Ichimura Hachiro
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Lo primero que notó Shun al bajar de su barca fue calor. Un calor horrible y seco que le hacía sudar a raudales. Y su ropa de samurai no ayudaba nada. No tenía ropa adecuada para aquel clima por desgracia, pero su fruta podría ayudarle a soportar las elevadas temperaturas. "Terminaré mi trabajo aquí lo antes posible y me iré de esta maldita isla. Pero hasta entonces, usaré mi kaze-kaze para crear una brisa que me alivie un poco." Pensó, mientras se secaba el sudor de la frente con la mano. Chasqueó los dedos, y en torno a él se levantaron unos vientos suaves. Algo más aliviado, salió del puerto y se dirigió al interior de la ciudad. Shun era un hombre de algo más de treinta años, de aspecto serio, vestido con una hakama azul (un kimono de samurai) y pantalones negros holgados. Como calzado llevaba unas sandalias de madera. Al cinto llevaba una katana blanca y una wakizashi azul.
- Iré a alguna cantina a refrescarme antes de comenzar mi búsqueda.
Tardó un rato en encontrar una. Las calles de Nanohana eran bulliciosas y estaban llenas de mercadillos ambulantes, con gente comprando y regateando precios. Por donde pasaba el samurai, se levantaba una suave brisa que aliviaba a la gente del calor del día, y cuando se alejaba, la brisa se cortaba misteriosamente. Finalmente vio un lugar llamado "El oasis verde". Desactivó su poder, y entró en el lugar. Había bastante gente vestida con la ropa típica de Arabasta, y algunos extranjeros. Shun se acercó a la barra con paso decidido, se sentó en esta y le dijo al cantinero:
- Un vaso de agua, por favor. Y un plato de carne de cordero.
- Marchando, caballero - le contesto este, con un fuerte acento - ¿Es usted un samurai de Wano, si me permite la pregunta?
- Efectivamente, o al menos lo era. Ahora soy un ronin, un samurai sin señor. Me gano la vida cazando criminales - afirmó Shun, apoyando sus armas junto a la barra.
- Pues aquí tenemos forajidos para dar y tomar, y una ayuda nunca viene mal. Bienvenido a Arabasta, señor - le respondió el cantinero mientras le daba su agua y el plato de comida.
- Iré a alguna cantina a refrescarme antes de comenzar mi búsqueda.
Tardó un rato en encontrar una. Las calles de Nanohana eran bulliciosas y estaban llenas de mercadillos ambulantes, con gente comprando y regateando precios. Por donde pasaba el samurai, se levantaba una suave brisa que aliviaba a la gente del calor del día, y cuando se alejaba, la brisa se cortaba misteriosamente. Finalmente vio un lugar llamado "El oasis verde". Desactivó su poder, y entró en el lugar. Había bastante gente vestida con la ropa típica de Arabasta, y algunos extranjeros. Shun se acercó a la barra con paso decidido, se sentó en esta y le dijo al cantinero:
- Un vaso de agua, por favor. Y un plato de carne de cordero.
- Marchando, caballero - le contesto este, con un fuerte acento - ¿Es usted un samurai de Wano, si me permite la pregunta?
- Efectivamente, o al menos lo era. Ahora soy un ronin, un samurai sin señor. Me gano la vida cazando criminales - afirmó Shun, apoyando sus armas junto a la barra.
- Pues aquí tenemos forajidos para dar y tomar, y una ayuda nunca viene mal. Bienvenido a Arabasta, señor - le respondió el cantinero mientras le daba su agua y el plato de comida.
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Arabasta, aquella basta, árida y desértica tierra, pero nose que tenia que me encantaba, en este día hacia un sol muy fuerte y me encontraba en el bazar pero algo raro ocurrió pues una brisa se levanto de repente y al rato cesó, yo me dirigí hacia la teteria que siempre frecuentaba y donde Enel siempre me acogía.
Iva vestido con las ropas típicas de Arabasta y mi cara iba escondida al igual que mis katanas, así no montaría un espectáculo, pero bueno siempre viene bien algo de movimiento, pregunte a Enel cuales eran las nuevas de Arabasta ya que hacia pocos días había vuelto de visitar Yuba, y me comentó que algo se estaba cociendo en la ciudad, según decían los rumores un samurai había desembarcado esta misma mañana en Arabasta ``como corren los rumores´´ pensé instintivamente, pero quizá me vendría bien saber quien es ese samurai pues nunca viene mal conocer a un espadachín igual que yo.
Me despedí de Enel y salí otra vez a las calles de Arabasta, me dirigí hacia el centro hacia la fuente que tanto solía frecuentar en Arabasta y donde toda persona sabría que me podría encontrar ya que es el único sitio donde me dejo ver mas en publico.
Decidí sentarme al lado de la fuente y observar mi alrededor en espera de que algo de mi interés sucediera.
Mientras esperaba observe a la gente de Arabasta siempre tan amable y gentil, trabajadores y mercantes pero como no siempre hay excepciones pues siempre había algún grosero y maleante que intentaba robar alguna fruta o regatear hasta precios regalados, bueno como antes dije era un día normal, asique me senté al lado de la fuente y medité sobre todo sobre la brisa que esta mañana me había sorprendido pues no era típica de aquí...
Iva vestido con las ropas típicas de Arabasta y mi cara iba escondida al igual que mis katanas, así no montaría un espectáculo, pero bueno siempre viene bien algo de movimiento, pregunte a Enel cuales eran las nuevas de Arabasta ya que hacia pocos días había vuelto de visitar Yuba, y me comentó que algo se estaba cociendo en la ciudad, según decían los rumores un samurai había desembarcado esta misma mañana en Arabasta ``como corren los rumores´´ pensé instintivamente, pero quizá me vendría bien saber quien es ese samurai pues nunca viene mal conocer a un espadachín igual que yo.
Me despedí de Enel y salí otra vez a las calles de Arabasta, me dirigí hacia el centro hacia la fuente que tanto solía frecuentar en Arabasta y donde toda persona sabría que me podría encontrar ya que es el único sitio donde me dejo ver mas en publico.
Decidí sentarme al lado de la fuente y observar mi alrededor en espera de que algo de mi interés sucediera.
