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País de Wano
Es un país situado en el Nuevo Mundo de donde provienen los samuráis: Ryuma, Kin'emon, su hijo Momonosuke y Kanjuro. El país de Wano tiene sus propios guerreros, los Samurái (侍, samurai ?), que son espadachines tan fuertes que ni siquiera los Marines osan acercarse a ellos.
Turnos: Hayato - Kirigaya - Hayato ...
Moderaciones: Nocturne93, Elizabeth Jane y Rayder.
Condiciones:
- El combate será a K.O., no a muerte.
- Hayato lucha al nivel 39 y Kirito al 36.
- Los únicos objetos que pueden usar son espadas. Quedan totalmente restringidos los objetos de restauración, potenciación, etc.
- Se pueden usar todas las katanas que se pueda llevar encima.
- El combate no tendrá fecha límite, al igual que tampoco tendrá turnos. Así evitaremos salteos y podremos luchar de forma justa. Sin embargo, si uno de los dos abandona durante un periodo razonable el reto sin previo aviso, los moderadores podrán declararlo perdedor.
Premio:
- Si gana Hayato, Kirito será destituido de su puesto de Yonkaikyo y el ganador entrará a formar parte de ellos.
- Si gana Kirito, puede quedarse con la Ryu Wazamono Yamaoroshi de Hayato e incrementar su recompensa en un 50% de la del vencido.
Es un país situado en el Nuevo Mundo de donde provienen los samuráis: Ryuma, Kin'emon, su hijo Momonosuke y Kanjuro. El país de Wano tiene sus propios guerreros, los Samurái (侍, samurai ?), que son espadachines tan fuertes que ni siquiera los Marines osan acercarse a ellos.
Turnos: Hayato - Kirigaya - Hayato ...
Moderaciones: Nocturne93, Elizabeth Jane y Rayder.
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- El combate será a K.O., no a muerte.
- Hayato lucha al nivel 39 y Kirito al 36.
- Los únicos objetos que pueden usar son espadas. Quedan totalmente restringidos los objetos de restauración, potenciación, etc.
- Se pueden usar todas las katanas que se pueda llevar encima.
- El combate no tendrá fecha límite, al igual que tampoco tendrá turnos. Así evitaremos salteos y podremos luchar de forma justa. Sin embargo, si uno de los dos abandona durante un periodo razonable el reto sin previo aviso, los moderadores podrán declararlo perdedor.
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- Si gana Hayato, Kirito será destituido de su puesto de Yonkaikyo y el ganador entrará a formar parte de ellos.
- Si gana Kirito, puede quedarse con la Ryu Wazamono Yamaoroshi de Hayato e incrementar su recompensa en un 50% de la del vencido.
Hayato
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~ Por fin hemos llegado. - dije desembarcando en la isla del País de Wano.
Cuando mis pies volvieron a tocar el suelo de aquel mágico lugar sentí de nuevo el espíritu de los samuráis de allí. Hacía tiempo que no venía a este sitio, desde que entrené en la oscura arboleda no había podido volver. Sentía un gran respeto por la gente de aquel lugar, dada mi condición como espadachín, y por la relación de Hikari con aquel lugar. Aunque mucha gente pudiera pensar que allí era un indeseado forastero, algo dentro de mi me hacía sentir cálido y aceptado por mi amor hacia mi espada.
Sin embargo el asunto que me ha traído aquí no era para nada relacionado con un entrenamiento, si no con un enfrentamiento. Había desembarcado de un pequeño bote biplaza en la playa y me dirigía al bosque. Allí debería encontrarme con Kirito, el Yonkaikyo que conocí en la villa Orange, para enfrentarnos en un duelo por su puesto. Comencé a andar hacia el bosque. Había llegado tarde por lo que es probable que él ya estuviera allí esperándome. Cuando llegué al bosque paré en la entrada, palpando uno de los árboles de la entrada. Había cambiado mucho. Desde mi partida, el lúgubre bosque se había convertido en uno repleto de exuberante vegetación y luz, un lugar que sin duda era el adecuado para nuestro enfrentamiento y que además, conocía a la perfección y con los ojos cerrados.
¿Habrá cambiado?
Durante el camino al centro del bosque, donde lo esperaría, recordaba mi encuentro con el en la villa Orange. Al principio lo confundí con un niño y después descubrí quién era. Durante todo el tiempo que intenté hablar con él me pareció un mocoso incorregible que no maduraba pero sin embargo algo me llamaba la atención de él.
