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Era una mañana como todas las demás, tranquila y con un suave viento que, ofrecía
una buena sensación. La mañana de aquel mes, se presentaba con un muy lindo paisaje
con el cual, Ging quedó maravillado. Era el momento perfecto para sacar
su gran tabla de dibujo y cumplir su objetivo; pintar el ya mencionado, paisaje.
Ging llevaba una camisa blanca junto a una chaqueta de color negro y unos vaqueros jean,
ademas de sus lentes de sol y su sombrero negro, el chico tomó la precaución de llevar consigo
su sombrero, debido a que se había pronosticado, un poco de calor. Ging se sentó sobre el
césped, ese sonido que hacia al sentarse le gradaba y le producía, nostalgia.
Cuando sacó sus pinturas notó la presencia de algunos insectos y automáticamente pensó
en que en unas horas, le picaría su cuerpo. Su rostro no expresaba ninguna preocupación
por ello así que, tomó su pincel y comenzó a pintar con una sonrisa en su cara. Había pasado
un tiempo ya, desde que comenzó a pintar y a la mitad, dejó su pincel y se recostó sobre el
cesped, el joven dió un suspiro y se dejó llevar por aquel maravilloso ambiente.
Los sonidos de las aves hicieron que se durmiera por apenas, unos 10 minutos, los cuales pasaron
como 5 segundos. El joven se levantó del golpe y enseguida siguió pintando. Las horas
pasaban como minutos y la mañana se marchaba., ya eran las 11:21 y aun le faltaba.
una buena sensación. La mañana de aquel mes, se presentaba con un muy lindo paisaje
con el cual, Ging quedó maravillado. Era el momento perfecto para sacar
su gran tabla de dibujo y cumplir su objetivo; pintar el ya mencionado, paisaje.
Ging llevaba una camisa blanca junto a una chaqueta de color negro y unos vaqueros jean,
ademas de sus lentes de sol y su sombrero negro, el chico tomó la precaución de llevar consigo
su sombrero, debido a que se había pronosticado, un poco de calor. Ging se sentó sobre el
césped, ese sonido que hacia al sentarse le gradaba y le producía, nostalgia.
Cuando sacó sus pinturas notó la presencia de algunos insectos y automáticamente pensó
en que en unas horas, le picaría su cuerpo. Su rostro no expresaba ninguna preocupación
por ello así que, tomó su pincel y comenzó a pintar con una sonrisa en su cara. Había pasado
un tiempo ya, desde que comenzó a pintar y a la mitad, dejó su pincel y se recostó sobre el
cesped, el joven dió un suspiro y se dejó llevar por aquel maravilloso ambiente.
Los sonidos de las aves hicieron que se durmiera por apenas, unos 10 minutos, los cuales pasaron
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La costa de aquella isla estaba tranquila como de costumbre, un hombre se dirigía a la playa con su caña de pescar. El sol iluminaba el día y aquel tipo se puso a pescar de forma tranquila con su sedal y sus anzuelos. Tras meter el gusano en un anzuelo del número diez y poner una plomada para hacer contrapeso lanzó la caña contra el agua del mar. Aquel hombre puso la caña entre dos piedras y se sentó en una pequeña silla que traía consigo dejando un cubo al lado que llenó de agua para los peces que fuera atrapando. La caña permanecía quieta y parecía que no iba a pescar nada, pasaban los minutos y no había nada decente. De repente notó como el puntero de la caña se movía y rápidamente empezó a recoger con ganas para tratar de pillar lo que fuera. Por fin sacó su presa que trataba de un pequeño besugo, lo echó al cubo y se agachó para poder verlo de forma tranquila mientras sonreía satisfecho por su pesca. De repente aquel hombre se notó en el aire y salió volando contra la caña de pescar partiéndola en el trayecto y cayendo en la arena mientras una ola que llegaba chocaba en el rompeolas y le daba de lleno. Aquel hombre tosió un poco sin saber que había pasado y miró hacia el cubo.
