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Había llegado a Casino Island con un claro objetivo, la despedida de soltera de Minathy. Ya que su boda se celebraría al día siguiente ¿por qué no rememorar un buen momento de su vida? No tenía nada preparado, así que todo iría sobre la marcha.
Le había mandado una carta esperándole en un bar cerca del centro de la ciudad, allí habría un montón de tiendas que nos daría tiempo a ver antes de que anocheciese. El lugar en el que me encontraba era espacioso y elegante, dedicado sobre todo a los turistas, no como en muchos otros lugares que las tabernas eran mugrosas o de mal aspecto.
El trayecto había sido largo pero merecería la pena, además quería mantener un buen contacto con aquella chica ya que sería la mujer de alguien a quien consideraba hermano. Tras un buen rato caminando por fin había llegado a la taberna. Entré directa y me senté en una silla al lado de la mesa y le pedí a la camarera que me trajese una copa de ron, en poco tiempo llegó y yo comencé a beberla, ahora solo me faltaba esperar a que ella llegase y contarle para ver que haríamos, aunque empezaba a tener una pequeña idea...pero no creo que funcionase, lo único que haríamos sería divertirnos.
Poco a poco mi copa iba bajando cada vez más, y llenándose a cada rato, aun no estaba borracha pero decidí dejar de beber durante un momento hasta que llegase, así que mientras decidí mirar a la puerta.
Minathy Witherose
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Minathy caminaba apresurada por las calles de la famosa y turística ciudad casino, un lugar perfecto para el momento, pues estaba caminando hacia un local en el que había quedado con una mujer un tanto peculiar, nada más y nada menos que para celebrar su despedida de soltera.
No conocía a Rose desde hace mucho, ni siquiera eran amigas propiamente dichas, la había conocido brevemente en una isla de vacaciones y resultó que era una buena amiga de Drake. Ella no tenía tiempo de andar haciendo amistades, se pasaba la vida viajando por trabajo mientras buscaba a ciertos bandidos que le habían arruinado la vida, con la esperanza de encontrar a su hermana menor. Y aunque era una persona de naturaleza sociable no tenía algo a lo que llamar amiga, por lo que recibir una carta de la pirata citándola allí para celebrar su última noche en el mundo de las solteras le sorprendió y alegró.
Siendo una Cazadora de recompensas como era, era curioso que su marido fuera un ex criminal con una más que considerable recompensa sobre su cabeza y la madrina de su boda una pirata líder de una banda reconocida. Pero que le iba a hacer, estaba enamorada de ese lobo apachuchable y la pirata, además de haberle caído bien, era una buena amiga del chico, por lo que ni se le pasaría por la cabeza perjudicarla de manera alguna.
Caminó por las calles a paso rápido, pues llegaba algo tarde. Iba enfundada en unos vaqueros blancos ajustados y una camiseta sin mangas negra con cuello de tortuga y su cabello largo a medio un par de palmos más abajo del trasero, suelto. Y aunque había dejado el arco y el carcaj junto a su katana larga en la habitación del hotel, llevaba sus dos katanas bien sujetas al cinturón.
En cuanto entro al local, divisó la inconfundible melena roja de Rose y se acercó sonriendo, llamándola y llamando su atención con la mano mientras se acercaba a ella.
Se sentó en frente de la pelirroja y miró su vaso a medias. Rió un poco.
-¿Empezando sin la invitada de honor?
Llamó al camarero y en cuanto se acercó le pidió un vaso y una botella de tequila.
-Me alegro de verte, no me esperaba tu carta, pero ahora que estamos aquí, seguro que algo divertido tienes en mente ¿me equivoco?