Mientras esperaba observe a la gente de Arabasta siempre tan amable y gentil, trabajadores y mercantes pero como no siempre hay excepciones pues siempre había algún grosero y maleante que intentaba robar alguna fruta o regatear hasta precios regalados, bueno como antes dije era un día normal, asique me senté al lado de la fuente y medité sobre todo sobre la brisa que esta mañana me había sorprendido pues no era típica de aquí...
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Sol , calor y bochorno eran los únicos pensamientos que atormentaban mis pensamientos al desembarcar en el puerto de Arabasta. Por desgracia la vestimenta típica de mi isla no era la más adecuada para una ciudad de calor como esta, ya que el negro es el color primordial en estas.
Al desconocer la ciudad decidí pasear por las grandes calles de la ciudad intentando olvidar el sofoco y calor que me perturba. Al no poder apagar el sofoco que sufría, tomé la decisión de ir a una tasca o taberna donde poder refrescar mi seca boca.
-Que mejor lugar para encontrar una tasca que el centro de la ciudad. Pensé
De camino al centro pude comprobar que la gente cuchicheaba y hablaba por lo bajo, pero mi oído agravado por el sofoco no me permitia oir nada.
Una vez en la plaza de la fuente abarrotada por la muchedumbre y los compradores, decidí entrar en una pequeña tasca casi vacía llamada “sol y mar”. Al entrar aprecie la presencia de 5 personas todas ellas salvo el camarero sentadas en una mesa cuchicheando.
-Un zumo y un trozo de cordero por favor . Le indiqué al camarero.
Mientras mi boca se refrescaba y comía escuche una palabra más alta que los cuchicheos anteriores…… “Caza recompensas”. Esa palabra otra vez ¿No terminarían nunca? La curiosidad picó, por lo que decidí sentarme en una mesa cercana con el fin de recopilar toda la información posible ¿Por qué tenía que ser una historia actual? Debía comprobar si tan solo eran chismorreos o tenía algo de verdad.
-Dice que ha desembarcado hoy. Se pudo escuchar.
-¿ Estas seguro? Yo he oído que no es más que un viajante. Replicó otro
-Esto no me arregla nada. Pensé.
Solo queda esperar……
Al desconocer la ciudad decidí pasear por las grandes calles de la ciudad intentando olvidar el sofoco y calor que me perturba. Al no poder apagar el sofoco que sufría, tomé la decisión de ir a una tasca o taberna donde poder refrescar mi seca boca.
-Que mejor lugar para encontrar una tasca que el centro de la ciudad. Pensé
De camino al centro pude comprobar que la gente cuchicheaba y hablaba por lo bajo, pero mi oído agravado por el sofoco no me permitia oir nada.
Una vez en la plaza de la fuente abarrotada por la muchedumbre y los compradores, decidí entrar en una pequeña tasca casi vacía llamada “sol y mar”. Al entrar aprecie la presencia de 5 personas todas ellas salvo el camarero sentadas en una mesa cuchicheando.
-Un zumo y un trozo de cordero por favor . Le indiqué al camarero.
Mientras mi boca se refrescaba y comía escuche una palabra más alta que los cuchicheos anteriores…… “Caza recompensas”. Esa palabra otra vez ¿No terminarían nunca? La curiosidad picó, por lo que decidí sentarme en una mesa cercana con el fin de recopilar toda la información posible ¿Por qué tenía que ser una historia actual? Debía comprobar si tan solo eran chismorreos o tenía algo de verdad.
-Dice que ha desembarcado hoy. Se pudo escuchar.
-¿ Estas seguro? Yo he oído que no es más que un viajante. Replicó otro
-Esto no me arregla nada. Pensé.
Solo queda esperar……
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Shun cortó su cordero a cachos muy pequeños antes de comérselo. Odiaba comer la carne si no era de aquella manera, porque había pocas cosas que le molestasen más que quedarse con trocitos entre los dientes. Acabó su plato, se bebió su vaso de un trago, dejó unos billetes sobre la mesa y se levantó, dirigiéndose a la salida. Tenía un objetivo muy concreto en aquella ciudad e iba a cumplirlo. Recorrió las calles observando detenidamente a la gente en busca de extranjeros. Se paró en un par de puestos callejeros a interrogar a los comerciantes. Preguntaba por un hombre muy alto de pelo blanco y vestido con ropas caras, pero nadie lo había visto recientemente, aunque más de uno lo había visto.
- Te encontraré, no lo dudes... tan sólo espérame, "Il Bianco" - murmuró entre dientes Shun.
Pasó la mañana y el mediodía, y a medida comenzó a atardecer el calor comenzó a descender lentamente. Mientras estaba en la calle, mantenía activada su fruta para crear una suave brisa, como había hecho a la mañana. Entonces llegó a una plaza central con una fuente en el medio. Había gente caminando por la zona, un chico sentado en la fuente y unos hombres vestidos con túnicas del desierto, turbantes y armados con pistolas y sables. Estaban rodeando a un hombre, y uno de ellos lo amenaza con su espada.
- ¿Dónde está nuestro dinero? Cuando te lo prestamos, prometiste devolvérnoslo al día siguiente.
- Por favor, tenga piedad. No tengo el dinero hoy, pero lo tendré mañana... soy un simple panadero, apenas gano suficiente para alimentarme y mantener mi negocio.
Shun miró la escena con cierta rabia y se acercó a los hombres colocando la mano derecha sobre la empuñadura de su katana. Eran cinco en total. El que había hablado se le giró y le dijo, en tono amenazante.
- ¿Y tú quién coño eres y qué pintas aquí con esas ropas? Fuera, aquí no hay nada que ver, extranjero.
- ¿Sabéis? Odio a la escoria como vos que se aprovecha de los más débiles.
El hombre gruñó, y le apuntó con la pistola. Pero cuando fue a apretar el gatillo, Shun apartó la cabeza, pasándole el disparo bastante cerca. Se agachó ligeramente, desenvainando su espada, y de repente se movió a una gran velocidad apareciendo tras los forajidos. Volvió a envainarla con calma, sin que pareciese que hubiese ocurrido nada.
- Iai... Satsujin.