- No deberías pescar aquí humano, la basura debe estar escondida como una buena rata y nada más. Bueno, que aproveche.
El besugo fue engullido por la boca de aquel ser. Era un tipo de 2,15. Su musculatura era prodigiosa y sus dientes afilados como cuchillas. Sus ojos dorados y penetrantes, su piel azulada grisácea. Tan solo vestía con un pantalón azul oscuro. Sus rasgos eran los de un tiburón y en su espalda había un enorme espadón de color negro. En su cintura dos vainas de espadas donde se veían dos mangos rojos. En la zona del tobillo derecho una cajeta donde guardaba su daga negra de punta roja. Su pelo era encrespado y azul oscuro. Sus ojos estaban observando al hombre que ahora temblaba al ver frente a él aquel poderoso Gyojin tiburón toro. El terrible tiburón caminó hacia el hombre y lo agarró del cuello para después comenzar a reír en un tono burlón y sádico para finalmente hablarle en tono bromista.
- Los humanos sois solo seres inferiores y no tenéis nada que hacer. Ahora comer o ser comido. Dulces sueños humano.
Dirigió sus poderosos dientes al cuello del hombre atravesándole este y arrancándole medio cuello de un tirón. Después tiró el cadáver al agua y empezó a relamerse de forma tranquila para limpiar sus dientes llenos de sangre. No parecía haber nadie por la playa por lo que se ahora corrió hacia una zona mejor situada, era una especie de lugar hermoso para los humanos pero para él un simple lugar. Sus ojos divisaron a un chico pintando lo que parecía un dibujo pero desde su posición no sabía lo que podía ser. De forma tranquila empezó a caminar hasta situarse detrás de aquel chico, la sombra del enorme tiburón toro le taparía el sol al muchacho para que se diera cuenta de la presencia del ser que tenía detrás. En el rostro del tiburón se podía ver una sonrisa sádica y burlona mostrando todos sus dientes afilados mientras observaba al chico por detrás de él. Tras unos escasos segundos se relamió un poco de sangre que aún tenía en el colmillo y se crujió los huesos de los nudillos mientras le dirigía la palabra aquel chico.
- ¿Te gusta pintar humano?
- No deberías pescar aquí humano, la basura debe estar escondida como una buena rata y nada más. Bueno, que aproveche.
El besugo fue engullido por la boca de aquel ser. Era un tipo de 2,15. Su musculatura era prodigiosa y sus dientes afilados como cuchillas. Sus ojos dorados y penetrantes, su piel azulada grisácea. Tan solo vestía con un pantalón azul oscuro. Sus rasgos eran los de un tiburón y en su espalda había un enorme espadón de color negro. En su cintura dos vainas de espadas donde se veían dos mangos rojos. En la zona del tobillo derecho una cajeta donde guardaba su daga negra de punta roja. Su pelo era encrespado y azul oscuro. Sus ojos estaban observando al hombre que ahora temblaba al ver frente a él aquel poderoso Gyojin tiburón toro. El terrible tiburón caminó hacia el hombre y lo agarró del cuello para después comenzar a reír en un tono burlón y sádico para finalmente hablarle en tono bromista.
- Los humanos sois solo seres inferiores y no tenéis nada que hacer. Ahora comer o ser comido. Dulces sueños humano.
Dirigió sus poderosos dientes al cuello del hombre atravesándole este y arrancándole medio cuello de un tirón. Después tiró el cadáver al agua y empezó a relamerse de forma tranquila para limpiar sus dientes llenos de sangre. No parecía haber nadie por la playa por lo que se ahora corrió hacia una zona mejor situada, era una especie de lugar hermoso para los humanos pero para él un simple lugar. Sus ojos divisaron a un chico pintando lo que parecía un dibujo pero desde su posición no sabía lo que podía ser. De forma tranquila empezó a caminar hasta situarse detrás de aquel chico, la sombra del enorme tiburón toro le taparía el sol al muchacho para que se diera cuenta de la presencia del ser que tenía detrás. En el rostro del tiburón se podía ver una sonrisa sádica y burlona mostrando todos sus dientes afilados mientras observaba al chico por detrás de él. Tras unos escasos segundos se relamió un poco de sangre que aún tenía en el colmillo y se crujió los huesos de los nudillos mientras le dirigía la palabra aquel chico.
