Norudy D. Sting "Shiro Slayer"

Su estilo de lucha se ha visto potenciado con el uso de la "Técnica Excalibur", con la cual puede lanzar ondas cortantes para hacer su ofensiva más potente.

Gracias a la "canalización de espíritu", Sting a conseguido desarrollar su "Shiro Pulse", una técnica que mediante la concentración, durante un breve periodo de tiempo, las cualidades físicas de Sting (fuerza, velocidad, resistencia etc.)

Spoiler:

Otorga al usuario el poder realizar un segundo ataque una vez por combate, pero ninguno de estos puede ser un AB o repetir nomenclatura.

A continuación y en esta tabla de niveles se mostrará el poder que posee el user en función del nivel que tenga. Todos los datos estarán recopilados en el interior. Cada nivel representado se formulará un salto en el poder, añadiendo nuevas características y diferentes rangos, acorde al aumento.

Antes de llegar a ello definiremos las habilidades básicas.
— Permite convertirse en hielo.
— Permite crear hielo.
— Puede congelar el aire.
— Puede crear formas con hielo.
— Control del hielo de la naturaleza.
— Permite convertir el agua de mar en hielo.
— Es una de las pocas logias que pueden ser golpeadas por ataque físicos. Porque su elemento es sólido, pero puede evitar el daño debido a su característica debido a que únicamente se rompe el hielo.
— Se anula al entrar en contacto con fuego o calor extremo.
— Podrá congelar a seres vivos pero no matarlos (a menos que el usuario contrario lo desee).
— Podrá formar estatuas de hielo con personas pero no serán más que una capa de hielo recubriéndolos y no podrá matarlos (a menos que el usuario contrario lo desee).

Tabla de niveles para medir el rango de acción máxima:
Nivel 1: Radio de acción máxima: 20 metros.
Nivel 10: Radio de acción máxima: 30 metros máximo.
Nivel 20: Radio de acción máxima: 40 metros máximo.
Nivel 30: Radio de acción máxima: 60 metros máximo.
Nivel 40: Radio de acción máxima: 80 metros máximo.
Nivel 50: Radio de acción máxima: 100 metros máximo.
Nivel 60: Radio de acción máxima: 120 metros máximo.
Nivel 70: Radio de acción máxima: 140 metros máximo.
Nivel 80: Radio de acción máxima: 160 metros máximo.
Nivel 90: Radio de acción máxima: 180 metros máximo.
Nivel 100: Radio de acción máxima: 200 metros máximo.
NOTA: Con rango máximo no quiero decir que todos los ataques vayan a poder llegar tan lejos.

Para medir el nivel de congelamiento en animales y humanos, usará una tabla de diferencia de niveles en función del contrincante.
Superando en nivel al user: ralentización débil En caso de entrar en contacto con el hielo, la congelación no dejaría ningún tipo de herida y simplemente sería como tener "escarcha" en la piel. Más esto quizás pueda presentar algún tipo de inconveniente. Además, siempre se tendrá que tener en cuenta el frío que haría a su alrededor.
De igual nivel a 5 niveles por encima del rival: Ralentización moderada. Tendrá algún problema a la hora de moverse si se ha expuesto al poder. Además de tener en cuenta la temperatura. Podrá sufrir heridas similares a las de una quemadura no demasiado grave por el contactocon el hielo.
De 5 niveles o más por encima del rival: Ralentización fuerte. Tendrá severos problemas para moverse (más cuantos más niveles le saque) y podrá sufrir de medias a graves heridas por el contacto con el hielo. Tendrá que tener siempre en cuenta que será el nivel más afectado por la temperatura que rodeará al user.

Para comprender mi historia, simplemente tengo que recurrir a contar tres días que marcaron mi vida, con esto, comienza:

Primer Día: Hace 14 años:

-Papá… ¿Por qué todo el mundo huye de mi?... ¿Es por estas marcas? Tengo miedo… La gente del pueblo se aleja cuando intento hablar con ellos… Me miran como si fuese un monstruo.- Dije mientras lloraba, esperando la respuesta de mi padre, que estaba de espaldas enfrente de mí, sentado frente a un mapa con varias rutas dibujadas. Mi padre se giró ante mi pregunta, y mirando mi rostro repleto de lágrimas me golpeó dejándome la mejilla roja.

