Bastian
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Bastian comenzaba a avanzar en su camino, el ya se había convertido en un marine, el debía mejorar mucho sus habilidades para cumplir su meta algún día la cuál era convertirse en un almirante, por eso debía conocer el mundo y sobrevivir por mientras que andaba solo el muchacho, no estaba con nadie, no estaba en alguna flota de la marina con alguien, se encontraba vagando sin rumbo, si sobrevivía sin duda alguna el se volvería más fuerte, andaba vestido con su vestimenta habitual, el no quería andar con uniforme a menos que lo obligaran, andaba con su típico calzado color café. sus pantalones naranjas con una venda blanca en su pierna derecha.... una camiseta negra de mangas cortas con una chamarra naranja con partes negras, usaba una capa blanca con un grabado rojo en kanjis, y un sombrero de dos colores, rojo y negro, esa era la vestimenta del muchacho.
Bastian actualmente se encontraba en una isla totalmente desconocida para el, jamás la había visto claro está..... el siempre se quedó en su casa con sus padres, el incluso jamás había salido del pequeño pueblo en el cuál vivía, bueno, eso ya quedó en el pasado, ahora debía seguir hacía delante con la mirada en alto, no tenía dinero y tenía hambre, en verdad el rubio se encontraba en una situación terrible, el sólo tenía dos katanas comunes y corrientes, eso si, con ellas el era muy habilidoso, en ese instante se acercó a un puesto de fruta que había en el lugar, no tenía dinero, tal vez si observaba la posibilidad de que el dueño volteara el podría sacar unas dos para tratar de acabar con el voraz hambre que lo devoraba, Bastian en ese momento le habló al dueño diciéndole.
-Disculpe señor pero parece que algo sonó allá atrás, creo que sería conveniente que fuera a ver, sería lamentable que alguien le estuviera robando, yo le cuido aquí, valla con confianza.
El señor tan sólo asintió mientras se retiraba del lugar, el rubio con un fino movimiento sacó tres manzanas y las guardó, sin duda alguna al comérselas se le iría el hambre, bueno eso era lo que pensaba el muchacho, puede que sea cierto, puede que siga con hambre después, habían muchas posibilidades, al volver el hombre le dijo a Bastian que no había sido nada, Bastian se disculpó diciendo que a lo mejor se había confundido, el dueño del puesto no se había dado cuenta que Bastian le había robado aunque tan sólo hayan sido tres miserables frutas, Bastian siguió con su camino, la gente avanzaba con mucha tranquilidad, el rubio se encontraba algo cansado por lo que buscaba algún buen asiento en el cuál poder sentarse y descansar un rato para poder reponer energías.
-Estoy demasiado agotado y hambriento, debo encontrar algún lugar en el cuál poder descansar y comer a gusto, necesito recuperar mis energías y retirarme de esta isla ya que al parecer no encontraré nada interesante en este lugar, que fastidio, tan sólo he venido a perder mi tiempo, será mejor ir a otro lado o tal vez entrar en otros mares, bueno, me quedaré en este lugar por hoy y mañana me marcharé temprano por la mañana.
Bastian siguió caminando tratando de buscar un asiento, al encontrarlo se sentó mientras se quitaba el sombrero para poder apreciar el hermoso sol que había ese día, el no tenía dónde ver la hora pero al juzgar así de simple deben ser alrededor de las dos de la tarde más o menos, había un gran viento muy refrescante, empezaba a comerse la primera manzana mientras que las otras dos las guardaba en sus bolsillos para no perderlas ya que puede que no sea igual de fácil conseguir más.
Bastian actualmente se encontraba en una isla totalmente desconocida para el, jamás la había visto claro está..... el siempre se quedó en su casa con sus padres, el incluso jamás había salido del pequeño pueblo en el cuál vivía, bueno, eso ya quedó en el pasado, ahora debía seguir hacía delante con la mirada en alto, no tenía dinero y tenía hambre, en verdad el rubio se encontraba en una situación terrible, el sólo tenía dos katanas comunes y corrientes, eso si, con ellas el era muy habilidoso, en ese instante se acercó a un puesto de fruta que había en el lugar, no tenía dinero, tal vez si observaba la posibilidad de que el dueño volteara el podría sacar unas dos para tratar de acabar con el voraz hambre que lo devoraba, Bastian en ese momento le habló al dueño diciéndole.
-Disculpe señor pero parece que algo sonó allá atrás, creo que sería conveniente que fuera a ver, sería lamentable que alguien le estuviera robando, yo le cuido aquí, valla con confianza.
El señor tan sólo asintió mientras se retiraba del lugar, el rubio con un fino movimiento sacó tres manzanas y las guardó, sin duda alguna al comérselas se le iría el hambre, bueno eso era lo que pensaba el muchacho, puede que sea cierto, puede que siga con hambre después, habían muchas posibilidades, al volver el hombre le dijo a Bastian que no había sido nada, Bastian se disculpó diciendo que a lo mejor se había confundido, el dueño del puesto no se había dado cuenta que Bastian le había robado aunque tan sólo hayan sido tres miserables frutas, Bastian siguió con su camino, la gente avanzaba con mucha tranquilidad, el rubio se encontraba algo cansado por lo que buscaba algún buen asiento en el cuál poder sentarse y descansar un rato para poder reponer energías.
-Estoy demasiado agotado y hambriento, debo encontrar algún lugar en el cuál poder descansar y comer a gusto, necesito recuperar mis energías y retirarme de esta isla ya que al parecer no encontraré nada interesante en este lugar, que fastidio, tan sólo he venido a perder mi tiempo, será mejor ir a otro lado o tal vez entrar en otros mares, bueno, me quedaré en este lugar por hoy y mañana me marcharé temprano por la mañana.
Bastian siguió caminando tratando de buscar un asiento, al encontrarlo se sentó mientras se quitaba el sombrero para poder apreciar el hermoso sol que había ese día, el no tenía dónde ver la hora pero al juzgar así de simple deben ser alrededor de las dos de la tarde más o menos, había un gran viento muy refrescante, empezaba a comerse la primera manzana mientras que las otras dos las guardaba en sus bolsillos para no perderlas ya que puede que no sea igual de fácil conseguir más.
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