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Reino de Sakura
En el mar del sur el sol abrasa la piel y te deja sediento. Esto lo aprovechan pequeños piratas de la zona acostumbrados a estas temperaturas para saquearos.Antiguo Reino de Drum renombrado a Reino de Sakura. Es una isla que siempre está en época invernal y donde sus habitantes se reconocen por ser buenos médicos. Posee una ciudad cerca de la costa llamada Cimarrón y una cadena de montañas en forma de tambor de las cuales, la del medio es la más grande. Una de las montañas tiene un castillo en la parte superior.
Turnos: Takeshi-Kogoro-Takeshi...
Moderaciones: Allen D. Walker.
Kanae
Condiciones:
- Combate a K.O., no a muerte.
- Sin fecha límite de combate.
- Si el usuario pierde, no podra hacer este tipo de combates en 2 meses.
- Si gana Takeshi obtendra la recompensa intacta del NPC. Que es: 30.500.000 berries.
- Todo posible daño (amputaciones, heridas de por vida...) contra Takeshi se verá aceptado para el resto de la vida del PJ.
En el mar del sur el sol abrasa la piel y te deja sediento. Esto lo aprovechan pequeños piratas de la zona acostumbrados a estas temperaturas para saquearos.Antiguo Reino de Drum renombrado a Reino de Sakura. Es una isla que siempre está en época invernal y donde sus habitantes se reconocen por ser buenos médicos. Posee una ciudad cerca de la costa llamada Cimarrón y una cadena de montañas en forma de tambor de las cuales, la del medio es la más grande. Una de las montañas tiene un castillo en la parte superior.
Turnos: Takeshi-Kogoro-Takeshi...
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Akuma no mi
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Es un día cálido en la Ghost Mansion, todos haciendo sus quehaceres y sus entrenamientos personales, el que más el que menos practica sus habilidades y sus estrategias, y cuando no, se montan entrenamientos de grupo para preparar estrategias del gremio para las misiones. En estos momentos yo me encuentro en mi despacho, una habitación espaciosa llena de estanterías con libros e indicaciones, sobre la mesa, que se halla en el centro del mismo, se encuentra el wanted de un afamado pirata, Kogoro "El durmiente", un personaje un tanto extraño y a la par cómico, al menos a mi parecer. Es un sujeto que logró reunir una enorme recompensa por su cabeza con un estilo de lucha insólito e ineficaz, el Sleep, que consiste en simular un estado de sueño.
-"Es increíble como un estilo de lucha tan inútil y un sujeto tan patético sean tan reconocidos y temidos en el mundo. Este mundo está lleno de lloricas."
Pienso mientras guardo el wanted entre el pantalón y mi cintura y me dispongo a levantarme para dirigirme al último lugar en el cual se escuchan datos de su presencia, el Reino de Sakura. Paso por mi habitación a por un par de cosas para el viaje, éstas son, mis katanas, Tensa Zangetsu, Sogyo no kotowari y Kami no katana. Tras colgarlas en sus respectivos lugares, Tensa Zangetsu en la espalda con la tsuka sobresaliendo por el hombro derecho, la kami no katana en el mismo lugar, pero su tsuka asoma por el hombro izquierdo. En la cintura, por la parte posterior, se encuentra en horizontal Sogyo no kotowari, cada una de las tsukas asoman por un lateral, una a la derecha y otra a la izquierda. Con esto, los guantes negros con toques plateados, como la "X" del dorso y los dedos y los anillos, estoy preparado para zarpar.
Salgo veloz de mi cuarto rumbo al muelle del gremio, lugar en el que, con una de las embarcaciones medias pondré rumbo a mi destino. Tras cargarla con las suficientes provisiones y dejar las ordenes y los avisos dados al resto del gremio, subo al barco y pongo rumbo a la isla del Reino de Sakura, un viaje largo y duro, pues carezco de las capacidades de navegación como para llevar bien una embarcación, pero sí dispongo del suficiente conocimiento general y básico para mantener un rumbo.
