berry se había convertido en la verdadera ganadora, no solo se veía mejor y se sentía más fuerte. Su estilo se estaba volviendo mucho más completo y su cuerpo ahora se adaptaba mejor a los posibles rivales que podían aparecer. Su límite seguía lejano, su voluntad quería seguir progresando, pero de momento había llegado el tiempo de un merecido descanso.
—Algún día debo volver y llegar más lejos, cuando me haya adaptado del todo a estos nuevos movimientos voy a explorar este lugar a fondo. ¡Ñam! Y ver si hay más bananas escondidas es que son deliciosas...—
Por supuesto el cofre que ocultaba el gran simio en su refugio y que se había destrozado durante el combate estaba repleto de bananas. Algunas ahora eran parecidas a una papilla luego de semejante impacto, pero eran sabrosas e ideales para comer mientras se miraban las estrellas desde la cubierta del barco.
Peticiones
-PU Genuino de Velocidad y PU genuino de Resistencia(Tiempo total de entreno 6 semanas o en otras palabras un mes y dos semanas, saltando entre arboles, golpeando rocas y peleando con humandrilos).
-Poder colocar el estilo Rayo en mi electro borracho que básicamente es la postura que desarrolla en el diario incluyendo patadas y agarres con las piernas con una postura similar al Muay Thai.
-Palabras 3014, no quise hacer el diario reiterativo repitiendo 5 párrafos explicando la misma rutina, aún así describí todo lo importante para que el entreno tuviese desarrollo y centrarme en las sensaciones de superación de Berry.
Nunca le había agradado depender de su fruta, ni de técnicas externas a su propio esfuerzo físico, era una perfeccionista del entrenamiento y una guerrera obsesionada con romper sus propios límites. Debía iniciar una rutina para fortalecer su tren inferior, una gran prueba de superación y perfeccionamiento dentro de su propio estilo. Comenzando por incorporar las patadas no como un recurso, si no como un arma tan peligrosa como sus puños, de lo contrario no podría llamarse a si misma una artista marcial completa.
Había escuchado de una isla gobernada por monos salvajes, capaces de imitar y superar a los seres humanos. Estos Humandrilos parecían perfectos para superarse, si unas bestias salvajes lo habían logrado, ella podría utilizarlos para romper los suyos. En su primer día en la isla Karakuri, la mink inició su rutina con una dieta de frutos secos y frutas, una comida ligera que le ayudaría a ponerse en marcha sin perder mucho tiempo.
Tras su comida, el paso siguiente era encontrar los instrumentos necesarios para su rutina, no deseaba entrar en combates hasta haber pasado unos días por lo que decidió mantenerse en el borde de la isla. La suerte le sonrió encontrando diversas rocas planas para iniciar la primer parte de su rutina semanal, la zorra conocía que la mejor forma sería con unos saltos coordinados para adaptarse a sus piernas. Decidió iniciar con un calentamiento dinámico para preparar sus músculos y articulaciones para el ejercicio intenso que estaba por venir. Una vez sintió su cuerpo preparado, empezó a utilizar las rocas como plataformas para saltar. Primero haciendo pequeños saltos con un pie en cada plataforma, para luego alternar haciendo gala de su juego de pies, usando las rocas como apoyo para controlar la velocidad y equilibrio en la cual podía saltar.
La zorra utilizaba diferentes técnicas de salto, como el salto largo y el salto lateral, para fortalecer diferentes grupos musculares de las piernas. Era una rutina nueva pero divertida, rotando entre rocas de diferente tamaño y altura para obligarse a practicar su distancia. El entrenamiento era una adaptación de aquel que Elyria le había enseñado hace tanto tiempo y pese a resbalarse y caer, Berry no se rendía y volvía a intentarlo con más motivación. Su objetivo no era lograr un cambio en una sesión pero su voluntad le obligaba a esforzarse hasta el límite.
Tras las intensas sesiones de saltos y equilibrio, la mink realizó sus estiramientos pertinentes para recuperar sus piernas. Se sentía divertido, los muslos estaban cansados así como sus pantorrillas y gemelos, sin embargo esto solo indicaba que estaba yendo por el camino correcto. Le recordaba los primeros entrenamientos que realizó para sus brazos, era nostálgico volver a sentirse una alumna primeriza en su propio cuerpo. Se relajó por el resto de la puesta del sol, volviendo al barco mientras realizaba ejercicios de elongación y recuperación en sus piernas como el estirarlas sobre plataformas mientras disfrutaba su cena. El siguiente día alternaría con ejercicios de contacto, necesitaba sus piernas preparadas para el inminente desgaste mediante patadas, su objetivo no era otro que destruir una enorme piedra que no había incorporado a sus rutinas de salto con solo la fuerza de sus piernas.
