VS
Condiciones: - Es un combate que se decide por moderación.
- 1500 para el ganador, 800 perdedor y 850 en caso de empate [experiencia]
- Los daños son on-rol excepto desmembramientos y sin posibilidad de muerte.
- Saltos de turno cada dos semanas
- La isla la decide el que cree el combate
Entorno:
Isla totalmente deshabitada por el ser humano y alejada de la mano de Dios, es montañosa, tiene un pequeño bosque muy frondoso en el centro y hay un poblado en ruinas, abandonada hace mucho tiempo en el sur, la unica zona sin montañas.
Turnos: Princesa chicle-zorra-princesa...
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Akuma no mi
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Un pequeño barco se acerca una isla del North Blue, una isla alejada de la mano de Dios y completamente deshabitada, y una isla que según sabía el joven revolucionario Minato Uzumaki era una isla en donde la naturaleza había triunfado ante el ser humano y su avanzada tecnología, así que era mejor que fuera con cuidado ya que la razón de su visita no era una misión para la revolución ni mucho menos, era para una pelea, un desafió que lanzó al aire para que lo aceptara quien sea y así tener una buena pelea de una vez por todas, ya que al estar desaparecido de los mares era justo que su cuerpo no perdiera su forma. Era por esa simple razón de que se dirigía a la isla tan alejada de la mano de Dios.
El barco no tardó en llegar a la isla, así que el rubio lentamente se estiro para que su cuerpo se relajara luego de un largo viaje, y también de paso se arregló el abrigo que llevaba, ya que estaba algo desordenado y a sus espaldas y en unas letras doradas decía su nombre, aparte también se arregló el protector de la frente y sus guantes, aparte que aprovecho para revisar si llevaba sus armas preferidas y al notar que estaban entonces se dio cuenta que estaba listo para la acción, con una mano llevó el barco a un lugar seguro para que la corriente del inmenso océano no se lo llevara ya que en parte era su único método para llegar de isla en isla , así que no sería mucha gracia perderlo aunque claro, siempre podría llevarse el que trajera su rival.
Se internó sin pensarlo en el frondoso bosque mientras que notaba todo indicaba que la naturaleza siempre predominó en esta isla, de hecho, ni siquiera habían muchas señales de que el hombre hizo un gran avance dentro de este bosque, seguramente muchos de estos terrenos estaban sin explorar y también eso demostraría el porque la gente no pudo sobrevivir, su guardia estaba en alto ya que era obvio que algún animal salvaje lo estaría siguiendo, y fue entonces que logró sentirlo una bestia se hizo presente al frente de él, así que Minato no lo dudó ni un solo segundo y de un simple puñetazo lo manda a volar en contra de un árbol, quedando inconsciente casi de inmediato así que el rubio lo agarró de la cola para llevárselo con él, sería una gran cena de victoria luego de la pelea.
No tardó mucho en llegar al lugar indicado para la pelea, las ruinas de la población y quien sabe cuántos años tenían en este lugar, así que de un solo salto llegó a lo alto de una casa y ahí se quedó observando tranquilo a que su oponente llegara, pero eso era por fuera por dentro Uzumaki estaba ardiendo de las ganas de una buena lucha, sin más simplemente bostezó para terminar de desemperezarse y estar listo para el combate, subió una pierna para luego apoyar el antebrazo en la rodilla, y en su mano portaba su kunai, lentamente su mirada cambió a una de furia y sus ojos demostraban su fuego interior, estaba todo listo para el combate. Minato: Vamos, no tardes en llegar. Es hora de jugar maldito bastardo. Fue el pensamiento que inundaba su cabeza en ese momento, así que sonrió de forma sádica y se quedó así tranquilamente esperando a su rival.
El barco no tardó en llegar a la isla, así que el rubio lentamente se estiro para que su cuerpo se relajara luego de un largo viaje, y también de paso se arregló el abrigo que llevaba, ya que estaba algo desordenado y a sus espaldas y en unas letras doradas decía su nombre, aparte también se arregló el protector de la frente y sus guantes, aparte que aprovecho para revisar si llevaba sus armas preferidas y al notar que estaban entonces se dio cuenta que estaba listo para la acción, con una mano llevó el barco a un lugar seguro para que la corriente del inmenso océano no se lo llevara ya que en parte era su único método para llegar de isla en isla , así que no sería mucha gracia perderlo aunque claro, siempre podría llevarse el que trajera su rival.
