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Akuma no mi
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Tu medio de transporte se acerca al reino de sakura. Desde la costa se puede escuchar un tremendo jaleo. Proviene del pueblo de Bighorn. Gritos de personas se escuchan desde la misma costa a la que te acercas. Puedes ver un barco de la marina también a unos treinta metros a tu derecha. En cubierta no se veía nada, como si todo estuviese vacio y así era. El barco estaba completamente vacío. Un tiro se escuchó desde tu posición, había sido en el pueblo al parecer. El tremendo jaleo que se escuchaba parecía haberse calmado un poco. Notas como unas gotas caen sobre tus hombros. Está empezando a llover de forma suave y tranquila pero podría empeorar la cosa. ¿Te dirigirás al pueblo para ver todo el jaleo que hay o seguirás otro camino para investigar el barco marine?
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Esta es una ciudad tranquila y sin muchos misterios, mas algunas épocas de pobreza, o debido a un ser ajeno de la isla se puede ver corrupción, muerte, negocios ilegales...
Siempre se ha dado la vista gorda a estos sucesos porque pasan rápido, pero las semanas o los meses que dura esa "época", para la gente que vive interna parecen años. Es algo que caracteriza a esta isla como bipolar.
Llegaste a esta isla gracias a un barco mercante que accedió dejarte ir con ellos hasta que consiguieras un barco. Te dejaron en la costa, cerca de esta ciudad mientras los mercantes realizaban sus tareas.
Tu principal misión es ir dicho lugar y buscar algo con lo que entretenerte, pues no tienes nada que hacer hasta que los mercaderes tengan que marchar, que sería en unas horas. Como objetivo secundario se te puede añadir que encuentres un barco, si prefieres viajar por libe.
Al desembarcar te diste cuenta que al otro lado de la costa, se encontraba un barco de la Marina. No podías saber más que eso, se encontraba muy lejos de tu posición.
Si te adentras al pueblo te encontrarás con un revuelo, al parecer alguien ha "secuestrado a una niña".
Si por el contrario decides hacer otra cosa, te encontrarás con la Marina, porque "casualmente" pasaban por allí.
Por cierto, para que te ambientes, te encuentras en una de estas "épocas" malas de la ciudad.
OFF: Es algo corto, pero más bien es una introducción al rol. Te dejo con mucha libertad para que decidas muchas cosas por ti mismo. Ya que quieres algo más escénico, tienes libertad de decisión. Y como quieres algo de acertijos, intentaré asemejar el rol a una novela gráfica.
Pues nada, si hay algo que no te gusta, me avisas.
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El barco en el que viajaba, un barco mercante, me trajo a este lugar, un lugar lleno de nieve y frío, por lo que deduzco que se trata de una isla de invierno, un lugar donde el frío predomina y sus gentes viven de pesca comercio. Poco tardo en desvelar que me encuentro en una de las ciudades del Reino de Drum, lugar de renombre por sus médicos, considerados los mejores del mundo. Un poco más atrás, aún en el mar puedo percibir un barco de la marina, pero eso ahora no me interesa, tras los días que pasé en alta mar, lo que más ansío es un lugar caliente donde comer algo.
Con esa idea en mente me dirijo hacia el pueblo más cercano, pero al parecer la calma no me acompaña, pues al llegar escucho rumores, susurros y murmureos, las voces de los habitantes del pueblo parecen llenas de `reocupación, tristeza e incluso ira, me acerco más para tratar de descubrir lo sucedido y es entonces cuando lo escucho
Anciano – “Pobre chiquilla, secuestrada por esos malnacidos…”
Es lo único que alcanzo a escuchar antes de que tenga que marchar para no llamar en demasía la atención de los pueblerinos, al ser un viajero podrían tomarme como uno de los secuestradores. De modo que empiezo a caminar en busca de un lugar tranquilo en el cual pararme a descansar, comer caliente y beber algo.
Con esa idea en mente me dirijo hacia el pueblo más cercano, pero al parecer la calma no me acompaña, pues al llegar escucho rumores, susurros y murmureos, las voces de los habitantes del pueblo parecen llenas de `reocupación, tristeza e incluso ira, me acerco más para tratar de descubrir lo sucedido y es entonces cuando lo escucho
Anciano – “Pobre chiquilla, secuestrada por esos malnacidos…”
Es lo único que alcanzo a escuchar antes de que tenga que marchar para no llamar en demasía la atención de los pueblerinos, al ser un viajero podrían tomarme como uno de los secuestradores. De modo que empiezo a caminar en busca de un lugar tranquilo en el cual pararme a descansar, comer caliente y beber algo.
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Caminas sin rumbo fijo. A tu alrededor observas como los pueblerinos te miran, murmuran, criticaban y alababan. Otros no miraban más que a otra persona más a la cual poder robar y poder sobrevivir un día más.
En tu camino te encuentras con una pelea callejera, entre dos pobres mendigos. Que aunque en un principio se hubieran podido llevar bien, el hambre hizo que se pelearan de lo poco que tenían, hasta el punto de formar otro alboroto. ¿Te quedarás a solucionar su problema o decides ignorarles?
Tras otro rato de camino te encuentras con un niño, que para ganar algo de dinero anda entregando panfletos sobre una taberna local. En aquél panfleto observas el siguiente anuncio “Comida gratis a aquél que me haga un favor”. La gente que recogía el panfleto y parecían saber quién era el dueño tras leer el nombre de la taberna, compadecían y se apenaban por él con frases de este tipo: “Pobre hombre…”, “No la encontrará…”, “¿Por qué a él?..”
Estaba claro que algo olía a chamusquina en todo esto, pero tenías hambre, y si uno se puede ahorrar un par de monedas, como que mejor. Así que te diriges hacia dicha taberna.
En ella no hay más que unos cuantos aldeanos, algunos parecían rudos y con cara de pocos amigos, lo normal. En la barra se encontraba un hombre, este tenía el pelo marrón, rizado y largo, algo afro. Vestía con ropa de camarero, lo que suele ser una camisa blanca, un chaleco negro y corbata.
Se encontraba limpiando vasos.
¿Qué decides hacer? ¿Pides algo? ¿Preguntas por el favor? ¿O tras ver el pésimo ambiente decides irte?
En tu camino te encuentras con una pelea callejera, entre dos pobres mendigos. Que aunque en un principio se hubieran podido llevar bien, el hambre hizo que se pelearan de lo poco que tenían, hasta el punto de formar otro alboroto. ¿Te quedarás a solucionar su problema o decides ignorarles?
Tras otro rato de camino te encuentras con un niño, que para ganar algo de dinero anda entregando panfletos sobre una taberna local. En aquél panfleto observas el siguiente anuncio “Comida gratis a aquél que me haga un favor”. La gente que recogía el panfleto y parecían saber quién era el dueño tras leer el nombre de la taberna, compadecían y se apenaban por él con frases de este tipo: “Pobre hombre…”, “No la encontrará…”, “¿Por qué a él?..”
Estaba claro que algo olía a chamusquina en todo esto, pero tenías hambre, y si uno se puede ahorrar un par de monedas, como que mejor. Así que te diriges hacia dicha taberna.
En ella no hay más que unos cuantos aldeanos, algunos parecían rudos y con cara de pocos amigos, lo normal. En la barra se encontraba un hombre, este tenía el pelo marrón, rizado y largo, algo afro. Vestía con ropa de camarero, lo que suele ser una camisa blanca, un chaleco negro y corbata.
Se encontraba limpiando vasos.
¿Qué decides hacer? ¿Pides algo? ¿Preguntas por el favor? ¿O tras ver el pésimo ambiente decides irte?
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Mis pasos no llevan un rumbo determinado, a mi alrededor las miradas se centran en mi persona, pero la sensación que me trasmite cada una es distinta, desde alabanza hasta críticas, pasando por murmullos y la clara intención de robarme. No les culpo, viven una época complicada, y los sucesos que parecen haber ocurrido en los últimos días parecen haber crispado las situaciones entre los pueblerinos y los viajeros.
Entre todo este caos dos hombres, claramente vagabundos sin dinero, se encuentran enzarzados en una pelea, lo que forma un alboroto más en la abatida localidad. Me detengo unos segundos al lado de estos hombres, claramente hambrientos y les entrego un trozo de roca a cada uno, dicha roca es un mineral llamado coltán, muy apreciado en el mercado, fabricado a partir de mi habilidad.
Takeru – “Llevad esto a un local de minería, os darán una suma suficiente como para que no peleéis por comida durante un tiempo”
Les digo mientras sigo mi camino, un camino que al parecer estaría lleno de desgracias ajenas a las cuales no podría hacer caso omiso dados los sucesos de mi infancia. Esto se hace evidente cuando un pobre muchacho, que no aparenta mucha edad, se dedica a entregar panfletos de una taberna, al pasar a su lado cojo uno de los panfletos y le doy la misma roca que a los mendigos.
Voces – : “Pobre hombre…No la encontrará…¿Por qué a él?..”
Escucho alrededor y me fijo en lo escrito en el panfleto, por lo que dice
Ese hombre es el padre de la joven que ha desaparecido. Sigo camino hasta la taberna, pero no sin antes decirle unas palabras al joven
Takeru – “Lleva esa roca a un local de minería, os darán una suma suficiente como para que tú y tu familia no tengáis preocupaciones por un tiempo”
Poco tiempo tardo en llegar a la taberna, un lugar que por lo visto suele estar abarrotado y que ahora se encuentra poco lleno, y los pocos que se encuentran tienen cara de pocos amigos y con pintas de rudos, algo más típico de piratas que de simples ciudadanos. En la barra se halla un hombre que sobresale por su forma de vestir, típicas de un tabernero, camisa blanca, chaleco negro y corbata. Su pelo es de color marrón rizado con un toque afro. Se encuentra limpiando vasos.
Me acerco tranquilo hasta sentarme en uno de los taburetes y con una voz tranquila pregunto
Takeru – “Buenas tardes buen hombre. Me encontraba caminando cuando me entregaron este folleto y quisiera saber cuál es el favor que requieres de las buenas gentes.”
Mientras hablo dejo el folleto en la barra.
Entre todo este caos dos hombres, claramente vagabundos sin dinero, se encuentran enzarzados en una pelea, lo que forma un alboroto más en la abatida localidad. Me detengo unos segundos al lado de estos hombres, claramente hambrientos y les entrego un trozo de roca a cada uno, dicha roca es un mineral llamado coltán, muy apreciado en el mercado, fabricado a partir de mi habilidad.
Takeru – “Llevad esto a un local de minería, os darán una suma suficiente como para que no peleéis por comida durante un tiempo”
Les digo mientras sigo mi camino, un camino que al parecer estaría lleno de desgracias ajenas a las cuales no podría hacer caso omiso dados los sucesos de mi infancia. Esto se hace evidente cuando un pobre muchacho, que no aparenta mucha edad, se dedica a entregar panfletos de una taberna, al pasar a su lado cojo uno de los panfletos y le doy la misma roca que a los mendigos.
Voces – : “Pobre hombre…No la encontrará…¿Por qué a él?..”
Escucho alrededor y me fijo en lo escrito en el panfleto, por lo que dice
“Comida gratis a aquél que me haga un favor”
Ese hombre es el padre de la joven que ha desaparecido. Sigo camino hasta la taberna, pero no sin antes decirle unas palabras al joven
Takeru – “Lleva esa roca a un local de minería, os darán una suma suficiente como para que tú y tu familia no tengáis preocupaciones por un tiempo”
Poco tiempo tardo en llegar a la taberna, un lugar que por lo visto suele estar abarrotado y que ahora se encuentra poco lleno, y los pocos que se encuentran tienen cara de pocos amigos y con pintas de rudos, algo más típico de piratas que de simples ciudadanos. En la barra se halla un hombre que sobresale por su forma de vestir, típicas de un tabernero, camisa blanca, chaleco negro y corbata. Su pelo es de color marrón rizado con un toque afro. Se encuentra limpiando vasos.
Me acerco tranquilo hasta sentarme en uno de los taburetes y con una voz tranquila pregunto
Takeru – “Buenas tardes buen hombre. Me encontraba caminando cuando me entregaron este folleto y quisiera saber cuál es el favor que requieres de las buenas gentes.”
Mientras hablo dejo el folleto en la barra.
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Cuando te acercaste a la barra podías distinguir mejor los rasgos del que parecía ser el dueño. Tenía una cara redondeada, y su cuerpo era grande, con algunos kilos demás, pero no algo exagerado. Tenía algo de pelo en la cara, y un bigote. Llevaba gafas, eran de lentes redondeadas que se ajustaban a su cara perfectamente. Su camisa estaba remangada por ambos brazos hasta la altura del codo. Parecía el típico camarero cobarde de dibujos animados.
Cuando le hablaste sobre aquél “favor” y le enseñaste el cartel, dejo inmediatamente el vaso que estaba limpiando con el trapo aún dentro del mismo. Su cara reflejaba sorpresa, pues al parecer tú era la única persona que pareció interesarse por el caso. Acercó una silla que estaba detrás de la barra para sentarse frente a ti.
-¿Eres de la ciudad? Por tus pintas supongo que no. Mira chico, no conoces la situación en la que estamos, y el “favor” que pido podría resultar un tanto peligroso.
La voz que salía de sus cuerdas bocales no era la que cualquiera pudiera haberse imaginado. Era seria, grave y serena. Al hablar imponía, aunque su forma física no le acompañe.
