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Era ya de noche. En una taberna de los barrios bajos de Logue Town, un hombre encapuchado bebía en una esquina. No era raro que fuese así vestido, en aquella taberna muchos iban así. Aún había bastante gente en ella, por lo cual nadie le prestaba mucha atención. El hombre en cuestión esperaba a que llegase alguien. Ya había hablado con el tabernero, un viejo conocido suyo, y tenía una salita reservada para ellos en las bodegas, donde nadie los buscaría. Había prometido al tabernero a cambio un buen puñado de berries que pensaba pagarle si de verdad nadie les espiaba.
Miraba de vez en cuando a la puerta a ver si aparecía. No creía que el otro tuviese forma de reconocerlo, así que trataría de reconocerlo él. Entonces cayó en que le había dicho que fuese disfrazado. Confió en que fuese mínimamente reconocible.
- Ay Dios... que inteligente soy - se lamentó, bebiendo otro trago de cerveza.
Era bastante mala, pero no había otra. Lo había organizado todo de manera tan rápida que no le había dado tiempo a nada más. Había sido un fallo gordo, pero ya se las apañaría.
Miraba de vez en cuando a la puerta a ver si aparecía. No creía que el otro tuviese forma de reconocerlo, así que trataría de reconocerlo él. Entonces cayó en que le había dicho que fuese disfrazado. Confió en que fuese mínimamente reconocible.
- Ay Dios... que inteligente soy - se lamentó, bebiendo otro trago de cerveza.
Era bastante mala, pero no había otra. Lo había organizado todo de manera tan rápida que no le había dado tiempo a nada más. Había sido un fallo gordo, pero ya se las apañaría.
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La noche descendía y con ello la oscuridad, viajar por lugares desconocidos y con tan pocas señales no era un buen pronóstico, además el Akisuki no estaba acostumbrado a estar en esa situación, bueno si, pero no en barrios lúgubres, por lo cual tomó algunas pocas precauciones. Ya no vestía las excelsas ropas y no llevaba ningún tipo de perfume que le identificara como alguien limpio, de hecho había evitado tomar un baño y el sudor de todo el día se reflejaba en su cara que brillaba, su palidez no relucía por un rostro pulcro sino por uno grasiento.
Vestía, muy a disgusto, unos pantalones de color marrón oscuro, una camisa de mangas largas de cuadros bicolores azul oscuro y marrones y una manta negra que le protegía del frio y ocultaba muy discretamente la tonalidad de su piel. También llevaba un gorro de lana que cubría su cabello, había evitado usar capuchas porque eso si se vería sospechoso en caso que no pudiera ocultar sus refinados modales y porque sería blanco de miradas sospechosas de otros. Estaba en su naturaleza fundirse con el entorno y si eso era una prueba o trampa debía al menos hacer lo mejor que pudiera para que no le tomaran desprevenidos.
Llegaba al frente del local luego de preguntar muy secamente a un chiquillo que consiguió por allí, -Es aquí…- pensó al observar el anuncio y se dispuso a entrar a ese ambiente de taberna. Por un momento se quedó inmóvil mientras buscaba con la mirada a quien le esperaría allí, todos los sujetos parecían iguales lo cual entendía de esa clase de lugares, por lo que de momento no logró identificar a nadie en particular, yendo directamente a la barra.
- Una cerveza por f… - Se pausó un momento para luego repetir. - Una cerveza fresca. - debía olvidar de momento sus modales y ser cuidadoso en el futuro.
Vestía, muy a disgusto, unos pantalones de color marrón oscuro, una camisa de mangas largas de cuadros bicolores azul oscuro y marrones y una manta negra que le protegía del frio y ocultaba muy discretamente la tonalidad de su piel. También llevaba un gorro de lana que cubría su cabello, había evitado usar capuchas porque eso si se vería sospechoso en caso que no pudiera ocultar sus refinados modales y porque sería blanco de miradas sospechosas de otros. Estaba en su naturaleza fundirse con el entorno y si eso era una prueba o trampa debía al menos hacer lo mejor que pudiera para que no le tomaran desprevenidos.
