Lion D. Karl vs Ryu Sakata

Límite de tiempo : Sin fecha límite.

Escenario :  Marineford, isla inmensa donde se encuentra el Cuartel General de la Marina, se compone por un pueblo en toda la isla y lsede principal de La Marina. Aquí habitan los rangos más altos de la organización militar junto a sus familiares.



Turnos : Karl - Ryu - Karl...

Condiciones :
- Si gano, me llevo 2000 puntos de experiencia, dado que me saca bastantes niveles. Si pierdo, 1000.
- En caso de ganar, Ryu Sakata descenderá a Contraalmirante y Lion D. Karl adquirirá su puesto.
- El reto será a KO.  

Karl esperaba a que fuese la hora del combate en su despacho de Marineford. No solía pasar por allí, así que no había demasiadas cosas en la estancia. Tan sólo lo que había traído consigo de su barco y su equipo de viaje, además del mobiliario del lugar. Se crujió los nudillos, con un suspiro, y rebuscó entre sus cosas. Estaba decidiendo cómo iría en el combate y qué llevaría. Estaría bien dar ejemplo y ir de uniforme, pero siendo este un combate importante y especialmente difícil quería estar cómodo. Finalmente optó por su viejo equipo de artes marciales blanco y unas sandalias de madera. Por encima de los hombros se puso el chaleco de oficial sin meter los brazos por las mangas ni abrochárselo.

- ¿Qué debería usar...? - se preguntó.

No tardó mucho en decidirse. Decidió dejar su bo en el despacho y llevar su cajita de rumble balls. Además tenía algo que pensaba estrenar en aquel combate. Cogió los guantes de su orden que había recuperado de manos de Noa. Le serían extremadamente útiles en aquel combate. Los ató entre sí con un lazo y ató este a su cinturón, de tal manera que le quedasen colgando de este pero no le estorbasen demasiado. Esbozó una leve sonrisa, complacido, y miró el reloj en la pared. Ya casi era hora. Salió del lugar y bajó rápidamente por las escaleras del edificio.

Llegó corriendo al "coliseo". Era una pequeña arena que habían construido hacía unos años, y allí se celebraban los eventos oficiales de la Marina. No hacía ni unos días que había contemplado allí mismo el impresionante combate de su hijo contra Jin Surfer, el usuario de la logia de fuego. En aquel momento el lugar no estaba ni la mitad de abarrotado. De hecho parecía casi desierto. Entró por el acceso de los combatientes y se dirigió a la antesala de la arena. Unos encargados del lugar le ofrecieron calentar contra unos muñecos de entrenamiento y unas viandas pre-combate, pero Karl las rechazó con cortesía pero al tiempo un tanto seco. No quería demorar más aquel evento. "Hoy se decidirá mi destino en la Marina. Si logro vencer a este Vicealmirante ascenderé considerablemente, y mis objetivos estarán aun más cerca." Había oído hablar mucho de su rival, Ryu Sakata. Era un luchador como él, y peleaba con guanteletes por lo que había oído. Le apodaban el Dragón Rojo. "El Dragón contra la Quimera. Interesante. Sin embargo yo soy una quimera de verdad."

Avanzó junto con un recluta que llevaba las llaves de la puerta hacia el acceso a la arena. El lugar que llevaba al sitio era un túnel largo de piedra acabado en un arco. Tenían que caminar uno detrás de otro para caber en el sitio, y Karl casi tocaba el techo. Sus pisadas hacían eco en el lugar. El marine sintió cómo un escalofrío recorría su espalda y se replanteó si hacía lo correcto. "Ascendiendo por medios normales aun pueden pasar años antes de que llegue a Vicealmirante. No quiero esperar tanto. Mejor dicho, no puedo." Aunque perdiese, sabía que había merecido la pena. Y siempre podía entrenarse y volver a intentarlo en un futuro. Mientras pensaba en estas cosas, el recluta interrumpió sus divagaciones diciendo:

- Capitán, ya estamos.

Karl se dio cuenta de que había estado siguiendo al hombre sin fijarse en si llegaban o no, y que se había parado al tiempo que él por inercia sin darse cuenta de que lo había hecho porque ya estaban. El hombre abrió la puerta con sus llaves y se apartó para dejarle pasar. Sin dedicarle ni una mirada más, cruzó la puerta y se adentró en la arena. El lugar estaba bastante silencioso, y había más bien poca gente en las gradas. Unos cuantos marines curiosos, gente de su tripulación y en la tribuna presidencial el Almirante Hiroki. Este arqueó una ceja al ver entrar a Karl y lo miró con curiosidad. Le devolvió la mirada con estoicismo, y tras unos momentos la desvió y miró al frente. Su rival aun no había llegado.

- Tendré que esperarle pues, aunque odio esta clase de esperas - murmuró.

