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Continuación de El Naufrago.
Era un día soleado y muy seco en Arabasta. Rhea acababa de salir del vagón del tren que le había llevado de Jaya hasta allí.
En el viaje había observado unas esplanadas de arena inmensas. Aunque al atracar parecía una ciudad bastante comercial. Nada más salir de allí se podía ver un gran mercado y mucha vida en este. Se podían escuchar gritos de todos lados vendiendo todo tipo de cosas.
Desde collares, decoración, comida y pequeños muebles.
Mientras Rhea se adentraba hacia el mercado para echar un vistazo algo molesto empezó a entrarle por la nariz. Podía sentir como una mezcla de olores muy potentes de todos los rincones. Parecía que estos olores venían de unos frascos y eran vendidos a la gente. Rhea se fue hacia algún puesto de pañuelos y procedió a comprar uno para poder tapar-se la nariz y la boca, evitando aquellos olores tan molestos.
A medida que pasaba el tiempo en aquel mercado, la acumulación de gente y el calor tan potente de aquel día hacían que Rhea empezara a sudar muchísimo. Fijando-se en los habitantes de la isla, este observo que llevaban ropas mucho mas frescas y la mayoría un pañuelo para proteger-se del sol, el viento y la arena.
Este fue a otro puesto que vendían ropajes de la isla y procedió a comprar. La ropa consistía en una túnica de una sola pieza de color rojo. La ropa que llevaba la guardo en la mochila ya que eran unas prendas muy preciadas para él y no podía permitir-se perderlas.
A continuación, este se paró a tomar alguna bebida refrigerante para calmar un poco el calor. Que lugar mas curioso, todos los lugares que visitaba eran muy característicos y cada minuto que pasaba estaba más convencido que había tomado una buena decisión de abandonar Spider Miles.
Aunque no sabía si había sido muy buena salir de Jaya sin Berry. El desconocimiento hacia que Rhea pensase que aquella era una oportunidad única de salir de la isla, y el señor que promocionaba el trayecto ayudo a que Rhea se subiese al tren.
Aunque este echaba de menos a la mink y en cierta parte se sentía bastante inseguro. Era muy probable que su desconocimiento del mundo exterior le pudiese pasar malas jugadas estando solo.
Era un día soleado y muy seco en Arabasta. Rhea acababa de salir del vagón del tren que le había llevado de Jaya hasta allí.
En el viaje había observado unas esplanadas de arena inmensas. Aunque al atracar parecía una ciudad bastante comercial. Nada más salir de allí se podía ver un gran mercado y mucha vida en este. Se podían escuchar gritos de todos lados vendiendo todo tipo de cosas.
Desde collares, decoración, comida y pequeños muebles.
Mientras Rhea se adentraba hacia el mercado para echar un vistazo algo molesto empezó a entrarle por la nariz. Podía sentir como una mezcla de olores muy potentes de todos los rincones. Parecía que estos olores venían de unos frascos y eran vendidos a la gente. Rhea se fue hacia algún puesto de pañuelos y procedió a comprar uno para poder tapar-se la nariz y la boca, evitando aquellos olores tan molestos.
A medida que pasaba el tiempo en aquel mercado, la acumulación de gente y el calor tan potente de aquel día hacían que Rhea empezara a sudar muchísimo. Fijando-se en los habitantes de la isla, este observo que llevaban ropas mucho mas frescas y la mayoría un pañuelo para proteger-se del sol, el viento y la arena.
Este fue a otro puesto que vendían ropajes de la isla y procedió a comprar. La ropa consistía en una túnica de una sola pieza de color rojo. La ropa que llevaba la guardo en la mochila ya que eran unas prendas muy preciadas para él y no podía permitir-se perderlas.
A continuación, este se paró a tomar alguna bebida refrigerante para calmar un poco el calor. Que lugar mas curioso, todos los lugares que visitaba eran muy característicos y cada minuto que pasaba estaba más convencido que había tomado una buena decisión de abandonar Spider Miles.
Aunque no sabía si había sido muy buena salir de Jaya sin Berry. El desconocimiento hacia que Rhea pensase que aquella era una oportunidad única de salir de la isla, y el señor que promocionaba el trayecto ayudo a que Rhea se subiese al tren.
Aunque este echaba de menos a la mink y en cierta parte se sentía bastante inseguro. Era muy probable que su desconocimiento del mundo exterior le pudiese pasar malas jugadas estando solo.
Berry
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Se había quedado dormida, algo habitual tras tanto entrenamiento, la mink se despertó para encontrarse sola en la habitación su compañero albino se había esfumado. Buscó por debajo de la cama, en el baño, en los bolsillos de su ropa. Tenía el anillo pero no había ni rastros de Rhea en los alrededores, Berry se cruzó de brazos mientras trataba de pensar en donde se pudo meter. Mordisqueó el cabello de su brazo antes de recordar su más confiable radar en aquella situación, se colocó en cuatro patas siguiendo el aroma del albino por el pueblo hasta llegar a una estación de trenes. El colosal vehículo había partido y la mink llegó justo para ver como la locomotora partía sin mirar atrás, el próximo tren llegaría en ¡Cuarenta minutos!
—Rayos, siempre llego tarde a las cosas, me pregunto adónde irá ese tren.—
La zorra no tenía más que esperar sentada, se recostó en el banco de la estación y se puso a contar los puntos del andén antes de cambiar para contar las rayas de la madera. Caminó de lado a lado, hizo algunos ejercicios como saltos y flexiones, se puso a saltar la rayuela. Fueron cuarenta minutos eternos cuando finalmente el tren llegó al andén y pudo abordarlo, se sentó mientras leía las noticias, pudo ver una foto de ella. Observó más de cerca, mencionaba lo ocurrido hacía un tiempo en su aventura con Prometio.
—Mmm, Charlotte Prometio, veintiocho berries. Berry, treinta y un berries. ¡Cielos son tan perros que no valen nada!—
La gente se volteó y la mink se cubrió con el diario para que no le descubrieran, sorprendentemente las personas del vagón parecían ser ciegas o quizás lo eran, todos llevaban anteojos negros como los suyos. La mujer siguió leyendo, tomando su Wanted para mostrarle a Rhea a lo mejor le gustaban esas cosas.
El tren se detuvo en Arabasta, siendo que la mink descendió de este sin haber tenido que pagar nada. Su vestimenta era cómoda para el calor que le golpeó en la cara, de hecho el sol y la arena solo le pusieron de mejor humor. Cerró sus ojos para centrarse en su haki de observación, sintió el aura de su amigo cerca y no solo eso, el viento trajó su aroma acompañado de la arena.
—¡Puaj! Me entró arena en la boca, hora de encontrar a Rhea...—
La zorra continuó su travesía, llevaba bastante retraso, en el mercado con tantos aromas cercanos tuvo que valerse de su haki para sortear a las personas. Finalmente, tras un largo recorrido, le encontró tomando lo que parecía ser una bebida y vestido como un monje. ¿Había entrado a algún culto? ¿Cuánto había pasado?
—¡Bwahahaha! ¿Qué es esa túnica? Supongo que la moda local es bastante extraña. ¡Rhea! Me dejaste durmiendo sola, eso no se hace. ¡Ah sí! ¡Mira esto!—
La mink se irguió en dos extremidades nuevamente acomodando sus gafas de sol, buscó en su bolsillo y desdobló un cartel de recompensa con una foto suya y la cifra de 31.000.000 por su cabeza. Sin embargo, la mink lo había leído doblado siendo que por error aseguraba valer solo treinta y un berries.
—Treinta berries, con eso no me compro ni un licuado. ¡Bwahahaha! Pero salgo bonita en la foto, puedes tenerlo de recuerdo.—
La mink tomo asiento frente a Rhea mientras pedía un licuado de fresas para disfrutar, la gente no parecía tomarse enserio a la mink, muchas personas en Jaya solían tener la costumbre de falsificar carteles y al haber llegado desde ese lugar pensaban que era una mera broma. ¿Treinta berries por enfrentarse a una zorra de casi dos metros? Ningún peleador se atrevería, incluso si fuese real la recompensa era muy baja como para poner en riesgo su vida.
—Rayos, siempre llego tarde a las cosas, me pregunto adónde irá ese tren.—
La zorra no tenía más que esperar sentada, se recostó en el banco de la estación y se puso a contar los puntos del andén antes de cambiar para contar las rayas de la madera. Caminó de lado a lado, hizo algunos ejercicios como saltos y flexiones, se puso a saltar la rayuela. Fueron cuarenta minutos eternos cuando finalmente el tren llegó al andén y pudo abordarlo, se sentó mientras leía las noticias, pudo ver una foto de ella. Observó más de cerca, mencionaba lo ocurrido hacía un tiempo en su aventura con Prometio.
—Mmm, Charlotte Prometio, veintiocho berries. Berry, treinta y un berries. ¡Cielos son tan perros que no valen nada!—
La gente se volteó y la mink se cubrió con el diario para que no le descubrieran, sorprendentemente las personas del vagón parecían ser ciegas o quizás lo eran, todos llevaban anteojos negros como los suyos. La mujer siguió leyendo, tomando su Wanted para mostrarle a Rhea a lo mejor le gustaban esas cosas.
El tren se detuvo en Arabasta, siendo que la mink descendió de este sin haber tenido que pagar nada. Su vestimenta era cómoda para el calor que le golpeó en la cara, de hecho el sol y la arena solo le pusieron de mejor humor. Cerró sus ojos para centrarse en su haki de observación, sintió el aura de su amigo cerca y no solo eso, el viento trajó su aroma acompañado de la arena.
—¡Puaj! Me entró arena en la boca, hora de encontrar a Rhea...—
La zorra continuó su travesía, llevaba bastante retraso, en el mercado con tantos aromas cercanos tuvo que valerse de su haki para sortear a las personas. Finalmente, tras un largo recorrido, le encontró tomando lo que parecía ser una bebida y vestido como un monje. ¿Había entrado a algún culto? ¿Cuánto había pasado?
—¡Bwahahaha! ¿Qué es esa túnica? Supongo que la moda local es bastante extraña. ¡Rhea! Me dejaste durmiendo sola, eso no se hace. ¡Ah sí! ¡Mira esto!—
La mink se irguió en dos extremidades nuevamente acomodando sus gafas de sol, buscó en su bolsillo y desdobló un cartel de recompensa con una foto suya y la cifra de 31.000.000 por su cabeza. Sin embargo, la mink lo había leído doblado siendo que por error aseguraba valer solo treinta y un berries.
—Treinta berries, con eso no me compro ni un licuado. ¡Bwahahaha! Pero salgo bonita en la foto, puedes tenerlo de recuerdo.—
La mink tomo asiento frente a Rhea mientras pedía un licuado de fresas para disfrutar, la gente no parecía tomarse enserio a la mink, muchas personas en Jaya solían tener la costumbre de falsificar carteles y al haber llegado desde ese lugar pensaban que era una mera broma. ¿Treinta berries por enfrentarse a una zorra de casi dos metros? Ningún peleador se atrevería, incluso si fuese real la recompensa era muy baja como para poner en riesgo su vida.
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- ¡Berry! -
Exclamo Rhea al ver a la mink de dos metros acercar-se. Seguía siendo fácilmente reconocible, aunque hubiese mucha multitud en la ciudad.
- Ya te echaba de menos, me he metido en un cacharro de hierro y me ha traído hasta esta isla-
Comento mientras soltaba una sonrisa. Estaba muy contento de volver a ver a su amiga.
-Necesitaba, ropa mas fresca, no sabes el calor que hace en esta isla a los 10 minutos de pisarla ya estaba sudando… Perdon por no decirte nada, pensaba que volvería a Jaya de vuelta, maldito cacharro estafador-
Respondió mientras la mink le mostraba su cartel de recompensa de 31 berries, aunque esta le había dado el wanted doblado y en realidad su recompensa era de 31M. Rhea abrió el cartel de búsqueda para ver-lo con más claridad.
-Berry, ¿Qué eres?, ¿y porque vales 31M de berries? –
Le susurro a la oreja a Berry mientras esta se pedía un licuado de fresas.
Aunque que más daba, él había conocido a gente que no tenían ningún cartel de búsqueda que le había tratado mucho peor. Viendo lo feliz que estaba Berry, a pesar de que esta se pensaba que su recompensa era mucho menor; debía ser su primer cartel de búsqueda, aun así, su valor era bastante elevado, aunque esto no sorprendía a Rhea ya que era consciente de una parte de los poderes de la mink; ver-la furiosa debía ser peligroso. Dejando de lado los pensamientos el logro de su amiga, alegraba a Rhea como si fuera suyo y este se acercó a Berry.
-Me alegro mucho por ti, y por cierto sales muy guapa-
Le felicitaba mientras le acariciaba. Posteriormente le dio a probar un te frio tropical que había pedido.
- ¿Qué te parece este sitio? Es muy curioso esta lleno de vida y de gente, esta isla debe estar llena de cosas interesantes. Aunque hay algunos puestos que venden una especie de liquido que huele muy fuerte. Me parece extraño que vendan cloroformo aquí. –
Hablo Rhea refiriéndose a los perfumes que aun desconocía.
- ¿Vamos a la fiesta de la plaza? Dicen que será super entretenido jeje-
Le comentaba un hombre a otro en una de las mesas cercanas. Estos estaban bebiendo unas bebidas y estaban alcoholizados.
- ¿Has escuchado Berry? Podría ser divertido ver las tradiciones locales de la isla y tengo muchas ganas de aprender cosas nuevas-
Le comento a Berry con un brillo en los ojos. Aunque la fiesta no le interesaba mucho, le intrigaban los eventos culturales y le daba demasiada pereza
Exclamo Rhea al ver a la mink de dos metros acercar-se. Seguía siendo fácilmente reconocible, aunque hubiese mucha multitud en la ciudad.
- Ya te echaba de menos, me he metido en un cacharro de hierro y me ha traído hasta esta isla-
Comento mientras soltaba una sonrisa. Estaba muy contento de volver a ver a su amiga.
-Necesitaba, ropa mas fresca, no sabes el calor que hace en esta isla a los 10 minutos de pisarla ya estaba sudando… Perdon por no decirte nada, pensaba que volvería a Jaya de vuelta, maldito cacharro estafador-
Respondió mientras la mink le mostraba su cartel de recompensa de 31 berries, aunque esta le había dado el wanted doblado y en realidad su recompensa era de 31M. Rhea abrió el cartel de búsqueda para ver-lo con más claridad.
-Berry, ¿Qué eres?, ¿y porque vales 31M de berries? –
Le susurro a la oreja a Berry mientras esta se pedía un licuado de fresas.
Aunque que más daba, él había conocido a gente que no tenían ningún cartel de búsqueda que le había tratado mucho peor. Viendo lo feliz que estaba Berry, a pesar de que esta se pensaba que su recompensa era mucho menor; debía ser su primer cartel de búsqueda, aun así, su valor era bastante elevado, aunque esto no sorprendía a Rhea ya que era consciente de una parte de los poderes de la mink; ver-la furiosa debía ser peligroso. Dejando de lado los pensamientos el logro de su amiga, alegraba a Rhea como si fuera suyo y este se acercó a Berry.
-Me alegro mucho por ti, y por cierto sales muy guapa-
Le felicitaba mientras le acariciaba. Posteriormente le dio a probar un te frio tropical que había pedido.
- ¿Qué te parece este sitio? Es muy curioso esta lleno de vida y de gente, esta isla debe estar llena de cosas interesantes. Aunque hay algunos puestos que venden una especie de liquido que huele muy fuerte. Me parece extraño que vendan cloroformo aquí. –
Hablo Rhea refiriéndose a los perfumes que aun desconocía.