Siempre le habían dicho que sus entrenamientos eran una mezcla de salvajismo y brutalidad camufladas de métodos poco ortodoxos. Incluso se preguntaba si otra persona podría someterse al mismo castigo y seguir entera para el final del día. Para la segunda semana del entrenamiento, la mink se sintió lista a tratar con la enorme roca, lo había intentado anteriormente pero rápido llegó a la conclusión de que le faltaba fuerza como para hacer mella en el duro material. Se preparó tras las tareas de calentamiento, concentrando sus energías en la cintura y tren inferior, la primer patada resonó fuerte a través del bosque pero la zorra no mostró signos de retroceso ante su enorme desafío. Golpe a golpe la mink intercambiaba patadas latereales, frontales y giratorias que tenían un mismo punto de impacto pero diferentes trayectorias. Sus piernas pronto dejaron de sentir dolor, en el segundo día una muesca se hizo presente y al tercero ya era una grieta notable.
Al concluir la semana un golpe seco de su pierna derecha terminó por partir la enorme roca en cinco secciones de casi el mismo tamaño. La mink se llevó las manos a las rodillas, lo había logrado, tras dos intensas semanas su cuerpo se sentía más fuerte. Solo quedaba la pruebacde fuego, la razón de elegir aquella isla en primer lugar. Los días anteriores mientras descansaba pudo notar con su haki presencias a su alrededor, auras que le observaban desde el bosque, ahora que había destrozado de roca pudo ver las hojas moverse y algunos ojos que se desvanecían en la densidad del bosque.
Para la siguiente etapa de su entrenamiento lucharía solo con sus piernas, buscando derrotar la mayor cantidad de monos que se encontrase y reclamando su pelaje como trofeo de guerra. Su objetivo era hacerlo hasta que sus patadas se sintiesen capaces de destruir una roca de similar tamaño en menos de la semana que le tomó esta. Si debía estar un mes o dos años matando monos no le interesaba, su única meta era mejorar como una guerrera completa y convertir a sus piernas en armas tan letales como sus propios brazos.
Finalmente el tiempo de adentrarse en el espeso bosque tomó lugar al decimosexto día, para la zorra los entornos naturales le eran familiares pero a la vez complicados, mientras avanzaba tomando los árboles como parte de su entrenamiento de piernas pudo ver a los primeros humandrilos ir a por ella con espadas y lanzas. El primer contacto, resultó decepcionante, a la mink no le costó más de una patada romper el cuello de uno de sus adversarios haciendo que los dos restantes soltasen las armas y huyeran despavoridos. Berry nisiquiera pudo presentarse, el golpe había impactado como un martillo contra la piel del cuello y en solo la mitad del recorrido la cabeza del mandril se había salido del lugar.
Un pelaje dorado había sido el primer premio de la determinada mujer, quien ahora llevaba los jirones de piel arrancados sobre su hombro en busca de un combate más emocionante. Los posteriores combates no tardaron en llegar y pese a alguno dar más guerra que otro apenas la mink decidía patear con una fuerza similar a la que rompía las rocas terminaba por destrozar a los pobres humandrilos con lesiones grotescas. Sin embargo, esta escalada de dificultad le hacía sentir que no estaba por un mal camino, día tras día sus oponentes habían llegado a mejorar y no le faltaría mucho para encontrar algo de su calibre.
Así fue como en uno de esos días de combate un humandrilo más grande y mejor equipado que los anteriores apareció frente a ella. Llevaba una pechera de metal y cuero, su altura se aproximaba al metro ochenta totalmente erguido y su pelaje gris denotaba ya algunas canas albinas. Este humandrilo era diferente a los anteriores, al momento de atacar rugía y se comunicaba con sus colegas como intentando anunciar que no le estorbasen. Berry sonriente comenzó a calentar su juego de pies, su postura era más flexible que en el ciclo tierra habitual, sus garras y brazos ahora descansaban cerca de su abdomen para realizar bloqueos y su postura lateral permitía a sus piernas tomar el protagonismo del combate.