Se dirigió hacia el centro de la plaza y comenzó a estirar sin quitarse aun la chaqueta. Debía darlo todo en ese combate para sorprender a sus superiores y que decidiesen que era apto para el puesto. Aunque no lo reconocería, estaba inquieto, algo que no solía ocurrirle antes de un combate. "Tranquilo" se dijo a sí mismo "estás preparado para esto." Terminó de estirar y decidió que se quedaría más tranquilo si iba preparándose, por si su rival decidía comenzar su ataque nada más comenzar. Se quitó el parche dejando a la vista un ojo de color rojo sin párpado. La piel de alrededor estaba ennegrecida y quemada. Era su ojo cyborg. Con él podía reconocer a los que estaban en búsqueda y captura, activar un modo de visión térmica y analizar el estilo de lucha de su oponente. Tenerlo activo le tranquilizaba, no sólo por estas capacidades si no porque pasaba a tener el campo de visión de una persona normal, y no el de una tuerta como él.

El dragón estaba que echaba fuego. ¡Un novato desafiándolo! Aquello era motivo de guerra, una razón para destruir a aquel ingrato hombre que a penas llevaba un par de años en la Marina. Era un buen luchador, había estudiado su trayectoria, como hacía con muchos otros, pero ni de lejos merecía aquel título que ostentaba. "Mejor luchador de los siete mares", pensó con amargura. "Yo soy el mejor luchador de los siete mares". Ryu Sakata era un hombre obsesionado con mejorar su técnica, alcanzar más poder, y llevar la justicia al mundo. No veía de ley que un simple capitán tratara de robarle el puesto. Pero ya le enseñaría él qué era bueno.

-Estás tardando, Karl. No me gusta esperar...

Estaba sentado en la primera fila del coliseo, aquel donde se desarrollaba el torneo para yonkaikyos. Dentro de poco serían las semifinales, y esperaba poder ver a los competidores resbalar sobre los sesos de Lion D. Karl. En cierto modo le daba lástima, mientras analizaba cada centímetro de la arena para aprovechar mejor el terreno. Era totalmente liso, y no había nada a su alcance que pudiera arrancar para destruir la cabeza de aquel insensato. Sin embargo podría reventar el suelo... Y tratar de hacer algo útil con los restos. Mientras pensaba en aquello se abrió la gran puerta, y su adversario de aquel día  entraba por ella. Llevaba la chaqueta típica de oficial marine, pero con unas absurdas mallas blancas. ¿Aquel hombre había llegado a Capitán? Era más propio de un bailarín que de un luchador. Lo enfadaba aquella falta de respeto, y pronto aquel tipo iba a saber qué pasaba cuando alguien cuando enfada a Ryu Sakata. Había bregado mucho durante muchos años para llegar a aquel puesto, y no se lo iban a robar. De eso se encargaría.

-Tú, novato- Le dijo desde las alturas-. Nadie hace esperar al dragón. ¡Serás cenizas!

Dicho aquello se puso sobre la barandilla, preparado para saltar. Aquello funcionaría. Debía funcionar. Agarró sus guantes, que llevaba al cuello, y se quitó la chaqueta de marine que cubría un pantalón gris y una sudadera roja. Se colocó sus armas, dispuesto a machacar a aquel mequetrefe de ojo quemado. "Ey, mirad aquí, un pirata de pacotilla me ha quitado el ojo", pensó de forma burlona respecto a aquel tipo. Estaba a unos tres metros sobre la cabeza del capitán, y eso le daba una ventaja sobre él abrumadora. Flexionó las piernas, listo para saltar al combate. Aquello destruiría a aquel osado. Saltó sobre él, y lanzó un duro castigo a su oponente, tratando de arrearle un severo golpe, y luego explotarle en la cara. sólo era cuestión de atizarle bien.

Kamikace Jump+Master Explouder [AF]

Karl se incorporó y se crujió los nudillos, dispuesto a todo. Respiró una bocanada de aire, y apretó los puños mientras una sonrisa salvaje asomaba a su rostro. Se sentía totalmente preparado. De repente escuchó una voz que venía de las alturas a su espalda. Una voz potente y grave que retumbó por el coliseo, en respuesta a lo cual Karl se giró. Ryu Sakata estaba en lo alto, en las gradas. Era un hombre alto y corpulento con una sudadera roja, pantalones grises y guanteletes de acero. Con un grito de desafió, saltó desde los los aires hacia él. El capitán activó su Kuro no Arm. Al instante un manchón negro se extendió por su brazo derecho, volviéndolo al completo de ese color. Entonces comenzó a mutar y moldearse, transformándose en un escudo negro de cuerpo completo. Envolviéndolo en haki armadura, Karl lo interpuso entre él y Ryu mientras analizaba sus movimientos con su ojo cyborg. En la interfaz del mismo apareció un pequeño texto. "INICIANDO PROGRAMA DE ANÁLISIS DE COMBATE. REGISTRANDO MOVIMIENTOS." Cuando el puño del vicealmirante descendió sobre él, interpuso su escudo al tiempo que activaba su Primer Camino.

- ¡Saisho no Hoho: Kettei!

