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~ ¡NO CORRAAAAAS! - chillaba a grito pelado mientras subía la cuesta norte que llegaba a Villa Syrup.
Llevaba persiguiendo a un hombre durante hora y media desde la Villa Orange por un único motivo, me había robado. Cuando en aquella tienda pagué al dependiente y guardé el cambio dejé mi bolsa de dinero en mi bolsillo izquierdo pero aquel ladrón de pacotilla había metido la mano en el contrario, llevándose los caramelos de cereza. MIS caramelos de cereza.
~ ¡CUANDO TE COJA TE VOY A DAR UNA PALIZA!
La maldita cuesta norte era muy empinada y dirigía directamente a la Villa Syrup, un pequeño pueblo situado en una meseta. Estaba cansado de perseguir a aquel tipo que no se cansaba de huir de mi. Cuando llegamos a la Villa, comenzó a callejear tratando de perderme pero en terreno llano no iba a darle esa ventaja. Cuando estaba a punto de alcanzarlo estiré mi mano para agarrar la bolsa que portaba en su mano derecha y la agarré pero tropecé y la rompí, haciendo que la mayoría de los caramelos cayeran al suelo. Mi cara comenzó a tornarse a incredulidad y pasó por tristeza antes de desembocar en una cólera hacia aquel tipo.
Agarrando los caramelos caídos, me levanté y los metí en mi bolsillo trasero derecho, donde debían estar y miré de nuevo al ladrón.
~ ¡Eh, tú! - dije señalando al hombre que se había parado y me miraba aterrado mientras levantaba levemente a Shimei Kaeru de su funda con el pulgar izquierdo y sonreía diabólicamente - ….ven....acércate...
El hombre debió asustarse tantísimo que salió disparado aún a más velocidad de la que había corrido. Me quedé parado en la misma posición y agaché la cabeza finalmente, deprimido y frustrado.
Será caradura, me roba, me rompe la bolsa y no me deja darle una paliza...
Desde luego hoy iba a ser un día de perros.
Y ahora...¿qué hago aquí?....¿habrá donde comprar caramelos?.
Llevaba persiguiendo a un hombre durante hora y media desde la Villa Orange por un único motivo, me había robado. Cuando en aquella tienda pagué al dependiente y guardé el cambio dejé mi bolsa de dinero en mi bolsillo izquierdo pero aquel ladrón de pacotilla había metido la mano en el contrario, llevándose los caramelos de cereza. MIS caramelos de cereza.
~ ¡CUANDO TE COJA TE VOY A DAR UNA PALIZA!
La maldita cuesta norte era muy empinada y dirigía directamente a la Villa Syrup, un pequeño pueblo situado en una meseta. Estaba cansado de perseguir a aquel tipo que no se cansaba de huir de mi. Cuando llegamos a la Villa, comenzó a callejear tratando de perderme pero en terreno llano no iba a darle esa ventaja. Cuando estaba a punto de alcanzarlo estiré mi mano para agarrar la bolsa que portaba en su mano derecha y la agarré pero tropecé y la rompí, haciendo que la mayoría de los caramelos cayeran al suelo. Mi cara comenzó a tornarse a incredulidad y pasó por tristeza antes de desembocar en una cólera hacia aquel tipo.
Agarrando los caramelos caídos, me levanté y los metí en mi bolsillo trasero derecho, donde debían estar y miré de nuevo al ladrón.
~ ¡Eh, tú! - dije señalando al hombre que se había parado y me miraba aterrado mientras levantaba levemente a Shimei Kaeru de su funda con el pulgar izquierdo y sonreía diabólicamente - ….ven....acércate...
El hombre debió asustarse tantísimo que salió disparado aún a más velocidad de la que había corrido. Me quedé parado en la misma posición y agaché la cabeza finalmente, deprimido y frustrado.
Será caradura, me roba, me rompe la bolsa y no me deja darle una paliza...
Desde luego hoy iba a ser un día de perros.
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Era un día como cualquier otro, había llegado a la villa de Syrup después de haber estado en Villa Shimotsuki, aunque tampoco tenía nada que hacer, quizás podría intentar capturar algún pirata o buscar algo divertido que hacer, pero no había nada que me llamase la atención por el momento.
Iba vestido con mi típica camiseta negra sin mangas de cuello alto, mis pantalones negros cortos, el rifle que llevaba colgado en una correa que estaba en mi espalda y esta vez para complementar llevaba una gorra negra mientras iba paseando sin preocuparme por la gente de mi alrededor.
La gente paseaba tranquilamente sin hacer demasiado ruido y no parecía haber nada interesante, al menos, hasta que vi un chico que huía de otro con el pelo azul y barba. No pude evitar ponerme a reír después de ver que solo estaba persiguiendo a aquel hombre por un puñado de caramelos, si hubiese sido otra cosa lo entendería, ¿pero caramelos?
Me era difícil no reír solo de pensar en eso; pero al ver su cara llena de cólera cuando perseguía al chaval que le había robado los caramelos y darme cuenta de que me había puesto a reír como un loco mientras le señalaba con el dedo, pues me di cuenta del grave error cometido. Sería mejor empezar a huir antes de recibir una paliza... pero, sería divertido jugar un rato con él.
Le saqué la lengua al peli azul mientras empezaba a correr por las calles, esquivando a la gente que paseaba para no darme un golpe, hasta que al final llegué a un callejón sin salida. Al menos me había divertido corriendo y lo mejor que podía hacer en ese momento sería pedirle disculpas antes de que fuese peor y acabará muerto.
Iba vestido con mi típica camiseta negra sin mangas de cuello alto, mis pantalones negros cortos, el rifle que llevaba colgado en una correa que estaba en mi espalda y esta vez para complementar llevaba una gorra negra mientras iba paseando sin preocuparme por la gente de mi alrededor.
La gente paseaba tranquilamente sin hacer demasiado ruido y no parecía haber nada interesante, al menos, hasta que vi un chico que huía de otro con el pelo azul y barba. No pude evitar ponerme a reír después de ver que solo estaba persiguiendo a aquel hombre por un puñado de caramelos, si hubiese sido otra cosa lo entendería, ¿pero caramelos?
Me era difícil no reír solo de pensar en eso; pero al ver su cara llena de cólera cuando perseguía al chaval que le había robado los caramelos y darme cuenta de que me había puesto a reír como un loco mientras le señalaba con el dedo, pues me di cuenta del grave error cometido. Sería mejor empezar a huir antes de recibir una paliza... pero, sería divertido jugar un rato con él.
Le saqué la lengua al peli azul mientras empezaba a correr por las calles, esquivando a la gente que paseaba para no darme un golpe, hasta que al final llegué a un callejón sin salida. Al menos me había divertido corriendo y lo mejor que podía hacer en ese momento sería pedirle disculpas antes de que fuese peor y acabará muerto.
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Tenía narices el asunto. No solo me robaban, se me rompía la bolsa y perdía la mitad de mis caramelos si no que tenía que proseguir la broma. A mi lado un chico con gorra, camiseta y pantalones negros se había estado riendo de mi situación y lo miré para recriminarle que no era de educación reírse de las desgracias ajenas. Pero mi sorpresa fue colosal al descubrir que el muchacho estaba sacándome la lengua.