- ¿Vamos a la fiesta de la plaza? Dicen que será super entretenido jeje-
Le comentaba un hombre a otro en una de las mesas cercanas. Estos estaban bebiendo unas bebidas y estaban alcoholizados.
- ¿Has escuchado Berry? Podría ser divertido ver las tradiciones locales de la isla y tengo muchas ganas de aprender cosas nuevas-
Le comento a Berry con un brillo en los ojos. Aunque la fiesta no le interesaba mucho, le intrigaban los eventos culturales y le daba demasiada pereza
Berry
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La mink sonrió mientras Rhea le explicaba su pequeña aventura, al parecer nunca había visto un tren y no era de sorprenderse dado lo poco que parecía conocer del mundo real, la zorra abrió sus ojos mientras el chico le susurraba su recompensa real y volvió a ver el cartel observando que al desplegarse se habían añadido varios ceros detrás del número. El albino parecía curioso de saber como había llegado a tener una recompensa, a la vez que le halagaba, para Berry solo había hecho lo correcto recordando las pésimas condiciones en que los legionarios tenían a la sociedad de esa isla, Arabasta parecía mucho mejor administrada al menos en apariencia que esa isla donde la mayoría de civiles parecía tener que recurrir al robo para subsistir y los pocos ciudadanos amables eran juzgados unilateralmente por quienes se suponía que debían protegerles o cuidarles del verdadero peligro.
—¿Qué soy? Solo soy yo, una mink que lucha por lo correcto. Solo maté a un tonto que en lugar de cuidar a los civiles a su cargo se dedicaba a atormentarlos, usando su rango para injustamente apresar inocentes bajo cargos inventados en su afán por conseguir no sé que recursos. ¿No es eso lo que debería hacer alguien honrado? Limpiar el mundo de la basura corrupta y las malas personas que solo buscan el beneficio personal... no hice nada como atacar a alguien indefenso, solo les di un mensaje a esos tontos para que comenzaran a hacer su trabajo en lugar de abusar de su autoridad.—
La zorra explicó mientras probaba su licuado y el té que Rhea le había ofrecido, el chico le comentó sobre el calor de la isla y las dificultades que tuvo al pasar por los mercados dado el fuerte aroma de los perfumes. Berry comenzó a reír antes de levantar su mano y negar ante la idea de Rhea de que aquellos comerciantes vendían algo como cloroformo o alguna sustancia peligrosa. Los puesteros por lo general vendían perfumes elaborados con fragancias más fuertes dado las condiciones del lugar, el oler bien costaba cuando se debía caminar por un desierto y si fueran suaves seguramente no se tardaría en oler a sudor en un par de segundos.
—¡Bwahahaha! Esos son perfumes, se usan para oler bien, supongo que los has sentido muy fuertes ya que al entrar en contacto con la piel se suavizan un poco y si no fueran tan invasivos estando en una isla por poco desierta olerías peor que sin tenerlos. A mí por lo general no me afecta el calor, lo disfruto, mi tema es cuando el cambio de temperatura es brusco y tiende a ser helado. Pero siempre puedes ponerte un sombrero para el sol y hay protectores solares muy buenos para evitar quedar como un tomate...—
La mink comenzó a señalar los puestos que vendían complementos para la piel en caso del albino necesitar algunos, por su parte su pelaje brillaba con gran belleza debajo del sol. Su rostro se centró en el albino mientras le preguntaba que opinaba del lugar, la mink se encogió de hombros, no conocía en profundidad el lugar y solo había escuchado historias de que había chicas bonitas que dado las condiciones del lugar vestían de forma muy reveladora. Solo por ese dato que todavía no comprobaba la isla le parecía un lugar bonito.
—Supongo que está bien, no es la mejor isla del mundo, no hay mucho paisaje más que arena y edificios parecidos a un pastel con esos techos raros pero en lo que respecta a las personas no parecen sufrir ni necesitar de demasiadas cosas como en otras. ¿Una fiesta? ¡Me encantan las fiestas! Deberíamos ir a ver que tal se divierten por aquí, después de todo ya que hemos llegado lo mejor es recorrer el lugar.—
Se levantó terminando su licuado y ajustando sus gafas de sol, la fiesta parecía estar ocurriendo en la plaza, no conocía nada acerca de que tipo de fiestas montaban pero había escuchado que eran buenas. La zorra se colocó en cuatro patas esperando a que Rhea guíe el camino, se le notaba bastante animada y curiosa, tal vez no al nivel del albino pero su actitud delataba que se moría de ganas por jugar en la supuesta fiesta y ver que tipo de premios podrían obtener en caso de ser algo similar a un festival. Ojalá los turistas también pudiesen sumarse, sería aburrido ver a gente divertirse mientras que ella debía quedarse sin hacer nada, de un modo u otro debían conseguir participar activamente en el singular evento.
—¿Qué soy? Solo soy yo, una mink que lucha por lo correcto. Solo maté a un tonto que en lugar de cuidar a los civiles a su cargo se dedicaba a atormentarlos, usando su rango para injustamente apresar inocentes bajo cargos inventados en su afán por conseguir no sé que recursos. ¿No es eso lo que debería hacer alguien honrado? Limpiar el mundo de la basura corrupta y las malas personas que solo buscan el beneficio personal... no hice nada como atacar a alguien indefenso, solo les di un mensaje a esos tontos para que comenzaran a hacer su trabajo en lugar de abusar de su autoridad.—
La zorra explicó mientras probaba su licuado y el té que Rhea le había ofrecido, el chico le comentó sobre el calor de la isla y las dificultades que tuvo al pasar por los mercados dado el fuerte aroma de los perfumes. Berry comenzó a reír antes de levantar su mano y negar ante la idea de Rhea de que aquellos comerciantes vendían algo como cloroformo o alguna sustancia peligrosa. Los puesteros por lo general vendían perfumes elaborados con fragancias más fuertes dado las condiciones del lugar, el oler bien costaba cuando se debía caminar por un desierto y si fueran suaves seguramente no se tardaría en oler a sudor en un par de segundos.
—¡Bwahahaha! Esos son perfumes, se usan para oler bien, supongo que los has sentido muy fuertes ya que al entrar en contacto con la piel se suavizan un poco y si no fueran tan invasivos estando en una isla por poco desierta olerías peor que sin tenerlos. A mí por lo general no me afecta el calor, lo disfruto, mi tema es cuando el cambio de temperatura es brusco y tiende a ser helado. Pero siempre puedes ponerte un sombrero para el sol y hay protectores solares muy buenos para evitar quedar como un tomate...—
La mink comenzó a señalar los puestos que vendían complementos para la piel en caso del albino necesitar algunos, por su parte su pelaje brillaba con gran belleza debajo del sol. Su rostro se centró en el albino mientras le preguntaba que opinaba del lugar, la mink se encogió de hombros, no conocía en profundidad el lugar y solo había escuchado historias de que había chicas bonitas que dado las condiciones del lugar vestían de forma muy reveladora. Solo por ese dato que todavía no comprobaba la isla le parecía un lugar bonito.
—Supongo que está bien, no es la mejor isla del mundo, no hay mucho paisaje más que arena y edificios parecidos a un pastel con esos techos raros pero en lo que respecta a las personas no parecen sufrir ni necesitar de demasiadas cosas como en otras. ¿Una fiesta? ¡Me encantan las fiestas! Deberíamos ir a ver que tal se divierten por aquí, después de todo ya que hemos llegado lo mejor es recorrer el lugar.—
Se levantó terminando su licuado y ajustando sus gafas de sol, la fiesta parecía estar ocurriendo en la plaza, no conocía nada acerca de que tipo de fiestas montaban pero había escuchado que eran buenas. La zorra se colocó en cuatro patas esperando a que Rhea guíe el camino, se le notaba bastante animada y curiosa, tal vez no al nivel del albino pero su actitud delataba que se moría de ganas por jugar en la supuesta fiesta y ver que tipo de premios podrían obtener en caso de ser algo similar a un festival. Ojalá los turistas también pudiesen sumarse, sería aburrido ver a gente divertirse mientras que ella debía quedarse sin hacer nada, de un modo u otro debían conseguir participar activamente en el singular evento.
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La mink le explico porque había obtenido aquella recompensa, se había encargado de alguien que se lo merecía. Después le conto que era un perfume, que, aunque había algunas razones, a Rhea le parecía un producto estúpido.
Después de acabar de tomar algo con Berry y hablar de algunos temas interesantes, esta se levanto para ir a la fiesta junto a Rhea. Tenía ganas de cómo se divertía aquella gente.
Empezaron a seguir a la gente, ya que desconocían donde estaba la plaza. Unos minutos después llegaron a esta. La plaza estaba a rebasar, había gente de todo tipo coreando y animando a algo. Parecía ser que había una especie de torneo de peleas.
-Vamos Berry, lúcete-
Le comento Rhea con una pequeña risa al final, ya que sabia que la mink ganaría sin problemas todos los combates.
- ¡Daremos un premio de 90.000 berries! ¡Únanse a las peleas! -
Se escucho por megáfono. Aunque aquella proposición parecía muy extraña, era un premio demasiado elevado para unas peleas callejeras. La pelea que se podía ver en el centro era muy intensa y ambos estaban sangrando. A Rhea le producía mucho placer ver aquel duelo donde los peleadores se estaban jugando la vida. Todo el publico iba bastante pasado de alcohol se podía sentir tanto en el ambiente como en el olor. No paraban de escucharse gritos.
Todo el mundo animaba, aunque el ambiente era un poco hostil ya que todo el mundo que pasaba iba empujando con fuerza y se escuchaban insultos todo el rato. Rhea tambien pudo observar entre toda la multitud que había unos hombres sospechosos. Iban con atuendos negros y con un pañuelo que les cubría toda la cara. Parecían llevar armas punzantes.
-Berry, mira hacia allí con disimulo-
Le susurro al oído mientras le señalaba a uno de los hombres.
Después de acabar de tomar algo con Berry y hablar de algunos temas interesantes, esta se levanto para ir a la fiesta junto a Rhea. Tenía ganas de cómo se divertía aquella gente.
Empezaron a seguir a la gente, ya que desconocían donde estaba la plaza. Unos minutos después llegaron a esta. La plaza estaba a rebasar, había gente de todo tipo coreando y animando a algo. Parecía ser que había una especie de torneo de peleas.
-Vamos Berry, lúcete-
Le comento Rhea con una pequeña risa al final, ya que sabia que la mink ganaría sin problemas todos los combates.
- ¡Daremos un premio de 90.000 berries! ¡Únanse a las peleas! -
Se escucho por megáfono. Aunque aquella proposición parecía muy extraña, era un premio demasiado elevado para unas peleas callejeras. La pelea que se podía ver en el centro era muy intensa y ambos estaban sangrando. A Rhea le producía mucho placer ver aquel duelo donde los peleadores se estaban jugando la vida. Todo el publico iba bastante pasado de alcohol se podía sentir tanto en el ambiente como en el olor. No paraban de escucharse gritos.
Todo el mundo animaba, aunque el ambiente era un poco hostil ya que todo el mundo que pasaba iba empujando con fuerza y se escuchaban insultos todo el rato. Rhea tambien pudo observar entre toda la multitud que había unos hombres sospechosos. Iban con atuendos negros y con un pañuelo que les cubría toda la cara. Parecían llevar armas punzantes.
-Berry, mira hacia allí con disimulo-
Le susurro al oído mientras le señalaba a uno de los hombres.
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Cuando llegaron a la plaza la mink fue corriendo a los puestos de comida, mientras agarraba bastantes muestras notó a la muchedumbre gritando y alentando. La zorra se acercó con una cesta llena de diferentes alimentos mientras masticaba unas uvas, el premio le pareció bastante barato, viendo el nivel de los participantes no merecía mucho la pena meterse ella misma. Berry comenzó a reír fuertemente al escuchar las palabras de Rhea, como si aquello le pareciera un combate de cachorros.
—¡Bwahahaha! No me metería a perder el tiempo con personas que podría vencer sin mucho esfuerzo, no veo motivo para combatir aquí. Aunque si gustas intentarlo no voy a oponerme, después de todo parece interesarte esa pelea de cachorros.—
Las palabras de la zorra retumbaron entre la multitud que se apartó de la mink dejando que los luchadores se pusieran delante de ella visiblemente enfadados al sentirse insultados. La mink por su parte seguía degustando sus uvas sin la menor muestra de miedo, los dos guerreros preguntaron si de verdad creía lo que estaba diciendo siendo sorprendidos por un gesto de asentir de la mujer zorro.
—¡Ahora verás nadie se mete con nosotros!—
Gritaron los hombres al lanzarse contra Berry, la zorra no debió esforzarse mucho con un movimiento de pies esquivó el primer golpe respondiendo con una patada al cuello que incrustó la cabeza del agresor contra el suelo. Mientras que tras girar sobre su propio eje una fuerte patada a la barriga del segundo luchador lo envió a volar hasta estrellarse fuertemente contra una de las paredes. La gente se quedó atónita al darse cuenta de que Berry todavía sostenía su comida y que esta apenas se había movido de su lugar mientras que ambos luchadores yacían inconscientes de un solo golpe.
—Como dije, no es lugar para mí, las personas buscan algo de show y siento que esto es simplemente un calentamiento un niño de mi tribu de seis o siete años a lo mejor se divierte. O mi buen alumno Rhea, puede que le sirva como calentamiento.—
La zorra apuntó al albino con su dedo pulgar mientras la gente estaba deseosa de ver que tan fuerte era su pupilo, la demostración de la mink había dejado muy alto el listón y aquel kebab o como se llamase estaba muy bueno entre los dientes de Berry. Tras volver a mirar, Rhea señalaba a unos hombres sospechosos, a lo mejor eran unos monjes extraños.
—Vestir de negro bajo el sol, pobres tipos se deben estar asando ahí debajo, aunque mi pelo es negro y no me siento mal. ¡Descuida! Ve a divertirte un poco con las peleas, mientras no ocurra nada no tenemos porque interrumpir esta fiesta.—
La zorra bebió un poco del zumo de uvas que ofrecían en uno de los puestos mientras animaba a las personas a alentar, no le preocupaban los tipos raros siempre tenía la regla de no intervenir a menos que le atacasen o atentaran contra la vida de alguien. A lo mejor eran cazadores, no podía juzgarles ya que simplemente eran personas como su gran amiga Alice que cazaban gente mala para vivir solo que a diferencia de ella con una licencia. Pese a que no les quitaba la mirada de encima, no eran un inconveniente, se aseguró de palmear la espalda del albino.
—Vamos no tengas miedo, la pasarás bien, si noto algo extraño voy a intervenir. ¡Puedes confiar en tu amiga Berry!—
La mujer acarició la cabeza del albino con su garra antes de seguir degustando la gran cantidad de comidas y bebidas que había agarrado, invitando al albino a tomar alguna si deseaba antes de entrar a aquel torneo. Para Berry no venía mal ser expectadora por una vez y dejar a una nueva generación sentirse protagonista, no era como si buscase presumir en un torneo tan desnivelado en el que nisiquiera había necesitado usar haki para tumbar de manera tan vistoza a dos enemigos.
—¡Bwahahaha! No me metería a perder el tiempo con personas que podría vencer sin mucho esfuerzo, no veo motivo para combatir aquí. Aunque si gustas intentarlo no voy a oponerme, después de todo parece interesarte esa pelea de cachorros.—
Las palabras de la zorra retumbaron entre la multitud que se apartó de la mink dejando que los luchadores se pusieran delante de ella visiblemente enfadados al sentirse insultados. La mink por su parte seguía degustando sus uvas sin la menor muestra de miedo, los dos guerreros preguntaron si de verdad creía lo que estaba diciendo siendo sorprendidos por un gesto de asentir de la mujer zorro.
