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Derian Markov
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Akuma no mi
Varios
Off: Es una gran cantidad, pero en ningún caso toda la población. Eso es improbable.
On: Derian seguía en el despacho del gobernador. Odiaba tratar con gente como ese hombre y el teniente de la Marina. Eran cobardes y tenían una actitud propia de las presas. Sin embargo los necesitaba para frenar la rebelión. Además de los dos hombres, un grupo de prohombres importantes incluidos altos funcionarios, empresarios y otros oficiales marines. Habían decidido escuchar las palabras de Derian y votado ponerlo al mando temporalmente hasta solucionar la situación, visto su nivel de dominio de la táctica. En ese momento les explicaba diferentes formas de evitar que los rebeldes pasasen a la ciudad rica, cuando un hombre entró corriendo.
- ¡Los rebeldes han asaltado la sede de Happy Life y se han hecho con visual den den mushi! Pretenden retransmitir la rebelión al mundo entero.
"Maldita sea" pensó. Era posible que el gobernador se acobardase ante la perspectiva de que los ataques a la población fuesen retransmitidos y que se le destituyese para limpiar el nombre del Gobierno. Tenía que pensar rápido antes de que el muy cobarde ordenase al teniente retirar las tropas. Tenía que evitar que los rebeldes pudiesen retransmitir las imágenes... Como por iluminación divina, dio con la clave. Si bien los den den mushi normales funcionaban sin antena, los visual den den mushi eran harina de otro costal. No eran tan sencillo transmitir imagen.
- Aun tenemos tiempo de solucionar este percance. Decidme, ¿dónde esta la antena de la empresa? Esos visual den den mushi no funcionan por ciencia infusa.
Fue el propio propietario de la misma el que contestó.
- Al este de la isla, sobre una colina. No tiene pérdida.
- Pues lo siento, pero deberá construir una nueva. Voy a derribarla.
El hombre se quedó estupefacto, pero Derian no le dio tiempo a protestar. Comenzó a darles instrucciones señalando el mapa de la mesa. Él acudiría volando hasta la antena usando los poderes de la Kyu Kyu no mi. Mientras, las tropas de marines del teniente dejarían en la puerta este de la ciudad rica el explosivo más potente que pudiesen encontrar en los cuarteles. Derian desconectaría la antena usando los controles analógicos de la misma, y para asegurarse de que no volvían a usarla, dejaría la bomba en el lugar. Mientras, las tropas de marines aguardarían donde Derian había indicado. Esperarían quince minutos antes de proceder a atacar. Por muchos civiles que hubiese, carecían de armas de fuego y no eran tropas profesionales. Una turba, aunque fuesen cientos de miles, se desbandaría rápidamente en cuanto recibiesen un par de descargas de la infantería de marines y probasen la puntería de la artillería de la ciudad. "Estos revolucionarios son más idiotas de lo que pensaba. ¿Organizas una revolución aprovechando un mero momento de rabia de la población? Si hubiesen preparado un movimiento organizado con tropas paramilitares y hubiesen armado a la población, habrían tenido alguna oportunidad. Se han condenado al fracaso a sí mismos." Dio orden también de que situasen baterías de artillería en el interior de la ciudad rica, de tal manera que pudiesen disparar al exterior gracias a su largo alcance. Así las murallas impedirían a los rebeldes destruir las baterías con pequeños grupos de asaltantes, y estas podrían bombardear a los manifestantes. Ningún hombre, por valiente que fuese, mantendría líneas cuando viese a sus vecinos, amigos y familiares en peligro ante los obuses. Correrían a sus casas a refugiarse y rezar porque no les arrestasen.
- Señores, marcho a cumplir con mi parte. Preparad todo como he indicado y recordaréis esto como un pequeño incidente.
Salió al patio frente a la mansión, ajustándose su mano y media al cinto. Miró al cielo, lanzando un juramento de odio mudo al sol y la luz, y se transformó en murciélago. Si fuese de noche todo sería más fácil. En la tenue luz del crepúsculo su poder habría sido mucho mayor y había aplastado a los rebeldes él solo. No habrían incitado aquel tumulto. No solo eso, si no que sería mucho más veloz su desplazamiento aéreo. Ascendió velozmente y comprobó la situación. Una enorme masa de gente caminaba en profesión desde la ciudad pobre a la rica. Como había predicho, pasarían por la trampa que les había preparado Derian. Ahora él debía apurarse y desactivar la antena.
Llegó a la puerta este y descendió, transformándose en humano. Cinco reclutas aguardaban allí con un artefacto metálico con asas. Estos se sorprendieron un poco, pero ya les debían haber avisado, porque le hicieron el saludo militar y se retiraron. Derian, impasible, tomó el artefacto y echó a correr. No fue por caminos normales, si no que atravesó el campo en línea recta, directamente hacia la colina. Tardó unos cinco minutos, pero su velocidad sobrenatural le ayudó. La antena se apoyaba sobre cuatro soportes de metal, y en uno de estos había una caja metálica atornillada. Se acercó, dejó la bomba en el suelo y abrió la caja.
- Decid adiós a vuestros den den mushis, revolucionarios.
La antena era insustituible para los rebeldes. Sin ella no podían retransmitir al mundo entero, como pretendían, y no había ninguna aldea en la isla. Dada la distancia de la misma a otras, si improvisaban una antena como mucho podrían retransmitir a toda la isla y a alguna cercana. No conseguirían ni por asomo el impacto que buscaban, y por supuesto los periódicos (controlados por el Gobierno) desmentirían todo. Derian observó los controles de la caja. Si bien no podían entenderlos todos, estaba claro cual era la llave maestra de la corriente. Una enorme palanca con un símbolo de un rayo. El aristócrata tiró de la misma y todas las luces de los controles se apagaron. Entonces se agachó y conectó el mecanismo de la bomba, poniéndolo para tres minutos.
- Me aseguraré de que explote. Con estos rebeldes nunca se sabe.
Se transformó de nuevo en murciélago y ascendió en el aire. Voló a una altura prudente, para que no le afectase la explosión, pero al mismo tiempo lo bastante bajo para tener la zona vigilada.
On: Derian seguía en el despacho del gobernador. Odiaba tratar con gente como ese hombre y el teniente de la Marina. Eran cobardes y tenían una actitud propia de las presas. Sin embargo los necesitaba para frenar la rebelión. Además de los dos hombres, un grupo de prohombres importantes incluidos altos funcionarios, empresarios y otros oficiales marines. Habían decidido escuchar las palabras de Derian y votado ponerlo al mando temporalmente hasta solucionar la situación, visto su nivel de dominio de la táctica. En ese momento les explicaba diferentes formas de evitar que los rebeldes pasasen a la ciudad rica, cuando un hombre entró corriendo.
- ¡Los rebeldes han asaltado la sede de Happy Life y se han hecho con visual den den mushi! Pretenden retransmitir la rebelión al mundo entero.
"Maldita sea" pensó. Era posible que el gobernador se acobardase ante la perspectiva de que los ataques a la población fuesen retransmitidos y que se le destituyese para limpiar el nombre del Gobierno. Tenía que pensar rápido antes de que el muy cobarde ordenase al teniente retirar las tropas. Tenía que evitar que los rebeldes pudiesen retransmitir las imágenes... Como por iluminación divina, dio con la clave. Si bien los den den mushi normales funcionaban sin antena, los visual den den mushi eran harina de otro costal. No eran tan sencillo transmitir imagen.
- Aun tenemos tiempo de solucionar este percance. Decidme, ¿dónde esta la antena de la empresa? Esos visual den den mushi no funcionan por ciencia infusa.
Fue el propio propietario de la misma el que contestó.
- Al este de la isla, sobre una colina. No tiene pérdida.
- Pues lo siento, pero deberá construir una nueva. Voy a derribarla.