- ¿Te gusta pintar humano?
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Ya había pasado mucho rato desde que Ging comenzó a pintar aquel hermoso paisaje. El estaba dando los últimos retoques a su pintura, estaba orgulloso de como salió y de
como se pondría su familia, al verlo. Ging pensó si lo felicitarían como aquella vez, en la cual, el joven había pintado un cuadro de su familia junto a sus respectivas, espadas.
Ese día fue el más feliz en la vida de Ging, no era para menos ya que lo mejores artistas le habían enseñado el arte de pintar. Finalmente el joven termino su trabajo, notó una sombra gigante que no le daba buena espina, el joven se quedo quieto para luego dejar su pincel y que sus odios lo dejaran nervioso, escucho la voz, que probablemente, arruinaría su día. Pues se trataba de alguien, el chico supuso que no era un humano giró
sus ojos hacia la izquierda y en un segundo se paro para ponerse frente aquel monstruo a la distancia de 6 metros.
Ging se puso en posición a la defensiva sin bajar la guardia
ni siquiera por un instante y estando atento a todo, con sus movimientos de brazos preparados por si tenia que quitar sus dos espadas, que bien afiladas, estaban. El joven tenia
algo de impresión por el sádico rostro de aquel sujeto y estaba analizando cuidadosamente al monstruo y preguntándose ¿ quién este tipo?. Ging el joven tenia un mal presentimiento y
que podía costarle la vida, no quería morir sin antes pertenecer a una tripulación y cumplir los objetivos de lo piratas, sean buenos o malos.
El joven dio un suspiro, sus ojos demostraban
firmeza, seriedad, su boca estaba entreabierta y su cabello al igual que su boca se movían al paso de aquella fuerte brisa de aire.-En efecto- susurro el joven. El chico pensó que definitivamente no era un humano,debido a las palabras que, ese monstruo, puso los pelos de punta a Ging. El joven estaba decidido a preguntarle, a interrogar a ese sujeto. -Quién eres tu?- dijo con firmeza y con la fuerza suficiente para que lo escuchara- Que eres, cuales son tus objetivos?-
con etas palabras estaba claro que Ging iba en serio.Continuo manteniendo la guardia, en pose de defensiva atento a todo a 6 metros de aquello...
como se pondría su familia, al verlo. Ging pensó si lo felicitarían como aquella vez, en la cual, el joven había pintado un cuadro de su familia junto a sus respectivas, espadas.
Ese día fue el más feliz en la vida de Ging, no era para menos ya que lo mejores artistas le habían enseñado el arte de pintar. Finalmente el joven termino su trabajo, notó una sombra gigante que no le daba buena espina, el joven se quedo quieto para luego dejar su pincel y que sus odios lo dejaran nervioso, escucho la voz, que probablemente, arruinaría su día. Pues se trataba de alguien, el chico supuso que no era un humano giró
sus ojos hacia la izquierda y en un segundo se paro para ponerse frente aquel monstruo a la distancia de 6 metros.
Ging se puso en posición a la defensiva sin bajar la guardia
ni siquiera por un instante y estando atento a todo, con sus movimientos de brazos preparados por si tenia que quitar sus dos espadas, que bien afiladas, estaban. El joven tenia
algo de impresión por el sádico rostro de aquel sujeto y estaba analizando cuidadosamente al monstruo y preguntándose ¿ quién este tipo?. Ging el joven tenia un mal presentimiento y
que podía costarle la vida, no quería morir sin antes pertenecer a una tripulación y cumplir los objetivos de lo piratas, sean buenos o malos.