—¡Ahora verás nadie se mete con nosotros!—
Gritaron los hombres al lanzarse contra Berry, la zorra no debió esforzarse mucho con un movimiento de pies esquivó el primer golpe respondiendo con una patada al cuello que incrustó la cabeza del agresor contra el suelo. Mientras que tras girar sobre su propio eje una fuerte patada a la barriga del segundo luchador lo envió a volar hasta estrellarse fuertemente contra una de las paredes. La gente se quedó atónita al darse cuenta de que Berry todavía sostenía su comida y que esta apenas se había movido de su lugar mientras que ambos luchadores yacían inconscientes de un solo golpe.
—Como dije, no es lugar para mí, las personas buscan algo de show y siento que esto es simplemente un calentamiento un niño de mi tribu de seis o siete años a lo mejor se divierte. O mi buen alumno Rhea, puede que le sirva como calentamiento.—
La zorra apuntó al albino con su dedo pulgar mientras la gente estaba deseosa de ver que tan fuerte era su pupilo, la demostración de la mink había dejado muy alto el listón y aquel kebab o como se llamase estaba muy bueno entre los dientes de Berry. Tras volver a mirar, Rhea señalaba a unos hombres sospechosos, a lo mejor eran unos monjes extraños.
—Vestir de negro bajo el sol, pobres tipos se deben estar asando ahí debajo, aunque mi pelo es negro y no me siento mal. ¡Descuida! Ve a divertirte un poco con las peleas, mientras no ocurra nada no tenemos porque interrumpir esta fiesta.—
La zorra bebió un poco del zumo de uvas que ofrecían en uno de los puestos mientras animaba a las personas a alentar, no le preocupaban los tipos raros siempre tenía la regla de no intervenir a menos que le atacasen o atentaran contra la vida de alguien. A lo mejor eran cazadores, no podía juzgarles ya que simplemente eran personas como su gran amiga Alice que cazaban gente mala para vivir solo que a diferencia de ella con una licencia. Pese a que no les quitaba la mirada de encima, no eran un inconveniente, se aseguró de palmear la espalda del albino.
—Vamos no tengas miedo, la pasarás bien, si noto algo extraño voy a intervenir. ¡Puedes confiar en tu amiga Berry!—
La mujer acarició la cabeza del albino con su garra antes de seguir degustando la gran cantidad de comidas y bebidas que había agarrado, invitando al albino a tomar alguna si deseaba antes de entrar a aquel torneo. Para Berry no venía mal ser expectadora por una vez y dejar a una nueva generación sentirse protagonista, no era como si buscase presumir en un torneo tan desnivelado en el que nisiquiera había necesitado usar haki para tumbar de manera tan vistoza a dos enemigos.
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Parecía que la mink había provocado a los luchadores y estos fueron a desafiar-la con agresividad. Uno intento agredir-la, pero fallo en intento, ya que Berry esquivo el ataque con mucha facilidad. Posteriormente propuso a Rhea para aquellas peleas.
Este se encontraba muy nervioso ya que era la primera vez que peleaba en serio y el premio tan elevado junto el dinero del premio hacia que la gente fuera con todo.
La mink le dijo que si pasaba algo ella intervendría, así que esto tranquilizo mucho a Rhea. Aun así, los luchadores estaban bastante enfadados. Rhea recordó todos los entrenamientos con Berry y se grabo en la cabeza todos sus consejos. Procedió a quitar-se la ropa y quedar-se solo con los pantalones, mientras se dirigía al ring con una mirada desafiante a sus adversarios.
Su primer adversario era un tipo calvo que le sacaba un par de cabezas a Rhea. Posiblemente no pudiese ganarle en una pelea en fuerza, pero su estilo no se basaba en eso. Rhea se dirigió al centro y únicamente se centro en mantener su posición. El hombre fue a atacarle bruscamente. Rhea espero el momento preciso para esquivar el golpe y justo cuando estaba desequilibrado buscar un punto débil. Pudo ver que el hombre no flexionaba el brazo izquierdo de manera corriente, así que le propicio un puñetazo, dejando a su rival retorcido de dolor. Después de eso el hombre calvo se retiró del combate. Después entro al ring otro hombre que debía medir alrededor de los dos metros y que estaba bastante gordo. Aquel hombre le podía poner en problemas ya que la fuerza no era su fuerte y estaba en clara desventaja. Aun así, los retos estan para enfrentar-los así que empezó la pelea de la misma manera manteniendo su postura. El señor gordo se abalanzo hacia a él ferozmente y Rhea lo único que hacia era esquivar-lo, un paso en falso podría representar la derrota. Poco a poco empezaba a analizar a su rival, aquel señor corpulento cada vez que intentaba abalanzar-se entre los pasos su postura dejaba de ser firme. Una vez Rhea descubrió su punto débil se limito a esperar el momento perfecto. La manera de esquivar de Rhea era cada vez más estética para buscar provocar al rival, y una vez encontró el momento idóneo este atacó a las piernas con una patada consiguiendo tumbar al grandullón. Posteriormente recordando aquellas tardes de golpes al saco busco rematarle, subiéndose encima y pegando una lluvia de golpes con toda su intensidad que acabo haciendo que el hombre se rindiera. Se lo estaba pasando en grande en sus primeros combates y busco a Berry entre el publico ilusionado.
Así estuvo durante unas 2 horas y se proclamo ganador del torneo.
- ¡Tenemos ganador del torneo! -
Exclamaba el hombre que se encargaba de presentar-lo mientras levantaba el brazo de Rhea.
-Acompaña a estos hombres de negro que te darán el premio –
Se susurro después de levantar-le el brazo.
Rhea siguió a los hombres de negro, ya que, aunque le parecían sospechosos sabia que Berry estaria allí si pasaba algo. Llegaron hasta un carro con caballos y lo metieron allí. Una vez dentro del carro empezó a ver muchos indicios de que aquellos hombres no le iban a dar ningún premio. Se podían observar algunas cadenas y cintas aislantes. Por suerte al dar-se cuenta pronto pudo establecer un plan. Era obvio que no podía salir de allí ileso solo así que tenia que hacer lo que fuese para llamar la atención de Berry.
Rhea saco un coco que tenia en la mochila y lo estampo contra la ventana del carro partiéndola en pedazos. Este salto de allí y empezó a correr dirigiéndose hacia la multitud. Podía observar como la gente que formaba parte del evento viendo aquel suceso empezó a huir por diferentes lados.
Este se encontraba muy nervioso ya que era la primera vez que peleaba en serio y el premio tan elevado junto el dinero del premio hacia que la gente fuera con todo.
La mink le dijo que si pasaba algo ella intervendría, así que esto tranquilizo mucho a Rhea. Aun así, los luchadores estaban bastante enfadados. Rhea recordó todos los entrenamientos con Berry y se grabo en la cabeza todos sus consejos. Procedió a quitar-se la ropa y quedar-se solo con los pantalones, mientras se dirigía al ring con una mirada desafiante a sus adversarios.
Su primer adversario era un tipo calvo que le sacaba un par de cabezas a Rhea. Posiblemente no pudiese ganarle en una pelea en fuerza, pero su estilo no se basaba en eso. Rhea se dirigió al centro y únicamente se centro en mantener su posición. El hombre fue a atacarle bruscamente. Rhea espero el momento preciso para esquivar el golpe y justo cuando estaba desequilibrado buscar un punto débil. Pudo ver que el hombre no flexionaba el brazo izquierdo de manera corriente, así que le propicio un puñetazo, dejando a su rival retorcido de dolor. Después de eso el hombre calvo se retiró del combate. Después entro al ring otro hombre que debía medir alrededor de los dos metros y que estaba bastante gordo. Aquel hombre le podía poner en problemas ya que la fuerza no era su fuerte y estaba en clara desventaja. Aun así, los retos estan para enfrentar-los así que empezó la pelea de la misma manera manteniendo su postura. El señor gordo se abalanzo hacia a él ferozmente y Rhea lo único que hacia era esquivar-lo, un paso en falso podría representar la derrota. Poco a poco empezaba a analizar a su rival, aquel señor corpulento cada vez que intentaba abalanzar-se entre los pasos su postura dejaba de ser firme. Una vez Rhea descubrió su punto débil se limito a esperar el momento perfecto. La manera de esquivar de Rhea era cada vez más estética para buscar provocar al rival, y una vez encontró el momento idóneo este atacó a las piernas con una patada consiguiendo tumbar al grandullón. Posteriormente recordando aquellas tardes de golpes al saco busco rematarle, subiéndose encima y pegando una lluvia de golpes con toda su intensidad que acabo haciendo que el hombre se rindiera. Se lo estaba pasando en grande en sus primeros combates y busco a Berry entre el publico ilusionado.
Así estuvo durante unas 2 horas y se proclamo ganador del torneo.
- ¡Tenemos ganador del torneo! -
Exclamaba el hombre que se encargaba de presentar-lo mientras levantaba el brazo de Rhea.
-Acompaña a estos hombres de negro que te darán el premio –
Se susurro después de levantar-le el brazo.
Rhea siguió a los hombres de negro, ya que, aunque le parecían sospechosos sabia que Berry estaria allí si pasaba algo. Llegaron hasta un carro con caballos y lo metieron allí. Una vez dentro del carro empezó a ver muchos indicios de que aquellos hombres no le iban a dar ningún premio. Se podían observar algunas cadenas y cintas aislantes. Por suerte al dar-se cuenta pronto pudo establecer un plan. Era obvio que no podía salir de allí ileso solo así que tenia que hacer lo que fuese para llamar la atención de Berry.
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La fiesta se puso entretenida al momento en el que Rhea subió al ring y comenzó con su racha de victorias, la zorra alentaba mientras festejaba cada vez que el albino lograba tumbar a su oponente. Parecía que el torneo era de mucha menor dificultad de lo que la mink había previsto, si bien algunos peleadores daban cierto trabajo su alumno mantuvo el ritmo unas dos horas. Aunque cansado el albino fue declarado ganador, la mink saltaba de la emoción mientras comía un par de mariscos. Si bien el resultado fue el esperado, el albino se alejó mientras el presentador le susurraba algo.
Berry estiró sus brazos mientras seguía el aroma del albino, pudo ver que se adentraba a un carruaje y luego los hombres de negro accedían a este. La zorra ladeó la cabeza, era extraño que entregasen el premio sin hacerlo con las personas de la fiesta, se aventuró a trepar un techo para tener mejor visibilidad de su entorno y entonces escuchó un ruido. La gente del lugar quizás creyendo que se trataba de un disparo salió huyendo, localizó a Rhea huyendo de los hombres de negro quienes llevaban sus sables en alto.
—Assault Mode...—
Suspiró la mink mientras la electricidad comenzaba en envolverle en un aura dorada, sus piernas se flexionaron para luego impulsarse como una bala hasta el lugar donde estaban los dos hombres. Uno de estos solo pudo girar un poco la cabeza antes de ser impactado por el puño de la mink quien aterrizó como un meteoro contra el rostro del extraño individuo. No necesitaba saber que habían intentado algo, Rhea no era alguien conflictivo ni mucho menos malvado. Emergió del polvo con ciertas chispas de electricidad rodeando su pelaje y sus tatuajes todavía brillando, el pobre infeliz que recibió su puñetazo no se volvería a levantar a menos que los cuerpos pudiesen andar sin cabeza.
—Oye, nadie se mete con mis amigos, será mejor que empieces a cantar que quieres con Rhea y te entregaré a los marines en lugar de acabarte.—
La zorra se veía imponente, su garra izquierda todavía goteaba la sangre del primer tipo y cuando el hombre intentó responder con su sable la mink se desplazó como un rayo hasta estamparlo contra la pared. Su haki de observación le advirtió que el hombre tenía miedo, observó su mano temblar mientras soltaba el sable y levantaba las manos. Todavía estaba sujeto desde la tela de su túnica por la mink y movía sus piernas en el aire, Berry volteó a ver a Rhea sonriendo.
—¿Te han hecho algo? Perdona la tardanza, no creí que te hicieran ir por otro lado, pero siempre puedo localizarte mientras no te lleven demasiado lejos... volviendo al tema. ¿Para quién trabajas? ¿Qué quieren con nosotros? Empieza a hablar o te mando derecho con tu compañero.—
La zorra cambiaba de actitud como una madre que discute con su hijo pero saluda alegremente a su vecina, deseaba llegar al fondo del asunto, Arabasta no parecía una ciudad peligrosa con tanto glamour cerca y sus coloridos atuendos. Sin embargo, al parecer bajo las suaves sedas y deliciosas comidas, había serpientes dispuestas a engullir a los más descuidados. Si Berry actuaba, era para cortar la cabeza de la serpiente, para eso necesitaba toda la información posible y de ser necesario un plan, tal vez con ese tipo miedoso vivo tendrían uno.
Berry estiró sus brazos mientras seguía el aroma del albino, pudo ver que se adentraba a un carruaje y luego los hombres de negro accedían a este. La zorra ladeó la cabeza, era extraño que entregasen el premio sin hacerlo con las personas de la fiesta, se aventuró a trepar un techo para tener mejor visibilidad de su entorno y entonces escuchó un ruido. La gente del lugar quizás creyendo que se trataba de un disparo salió huyendo, localizó a Rhea huyendo de los hombres de negro quienes llevaban sus sables en alto.
—Assault Mode...—
Suspiró la mink mientras la electricidad comenzaba en envolverle en un aura dorada, sus piernas se flexionaron para luego impulsarse como una bala hasta el lugar donde estaban los dos hombres. Uno de estos solo pudo girar un poco la cabeza antes de ser impactado por el puño de la mink quien aterrizó como un meteoro contra el rostro del extraño individuo. No necesitaba saber que habían intentado algo, Rhea no era alguien conflictivo ni mucho menos malvado. Emergió del polvo con ciertas chispas de electricidad rodeando su pelaje y sus tatuajes todavía brillando, el pobre infeliz que recibió su puñetazo no se volvería a levantar a menos que los cuerpos pudiesen andar sin cabeza.
—Oye, nadie se mete con mis amigos, será mejor que empieces a cantar que quieres con Rhea y te entregaré a los marines en lugar de acabarte.—
La zorra se veía imponente, su garra izquierda todavía goteaba la sangre del primer tipo y cuando el hombre intentó responder con su sable la mink se desplazó como un rayo hasta estamparlo contra la pared. Su haki de observación le advirtió que el hombre tenía miedo, observó su mano temblar mientras soltaba el sable y levantaba las manos. Todavía estaba sujeto desde la tela de su túnica por la mink y movía sus piernas en el aire, Berry volteó a ver a Rhea sonriendo.
—¿Te han hecho algo? Perdona la tardanza, no creí que te hicieran ir por otro lado, pero siempre puedo localizarte mientras no te lleven demasiado lejos... volviendo al tema. ¿Para quién trabajas? ¿Qué quieren con nosotros? Empieza a hablar o te mando derecho con tu compañero.—
La zorra cambiaba de actitud como una madre que discute con su hijo pero saluda alegremente a su vecina, deseaba llegar al fondo del asunto, Arabasta no parecía una ciudad peligrosa con tanto glamour cerca y sus coloridos atuendos. Sin embargo, al parecer bajo las suaves sedas y deliciosas comidas, había serpientes dispuestas a engullir a los más descuidados. Si Berry actuaba, era para cortar la cabeza de la serpiente, para eso necesitaba toda la información posible y de ser necesario un plan, tal vez con ese tipo miedoso vivo tendrían uno.
