[Priv.][Connor, Sinclair y Neliel] Conociendo gente...[Pasado]

Llevaba unos cuantos días a bordo de un parco que no era ni mío ni del gremio al que pertenecía, era un simple barco de carga al cual pague unas monedas al capitán y me dejo ir con ellos. Quería ir un poco por mi cuenta a ver si encontraba algún pirata que capturar o algo con lo que ganar dinero, la verdad es que pocas veces iba con mi gremio a algún sitio, tan solo cuando Take me decía que íbamos a conseguir un botín grande o fama, ambas cosas me interesaban como caza-recompensas que era, aun que en verdad la fama aun que me interesaba un poco no lo hacia mucho pues si me quería acercar a un pirata me seria mas difícil si era conocida por mi ocupación.

En ese barco todos eran hombres, la cual cosa no me aportaba mucha confianza, aun que bueno, el capitán me parecía buena gente por la cual cosa solía estar cerca de el para evitarme problemas, sabia que era capaz de defenderme sola, pero era mejor si no precisaba de mis habilidades. Uno de los marineros de abordo se me acerco ha hablar, según el por que parecía que estaba aburrida- Buenas tardes señorita, parece ud aburrida. ¿No le gusta chalar? -Esas fueron sus palabras, las cuales fueron simpáticas a las cuales sonreí con una sonrisa y cuando estaba dispuesta a entablar conversación con alguien que no era el capitán de ese barco de golpe se escucho un "¡¡TIERRA A LA VISTA!!"- Buenas tardes, en verdad si que me gusta charlar, aun que.... Creo que ud ahora tiene cosas que hacer. Quizás luego podamos hablar. -Esas fueron mis ultima palabras a un tripulante de ese barco, pues tras despedirse el marinero se fue a ayudar a atracar el barco y una vez este llego al puerto me baje sin decir nada mas a nadie.

Baje con un paso tranquilo, iba con una chaqueta algo rara, que por delante llegaba un poco mas abajo de la cadera y por detrás llegaba casi a las rodillas, también llevaba unos vaqueros negros cortos y unas botas hasta las rodillas de tacón y una gorra y de peinado una trenza que caía por mi hombro y como no, mis 3 katanas. Tan solo había dado unos poco pasos lejos del muelle cuando dos hombre, marineros parecían, se me pusieron delante impidiéndome el paso- ¿Dónde va señorita sola? ¿No sabe que es peligroso? -En verdad estaba cayendo el sol, pero el peligro era algo que yo no conocía- Quizás lo sea, pero eso es cosa mía, ahora, por favor, apártense de mi camino. -Mi rostro era serio y con la mirada buscaba si había marines cerca pues tampoco era plan de meterme en líos.

Ohara, una isla en la que si eres arqueólogo o si te gusta la historia, puedes considerar que estas en el cielo, una lástima que yo no sea ninguna de las dos cosas. También si eres un pirata puedes estar satisfecho, ya que la tierra que pisas es la que un día pisó Nico Robin, la arqueóloga de los mugiwaras.

Yo me encontraba paseando por las calles de Ohara, sin un rumbo fijo, ni un objetivo en concreto, sino por decirlo de alguna manera como alguien que está dando un tranquilo paseo de domingo. Niños jugando y corriendo a mi alrededor, mientras sus madres hablaban, algún que otro perro callejero paseando, probablemente buscando comida o cobijo, ya que el sol, iba desapareciendo para dejarle paso a la luna. Alcé la vista y, de repente vi la majestuosa copa del llamado árbol del conocimiento que se usaba como biblioteca y laboratorio. Se me ocurrió la idea de ir a él y pasar un relajante tiempo de estudio, ya que, quizás, encontrase algo de información que desconocía sobre los campos en los que yo me movía, es decir, armas de fuego, medicina e ingeniería, pero algo me hizo cambiar de parecer y dirigirme al puerto de la isla. La cosa que me hizo cambiar de parecer fue que a lo lejos oí como una voz femenina discutía con un hombre, pero como mi sentido del oído me podía jugar malas pasadas, asique me dirigí hacía el puerto que era el lugar de donde yo creía que venían las voces. Mientras me iba acercando el sol se iba escondiendo cada vez más y más en el horizonte. Al llegar al puerto, no fue difícil saber de donde provenían las voces, ya que en el solo había un barco y varios hombres le interrumpían el paso a…una mujer que reconocería en cualquier lugar por su característica melena verde, dicha mujer era Neliel una nakama del gremio de cazadores al que pertenecía. Me dio mala espina esa situación, pero pronto descubrí que aquellos hombres le estaban obstaculizando el paso por su propio bien, aunque sus razones estaban basadas en el tópico de que es peligroso que una mujer ande sola por la noche por un lugar. Asique me acerque al barco en el que se encontraban mi nakama neliel y los dos hombres y les dije:

- Buenas tardes señores, solo decirles que si conocieran a esta mujer como la conozco yo, no tendrían ninguna duda de que es capaz de cuidarse sola.