En ese momento, acabó de envainar. De repente, se escuchó el ruido de muchos cortes y los cinco hombres se desplomaron. Shun soltó un sonido despreciativo, y dijo, colocándose bien las gafas:
- Ni siquiera habéis valido la pena el esfuerzo... conoced vuestro lugar, carroña
Se giró hacia el hombre al que antes estaban amenazando y le dijo:
- No temáis, no volverán a molestaros.
Sin esperar respuesta alguna, se giró y miró a su alrededor. El chico de la fuente tenía pinta de extranjero. Sabía que mucha de la gente de la ciudad apoyaba a "Il Bianco", y ya había visto que era inútil preguntarles por él. Sin embargo, si le preguntaba a un extranjero, posiblemente este se lo diría si lo había visto. Se acercó a él, mirando sus espadas con curiosidad.
- Saludos, joven. Mi nombre es Shun Hiroyuki, y busco a un hombre alto, de pelo blanco. Viste con ropas caras y le falta la mano izquierda. En su lugar lleva un garfio dorado. ¿No le habréis visto por un casual?
- Te encontraré, no lo dudes... tan sólo espérame, "Il Bianco" - murmuró entre dientes Shun.
Pasó la mañana y el mediodía, y a medida comenzó a atardecer el calor comenzó a descender lentamente. Mientras estaba en la calle, mantenía activada su fruta para crear una suave brisa, como había hecho a la mañana. Entonces llegó a una plaza central con una fuente en el medio. Había gente caminando por la zona, un chico sentado en la fuente y unos hombres vestidos con túnicas del desierto, turbantes y armados con pistolas y sables. Estaban rodeando a un hombre, y uno de ellos lo amenaza con su espada.
- ¿Dónde está nuestro dinero? Cuando te lo prestamos, prometiste devolvérnoslo al día siguiente.
- Por favor, tenga piedad. No tengo el dinero hoy, pero lo tendré mañana... soy un simple panadero, apenas gano suficiente para alimentarme y mantener mi negocio.
Shun miró la escena con cierta rabia y se acercó a los hombres colocando la mano derecha sobre la empuñadura de su katana. Eran cinco en total. El que había hablado se le giró y le dijo, en tono amenazante.
- ¿Y tú quién coño eres y qué pintas aquí con esas ropas? Fuera, aquí no hay nada que ver, extranjero.
- ¿Sabéis? Odio a la escoria como vos que se aprovecha de los más débiles.
El hombre gruñó, y le apuntó con la pistola. Pero cuando fue a apretar el gatillo, Shun apartó la cabeza, pasándole el disparo bastante cerca. Se agachó ligeramente, desenvainando su espada, y de repente se movió a una gran velocidad apareciendo tras los forajidos. Volvió a envainarla con calma, sin que pareciese que hubiese ocurrido nada.
- Iai... Satsujin.
En ese momento, acabó de envainar. De repente, se escuchó el ruido de muchos cortes y los cinco hombres se desplomaron. Shun soltó un sonido despreciativo, y dijo, colocándose bien las gafas:
- Ni siquiera habéis valido la pena el esfuerzo... conoced vuestro lugar, carroña
Se giró hacia el hombre al que antes estaban amenazando y le dijo:
- No temáis, no volverán a molestaros.
Sin esperar respuesta alguna, se giró y miró a su alrededor. El chico de la fuente tenía pinta de extranjero. Sabía que mucha de la gente de la ciudad apoyaba a "Il Bianco", y ya había visto que era inútil preguntarles por él. Sin embargo, si le preguntaba a un extranjero, posiblemente este se lo diría si lo había visto. Se acercó a él, mirando sus espadas con curiosidad.
- Saludos, joven. Mi nombre es Shun Hiroyuki, y busco a un hombre alto, de pelo blanco. Viste con ropas caras y le falta la mano izquierda. En su lugar lleva un garfio dorado. ¿No le habréis visto por un casual?
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Un hombre vestido de samurai vino hacia mi ``este sera el samurai del cual me dijeron que estaba aquí´´ lo vi y me pareció un hombre simple con una katana y con un temple firme y sereno, me estaba preguntando por ``Il Bianco´´ pero era leal y no iba a decir cual era su paradero.
Buenas, Os referís a ese pirata tan famoso como le decían ``el Blanco´´ ``Il braco´´ o algo así ¿no? La verdad por lo menos por aquí no lo he visto pero creo que me suena de haberlo visto en el mar del este. Yo nada mas soy un joven errante asique en mas no os puedo ayudar, he visto tanta gente que ya nose ni a quien veo, ni a quien no.
Puse un semblante sincero pues en verdad no lo había visto mas pero algo me extraño de ese hombre pues observo mis katanas.
Sino es una indiscreción ¿Por que buscáis a ese pirata si esque acierto? me han dicho que es muy fuerte y temido.
Me quede esperando su respuesta y le hice un gesto amable a que se sentara para mantener una charla confortable y placida.
Os puedo asegurar que aunque lleve katanas no estoy obligado a utilizarlas y solamente quiero tener una placida charla contigo y a todo esto donde están mis modales mi nombre es Lupin
y tras esto le ofrecí mi mano derecha en señal de saludo con una sonrisa amable en mi semblante, mientras a mi alrededor todo seguía siendo normal pues este hombre había espantado al maleante y todo volvió a la normalidad.
Buenas, Os referís a ese pirata tan famoso como le decían ``el Blanco´´ ``Il braco´´ o algo así ¿no? La verdad por lo menos por aquí no lo he visto pero creo que me suena de haberlo visto en el mar del este. Yo nada mas soy un joven errante asique en mas no os puedo ayudar, he visto tanta gente que ya nose ni a quien veo, ni a quien no.
Puse un semblante sincero pues en verdad no lo había visto mas pero algo me extraño de ese hombre pues observo mis katanas.
Sino es una indiscreción ¿Por que buscáis a ese pirata si esque acierto? me han dicho que es muy fuerte y temido.
Me quede esperando su respuesta y le hice un gesto amable a que se sentara para mantener una charla confortable y placida.