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De repente apareció Berry como si de una superheroína se tratase dejando a todos los hombres que podían ser una amenaza y se quedó amenazando a uno con las garras mientras le preguntaba que estaban haciendo y cuál era su misión. Rhea se acerco allí orgulloso de la mink, en unos segundos tenia la situación controlada.
-Berry hazlo dentro del carro, que llamamos demasiado la atención aquí fuera-
Le propuso Rhea con la calma para ayudar a la mink en lo posible. La gente ya había descampado, así que era el momento perfecto para camuflar un poco la situación, así que se dirigió al tipo al que había golpeado la mink, lo envolvió con unas telas que había por el ring y las incendió con una antorcha que había colgada para que se pudiera ver en aquel festival.
-Yo… Trabajo para Destra Hassan… es uno de los hombres más peligrosos de Arabasta no sabéis con quien os estais metiendo…-
-Queríamos utilizar al vencedor del torneo como espectáculo en un local de Alubarna, donde realizamos grandes batallas…-
-Tienen a mis hijas y a mi mujer encerradas, me obligan a llevar-les hombres que den espectáculo al local de la forma que sea. –
Contesto con mucho miedo aquel tipo. Parecía decir la verdad, ya que viendo el destino de su compañero se veía en la misma situación que él. De repente exploto a llorar.
-Por suerte parece que esta gente no tiene mucha relación con las autoridades, ¿deberíamos ayudarle? -
Le pregunto Rhea mientras se iba a acercando. Este parecía despreocupado, no parecía que les costaran muchos problemas si simplemente huían de allí, pero este quería ayudar al señor… O quizas una aventura más… Igualmente lo dejaba en las manos de Berry ya que no tenía ninguna intención de aventurar-se solo. El no haberse sentido pertenecido a una familia le hacia no empatizar con el hombre, aunque le daba algo de pena. Posteriormente al ver que el cadáver ya estaba completamente chamuscado Rhea se dirigió hacia allí a proceder a quemar las llamas con arena y enterrar a el muerto.
-Berry hazlo dentro del carro, que llamamos demasiado la atención aquí fuera-
Le propuso Rhea con la calma para ayudar a la mink en lo posible. La gente ya había descampado, así que era el momento perfecto para camuflar un poco la situación, así que se dirigió al tipo al que había golpeado la mink, lo envolvió con unas telas que había por el ring y las incendió con una antorcha que había colgada para que se pudiera ver en aquel festival.
-Yo… Trabajo para Destra Hassan… es uno de los hombres más peligrosos de Arabasta no sabéis con quien os estais metiendo…-
-Queríamos utilizar al vencedor del torneo como espectáculo en un local de Alubarna, donde realizamos grandes batallas…-
-Tienen a mis hijas y a mi mujer encerradas, me obligan a llevar-les hombres que den espectáculo al local de la forma que sea. –
Contesto con mucho miedo aquel tipo. Parecía decir la verdad, ya que viendo el destino de su compañero se veía en la misma situación que él. De repente exploto a llorar.
-Por suerte parece que esta gente no tiene mucha relación con las autoridades, ¿deberíamos ayudarle? -
Le pregunto Rhea mientras se iba a acercando. Este parecía despreocupado, no parecía que les costaran muchos problemas si simplemente huían de allí, pero este quería ayudar al señor… O quizas una aventura más… Igualmente lo dejaba en las manos de Berry ya que no tenía ninguna intención de aventurar-se solo. El no haberse sentido pertenecido a una familia le hacia no empatizar con el hombre, aunque le daba algo de pena. Posteriormente al ver que el cadáver ya estaba completamente chamuscado Rhea se dirigió hacia allí a proceder a quemar las llamas con arena y enterrar a el muerto.
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A Berry nunca le había importado llamar la atención, de hecho lo hacía a menudo siendo solo una zorra humanoide por esos lugares, el hombre comenzó a hablar mientras era estudiado por la mirada de la mujer zorra no había mentira en su relato. No conocía al tal Hassan, le sonaba alguien con ese nombre pero no se dedicaba a secuestrar personas, quizás era alguien de su familia o un don nadie tratando de valerse con un apellido famoso pese a no ser alguien de esta. Suspiró mientras dejaba caer al tipo y negaba con la cabeza, si hubieran pedido ayuda el otro no estaría muerto pero la mink detestaba a quienes trataban a otros como objetos así fuese por obligación. Con Alice había visto que incluso los más desgraciados podían venderse por unas monedas y dar pena, claro en aquel entonces su haki no era tan avanzado como para sentir las emociones aproximando a un veredicto más justo.
—Te ayudaremos, los legionarios son unos incompetentes y no son de fiar. La marina no tiene autoridad aquí y los cazadores pedirían una recompensa, por lo tanto te ayudaré porque no tengo nada mejor que hacer.—
La zorra sonrió mientras se crujía los nudillos, observó el carro para meter al hombre dentro y luego permitir que Rhea de adentrase. Comenzó a interrogar al hombre sobre las condiciones, al parecer el torneo se llevaría a cabo en la capital, varios legionarios estaban dispuestos a apostar por sus luchadores y también había cierta complicidad de los bajos fondos.
La mink se disfrazaría del otro sujeto de negro y juntos llevarían a Rhea, mientras este ganaba tiempo en el torneo la mink junto con el hombre de negro buscarían liberar a los posibles esclavos. Berry se aseguraría de que este no les vendiera, manteniendose cerca a todo momento.
—¡Buuu! Parezco una fantasmaaa...—
Bromeó la mink una vez disfrazada con la túnica y la capucha negra, de hecho era un disfraz convincente ya que los legionarios de la capital no le reconocerían en caso de ver su cartel de recompensa. Mientras el carro avanzaba, la mink repasó el plan con Rhea y el hombre de negro, que facilitó un mapa de la instalación un edificio de varios pisos.
—Teniendo en cuenta el mapa, Rhea estará en el segundo piso para el torneo, mientras yo y fantasmín deberemos entrar al sótano, tal vez podamos liberar a todos pero nos tomará tiempo. Una vez los civiles estén a salvo te daré una señal para que escapes y volaremos el edificio.—
—¿Volar el edificio?—
Preguntó fantasmín, el apodo que Berry le dio al hombre de negro, la zorra asintió. La mayoría de personas del lugar eran personas de la peor calaña y los legionarios implicados solo hacían la vista gorda para llevarse a algún esclavo como premio mediante apuestas. No había civiles inocentes implicados a los ojos de Berry, solo escoria que necesitaba ser eliminada.
—Si conoces personas que estén en tu situacion dales aviso y que se unan a la causa, el resto volará en pedazos, la única forma de que esta gente deje de reprimir la libertad de otros es con un mensaje claro. Además, no me gustaría que esos legionarios se llevaran el crédito por acabar con un negocio de esclavos cuando ellos mismos lo están fomentando.—
La zorra se mostraba decidida, salvarían a los inocentes y a quienes fantasmín marcase, el resto ardería en el infierno como castigo por sus crímenes. El carro lentamente llegaba a la capital, era hora de iniciar con el rescate y evacuación, cuando Berry salió del vehículo se encontró de cara con un edificio grande y amplio, el sonido del interior parecía el de una arena de lucha, estaban en el lugar correcto.
—Te ayudaremos, los legionarios son unos incompetentes y no son de fiar. La marina no tiene autoridad aquí y los cazadores pedirían una recompensa, por lo tanto te ayudaré porque no tengo nada mejor que hacer.—
La zorra sonrió mientras se crujía los nudillos, observó el carro para meter al hombre dentro y luego permitir que Rhea de adentrase. Comenzó a interrogar al hombre sobre las condiciones, al parecer el torneo se llevaría a cabo en la capital, varios legionarios estaban dispuestos a apostar por sus luchadores y también había cierta complicidad de los bajos fondos.
La mink se disfrazaría del otro sujeto de negro y juntos llevarían a Rhea, mientras este ganaba tiempo en el torneo la mink junto con el hombre de negro buscarían liberar a los posibles esclavos. Berry se aseguraría de que este no les vendiera, manteniendose cerca a todo momento.
—¡Buuu! Parezco una fantasmaaa...—
Bromeó la mink una vez disfrazada con la túnica y la capucha negra, de hecho era un disfraz convincente ya que los legionarios de la capital no le reconocerían en caso de ver su cartel de recompensa. Mientras el carro avanzaba, la mink repasó el plan con Rhea y el hombre de negro, que facilitó un mapa de la instalación un edificio de varios pisos.
—Teniendo en cuenta el mapa, Rhea estará en el segundo piso para el torneo, mientras yo y fantasmín deberemos entrar al sótano, tal vez podamos liberar a todos pero nos tomará tiempo. Una vez los civiles estén a salvo te daré una señal para que escapes y volaremos el edificio.—
—¿Volar el edificio?—
Preguntó fantasmín, el apodo que Berry le dio al hombre de negro, la zorra asintió. La mayoría de personas del lugar eran personas de la peor calaña y los legionarios implicados solo hacían la vista gorda para llevarse a algún esclavo como premio mediante apuestas. No había civiles inocentes implicados a los ojos de Berry, solo escoria que necesitaba ser eliminada.
—Si conoces personas que estén en tu situacion dales aviso y que se unan a la causa, el resto volará en pedazos, la única forma de que esta gente deje de reprimir la libertad de otros es con un mensaje claro. Además, no me gustaría que esos legionarios se llevaran el crédito por acabar con un negocio de esclavos cuando ellos mismos lo están fomentando.—
La zorra se mostraba decidida, salvarían a los inocentes y a quienes fantasmín marcase, el resto ardería en el infierno como castigo por sus crímenes. El carro lentamente llegaba a la capital, era hora de iniciar con el rescate y evacuación, cuando Berry salió del vehículo se encontró de cara con un edificio grande y amplio, el sonido del interior parecía el de una arena de lucha, estaban en el lugar correcto.
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La mink decidió ayudar a aquel hombre y acabar con aquel negocio. El plan era que Berry se disfrazara con una túnica y capucha negra, mientras llevaban a Rhea como peleador infiltrado. El hombre tambien facilito un mapa del edificio donde realizaban las peleas para poder llevar a cabo el plan con más facilidad. El lugar donde estaria Rhea esperando a pelear seria la segunda planta; una vez evacuaran a todos los civiles del sótano a los que usaban como rehenes para que aquellos hombres hicieran el trabajo sucio de secuestran a posibles luchadores que diesen un minimo espectáculo. Una vez repasado el plan se dirigieron a la capital en el carro.
De camino Rhea estaba pensativo ya que llevaba varias horas peleando y el cansancio acumulado le podría pasar factura. Así que decidió ganar el máximo de tiempo posible una vez en el ring, alargar al máximo las peleas para que su cuerpo sufriera lo menos posible mientras esperaba la señal de Berry. Esperaba que los peleadores fueran parecidos a los del festival, ya que no era ni mucho menos un experto luchador.
A medida que se acercaban al edificio los nervios iban aumentando y una vez allí, se podía respirar el aura de la adrenalina, las apuestas y la lucha. Antes de bajar, el hombre le puso unas esposas a Rhea para hacerlo lo más realista posible, posteriormente bajaron del carro y el hombre lo cogió como si de un rehén se tratase para entregarlo a lo que eran sus compañeros. Ya se estaban separando y tenia que cumplir su parte de la misión. Aunque había algún detalle que el hombre no les había contado. Aquello era mas que un edificio donde realizaban apuestas y peleas, tambien ofrecían prostitución. Nada mas entrar en la primera planta donde estaba la entrada ya se podía observar el ambiente donde había hombres con mala pinta y prostitutas fumando. Mientras dos hombres cogían a Rhea por las esposas empezaron a subir una escalera. Parecía que todo iba según el plan ya que estaban dirigiéndose a la segunda planta. Una vez allí había un pasillo entero de sofás, leds rosas y escenarios con barras de stripper con mujeres bailando. Al final de la sala había una puerta que una vez abierta pudo ver que lo que les había contado el denominado por Berry, Fantasmín era cierto. Aquello era una sala no muy grande con una jaula en el centro con un monton de gente a los alrededores. Después tambien había unas gradas con gente trajeada que contaba fajos de billetes, seguramente eran los encargados de llevar las apuestas. Tambien había hombres con fusiles vigilando; tenia que trazar un plan para deshacer-se de ellos ya que podían ser un gran problema. Atravesaron toda la sala y le metieron en una especie de jaula que se encontraba en un rincón escondida y vigilada. En esta había varios tipos que se notaba que ya habían recibido varias palizas, tanto puñetazos como golpes con armas. Esto lo podía deducir fácilmente gracias a su pasado y tratar tantas veces con heridas de ese estilo.
-Hostia, no deberías estar aquí, eres demasiado joven-
Dijo uno de los hombres mientras le daba un par de palmadas en la espalda a Rhea. Allí le explicaron las diferentes maneras en las que habían llegado hasta allí, había desde directamente secuestros hasta sorteos falsos que hacían que acabaran allí mediante engaños; como no podía faltar secuestrar familiares para que aquellos hombres se esforzaran mas en dar un espectáculo tambien era uno de los motivos de la estancia de alguno de los hombres. Después le explicaron que las peleas consistían en un rey de la pista como lo que había realizado en el festival, la diferencia era que el rival a batir era un hombre impuesto por el local, y se apostaba el numero rondas que aguantaba sin perder; el que consiguiera derrotarlo obtendría la libertad y pasaría a ser el objetivo que batir. El problema era que el hombre al que había que desafiar estaba sano, descansaba en su casa y se alimentaba con todo lo que quisiese, mientras los aspirantes se dedicaban a pasar los dias en una jaula en malas condiciones y esperar a que llegara la pelea. Tambien le explicaron que algún hombre había llegado a morir tanto en el ring como en la jaula.
La mayoría de estancia de los hombres con los que estaba encerrado se acercaba como mucho a una semana y ya se les veía muy desfavorecidos. Era muy probable que se deshagan de ellos una vez no les den el espectáculo que buscan.
Mientras iban pasando a pelear, Rhea se dedico a observar los posibles puntos débiles del luchador. Sus características se parecían a algunos de los peleadores con los que se había enfrentado anteriormente, fuerte y robusto; estaba ganando todas las peleas con demasiada facilidad. El plan estaba claro, aprovechar la estatura para esquivar sus ataques mientras le daba golpes en las piernas que pudieran desequilibrarlo, aunque estaba claro que no iba a ser tan facil. El público empezaba a enfadar-se por las peleas tan fáciles que estaban teniendo y no tenían nada de divertido, algún sector empezaba a abuchear.
Pasaron los minutos, le tocó el turno a Rhea. Realizo unos estiramientos antes de entrar al ring y empezó el duelo. Había visto anteriormente empezaba con todo el rival para acabar las peleas lo antes posibles, así que se volvió a limitar a esquivar todos los ataques mientras le intentaba soltar alguna patada que otra en las piernas del grandullón. Todo el público empezaba abuchear dado que la pelea estaba siendo muy aburrida y táctica. Rhea estaba esperando la señal de Berry. El plan que tenia para escapar era que al ver/escuchar la señal fingir un ataque epiléptico y cuando entraran los médicos salir corriendo por la puerta, por eso lo iba a fingir en un lugar estratégico para hacer-lo. Mientras pasaban los minutos Rhea seguía esquivando los golpes esperando que Berry no tardara demasiado, ya que no sabía cuánto podría aguantar.
De camino Rhea estaba pensativo ya que llevaba varias horas peleando y el cansancio acumulado le podría pasar factura. Así que decidió ganar el máximo de tiempo posible una vez en el ring, alargar al máximo las peleas para que su cuerpo sufriera lo menos posible mientras esperaba la señal de Berry. Esperaba que los peleadores fueran parecidos a los del festival, ya que no era ni mucho menos un experto luchador.
