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¡Sí, señorita! [Shaky~] Empty ¡Sí, señorita! [Shaky~] {Sáb 1 Feb 2014 - 17:14}

El invierno es una de las cuatro estaciones que se suceden a lo largo del año... O al menos así debería ser. Caracterizada por fríos intensos y nevadas, esta estación puede ser una de las más peligrosas para el ser humano pero que con suerte nunca deja demasiadas víctimas pues enseguida llega la primavera. O así debería ser. Pues en el antiguo Reino de Drum, llamado ahora Reino de Sakura, el Invierno era permanente y las temperaturas nunca solían subir de los 15 grados, haciéndolo un hábitat perfecto para animales que soportan muy bajas temperaturas. No obstante no es tan inhóspito como parece, pues un Reino se encuentra en él con habitantes que han aprendido a soportar las bajas temperaturas. Además era un Reino bajo la protección del Gobierno Mundial, por lo que la marina solía patrullar por la zona para asegurarse que todo estaba bien una vez al mes. En cualquier caso, Minato no había ido a parar allí porque fuera a proteger a los ciudadanos o porque estuviera de patrulla, sino porque al ser una isla "aliada" podría realizar sus entrenamientos extremos sin temor a ser atacado por nadie.

El frío era una condición adversa que podía mermar tanto el cuerpo como el alma de todos aquellos que tuvieran que trabajar o pelear en ella. En aquella isla de invierno el marine se entrenaría, tratando de mejorar sus habilidades y su resistencia a situaciones extremas como aquella. Y para ello, lo mejor que se le había ocurrido era marchar al un lugar deshabitado y entrenarse lejos de las miradas curiosas de los transehúntes. Se quitó la parte de arriba de su mono de combate, si quería aprender a soportar aquel frío debía someterse al más duro entrenamiento. Tras quitárselo dejó ver un torso entrenado, con varias cicatrices a lo largo de él que eran producto de varios combates en el pasado. El misterioso mirata en la isla de Jaya le había dejado una cicatriz circular de pocos centímetros de grosor en un costado a la altura de las costillas, y Arribor Neus, actual Shichibukai, le había dejado una gran cicatriz que recorría su torso de forma oblicua casi por completo.

Pero no eran cicatrices tan exageradas como las de otros marines de mayor rango y experiencia en combates, por lo que decidió ignorarlas por el momento. Su entrenamiento consistía en mantener su cuerpo quieto durante unos minutos y que este perdiera mucha temperatura corporal, para acto seguido lanzarse al ataque contra enemigos imaginarios o contra árboles intentando que su velocidad fuera la misma que la de un ataque normal. Tras una hora de entrenamiento tuvo que desistir, su piel estaba ligeramente azulada y sus músculos temblaban como nunca. Marchó al pueblo más cercano ya vestido, casco incluído, y con una manta por encima para tratar de ganar y mantener algo de calor.

Cuando llegó se encontró con que en la aldea parecían estar muy alegres y ociosos. Minato le preguntó a un hombre mayor que él que qué pasaba, y este de inmediato le dijo que era uno de los días más cálidos del año y que por ello celebraban "picnics" al aire libre. Esto sorprendió a Minato, pues la temperatura apenas superaba los cinco grados aunque era cierto que la nieve parecía derretirse poco a poco. Sabía que no duraría mucho, pues en una isla de invierno las nieves caían día sí día también, pero conocer aquello le desmotivó pues creía que su entrenamiento había sido satisfactorio y que había cumplido su objetivo.

¿Qué haría entonces? Debía entrar en calor antes de volver a entrenar, pero a pesar de que había un bar al otro lado de la calle no quería darse a conocer demasiado pues su visita allí no era "oficial". Además su dinero se había quedado en el pequeño barco de su banda de marines, la cual no había ido con él a la isla. Solo quedaba esperar a que su cuerpo tomara una temperatura normal y pudiera volver a su entrenamiento.


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¡Sí, señorita! [Shaky~] Empty Re: ¡Sí, señorita! [Shaky~] {Mar 18 Feb 2014 - 18:00}

El puerto del hermoso y llamativo Reino de Sakura, una amplia isla del Grand Line completamente helada que según los diarios de Shaky que Akane venia leyendo era sumamente horrible y por algún motivo odiada para ella por lo que tendría cuidado con lo que haría en aquel sitio. Aunque a ojos de Akane era un simple pueblo más en sus viajes y una parada más en la cual estar varada en el muelle o sus alrededores hasta que repararan su preciado barco con el cual podre encontrar a Leonel, un líder revolucionario apuntado en la libreta de su madre, de manera de poder pedirle a este un lugar entre sus filas para comenzar con su venganza contra el gobierno que había arruinado su segunda vida con la familia Akaze.