Pero...¿y éste chaval?...
No cabía en mi de incredulidad. El muchacho tras su gesto de burla comenzó a correr y a callejear. Pude ver claramente como portaba su rifle en una cinta en el hombro. Supongo que querría que le siguiera, no sé si para ganarse la paliza del siglo o para jugar. En cualquier situación, estaba demasiado enfadado para ambas cosas. Opté por ignorarlo, dándome la vuelta y acercándome a las mesas que un bar tenía en la misma calle, sentándome sobre una de ellas mientras el camarero venía a atenderme. No dejaba de prestar atención a la calle por la que el chico de negro había desaparecido. Cuando el camarero llegó ni siquiera le dejé abrir la boca.
~ Té. Blanco. Helado. Gracias. - dije secamente sin apartar la mirada de la calle en cuestión.
Mientras esperaba mi bebida pensaba en el chaval. Había que tener dos dedos de frente para hacerle eso a un hombre como yo, armado con dos espadas en plena calle. Miré la lista de precios en una carta que había sobre la mesa, un poco, por encima. Tras unos minutos el camarero volvió trayendo mi té blanco y levanté los cinco berries que leí que costaba. El camarero los cogió de un tirón y se fue sin mediar palabra. Debía estar molesto por mi comportamiento. Comencé a dar sorbos a mi té frío. Estaba frío de verdad, muy refrescante. No paraba de pensar en aquel chico.
Ese chico...o era muy fuerte o...muy imbécil.
No sé cual de las dos preferiría.
Pero...¿y éste chaval?...
No cabía en mi de incredulidad. El muchacho tras su gesto de burla comenzó a correr y a callejear. Pude ver claramente como portaba su rifle en una cinta en el hombro. Supongo que querría que le siguiera, no sé si para ganarse la paliza del siglo o para jugar. En cualquier situación, estaba demasiado enfadado para ambas cosas. Opté por ignorarlo, dándome la vuelta y acercándome a las mesas que un bar tenía en la misma calle, sentándome sobre una de ellas mientras el camarero venía a atenderme. No dejaba de prestar atención a la calle por la que el chico de negro había desaparecido. Cuando el camarero llegó ni siquiera le dejé abrir la boca.
~ Té. Blanco. Helado. Gracias. - dije secamente sin apartar la mirada de la calle en cuestión.
Mientras esperaba mi bebida pensaba en el chaval. Había que tener dos dedos de frente para hacerle eso a un hombre como yo, armado con dos espadas en plena calle. Miré la lista de precios en una carta que había sobre la mesa, un poco, por encima. Tras unos minutos el camarero volvió trayendo mi té blanco y levanté los cinco berries que leí que costaba. El camarero los cogió de un tirón y se fue sin mediar palabra. Debía estar molesto por mi comportamiento. Comencé a dar sorbos a mi té frío. Estaba frío de verdad, muy refrescante. No paraba de pensar en aquel chico.
Ese chico...o era muy fuerte o...muy imbécil.
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Salí de nuevo a la calle donde estaba el chaval de las dos espadas, estaba sentado en una mesa tomando un té y la primera conclusión que saqué, fue que me había ignorado. Además, se estaba tomando un té tan tranquilo, así que cabreado saqué mi rifle y apunté a la taza de té que estaba en la mesa; iba a arrepentirse de haberme ignorado, quizás no fuera demasiado fuerte, pero si que sabía joder a los demás de lo lindo.
Disparé rompiendo la taza de té que tenía el chico del pelo azul para luego sacarle de nuevo la lengua y con una sonrisa esperaba que me empezase a perseguir, la gente de alrededor empezó a decir como podía tener un rifle un niño de doce años, algunos decían que lo criaron piratas, otros que lo abandonaron y directamente tuve ganas de reventar a mas de una cabeza.
Casi se me olvidaba, llevaba también aquellas extrañas bombas de un pésimo gusto que me enseño a hacer Allen. Mientras esperaba a ver que hacia el chico vi como un marine se me acercaba y me preguntaba si tenía permiso para llevar ese rifle y antes de que pudiese decir algo más, endurecí mi mano recubriéndola de espinela para tumbar al marine de un golpe.
-Que débiles son los marines de hoy en día... eso, o no me he encontrado con ninguno que valga la pena...- Dije mientras suspiraba y me preparaba para irme corriendo de allí antes de que me empezara a perseguir el chico del pelo azul; pero siempre hay un pero, y esta vez era que había venido un hombre mayor y calvo, muy feo, con barba, solo llevaba pantalones y estaba muy fornido.
El grandullón iba a decirme algo y no le deje ni hablar, pues en menos que canta un rayo, endurecí mi rodilla de espinela y le di el rodillazo del siglo en la cara al calvo. -¿Porque nadie me deja jugar tranquilo?- Pensé para luego dar un suspiro y prepararme para empezar a correr si el chico del pelo azul me empezaba a perseguir.
Disparé rompiendo la taza de té que tenía el chico del pelo azul para luego sacarle de nuevo la lengua y con una sonrisa esperaba que me empezase a perseguir, la gente de alrededor empezó a decir como podía tener un rifle un niño de doce años, algunos decían que lo criaron piratas, otros que lo abandonaron y directamente tuve ganas de reventar a mas de una cabeza.
Casi se me olvidaba, llevaba también aquellas extrañas bombas de un pésimo gusto que me enseño a hacer Allen. Mientras esperaba a ver que hacia el chico vi como un marine se me acercaba y me preguntaba si tenía permiso para llevar ese rifle y antes de que pudiese decir algo más, endurecí mi mano recubriéndola de espinela para tumbar al marine de un golpe.
-Que débiles son los marines de hoy en día... eso, o no me he encontrado con ninguno que valga la pena...- Dije mientras suspiraba y me preparaba para irme corriendo de allí antes de que me empezara a perseguir el chico del pelo azul; pero siempre hay un pero, y esta vez era que había venido un hombre mayor y calvo, muy feo, con barba, solo llevaba pantalones y estaba muy fornido.
El grandullón iba a decirme algo y no le deje ni hablar, pues en menos que canta un rayo, endurecí mi rodilla de espinela y le di el rodillazo del siglo en la cara al calvo. -¿Porque nadie me deja jugar tranquilo?- Pensé para luego dar un suspiro y prepararme para empezar a correr si el chico del pelo azul me empezaba a perseguir.
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Cuando dí el último trago que terminó con el té y bajé la taza, el chaval de gorra que me había hecho burla apareció, apuntando con su rifle hacia donde estaba. Tras unos segundos disparó y mi taza de té ya vacía estalló en pedazos. El camarero allí presente me miró para recriminarme pero me limité a señalar al niño que volvía a hacerme burla para después salir corriendo.
Qué problema...
El camarero enfurecido comenzó a correr en la misma dirección y yo, la verdad, no tenía mucho que hacer. Corrí automáticamente hasta la calle por la que el chaval había huido y unos metros atrás di un salto hacia el techo de la casa, que no debía medir más de cuatro metros. Gracias a mi agilidad llegué sin problemas y me posé sin hacer ruido. Entonces escuché el golpe de un cuerpo en el suelo, no sabía si había noqueado al camarero o si alguien más se habría interpuesto en su camino.
