Krauser VS Lion D. Karl

Información de la isla: Es una isla con una elevada vegetación, importante historia y gran fauna. En ella destaca sus tres pueblos, sus montañas y la segunda isla próxima a ella.


Turnos: Krauser - Karl y así, sucesivamente.


Reglas:

-El reto seria a KO.

- Los daños no serían permanentes.

- Sin límite de tiempo para el combate.

- El ganador ganara 1500 de exp y el perdedor 800 de exp.

- En caso de empate ambos ganan 800 de exp.

- La victoria de decidirá por Bélico.

Una figura caminaba por un bosque de aquella isla. Se trataba de Krauser. El gran espada estaba hoy allí por un motivo bastante interesante. Una pelea, pero no una pelea cualquiera con cualquier estúpido debilucho. La pelea iba a realizarse con el líder de su flota y su teniente comandante Lion D.Karl. Un combate que no esperaba ganar pero claro tampoco sería derrotado en cinco minutos. Quería demostrarle a su superior mediante la pelea lo hábil que podía a llegar a ser. Ya era un sargento, pero no le bastaba, el gran espada no pararía hasta haber demostrado que tenia madera para el combate. No había oído mucho sobre las habilidades de Karl. Tan solo que su poder consistía en una fruta de quimera. Un poderoso ser mitológico de leyenda. Además sabía que su superior también era conocido como el hombre más fuerte del mundo por lo que era todo un reto. La cosa no acababa ahí, el teniente comandante también sabía sobre las habilidades de Krauser y seguramente estaría preparado. El objetivo de Krauser en esta batalla era emplear todos sus sentidos al máximo para poder tener alguna oportunidad. Su estilo de combate conocido como el asesinato silencioso debía ser empleado al máximo en esta ocasión. La opinión de Krauser era tener la máxima movilidad posible. Por ello esta vez iba sin camiseta y ya llevaba su enorme espada en la mano sin necesidad de cuerdas para atarla a su espalda. Sus pies se deslizaban silenciosos por el bosque hasta llegar a un pequeño claro de unos diez metros a la redonda.



Una vez había llegado clavó con fuerza su espada en el suelo a su lado y acto seguido se sentó guardando silencio. Sus ojos se cerraron y permaneció inmóvil esperando a escuchar cualquier ruido que le advirtiera de la presencia de su superior. El silencio invadió el lugar y una pequeña brisa sopló levantando algunas hojas que adornaron el claro. Ese era el sitio en el que había citado a su superior para el combate. Esperaba no pillarlo de muy mala leche ya que si este se empleaba al máximo desde el principio la cosa estaría bastante difícil de primeras. La única arma que el marine disponía para pelear era su enorme espada, también disponía de sus cualidades de asesino y de su fruta. Sumando esto tendría para dejar algún mal sabor de boca que otro a Karl. El enfrentamiento sería algo increíble, dos marines usuarios de la fruta del diablo peleando en un bosque. Pobre bosque, seguramente no saldría muy bien parado de aquel combate. Esa opción a Krauser le daba igual, no le importaba un mísero bosque. Desde que formaba parte de la brigada quería demostrar que era una de las piezas clave y no un simple peón. Aspiraba a ser una pieza de mayor valor, no exigía ser un rey pero aspiraba a algo así como un caballo. Una pieza con movimientos únicos y elegantes que se abriera paso por las filas enemigas pasando por encima de su adversario.


Unos pequeños pájaros piaron por la zona cruzando de un árbol a otro para traer unos gusanos a sus crías hambrientas. Krauser había llegado a aquella isla con un barco de la marina donde varios hombres esperaban en la orilla, anclados a que este regresase. No sabía si Karl usaría un barco para llegar a la isla o usaría un simple bote o cualquier otro método de transporte. Tras unos segundos se puso a pensar que no debía permitirse ningún error por lo que sacó de su bolsillo algo que no había usado hasta ahora. Su mango extensible de veinte centímetros más. Se levantó unos segundos y lo metió en el mango original de su espada clavada en el suelo. Tras aquello el mango era algo más largo y por ello tendría más alcance a la hora de dar sus tajos. Volvió a sentarse una vez lo había colocado y suspiro esta vez con sus ojos abiertos observando hacia la dirección de la playa para intentar al menos verle llegar, no quería que lo tomase por sorpresa as de repente. Unas nubes hacían acto de presencia, pero no de lluvia. Parecía que solo iban a nublar un poco para ocultar el sol y que el calor no diera en la isla. Algo que este agradeció pues no le gustaba mucho que hiciese calor.