A medida que se acercaban al edificio los nervios iban aumentando y una vez allí, se podía respirar el aura de la adrenalina, las apuestas y la lucha. Antes de bajar, el hombre le puso unas esposas a Rhea para hacerlo lo más realista posible, posteriormente bajaron del carro y el hombre lo cogió como si de un rehén se tratase para entregarlo a lo que eran sus compañeros. Ya se estaban separando y tenia que cumplir su parte de la misión. Aunque había algún detalle que el hombre no les había contado. Aquello era mas que un edificio donde realizaban apuestas y peleas, tambien ofrecían prostitución. Nada mas entrar en la primera planta donde estaba la entrada ya se podía observar el ambiente donde había hombres con mala pinta y prostitutas fumando. Mientras dos hombres cogían a Rhea por las esposas empezaron a subir una escalera. Parecía que todo iba según el plan ya que estaban dirigiéndose a la segunda planta. Una vez allí había un pasillo entero de sofás, leds rosas y escenarios con barras de stripper con mujeres bailando. Al final de la sala había una puerta que una vez abierta pudo ver que lo que les había contado el denominado por Berry, Fantasmín era cierto. Aquello era una sala no muy grande con una jaula en el centro con un monton de gente a los alrededores. Después tambien había unas gradas con gente trajeada que contaba fajos de billetes, seguramente eran los encargados de llevar las apuestas. Tambien había hombres con fusiles vigilando; tenia que trazar un plan para deshacer-se de ellos ya que podían ser un gran problema. Atravesaron toda la sala y le metieron en una especie de jaula que se encontraba en un rincón escondida y vigilada. En esta había varios tipos que se notaba que ya habían recibido varias palizas, tanto puñetazos como golpes con armas. Esto lo podía deducir fácilmente gracias a su pasado y tratar tantas veces con heridas de ese estilo.
-Hostia, no deberías estar aquí, eres demasiado joven-
Dijo uno de los hombres mientras le daba un par de palmadas en la espalda a Rhea. Allí le explicaron las diferentes maneras en las que habían llegado hasta allí, había desde directamente secuestros hasta sorteos falsos que hacían que acabaran allí mediante engaños; como no podía faltar secuestrar familiares para que aquellos hombres se esforzaran mas en dar un espectáculo tambien era uno de los motivos de la estancia de alguno de los hombres. Después le explicaron que las peleas consistían en un rey de la pista como lo que había realizado en el festival, la diferencia era que el rival a batir era un hombre impuesto por el local, y se apostaba el numero rondas que aguantaba sin perder; el que consiguiera derrotarlo obtendría la libertad y pasaría a ser el objetivo que batir. El problema era que el hombre al que había que desafiar estaba sano, descansaba en su casa y se alimentaba con todo lo que quisiese, mientras los aspirantes se dedicaban a pasar los dias en una jaula en malas condiciones y esperar a que llegara la pelea. Tambien le explicaron que algún hombre había llegado a morir tanto en el ring como en la jaula.
La mayoría de estancia de los hombres con los que estaba encerrado se acercaba como mucho a una semana y ya se les veía muy desfavorecidos. Era muy probable que se deshagan de ellos una vez no les den el espectáculo que buscan.
Mientras iban pasando a pelear, Rhea se dedico a observar los posibles puntos débiles del luchador. Sus características se parecían a algunos de los peleadores con los que se había enfrentado anteriormente, fuerte y robusto; estaba ganando todas las peleas con demasiada facilidad. El plan estaba claro, aprovechar la estatura para esquivar sus ataques mientras le daba golpes en las piernas que pudieran desequilibrarlo, aunque estaba claro que no iba a ser tan facil. El público empezaba a enfadar-se por las peleas tan fáciles que estaban teniendo y no tenían nada de divertido, algún sector empezaba a abuchear.
Pasaron los minutos, le tocó el turno a Rhea. Realizo unos estiramientos antes de entrar al ring y empezó el duelo. Había visto anteriormente empezaba con todo el rival para acabar las peleas lo antes posibles, así que se volvió a limitar a esquivar todos los ataques mientras le intentaba soltar alguna patada que otra en las piernas del grandullón. Todo el público empezaba abuchear dado que la pelea estaba siendo muy aburrida y táctica. Rhea estaba esperando la señal de Berry. El plan que tenia para escapar era que al ver/escuchar la señal fingir un ataque epiléptico y cuando entraran los médicos salir corriendo por la puerta, por eso lo iba a fingir en un lugar estratégico para hacer-lo. Mientras pasaban los minutos Rhea seguía esquivando los golpes esperando que Berry no tardara demasiado, ya que no sabía cuánto podría aguantar.
Berry
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El escenario era bastante similar a lo imaginado, tras dejar a Rhea, la mink se dirigió con fantasmín al sótano mientras buscaban a otros hombres en su situación. Una de las mujeres del lugar ofreció su ayuda bailando para un par de legionarios, mientras otro encapuchado le ofreció las llaves de las celdas. Tras bajar las escaleras con la excusa de necesitar más peleadores, la mink y fantasmín se encontraron en un largo pasillo con celdas a cada lado, el carcelero del lugar era un legionario que portaba una larga espada y vigilaba golpeando los barrotes.
—Ustedes dos, no se supone que deban estar aquí, este lugar es solo para prisioneros y no es horario de visita.—
La mink aprovechó que el hombre se dio la vuelta para conectar un potente codazo en la nuca del carcelero que le envió al suelo antes de ser rematado mediante una patada a la cabeza. Fantasmín recogió las llaves y comenzó a liberar a las mujeres, niños y los pocos adultos que estaban ahí encerrados. Por fortuna su familia seguía viva aunque bastante maltratada, los esclavos comenzaron a contar la historia.
Todo empezó cuando aquel hombre apareció en la ciudad, muchos coincidían en que su verdadero nombre no era Hassan si no que utilizaba el apellido para ganarse el favor de los legionarios locales y poder someter a los ciudadanos más aislados bajo su cruel mercado de apuestas. Las mujeres eran explotadas para satifascer a la legión, los hombres que no pudieran pelear eran apresados o ejecutados mientras los otros eran obligados a seguir el negocio.
La mink siguió explorando el lugar ya que otra llave servía para ingresar al depósito de armas al otro extremo del pasillo, Berry distribuyó las armas a los hombres que supieran disparar y luego indicó a las mujeres y niños quedarse detrás. El grupo avanzó hasta la puerta donde dispararon al aire tras abrirla, haciendo eel ruido suficiente para que los esclavos y civiles pudieran abrirse paso en medio del caos. Los legionarios que no estaban tan borrachos o drogados eran derribados por los golpes de la mink quien llegó a la puerta y empezó a liderar el escape.
—¡Todos fuera a la libertad!—
Gritó mientras los últimos escapaban, todavía quedaban los del segundo piso, la zorra atrancó la puerta encerrando a los legionarios y mafiosos en el lugar antes de correr a toda velocidad hasta la segunda planta, los hombres comenzaron a perseguir a la mink a los gritos mientras disparaban sus armas pero dado la velocidad de Berry no lograban darle caza.
Finalmente la mink irrumpió en la segunda planta, saltando para girar sobre si misma envuelta en electricidad, la pelea en el ring se detuvo mientras los esclavos buscaban un lugar fuera del alcance de la estática. El rival de Rhea buscó levantar al albino pero no para dañarlo si no para protegerlo ante la orden de Berry de que se apartaran del suelo.
—¡Moonlight Eclipse!—
Todo ocurrió en un instante la figura de túnicas negras cayó como si de la muerte misma se tratase, golpeando con dureza el suelo y generando una potente onda de choque eléctrificada que aturdió a la mayoría de personas y legionarios, dejando a los esclavos en superioridad númerica. La mink trepó al techo de la jaula mientras seguía todavía disfrazada y emanando el constante electro alrededor de sus piernas, observó a los legionarios que quedaban en pie y a los mafiosos que habían resistido.
—Es hora de luchar por su libertad, les han hecho creer que este era su vida pero toda su familia ha escapado, unamos fuerzas para romper las cadenas que los mantienen atados. ¡¿Quién está conmigo?!—
Las palabras de la mink encendieron a los esclavos que se apresuraron a tomar armas de los cuerpos legionarios, el gigantón de la jaula pateó la puerta depositando a Rhea en el suelo mientras reía.
—¡He estado mucho tiempo bajo el mando de ese viejo mugriento! Es hora de tomar revancha y ser verdaderamente libre. ¡Estoy cansado de luchar contra las mismas escorias una y otra vez!—
El hombre se preparó para encarar al grupo legionario mientras el grupo de esclavos les apuntaba, Berry saltó desde su posición para caer al lado de Rhea, se quitó la capucha sonriendo ante las palabras del luchador.
—¡Parece que has hecho un amigo mientras no estaba! Perdón por la tardanza, será mejor que no le dejemos solo en esta batalla.—
La mink preparó sus puños mientras se unía al gigantón en su cruzada, los esclavos finalmente tenían la oportunidad de ganarse su libertad contra quienes tanto les habían explotado. Para Berry era la oportunidad perfecta de darles una lección de humildad a esos legionarios que tanto mal le hacían al mundo.
—Ustedes dos, no se supone que deban estar aquí, este lugar es solo para prisioneros y no es horario de visita.—
La mink aprovechó que el hombre se dio la vuelta para conectar un potente codazo en la nuca del carcelero que le envió al suelo antes de ser rematado mediante una patada a la cabeza. Fantasmín recogió las llaves y comenzó a liberar a las mujeres, niños y los pocos adultos que estaban ahí encerrados. Por fortuna su familia seguía viva aunque bastante maltratada, los esclavos comenzaron a contar la historia.
Todo empezó cuando aquel hombre apareció en la ciudad, muchos coincidían en que su verdadero nombre no era Hassan si no que utilizaba el apellido para ganarse el favor de los legionarios locales y poder someter a los ciudadanos más aislados bajo su cruel mercado de apuestas. Las mujeres eran explotadas para satifascer a la legión, los hombres que no pudieran pelear eran apresados o ejecutados mientras los otros eran obligados a seguir el negocio.
La mink siguió explorando el lugar ya que otra llave servía para ingresar al depósito de armas al otro extremo del pasillo, Berry distribuyó las armas a los hombres que supieran disparar y luego indicó a las mujeres y niños quedarse detrás. El grupo avanzó hasta la puerta donde dispararon al aire tras abrirla, haciendo eel ruido suficiente para que los esclavos y civiles pudieran abrirse paso en medio del caos. Los legionarios que no estaban tan borrachos o drogados eran derribados por los golpes de la mink quien llegó a la puerta y empezó a liderar el escape.
—¡Todos fuera a la libertad!—
Gritó mientras los últimos escapaban, todavía quedaban los del segundo piso, la zorra atrancó la puerta encerrando a los legionarios y mafiosos en el lugar antes de correr a toda velocidad hasta la segunda planta, los hombres comenzaron a perseguir a la mink a los gritos mientras disparaban sus armas pero dado la velocidad de Berry no lograban darle caza.
Finalmente la mink irrumpió en la segunda planta, saltando para girar sobre si misma envuelta en electricidad, la pelea en el ring se detuvo mientras los esclavos buscaban un lugar fuera del alcance de la estática. El rival de Rhea buscó levantar al albino pero no para dañarlo si no para protegerlo ante la orden de Berry de que se apartaran del suelo.
—¡Moonlight Eclipse!—
Todo ocurrió en un instante la figura de túnicas negras cayó como si de la muerte misma se tratase, golpeando con dureza el suelo y generando una potente onda de choque eléctrificada que aturdió a la mayoría de personas y legionarios, dejando a los esclavos en superioridad númerica. La mink trepó al techo de la jaula mientras seguía todavía disfrazada y emanando el constante electro alrededor de sus piernas, observó a los legionarios que quedaban en pie y a los mafiosos que habían resistido.
—Es hora de luchar por su libertad, les han hecho creer que este era su vida pero toda su familia ha escapado, unamos fuerzas para romper las cadenas que los mantienen atados. ¡¿Quién está conmigo?!—
Las palabras de la mink encendieron a los esclavos que se apresuraron a tomar armas de los cuerpos legionarios, el gigantón de la jaula pateó la puerta depositando a Rhea en el suelo mientras reía.
—¡He estado mucho tiempo bajo el mando de ese viejo mugriento! Es hora de tomar revancha y ser verdaderamente libre. ¡Estoy cansado de luchar contra las mismas escorias una y otra vez!—
El hombre se preparó para encarar al grupo legionario mientras el grupo de esclavos les apuntaba, Berry saltó desde su posición para caer al lado de Rhea, se quitó la capucha sonriendo ante las palabras del luchador.
—¡Parece que has hecho un amigo mientras no estaba! Perdón por la tardanza, será mejor que no le dejemos solo en esta batalla.—
La mink preparó sus puños mientras se unía al gigantón en su cruzada, los esclavos finalmente tenían la oportunidad de ganarse su libertad contra quienes tanto les habían explotado. Para Berry era la oportunidad perfecta de darles una lección de humildad a esos legionarios que tanto mal le hacían al mundo.
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De repente apareció la mink saltando envuelta en electricidad y la gente intentaba esconder-se de la electricidad estática. Todos los esclavos empezaron a armarse con las armas que habían dejado en el suelo los legionarios. Seguidamente el rival de Rhea procedió a abrir la puerta de una patada.
-Esto debe ser la señal-
Comento Rhea a Berry con una sonrisa. Rhea se dispuso a salir del ring corriendo, aunque se encontraba agotado dio todo de sí para salir de allí apartando-se de todas las peleas que, cuando se quiso dar cuenta y estaba por salir de la sala, se había formado un auténtico caos. Aunque los legionarios se rindiesen y los mafiosos se arrodillasen los esclavos no tuvieron ningún tipo de piedad, arrasaron con todos. No quedo ninguno con vida. Rhea se dirigió hacia abajo del todo, había que desalojar aquello de toda la gente posible antes de que todo el edificio explota-se y con suerte con el viejo farsante dentro. Junto al que anteriormente estaba peleando contra el se dirigieron a la planta baja dejaron fuera de combate a los guardias restantes. Rhea se procedió a vestir como un legionario y salio a la calle, tenia que intentar que el menor numero de gente inocente se viera afectada por aquello. Salió a la calle y empezó a explicar a la gente que se encontraban en una zona peligrosa y que la abandonasen. En unos minutos la calle ya era desértica así que Rhea se dirigió al callejón donde habían dejado el carro. Allí procedió a despedir-se de aquel grandullón y espero a Berry en el carro mientras se quedaba inconsciente debido al alto nivel de intensidad vivido aquellos dos dias.
-Esto debe ser la señal-
Comento Rhea a Berry con una sonrisa. Rhea se dispuso a salir del ring corriendo, aunque se encontraba agotado dio todo de sí para salir de allí apartando-se de todas las peleas que, cuando se quiso dar cuenta y estaba por salir de la sala, se había formado un auténtico caos. Aunque los legionarios se rindiesen y los mafiosos se arrodillasen los esclavos no tuvieron ningún tipo de piedad, arrasaron con todos. No quedo ninguno con vida. Rhea se dirigió hacia abajo del todo, había que desalojar aquello de toda la gente posible antes de que todo el edificio explota-se y con suerte con el viejo farsante dentro. Junto al que anteriormente estaba peleando contra el se dirigieron a la planta baja dejaron fuera de combate a los guardias restantes. Rhea se procedió a vestir como un legionario y salio a la calle, tenia que intentar que el menor numero de gente inocente se viera afectada por aquello. Salió a la calle y empezó a explicar a la gente que se encontraban en una zona peligrosa y que la abandonasen. En unos minutos la calle ya era desértica así que Rhea se dirigió al callejón donde habían dejado el carro. Allí procedió a despedir-se de aquel grandullón y espero a Berry en el carro mientras se quedaba inconsciente debido al alto nivel de intensidad vivido aquellos dos dias.