La musculatura de Karl aumentó enormemente de golpe, mientras sus músculos se tensaban y expandían. Creció varios centímetros por el aumento, y su ropa pasó de quedarle holgada a bastante ajustada. Sin embargo, ni con esto fue suficiente. El poderoso golpe hizo que el marine retrocediese un paso. Tras eso, Ryu comenzó a brillar y una poderosa onda expansiva de energía impactó a Karl en el escudo, que salió volando. Recorrió todo el estadio a toda velocidad. "¡Maldita sea! ¡Qué fuerza más monstruosa!" Sabiendo que iba a golpearse contra el muro de detrás, envolvió su brazo izquierdo en haki. Este se volvió de color negro metálico, y dio un golpe hacia detrás, impactando en el muro y frenando su vuelo. El muro se agrietó y resquebrajó, despedazándose y cayendo cachos de piedra del mismo por la zona. Los brazos de Karl humeaban. Este destransformó su brazo derecho, haciendo que volviese a ser normal. Lo tenía enrojecido y lleno de quemaduras, mientras que en izquierdo tenía el dedo meñique y el anular dislocados. "Debo tener más cuidado de ahora en adelante. Su fuerza es absurda, y si no hubiese activado tanto el haki como el Primer Camino, me hubiese destrozado ambos brazos frenando eso. Supongo que las modificaciones que Kautsmann me hizo en los brazo también han ayudado." Le miró, entrecerrando los ojos, y se agarró los dedos. Tiró de ellos con fuerza y los recolocó en el sitio, aguantando el dolor. Ya había tenido lesiones así en muchas otras ocasiones, así que no era algo a lo que no estuviese acostumbrado. Con la cabeza semiagachada, de tal manera que una leve sombra cubría sus ojos, se incorporó alto como era. Se arrancó la chaqueta de capitán y la tiró a un lado. Tras eso se arrancó la parte superior de su uniforme de artes marciales, mostrando una impresionante musculatura y un torso lleno de cientos de cicatrices de cortes, puñaladas y quemaduras. Además de eso, tenía un tatuaje de una quimera en el pecho deformado por las marcas de viejas heridas, y otro en el hombro derecho de una estrella negra de cuatro puntas.

- Así que novato... - se crujió el cuello, moviendo la cabeza hacia los lados - ¿Sabes por qué te escogí a ti, Sakata? Porque eres la clase de marine que considero que no debería ocupar tu cargo. Te he investigado y he leído tu historial. No hay nada en especial. ¿Acaso has sufrido algo por la causa? Yo he visto morir a mis dos mejores amigos a manos de criminales. Perdí mi ojo en una pelea con el fundador de Sons of Anarchy y pasé cinco meses en coma tras la pelea con otro criminal - levantó la cabeza, mirándole directamente a los ojos con ira - ¿Dragón? Yo no veo más que a una pobre lagartija que ha trepado por la escalera a base de insistencia. Tú no has visto lo que yo.

El rostro de Karl era una máscara de ira. El aire comenzó a vibrar, y un aura de energía de colores anaranjados, rojizos y amarillos comenzó a brotar de él. Adoptó forma de llamarada y lo envolvió totalmente. Se desenganchó los guanteletes del cinto y se los colocó en las manos. Sus guanteletes multiplicaban su fuerza total por cuatro. Eso, junto a su Primer Camino, el aura de su Flaming Mode y su ya de por sí prodigiosa fuerza lo convertían en un auténtico monstruo. "Y ahora vamos a ponernos serios." Se metió la mano en el bolsillo y sacó una cajita metálica. Abrió ligeramente la tapa y dejó caer su contenido en su mano. Era una bola de color amarillo, una rumble ball. Karl la lanzó por los aires y la atrapó con la boca, mordiéndola. Al instante su cuerpo comenzó a cambiar. Comenzó a crecer enormemente, mientras una mata de pelo espeso y grueso le salía por todos lados. Los rasgos de su cara se hicieron felino y se le cubrió de pelo, mientras su cabellera se convertía en una melena de león. Dos poderosos cuernos de cabra le salieron de la cabeza, mientras sus piernas se convertían en patas de cabra. Pasó a medir tres metros de altura, y del bajo de la espalda le brotó una poderosa cola de serpiente de dos metros y medio de largo. Conservaba los guanteletes, que habían crecido de tamaño para adaptarse a la nueva talla de sus manos, y el aura de energía seguían rodeándole. Dio un poderoso rugido, y dijo con voz grave y ronca:

- ¡Prepárate para sufrir el poder de la Quimera, dragón! ¡Master Sokudan, Super Burning Shadow!

Comenzó a aparecer y desaparecer a gran velocidad en dirección a Ryu, zigzagueando. Cuando estaba a algo menos de tres metros de él, dio un salto en el aire y comenzó a levitar usando su Movimiento Aéreo. Preparó ambos brazos y comenzó a dar una lluvia de puñetazos al aire. Este vibró y se onduló, y una lluvia de ondas de choque envueltas en energía salió disparada hacia el suelo, y hacia Ryu. Por cada puñetazo, había un breve sonido como de una detonación. Pero esto era sólo una distracción. Tras lanzar un par de ráfagas, se desplazó velozmente tratando se situarse a su espalda, y se lanzó hacia él envolviendo su brazo derecho en haki armadura para darle un buen puñetazo.