El joven dio un suspiro, sus ojos demostraban
firmeza, seriedad, su boca estaba entreabierta y su cabello al igual que su boca se movían al paso de aquella fuerte brisa de aire.-En efecto- susurro el joven. El chico pensó que definitivamente no era un humano,debido a las palabras que, ese monstruo, puso los pelos de punta a Ging. El joven estaba decidido a preguntarle, a interrogar a ese sujeto. -Quién eres tu?- dijo con firmeza y con la fuerza suficiente para que lo escuchara- Que eres, cuales son tus objetivos?-
con etas palabras estaba claro que Ging iba en serio.Continuo manteniendo la guardia, en pose de defensiva atento a todo a 6 metros de aquello...
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Al tiburón toro le hizo gracia la reacción del chico pues parecía haberse asustado, si realmente lo hubiera querido matar se lo habría cargado por la espalda. Su sonrisa seguía sádica como de costumbre observando aquel chico que ahora se encontraba a seis metros de él. Nadie hasta ahora había podido escapar con vida por si solo del enorme tiburón que ahora observaba aquel chico con sus dorados ojos. De repente aquel humano comenzó a hablarle preguntándole que quien era y sobre sus objetivos. Algo que al enorme ser de más de dos metros le hizo reír un poco bromista. Acababa de volver de cargarse al pescador y ya le estaba interrogando. El musculoso Gyojin ladeó el cuello mirándolo para después ponerlo bien y empezar a caminar de un lado a otro con máxima tranquilidad y muy confiado de sí mismo. Se estuvo pensando la respuesta unos segundos mientras caminaba en círculos manteniendo las distancias con aquel chico que parecía estar algo nervioso. La voz del tiburón toro sonó por fin en su tono bromista y sádico de siempre. También era algo mas grave y su sonrisa permanecía a simple vista de la mirada del chico pues no dejaba de sonreír mostrando sus afilados dientes.
- Me llamo Same D Shark. Pero puedes llamarme Shark simplemente. No sé si sabrás algo de mí pero mi cabeza tiene precio y más de treintaicinco millones. Por eso no me hace gracia que sepan quién soy pero me da lo mismo en este momento. Seguramente habrás visto carteles míos o algo parecido. Aunque no sé si en este lugar habrán llegado. Como te puedes imaginar soy pirata y de una de las bandas más poderosas y la que dominara los mares. En cuanto a mis objetivos digamos que no tengo ninguno salvo divertirme quitando las vidas de la gente.
Sus últimas palabras fueron acompañadas de una risa siniestra. Su mirada estaba clavada en la de aquel chico. Tras unos segundos lo observó de forma tranquila y se cruzó de brazos. Al parecer aquel chico le gustaba pintar y estaba pintando aquel paisaje que ahora se veía. A continuación el tiburón toro pegó un tranquilo bostezo y se crujió los huesos de los nudillos de los dedos para después estirar los brazos y los hombros y finalmente dirigirse al chico de nuevo hablándole con el mismo tono bromista y sádico que antes.
- Bueno, como veras no he venido en plan asesino, solo he venido en plan ciudadano que viene a realizar unas compras importantes. No me conviene tener a la marina detrás por aquí y menos sin ninguno de mis compañeros cerca así que te agradecería que me guiases al pueblo si eres tan amable chico. Y si es posible a una pescadería donde vendan cangrejo.
Tras sus palabras se quedó observándole esperando su respuesta. Su tono sádico y bromista era algo que le causaba problemas y desconfianza entre los demás pero no podía cambiarlo pues era el tono de voz que siempre había tenido.
- Me llamo Same D Shark. Pero puedes llamarme Shark simplemente. No sé si sabrás algo de mí pero mi cabeza tiene precio y más de treintaicinco millones. Por eso no me hace gracia que sepan quién soy pero me da lo mismo en este momento. Seguramente habrás visto carteles míos o algo parecido. Aunque no sé si en este lugar habrán llegado. Como te puedes imaginar soy pirata y de una de las bandas más poderosas y la que dominara los mares. En cuanto a mis objetivos digamos que no tengo ninguno salvo divertirme quitando las vidas de la gente.