El oficial avanzaba entre los árboles con actitud solemne. En lugar de su habitual vestimenta con la chaqueta de oficial, iba con una camisa blanca sencilla y unos pantalones negros. Su corpulencia quedaba patente con la fina y ajustada vestimenta. Además de eso, llevaba ya unos días sin afeitarse y en lugar de llevar su habitual barba bien recortada, era una barba espesa y completa que le cubría toda la mandíbula. Además el pelo también le había crecido, por lo que no llevaba su corte de pelo militar. En conjunto parecía más joven, pues su habitual "look" le hacía parecer muchos años mayor de los que era.

Caminaba entre los árboles en dirección al lugar indicado. Pretendía poner a prueba al prometedor Krauser. El sargento había demostrado en todas las misiones de la Brigada un gran coraje, inteligencia, resolución y sangre fría. Era un oficial en potencia, y Karl no tenía intención de desaprovechar ese potencial. En su misión en Baterilla muchos oficiales habían desaparecido, incluido su Primer Oficial Teravan Zallen. No tenían intención de dejar una plaza tan importante sin cubrir. De ahí que pretendiese poner a prueba a Krauser. Si este mostraba poderío y astucia (Las otras aptitudes de oficial, incluidas el sentido táctico y el carisma, ya las había demostrado en las misiones) lo ascendería. Iba pensando en todo esto cuando llegó al final borde del claro donde Krauser le esperaba, reposando sentado con un espadón clavado a su lado. Karl se puso de espaldas contra un árbol y le observó. Era consciente de que posiblemente ya sabía que estaba ahí. Las habilidades de Krauser como asesino no tenían parangón. Su oído era prodigioso.

- Nos encontramos de nuevo, Krauser. Iré al grano. Si me ganas o logras aguantar bastante, serás mi Primer Oficial. Pensarás que eso es imposible, y en efecto. Si usase toda mi fuerza te aniquilaría en un instante. Sin embargo, no emplearé todas mis capacidades. No usaré mi haki, mi fruta ni mis habilidades especiales. Emplearé únicamente artes marciales cuerpo a cuerpo y mi Kuro no Arm.

Extendió su brazo derecho. El tatuaje de su hombre de se brazo, oculto por la camisa, comenzó a extenderse. Todo su brazo se volvió de color negro. Entonces su antebrazo comenzó a alargarse y se transformó en una espada larga bastante ancha, aunque comparativamente mucho menos grande que el espadón de Krauser. Se puso firme y apuntó con su brazo espada hacia delante.

- Kuro no Arm, Ken. ¡En guardia!

Krauser seguía sentado tranquilamente. Karl había llegado hasta aquel lugar y había comenzado a hablarle. Al parecer el objetivo iba a ser un juego de aguante. Este sabía que no podría vencer a su superior pero este había dicho que no usaría sus habilidades especiales. Tampoco iba a usar el haki ni su habilidad de la fruta del diablo. La idea agradó por un lado al sargento. Por otro no tanto ya que quería que su superior usara todo su potencial aún sabiendo que si eso ocurría no duraría mucho. Sin embargo no iba a hacerle el feo a su jefe y asintió despacio tras sus palabras.

En ese momento Karl formó de su brazo una especie de espada con la cual ahora apuntaba hacia delante. Este por fin se levantó de su posición, de un simple movimiento de giro agarró con una mano el mango de su espada sacándola del suelo y mirando fijamente a su superior a los ojos. La expresión del marine era bastante fría pero a la vez se podía distinguir algo de emoción en ella. Con una media sonrisa que empleó después comenzó a hablar con su jefe en un tono bastante tranquilo para la situación y algo grave.

- Es hora de comenzar entonces. Pero esto no va a ser un simple juego de espadas y técnicas de lucha. Lion D. Karl, Esto va a ser como jugar con los ojos vendados. Es hora de despertar el terror de mi poder especial. Dejemos que nuestros sentidos hablen en lugar de nuestras palabras. Bienvenido a mi mundo, el mundo de un asesino. El mundo del gran espada, el terreno de caza del demonio de la niebla.