Vaya con el muchacho.
Me dirigí al ruido guardando una distancia prudencial. Finalmente me acerqué al borde del techo de la casa en la que había parado y observé como el muchacho asestaba un golpe a un hombre calvo y muy feo con su rodilla recubierta de un extraño material. Me escondí de nuevo antes de que el chico del rifle acabara con su rival. Escuché como el camarero llegaba corriendo y gritando al muchacho.
Usuario, ¿eh?...
Qué problema...
El camarero enfurecido comenzó a correr en la misma dirección y yo, la verdad, no tenía mucho que hacer. Corrí automáticamente hasta la calle por la que el chaval había huido y unos metros atrás di un salto hacia el techo de la casa, que no debía medir más de cuatro metros. Gracias a mi agilidad llegué sin problemas y me posé sin hacer ruido. Entonces escuché el golpe de un cuerpo en el suelo, no sabía si había noqueado al camarero o si alguien más se habría interpuesto en su camino.
Vaya con el muchacho.
Me dirigí al ruido guardando una distancia prudencial. Finalmente me acerqué al borde del techo de la casa en la que había parado y observé como el muchacho asestaba un golpe a un hombre calvo y muy feo con su rodilla recubierta de un extraño material. Me escondí de nuevo antes de que el chico del rifle acabara con su rival. Escuché como el camarero llegaba corriendo y gritando al muchacho.
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Tras haberles ganado a aquellos dos personajes que tanto me habían fastidiado, el camarero cuando me vio se fue corriendo pues no esperaba que fuera un usuario. Tras eso, decidí que lo mejor sería irme de allí y creé como unas ramas de espinela no muy gruesas que usé para subir a un tejado y disponerme a irme; pero vi al chico del pelo azul en ese tejado, cosa que por supuesto no me esperaba y casi me caigo por el susto que me dio.
-Joder chico, eres muy aburrido... pensaba que me seguirías abiertamente, no que me espiarías...- Dije mientras soltaba un suspiro y observaba que no hubiese nadie por los alrededores; tampoco era que tuviese algo que hacer y menos aun ganas de hacer algo, pero quería molestar al del pelo azul de alguna forma y sabía una manera perfecta.
Me acerqué a él y le mire de arriba abajo, de bien cerca y bien mirado parecía un buen partido y no me corté para decírselo. -Sabes... pareces un buen partido... me gusta tu aspecto...- Le dije con una sonrisa bien pícara como indicando bien lo que quería para molestarle mas de lo que ya estaba.
No pude evitarme reír mientras le señalaba y casi se me saltaba alguna que otra lágrima de la risa. -Jamás lo haría contigo... si pensabas que se trataba de sexo estabas equivocado... me refería a una pequeña pelea o algún juego, jajaja.- Le dije mientras seguía riendo y me empezaba a calmar un poco.
-Por cierto... si quieres caramelos... sígueme, antes te vi desesperado o enfadado, una mezcla de las dos por que se habían caído al suelo.- Le dije esta vez con una sonrisa sincera, pero detrás de esta solo se encontraba un pensamiento, jugar al pilla-pilla por mas infantil que sonase, pero era mejor eso que estar aburrido.
-Joder chico, eres muy aburrido... pensaba que me seguirías abiertamente, no que me espiarías...- Dije mientras soltaba un suspiro y observaba que no hubiese nadie por los alrededores; tampoco era que tuviese algo que hacer y menos aun ganas de hacer algo, pero quería molestar al del pelo azul de alguna forma y sabía una manera perfecta.
Me acerqué a él y le mire de arriba abajo, de bien cerca y bien mirado parecía un buen partido y no me corté para decírselo. -Sabes... pareces un buen partido... me gusta tu aspecto...- Le dije con una sonrisa bien pícara como indicando bien lo que quería para molestarle mas de lo que ya estaba.
No pude evitarme reír mientras le señalaba y casi se me saltaba alguna que otra lágrima de la risa. -Jamás lo haría contigo... si pensabas que se trataba de sexo estabas equivocado... me refería a una pequeña pelea o algún juego, jajaja.- Le dije mientras seguía riendo y me empezaba a calmar un poco.
-Por cierto... si quieres caramelos... sígueme, antes te vi desesperado o enfadado, una mezcla de las dos por que se habían caído al suelo.- Le dije esta vez con una sonrisa sincera, pero detrás de esta solo se encontraba un pensamiento, jugar al pilla-pilla por mas infantil que sonase, pero era mejor eso que estar aburrido.
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El chico subió al tejado por unas especies de ramas del mismo material que había visto antes, huyendo del camarero. Me encontró allí y me sorprendió puesto que no esperaba que subiera. Primero dijo que era un aburrido y que no pensó que le espiaría, lo cual realmente no me importó.
~ Me apetecía ver qué hacía el mendrugo del camarero pero me parece que me quedo sin espectáculo. - dije con desánimo.
El muchacho tras esto se acercó a mi examinándome de arriba a abajo para decirme que le gustaba mi aspecto, que parecía un buen partido, a lo cual añadió riéndose que no se trataba de nada sexual si no que podríamos pelear o jugar. El comentario del sexo no es que me molestara, simplemente me pareció fuera de lugar para un muchacho tan joven.
~ Yo a tu edad jugaba con palos en vez de hablar de sexo con desconocidos. - dije dando dos golpecitos en el hombro del chico.
Tras esto traté de pasar de él y me di la vuelta para irme pero parecía ponerse más serio y mencionó mis caramelos, por lo que giré la mirada hacia él de nuevo. Me dijo que le siguiera si quería más.
~ ¿Sabes dónde conseguirlos?. Genial. - dije con una alegría algo seca, no estaba de buen humor.
No tenía ganas de jugar, estaba de mal humor, realmente no me apetecía ni pelear. Me acerqué al borde de la casa y salté a la calle por el otro lado desde el que subió el chico.
~ Respecto al juego, hoy no estoy de humor....
...aunque, ¿quién dice que luego no me apetezca darte un par de collejas?...
~ Me apetecía ver qué hacía el mendrugo del camarero pero me parece que me quedo sin espectáculo. - dije con desánimo.
El muchacho tras esto se acercó a mi examinándome de arriba a abajo para decirme que le gustaba mi aspecto, que parecía un buen partido, a lo cual añadió riéndose que no se trataba de nada sexual si no que podríamos pelear o jugar. El comentario del sexo no es que me molestara, simplemente me pareció fuera de lugar para un muchacho tan joven.
~ Yo a tu edad jugaba con palos en vez de hablar de sexo con desconocidos. - dije dando dos golpecitos en el hombro del chico.
Tras esto traté de pasar de él y me di la vuelta para irme pero parecía ponerse más serio y mencionó mis caramelos, por lo que giré la mirada hacia él de nuevo. Me dijo que le siguiera si quería más.
~ ¿Sabes dónde conseguirlos?. Genial. - dije con una alegría algo seca, no estaba de buen humor.