Acto seguido se dispuso a contarte más menos lo ocurrido, para que sepas las consecuencias que podrías sufrir si aceptas el trato:
-El caso es que mi joven hija Melody ha desaparecido. Nos es que haya sido hoy, si no que ya han pasado cuatro días desde que salió de casa para ir a comprar. Ella me ayuda en esta taberna, y le tocaba para restablecer nuestros suministros.- Hizo una pequeña pausa.- Yo junto a un pequeño grupo de gente empezamos a buscarla, e incluso fuimos a hablar con unos marines que hace poco se establecieron aquí. Pero dos cosas se opusieron a nuestra búsqueda.- Ahora cogiendo el vaso que dejó anteriormente, le quitó el trapo y se acercó al grifo para poder beber un poco de agua. Seguidamente cogió un vaso nuevo para ponerte agua a ti.- Lo primero es que cuando fuimos al barco marine… Estaba desierto… No había nadie y nos preocupamos por mirar todos los rincones, eso nos pareció raro. Al menos nos lo pareció hasta que en una de las puertas vimos una insignia, La Insignia. Aquél símbolo que nadie que viva en esta ciudad puede no reconocer, el símbolo de la Familia Corleone. Es una mafia que lleva años y años en esta ciudad, viviendo como reyes de la misma. Si los marines vinieron por ellos, parece que no fueron rivales…- Suspiró.- Todos los presentes salimos corriendo de allí y en vez de buscar por otro lado, todos se asustaron porque pensaron que lo de Melody estaba relacionado, y todos sabemos que nadie puede hacer nada contra esa familia… Así que todos dejaron de buscar…- En ese momento le pegó un golpe a la barra con su puño, y se podían divisar algunas lágrimas en sus ojos.- Ciertamente yo también me acobardé y por eso busco a alguien que la encuentre. No sé si ellos la tiene o no… ¡Pero por favor encuéntrala! ¡Te daré lo que pidas, es mi pequeña!- Dijo mientras te miraba con ojos llorosos.
Al final ya sabes lo que ocurre. Puede que esa mafia no tenga nada que ver, tienes un cincuenta por ciento de probabilidades, pero de ser el caso de que la tuvieran presa por algún motivo, ¿te arriesgarías a ir tras ellas? Ya que lo único que quieres es comer, pero pensándolo bien tampoco tienes otra cosa que hacer.
El gran hombre se incorporó y se secó cuidadosamente las lágrimas, para que el resto del bar que estaba alterado por sus gritos, no le viera. Ahora mismo eres el centro de atención, ¿qué decides?
Cuando le hablaste sobre aquél “favor” y le enseñaste el cartel, dejo inmediatamente el vaso que estaba limpiando con el trapo aún dentro del mismo. Su cara reflejaba sorpresa, pues al parecer tú era la única persona que pareció interesarse por el caso. Acercó una silla que estaba detrás de la barra para sentarse frente a ti.
-¿Eres de la ciudad? Por tus pintas supongo que no. Mira chico, no conoces la situación en la que estamos, y el “favor” que pido podría resultar un tanto peligroso.
La voz que salía de sus cuerdas bocales no era la que cualquiera pudiera haberse imaginado. Era seria, grave y serena. Al hablar imponía, aunque su forma física no le acompañe.
Acto seguido se dispuso a contarte más menos lo ocurrido, para que sepas las consecuencias que podrías sufrir si aceptas el trato:
-El caso es que mi joven hija Melody ha desaparecido. Nos es que haya sido hoy, si no que ya han pasado cuatro días desde que salió de casa para ir a comprar. Ella me ayuda en esta taberna, y le tocaba para restablecer nuestros suministros.- Hizo una pequeña pausa.- Yo junto a un pequeño grupo de gente empezamos a buscarla, e incluso fuimos a hablar con unos marines que hace poco se establecieron aquí. Pero dos cosas se opusieron a nuestra búsqueda.- Ahora cogiendo el vaso que dejó anteriormente, le quitó el trapo y se acercó al grifo para poder beber un poco de agua. Seguidamente cogió un vaso nuevo para ponerte agua a ti.- Lo primero es que cuando fuimos al barco marine… Estaba desierto… No había nadie y nos preocupamos por mirar todos los rincones, eso nos pareció raro. Al menos nos lo pareció hasta que en una de las puertas vimos una insignia, La Insignia. Aquél símbolo que nadie que viva en esta ciudad puede no reconocer, el símbolo de la Familia Corleone. Es una mafia que lleva años y años en esta ciudad, viviendo como reyes de la misma. Si los marines vinieron por ellos, parece que no fueron rivales…- Suspiró.- Todos los presentes salimos corriendo de allí y en vez de buscar por otro lado, todos se asustaron porque pensaron que lo de Melody estaba relacionado, y todos sabemos que nadie puede hacer nada contra esa familia… Así que todos dejaron de buscar…- En ese momento le pegó un golpe a la barra con su puño, y se podían divisar algunas lágrimas en sus ojos.- Ciertamente yo también me acobardé y por eso busco a alguien que la encuentre. No sé si ellos la tiene o no… ¡Pero por favor encuéntrala! ¡Te daré lo que pidas, es mi pequeña!- Dijo mientras te miraba con ojos llorosos.
Al final ya sabes lo que ocurre. Puede que esa mafia no tenga nada que ver, tienes un cincuenta por ciento de probabilidades, pero de ser el caso de que la tuvieran presa por algún motivo, ¿te arriesgarías a ir tras ellas? Ya que lo único que quieres es comer, pero pensándolo bien tampoco tienes otra cosa que hacer.
El gran hombre se incorporó y se secó cuidadosamente las lágrimas, para que el resto del bar que estaba alterado por sus gritos, no le viera. Ahora mismo eres el centro de atención, ¿qué decides?
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Al acercarse a la barra el joven revolucionario pudo distinguir mejor los rasgos del que parecía ser el dueño del local, su cara era redondeada y su cuerpo grande, con algunos kilos de más, pero no era algo exagerado. Tenía poco vello facial acompañado por un bigote. Portaba unas gafas de lentes redondeadas, que se acoplaban perfectamente a su rostro. Su camisa arremangada hasta el codo, la típica apariencia de camarero cobarde de dibujos animados. En el mismo instante en el que le preguntó por el favor enseñando el cartel, el señor deja inmediatamente de limpiar el vaso con el trapo aún dentro del mismo. Su rostro era la imagen de la sorpresa, al parecer el revolucionario era la única persona que había preguntado por el caso. Acercó una silla para sentarse frente al joven.
¿¿?? – “¿Eres de la ciudad? Por tus pintas supongo que no. Mira chico, no conoces la situación en la que estamos, y el “favor” que pido podría resultar un tanto peligroso"
La voz que salía de sus cuerdas bocales no era la que cualquiera pudiera haberse imaginado. Era seria, grave y serena. Al hablar imponía, aunque su forma física no le acompañe. Luego se puso a hablar de lo ocurrido, para que el joven supiera lo que podría esperarle en caso de aceptar el trato
¿¿?? – “El caso es que mi joven hija Melody ha desaparecido. Nos es que haya sido hoy, si no que ya han pasado cuatro días desde que salió de casa para ir a comprar. Ella me ayuda en esta taberna, y le tocaba para restablecer nuestros suministros.”
Hizo una pequeña pausa.
¿¿?? – “Yo junto a un pequeño grupo de gente empezamos a buscarla, e incluso fuimos a hablar con unos marines que hace poco se establecieron aquí. Pero dos cosas se opusieron a nuestra búsqueda.”
Ahora cogiendo el vaso que dejó anteriormente, le quitó el trapo y se acercó al grifo para poder beber un poco de agua. Seguidamente cogió un vaso nuevo para ponerte agua a ti.
¿¿?? – “Lo primero es que cuando fuimos al barco marine… Estaba desierto… No había nadie y nos preocupamos por mirar todos los rincones, eso nos pareció raro. Al menos nos lo pareció hasta que en una de las puertas vimos una insignia, La Insignia. Aquél símbolo que nadie que viva en esta ciudad puede no reconocer, el símbolo de la Familia Corleone. Es una mafia que lleva años y años en esta ciudad, viviendo como reyes de la misma. Si los marines vinieron por ellos, parece que no fueron rivales…”
Suspiró.
¿¿?? – “Todos los presentes salimos corriendo de allí y en vez de buscar por otro lado, todos se asustaron porque pensaron que lo de Melody estaba relacionado, y todos sabemos que nadie puede hacer nada contra esa familia… Así que todos dejaron de buscar…”
En ese momento le pegó un golpe a la barra con su puño, y se podían divisar algunas lágrimas en sus ojos.
¿¿?? – “Ciertamente yo también me acobardé y por eso busco a alguien que la encuentre. No sé si ellos la tiene o no… ¡Pero por favor encuéntrala! ¡Te daré lo que pidas, es mi pequeña!”
Las palabras del pobre hombre explicaban muchas cosas, el porqué del revuelo en la aldea, el motivo de que el buque marine no tuviera actividad alguna, al parecer existe un posible causante, la primera vía de investigación, habrá que ir a ver.
Takeru – “Bueno, dígame por donde puedo encontrar a los Corleone, no creo que vayan a darme problemas, acepto gustoso el trabajo y me encargaré de recuperar a su joven hija. Además, ¿como debería dirigirme a usted?”
Respondió el joven revolucionario con una voz tranquila y serena. Toma un trago del agua mientras espera la respuesta del hombre que se encuentra ahora tras la barra como si nada, aunque internamente esté sufriendo muchísimo, su expresión trasmite seguridad y fiereza.
¿¿?? – “¿Eres de la ciudad? Por tus pintas supongo que no. Mira chico, no conoces la situación en la que estamos, y el “favor” que pido podría resultar un tanto peligroso"
La voz que salía de sus cuerdas bocales no era la que cualquiera pudiera haberse imaginado. Era seria, grave y serena. Al hablar imponía, aunque su forma física no le acompañe. Luego se puso a hablar de lo ocurrido, para que el joven supiera lo que podría esperarle en caso de aceptar el trato
¿¿?? – “El caso es que mi joven hija Melody ha desaparecido. Nos es que haya sido hoy, si no que ya han pasado cuatro días desde que salió de casa para ir a comprar. Ella me ayuda en esta taberna, y le tocaba para restablecer nuestros suministros.”
Hizo una pequeña pausa.
¿¿?? – “Yo junto a un pequeño grupo de gente empezamos a buscarla, e incluso fuimos a hablar con unos marines que hace poco se establecieron aquí. Pero dos cosas se opusieron a nuestra búsqueda.”
Ahora cogiendo el vaso que dejó anteriormente, le quitó el trapo y se acercó al grifo para poder beber un poco de agua. Seguidamente cogió un vaso nuevo para ponerte agua a ti.
¿¿?? – “Lo primero es que cuando fuimos al barco marine… Estaba desierto… No había nadie y nos preocupamos por mirar todos los rincones, eso nos pareció raro. Al menos nos lo pareció hasta que en una de las puertas vimos una insignia, La Insignia. Aquél símbolo que nadie que viva en esta ciudad puede no reconocer, el símbolo de la Familia Corleone. Es una mafia que lleva años y años en esta ciudad, viviendo como reyes de la misma. Si los marines vinieron por ellos, parece que no fueron rivales…”
Suspiró.
¿¿?? – “Todos los presentes salimos corriendo de allí y en vez de buscar por otro lado, todos se asustaron porque pensaron que lo de Melody estaba relacionado, y todos sabemos que nadie puede hacer nada contra esa familia… Así que todos dejaron de buscar…”
En ese momento le pegó un golpe a la barra con su puño, y se podían divisar algunas lágrimas en sus ojos.
¿¿?? – “Ciertamente yo también me acobardé y por eso busco a alguien que la encuentre. No sé si ellos la tiene o no… ¡Pero por favor encuéntrala! ¡Te daré lo que pidas, es mi pequeña!”
Las palabras del pobre hombre explicaban muchas cosas, el porqué del revuelo en la aldea, el motivo de que el buque marine no tuviera actividad alguna, al parecer existe un posible causante, la primera vía de investigación, habrá que ir a ver.
Takeru – “Bueno, dígame por donde puedo encontrar a los Corleone, no creo que vayan a darme problemas, acepto gustoso el trabajo y me encargaré de recuperar a su joven hija. Además, ¿como debería dirigirme a usted?”
Respondió el joven revolucionario con una voz tranquila y serena. Toma un trago del agua mientras espera la respuesta del hombre que se encuentra ahora tras la barra como si nada, aunque internamente esté sufriendo muchísimo, su expresión trasmite seguridad y fiereza.
Simo
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
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Saberes
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Tras tus escasas palabras, el hombre se reincorporó y te miró a los ojos.
-¿Estás seguro de lo que dices muchacho?- La verdad es que estaba sorprendido. No era la reacción que esperaba.- Si aceptas la petición, puedes buscar a los Corleone en el centro de la ciudad. No les encontrarás directamente, pero allí hay gente que sabe de ellos.- Hubo una pausa.- Gracias.- Dijo de una manera seca.
Ahora puedes hacer dos cosas, puedes preguntarle más detalles al hombre, o sales directamente dirigiéndote a la plaza para descubrir a la familia Corleone y hablar con ellos.