Sentada en las enormes cajas que se apilaban en el muelle la asesina de cabellera roja esperaba con cierto cuidado a que le pudieran arreglar su barco que se había ganado un par de golpes en una pelea innecesaria de alta mar o un milagro en el cual se encontrara con algo importante en aquella isla, robar era una opción para muchos pero es algo que no entraba en la personalidad de la asesina que simplemente se dedico a admirar los ruidos que a sus odios llegaban desde el pueblo. Mirando al cielo la fémina se dedico a jugar con un par de sus cuchillos cual maestra en su uso sin hacerse el mas mínimo rasguño ante movimientos sumamente bélicos con los cuales disfrutaba de imaginarse una persona capaz de darle un juego a ellos.

Mirando al cielo, Akane pudo sentir la gélida brisa del mar y ver a lo lejos una pequeña banda de pájaros volando en dirección incierta hacia alguna otra isla "Tsk... Volar para abandonar la isla... Y yo varada sin poder hacer mas que esperar a la reparación del Princesa..." y como siempre al verlos volar, la fémina mujer se lamentaba no poder hacerlo también siendo que tenia que conformarse con el barco que había recuperado de su madre en uno de sus viajes.

Con el pasar de la horas en el muelle la fémina se quedo dormida y semi sentada sobre una de la enormes cajas del muelle mientras una de sus dagas caía de entre sus dedos para hundirse en la nieve de la isla que la rodeaba, era cierto que no había dormido en mucho tiempo y que los viajes no ayudaban mucho pero había elegido un mal lugar para hacerlo siendo realistas. Alguien la iba a despertar o simplemente se iba a quedar con una mano extendida sin su daga, sus leves ronquidos y su barco siendo reparado sin su vigilancia hasta que el dolor de la mala posición lo hiciera. Y así fue, la mala posición la despertó de un sobre salto dejándole un asqueroso e insufrible dolor en varias partes de su cuerpo.

En cuanto se paro estirándose un poco para intentar acomodar sus huesos, noto que el cielo ahora estaba teñido de naranja debido a que era el atardecer y el muelle estaba completamente parado. Solo un par de barcos atracados pero nada de movimiento por lo que toda oportunidad de que terminar de reparar su barco quedo en el olvido de ese día. En ese momento la fémina se dio cuenta que tendría que ingeniárselas para quedarse de manera gratuita en aquella isla y aun peor era el hecho de que no tenia un solo Berrie para subsistir en ello ya que de alguna manera su pequeña billetera se había quedado vacía tras pagarle al carpintero por la reparación del Princesa Andromeda.

De esa manera dejo el muelle guardando la daga que se encontraba en el suelo y llevándose una larga capa de abrigo sobre los hombros mientras su mirada se posaba en el cielo y sus brazos sobre sus armas por si llegaba a necesitar efectuar un movimiento brusco, desconfiada de todo realmente. Un suspiro casi idéntico a un ronroneo de gato acompaño aquella pose mientras que Akane se limitaba a pensar en un sinfín de mentiras que utilizar para poder tomar algo de manera gratuita sin tener que robar y conseguir algún lugar donde dormir un poco. Siendo que de una manera u otro logro llegar al centro del pueblo sin morir congelada notando que se encontraban en algo similar a una fiesta -¿Que mierda significa esto...?- Siendo que en ese susurro logro escuchar como un tipo algo extravagante le preguntaba a un hombre que es lo que ocurría.

-Conque de fiesta, por cierto ¿A esto le llaman calor?- En cuanto se acercara a aquel tipo diría aquellas palabras, por algún motivo creía que podría conseguir algo de su parte y no necesariamente un puñado de berries con los cuales subsistir en esa isla, algo mejor... Si, puede que suene raro pero ella es así. Lo suficientemente confiada como para creer que nadie puede hacerle frente e incluso que puede sin problema alguno sacarle información a alguien como aquel tipo que se le hacia de cierta manera familiar.
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¡Sí, señorita! [Shaky~] Empty Re: ¡Sí, señorita! [Shaky~] {Miér 19 Feb 2014 - 3:25}

Desilusionado por lo que aquel hombre acababa de decir, Minato se llevó la mano a la parte trasera de su nuca y se rascó a pesar de que no tuviera ningún picor, un mero gesto de desconcierto por su parte al no comprender qué termómetro en el mundo decía que aquella temperatura podía ser denominada "calor" y no "menos frío". En cualquier caso, giró el cuello para ver la taberna a su lado en cuyo interior probablemente haría más calor, con un buen fuego que iluminara y calentara a la par. Eso sí que sería estar en una temperatura agradable, y no estar ahí fuera con los pies hundidos en la nieve y los huesos congelados. Precisamente de frío iba la cosa, pues una extraña mujer se acercó hasta donde él estaba con aptitud aparentemente amigable. Su comentario realmente le arrancó una sonrisa de sus congelados músculos faciales, al tiempo que identificaba a la persona que se había referido a él.