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La pelea se había transformado en un caos, para su fortuna el ataque contra legionarios borrachos y hombres que habían descuidado su formación militar para pasearse por esos lugares dieron una abrumadora ventaja al grupo de la zorra. En poco tiempo había sometido a sus captores, iniciando la retirada liderados por Rhea, la mink se reunió con fantasmín para rociar con pólvora el piso superior e inferior. Mientras realizaban la tarea, Berry observó por la ventana como Rhea evacuaba a los civiles de las calles, el edificio por fortuna se encontraba aislado de otras estructuras por lo cual no había riesgos de que se derrumbase sobre algún local o casa inocente.
—¡Todo listo, revisa las jaulas y los puestos de esclavos una vez más!—
Corrió mientras revisaba el segundo piso, no había nadie más atrapado, observó a un legionario joven bastante herido pero vivo. Este le miraba con terror cuando la mink lo notó, fantasmín ya había evacuado y solo quedaba Berry. La zorra sostuvo al joven rubio ante sus ojos, el pobre solo se limitaba a suplicar por su vida, se notaba que era un recluta sin mucha experiencia a lo mejor el novato del grupo.
—¿Ellos te trajeron a este lugar? Espero que lo que vieses te haya abierto los ojos, eres un militar al servicio de los civiles, no debes explotar a la gente inocente ni aprovecharte de ellos para tu placer. Si estás dispuesto a generar un cambio, te sacaré de aqui. Solo elimino escoria, no veo en tus ojos la corrupción de tus compañeros. Si has vivido es por algo, y lo bueno es que te darán algún ascenso por sobrevivir.—
El joven asintió, dejando que Berry lo cargase mientras saltaban por la ventana, una vez fuera la zorra comenzó a correr lo más lejos posible con el legionario en brazos hasta saltar al momento de escuchar la explosión. Con semejante revuelo pronto las calles volverían a llenarse, la mink dejó inconsciente al rubio para luego seguir el aroma de Rhea volviendo al carro.
—¡Nos vamos! ¡Qué emoción! ¿Hay otro traje de fantasma?—
Fantasmín asintió mientras le brindaba más trajes a ambos, al menos así podrían pasar desapercibidos mientras la legion rebuscase por el lugar. De momento Berry buscaba volver a una ciudad alejada de la capital y celebrar por todo lo alto el final de aquel antro de depravación, corrupción y mala muerte.
—¡Todo listo, revisa las jaulas y los puestos de esclavos una vez más!—
Corrió mientras revisaba el segundo piso, no había nadie más atrapado, observó a un legionario joven bastante herido pero vivo. Este le miraba con terror cuando la mink lo notó, fantasmín ya había evacuado y solo quedaba Berry. La zorra sostuvo al joven rubio ante sus ojos, el pobre solo se limitaba a suplicar por su vida, se notaba que era un recluta sin mucha experiencia a lo mejor el novato del grupo.
—¿Ellos te trajeron a este lugar? Espero que lo que vieses te haya abierto los ojos, eres un militar al servicio de los civiles, no debes explotar a la gente inocente ni aprovecharte de ellos para tu placer. Si estás dispuesto a generar un cambio, te sacaré de aqui. Solo elimino escoria, no veo en tus ojos la corrupción de tus compañeros. Si has vivido es por algo, y lo bueno es que te darán algún ascenso por sobrevivir.—
El joven asintió, dejando que Berry lo cargase mientras saltaban por la ventana, una vez fuera la zorra comenzó a correr lo más lejos posible con el legionario en brazos hasta saltar al momento de escuchar la explosión. Con semejante revuelo pronto las calles volverían a llenarse, la mink dejó inconsciente al rubio para luego seguir el aroma de Rhea volviendo al carro.
—¡Nos vamos! ¡Qué emoción! ¿Hay otro traje de fantasma?—
Fantasmín asintió mientras le brindaba más trajes a ambos, al menos así podrían pasar desapercibidos mientras la legion rebuscase por el lugar. De momento Berry buscaba volver a una ciudad alejada de la capital y celebrar por todo lo alto el final de aquel antro de depravación, corrupción y mala muerte.
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Cuando Rhea despertó ya se encontraban lejos de todo el caos y se encontraban a las afueras.
-Perdon por quedar-me inconsciente, no podía más-
- ¿Cómo ha salido el plan? Espero que bien-
Decía este mientras se levantaba del asiento y miro a Berry. Después de obtener las respuestas salió del carro. Estaban en Yuba, allí había bastantes viajeros que utilizaban el lugar para reponer suministros. En el centro del pueblo hay un gran oasis. Era el lugar perfecto para pasar por desapercebidos. Estaba repleto de pequeños locales de comida así que se dirigió a por algo de comer para coger un poco de fuerzas y cogerle alguna cosilla a Berry.
Había bastante vida en ese pueblo a pesar de ser el punto que usan para coger fuerza, ya que estaba repleto de aventureros y era el lugar perfecto para escuchar todo tipo de experiencias y aventuras. En un lugar un poco apartado había un grupo de aventureros que posaban al alrededor de una fogata explicando varias historias y Rhea se quedo allí escuchando un buen rato. Eran unos hombres que se dedicaban a ir por los desiertos en búsqueda de minerales y piedras preciosas que vender luego. La mayoría habían estado entre la vida y la muerte, que si tormentas de arena, mordeduras de serpiente venenosa, carreras a contrarreloj contra los lagartos de la zona o cangrejos gigantes que hacían que se tuvieran que desviar de los caminos. Los desiertos eran bastante mas peligrosos de lo que parecían ya que tambien contaban historias de como perdían algún que otro compañero, con una historia curiosa, o entre lagrimas en los ojos. Aunque sabia que los lugares no eran ni blancos ni negros, no se imaginaba tantos estilos de vida diferente en una sola isla, ya que por una cosa u otra ya había estado en casi todas las ciudades importantes de Arabasta. En Nanohana se podía definir como una ciudad de turismo y humildad, Rainbase como el lugar del vicio y ahora se encontraba en un pueblo donde se dedicaban a viajar por el desierto.
De repente empezaron a hablar de Alubarna, la capital donde se encontraba la gente de mayor estatus social. A Rhea le interesaba mucho ir allí, ya que a pesar de conocer mas o menos los estatus sociales, realmente no había visto con sus ojos la parte rica de una sociedad ya que era la primera vez que estaba en una isla gobernada por un rey. Después de estar un rato allí escuchando, se fue a algún puesto de comida y pidió dos platos colmados de arroz con pollo al curry. Posteriormente volvió al carro con la comida.
-Berry ¡mira que traigo! –
-Perdon por quedar-me inconsciente, no podía más-
- ¿Cómo ha salido el plan? Espero que bien-
Decía este mientras se levantaba del asiento y miro a Berry. Después de obtener las respuestas salió del carro. Estaban en Yuba, allí había bastantes viajeros que utilizaban el lugar para reponer suministros. En el centro del pueblo hay un gran oasis. Era el lugar perfecto para pasar por desapercebidos. Estaba repleto de pequeños locales de comida así que se dirigió a por algo de comer para coger un poco de fuerzas y cogerle alguna cosilla a Berry.
Había bastante vida en ese pueblo a pesar de ser el punto que usan para coger fuerza, ya que estaba repleto de aventureros y era el lugar perfecto para escuchar todo tipo de experiencias y aventuras. En un lugar un poco apartado había un grupo de aventureros que posaban al alrededor de una fogata explicando varias historias y Rhea se quedo allí escuchando un buen rato. Eran unos hombres que se dedicaban a ir por los desiertos en búsqueda de minerales y piedras preciosas que vender luego. La mayoría habían estado entre la vida y la muerte, que si tormentas de arena, mordeduras de serpiente venenosa, carreras a contrarreloj contra los lagartos de la zona o cangrejos gigantes que hacían que se tuvieran que desviar de los caminos. Los desiertos eran bastante mas peligrosos de lo que parecían ya que tambien contaban historias de como perdían algún que otro compañero, con una historia curiosa, o entre lagrimas en los ojos. Aunque sabia que los lugares no eran ni blancos ni negros, no se imaginaba tantos estilos de vida diferente en una sola isla, ya que por una cosa u otra ya había estado en casi todas las ciudades importantes de Arabasta. En Nanohana se podía definir como una ciudad de turismo y humildad, Rainbase como el lugar del vicio y ahora se encontraba en un pueblo donde se dedicaban a viajar por el desierto.
De repente empezaron a hablar de Alubarna, la capital donde se encontraba la gente de mayor estatus social. A Rhea le interesaba mucho ir allí, ya que a pesar de conocer mas o menos los estatus sociales, realmente no había visto con sus ojos la parte rica de una sociedad ya que era la primera vez que estaba en una isla gobernada por un rey. Después de estar un rato allí escuchando, se fue a algún puesto de comida y pidió dos platos colmados de arroz con pollo al curry. Posteriormente volvió al carro con la comida.
-Berry ¡mira que traigo! –
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La mink asintió ante la pregunta de si el plan había salido bien, el albino parecía agotado tras la experiencia y salió del carro a buscar algo de comida, fantasmín decidió seguir por el camino para rehacer su vida en familia. Tras despedirse de este, Berry descansó en el carro dispuesta a relajarse luego del incidente, seguramente estarían bien en una ciudad de paso alejado de los grandes ojos que la legión tenía en la capital, tras estirar un poco sus brazos el albino que había estado recorriendo la ciudad volvió con un plato de arroz. Berry sonrió mientras aceptaba el plato y comenzaba a comer con gran entusiasmo, se lo había pasado bien, siendo aquel plato de arroz una recompensa digna del cielo para su persona. Observó a Rhea mientras se acomodaban en el lugar, tras dar una vuelta por las calles de la misma Berry comprendió que ahí no había mucho peligro pero quedarse demasiado tiempo en Arabasta podría atraer miradas, deberían moverse en unos días antes de que los rumores de la explosión comenzaran a llegar.
—Creo que podemos quedarnos unos días aquí, lo mejor es no pisar la capital en un tiempo, todo va a estar muy caldeado por la explosión de ese antro. Buscaré un lugar para pasar la noche, creo que mereces un buen descanso.—
Yuba contaba con bastantes lugares dedicados a la acogida de turistas, no fue muy complicado encontrar un sitio adecuado para que Rhea y Berry pudieran relajarse, alquilaron la habitación en la posada local para no estar mucho tiempo fuera. La mink se relajó en su cama mientras observaba vigilante por la ventana por si algún legionario se presentaba, para su fortuna el sol estaba cayendo y no hubo movimiento militar por la zona. Tras caer la noche la mink bajó a cenar junto con el albino, mientras se deleitaba con más platos, la zorra observó al chico.
—¿Qué tal tu primer gran aventura? Aunque te has dormido al final estuvo divertida, no te digo de irnos de fiesta porque necesitarás una buena noche de descanso. Todavía debemos planificar que hacer ahora.—
Berry comenzó a reír mientras tomaba algo de vino, no esperaba acabar en una aventura en una tierra como Arabasta, para ella todo había resultado genial sintiendo muy poca responsabilidad por la muerte de personas que ella juzgaba como malvadas. Era curioso como pese a no buscar problemas intencionalmente, sus decisiones solían ser muy radicales y bruscas. Bien otro hubiese intentado negociar o liberar sin derramamiento de sangre, la zorra veía lo segundo como parte necesaria para dejar un mensaje y dejar una amenaza de que si seguías por ese camino alguien podía tomar tu vida sin miramientos. Berry tampoco pensaba en que los legionarios podían ser inocentes como aquel chico, solo cuando estaba satisfecha de dar su mensaje se tomaba un tiempo para dejar a alguien con vida en base a su juicio personal. Su mentalidad podía ser tiránica analizada desde la perspectiva de otros, pero verla reír mientras bebía y comía despertaba una imagen bondadosa dentro de toda aquella brutalidad que podía ocultar los claros signos de peligro que alguien como ella podría representar.
—Bueno, ahora vamos a dormir, nos hemos divertido mucho. Mañana será otro día...—
La mink guiñó su ojo a Rhea mientras se dirigió a su habitación y se recostó quedando dormida en pocos segundos, su rostro era una sonrisa y su respiración le hacía parecer una tierna zorra disfrutando de la vida, pocos se imaginaban que acababa de volar un edificio ni que su recompensa seguramente aumentaría en pocos días. A la mink tampoco le interesaba presumir, a sus ojos solo estaba haciendo un servicio a los ciudadanos liberando a estos de las garras de un mafioso peligroso y devolviendo la vida a sujetos como fantasmín presos de una mafia local.
—Creo que podemos quedarnos unos días aquí, lo mejor es no pisar la capital en un tiempo, todo va a estar muy caldeado por la explosión de ese antro. Buscaré un lugar para pasar la noche, creo que mereces un buen descanso.—
Yuba contaba con bastantes lugares dedicados a la acogida de turistas, no fue muy complicado encontrar un sitio adecuado para que Rhea y Berry pudieran relajarse, alquilaron la habitación en la posada local para no estar mucho tiempo fuera. La mink se relajó en su cama mientras observaba vigilante por la ventana por si algún legionario se presentaba, para su fortuna el sol estaba cayendo y no hubo movimiento militar por la zona. Tras caer la noche la mink bajó a cenar junto con el albino, mientras se deleitaba con más platos, la zorra observó al chico.
—¿Qué tal tu primer gran aventura? Aunque te has dormido al final estuvo divertida, no te digo de irnos de fiesta porque necesitarás una buena noche de descanso. Todavía debemos planificar que hacer ahora.—
Berry comenzó a reír mientras tomaba algo de vino, no esperaba acabar en una aventura en una tierra como Arabasta, para ella todo había resultado genial sintiendo muy poca responsabilidad por la muerte de personas que ella juzgaba como malvadas. Era curioso como pese a no buscar problemas intencionalmente, sus decisiones solían ser muy radicales y bruscas. Bien otro hubiese intentado negociar o liberar sin derramamiento de sangre, la zorra veía lo segundo como parte necesaria para dejar un mensaje y dejar una amenaza de que si seguías por ese camino alguien podía tomar tu vida sin miramientos. Berry tampoco pensaba en que los legionarios podían ser inocentes como aquel chico, solo cuando estaba satisfecha de dar su mensaje se tomaba un tiempo para dejar a alguien con vida en base a su juicio personal. Su mentalidad podía ser tiránica analizada desde la perspectiva de otros, pero verla reír mientras bebía y comía despertaba una imagen bondadosa dentro de toda aquella brutalidad que podía ocultar los claros signos de peligro que alguien como ella podría representar.
—Bueno, ahora vamos a dormir, nos hemos divertido mucho. Mañana será otro día...—
La mink guiñó su ojo a Rhea mientras se dirigió a su habitación y se recostó quedando dormida en pocos segundos, su rostro era una sonrisa y su respiración le hacía parecer una tierna zorra disfrutando de la vida, pocos se imaginaban que acababa de volar un edificio ni que su recompensa seguramente aumentaría en pocos días. A la mink tampoco le interesaba presumir, a sus ojos solo estaba haciendo un servicio a los ciudadanos liberando a estos de las garras de un mafioso peligroso y devolviendo la vida a sujetos como fantasmín presos de una mafia local.
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Después de comer el arroz Rhea y Berry buscaron un lugar para pasar la noche y descansar tranquilamente. No tardaron mucho en encontrar un lugar y después de que Berry se asegurase de que el lugar era seguro bajaron a cenar algo. Mientras comían la mink le pregunto acerca aquella aventura que acababan de vivir y que tendrían que tomar un plan.