Kabuto: Te he dicho un millón de veces, que si vas al pueblo, acuérdate de las consecuencias, todos te mirarán y despreciaran por ese aspecto, por ello, siempre te he dicho que te quedes en casa, entrenando sin descanso, nuestra familia es la que defiende esta isla de los piratas que vienen a saquearla, además de que la protegemos nosotros mismos para que no nos manden un maldito marine corrupto a vigilarnos. –Paró por un momento para recuperar el aliento.- Si tienes tiempo de ir al pueblo también lo tienes para entrenar, ¿qué pensaría tu madre si te viese llorando?

- Lo siento padre… A partir de ahora no volveré a salir para así proteger esta isla…

Kabuto: Eso es lo que quiero oír, ahora vete a dormir, mañana comenzaré a entrenarte.

Durante 10 años recordé aquella conversación con mi padre, en los entrenamientos podía notar el odio que mi propio padre sentía hacia mí, al igual que yo cada vez odiaba más a su padre y a su pueblo, me planteaba si realmente era necesario defender esta aldea podrida, nadie se enteraría si desapareciese del mapa, realmente los marines no nos vigilaban porque esta aldea no tenía nada valioso, mi padre estaba engañándose a sí mismo, creyéndose el líder de algo grande, cuando lo único grande que esta aldea tenía era la mentira. Aun así seguí acatando sus órdenes, y agradecía mis entrenamientos, me estaba haciendo fuerte y cuando fuese el líder de aquella estúpida isla todos me respetarían.

Segundo Día: Hace 5 años:

Como otro día cualquiera me desperté un pequeño rayo de luz que entraba entre las cortinas de la ventana incidía sobre mis ojos, aun veía borroso, simplemente habían pasado unos segundos desde que había despertado era normal. Me llevé la mano a estos para así desvelarme, tras esto me quedé mirando hacia el techo de la habitación, tirado en la cama pensando en que la rutina devoraría este día, al igual que un león devoran un cervatillo. Con gesto cansado me incorporé y miré hacia la puerta, ahí estaba mi padre mirándome, serio como cada mañana, suspiré mientras cerraba los ojos y agachaba la cabeza.

Kabuto: Vístete, y estate preparado, después del entrenamiento tengo algo importante que hablar contigo.-Escuché sin decir nada, asintiendo con la cabeza, entonces, me levanté y comencé a vestirme.

Directamente fui al lugar del entrenamiento, en medio del bosque, estaba nevado, típico en el norte, suerte que estaba acostumbrado a esas temperaturas y para mí también estaban dentro de la rutina. Coloqué varios muñecos de madera para ir empezando hasta que llegase mi padre, al primero derribado con el golpe de mi codo, al segundo, con la palma extendida golpe en la cabeza, al tercero, patada giratoria en el abdomen, al cuarto, golpe con los dos puños a la vez en el pecho, este se partió por la mitad, los demás simples abolladuras. Una idea surgió en mi cabeza para un nuevo estilo de combate. Volví a colocar un de los muñecos, esta vez mas grande y pesado, me concentré en posición y tres golpes con palma abierta en el peto, esto le hizo tambalearse estiré los dedos índice y corazón y golpe bajo el cuello, agrietándose y para finalizar golpe con los dos puños en el pecho al muñeco, este se desplazó hasta chocar con un árbol y partirse.

Kabuto: Veo que has empezado sin mí, puede que con esos muñeco eso te valga, pero será lo necesario para proteger la aldea.- Dijo sin que yo me hubiese percatado de su posición.- Ahora vas a combatir de verdad, si pierdes, el líder de la aldea, no serás tú…¿Entendido?-Firmemente adoptó posición de batalla para la ocasión y se preparó para la pelea.

