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Un ambiente desolador había frente a mi, la isla más bestial en mi opinión, o al menos, la más impactante. Mitad fuego, mitad hielo, parecía una oda a las fuerzas opuestas, y era impresionante aún más el origen de que esta isla estuviese así, la pelea entre dos almirantes... dos humanos con el poder de las frutas del demonio, realmente escalofriante.
Caminaba por el sendero helado, a una distancia prudencial de 50 metros de la zona en llamas continuas, una forma de tener cierta temperatura media, o así lo creía.
- Creo que la palabra escalofrío sería perfecta para denominar esta situación...- Dije en voz baja sin saber si abrigarme o abanicarme.
A medida que daba un paso hacia delante, más emocionado estaba, pero no quería centrarme en ello mucho, mi objetivo era llegar a cierto laboratorio que había, pues según escuché, ahora podía estar siendo usado de nuevo, y en caso negativo, podría investigar para ver que encontraba de interesante allí.
Al cabo de unos minutos me tiré contra el suelo de la nieve removiendome en ella haciendo figuras para finalmente quedarme quieto allí.
- Me aburro...
Caminaba por el sendero helado, a una distancia prudencial de 50 metros de la zona en llamas continuas, una forma de tener cierta temperatura media, o así lo creía.
- Creo que la palabra escalofrío sería perfecta para denominar esta situación...- Dije en voz baja sin saber si abrigarme o abanicarme.
A medida que daba un paso hacia delante, más emocionado estaba, pero no quería centrarme en ello mucho, mi objetivo era llegar a cierto laboratorio que había, pues según escuché, ahora podía estar siendo usado de nuevo, y en caso negativo, podría investigar para ver que encontraba de interesante allí.
Al cabo de unos minutos me tiré contra el suelo de la nieve removiendome en ella haciendo figuras para finalmente quedarme quieto allí.
- Me aburro...
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Un barco de la marina se acercaba a la parte helada de aquel bonito espectáculo de hielo y lava. Dentro del barco en su camarote se encontraba Krauser, la sala era algo pequeña pero eso le bastaba al asesino. Su cama era blanda y el colchón tenía un tono de color blanco, las sabanas eran te un tono dorado y la almohada iba a juego con las sabanas. De todas formas el marine solía dormir sin deshacer la cama. Al lado había una pequeña mesita de madera de un tono marrón que recordaba a la madera de los olmos en el tacto, tenía dos cajones. En el primero se encontraba la pistola de bengalas y el mango extensible de la espada del marine. En el segundo su pistola y una chaqueta blanca. Había varias estanterías, unas tres en total, eran pequeñas y repletas de libros. Casualmente los libros de cada una de ellas tenían el mismo color, en la de la primera, la cual estaba cerca de la puerta, los libros eran de color negro. Dichos libros trataban sobre asesinatos, el uso de los puñales y armas blancas. La segunda estantería estaba cercana a la mesita de noche y los libros eran rojos, hablaban sobre la arqueología y cosas de ese estilo. La última era más pequeña y estaba pegada a la pared sobre la cama, los libros eran de un color morado y hablaban sobre la historia de la marina. Las paredes eran de un tono grisáceo y el techo tenía una pequeña bombilla que apenas iluminaba nada, en el suelo una alfombra de color rojo oscuro y la puerta de un tono negro. Solo había una ventana pegada a la cama, pero esta tenía unos barrotes de color negro, el marco de la ventana era de color blanco, ahora se encontraba cerrada.
Sobre la cama se encontraba tirado el comodoro, observaba el techo de forma calmada cuando de repente pudo notar como el movimiento del barco cesaba. La razón por la que se dirigía allí era por una orden de los altos cargos. Debía investigar lo que antes eran unas instalaciones ya que había rumores de que unos revolucionarios conocidos como ``Los leones´´ habían tomado esta. Solo eran rumores pero de todas formas debía comprobarlo para asegurarse de que todo estaba bien. El hombre que le había mandado la carta al cuartel del norte se trataba de un comodoro llamado Stuar, este le había dejado una carta dándole las ordenes y el demonio de la niebla no dudó en aceptar. Llevaba ya unos tres días viajando en aquel barco, por suerte las despensas estaban llenas y no había muchos hombres a bordo por lo que no había nada de lo que preocuparse.
