Iku Hanna
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Akuma no mi
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Turno: Furukawa-Odín-Furukawa...
Escenario: Es un sitio conocido mundialmente por ser una isla donde a los más hábiles reposteros se les atribuye una impresionante habilidad de diseño y sabor, que mantiene la estructura y conservación natural del sitio. Se dice que su arte en la repostería es todo un misterio, ya que todas las edificaciones son el trabajo diario de un pequeño y selecto grupo de cocineros.
Si pudiera ser me gustaría que no hubiesen saltos de turno ya que ando de examenes y no tengo mucho tiempo para el rol.
La isla que sea imparcial.
No es a muerte ya que al NPC lo trataré de encarcelar no de matar.
Kokonoe Toru
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Akuma no mi
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Me encontraba sentado en un bote improvisado rumbo a Candyland por un tema de negocios, había llegado a mi conocimiento rumores de que un pirata llamado Odín rondaba por la isla, un pirata con una recompensa de 15 millones por su cabeza, algo que me interesaba bastante ya que con esa suma de dinero podría comprarme algunas cosas que me ayudarían bastante. TEngo junto a mi las armas más peligrosas de entre todo mi arsenal, mis dagas, mis shurikens, mi ninjato, en mi brazo izquierdo estaba atado el Arrow of Chaos y como refuerzo llevaba tres pistolas, el revólver de Remy y mis fieles pistolas Tigre y Dragon con las cuales siempre tengo buena suerte. El bote avanza tranquilo por el mar aunque tengo que estar atento ya que al estar en el Grand Line podría sufrir un naufragio por cualquier tipo de inclemencia del clima, algo terrible para cualquier persona que tenga nociones muy básicas de navegación, que es mantener el bote a flote y a distinguir ligeramente las aguas costeras de mar abierto.
Poco a poco voy avanzando y a lo lejos empiezo a divisar algo en el mar que es extraño hasta para una persona que ve el mar por primera vez. Empecé a reducir la velocidad del bote para acercarme con cautela al extraño color rosa del mar y me quedé asombrado cuando descubrí que era, algo similar a caramelo rodeaba toda la isla impiediendo que pudiera continuar en barco por el momento. Me bajo sobre el caramelo y busco una forma de llegar a la isla principal, hay mucha distancia entre la costa de la isla y el lugar donde estoy por lo que el paso ninja no me serviría en este momento, tengo que pensar en otro modo de llegar a la isla ya que el bote se quedó al otro lado de la línea sobre la que estoy. Pienso largo y tendido hasta que se me ocurre una idea, crear un puente de caramelo que una la isla con esta extraña extensión cristalizada. Miro a la isla y hago que suelo empiece a moverse hacia ella despacio pero de forma que sea seguro que camine sobre la estructura que estoy creando. Con el tiempo la estructura deja de avanzar por lo que apoyo mis manos en el suelo para tener un control más estable de la materia usada. Sin embargo dado mi nivel de control sobre la akuma no puedo hacer que la capa sea muy gruesa por lo que es probable que al cruzar la estructura se desestabilice y se rompa al poco tiempo de pisarla.
Tenía que pasar rápidamente si quería llegar entero al otro lado pero sería complicado. No era momento para andar pensando, era el momento de actuar sin tener en cuenta nada más que el objetivo por lo que empecé a correr como alma que lleva el diablo notando como la estructura se resentía a cada zancada y se iba derrumbando a mi paso. Faltando un metro para el final salté justo antes de que toda la estructura quedara despedazada y flotando en el agua como si fuesen cubos de hielo en una jarra. Ya en tierra firme empecé a caminar rumbo a la ciudad donde se supone se encontraba el criminal que buscaba.