Tras un largo viaje en el que casi perezco por diversas tormentas y una ligera desorientación, que fue solventada en pocos momentos, a decir verdad en un par de horas, además de que casi se me agotan las provisiones, las cuales se agotaron justo antes de llegar a puerto. Una vez anclado y amarrado el barco me bajo del mismo dispuesto a encontrar al sujeto que ando buscando, esta isla es una de las favoritas para ser su destino, pues entre la poca gente que en ella habita y al frío que los mantiene en sus casas, nadie le molestaría mientras duerme.
Por ello me dirijo al pueblo más cercano, mis pies, calzados con unas sandalias de color beis y unos calcetines blancos se hunden levemente en la nieve a cada paso que doy, dejando así tras de mí un rastro que cualquiera podría seguir, aunque eso poco me importa, no creo que nadie me siga, y mucho menos trate de atacarme por sorpresa, el último que lo intentó se encuentra enterrado en las arenas de Alabasta.
Tras un par de horas de camino llego a un pueblo, en el cual, por suerte para mí, la taberna se encuentra en la entrada al mismo, por lo que me adentro en la misma, un lugar maloliente y sucio, la humedad es notable en las paredes y en el techo, la barra tiene una capa de unos dos centímetros de polvo y el tabernero, un hombre de unos cuarenta años, de pelo negro, bajo y gordo, apesta que da asco. Me siento en un taburete en la barra y tras llamar al tabernero, quien se acerca lentamente debido a su sobrepeso. Nada más llegar le enseño el wanted, la parte en la cual figuraba el precio no se veía, no me apetece que se sepa cuanto vale, al mismo tiempo que le pregunto
-"¿Sabe algo de este hombre? Si es así dígamelo o tendré que hacerle hablar."
Mis últimas palabras sonaron tan frías y secas que un sujeto que acababa de levantar la copa la rompió al dejarla caer de puro pánico, si bien puede que ese sujeto sea un cobarde, pero no estoy para juzgar a la gente que hay alrededor, sino para cazar a ese hombre, el del wanted.
-"Es increíble como un estilo de lucha tan inútil y un sujeto tan patético sean tan reconocidos y temidos en el mundo. Este mundo está lleno de lloricas."
Pienso mientras guardo el wanted entre el pantalón y mi cintura y me dispongo a levantarme para dirigirme al último lugar en el cual se escuchan datos de su presencia, el Reino de Sakura. Paso por mi habitación a por un par de cosas para el viaje, éstas son, mis katanas, Tensa Zangetsu, Sogyo no kotowari y Kami no katana. Tras colgarlas en sus respectivos lugares, Tensa Zangetsu en la espalda con la tsuka sobresaliendo por el hombro derecho, la kami no katana en el mismo lugar, pero su tsuka asoma por el hombro izquierdo. En la cintura, por la parte posterior, se encuentra en horizontal Sogyo no kotowari, cada una de las tsukas asoman por un lateral, una a la derecha y otra a la izquierda. Con esto, los guantes negros con toques plateados, como la "X" del dorso y los dedos y los anillos, estoy preparado para zarpar.
Salgo veloz de mi cuarto rumbo al muelle del gremio, lugar en el que, con una de las embarcaciones medias pondré rumbo a mi destino. Tras cargarla con las suficientes provisiones y dejar las ordenes y los avisos dados al resto del gremio, subo al barco y pongo rumbo a la isla del Reino de Sakura, un viaje largo y duro, pues carezco de las capacidades de navegación como para llevar bien una embarcación, pero sí dispongo del suficiente conocimiento general y básico para mantener un rumbo.