Se puso de pie sobre el suelo mientras se estiraba un poco, a continuación se agachó y metió la mano bajo la cama sacando su enorme espadón. Tras aquello la amarró a su espalda y se preparó para salir. Abrió los cajones y cogió su chaqueta blanca y se la colocó abierta dejando ver su pecho, tras aquello recogió su pistola de bengalas. En su pierna derecha llevaba una funda donde guardaba su escopeta recortada, portaba su pantalón negro y largo de siempre y unas sandalias de madera de un tono marrón claro. La pistola de bengalas la dejó metida en la cintura del pantalón, a continuación empezó a caminar abriendo la puerta del camarote y saliendo de allí. Se digirió a cubierta y una vez salió se dio cuenta de que el barco estaba anclado al lado de la zona helada. En cubierta había un recluta solamente vigilando ya que los demás estaban dentro. Este era un chico de unos veinte años de pelo rubio y ojos azules, vestía con una sudadera negra y un pantalón rojo oscuro y largo. En sus pies llevaba unas botas y en su cintura una cinturón donde llevaba la funda de una katana. Hacía bastante frio pero eso no era lo que más importaba. Krauser no podría usar bien su niebla, sin pensárselo le hizo un saludo al chico y después saltó por la borda cayendo sobre la capa de hielo.
- Hora de ponerse en marcha.
No pasaron ni unos pocos minutos cuando el marine ya estaba trotando para buscar la base y entrar en calor un poco, mientras corría pudo ver a un tipo de pelo blanco haciendo figuritas con el entorno. De repente el marine se frenó y se quedó mirándole fijamente, aquel hombre le sonaba de algo pero ahora no se acordaba, justo Krauser antes de partir había mirado los carteles de ``Se Busca´´ pero no podía acordarse ahora.
- Tu cara me es familiar.
Sobre la cama se encontraba tirado el comodoro, observaba el techo de forma calmada cuando de repente pudo notar como el movimiento del barco cesaba. La razón por la que se dirigía allí era por una orden de los altos cargos. Debía investigar lo que antes eran unas instalaciones ya que había rumores de que unos revolucionarios conocidos como ``Los leones´´ habían tomado esta. Solo eran rumores pero de todas formas debía comprobarlo para asegurarse de que todo estaba bien. El hombre que le había mandado la carta al cuartel del norte se trataba de un comodoro llamado Stuar, este le había dejado una carta dándole las ordenes y el demonio de la niebla no dudó en aceptar. Llevaba ya unos tres días viajando en aquel barco, por suerte las despensas estaban llenas y no había muchos hombres a bordo por lo que no había nada de lo que preocuparse.
Se puso de pie sobre el suelo mientras se estiraba un poco, a continuación se agachó y metió la mano bajo la cama sacando su enorme espadón. Tras aquello la amarró a su espalda y se preparó para salir. Abrió los cajones y cogió su chaqueta blanca y se la colocó abierta dejando ver su pecho, tras aquello recogió su pistola de bengalas. En su pierna derecha llevaba una funda donde guardaba su escopeta recortada, portaba su pantalón negro y largo de siempre y unas sandalias de madera de un tono marrón claro. La pistola de bengalas la dejó metida en la cintura del pantalón, a continuación empezó a caminar abriendo la puerta del camarote y saliendo de allí. Se digirió a cubierta y una vez salió se dio cuenta de que el barco estaba anclado al lado de la zona helada. En cubierta había un recluta solamente vigilando ya que los demás estaban dentro. Este era un chico de unos veinte años de pelo rubio y ojos azules, vestía con una sudadera negra y un pantalón rojo oscuro y largo. En sus pies llevaba unas botas y en su cintura una cinturón donde llevaba la funda de una katana. Hacía bastante frio pero eso no era lo que más importaba. Krauser no podría usar bien su niebla, sin pensárselo le hizo un saludo al chico y después saltó por la borda cayendo sobre la capa de hielo.
- Hora de ponerse en marcha.
No pasaron ni unos pocos minutos cuando el marine ya estaba trotando para buscar la base y entrar en calor un poco, mientras corría pudo ver a un tipo de pelo blanco haciendo figuritas con el entorno. De repente el marine se frenó y se quedó mirándole fijamente, aquel hombre le sonaba de algo pero ahora no se acordaba, justo Krauser antes de partir había mirado los carteles de ``Se Busca´´ pero no podía acordarse ahora.
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Andaba absorto creando mis figuras de nieve, como si fuese un niño pequeño divirtiéndose todo lo que podía en la nieve sin saber cuando podría volver a tocarla. Y es que era eso precisamente lo que hacía, tratar de recuperar un poco a ese niño que había en mi interior en este infantil juego, uno que fue interrumpido por la voz de una persona cercana a mi posición.
Mi carácter cambió completamente, mi actitud igual, y mi mirada, desde luego no era infantil. Había sido descubierto con la guardia baja, pero para mi suerte, no se había aprovechado de ello, sino que se había limitado a decirme que mi cara le sonaba de algo.