No tenía ganas de jugar, estaba de mal humor, realmente no me apetecía ni pelear. Me acerqué al borde de la casa y salté a la calle por el otro lado desde el que subió el chico.
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No pude evitar reírme aun mas fuerte cuando escuche eso de que él a su edad jugaba con palos, pero a la vez me cabreaba un poco, ¿cuantos años creía que tenía? Endurecí mi mano con espinela y le di dos fuertes palmadas en su espalda mientras seguía riendo con el ceño fruncido. -Pareces un viejo hablando así.- Le dije mientras empezaba a saltar de tejado en tejado y esperaba que el otro me siguiese.
-Y sobre eso que has dicho antes de que jugabas con palos... me alegro, uno a veces debe vender su cuerpo si quiere sobrevivir...- Le dije apenado, pero en verdad era mentira... bueno, mentira, mentira, no era del todo; lo único que era mentira era eso de que a veces, puesto que habían otras formas.
-No estás de humor para juegos, ¿eh?...- Dije mientras daba un suspiro, puesto que si de verdad era así, capaz de darme dos hostias al ver que no sabía donde podía comprar caramelos y tampoco era tan bestia y tan cabrón como para decirle que una de las bombas renacuajo era un caramelo.
-Te has parado a pensar... ¿que a lo mejor no tengo ni idea de donde comprar los caramelos y te dije eso para jugar al pilla pilla?...- Dije mientras daba un suspiro y buscaba una tienda en la cual vendiesen caramelos, tras verla en una calle baje y entré en ella para comprar unos diez caramelos de fresa y un chicle de fresa.
Salí de la tienda con una bolsa y me puse el chicle en la boca mientras lo empezaba a masticar y le daba la bolsa al pelo azul. -Me llamo Natsu Sakagami... ¿como se llama usted?- Le dije mientras seguía masticando chicle y preparándome por si al ingenuo se le ocurría darme un par de hostias.
-Y sobre eso que has dicho antes de que jugabas con palos... me alegro, uno a veces debe vender su cuerpo si quiere sobrevivir...- Le dije apenado, pero en verdad era mentira... bueno, mentira, mentira, no era del todo; lo único que era mentira era eso de que a veces, puesto que habían otras formas.
-No estás de humor para juegos, ¿eh?...- Dije mientras daba un suspiro, puesto que si de verdad era así, capaz de darme dos hostias al ver que no sabía donde podía comprar caramelos y tampoco era tan bestia y tan cabrón como para decirle que una de las bombas renacuajo era un caramelo.
-Te has parado a pensar... ¿que a lo mejor no tengo ni idea de donde comprar los caramelos y te dije eso para jugar al pilla pilla?...- Dije mientras daba un suspiro y buscaba una tienda en la cual vendiesen caramelos, tras verla en una calle baje y entré en ella para comprar unos diez caramelos de fresa y un chicle de fresa.
Salí de la tienda con una bolsa y me puse el chicle en la boca mientras lo empezaba a masticar y le daba la bolsa al pelo azul. -Me llamo Natsu Sakagami... ¿como se llama usted?- Le dije mientras seguía masticando chicle y preparándome por si al ingenuo se le ocurría darme un par de hostias.
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Tras darle los golpes en el hombro, el muchacho volvió a recubrir su mano del mismo material y golpeó mi espalda fuertemente. Se nota que su principal habilidad era disparar ese rifle porque puntería mucha pero lo que es sentir los golpes, ni lo sentí.
~ Sabes chico...no deberías ir exhibiendo tu akuma no mi por ahí, te puede dar problemas.
Realmente no era una amenaza sino un consejo. La gente inteligente no muestra sus habilidades de forma trivial para que todo el mundo las vea sino que las reserva para las oportunidades en que son necesarias. Acto seguido trató de provocarme una vez más tratando de meter el tema del sexo y la prostitución a lo que ni siquiera di importancia, más que nada para evitar tener que enterrar otro cadáver. Después de haceme seguirlo un rato insinuó que quizás solo me estaba haciendo jugar al pilla pilla. No tenía ganas de contestarle, simplemente le miré con cara seria. Entonces el muchacho bajó y entró en una tienda de la que salió con una bolsa y me la lanzó mientras se presentaba. No acostumbro a dar mi nombre completo nunca porque me ha pasado de encontrarme con CP's o marines camuflados y tener problema, y aunque no considerara al enano como una amenaza prefería no dar más detalles.
~ Hayato. - dije mientras cogía la bolsa al vuelo y la abría.
Parecían caramelos. Metí la mano y saqué uno. No reparé demasiado en ellos si no que miré al muchacho de nuevo con la mirada iluminada. El día parecía comenzar a alegrarse y me encontraba de mucho mejor humor. Había sido un bonito gesto al fin y al cabo.
~ ¡Muchas gracias! - dije con cara agradecida mientras abría el caramelo que había cogido y lo llevaba a mi boca.
Algo raro ocurría. Mi cara comenzó a tornarse poco a poco a una de rabia irrefrenable a punto de estallar. Algo estaba ocurriendo en mi boca fuera de lo común.
Espera...es...es...
~ ¡ES DE FRESA! - grité encolerizado mientras miraba al muchacho con cara asesina.
~ Sabes chico...no deberías ir exhibiendo tu akuma no mi por ahí, te puede dar problemas.
Realmente no era una amenaza sino un consejo. La gente inteligente no muestra sus habilidades de forma trivial para que todo el mundo las vea sino que las reserva para las oportunidades en que son necesarias. Acto seguido trató de provocarme una vez más tratando de meter el tema del sexo y la prostitución a lo que ni siquiera di importancia, más que nada para evitar tener que enterrar otro cadáver. Después de haceme seguirlo un rato insinuó que quizás solo me estaba haciendo jugar al pilla pilla. No tenía ganas de contestarle, simplemente le miré con cara seria. Entonces el muchacho bajó y entró en una tienda de la que salió con una bolsa y me la lanzó mientras se presentaba. No acostumbro a dar mi nombre completo nunca porque me ha pasado de encontrarme con CP's o marines camuflados y tener problema, y aunque no considerara al enano como una amenaza prefería no dar más detalles.
~ Hayato. - dije mientras cogía la bolsa al vuelo y la abría.
Parecían caramelos. Metí la mano y saqué uno. No reparé demasiado en ellos si no que miré al muchacho de nuevo con la mirada iluminada. El día parecía comenzar a alegrarse y me encontraba de mucho mejor humor. Había sido un bonito gesto al fin y al cabo.
~ ¡Muchas gracias! - dije con cara agradecida mientras abría el caramelo que había cogido y lo llevaba a mi boca.
Algo raro ocurría. Mi cara comenzó a tornarse poco a poco a una de rabia irrefrenable a punto de estallar. Algo estaba ocurriendo en mi boca fuera de lo común.
Espera...es...es...
~ ¡ES DE FRESA! - grité encolerizado mientras miraba al muchacho con cara asesina.
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Se llamaba Hayato, y además antes me dijo como un consejo aunque podría haberlo interpretado como una amenaza, prefería tomarlo como un consejo. El chico parecía muy contento y me dio las gracias por haber hecho esa buena acción; pero... debería de haber preguntado antes que sabor le gustaba mas.