En caso de decidir lo primero, entrará en escena un nuevo personaje de esta historia. A parte de que podrás hacer cualquier pregunta tanto al dueño, como a los demás individuos presentes en la taberna.
Si por lo contrario eliges lo segundo, saldrás de la taberna. Las calles no han perdido la esencia que tenían antes de entrar a la taberna. De casualidad te encuentras con el chico que anteriormente te había entregado el folleto, ahora acompañado de un adulto, el que parecía ser su padre. Podéis mantener una pequeña conversación, o que simplemente te agradezcan por haber ayudado a su familia.
La gente ahora parecía más alegre, han visto luz en su oscuridad.
El día era un tanto oscuro, al ser una isla invernal no se podían distinguir los rayos del sol, no por otra cosa que no sea que el sol es tapado por las nubes del lugar. Por ello, aun siendo de día, no se podría distinguir bien. La temperatura empezaba a bajar, se acercaba el frio del mediodía, uno de los refrescos del día. La gente lo sabía, por ello las calles empleaban a estar desiertas. Esto puede dificultar tu investigación sobre la gente a la que buscas. Tan solo te queda preguntar en el interior de algunos comercios en el caso de no encontrar a nadie.
La plaza es un lugar desierto. No hay ni un alma, como se suele decir. Con lo grande y extenso que era aquel lugar, un digno punto de encuentro para los habitantes, mas ahora estaba vacío. La verdad es que era un poco triste ver este lugar sin vida, aunque sea sólo porque hace frio.
Preguntaste a las pocas personas que encontraste pos la calle. Pero o se asustaban mucho con el mero hecho de escuchar “Corleone” y salían corriendo, o no tenían ni idea. En alguna ocasión algún que otro curioso se interesó por el tema te preguntó a ti.
Empezabas a entrar a comercios, bazares, bares preguntando por el paradero de estas personas. Pero obtenías el mismo resultado, nadie sabía nada. Pero el hombre que te pidió el favor aseguró que por aquí alguien tendría que saberlo, así que continuaste la búsqueda.
Fue hasta que no entraste en una pequeña frutería que no encontrabas respuesta. Le preguntaste al dependiente, pero no quería saber nada, prefería estar al margen del asunto. Te disponías a irte, pero una de las clientas, más bien la única clienta, te detuvo. Decía que sabía dónde se encontraban algunas personas pertenecientes a la familia Corleone a estas horas, y que te lo diría si gustas, aunque quería permanecer en el anonimato.
Esta mujer era de una altura media, un metro setenta aproximadamente. Pelo rubio y largo, de tonos dorados resplandecientes aun con poca luz, liso. Tenía una piel tersa y clara. Ojos preciosos de marrón azabache, que hacían juego con el abrigo tan gordo que llevaba. Éste era del mismo color, pero con plumas en las extremidades, como bien pueden ser las mangas, de un color marrón oscuro intenso, como el café. En la parte inferior portaba unos pantalones de pana blancos, y unas botas negras.
Aquella dama tenía pinta de ser tímida porque no te miraba directamente y se tapaba un poco la cara con su mano, en especial la boca. Por cierto, su voz era preciosa, angelical y dulce.
La primera opción te da más libertad de movimiento, e incluso tiene cosas nuevas. Y ya sabes lo que te espera con la segunda opción, aunque no está del todo dicho.
En fin, ya sabes, ¡elige cómo continuar!
-¿Estás seguro de lo que dices muchacho?- La verdad es que estaba sorprendido. No era la reacción que esperaba.- Si aceptas la petición, puedes buscar a los Corleone en el centro de la ciudad. No les encontrarás directamente, pero allí hay gente que sabe de ellos.- Hubo una pausa.- Gracias.- Dijo de una manera seca.
Ahora puedes hacer dos cosas, puedes preguntarle más detalles al hombre, o sales directamente dirigiéndote a la plaza para descubrir a la familia Corleone y hablar con ellos.
En caso de decidir lo primero, entrará en escena un nuevo personaje de esta historia. A parte de que podrás hacer cualquier pregunta tanto al dueño, como a los demás individuos presentes en la taberna.
Si por lo contrario eliges lo segundo, saldrás de la taberna. Las calles no han perdido la esencia que tenían antes de entrar a la taberna. De casualidad te encuentras con el chico que anteriormente te había entregado el folleto, ahora acompañado de un adulto, el que parecía ser su padre. Podéis mantener una pequeña conversación, o que simplemente te agradezcan por haber ayudado a su familia.
La gente ahora parecía más alegre, han visto luz en su oscuridad.
El día era un tanto oscuro, al ser una isla invernal no se podían distinguir los rayos del sol, no por otra cosa que no sea que el sol es tapado por las nubes del lugar. Por ello, aun siendo de día, no se podría distinguir bien. La temperatura empezaba a bajar, se acercaba el frio del mediodía, uno de los refrescos del día. La gente lo sabía, por ello las calles empleaban a estar desiertas. Esto puede dificultar tu investigación sobre la gente a la que buscas. Tan solo te queda preguntar en el interior de algunos comercios en el caso de no encontrar a nadie.
La plaza es un lugar desierto. No hay ni un alma, como se suele decir. Con lo grande y extenso que era aquel lugar, un digno punto de encuentro para los habitantes, mas ahora estaba vacío. La verdad es que era un poco triste ver este lugar sin vida, aunque sea sólo porque hace frio.
Preguntaste a las pocas personas que encontraste pos la calle. Pero o se asustaban mucho con el mero hecho de escuchar “Corleone” y salían corriendo, o no tenían ni idea. En alguna ocasión algún que otro curioso se interesó por el tema te preguntó a ti.
Empezabas a entrar a comercios, bazares, bares preguntando por el paradero de estas personas. Pero obtenías el mismo resultado, nadie sabía nada. Pero el hombre que te pidió el favor aseguró que por aquí alguien tendría que saberlo, así que continuaste la búsqueda.
Fue hasta que no entraste en una pequeña frutería que no encontrabas respuesta. Le preguntaste al dependiente, pero no quería saber nada, prefería estar al margen del asunto. Te disponías a irte, pero una de las clientas, más bien la única clienta, te detuvo. Decía que sabía dónde se encontraban algunas personas pertenecientes a la familia Corleone a estas horas, y que te lo diría si gustas, aunque quería permanecer en el anonimato.
Esta mujer era de una altura media, un metro setenta aproximadamente. Pelo rubio y largo, de tonos dorados resplandecientes aun con poca luz, liso. Tenía una piel tersa y clara. Ojos preciosos de marrón azabache, que hacían juego con el abrigo tan gordo que llevaba. Éste era del mismo color, pero con plumas en las extremidades, como bien pueden ser las mangas, de un color marrón oscuro intenso, como el café. En la parte inferior portaba unos pantalones de pana blancos, y unas botas negras.
Aquella dama tenía pinta de ser tímida porque no te miraba directamente y se tapaba un poco la cara con su mano, en especial la boca. Por cierto, su voz era preciosa, angelical y dulce.
La primera opción te da más libertad de movimiento, e incluso tiene cosas nuevas. Y ya sabes lo que te espera con la segunda opción, aunque no está del todo dicho.
En fin, ya sabes, ¡elige cómo continuar!
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Tras escuchar las palabras del joven moreno-pelirrojo, el tabernero se reincorpora y le mira a los ojos, preguntando si está seguro de lo que dice, con una expresión y tono de sorpresa, al parecer no esperaba esa reacción. El tabernero informa al joven revolucionario que puede encontrar a los Corleone consultando a un grupo de personas en el centro de la ciudad y tras una pausa le agradece secamente al joven.
El joven Takeru se levanta en silencio y se dispone a marcharse, sus pasos seguros producen un leve sonido mientras Takeru se retira del local con una expresión serena y tranquila, su paso es ligero pero sin pasarse, lo que le permite observar los acontecimientos y personas de alrededor. Al salir se encuentra nuevamente con el joven de los folletos, esta vez acompañado por un adulto, seguramente su padre, sin detenerse escucha al padre del joven darle las gracias, y le responde con un simple gesto de mano como diciendo que no era nada.
Ahora los pueblerinos parecen más alegres, parecen haber visto la luz que les ilumina en aquella oscuridad, algo que queda bien pues el día es un tanto oscuro y los rayos del sol apenas pueden distinguirse pues la característica invernal de la isla hace que el clima esté mayormente encubierto por nubes. En ese momento empieza a descender la temperatura, empezando a hacer frío en el momento en que se acercaba el mediodía, algo curioso pero que no llama demasiado la atención del joven revolucionario. Pero sí le llama la atención que las calles empiezan a quedarse desiertas, lo que puede dificultar su búsqueda de información, por lo que solo le queda la solución de mirar en el interior de comercios a ver si alguien sabe informarle en caso de no haber nadie.
Por desgracia, unos momentos más tarde al llegar a la plaza la encuentra vacía, sin un alma, algo extraño pues es una plaza grande y extensa, perfecta para ser tomada como punto de encuentro, algo triste pero que al joven no le interesa, solo se interesa de encontrar a las personas a las que busca, pero por las calles aún quedan personas a las que preguntar
Pienso
Takeru – “Disculpe, ¿sabe algo de la familia Corleone?”
Pregunta una y otra vez el joven obteniendo siempre el mismo tipo de resultados, o una rápida huida o el desconocimiento de las personas, pero algún que otro curioso se acerca al joven a preguntarle, pero el joven al ver que no tienen información se dedica a entrar en los comercios cercanos, empezando por una tienda de katanas que encuentra cerca de su ubicación
Takeru – “Buenos días, busco algo de información sobre los Corleone, ¿saben ustedes algo?”
Pregunta obteniendo como respuesta siempre lo mismo, el desconocimiento, pero el hombre de la taberna había asegurado que por esos lares hay gente que conoce el paradero de los Corleone, por lo que el joven revolucionario sigue su búsqueda. Esta vez en una pequeña tienda, al parecer una frutería.
Takeru – “Buenas tardes, ¿podría decirme si sabe algo de los Corleone buen hombre?”
Pregunta el joven con un tono ya algo impaciente y escéptico de encontrar la respuesta.
Dependiente – “Prefiero mantenerme alejado de los asuntos de esa familia, siento no poder ayudarte chico”
Takeru ya mosqueado se dispone a marcharse pero antes de que lo hiciera una clienta, para ser más exactos, la única clienta le deiene.
Clienta – “Disculpe joven, yo sé donde puedes encontrar la información que buscas en estos momentos, te lo digo si quieres pero quiero permanecer en el anonimato”
Le dice la señora, tras lo cual el joven de larga cabellera se da la vuelta y la mira
Takeru – “Hable tranquila señora, mantendré su identidad en el más absoluto anonimato.”
Responde con una voz ya más aliviada al haber encontrado lo que llevaba un buen rato buscando. La mujer es de estatura media, aproximadamente un metro setenta, con una larga melena rubia de tonos dorados, resplandecientes aun con una iluminación escasa y lisa. Su piel es clara y tersa, sus ojos son preciosos de un tono marrón azabache, a juego con su abrigo, del mismo color pero con plumas en las extremidades, como las mangas, de un color marrón oscuro intenso, como el café. La parte inferior la cubre con unos pantalones de pana blancos y botas negras. Su actitud le hace parecer tímida, pues no me mira directamente y se cubre el rostro con la mano, aunque sea un poco solo, sobre todo la boca, y su voz es como la de un ángel y dulce.
Takeru – “Disculpe señora, no tengo mucho tiempo, te agradecería esa información.”
Reitera el joven mientras mira detenidamente a la señora.
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La mujer ahora se sentía algo más tranquila, aunque no lo dejaba notar y se la seguía viendo nerviosa y tímida. Sin embargo al verte sentía una sensación de calma por tu parte, así que confiaría en usted al menos por unos instantes. Esto provoca que sus músculos se relajen y se la vea más cómoda. El dependiente de la tienda, viendo la situación en la que se encontraba, entró a una habitación del interior del local a nada de que no sabía nada del tema y así “quedarse con las manos limpias”. ¿Tan temible es esta familia?
La mujer seguía emitiendo el mismo tono de voz y la misma sensación de que es una muchacha tímida. Se acercó a ti lentamente mientras evitaba mirarte a los ojos.- La verdad es que… Todos los días, sobre esta hora… Me encuentro a algunos miembros de la familia… Después de comprar…- Hacía unas pausas muy seguidas, estaba claro que era una chica muy tímida, o eso parecía porque no se la veía nerviosa, lo contrario, relajada. Ahora dejaba una pausa más larga, en la que te miraba. En esta pausa puedes hacerle alguna pregunta para que sea más concreta con sus respuestas. Sin embargo, si no hablas, la chica te mirará y verá que tienes una cara dubitativa, como si no te hubieras enterado bien y seguirá hablando.- Per… Perdón, es decir… Cuando vuelvo a casa de comprar… Me suelen lanzar algunos piropos que me dejan en ocasiones algo incómoda… Tres de ellos…- Vuelve a haber otra pausa, sucede lo mismo que en la anterior.- Ains… Es verdad… Yo vivo cerca del puerto, y me los encuentro en el camino hacia la playa… La playa donde está el barco de la Marina…-
Esto ya era información suficiente para ti, aunque podrías preguntar algo más si te quedas inconforme. Cuando ya te disponías a irte, la muchacha te detiene agarrándote el brazo. Un acto poco común en gente tímida. Al girarte para ver qué le ocurría, ella te soltó y volvió a su posición inicial. A su reacción te quedas inerte mientras la observas con detenimiento, ¿qué querrá?