El hombre se quedó estupefacto, pero Derian no le dio tiempo a protestar. Comenzó a darles instrucciones señalando el mapa de la mesa. Él acudiría volando hasta la antena usando los poderes de la Kyu Kyu no mi. Mientras, las tropas de marines del teniente dejarían en la puerta este de la ciudad rica el explosivo más potente que pudiesen encontrar en los cuarteles. Derian desconectaría la antena usando los controles analógicos de la misma, y para asegurarse de que no volvían a usarla, dejaría la bomba en el lugar. Mientras, las tropas de marines aguardarían donde Derian había indicado. Esperarían quince minutos antes de proceder a atacar. Por muchos civiles que hubiese, carecían de armas de fuego y no eran tropas profesionales. Una turba, aunque fuesen cientos de miles, se desbandaría rápidamente en cuanto recibiesen un par de descargas de la infantería de marines y probasen la puntería de la artillería de la ciudad. "Estos revolucionarios son más idiotas de lo que pensaba. ¿Organizas una revolución aprovechando un mero momento de rabia de la población? Si hubiesen preparado un movimiento organizado con tropas paramilitares y hubiesen armado a la población, habrían tenido alguna oportunidad. Se han condenado al fracaso a sí mismos." Dio orden también de que situasen baterías de artillería en el interior de la ciudad rica, de tal manera que pudiesen disparar al exterior gracias a su largo alcance. Así las murallas impedirían a los rebeldes destruir las baterías con pequeños grupos de asaltantes, y estas podrían bombardear a los manifestantes. Ningún hombre, por valiente que fuese, mantendría líneas cuando viese a sus vecinos, amigos y familiares en peligro ante los obuses. Correrían a sus casas a refugiarse y rezar porque no les arrestasen.
- Señores, marcho a cumplir con mi parte. Preparad todo como he indicado y recordaréis esto como un pequeño incidente.
Salió al patio frente a la mansión, ajustándose su mano y media al cinto. Miró al cielo, lanzando un juramento de odio mudo al sol y la luz, y se transformó en murciélago. Si fuese de noche todo sería más fácil. En la tenue luz del crepúsculo su poder habría sido mucho mayor y había aplastado a los rebeldes él solo. No habrían incitado aquel tumulto. No solo eso, si no que sería mucho más veloz su desplazamiento aéreo. Ascendió velozmente y comprobó la situación. Una enorme masa de gente caminaba en profesión desde la ciudad pobre a la rica. Como había predicho, pasarían por la trampa que les había preparado Derian. Ahora él debía apurarse y desactivar la antena.
Llegó a la puerta este y descendió, transformándose en humano. Cinco reclutas aguardaban allí con un artefacto metálico con asas. Estos se sorprendieron un poco, pero ya les debían haber avisado, porque le hicieron el saludo militar y se retiraron. Derian, impasible, tomó el artefacto y echó a correr. No fue por caminos normales, si no que atravesó el campo en línea recta, directamente hacia la colina. Tardó unos cinco minutos, pero su velocidad sobrenatural le ayudó. La antena se apoyaba sobre cuatro soportes de metal, y en uno de estos había una caja metálica atornillada. Se acercó, dejó la bomba en el suelo y abrió la caja.
- Decid adiós a vuestros den den mushis, revolucionarios.
La antena era insustituible para los rebeldes. Sin ella no podían retransmitir al mundo entero, como pretendían, y no había ninguna aldea en la isla. Dada la distancia de la misma a otras, si improvisaban una antena como mucho podrían retransmitir a toda la isla y a alguna cercana. No conseguirían ni por asomo el impacto que buscaban, y por supuesto los periódicos (controlados por el Gobierno) desmentirían todo. Derian observó los controles de la caja. Si bien no podían entenderlos todos, estaba claro cual era la llave maestra de la corriente. Una enorme palanca con un símbolo de un rayo. El aristócrata tiró de la misma y todas las luces de los controles se apagaron. Entonces se agachó y conectó el mecanismo de la bomba, poniéndolo para tres minutos.
- Me aseguraré de que explote. Con estos rebeldes nunca se sabe.
Se transformó de nuevo en murciélago y ascendió en el aire. Voló a una altura prudente, para que no le afectase la explosión, pero al mismo tiempo lo bastante bajo para tener la zona vigilada.
Ikaru
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o iba corriendo realmente sino que simplemente trotaba para llegar al sitio del que parecía que salia todos los ruidos y humos, donde se estaba mascando una tragedia...o justamente lo contrario. Estaba andando ya casi en paralelo a este lugar acercandome cada vez mas al palacio en donde seguramente se encontraba el gobernador. Si este no era demasiado tonto; aunque normalmente suelen serlo; Ya habría pensado un plan para que toda esa muchedumbre se fuese para su casa mediante el miedo. Imagine que tendría planeado apostar a sus filas en las pequeñas colinas que hay cerca del lugar y disparar desde allí a los revolucionarios para que despues los ciudadanos huyeran despavoridos del lugar y que no volviesen a querer revelarse. A lo mejor podía ser yo un factor sorpresa que ayudase en esta idiota rebelión o a lo mejor no, ya que había dejado escapar a unos cuantos marines Cuando estaba en la base de los revolucionarios. Me quede parado un momento, realmente no sabia que hacerme si quedarme en la isla y defender a estos pobre infelices o irme directamente...o bueno, tenia una tercera opción que era aprovechar todo este lió para ir a robar a las cosas que ahora se encontraban deshabitadas o incluso volver a la base rebelde y destruirla para divertirme un momentillo. Se estaban abriendo múltiples caminos ante mi y no sabia cual coger. Media parte de mi quería ir a destrozar cosas y la otra simplemente quería ayudar a la gente, me apoye con una mano en el árbol y me puse a meditar durante un momento sobre el asunto y decidir que hacer.
Ahora apoye la espalda y deje que esta se deslizara con el árbol consiguiendo que me sentara en el suelo con la espalda apoyada como si de una sillita se tratara y mire hacia arriba. Hojas y hojas era lo único que podía ver, el bosque estaba completamente lleno de vegetación y la luz del sol no llegaba con demasiada intensidad donde me encontraba. Seguí meditando y pensando en que hacer pero cada vez el lado mas malvado y sádico de mi ganaba control y tenia mas ganas de matar y de ver sangre y la opción mas fácil era volver y matar a todo lo que pudiese...iba a ser tan fácil hacerlo que se me antojaba demasiado.
"Oh vamos...Tengo que ser un poco mas fuerte y resistir, no vas a poder ganarme estúpido cerebro tengo que ayu...ayudar a esa gente, si no estaran perdidos y los matara...no se que hacer...no se que hacer...¡Espera! ¿Que fue eso?"
El sonido de una explosión fue lo que me alerto y lo que hizo que saliese de mis pensamientos y dejase de lamentarme. Me levante de nuevo y me subí al árbol para observar la zona con detenimiento. Los ciudadanos ya estaban en la ciudad rica y casi estaban en la entrada de donde tenia que estar viviendo el gobernante de la isla y a lo lejos se podía ver el humo procedente de la explosión que acaba de escuchar.Estaba sobre una colina seguramente al este, si seguía hacia esa dirección tendría que parar por medio del pueblo para luego ir a investigar el por que de la explosión pero tampoco me importo mucho. De un salto baje del árbol y me puse a correr en dirección la colina. Pase por el pueblo lo primero de todo. El ambiente estaba realmente caldeado. Las calles estaban simplemente como si tanques hubieran pasado por encima de ellas, cristales rotos, fuegos y demases. Aun quedaban varias personas algo rezagas del grupo que seguían causando destrozos. A lo mejor no eran ni eso, si no simplemente alborotadores que solo quieren ver destrucción y que no deja a los demás manifestarse, no lo podía saber a ciencia cierta.
Tras pasar el pueblo seguí corriendo y comencé a avanzar por un camino que llevaba directamente hacia el lugar, seguramente por que seria algo importante y tras una hora ya andando, me encontré con una torre de comunicaciones, tirada abajo por una explosión. Parecía que alguien no quería que las demás islas se enterasen de lo que estaba pasando aquí en estos precisos instantes y realmente lo había planificado bien. Sin la torre no podrían usar comunicadores de vídeo y por lo tanto a lo mejor ni les creían las islas vecinas, todo estaba planeado. Tenia que volver al pueblo y ayudar a esa gente, ahora si lo tenia claro lo que tenia que hacer y comencé a correr como alma que lleva al diablo hacia la parte rica de nuevo, usando mis pasos instantáneos uno detrás del otro para a si alcanzar una buena velocidad y llegar cuanto antes. Y así hice, lo que me había costado andar una hora lo había cruzado en solamente 5 minutos y estaba en el pueblo de nuevo casi al lado de toda la muchedumbre, esperando a que los marines reaccionaran. Busque a Hiren, tenia que saber lo de la torre de comunicaciones, pero había mucha gente; menos de la que me había esperado; y por eso no le encontraba incluso grite su nombre...
Ahora apoye la espalda y deje que esta se deslizara con el árbol consiguiendo que me sentara en el suelo con la espalda apoyada como si de una sillita se tratara y mire hacia arriba. Hojas y hojas era lo único que podía ver, el bosque estaba completamente lleno de vegetación y la luz del sol no llegaba con demasiada intensidad donde me encontraba. Seguí meditando y pensando en que hacer pero cada vez el lado mas malvado y sádico de mi ganaba control y tenia mas ganas de matar y de ver sangre y la opción mas fácil era volver y matar a todo lo que pudiese...iba a ser tan fácil hacerlo que se me antojaba demasiado.