Os puedo asegurar que aunque lleve katanas no estoy obligado a utilizarlas y solamente quiero tener una placida charla contigo y a todo esto donde están mis modales mi nombre es Lupin
y tras esto le ofrecí mi mano derecha en señal de saludo con una sonrisa amable en mi semblante, mientras a mi alrededor todo seguía siendo normal pues este hombre había espantado al maleante y todo volvió a la normalidad.
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Terminando de comer y beber pude comprobar como la gente de la mesa empezaba a marcharse, no obstante uno de ellos se acercó a continuar la charla con el tabernero. Haciendo un esfuerzo se levanto para preguntar directamente y sin tapujos, un caza recompensas no era buena señal, no con el poder actual.
-Perdone. Susurré. Es cierta la historia de que hay un caza recompensas en la zona?
-Por lo que he oído muchacho la historia es cierta, pero como bien te digo es una historia y al fin y al cavo nunca se saben si estas cosas son ciertas o no.
-Gracias compañero. Respondí
Seguía sin información concluyente, necesitaba algo más que historias no convenía llamar la atención en este momento. Tras pagar en la taberna decidí salir a la calle para despejar mis pensamientos sentándome en una silla de la plaza.
-Necesito meditar unos segundos, pensar mis posibilidades y mis opciones.
Tomando pose de meditación, tras cerrar los ojos durante un par de minutos recordé algunas cosas de mi adiestramiento. En ocasiones ocultarse no era la mejor opción, estaba claro que no debía dar demasiada guerra pero como bien se sabe muchas veces la forma más difícil de encontrar algo es cuando lo tienes delante. Ya tenía pensado el plan pero nada de eso importaba si en realidad era todo una historia falsa.
Decidí dar un paseo por la zona para encontrar indicios y curiosamente no fue tan difícil como esperaba. La gente vestía una ropa bastante parecida y caí en la cuenta. Yo era fácilmente reconocible como extranjero por mi vestimenta, por que el no podría serlo.
Para mi alivio no hizo falta ni tan siquiera buscar ya que apenas a 5 metros pude presenciar un despliegue de habilidad de un hombre contra nada mas y nada menos que 5 hombres. No había ninguna duda ese hombre no era un simple extranjero por su vestimenta, si no que era bastante factible que fuera un caza recompensas debido a su habilidad.
-Tengo que estar más seguro. Pensé
Pude contemplar como se dirigía a un muchacho joven sentado en la fuente, por lo que hay podría disipar todas mis dudas infiltrándome en esa conversación, dado que podrían hablar de algo que cerciorara mis sospechas . Pero había un problema, la vergüenza me invadía, no me sentía capaz de hablar con ellos directamente, no irrumpiendo en la conversación, no podía.
-Bueno habrá de ser como siempre.
Me senté a una cercanía relativa para poder escuchar todo lo que hablaban esos dos hombre que además estaban armados. El principio de la conversación no me desvelaba nada ya que eran presentaciones y cordialidades gracias a dios era un hombre paciente y silencioso podría aguantar bien la espera.
-Perdone. Susurré. Es cierta la historia de que hay un caza recompensas en la zona?
-Por lo que he oído muchacho la historia es cierta, pero como bien te digo es una historia y al fin y al cavo nunca se saben si estas cosas son ciertas o no.
-Gracias compañero. Respondí
Seguía sin información concluyente, necesitaba algo más que historias no convenía llamar la atención en este momento. Tras pagar en la taberna decidí salir a la calle para despejar mis pensamientos sentándome en una silla de la plaza.
-Necesito meditar unos segundos, pensar mis posibilidades y mis opciones.
Tomando pose de meditación, tras cerrar los ojos durante un par de minutos recordé algunas cosas de mi adiestramiento. En ocasiones ocultarse no era la mejor opción, estaba claro que no debía dar demasiada guerra pero como bien se sabe muchas veces la forma más difícil de encontrar algo es cuando lo tienes delante. Ya tenía pensado el plan pero nada de eso importaba si en realidad era todo una historia falsa.
Decidí dar un paseo por la zona para encontrar indicios y curiosamente no fue tan difícil como esperaba. La gente vestía una ropa bastante parecida y caí en la cuenta. Yo era fácilmente reconocible como extranjero por mi vestimenta, por que el no podría serlo.
Para mi alivio no hizo falta ni tan siquiera buscar ya que apenas a 5 metros pude presenciar un despliegue de habilidad de un hombre contra nada mas y nada menos que 5 hombres. No había ninguna duda ese hombre no era un simple extranjero por su vestimenta, si no que era bastante factible que fuera un caza recompensas debido a su habilidad.
-Tengo que estar más seguro. Pensé
Pude contemplar como se dirigía a un muchacho joven sentado en la fuente, por lo que hay podría disipar todas mis dudas infiltrándome en esa conversación, dado que podrían hablar de algo que cerciorara mis sospechas . Pero había un problema, la vergüenza me invadía, no me sentía capaz de hablar con ellos directamente, no irrumpiendo en la conversación, no podía.
-Bueno habrá de ser como siempre.
Me senté a una cercanía relativa para poder escuchar todo lo que hablaban esos dos hombre que además estaban armados. El principio de la conversación no me desvelaba nada ya que eran presentaciones y cordialidades gracias a dios era un hombre paciente y silencioso podría aguantar bien la espera.
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Shun contuvo un gruñido de frustración al escuchar que no había visto por ahí a "Il Bianco". Aunque este al menos sabía quién era. Le decía que en el East Blue, pero Shun sabía bien que no seguía allí. Le venía siguiendo la pista desde Loguetown, y era perfectamente consciente de que Meneror estaba en el Grand Line. Más aun, el Supernova solía frecuentar Arabasta por rumores que había escuchado. Esperaba encontrarlo allí, pero la gente estaba resultando ser demasiado cerrada, y no cooperaban. El chico se presentó como Lupin, y le invitó a sentarse a hablar, además de preguntarle por qué buscaba a aquel pirata.
- Digamos que tengo cuentas pendientes con él. Me enfrenté a él en Loguetown hace unas semanas, y logró escapárseme.
Se sacó la katana y la wakizashi del cinturón y las apoyó en la fuente, antes de sentarse él mismo. Centró su corriente de aire en esa zona para evadirse del calor, y ayudar de la misma manera al chico. También tenía pinta de ser de fuera, con lo que no creía que estuviese acostumbrado a aquel clima.