La muchacha miraba el suelo y se encontraba haciendo y se encontraba haciendo un juego de manos inconscientemente, posiblemente por ser presa de los nervios.- Dis… Disculpa, pero… ¿Te podría pedir un favor?- La chica se encogió de hombros mientras dejaba pasar un minuto de silencio en el cual tu tendrías que pensar si realizar ese favor a cambio de la información. Menuda cosa, eh, un día para ayudar gente es el que te ha tocado.
La mujer seguía emitiendo el mismo tono de voz y la misma sensación de que es una muchacha tímida. Se acercó a ti lentamente mientras evitaba mirarte a los ojos.- La verdad es que… Todos los días, sobre esta hora… Me encuentro a algunos miembros de la familia… Después de comprar…- Hacía unas pausas muy seguidas, estaba claro que era una chica muy tímida, o eso parecía porque no se la veía nerviosa, lo contrario, relajada. Ahora dejaba una pausa más larga, en la que te miraba. En esta pausa puedes hacerle alguna pregunta para que sea más concreta con sus respuestas. Sin embargo, si no hablas, la chica te mirará y verá que tienes una cara dubitativa, como si no te hubieras enterado bien y seguirá hablando.- Per… Perdón, es decir… Cuando vuelvo a casa de comprar… Me suelen lanzar algunos piropos que me dejan en ocasiones algo incómoda… Tres de ellos…- Vuelve a haber otra pausa, sucede lo mismo que en la anterior.- Ains… Es verdad… Yo vivo cerca del puerto, y me los encuentro en el camino hacia la playa… La playa donde está el barco de la Marina…-
Esto ya era información suficiente para ti, aunque podrías preguntar algo más si te quedas inconforme. Cuando ya te disponías a irte, la muchacha te detiene agarrándote el brazo. Un acto poco común en gente tímida. Al girarte para ver qué le ocurría, ella te soltó y volvió a su posición inicial. A su reacción te quedas inerte mientras la observas con detenimiento, ¿qué querrá?
La muchacha miraba el suelo y se encontraba haciendo y se encontraba haciendo un juego de manos inconscientemente, posiblemente por ser presa de los nervios.- Dis… Disculpa, pero… ¿Te podría pedir un favor?- La chica se encogió de hombros mientras dejaba pasar un minuto de silencio en el cual tu tendrías que pensar si realizar ese favor a cambio de la información. Menuda cosa, eh, un día para ayudar gente es el que te ha tocado.
Si decides rechazar esta opción, le pedirás disculpas a la muchacha porque lo primordial es ir a por la chica. Seguidamente sales de la tienda dirigiéndote a la localización que ella te dio más o menos, así podrías aprovechar para pasar al barco de la Marina y ver cómo está. Sin embargo a mitad de camino te encontrarás a una persona inesperada.
Si por el contrario aceptas, la muchacha pasará a explicarte el favor en cuestión:
-¡Muchas gracias!- La muchacha, radiante de alegría, por lo que se ve reflejado en su rostro, te lleva hasta el mostrador. Ahora sale de nuevo el dependiente.- Verás, es que tengo un pequeño problema y es que… No sé qué manzanas coger…- Pequeña pausa.- Verás, es que iba a hacer una tarta de manzanas… Pero sólo tengo dinero para comprar tres kilos de manzanas… Y… A este hombre sólo le quedaban ocho manzanas…- La chica te enseña en el mostrador las manzanas de las cuales te estaba hablando. La verdad es que se veían jugosas y ricas, grandes y bonitas. El tono rojo resaltaba. También se podía divisar una pesa, pero en balanza, de las de antes.- La cosa es que cuando voy a pesarlas me encuentro con que hay alguna manzana que pesa menos… Verás, tres kilos en manzanas, serían como cinco manzanas… Pero al poner la mitad en una parte de la balanza, y las otras cuatro en la otra… ¡Resulta que no dan el mismo peso! Tanto yo como el amable señor hemos intentado averiguar qué manzana es la que menos pesa… Pero no tenemos ni idea… ¿Nos ayudas con esto?- Dijo sonriente mientras tanto ella como el dependiente, para ver cómo les dabas una clase magistral sobre manzanas.
Bien, Acertijo Time. ¿Cómo podrías adivinar cuál de las ocho manzanas es la que menos pesa utilizando sólo la balanza (y las manzanas, claro) y con sólo dos operaciones en la balanza (es decir, que sólo puedes pesar dos veces)?
Aquí tienes el primer acertijo del tema, uno facilito.
- Spoiler:
- Lo siento, este mensaje se tendría que haber enviado antes, pero unos exámenes salvajes aparecieron. También te pido disculpas porque tendría que ser más largo, pero he acabado por hacer un “resumen” para que puedas seguir con tu rol sin esperar más tiempo.
Espero que la espera merezca la pena.
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Takeru Shiromori
--- Θ --- Θ --- Θ ---
El joven sigue esperando a que la mujer le de la información que necesita para seguir con su investigación, la verdad es que la idea de que unos cretinos secuestren a una muchacha que no puede defenderse le pone furioso, el joven revolucionario espera, observando a la mujer que le dijo saber dónde encontrar a los miembros de aquella familia de la cual nadie en el pueblo sabe nada o finge no saber pues prefiere no saberlo. Esa actitud le parece deplorable, se quejan de que secuestran a una joven de su isla, algo que es normal, pero cuando alguien pregunta por una familia que parece ser la culpable para recuperar a la niña todos se hacen los sordos, esa actitud de no quiero que pase, sé que son ellos pero hago que no se nada por conveniencia, es algo vergonzoso en opinión de Takeru, si no quieres que un grupo de criminales vivan a sus anchas y hagan lo que quieran, ayudas al que se propone eliminarlos, no haces como si no supieras nada para salvarte el pellejo, pues de ese modo solo logras alargar vuestro sufrimiento en vez de adelantar el fin de ese grupo. La mujer parece más relajada de lo que estaba antes, pues su musculatura y expresión no son tan tensas como antes. |~La verdad es que… Todos los días, sobre esta hora… Me encuentro a algunos miembros de la familia… Después de comprar…~| Habla con pausas entre las palabras, como si se pensara en si obra bien o mal, o porque es una persona tímida, lo más probable sea lo segundo, al terminar esa frase deja una pausa más larga, algo que aprovecha el joven revolucionario para decirle |~Perdone señora, pero ¿puede ser más concreta?~| |~Per… Perdón, es decir… Cuando vuelvo a casa de comprar… Me suelen lanzar algunos piropos que me dejan en ocasiones algo incómoda… Tres de ellos…~| Dice pausadamente con una pausa larga al final. |~Por favor, sea más precisa, ¿Dónde vive usted?~| Pregunta el joven Takeru con paciencia. |~Ains… Es verdad… Yo vivo cerca del puerto, y me los encuentro en el camino hacia la playa… La playa donde está el barco de la Marina…~| Con esa información el joven ya sabe por dónde ir. |~¿La playa del barco de la marina? Es ahí donde desembarqué al llegar…~| Piensa el joven mientras se rasca la cabeza. Al saber dónde se encuentran normalmente le resultará mucho más sencillo lograr descubrir dónde está la niña si es que la tienen ellos. El joven se dispone a marcharse a seguir con la búsqueda de la niña cuando la señora le detiene tomándolo por el brazo, algo no muy habitual en las personas tímidas, de modo que el joven se detiene para ver si la mujer quiere algo de él. |~Dis… Disculpa, pero… ¿Te podría pedir un favor?~| Es lo que pregunta la mujer mientras mira al suelo y hace juegos de manos, por lo que los nervios vuelven a hacerse presentes. |~Claro que puedes, después de todo usted me ha ayudado mucho.~| Responde el joven con la voz serena y tranquila. |~¡Muchas gracias!~| Dice la muchacha radiante. |~Verás, es que tengo un pequeño problema y es que… No sé qué manzanas coger…~| Hace una pequeña pausa |~Verás, es que iba a hacer una tarta de manzanas… Pero sólo tengo dinero para comprar tres kilos de manzanas… Y… A este hombre sólo le quedaban ocho manzanas…~| Termina mientras le enseña al joven el mostrador de la tienda, donde hay ocho manzanas y una balanza antigua, la verdad es que las manzanas se veían jugosas, tiernas y ricas, con un tono rojo que las hace irresistibles. |~La cosa es que cuando voy a pesarlas me encuentro con que hay alguna manzana que pesa menos… Verás, tres kilos en manzanas, serían como cinco manzanas… Pero al poner la mitad en una parte de la balanza, y las otras cuatro en la otra… ¡Resulta que no dan el mismo peso! Tanto yo como el amable señor hemos intentado averiguar qué manzana es la que menos pesa… Pero no tenemos ni idea… ¿Nos ayudas con esto?~| Termina de decir. |~Claro, déjeme ver~| Dice el joven acercándose a la balanza. |~Es fácil, pesamos seis manzanas, si estas se equilibran, la manzana más ligera es de las dos restantes, sino, está entre las tres que se quedan más arriba. Bien, separamos esas tres de las demás y pesamos dos de ellas una en cada brazo, si se equilibra, la que quedó fuera de la balanza es la más ligera y si está en la balanza la que quedó más arriba es la más ligera.~| Dice el joven tras pensar un rato. |
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La muchacha te observaba embobada mientras hacías tus deducciones. El dependiente salió y examinaba tus palabras con la mirada. Cuando terminaste de hablar hubo un corto momento de silencio en el que ambas personas te observaban. Pero ese trance se rompió con un pequeño aplauso de la mujer rubia, que contenta como una ardilla con su bellota se emocionó y decidió probar el método que tú expusiste. Presionaba al dependiente agarrándole del brazo y con actitud de niña pequeña e inocente.
El dueño de la tienda hizo lo que digiste, y efectivamente, pesando tan sólo seis de esas manzanas, una de las dos balanzas pesaba menos. Así que de las tres manzanas que pesaban menos, pesó dos, que dejó con la balanza igual. Perfecto, ahora se había encontrado cuál era la manzana que no pesaba igual.- ¡Muchísimas gracias pequeño pelirrojo!- Dijo la rubia dándote un abrazo. Parece, que acababa de mandar su vergüenza de paseo un rato, raro. Finalmente la muchacha se quedó feliz con sus manzanas.
Tras salir del establecimiento te dirigiste al camino de la costa, mencionado por la chica. No habrían pasado mucho más de veinte minutos o media hora desde que entraste al establecimiento. Así que el ambiente fuera seguía igual, puede que ahora haga un poco más de frío, sigue sin haber gente por las calles… Te pasaste por medio de la plaza que te dejaba a las puertas de un caminito de tierra que conducía a la costa. Se podía divisar el barco Marine a lo lejos, así que uno no podría perderse fácilmente siguiendo esa indicación.
Caminaste durante un rato. El camino que atravesabas era desierto, a parte del camino de tierra, a sus costados no había más que hierba llana, algunas flores… Aunque también había zonas blancas por la nieve. Mientras seguías el camino pudiste ver un poco de humo provenir de algún lado. Al principio te asustaste al ve ese humo
El dueño de la tienda hizo lo que digiste, y efectivamente, pesando tan sólo seis de esas manzanas, una de las dos balanzas pesaba menos. Así que de las tres manzanas que pesaban menos, pesó dos, que dejó con la balanza igual. Perfecto, ahora se había encontrado cuál era la manzana que no pesaba igual.- ¡Muchísimas gracias pequeño pelirrojo!- Dijo la rubia dándote un abrazo. Parece, que acababa de mandar su vergüenza de paseo un rato, raro. Finalmente la muchacha se quedó feliz con sus manzanas.
Tras salir del establecimiento te dirigiste al camino de la costa, mencionado por la chica. No habrían pasado mucho más de veinte minutos o media hora desde que entraste al establecimiento. Así que el ambiente fuera seguía igual, puede que ahora haga un poco más de frío, sigue sin haber gente por las calles… Te pasaste por medio de la plaza que te dejaba a las puertas de un caminito de tierra que conducía a la costa. Se podía divisar el barco Marine a lo lejos, así que uno no podría perderse fácilmente siguiendo esa indicación.
Caminaste durante un rato. El camino que atravesabas era desierto, a parte del camino de tierra, a sus costados no había más que hierba llana, algunas flores… Aunque también había zonas blancas por la nieve. Mientras seguías el camino pudiste ver un poco de humo provenir de algún lado. Al principio te asustaste al ve ese humo
[Nota: Depende de cómo es tu personaje, es decir, yo he puesto que te asustaste, pero si crees que tu reacción hubiera sido otra, puedes hacer el cambio.] pensando que se podría incendiar el bosque o algo de ese estilo. Pero al seguir caminando pudiste ver que el humo procedía de una chimenea, de una casa que se encontraba en medio del prado. Posiblemente sea la casa de la chica, que dijo que vivía por ésta zona… Sin embargo no habías visto a nadie en todo el camino. Todo estaba desierto, pero sus indicaciones decían que tendrían que estar por aquí, al menos algunos de ellos. Pero no había nada.