Y aún no entiendo por qué...
Además, recordaba que cuando estaba embarcando, le dije que antes de retar a mi hermano y Yonkaikyo Suzaku, primero tendría que derrotarme a mi para llegar a él. En ese momento no era consciente de que un tiempo después me vería retándolo por su puesto. Él, a fin de cuentas era un espadachín como yo por lo que el combate debería ser de lo más interesante.
En mi cinturón portaba como siempre a Shimei Kaeru en mi lado izquierdo y a Yamaoroshi en el derecho. Protegido con mi armadura pectoral y ataviado con unos pantalones vaqueros oscuros y mis botas negras, llegué al centro del bosque, un pequeño claro de unos 5 o 8 metros de diámetro. La nostalgia me asaltó al recordar que el causante de aquel claro era yo, con un ataque que realicé hace tiempo.
~ Siento el retra... - Mi disculpa se vio cortada debido a que no lograba ver a Kirito - ...¿dónde está?. ¿Habrá llegado ya?.
Cuando mis pies volvieron a tocar el suelo de aquel mágico lugar sentí de nuevo el espíritu de los samuráis de allí. Hacía tiempo que no venía a este sitio, desde que entrené en la oscura arboleda no había podido volver. Sentía un gran respeto por la gente de aquel lugar, dada mi condición como espadachín, y por la relación de Hikari con aquel lugar. Aunque mucha gente pudiera pensar que allí era un indeseado forastero, algo dentro de mi me hacía sentir cálido y aceptado por mi amor hacia mi espada.
Sin embargo el asunto que me ha traído aquí no era para nada relacionado con un entrenamiento, si no con un enfrentamiento. Había desembarcado de un pequeño bote biplaza en la playa y me dirigía al bosque. Allí debería encontrarme con Kirito, el Yonkaikyo que conocí en la villa Orange, para enfrentarnos en un duelo por su puesto. Comencé a andar hacia el bosque. Había llegado tarde por lo que es probable que él ya estuviera allí esperándome. Cuando llegué al bosque paré en la entrada, palpando uno de los árboles de la entrada. Había cambiado mucho. Desde mi partida, el lúgubre bosque se había convertido en uno repleto de exuberante vegetación y luz, un lugar que sin duda era el adecuado para nuestro enfrentamiento y que además, conocía a la perfección y con los ojos cerrados.
¿Habrá cambiado?
Durante el camino al centro del bosque, donde lo esperaría, recordaba mi encuentro con el en la villa Orange. Al principio lo confundí con un niño y después descubrí quién era. Durante todo el tiempo que intenté hablar con él me pareció un mocoso incorregible que no maduraba pero sin embargo algo me llamaba la atención de él.
Y aún no entiendo por qué...
Además, recordaba que cuando estaba embarcando, le dije que antes de retar a mi hermano y Yonkaikyo Suzaku, primero tendría que derrotarme a mi para llegar a él. En ese momento no era consciente de que un tiempo después me vería retándolo por su puesto. Él, a fin de cuentas era un espadachín como yo por lo que el combate debería ser de lo más interesante.
En mi cinturón portaba como siempre a Shimei Kaeru en mi lado izquierdo y a Yamaoroshi en el derecho. Protegido con mi armadura pectoral y ataviado con unos pantalones vaqueros oscuros y mis botas negras, llegué al centro del bosque, un pequeño claro de unos 5 o 8 metros de diámetro. La nostalgia me asaltó al recordar que el causante de aquel claro era yo, con un ataque que realicé hace tiempo.
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Akuma no mi
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Me encontraba navegando a bordo del Ryu no Tamashi de camino al misterioso País de Wano, lugar de grandes espadachines y uno de los lugares que visitaría en un futuro. Esta vez no iba por placer sino que tenía que acudir al lugar debido a un combate que debía afrontar pues el extraño hombre con el que me encontré en Villa Orange me había retado por mi puesto como Yonkaikyo. El lugar de encuentro era un claro del bosque que había en la zona pero para llegar allí tendría que llegar primero a la isla.
Ya estaba en la costa de la isla tras dejar a buen recaudo mi barco y de forma segura para que el mar no se lo lleve y conmigo llevaba 6 katanas, 4 en la espalda y dos en las manos. Llevaba como siempre llevaba las que me acompañaban desde el comienzo de mi aventura y la O wazamono Taki mientras que en las manos llevaba mi Ryu no Katana y mi Kurikara, mi Ryo wazamono. Mis pasos eran tranquilos y mis espadas chocaban entre sí produciendo un ruido metálico que avisaba de mi llegaba.