Hayato al ver que eran de fresa me miró con mucha rabia y ira, como si me fuese a matar de verdad y con esa cara encima daba mas miedo. -Pareces un pederasta, mirándome tan fijamente...- Dije con una voz linda y de niño mientras le miraba y me llevaba un dedo al mentón; la gente nos miró y empezaron a hablar a saber que, pero fuera lo que fuera sería divertido.
Eso iba a ser muy divertido, lo mejor que podía hacer ahora era echarme a correr y pasar por en medio de la gente esquivándola mientras esperaba a que Hayato me siguiera. Mientras, pensaba en si llamarle Hayato-nee-san mas que nada por que me hacía gracia y mas aun imaginándomelo vestido de mujer.
Empecé a reírme por ello y hasta estaba a punto de soltar mas de una lágrima por la risa, pero era mejor que no hiciese nada y buscara la manera de seguir huyendo de aquel tal Hayato, en verdad era divertido, y me hacía mas que miedo, risa en verdad, su cara. De tanto reír, acabe por escupir el chicle al suelo.
Ahora debía pensar que hacer, si mirar de disculparme con Hayato de alguna forma o seguir jugando con él. Vigilé que no estuviese Hayato cerca y salí, fui directo a la tienda donde compré los caramelos y esta vez compré uno de cada sabor que tenían. Cuando viera a Hayato le preguntaría de que sabor lo quiere y ya está. Salí de la tienda con una bolsa llena de caramelos y esperé a Hayato sentado en un banco.
Hayato al ver que eran de fresa me miró con mucha rabia y ira, como si me fuese a matar de verdad y con esa cara encima daba mas miedo. -Pareces un pederasta, mirándome tan fijamente...- Dije con una voz linda y de niño mientras le miraba y me llevaba un dedo al mentón; la gente nos miró y empezaron a hablar a saber que, pero fuera lo que fuera sería divertido.
Eso iba a ser muy divertido, lo mejor que podía hacer ahora era echarme a correr y pasar por en medio de la gente esquivándola mientras esperaba a que Hayato me siguiera. Mientras, pensaba en si llamarle Hayato-nee-san mas que nada por que me hacía gracia y mas aun imaginándomelo vestido de mujer.
Empecé a reírme por ello y hasta estaba a punto de soltar mas de una lágrima por la risa, pero era mejor que no hiciese nada y buscara la manera de seguir huyendo de aquel tal Hayato, en verdad era divertido, y me hacía mas que miedo, risa en verdad, su cara. De tanto reír, acabe por escupir el chicle al suelo.
Ahora debía pensar que hacer, si mirar de disculparme con Hayato de alguna forma o seguir jugando con él. Vigilé que no estuviese Hayato cerca y salí, fui directo a la tienda donde compré los caramelos y esta vez compré uno de cada sabor que tenían. Cuando viera a Hayato le preguntaría de que sabor lo quiere y ya está. Salí de la tienda con una bolsa llena de caramelos y esperé a Hayato sentado en un banco.
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Natsu estaba hablando pero no era capaz de oírle. Su voz era eclipsada por mi cólera, que me tenía cegado y sordo de rabia. El muchacho empezó a correr de donde estaba, escondiéndose entre calles esquivando a la gente para pasar. Supongo que por mi expresión y reacción pensaba que iba a matarlo y...realmente era la idea pero, justo cuando iba a salir corriendo desenfundando mi arma, me di cuenta de algo y paré en seco.
Espera....
~ ¡ESTÁ RICO! - dije sorprendido.
No me hacían mucha gracia las fresas pero aquel caramelo no estaba mal. Me sentía mal por haber asustado o provocado a huir a Natsu por lo que lo seguí corriendo a máxima velocidad, pasando entre la gente para no chocarme. No estaba enfadado, es más quería darle las gracias.
¿Dónde habrá ido ese crío?
Después de dar una vuelta lo encontré en un banco al lado de la tienda con otra bolsa de caramelos. Me acerqué corriendo y lo agarré de la ropa levantándolo a mi altura con los ojos casi fuera de sus órbitas. Me apetecía bromear con él.
~ ¿Sabes qué?... - dije secamente y a toda velocidad sin dejar de mirar a Natsu. - ...están muy ricos JAJAJAJAJAJA
Al final aquel pequeño me había alegrado el día. Lo solté de nuevo en el sueño mientras continuaba riendo casi a punto de llorar.
Espera....
~ ¡ESTÁ RICO! - dije sorprendido.
No me hacían mucha gracia las fresas pero aquel caramelo no estaba mal. Me sentía mal por haber asustado o provocado a huir a Natsu por lo que lo seguí corriendo a máxima velocidad, pasando entre la gente para no chocarme. No estaba enfadado, es más quería darle las gracias.
¿Dónde habrá ido ese crío?
Después de dar una vuelta lo encontré en un banco al lado de la tienda con otra bolsa de caramelos. Me acerqué corriendo y lo agarré de la ropa levantándolo a mi altura con los ojos casi fuera de sus órbitas. Me apetecía bromear con él.
~ ¿Sabes qué?... - dije secamente y a toda velocidad sin dejar de mirar a Natsu. - ...están muy ricos JAJAJAJAJAJA
Al final aquel pequeño me había alegrado el día. Lo solté de nuevo en el sueño mientras continuaba riendo casi a punto de llorar.
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Al final, Hayato me encontró e hizo lo que me temía, me agarro de la ropa levantándome del suelo mientras me miraba con una cara y entonces pensé lo peor empezando a crear una cuchilla de espinela con mi mano derecha. Mi mirada era fría como el hielo, que se atreviese a tocarme ese tío... le mataría y listos.
Sin embargo, el chaval me dijo que estaban riquísimos riendo mientras me soltaba en el suelo, le sonreí mientras deshacía la cuchilla y le miré. -Me alegro que te gustarán, la verdad... ya había comprado unos cuantos caramelos de diferentes sabores para disculparme y darte el que a ti te gustara.- Le dije con una sonrisa mientras veía como se reía como hacía yo cuando le veía hacer algo que no me esperaba.
-Oye... dime una cosa... ¿por que llevas espadas?- Le pregunté, me picaba la curiosidad, aunque nunca le había visto en el cartel de wanted, pero dependiendo de lo que dijese, me encargaría de informarme más. Fuera lo que fuera, si no tenía recompensa no me interesaba, pero si la tenía lo atraparía y cobraría su recompensa.
Mientras seguía mirando a Hayato con una mirada seria, esperando su respuesta, pero alguien se choco conmigo y me caí al suelo soltando la bolsa de caramelos, en la cual había dejado una bomba renacuajo para aprovechados como ese. -Espero que no intenté coger un caramelo aquí con toda la gente que estamos...- Dije para luego suspirar y agarrar a Hayato de su mano, para intentar evitar que fuera a recuperar la bolsa.