Poco a poco voy avanzando y a lo lejos empiezo a divisar algo en el mar que es extraño hasta para una persona que ve el mar por primera vez. Empecé a reducir la velocidad del bote para acercarme con cautela al extraño color rosa del mar y me quedé asombrado cuando descubrí que era, algo similar a caramelo rodeaba toda la isla impiediendo que pudiera continuar en barco por el momento. Me bajo sobre el caramelo y busco una forma de llegar a la isla principal, hay mucha distancia entre la costa de la isla y el lugar donde estoy por lo que el paso ninja no me serviría en este momento, tengo que pensar en otro modo de llegar a la isla ya que el bote se quedó al otro lado de la línea sobre la que estoy. Pienso largo y tendido hasta que se me ocurre una idea, crear un puente de caramelo que una la isla con esta extraña extensión cristalizada. Miro a la isla y hago que suelo empiece a moverse hacia ella despacio pero de forma que sea seguro que camine sobre la estructura que estoy creando. Con el tiempo la estructura deja de avanzar por lo que apoyo mis manos en el suelo para tener un control más estable de la materia usada. Sin embargo dado mi nivel de control sobre la akuma no puedo hacer que la capa sea muy gruesa por lo que es probable que al cruzar la estructura se desestabilice y se rompa al poco tiempo de pisarla.
Tenía que pasar rápidamente si quería llegar entero al otro lado pero sería complicado. No era momento para andar pensando, era el momento de actuar sin tener en cuenta nada más que el objetivo por lo que empecé a correr como alma que lleva el diablo notando como la estructura se resentía a cada zancada y se iba derrumbando a mi paso. Faltando un metro para el final salté justo antes de que toda la estructura quedara despedazada y flotando en el agua como si fuesen cubos de hielo en una jarra. Ya en tierra firme empecé a caminar rumbo a la ciudad donde se supone se encontraba el criminal que buscaba.
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Me encontraba a las afueras de aquella ciudad, ya que no me habría podido adentrar mas por la gente no me acostumbraba a la gente y no lo había hecho nunca, me costaba mucho y era bastante para mi haber llegado hasta las afueras, no era una gran ciudad pero lo suficiente para que no quisiera meterme en el centro. Estaba sentado en la terraza de un pequeño restaurante, aislado de la gente aunque los podía seguir viendo pasar, hacer sus vidas tranquilamente. Yo había acabado de comer minutos antes, así que decidí salir de la ciudad, deje un poco de dinero y me levante de la silla donde estaba sentado.
15 minutos después estaba fuera de aquel lugar y me dirigía a un prado cercano, que quedaba a en medio del camino para llegar a aquella ciudad y como no tenía nada más que hacer me tumbe sobre el suelo para meditar un poco.
-Me apetece pelear un poco-Dije para mí mismo y sin esperar que nadie más lo oyera.
Tras esto intente echarme una cabezada, esperando estar lo suficientemente apartado de la gente para que no me molestara ninguna persona espontanea que pasara por allí.
15 minutos después estaba fuera de aquel lugar y me dirigía a un prado cercano, que quedaba a en medio del camino para llegar a aquella ciudad y como no tenía nada más que hacer me tumbe sobre el suelo para meditar un poco.
-Me apetece pelear un poco-Dije para mí mismo y sin esperar que nadie más lo oyera.
Tras esto intente echarme una cabezada, esperando estar lo suficientemente apartado de la gente para que no me molestara ninguna persona espontanea que pasara por allí.
Kokonoe Toru
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Caminaba lenta y tranquilamente buscando alguna señal de mi presa, algo que me confirmara su presencia en la isla y que la información que me dieron no era un rumor sin fundamento. Lo poco que se sabía del tal Odín es que no solía mezclarse con la gente por lo que lo más probable es que se encontrara en algún lugar alejado de ésta, las afueras o un prado desierto. Mientras caminaba iba agachándome a rato para analizar la estructura de la isla, es decir, de qué materia estaba hecha. Conforme iba investigando mi asombro aumentaba ya que todo indicaba que la isla no estaba hecha de los típicos minerales sino que era algo similar a los dulces que tan famosa habían hecho esta isla. Pese a no ser el material más indicado podría aprovecharme del entorno para cazar al criminal en cuanto diese con él.