Llegaba al frente del local luego de preguntar muy secamente a un chiquillo que consiguió por allí, -Es aquí…- pensó al observar el anuncio y se dispuso a entrar a ese ambiente de taberna. Por un momento se quedó inmóvil mientras buscaba con la mirada a quien le esperaría allí, todos los sujetos parecían iguales lo cual entendía de esa clase de lugares, por lo que de momento no logró identificar a nadie en particular, yendo directamente a la barra.
- Una cerveza por f… - Se pausó un momento para luego repetir. - Una cerveza fresca. - debía olvidar de momento sus modales y ser cuidadoso en el futuro.
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Off: Es la cuarta vez que escribo el mensaje... estoy de los nervios. Todas las veces he perdido el mensaje porque lo envié cuando se me había ido internet o motivos similares.
On: Ya pensaba que no iba a ir cuando lo vio entrar. Al menos iba disfrazado, aunque iba más aseado de lo que era habitual entre los que frecuentaban esos sitios, los cuales muchos se lavaban con suerte una vez al mes. El joven noble se acercó a la barra a pedir una cerveza, y Karl decidió intervenir. "No puedo dejar que se delate por sus maneras de hablar." Le hizo un gesto al tabernero y se acercó por la espalda a Kojiro. Le susurró al oído.
- Seguidme. Os servirán la bebida en la sala reservada.
El oficial caminó hasta el fondo de la sala, donde les esperaba el tabernero junto a una puerta vieja de madera. Este se sacó una llave y la abrió, cerrándola tras ellos. Tras la puerta había un pasillo largo y estrecho iluminado por candelabros que colgaban de las paredes. Lo cruzaron en silencio. Karl ya había estado allí.
- Delante nuestra hay unas escaleras de caracol. Cuidado con dónde pisáis.
Cogió un candelabro para iluminar las escaleras y bajó, mirando bien antes de poner el pie en los podridos escalones. Una vez hubieron sorteado las escaleras, se vieron en un sótano lleno de cajas y barriles. Al fondo había una mesa redonda con un farol encendido encima, un cuenco de manzanas y dos taburetes. Justo al otro lado de la estancia había otra puerta.
- Ahí es. Una vez acabemos saldremos por aquella puerta.
Karl se acercó y apoyó su cerveza y el candelabro en la mesa. Tras comprobar que no había nadie escuchando tras la puerta, se sacó la capa y la tiró sobre una caja. Iba vestido con una camisa blanca sencilla y sus habituales pantalones oscuros y botas. El fornido capitán de flota se sentó en un taburete y tomó una manzana, dándole un mordisco.
- Coged una manzana, están bastante buenas... a diferencia de la cerveza. No os la recomiendo.
En ese momento, el tabernero llegó con la cerveza de Kojiro. Era un hombre alto con el pelo negro azulado y algo largo. Sus ojos eran color ambarino. Era bastante delgado y caminaba de manera bastante elegante para ser un simple pueblerino.
- Te he oído, Karl.
- Te presento a Garoon D. James, sargento de la Marina, dueño de este tugurio en sus ratos libres y mi aliado.
James dejó con una sonrisa extraña la cerveza sobre la mesa y se fue hacia la salida.
- Será un tugurio Karl, pero deberías reconocer que este tugurio te ha permitido conspirar a gusto desde que estamos aquí. Además, no sabes la de cosas que me cuentan los camareros. Regir una taberna es como tener un servicio de inteligencia. Te enteras de todos los chanchullos de la ciudad.
Karl ignoró a James y le dio otro mordisco a la manzana. Bien, ahora iría al tema. No le gustaba andarse por las ramas con rodeos inútiles.