-No te preocupes... es mejor que aquel tipo sepa que hacer y donde coger la bolsa...- Dije mientras seguía caminando y escuchaba una explosión, el ladrón había sido un tonto al hacer algo como eso. El viento que levantó la explosión, también levantó algunas faldas de algunas chicas y se pudo notar. La próxima vez que viese a Allen le pediría que me diese consejos para saber cuando usar esas bombas.
Sin embargo, el chaval me dijo que estaban riquísimos riendo mientras me soltaba en el suelo, le sonreí mientras deshacía la cuchilla y le miré. -Me alegro que te gustarán, la verdad... ya había comprado unos cuantos caramelos de diferentes sabores para disculparme y darte el que a ti te gustara.- Le dije con una sonrisa mientras veía como se reía como hacía yo cuando le veía hacer algo que no me esperaba.
-Oye... dime una cosa... ¿por que llevas espadas?- Le pregunté, me picaba la curiosidad, aunque nunca le había visto en el cartel de wanted, pero dependiendo de lo que dijese, me encargaría de informarme más. Fuera lo que fuera, si no tenía recompensa no me interesaba, pero si la tenía lo atraparía y cobraría su recompensa.
Mientras seguía mirando a Hayato con una mirada seria, esperando su respuesta, pero alguien se choco conmigo y me caí al suelo soltando la bolsa de caramelos, en la cual había dejado una bomba renacuajo para aprovechados como ese. -Espero que no intenté coger un caramelo aquí con toda la gente que estamos...- Dije para luego suspirar y agarrar a Hayato de su mano, para intentar evitar que fuera a recuperar la bolsa.
-No te preocupes... es mejor que aquel tipo sepa que hacer y donde coger la bolsa...- Dije mientras seguía caminando y escuchaba una explosión, el ladrón había sido un tonto al hacer algo como eso. El viento que levantó la explosión, también levantó algunas faldas de algunas chicas y se pudo notar. La próxima vez que viese a Allen le pediría que me diese consejos para saber cuando usar esas bombas.
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Cuando solté a Natsu en el suelo me sonrió y me decía que se alegraba de que me hubieran gustado, que por si acaso había ido a por más de otros sabores. Tras unos segundos me preguntó sobre mis espadas. Normalmente me tiro la película de que busco crear un dojo de kendo y enseñar a los niños el noble camino del kendo pero, hoy estaba simpático y éste crío me caía bien, aunque tampoco iba a decirle que era pirata.
~ Pues, ¡porque soy espadachín!. ¡Busco rivales y los derroto! - dije con tono bromista ejecutando movimientos rápidos con una espada ficticia entre mis manos
Entonces un tipo golpeó a Natsu y lo hizo caer, soltando su bolsa de caramelos mientras el tipo se la robaba. Yo vi aquello y me asombré, el pequeño era valiente, me parecía raro que no dijera nada. Me agarró de la mano y tiró de mi diciendo que no me preocupara pero sí lo hacía. Era un pirata pero no soportaba ver que robaran a un niño en mi cara.
~ ¡Eh, tú, capullo!. ¡Devuelve esa bol...! - una explosión desde el mismo hombre me cortó la frase.
Una enorme polvareda se levantó y aquel hombre seguramente sufrió heridas graves. Ante aquel incidente solo podía pensar dos cosas. Natsu podría no saber que eso estaba ahí, en cuyo caso el de la tienda iba a enterarse. Por el contrario si lo sabía, primero, me parece que podría habérmela intentado colar a mi y segundo sabiendo que es peligroso dejó que alguien se la llevara. Me di la vuelta y agarré a Natsu de la camiseta negra, quitándole con la mano derecha que me quedaba libre la gorra.
~ ¿¡Sabías que había una bomba en la bolsa!?. - dije serio y enfadado. Ahora sí que podía llevarse la pelea que quería.
~ Pues, ¡porque soy espadachín!. ¡Busco rivales y los derroto! - dije con tono bromista ejecutando movimientos rápidos con una espada ficticia entre mis manos
Entonces un tipo golpeó a Natsu y lo hizo caer, soltando su bolsa de caramelos mientras el tipo se la robaba. Yo vi aquello y me asombré, el pequeño era valiente, me parecía raro que no dijera nada. Me agarró de la mano y tiró de mi diciendo que no me preocupara pero sí lo hacía. Era un pirata pero no soportaba ver que robaran a un niño en mi cara.
~ ¡Eh, tú, capullo!. ¡Devuelve esa bol...! - una explosión desde el mismo hombre me cortó la frase.
Una enorme polvareda se levantó y aquel hombre seguramente sufrió heridas graves. Ante aquel incidente solo podía pensar dos cosas. Natsu podría no saber que eso estaba ahí, en cuyo caso el de la tienda iba a enterarse. Por el contrario si lo sabía, primero, me parece que podría habérmela intentado colar a mi y segundo sabiendo que es peligroso dejó que alguien se la llevara. Me di la vuelta y agarré a Natsu de la camiseta negra, quitándole con la mano derecha que me quedaba libre la gorra.
~ ¿¡Sabías que había una bomba en la bolsa!?. - dije serio y enfadado. Ahora sí que podía llevarse la pelea que quería.
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Hayato me tomó de imprevisto, no pensaba que tuviese una reacción así, estaba furioso y enfadado, me había agarrado de cuello de mi camiseta y quitado la gorra. -Te preguntaré... ¿crees que lo sabía y por eso te la quería dar?... no te preocupes... la bomba explotaba tras tres segundos y cuando me di cuenta del choque la solté en la bolsa antes de que la robara aquel hombre...- Dije mientras me preparaba para lo peor.
Quizás haberle dicho la verdad no era muy buena idea, pero prefería decírsela aunque fuera así, además, digamos que decirle la verdad era como decirle que si hubiese querido haría rato que estaría muerto y no me creía para nada eso de que era un espadachín. -Además... tu me has mentido cuando te he dicho por que llevabas las dos espadas... si fuera por lo que has dicho no llevarías dos espadas de filo...- Dije con una mirada seria mientras agarraba su mano con mis manos.
-Hazme algo... la gente nos está observando... podrían llamar a la marina y entonces quizás te irías a la cárcel por agresión de menores... ¿no?- Le dije mientras le observaba y de mi pie salía una especie de espada de espinela, no era muy gruesa pero si lo bastante afilada, que iba directa hacia el pecho del chaval, pero frenó antes de herirle; si me hacía algo lo mataría, si me intentaba matar, lo mataría, tendría que ser alguien bien cauto para que no hiciera nada, aunque mis intenciones no eran la de matarlo.
Deshice mi transformación al darme cuenta de que un chico me apuntaba con una pistola y encima tenía una pobre niña, con el pelo azul y los ojos azules, la ropa desgastada, como rehén. Empezó a decir que no me moviese que me mataría por haber matado a su hermano y esas cosas; que si hacía algo mataría a la niña.
-Suéltame... pienso arrancarle la piel a ese hombre...- Dije mirando a Hayato con una mirada que daba miedo, y contando mi mirada extraña y mis ojos rojos, eso aun hacía que diese mas miedo. Sabía que aquel chico no me soltaría para que hiciese lo mismo que antes, pero esta vez lo debía hacer, mas bien, lo quería hacer. Así que no me contuve y solté mi mano derecha mientras de esta salía espinela en forma de ramas que al llegar al hombre, del final de estas, salieron como mandíbulas que le mordieron todas las partes de la cara, como si se lo estuviesen comiendo. Al menos la niña estaba a salvo.