Se internó sin pensarlo en el frondoso bosque mientras que notaba todo indicaba que la naturaleza siempre predominó en esta isla, de hecho, ni siquiera habían muchas señales de que el hombre hizo un gran avance dentro de este bosque, seguramente muchos de estos terrenos estaban sin explorar y también eso demostraría el porque la gente no pudo sobrevivir, su guardia estaba en alto ya que era obvio que algún animal salvaje lo estaría siguiendo, y fue entonces que logró sentirlo una bestia se hizo presente al frente de él, así que Minato no lo dudó ni un solo segundo y de un simple puñetazo lo manda a volar en contra de un árbol, quedando inconsciente casi de inmediato así que el rubio lo agarró de la cola para llevárselo con él, sería una gran cena de victoria luego de la pelea.
No tardó mucho en llegar al lugar indicado para la pelea, las ruinas de la población y quien sabe cuántos años tenían en este lugar, así que de un solo salto llegó a lo alto de una casa y ahí se quedó observando tranquilo a que su oponente llegara, pero eso era por fuera por dentro Uzumaki estaba ardiendo de las ganas de una buena lucha, sin más simplemente bostezó para terminar de desemperezarse y estar listo para el combate, subió una pierna para luego apoyar el antebrazo en la rodilla, y en su mano portaba su kunai, lentamente su mirada cambió a una de furia y sus ojos demostraban su fuego interior, estaba todo listo para el combate. Minato: Vamos, no tardes en llegar. Es hora de jugar maldito bastardo. Fue el pensamiento que inundaba su cabeza en ese momento, así que sonrió de forma sádica y se quedó así tranquilamente esperando a su rival.
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Un barco se acercaba a la isla a un ritmo normal. El barco era una preciosa obra de arte del fabricante pues además de ser pequeño, tenía un color morado metálico precioso que combinaba con las pequeñas letras doradas de la parte derecha del barco, en las que claramente se podía leer “Pesca Trilogía”. Eran una pequeña empresa que se dedicaban a la pesca en aquel mar. En la borda se podían ver unos siete hombres vestidos con camisetas cortas y pantalones largos. Cada cual llevaba un color distinto de camiseta, menos algunos casos donde dos o tres llevaban el mismo color. En sus pies calzaban sandalias pues el agua era muy molesta si se metía en las botas o zapatos. No parecía haber rastro de tormenta y el Sol brillaba en el cielo. El puro aire se respiraba con calma y tranquilidad, o al menos así los respiraban aquellos hombres.
En el interior del barco tan solo había dos salas, una era el cuarto de baño, un precioso y agradable sitio aromatizado con algunas flores silvestres. Adornado con una bañera blanca como la espuma del mar y que combinaba con el blanco del retrete y las paredes del lugar. Un sitio limpio y tranquilo donde hacer necesidades, el agua que se usaba venía de un depósito de treinta litros situado en el interior del barco y conectado a las tuberías. La otra sala era una preciosa estancia donde se hallaban varias estanterías repletas de libros, una lámpara y unos cuentos sillones. En uno de estos sillones se encontraba una linda chica, por su edad parecía ser una bella adolescente de unos diecisiete años, su pelo era largo y lacio y de un tono naranja claro que recordaba al color que surge al pelar una mandarina. Sus ojos eran azul celeste y su piel pálida y limpia. Vestía con una sudadera de manga corta de color morado y unos pantalones de color negro, en sus pies reposaban unas botas negras y en sus antebrazos unos protectores hechos de una fina y transparente malla.
En el otro sillón se hallaba un hombre de unos treinta años, de pelo moreno corto y ojos verdes claros. Disponía de una barba bien recortada y su ropa era un elegante traje de color blanco con una corbata negra. En su cabeza se encontraba un gorro y en sus pies unos elegantes mocasines. Entre ambas personas había una mesa de un tono verde y de madera de pino. En lo alto de esta se hallaba un enorme mandoble del tamaño de una persona humana, sin embargo era bastante grueso y estaba envuelto en unos extraños vendajes. Su mango era marrón claro y en la zona donde al mango finalizaba, se podía ver una pequeña calavera blanca, un simple adorno de fábrica pues era plástico duro.