- Este es el caso. Si no me equivoco tú eres de la familia Akisuki... y buscas venganza por lo acontecido hace unos años. Te la puedo ofrecer, si tú me ofreces a mi a cambio tu ayuda. Lo que vamos a hacer es tan ilegal que podrían cortarnos el cuello a ambo por alta traición, así que si tratas de engañarme con todo esto y tras obtener tu venganza no me ayudas, cantaré como un pajarito como si hubiese sido todo obra tuya - Karl le miró con atención para ver si la amenaza surtía efecto. No quería traidores - Pretendo llevar a cabo un proyecto bastante colosal, por así decirlo. Una macro-organización que ya está en construcción que llevaría a cabo toda clase de trabajos de mercenario, con el objetivo de recaudar fondos. Y en un futuro digamos que buscaríamos un cambio de dirigentes.
On: Ya pensaba que no iba a ir cuando lo vio entrar. Al menos iba disfrazado, aunque iba más aseado de lo que era habitual entre los que frecuentaban esos sitios, los cuales muchos se lavaban con suerte una vez al mes. El joven noble se acercó a la barra a pedir una cerveza, y Karl decidió intervenir. "No puedo dejar que se delate por sus maneras de hablar." Le hizo un gesto al tabernero y se acercó por la espalda a Kojiro. Le susurró al oído.
- Seguidme. Os servirán la bebida en la sala reservada.
El oficial caminó hasta el fondo de la sala, donde les esperaba el tabernero junto a una puerta vieja de madera. Este se sacó una llave y la abrió, cerrándola tras ellos. Tras la puerta había un pasillo largo y estrecho iluminado por candelabros que colgaban de las paredes. Lo cruzaron en silencio. Karl ya había estado allí.
- Delante nuestra hay unas escaleras de caracol. Cuidado con dónde pisáis.
Cogió un candelabro para iluminar las escaleras y bajó, mirando bien antes de poner el pie en los podridos escalones. Una vez hubieron sorteado las escaleras, se vieron en un sótano lleno de cajas y barriles. Al fondo había una mesa redonda con un farol encendido encima, un cuenco de manzanas y dos taburetes. Justo al otro lado de la estancia había otra puerta.
- Ahí es. Una vez acabemos saldremos por aquella puerta.
Karl se acercó y apoyó su cerveza y el candelabro en la mesa. Tras comprobar que no había nadie escuchando tras la puerta, se sacó la capa y la tiró sobre una caja. Iba vestido con una camisa blanca sencilla y sus habituales pantalones oscuros y botas. El fornido capitán de flota se sentó en un taburete y tomó una manzana, dándole un mordisco.
- Coged una manzana, están bastante buenas... a diferencia de la cerveza. No os la recomiendo.
En ese momento, el tabernero llegó con la cerveza de Kojiro. Era un hombre alto con el pelo negro azulado y algo largo. Sus ojos eran color ambarino. Era bastante delgado y caminaba de manera bastante elegante para ser un simple pueblerino.
- Te he oído, Karl.
- Te presento a Garoon D. James, sargento de la Marina, dueño de este tugurio en sus ratos libres y mi aliado.
James dejó con una sonrisa extraña la cerveza sobre la mesa y se fue hacia la salida.
- Será un tugurio Karl, pero deberías reconocer que este tugurio te ha permitido conspirar a gusto desde que estamos aquí. Además, no sabes la de cosas que me cuentan los camareros. Regir una taberna es como tener un servicio de inteligencia. Te enteras de todos los chanchullos de la ciudad.
Karl ignoró a James y le dio otro mordisco a la manzana. Bien, ahora iría al tema. No le gustaba andarse por las ramas con rodeos inútiles.
- Este es el caso. Si no me equivoco tú eres de la familia Akisuki... y buscas venganza por lo acontecido hace unos años. Te la puedo ofrecer, si tú me ofreces a mi a cambio tu ayuda. Lo que vamos a hacer es tan ilegal que podrían cortarnos el cuello a ambo por alta traición, así que si tratas de engañarme con todo esto y tras obtener tu venganza no me ayudas, cantaré como un pajarito como si hubiese sido todo obra tuya - Karl le miró con atención para ver si la amenaza surtía efecto. No quería traidores - Pretendo llevar a cabo un proyecto bastante colosal, por así decirlo. Una macro-organización que ya está en construcción que llevaría a cabo toda clase de trabajos de mercenario, con el objetivo de recaudar fondos. Y en un futuro digamos que buscaríamos un cambio de dirigentes.