Colocó su mano libre sobre la superficie del suelo mientras no quitaba ojo de encima a su líder. De repente del suelo empezó a surgir una espesa niebla que empezó a extenderse a unos veinticinco metros a la redonda y a unos veinte metros de altura. Esta tenía un efecto que Krauser usaría en este combate. Hacía que sus rivales les pesase un poco el cuerpo al moverse por ella. Algo que a este no le afectaba, el problema era que alguien como su líder no iba a notar esa pequeña habilidad. Alguien con la fuerza sobrehumana de Karl notaria eso como llevar unos kilitos de nada de peso encima por lo que no serviría contra él. La figura de Krauser fue desapareciendo en la densa y espesa niebla hasta quedar cubierto por completo. Tras eso el marine dio con sus suelas unos sigilosos pasos alejándose unos tres metros de la posición donde estaba y esperando paciente el movimiento de su superior para que comenzara el infierno.

Karl observó al asesino desaparecer entre la niebla. Sus palabras le habían hecho estremecerse un poco, aunque no le habían inquietado. Era un estremecimiento de emoción que Karl trató de reprimir. No estaba en ese combate para aplastar enemigos y regocijarse en ello. Debía ser frío y racional para evitar partir a su subordinado a la mitad, ya que aunque Krauser era poderoso, la diferencia de nivel era evidente. Trató de mirar a su alrededor, pero la niebla era tan espesa que pronto no pudo distinguir nada excepto las tenues formas de los árboles más cercanos. Relajó su respiración lo máximo posible para evitar hacer ruido y cerró los ojos. No lograba distinguir nada fuera de lo común, así que tendría que pensar un plan.

- Bien jugado, Krauser. Esta técnica es formidable. Me has dejado sin forma de atacarte.

De esta manera pensaba hacer que su subordinado le localizase y fuese hacia él. Dio varios pasos hacia su izquierda sin molestarse por no hacer ruido pero sin que fuese evidente que lo hacía a propósito, tras lo cual tomó aire, contuvo la respiración y usando su sigilo se alejó unos de ahí y se agachó. Aguardaría en mitad de la niebla a que Krauser apareciese y le atacaría, empleando para ello tanto su oído como su vista, esperando ver al menos su silueta.

Kuro no Arm: Muchi

Su brazo derecho comenzó de nuevo a moldearse y a cambiar de forma. Se volvió mucho más largo y estrecho. Pudo verse al instante siguiente que se había convertido desde el codo en un largo látigo de color negro. "Que comience el juego" pensó.

La niebla ocultaba totalmente a los dos. Ninguno podía verse, solo dispondrían de sus sentidos y del ingenio para tratar de localizarse. La estrategia de Krauser no sería delatarse, sino poner al rival nervioso hasta que un movimiento lo delatase. El marine pensaba que si tuviera aquello conocido como Haki de color observación aquello seria muchísimo más fácil. Por desgracia no disponía de eso pero si de su experiencia en ese tipo de combate. Ambos eran altos y fornidos aunque Karl era bastante más musculoso. Por lo tanto las siluetas se verían de cerca. Ahora lo que este planeaba era hacer algún tipo de ruido que sirviera como cebo. Pero la cosa estaba difícil, en un bosque no había gran cosa y si se desplazaba en busca de una rama o piedra se arriesgaba muchísimo a ser pillado. Por su mente había pasado la idea de tirar la espada y usar solo sus dotes como asesino usando tan dolo su energía de corte. Pero luego pensó que unos cinco centímetros de energía cortante no harían nada con aquel brazo espada que había visto al comienzo.

Su única arma era su espada, Tras unos segundos le vino la idea perfecta. Cogió el mango extensible de su espada y lo desenroscó sin hacer apenas nada de ruido. Echó la mano hacia abajo y de repente lo lanzo hacia arriba con fuerza. Tras unos tres segundos el mando cayó a unos siete metros por delante de la posición de Krauser sin chocar por suerte con ningún árbol y provocando un poco de ruido en esa zona. El truco era muy simple pero en este tipo de batalla no podía hacer mucho así que fue lo que eligió por hacer. Agarraba con fuerza su espada manteniendo sus ojos abiertos en todo momento. Junto a Krauser había un pequeño árbol. El marine pasó el dedo por el filo de su espada provocándose un corte y tras esto usó la sangre de tinta para poner en dicho tronco. ``Jaque mate``. Con aquello no hizo nada de ruido ya que solo era deslizar el dedo por la corteza de un árbol de forma suave. Esto le llevo apenas cuatro segundos tras haber lanzado el mango pues había necesitado dos segundos para escribir cada palabra. Tras aquello se mantuvo quiero observando a siempre al frente y esperando poder escuchar algo tras el cebo del mango extensible de aquella espada.