- Meneror es un hombre muy cruel y malévolo, y ha de pagar por sus crímenes. He jurado por mi familia no cesar hasta detenerlo. Dedico mi vida a derrotar a criminales que abusan de los débiles, y él es precisamente la clase de persona que yo cazo.
Observó la calle, algo distraído. Se fijó en un chico con ropas oscuras y el pelo recogido en una coleta. Era claramente un extranjero como ellos. Se situó no muy lejos de su posición, aparentemente descansando también en la fuente. Su aspecto le recordaba a los shinobis de Wano kuni, y el ninjato que llevaba consigo parecía confirmarlo. Sin embargo, había cosas que delataban que no era de Wano. Principalmente sus ropas y su apariencia física, además de que los shinobis rara vez dejaban el país. Volvió a mirar a Lupin y le dijo:
- ¿Y vos, joven Lupin? ¿Qué os ha traído a Arabasta?
- Digamos que tengo cuentas pendientes con él. Me enfrenté a él en Loguetown hace unas semanas, y logró escapárseme.
Se sacó la katana y la wakizashi del cinturón y las apoyó en la fuente, antes de sentarse él mismo. Centró su corriente de aire en esa zona para evadirse del calor, y ayudar de la misma manera al chico. También tenía pinta de ser de fuera, con lo que no creía que estuviese acostumbrado a aquel clima.
- Meneror es un hombre muy cruel y malévolo, y ha de pagar por sus crímenes. He jurado por mi familia no cesar hasta detenerlo. Dedico mi vida a derrotar a criminales que abusan de los débiles, y él es precisamente la clase de persona que yo cazo.
Observó la calle, algo distraído. Se fijó en un chico con ropas oscuras y el pelo recogido en una coleta. Era claramente un extranjero como ellos. Se situó no muy lejos de su posición, aparentemente descansando también en la fuente. Su aspecto le recordaba a los shinobis de Wano kuni, y el ninjato que llevaba consigo parecía confirmarlo. Sin embargo, había cosas que delataban que no era de Wano. Principalmente sus ropas y su apariencia física, además de que los shinobis rara vez dejaban el país. Volvió a mirar a Lupin y le dijo:
- ¿Y vos, joven Lupin? ¿Qué os ha traído a Arabasta?
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Entendí que los motivos de este hombre eran honrosos aunque si no era cuestión mía no entraría en medio por nadie. y empecé a hablar con el.
Vengo aquí desde hace mucho tiempo y la puedo considerar mi tierra pues yo soy del Mar del Este pero aquí me siento feliz sobre todo el Alubarna donde suelo pasar mucho tiempo. Y decidí viajar para conocer Arabasta mas a fondo pues esta es la única ciudad que no he visitado antes
Y deje que la conversación fluyera hablando de tonterías y temas sin importancia pues tampoco quiero que sepa mi vida entera mas que nada por que nadie lo sabe y menos un hombre al que acababa de conocer.
La tarde seguía siendo tranquila y nada sobre salia de lo normal salvo que ya sabía que mi acompañante era el cazar recompensas y que era el que provocaba la brisa aunque no me asustaba me hacia sentir tranquilo y placido pues veía en sus ojos que no buscaba combate conmigo por lo menos por ahora.
A los minutos de entablar conversación vi a un hombre que no era de estas tierras y el cual se le notaba un poco perdido ``Por que estará ese hombre aquí´´ pensé y ya me empece a centrar un poco en el al mismo tiempo que seguía mi conversación con el samurai...
Vengo aquí desde hace mucho tiempo y la puedo considerar mi tierra pues yo soy del Mar del Este pero aquí me siento feliz sobre todo el Alubarna donde suelo pasar mucho tiempo. Y decidí viajar para conocer Arabasta mas a fondo pues esta es la única ciudad que no he visitado antes
Y deje que la conversación fluyera hablando de tonterías y temas sin importancia pues tampoco quiero que sepa mi vida entera mas que nada por que nadie lo sabe y menos un hombre al que acababa de conocer.
La tarde seguía siendo tranquila y nada sobre salia de lo normal salvo que ya sabía que mi acompañante era el cazar recompensas y que era el que provocaba la brisa aunque no me asustaba me hacia sentir tranquilo y placido pues veía en sus ojos que no buscaba combate conmigo por lo menos por ahora.
A los minutos de entablar conversación vi a un hombre que no era de estas tierras y el cual se le notaba un poco perdido ``Por que estará ese hombre aquí´´ pensé y ya me empece a centrar un poco en el al mismo tiempo que seguía mi conversación con el samurai...
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¿Por qué estaba fresquito? No podía entenderlo , no hacia ni 10 minutos el sofoco era insoportable pero esta vez un pequeña brisa estaba refrescando mi cuerpo, no lo comprendía era demasiado extraño, y mas teniendo en cuenta el solo que hacía. Bueno al final daba lo mismo en verdad se agradecía.
Al mantener los oídos abiertos en la conversación una cosa quedó clara, no eran ciudadanos corrientes hablaban tranquilamente de un criminal famoso como quien hablara de un amigo. Aun mas sorprendió el hecho de que uno de ellos se enfrentara a el. Algo estaba claro, no eran rumores, ese hombre era un caza recompensas pero no tenía pinta de buscar problemas, no sería yo el que los causase.
Cuando me disponía a levantarme no podía creer lo que veía un joven muchacho de apenas 15 años corría como si su vida dependiera de ello y con que razón pues le perseguían unos 8 hombres armados con palos y otros utensilios contundentes. Mirando fijamente alcancé a ver que el joven llevaba una barra de pan en la mano y me puse en lo peor, ¿la habría robado y por eso lo perseguían? Tenía que hacer algo pero no debía delatarme como luchador.
-Me interpondré y simplemente pagaré lo que debe el chico.
Una vez vi que el joven pasaba a mi lado lo tomé del brazo.
-Espera muchacho. Le susurre.
Este no era mi fuerte lo mío no era hablar y lo note en la cara del joven, el pobre se asustó aunque no era mi intención y calló al suelo.
-¡ YA TE TENEMOS LADRÓN!