Entonces te diste cuenta, estaba saliendo humo de la casa, eso quiere decir que alguien estaba en ella, ya sea cocinando con fuego para calentarse. No se sabe por qué, pero aquél lugar daba mala espina. Sin embargo, no tenía que ver a nada de lo que habías venido a hacer, así que decides march… Cuando te diste la vuelta y miraste de nuevo a la dirección del barco, te encontraste con tres tipos, todos vestidos con esmoquin negro. El tipo de la izquierda era alto, con una larga cabellera que le llegaba a la cintura. De color negro, y liso. Te observaba de perfil con sus ojos penetrantes del mismo color que su pelo, que con su carácter fácil y piel blanca se hacía intimidar. Tenía los brazos cruzados.
El tipo de la derecha tenía el pelo castaño un poco largo pero puntiagudo hacia arriba. Su piel era blanca también, el igual que el otro tipo. Se encontraba de perfil. No te miraba, tenía los ojos cerrados mientras su cabeza se inclinaba hacia abajo.
El tipo que se encontraba en medio de ambos era el más bajito, por diferencia, aunque tampoco mucha. Era rubio con el pelo alborotado. Se le caracteriza también porque su color de piel es moreno. Tenía un pendiente en su oreja izquierda que quedaba colgando. Tenía sus manos en su cintura y te estaba mirando con una sonrisa macabra.- Así que eres tú el que nos está buscando, eh. ¡Pues aquí nos tienes!- Dijo el tipo del centro con un tono sobrecogedor. Su voz era grave, y tenía pinta de loco con sus movimientos y gritos.
Esto era raro, cómo podrían saber que tú venías a por ellos… ¿La chica tal vez? ¿O alguien a quien ya habías preguntado y no respondieron? La cosa estaba clara, el factor sorpresa ya no valía, y estaba claro que ellos deberían de ser de la famosa familia. En fin, no quedaba otra que preguntar, ya que habían salido en tu busca… Pero no, parece que ellos tenían otros planes. El tipo “lunático” de en medio sacó un arma de fuego, un revolver, y te apuntó con ella. El tipo de pelo largo sacó unas esposas y se te quedó mirando.- La cosa es así.- Empezó el lunático.- Vas a venir con nosotros a la mansión, y allí veremos qué hacemos contigo.- Dijo con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.
Parecía un buen plan, al menos podrías saber dónde está su sede y siempre te podrás librar de ellos.
Entonces te diste cuenta, estaba saliendo humo de la casa, eso quiere decir que alguien estaba en ella, ya sea cocinando con fuego para calentarse. No se sabe por qué, pero aquél lugar daba mala espina. Sin embargo, no tenía que ver a nada de lo que habías venido a hacer, así que decides march… Cuando te diste la vuelta y miraste de nuevo a la dirección del barco, te encontraste con tres tipos, todos vestidos con esmoquin negro. El tipo de la izquierda era alto, con una larga cabellera que le llegaba a la cintura. De color negro, y liso. Te observaba de perfil con sus ojos penetrantes del mismo color que su pelo, que con su carácter fácil y piel blanca se hacía intimidar. Tenía los brazos cruzados.
El tipo de la derecha tenía el pelo castaño un poco largo pero puntiagudo hacia arriba. Su piel era blanca también, el igual que el otro tipo. Se encontraba de perfil. No te miraba, tenía los ojos cerrados mientras su cabeza se inclinaba hacia abajo.
El tipo que se encontraba en medio de ambos era el más bajito, por diferencia, aunque tampoco mucha. Era rubio con el pelo alborotado. Se le caracteriza también porque su color de piel es moreno. Tenía un pendiente en su oreja izquierda que quedaba colgando. Tenía sus manos en su cintura y te estaba mirando con una sonrisa macabra.- Así que eres tú el que nos está buscando, eh. ¡Pues aquí nos tienes!- Dijo el tipo del centro con un tono sobrecogedor. Su voz era grave, y tenía pinta de loco con sus movimientos y gritos.
Esto era raro, cómo podrían saber que tú venías a por ellos… ¿La chica tal vez? ¿O alguien a quien ya habías preguntado y no respondieron? La cosa estaba clara, el factor sorpresa ya no valía, y estaba claro que ellos deberían de ser de la famosa familia. En fin, no quedaba otra que preguntar, ya que habían salido en tu busca… Pero no, parece que ellos tenían otros planes. El tipo “lunático” de en medio sacó un arma de fuego, un revolver, y te apuntó con ella. El tipo de pelo largo sacó unas esposas y se te quedó mirando.- La cosa es así.- Empezó el lunático.- Vas a venir con nosotros a la mansión, y allí veremos qué hacemos contigo.- Dijo con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.
Parecía un buen plan, al menos podrías saber dónde está su sede y siempre te podrás librar de ellos.
¿Y bien? ¿Qué decides hacer? ¿Prefieres pelear ahora con ellos para no perder mucho más tiempo, o hacerles caso e ir hasta la mansión de La Familia Corleone?
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Takeru Shiromori
fecha y hora Θ clima Θ lugar Θ participantes
La muchacha observa al joven Takeru embobada mientras realiza las deducciones, el dependiente sale y examina las palabras del joven con la mirada, como si de un erudito en una palestra se tratara. Al finalizar el monólogo científico del joven revolucionario, pasa un breve instante de silencio en el que el joven es observado por ambos, una situación realmente molesta e inquietante para muchos, pero el joven deja pasar ese detalle sin molestarse. Dicha transición es rota por un aplauso, aplauso de la muchacha rubia, que está contenta cual ardilla con su bellota, y decide, emocionada, probar el método expuesto por el joven. Presiona e insta al dependiente agarrándole del brazo, con actitud de una infante pequeña e inocente. Tras la realización del método expuesto por Takeru, llevado a cabo por el dependiente, se comprueba que al pesar solo seis de las manzanas una de las balanzas pesaba menos, de modo que de esas tres manzanas el dependiente pesa dos, quedando igualadas las balanzas, por lo que la manzana que pesa menos ya está aislada. |~¡Muchísimas gracias pequeño pelirrojo!~| Dice la rubia abrazando al joven moreno pellirrojo, como si se hubiera olvidado de su timidez, quedándose feliz con las manzanas. |~No hay que darlas señorita.~|Responde Takeru con su voz amable. Nada más salir del establecimiento el joven Takeru se dirige al camino de la costa, aquél donde la joven dice que se encuentran los miembros de la familia Corleone. Poco tiempo pasó, poco más de veinte minutos o media hora, desde mi entrada en el establecimiento. El ambiente de las calles es el mismo que antes de entrar, en el camino de ida a la tienda, pero ahora el clima es algo más frío, y las calles siguen vacías…desiertas…El joven revolucionario para por mitad de la plaza, que le deja a las puertas de un pequeño sendero de tierra que conduce a la costa, a lo lejos se puede vislumbrar la nao marine por lo que resultaría difícil perderse teniendo esa indicación. El joven de negros cabellos camina por un rato, atravesando un camino desierto, con tan solo hierbas llanas y algunas flores a los costados del camino de tierra, amén de alguna que otra porción cubierta de nieve que le da un tono blanco. |~Vaya un día más tranquilo y monótono, espero algo de diversión…~| Piensa el joven mientras camina siguiendo el camino, justo antes de alcanzar a ver algo de humo proveniente de algún lugar cercano, manteniendo la calma sigue observando, pues bien podría ser el inicio de un incendio en la pradera y bosque circundante. Sin embargo, tras un poco más de avance el joven se percarta de que el humo procede de una chimenea, chimenea de una casa ubicada en mitad de aquel prado. Seguramente sea la residencia de la joven de la tienda, ya que dijo vivir por estos lares. Sin embargo el joven aún no ve a nadie de los que busca, como si todos ellos se hubieran desvanecido de la faz de la tierra. Solo alcanza a ver un páramo desierto, pero sus indicaciones eran claras, deberían estar por esos lares, al menos unos pocos. Es en ese momento cuando el joven se percata, sale humo de la casa, lo que significa que hay alguien en su interior, ya sea cocinando o con fuego para calentarse. El joven desconoce el motivo, pero aquél lugar le empieza a parecer sospechoso cuando menos. Pero aparentemente no tiene nada en relación con su objetivo, por lo que el joven se da la vuelta, mirando nuevamente hacia el barco, pero ahora se ven tres hombres, todos ellos ataviados de negro. A la izquierda un hombre alto, con una cabellera que le llega a la cintura, del mismo color que su traje y liso. Este observa al joven de perfil, con unos penetrantes ojos negros, que combinados con su tez pálida lo hacen temible, además de que al tener los brazos cruzados lo hace aparentar mucho peor. A la derecha se encuentra un sujeto de cabellos castaños y un poco largos, puntiagudo hacia arriba. Igualmente de tez pálida, y al igual que el de la izquierda, se encuentra de perfil, pero sin mirarlo, mantiene los ojos cerrados mientras dirige la mirada al suelo. El sujeto que se encuentra entre ambos es el más bajo de los tres, por diferencia, aunque no demasiada. Este es rubio con cabellos alborotados, de tez morena. Posee un pendiente en la oreja izquierda que queda colgando. Posa sus manos en la cintura y observa al joven revolucionario con una mirada macabra. |~Así que eres tú el que nos está buscando, eh. ¡Pues aquí nos tienes!~| Dice el sujeto del centro con un tono de voz sobrecogedor, una voz grave y unas pintas de loco con sus movimientos y gritos. Esa situación es extraña, como pueden saber que el joven está buscándolos…|~¿Tal vez les dijo la chica?¿O he hablado con ellos sin respuesta?~| Piensa el joven. La situación está clara, el factor sorpresa ya no es efectivo ni viable, pues es evidente que esos tres pertenecen a esa infame familia. Bueno, no queda más remedio, saben que les busca, de modo que de perdidos al río. Sin embargo el joven no tiene tiempo de hacer nada, pues aquellos sujetos parecen tener otros planes. El extraño tipo del centro, el desequilibrado, saca un revolver apuntando con él al revolucionario, mientras el melenudo mira al joven portando unas esposas. |~La cosa es así~| Dice el lunático. |~Vas a venir con nosotros a la mansión, y allí veremos qué hacemos contigo~| Termina de decir con una enorme sonrisa de oreja a oreja. |~Bueno, parece una buena idea, pues así sabré donde se encuentra su sede, y librarme de tres tipejos no me resulta difícil.~| Piensa el joven mientras evalúa la situación y las posibilidades. [color:7800=0c3e47]|~Solo díganme, ¿de qué están hechas las esposas?~| Dice el joven mientras se adelanta mirándolos con seguridad en el rostro. |
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Los muchachos se miraron entre ellos tras tu comentario. Eso les dio qué pensar. Hicieron un pequeño círculo excluyéndote en el cual se escuchaban murmullos, al parecer estaban debatiendo algo. Tras ello volvieron a fijar sus miradas en ti. El tipo que portaba las esposas, las guardó sacando otras que al parecer, eran iguales.- Pues son esposas normales, de acero de esas que no se rompen.- Dijo el chico de tez morena de forma despreocupada.- ¿Necesitas saber algo más?.. ¡Pues no!- Dijo mientras los tres se abalanzaron sobre ti. El chico de largo cabello te colocó las esposas y el rubio sacó una bolsa, la cual te la colocó en la cabeza. La bolsa era completamente negra y no te dejaba ver nada. Al parecer, si lo que se buscaba era conocer la ruta, sería imposible. Los chicos no son tan tontos como parecen.
Había algo raro en aquella bolsa que te pusieron… Daba sueño… Sin embargo no te dormiste, es como si hubieran puesto un somnífero o algo. Pero más que sueño, era como si te dejaba cansado.
Sentías que dabais pasos dirigiéndoos a un lugar desconocido. Pasa el tiempo y ya no sientes los pies. Quieras o no el hecho de estar “cansado” hacía que no pudieras darte cuenta de nada. Ni si habíais ido muy lejos, o de cuánto tiempo ha pasado. Pero, finalmente, os detuvisteis.- Arrodíllate.- Dijo uno voz que te sonaba familiar, pero que no distinguías bien. Posiblemente sea la voz del rubio. Y sin esperar tu respuesta, ellos mismos te arrodillaron a la fuerza. Y seguidamente te quitaron la bolsa que te pusieron. Al abrir los ojos lo único que veías eran borrones. Pero entre ellos distinguiste algo que parecía ser un trono.- Echadle agua.- Dijo una voz que no reconocías.
Y así fue. Te echaron un cubo lleno de agua fría a la cara. Y eso, aclaró tus ideas. Ahora podías ver bien y ya no tenías esa sensación de cansancio. Jadeabas un poco.- Al parecer la droga funciona muy bien.- Dijo la misma voz de antes, que provenía de un gran hombre, de gran tamaño, al parecer le gustaba comer. Iba vestido de traje negro, al igual que los tres que te encontraste antes. Llevaba un sombrero de pico y se estaba fumando un puro. Se encontraba sentado de mala manera en lo que parecía ser un trono, acompañado de dos bellas jóvenes.- ¿Y bien? ¿Quién es éste individuo?- Dijo mientras le daba otra calada al puro.
-Es la persona de las que nos dieron el soplo. Al parecer nos estaba buscando, Padre.- Dijo el muchacho de tez morena y pelo alborotado. Tras ese comentario, el grandullón te miraba fijamente.- Bien chico, no sé qué querrás, pero te debo una disculpa. Al parecer mi equipo te seguridad te ha traído de una manera un tanto brusca. Si te sientes extraño, es debido a una droga que te han dado en la bolsa que te pusieron en la cabeza, que relaja tus músculos y desorienta tus sentidos. Lo que desconocía era que te hiciera sentir cansado.- Le dio una calada al puro, degustándola como el que más.- Bienvenido seas a la mansión de la Familia Corleone. Dime, ¿en qué te puedo ayudar?