"Oh vamos...Tengo que ser un poco mas fuerte y resistir, no vas a poder ganarme estúpido cerebro tengo que ayu...ayudar a esa gente, si no estaran perdidos y los matara...no se que hacer...no se que hacer...¡Espera! ¿Que fue eso?"
El sonido de una explosión fue lo que me alerto y lo que hizo que saliese de mis pensamientos y dejase de lamentarme. Me levante de nuevo y me subí al árbol para observar la zona con detenimiento. Los ciudadanos ya estaban en la ciudad rica y casi estaban en la entrada de donde tenia que estar viviendo el gobernante de la isla y a lo lejos se podía ver el humo procedente de la explosión que acaba de escuchar.Estaba sobre una colina seguramente al este, si seguía hacia esa dirección tendría que parar por medio del pueblo para luego ir a investigar el por que de la explosión pero tampoco me importo mucho. De un salto baje del árbol y me puse a correr en dirección la colina. Pase por el pueblo lo primero de todo. El ambiente estaba realmente caldeado. Las calles estaban simplemente como si tanques hubieran pasado por encima de ellas, cristales rotos, fuegos y demases. Aun quedaban varias personas algo rezagas del grupo que seguían causando destrozos. A lo mejor no eran ni eso, si no simplemente alborotadores que solo quieren ver destrucción y que no deja a los demás manifestarse, no lo podía saber a ciencia cierta.
Tras pasar el pueblo seguí corriendo y comencé a avanzar por un camino que llevaba directamente hacia el lugar, seguramente por que seria algo importante y tras una hora ya andando, me encontré con una torre de comunicaciones, tirada abajo por una explosión. Parecía que alguien no quería que las demás islas se enterasen de lo que estaba pasando aquí en estos precisos instantes y realmente lo había planificado bien. Sin la torre no podrían usar comunicadores de vídeo y por lo tanto a lo mejor ni les creían las islas vecinas, todo estaba planeado. Tenia que volver al pueblo y ayudar a esa gente, ahora si lo tenia claro lo que tenia que hacer y comencé a correr como alma que lleva al diablo hacia la parte rica de nuevo, usando mis pasos instantáneos uno detrás del otro para a si alcanzar una buena velocidad y llegar cuanto antes. Y así hice, lo que me había costado andar una hora lo había cruzado en solamente 5 minutos y estaba en el pueblo de nuevo casi al lado de toda la muchedumbre, esperando a que los marines reaccionaran. Busque a Hiren, tenia que saber lo de la torre de comunicaciones, pero había mucha gente; menos de la que me había esperado; y por eso no le encontraba incluso grite su nombre...
pannini69
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“Ese maldito vampiro ha reducido a cenizas la torre de transmisión de la cadena de televisión” pensaba enfadado Hiren, observando como una gran columna de humo se extendía en el horizonte. Todo su plan se había ido al traste, “la culpa es mía por no planificarlo de ante mano y hacerlo todo de forma tan rápida” se auto-culpaba continuamente. En una especie de desfiladero que había que cruzar para llegar a la casa del gobernador se encontró que habían montado numerosos guardias a ambos lados de la calle. Era una estrategia perfecta, con solamente unos cuantos disparos podrían hacer retroceder a toda la población, y ese fue el primer acto que ejecutó la marina, las baterías de ametralladoras comenzaron a disparar al aire, provocando un ruido infernal, con la intención de que la masa retrocediera. Hiren no podía permitirlo, estaba viendo como su plan se desmoronaba, cientos de personas huían aterradas ante la posibilidad de ser atravesados por balas de calibre 50. Otros corrían por sus hijos, que los acompañaban. El pánico cundía y todos corrían pero en medio de aquella confusión se encontró con Ikaru el joven que conoció en la playa, el cual gritaba su nombre.
-¡EEH AQUÍ ESTOY!-decía Hiren mientras se acercaba. Con un último plan B le informó de un último plan que iba a realizar, para conseguir la victoria y que las muertes que se estaban provocando por la estampida de gente no fueran en vano.
-Tengo todo grabado, puede que aquel Conde de…¿las calzas pollunas? Es igual, pero aunque el vampiro haya derribado la torre de control aún es posible grabar con el de-den-mushi, cosa que algunos de mis secuaces han realizado. Todo está grabado, los disparos, las muertes pos estampidas… hay varias grabaciones hechas, cada uno se ha largado por un punto diferente y otra cinta de video la llevo yo encima. La verdad está a salvo- narró Hiren de forma convincente. –Volviendo a mi plan, me infiltraré por las catacumbas de la ciudad para colarme en la casa del gobernador y robar documentos oficiales que podrán demostrar las atrocidades que han realizado esos energúmenos, si decides seguirme te espero en la salida de las catacumbas- dijo para acto después colarse por una de las tapas que daban lugar a los grandes sistemas subterráneos de la ciudad.
Hiren se adentró en la oscuridad. En la entrada había una antorcha encendida así que la agarro y comenzó a caminar. Un escalofrío le recorrió la espalda, el poder del vampiro en la oscuridad era mayor aún, si lo encontraba en ese momento sin duda acabaría con él. Alejó ese pensamiento de su cabeza y continuó con su empresa. Para su sorpresa encontró cárceles allá abajo, con guardias medio dormidos que se despertaron agarrando torpemente su espada y lanzando una puya a su adversario.
-Eh tú, no sé qué haces aquí pero has descubierto algo que no deberías haber visto, pareparate a morir-dijo mientras se lanzaba arma en mano. Con las paredes tan estrechas que había al rubio espadachín le costó esquivar el ataque, para ello se lanzó al suelo, pasando por debajo de las piernas del marine, acto seguido con la antorcha en su mano se la acercó por detrás, prendiéndole la ropa, y este en un acto de miedo y locura viendo su muerte inminente se fue corriendo por uno de los oscuros pasillos. Si se perdía nunca sería capaz de volver, eso si no se quemaba antes. Sea como fuere avanzó y recogió la llave de la jaula del suelo, usándola para abrir la celda y liberar al sujeto que se encontraba en su interior.
-Hola amigo, no sé cuánto tiempo ha pasado pero gracias por liberarme. Permíteme que me presente, soy Lord Karin, amo y señor de la isla, mi historia es muy larga pero para resumirte fui atrapado por los marines de la isla y encerrado, esta isla contiene un gran poder que no debe ser poseído por el Gobierno Mundial, pero bueno dejemos de hablar y vayamos a acabar con los golpistas-decía aquel hombre, que más que parecer un Lord parecía un viejo derrotado y malherido. Avanzaron juntos hasta encontrar unas escaleras, por lo que decidieron subirlas silenciosamente, no podían saber que podría haber al otro lado. Tras subirlas abrieron la tapa y fueron a parar a un cuarto de armas. No había nadie, debían de estar ocupados con los revolucionarios así que Karin sacó una pequeña llave de su ropa interior y abró un cajón lleno de armas y una preciosa armadura, las recogió y se las puso, otorgándole ahora un aspecto de noble poderoso. Con orgullo levantó la cabeza e irguiendo el pecho dijo:
-Vamos a la sala de arriba, allí es donde se encuentra el gobernador, acabemos con él y su desastroso gobierno…
-¡EEH AQUÍ ESTOY!-decía Hiren mientras se acercaba. Con un último plan B le informó de un último plan que iba a realizar, para conseguir la victoria y que las muertes que se estaban provocando por la estampida de gente no fueran en vano.
-Tengo todo grabado, puede que aquel Conde de…¿las calzas pollunas? Es igual, pero aunque el vampiro haya derribado la torre de control aún es posible grabar con el de-den-mushi, cosa que algunos de mis secuaces han realizado. Todo está grabado, los disparos, las muertes pos estampidas… hay varias grabaciones hechas, cada uno se ha largado por un punto diferente y otra cinta de video la llevo yo encima. La verdad está a salvo- narró Hiren de forma convincente. –Volviendo a mi plan, me infiltraré por las catacumbas de la ciudad para colarme en la casa del gobernador y robar documentos oficiales que podrán demostrar las atrocidades que han realizado esos energúmenos, si decides seguirme te espero en la salida de las catacumbas- dijo para acto después colarse por una de las tapas que daban lugar a los grandes sistemas subterráneos de la ciudad.
