Rei Arslan
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El viento soplaba con fuerza la vela de tu barco, te dirigías hasta Ohara, una isla alta y rica en sabiduría y poder, perfecta para causar el caos y que todos teman tu nombre o...hacer el bien ¿pero que tal las dos cosas, bondad y maldad? ¿bien y mal? No, o una o la otra, no se pueden tener las dos cosas aunque tu eres el que elige si eres capaz de ayudar y hacer maldad al mismo tiempo.
El barco en el que ibas era un mercante en el que habías conseguido colarte sin que nadie se diese cuenta, deberías evitar llamar la atención por lo menos hasta que llegues a la isla y ahí poder liarla, pero recuerda...a la mínima podrías tener a la marina encima así que vigila tus pasos y movimientos con cautela, no todos los días el gobierno pilla piratas.
A lo lejos unas nubes demasiado negras se van acercando a poco, debe ser una gran tormenta, lo mejor es que huyeras de ella, en tu mano está escapar y llevar el barco a un lugar seguro porque si te caes al agua no sobrevivirías...
Ahora estás metido en dos líos, los de ese barco no te pueden pillar pues son unas 15 personas por lo menos y no podrías contra todos, y el otro problema es la tormenta que se te avecina, si no consigues huir de ella el mar puede tragarte, pues todavía faltan un par de horas para que llegues a Ohara, demuestra de lo que eres capaz...
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La desventura en una isla de cuyo nombre no puedo acordarme, me llevó a huir a toda prisa de la boardilla de una pequeña casa donde yacía con la hija del dueño de la susodicha, que armado con un trabuco me disparaba desde la lejanía mientras escapaba del lugar.
El único camino que se me ocurrió coger para salir de la dichosa isla era adentrarme en uno de los barcos del puerto; tardé poco en llegar, es lo cierto, había un total de cinco barcos, uno de ellos con la reconocible gaviota de la marina, tres de ellos sin bandera en el mástil, y un último barco cuya bandera tenía unas extrañas iníciales. Me fijé en la parte lateral del casco, el cual tenía las iníciales M.J. Corp. Lo que me indicó que era un barco mercante.
Con suma cautela subí en él, no había nadie en la cubierta, dando pasos cortos me adentré en su interior, había un pasillo enorme, con varias puertas a los laterales, avancé mirando una por una, haciendo una parada en la cocina para coger un par de manzanas, para saciar el hambre durante el viaje. Cuando llevaba unos escasos veinte minutos en el barco en la cubierta se empezaron a escuchar berridos de hombres ebrios y algunos cánticos.
‘Vamos no me jodas’ –Pensé en ese momento.
Corriendo me adentré en la puerta de final del pasillo, que llevaba a una escalera descendente que a su vez llevaba a una gran bodega, llena de multitud de barriles y cajas de grandes proporciones llenas de diversas cosas para vender. Lentamente los miré todos los barriles, muchos de ellos estaban llenos de pescado con hielo, de los que emanaba un fétido olor –‘Y luego dirán que es fresco…’ –me decía a mí mismo; otros con diversas frutas, alguno llenos de aguas, vacíos y otros llenos de pólvora.
A la mañana siguiente, el barco zarpó hacia un destino incierto para mí, pues no sabía hacia donde me dirigía, algo que no me importaba, era bien sabido que me gustaban las aventuras. Durante horas estuve allí, tenía comida, agua y tiempo para limpiar y afilar mis katanas.
Los restos de comida y heces los depositaba en un barril vacío, el cual cada vez era más asqueroso.
El único momento de tensión fue cuando un tripulante del barco vino a por algo de aquel pescado, haciendo que me tuviera que meter en uno de los barriles vacíos para ocultarme.
De repente, un trueno se escuchó en la lejanía, mediante una grieta del barco miré hacia afuera, una tormenta se avecinaba, y en dirección contraria a ella una isla, la cual estaría a varios kilómetros de allí, ¿Qué hacer? Era la única pregunta que estaba en mi cabeza, no lo sabía. En la cubierta había mucho ajetreo, se escuchaba a una portentosa voz dar órdenes de todo tipo, el barco se dirigía a la isla, pero no me fiaba mucho de la mañana de una panda de mercaderes que comían pescado en mal estado.
Así que, observando toda la sala, empiezo a buscar alguna otra salida alternativa que no fuera la escalera que me devolvería al pasillo.
‘Tal cantidad de cajas han debido meterse por otro lado, son muy grandes como para entrar por la puerta, ¿pero por dónde?’ –Pensaba observando cada recoveco de la gran bodega.
El único camino que se me ocurrió coger para salir de la dichosa isla era adentrarme en uno de los barcos del puerto; tardé poco en llegar, es lo cierto, había un total de cinco barcos, uno de ellos con la reconocible gaviota de la marina, tres de ellos sin bandera en el mástil, y un último barco cuya bandera tenía unas extrañas iníciales. Me fijé en la parte lateral del casco, el cual tenía las iníciales M.J. Corp. Lo que me indicó que era un barco mercante.
Con suma cautela subí en él, no había nadie en la cubierta, dando pasos cortos me adentré en su interior, había un pasillo enorme, con varias puertas a los laterales, avancé mirando una por una, haciendo una parada en la cocina para coger un par de manzanas, para saciar el hambre durante el viaje. Cuando llevaba unos escasos veinte minutos en el barco en la cubierta se empezaron a escuchar berridos de hombres ebrios y algunos cánticos.
‘Vamos no me jodas’ –Pensé en ese momento.
Corriendo me adentré en la puerta de final del pasillo, que llevaba a una escalera descendente que a su vez llevaba a una gran bodega, llena de multitud de barriles y cajas de grandes proporciones llenas de diversas cosas para vender. Lentamente los miré todos los barriles, muchos de ellos estaban llenos de pescado con hielo, de los que emanaba un fétido olor –‘Y luego dirán que es fresco…’ –me decía a mí mismo; otros con diversas frutas, alguno llenos de aguas, vacíos y otros llenos de pólvora.
A la mañana siguiente, el barco zarpó hacia un destino incierto para mí, pues no sabía hacia donde me dirigía, algo que no me importaba, era bien sabido que me gustaban las aventuras. Durante horas estuve allí, tenía comida, agua y tiempo para limpiar y afilar mis katanas.
Los restos de comida y heces los depositaba en un barril vacío, el cual cada vez era más asqueroso.
El único momento de tensión fue cuando un tripulante del barco vino a por algo de aquel pescado, haciendo que me tuviera que meter en uno de los barriles vacíos para ocultarme.
De repente, un trueno se escuchó en la lejanía, mediante una grieta del barco miré hacia afuera, una tormenta se avecinaba, y en dirección contraria a ella una isla, la cual estaría a varios kilómetros de allí, ¿Qué hacer? Era la única pregunta que estaba en mi cabeza, no lo sabía. En la cubierta había mucho ajetreo, se escuchaba a una portentosa voz dar órdenes de todo tipo, el barco se dirigía a la isla, pero no me fiaba mucho de la mañana de una panda de mercaderes que comían pescado en mal estado.
Así que, observando toda la sala, empiezo a buscar alguna otra salida alternativa que no fuera la escalera que me devolvería al pasillo.
‘Tal cantidad de cajas han debido meterse por otro lado, son muy grandes como para entrar por la puerta, ¿pero por dónde?’ –Pensaba observando cada recoveco de la gran bodega.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.