Maldición, ahora podría estar sentado en mi barco limpiando mis katanas en vez de estar aquí caminando para encontrarme con un sujeto que no hizo más que molestarme.
Caminaba por el bosque sin rumbo pues no lo conocía para nada en busca del claro donde habíamos acordado batirnos. Tras un rato caminando llegué al claro y el hombre ya se encontraba allí por lo que caminé hasta colocarme a unos tres pasos de él y dije
Aquí estoy pero antes de empezar dime tu nombre, no me gusta pelear con desconocidos, a parte que según me dijiste si logro vencerte podré batirme en duelo con tu capitán, ¿o me equivoco?
Estaba decidido a ganar el combate y por ello mantenía las espadas aún envainadas mientras que mi mirada era la más seria que habría puesto ante alguien.
3 horas después
Ya estaba en la costa de la isla tras dejar a buen recaudo mi barco y de forma segura para que el mar no se lo lleve y conmigo llevaba 6 katanas, 4 en la espalda y dos en las manos. Llevaba como siempre llevaba las que me acompañaban desde el comienzo de mi aventura y la O wazamono Taki mientras que en las manos llevaba mi Ryu no Katana y mi Kurikara, mi Ryo wazamono. Mis pasos eran tranquilos y mis espadas chocaban entre sí produciendo un ruido metálico que avisaba de mi llegaba.
Maldición, ahora podría estar sentado en mi barco limpiando mis katanas en vez de estar aquí caminando para encontrarme con un sujeto que no hizo más que molestarme.
Caminaba por el bosque sin rumbo pues no lo conocía para nada en busca del claro donde habíamos acordado batirnos. Tras un rato caminando llegué al claro y el hombre ya se encontraba allí por lo que caminé hasta colocarme a unos tres pasos de él y dije
Aquí estoy pero antes de empezar dime tu nombre, no me gusta pelear con desconocidos, a parte que según me dijiste si logro vencerte podré batirme en duelo con tu capitán, ¿o me equivoco?
Estaba decidido a ganar el combate y por ello mantenía las espadas aún envainadas mientras que mi mirada era la más seria que habría puesto ante alguien.
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No pasaron ni siquiera cinco minutos cuando comencé a notar a lo lejos los pasos de alguien. El bosque estaba en silencio y era fácil distinguir aquellos pasos firmes y tranquilos además de el choque de las espadas entre el silencio sepulcral de aquel lugar. Kirito venía decidido y serio, portando seis armas, cuatro en su espalda y dos en sus manos. Pude reconocer perfectamente algunas de ellas por ser de las famosas Wazamono. Casi podía sentir la llamada de Yamaoroshi a sus hermanas. Aquel muchacho me había parecido interesante desde el primer momento que lo vi. Serio e impetuoso en cada palabra pero, tenía la sensación de que aquella personalidad se debía a algún problema con el pasado.
Este muchacho siempre tan serio...
Kirito se acercó casi a unos dos metros de mi. Me miraba serio, con la mirada impenetrable como escudriñándome por dentro a cada milímetro. Después un segundo me dijo que quería saber mi nombre antes de comenzar. Caí en la cuenta de que cuando nos encontramos, no le dije mi nombre aunque sí que era conocido de Suzaku. Él solo sabía que yo era el contramaestre de los piratas de Barbarrubia. Además seguía muy interesado en pelear contra Suzaku si me vencía. Sonreí levemente llevándome las manos a la nuca entrelazando los dedos.
~ Claro, si me derrotas, coge tu barco y busca a mi hermano. - dije ampliando mi sonrisa a medida que acababa la frase.
Entonces dí un paso hacia atrás me incliné ligeramente, llevando las manos hacia adelante abiertas, invitando a Kirito a comenzar.
~ Y mi nombre, Shakkin, Hayato Shakkin. Mucho gusto. – dije con una sonrisa sátira.
Estaba bastante ansioso por comenzar a combatir. Era la primera vez que me medía uno a uno contra un espadachín puro y más aún si era un Yonkaikyo como mi hermano. Si su fuerza era simplemente similar a la de Suzaku no debía subestimarlo en ningún momento.