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Antes que pudiera recibir el trago que había solicitado, alguien se le acerca para darle una instrucción, era a quien debía encontrar, enseguida le siguió. Atravesó la puerta que abría el tabernero y continuó por el pasillo de sombras danzantes que provocaba las luces de los candelabros mientras conservaban el silencio. Posteriormente el capitán daba el aviso de unas escaleras y asintió, sin saber si le prestaba atención. Bajó por el crujiente piso que parecía que pudiera desprenderse hasta llegar a un sótano como un depósito. Eso no le extraño al joven, tenía el aspecto indicado para celebrar reuniones fuera de la vista de curiosos.
Continuó hasta la mesa donde indicaba Karl y allí buscó una caja para usarla como banco, mientras atendía el comentario sobre las manzanas y la cerveza, momento en que llegaba el tabernero con la bebida que había solicitado Yojiro. Ante la presentación y pequeña charla entre ellos, el joven movía su cabeza en señal de saludo al delgado tipo y daba un sorbo a su cerveza, era un asco, hubiera preferido beber su propia orina pero no podía hacer nada fuera de lugar, solo tomó una manzana para morderla y pasar el trago si estaban tan buenas como lo indicaba Karl, afortunadamente era así y con eso la conversación dio inicio.
Yojiro fijaba su miraba y levantaba una de sus cejas al saber que era cierto, su historia era conocida y que ser noble le ponía siempre en el centro de atención de los pueblos, reinos e inclusos mares. Masticaba con cuidado mientras sorbía otro trago y fundir el sabor en su boca. Al conocer los planes del Capitán, el chico pensó por un instante mientras dejaba de lado su bebida pues ya se había terminado una manzana y no volvería a tomar otro trago sin otra, pero antes necesitaba responder.
-No sé por qué sugieres que deseo una venganza, es verdad, mi nombre estuvo envuelto en una situación difícil y ahora no pertenezco, según los “estatutos” de la nobleza, a su círculo de mando, sin embargo vengarme por ello sería banal. Ahora no tengo poder porque lo que me lo otorgaba era la riqueza que el imprudente de mi padre derrochó, pero si consigo llenarme de nuevo de dinero, eso puede volver a desaparecer y estaría encerrado en un círculo vicioso. - Dijo serenamente pero luego su rostro comenzaba a tener otro matiz, en especial sus ojos azules, posó sus brazos sobre la mesa y cubrió un puño con la palma de la otra mano a la altura de su quijada.
No, yo quiero más que un reino se derrumbe y que un oficial muera. – Hizo otra pausa mientras se acomodaba en ese banco improvisado y miraba con un rostro pétreo y los ojos azules parecían brillar con más intensidad.
-Te hablaré con franqueza Karl, quiero autoridad, no solo riquezas o un nombre respetable, quiero que la sola mención de mi persona provoque zozobra, que ni el dinero de esos burdos elitistas sea capaz de tocarme y deban acudir a mí por misericordia, aun sabiendo que no la tendré.- Hizo una pausa más corta que las otras y continuó.
- Pero soy un hombre de respeto y de buenas costumbres y tengo honor, - Justo entonces cambió de nuevo su postura a una más relajada, alargando una mano para tomar otra manzana que movía a la altura de su barbilla como si quisiera pulirla. - no traicionaría a nadie que me esté ayudando pero tampoco perdonaría al que conmigo lo hiciere, antes le sacaría las entrañas y le haría bailar sobre ellas. Haré lo que sea mientras pueda cumplir lo que te he dicho. - Cortó secamente su habla al morder la fruta, esperando que el Capitán le tomara en serio, había mostrado su verdadera naturaleza por un instante, no era un simplón ricachón, era un inescrupuloso joven vestido con ropas finas y modales sociables.