Vairas semanas más tarde
Tras un largo viaje en el que casi perezco por diversas tormentas y una ligera desorientación, que fue solventada en pocos momentos, a decir verdad en un par de horas, además de que casi se me agotan las provisiones, las cuales se agotaron justo antes de llegar a puerto. Una vez anclado y amarrado el barco me bajo del mismo dispuesto a encontrar al sujeto que ando buscando, esta isla es una de las favoritas para ser su destino, pues entre la poca gente que en ella habita y al frío que los mantiene en sus casas, nadie le molestaría mientras duerme.
Por ello me dirijo al pueblo más cercano, mis pies, calzados con unas sandalias de color beis y unos calcetines blancos se hunden levemente en la nieve a cada paso que doy, dejando así tras de mí un rastro que cualquiera podría seguir, aunque eso poco me importa, no creo que nadie me siga, y mucho menos trate de atacarme por sorpresa, el último que lo intentó se encuentra enterrado en las arenas de Alabasta.
Tras un par de horas de camino llego a un pueblo, en el cual, por suerte para mí, la taberna se encuentra en la entrada al mismo, por lo que me adentro en la misma, un lugar maloliente y sucio, la humedad es notable en las paredes y en el techo, la barra tiene una capa de unos dos centímetros de polvo y el tabernero, un hombre de unos cuarenta años, de pelo negro, bajo y gordo, apesta que da asco. Me siento en un taburete en la barra y tras llamar al tabernero, quien se acerca lentamente debido a su sobrepeso. Nada más llegar le enseño el wanted, la parte en la cual figuraba el precio no se veía, no me apetece que se sepa cuanto vale, al mismo tiempo que le pregunto
-"¿Sabe algo de este hombre? Si es así dígamelo o tendré que hacerle hablar."
Mis últimas palabras sonaron tan frías y secas que un sujeto que acababa de levantar la copa la rompió al dejarla caer de puro pánico, si bien puede que ese sujeto sea un cobarde, pero no estoy para juzgar a la gente que hay alrededor, sino para cazar a ese hombre, el del wanted.
Kanae Takamire
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Akuma no mi
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Ese día era un día como otro cualquiera, sin duda hacía un buen día para dormir, con mucho sol y muy soleado aunque el frío aumentaba más y más conforme nos acercábamos a nuestro destino la actual “Isla Sakura”. Tuvieron que despertarme para avisarme que ya estábamos llegando, me había pasado los 15 días de viaje durmiendo a lo largo del barco, en ocasiones en la baranda, otras en la zona del vigía y otras en mi cuarto. Muchos dicen que duermo mucho y la verdad tienen razón, parecía que nací cansado pero la verdad es que era feliz durmiendo.
Lo cierto de encontrarme allí era que debía hacer una misión, y no me fiaba de encargársela a nadie, aunque lo cierto era que me daba mucha pereza. La misión consistía en asesinar unos espías que me descubrieron en la última misión. Lo cierto es que no fue difícil acabar con ellos, por lo que pude pasar el resto del tiempo descansando. Contraté una habitación de hotel en la cual apenas pasaba tiempo, ya que a pesar del frío prefería dormir en la calle apoyado contra un árbol o algo por el estilo.
Los días pasaron y me gustaba ese hermoso lugar en ocasiones me levantaba un poco engarrotado y con las extremidades algo congeladas pero cosas que se podían arreglar fácilmente con un buen baso de sake y una buena fogata como la de mi habitación de hotel. En realidad la pereza me podía lo suficiente como para buscar otro barco para volver junto con mis nakamas. Y dormir escuchando el ruido del viento y la nieve caer extrañamente me agradaba, al igual que el de la leña al crujir mientras se quemaba en la hoguera desprendiendo ese olor a barbacoa que me hacía tener más ganas aún de dormir enrollado cual gusano en una manta.