Karl comenzó a impacientarse. No lograba detectar a su subordinado, y este no parecía estar dispuesto a hacer ningún ruido. Trató de relajarse y centrarse en permanecer quieto y en silencio, atento a cualquier error que pudiese cometer Krauser. al cabo de un rato escuchó un ruido a su derecha, un golpe contra el suelo. Se giró dispuesto a alargar su látigo contra ahí, pero se frenó. "¡Es una trampa! Demasiado fácil. Krauser es un experto en el asesinato silencioso, no haría tanto ruido sin ser una provocación antes de un ataque." En vez de eso, debía pensar cómo sacar ventaja de la trampa que le habían tendido. Alargó bastante su látigo haciéndolo más fino, y atacó en la dirección en la que había venido el ruido. El látigo restalló al golpear contra el suelo, lejos de Karl y cerca del sitio donde se había escuchado el sonido. Tras eso, recogió velozmente el látigo y lo transformó.

Kuro no Arm: Axe

Su brazo comenzó a moldearse de nuevo, adoptando esta vez la forma de un hacha. Comenzó a moverse lentamente entre la niebla, procurando no hacer ruido y sin una dirección clara. Ahora no tenía muy claro qué hacer. "Este es un juego letal. El primero de los que cometa un fallo posiblemente perderá." A pesar de no ser un duelo a muerte y de se sabía más fuerte que Krauser, no pudo evitar un subidón de adrenalina pensando en todas las implicaciones de aquella clase de combate. La sensación de peligro que solía notar en las batallas era adictiva para él, y en ese momento la notaba con más intensidad que la que recordase en hacía tiempo. Se permitió esbozar una sonrisa sanguinaria.

Tras haber lanzado su mango algo golpeo en aquella zona, pero el ruido había sido contra el suelo o eso al menos captaron los oídos del marine. Ya sabía que estaban muy alejados pues el mango cayó a unos siete metros. Sin pensárselo avanzó muy sigiloso hasta unos tres metros más adelante. Ahora tal vez estaban más cerca, era un juego muy peligroso pues en un mal movimiento uno de los dos iba a perder. La ventaja del poder de Krauser era que no importaba la fuerza de su rival, sin visión nada se podía hacer. Aunque si alguno tuviera visión térmica si que podría ver perfectamente, algo que Krauser empezó a pensar mientras seguía atento, unas lentillas o algo así para poder ver en la niebla. Sería el fin de cualquier enemigo atrapado en ella. Dejo esos pensamientos y siguió concentrándose en la pelea que allí estaba sucediendo.

Su jefe no tenía planeado Salir por lo que se veía y como había prometido no usar su fruta no podría quemar la zona. Karl era uno de los pocos que podría cargarse la zona llena de niebla fácilmente aunque no viese nada, pero había prometido no hacerlo y le estaba dando esa oportunidad a Krauser por lo que este no podía decepcionarle. Seguía quieto en aquel sitio hasta que decidió moverse un poco mas de forma sigilosa a la zona donde se había efectuado el ruido, sabía que su oponente no estaría allí pues no era tonto. Pero cuando llegó recogió muy despacio su mango, al lado había una extraña señal que se podía apreciar con mucha dificultad. Un golpe había dado en esa zona. Tras recoger el mango lo guardó en su bolsillo y se alejó un poco mas de aquella zona donde algo había golpeado. Karl estaba teniendo muy buena paciencia pero cuanto más rato pasaba más muerte había en el ambiente, cualquiera podría tener al otro detrás, delante, al lado. Todo podía ser en aquel combate. Krauser estaba ya hecho a esperar y no estaba muy nervioso que digamos, solo lo estaría en cuanto su líder lo descubriera pues tendría todo perdido.