-Estoy agotado, la manera en la que entraste ¡fue increible! Pero llevaba demasiadas horas de peleas sin descanso y mi cuerpo no ha aguantado… Aun así, ha sido increible. Espero algún día salvar a las personas como tú, creo que hacemos un buen equipo-
Respondía Rhea con mucha ilusión mientras Berry bebía vino y se reía. Lo curioso de aquello es que tenían una cosa en común, ambos no sentían ningún remordimiento de despojar la vida de gente que ellos creían que se lo merecían. Acababan de derrumbar un edificio con varias personas dentro y estaban tan tranquilos en el bar de la posada mientras reían y charlaban. Después de un rato la mink fue a dormir. Rhea se quedo trazando el plan gran parte de la noche.
Lo que estaba claro es que tenían que pasar desapercibidos así que salio del local y se dirigió a una tienda de ropa a por vestimentas que fuesen lo más típicas posibles y a por algo de suministros. Como se trataba de un pueblo de aventureros podías encontrar locales abiertos a todas horas. Lo que estaba claro es que Berry era la que más podía llamar la atención si se corría la voz. Rhea se mantuvo por las calles en búsqueda de rumores de la gente y efectivamente empezaba a correr la voz de que una mink había salvado a los esclavos del local Dirt Desert. Repentinamente se le ocurrió una brillante idea. Se dirigió al local, dejo las cosas y fue en búsqueda de cadáveres de animales por los callejones del pueblo. Encontró varios cadáveres tanto de gatos y de lagartos. Con sus conocimientos les quito la piel y se dirigió al lugar donde ocurrió el derrumbe del edificio. Una vez allí coloco los huesos en forma de cadáver, golpeando algunos huesos para que fuera mas realista y los puso cerca de un de un trozo de ruina. Después se dirigió en búsqueda de unos lagartos para que estuviesen por la zona y los dirigió hacia allí. Una vez allí y percatar-sé que el lugar estaba repleto de cadáveres fueron directos a comérselos. Los legionarios que vigilaban el lugar estaban dormidos, saltaron de golpe después de todo el jaleo que estaban montando los lagartos. Rhea se fue corriendo de allí satisfecho con su plan. Después de una gran caminata llego a la posada y ya estaba amaneciendo, se dirigió a la habitación mirando con una sonrisa a la mink que estaba durmiendo plácidamente y Rhea procedió a dormirse unos segundos después. La intención del plan era hacer creer que la mink que había salvado a los esclavos estaba muerta parecía que había hecho efecto. De madrugada ya se podía observar como el rumor viajaba a la velocidad del viento.
-Estoy agotado, la manera en la que entraste ¡fue increible! Pero llevaba demasiadas horas de peleas sin descanso y mi cuerpo no ha aguantado… Aun así, ha sido increible. Espero algún día salvar a las personas como tú, creo que hacemos un buen equipo-
Respondía Rhea con mucha ilusión mientras Berry bebía vino y se reía. Lo curioso de aquello es que tenían una cosa en común, ambos no sentían ningún remordimiento de despojar la vida de gente que ellos creían que se lo merecían. Acababan de derrumbar un edificio con varias personas dentro y estaban tan tranquilos en el bar de la posada mientras reían y charlaban. Después de un rato la mink fue a dormir. Rhea se quedo trazando el plan gran parte de la noche.
Lo que estaba claro es que tenían que pasar desapercibidos así que salio del local y se dirigió a una tienda de ropa a por vestimentas que fuesen lo más típicas posibles y a por algo de suministros. Como se trataba de un pueblo de aventureros podías encontrar locales abiertos a todas horas. Lo que estaba claro es que Berry era la que más podía llamar la atención si se corría la voz. Rhea se mantuvo por las calles en búsqueda de rumores de la gente y efectivamente empezaba a correr la voz de que una mink había salvado a los esclavos del local Dirt Desert. Repentinamente se le ocurrió una brillante idea. Se dirigió al local, dejo las cosas y fue en búsqueda de cadáveres de animales por los callejones del pueblo. Encontró varios cadáveres tanto de gatos y de lagartos. Con sus conocimientos les quito la piel y se dirigió al lugar donde ocurrió el derrumbe del edificio. Una vez allí coloco los huesos en forma de cadáver, golpeando algunos huesos para que fuera mas realista y los puso cerca de un de un trozo de ruina. Después se dirigió en búsqueda de unos lagartos para que estuviesen por la zona y los dirigió hacia allí. Una vez allí y percatar-sé que el lugar estaba repleto de cadáveres fueron directos a comérselos. Los legionarios que vigilaban el lugar estaban dormidos, saltaron de golpe después de todo el jaleo que estaban montando los lagartos. Rhea se fue corriendo de allí satisfecho con su plan. Después de una gran caminata llego a la posada y ya estaba amaneciendo, se dirigió a la habitación mirando con una sonrisa a la mink que estaba durmiendo plácidamente y Rhea procedió a dormirse unos segundos después. La intención del plan era hacer creer que la mink que había salvado a los esclavos estaba muerta parecía que había hecho efecto. De madrugada ya se podía observar como el rumor viajaba a la velocidad del viento.
Berry
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Los primeros rayos del sol comenzaban a asomar por la ventana del lugar, Berry se estiró tranquilamente mientras sacudía su cabeza. Rhea se encontraba durmiendo incluso luego de que esta se duchase y preparase para el día, se había exigido demasiado el día anterior. La zorra asintió para sí misma mientras le dejaba descansar y se enteraba de los rumores del pueblo, parecía que la legión estaba difundiendo que los responsables de la fuga de esclavos habían perecido en la misma fuga. Quizás era una estrategia para que los responsables se confiasen a la vez que los habitantes creían que no volverían a ocurrir tales desastres.
—Supongo que deberemos andar con cuidado...—
Pensó Berry al asumir que si les creían muertos nada les retendría a la hora de luchar contra ellos, buscarían ejecutarlos para cumplir su relato. Al menos en una zona como el desierto su cuerpo se sentía más caliente y esto desataba en Berry un gran humor para seguir con sus andadas. Empezó a ver en las recompensas locales, necesitaba algo para distraerse mientras estaban de paso. Además su traje con capucha y sable le daba el aspecto perfecto para un cazador o mercenario, se detuvo al ver una recompensa de diez millones.
—¿Qué información hay de este?—
—Es el líder de una pandilla local de saqueadores, roban a turistas y extorsionan a los locales primerizos en la zona. No son muy buscados en otras ciudades y siempre atacan este lugar por lo que pueden estar escondidos en cualquiera de las otras ciudades. Si tiene suerte puede que en estos días vuelvan a atacar.—
El cartel mostraba a un hombre con barba frondosa y traje típico del lugar, un turbante en su cabeza y varios hombres a su alrededor con armas alzadas. No parecía la gran cosa y si podía eliminarlo podría hacerle otro favor a la isla. Se sentó en la mesa mientras comía su plato, buscando con la mirada si alguien sospechoso o con la apariencia de ese sujeto se encontrase cerca. La posada estaba bastante despejada en la mañana, un pequeño grupo de turistas comía en la otra punta del laberinto de mesas vacías y desde el exterior llegaban los rumores e historias típicas, nada parecía alterar aquella calma.
—Iré a dar un paseo...—
Declaró para que avisaran al albino al despertar, colocó sus manos en los bolsillos de la túnica y comenzó a andar por el lugar sin un rumbo fijo. Activó su haki en busca de algún objetivo qie pudiese valer la pena, a la par que su mirada se paseaba de un lado al otro de la calle. Hizo turismo visitando tiendas de ropa, tomando ciertas comidas típicas e ingresando a los lugares de entretenimiento. A ojos de otros parecía hacer vids normal, aunque la zorra seguía buscando al tipo del cartel y sondeando la zona por si alguna anomalía llegase a presentarse.
—Supongo que deberemos andar con cuidado...—
Pensó Berry al asumir que si les creían muertos nada les retendría a la hora de luchar contra ellos, buscarían ejecutarlos para cumplir su relato. Al menos en una zona como el desierto su cuerpo se sentía más caliente y esto desataba en Berry un gran humor para seguir con sus andadas. Empezó a ver en las recompensas locales, necesitaba algo para distraerse mientras estaban de paso. Además su traje con capucha y sable le daba el aspecto perfecto para un cazador o mercenario, se detuvo al ver una recompensa de diez millones.
—¿Qué información hay de este?—
—Es el líder de una pandilla local de saqueadores, roban a turistas y extorsionan a los locales primerizos en la zona. No son muy buscados en otras ciudades y siempre atacan este lugar por lo que pueden estar escondidos en cualquiera de las otras ciudades. Si tiene suerte puede que en estos días vuelvan a atacar.—
El cartel mostraba a un hombre con barba frondosa y traje típico del lugar, un turbante en su cabeza y varios hombres a su alrededor con armas alzadas. No parecía la gran cosa y si podía eliminarlo podría hacerle otro favor a la isla. Se sentó en la mesa mientras comía su plato, buscando con la mirada si alguien sospechoso o con la apariencia de ese sujeto se encontrase cerca. La posada estaba bastante despejada en la mañana, un pequeño grupo de turistas comía en la otra punta del laberinto de mesas vacías y desde el exterior llegaban los rumores e historias típicas, nada parecía alterar aquella calma.
—Iré a dar un paseo...—
Declaró para que avisaran al albino al despertar, colocó sus manos en los bolsillos de la túnica y comenzó a andar por el lugar sin un rumbo fijo. Activó su haki en busca de algún objetivo qie pudiese valer la pena, a la par que su mirada se paseaba de un lado al otro de la calle. Hizo turismo visitando tiendas de ropa, tomando ciertas comidas típicas e ingresando a los lugares de entretenimiento. A ojos de otros parecía hacer vids normal, aunque la zorra seguía buscando al tipo del cartel y sondeando la zona por si alguna anomalía llegase a presentarse.
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Rhea se despertó y la mink ya no se encontraba en la habitación, así que se puso la túnica y se dispuso a buscarla por el pueblo. Después de un rato buscando-la decidió que era mejor que ella le encontrase ya que tenia mayores facilidades así que se dio una vuelta por el pueblo. Se encontró un pequeño gimnasio que había en el pueblo, era perfecto para pasar el rato mientras Berry volvía. El lugar no disponía de mucho material, pero era el suficiente para ejercitar un poco el cuerpo, después de los entrenamientos con la mink y sus conocimientos de la salud habían hecho de Rhea un amante del ejercicio.
Después de pasar un rato haciendo pesas, llego una figura familiar. Era el hombre que hacia de luchador en aquel local.
Exclamó con efusividad dirigiéndose a Rhea y dándole una palmada en la espalda.
Después de una larga conversación Rhea supo que la vida de aquel luchador no había sido nada facil, ya que había vivido en la miseria hasta que conoció algo que amaba que era la lucha libre, pero la forma de ganar dinero en base aquella pasión nunca fue la mas limpia. Hasta que llego aquel hombre que secuestro a toda su familia y le obligo a pelear. Aunque sus condiciones eran mejores que las de los otros esclavos tambien estaba en contra de su voluntad. Después de que Malik le enseñase algunos ejercicios de fuerza a Rhea, el ambiente del gimnasio y las calles empezaron a inquietar-se.
Ambos salieron para afuera y en el horizonte pudieron ver una cuadrilla de camellos con unos hombres armados encima.
Después de pasar un rato haciendo pesas, llego una figura familiar. Era el hombre que hacia de luchador en aquel local.
- ¡Pero a quien tenemos aquí! -
Exclamó con efusividad dirigiéndose a Rhea y dándole una palmada en la espalda.
-Quería agradecerte lo del otro día y tambien a tu amiga, tranquilo que no he dicho nada, mantendré el secreto hasta la muerte-
Dijo con seriedad. -Soy Malik, aunque tambien me llaman el coloso de la Arena-
-Encantado, me llamo Rhea
Después de una larga conversación Rhea supo que la vida de aquel luchador no había sido nada facil, ya que había vivido en la miseria hasta que conoció algo que amaba que era la lucha libre, pero la forma de ganar dinero en base aquella pasión nunca fue la mas limpia. Hasta que llego aquel hombre que secuestro a toda su familia y le obligo a pelear. Aunque sus condiciones eran mejores que las de los otros esclavos tambien estaba en contra de su voluntad. Después de que Malik le enseñase algunos ejercicios de fuerza a Rhea, el ambiente del gimnasio y las calles empezaron a inquietar-se.
Ambos salieron para afuera y en el horizonte pudieron ver una cuadrilla de camellos con unos hombres armados encima.
-Mierda, es el otra vez, uno de los saqueadores más temidos del pueblo...
Comento Malik mientras le cambiaba la cara por completo.Berry
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La mink continuaba con su travesía, ingresó a una especie de templo donde un hombre de traje comenzaba a hablar sobre unas tarjetas, declaraba que su pueblo se perdía por falta de conocimiento. La mink se sentó en uno de los asientos mientras el pastor explicaba el significado de algunas cartas, las cartas tenían dibujos tiernos de unas criaturas llamadas "Muchinom" o algo así pero el hombre le daba un significado siniestro, terrible y genial en la mente de Berry. Un limón con boca era en realidad la personificación del dios impuro que devoraba en ácido a sus oponentes, un perrito era en realidad un lobo siniestro que destrozaba a sus enemigos, luego había una especie de rana que según el hombre que parecía muy versado en el tema tomaba un cuchillo y te abría en medio. ¡Que geniales eran esas cartas! El pastor siguió predicando por largo tiempo, Berry realmente creía que esas criaturas tenían aquel significado, estaban en un idioma que no entendía y quizás a Rhea le encantarían. Pese a que el hombre insistía que eran una mala influencia para la juventud, la zorra se las pidió luego de la interesante conferencia diciendo que iba a darles una lección a esos demonios, el pastor quizás para deshacerse de ellas sin que nadie supiera que todo lo que dijo se lo había inventado accedió a regalarlas. Claro que para la mink esas cartas realmente tenían aquel significado, pero les veía como un juego más interesante de lo que era, si podías bajar a un monstruo que destrozaba las puertas del paraíso mientras tenías a su lado a los dos demonios primordiales ¿Quién podría negarse a tal descabellado juego de cartas?
El sol había bajado, quien sabe cuantas horas había estado escuchando aquella conferencia, la mink guardó las cartas en su bolsillo y decidió buscar a Rhea para enseñarlas. Mientras olfateaba, captó el aroma del albino y comenzó a correr en cuatro patas hasta finalmente verlo en compañía de un rostro conocido, Berry comenzó a girar como una pelota al tropezar por el camino y pasó a toda velocidad enfrente de ambos hombres mientras gritaba el nombre de su alumno. Se estrelló contra algunas cajas, quedando de cabeza aunque pronto se puso de pie y comenzó a mostrar las "geniales" cartas que había conseguido.
—Mira Rhea, conseguí las cartas originales de "Muchinom", este es Cubsjó el dios de la reencarnación y la muerte. Este también se llama Numbirel y es el tenebroso, el que te mata. ¿No están geniales?—
La mink mostraba las cartas de tiernos animalitos que para nada se correspondían a lo que esta explicaba, el hombre al lado de Rhea dirigió su mirada a la mink mientras se rascaba la cabeza por las descabelladas descripciones que Berry le daba a cada carta.