Continuó hasta la mesa donde indicaba Karl y allí buscó una caja para usarla como banco, mientras atendía el comentario sobre las manzanas y la cerveza, momento en que llegaba el tabernero con la bebida que había solicitado Yojiro. Ante la presentación y pequeña charla entre ellos, el joven movía su cabeza en señal de saludo al delgado tipo y daba un sorbo a su cerveza, era un asco, hubiera preferido beber su propia orina pero no podía hacer nada fuera de lugar, solo tomó una manzana para morderla y pasar el trago si estaban tan buenas como lo indicaba Karl, afortunadamente era así y con eso la conversación dio inicio.
Yojiro fijaba su miraba y levantaba una de sus cejas al saber que era cierto, su historia era conocida y que ser noble le ponía siempre en el centro de atención de los pueblos, reinos e inclusos mares. Masticaba con cuidado mientras sorbía otro trago y fundir el sabor en su boca. Al conocer los planes del Capitán, el chico pensó por un instante mientras dejaba de lado su bebida pues ya se había terminado una manzana y no volvería a tomar otro trago sin otra, pero antes necesitaba responder.
-No sé por qué sugieres que deseo una venganza, es verdad, mi nombre estuvo envuelto en una situación difícil y ahora no pertenezco, según los “estatutos” de la nobleza, a su círculo de mando, sin embargo vengarme por ello sería banal. Ahora no tengo poder porque lo que me lo otorgaba era la riqueza que el imprudente de mi padre derrochó, pero si consigo llenarme de nuevo de dinero, eso puede volver a desaparecer y estaría encerrado en un círculo vicioso. - Dijo serenamente pero luego su rostro comenzaba a tener otro matiz, en especial sus ojos azules, posó sus brazos sobre la mesa y cubrió un puño con la palma de la otra mano a la altura de su quijada.
No, yo quiero más que un reino se derrumbe y que un oficial muera. – Hizo otra pausa mientras se acomodaba en ese banco improvisado y miraba con un rostro pétreo y los ojos azules parecían brillar con más intensidad.
-Te hablaré con franqueza Karl, quiero autoridad, no solo riquezas o un nombre respetable, quiero que la sola mención de mi persona provoque zozobra, que ni el dinero de esos burdos elitistas sea capaz de tocarme y deban acudir a mí por misericordia, aun sabiendo que no la tendré.- Hizo una pausa más corta que las otras y continuó.
- Pero soy un hombre de respeto y de buenas costumbres y tengo honor, - Justo entonces cambió de nuevo su postura a una más relajada, alargando una mano para tomar otra manzana que movía a la altura de su barbilla como si quisiera pulirla. - no traicionaría a nadie que me esté ayudando pero tampoco perdonaría al que conmigo lo hiciere, antes le sacaría las entrañas y le haría bailar sobre ellas. Haré lo que sea mientras pueda cumplir lo que te he dicho. - Cortó secamente su habla al morder la fruta, esperando que el Capitán le tomara en serio, había mostrado su verdadera naturaleza por un instante, no era un simplón ricachón, era un inescrupuloso joven vestido con ropas finas y modales sociables.
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Karl lo miró con extrañeza. "Este chico... es más de lo que esperaba. No es un mero noblezuelo buscando venganza sin más. Es una persona ambiciosa y retorcida. Justo como yo." Esbozó una sonrisa fiera. Esto no entraba en sus planes, pero desde luego los alteraba para mejor. Si compartían metas similares y no era incompatible que ambos las obtuviesen, eso los hacía aliados naturales.
- Yojiro... todo lo que buscas es más o menos lo que busco yo. Y podemos obtenerlo - siguió mordisqueando su manzana - Los que participen en mi Proyecto Amanecer obtendrán más poder del que puedan imaginarse. Eso, obviamente, si conseguimos nuestros planes... pero no hay recompensa sin esfuerzo.
Se terminó la manzana y se cruzó de brazos, mientras lo observaba inquisitivamente. Su posible aliado no parecía ser especialmente fuerte, de momento. Pero tampoco lo era él cuando se hizo a la mar, hacía ya más de nueve años. Tan sólo debía darle tiempo y tendría un aliado poderoso. Presentía que tenía potencial.
- De momento no pareces especialmente fuerte. Debemos cambiar eso. Si deseas participar en el Proyecto, deberás entrenarte duramente. Entonces, ¿aceptas participar en esto?