Era una mujer bastante... "exótica". Estaba claro que no era de por allí, o si lo era no tenía raices del Reino de Sakura pues parecía más una flor en el desierto que en un valle helado. Además su comentario dejaba claro que era una visitante, pues sino no se habría quejado de la temperatura en "uno de los días más calurosos del año", según le había dicho aquel hombre. - Desde luego, están locos si piensan hacer un picnic con esta temperatura... Pero son sus costumbres, no podemos cambiarlas si ellos están comodos con ellas. - decía volviendo el rostro hasta los animados ciudadanos que caminaban de un lado a otro moviendo tablas de madera que acoplaban a la nieve para tener una superficie sobre la que realizar el picnic. Había que reconocer algo, era muy admirable como trabajaban aun estando acostumbrados a las bajas temperaturas, pues Minato habría tenido que abrigarse como un oso si hubiera querido colaborar.

- ¿Y qué hace alguien de fuera en el reino de Sakura? Si sois como yo, dudo que hayáis venido por el agradable clima de la isla. - bromeó mientras se descolgaba la correa que sujetaba la funda doble de las Ninjato y la miraba con detenimiento, raspándola con los dedos para librarla de algo de nieve que había quedado pegada a esta probablemente en un movimiento brusco o voltereta. Cuando terminó aquella acción tan trivial, observó a la mujer de la cual apenas sabía nada y esperó una respuesta, recordando en aquel entonces los pocos Berries que le quedaban en su cartera mientras se colocaba la funda de nuevo en la espalda. Con suerte pasaría una noche con ese dinero en una habitación, pero debería trabajar al día siguiente para que le dejaran dormir de nuevo. Aunque tenía la sensación de que podría estirarlo un poco más para tomar una buena cena.

- Por cierto, mi nombre es Kazuo. Minato Kazuo. ¿Por qué no pasamos a ese establecimiento de allí? Parece un buen sitio para entrar en calor. - sugirió el pelirrojo señalando el lugar con el dedo. - Vamos, déjame invitarte a algo. - dijo casi como incentivo. No era sino una escusa, pero no la escusa para ligar con la chica que todo el mundo haría, sino una escusa para poder pisar suelo sólido y sentarse cerca de una buena hoguera. Comenzó a caminar esperando que la chica lo siguiera ya que sino se desilusionaría ligeramente. Era la única persona que podría entender muchas de sus costumbres, pues al venir del mar como él sabía lo que era raro en aquella isla pero que sus habitantes consideraban normal. El sonido de sus pisadas apartando la nieve era "agradable" hasta cierto punto, un ruido desconocido que era agraciado de oír, pero a su vez le recordaba que su piel seguiría azul por el frío bajo aquellas mantas.

Abrió la puerta y un soplo de aire templado le golpeó la cara, sacándole una sonrisa y devolviéndole de inmediato cierto color. Como había imaginado, el establecimiento contaba con su propio sistema de calefacción a base de combustión de madera, una chimenea de toda la vida vamos. El hombre se sentó en una mesa redonda diseñada para dejar sitio a por lo menos seis personas, pero todas eran así por allí. Además aquella se encontraba cerca de la fuente de calor, y Minato temía perder los dedos de los pies como no entraran en calor de inmediato. El resto del local estaba lleno de estas mesas de madera, parecía un establecimiento donde los habitantes se refugiaban del frío y jugaban a las cartas o pasaban el rato con una buena bebida en la mano.

Tras unos segundos una mujer se acercó hasta donde él estaba, aparentemente confundida ante la presencia del marine pues no había ningún aldeano en aquella habitación. - Vaya, no esperaba ver a nadie por aquí hoy... Con la buena temperatura que hace... ¡Ya se, debes ser de fuera! - decía con una voz un tanto aguda. - Bueno, te serviré lo que quieras, tan solo dímelo... Tenemos Cola, Cerveza bien fresquita, limonad... ¡Pero qué digo! ¡Querrás algo calentito! ¿Qué tal una sopita? ¿Algo de alcohol para mantener el cuerpo con buen vigor? También tengo café, leche caliente, chocolate... ¡Vamos pídelo! - le insistía a un agobiado Minato que estaba más centrado en calentar sus extremidades que en prestar atención. - ¿Sake? ¿Tienes sake? Por favor, algo de sake y... Lo que la chica pida. - dijo sin siquiera comprobar si lo había seguido hasta allí.

Gustoso compartiría su bebida con aquella mujer si a cambio recibía un poco de conversación. No se encontraba de humor para beber solo y, tras un rato, volver a entrenar en la fría nieve del Reino de Sakura. Y menos ahora que la noche estaba cerniéndose sobre la isla, las temperaturas descenderían lo suficiente para sentir puñaladas por todo su cuerpo si volvía a realizar un entrenamiento como aquel. Por primera vez en mucho tiempo, Minato prefería tomar un buen saque y charlar que corretear por todos lados, aunque bien sabía que aquello le pasaría factura y dentro de poco tendría que realizar alguna actividad física importante, como un combate con otra persona o un duro entrenamiento. Todo para calmar sus ansias de moverse, su necesidad de actividad que parecía haber quedado congelada por el frío de la isla.
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