Vamos, empieza. Tengo ganas de ver lo que eres capaz de hacer.
Volví a quedarme erguido esperando a ver si mi rival comenzaba la ofensiva. Estaba de pie, con las manos cerca de la cintura pero sin acercarse a mis armas. Mis ojos estaban clavados en él, concentrándome al máximo en sus movimientos. Desde luego no iba a dejar que se me escapara.
Este muchacho siempre tan serio...
Kirito se acercó casi a unos dos metros de mi. Me miraba serio, con la mirada impenetrable como escudriñándome por dentro a cada milímetro. Después un segundo me dijo que quería saber mi nombre antes de comenzar. Caí en la cuenta de que cuando nos encontramos, no le dije mi nombre aunque sí que era conocido de Suzaku. Él solo sabía que yo era el contramaestre de los piratas de Barbarrubia. Además seguía muy interesado en pelear contra Suzaku si me vencía. Sonreí levemente llevándome las manos a la nuca entrelazando los dedos.
~ Claro, si me derrotas, coge tu barco y busca a mi hermano. - dije ampliando mi sonrisa a medida que acababa la frase.
Entonces dí un paso hacia atrás me incliné ligeramente, llevando las manos hacia adelante abiertas, invitando a Kirito a comenzar.
~ Y mi nombre, Shakkin, Hayato Shakkin. Mucho gusto. – dije con una sonrisa sátira.
Estaba bastante ansioso por comenzar a combatir. Era la primera vez que me medía uno a uno contra un espadachín puro y más aún si era un Yonkaikyo como mi hermano. Si su fuerza era simplemente similar a la de Suzaku no debía subestimarlo en ningún momento.
Vamos, empieza. Tengo ganas de ver lo que eres capaz de hacer.
Volví a quedarme erguido esperando a ver si mi rival comenzaba la ofensiva. Estaba de pie, con las manos cerca de la cintura pero sin acercarse a mis armas. Mis ojos estaban clavados en él, concentrándome al máximo en sus movimientos. Desde luego no iba a dejar que se me escapara.
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Mi mirada permanecía seria y fija en ese sujeto que me dijo que si le derrotaba podía coger mi barco y buscar a su hermano, dato que desconocía sobre su capitán. A medida que acababa la frase una sonrisa se ampliaba en su rostro. El sujeto dio un paso hacia atrás y con una leve inclinación llevando las manos abiertas hacia delante como invitándome a empezar. El hombre expuso una sonrisa sátira mientras me decía que su nombre era Hayato Shakkin respondiendo a mi pregunta de cómo se llamaba.
La postura de Hayato era la de un espadachín decidido y que confía en su fuerza y en su destreza. Su cuerpo estaba erguido y sus manos cerca de las katanas sin tocarlas como si estuviese esperando que yo tomara la iniciativa. Su mirada estaba clavada en mí como intentando destripar mis movimientos y así poder anticiparse a ellos.
Desenvainé las katanas que tenía en la mano pero deposité la Ryu no katana en el suelo tras mía y a la vez desenvainaba a Taki de mi espalda para que peleara junto a Kurikara. Una vez con las espadas en la mano debía empezar con el combate ya que no quería demorarlo más así que creé una cantidad media de agua que lacé a presión hacia la posición de Hayato mientras que con Kurikara lanzaba cuatro ondas cortantes de potencia media, una a la izquierda, otra a la derecha y otra arriba de la posición de Hyato y la última en la estela del agua para cubrir a medida de lo posible todas sus vías de escape.
La jaula[AF]
Al mismo tiempo a mi espalda la Ryu no Katana adoptaba la forma híbrida de su akuma, convirtiéndose en un dragón de komodo o varanus komodoensis y moviéndose hacia los árboles para esperar al momento de ayudarme.
La postura de Hayato era la de un espadachín decidido y que confía en su fuerza y en su destreza. Su cuerpo estaba erguido y sus manos cerca de las katanas sin tocarlas como si estuviese esperando que yo tomara la iniciativa. Su mirada estaba clavada en mí como intentando destripar mis movimientos y así poder anticiparse a ellos.
Desenvainé las katanas que tenía en la mano pero deposité la Ryu no katana en el suelo tras mía y a la vez desenvainaba a Taki de mi espalda para que peleara junto a Kurikara. Una vez con las espadas en la mano debía empezar con el combate ya que no quería demorarlo más así que creé una cantidad media de agua que lacé a presión hacia la posición de Hayato mientras que con Kurikara lanzaba cuatro ondas cortantes de potencia media, una a la izquierda, otra a la derecha y otra arriba de la posición de Hyato y la última en la estela del agua para cubrir a medida de lo posible todas sus vías de escape.