Tras decir esto Neliel vino corriendo hacia a mi llamándome cariño y me cogió del brazo. Muchas razones se pasaban por mi cabeza y, por desgracia ninguna se parecía a las que mi alter ego estaba pensando. La razón que se me ocurría era que quería que aquellos tipos pensasen que yo era su novio o algo así y así quizás la dejarían en paz, cosa que no paso, ya que lejos de dejarla en paz, le invitaron a dejarme que ellos la protegerían bien. No sabía en qué sentido decían lo de proteger pero algo me decía que esto no acabaría bien, por suerte tenía a mano y cargadas mis pistolas y, además ya sabía controlar a mi antojo la forma hibrida de mi akuma.

La situación se estaba poniendo interesante. Aunque solo fuera una treta momentánea, pareciese que tenía novia, a pesar de ser de mentiras y sabe Dios que me voy a aprovechar de la situación. Neliel dijo de dejar a esos tipos y volver al hotel cosa a la que respondí cogiéndola de la cintura y dándole un pequeño beso en los labios. Tenía una idea en mente así que se la susurre al oído a Neliel:

- Neliel, tenemos dos opciones, huir o pelear tu elijes…a y perdón por lo del beso pero pensé que así sería más creíble.

Mientras esperaba su respuesta me quité la camisa y se la dí a Neliel. Acto con lo que aquellos tipejos se rieron:

- Jajajajaja, ¿Qué nos vas a hacer con esos musculitos de canijo, pegarnos?

A dicho comentario les respondí lo siguiente:

- Vamos, no se habrán creído que me he quitado la camiseta para pelear ¿no?...si es así decirles que ese no es mi estilo de lucha y que si me la he quitado es porque tengo mucho calor.

Seguía teniendo a Neliel agarrada por la cintura para si elegía la huida estar preparado.

[b][color=darkred]Me sorprendí algo ante el beso y al escuchar el susurró sonreí mirando hacia los tipos que se burlaban de Sinclair, sabia claramente que les podíamos dar un escarmiento, es mas, uno de nosotros bastaba, pero si peleábamos y estos gorilas hacían mucho ruido de seguro aparecía algún que otro marine, con lo que yo los odiaba. Tras eso me gire hacia Sin sujetando su camisa y pasando mis brazos por detrás de su nuca le susurré.

- No es mi estilo... pero mejor escapemos.

Dicho eso le plante un beso en los labios sujetándome bien a el pues suponía que huiríamos volando. Mientras le daba el beso observaba a los hombres de reojo por si a Sinclair no le daba tiempo a elevar el vuelo antes de que ellos atacaran, la cual cosa me sorprendió pues tuvieron una reacción distinta a la esperada, al parecer tuvieron una impresión errónea.- ¿Lo ves canijo? Se va a venir con nosotros, se esta despidiendo de ti. -Cuyas palabras me hacían gracia, pero seguía pegada a Sinclair esperando a que nos alejáramos de ahí.

- Siento yo también el beso, pero así es seguro que no sospechan.

Le dije a modo de susurró quedando abrazada a el.

Neliel, aunque estaba claro que quería pelear, dijo que mejor escapáramos, por eso se abrazó fuertemente a mi, ya que conocía mi estilo de huida y sabía que era mejor agarrarse bien. A la respuesta de mi beso, supongo que pensó que lo mejor sería devolvérmelo para hacer más creíble nuestra relación.

Supongo que aunque ambos preferíamos pelear, aunque la pelea fuera a ser corta, preferíamos no hacerlo, para no atraer a posibles marines que pudiese haber por la zona. Pero un hombre que pasaba por allí, quiso hacerse el héroe y le propinó un puñetazo a uno de los hombres.

- Neliel querida, este hombre ha hecho lo que tu querías darle su merecido a uno de estos hombres, pero no estés triste te dejo que acabes tú con el otro hombre.

Acto seguido mire al recién llegado y le dije:

- Buenas noches caballero, sería tan amable de dejarle el otro hombre a mi compañera, creo que esta noche quiere pelea.