Para entretenerme con un mínimo de concentración y un gasto energético casi nulo saqué una pequeña bolita del suelo que iba lanzando hacia arriba mientras pensaba en cómo podría servirme de esa materia para la batalla. Sería gracioso ver un golem de esa especie de caramelo enfrentarse a alguien. Ahora pese a que estaba aquí por trabajo estaba deseando encontrar al sujeto y que opusiera resistencia ya que así podría divertirme usando la extraña sustancia de la isla como diversas armas. Ahora, siguiendo a mi instinto me encaminaba hacia los prados de la isla para ver si allí encontraba al sujeto que buscaba, un sujeto que según la marina tenía cierto riesgo pues ofrecían 15 millones de berries por su captura, vivo o muerto. Mis pasos se aceleraron ya que estaba ansioso por encontrarlo y en un momento dado una sombra sobresalía sobre la llanura del prado destacando por encima del color azul del cielo.
-Ojalá sea Odín, quiero empezar el espectáculo cuanto antes.- Pensé mientras caminaba más lenta y calmadamente que antes, no quería que se percatara de mi presencia y se pusiera alerta para así poder darle un pequeño susto. Mi mano derecha ya estaba preparada para desenfundar la pistola de Remy con la cual disparar proyectiles de distintas formas aprovechando también su habilidad moldeadora. También estaba dispuesto a atacar lanzando sus shurikens y sus dagas con una pequeña ayuda de la materia que lo rodea para lograr recuperar las armas después del ataque.
Para entretenerme con un mínimo de concentración y un gasto energético casi nulo saqué una pequeña bolita del suelo que iba lanzando hacia arriba mientras pensaba en cómo podría servirme de esa materia para la batalla. Sería gracioso ver un golem de esa especie de caramelo enfrentarse a alguien. Ahora pese a que estaba aquí por trabajo estaba deseando encontrar al sujeto y que opusiera resistencia ya que así podría divertirme usando la extraña sustancia de la isla como diversas armas. Ahora, siguiendo a mi instinto me encaminaba hacia los prados de la isla para ver si allí encontraba al sujeto que buscaba, un sujeto que según la marina tenía cierto riesgo pues ofrecían 15 millones de berries por su captura, vivo o muerto. Mis pasos se aceleraron ya que estaba ansioso por encontrarlo y en un momento dado una sombra sobresalía sobre la llanura del prado destacando por encima del color azul del cielo.
-Ojalá sea Odín, quiero empezar el espectáculo cuanto antes.- Pensé mientras caminaba más lenta y calmadamente que antes, no quería que se percatara de mi presencia y se pusiera alerta para así poder darle un pequeño susto. Mi mano derecha ya estaba preparada para desenfundar la pistola de Remy con la cual disparar proyectiles de distintas formas aprovechando también su habilidad moldeadora. También estaba dispuesto a atacar lanzando sus shurikens y sus dagas con una pequeña ayuda de la materia que lo rodea para lograr recuperar las armas después del ataque.
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Estaba tumbado boca arriba, con las manos bajo la cabeza, usándolas de almohada. Una pierna flexionada, y la otra sobre ella, con mi ninjato entre ambas, guardando un ligero equilibrio, formando una extraña cruz. En su momento me habían enseñado que era un extraño rito en el que los espadachines rezaban, aunque para mi no era más que nada una pura comodidad. Había a penas nubes en el firmamento, y un sol deslumbrante daba calor al pueblo de caramelo, haciendo que extraños olores se mezclaran formando un aroma empalagoso. No me gustaba aquella zona, tan llena de dulces y chucherías. ¿Quién podría vivir en aquel lugar? Al fin y al cabo, un mínimo de calor y todo se iría a la porra. Arranqué una brizna de hierba con mi brazo derecho, y lo levanté, dejándola caer. Me gustaba saber hacia qué dirección estaba el viento, aunque fuera más que evidente. A veces había varias corrientes, tan débiles que sólo un par de hierbajos se movían en ese sentido, y me gustaba controlar aquello, o, por lo menos, sentir que lo conocía. El conocimiento es poder, y sentirme poderoso me encantaba. Desde que mis dioses me habían abandonado tuve que buscarme la vida, y ahora me perseguían por salvar mi vida. Ser un prófugo de tu propia vida es duro...