Sin previo aviso comenzó a atacar, rápidamente pude esquivarle, hasta que paró, eso me sirvió para estabilizarme. Sonreí mostrando mis colmillos y estirando mis palmas colocándome en posición de batalla, ahora era yo el que estaba preparado para atacar. Varios golpes dirigidos a su pecho, este desvió mis ataques con sus manos, aprovechando una abertura estiré los dedos índice y corazón y dirigí un ataque hacia su cadera para perforarla,  entonces mi padre me agarro el antebrazo y con toda su fuerza me estampó contra el suelo, haciéndome escupir sangre, entonces con una pequeña katana me dejó clavado en el suelo por el pecho.

Kabuto: Te dije que si no me derrotabas daría tu lugar a otro, ya no te necesito.-Al oír esto vi a mi padre alejarse.

Con mis últimas fuerzas conseguí sacar la katana de mi pecho y entre jadeos antes de caer desmayado murmuré.-¿De… Verdad… Moriré… Aquí?-Entonces cerré los ojos con la intención de aceptar mi destino. Oí unos pasos a mi espalda, suponía que era mi padre, entonces unos largos cabellos rubios me hicieron ver que no era él.

¿¿??: ¡Cielos! ¿Estás bien?-La voz era la de una chica, pero no podía hacer mucho más y finalmente caí inconsciente.-Espera no te…- No terminé de escuchar la frase.

De repente me encontraba en un lugar oscuro, ahí solo estaba yo, realmente no notaba mucha más diferencia del mundo real, para mí el mundo era así, oscuro y solitario. Con que eso era la muerte pensaba mientras no paraba de recordar las frases que me había dicho mi padre durante toda mi patética y lamentable vida. Sin esperarlo una llama apareció en el centro de la sala, era cálida y embriagadora caminé lentamente hasta ella, hasta tocarla, entonces abrí los ojos.

No era la habitación de siempre, el pecho me dolía y había una chica a mi lado, todo era extraño, parpadeé varias veces y me incorporé bruscamente, un fuerte dolor en el pecho acompaño mi último movimiento, dejándome jadeando  en la cama, a mi lado, una chica de más o menos mi edad se encontraba dormida, estábamos solos además la casa no era muy grande, parecía estar apartada de la sociedad, algo vieja pero bien cuidada y decorada con mucho mimo y amor, después de eso contemplé el busto de la chica, era realmente hermosa. Mientras la observaba ella se despertó, me miró y en lugar de asustarse como hacía todo el mundo, me sonrió. Una cálida emoción surgió en mi pecho, sus labios eran perfectos, su piel, sus ojos, azules como el cielo, y me estaba sonriendo, no pude evitar quedarme sin palabras, entonces  ella dijo.

¿¿??:¿Qué tal te encuentras?-Mantuvo la sonrisa en todo momento, eso era nuevo para mí, nunca había experimentado nada así y no sabía cómo expresarme.- Soy Mina, encantada.

-Eh… Me encuentro bien… Gracias por cuidar de mí… Yo soy Sting.-Paré de hablar un momento, estaba nervioso y no sabía que decir.-Eh… ¿Dónde… estamos? Y… ¿Qué haces aquí sola?-Pregunté para solucionar mis dudas.

Mina: Tranquilo, estamos en mi casa, acabo de encontrarte cuando paseaba por el bosque, esa herida ha estado a punto de matarte…Así que tenía que salvarte, sobre que porque estoy sola… Vivo sola en esta casa en el bosque, ¿verdad que es monísima?

-Emmm… Supongo.- De verdad todas las chicas hablaban así, eso era lo que pensaba mientras hablaba con ella, pasaron las horas, mientras hablábamos, cada vez se hacía más ameno hablar con ella y mi corazón se aceleraba con cualquier palabra suya, hasta que recordé lo que me había sucedido.- Lo siento Mina… pero tengo que ir a hablar con mi padre…- La dije mientras me incorporaba.

Mina: Vale, ¿quieres que nos veamos mañana?-Dijo mientras sonreía.