De hecho eso mismo hacía aquel día, apoyado contra un arbolito que tenía la taberna donde me encontraba de adorno junto a la enorme hoguera, tapado con una manta durmiendo plácidamente sin molestar a nadie. Un hombre que no era del pueblo entró en la taberna, lo cierto es que aunque estaba y parecía dormido tenía la capacidad de saber todo lo que sucedía a mí alrededor. En realidad por esta misma razón solía ser un espía tan bueno ya que con mi almohada y mi manta enrollada completamente dormido nadie reparaba en mí o me veía una amenaza. Pude escuchar que buscaban a alguien probablemente a mí ya que yo era el único pirata buscado que se encontraba en el pueblo y el único extranjero además del hombre que preguntaba por mí.
Casi como el que no quería la cosa me desperté lentamente bostezando un poco sin hacer ruido y me levante de mi posición de manera lenta y calmada ya que llamaría más la atención si huía. Lo cierto es que no se me apetecía pelear me daba demasiada pereza por lo que intentaría evitarla todo lo que estuviese en mi mano y todo lo que fuese necesario, arrastrando la manta que cubría casi todo mi cuerpo y mi cabeza, un poco por el suelo, y agarrando la almohada con una mano la cual dejaba caer en peso muerto, comencé a salir de la taberna dejando en ella a mi persecutor sin dejar de bostezar en ningún momento y al tiempo abriendo ligeramente un ojo para mirar de reojo al hombre que me buscaba para saber cual era su rostro.
Lo cierto de encontrarme allí era que debía hacer una misión, y no me fiaba de encargársela a nadie, aunque lo cierto era que me daba mucha pereza. La misión consistía en asesinar unos espías que me descubrieron en la última misión. Lo cierto es que no fue difícil acabar con ellos, por lo que pude pasar el resto del tiempo descansando. Contraté una habitación de hotel en la cual apenas pasaba tiempo, ya que a pesar del frío prefería dormir en la calle apoyado contra un árbol o algo por el estilo.
Los días pasaron y me gustaba ese hermoso lugar en ocasiones me levantaba un poco engarrotado y con las extremidades algo congeladas pero cosas que se podían arreglar fácilmente con un buen baso de sake y una buena fogata como la de mi habitación de hotel. En realidad la pereza me podía lo suficiente como para buscar otro barco para volver junto con mis nakamas. Y dormir escuchando el ruido del viento y la nieve caer extrañamente me agradaba, al igual que el de la leña al crujir mientras se quemaba en la hoguera desprendiendo ese olor a barbacoa que me hacía tener más ganas aún de dormir enrollado cual gusano en una manta.
De hecho eso mismo hacía aquel día, apoyado contra un arbolito que tenía la taberna donde me encontraba de adorno junto a la enorme hoguera, tapado con una manta durmiendo plácidamente sin molestar a nadie. Un hombre que no era del pueblo entró en la taberna, lo cierto es que aunque estaba y parecía dormido tenía la capacidad de saber todo lo que sucedía a mí alrededor. En realidad por esta misma razón solía ser un espía tan bueno ya que con mi almohada y mi manta enrollada completamente dormido nadie reparaba en mí o me veía una amenaza. Pude escuchar que buscaban a alguien probablemente a mí ya que yo era el único pirata buscado que se encontraba en el pueblo y el único extranjero además del hombre que preguntaba por mí.
Casi como el que no quería la cosa me desperté lentamente bostezando un poco sin hacer ruido y me levante de mi posición de manera lenta y calmada ya que llamaría más la atención si huía. Lo cierto es que no se me apetecía pelear me daba demasiada pereza por lo que intentaría evitarla todo lo que estuviese en mi mano y todo lo que fuese necesario, arrastrando la manta que cubría casi todo mi cuerpo y mi cabeza, un poco por el suelo, y agarrando la almohada con una mano la cual dejaba caer en peso muerto, comencé a salir de la taberna dejando en ella a mi persecutor sin dejar de bostezar en ningún momento y al tiempo abriendo ligeramente un ojo para mirar de reojo al hombre que me buscaba para saber cual era su rostro.