- ``Parece ser que el primero que cometa un fallo perderá, no le defraudare señor``

Pensó este.

Karl observó en silencio la profunda niebla y avanzó en silencio hacia el lugar donde había golpeado el suelo. No distinguía ninguna silueta ni nada. Caminó sin rumbo, hasta pisar algo extraño y alargado. Se agachó con cuidado para verlo, y como la niebla era demasiado espesa para distinguir bien, lo cogió. Era el mago extensible de la espada de Drake. "Así que con esto hizo el ruido... me parece que me lo llevo." Tras cogerlo, siguió avanzando medio encorvado.

La tensión que sentía era palpable. Tenía el entrecejo fruncido y estaba realmente tenso. Comenzaba a impacientarse. Tenía la impresión de que caminaba en círculos y no lograba encontrar a su subordinado. "Esta tensión... me siento acechado. A pesar de que sé lo poderoso que soy, me siento en las manos de Krauser. Esta clase de combate es cuanto menos una experiencia desagradable." De repente vio una figura alta entre la niebla. Karl se agazapó y se preparó para saltar. Entonces se abalanzó sobre la misma golpeando con todas sus fuerzas con su brazo-hacha. El ataque se hundió en la madera, con un sonido sordo. "¡MIERDA! ¡Era un tronco!" Arrancó su brazo del mismo y miró a su alrededor, aterrado. Ahora solo le quedaba esperar a que su subordinado apareciese.

Aquello se alargaba bastante, todo parecía que iba a quedar en un empate pues ninguno cometía fallos. Dos marines adiestrados y perfectamente capacitados para estas situaciones. Si seguían así pronto caería la noche y eso sí que sería una buena perdición para los dos pues ya ni siquiera podrían ver el suelo. La niebla era tan espesa que se podía cortar con un cuchillo, la tensión se notaba en el ambiente y el Gran Espada solo caminaba de forma lenta por el sitio. Sus sentidos más alerta que nunca, un verdadero demonio era lo que se había metido en la brigada de Karl. Disponían de un hombre capaz de poner nervioso a cualquiera. Un simple movimiento era bastante excusa para ser partido en dos en aquel juego. La frustración de dos asesinos queriendo atacar y no pudiendo ninguno. Esperando el momento del despiste del contrario para finalizar, un mal paso, un suspiro muy alto, una respiración acelerada. Era bastante para acabar con todo.

Todo parecía ir bien hasta que un sonido llegó a los oídos del marine, tras él un sonido de corteza rompiéndose. Sus ojos se abrieron como platos, era el momento, sin pensárselo dio un paso sigiloso hacia delante una vez se había girado y pegó un enorme salto. En el aire era silencioso y no hacia ruidos, ya cayendo sobre la zona del golpe elevó su enorme espada hacia arriba con los dos brazos y mientras caía sobre donde debía estar el que había hecho el ruido lanzó un poderoso tajo desde arriba hacia abajo en diagonal. Este ataque iba con la idea de partir en dos a una persona por la zona del pecho y era difícil de esperarse pues era desde el aire.

- ``Te tengo``

Bajada del demonio (AF)

Karl escuchó veloces pasos entre la niebla avanzando hacia él. Se giró en aquella dirección, con la adrenalina subiéndole por momentos. Retransformó su brazo en una espada de nuevo, y se dispuso a golpear en la dirección en que venían los pasos. Sin embargo de repente dejaron de oírse. "Qué coj..." Un fuerte silbido en el aire le indicó que Krauser estaba sobre él. Levantó su Kuro no Arm para bloquearlo envolviéndolo en haki, pero el golpe fue más fuerte de lo que esperaba. Desvió su brazo y se le clavó con fuerza en el torso, no llegando a penetrar lo suficiente como para ser una herida mortal solo gracias a su haki.

- Es suficiente, Krauser. Me doy por vencido - dijo, con voz cansada.

Podía haber intentado continuar el combate, pero no quería. Su subordinado ya le había demostrado lo que él quería. Lo nombraría por descontado Primer Oficial. Era la clase de hombre que buscaba para la Brigada. Un oficial fuerte, astuto, inteligente y totalmente despiadado. La persona perfecta para ser su segundo al mando. Sonrió y se levantó, pues el golpe le había tirado al suelo. "Con semejante subordinado, llegaré a lo más alto. Seré imparable."