Miré un poco hacia el pueblo y los caminos. Uno de ellos, largo y recto, se metía hasta la ciudad, y a lo lejos pudo contemplar, con muchísima dificultad, a una especie de muchacho rascaba el caramelo, tal vez fuera un glotón, o también fuera religioso y gozara besando el suelo de sus dioses. A saber, de locos está lleno el mundo... Fue curioso, porque el muchacho comenzó a caminar hacia la campiña, donde yo estaba tumbado, relajado, escuchando el arrullo de los pájaros y disfrutando el aroma de la brisa primaveral. No debía ser casual que apareciera alguien por una zona tan deshabitada, aunque bien podría ser un pastor. Por sus ropas y su peinado bien lo parecía. Cuando por fin me percaté de que realmente me estaba flanqueando, caminando cada vez más despacio, tratando de no llamar mi atención, comencé a sospechar. ¿Quién se tomaría tantas molestias para no molestar a un tipo en medio de un prado? Si estaba en lo cierto, se encontraba ante un cazarrecompensas novato, que no sabía acechar sigilosamente a su presa. También podía ser un ladrón, o ser simplemente un pastor de cabras bien educado. No estaba dispuesto a correr el riesgo, así que retiré el ninjato y su funda de su cómoda posición entre mis piernas y me lo coloqué bajo la cabeza, agarrando con una mano la funda y con la otra la empuñadura, esperando cualquier ataque. Cuando vales 15.000.000 de berries más te vale ser precavido...
A lo lejos, terminando la campiña, un bosque un tanto idílico, de pocas ramas y hojas verdes. Vaya mierda, yo esperaba saltar como un mono si tenía que escapara, pero bueno... El cielo seguía azul, pero algunas nubes comenzaban a oscurecerlo. No me gustaba la lluvia, pero podía dar ventaja si tenía que luchar contra el pastor, el cual, por cierto, llevaba desaparecido de mi vista un buen rato. "Cázalo", dijo una voz en mi interior. Le respondí que no, pero lo repitió más fuerte. Aquel monstruo que vivía en mi me torturaba, aunque era más poderoso que yo. Lo que había empezado como un juego de entrenamiento ahora era un desdoblamiento en mi personalidad, y el lobo estaba desesperado por salir. Esperaba que no fuera un cazarrecompensas, porque no iba a ser capaz de contener a mi bestia si me veía atacado.
Miré un poco hacia el pueblo y los caminos. Uno de ellos, largo y recto, se metía hasta la ciudad, y a lo lejos pudo contemplar, con muchísima dificultad, a una especie de muchacho rascaba el caramelo, tal vez fuera un glotón, o también fuera religioso y gozara besando el suelo de sus dioses. A saber, de locos está lleno el mundo... Fue curioso, porque el muchacho comenzó a caminar hacia la campiña, donde yo estaba tumbado, relajado, escuchando el arrullo de los pájaros y disfrutando el aroma de la brisa primaveral. No debía ser casual que apareciera alguien por una zona tan deshabitada, aunque bien podría ser un pastor. Por sus ropas y su peinado bien lo parecía. Cuando por fin me percaté de que realmente me estaba flanqueando, caminando cada vez más despacio, tratando de no llamar mi atención, comencé a sospechar. ¿Quién se tomaría tantas molestias para no molestar a un tipo en medio de un prado? Si estaba en lo cierto, se encontraba ante un cazarrecompensas novato, que no sabía acechar sigilosamente a su presa. También podía ser un ladrón, o ser simplemente un pastor de cabras bien educado. No estaba dispuesto a correr el riesgo, así que retiré el ninjato y su funda de su cómoda posición entre mis piernas y me lo coloqué bajo la cabeza, agarrando con una mano la funda y con la otra la empuñadura, esperando cualquier ataque. Cuando vales 15.000.000 de berries más te vale ser precavido...