—¡Vamos a ver que tienes! Puede que seas mejor entrenamiento que todos los otros.—
El primer movimiento fue del humandrilo que se lanzó con la mano abierta buscando con sus uñas hacer un corte en su oponente, sin embargo, la mink estuvo más atenta colocando un poderoso puntapie en el empeine del mandril que desarticuló su postura y permitió impactar un rodillaso a la coraza. El mono recuperó su postura y ahora lanzó una combinación de puños que la mink bloqueaba con las palmas de sus manos, Berry no tardó en reconocer que ese animal empleaba Haki a un nivel respetable, su postura le permitió girar dejando que un golpe pasara por encima de su hombro y conectar una fuerte patada lateral que hundió el rostro del mono por unos instantes.
Un golpe del talón de Berry agrietó la coraza, haciendo que la bestia tuviera que girar por el suelo para no recibir una patada del mismo calibre directamente en la sien. Los pequeños saltos de la mink hacían crujir las hojas, sin embargo, el mono respiraba pesadamente mientras hilos de sangre bajaban por su nariz. Los otros monos miraban, quizás la bestia se sentía humillada ante su estirpe y por eso buscó cegar lanzando tierra y concentrar todo su haki en su puño. El golpe impactó en el codo de Berry, pero lo que estaba roto era el puño del mono y también la sangre brotó de su boca tras el brutal rodillazo que había destrozado su mentón.
—Tonto, me estaba divirtiendo pero abandonaste la defensa de tu Haki para intentar golpear mi rostro. No estabas a mi nivel, por eso no pudiste atravezar mi armamento ni recuperarte a tiempo para evadir mi rodillazo. Supongo que me dejé llevar por el momento, pero fuiste un mejor peleador que los otros.—
La zorra aplastó el cráneo con su pie izquierdo y tras reclamar el pelaje se marchó en busca de otros oponentes que pudieran dominar el haki. Día tras día comía carne de mono, luchando y venciendo con algunas magulladuras a oponentes cada vez más fuertes mientras seguía buscando lo que ella visualizaba como una prueba de fuego. Si tantos monos eran capaces de controlar el haki, debía haber uno que les enseñaba, uno que estuviera a la altura de darle un buen uso a sus piernas.
Los músculos de Berry se habían fortalecido, tras semanas de intensos combates habían adquirido un volumen mayor y una belleza que la mink no sabía que podían tener. Sus piernas se habían adaptado al combate y también se sentían firmes, fuertes y resistentes para moverse con gran soltura al luchar. La mink disfrutaba bastante el entrenamiento práctico y quizás por eso notaba mejor los cambios, pero reconocía que sin las dos semanas anteriores donde solo practicó con rocas, tal vez no hubiera aguantado con tanta naturalidad los combates y el salto entre las ramas que actualmente veía como algo natural.
Al final de la sexta semana, la mink llegó a un claro donde se podían apreciar los restos de un campamento humano, su haki detectó una presencia interesante dentro de esa carpa y decidió presentar los jirones de piel y pelo de mono como muestra de su duro camino. No tardó en ser recibida por un rugido, mientras un mono albino de casi tres metros de altura emergía desde los restos de la carpa usando un femur humano como una especie de porra. Aquel mono era diferente, no solo tenía varias cicatrices si no que era capaz de endurecer su haki y trasladarlo a su arma, quizás era el maestro de los otros que perecieron antes que él.
—No puedo dejarte vivo, si siguen aprendiendo de ti este lugar será inseguro para los civiles que trabajan con materiales extraños. Solo uno de los dos saldrá de este duelo, espero que seas la prueba que tanto busqué.—
Exclamó tomando su postura mientras el simio respondía aullando y embistiendo hacia ella, su pierna endurecida con Haki chocó contra el hueso, en un contacto que ninguno de los dos parecía querer romper. Berry no retrocedía y utilizando su tamaño atrapó el hueso con su muslo para rotar sobre sí misma e impactar con la pierna contraria en el hombro de su oponente. La reacción fue inmediata y un poderoso golpe le envió directamente al suelo, pese a levantar algo de polvo la zorra evadió con gracia el impacto del hueso para atacar con una fuerte barrida el tobillo izquierdo del humandrilo.
Lo que siguió a continuación fue un intercambio de golpes y patadas donde ninguno de los combatientes se guardaba algo, la zorra hacía gala de sus patadas para hacer retroceder al mono y este respondía aporreando con el hueso o atacando con fuertes puñetazos. En uno de estos choques el arma del mono fue mandada a volar, forzando a que este tomase una postura defensiva mientras recibía varias patadas en sus costillas, piernas y patas. Pese a tener armadura, el simio podía sentir que las patadas tomaban sus defensas como si fuesen una broma, enfurecido lanzó un puñetazo endurecido que tomó en pleno retroceso a la mink.