Advanced Sokudan: Hyper Blast + Original Iron Fist [AMF] [Haki Armadura nvl. 2]

El salto había dado resultado. La quimera retrocedió, golpeada por la colosal fuerza del dragón. Pero aquello no era todo. La energía comenzó a manar del cuerpo de Ryu, provocando que una luz blanca manara de él, y se lanzara en todas direcciones. Él mismo se hundió en el suelo mientras los tablones del suelo más cercanos saltaban por los aires a causa de la explosión. Uno de esos tablones se llamaba Lion D. Karl. Salió despedido como el viento hasta la pared del fondo, envuelto en un aura negra sus dos brazos, uno de ellos un color negro metálico que el dragón reconocía muy bien. "¿La quimera necesita Haki? Qué decepción...", pensó para sí el vice-almirante, mientras el capitán se lamía las heridas. Un brazo quemado, y por el gesto que hizo a continuación, un par de dedos descolocados. "Hay que reconocer que es resistente. No recuerdo un combate que durara tanto". Tras aquello, se incorporó, con la cabeza gacha, de tal forma que sus ojos quedaban ocultos bajo una negra sombra, y lanzó su chaqueta de oficial a un lado. Era un insulto tirar aquella chaqueta al suelo, en medio de un combate. Era como declarar que buscaba el título por vanidad, y no por el bien de la marina. No podía permitirle que accediera. Era su deber, era su derecho, era su honor. Con el honor del dragón no se jugaba, y ya estaba ciego de ira cuando aquel mequetrefe comenzó a hablar, con tono sombrío.

- Así que novato... - Hizo una pausa para crujirse el cuello - ¿Sabes por qué te escogí a ti, Sakata? Porque eres la clase de marine que considero que no debería ocupar tu cargo. Te he investigado y he leído tu historial. No hay nada en especial. ¿Acaso has sufrido algo por la causa? Yo he visto morir a mis dos mejores amigos a manos de criminales. Perdí mi ojo en una pelea con el fundador de Sons of Anarchy y pasé cinco meses en coma tras la pelea con otro criminal - levantó la cabeza, y dejó ver un rostro ardiente, consumido por la ira- ¿Dragón? Yo no veo más que a una pobre lagartija que ha trepado por la escalera a base de insistencia. Tú no has visto lo que yo.

La quimera comenzó a desprender un aura de colores, mientras el dragón observaba la escena impertérrito. No iba a asustarlo con aquellas palabras, él era un gran vice-almirante, y Karl era sólo un gran... grano en el culo. El capitán metió la mano en el bolsillo, y sacó algo que asemejaba una caja de grajeas. Ryu se imaginaba lo que era, aunque no daba crédito a que alguien pudiera estar enfadado suficientemente para tomarse aquellas píldoras malolientes para abrir un combate. Deshonraban lo que en sí ya era una deshonra. Las Akuma no mi eran para débiles, gente que no podía defenderse por sí misma y que necesitaban un poder ancestral para triunfar. Él era vice-almirante, y jamás probó una fruta del diablo. Probó carne de demonios, y mutiló delincuentes. Arrancó brazos y amputó piernas, y lo hizo con sus manos. Él era el dragón, el hombre más fuerte de la marina. El verdadero héroe.

Mordió la píldora y su cuerpo mutó salvajemente. El hombre dio paso a la bestia, y el infierno iba detrás. Su estatura, ya grande por sí sola, alcanzó los tres metros y medio. Su cuerpo, ya musculoso como era, se convirtió en una aberración, y el pelo que cubría su rostro creció hasta conformar una melena de león, y dos grandes cuernos caprinos se instalaron en su cráneo. era una quimera, y una cola de serpiente nació para acompañar a su cabeza de león. Apoyado sobre las pezuñas, rugió con tono amenazante y fijó su mirada de fuego en él.

- ¡Prepárate para sufrir el poder de la Quimera, dragón! ¡Master Sokudan, Super Burning Shadow!

Casi ni lo vio moverse, pero muy pronto una lluvia de ondas cayó sobre él, enfocadas desde la quimera que volaba tras ellas. Cargó su cuerpo de haki armadura, y mientras el negror se extendía por los brazos partía cada onda que se acercaba a él. A penas recibía daño, y alguna onda menor que llegaba a impactar a penas lo empujaba hacia atrás levemente. Iba a lanzarse contra su oponente, cuando había desaparecido. "¿Dónde estás, gatito? La lagartija sólo quiere aplastarte". Movió su cabeza a ambos lados, y pudo divisar una sombra moverse a su espalda, pero no fue lo suficientemente veloz como para atraparla. Un potente puñetazo en la espalda le llegó, y lo resistió, sin a penas moverse. El haki armadura que cubría su cuerpo por completo lo había librado de un golpe potencialmente mortal. Sonrió, de forma sádica, pensando en cómo iba a comerse los restos de Karl. Se dio la vuelta, lentamente, pensando encontrar a su rival de frente.