Karl le hizo la proposición con solemnidad. La luz del farol hacía un juego de sombras y luces sobre su rostro que le daba más emoción al momento. Los ojos del oficial parecían relucir con el fuego de su ambición, aunque probablemente era un efecto óptico de la luz. Este le tendió la mano.
- Yojiro... todo lo que buscas es más o menos lo que busco yo. Y podemos obtenerlo - siguió mordisqueando su manzana - Los que participen en mi Proyecto Amanecer obtendrán más poder del que puedan imaginarse. Eso, obviamente, si conseguimos nuestros planes... pero no hay recompensa sin esfuerzo.
Se terminó la manzana y se cruzó de brazos, mientras lo observaba inquisitivamente. Su posible aliado no parecía ser especialmente fuerte, de momento. Pero tampoco lo era él cuando se hizo a la mar, hacía ya más de nueve años. Tan sólo debía darle tiempo y tendría un aliado poderoso. Presentía que tenía potencial.
- De momento no pareces especialmente fuerte. Debemos cambiar eso. Si deseas participar en el Proyecto, deberás entrenarte duramente. Entonces, ¿aceptas participar en esto?
Karl le hizo la proposición con solemnidad. La luz del farol hacía un juego de sombras y luces sobre su rostro que le daba más emoción al momento. Los ojos del oficial parecían relucir con el fuego de su ambición, aunque probablemente era un efecto óptico de la luz. Este le tendió la mano.
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La conversación había llegado a un punto interesante, las cartas estaban sobre la mesa, Yojiro no recordaba cuando fue la última vez en que conversaba con esa claridad de intenciones tan abiertas, sin embargo eso no impedía que algo de nervio le hiciera palpitar tan fuerte que escuchaba sus propios latidos, aunque ahora daba respiros más largos para controlarse y que no fuese evidente.
Al frente de él estaba un sujeto con planes muy ambiciosos o un oficial tendiéndole una trampa, por eso cuando notó que este cambiaba su sonrisa, la expectativa se hizo mayor, lo cual disimuló tomando otro trago de la asquerosa cerveza aún observando a Karl.
Las palabras que mencionó antes de continuar mordiendo de su manzana provocó que la incertidumbre desapareciera, “Por fin una oportunidad” - Pensó mientras asentía.
- Amanecer… - Dijo en susurro mientras ladeaba un poco la cabeza en señal de aceptación. - Me gusta. - Dijo entre la pausa. Después lo siguiente que mencionó si lo tomaba algo desprevenido, era cierto que no tenía fuerza para hacerlo solo y cuando pensó que era una oportunidad también comprendió que necesitaría mayor esfuerzo, sin embargo en esto no asintió, se quedo quieto con su mirada calma.
- Acepto, creo que seré parte de la medianoche para formar ese amanecer. Oye, hasta parecer ser un buen apodo - Sonrió con confianza antes de continuar. - pero la medianoche debe ser fría y fuerte para gobernar en ese instante, debo hacerme fuerte y entrenar también. ¿Cómo puedo lograrlo?- - Lo último lo dijo que algo de duda pero ya que estaba adentro era mejor ir conociendo los planes y saber cuánto debía esforzarse.
Al frente de él estaba un sujeto con planes muy ambiciosos o un oficial tendiéndole una trampa, por eso cuando notó que este cambiaba su sonrisa, la expectativa se hizo mayor, lo cual disimuló tomando otro trago de la asquerosa cerveza aún observando a Karl.
Las palabras que mencionó antes de continuar mordiendo de su manzana provocó que la incertidumbre desapareciera, “Por fin una oportunidad” - Pensó mientras asentía.
- Amanecer… - Dijo en susurro mientras ladeaba un poco la cabeza en señal de aceptación. - Me gusta. - Dijo entre la pausa. Después lo siguiente que mencionó si lo tomaba algo desprevenido, era cierto que no tenía fuerza para hacerlo solo y cuando pensó que era una oportunidad también comprendió que necesitaría mayor esfuerzo, sin embargo en esto no asintió, se quedo quieto con su mirada calma.