No conocía a Rose desde hace mucho, ni siquiera eran amigas propiamente dichas, la había conocido brevemente en una isla de vacaciones y resultó que era una buena amiga de Drake. Ella no tenía tiempo de andar haciendo amistades, se pasaba la vida viajando por trabajo mientras buscaba a ciertos bandidos que le habían arruinado la vida, con la esperanza de encontrar a su hermana menor. Y aunque era una persona de naturaleza sociable no tenía algo a lo que llamar amiga, por lo que recibir una carta de la pirata citándola allí para celebrar su última noche en el mundo de las solteras le sorprendió y alegró.
Siendo una Cazadora de recompensas como era, era curioso que su marido fuera un ex criminal con una más que considerable recompensa sobre su cabeza y la madrina de su boda una pirata líder de una banda reconocida. Pero que le iba a hacer, estaba enamorada de ese lobo apachuchable y la pirata, además de haberle caído bien, era una buena amiga del chico, por lo que ni se le pasaría por la cabeza perjudicarla de manera alguna.
Caminó por las calles a paso rápido, pues llegaba algo tarde. Iba enfundada en unos vaqueros blancos ajustados y una camiseta sin mangas negra con cuello de tortuga y su cabello largo a medio un par de palmos más abajo del trasero, suelto. Y aunque había dejado el arco y el carcaj junto a su katana larga en la habitación del hotel, llevaba sus dos katanas bien sujetas al cinturón.
En cuanto entro al local, divisó la inconfundible melena roja de Rose y se acercó sonriendo, llamándola y llamando su atención con la mano mientras se acercaba a ella.
Se sentó en frente de la pelirroja y miró su vaso a medias. Rió un poco.
-¿Empezando sin la invitada de honor?
Llamó al camarero y en cuanto se acercó le pidió un vaso y una botella de tequila.
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La copa iba bajando cada vez más de lo que creía y aquella mujercita seguía sin llegar, hasta que finalmente a lo lejos vi que una luz proveniente de la calle de abría hacia dentro. Me estiré y me puse recta, efectivamente era ella.
Su comentario me hizo echar una risilla breve y con movimiento de hombros dije-Me aburría-Tras eso la miré para responder a su pregunta y sonriendo agarré una botella de alcohol puro-Nosotras no decidiremos nada esta noche...esta botella y puede que muchas más lo harán por nosotras, espero que tu cuerpo lo resista-dije guiñándole un ojo.
Me levanté de la mesa y fui a pedirle otra botella a la barra al camarero, este me la ofreció en cuestión de minutos acompañado de una copa más, le dejé un par de monedas encima de la barra y volví a sentarme en donde estaba Minathy.
Le puse la copa y abrí la botella nueva para llenársela toda, yo igual llené la mía. En dos tragos la bebí por completo y volví a llenarla echándole de vez en cuando un poco más ella. Estuvimos al menos una hora bebiendo y sí, eso no acabó bien, yo veía ya un poco doble de más y no era propio de mi aunque no me importaba, tan solo quería divertirme por una vez y tener unos recuerdos que mereciesen la pena.
-Oye Minathy… la tienda dee vestidoss de novia estaba cerca… no?-Había llegado a un punto en ese entonces en el que ya me había emborrachado y en cualquier momento llegaría a tener
alucinaciones-Creo que será un buen… momento ir a visitarla jijiji.
Le di el último trago de lo que le quedaba a la botella y agarré por el brazo a Minathy, para tirar de ella y echar a correr. Salí a la calle y la luz artificial que iluminaba las calles me hizo un poco de daño a la vista haciendo que entrecerrase los ojos.
Después de un rato pensar en medio de la calle en donde quedaba aquella tienda recordé entre lagunas que estaba al final de la calle.–Vamoss Mina, la tienda estaa al lado...-eché a correr rápidamente y tras varios minutos después conseguí llegar frente a la puerta, aunque chocando contra ella sin querer por no controlar las distancias. Forcejeé el pomo de la puerta pero no se abría, me fui hasta una zona de barriles y agarré uno tirándolo con fuerza contra la puerta de cristal rompiéndola en mil pedazos.
-Cuantos vestidooss-dije riéndome.
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