No podía perder, y tenía que rematarlo antes de que fuese demasiado tarde. Una quimera era letal si conseguía alargar el combate lo suficiente. No podía permitirlo. Mientras giraba, vio en el suelo una tabla que estaba casi entera. Se agachó y descubrió que pesaba bastante. Tal vez le sirviera para dar un buen golpe. La agarró con ambas manos, y terminó de girar. Si el hombre mitológico estaba tras él, recibiría todo el poder de un campeón de madera. terminó de girar rápidamente, impulsando el tablón con él, y lanzándolo hacia donde segundos antes sabía que estaba su oponente. Tras aquello usó su técnica más famosa, dirigida al vientre del monstruo, destinado a atizarle envuelto en haki armadura.

Tablazo de madera+Double Strike [AMF], Haki armadura [lvl2].

Tras aquello, dio un salto a su espalda para protegerse de un posible contraataque. La espalda comenzó a dolerle, y sintió como un par de costillas hacían "Crack", y su respiración se entrecortaba ligeramente. El golpe de la quimera había dañado seriamente su espalda, a pesar del haki, y el esfuerzo físico de golpearlo había terminado de romper su curtido costillar. "Bien jugado, quimera, bien jugado". Aquel estaba siendo un combate interesante.

Su puño se encontró con una fuerte resistencia. Era como si acabase de golpear un muro de titanio. "Haki armadura, y de un nivel avanzado... desde luego no es Vicealmirante por nada." Ryu se giró hacia él agachándose para agarrar algo, ¿una tabla de madera? ¿Cómo había ido a parar a allí? Algo extrañado pero sin reflejarlo en su expresión, se preparó para defenderse retrocediendo un paso y colocándose en una guardia defensiva del Sokudan. Al ver el tablón yendo hacia él, envolvió su puño derecho en haki armadura y reventó el madero de un golpe. Pero ese no era el auténtico golpe. Ryu preparó su puño enguantado para lanzarle un gancho, y Karl supo que era hora de utilizar "aquello". Concentró su haki armadura en su torso mientras extendía y flexionaba las piernas. Entonces tensó y apretó los músculos de su tronco, haciendo fuerza con ellos. De esta manera protegía sus órganos, huesos y puntos vitales formando una "armadura" reforzada con haki con sus músculos.

- Busoshoku Haki, ¡Muscular Armor!

Mientras el puñetazo avanzaba hacia su estómago, su ojo cyborg detectó algo extraño. Karl se alarmó, sabiendo demasiado tarde que no era un puñetazo normal y corriente. Pero ya no podía hacer nada a parte de recibir el golpe. El impactó resonó con fuerza, con un ruido sordo. Los pies de Karl derraparon unos centímetros hacia atrás por la fuerza del choque, mientras el marine notaba un intenso dolor en el abdomen que le hizo doblarse sobre sí mismo. Vomitó un poco de bilis y respiró hondo varias veces. Con el pelaje de la cara manchada y una expresión de ira, se incorporó jadeando. Se limpió la comisura de los labios con la mano derecha. Lo había visto. Su ojo cyborg había captado el movimiento. Gruñó y dijo con voz grave y animalesca:

- Sé en qué consiste tu técnica. Parece un único puñetazo, pero en realidad das dos a gran velocidad. ¿Eso es todo? Esperaba más del Dragón.

No se le había escapado a su atención un ruido de huesos rompiéndose cuando su rival había retrocedido. Usaría eso en su favor. Si podía forzarle a realizar movimientos bruscos, su lesión le entorpecería y Karl lo tendría más fácil para derrotarle. Y si a esa lesión le sumaba veneno de Quimera... tendría una victoria fácil. "Da igual lo poderoso que sea un enemigo. Mi veneno es mi carta del triunfo." Los músculos del enorme hombre quimera comenzaron a disminuir de tamaño mientras Karl desactivaba su Primer Camino. Tenía un tiempo límite de uso de aquella técnica, y además le cansaba demasiado. Debía reservarla para más adelante, cuando su enemigo estuviese en las últimas. Así lo remataría.

- Y ahora prepárate para ver una Quimera de verdad.

Rumble balls - Acecho Ponzoñoso

Aprovechando que las rumbles balls aun estaban activas, cambió de forma. Se encorvó y puso a cuatro patas, mientras su cuerpo se alargaba y hacía más estilizado y ágil. La ropa y los guanteletes desaparecieron, mientras sus brazo se convertían en patas delanteras, delgadas pero definidas. Las manos se le convirtieron en poderosas zarpas de reptil. A su cabeza le desaparecieron los cuernos y se transformó totalmente en una cabeza de león. Además, al lado de esta brotó una cabeza de cabra. De sus hombros salieron dos poderosos cuernos, y la cola de reptil creció de tamaño enormemente. De la punta brotó una cabeza de ofidio repleta de enormes y afilados dientes. Por último, sus patas traseras se hicieron totalmente de cabra. La bestia rugió con tres voces diferentes y centró sus seis ojos en Ryu. El ojo izquierdo del león seguía siendo rojo.

- ¡ROAAAARGH!