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Tras un largo silencio y de un enorme charco de sudor que emana del tabernero el hombre aparta la mirada del frente y la dirige a un lateral del local, un lugar donde me imaginaría que estaría ese personaje, pues en aquella pared se puede observar una chimenea y un pequeño árbol, la una está para caldear la taberna por el frío de la isla, el otro como un mero adorno, aunque su ubicación no es la más adecuada, pero eso es cosa del tabernero y su forma de llevar la taberna.
Sigo su mirada y veo como un hombre se levanta bostezando, al principio no le presto demasiada ateción, pero conforme me fijo más en él, me doy cuenta de que es a él a quien busco, pues además de tener una mirada cansada, lleva una manta y una almohada, y yo no me imagino a casi nadie llevando tales objetos a una taberna, ni mucho menos durmiendo en la misma, le sigo con la mirada y veo como se dirige a la salida, nadie más se mueve lo más mínimo, de modo que tiene que ser él, no hay más, y eso me queda claro cuando el sujeto, al caminar mira de reojo hacia mí.
-"Se piensa que no me voy a percatar de su mirada y su estrategia, deberá usar algo mejor o no me engañará."
Pienso mientras me giro levantándome y dirigiéndome a la salida, pasando junto al sujeto que salía, al pasar a su lado le miro de reojo y le susurro al oído
-"No escaparás Kogoro, te tengo calado"
Poco después cruzo la puerta y uso el geppou para sentarme en el tejado de la taberna, esto estaba preparado, las huellas lo llevarían a una zona a unos pocos metros de la taberna, lugar donde me resultaría fácil seguirlo sin que se diera cuenta de donde me encuentro, la trampa está en marcha. Desde aquella posición tiendo un fino hilo de acero hasta el bosque del otro lado, pero no solo uno, varios que apenas son perceptibles, de los cuales cuelgan finísimas agujas de acero impregnadas en veneno neurotóxico, estas están unidas a una estaca en el suelo a través de otro hilo igual de delgado, al mínimo contacto con la estaca o el hilo, las agujas se desprenderán en una lluvia paralizante, lo que haría que el combate se inclinara a mi favor.
Mahi no wana [Habilidad] < Acción Preventiva >
Sigo su mirada y veo como un hombre se levanta bostezando, al principio no le presto demasiada ateción, pero conforme me fijo más en él, me doy cuenta de que es a él a quien busco, pues además de tener una mirada cansada, lleva una manta y una almohada, y yo no me imagino a casi nadie llevando tales objetos a una taberna, ni mucho menos durmiendo en la misma, le sigo con la mirada y veo como se dirige a la salida, nadie más se mueve lo más mínimo, de modo que tiene que ser él, no hay más, y eso me queda claro cuando el sujeto, al caminar mira de reojo hacia mí.
-"Se piensa que no me voy a percatar de su mirada y su estrategia, deberá usar algo mejor o no me engañará."
Pienso mientras me giro levantándome y dirigiéndome a la salida, pasando junto al sujeto que salía, al pasar a su lado le miro de reojo y le susurro al oído
-"No escaparás Kogoro, te tengo calado"
Poco después cruzo la puerta y uso el geppou para sentarme en el tejado de la taberna, esto estaba preparado, las huellas lo llevarían a una zona a unos pocos metros de la taberna, lugar donde me resultaría fácil seguirlo sin que se diera cuenta de donde me encuentro, la trampa está en marcha. Desde aquella posición tiendo un fino hilo de acero hasta el bosque del otro lado, pero no solo uno, varios que apenas son perceptibles, de los cuales cuelgan finísimas agujas de acero impregnadas en veneno neurotóxico, estas están unidas a una estaca en el suelo a través de otro hilo igual de delgado, al mínimo contacto con la estaca o el hilo, las agujas se desprenderán en una lluvia paralizante, lo que haría que el combate se inclinara a mi favor.