- Acepto, creo que seré parte de la medianoche para formar ese amanecer. Oye, hasta parecer ser un buen apodo - Sonrió con confianza antes de continuar. - pero la medianoche debe ser fría y fuerte para gobernar en ese instante, debo hacerme fuerte y entrenar también. ¿Cómo puedo lograrlo?- - Lo último lo dijo que algo de duda pero ya que estaba adentro era mejor ir conociendo los planes y saber cuánto debía esforzarse.
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El otro, como esperaba Karl, asintió. Después le respondió con una frase bastante ingeniosa sobre la medianoche y el amanecer. "¿Medianoche, eh? Me gusta" Cuando le preguntó sobre cómo lograría hacerse más fuerte, Karl se cruzó de brazos. Ahora es cuando empezaba la fase difícil. Debía curtir a su aliado y convertirlo en alguien fuerte capaz de trabajar a su lado en el Proyecto.
- Principalmente, continuando tu trabajo como marine. De esa manera la experiencia te curtirá. Además de eso debes elegir una disciplina de combate y trabajar sobre ella a diario. Mi disciplina es el Sokudan, una rama de artes marciales muy efectivas y poco conocidas, por lo difícil que es dominarlas. Debes tener un don natural para ellas. Por suerte, yo tengo ese don y domino el Sokudan a un nivel lo bastante alto para ser un enemigo poderoso. De todos modos, dejémonos de cháchara. La mejor manera de descubrir cómo ha de ser tu entrenamiento es con acciones y no con palabras.
Karl terminó su cerveza de un trago y se levantó. Tomó el farol y se dirigió a la puerta del otro lado de la sala, la que supuestamente llevaba al exterior. Había decidido comprobar el potencial de Yojiro mediante un combate. Era la manera más rápida y la más efectiva. Abrió la puerta, que daba a un largo túnel de piedra, y le esperó junto a ella. El túnel seguía unos metros y luego subía hasta una puerta camuflada en la pared de una casa. Una vez cruzasen eso, se hallarían en una zona de almacenes del puerto, muchos de ellos abandonados. No habría gente que les interrumpiese.
- Principalmente, continuando tu trabajo como marine. De esa manera la experiencia te curtirá. Además de eso debes elegir una disciplina de combate y trabajar sobre ella a diario. Mi disciplina es el Sokudan, una rama de artes marciales muy efectivas y poco conocidas, por lo difícil que es dominarlas. Debes tener un don natural para ellas. Por suerte, yo tengo ese don y domino el Sokudan a un nivel lo bastante alto para ser un enemigo poderoso. De todos modos, dejémonos de cháchara. La mejor manera de descubrir cómo ha de ser tu entrenamiento es con acciones y no con palabras.
Karl terminó su cerveza de un trago y se levantó. Tomó el farol y se dirigió a la puerta del otro lado de la sala, la que supuestamente llevaba al exterior. Había decidido comprobar el potencial de Yojiro mediante un combate. Era la manera más rápida y la más efectiva. Abrió la puerta, que daba a un largo túnel de piedra, y le esperó junto a ella. El túnel seguía unos metros y luego subía hasta una puerta camuflada en la pared de una casa. Una vez cruzasen eso, se hallarían en una zona de almacenes del puerto, muchos de ellos abandonados. No habría gente que les interrumpiese.
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Al parecer ya estaba adentro, así lo confirmaba el Capitán cuando comenzó a dar respuesta a la interrogante del Akisuki sobre el entrenamiento, y al ahondar en ese aspecto, sobre su estilo en particular, Yojiro le escuchaba y no podía evitar entender algo. El había estudiado y practicado artes de combate pero tenía un apetito insaciable por tenerlo todo y eso incluyo varios estilos que dieron como origen una forma muy complicada de combate, aunque la verdad era que su experiencia no viajaba más allá de los elegantes dojo del país de origen del noble y tuvo que darle la razón a su aliado.
En ese momento la conversación terminaba cuando Karl se levantó y tomó la lámpara, dejando que las sombras reinaran donde estaba la mesa y comenzaba a caminar en dirección a la salida.