Antes de que se abalanzarán me interpuse entre él y los 8 hombres.
-Ya vale. Que les debe yo me hare cargo de la deuda.
-No es el dinero lo que buscamos, es que aprenda la lección. Gritó uno de ellos mientras le lanzaba un palo.
El palo impactó de lleno en el joven que se dolía en el suelo. Eso no, eso si que no lo aguanto, jamás aguantaría la agresión física a una persona que no podía defenderse, esa era mi ley. Importaba poco quien estuviera hay me daba igual, el sentido de lo justo me prevalecía sobre la lógica de tener un caza recompensas cerca. Me acerque al hombre que lanzo el palo y sin mediar palabra encaje un golpe en su cara dejándole noqueado. No era momento de hablar era momento de luchar, no podía tolerar eso y no lo haría, por lo que lance una patada el sujeto de su lado en la boca del estomago para dejarle doblado con muy buen resultado. Los amigos reaccionaron y uno logro empujarme con lo que caí justo a entre esos dos hombres. Rápidamente me levante y me coloque en posición de combate físico.
Al mantener los oídos abiertos en la conversación una cosa quedó clara, no eran ciudadanos corrientes hablaban tranquilamente de un criminal famoso como quien hablara de un amigo. Aun mas sorprendió el hecho de que uno de ellos se enfrentara a el. Algo estaba claro, no eran rumores, ese hombre era un caza recompensas pero no tenía pinta de buscar problemas, no sería yo el que los causase.
Cuando me disponía a levantarme no podía creer lo que veía un joven muchacho de apenas 15 años corría como si su vida dependiera de ello y con que razón pues le perseguían unos 8 hombres armados con palos y otros utensilios contundentes. Mirando fijamente alcancé a ver que el joven llevaba una barra de pan en la mano y me puse en lo peor, ¿la habría robado y por eso lo perseguían? Tenía que hacer algo pero no debía delatarme como luchador.
-Me interpondré y simplemente pagaré lo que debe el chico.
Una vez vi que el joven pasaba a mi lado lo tomé del brazo.
-Espera muchacho. Le susurre.
Este no era mi fuerte lo mío no era hablar y lo note en la cara del joven, el pobre se asustó aunque no era mi intención y calló al suelo.
-¡ YA TE TENEMOS LADRÓN!
Antes de que se abalanzarán me interpuse entre él y los 8 hombres.
-Ya vale. Que les debe yo me hare cargo de la deuda.
-No es el dinero lo que buscamos, es que aprenda la lección. Gritó uno de ellos mientras le lanzaba un palo.
El palo impactó de lleno en el joven que se dolía en el suelo. Eso no, eso si que no lo aguanto, jamás aguantaría la agresión física a una persona que no podía defenderse, esa era mi ley. Importaba poco quien estuviera hay me daba igual, el sentido de lo justo me prevalecía sobre la lógica de tener un caza recompensas cerca. Me acerque al hombre que lanzo el palo y sin mediar palabra encaje un golpe en su cara dejándole noqueado. No era momento de hablar era momento de luchar, no podía tolerar eso y no lo haría, por lo que lance una patada el sujeto de su lado en la boca del estomago para dejarle doblado con muy buen resultado. Los amigos reaccionaron y uno logro empujarme con lo que caí justo a entre esos dos hombres. Rápidamente me levante y me coloque en posición de combate físico.
Ichimura Hachiro
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El joven al parecer viajaba por Arabasta por afición, o eso decía. Le explicó que había estado allí más a menudo y que pretendía viajar hasta los lugares del país que no había visitado de momento. Después de eso parecía querer evadir el tema de su vida personal hablando de temas más triviales y baladíes. Shun se limitó a escuchar con rostro impertérrito, aportando algún comentario ocasional. No era que no se sintiese cómodo ni que no le interesase la conversación, simplemente le resultaba intrascendente. Al cabo de un buen rato, escuchó un griterío, y un chaval corriendo con una barra de pan perseguido por un grupo de hombres llegó a la plaza. En ese momento el extranjero con aspecto de shinobi intervino rápidamente, intentando proteger al niño y ofreciéndose a pagar su parte. "Una actitud muy noble, shinobi-san" pensó Shun. Sin embargo, el más adelantado de ellos comenzó a dar voces y le lanzó un palo a la cabeza al niño. El samurai abrió mucho los ojos y se levantó, rabioso. Se colocó la katana y la wakizashi al cinto y fue hacia ahí. Mientras, el joven extraño le dio un puñetazo en la cara al del palo, noqueándolo. Había sido un gran golpe, pero Shun se dio cuenta de que los otros siete tenían intención de abalanzarse sobre él. Debía ayudarle, pues hasta el guerrero más hábil podía caer ante la superioridad numérica.
- Vergüenza debería daros. ¿Sois hombres o simples ratas de cloaca? ¿Perseguir a un niño hambriento e indefenso? ¿Atacar siete a un sólo hombre? Me dais asco - desenvainó la katana y se interpuso entre el ninja y los hombre - Yo me encargo de esto - le susurró al pasar a su lado.
Las expresiones de la mayoría fueron de incredulidad ante sus palabras. Dos de ellos bajaron la mirada, avergonzados. Sin embargo había otros con el ceño fruncido y haciendo amagos de avanzar hacia él, pero mirando recelosamente su espada. Shun podía leer el miedo camuflado como ira en sus rostros. "Es deshonroso atacar a hombres armados sólo con palos. Sin embargo esta gente no tiene honor. Y una rata acorralada se tira al cuello, con lo cual no debo correr riesgos. No iré a matar, como sí hice con los forajidos... pero me encargaré de asustarlos. Se colocó en posición, como si fuese a avanzar a por ellos. Dos retrocedieron, y los otros vacilaron. A pesar de tener superioridad, la fama de los samurais de Wano llegaba a todos los rincones del Grand Line.
- Es mi último aviso. Marchaos o lo lamentaréis.