El chico que estaba agarrado a la mujer, me dijo que si le dejaba el otro hombre a ella. La miré y me aparté, como dándola a entender que era todo suyo. Yo mientras fui donde el hombre al que había pegado, que estaba en el suelo quejándose de mi puñetazo, lo levanté lo cojí por el pecho y le dije:

- No me gusta que se metan con las mujeres y menos unos mindundis como vosotros. Odio a la gente como vosotros, sois la peor calaña que puede tener este mundo, pero bueno aunque a ti en este mundo no te queda mucho compañero. Descansa en paz.

Y con la otra mano que me quedaba libre, la convertí en una punta de roca bien afilada, y se la clave en el estómago, dejándolo caer mientras se desangraba, dejando tras el un buen charco de sangre en el suelo. No me importaba que viniera la marina, pues me escaparía corriendo si vinieran a atraparme.

Luego me acerqué al otro hombre, al que me dijo que le dejara al otro individuo a la mujer y le dije:

- Veamos sus dotes para la batalla. Me muero por ver sus movimientos jeje.

Y me senté allí, con las piernas cruzadas, para ver el espectaculo de ostias que seguramente le daria la mujer a aquel mindundi.

La situación pronto pasaría de violenta a brutal y sangrienta. El recién llegado después de propinarle un brutal puñetazo a uno de los hombres y decirle lo que pensaba de él convirtió su mano en una punta de roca y se la clavó en el estómago. Con el otro hombre mi compañera Neliel, primero le dio un rodillazo, después le dio con el mango de una de sus katanas en la cara y después con esa misma Katana le amputó medio brazo.

Mientras yo estaba parado de pie y con los brazos cruzados mirando la escena, pensaba que el castigo que habían recibido aquellos hombres era demasiado cruel para lo que nos habían hecho. El castigo justo quizás hubiera sido simplemente dejarles inconscientes, aunque si no hubiera sido por el hombre que llegó y empezó a repartir hostias, Neliel y yo hubiéramos huido de la situación y quizás aquellos hombres seguirían vivos. Aunque en verdad no era fácil concentrarse ni en tus propios pensamientos porque mis acompañantes con las terribles heridas no los habían matado si no que aún estaban vivos y gritando de forma desgarradora, pronto Neliel me dijo que si quería acabar yo con ellos. Ambos hombres estaban separados en un ángulo de 180 grados así que saqué mis dos pistolas me puse formando una cruz, les apunte al pecho y disparé. Tras unos segundos ya no oí sus gritos de dolor y entonces susurre:

- Al menos acabé con su sufrimiento.

Alcé la mirada, la fije en mis dos acompañantes y dando una sonora palmada dije:

- Y…ahora ¿qué plan hay?

Se podía decir que había perdido a Neliel, tanta sangre había aumentado su sed de sangre y el plan que ella tenía, básicamente, ir a buscar más víctimas y matarlas:



-          Si sirve de algo te diré que no lo hagas, se que quizás ver este espectáculo de sangre, ha hecho que tu sed de sangre aumente, pero si haces lo que tienes pensado hacer pasarías de ser mi nakama a ser un enemigo para mi y eso significaría que iría a por ti y que tarde o temprano te atraparía y te pondría ante la justicia. Quizás a ti no te importe que pases a ser de mi nakama a mi enemiga, pero a mi si y créeme si te digo que nunca me perdonaría que te convirtieras en una sanguinaria asesina sin yo haber hecho todo lo posible por impedirlo. Por eso me ofrezco a ser la persona en la que descargues todo tu sadismo y tu sed de sangre.

Mi discurso sobre lo de que no hiciera lo que tenía pensado hacer parece que surtió efecto. Era como si mis palabras la hubieran sacado del trance psicótico-asesino en el que se encontraba. Me llamó estúpido por querer ser la persona sobre la que descargara su sed de sangre y dijo que había cambiado de opinión que ahora quería ir a comer algo.



-          Si quieres comer algo he visto un precioso restaurante, en una playa de la isla que está a poca distancia de aquí.




Neliel parecía que seguía pensando de que quisiera ser la persona en la que descargar su sed de sangre. Me preguntó que si sería capaz de dejar matarme por ella solo por impedir que se convirtiera en una asesina, arriesgándome a que eso solo sirviera para aumentar su sed de sangre. Sus palabras me dieron a entender que en el caso de haber aceptado mi oferta, yo no hubiera opuesto resistencia alguna y que me hubiera dejado matar, cosa completamente falsa, si es verdad que hubiera intentado hacerle el menor daño posible, pero aun así hubiera peleado, intentando así cansarla e impidiendo que matara a gente inocente.



-          Puede que a estas palabras no les encuentres sentido, pero si en un día en el que tu y yo estábamos juntos, tu te hubieras convertido en una asesina nunca me perdonaría el no haberlo impedido.