- Esta bien. - Aceptó para seguirlo en silencio, atravesando las puertas y seguir por el túnel, donde el eco de sus pisadas le llegaban con inmediatez hasta terminar en un tipo de almacén del puerto de esa ciudad.
- ¿Qué será lo primero? - Volvía a preguntar pero en tono bajo.
En ese momento la conversación terminaba cuando Karl se levantó y tomó la lámpara, dejando que las sombras reinaran donde estaba la mesa y comenzaba a caminar en dirección a la salida.
- Esta bien. - Aceptó para seguirlo en silencio, atravesando las puertas y seguir por el túnel, donde el eco de sus pisadas le llegaban con inmediatez hasta terminar en un tipo de almacén del puerto de esa ciudad.
- ¿Qué será lo primero? - Volvía a preguntar pero en tono bajo.
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Karl atravesó con Casius el largo pasillo. Durante un momento, no contestó y solo fue audible el sonido de sus pisadas contra el duro suelo de piedra, así como un goteo lejano. El farol iluminaba tenuemente el pasadizo, que parecía más una cueva que un pasillo. Finalmente llegaron a un punto que la cueva ascendía. En esa parte había escalones tallados en la roca.
- Lo primero, quiero probar tu poder y tu estilo de combate. Si es compatible con el mío, te enseñaré el Sokudan. Si no, te orientaré hacia dónde puedes desarrollar tu arte.
Subían por las escaleras, acompañados solo por el ruido del goteo y de sus pasos. A medida que ascendían, la forma de la cueva se iba suavizando hasta pasar a ser un pasillo tallado en la misma roca.
- A todo esto. Necesitaremos nombres en clave para los miembros del Proyecto Amanecer. Ya que has dicho que querías formar parte la Medianoche previa al Amanecer, ese será tu nombre en clave. Midnight, o Medianoche, como prefieras. Utilízalo sólo para cosas del Proyecto, y que nadie más te relacione con ese nombre. Mi nombre en clave será Dawn, "Amanecer".
Finalmente, las escaleras se acabaron y llegaron a una pared lisa donde parecía terminar el camino. Sin embargo, si uno se fijaba con cuidado, había unas grandes bisagras a un lado de la pared. Karl apoyó el farol en el suelo y comenzó a hacer fuerza con el hombro contra la pared. Poco a poco, esta comenzó a ceder y a abrirse lentamente hacia fuera. Estaban saliendo de la pared de un edificio grande que daba a la zona de almacenes del puerto. Karl tomó el farol, y una vez salió Casius, volvió a cerrar la puerta.
- Aquí estamos. Esta no es una zona residencial, así que no habrá problemas.
- Lo primero, quiero probar tu poder y tu estilo de combate. Si es compatible con el mío, te enseñaré el Sokudan. Si no, te orientaré hacia dónde puedes desarrollar tu arte.
Subían por las escaleras, acompañados solo por el ruido del goteo y de sus pasos. A medida que ascendían, la forma de la cueva se iba suavizando hasta pasar a ser un pasillo tallado en la misma roca.
- A todo esto. Necesitaremos nombres en clave para los miembros del Proyecto Amanecer. Ya que has dicho que querías formar parte la Medianoche previa al Amanecer, ese será tu nombre en clave. Midnight, o Medianoche, como prefieras. Utilízalo sólo para cosas del Proyecto, y que nadie más te relacione con ese nombre. Mi nombre en clave será Dawn, "Amanecer".
Finalmente, las escaleras se acabaron y llegaron a una pared lisa donde parecía terminar el camino. Sin embargo, si uno se fijaba con cuidado, había unas grandes bisagras a un lado de la pared. Karl apoyó el farol en el suelo y comenzó a hacer fuerza con el hombro contra la pared. Poco a poco, esta comenzó a ceder y a abrirse lentamente hacia fuera. Estaban saliendo de la pared de un edificio grande que daba a la zona de almacenes del puerto. Karl tomó el farol, y una vez salió Casius, volvió a cerrar la puerta.
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