—Yo veía esa serie de niño y puedo asegurarte que Cubschó solo es un perro cuyo poder era cantar canciones y hacer llover... creo que has estado con alguno de esos pastores que creen que todo lo extranjero es un invento de los demonios... aunque si quieres un demonio real mira al frente, es Sadam Nulaifi, el temible bandido de diez millones y su banda de cuarenta ladrones. Ha estado haciendo estragos recientemente...—
La mink se giró mirando la caravana de los ladrones, comprendiendo porque estaban viendo en aquella dirección para comenzar, guardó sus cartas mientras observaba al tal Sadam reconociendo que era el sujeto que estaba buscando. Crujió sus nudillos mientras sonreía de manera salvaje, finalmente podría tener una pelea interesante, desconocía en que nivel se encontraba después de todo Sadam solo tenía veintiún millones menos que ella. En su mente el tipo debía ser alguien extremadamente fuerte, aunque si hiciera caso a su haki de observación notaría que no era la gran cosa, aunque la mayoría de veces Berry optaba por desestimar esa información tratando a los criminales como verdaderas amenazas.
—Entonces al final si ha venido, pensaba cazarlo para ayudar a esta ciudad, pueden encargarse de los otros el grandote será mi presa.—
Berry indicó señalando a Sadam para dejar en claro que ese era suyo, tras guiñarle el ojo a Rhea y su amigo, se lanzó corriendo contra la caravana sin importarle que algunos comenzaran a empuñar sus sables. A gran velocidad se deshizo de los primeros para saltar sobre la cabeza de uno y caer con su puño contra la espada de su objetivo, el metal se curvó al ser impactado por la fuerza descomunal de Berry, los camellos se alteraron por el ruido haciendo que algunos caigan de su montura y otros hombres comenzaran a avanzar contra la ciudad perseguidos por los animales. El electro de Berry se hizo presente, obligando a Sadam a soltar su arma y saltar de su montura para no quedar electrocutado.
—He venido por tu cabeza, conozco a una amiga cazadora por lo que quizás le interese tu cabeza, si me dejas arrancarla prometo no ser tan ruda.—
La zorra sonrió mientras se colocaba con la guardia en alto lista para luchar contra el hombre, sus palabras lograron captar la atención de Sadam supuso que aquella mink era una especie de cazadora bajo el liderazgo de otra y que si no lograba matarla acabaría muerto. No estaba dispuesto a dejar su vida de crímenes y no luego de lograr someter a una ciudad al pago de tributos, tomó una daga de entre sus túnicas y se preparó para el inminente choque. Para el bandido era una pelea de vida o muerte, para Berry simplemente una labor moral para entretenerse un poco.
El sol había bajado, quien sabe cuantas horas había estado escuchando aquella conferencia, la mink guardó las cartas en su bolsillo y decidió buscar a Rhea para enseñarlas. Mientras olfateaba, captó el aroma del albino y comenzó a correr en cuatro patas hasta finalmente verlo en compañía de un rostro conocido, Berry comenzó a girar como una pelota al tropezar por el camino y pasó a toda velocidad enfrente de ambos hombres mientras gritaba el nombre de su alumno. Se estrelló contra algunas cajas, quedando de cabeza aunque pronto se puso de pie y comenzó a mostrar las "geniales" cartas que había conseguido.
—Mira Rhea, conseguí las cartas originales de "Muchinom", este es Cubsjó el dios de la reencarnación y la muerte. Este también se llama Numbirel y es el tenebroso, el que te mata. ¿No están geniales?—
La mink mostraba las cartas de tiernos animalitos que para nada se correspondían a lo que esta explicaba, el hombre al lado de Rhea dirigió su mirada a la mink mientras se rascaba la cabeza por las descabelladas descripciones que Berry le daba a cada carta.
—Yo veía esa serie de niño y puedo asegurarte que Cubschó solo es un perro cuyo poder era cantar canciones y hacer llover... creo que has estado con alguno de esos pastores que creen que todo lo extranjero es un invento de los demonios... aunque si quieres un demonio real mira al frente, es Sadam Nulaifi, el temible bandido de diez millones y su banda de cuarenta ladrones. Ha estado haciendo estragos recientemente...—
La mink se giró mirando la caravana de los ladrones, comprendiendo porque estaban viendo en aquella dirección para comenzar, guardó sus cartas mientras observaba al tal Sadam reconociendo que era el sujeto que estaba buscando. Crujió sus nudillos mientras sonreía de manera salvaje, finalmente podría tener una pelea interesante, desconocía en que nivel se encontraba después de todo Sadam solo tenía veintiún millones menos que ella. En su mente el tipo debía ser alguien extremadamente fuerte, aunque si hiciera caso a su haki de observación notaría que no era la gran cosa, aunque la mayoría de veces Berry optaba por desestimar esa información tratando a los criminales como verdaderas amenazas.
—Entonces al final si ha venido, pensaba cazarlo para ayudar a esta ciudad, pueden encargarse de los otros el grandote será mi presa.—
Berry indicó señalando a Sadam para dejar en claro que ese era suyo, tras guiñarle el ojo a Rhea y su amigo, se lanzó corriendo contra la caravana sin importarle que algunos comenzaran a empuñar sus sables. A gran velocidad se deshizo de los primeros para saltar sobre la cabeza de uno y caer con su puño contra la espada de su objetivo, el metal se curvó al ser impactado por la fuerza descomunal de Berry, los camellos se alteraron por el ruido haciendo que algunos caigan de su montura y otros hombres comenzaran a avanzar contra la ciudad perseguidos por los animales. El electro de Berry se hizo presente, obligando a Sadam a soltar su arma y saltar de su montura para no quedar electrocutado.
—He venido por tu cabeza, conozco a una amiga cazadora por lo que quizás le interese tu cabeza, si me dejas arrancarla prometo no ser tan ruda.—
La zorra sonrió mientras se colocaba con la guardia en alto lista para luchar contra el hombre, sus palabras lograron captar la atención de Sadam supuso que aquella mink era una especie de cazadora bajo el liderazgo de otra y que si no lograba matarla acabaría muerto. No estaba dispuesto a dejar su vida de crímenes y no luego de lograr someter a una ciudad al pago de tributos, tomó una daga de entre sus túnicas y se preparó para el inminente choque. Para el bandido era una pelea de vida o muerte, para Berry simplemente una labor moral para entretenerse un poco.
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Estando en la salida del gimnasio apareció Berry con un puñado de cartas llamadas Muchinom. No tenían ningún sentido para Rhea aquellas explicaciones con los dibujos, y menos con los conocimientos de ciencia y medicina que tiene. Aun así, agradeció el regalo de la mink.
Después de una breve charla sobre un perro que utilizaba la danza de la lluvia, Malik señalo al horizonte señalando al conocido Salam Nulaifi, un saqueador famoso en los alrededores que tenía una recompensa.
Parecía que Berry estaba buscando lo, ya que solo verlo se abalanzo a él amenazándolo. Se trataba de 40 ladrones más su líder así que aquello no iba a quedar impune. Rhea y Malik se tenían que encargar de los 40 esbirros, o al menos hacer que molesten lo menos posible a la mink. Los ladrones lanzaron un ataque hacia aquellos 3 que les estaban plantando cara.
Rhea tenia algo claro, aquello era algo mas que ser el cebo o unas simples peleas callejeras, los tipos tenían espadas y pistolas. Aun así, estar con Berry le reconfortaba ya que veía claramente que estaba un escalón por encima del saqueador barbudo. Rhea saco su espada y se puso en guardia, mientras Malik se lanzaba a por ellos en masa derribando al alrededor de unos diez ladrones, mientras realizaba técnicas de lucha libre y los dejaba en el suelo; en total pudo derrotar a veinte ladrones.
Mientras tanto Rhea mantenía su posición y cuando los ladrones se acercaban les atacaba a los puntos más débiles con la espada, sobre todo buscaba cortes en la cabeza, cortes en el cuello o las piernas. La adrenalina corría en las venas de Rhea, a pesar de ser un chico frio estaba descubriendo que amaba las batallas. Sin salir de su postura de confort que era un circulo imaginario de unos dos metros se deshizo de alrededor de quince ladrones.
Eran bastante débiles ya que entre Rhea y Malik dejaron fuera de combate mas o menos unos 35 ladrones sin tener casi ningún rasguño.
-Muchas gracias Berry-
Le dijo mientras le tocaba la cabeza, de daba un abrazo y posteriormente las introducía en su bolsa. Agradecía mucho aquel regalo y seguro que le encontraría un futuro uso.Después de una breve charla sobre un perro que utilizaba la danza de la lluvia, Malik señalo al horizonte señalando al conocido Salam Nulaifi, un saqueador famoso en los alrededores que tenía una recompensa.
Parecía que Berry estaba buscando lo, ya que solo verlo se abalanzo a él amenazándolo. Se trataba de 40 ladrones más su líder así que aquello no iba a quedar impune. Rhea y Malik se tenían que encargar de los 40 esbirros, o al menos hacer que molesten lo menos posible a la mink. Los ladrones lanzaron un ataque hacia aquellos 3 que les estaban plantando cara.
Rhea tenia algo claro, aquello era algo mas que ser el cebo o unas simples peleas callejeras, los tipos tenían espadas y pistolas. Aun así, estar con Berry le reconfortaba ya que veía claramente que estaba un escalón por encima del saqueador barbudo. Rhea saco su espada y se puso en guardia, mientras Malik se lanzaba a por ellos en masa derribando al alrededor de unos diez ladrones, mientras realizaba técnicas de lucha libre y los dejaba en el suelo; en total pudo derrotar a veinte ladrones.
Mientras tanto Rhea mantenía su posición y cuando los ladrones se acercaban les atacaba a los puntos más débiles con la espada, sobre todo buscaba cortes en la cabeza, cortes en el cuello o las piernas. La adrenalina corría en las venas de Rhea, a pesar de ser un chico frio estaba descubriendo que amaba las batallas. Sin salir de su postura de confort que era un circulo imaginario de unos dos metros se deshizo de alrededor de quince ladrones.
Eran bastante débiles ya que entre Rhea y Malik dejaron fuera de combate mas o menos unos 35 ladrones sin tener casi ningún rasguño.
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Al parecer la banda del sujeto no era la gran cosa, Rhea y su amigo luchador habían acabado con la gran mayoría, los cinco restantes o habían sido atropellados por su camello o se encontraban bajo los pies de Berry tras haber intentado meterse en su camino. Sadam había quedado solo, su rostro mostraba temor ante su oponente, aunque este comenzó a atacar con varias patadas. La zorra comenzó a bloquear y desviar los golpes a la par que evadía su cuchillo, bastó un manotazo para desarmar al hombre aunque este comenzó a gritar de forma rara mientras imitaba a "Chuki Jun" un artista marcial del cine. El hombre parecía sacar ventaja imitando a grandes luchadores de series, revistas y libros usando ataques muy vistosos que parecían estar haciendo retroceder a Berry. La zorra parecía estar en graves aprietos mientras algunos golpes le rozaban y otros le empujaban, una patada le hizo retroceder unos pasos en la arena mientras se cubría sin dar mucha opción a los golpes que comenzaron a caer como una lluvia. El rostro de Berry mostraba, sin embargo, bastante emoción por su combate aunque la impresión que daba era que estaba contra las cuerdas.
—¿Eso es todo lo que tienes?—
Expresó la mink tomando la muñeca del bandido y apretando con su garra, haciendo que el hombre cayera al suelo por el dolor, la zorra se encontraba intacta los arañazos que había recibido eran solo polvo en su pelaje. No había sido una pelea bastante reñida, de hecho la mink había estado esperando algún cambio en el patrón del hombre o un gran ataque especial que nunca llegó. Su recompensa podía estar inflada, quizás era un cartel falso, para Berry el tipo no podía valer diez millones si ella solo estaba unos pocos millones por encima significaba que aquel hombre tendría que ser capaz de hacer algo. Su peligro al parecer era hacer escaramuzas en las ciudades, saquear y retirarse más por el número que por la fuerza individual. Una vez separados simplemente eran unos bandidos del montón, recordaba la primer casería que tuvo con Sasaki donde atraparon a un bandido similar solo que aquel se refugiaba en una cueva, a lo mejor este tipo solo era un horrible artista marcial frustrado que eligió esa vida oculto en un manto de falsedad.
—Cuando peleas, no debes venir a jugar, te mostraré lo que en verdad es un golpe.—
Un impacto resonó en el desierto cuando el puño de Berry impactó seis veces contra el rostro de Sadam dejando sus ojos completamente blancos, pocos habrían llegado a ver la totalidad de golpes debido a que fueron lanzados a una velocidad y a un rango tan corto que se confundiría fácilmente con un solo golpe. El bandido cayó al suelo mientras Berry tomaba su cabeza como trofeo y la vendaba entre la ropa para luego ofrecerla al luchador como premio.
—Vale unos diez millones, si la llevas con el cartel podrás vivir bien, a lo mejor encuentras tu vocación en el gremio de cazadores. Por mi parte sigo otro camino, pero cada quién es libre de forjar el suyo. ¡Rhea! Perdona por estar constantemente poniendo a prueba tu fuerza, parece que los problemas nos persiguen. ¡Bwahahaha! Es momento de seguir nuestro camino, no creo que haya muchas cosas que hacer y con tantos legionarios vigilando cerca es conveniente movernos por las dudas.—
La mink felicitó al albino con una caricia en su cabeza antes de seguir caminando en dirección al pueblo, ya tendrían tiempo de pensar en su nueva aventura, lo que estaba claro es que ya no quedarían muchas noches en Arabasta.
—¿Eso es todo lo que tienes?—
Expresó la mink tomando la muñeca del bandido y apretando con su garra, haciendo que el hombre cayera al suelo por el dolor, la zorra se encontraba intacta los arañazos que había recibido eran solo polvo en su pelaje. No había sido una pelea bastante reñida, de hecho la mink había estado esperando algún cambio en el patrón del hombre o un gran ataque especial que nunca llegó. Su recompensa podía estar inflada, quizás era un cartel falso, para Berry el tipo no podía valer diez millones si ella solo estaba unos pocos millones por encima significaba que aquel hombre tendría que ser capaz de hacer algo. Su peligro al parecer era hacer escaramuzas en las ciudades, saquear y retirarse más por el número que por la fuerza individual. Una vez separados simplemente eran unos bandidos del montón, recordaba la primer casería que tuvo con Sasaki donde atraparon a un bandido similar solo que aquel se refugiaba en una cueva, a lo mejor este tipo solo era un horrible artista marcial frustrado que eligió esa vida oculto en un manto de falsedad.
—Cuando peleas, no debes venir a jugar, te mostraré lo que en verdad es un golpe.—
Un impacto resonó en el desierto cuando el puño de Berry impactó seis veces contra el rostro de Sadam dejando sus ojos completamente blancos, pocos habrían llegado a ver la totalidad de golpes debido a que fueron lanzados a una velocidad y a un rango tan corto que se confundiría fácilmente con un solo golpe. El bandido cayó al suelo mientras Berry tomaba su cabeza como trofeo y la vendaba entre la ropa para luego ofrecerla al luchador como premio.
—Vale unos diez millones, si la llevas con el cartel podrás vivir bien, a lo mejor encuentras tu vocación en el gremio de cazadores. Por mi parte sigo otro camino, pero cada quién es libre de forjar el suyo. ¡Rhea! Perdona por estar constantemente poniendo a prueba tu fuerza, parece que los problemas nos persiguen. ¡Bwahahaha! Es momento de seguir nuestro camino, no creo que haya muchas cosas que hacer y con tantos legionarios vigilando cerca es conveniente movernos por las dudas.—
La mink felicitó al albino con una caricia en su cabeza antes de seguir caminando en dirección al pueblo, ya tendrían tiempo de pensar en su nueva aventura, lo que estaba claro es que ya no quedarían muchas noches en Arabasta.
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