- Le agradezco mucho que me haya traído hasta esta isla señor.
Dijo una dulce y suave voz procedente de aquella chica de ojos azulados. Nuestra amiga se llamaba Tahika y era una cazadora algo popular entre los cazadores novatos, pues apenas haberse dado a conocer, ya tenía habilidades considerables. Algo extraño en una persona que recién empezaba su viaje, pero en su pasado se hallaban muchas razones ocultas. De origen desconocido y recordando solo haberse despertado en un laboratorio rodeada de revolucionarios, aquella chica ahora se hallaba en aquel barco por cierto motivo. Su objetivo era llegar a una isla, en cierta isla corría un rumor que le interesaba bastante. Unas extrañas flores con unos efectos devastadores, si conseguía examinarlas un poco, quizás podía usarlas para fabricar algo útil. Tenía conocimientos básicos de herrería y estaba comenzando a investigar algunos experimentos. Ese era el primer motivo, el segundo era una pelea, había escuchado que un tipo había lanzado un desafío al valiente que fuera a la isla.
- No se preocupe señorita. Ya sabe que tiene usted dos horas antes de que partamos, de todas formas esos dos mil berries nos vendrán bien para mejorar el barco, es lo mínimo que puedo hacer.
Respondió amablemente el que parecía ser el capitán del barco, de repente un sonido llegó a los oídos de ambas personas. El barco había parado, eso significaba que ya habían llegado. La chica se lo agradeció y cogió su arma por el mango mientras mostraba una sonrisa tranquila y simple. A continuación se dirigió a cubierta donde un par de hombres ya le habían preparado una tablilla para que bajara hasta la arena de la playa. Bajó de forma calmada mientras analizaba con su mirada aquella isla tan curiosa. Sin duda alguna se trataba de la que estaba buscando y disponía de dos preciosas horas para investigarla y conseguir su plan. De lo contrario el barco debería irse y no le gustaría la idea de quedarse allí sola. Rápidamente comenzó a trotar centrándose primero en llegar a la pelea.
Tras varios minutos consiguió llegar al centro de la isla, una especie de ruinas adornaban el inhóspito lugar y para su sorpresa pudo ver a un tipo rubio de ojos azules sobre una de las casas. La chica sonrió, no era un chico feo y parecía mono, en tal caso llegaba la hora de la pregunta final.
- ¡Supongo que eres ese tal Minato Uzumaki! ¡Pues yo soy tu oponente!
Dijo con una sonrisa mientras se ponía en postura de combate con su enorme mandoble en la mano esperando una señal de aquel tipo. El escenario de lucha eran unas simples ruinas y varios árboles, nada que la molestara de forma brusca ni le diera desventajas. De todas formas quizás se equivocaba pues desconocía las habilidades del chico y si había lanzado aquel desafío debía de ser una persona fuerte. Clavó sus ojos azules en los suyos mientras se relajaba empezando a notar las ganas de pelear, tendría un buen combate o quizás acabaría en menos de un minuto, aquello era causa del destino y por el momento no parecía que este jugara en su contra, todo lo contrario.
En el interior del barco tan solo había dos salas, una era el cuarto de baño, un precioso y agradable sitio aromatizado con algunas flores silvestres. Adornado con una bañera blanca como la espuma del mar y que combinaba con el blanco del retrete y las paredes del lugar. Un sitio limpio y tranquilo donde hacer necesidades, el agua que se usaba venía de un depósito de treinta litros situado en el interior del barco y conectado a las tuberías. La otra sala era una preciosa estancia donde se hallaban varias estanterías repletas de libros, una lámpara y unos cuentos sillones. En uno de estos sillones se encontraba una linda chica, por su edad parecía ser una bella adolescente de unos diecisiete años, su pelo era largo y lacio y de un tono naranja claro que recordaba al color que surge al pelar una mandarina. Sus ojos eran azul celeste y su piel pálida y limpia. Vestía con una sudadera de manga corta de color morado y unos pantalones de color negro, en sus pies reposaban unas botas negras y en sus antebrazos unos protectores hechos de una fina y transparente malla.