Hiren se adentró en la oscuridad. En la entrada había una antorcha encendida así que la agarro y comenzó a caminar. Un escalofrío le recorrió la espalda, el poder del vampiro en la oscuridad era mayor aún, si lo encontraba en ese momento sin duda acabaría con él. Alejó ese pensamiento de su cabeza y continuó con su empresa. Para su sorpresa encontró cárceles allá abajo, con guardias medio dormidos que se despertaron agarrando torpemente su espada y lanzando una puya a su adversario.
-Eh tú, no sé qué haces aquí pero has descubierto algo que no deberías haber visto, pareparate a morir-dijo mientras se lanzaba arma en mano. Con las paredes tan estrechas que había al rubio espadachín le costó esquivar el ataque, para ello se lanzó al suelo, pasando por debajo de las piernas del marine, acto seguido con la antorcha en su mano se la acercó por detrás, prendiéndole la ropa, y este en un acto de miedo y locura viendo su muerte inminente se fue corriendo por uno de los oscuros pasillos. Si se perdía nunca sería capaz de volver, eso si no se quemaba antes. Sea como fuere avanzó y recogió la llave de la jaula del suelo, usándola para abrir la celda y liberar al sujeto que se encontraba en su interior.
-Hola amigo, no sé cuánto tiempo ha pasado pero gracias por liberarme. Permíteme que me presente, soy Lord Karin, amo y señor de la isla, mi historia es muy larga pero para resumirte fui atrapado por los marines de la isla y encerrado, esta isla contiene un gran poder que no debe ser poseído por el Gobierno Mundial, pero bueno dejemos de hablar y vayamos a acabar con los golpistas-decía aquel hombre, que más que parecer un Lord parecía un viejo derrotado y malherido. Avanzaron juntos hasta encontrar unas escaleras, por lo que decidieron subirlas silenciosamente, no podían saber que podría haber al otro lado. Tras subirlas abrieron la tapa y fueron a parar a un cuarto de armas. No había nadie, debían de estar ocupados con los revolucionarios así que Karin sacó una pequeña llave de su ropa interior y abró un cajón lleno de armas y una preciosa armadura, las recogió y se las puso, otorgándole ahora un aspecto de noble poderoso. Con orgullo levantó la cabeza e irguiendo el pecho dijo:
-Vamos a la sala de arriba, allí es donde se encuentra el gobernador, acabemos con él y su desastroso gobierno…
Derian Markov
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La estrategia había sido un éxito total. La perfecta posición de los tiradores y las tropas de infantería había contenido a las masas, y las ametralladoras de la muralla las estaban haciendo retroceder. Derian los observaba desde las alturas con satisfacción. Sin embargo, no todo se acababa ahí. Las baterías de artillería comenzaron a rugir, y las explosiones cerca (y entre) la multitud los convencieron de retirarse totalmente, dejando una estela de muertos. Derian no dudaba que la población odiaría al gobernador después de eso, pero tardarían en olvidar la caricia de la metralla y los besos de las balas. No se atreverían a rebelarse en una buena temporada, y al Gobierno le bastaría con destituir al gobernador y instituir un par de reformas para contentar a una gran parte de la población. En un par de hábiles movimientos políticos, el Gobierno haría perder terreno y simpatizantes a los revolucionarios entre la población usando al gobernador de cabeza de turco.
Derian entró de nuevo a la sala de la mansión del gobernador por la ventana. Los prohombres de Golden, el teniente y el Gobernador comenzaron a felicitarle y comentar su inteligente y aguda estrategia que había salvado la ciudad. Manteniendo una actitud fría, distante y cortés, el aristócrata asistió a una breve y banal charla de politiqueo. Era obvio que intentaban congraciarse con el hábil Conde que había salvado sus negocios y posición de privilegio, pero las respuestas del vampiro eran lo mínimo que especificaba la cortesía, y al cabo de un rato comenzaron a hacerse cortantes y secas. Incomodados, los empresarios comenzaron a dejarle tranquilo, y Derian abandonó la estancia.
- ¡Espere, Milord!
El gobernador lo seguía corriendo, con el traje agitándose a los lados.
- Hábil actuación la de antes. He de felicitarle, dado que aun no he tenido tiempo, por ella. Además de cómo no agradecerle que salvase...
- Sólo hice lo que más convenía a mis intereses. Lo único que quiero es una reacción en cadena que se extienda a mi feudo mientras viajo - dijo, frío e indolente.
Continuó caminando por el amplio pasillo. A un lado, había una enorme galería por la que entraba la luz diurna. Quería salir ya de ese pasillo para librarse del molesto sol que le cegaba y le hacía sentirse débil y mareado.
- ¿No tendréis un lugar oscuro en este castillo?
El gobernador se encogió de hombros extrañado.
- Las mazmorras, pero...
- ¡Intruso en la prisión! ¡El guardia de la celda de Lord Karin está muerto!
Derian se giró, veloz como el relámpago, hacia el hombre que llegaba corriendo. Tenía el atuendo de la guardia del gobernador de Golden, una librea dorada y un yelmo de águila.
- ¿Por dónde se va?
- ¡Por... por las escaleras principales hasta el piso de abajo! - dijo, casi sin aliento - ¡Una vez allí, la puerta vieja de madera de la derecha lleva al arsenal, las cámaras de tortura y las mazmorras!
Apenas recibió las instrucciones comenzó a correr veloz como el pensamiento, como solo un vampiro podía serlo. Atravesó velozmente el piso en unos segundos y se lanzó por el hueco de las escaleras tres pisos. Cuando estaba a punto de estamparse contra el suelo, se transformó en murciélago y remontó el vuelo. Voló hasta la puerta y se reconvirtió en humano. Abrió la puerta y se frenó en seco. Entre los diferentes olores que le llegaban dos destacaban, uno por su familiaridad y otro porque Derian lo había olido hacia muy poco. Apretó los labios imperceptiblemente y cerró la puerta despacio, entrando en el oscuro pasillo. En aquella zona no había ventanas. La luz solar no sería un impedimento. Dio rienda suelta a sus poderes, y su pelo se volvió blanco. Su piel más pálida que leche, y los colmillos le crecieron. Los ojos, habitualmente azules y fríos, se volvieron del color de la sangre. Ahora podía captar con claridad no sólo los olores de la sangre y el de aquel espadachín revolucionario, si no que escuchaba el sonido de dos corazones latiendo y dos respiraciones que venían de una de las puertas del pasillo. La del fondo. El vampiro avanzó lo junto para quedar entre las otras puertas y esta, cortando la retirada del revolucionario y su aliado. De repente la puerta se abrió, saliendo un hombre entrado en años embutido en una armadura de noble y el revolucionario. Derian simplemente desenvainó la pesada mano y media, moviéndola como si pesase menos que una pluma, y la situó en vertical frente a él, tapándole la mitad de la cara y reflejando la luz de las antorchas. El poder del vampiro en su forma completa y estando en la oscuridad, sin rayos solares para debilitarle, era casi nueve veces la fuerza física, sentidos, reflejos y velocidad de un humano medio. Tenía las de ganar en aquel combate.
- Podría haber destrozado todas las antorchas y eliminaros silenciosamente en la oscuridad. Yo veo sin luz, pero no lo he hecho. Os ofrezco un duelo honorable, contra ambos a la vez si queréis. Si me vencéis, os dejaré pasar. Si no, os entregaré al gobernador.
El rostro del vampiro era imperturbable, y su tono de voz totalmente inhumano e impersonal. En aquel momento era una mera máquina de matar sin sentimiento alguno. Había entrado en su modo de cazador. Normalmente los hubiese matado, pero había reconocido al espadachín como a un "cazador", con lo que sentía la obligación moral de darle la oportunidad de defenderse. Para Derian el mundo se dividía en presas y cazadores, y ningún cazador merecía morir como una simple presa, atacado a traición y asesinado. Tal era la forma de pensar del aristócrata vampiro, y tal era su resolución. Honor con los que lo merecían. Sin piedad con los seres inferiores.
(Recuerdo, por que esto cuenta para la tabla de mi akuma, que al comenzar el rol tú estabas al 1 y yo al 11. Si prefieres con los niveles actuales para hacerlo más equilibrado avisa.)
Derian entró de nuevo a la sala de la mansión del gobernador por la ventana. Los prohombres de Golden, el teniente y el Gobernador comenzaron a felicitarle y comentar su inteligente y aguda estrategia que había salvado la ciudad. Manteniendo una actitud fría, distante y cortés, el aristócrata asistió a una breve y banal charla de politiqueo. Era obvio que intentaban congraciarse con el hábil Conde que había salvado sus negocios y posición de privilegio, pero las respuestas del vampiro eran lo mínimo que especificaba la cortesía, y al cabo de un rato comenzaron a hacerse cortantes y secas. Incomodados, los empresarios comenzaron a dejarle tranquilo, y Derian abandonó la estancia.