A lo lejos, terminando la campiña, un bosque un tanto idílico, de pocas ramas y hojas verdes. Vaya mierda, yo esperaba saltar como un mono si tenía que escapara, pero bueno... El cielo seguía azul, pero algunas nubes comenzaban a oscurecerlo. No me gustaba la lluvia, pero podía dar ventaja si tenía que luchar contra el pastor, el cual, por cierto, llevaba desaparecido de mi vista un buen rato. "Cázalo", dijo una voz en mi interior. Le respondí que no, pero lo repitió más fuerte. Aquel monstruo que vivía en mi me torturaba, aunque era más poderoso que yo. Lo que había empezado como un juego de entrenamiento ahora era un desdoblamiento en mi personalidad, y el lobo estaba desesperado por salir. Esperaba que no fuera un cazarrecompensas, porque no iba a ser capaz de contener a mi bestia si me veía atacado.
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Seguía caminando tranquilamente por el lugar como si no pasara nada pero lo que en un principio empezó con intentar acercarse sin llamar la atención acabó convirtiéndose en un simple señuelo, una distracción de mis nuevos planes. Mis pasos me acercaban lentamente a él mientras que el resto del cuerpo permanecía natural, como si simplemente caminara, pero mi mente ya estaba confeccionando una estrategia para poder atacarlo sin llamar la atención. Me desperecé como si me acabara de levantar para estirar los músculos y que estuviesen preparados para el combate que seguramente me aguardaba. Ahora la idea era acercarme rápidamente a él mientras desenvaino los sais para poder atacarle por sorpresa reduciendo su tiempo de acción pero el hecho de que esté tumbado lo entorpece todo.
Empecé a caminar descaradamente hacia él ya que su postura lo entorpecía todo y no quería desvelar nada de mis técnicas o armas, total verme seguramente ya me habrá visto puesto que por mucho que trate de ir sigilosamente el ambiente no ayuda. Ya que todo se había ido por el desagüe tocaba cambiar de planes, si el sigilo no servía quizás el llamar la atención voluntariamente ayudase a confundirle un poco para que no esté del todo atento a mis movimientos. Desenvainé ambos sais para luego gritar a pleno pulmón – Ni se te ocurra resistirte que quiero cobrar los 15 millones que pagan por ti y no tengo ganas de luchar para ello pequeña basura. – Pocos cazadores gritan a pleno pulmón sus intenciones en mitad de una caza pero yo tenía formas de evitar que se alejara demasiado y detenerlo de forma efectiva, tanto con armas como con la isla en sí. Mis ojos mostraban una determinación férrea y no tenía intención de perder esos 15 millones, para mí ese hombre solo vale por el dinero que me darán por él, a efecto de persona, solo es una rata más en el mundo.
– De perdidos al río. – Pensé antes de empezar a correr hacia él lo más rápido que podía sin usar mis técnicas para poder atacarle cuanto antes. Ya estaba lo suficientemente cerca como para poder usar los sais de forma que no pudiera atacarme en el intento así que al tiempo que frenaba me dejaba caer con los sais yendo hacia sus piernas, de esa forma si no hacía nada acabaría sin piernas y completamente indefenso para que lo arrestara sin oposición.
La doble zarpa del tigre [AI]
Empecé a caminar descaradamente hacia él ya que su postura lo entorpecía todo y no quería desvelar nada de mis técnicas o armas, total verme seguramente ya me habrá visto puesto que por mucho que trate de ir sigilosamente el ambiente no ayuda. Ya que todo se había ido por el desagüe tocaba cambiar de planes, si el sigilo no servía quizás el llamar la atención voluntariamente ayudase a confundirle un poco para que no esté del todo atento a mis movimientos. Desenvainé ambos sais para luego gritar a pleno pulmón – Ni se te ocurra resistirte que quiero cobrar los 15 millones que pagan por ti y no tengo ganas de luchar para ello pequeña basura. – Pocos cazadores gritan a pleno pulmón sus intenciones en mitad de una caza pero yo tenía formas de evitar que se alejara demasiado y detenerlo de forma efectiva, tanto con armas como con la isla en sí. Mis ojos mostraban una determinación férrea y no tenía intención de perder esos 15 millones, para mí ese hombre solo vale por el dinero que me darán por él, a efecto de persona, solo es una rata más en el mundo.