Cortando tu respuesta el chico de melena larga le tiró al grandullón unas esposas.- Nos preguntó por las esposas, Padre. Lo mejor sería tener cuidado con él.- Dijo con una voz no esperada. Era una voz muy dulce, como la de un ángel. El tipo de sombrero de pico examinó las esposas con los ojos.- Vaya, pues sí, por si acaso habrá que vigilarle.- Dio un chasquido con los dedos y de dos puertas salieron corriendo un montón de chicos vestidos de traje, como todos, con diversas armas haciendo un semicírculo en ti y apuntándote con sus respectivas armas.- Bueno, teniendo eso en cuenta…- Cortó mientras le daba otra calada al puro.- Puede que seas un enemigo, pero no te juzgaré aún. Por favor, dime qué es lo que te trae por mi “humilde” morada.
Vaya, al parecer las cosas se habían complicado, pero… Algo raro pasa. El hombre al que denominaba “Padre” parecía ser una persona educada y razonable, la verdad es que no parecen tipos tan malos, eso si le restamos la droga, las esposas y que te apunten con sus armas. Sin embargo, ¿qué pasaba con las esposas? De todas maneras lo único que queda por hacer ahora es preguntar por la muchacha, que al fin y al cabo, era a lo que “habíamos venido” a hacer.
Había algo raro en aquella bolsa que te pusieron… Daba sueño… Sin embargo no te dormiste, es como si hubieran puesto un somnífero o algo. Pero más que sueño, era como si te dejaba cansado.
Sentías que dabais pasos dirigiéndoos a un lugar desconocido. Pasa el tiempo y ya no sientes los pies. Quieras o no el hecho de estar “cansado” hacía que no pudieras darte cuenta de nada. Ni si habíais ido muy lejos, o de cuánto tiempo ha pasado. Pero, finalmente, os detuvisteis.- Arrodíllate.- Dijo uno voz que te sonaba familiar, pero que no distinguías bien. Posiblemente sea la voz del rubio. Y sin esperar tu respuesta, ellos mismos te arrodillaron a la fuerza. Y seguidamente te quitaron la bolsa que te pusieron. Al abrir los ojos lo único que veías eran borrones. Pero entre ellos distinguiste algo que parecía ser un trono.- Echadle agua.- Dijo una voz que no reconocías.
Y así fue. Te echaron un cubo lleno de agua fría a la cara. Y eso, aclaró tus ideas. Ahora podías ver bien y ya no tenías esa sensación de cansancio. Jadeabas un poco.- Al parecer la droga funciona muy bien.- Dijo la misma voz de antes, que provenía de un gran hombre, de gran tamaño, al parecer le gustaba comer. Iba vestido de traje negro, al igual que los tres que te encontraste antes. Llevaba un sombrero de pico y se estaba fumando un puro. Se encontraba sentado de mala manera en lo que parecía ser un trono, acompañado de dos bellas jóvenes.- ¿Y bien? ¿Quién es éste individuo?- Dijo mientras le daba otra calada al puro.
-Es la persona de las que nos dieron el soplo. Al parecer nos estaba buscando, Padre.- Dijo el muchacho de tez morena y pelo alborotado. Tras ese comentario, el grandullón te miraba fijamente.- Bien chico, no sé qué querrás, pero te debo una disculpa. Al parecer mi equipo te seguridad te ha traído de una manera un tanto brusca. Si te sientes extraño, es debido a una droga que te han dado en la bolsa que te pusieron en la cabeza, que relaja tus músculos y desorienta tus sentidos. Lo que desconocía era que te hiciera sentir cansado.- Le dio una calada al puro, degustándola como el que más.- Bienvenido seas a la mansión de la Familia Corleone. Dime, ¿en qué te puedo ayudar?
Cortando tu respuesta el chico de melena larga le tiró al grandullón unas esposas.- Nos preguntó por las esposas, Padre. Lo mejor sería tener cuidado con él.- Dijo con una voz no esperada. Era una voz muy dulce, como la de un ángel. El tipo de sombrero de pico examinó las esposas con los ojos.- Vaya, pues sí, por si acaso habrá que vigilarle.- Dio un chasquido con los dedos y de dos puertas salieron corriendo un montón de chicos vestidos de traje, como todos, con diversas armas haciendo un semicírculo en ti y apuntándote con sus respectivas armas.- Bueno, teniendo eso en cuenta…- Cortó mientras le daba otra calada al puro.- Puede que seas un enemigo, pero no te juzgaré aún. Por favor, dime qué es lo que te trae por mi “humilde” morada.
Vaya, al parecer las cosas se habían complicado, pero… Algo raro pasa. El hombre al que denominaba “Padre” parecía ser una persona educada y razonable, la verdad es que no parecen tipos tan malos, eso si le restamos la droga, las esposas y que te apunten con sus armas. Sin embargo, ¿qué pasaba con las esposas? De todas maneras lo único que queda por hacer ahora es preguntar por la muchacha, que al fin y al cabo, era a lo que “habíamos venido” a hacer.
- Notas:
- -Puedes intentar librarte de las esposas o utilizar tu Akuma, pero no podrás. La razón se dirá en el próximo post.
-Se ha utilizado un poco de Metarol, pero hecho sólo para seguir con la trama. Si se tiene algún problema, mandar un MP y se solucionará.
-A diferencia de otros post, aquí no se ha dejado muchas posibilidades, pero… ¡Que vuele la imaginación!
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La situación se vuelve extrañamente compleja en el momento en el que el joven de larga cabellera pregunta por la composición de las esposas, al parecer no fue la mejor de las preguntas que pudo hacer, pues en el mismo instante en el que esa pregunta suena el hombre que lleva las esposas las cambia por unas diferentes, pero que en apariencia son iguales. |~Pues son esposas normales, de acero de esas que no se rompen.~| Dice despreocupado el hombre moreno. |~¿Necesitas saber algo más?.. ¡Pues no!~| Añade mientras todos se abalanzan sobre el joven Takeru, que a duras penas pudo mantenerse en pie, sin poder evitar ser esposado y que su cabeza quede cubierta por una bolsa. Su visión queda bloqueada pues la bolsa es de un tono azabache en su totalidad, lo que impediría al joven revolucionario conocer la ruta hacia la sede de la familia Corleone. De pronto el joven empieza a notar un cansancio repentino, como si hubieran puesto un somnífero o algo similar en la bolsa. El joven puede sentir como se mueven todos en grupo, paso a paso, el destino lo desconoce. |~Maldita sea, ¿por qué habré preguntado eso...?~| Piensa el joven mientras es llevado a un lugar que no conoce, por un grupo de gente que no sabe lo que pretende. Con el paso del tiempo ni los pies siente el joven, el cansancio parece haber alcanzado el sistema nervioso periférico, situado en la base de la médula espinal. Antes de que el joven pudiera darse cuenta de nada el grupo se detiene, y una voz familiar, pero que no logra distinguir, le dice que se arrodille, pero, sin darle siquiera tiempo de reaccionar, son ellos los que arrodillan al joven moreno. |~Echadle agua.~| Dice una voz desconocida mientras el joven revolucionario empieza a ver, borroso, pero algo distingue, algo similar a un trono.
Dicho y hecho, tras esas palabras el joven nota como le lanzan agua fría a la cara, algo que le ayuda a aclararse, pues ahora ya puede ver con claridad y ya no se encuentra tan cansado como antes, parece que se ha recuperado toda su energía de sopetón, como si hubiera descansado una noche entera. |~Al parecer la droga funciona muy bien.~| Dice la misma voz que antes. |~¿Qué dice éste?~| Dice para sí mismo el joven entre jadeos. La voz proviene de un orondo hombre orondo, como si le encantase tragar comida cual borracho con alcohol. Viste de la misma forma que los demás con los que el joven revolucionario tuvo el "placer" de encontrarse y tratar, con la diferencia de que lleva un sombrero de pico y fuma un puro. Su postura al sentarse en esa especie de trono es bastante mala, lo que seguramente le causaría daños en la columna, pero eso no es asunto del joven Takeru, a cada uno de sus lados se encuentra una bella joven. |~¿Y bien? ¿Quién es éste individuo?~| Dice el gordo mientras da otra calada al puro que lleva en sus labios. |~Es la persona de las que nos dieron el soplo. Al parecer nos estaba buscando, Padre.~| Dice el muchacho de tez morena y pelo alborotado, comentario que hace que el hombre orondo fije su mirada en el joven. |~Bien chico, no sé qué querrás, pero te debo una disculpa. Al parecer mi equipo te seguridad te ha traído de una manera un tanto brusca. Si te sientes extraño, es debido a una droga que te han dado en la bolsa que te pusieron en la cabeza, que relaja tus músculos y desorienta tus sentidos. Lo que desconocía era que te hiciera sentir cansado.~| Dice antes de dar otra calada al puro. |~Bienvenido seas a la mansión de la Familia Corleone. Dime, ¿en qué te puedo ayudar?~| Añade al terminar la calada. |~Muy simple...~| Empieza a decir el joven cuando el melenudo le interrumpe. |~Nos preguntó por las esposas, Padre. Lo mejor sería tener cuidado con él.~| Dice al gordo que les dirige. En esos momentos la paciencia del joven Takeru empieza a agotarse rápidamente, no tiene mucha por lo que en breves estallaría. La voz del melenudo es suave y dulce, como si de un ángel se tratara. El gordo estudia las esposas con la mirada. |~Vaya, pues sí, por si acaso habrá que vigilarle.-~| Dice justo antes de chasquear sus dedos enormes como morcillas. De pronto la sala se llena de jóvenes armados con distintas armas con las cuales apuntan al joven de negra cabellera formando un semicírculo alrededor de él. |~Bueno, teniendo eso en cuenta…~| Se detiene para darle otra calada al puro. |~Puede que seas un enemigo, pero no te juzgaré aún. Por favor, dime qué es lo que te trae por mi “humilde” morada.~| Termina de hablar.
|~Muy simple, busco a una niña desaparecida en la ciudad, ¿saben ustedes algo de eso?~| Responde el joven con un tono serio, solo le queda un resquicio de paciencia, solo un hilo que le impide liarse a matar a todos los presentes, pero antes de ello tiene que librarse de las esposas.
Dicho y hecho, tras esas palabras el joven nota como le lanzan agua fría a la cara, algo que le ayuda a aclararse, pues ahora ya puede ver con claridad y ya no se encuentra tan cansado como antes, parece que se ha recuperado toda su energía de sopetón, como si hubiera descansado una noche entera. |~Al parecer la droga funciona muy bien.~| Dice la misma voz que antes. |~¿Qué dice éste?~| Dice para sí mismo el joven entre jadeos. La voz proviene de un orondo hombre orondo, como si le encantase tragar comida cual borracho con alcohol. Viste de la misma forma que los demás con los que el joven revolucionario tuvo el "placer" de encontrarse y tratar, con la diferencia de que lleva un sombrero de pico y fuma un puro. Su postura al sentarse en esa especie de trono es bastante mala, lo que seguramente le causaría daños en la columna, pero eso no es asunto del joven Takeru, a cada uno de sus lados se encuentra una bella joven. |~¿Y bien? ¿Quién es éste individuo?~| Dice el gordo mientras da otra calada al puro que lleva en sus labios. |~Es la persona de las que nos dieron el soplo. Al parecer nos estaba buscando, Padre.~| Dice el muchacho de tez morena y pelo alborotado, comentario que hace que el hombre orondo fije su mirada en el joven. |~Bien chico, no sé qué querrás, pero te debo una disculpa. Al parecer mi equipo te seguridad te ha traído de una manera un tanto brusca. Si te sientes extraño, es debido a una droga que te han dado en la bolsa que te pusieron en la cabeza, que relaja tus músculos y desorienta tus sentidos. Lo que desconocía era que te hiciera sentir cansado.~| Dice antes de dar otra calada al puro. |~Bienvenido seas a la mansión de la Familia Corleone. Dime, ¿en qué te puedo ayudar?~| Añade al terminar la calada. |~Muy simple...~| Empieza a decir el joven cuando el melenudo le interrumpe. |~Nos preguntó por las esposas, Padre. Lo mejor sería tener cuidado con él.~| Dice al gordo que les dirige. En esos momentos la paciencia del joven Takeru empieza a agotarse rápidamente, no tiene mucha por lo que en breves estallaría. La voz del melenudo es suave y dulce, como si de un ángel se tratara. El gordo estudia las esposas con la mirada. |~Vaya, pues sí, por si acaso habrá que vigilarle.-~| Dice justo antes de chasquear sus dedos enormes como morcillas. De pronto la sala se llena de jóvenes armados con distintas armas con las cuales apuntan al joven de negra cabellera formando un semicírculo alrededor de él. |~Bueno, teniendo eso en cuenta…~| Se detiene para darle otra calada al puro. |~Puede que seas un enemigo, pero no te juzgaré aún. Por favor, dime qué es lo que te trae por mi “humilde” morada.~| Termina de hablar.
|~Muy simple, busco a una niña desaparecida en la ciudad, ¿saben ustedes algo de eso?~| Responde el joven con un tono serio, solo le queda un resquicio de paciencia, solo un hilo que le impide liarse a matar a todos los presentes, pero antes de ello tiene que librarse de las esposas.