-Claro.- La dije mientras salía de su casa y me dirigía a la mía, al parecer no estaban muy lejos, al no salir de mi casa, me había sido imposible conocer a esa chica. No podía parar de pensar en ella, al fin y al cabo había sido la única que me había tratado como una persona normal, sin fijarse en mis marcas, simplemente había sido la primera en sonreírme, aun así un oscuro pensamiento no paraba de surgir en mi cabeza, realmente… ¿mi padre había intentado matarme?

Tras llegar a mi casa, mi padre no se vio sorprendido, parecía como si se esperase que llegase de un momento a otro, a su lado, el hombre que ahora lideraría la aldea, Dairen, él siempre había sido su mano derecha, no me extrañaba que al final se lo hubiera dado a él, pero porque no antes, mi padre lo único que quería era mantenerme feliz en la ignorancia, realmente, eso se agradecía a veces la realidad es demasiado dura.

Kabuto:Sting, Dairen será el futuro líder de la aldea, has perdido todo derecho esta mañana al perder la pelea, antes de que te vayas quiero decirte una cosa, sabía que no morirías por eso, ahora te ha hecho más fuerte. Ahora vete.

-Buenas noche, padre…-Después de eso me fui a mi dormitorio, necesitaba descansar, este fue el segundo día que marco mi vida.

Tercer Día: Hace 4 años:

Mina y yo seguimos viéndonos, mi padre ya no me vigilaba tanto, estaba más ocupado con Dairen. Un día, dispuesto a ir a ver a Mina, mi padre me observó cambios en mi comportamiento, yo obviamente no sabía nada y me fui como cualquier otro día, mi padre mandó a Dairen seguirme, y acabar con aquello que me estaba cambiando, según él me apartaba del entrenamiento, y yo era una importante pieza para proteger la aldea.

Desde que conocí a Mina mi vida había cambiado, ahora tenía alguien que me apreciaba, yo tenía alguien al cual cuidar y proteger con el cual intercambiar emociones.  Cuando llegué la puerta ya estaba abierta, ella ya sabía que iba a ir a verla, entré y la vi allí sentada, esperándome con una enorme sonrisa, correspondí su sonrisa con una mía juntos salimos a dar un paseo. Como de costumbre nevaba, el paisaje estaba helado, los copos de nievo recubrían los árboles, entonces mientras hablábamos de cosas sin importancia un gran oso blanco se topó en nuestro camino, Mina se asustó, yo la coloqué a mi espalda, y me acerqué al oso por la espalda sigilosamente, hasta que sin darme cuenta pisé una pequeña rama de un árbol esto provocó que el oso se girase y me diera un zarpazo en el ojo, la sangre comenzó a caer por mi rostro, pero no podía quedarme así, si no pondría en peligro a Mina, rápidamente corrí hacia el oso y con la mano extendida golpeé su cabeza hacia abajo, una vez hecho esto un rodillazo en el hocico y para terminar agarré su cabeza y le rompí el cuello.

Mina corrió hacia mí y me abrazó, fue algo cálido y tierno ella estaba llorando, temía que me mataran entonces la miré mientras sonreía, y ella sin pensárselo me besó.

Mina:No hagas nunca más nada peligroso.

-Está bien, tranquila.- Dije mientras la limpiaba las lágrimas de sus ojos y nos íbamos hasta su casa, pero antes cogí el oso para aprovechar su piel y forrarme el chaleco. Una vez en su casa, por primera vez me sentí libre, y con su ayuda me tatué unas alas en mi espalda, para demostrar mi libertad.

Unas horas después llamaron a la puerta, ambos salimos para ver quién era. Mi padre y Dairen estaban en la puerta.

Kabuto: ¿¡Qué demonios haces aquí?! ¡¡Deberías estar entrenando!!- Me gritó mientras desenvainaba una katana al igual que su compañero.

-¿¡Qué pretendes padre?! ¡¿Tenerme atado a ti toda tu vida, tenerme atado a alguien que ni siquiera me aprecia?! ¡No me tendrás atado a esta aldea y menos para defenderla, ha pasado mucho tiempo pero aun puedo sentir sus miradas llenas de odio, su desprecio, y puedo recordarlo porque tú me miras igual! Padre lo siento, pero me voy con Mina a surcar el mundo, y eso nadie me lo va a impedir.