- Así es querido contra-almirante...- Dije observando su vestimenta-¿Qué hace un contra-almirante persiguiendo al capitán Legan Legim? Deberían de mandar a un Vice-almirante como mínimo para que me deba de esforzar un poco ¿No cree? Jajajaja
Habiéndolo provocado me giré y comencé a correr huyendo de él por la zona nevada a grandes y veloces zancadas para que no pudiese alcanzarme.
- Siga su camino diciendo que no pudo cogerme en mi huida contra-almirante, hagase el favor y evite que le mate hoy ¡Por favor!
En la carrera saqué una botella de mi propio alcohol y aproveché para beber un pequeño trago, cerrar el tapón y tirarla hacia atrás.
- ¡Venga! ¡Beba un buche y lárguese de aquí!- Grité con desprecio con una larga risotada asegurando que no reducía las distancias.
Mi carácter cambió completamente, mi actitud igual, y mi mirada, desde luego no era infantil. Había sido descubierto con la guardia baja, pero para mi suerte, no se había aprovechado de ello, sino que se había limitado a decirme que mi cara le sonaba de algo.
- Así es querido contra-almirante...- Dije observando su vestimenta-¿Qué hace un contra-almirante persiguiendo al capitán Legan Legim? Deberían de mandar a un Vice-almirante como mínimo para que me deba de esforzar un poco ¿No cree? Jajajaja
Habiéndolo provocado me giré y comencé a correr huyendo de él por la zona nevada a grandes y veloces zancadas para que no pudiese alcanzarme.
- Siga su camino diciendo que no pudo cogerme en mi huida contra-almirante, hagase el favor y evite que le mate hoy ¡Por favor!
En la carrera saqué una botella de mi propio alcohol y aproveché para beber un pequeño trago, cerrar el tapón y tirarla hacia atrás.
- ¡Venga! ¡Beba un buche y lárguese de aquí!- Grité con desprecio con una larga risotada asegurando que no reducía las distancias.
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El castaño continuaba observando al tipo peliblanco, estaba claro de que le sonaba de algo. Sin duda alguna la memoria del marine no era muy buena y se estaba demostrando pues era incapaz de recordar por mucho que pensaba. De repente las palabras del chico peliblanco llegaron hasta los oídos del demonio de la niebla, los ojos del asesino se abrieron como platos al escuchar lo que dijo. Se trataba del capitán Legan Legim. Un hombre con una enorme recompensa por su cabeza, toda una leyenda en el cuartel del Norte. No podía creérselo, tenía ante sus ojos a un tipo que sin duda representaba una amenaza a la marina. Ahora si se estaba acordando, el cartel más grande y que se hallaba en la principal pared de la sala de tablones de la marina, pertenecía a un hombre peliblanco y era sin duda él. Además este dijo que deberían haber mandado un Vice-Almirante para que se tuviera que esforzar. El castaño no había ido a por el capitán espadachín, había ido por otros asuntos. De repente aquel hombre salió corriendo pegando zancadas por la zona nevada, sin embargo el marine no se había estado quieto y ya estaba corriendo tras él.
A continuación escuchó sus palabras, las ignoró totalmente pues ahora aquel hombre se había convertido en su presa. No tardó mucho en ponerse serio y en avanzar lo más veloz que le permitían las piernas. Sabía que ese tipo no era moco de pavo y por eso mismo iba a tener que esforzarse al máximo desde el inicio. Activó su haki de observación a su máximo nivel preparado para lo que pasara, de repente sus pupilas captaron la botella que Legim había lanzado. Esta se dirigía a su posición pues el peliblanco la había lanzado hacia atrás y tras él se encontraba el Gran Espada. El marine sin pensárselo estiró su mano derecha agarrando aquella botella mientras fruncía el ceño para después lanzarla mientras continuaba corriendo. La lanzó hacia su derecha para que llegara lo más lejos posible pues además de que no le gustaba el alcohol, no aceptaría nada de un criminal, y menos de uno tan buscado. Mientras seguía tras su persecución tratando de no quedarse atrás, alzaba la voz para entablar conversación con el que parecía ser su nuevo oponente, quizás el más duro hasta el momento.
- Sin duda alguna eres el capitán Legan Legim. ¡Ahora deja de correr y enfréntate a mí como un hombre!