- ¡Espere, Milord!
El gobernador lo seguía corriendo, con el traje agitándose a los lados.
- Hábil actuación la de antes. He de felicitarle, dado que aun no he tenido tiempo, por ella. Además de cómo no agradecerle que salvase...
- Sólo hice lo que más convenía a mis intereses. Lo único que quiero es una reacción en cadena que se extienda a mi feudo mientras viajo - dijo, frío e indolente.
Continuó caminando por el amplio pasillo. A un lado, había una enorme galería por la que entraba la luz diurna. Quería salir ya de ese pasillo para librarse del molesto sol que le cegaba y le hacía sentirse débil y mareado.
- ¿No tendréis un lugar oscuro en este castillo?
El gobernador se encogió de hombros extrañado.
- Las mazmorras, pero...
- ¡Intruso en la prisión! ¡El guardia de la celda de Lord Karin está muerto!
Derian se giró, veloz como el relámpago, hacia el hombre que llegaba corriendo. Tenía el atuendo de la guardia del gobernador de Golden, una librea dorada y un yelmo de águila.
- ¿Por dónde se va?
- ¡Por... por las escaleras principales hasta el piso de abajo! - dijo, casi sin aliento - ¡Una vez allí, la puerta vieja de madera de la derecha lleva al arsenal, las cámaras de tortura y las mazmorras!
Apenas recibió las instrucciones comenzó a correr veloz como el pensamiento, como solo un vampiro podía serlo. Atravesó velozmente el piso en unos segundos y se lanzó por el hueco de las escaleras tres pisos. Cuando estaba a punto de estamparse contra el suelo, se transformó en murciélago y remontó el vuelo. Voló hasta la puerta y se reconvirtió en humano. Abrió la puerta y se frenó en seco. Entre los diferentes olores que le llegaban dos destacaban, uno por su familiaridad y otro porque Derian lo había olido hacia muy poco. Apretó los labios imperceptiblemente y cerró la puerta despacio, entrando en el oscuro pasillo. En aquella zona no había ventanas. La luz solar no sería un impedimento. Dio rienda suelta a sus poderes, y su pelo se volvió blanco. Su piel más pálida que leche, y los colmillos le crecieron. Los ojos, habitualmente azules y fríos, se volvieron del color de la sangre. Ahora podía captar con claridad no sólo los olores de la sangre y el de aquel espadachín revolucionario, si no que escuchaba el sonido de dos corazones latiendo y dos respiraciones que venían de una de las puertas del pasillo. La del fondo. El vampiro avanzó lo junto para quedar entre las otras puertas y esta, cortando la retirada del revolucionario y su aliado. De repente la puerta se abrió, saliendo un hombre entrado en años embutido en una armadura de noble y el revolucionario. Derian simplemente desenvainó la pesada mano y media, moviéndola como si pesase menos que una pluma, y la situó en vertical frente a él, tapándole la mitad de la cara y reflejando la luz de las antorchas. El poder del vampiro en su forma completa y estando en la oscuridad, sin rayos solares para debilitarle, era casi nueve veces la fuerza física, sentidos, reflejos y velocidad de un humano medio. Tenía las de ganar en aquel combate.
- Podría haber destrozado todas las antorchas y eliminaros silenciosamente en la oscuridad. Yo veo sin luz, pero no lo he hecho. Os ofrezco un duelo honorable, contra ambos a la vez si queréis. Si me vencéis, os dejaré pasar. Si no, os entregaré al gobernador.
El rostro del vampiro era imperturbable, y su tono de voz totalmente inhumano e impersonal. En aquel momento era una mera máquina de matar sin sentimiento alguno. Había entrado en su modo de cazador. Normalmente los hubiese matado, pero había reconocido al espadachín como a un "cazador", con lo que sentía la obligación moral de darle la oportunidad de defenderse. Para Derian el mundo se dividía en presas y cazadores, y ningún cazador merecía morir como una simple presa, atacado a traición y asesinado. Tal era la forma de pensar del aristócrata vampiro, y tal era su resolución. Honor con los que lo merecían. Sin piedad con los seres inferiores.
(Recuerdo, por que esto cuenta para la tabla de mi akuma, que al comenzar el rol tú estabas al 1 y yo al 11. Si prefieres con los niveles actuales para hacerlo más equilibrado avisa.)
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Estuve buscando durante un buen rato a Hiren por esa marabunta gente. La verdad es que era sorprendente que toda esta gente se hubiese aglomerado allí solamente por ordenes de un revolucionario sin ninguna importancia al menos por ahora. partaba a la gente como podía de mi camino clamando al cielo el nombre de Hiren y de pronto ocurrió lo menos esperado por el revolucionario seguramente, pero lo que yo me esperaba desde el principio de la revuelta. Numerosos tiros de ametralladoras de fusiles empezaron a sonar desde los extremos del desfiladero que intentaba cruzar la gente y esta,llena de miedo y de pánico por poder morir a manos de una simples balas, echo a correr en cuento las escucho. Algunos intentaron quedarse pero la mayoría de estos murieron por la infinitas balas que cayeron sobres sus indefensos cuerpos. Iba a ser una masacre a gran escala si no fuese por que casi todos salieron corriendo hacia sus casas. Finalmente encontré Hiren que parecía que ya hacia un rato había escuchado mis gritos y me aviso de donde estaba y fui corriendo hacia el como pude pues aun la gente me impedía bastante el paso por que todos corrían en dirección contraria a la mía y eso quieras o no molesta bastante a cualquiera. Por fin conseguí alcanzarlo, parecía bastante dispuesto a dar aun mas guerra aunque la revuelta fuese machacada, tenia otro plan que empezó a contarme lo mas rápido que pudo.
-Tengo todo grabado, puede que aquel Conde de…¿las calzas pollunas? Es igual, pero aunque el vampiro haya derribado la torre de control aún es posible grabar con el de-den-mushi, cosa que algunos de mis secuaces han realizado. Todo está grabado, los disparos, las muertes pos estampidas… hay varias grabaciones hechas, cada uno se ha largado por un punto diferente y otra cinta de vídeo la llevo yo encima. La verdad está a salvo-
Lo dijo de una manera segura y convincente como si tuviese puestas todas sus esperanzas en esas grabaciones y subiese a la perfección que no iba a salir mal su plan. Él llevaba una de esas cintas de vídeo de las que hablaba por lo tanto también tendría que ir con cuidado pero parecía que ir con cuidado no eran exactamente sus intenciones. Volvió a hablarme esta vez detallandome el plan que de verdad tenia en mente para que la verdad; bueno, la verdad según él que a mi realmente todo esto me estaba dando ya demasiado igual; fuese descubierta por todo el mundo, continuo hablando pero ya no le di demasiada importancia, parecía que quería suicidarse finalmente y mas teniendo en cuenta al vampirito toca cojones. Quería colarse por el alcantarillado hacia el palacio pasando primero por las mazmorras y así sorprenderlos y poder robar unos documentos. tan mal plan no era pero teniendo en cuenta que el que había planeado el ataque a la gente era bastante listo seguro que se esperaba una escaramuza como esa.
-Bueno chico, haz lo que te venga en gana, pero ten un poquito de cuidado que no voy a estar alli para protegerte y el tipejo ese no es demasiado amigable que digamos, Te deseo algo de suerte pero bueno tampoco es que vaya a seguirte.
Acto despues se coló por una de las alcantarillas para subir al palacio y me quede totalmente solo. toda la gente había ido y estaba lo suficientemente lejos de la entrada al desfiladero que los guardias no me disparaban. Era la perfecta oportunidad para saquear todo el lugar que ahora se encontraba sin seguridad y completamente vació. Pero aun tenia ganas de divertirme con otras cosas. Robar aquí seria demasiado sencillo y lo que de verdad proponía un reto era enfrentase a esos guardias subidos a los extremos del desfiladero. Comencé a andar lentamente hacia alli con las manos metidas en los bolsillos y con una gran calma, estaba totalmente seguro de mi mismo y sabia que no me iba a pasar nada. Cuando cruce esa delgada linea entre la zona segura y el acribilladero de balas todos esos guardias me apuntaron pero tardaron en disparar mas rato que con la plebe. Uno de ellos disparo su rifle y despues tres o cuatro le siguieron, pero ya lo tenia planeado, justo cuando escuche el ruido del rifle a mis lados forme una esfera de cristal que simplemente conseguía parar las balas y despues volver a lanzar las en la dirección desde las que fueron mandadas. Al ver esto el tipo que llevaba la metralleta comenzó a dispara contra mi fuertemente del todo rabieso intentando matarme y aunque el cristal se estaba rescrebajando por todos los impactos continué igual que siempre con las manos en los bolsillos y con un paso demasiado lento hasta que finalmente el cristal se rompió a causa de las balas.