La jaula[AF]
Al mismo tiempo a mi espalda la Ryu no Katana adoptaba la forma híbrida de su akuma, convirtiéndose en un dragón de komodo o varanus komodoensis y moviéndose hacia los árboles para esperar al momento de ayudarme.
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Kirito tampoco despegaba sus ojos de mi. Parecía estar analizándome de arriba a abajo poco a poco. Tras mi invitación para comenzar el combate la tensión se palpaba cada vez más en el ambiente. Primero desenvainó las dos espadas que tenía en las manos pero dejó una detrás de él, momento que pude usar fácilmente para un ataque relámpago pero que no hice, me parecía demasiado rastrero atacarlo así, sin embargo si usé este tiempo para dar un salto atrás que me otorgaba algo de distancia entre los dos. Tras ésto, desenvainó una de las espadas de su espalda, la cual reconocí debido a que se trataba de una Õ Wazamono, espadas bastante famosas y potentes. Ésta en cuestión, si no recordaba mal, era la usuaria del elemento agua. No despegué mis ojos permaneciendo en guardia observando sus movimientos.
Lo va a hacer.
Kirito lanzó desde la espada, que supuse era Taki, una onda de agua que esquivé saltando hacia arriba varios metros e inclinándome un poco hacia abajo, pasando ésta por debajo de mi. No dejé de observar a Kirito, el cual lanzó con la otra espada una onda cortante a mi izquierda, a la altura del suelo. Tras ésta, lanzó otra de otro movimiento a la misma altura pero a la derecha. Yo había comenzado a caer pero ya había visto ese lanzamiento de ondas suficientes veces para conocerlo. Gracias a mi Ojo de la tormenta, cuando Kirito comenzó a moverse para lanzar el tercer corte, el cual debía ir directo a mi en mi caída, detecté su ataque y reaccioné realizando un desenvaine con una onda de choque hacia el suelo. La potencia de este movimiento me reimpulsó hacia arriba, esquivando la tercera onda de corte de Kirito y viendo como una cuarta pasaba por debajo de esa.
Por los pelos.
No había perdido de vista al espadachín más que al notar que detrás de él su espada se había convertido en una especie de lagarto que se había escondido entre los árboles a una distancia de varios metros, puesto que estábamos en un claro. Cuando caí al suelo no dejé ni medio segundo antes de iniciar mi ofensiva. Desde luego Kirito parecía ser un luchador más frágil a corta distancia así que prefería luchar a larga distancia. Acorté los metros que nos separaban rápidamente corriendo a máxima velocidad y cuando estuve lo suficientemente cerca, entre uno y medio metro, comencé a ejecutar un desenvaine de Shimei Kaeru con mi mano derecha, para lanzar un corte directo a su costado. Sin embargo cuando mi espada estaba a un tercio de desenvainar ejecuté una de mis técnicas. Era muy probable que aquel hombre, siendo miembro de los Yonkaikyo, conociera al menos parte del Rokushiki que Shaky me enseñó, ya que ella siendo solamente una ex-sargento ya conocía hasta el Soru. Debía contrarrestar esa posibilidad y aumentar la probabilidad de impacto de mi ataque y para ello utilicé mi Shadousteppu.
Shadousteppu: Paso 2 - Atsuryoku (Presión) [AIF]
Entonces aumenté mi velocidad hasta una similar al Soru moviéndome un metro hacia mi derecha pasando justo al lado de Kirito a una velocidad increíble mientras desenvainaba mi espada totalmente y lanzaba un corte a su hombro izquierdo para inhabilitarlo y limitar su capacidad de espadachín. El segundo metro lo utilicé hacia atrás girando y pasando por el lado derecho de Kirito, lanzando un segundo corte a su pierna derecha, a la altura de los tendones de la rodilla para incapacitar su movilidad. Finalmente utilicé el último metro de movimiento a alta velocidad que me quedaba hacia arriba para que la inercia de mi movimiento me alejara de Kirito en el aire, donde me giré y caí al suelo fijando la vista en mi enemigo. No había olvidado al enorme reptil-espada pero, por ahora no me preocupaba, ese bicho no era más rápido que yo.
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