Dijo las últimas palabras en un tono más serio y alto mientras continuaba corriendo. El cuerpo del marine estaba entrando en calor debido al pequeño calentamiento que estaba haciendo, quizás su oponente también estaba igual, pero eso era algo que no sabía. Había tenido duros combates, peleas que recordaría siempre como el combate con el extraño supernova en la isla de Galuna. También la pelea psicológica en la niebla contra su compañero Lion D. Karl. A su mente vino por último lugar el entrenamiento con la recluta Ai Nanasaki, una chica que había desaparecido y no lograba localizar. Pero ahora ya no estaba en un combate cualquiera, si aquel peliblanco decidía luchar, sería una pelea donde el marine debería dar lo mejor de sí. Los pasos del castaño continuaban corriendo por la nevada zona con cuidado de no resbalar y caer al suelo. Estaba un poco cansado de aquel juego y no se le ocurrió otras cosa que dirigirse al espadachín mientras le seguía con toda su velocidad manteniendo las distancias con aquel tipo tan buscado.
- Capitán Legan Legim. ¿Qué diablos tienes en contra de la marina?
A continuación escuchó sus palabras, las ignoró totalmente pues ahora aquel hombre se había convertido en su presa. No tardó mucho en ponerse serio y en avanzar lo más veloz que le permitían las piernas. Sabía que ese tipo no era moco de pavo y por eso mismo iba a tener que esforzarse al máximo desde el inicio. Activó su haki de observación a su máximo nivel preparado para lo que pasara, de repente sus pupilas captaron la botella que Legim había lanzado. Esta se dirigía a su posición pues el peliblanco la había lanzado hacia atrás y tras él se encontraba el Gran Espada. El marine sin pensárselo estiró su mano derecha agarrando aquella botella mientras fruncía el ceño para después lanzarla mientras continuaba corriendo. La lanzó hacia su derecha para que llegara lo más lejos posible pues además de que no le gustaba el alcohol, no aceptaría nada de un criminal, y menos de uno tan buscado. Mientras seguía tras su persecución tratando de no quedarse atrás, alzaba la voz para entablar conversación con el que parecía ser su nuevo oponente, quizás el más duro hasta el momento.
- Sin duda alguna eres el capitán Legan Legim. ¡Ahora deja de correr y enfréntate a mí como un hombre!
Dijo las últimas palabras en un tono más serio y alto mientras continuaba corriendo. El cuerpo del marine estaba entrando en calor debido al pequeño calentamiento que estaba haciendo, quizás su oponente también estaba igual, pero eso era algo que no sabía. Había tenido duros combates, peleas que recordaría siempre como el combate con el extraño supernova en la isla de Galuna. También la pelea psicológica en la niebla contra su compañero Lion D. Karl. A su mente vino por último lugar el entrenamiento con la recluta Ai Nanasaki, una chica que había desaparecido y no lograba localizar. Pero ahora ya no estaba en un combate cualquiera, si aquel peliblanco decidía luchar, sería una pelea donde el marine debería dar lo mejor de sí. Los pasos del castaño continuaban corriendo por la nevada zona con cuidado de no resbalar y caer al suelo. Estaba un poco cansado de aquel juego y no se le ocurrió otras cosa que dirigirse al espadachín mientras le seguía con toda su velocidad manteniendo las distancias con aquel tipo tan buscado.
- Capitán Legan Legim. ¿Qué diablos tienes en contra de la marina?
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- Tic, tac, tic, tac... el tiempo pasa rápido ¿No crees? - Pensé en mis adentros haciendo que saliese de mi mismo.
Durante la pequeña carrera había aparecido en mi cabeza todo un arsenal de planificaciones del combate, pero luego fui más lejos y pensé en el más allá... no, no me refiero al otro mundo, me refiero a mis planes de futuro. Solo hubo una frase que me sacó de mi pensamiento.
- Capitán Legan Legim. ¿Qué diablos tienes en contra de la marina?
Me detuve en seco asegurandome las distancias y tras carraspear un poco me llevé la mano de mis cabellos, desplazandolos hacia atras.
- ¿Qué tengo contra la marina?... Llevo muchos años armando jaleo, pero jamás nadie me lo preguntó... solo por ello ya mereces no ver más mi espalda, al menos hasta el final del combate...
Miré al lado helado del lugar, observando como la nieve descendía de los cielos lentamente hasta caer en el suelo.
- Una mota de nieve cae... pero no cae sola ¿Cierto?... caen muchas más junto a ella... y muchas otras... cientos, miles, millones... cayeron antes que ella... y muchas más caerán despues.... bien, pues la sociedad, los humanos... en cierto modo, somos así también ¿No crees?... seguimos el transcurso de la masa... y siempre es el mismo camino, hasta que llega un nuevo viento y esparce las motas de nieve en otro lugar... formando un nuevo camino... ¿Qué ocurriría si alguien decide ser el viento que mueva a la humanidad a otro camino?... piensalo, pueden sucedes desastres, pero también pueden ocurrir cosas maravillosas... aunque claro, el que cambie todo, el viento, será el que imponga donde está lo bueno y lo malo... incluso si no quiere hacerlo, terminará siendo un efecto colateral...