Sus últimas palabras fueron acompañadas de una risa siniestra. Su mirada estaba clavada en la de aquel chico. Tras unos segundos lo observó de forma tranquila y se cruzó de brazos. Al parecer aquel chico le gustaba pintar y estaba pintando aquel paisaje que ahora se veía. A continuación el tiburón toro pegó un tranquilo bostezo y se crujió los huesos de los nudillos de los dedos para después estirar los brazos y los hombros y finalmente dirigirse al chico de nuevo hablándole con el mismo tono bromista y sádico que antes.
- Bueno, como veras no he venido en plan asesino, solo he venido en plan ciudadano que viene a realizar unas compras importantes. No me conviene tener a la marina detrás por aquí y menos sin ninguno de mis compañeros cerca así que te agradecería que me guiases al pueblo si eres tan amable chico. Y si es posible a una pescadería donde vendan cangrejo.
Tras sus palabras se quedó observándole esperando su respuesta. Su tono sádico y bromista era algo que le causaba problemas y desconfianza entre los demás pero no podía cambiarlo pues era el tono de voz que siempre había tenido.
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Ging observaba la sádica cara de aquel tiburón , notó como ladeaba el cuello y caminaba en círculos mientras el chico seguía sin bajar la guardia y entonces escucho
- Me llamo Same D Shark. Pero puedes llamarme Shark simplemente.- el joven pensó en aquel nombre pero no le hacía acordad nada.
Entonces prosigue a escuchar al tiburón. Cuando Ging terminó de oír todo lo que aquel sujeto decía se dispuso a responder, esta vez relajó el cuello siempre sin bajar la guardia y con sus manos preparadas para cualquier cosa. Ging dio un suspiro y le dijo de forma calmada con una sonrisa falsa en su rostro. - ¿Así que te llamas Shark?- Ging estiro su cuello hacia atrás y lo miró muy fijamente, su sonrisa desapareció en un segundo.
Ging le dijo - Con que treinta y cinco millones eh? No me vendría mal esa suma.- luego de un par de segundos el chico se rió y dijo -Solo estoy bromeando, no me interesa por ahora el dinero- dijo de forma simpática siempre alerta. Procedió a seguir respondiendo, con una mano apoyada sobre su cadera.
-Nunca e visto carteles de ti ¿supongo que haz hecho cosas malas no? Como todo el mundo- dijo mirando al tiburón – Tenemos algo en común, supongo...-
Dejó pasar un par de segundos con sus ojos entrecerrados – Ya que ambos somos piratas- abrió sus ojos muy rápido y puso su cuello de nuevo normalmente. - Debo suponer que, los tiburones se divierten asesinando a la gente por diversión- Unas risas serias acompañaron sus siguientes palabras -Se me hace muy raro un tiburón en una pescaderia.- Puso sus manos en los bolsillos para luego decir - ¿Quieres que te diga donde está el pueblo? Como puedo fiarme de que no me mataras?- cerrando los ojos, dijo- No me importa que mates a las personas del pueblo, yo defendería a los que yo crea, mis amigos y familia- Luego de esto, abrió los ojos y miro al otro tipo.
- Me llamo Same D Shark. Pero puedes llamarme Shark simplemente.- el joven pensó en aquel nombre pero no le hacía acordad nada.
Entonces prosigue a escuchar al tiburón. Cuando Ging terminó de oír todo lo que aquel sujeto decía se dispuso a responder, esta vez relajó el cuello siempre sin bajar la guardia y con sus manos preparadas para cualquier cosa. Ging dio un suspiro y le dijo de forma calmada con una sonrisa falsa en su rostro. - ¿Así que te llamas Shark?- Ging estiro su cuello hacia atrás y lo miró muy fijamente, su sonrisa desapareció en un segundo.