Después de estas palabras le sonreí me acerque a ella y entrelace su mano con la mía y le dije:




-          Deja de pensar en lo que podría haber pasado y vamos al restaurante que te dije, y si no puedes olvidarlo, creeme que al lugar al que te voy a llevar te hará olvidarlo. A y no te preocupes no te estoy invitando a una cita,  JAJAJAJAJAJA, claro a no ser que tu lo quieras así.

Aunque lo estaba intentando, sabía que Neliel no olvidaría fácilmente el hecho de que hubiera cabido la posibilidad de que me hubiera atacado, asique le dije:




-          Es gracioso ¿sabes? Si no hubieras salido del trance y hubieras intentado atacarme, aunque intentando hacerte el menor daño posible, hubiera peleado contra ti…y no te preocupes más porque derrotarme a mí es difícil, matarme casi imposible…




Alcé mi mirada hacia el cielo, ahora lo reinaba una luna llena enorme casi plateada:



-          Entiendo cómo te sientes, ese instinto asesino que te hace querer matar de la forma más sangrienta posible porque yo en el pasado fui así, pero no porque yo así lo quisiera, sino porque las circunstancias así me hicieron.





Todavía no me había puesto la camisa, así que le dí la espalda a Neliel mostrando una marca de un pasado de esclavitud del que no me avergüenzo:




-          Neliel, ¿reconoces esta marca? Si no la reconoces te diré que es la forma con la que marcan los Tenryubittos a sus esclavos. Me la hicieron con un hierro al rojo vivo cuando solo era un bebé, ya que mi infierno empezó nada más nacer, la razón de porque me hicieron esclavo no la sé, pero lo que tengo claro es que a diferencia de otras personas que conozco que también fueron esclavos se avergüenzan de esta marca, para mí, en cambio, es un recordatorio para saber de quién debo, algún día cuando esté preparado, vengarme. Además yo tengo una teoría, lo que te define no es una marca sino tus acciones.





Me volví hacía Neliel  y proseguí:







-          Quizás te preguntes porque te cuento todo esto, lo hago porque yo también tengo un lado sádico o más bien una segunda personalidad sádica, la cual logré dominar hace mucho tiempo, una segunda personalidad que nació a raíz de los malos tratos de los Tenryubittos hacia mí. Por esa razón se cómo te sentiste cuando viste toda aquella sangre y tus ganas de sentir matando.




De repente, Neliel me abrazó y me dio un pequeño beso en la mejilla y me dio las gracias por ser tan bueno con ella:


No hay de que, lo he hecho porque somos nakamas y sinceramente vaya al cielo o al infierno, cuando muera, prefiero ir con la conciencia tranquila…Vámonos al restaurante que te digo y después te tengo preparada una sorpresa que espero que te guste.                   

No respondió nada al pequeño discurso que le dí lo único que hizo fue abrir los ojos como platos al ver la marca de esclavo que tenía en la espalda. Después dijo que fuéramos  a comer algo y me llamo princesita. Y con la voz más femenina que me salió, mientras pestañeaba repetidas veces.




-          Vale vayamos a comer algo mi apuesto príncipe




Después de eso me agarre al brazo de Neliel como si ella fuera       mi apuesto príncipe y yo fuera su dulce princesa y comenzamos a andar hacia el restaurante, el cual estaba lo suficientemente cerca de donde nos encontrábamos y lo suficientemente lejos de la escena del crimen, además, por suerte, solo la luz de la luna llena fue testigo de nuestra masacre. Cuando ya estuvimos lo suficientemente cerca del restaurante, le pedí mi camisa diciéndole estas palabras:



 
Neliel, querida ¿puedes devolverme mi camisa? Te lo digo porque vamos a ir a un restaurante y si me ven así me podrían arrestar por exhibicionismo jajajaajajaja…que no sería la primera vez.                                                                                                                                                                                            

Era fantástico me iba a quedar sin camisa, ya que Neliel parecía que no me la quería devolver. Su respuesta fue que quería disfrutar un rato más del cuerpo de su princesita, o sea, de mi cuerpo, y además mientras lo decía estaba acariciando mi pecho. Sabía de alguien que si en este mismo momento estuviera despierto, ya estaría más caliente que el tipo del tridente, por suerte, ese alguien dormía en lo más profundo de mi mente, sin embargo, le dije en tono pícaresco:


Puede que sea un caballero, pero uno no es de piedra, asique si quieres podemos cambiar el restaurante por una habitación de hotel…mira para que veas lo caballeroso que soy te doy a elegir.