¿Qué tengo en contra de la marina?... Nada. ¿Entonces quién es mi enemigo? El gobierno... Él es quien elige donde deben de ir los marines, donde deben actuar como justos, y donde deben de imponer la injusticia... donde debe de actuar la Cipher Pol, quién debe de ir a prisión y quién debe morir... quién debe ser protegido, y quién ignorado... El gobierno actual está haciendo cosas buenas, pero al mismo nivel hace cosas malas, y permite otras tantas cosas negativas... ¿O acaso no eres consciente de la esclavitud existente en este mundo? ¿O como el gobierno permite que unos desalmados piratas tomen control de algunas islas sin hacer nada... tienen poder de sobra para combatirlo, solo tiene que enviar a un solo almirante al lugar y el sitio estará libre de ocupaciones malignas de piratas... pero no lo hace. Tú mismo, puedes ocuparte de varios piratas con islas bajo su mando, pero en su lugar estas aquí, en esta isla ¿Para qué estás en esta isla? No lo se, pero de seguro que es para perseguir a alguien, o peor... para obtener resultados de las investigaciones del doctor caesar, ese genio maléfico... ¿Y para qué necesita el gobierno eso? ¿Para hacer el bien? Lamento poner en duda esto amigo, no veo que bien se le puede sacar a las creaciones de ese genio maléfico...
Suspiré levemente tras esto y miré a los ojos al contra-almirante.
- Quizás no sepas o no has razonado estas cosas que acabo de decir... o quizás sueñas con cambiarlo todo... pues no te veo como una mala persona, aunque quizás me equivoque y estes al tanto con esto y te guste... no se nada realmente... ¿Seré yo el adecuado para ser ese viento? No lo se, pero visto que nadie más lucha por serlo, lo seré yo... y si alguien quiere ser el viento, tendrá que quitarme de en medio antes y demostrar que es un viento mucho más fuerte... Mira... te recomiendo que des la vuelta y te vayas ¿Si? Podría incluso pagarte por ello si eres corrupto como los de arriba... ¿Cuánto quieres?... dímelo, pero no quiero tener que derrotarte aquí en medio de este lugar...
Esperaba su respuesta con las manos empuñando las katanas dispuesto a sacarlas si era necesario defenderse de inmediato. No quería llegar a ello, pero si era necesario, lo haría sin temor alguno, no me importaría. Mientras tanto, en mi cabeza continuaba el discurso, recordando al principal enemigo del gobierno, el hombre que me había movido a luchar contra el gobierno, él, solo él podría ser el verdadero viento del cambio, yo apenas podía ser una simple brisa que ayude a todo esto, jamás iba a ser tan fuerte como él... o al menos no aún.
Durante la pequeña carrera había aparecido en mi cabeza todo un arsenal de planificaciones del combate, pero luego fui más lejos y pensé en el más allá... no, no me refiero al otro mundo, me refiero a mis planes de futuro. Solo hubo una frase que me sacó de mi pensamiento.
- Capitán Legan Legim. ¿Qué diablos tienes en contra de la marina?
Me detuve en seco asegurandome las distancias y tras carraspear un poco me llevé la mano de mis cabellos, desplazandolos hacia atras.
- ¿Qué tengo contra la marina?... Llevo muchos años armando jaleo, pero jamás nadie me lo preguntó... solo por ello ya mereces no ver más mi espalda, al menos hasta el final del combate...
Miré al lado helado del lugar, observando como la nieve descendía de los cielos lentamente hasta caer en el suelo.
- Una mota de nieve cae... pero no cae sola ¿Cierto?... caen muchas más junto a ella... y muchas otras... cientos, miles, millones... cayeron antes que ella... y muchas más caerán despues.... bien, pues la sociedad, los humanos... en cierto modo, somos así también ¿No crees?... seguimos el transcurso de la masa... y siempre es el mismo camino, hasta que llega un nuevo viento y esparce las motas de nieve en otro lugar... formando un nuevo camino... ¿Qué ocurriría si alguien decide ser el viento que mueva a la humanidad a otro camino?... piensalo, pueden sucedes desastres, pero también pueden ocurrir cosas maravillosas... aunque claro, el que cambie todo, el viento, será el que imponga donde está lo bueno y lo malo... incluso si no quiere hacerlo, terminará siendo un efecto colateral...