Dairen:Mocoso insolente, despídete de tus sueños, y de esta maldita perra. Vamos a mataros aquí ahora mismo.

-¡Mina, sal por la ventana y corre, no mires atrás! – Grité cerrando la puerta para impedir su paso y que así ella huyese.-Tú, padre, vas a morir hoy aquí, tu eres el principal culpable de mis desgracias, hoy me enfrentaré al destino, hoy haré realidad mi libertad.

Kabuto: Dairen, ve tras ella.

Cuando dijo eso, aproveché que Dairen estaba distraído para agarrar su espada y clavársela en la garganta. Mi padre al ver esto se echó hacia atrás, tiré la espada, y  me puse en posición, supuse que Mina había huido, solo tendría que reunirme con ella más tarde.

Primero golpeé el pecho de mi padre con las palmas abiertas, podía leer mis movimientos como la última vez, entonces mientras atacaba tan solo cambié la posición de una de las manos, estirando solo los dedos índice y corazón, clavando mis dedos en su ante brazo al no esperarse este movimiento, tras eso cerré el otro puño golpeando el antebrazo en el que había clavado los dedos, así rompí este.

-Esto es padre… El Shiroi Kiba… ¡En su máximo esplendor!- Dije sonriendo, entonces oí a mi espalda la puerta de la casa abriéndose y la voz de Mina saliendo de allí.- ¡Mina vete! ¡Rápido!- Grité, pero ya era tarde, mi padre aprovechó ese momento de distracción para atacar la motivación de mi fuerza, Mina.

Pude ver como la sangre de Mina brotaba descontroladamente de su pecho, mi corazón comenzó a palpitar con fuerza, en mi cabeza comenzaron a nacer miles de pensamientos sobre como matar a mi padre, el sufrimiento me estaba llevando a la locura, ya no podía controlar mi cuerpo me acerqué a mi padre y agarrando espada de Dairen corté su cabeza, de un tajo, limpio, la sangre comenzó a desbordarse y al igual que las lágrimas en mis ojos los cuales observaban a Mina, ella en su último aliento de vida sonrió y me dijo.

Mina: Has vuelto a hacer algo peligroso…No llores, Sting, te diré una cosa… La vida es demasiado corta… Como para echar de menos… Por favor, no te comportes como lo que ellos creen… Que eres… Te quie…-En ese momento pude sentir como el cálido sentimiento que Mina me transmitía se transformaba en un frio invierno que congelaba mi corazón.

-Mina… Si me escuchas…Me gustaría que supieras que… Tú eras mi llama en medio del invierno… No he podido vencer al destino…-Dejando esas palabras como despedida cogí los cuerpos de todos y me los llevé.-Mina, tu recuerdo será inmortal…

Enterré a Mina bajo su casa y a Dairen y Kabuto bajo la mía, primero Dairen y mi padre, tras hacerlo, quemé la casa y finalmente me paré frente la casa de Mina. Entre lágrimas miraba la puerta y recordaba todas las experiencias que había vivido allí, sonreí y dije.-Adiós, Mina.- Prendí también esta casa, notaba como si una parte de mi estuviese muriendo poco a poco, entonces alcé la mano señalando al cielo y grité.

-¡Ahora no tengo un lugar al que regresar! ¡No tengo nada! ¡Voy a dedicar el resto de mi vida a ser el más grande para que el mundo me reconozca, y la gente me aprecie de esta forma escaparé de este maldito destino! ¡Si muero en el intento también me habré librado de seguir controlado!- Cogí aire y grité con fuerza.- ¡Juro por el nombre de Mina que me libraré de ti, destino, yo forjaré mi propio camino y destruiré el que tú mismo tienes marcado para mi, da igual si eres el destino, dios, el karma, llámalo como quieras!¡JURO QUE TE VENCERÉ! –Después de eso, con lágrimas en mis ojos salí de aquella maldita isla a la que no podré volver.

Esta es mi historia, estos son los tres capítulos que marcaron mi vida, y que me han hecho ser como soy.