Ging le dijo - Con que treinta y cinco millones eh? No me vendría mal esa suma.- luego de un par de segundos el chico se rió y dijo -Solo estoy bromeando, no me interesa por ahora el dinero- dijo de forma simpática siempre alerta. Procedió a seguir respondiendo, con una mano apoyada sobre su cadera.
-Nunca e visto carteles de ti ¿supongo que haz hecho cosas malas no? Como todo el mundo- dijo mirando al tiburón – Tenemos algo en común, supongo...-
Dejó pasar un par de segundos con sus ojos entrecerrados – Ya que ambos somos piratas- abrió sus ojos muy rápido y puso su cuello de nuevo normalmente. - Debo suponer que, los tiburones se divierten asesinando a la gente por diversión- Unas risas serias acompañaron sus siguientes palabras -Se me hace muy raro un tiburón en una pescaderia.- Puso sus manos en los bolsillos para luego decir - ¿Quieres que te diga donde está el pueblo? Como puedo fiarme de que no me mataras?- cerrando los ojos, dijo- No me importa que mates a las personas del pueblo, yo defendería a los que yo crea, mis amigos y familia- Luego de esto, abrió los ojos y miro al otro tipo.
Off rol: perdón por demorarme en responder, tenía cosas que hacer -.-
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El tiburón escuchaba al chico con una sonrisa sádica en el rostro como de costumbre, cuando dijo que el dinero le vendría bien casi se ríe pues sabía que no podría vencerle tan fácilmente, su mirada observaba de forma seria el lugar por si alguien vigilaba. Después volvió a sonreír para escuchar sus palabras, decía que no se fiaba por si le mataba. De todas formas el tiburón iba a acabar con la gente del pueblo. Seguía con la mirada fija en el chico y no la apartaba desde que comenzó a decir lo de no fiarse de él. También le hizo gracia lo de si había hecho cosas malas, no había hecho nada, solo había partido en dos a muchas personas y había destrozado barcos y marines pero nada serio. Una pequeña sonrisa hizo mostrar sus afilados y blancos dientes que destacaban al ser lo que era, un tiburón toro. De repente empezó a hablarle al chico en un tono tranquilo y algo bromista al igual que un poco sádico por la mirada que le dirigía al chico. Después de todo el gran pez no dejaba de ser un peligroso asesino pese a su forma de hacer las cosas y sus constantes bromas y carcajadas.
- Tranquilo, puedes fiarte de mí. Solo quiero divertirme un poco ya me entiendes. Solo me cargare a los de la pescadería y me largare de la isla. He hecho cosas malas, pero no son para tanto. Solo he matado y descuartizado a gente y he hundido muchos barcos, algo normal. ¿No crees?
Dijo soltando una última carcajada tras sus últimas palabras de forma sádica y siniestra. En eso no le había mentido. Solo quería divertirse eliminando a los tipos de la pescadería y puede que algunos pescadores pero nada más. No quería tampoco armarla mucho por si acudían muchos marines y le pillaban alejado del agua. El agua se había convertido para el tiburón en un buen método de huida que le había salvado el pellejo varias veces como en la ciudad del alfa y el omega donde tuvo que huir con su compañero por mar. También le sirvió en su batalla contra el teniente segundo de la marina donde organizó una buena masacre en el reino con los marines y por último se había largado de la isla donde conoció al chico de los perros enormes. Ahora solo debía cargare a unos pocos y largarse de aquel lugar. Clavó sus dorados ojos de nuevo en el chico y sin apenas moverse del lugar le habló de nuevo esperando después la respuesta que quería oír y que le guiara al pueblo. Si no se ocuparía él solo de buscarlo.
- Veo que eres alguien de fiar, como dices tenemos mucho en común chico. Prometo no tocar a tus amigos ni familiares si me guías hasta la pescadería. Total dices que no te importan esas personas. Te doy mi palabra de tiburón toro de que no haré nada malo que te perjudique chico, es una promesa.
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