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Tras escuchar tus palabras, pudiste ver una cara de asombro entre varios de los integrantes de la sala. Eso podría ser tanto positivo como no, puede ser que ellos realmente la hayan secuestrado, o no tengan ni idea. Aunque lo segundo se ponía más en duda.
Tras lo que fueron unos segundos de silencio el chico de tez morena sobresaltó y te agarró de los ropajes acercando su cara a la tuya.- ¡¿Qué es lo que sabes sobre ella?! ¡¿Cómo que la estás buscando?! ¡Contesta o te mato!- Gritaba el joven, mientras era agarrado por algunos de los guardas que le agarraban alejándole de ti.- Sacadlo de la habitación, y que no entre hasta nuevo aviso.- Dijo el tipo del trono. Ahora se había puesto recto, parece ser que estaba serio. Tras que salga el chico de tez morena de la habitación, el hombre del trono clavó su mirada en ti.- Bien chico. Nosotros también nos hemos enterado de lo que le ocurrió a la hija del tabernero. Supongo que nos buscabas porque medio pueblo cree que fuimos nosotros la responsable, y te habrán contagiado.- Breve pausa, en la cual, terminaba el puro que anteriormente de estaba degustando. Dándole las sobras a una de las dos mujeres que tenía a los lados, a la de su derecha en concreto. Ella se encargó de tirar las sobras. Y el tipo continuó hablando.- Sin embargo, nosotros nos somos los culpables. Es más, nosotros la estamos buscando también.- Si girabas a tu alrededor podías ver caras preocupadas o cabizbajas.- Te contaré una cosa joven viajero. Sin embargo esto no debería salir de esta sala. Te he visto a los ojos, y veo nobleza y honor. Yo lo respeto y sé que puedo confiar.- Breve pausa.- El chico rubio que acaban de sacar, tiene un amorío con la hija del tabernero. En un principio no lo acepté, pero tras el año de relación toda la Familia Corleone le ha cogido cariño a la muchacha. Es un amorío secreto para el pueblo. Y bueno, ciertamente, desde que supimos de su desaparición la buscamos como locos, pero no la hemos conseguido encontrar.
Las palabras que salían de su boca parecían ser reales y no mentiras. Sin embargo, ¿se podría confiar realmente en una mafia?
El tipo que llevaba las esposas se acercó al tipo del trono, posándose a su lado, y te miraba.- Dinos, ¿por qué la andas buscando? Es posible que estemos del mismo lado, y de ser rasí, podríamos colaborar.- Los soldados que estaban a tu alrededor se habían relajado, esperando una respuesta por tu parte. Parecían buenas personas, sin embargo… Aún quedaba aclarar lo que pasó con los marines, cosa que aún no se conocía con certeza la razón por la cual la Familia Corelone les atacó. Un soldado salió de la sala, y tras dos minutos volvió acompañado del joven rubio. Parece ser que salió para contarle lo sucedido al muchacho. Ahora aparecía más calmado, pero seguía con cara de enfado.
¿Qué decides hacer? Vas a seguir con un interrogatorio, o prefieres dar una respuesta rápida… Ahora te toca decidir.
Tras lo que fueron unos segundos de silencio el chico de tez morena sobresaltó y te agarró de los ropajes acercando su cara a la tuya.- ¡¿Qué es lo que sabes sobre ella?! ¡¿Cómo que la estás buscando?! ¡Contesta o te mato!- Gritaba el joven, mientras era agarrado por algunos de los guardas que le agarraban alejándole de ti.- Sacadlo de la habitación, y que no entre hasta nuevo aviso.- Dijo el tipo del trono. Ahora se había puesto recto, parece ser que estaba serio. Tras que salga el chico de tez morena de la habitación, el hombre del trono clavó su mirada en ti.- Bien chico. Nosotros también nos hemos enterado de lo que le ocurrió a la hija del tabernero. Supongo que nos buscabas porque medio pueblo cree que fuimos nosotros la responsable, y te habrán contagiado.- Breve pausa, en la cual, terminaba el puro que anteriormente de estaba degustando. Dándole las sobras a una de las dos mujeres que tenía a los lados, a la de su derecha en concreto. Ella se encargó de tirar las sobras. Y el tipo continuó hablando.- Sin embargo, nosotros nos somos los culpables. Es más, nosotros la estamos buscando también.- Si girabas a tu alrededor podías ver caras preocupadas o cabizbajas.- Te contaré una cosa joven viajero. Sin embargo esto no debería salir de esta sala. Te he visto a los ojos, y veo nobleza y honor. Yo lo respeto y sé que puedo confiar.- Breve pausa.- El chico rubio que acaban de sacar, tiene un amorío con la hija del tabernero. En un principio no lo acepté, pero tras el año de relación toda la Familia Corleone le ha cogido cariño a la muchacha. Es un amorío secreto para el pueblo. Y bueno, ciertamente, desde que supimos de su desaparición la buscamos como locos, pero no la hemos conseguido encontrar.
Las palabras que salían de su boca parecían ser reales y no mentiras. Sin embargo, ¿se podría confiar realmente en una mafia?
El tipo que llevaba las esposas se acercó al tipo del trono, posándose a su lado, y te miraba.- Dinos, ¿por qué la andas buscando? Es posible que estemos del mismo lado, y de ser rasí, podríamos colaborar.- Los soldados que estaban a tu alrededor se habían relajado, esperando una respuesta por tu parte. Parecían buenas personas, sin embargo… Aún quedaba aclarar lo que pasó con los marines, cosa que aún no se conocía con certeza la razón por la cual la Familia Corelone les atacó. Un soldado salió de la sala, y tras dos minutos volvió acompañado del joven rubio. Parece ser que salió para contarle lo sucedido al muchacho. Ahora aparecía más calmado, pero seguía con cara de enfado.
¿Qué decides hacer? Vas a seguir con un interrogatorio, o prefieres dar una respuesta rápida… Ahora te toca decidir.
- Off:
- Siento que sea corto, pero me he comido la cabeza para intentar hacerlo más largo, sin embargo es necesaria tu participación, y no quiero hacer Metarol xD
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La situación en la sala se vuelve cada vez más tensa y extraña, tras las palabras del joven toda la sala se envuelve en un asombro del que parece que no vayan a salir, el joven no sabe si ese asombro le ayudará o no, dada la reacción de toda la sala el joven empieza a dudar de si está en el lugar ideal para cumplir con su cometido, parece ser que esa desaparición no es obra de ellos, pero eso ya se desvelará. Unos breves segundos de silencio acaban rotos por el chico de tez morena que toma al joven por los ropajes hasta ponerlo mirándose ambos a los ojos. |~¡¿Qué es lo que sabes sobre ella?! ¡¿Cómo que la estás buscando?! ¡Contesta o te mato!~| Dice totalmente alterado, como si la noticia fuera la muerte de alguien a quien él amara. El joven revolucionario mantiene la serenidad en su expresión, no va a dar a entender que lo que acaba de suceder le ha alterado, que no lo ha hecho, ni mucho menos perderá el control de su actitud ante una sala llena de hombre que le apuntan con armas. Algunos de estos tratan de alejar al joven de Takeru y el hombre que se encontraba sentado en el trono, que ahora se halla erguido, ordena sacarlo de la sala hasta nuevo aviso, seguramente para que el joven no interfiera en la conversación entre el revolucionario y el jefe. |~Bien chico. Nosotros también nos hemos enterado de lo que le ocurrió a la hija del tabernero. Supongo que nos buscabas porque medio pueblo cree que fuimos nosotros la responsable, y te habrán contagiado.~| Dice justo antes de hacer una pausa para terminarse el puro del cual que entrega los restos a la chica de su derecha para que se deshaga de ellos. |~Sin embargo, nosotros nos somos los culpables. Es más, nosotros la estamos buscando también.~| Dice tras la pausa, alrededor del joven revolucionario las expresiones son preocupadas y personas cabizbajas. |~Te contaré una cosa joven viajero. Sin embargo esto no debería salir de esta sala. Te he visto a los ojos, y veo nobleza y honor. Yo lo respeto y sé que puedo confiar.~| Dice para luego hacer una breve pausa. |~El chico rubio que acaban de sacar, tiene un amorío con la hija del tabernero. En un principio no lo acepté, pero tras el año de relación toda la Familia Corleone le ha cogido cariño a la muchacha. Es un amorío secreto para el pueblo. Y bueno, ciertamente, desde que supimos de su desaparición la buscamos como locos, pero no la hemos conseguido encontrar.~| Añade para finalizar.
De modo que la joven desaparecida es una chica que tiene un romance con la mafia más temida en el pueblo, una desaparición que provoca el desconcierto de pueblo y mafia |~Eso no puede ser una casualidad, alguien debe querer la extinción del pueblo, de los Corleone o de todos...~| Piensa el joven mientras observa el panorama de la sala, al parecer el hombre no miente, al menos no pasa esa sensación al joven Takeru, que ve como el sujeto de las esposas se pone al lado del hombre del trono. |~Dinos, ¿por qué la andas buscando? Es posible que estemos del mismo lado, y de ser así, podríamos colaborar.~| Dice desde allí. Se nota que la situación les preocupa, los soldados parecen más relajados, como si esperasen una respuesta de ayuda. De todos los enigmas que hay solo queda por resolver el que había pasado con los marines, pues esta familia parece estar compuesta por buenas personas, y el joven revolucionario no tiene porque desconfiar de lo que le han dicho. En ese momento vuelve a entrar el joven de antes, el enamorado, parece más relajado al saber de lo conversado en la sala. |~Verán, yo llegué a esta isla de casualidad, mi bote me trajo aquí y me encuentro con poca comida, el padre de la niña me ofreció comida a cambio de ayudarle a encontrarla, y no me comieron la cabeza, simplemente eráis la principal sospecha y mi único hilo por el cual empezar a investigar sobre la desaparición. No me dejo influir por las opiniones ajenas, me gusta hablar desde el conocimiento, y por lo hablado parecéis personas cabales y con las que se puede colaborar. Ahora, ¿sería mucha molestia quitarme las esposas? No es una posición agradable en la que permanecer.~| Responde el joven con una tranquilidad y serenidad casi frías, algo que no todos serían capaces de hacer.
De modo que la joven desaparecida es una chica que tiene un romance con la mafia más temida en el pueblo, una desaparición que provoca el desconcierto de pueblo y mafia |~Eso no puede ser una casualidad, alguien debe querer la extinción del pueblo, de los Corleone o de todos...~| Piensa el joven mientras observa el panorama de la sala, al parecer el hombre no miente, al menos no pasa esa sensación al joven Takeru, que ve como el sujeto de las esposas se pone al lado del hombre del trono. |~Dinos, ¿por qué la andas buscando? Es posible que estemos del mismo lado, y de ser así, podríamos colaborar.~| Dice desde allí. Se nota que la situación les preocupa, los soldados parecen más relajados, como si esperasen una respuesta de ayuda. De todos los enigmas que hay solo queda por resolver el que había pasado con los marines, pues esta familia parece estar compuesta por buenas personas, y el joven revolucionario no tiene porque desconfiar de lo que le han dicho. En ese momento vuelve a entrar el joven de antes, el enamorado, parece más relajado al saber de lo conversado en la sala. |~Verán, yo llegué a esta isla de casualidad, mi bote me trajo aquí y me encuentro con poca comida, el padre de la niña me ofreció comida a cambio de ayudarle a encontrarla, y no me comieron la cabeza, simplemente eráis la principal sospecha y mi único hilo por el cual empezar a investigar sobre la desaparición. No me dejo influir por las opiniones ajenas, me gusta hablar desde el conocimiento, y por lo hablado parecéis personas cabales y con las que se puede colaborar. Ahora, ¿sería mucha molestia quitarme las esposas? No es una posición agradable en la que permanecer.~| Responde el joven con una tranquilidad y serenidad casi frías, algo que no todos serían capaces de hacer.
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Algunos miembros de la familia parecían estar dubitativos ante tu petición, hasta que “Padre” asintió, a lo cual el tipo que en un principio sacó las esposas, para así seguidamente sacar la llave y quitártelas.- Supongo que nos ayudarás a encontrarla. Más bien, nos ayudaremos a encontrarla, dado que ambos tenemos un mismo fin.-Dijo el “Padre”, mientras le pedía a una de las muchachas que le trajera otro puro.- Veo en tus ojos que lo que tienes son buenas intenciones y que no nos estás mintiendo, sé reconocer a las personas por ello. Queremos un bien común, aunque como ya te han pedido, y te han ofrecido algo por encontrarla, lo mejor sería separarnos.- La muchacha corriendo le trajo un puro, ya preparado y listo para encenderse, cosa que hizo el “Padre” por sí solo.- Además.- Dijo mientras daba una primera calada.- Si la gente cree que somos los responsables y por algún casual nos ven contigo, podrían malinterpretar las cosas. Por lo cual, mejor que cada uno vaya por su lado.- Dijo finalmente el cabecilla de la Familia Corleone.