Mahi no wana [Habilidad] < Acción Preventiva >
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El hombre se dio cuenta de mi presencia y pasó a mi lado saliendo de la taberna estaba bostezando cuando escuché sus palabras en mi oído. "No escaparás Kogoro, te tengo calado" Una leve sonrisa apareció en mi rostro por lo que parecía este hombre no me dejaría tranquilo , me daba pereza pero huir no era una opción, justo antes de salir de la taberna usé un pequeño pozo “de los deseos” que había a las afueras de esta para mojar mi manta y mi almohada dejándolas totalmente empapadas, la almohada podría mantenerse húmeda durante días enteros ya que estaba hecha de material totalmente permeable actuando de esta manera como una esponja. Por otro lado mi manta estaba hecha de fibras permeables que al mojarse se hinchaban apretando los pequeños hilados que componían la prenda y volviéndose muy resistente y dura, capaz incluso de parar el hierro cuando estaba mojado, lo cierto es que no necesitaba más armas en mis manos a la hora de pelear. Además el pozo como no tenía ningún tipo de utilidad para beber, y solo era un mero adorno, usaba el agua del mar que había cerca de la costa.
Me coloqué la manta sobre mi cuerpo en tensión a modo de escudo y lancé la almohada hacia una estaca que había perfectamente colocada, no había que ser demasiado listo para saber que había una trampa puesta aunque yo no pudiese verla. En cuanto mi almohada tocó la estaca clavada, unos hilos trasparentes se desengancharon de diferentes zonas del lugar dejando caer un montón de finas agujas sobre mí, por suerte no tenían ningún tipo de aceleración más que la de la gravedad por lo que las agujas se quedarían en mi manta sin llegar a tocar mi piel. Se me estaban cerrando los ojos mientras las agujas caían sobre mi manta y yo me acercaba para recoger mi almohada de nuevo. Una vez todas las agujas cayeron agarré con una mano mi almohada, dejando caer la manta la cual empezó a ser arrastrada por el suelo casi en su totalidad excepto un apunta que sostenía con mi otra mano, mientras andaba hacia el bosque con total tranquilidad y dando pequeños tumbos.
Sabía perfectamente que ese hombre me seguiría así que me dirigí a una zona que consideraba más segura, llena de hielo y árboles. Me senté en los pies de un árbol esperando a mi contrincante un poco adormilado , enrollando en mis manos mis manos mi manta la cual era lo suficiente mente larga como para enrollar un puño completo a modo de venda pasar por mi espalda y enrollar el otro, dejándome total libertad de movimiento.
-Vienes a por mí no es así...- dije con tono adormilado- No te permitiré entregar mi cabeza a los marines tan fácilmente....-decía entre ronquido y ronquido como si estubiese hablando en sueños.
Me coloqué la manta sobre mi cuerpo en tensión a modo de escudo y lancé la almohada hacia una estaca que había perfectamente colocada, no había que ser demasiado listo para saber que había una trampa puesta aunque yo no pudiese verla. En cuanto mi almohada tocó la estaca clavada, unos hilos trasparentes se desengancharon de diferentes zonas del lugar dejando caer un montón de finas agujas sobre mí, por suerte no tenían ningún tipo de aceleración más que la de la gravedad por lo que las agujas se quedarían en mi manta sin llegar a tocar mi piel. Se me estaban cerrando los ojos mientras las agujas caían sobre mi manta y yo me acercaba para recoger mi almohada de nuevo. Una vez todas las agujas cayeron agarré con una mano mi almohada, dejando caer la manta la cual empezó a ser arrastrada por el suelo casi en su totalidad excepto un apunta que sostenía con mi otra mano, mientras andaba hacia el bosque con total tranquilidad y dando pequeños tumbos.
Sabía perfectamente que ese hombre me seguiría así que me dirigí a una zona que consideraba más segura, llena de hielo y árboles. Me senté en los pies de un árbol esperando a mi contrincante un poco adormilado , enrollando en mis manos mis manos mi manta la cual era lo suficiente mente larga como para enrollar un puño completo a modo de venda pasar por mi espalda y enrollar el otro, dejándome total libertad de movimiento.