¿Qué tengo en contra de la marina?... Nada. ¿Entonces quién es mi enemigo? El gobierno... Él es quien elige donde deben de ir los marines, donde deben actuar como justos, y donde deben de imponer la injusticia... donde debe de actuar la Cipher Pol, quién debe de ir a prisión y quién debe morir... quién debe ser protegido, y quién ignorado... El gobierno actual está haciendo cosas buenas, pero al mismo nivel hace cosas malas, y permite otras tantas cosas negativas... ¿O acaso no eres consciente de la esclavitud existente en este mundo? ¿O como el gobierno permite que unos desalmados piratas tomen control de algunas islas sin hacer nada... tienen poder de sobra para combatirlo, solo tiene que enviar a un solo almirante al lugar y el sitio estará libre de ocupaciones malignas de piratas... pero no lo hace. Tú mismo, puedes ocuparte de varios piratas con islas bajo su mando, pero en su lugar estas aquí, en esta isla ¿Para qué estás en esta isla? No lo se, pero de seguro que es para perseguir a alguien, o peor... para obtener resultados de las investigaciones del doctor caesar, ese genio maléfico... ¿Y para qué necesita el gobierno eso? ¿Para hacer el bien? Lamento poner en duda esto amigo, no veo que bien se le puede sacar a las creaciones de ese genio maléfico...
Suspiré levemente tras esto y miré a los ojos al contra-almirante.
- Quizás no sepas o no has razonado estas cosas que acabo de decir... o quizás sueñas con cambiarlo todo... pues no te veo como una mala persona, aunque quizás me equivoque y estes al tanto con esto y te guste... no se nada realmente... ¿Seré yo el adecuado para ser ese viento? No lo se, pero visto que nadie más lucha por serlo, lo seré yo... y si alguien quiere ser el viento, tendrá que quitarme de en medio antes y demostrar que es un viento mucho más fuerte... Mira... te recomiendo que des la vuelta y te vayas ¿Si? Podría incluso pagarte por ello si eres corrupto como los de arriba... ¿Cuánto quieres?... dímelo, pero no quiero tener que derrotarte aquí en medio de este lugar...
Esperaba su respuesta con las manos empuñando las katanas dispuesto a sacarlas si era necesario defenderse de inmediato. No quería llegar a ello, pero si era necesario, lo haría sin temor alguno, no me importaría. Mientras tanto, en mi cabeza continuaba el discurso, recordando al principal enemigo del gobierno, el hombre que me había movido a luchar contra el gobierno, él, solo él podría ser el verdadero viento del cambio, yo apenas podía ser una simple brisa que ayude a todo esto, jamás iba a ser tan fuerte como él... o al menos no aún.
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Al fin el peliblanco se había parado, los pies del marine también dejaron de desplazarle. No había necesidad de seguir corriendo. La mirada del demonio de la niebla era bastante seria y parecía estar llena de ganas de combatir. Sin embargo las palabras del pirata comenzaron a sonar, en ese momento el castaño decidió escuchar sus palabras y comenzó a relajarse un poco o al menos a intentarlo, le gustaba escuchar antes de cualquier pelea las palabras de sus rivales. Krauser no podía creer aquello, las palabras de aquel peliblanco eran algo increíble. Joder pensaba de la misma forma que él, ambos tenían un pensamiento igual en distintos bandos. No le interrumpió ni un solo momento, se giró dándole la espalda totalmente, agachó la cabeza y siguió escuchando. Sus últimas palabras fueron una especie de soborno, algo que hizo sonreír de lado al demonio.
- Tus palabras hacen cortes muy profundos Legim…más profundos que cualquier katana.
Krauser se giró ahora mirándole a los ojos mientras fruncía el ceño, se llevó la mano a la chaqueta blanca que llevaba sobre sus hombros y pegó un tirón arrancándola de cuajo de las hombreras. Acto seguido la tiró al suelo con fuerza quedándose las demás cosas salvo el pantalón y las sandalias. También conservó la espada, en poco tiempo estaba en su atuendo original de asesino. Elevó ahora la espada dejándola reposar sobre sus hombros pero por la parte ancha.
- ¿Crees que no me doy cuenta Legim? ¿Crees que no veo la mierda en la que estoy metido? Estoy harto de todo esto, de ver a gente sufriendo a mí alrededor, de marines corruptos que abusan de su poder. De familias de marines leales llorando y suplicando arrodilladas frente a tumbas de mármol. No sabes lo bien que veo todo eso, sirvo a un gobierno de mierda que solo busca lo mejor para sí mismo. Algunos críos que dicen ser piratas solo por viajar bajo una bandera negra, chavales que apenas son mayores de edad, golpeados, asesinado y cosas peores. Veo a niños Legim, niños sonriendo diciendo que de mayores serán grandes marines, solo serán perros, nada más. ¿Me convierte eso en un perro? Claro que lo soy. ¿Qué diablos hago en la marina?
Sonrió de lado manteniendo aquella expresión seria en todo momento, era una sonrisa que mostraba dolor y enfado al mismo tiempo, pero no mostraba ninguna intención hostil contra el peliblanco.