En el otro sillón se hallaba un hombre de unos treinta años, de pelo moreno corto y ojos verdes claros. Disponía de una barba bien recortada y su ropa era un elegante traje de color blanco con una corbata negra. En su cabeza se encontraba un gorro y en sus pies unos elegantes mocasines. Entre ambas personas había una mesa de un tono verde y de madera de pino. En lo alto de esta se hallaba un enorme mandoble del tamaño de una persona humana, sin embargo era bastante grueso y estaba envuelto en unos extraños vendajes. Su mango era marrón claro y en la zona donde al mango finalizaba, se podía ver una pequeña calavera blanca, un simple adorno de fábrica pues era plástico duro.
- Le agradezco mucho que me haya traído hasta esta isla señor.
Dijo una dulce y suave voz procedente de aquella chica de ojos azulados. Nuestra amiga se llamaba Tahika y era una cazadora algo popular entre los cazadores novatos, pues apenas haberse dado a conocer, ya tenía habilidades considerables. Algo extraño en una persona que recién empezaba su viaje, pero en su pasado se hallaban muchas razones ocultas. De origen desconocido y recordando solo haberse despertado en un laboratorio rodeada de revolucionarios, aquella chica ahora se hallaba en aquel barco por cierto motivo. Su objetivo era llegar a una isla, en cierta isla corría un rumor que le interesaba bastante. Unas extrañas flores con unos efectos devastadores, si conseguía examinarlas un poco, quizás podía usarlas para fabricar algo útil. Tenía conocimientos básicos de herrería y estaba comenzando a investigar algunos experimentos. Ese era el primer motivo, el segundo era una pelea, había escuchado que un tipo había lanzado un desafío al valiente que fuera a la isla.
- No se preocupe señorita. Ya sabe que tiene usted dos horas antes de que partamos, de todas formas esos dos mil berries nos vendrán bien para mejorar el barco, es lo mínimo que puedo hacer.
Respondió amablemente el que parecía ser el capitán del barco, de repente un sonido llegó a los oídos de ambas personas. El barco había parado, eso significaba que ya habían llegado. La chica se lo agradeció y cogió su arma por el mango mientras mostraba una sonrisa tranquila y simple. A continuación se dirigió a cubierta donde un par de hombres ya le habían preparado una tablilla para que bajara hasta la arena de la playa. Bajó de forma calmada mientras analizaba con su mirada aquella isla tan curiosa. Sin duda alguna se trataba de la que estaba buscando y disponía de dos preciosas horas para investigarla y conseguir su plan. De lo contrario el barco debería irse y no le gustaría la idea de quedarse allí sola. Rápidamente comenzó a trotar centrándose primero en llegar a la pelea.
Tras varios minutos consiguió llegar al centro de la isla, una especie de ruinas adornaban el inhóspito lugar y para su sorpresa pudo ver a un tipo rubio de ojos azules sobre una de las casas. La chica sonrió, no era un chico feo y parecía mono, en tal caso llegaba la hora de la pregunta final.
- ¡Supongo que eres ese tal Minato Uzumaki! ¡Pues yo soy tu oponente!
Dijo con una sonrisa mientras se ponía en postura de combate con su enorme mandoble en la mano esperando una señal de aquel tipo. El escenario de lucha eran unas simples ruinas y varios árboles, nada que la molestara de forma brusca ni le diera desventajas. De todas formas quizás se equivocaba pues desconocía las habilidades del chico y si había lanzado aquel desafío debía de ser una persona fuerte. Clavó sus ojos azules en los suyos mientras se relajaba empezando a notar las ganas de pelear, tendría un buen combate o quizás acabaría en menos de un minuto, aquello era causa del destino y por el momento no parecía que este jugara en su contra, todo lo contrario.