-Vienes a por mí no es así...- dije con tono adormilado- No te permitiré entregar mi cabeza a los marines tan fácilmente....-decía entre ronquido y ronquido como si estubiese hablando en sueños.
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Tras librarse de una forma tan fácil, tanto que llega a asombrarme, de mi trampa, el sujeto se dirige al bosque con intenciones de complicarme la caza, o al menos eso intuyo, por lo que me pongo a seguirlo, una tarea fácil, pues es de los pocos que se mueven por e exterior, y el único que lo hace con una manta y una almohada en las manos, algo tonto e inútil si paras a pensar en la utilidad de tales objetos contra alguien que porta varias katanas. Poco tardo en hallar su ubicación, como no, dormitando mientras profiere amenazas hacia mi persona, diciendo que no me resultará fácil atraparlo, frases que me hacen esbozar una leve sonrisa, si tan confiado está me divertirá derrotarlo.
Sin que perciba mi presencia, al menos lo más sigiloso posible, me convierto en mi forma híbrida, en la cual me asemejo más a un escorpión bípedo que a un ser humano, aún manteniendo la forma humana se añaden a la misma una serie de cambios. De mi espalda surgen cuatro patas de escorpión, largas y afiladas como katanas. De mi costado surgen otras dos patas iguales y dos extremidades finalizadas en pinzas. En la espalda, a la altura de la cadera surge una larga cola, la cual finaliza en un aguijón. Todo mi cuerpo adopta un color amarillento y una forma segmentada, la única zona del cuerpo que difiere en color es el aguijón, que es de color parduzco.
De mi cuerpo surgen medio centenar de mosquitos de color metálico, cada uno de ellos porta una cantidad de veneno peligrosa, la mitad lleva la cantidad necesaria para paralizar durante unas dos horas, la otra mitad lleva la cantidad suficiente como para que en pocos minutos caigan inconscientes por el veneno letal. Estos se dispersan por el ambiente sin denotar su presencia, debido a su color, tamaño al entorno en el que se encuentran, diferenciarlos resulta una tarea ardua y compleja.
Desde mi ubicación desenvaino a Kami no katana y a Tensa Zangetsu, con la primera impregnada en veneno neurotóxico creo una lluvia de agujas muy finas que no serían perceptibles, pero que llevan una aceleración tremenda, que sería capaz de atravesar aquella manta por muy resistente que fuera, además de eso un corte energético de un color negro como la noche se dirige a su espalda, ahora mismo aquel sujeto tiene una dura elección, o esquiva el corte o detiene las agujas como puede, ambas cosas le resultarán imposible.
Kuroi yosen to konsui no ame[AF](Busoushoku Haki) < Acción Ofensiva >
Tras dicha ofensiva me apoyo en el árbol, aún subido a la rama y digo, a donde se encontraría el sujeto de seguir con vida
-"Tampoco esperaba que lo hicieras, es más, me encanta que lo hagamos así, de ese modo me divertiré."
Sin que perciba mi presencia, al menos lo más sigiloso posible, me convierto en mi forma híbrida, en la cual me asemejo más a un escorpión bípedo que a un ser humano, aún manteniendo la forma humana se añaden a la misma una serie de cambios. De mi espalda surgen cuatro patas de escorpión, largas y afiladas como katanas. De mi costado surgen otras dos patas iguales y dos extremidades finalizadas en pinzas. En la espalda, a la altura de la cadera surge una larga cola, la cual finaliza en un aguijón. Todo mi cuerpo adopta un color amarillento y una forma segmentada, la única zona del cuerpo que difiere en color es el aguijón, que es de color parduzco.