El cuerpo de Berry impactó contra unos árboles, el golpe le hizo sangrar un poco y toser algo de sangre, era una sensación que no disfrutaba hace tiempo. El mono empezó a caminar hacia su guarida, tampoco estaba muy entero, un hombro dislocado, varias costillas rotas y un pie le hacía cojear pero creyó haber ganado.
—Oye... ¿Quién te dijo que la fiesta se terminó? Al menos, yo quiero seguir bailando. ¡Mono!—
En ese momento, el mono sintió como si un rayo de luz lo hubiera atravezado, su mejilla pareció hundirse por si sola para los monos que observaban y celebraban el combate quienes no podían creer lo que sus ojos atestiguaban. El cuerpo del gigantesco simio rebotó varias veces hasta impactar y hacer pedazos su refugio, en el lugar donde antes se encontraba ahora había otra cosa. La mink envuelta en su brillo dorado, mientras incorporaba sus brazos a la defensa de su nueva postura y apoyaba su pierna nuevamente en el suelo.
—Pensar que un simio me haría recurrir a usar todo mi cuerpo y esto... ¡Eres bueno para ser un animal! Pero no te atrevas a subestimar a la raza mink, hay cosas que jamás podrás imitar. ¡Y el orgullo de mi tribu es una de esas!—
Berry se lanzó, el haki del mono pudo preveer el golpe pero la herida a la altura de su cintura demostró que su cuerpo no había llegado a tiempo. La velocidad de Berry era imposible de seguir para los ojos de los humandrilos quienes asustados contemplaban las heridas abrirse por arte de magia en el cuerpo del gigantesco simio, el assault mode estimulaba los músculos de sus piernas para alcanzar una velocidad muy superior y ahora que sus piernas se habían fortalecido era como si desapareciera y apareciera en otro lugar.
El simio comenzó a agitar sus brazos en varias direcciones, como si tratase de sacudirse a un mosquito, pero todo era en vano. Al momento en el cual Berry comenzó a incorporar puñetazos y patadas el simio poco a poco perdió el balance. La zorra enroscó sus piernas alrededor del cuello del simio para luego someterlo violentamente contra el suelo, una llave que fue seguida por una poderosa doble patada al estómago del simio en pleno rebote. La mink no se detuvo y con una llave similar lo hizo rebotar cual látigo contra unos árboles para devolverle el favor que este le había concedido minutos antes.
—Fuiste el mejor combate de esta isla, pero como dije solo uno de los dos saldría vivo. Ahora, descansa con la alegría de saber que me ayudaste a alcanzar un nuevo nivel en mi camino.—
La zorra dedicó una sonrisa agradecida antes de utilizar una fuerte patada descendente que dejó la cabeza del mono como una nuez abierta. Suspiró mientras apagaba su aura dorada y sus tatuajes dejaban de brillar, el combate había sido duro, la zorra había sufrido algunos golpes importantes y heridas en su rostro, no eran graves pero lo más seguro era regresar al barco siguiendo el aroma. Llevaba casi dos meses en aquella isla, entrenando y poniendo a prueba su cuerpo, era momento de un merecido descanso.
Mientras regresaba, los monos se apartaban al ver que llevaba a sus hombros la piel de aquel enorme humandrilo. Un mono que había servido como maestro de muchos y que había caido a manos de una completa desconocida, algunos trataban de tomarse venganza pero comparados con el gran mono albino no representaban ningún desafío para la mink quien nisiquiera debía recurrir a usar su postura completa ni mucho menos el electro para someter a estos monos resentidos.
Tras unos días de caminata, volvió al barco, deseosa de asearse y descansar por un tiempo. Debería llamar a Anagumitsu o Alpha para evaluar alguna de sus heridas, el combate había dejado algunos golpes duros pero nada que un sueño reparador y un buen amigo no pudiesen enmendar. Internamente se alegraba de haber encontrado una bestia tan fuerte, mientras estiraba sus piernas en la tina comenzó a recordar todo lo que había vivido para lograr aquel resultado. Lo que había iniciado como un juego de saltar y patear rocas había concluido con intensas sesiones de combate con enemigos cada vez más peligrosos.
Al anochecer, Berry se había convertido en la verdadera ganadora, no solo se veía mejor y se sentía más fuerte. Su estilo se estaba volviendo mucho más completo y su cuerpo ahora se adaptaba mejor a los posibles rivales que podían aparecer. Su límite seguía lejano, su voluntad quería seguir progresando, pero de momento había llegado el tiempo de un merecido descanso.