Todas las personas que se encontraban en la sala, poco a poco volvían a sus lugares de origen, y alguno de los guardias incluso te quería señalar la salida. Sin embargo ese gesto un tanto de falta de modal, fue impedido por el moreno de pelos dorados.- ¡Espera! Antes de que te vayas, me encantaría hacerte una propuesta.- Dijo el joven muchacho captando toda la atención.- Que no nos tengan que ver juntos por conveniencia conjunta, no quiere decir que no podamos estar en contacto.- Dijo antes de sacar de su bolsillo un diminuto Den Den Mussi.- Sin embargo, aún no te veo “capacitado para llevarlo”. Es posible que buscando por tu cuenta no encuentres nada, y no me gusta trabajar con “inútiles”. Por ello.- pequeña pausa.- Me gustaría poder ver cómo piensas. Te propongo un acertijo.
El chico de dorados cabellos empezó a narrar:
En ésta época aún no hay electricidad, y por ende no hay bombillas, ni televisores, ni calefacción… El caos es que un hombre está necesitado de encender una lámpara de aceite para iluminar la habitación, encender la chimenea para caldear la casa y también calentar el agua para darte un baño. El problema es que sólo te queda una cerilla. Así pues, para poder conseguir todo eso, ¿Cuál de todos los objetos tienes que encender primero?..
Hubo un pequeño silencio.- En fin, no es muy difícil, espero que lo aciertes, de lo contrario, por favor, lárgate y no molestes.
[A continuación te dejaré dos spoilers que deberás de abrir según tu respuesta. Cuando contestes con un post y yo lo lea te diré si acertaste o fallaste, para que puedas abrir uno, u otro spoiler. Y no te preocupes por la contestación, puedes saltarte la parte en la que irían estos dos spoilers o si lo prefieres, puedes hablar de algo.]
Justo al salir de la habitación, alguien por la espalda te volvió a esposar, muy rápidamente y te volvieron a poner la misma bolsa en la cabeza que antes.- Lo sentimos, pero colabore con nosotros o no, no debe de saber cómo llegar hasta aquí.- Dijo una voz desconocida, posiblemente de alguno de los guardias.
Así pues, te sacaron de la Mansión Corleone y, de la misma manera en la cual viniste, te llevaron hasta donde te encontraron anteriormente, lugar en el que te quitaron las esposas y la bolsa. A diferencia de la primera vez, ahora no te echaron agua paraqué no estuvieras tan desorientado, pero lo hicieron para evitar que les pudieras seguir. Pero había que tener tranquilidad, ahora que estabas ante el aire puro, pronto pasaría aquella sensación no muy agradable.
Todas las personas que se encontraban en la sala, poco a poco volvían a sus lugares de origen, y alguno de los guardias incluso te quería señalar la salida. Sin embargo ese gesto un tanto de falta de modal, fue impedido por el moreno de pelos dorados.- ¡Espera! Antes de que te vayas, me encantaría hacerte una propuesta.- Dijo el joven muchacho captando toda la atención.- Que no nos tengan que ver juntos por conveniencia conjunta, no quiere decir que no podamos estar en contacto.- Dijo antes de sacar de su bolsillo un diminuto Den Den Mussi.- Sin embargo, aún no te veo “capacitado para llevarlo”. Es posible que buscando por tu cuenta no encuentres nada, y no me gusta trabajar con “inútiles”. Por ello.- pequeña pausa.- Me gustaría poder ver cómo piensas. Te propongo un acertijo.
[Atención, pequeño hombre que ha pedido moderado, el acertar o fallar este acertijo será lo que decida si podrás optar o no, a tener una buena ayuda para el resto del moderado. Piénsa bien xD]
El chico de dorados cabellos empezó a narrar:
En ésta época aún no hay electricidad, y por ende no hay bombillas, ni televisores, ni calefacción… El caos es que un hombre está necesitado de encender una lámpara de aceite para iluminar la habitación, encender la chimenea para caldear la casa y también calentar el agua para darte un baño. El problema es que sólo te queda una cerilla. Así pues, para poder conseguir todo eso, ¿Cuál de todos los objetos tienes que encender primero?..
Hubo un pequeño silencio.- En fin, no es muy difícil, espero que lo aciertes, de lo contrario, por favor, lárgate y no molestes.
[A continuación te dejaré dos spoilers que deberás de abrir según tu respuesta. Cuando contestes con un post y yo lo lea te diré si acertaste o fallaste, para que puedas abrir uno, u otro spoiler. Y no te preocupes por la contestación, puedes saltarte la parte en la que irían estos dos spoilers o si lo prefieres, puedes hablar de algo.]
- Si aciertas el acertijo, abre este spoiler. No lo hagas si no lo has acertado:
- Aplaudió de manera casi sarcástica el joven de piel morena.- Está bien, ha sido demasiado fácil. Probemos con otro, otro que ya es más difícil. Escucha:
Supongamos que hay un grupo de cinco personas, A, B, C, D y E y que todas manejan bastante dinero. Por una razón u por otra cada una de estas cinco personas ha pedido dinero prestado a una de las otras, y a su vez ha prestado dinero a otra persona. Conoces los siguientes tres datos:
1. B pidió dinero prestado a A.
2. E no prestó dinero a A.
3. C prestó dinero a D
Lo que quiero que resuelvas, es el misterio de quién prestó dinero a A…- Si lo resuelves:
- Bien, nuevamente era demasiado fácil, pero con esto me vale para saber que tu cabeza piensa con lógica, que es lo que busco.- Te lanza el Den Den Mussi.- Toma. Por favor, encuéntrala. Si necesitas cualquier cosa, que te busquemos alguna información, que te demos datos del pueblo, o cualquier otra cosa, tan sólo contacta con nosotros.
Después de todo esto, saliste de la habitación.
- si no lo resuelves:
- Pufff.- Suspiraba el joven chico.- Ese acertijo tenía la misma dificultad que el anterior, a decir verdad, o tal vez menor. Me has defraudado. Creo que nos la podremos arreglar sin ti, gracias, pero puedes irte.- Dijo guardándose el DenDenMussi de nuevo en el bolsillo.
Hubo un grandísimo silencio, y con la cabeza baja te pedían que salieras, cosa que hiciste.
- Si no lo resuelves:
- El chico se llevó las manos a la cabeza.- Por favor, lárgate, el acertijo era sumamente fácil, pero no has sido capaz de resolverlo. Gracias, pero no te necesitamos, si la encontramos podremos ayudarte a que te lleves el mérito, pero poco más. Vete.
Con un silencio sepulcral, y todos mirando hacia otro lado, saliste.
Justo al salir de la habitación, alguien por la espalda te volvió a esposar, muy rápidamente y te volvieron a poner la misma bolsa en la cabeza que antes.- Lo sentimos, pero colabore con nosotros o no, no debe de saber cómo llegar hasta aquí.- Dijo una voz desconocida, posiblemente de alguno de los guardias.
Así pues, te sacaron de la Mansión Corleone y, de la misma manera en la cual viniste, te llevaron hasta donde te encontraron anteriormente, lugar en el que te quitaron las esposas y la bolsa. A diferencia de la primera vez, ahora no te echaron agua paraqué no estuvieras tan desorientado, pero lo hicieron para evitar que les pudieras seguir. Pero había que tener tranquilidad, ahora que estabas ante el aire puro, pronto pasaría aquella sensación no muy agradable.
[…]
Ahora que te sientes mejor, es hora de decidir qué hacer. La pista que tenías resultó no ser la conclusiva, por lo cual tocaba seguir investigando. ¿Qué harás ahora?Invitado
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La duda se aprecia en una parte de los miembros de aquella familia, que al parecer, aún no confían en el joven revolucionario, pese a que este haya explicado que su meta es la misma que la de ellos, pero esas dudas se disuelven cuando el líder y patriarca de todos ellos, llamado “Padre” por los demás asiente a la petición del joven moreno. El mismo sujeto que le había esposado es el encargado de quitarle las esposas. |~ Supongo que nos ayudarás a encontrarla. Más bien, nos ayudaremos a encontrarla, dado que ambos tenemos un mismo fin.~| Dice el jefe mientras solicita otro puro a una de las jóvenes que se encuentran junto a él.|~ Veo en tus ojos que lo que tienes son buenas intenciones y que no nos estás mintiendo, sé reconocer a las personas por ello. Queremos un bien común, aunque como ya te han pedido, y te han ofrecido algo por encontrarla, lo mejor sería separarnos.~| Añade al tiempo que la joven le trae el puro ya listo para encenderse, cosa que el jefe de aquella organización hace por si solo. |~ Además~| Prosigue mientras da una calada al puro. |~ Si la gente cree que somos los responsables y por algún casual nos ven contigo, podrían malinterpretar las cosas. Por lo cual, mejor que cada uno vaya por su lado.~| Dice para terminar. |~Estoy conforme, así además cubriremos mayor terreno y será más fácil encontrarla que todos por el mismo lado.~| Dice el joven revolucionario mientras se frota las muñecas mientras las rota. Todos los presentes vuelven a sus lugares, algunos incluso con intenciones de señalar la salida al joven revolucionario, pero dicho gesto es interrumpido por el rubio. Que empieza a hablar diciendo que aunque no se les viera juntos pueden mantener el contacto, sacando un pequeño den den mushi, pero dice que antes quiere comprobar que el joven está capacitado para llevarlo pues no le gusta trabajar con inútiles. |~Pregunta lo que quieras, no erraré.~|
El joven rubio narra el acertijo, largo sin duda pero es muy sencillo y el joven revolucionario no tarda en descubrirlo. |~Es muy fácil, el primer objeto que se enciende es la cerilla, pues sin ella no puedes encender ninguno de los demás.~| Responde el joven con una voz tranquila y serena. Tras responder el joven lo aplaude de forma casi sarcástica diciendo que era demasiado fácil, que tiene en mente otro más complejo. Luego narra el acertijo, como anteriormente hizo. |~Realmente sencillo, la respuesta es que quien prestó dinero a A es D.~| Responde el revolucionario sin vacilar.
El joven rubio narra el acertijo, largo sin duda pero es muy sencillo y el joven revolucionario no tarda en descubrirlo. |~Es muy fácil, el primer objeto que se enciende es la cerilla, pues sin ella no puedes encender ninguno de los demás.~| Responde el joven con una voz tranquila y serena. Tras responder el joven lo aplaude de forma casi sarcástica diciendo que era demasiado fácil, que tiene en mente otro más complejo. Luego narra el acertijo, como anteriormente hizo. |~Realmente sencillo, la respuesta es que quien prestó dinero a A es D.~| Responde el revolucionario sin vacilar.
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Tras de que te lanzara el Den Den Mussi y de que salieras, unos soldados te volvieron a tapar con la misma bolsa en la cabeza que en antaño. Aunque sabías lo que iba a pasar, si te querías ganar su confianza debías hacerlo ya que te lo pidieron con educación y mencionaron que sería necesario. De nuevo, esa sensación de malestar empezó a corroer tu cuerpo.
Recogiendo el almuerzo que te dieron, te levantaste. Puedes sentir que dispones del Den Den Mussi en el bolsillo derecho. ¿Y ahora qué? Bueno, aún no hemos tenido oportunidad de adentrarnos a aquél navío marine. Ya te explicaron los Corleone la razón de que se encuentre desierto, pero aun así es posible que hubiera una pista.
Aunque también podrías volver y explorar la parte del pueblo faltante y hablar con la gente, que a lo mejor alguien ha visto algo.
¿Qué decides pues?
[…]
Los guardias te dejaron justo donde te hubiste topado con los tres tipos trajeados del principio. Te quitaron las esposas, te echaron agua en la cara para que te despejaras y te dejaron una botella con agua y algo para comer por si te entraba el hambre. Que considerados, o al menos eso parecía. ¿Y ahora qué? Te habías recorrido medio pueblo sin pista alguna, y al parecer de lo único de lo que pudieras haber sacado algo en claro, se trataba de una farsa. Al fin y al cabo ha sido culpa de la misma familia Corleone el haber obtenido esa fama. En fin, cosas que pasan.Recogiendo el almuerzo que te dieron, te levantaste. Puedes sentir que dispones del Den Den Mussi en el bolsillo derecho. ¿Y ahora qué? Bueno, aún no hemos tenido oportunidad de adentrarnos a aquél navío marine. Ya te explicaron los Corleone la razón de que se encuentre desierto, pero aun así es posible que hubiera una pista.
Aunque también podrías volver y explorar la parte del pueblo faltante y hablar con la gente, que a lo mejor alguien ha visto algo.
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El joven es arrastrado de la misma forma que al encontrarse con aquellos trajeados, la verdad es que no le agrada para nada aquella forma de que se le lleven, pero habrá que hacer caso para no tener problemas. Le dejan un almuerzo, el cual el joven toma y comprueba que de hecho tiene el Den Den Mushi en el bolsillo, por lo que todo aquello no ha sido un sueño o una alucinación. La verdad es que todo parece muy extraño, una niña desaparecida, un barco marine desierto, una familia con mala fama que busca a la desaparecida, allí hay gato encerrado seguro. El joven se encamina al pueblo, hay una zona del mismo que está sin evaluar por el joven revolucionario, y las personas del lugar podrían saber algo de la desaparición. El joven se encamina tranquilamente mientras come y bebe al pueblo, sus pasos quedan marcados en la nieve unos minutos hasta que el viento arrastra nieve que cubre las huellas. |~Vaya, después analizaré el barco, pero antes vayamos al pueblo.~| Piensa mientras le da el último bocado al almuerzo que tenía.
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