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Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Minato Uzumaki seguía a la espera de quien fuera el valiente que fuera a luchar contra él, esperaba que fuera un tipo con muchas habilidades, alguien que de verdad le hiciera una pelea digna de sus capacidades ya que desde hace mucho tiempo que no lo encontraba, alguien que de verdad lo hiciera sudar, que lo hiciera gastar hasta la última de sus fuerzas, su mano temblaba de la emoción y lentamente su sed de sangre aumentaba sea quien sea que viniera a enfrentarlo iba a sangrar y seguramente iba a terminar en el suelo, viendo como es que perdía ante el gran poder del revolucionario. Ya no aguantaba más, de hecho entre la desesperación y su sed de sangre pensó en arrancarle las tripas al animal que tenía detrás para así dejarlas quietas un par de minutos, y de hecho lo estaba por hacer cuando sus azulados ojos vieron la figura de una hermosa mujer, que gritaba que era su oponente el rubio no pudo evitar sonreír de forma sádica luego de ver a esa mujer, se estaba metiendo en la boca del lobo y él iba a ser su guía.
De un solo salto llegó a la tierra, y fue entones que su mirada empezó a analizar a la joven de pelo naranja todo indicaba que sabía donde se estaba metiendo, pero tampoco importaba ella iba a pelear contra él por o contra su voluntad, así que todo estaba listo para que la pelea diera inicio pero aun así el revolucionario estaba dudando de que si estaba correcto de atacarla, pero esa idea paso volando justo como un pequeño viento que hizo que se levantara una pequeña porción de tierra, y eso era todo era hora de empezar la pelea así que sacó su otro kunai y lo puso en su mano izquierda, por el momento no iba a utilizar su fruta del diablo ya que por el tipo de arma que llevaba la peli naranja iba a ser totalmente inútil, así que tendría que pensar muy bien sus movimientos a la hora de pelear. Minato: Bien, que empiece la fiesta, veamos que tan buena es esta joven. pensó mientras movía ligeramente su pie izquierdo pateando una pequeña piedra hacia a un lado, y fue entonces que empezó su ofensiva.
Lanzó el kunai de su mano derecha hacia una de las piernas de la joven, para acto seguido empezar a correr cuando estuvo a unos dos metros, lanzó el otro kunai de su mano izquierda a quema ropa hacia uno de los pechos de la mujer, el seno izquierdo que era donde estaba el corazón, aunque teniendo tanta masa corporal no sería algo fácil de atravesar y menos llegar al músculo cardíaco que buscaba el arma preferida de Uzumaki, y para finalizar su ofensiva fue ya estando prácticamente encima de la joven de pelo naranja ya que en toda la acción anterior no había frenado, fue que giro sobre su pierna derecha levantando algo de polvo para lanzar un poderoso gancho al hermoso rostro de su rival, diera o no su ataque retrocedió un par de metros. Esta era su declaración de guerra.
Declaración de guerra [AIF]
De un solo salto llegó a la tierra, y fue entones que su mirada empezó a analizar a la joven de pelo naranja todo indicaba que sabía donde se estaba metiendo, pero tampoco importaba ella iba a pelear contra él por o contra su voluntad, así que todo estaba listo para que la pelea diera inicio pero aun así el revolucionario estaba dudando de que si estaba correcto de atacarla, pero esa idea paso volando justo como un pequeño viento que hizo que se levantara una pequeña porción de tierra, y eso era todo era hora de empezar la pelea así que sacó su otro kunai y lo puso en su mano izquierda, por el momento no iba a utilizar su fruta del diablo ya que por el tipo de arma que llevaba la peli naranja iba a ser totalmente inútil, así que tendría que pensar muy bien sus movimientos a la hora de pelear. Minato: Bien, que empiece la fiesta, veamos que tan buena es esta joven. pensó mientras movía ligeramente su pie izquierdo pateando una pequeña piedra hacia a un lado, y fue entonces que empezó su ofensiva.
Lanzó el kunai de su mano derecha hacia una de las piernas de la joven, para acto seguido empezar a correr cuando estuvo a unos dos metros, lanzó el otro kunai de su mano izquierda a quema ropa hacia uno de los pechos de la mujer, el seno izquierdo que era donde estaba el corazón, aunque teniendo tanta masa corporal no sería algo fácil de atravesar y menos llegar al músculo cardíaco que buscaba el arma preferida de Uzumaki, y para finalizar su ofensiva fue ya estando prácticamente encima de la joven de pelo naranja ya que en toda la acción anterior no había frenado, fue que giro sobre su pierna derecha levantando algo de polvo para lanzar un poderoso gancho al hermoso rostro de su rival, diera o no su ataque retrocedió un par de metros. Esta era su declaración de guerra.
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