—Algún día debo volver y llegar más lejos, cuando me haya adaptado del todo a estos nuevos movimientos voy a explorar este lugar a fondo. ¡Ñam! Y ver si hay más bananas escondidas es que son deliciosas...—
Por supuesto el cofre que ocultaba el gran simio en su refugio y que se había destrozado durante el combate estaba repleto de bananas. Algunas ahora eran parecidas a una papilla luego de semejante impacto, pero eran sabrosas e ideales para comer mientras se miraban las estrellas desde la cubierta del barco.
Peticiones
-PU Genuino de Velocidad y PU genuino de Resistencia(Tiempo total de entreno 6 semanas o en otras palabras un mes y dos semanas, saltando entre arboles, golpeando rocas y peleando con humandrilos).
-Poder colocar el estilo Rayo en mi electro borracho que básicamente es la postura que desarrolla en el diario incluyendo patadas y agarres con las piernas con una postura similar al Muay Thai.
-Palabras 3014, no quise hacer el diario reiterativo repitiendo 5 párrafos explicando la misma rutina, aún así describí todo lo importante para que el entreno tuviese desarrollo y centrarme en las sensaciones de superación de Berry.
¡Buenas tardes!
Soy tu moderador y… Las introducciones nunca han sido lo mío, así que vamos a ello.
Diario sencillo, sin ningún plot twist, enfocado completamente al entrenamiento motivado por el deseo de ser una mejor guerrera. Estilo fluido con pocas faltas ortográficas (es atravesar, no atravezar) y, en general, bien.
Sin embargo, no todo es color de rosas y aquí debo ser estricto: basta de entrenamientos estándares para conseguir mejoras que, por su propio concepto, están por encima de los límites del personaje. Saltar árboles y piedras, patear piedras y pelearse con monos no es un “entrenamiento poco ortodoxo”, es común y repetitivo. No es el primer entrenamiento de Berry que leo y siempre hace lo mismo: golpear cosas. Es más, ni siquiera le supone un esfuerzo importante como para que deba mejorar en un determinado ámbito. Los combates han sido resueltos con suma facilidad a excepción del último, que ha sido un poco más difícil, y no hay ninguna sensación de progreso real.
Ahora bien, te daré las mejoras genuinas en Fortaleza y Velocidad y la actualización del estilo de combate, pero que tus próximos entrenamientos no sean solo golpear una piedra más grande o saltar un árbol más alto, sobre todo si buscas una mejora mítica. Existen muchas maneras de romper los límites actuales del personaje, y estos entrenamientos estándar están bien para una mejora especial, como mucho genuina.
Espero que lo tengas en cuenta para la próxima y que tengas un buen día.
Te llevas 301 px, las mejoras y se te descuentan 70 doblones.
Saludos.
Soy tu moderador y… Las introducciones nunca han sido lo mío, así que vamos a ello.
Diario sencillo, sin ningún plot twist, enfocado completamente al entrenamiento motivado por el deseo de ser una mejor guerrera. Estilo fluido con pocas faltas ortográficas (es atravesar, no atravezar) y, en general, bien.
Sin embargo, no todo es color de rosas y aquí debo ser estricto: basta de entrenamientos estándares para conseguir mejoras que, por su propio concepto, están por encima de los límites del personaje. Saltar árboles y piedras, patear piedras y pelearse con monos no es un “entrenamiento poco ortodoxo”, es común y repetitivo. No es el primer entrenamiento de Berry que leo y siempre hace lo mismo: golpear cosas. Es más, ni siquiera le supone un esfuerzo importante como para que deba mejorar en un determinado ámbito. Los combates han sido resueltos con suma facilidad a excepción del último, que ha sido un poco más difícil, y no hay ninguna sensación de progreso real.
Ahora bien, te daré las mejoras genuinas en Fortaleza y Velocidad y la actualización del estilo de combate, pero que tus próximos entrenamientos no sean solo golpear una piedra más grande o saltar un árbol más alto, sobre todo si buscas una mejora mítica. Existen muchas maneras de romper los límites actuales del personaje, y estos entrenamientos estándar están bien para una mejora especial, como mucho genuina.
Espero que lo tengas en cuenta para la próxima y que tengas un buen día.
Te llevas 301 px, las mejoras y se te descuentan 70 doblones.
Saludos.
Berry
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Velocidad
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Akuma no mi
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Acepto la moderación y apuntado para las mejoras siguientes me esforzaré por encontrar algo que represente un gran esfuerzo para la mink, agradezco la observación. Un saludo.
Gobierno Mundial OPD
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Hoja Actualizada.
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