Se quedó mirándoles fijamente, manteniéndolos aterrorizados con su fría mirada. Uno que estaba un poco más alejado trató de acercársele con cuidado y flanquearle. Sin embargo, el samurai se giró velozmente hacia él. Con un movimiento rápido le cortó el palo un poco más arriba de donde lo empuñaba, y le dio con la mano izquierda un puñetazo en la sien. El hombre cayó al suelo, medio inconsciente. Podría haberlo noqueado totalmente, pero no quería arriesgarse a causar daños permanentes si podía evitarlo. Se giró hacia los otros con rabia en la mirada, y estos huyeron al momento. Shun envainó la espada y se giró al niño, que lloraba silenciosamente en el suelo con las manos en la cabeza.
- Ya está, chico. No volverán a molestarte - se sacó unos cuantos billetes y se los entregó - Toma, y no vuelvas a robar.
Se giró hacia el joven extranjero de pelo oscuro y se cruzó de brazos, evaluándolo con la mirada, con cierta curiosidad. Entonces comenzó a hablarle en un tono calmado y serio:
- Joven, admiro vuestro valor y vuestro sentido de la justicia. Vuestra actuación os ha honrado. ¿No seréis por un casual un shinobi de Wano kuni?
Escuchó un ruido a su espalda, y al girarse vio que tres de los hombres de antes volvían con un grupo de otros siete armados con fusiles y sables. Eso no era simples aldeanos... allí había algo más.
- Parece que tenemos compañía - dijo Shun, apoyando la mano en la vaina de la espada y asomando unos centímetros del filo empujando la guardia con el pulgar.
- Vergüenza debería daros. ¿Sois hombres o simples ratas de cloaca? ¿Perseguir a un niño hambriento e indefenso? ¿Atacar siete a un sólo hombre? Me dais asco - desenvainó la katana y se interpuso entre el ninja y los hombre - Yo me encargo de esto - le susurró al pasar a su lado.
Las expresiones de la mayoría fueron de incredulidad ante sus palabras. Dos de ellos bajaron la mirada, avergonzados. Sin embargo había otros con el ceño fruncido y haciendo amagos de avanzar hacia él, pero mirando recelosamente su espada. Shun podía leer el miedo camuflado como ira en sus rostros. "Es deshonroso atacar a hombres armados sólo con palos. Sin embargo esta gente no tiene honor. Y una rata acorralada se tira al cuello, con lo cual no debo correr riesgos. No iré a matar, como sí hice con los forajidos... pero me encargaré de asustarlos. Se colocó en posición, como si fuese a avanzar a por ellos. Dos retrocedieron, y los otros vacilaron. A pesar de tener superioridad, la fama de los samurais de Wano llegaba a todos los rincones del Grand Line.
- Es mi último aviso. Marchaos o lo lamentaréis.
Se quedó mirándoles fijamente, manteniéndolos aterrorizados con su fría mirada. Uno que estaba un poco más alejado trató de acercársele con cuidado y flanquearle. Sin embargo, el samurai se giró velozmente hacia él. Con un movimiento rápido le cortó el palo un poco más arriba de donde lo empuñaba, y le dio con la mano izquierda un puñetazo en la sien. El hombre cayó al suelo, medio inconsciente. Podría haberlo noqueado totalmente, pero no quería arriesgarse a causar daños permanentes si podía evitarlo. Se giró hacia los otros con rabia en la mirada, y estos huyeron al momento. Shun envainó la espada y se giró al niño, que lloraba silenciosamente en el suelo con las manos en la cabeza.
- Ya está, chico. No volverán a molestarte - se sacó unos cuantos billetes y se los entregó - Toma, y no vuelvas a robar.
Se giró hacia el joven extranjero de pelo oscuro y se cruzó de brazos, evaluándolo con la mirada, con cierta curiosidad. Entonces comenzó a hablarle en un tono calmado y serio:
- Joven, admiro vuestro valor y vuestro sentido de la justicia. Vuestra actuación os ha honrado. ¿No seréis por un casual un shinobi de Wano kuni?
Escuchó un ruido a su espalda, y al girarse vio que tres de los hombres de antes volvían con un grupo de otros siete armados con fusiles y sables. Eso no era simples aldeanos... allí había algo más.
- Parece que tenemos compañía - dijo Shun, apoyando la mano en la vaina de la espada y asomando unos centímetros del filo empujando la guardia con el pulgar.
Lupin
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En un momento una gran trifulca se montó en la calle, pero el ``ninja´´ y Shun el samurai con el que hablaba terminaron pronto, pero un grupo de siete personas con fusiles y armas se aproximaban hacia ellos... ``Seran capaces ellos solos´´ bueno decidí no tentar a la suerte. Me levanté de mi asiento siempre tranquilo y caminé en dirección a los siete hombres armados.
-No voy a dejar que os luzcáis solo vosotros.
Dije mientras desenvainaba mis espadas, cuando estaba ya dos pasos por delante de los extranjeros a los que iba a defender les hice una señal para que se quedaran atrás.
-Solo si es necesario.
Dije para que me hicieran caso, mis atacantes se dirigieron ami de uno en uno ```mal hecho´´ pensé pues perdían la ventaja numérica, el primero se acerco a mi por mi derecha pero acabe con el con un simple tajo horizontal en el pecho, cuando el segundo corría hacia mi por mi izquierda, para este hinque una rodilla en el suelo y le raje el vientre con mi katana izquierda, de pronto dos se abalanzaron hacia mi pero raudamente rodé sobre mi cuerpo y me levanté lo mas pronto posible aun no se habían compuesto de su ataque pues eso me decía que habían gastado mucha fuerza. En un minuto ya corría hacia ellos pues estaba a unos 3 metros de ellos, conseguí darle un tajo en el cuello al mas cercano ami pero su compañero consiguió hincarme un cuchillo en mi pantorrilla, la cual me empezó a arder, de la rabia le hinque mi katana derecha en su cráneo, dejando una gran mancha roja en el suelo de los cuatro cadáveres, los tres soldados restantes estaban con fusiles por lo que utilice una táctica arriesgada lance mis dos katanas en dirección a mis contrincantes dejándolos heridos e inavilitados ya que era un ataque sorpresa. y el ultimo el cual estaba en shock mirándome se descuido de su fusil ya que estaba atemorizado, para cuando volvió a recomponerse yo había sacado de mi espalda mi fusil el cual estaba cubierto por mis túnicas de ropa Arabasteña, le apunte y le di la orden de tirar el fusil....