Con una agilidad felina, la bestia cargó contra Ryu con los cuernos por delante. A pesar de que era bastante grande, la bestia era veloz y sus movimientos sorprendentemente diestros y coordinados. Cuando estaba a punto de cargar sobre el Vicealmirante, dio un brusco quiebro y pasó a su derecha, derrapando para girarse en el trayecto y quedar situada a su espalda. Con una velocidad propia de las serpientes, la cabeza de reptil trató de lanzarle un rápido mordisco al brazo izquierdo tras el cual retiraría rápidamente la cabeza. Un picotazo casi inofensivo, que en realidad iba cargado de letal veneno de Quimera. Tras esto, Karl saltaría sobre el Vicealmirante intentando clavarle las garras en la espalda y de morderle ambos hombros a la vez con sus cabezas delanteras. En aquella forma, tanto sus garras como todas sus cabezas tenían veneno. "El veneno de la Quimera es de los más peligrosos entre las zoans." Era mortal en un 70% de los casos, y causaba inicialmente mareos y dificultades para enfocar la vista, y al cabo de pocos minutos (combatiendo mucho menos tiempo al esparcirse el veneno rápidamente por la sangre) visión borrosa, náuseas, vómitos y dificultades para respirar. Finalmente si el afectado no tenía suerte y su cuerpo no era capaz de combatir las toxinas, las dificultades para respirar se convertían en asfixia y moría por no ser capaz de respirar. Era de tratamiento fácil, pero de acción muy rápida. Y Karl esperaba contar con la ventaja de que su rival tendría que girarse para tratar de reaccionar, con lo que su lesión le resultaría un impedimento para actuar a tiempo. Además de esto, pensaba emplear haki tanto en el picotazo como en el ataque posterior.

Acecho de la Quimera [AF] [Haki Armadura nvl. 2]

El dolor de la espalda era punzante, pero podía resistirlo. Había tenido heridas mucho peores en el pasado, y había aprendido a tolerarlas. Sería difícil curarla, pues no era médico, pero todos sabían que un buen golpe en la espalda era la solución más estúpida y eficaz para recolocar huesos en su sitio. Aquello le saldría caro a largo plazo, pero seguramente le valdría para aguantar parte del combate. Tal vez algo más de lo que aguantaría Karl. Examinó a su enemigo, que parecía tener ganas de ir al baño, por su expresión. Estaba flexionado, con cada músculo tenso, y cara de dolor. Parecía que el golpe había surtido efecto, y la quimera se dolía mientras limpiaba lo que fuera que le manchó esa dantesca cara. "¿Eras una quimera? Pareces un gatito", pensó para sí mientras aquel ser respiraba hondo para recuperar el aliento. Parecía que había dado un buen golpe.

- Sé en qué consiste tu técnica. Parece un único puñetazo, pero en realidad das dos a gran velocidad. ¿Eso es todo? Esperaba más del Dragón.

Aquella frase ya no le importaba. No podía ofenderlo más de lo que ya estaba, enfadado y con ganas de matar. Era un marine de alto rango, el hombre que hacía cumplir la justicia del puño, él era la justicia. Él era la Marina, y cualquier cosa que atentara contra él era un delito. Un novato no podía derrotarlo, no lo iba a consentir. Miró a los lados, buscando algo que poder utilizar en su favor, algo que el Capitán no esperara, pero sólo encontró pared lisa y la puerta de entrada a la sección de mantenimiento. Allí sólo había columnas de hormigón que sostenían la estructura de las gradas, un par de escaleras de mano que subían hasta ellas, y mucho hierro y metal, algunas armas viejas. Acostumbraba a pasar mucho tiempo explorando e investigando cada porción de terreno, cada sección del lugar, cada palmo de aquella arena, y más cuando se enteró de que el imbécil aquel lo retaba. Iba a llevarse muchas sorpresas aquel indeseable.

- ¡Muy bien!¡Has descubierto mi técnica! Así podrás intentar esquivarla la próxima vez- Hizo una pausa, y continuó con una voz fría-. Me esperaba que la quimera no necesitara acudir a esas bolitas de colores para hacerme frente.

Aún había algún que otro tablón tirado por el suelo, más allá del que Karl había hecho astillas de un golpe, pero en aquel momento no le servían de nada. El capitán peludo comenzó a mutar. Aquello no le gustaba, y lo que le decía su haki eran muy malas noticias. Sin duda aquella puerta sí que le sería útil. No se quedó a mirar la transformación de la bestia, pues tenía más urgencia por salvar su pellejo. Como casi todo el mundo, sabía que las rumbles tenían un tiempo límite de uso, y que cuando aquel mitlógico desgraciado terminara con aquello, caería rendido a sus pies; lo único que necesitaba hacer era ocultarse hasta que se le agotaran las energías. Salió corriendo con todas sus energías, resistiendo el dolor. Ya se lamentaría de ello cuando estuviera guarnecido. Llegó a la puerta al momento que aquella bestia rugía y se lanzaba a por él, y no le quedó más remedio que reventar la puerta. Le dio un golpe a la cerradura, que reventó al instante, justo a tiempo para entrar y evitar la carga de la quimera. Pudo ver cómo aquel animal golpeaba el sitio donde un segundo antes estaba él. Parecía que le estaba lanzando todo lo que tenía. Mordiscos, arañazos, una lluvia de golpes en el aire que hacía unos segundos ocupaba él. No pudo evitar pensar en el dolor de las costillas mientras aquel hombre destrozaba el suelo. "Bueno, es el momento de torturarme". Cogió carrerilla y cargó contra la pared del fondo, dándose la vuelta en el último segundo, para recibir el golpe en la espalda. No pudo evitar emitir un grito de dolor por aquella locura, sin embargo la sensación se había apaciguado. La zona estaba dormida, podía luchar algo de tiempo en aquella situación.