- Estoy en la marina para tratar de cambiarla. Ríete si lo deseas, muchos han dicho mis palabras, pero yo soy muy distinto. En poco tiempo me he convertido en lo que ves, un Contra-Almirante. Quiero llegar a ser el Almirante de la flota. Mi objetivo es eliminar al gobierno e independizar la marina bajo mi cargo, una marina de hombres seleccionados solo y únicamente por mí. Nada de corrupciones ni de abusos de poder, nada de gilipolleces. Ayudar a las demás personas con problemas, cumplir con un objetivo donde haya paz en los mares, algo imposible de creer. Sin embargo no todo está perdido, en el barco que ves a mi espalda, no hay ningún marine malo. Selecciono a mis hombres con cuidado y mi brigada está llena de gente que piensa como yo. Puedo parecer un demonio horrible y cruel que busca sangre, pero tan solo quiero una cosa y es lo que buscas tú. [I]
El marine ahora suspiró un poco mientras agarraba de nuevo el mango de su espadón y lo usaba para apuntar al capitán pirata con él.
- [I] Debe de haber un viento que mueva las motas como bien dices, intento ser ese viento, pero que otro lo sea no me importa, siempre que cumpla con una condición, debe pensar de la misma forma que yo. Tú piensas igual Legim. ¿Quieres ser el viento? Adelante, vas a ser el viento, llegado el momento veras como un Contra-Almirante usa su espada junto a la de un pirata y no en su contra. Espero que cumplas tu palabra, tendrás mi ayuda en ese asunto capitán, pero hasta ese momento. Quiero comprobar si eres digno de ser el viento, Legim. ¡Ahora enfréntate a mí!
Dijo mirándolo ahora con seriedad, no tenía intención de matar o arrestar a aquel hombre, pero quería ver si era tan capaz de hacer lo que decía hacer. No tardó mucho en preparar su primer ataque, salió corriendo a por su oponente mientras fruncía el ceño. Sin miedo alguno usó su enorme arma con el filo de Kairouseki para lanzar un enorme tajo en diagonal de arriba a abajo. Este iba con mucha fuerza bruta más que con destreza, sin embargo confiaba en su ataque, el espadón estaba envuelto en un color negro debido al haki armadura.
Demon Killed: Infanaru Koto (Haki armadura Nvl2) (AF)
- Tus palabras hacen cortes muy profundos Legim…más profundos que cualquier katana.
Krauser se giró ahora mirándole a los ojos mientras fruncía el ceño, se llevó la mano a la chaqueta blanca que llevaba sobre sus hombros y pegó un tirón arrancándola de cuajo de las hombreras. Acto seguido la tiró al suelo con fuerza quedándose las demás cosas salvo el pantalón y las sandalias. También conservó la espada, en poco tiempo estaba en su atuendo original de asesino. Elevó ahora la espada dejándola reposar sobre sus hombros pero por la parte ancha.
- ¿Crees que no me doy cuenta Legim? ¿Crees que no veo la mierda en la que estoy metido? Estoy harto de todo esto, de ver a gente sufriendo a mí alrededor, de marines corruptos que abusan de su poder. De familias de marines leales llorando y suplicando arrodilladas frente a tumbas de mármol. No sabes lo bien que veo todo eso, sirvo a un gobierno de mierda que solo busca lo mejor para sí mismo. Algunos críos que dicen ser piratas solo por viajar bajo una bandera negra, chavales que apenas son mayores de edad, golpeados, asesinado y cosas peores. Veo a niños Legim, niños sonriendo diciendo que de mayores serán grandes marines, solo serán perros, nada más. ¿Me convierte eso en un perro? Claro que lo soy. ¿Qué diablos hago en la marina?
Sonrió de lado manteniendo aquella expresión seria en todo momento, era una sonrisa que mostraba dolor y enfado al mismo tiempo, pero no mostraba ninguna intención hostil contra el peliblanco.
- Estoy en la marina para tratar de cambiarla. Ríete si lo deseas, muchos han dicho mis palabras, pero yo soy muy distinto. En poco tiempo me he convertido en lo que ves, un Contra-Almirante. Quiero llegar a ser el Almirante de la flota. Mi objetivo es eliminar al gobierno e independizar la marina bajo mi cargo, una marina de hombres seleccionados solo y únicamente por mí. Nada de corrupciones ni de abusos de poder, nada de gilipolleces. Ayudar a las demás personas con problemas, cumplir con un objetivo donde haya paz en los mares, algo imposible de creer. Sin embargo no todo está perdido, en el barco que ves a mi espalda, no hay ningún marine malo. Selecciono a mis hombres con cuidado y mi brigada está llena de gente que piensa como yo. Puedo parecer un demonio horrible y cruel que busca sangre, pero tan solo quiero una cosa y es lo que buscas tú. [I]
El marine ahora suspiró un poco mientras agarraba de nuevo el mango de su espadón y lo usaba para apuntar al capitán pirata con él.