De mi cuerpo surgen medio centenar de mosquitos de color metálico, cada uno de ellos porta una cantidad de veneno peligrosa, la mitad lleva la cantidad necesaria para paralizar durante unas dos horas, la otra mitad lleva la cantidad suficiente como para que en pocos minutos caigan inconscientes por el veneno letal. Estos se dispersan por el ambiente sin denotar su presencia, debido a su color, tamaño al entorno en el que se encuentran, diferenciarlos resulta una tarea ardua y compleja.
Desde mi ubicación desenvaino a Kami no katana y a Tensa Zangetsu, con la primera impregnada en veneno neurotóxico creo una lluvia de agujas muy finas que no serían perceptibles, pero que llevan una aceleración tremenda, que sería capaz de atravesar aquella manta por muy resistente que fuera, además de eso un corte energético de un color negro como la noche se dirige a su espalda, ahora mismo aquel sujeto tiene una dura elección, o esquiva el corte o detiene las agujas como puede, ambas cosas le resultarán imposible.
Kuroi yosen to konsui no ame[AF](Busoushoku Haki) < Acción Ofensiva >
Tras dicha ofensiva me apoyo en el árbol, aún subido a la rama y digo, a donde se encontraría el sujeto de seguir con vida
-"Tampoco esperaba que lo hicieras, es más, me encanta que lo hagamos así, de ese modo me divertiré."
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Mientras observo la situación lo que se detalla ante mis ojos me asombra, aquél sujeto no se mueve, parece no percibir la realidad de lo que sucede o yo que sé, pero, tanto las agujas se clavaron en todo su cuerpo paralizándolo en el acto, al mismo tiempo que su columna partida en dos a la altura de media espalda provoca que este seguramente no pueda moverse ni lo más mínimo, algo asombroso, nunca me habría esperado que esto se pusiera tan fácil.
Bajo del árbol desenvainando a Kami no katana, la cual se alarga y adopta la forma de un tridente mientras me acerco al cuerpo inmóvil de Kogoro. Mis pasos lentos y sigilosos no denotan ni un ápice de movimiento, poco a poco me acerco al cuerpo, casi dividido en dos, a no ser por una pequeña parte que une el torso a las piernas.
-"Vaya una decepción, el temido Kogoro no es más que un patán."
Al terminar la frase desciendo el tridente, que hasta ese momento se hallaba sobre su cuerpo inmóvil, sus ojos emanaban terror y dolor, una muerte rápida sería piadoso de modo que eso hago, el tridente atraviesa tres partes de su cuerpo, garganta, corazón y estómago, una muerte segura.
Anzen Shi[AF](Busoushoku Haki) < Acción Ofensiva >
El suelo se cubre de un tono carmesí, la sangre de aquel inútil cubre la superficie del mismo encharcando todo. El cambio de color es espectacular, de un blanco puro a un rojo cruel, el fin de una vida se marca con una macha escarlata.
Bajo del árbol desenvainando a Kami no katana, la cual se alarga y adopta la forma de un tridente mientras me acerco al cuerpo inmóvil de Kogoro. Mis pasos lentos y sigilosos no denotan ni un ápice de movimiento, poco a poco me acerco al cuerpo, casi dividido en dos, a no ser por una pequeña parte que une el torso a las piernas.
-"Vaya una decepción, el temido Kogoro no es más que un patán."
Al terminar la frase desciendo el tridente, que hasta ese momento se hallaba sobre su cuerpo inmóvil, sus ojos emanaban terror y dolor, una muerte rápida sería piadoso de modo que eso hago, el tridente atraviesa tres partes de su cuerpo, garganta, corazón y estómago, una muerte segura.
Anzen Shi[AF](Busoushoku Haki) < Acción Ofensiva >
El suelo se cubre de un tono carmesí, la sangre de aquel inútil cubre la superficie del mismo encharcando todo. El cambio de color es espectacular, de un blanco puro a un rojo cruel, el fin de una vida se marca con una macha escarlata.
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*Bajo mi punto de vista, debido a su anterior ataque mas este, me da por sentado decir que el ganador del reto es*
TAKESHI ;D
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