"¿Qué puedo usar de lo que hay por aquí?", pensó, mientras observaba el entorno. Nada de mucha utilidad, algunas espadas oxidadas y un par de lanzas. No había muchas cosas que le sirvieran, aunque tal vez  pudiera lanzarle ladrillos desde la protección del coliseo. "¿Eres idiota? ¿Vas a lanzar ladrillos antes que lanzas?", dijo una insidiosa voz en su cabeza, y Ryu recapacitó. Cogió tres lanzas, a cada cual en peor estado que la anterior, aunque todas con la punta correctamente afilada. Subió por las escalerillas hacia las gradas de vuelta, y vio a la quimera en la posición que tenía en el momento. No tenía muy buena puntería, pero no se iba a meter en combate directo contra esa gigantesca monstruosidad.

-¡Mírame bien Quimera! ¡Sucumbe al poder del dragón!

Dicho aquello, lanzó las tres lanzas, cada una con más fuerza, imbuidas con su haki armadura, sintiendo que sus costillas rotas le molestaban. ´"Qué poco me ha durado el apaño", pensó, aunque mirando el lado positivo, no le dolía, sólo le molestaba. Sin esperar a comprobar el resultado de su lanzamiento, sabiendo que su puntería dejaba bastante que desear (con clavarle una ya se daría por satisfecho), bajó de nuevo las escalerillas para obtener la protección del coliseo, y corrió por la zona soportando aquella sensación hasta situarse debajo de la plataforma del almirante. "Si quieres cazarme, destruye esto Quimera". Allí abajo estaba seguro, o al menos más seguro que en el resto.


Tiro torpe de lanza [AI] + haki armadura nivel 2

El plan no salió como Karl esperaba. Su rival pareció prever sus intenciones, y comenzó a correr en dirección a la puerta de salida de la arena. Lo que iba a ser un veloz ataque se convirtió en una persecución. La enorme Quimera estaba a punto de dar caza a Ryu, pero este llegó a la puerta primero. La abrió de un puñetazo y se la cerró delante de sus narices, haciendo que se estampase contra esta. La bestia rugió y trató de destrozar la puerta con sus garras. Sin embargo, se lo pensó mejor. No era buena idea entrar en los pasillos interiores del coliseo, donde su rival podía tenderle una emboscada. Retrocedió unos metros, y aguardó. Sin embargo su rival no se hizo esperar. Ryu asomó por las gradas, junto a la tribuna presidencial. Con otra de sus bravuconadas, le lanzó por orden tres lanzas viejas y oxidadas. No tenía demasiada puntería, y a Karl no le costó esquivar las dos primeras gracias a su agilidad bajo la forma de Acecho Ponzoñoso. Sin embargo la tercera le pasó rozando el costado, arrancándole un cacho de piel y carne. La quimera rugió con ira y dolor, y volvió a su forma humana agarrándose el corte.

- ¡Me las pagarás por esto!

El Vicealmirante ya se había escabullido de nuevo hacia el interior del coliseo. Karl apretó los dientes y comenzó a levitar, elevándose en el aire. Sabía lo que hacer. Los marines no eran idiotas y sabían que en combates de cierto nivel el propio coliseo podía quedar dañado, así que durante estos se desalojaban las estancias interiores. Destrozaría el coliseo, aplastando a Ryu y ganando el combate. Gracias a sus guanteletes, el potencial de la onda que iba a lanzar sería mucho mayor a la de cualquiera que hubiese realizado hasta ahora. Sin embargo, debía concentrar toda la onda sobre el sector del coliseo para aplastarlo contra el suelo y que no saliesen los cascotes disparados hacia la calle, matando a gente. Lo que implicaba que debía golpear desde arriba. Velozmente dirigió su mirada al Almirante Hiroki.

- ¡Señor Almirante! ¡Os ruego que os retiréis de esa zona, junto con el resto de espectadores!

Hiroki se le quedó mirando unos momentos, con severidad. Karl le sostuvo la mirada con decisión. Entonces, el Almirante asintió con la cabeza y dio la orden al público de desplazarse al otro lado de las gradas lo más rápido que pudiesen. Como había poca gente en el coliseo, no tardaron en apartarse de ahí. El marine continuó elevándose y se colocó justo sobre la tribuna presidencial. Tomó aire y reactivó su Primer Camino, al tiempo que volvía a su forma de Quimera de Combate. Se concentró, y el aura de su Flaming Mode volvió a rodearle. Sin embargo, algo cambió. Velozmente, el rojo se impuso a los otros colores y la energía se volvió carmesí. Karl preparó ambos puños y se dispuso a descender en picado contra el coliseo.