Aunque había acabado con ellos bueno uno quedaba, me encontraba ya con 6 asesinatos y aunque era pirata el cazarrecompensas estaba detrás mía y yo no tenia mis katanas por lo que era una situación peligrosa para mi....
-No voy a dejar que os luzcáis solo vosotros.
Dije mientras desenvainaba mis espadas, cuando estaba ya dos pasos por delante de los extranjeros a los que iba a defender les hice una señal para que se quedaran atrás.
-Solo si es necesario.
Dije para que me hicieran caso, mis atacantes se dirigieron ami de uno en uno ```mal hecho´´ pensé pues perdían la ventaja numérica, el primero se acerco a mi por mi derecha pero acabe con el con un simple tajo horizontal en el pecho, cuando el segundo corría hacia mi por mi izquierda, para este hinque una rodilla en el suelo y le raje el vientre con mi katana izquierda, de pronto dos se abalanzaron hacia mi pero raudamente rodé sobre mi cuerpo y me levanté lo mas pronto posible aun no se habían compuesto de su ataque pues eso me decía que habían gastado mucha fuerza. En un minuto ya corría hacia ellos pues estaba a unos 3 metros de ellos, conseguí darle un tajo en el cuello al mas cercano ami pero su compañero consiguió hincarme un cuchillo en mi pantorrilla, la cual me empezó a arder, de la rabia le hinque mi katana derecha en su cráneo, dejando una gran mancha roja en el suelo de los cuatro cadáveres, los tres soldados restantes estaban con fusiles por lo que utilice una táctica arriesgada lance mis dos katanas en dirección a mis contrincantes dejándolos heridos e inavilitados ya que era un ataque sorpresa. y el ultimo el cual estaba en shock mirándome se descuido de su fusil ya que estaba atemorizado, para cuando volvió a recomponerse yo había sacado de mi espalda mi fusil el cual estaba cubierto por mis túnicas de ropa Arabasteña, le apunte y le di la orden de tirar el fusil....
Aunque había acabado con ellos bueno uno quedaba, me encontraba ya con 6 asesinatos y aunque era pirata el cazarrecompensas estaba detrás mía y yo no tenia mis katanas por lo que era una situación peligrosa para mi....
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¿Enserio? ¿Qué está pasando aquí? En menos de 30 segundo he pasado de estar metido en un uno contra 7 ha ver al caza recompensas y su compañero intervenir y desvalijarlo todo en un momento. Esto me dejaba en un dilema extraño. ¿Serían compañeros? Si no lo eran ese joven había desplegado un gran poder delante de un caza recompensas. En este momento eso no me importaba demasiado, ese niño seguía en el suelo. Sin mirar a los 2 hombres me giré hacia el pequeño niño y le levanté del suelo.
-No debes volver a robar. Si lo sigues haciendo te meterás en problemas.
Saqué unos pocos berris que tenía en el bolsillo y se los di al muchacho. Tras eso el pequeño corrió en la dirección opuesta.
Joder esto no me gustaba pero no podía dejar que mi orgullo me invadiera. Aunque me costara reconocerlo esos chicos me habían ayudado y tenía que agradecerlo. Por lo que me acerque a ellos.
-Buenas tardes señores. Gracias por la ayuda prestada que tengan un buen día.
Cuando me giraba para marcharme un caracolofono comenzó a sonar justo a mi lado en el hombre más cercano a mí. Al avanzar había tropezado con el hombre haciendo que el caracolofono se descolgara. Una vez grabe comenzó a sonar.
-Hemos oído lo que está ocurriendo. Mandamos refuerzos hacía su sector. Intenten aguantar.
Toma lo que faltaba más gente, si se habían enterado de lo ocurrido también conocerían la descripción de todos los causante y eso no era bueno ni para mí ni para esos jóvenes. Debía decírselo, que supieran que venía refuerzos y eso no sería bueno para nadie. Comencé a caminar hacia ellos y poniéndome entre los dos comencé a hablar.
-No se como pero saben lo que ha ocurrido aquí y por lo que parece traen refuerzos. Supongo que si saben lo ocurrido, conozcan nuestras descripciones. Así que queramos o no estamos en un marrón conjunto y deberíamos valorar nuestras posibilidades. Lo siento no me he presentado mi nombre es Puraido, mucho gusto.
Yo no quería estar en aquel lugar así pero no había otra opción. En este momento no me importaba nada que no fuera remediar el problema tanto por mi como por esos dos hombres que acababan de ayudarme.
-No debes volver a robar. Si lo sigues haciendo te meterás en problemas.
Saqué unos pocos berris que tenía en el bolsillo y se los di al muchacho. Tras eso el pequeño corrió en la dirección opuesta.
Joder esto no me gustaba pero no podía dejar que mi orgullo me invadiera. Aunque me costara reconocerlo esos chicos me habían ayudado y tenía que agradecerlo. Por lo que me acerque a ellos.
-Buenas tardes señores. Gracias por la ayuda prestada que tengan un buen día.
Cuando me giraba para marcharme un caracolofono comenzó a sonar justo a mi lado en el hombre más cercano a mí. Al avanzar había tropezado con el hombre haciendo que el caracolofono se descolgara. Una vez grabe comenzó a sonar.
-Hemos oído lo que está ocurriendo. Mandamos refuerzos hacía su sector. Intenten aguantar.
Toma lo que faltaba más gente, si se habían enterado de lo ocurrido también conocerían la descripción de todos los causante y eso no era bueno ni para mí ni para esos jóvenes. Debía decírselo, que supieran que venía refuerzos y eso no sería bueno para nadie. Comencé a caminar hacia ellos y poniéndome entre los dos comencé a hablar.
-No se como pero saben lo que ha ocurrido aquí y por lo que parece traen refuerzos. Supongo que si saben lo ocurrido, conozcan nuestras descripciones. Así que queramos o no estamos en un marrón conjunto y deberíamos valorar nuestras posibilidades. Lo siento no me he presentado mi nombre es Puraido, mucho gusto.
Yo no quería estar en aquel lugar así pero no había otra opción. En este momento no me importaba nada que no fuera remediar el problema tanto por mi como por esos dos hombres que acababan de ayudarme.
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