Quizás haberle dicho la verdad no era muy buena idea, pero prefería decírsela aunque fuera así, además, digamos que decirle la verdad era como decirle que si hubiese querido haría rato que estaría muerto y no me creía para nada eso de que era un espadachín. -Además... tu me has mentido cuando te he dicho por que llevabas las dos espadas... si fuera por lo que has dicho no llevarías dos espadas de filo...- Dije con una mirada seria mientras agarraba su mano con mis manos.
-Hazme algo... la gente nos está observando... podrían llamar a la marina y entonces quizás te irías a la cárcel por agresión de menores... ¿no?- Le dije mientras le observaba y de mi pie salía una especie de espada de espinela, no era muy gruesa pero si lo bastante afilada, que iba directa hacia el pecho del chaval, pero frenó antes de herirle; si me hacía algo lo mataría, si me intentaba matar, lo mataría, tendría que ser alguien bien cauto para que no hiciera nada, aunque mis intenciones no eran la de matarlo.
Deshice mi transformación al darme cuenta de que un chico me apuntaba con una pistola y encima tenía una pobre niña, con el pelo azul y los ojos azules, la ropa desgastada, como rehén. Empezó a decir que no me moviese que me mataría por haber matado a su hermano y esas cosas; que si hacía algo mataría a la niña.
-Suéltame... pienso arrancarle la piel a ese hombre...- Dije mirando a Hayato con una mirada que daba miedo, y contando mi mirada extraña y mis ojos rojos, eso aun hacía que diese mas miedo. Sabía que aquel chico no me soltaría para que hiciese lo mismo que antes, pero esta vez lo debía hacer, mas bien, lo quería hacer. Así que no me contuve y solté mi mano derecha mientras de esta salía espinela en forma de ramas que al llegar al hombre, del final de estas, salieron como mandíbulas que le mordieron todas las partes de la cara, como si se lo estuviesen comiendo. Al menos la niña estaba a salvo.
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Natsu afirmó que sabía que la bomba estaba ahí y que la dejó para el hombre. Dijo que le mentí sobre mis espadas, que no buscaba. Me amenazó con que podrían llevarme por agresión a menores. Me hizo gracia y ya no pude evitar decirle al chico que era un pirata. Adopté una cara mucho más siniestra y terrorífica.
~ ¿Y quién te dice que no podrían encarcelarme ya por cosas peores?... Los piratas tenemos ese problema.
En ese momento Natsu sacó una espada de su material de fruta y la puso delante de mi pecho, queriendo dar a entender que podría matarme si lo intentaba yo. Sabía que era un espadachín por lo que era estúpido que pensara que iba a matarlo sin desenvainar agarrándolo con las manos. Aún así, mi Busoshoku haki me protegería. En ese momento un muchacho apuntó a Natsu con una pistola y este deshizo su espada. El chico amenazaba a Natsu con matar a una niña si no se quitaba de ahí en venganza por lo de su hermano. Natsu me dijo que le dejara y mataría a aquel tipo. Realmente no me dio opción puesto que lanzó su ataque dejando al hombre con la cara carcomida y gritando dando disparos al suelo por el dolor.
Tengo que hacer algo...
Normalmente no mataría aun hombre así pero los disparos al aire podrían dirigirse a la niña ya que no se controlaba. Solté a Natsu y antes de que este pusiera sus pies en el suelo me acerqué de un paso al hombre de la pistola desenvainando con Shimei Kaeru y cortando su pistola por la mitad, impidiendo que la accionase. Acto seguido miré a Natsu pero me llamó la atención un montón de gritos y pitidos de silbato.
~ ¡Mierda! - exclamé mientras observaba que varios marines habían llegado a la escena.
~ ¿Y quién te dice que no podrían encarcelarme ya por cosas peores?... Los piratas tenemos ese problema.
En ese momento Natsu sacó una espada de su material de fruta y la puso delante de mi pecho, queriendo dar a entender que podría matarme si lo intentaba yo. Sabía que era un espadachín por lo que era estúpido que pensara que iba a matarlo sin desenvainar agarrándolo con las manos. Aún así, mi Busoshoku haki me protegería. En ese momento un muchacho apuntó a Natsu con una pistola y este deshizo su espada. El chico amenazaba a Natsu con matar a una niña si no se quitaba de ahí en venganza por lo de su hermano. Natsu me dijo que le dejara y mataría a aquel tipo. Realmente no me dio opción puesto que lanzó su ataque dejando al hombre con la cara carcomida y gritando dando disparos al suelo por el dolor.
Tengo que hacer algo...
Normalmente no mataría aun hombre así pero los disparos al aire podrían dirigirse a la niña ya que no se controlaba. Solté a Natsu y antes de que este pusiera sus pies en el suelo me acerqué de un paso al hombre de la pistola desenvainando con Shimei Kaeru y cortando su pistola por la mitad, impidiendo que la accionase. Acto seguido miré a Natsu pero me llamó la atención un montón de gritos y pitidos de silbato.
~ ¡Mierda! - exclamé mientras observaba que varios marines habían llegado a la escena.
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El chaval dijo que era un pirata y que por ello le podían encarcelar por cosas peores, pero no estaba en la lista de buscados así que no me importaba. Lo siguiente que vi, fue que el muchacho al que le había comido la cara con espinela empezaba a disparar a lo loco. Intenté crear una cúpula de espinela alrededor de la niña con la espinela que tenía por allí.
Por suerte, Hayato cortó la pistola por la mitad y luego fue a mirarme para a saber que decirme; seguro que diría algo como que fui muy irresponsable o algo por el estilo, pero lo importante era que la niña estaba bien. Me levanté del suelo, pues Hayato antes de cortar la pistola por la mitad me lanzó y me acerqué a la niña para vigilar que no tuviera nada grave... pero solo estaba asustada.
Me disponía a irme ignorando por completo a Hayato, pero supongo que debería decirle ya que él me contó que era un pirata, quien era yo. -Bueno, ya que tu me contaste que eras un pirata, supongo que te tendré que decir que hago con armas a una edad tan joven...- Dije para luego dar un gran suspiro y volver a mirar su cara.
-Bien, para ganarme la vida me dedico a cazar piratas... se podría decir que soy un cazarrecompensas o simplemente un niño que busca sobrevivir a costa de los demás. Dije mientras le seguía mirando con una mirada seria, no iba a permitir que la mirada que antes me hizo Hayato me intimidara sin mas.
De repente, antes de volver a abrir la boca se empezaron a acercar un grupo de marines, siempre hacían el vago, ¿porque debían venir ahora? -Creo que usar esa bomba no fue demasiada buena idea...- Dije mientras me rascaba la cabeza y esperaba a ver que harían los marines, seguramente me intentarían detener por llevar armas.