– De perdidos al río. – Pensé antes de empezar a correr hacia él lo más rápido que podía sin usar mis técnicas para poder atacarle cuanto antes. Ya estaba lo suficientemente cerca como para poder usar los sais de forma que no pudiera atacarme en el intento así que al tiempo que frenaba me dejaba caer con los sais yendo hacia sus piernas, de esa forma si no hacía nada acabaría sin piernas y completamente indefenso para que lo arrestara sin oposición.
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"¡Ay mis nalgas", pensó el pirata cuando los filos se clavaron en su trasero, tras levantar las piernas tratando de esquivar al que por lo visto no era un pastor, sino un cazador. Los tajos perforaron ligeramente ambos glúteos, pero por suerte fueron cortes limpios y pudo levantarse con una voltereta invertida, no sin un intenso dolor en la baja espalda por los cortes provocados.
-Cazador...-dijo, mientras su voz se agravaba-. No... Sabes... Lo que has...-su voz tornaba casi gutural, al tiempo que su bestia despertaba y tomaba el control-... ¡HECHO!
Se lanzó contra el cazador, ninjato en mano, desenvainándolo y lanzando un tajo de izquierda a derecha a la altura del ombligo, para acto seguido tirarlo a un lado y lanzarse contra el enemigo, placándolo. Con suerte conseguiría cortarlo y derribarlo, y con aquello el lobo estaría listo para alimentarse.
Colmillo del Lobo [AF]
-Cazador...-dijo, mientras su voz se agravaba-. No... Sabes... Lo que has...-su voz tornaba casi gutural, al tiempo que su bestia despertaba y tomaba el control-... ¡HECHO!
Se lanzó contra el cazador, ninjato en mano, desenvainándolo y lanzando un tajo de izquierda a derecha a la altura del ombligo, para acto seguido tirarlo a un lado y lanzarse contra el enemigo, placándolo. Con suerte conseguiría cortarlo y derribarlo, y con aquello el lobo estaría listo para alimentarse.
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Al parecer el pirata conocido como Odín era más hábil de lo que había pensado pues esquivó mi ataque con mucha facilidad y casi por completo, lo único que había sufrido eran dos cortes limpios en su culo mientras intentaba esquivar mi ataque con una voltereta invertida. Y eso no era todo, al parecer lo que hice enfureció al joven pues tras levantarse dijo Cazador...-dijo, mientras su voz se agravaba-. No... Sabes... Lo que has...-su voz tornaba casi gutural -... ¡HECHO! Eso y su forma de moverse a continuación fueron los indicios de que se había enfadado, pero en ese momento ya había guardado mis sais para cambiar de arma. De pronto se lanzó contra mí con su arma en mano y lanzando un golpe que viene por mi derecha a mi cintura, algo que podría ser fatal si no fuese porque mi brazo está hecho de acero puro. El ninjato golpea contra mi brazo y no me hace ningún daño antes de ser arrojado por su portador que se lanza a placarme, algo que es inútil pues con un fuerte impulso me aparté de su trayectoria haciendo que su ataque sea completamente inútil y mientras di una palmada y toqué el suelo para hacer que de él brotasen varias estacas en un semicírculo de 5 metros de radio en dirección al pirata.
Tras eso me alejé de un salto mientras tras otra palmada modificaba mi brazo derecho para que la parte de arriba de mi mano fuese una cuchilla mientras que me ponía en guardia.
Tras eso me alejé de un salto mientras tras otra palmada modificaba mi brazo derecho para que la parte de arriba de mi mano fuese una cuchilla mientras que me ponía en guardia.
El cazador evitó el ataque, dejando al pirata caer de bruces contra el suelo. Un golpe no muy fuerte en todo el cuerpo, pero que lo dejaba indefenso a lo que venía a continuación. Estacas por todo el cuerpo, atravesando al hombre, que aullaba como un lobo malherido. Por suerte no le habían atravesado puntos vitales, pero si no lo sanaban se desangraría pronto. Necesitaba que lo tratasen.
-Está bien... Cazador- dijo como pudo-. Entrégame.
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