- [I] Debe de haber un viento que mueva las motas como bien dices, intento ser ese viento, pero que otro lo sea no me importa, siempre que cumpla con una condición, debe pensar de la misma forma que yo. Tú piensas igual Legim. ¿Quieres ser el viento? Adelante, vas a ser el viento, llegado el momento veras como un Contra-Almirante usa su espada junto a la de un pirata y no en su contra. Espero que cumplas tu palabra, tendrás mi ayuda en ese asunto capitán, pero hasta ese momento. Quiero comprobar si eres digno de ser el viento, Legim. ¡Ahora enfréntate a mí!
Dijo mirándolo ahora con seriedad, no tenía intención de matar o arrestar a aquel hombre, pero quería ver si era tan capaz de hacer lo que decía hacer. No tardó mucho en preparar su primer ataque, salió corriendo a por su oponente mientras fruncía el ceño. Sin miedo alguno usó su enorme arma con el filo de Kairouseki para lanzar un enorme tajo en diagonal de arriba a abajo. Este iba con mucha fuerza bruta más que con destreza, sin embargo confiaba en su ataque, el espadón estaba envuelto en un color negro debido al haki armadura.
Demon Killed: Infanaru Koto (Haki armadura Nvl2) (AF)
Legim
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Akuma no mi
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Escuché las palabras con una sonrisa en mi rostro, era un buen hombre al fin y al cabo. Su aspecto había cambiado, ya no estaba como representante de la marina, ahora se representaba a si mismo, y estaba dispuesto a pelear contra mi sin dar un solo paso atrás.
- Me gustas... pero ten cuidado, tu camino es más peligroso que el mío, nunca sabrás cuando alguien haya logrado infiltrarse entre las personas de tu confianza y te traicione... y si logras evitar esto... quieres ir contra algo mayor a un almirante de flota... tendrás a todo el Shichibukai en tu contra, a todo el Chiper Pol, y en última instancia, al Gorosei... necesitarías ayuda de los revolucionarios para combatir de manera igualada, ya que cuando empiece esto, hasta lo cazadores estarán en vuestra contra... por no decir que dentro de esa marina, habrá personas opuestas a ti... pero bueno, no es tiempo de hablar, sino de derrotarte aquí y ahora.
No había más tiempo, así que al tiempo que este avanzaba hasta mi lancé diversas gotas de alcohol hacia sus piernas, gotas que pasaron a ser lanzas congeladas por el frío. Inmediatamente pude predecir su movimiento con el mantra y nada más eludirlo a la perfección lancé un tajo con haki tras sus rodillas, para evitar así que pudiese levantarse nuevamente. En mi corte el estaría descendiendo con su espada, movimiento que pude predecir gracias a mis habilidades, por lo que dudo que pudiese eludirlo. [A.F-Haki]
Nada mas hacerlo, me giré nuevamente en posición defensiva, observando las consecuencias de mi ataque y su respuesta.
- Venga, que el viento no congele demasiado esas heridas querido.
- Me gustas... pero ten cuidado, tu camino es más peligroso que el mío, nunca sabrás cuando alguien haya logrado infiltrarse entre las personas de tu confianza y te traicione... y si logras evitar esto... quieres ir contra algo mayor a un almirante de flota... tendrás a todo el Shichibukai en tu contra, a todo el Chiper Pol, y en última instancia, al Gorosei... necesitarías ayuda de los revolucionarios para combatir de manera igualada, ya que cuando empiece esto, hasta lo cazadores estarán en vuestra contra... por no decir que dentro de esa marina, habrá personas opuestas a ti... pero bueno, no es tiempo de hablar, sino de derrotarte aquí y ahora.
No había más tiempo, así que al tiempo que este avanzaba hasta mi lancé diversas gotas de alcohol hacia sus piernas, gotas que pasaron a ser lanzas congeladas por el frío. Inmediatamente pude predecir su movimiento con el mantra y nada más eludirlo a la perfección lancé un tajo con haki tras sus rodillas, para evitar así que pudiese levantarse nuevamente. En mi corte el estaría descendiendo con su espada, movimiento que pude predecir gracias a mis habilidades, por lo que dudo que pudiese eludirlo. [A.F-Haki]
Nada mas hacerlo, me giré nuevamente en posición defensiva, observando las consecuencias de mi ataque y su respuesta.
- Venga, que el viento no congele demasiado esas heridas querido.
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