Ya estaba demasiado cerca de ellos por lo que de un solo paso pude posicionarme detrás del tipo de la ametralladora y desenvainando mi katana en unos pocos segundos atacándole y volviéndole a envainar, cortándole así la cabeza de un corte limpio. Su cuerpo cayó inerte al suelo y solté una pequeña sonrisa mientras que miraba su compañero que estaba cerca de él. Parecía bastante asustado y en cuanto pudo se levanto y hecho a correr, pero ya era demasiado tarde, cree una pequeña lanza de cristal con mi mano y se la lance a gran velocidad clavandosela en el pecho y haciéndole morir. Los otros soldado que estaban ya bastante mas lejos salieron por patas en cuanto lo vieron. Me gire con una sonrisa y directamente me fui...ya había terminado por hoy en esta maldita isla...
-Tengo todo grabado, puede que aquel Conde de…¿las calzas pollunas? Es igual, pero aunque el vampiro haya derribado la torre de control aún es posible grabar con el de-den-mushi, cosa que algunos de mis secuaces han realizado. Todo está grabado, los disparos, las muertes pos estampidas… hay varias grabaciones hechas, cada uno se ha largado por un punto diferente y otra cinta de vídeo la llevo yo encima. La verdad está a salvo-
Lo dijo de una manera segura y convincente como si tuviese puestas todas sus esperanzas en esas grabaciones y subiese a la perfección que no iba a salir mal su plan. Él llevaba una de esas cintas de vídeo de las que hablaba por lo tanto también tendría que ir con cuidado pero parecía que ir con cuidado no eran exactamente sus intenciones. Volvió a hablarme esta vez detallandome el plan que de verdad tenia en mente para que la verdad; bueno, la verdad según él que a mi realmente todo esto me estaba dando ya demasiado igual; fuese descubierta por todo el mundo, continuo hablando pero ya no le di demasiada importancia, parecía que quería suicidarse finalmente y mas teniendo en cuenta al vampirito toca cojones. Quería colarse por el alcantarillado hacia el palacio pasando primero por las mazmorras y así sorprenderlos y poder robar unos documentos. tan mal plan no era pero teniendo en cuenta que el que había planeado el ataque a la gente era bastante listo seguro que se esperaba una escaramuza como esa.
-Bueno chico, haz lo que te venga en gana, pero ten un poquito de cuidado que no voy a estar alli para protegerte y el tipejo ese no es demasiado amigable que digamos, Te deseo algo de suerte pero bueno tampoco es que vaya a seguirte.
Acto despues se coló por una de las alcantarillas para subir al palacio y me quede totalmente solo. toda la gente había ido y estaba lo suficientemente lejos de la entrada al desfiladero que los guardias no me disparaban. Era la perfecta oportunidad para saquear todo el lugar que ahora se encontraba sin seguridad y completamente vació. Pero aun tenia ganas de divertirme con otras cosas. Robar aquí seria demasiado sencillo y lo que de verdad proponía un reto era enfrentase a esos guardias subidos a los extremos del desfiladero. Comencé a andar lentamente hacia alli con las manos metidas en los bolsillos y con una gran calma, estaba totalmente seguro de mi mismo y sabia que no me iba a pasar nada. Cuando cruce esa delgada linea entre la zona segura y el acribilladero de balas todos esos guardias me apuntaron pero tardaron en disparar mas rato que con la plebe. Uno de ellos disparo su rifle y despues tres o cuatro le siguieron, pero ya lo tenia planeado, justo cuando escuche el ruido del rifle a mis lados forme una esfera de cristal que simplemente conseguía parar las balas y despues volver a lanzar las en la dirección desde las que fueron mandadas. Al ver esto el tipo que llevaba la metralleta comenzó a dispara contra mi fuertemente del todo rabieso intentando matarme y aunque el cristal se estaba rescrebajando por todos los impactos continué igual que siempre con las manos en los bolsillos y con un paso demasiado lento hasta que finalmente el cristal se rompió a causa de las balas.
Ya estaba demasiado cerca de ellos por lo que de un solo paso pude posicionarme detrás del tipo de la ametralladora y desenvainando mi katana en unos pocos segundos atacándole y volviéndole a envainar, cortándole así la cabeza de un corte limpio. Su cuerpo cayó inerte al suelo y solté una pequeña sonrisa mientras que miraba su compañero que estaba cerca de él. Parecía bastante asustado y en cuanto pudo se levanto y hecho a correr, pero ya era demasiado tarde, cree una pequeña lanza de cristal con mi mano y se la lance a gran velocidad clavandosela en el pecho y haciéndole morir. Los otros soldado que estaban ya bastante mas lejos salieron por patas en cuanto lo vieron. Me gire con una sonrisa y directamente me fui...ya había terminado por hoy en esta maldita isla...
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Su protegido Karín frunció el ceño. No estaban para nada en una situación ventajosa, aquel vampiro sin duda alguna tenía ventaja en aquella zona tan oscura, pequeña, andrajosa y angosta, solo sería cuestión de tiempo que en alguno de sus ataques los matara sin piedad alguna. “Probablemente nos morderá y nos matará, y en el peor de los casos nos convertirá en una de esas bestias” pensó Hiren, mirando hacia ambos lados de forma nerviosa y poco controlada. Estaba en el matadero, como diablos se le había ocurrido meterse en un sitio donde un ser como ese tiene mayor superioridad que un humano. “De nuevo mis impulsos me han llevado a meterme en problemas”; había visto una oportunidad en los asesinatos de Derian para poner al pueblo contra el gobierno, sin duda era astuto incluso le infundía respeto y algo de admiración, no todo el mundo hubiera sido capaz de hacer retroceder a miles de personas y tramar un plan tan bien pensado como el suyo. Alejó sus pensamientos de la cabeza para concentrarse en el combate, “si soy lento me aniquilará, tengo que pensar alguna táctica” se dijo a sí mismo. Entonces una idea le vino a esa parte del cuerpo sujetada por los hombros, “hay dos pasillos que derivan de esta habitación, sin duda alguna debe haber alguna cocina en este castillo, si la encontramos es posible que haya ajos, sal y otros utensilios que hagan retroceder al vampiro” elucubraba Hiren.
-Lord Karin, estamos en una mala posición, aquí sin duda no podremos hacerle frente, ambos moriremos, yo me quedaré luchando contra él y usted debe sobrevivir y buscar la cocina para encontrar algún ingrediente que ahuyente al vampiro. Deberá ir por el pasillo a su izquierda, si el enemigo se lanza a por usted trataré de bloquearlo, es importante que uno de los dos escape- relató con inseguridad mientras observaba a su contrincante, resbalándole una lagrima de sudor frío por la frente. Con temblequeo sacó su espada de hoja afilada, regalo de su padre en tiempos anteriores. Se llenó de determinación y venció sus miedos, permitiéndose incluso mostrar una leve mueca a Derian, con el propósito de que iniciara el combate.
-Vamos allá vampiro, no hay honor en la derrota- y con furia adelantó el pie izquierdo, dejando toda su carga en la pierna izquierda e impulsándose con todas sus energías hacia el ser capaz de transformarse en murciélago. Mantuvo la mano derecha de la espada horizontal a él para después de ese ataque intentar apoyarse en la pared en el caso de que fuera esquivado y lanzarse nuevamente con un tajo en horizontal hacia su corazón. En la trayectoria hacia su enemigo observó que había varias antorchas en la pared, “quizás pueda valerme de alguna de ellas para atacarlo” y conforme lo pensó alargó la mano que le quedaba libre intentando agarrar una de ellas en su camino, “si lo consigo puedo quemarle la ropa, veremos qué tal le sienta eso”- concluyó finalmente Hiren antes de lanzar su esperanzado combo en pos de la victoria…
-Lord Karin, estamos en una mala posición, aquí sin duda no podremos hacerle frente, ambos moriremos, yo me quedaré luchando contra él y usted debe sobrevivir y buscar la cocina para encontrar algún ingrediente que ahuyente al vampiro. Deberá ir por el pasillo a su izquierda, si el enemigo se lanza a por usted trataré de bloquearlo, es importante que uno de los dos escape- relató con inseguridad mientras observaba a su contrincante, resbalándole una lagrima de sudor frío por la frente. Con temblequeo sacó su espada de hoja afilada, regalo de su padre en tiempos anteriores. Se llenó de determinación y venció sus miedos, permitiéndose incluso mostrar una leve mueca a Derian, con el propósito de que iniciara el combate.