- ¡Master Sokudan...

Como un proyectil rojizo, descendió a toda velocidad contra la estructura de piedra. Aquel era el momento decisivo. Ahí se acabaría todo y ganaría aquel combate. Porque hasta la fecha, nadie que había recibido de pleno aquella técnica había sobrevivido. Con un feroz grito de victoria, golpeó con ambos puños a la vez las gradas. Se escuchó un sonido como de una detonación y el aire se onduló en un radio bastante amplio, de varios cientos de metros, causando un efecto visual extraño. Entonces, una columna de energía roja se elevó hacia los cielos mientras la poderosa onda de Karl aplastaba el coliseo contra el suelo, destrozándolo como si fuera cartón. El estruendo fue audible a kilómetros de distancia, y fue tal la destrucción que el el resto del coliseo comenzó a derrumbarse también, quedando sólo la mitad de este en pie.

- ...Annihilator Cannon! [AB] [Haki armadura nivel 2]

El marine sintió un intenso dolor en los brazos, así como un agotamiento repentino. Voló hasta la arena, y se dejó caer de rodillas sobre esta, jadeando. No era una técnica que pudiese usar sin más. Volvía a esta en su forma humana, y el Primer Camino se había desactivado. Se limpió el sudor de la frente con una mano temblorosa, y se levantó como pudo, mirando a su alrededor en busca de Ryu.

- ¿He ganado?

Aquel plan pareció dar resultado, o por lo menos en un principio. No se quedó el tiempo suficiente para ver si le hacía algo a la quimera, aunque el grito de maldición que lanzó sobre él le dio una buena pista sobre lo que había sucedido. Como mínimo lo había golpeado. Se preguntó durante unos instantes si aquel novato se atrevería a entrar, aunque se imaginó que no sería tan estúpido, pues en un espacio tan reducido sólo era un luchador más, y Sakata era el verdadero gran luchador de la Marina, todos debían saberlo, él era quien iba a derrotar a la quimera. De repente oyó un grito de peligro. Era indudablemente la voz de aquel recluta.

- ¡Señor Almirante! ¡Os ruego que os retiréis de esa zona, junto con el resto de espectadores!

Aquello lo alertó. Seguramente el Capitán tratara de lanzarse contra él destruyendo la tribuna. Pero estaba preparado, sólo tenía que moverse unos metros hacia la derecha y estaría a salvo. Corrió como pudo con el dolor de espalda, con una postura no muy correcta si se hablara de términos clínicos. Sin embargo sabía que si se lanzaba a por él de aquella manera, él se dañaría casi seguro, y una vez estuviera hundido y vulnerable le reventaría la cabeza contra el suelo. Era un plan genial, y no fallaría.

O si...

De repente, un zumbido recorrió el aire, y Sakata perdió el conocimiento unos instantes. Cuando despertó estaba sepultado en rocas y fragmentos de hormigón, y no sentía sus extremidades. Además, prácticamente se atragantaba con su propia sangre, y tenía que ladear la cabeza para que ésta saliera y no lo ahogara. Aquella mala bestia había golpeado el Coliseo con tanta fuerza que se había hundido gran parte, no sólo la tribuna principal. Por lo menos tenía la seguridad de que el enorme culo del almirante no estaría sobre su cabeza. Aquello era un alivio. Miró a los lados, pero sólo veía escombros a su alrededor, bajo él y sobre él. Estaba perdido, y no podía moverse. Si no lo sacaban pronto, moriría, aunque era mejor morir allí, como un héroe, que caer a la deshonra como contra-almirante.

De repente, la voz de Karl sonó débil, aunque no tanto como la falta de fuerzas que lo aquejaba a él. No sentía las extremidades, y sus costillas rotas demían de habérsele clavado en un pulmón, porque le dolía respirar hasta el punto de sentirse morir de aquellas punzadas.

-¿He ganado?

-Sí, quimera- dijo, a la vez que tosió para escupir su sangre-. Tú ganas esta vez, muchacho.

Tras aquello sólo tenía una idea para lograr salir de allí. Tenía que hacer gravilla todo lo que le había caído encima, y sólo tenía una forma de hacerlo.

MASTER EXPLODER [AB]

Tras aquello una lluvia de piedrecitas del tamaño de una canica cayó sobre él. Aquello dolía, pero era mejor que estar enterrado vivo. Sin más fuerzas, gastada toda su energía en liberarse, cayó inconsciente.

Premios por ganar:

• Si gano, me llevo 2000 puntos de experiencia, dado que me saca bastantes niveles. Si pierdo, 1000.
  
• En caso de ganar, Ryu Sakata descenderá a Contraalmirante y Lion D. Karl adquirirá su puesto.

Premio de consolación  a la perdedora:

• Seguir perteneciendo a la Marina (?)

Te espero en el próximo reto ^^

Hoja de personaje Actualizada~