Por suerte, Hayato cortó la pistola por la mitad y luego fue a mirarme para a saber que decirme; seguro que diría algo como que fui muy irresponsable o algo por el estilo, pero lo importante era que la niña estaba bien. Me levanté del suelo, pues Hayato antes de cortar la pistola por la mitad me lanzó y me acerqué a la niña para vigilar que no tuviera nada grave... pero solo estaba asustada.
Me disponía a irme ignorando por completo a Hayato, pero supongo que debería decirle ya que él me contó que era un pirata, quien era yo. -Bueno, ya que tu me contaste que eras un pirata, supongo que te tendré que decir que hago con armas a una edad tan joven...- Dije para luego dar un gran suspiro y volver a mirar su cara.
-Bien, para ganarme la vida me dedico a cazar piratas... se podría decir que soy un cazarrecompensas o simplemente un niño que busca sobrevivir a costa de los demás. Dije mientras le seguía mirando con una mirada seria, no iba a permitir que la mirada que antes me hizo Hayato me intimidara sin mas.
De repente, antes de volver a abrir la boca se empezaron a acercar un grupo de marines, siempre hacían el vago, ¿porque debían venir ahora? -Creo que usar esa bomba no fue demasiada buena idea...- Dije mientras me rascaba la cabeza y esperaba a ver que harían los marines, seguramente me intentarían detener por llevar armas.
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Natsu creó alrededor de la niña una cúpula de el material que parecía que controlaba. Me alegró ver que aquel enano bromista tenía técnicas para poder defender a alguien más que a él. Quizás en el futuro fuera un buen guerrero.
Nada mal...
Después de eso, me confesó que era un caza recompensas y que por eso tenía armas a tan temprana edad. Me sorprendió mucho debido a que yo a su edad simplemente entrenaba con palos mirando a mi maestro durante su viaje. Cuando los marines llegaron y antes de rodearnos Natsu balbuceó algo sobre que la bomba no había sido buena idea. No pude hacer otra cosa que decidir huir.
~ Natsu... quizás algún día encuentre algo que hacer mejor que cazar recompensas y decidas crear la tuya propia. - dije dando una ligera palmada a la espalda del chico de pelo negro antes de comenzar mi huida.
Entonces, aproveché una de las entradas entre los marines y atraje a varios de ellos dándole tiempo a Natsu a huir también, puesto que al ser caza recompensas y ser tan joven, es probable que lo atacaran por tener armas.
Espero que sepa cuidarse bien.
Comencé a correr por la cuesta sur hacia abajo, a toda velocidad, agarrando mis dos espadas para que no me estorbaran. Estaba seguro de que aquel muchacho podría algún día ser algo más que un cazador, y decidir por fin tener su propio camino, decidiendo un bando. O quizás ni siquiera saliera de allí. Yo al menos lo habría intentado. Pero...una cosa sí aprendí de él.. los caramelos de fresa están buenos.
Nada mal...
Después de eso, me confesó que era un caza recompensas y que por eso tenía armas a tan temprana edad. Me sorprendió mucho debido a que yo a su edad simplemente entrenaba con palos mirando a mi maestro durante su viaje. Cuando los marines llegaron y antes de rodearnos Natsu balbuceó algo sobre que la bomba no había sido buena idea. No pude hacer otra cosa que decidir huir.
~ Natsu... quizás algún día encuentre algo que hacer mejor que cazar recompensas y decidas crear la tuya propia. - dije dando una ligera palmada a la espalda del chico de pelo negro antes de comenzar mi huida.
Entonces, aproveché una de las entradas entre los marines y atraje a varios de ellos dándole tiempo a Natsu a huir también, puesto que al ser caza recompensas y ser tan joven, es probable que lo atacaran por tener armas.
Espero que sepa cuidarse bien.
Comencé a correr por la cuesta sur hacia abajo, a toda velocidad, agarrando mis dos espadas para que no me estorbaran. Estaba seguro de que aquel muchacho podría algún día ser algo más que un cazador, y decidir por fin tener su propio camino, decidiendo un bando. O quizás ni siquiera saliera de allí. Yo al menos lo habría intentado. Pero...una cosa sí aprendí de él.. los caramelos de fresa están buenos.
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Bien, Hayato dijo no se que de que a lo mejor sería algo mas que un cazarrecompensas y quizás tenía razón... quizás, solo quizás, cuando tuviese mas dinero dejaría de ser cazarrecompensas y miraría que hacer; pero aun así, por el momento, suponía que si no encontraba nada mejor, me haría pirata y sería conocido.
El chico logró atravesar por un lado los marines dándome a mi una vía de escape la cual usé y empecé a correr hacía donde había dejado la barca. -Ese pederasta... es muy divertido, no me lo esperaba...- Dije mientras seguía corriendo esquivando a la gente, cosa que dificultaba el avance de los marines al ser tantos.
Ahora faltaba decidir que hacer, quizás podría ir a buscar alguien a quien capturar, pero los marines ya me estaban poniendo de los nervios. Debía aguantar a esos marines, pero no podía más y cada vez tenía mas ganas de hacer que explotasen. Suspiré al ver que seguían sin rendirse y les miré con una mirada arrepentida.
-Yo no quería... simplemente no quería... pero de algún modo debo sobrevivir...- Dije casi llorando mientras los miraba, claro estaba que era una farsa, pero me serviría para huir, si, sin duda. Uno de los marines fue a acercarse a mí y intentó agarrarme de la mano, lo esquivé sorprendido.
-No nos lo creemos, hay algo llamado orfanato.- Me dijo, pero este tío no sabía lo temperamental que era a veces y le disparé rozando su mejilla; luego le miré con aires de grandeza y superioridad. -Oye... si aun no estáis muertos es porque no tengo ganas de mataros... pero si quisiera os habría matado hace tiempo... no me volváis a hablar escoria...- Les dije para luego irme y volverme a hacer a la mar en busca de alguna aventura.
El chico logró atravesar por un lado los marines dándome a mi una vía de escape la cual usé y empecé a correr hacía donde había dejado la barca. -Ese pederasta... es muy divertido, no me lo esperaba...- Dije mientras seguía corriendo esquivando a la gente, cosa que dificultaba el avance de los marines al ser tantos.
Ahora faltaba decidir que hacer, quizás podría ir a buscar alguien a quien capturar, pero los marines ya me estaban poniendo de los nervios. Debía aguantar a esos marines, pero no podía más y cada vez tenía mas ganas de hacer que explotasen. Suspiré al ver que seguían sin rendirse y les miré con una mirada arrepentida.
-Yo no quería... simplemente no quería... pero de algún modo debo sobrevivir...- Dije casi llorando mientras los miraba, claro estaba que era una farsa, pero me serviría para huir, si, sin duda. Uno de los marines fue a acercarse a mí y intentó agarrarme de la mano, lo esquivé sorprendido.
-No nos lo creemos, hay algo llamado orfanato.- Me dijo, pero este tío no sabía lo temperamental que era a veces y le disparé rozando su mejilla; luego le miré con aires de grandeza y superioridad. -Oye... si aun no estáis muertos es porque no tengo ganas de mataros... pero si quisiera os habría matado hace tiempo... no me volváis a hablar escoria...- Les dije para luego irme y volverme a hacer a la mar en busca de alguna aventura.
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