-Vamos allá vampiro, no hay honor en la derrota- y con furia adelantó el pie izquierdo, dejando toda su carga en la pierna izquierda e impulsándose con todas sus energías hacia el ser capaz de transformarse en murciélago. Mantuvo la mano derecha de la espada horizontal a él para después de ese ataque intentar apoyarse en la pared en el caso de que fuera esquivado y lanzarse nuevamente con un tajo en horizontal hacia su corazón. En la trayectoria hacia su enemigo observó que había varias antorchas en la pared, “quizás pueda valerme de alguna de ellas para atacarlo” y conforme lo pensó alargó la mano que le quedaba libre intentando agarrar una de ellas en su camino, “si lo consigo puedo quemarle la ropa, veremos qué tal le sienta eso”- concluyó finalmente Hiren antes de lanzar su esperanzado combo en pos de la victoria…
Derian Markov
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Escuchó el plan de su enemigo con estoicismo y manteniendo una actitud impasible. Cuando Lord Karin se aprestó a dirigirse al pasillo, movió su espada colocándose en posición para golpear, pero inesperadamente ignoró al antiguo gobernante. Su mirada estaba centrada en el chico que tenía enfrente. Levantó el arma y apuntó con esta hacia adelante, en una pose de esgrima. Pese a que esa pose era propia de combate con estoque y un humano normal sería incapaz de mantenerla más de unos momentos por el peso de la enorme mano y media, para el aristócrata aquello pesaba poco más que un palo. Podía mantener esa pose todo el día.
- Adelante. Me da igual que intentéis jugar sucio. No os saldrá bien. No contra mi... vos, id si queréis a esa cocina. Os aseguro que no haré nada para impedíroslo.
Observó a su rival, su postura y sus gestos. Parecía que había asumido su derrota de antemano, y que tenía algo de miedo. Tenía opiniones contradictorias hacia él. Por un lado, su actitud lanzándose al combate con valor a pesar de saber que sería derrotado era propio de cazadores. Por otro, mostrar debilidad o inseguridad al oponente no era correcto. El ligero temblor de su arma le delataba.
- La valentía es propia de cazadores. Bien hecho. Sin embargo, un cazador no debe mostrar sus emociones en un combate si estas implican debilidad.
Su rival corrió hacia él. El vampiro notó un subidón de adrenalina ante el inminente derramamiento de sangre. Vio los movimientos del rival como a cámara lenta por un momento, escuchando su corazón bombear sangre y su pesada respiración. En medio de su ataque, observó un gesto extraño por parte del revolucionario y alerta saltó hacia atrás. Con un movimiento de la espada bloqueó la antorcha y la tiró hacia un lado. Esta cayó al suelo y se apagó.
- Eso ha sido un golpe sucio - dijo, clavando sus ojos en el revolucionario.
Su rival se abalanzó hacia él lanzándole un golpe directo. Con insultante facilidad gracias a sus sentidos y agilidad, se movió hacia un lado evadiéndolo con un elegante juego de pies (Técnica: Paso de Plata). Entonces Hiren se giró hacia él a una gran velocidad para ser humano y le lanzó una estocada. Derian interpuso su espada y las armas chocaron con un restallido metálico. El vampiro trató de desviarle el arma hacia lado al tiempo que deslizaba su hoja a lo largo de la de su enemigo, haciendo saltar chispas entre ambos aceros y lanzarle un golpe directo al torso.
Desafío del Esgrimista [AMF]
- Adelante. Me da igual que intentéis jugar sucio. No os saldrá bien. No contra mi... vos, id si queréis a esa cocina. Os aseguro que no haré nada para impedíroslo.
Observó a su rival, su postura y sus gestos. Parecía que había asumido su derrota de antemano, y que tenía algo de miedo. Tenía opiniones contradictorias hacia él. Por un lado, su actitud lanzándose al combate con valor a pesar de saber que sería derrotado era propio de cazadores. Por otro, mostrar debilidad o inseguridad al oponente no era correcto. El ligero temblor de su arma le delataba.
- La valentía es propia de cazadores. Bien hecho. Sin embargo, un cazador no debe mostrar sus emociones en un combate si estas implican debilidad.
Su rival corrió hacia él. El vampiro notó un subidón de adrenalina ante el inminente derramamiento de sangre. Vio los movimientos del rival como a cámara lenta por un momento, escuchando su corazón bombear sangre y su pesada respiración. En medio de su ataque, observó un gesto extraño por parte del revolucionario y alerta saltó hacia atrás. Con un movimiento de la espada bloqueó la antorcha y la tiró hacia un lado. Esta cayó al suelo y se apagó.
- Eso ha sido un golpe sucio - dijo, clavando sus ojos en el revolucionario.
Su rival se abalanzó hacia él lanzándole un golpe directo. Con insultante facilidad gracias a sus sentidos y agilidad, se movió hacia un lado evadiéndolo con un elegante juego de pies (Técnica: Paso de Plata). Entonces Hiren se giró hacia él a una gran velocidad para ser humano y le lanzó una estocada. Derian interpuso su espada y las armas chocaron con un restallido metálico. El vampiro trató de desviarle el arma hacia lado al tiempo que deslizaba su hoja a lo largo de la de su enemigo, haciendo saltar chispas entre ambos aceros y lanzarle un golpe directo al torso.
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Todo su ataque había resultado nulo, el contrincante era demasiado rápido y encima en un terreno desfavorable. Un devastador y certero golpe se dirigió hacia su torso, con un hábil movimiento de piernas Hiren intentó esquivarlo pero la estocada se dirigía a tal velocidad que cualquier esfuerzo fue inútil. Recibió el golpe de lleno en pleno estómago, que le hizo caerse de espaldas, con todo su peso en el suelo. Escupió sangre a gorgotones, se llevó la mano al estómago y vio como un chorro de sangre salía de su vientre.
“Estoy perdido” pensó, una herida de ese calibre lo condenaría a una muerte segura. Con las fuerzas que le quedaban se dio la vuelta, ayudándose de sus manos situándolas en el frio suelo y con un esfuerzo sobrehumano y un ligero espasmo consiguió erguirse a duras penas. Las fuerzas le flaquearon y su pierna le falló pero con gesto desafiante levantó su cabeza y comenzó a decir:
-Lord Karin siento no poder ayudarle más espero que consiga huir y avisar de lo que realmente está sucediendo aquí. En cuanto a ti, bestia, espero que estés contento de las vidas que gracias a ti han sido cortadas por la diosa de… pero las energías se le acabaron, provocándole un espasmo antes de caer fulminado. Hiren se encontraba boca arriba, con la vista borrosa, viendo como una mancha sonriente se le ponía delante, poco después, perdería la conciencia y con ello cualquier posibilidad de supervivencia…
“Estoy perdido” pensó, una herida de ese calibre lo condenaría a una muerte segura. Con las fuerzas que le quedaban se dio la vuelta, ayudándose de sus manos situándolas en el frio suelo y con un esfuerzo sobrehumano y un ligero espasmo consiguió erguirse a duras penas. Las fuerzas le flaquearon y su pierna le falló pero con gesto desafiante levantó su cabeza y comenzó a decir:
-Lord Karin siento no poder ayudarle más espero que consiga huir y avisar de lo que realmente está sucediendo aquí. En cuanto a ti, bestia, espero que estés contento de las vidas que gracias a ti han sido cortadas por la diosa de… pero las energías se le acabaron, provocándole un espasmo antes de caer fulminado. Hiren se encontraba boca arriba, con la vista borrosa, viendo como una mancha sonriente se le ponía delante, poco después, perdería la conciencia y con ello cualquier posibilidad de supervivencia…
Derian Markov
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Derian sacó su espada del cuerpo del humano con un elegante movimiento. La sacudió hacia un lado, echando la sangre sobre la pared y el suelo. Sacó un paño con manchones de sangre seca de entre sus ropas y se puso a secar su arma. No dedicó ni una sola mirada al caído. Sin una palabra, comenzó a caminar hacia el pasillo por el que se había marchado el noble, limpiando su acero. Podía ser silencioso cuando quería, pero le gustaba que su presa se sintiese acechada y acosada. Dejó que sus pisadas resonasen a lo largo del pasillo. En el fondo había una puerta abierta por la que asomaba voz. Derian podía escuchar claramente a alguien revolviendo cosas en el interior, apartando cajas y abriendo tarros. Debía ser ese tal Lord Karin, buscando ajo.
- Memento mori - susurró, como anunciando lo que iba a ocurrir a continuación.
Sus sentidos le permitieron percibir cómo la respiración del anciano hombre se aceleró al escucharle acercarse. Debió ponerse a buscar más frenéticamente, porque el ruido se acrecentó. A medida que se acercaba comenzó a percibir con claridad su pulso, y su corazón acelerándose. Su sed se despertó en él, y comenzó a plantearse seriamente devorar a aquel hombre. Le daba igual si le necesitaban en la isla para algo. Un cazador tomaba lo que deseaba sin pedir permiso a nadie. Con paso firme entró en la despensa, para encontrarse al anciano señor arrodillado rebuscando entre cajas. Este se giró al verle y se levantó, pálido y sudando, pero decidido a luchar sin cuartel. Desenvainó una espada ancha considerablemente más pequeña que la enorme mano y media del noble vampiro. Aceptando el desafío, Derian se guardó el pañuelo y colocó su arma en posición.
- Este será un duelo honroso, como el que ofrecí a vuestro compañero antes de matarlo. No emplearé ninguna estratagema ni truco sucio en honor a vuestra condición aristocrática. Este será un combate entre nobles - ya sabía de qué le sonaba el nombre de aquel hombre - Lord Karin de la isla Golden contra Lord Markov de Hallstat.
El anciano ex-gobernante abrió mucho los ojos ante la revelación. Parecía que le había reconocido.
- ¡Lord Derian Markov, el noble viajero! ¿Por qué, por qué alguien de tan noble linaje hace esto? ¿Y qué os ha pasado? ¡Conocí a vuestro padre y era humano, no un... un...!
Derian esbozó una sonrisa tétrica. No era una sonrisa alegre. La tenue luz de las antorchas hizo relucir sus colmillos y destellar su blanca melena.
- ¿Un vampiro? Minucias. Es el precio a pagar por la inmortalidad, Lord Karin. En guardia. Basta de cháchara sin sentido, milord.
Lord Karin cogió su espada con ambas manos y con un feroz grito de guerra se abalanzó sobre él. Veloz como un rayo, Derian interpuso su mano y media bloqueándole. El noble sudó y gruñó por el esfuerzo, incapaz de romper su guardia. El vampiro podía notar la gran fuerza que estaba ejerciendo, impresionante para un hombre de su edad por no hablar del tiempo que llevaba encerrado. Sin embargo Derian era muchísimo más poderoso. Con un simple movimiento de mano le desvió el arma. Imprimió tanta fuerza en el gesto que el hombre trastabilló. No le hubiese costado matarlo en ese mismo momento, pero no quiso aun. "Demasiado fácil." Lord Karin se levantó jadeando, empuñando su arma. Con un nuevo grito volvió a lanzarse sobre él, alzando su espada con ambos brazos. Con un brillo de decepción en la mirada, le atravesó el torso de parte a parte, armadura incluida. El hombre mostró una breve expresión de sorpresa y se le cayó el arma. Comenzó a desplomarse, pero Derian lo agarró por los hombros.
- Es hora de la cena - dijo en un tono de voz grave y profundo.
Y le hincó los colmillos en el cuello.
Treinta minutos después, Derian llegó al despacho del gobernador con Hiren a cuestas. Lo dejó caer sobre el suelo, manchándolo de sangre. El cobarde hombre, el oficial marine y un grupo de hombres lo miraban entre incrédulos y asustados.
- He aquí el responsable de que Lord Karin escapara, y uno de los agitadores que impulsaron la revuelta de hoy.
- Me encargaré de que sea encerrado, por descontado - dijo el oficial, recobrándose de la impresión.
Derian se dio la vuelta y comenzó a marcharse, cuando el gobernador de repente pareció salir de su estupor y salió corriendo tras el.
- ¡Espere Lord Markov! ¿Qué ha sido del fugitivo?
El vampiro se giró y le miró con frialdad.
- Dirigíos a mi con más respeto, escoria.
Abrió la ventana sin dirigirle ni una palabra más y saltó por esta. Al rato, una figura oscura atravesaba los aires por encima de la isla, hacia un barco que se alejaba de la misma.
- Memento mori - susurró, como anunciando lo que iba a ocurrir a continuación.
Sus sentidos le permitieron percibir cómo la respiración del anciano hombre se aceleró al escucharle acercarse. Debió ponerse a buscar más frenéticamente, porque el ruido se acrecentó. A medida que se acercaba comenzó a percibir con claridad su pulso, y su corazón acelerándose. Su sed se despertó en él, y comenzó a plantearse seriamente devorar a aquel hombre. Le daba igual si le necesitaban en la isla para algo. Un cazador tomaba lo que deseaba sin pedir permiso a nadie. Con paso firme entró en la despensa, para encontrarse al anciano señor arrodillado rebuscando entre cajas. Este se giró al verle y se levantó, pálido y sudando, pero decidido a luchar sin cuartel. Desenvainó una espada ancha considerablemente más pequeña que la enorme mano y media del noble vampiro. Aceptando el desafío, Derian se guardó el pañuelo y colocó su arma en posición.
- Este será un duelo honroso, como el que ofrecí a vuestro compañero antes de matarlo. No emplearé ninguna estratagema ni truco sucio en honor a vuestra condición aristocrática. Este será un combate entre nobles - ya sabía de qué le sonaba el nombre de aquel hombre - Lord Karin de la isla Golden contra Lord Markov de Hallstat.
El anciano ex-gobernante abrió mucho los ojos ante la revelación. Parecía que le había reconocido.
- ¡Lord Derian Markov, el noble viajero! ¿Por qué, por qué alguien de tan noble linaje hace esto? ¿Y qué os ha pasado? ¡Conocí a vuestro padre y era humano, no un... un...!
Derian esbozó una sonrisa tétrica. No era una sonrisa alegre. La tenue luz de las antorchas hizo relucir sus colmillos y destellar su blanca melena.
- ¿Un vampiro? Minucias. Es el precio a pagar por la inmortalidad, Lord Karin. En guardia. Basta de cháchara sin sentido, milord.
Lord Karin cogió su espada con ambas manos y con un feroz grito de guerra se abalanzó sobre él. Veloz como un rayo, Derian interpuso su mano y media bloqueándole. El noble sudó y gruñó por el esfuerzo, incapaz de romper su guardia. El vampiro podía notar la gran fuerza que estaba ejerciendo, impresionante para un hombre de su edad por no hablar del tiempo que llevaba encerrado. Sin embargo Derian era muchísimo más poderoso. Con un simple movimiento de mano le desvió el arma. Imprimió tanta fuerza en el gesto que el hombre trastabilló. No le hubiese costado matarlo en ese mismo momento, pero no quiso aun. "Demasiado fácil." Lord Karin se levantó jadeando, empuñando su arma. Con un nuevo grito volvió a lanzarse sobre él, alzando su espada con ambos brazos. Con un brillo de decepción en la mirada, le atravesó el torso de parte a parte, armadura incluida. El hombre mostró una breve expresión de sorpresa y se le cayó el arma. Comenzó a desplomarse, pero Derian lo agarró por los hombros.
- Es hora de la cena - dijo en un tono de voz grave y profundo.
Y le hincó los colmillos en el cuello.
...
Treinta minutos después, Derian llegó al despacho del gobernador con Hiren a cuestas. Lo dejó caer sobre el suelo, manchándolo de sangre. El cobarde hombre, el oficial marine y un grupo de hombres lo miraban entre incrédulos y asustados.
- He aquí el responsable de que Lord Karin escapara, y uno de los agitadores que impulsaron la revuelta de hoy.
- Me encargaré de que sea encerrado, por descontado - dijo el oficial, recobrándose de la impresión.
Derian se dio la vuelta y comenzó a marcharse, cuando el gobernador de repente pareció salir de su estupor y salió corriendo tras el.
- ¡Espere Lord Markov! ¿Qué ha sido del fugitivo?
El vampiro se giró y le miró con frialdad.
- Dirigíos a mi con más respeto, escoria.
Abrió la ventana sin dirigirle ni una palabra más y saltó por esta. Al rato, una figura oscura atravesaba los aires por encima de la isla, hacia un barco que se alejaba de la misma.
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