Caza furtiva [Pasado] [Break y Asderdeker]

-"¿Las cebras tienen dientes?" -pensaba el rubio al contemplar la curiosa criatura que se alzaba ante él. A primera vista parecía ser una cebra normal y corriente, aunque quizás algo fuera de lugar en un bosque como aquel, pero en principio nada más allá. Sin embargo aquel animal tenía dientes, más bien colmillos, más parecidos a los de un león que a los de una cebra. Aun así lo más extraño de ese ser era su cuerpo, el cual, a pesar de tener el mismo aspecto que el de una cebra, era dos veces más grande y mucho más musculoso. Además de eso, sus patas contaban con afiladas garras impropias para un animal de su especie. Fuera lo que fuera aquello no era una cebra.

Break fue incapaz de contener su curiosidad así que decidió seguirlo a ver como se comportaba. Tal vez le llevase hasta una manada de seres como él y le convirtiera en el descubridor de una nueva especie. Ese ser parecía tener genes de cebra y de felino, como podía ver por sus garras y su musculatura, y tenía curiosidad por saber cuál de estos tenía más peso sobre su conducta. Estaba impaciente por ver si los genes de depredador que suponía que tenía le impelían a cazar o simplemente comía hierba como cualquier otro herbívoro.

Por ese motivo emprendió la marcha al interior del bosque, siguiendo desde lo alto de los árboles u oculto entre rocas y arbustos intentando pasar desapercibido. Durante un par de horas el animal no se movió de un pequeño claro donde estuvo durmiendo un rato. Después se pasó el resto de la mañana deambulando por la costa y luego se adentró de nuevo en la isla. El cazador suspiró cansado, estaba harto de seguir a aquel bichejo por todas partes sin obtener ningún resultado. Aun así había descubierto varios animales igual de extraños durante su estancia allí, por ejemplo un mono amarillo con cuatro brazos o un cerdo con alas. Aquel lugar era sin duda un paraíso para cualquier zoólogo, aunque aquel no era su caso. Lo suyo era más una curiosidad patológica que le impulsaba a averiguar lo que ocurría allí. Fuera lo que fuera parecía que el día iba a ser interesante.

Mientras perseguía al extraño animal, llegó a la playa sur de la isla, cargando como siempre con su espada en el hombro. Aquel día iba vestido con un "elegante" traje de color violeta y una camisa blanca. Además llevaba con él una gorra marrón que por suerte había traído, de lo contrario el sofocante sol le habría abrasado la cabeza. Afortunadamente, la cebra mutante había decidido acercarse a la playa, por lo que podía disfrutar de la refrescante brisa marina mientras contemplaba el amplio horizonte. Entonces fue cuando vio el barco.

Desperté en una isla, con mi bote estrellado y hecho pedazos. No sabía donde estaba y tenía un hambre que podría levantar a un muerto. Decidí adentrarme al bosque a buscar algo para comer, ya estaba harto de comer solo peces, quería algo de fruta, a ser posible un plátano. Cuando estaba adentrándome, vi un extraño animal, era un perro con cabeza de sapo pero grande como un león. Me acerqué y le olfateé el trasero, él hizo lo mismo conmigo. Empecemos a entablar una bonita amistad, así que le gruñí y me subí a su lomo. El animal empezó a correr por la selva como loco mientras yo le gritaba.
- Corre Bartilo, corre!!!

Seguía corriendo por la jungla, hasta que lleguemos a una playa, donde a lo lejos vi un extraño barco.

El barco se acercaba a buen ritmo y tan solo en cuestión de minutos estaría allí. No parecía tener nada de especial, su bandera no parecía de un barco pirata o de la Marina y no parecía haber mucha gente a bordo, probablemente fuese. El cazador decidió ignorarlos, no creía que supusiesen una amenaza así que no tenía motivos para interesarse por ellos. Aun así no descartaba la posibilidad de acercarse a su barco en busca de algo interesante, tal vez tuviesen algo de valor que pudiese llevarse.

Pero de momento tenía otros asuntos más importantes. Su curiosidad por aquella extraña cebra mutante no había menguado, por lo que no dudó en continuar siguiéndola un rato más. Sin embargo, en cuanto se giró se dio cuenta de su estupidez. El barco había llamado su atención durante unos segundos, tan solo eso, y por algún capricho del destino se le había escapado ese peculiar animal. Era increíble como podía haberse escapado tan rápido, y lo peor era que en el bosque no podría seguirle la pista. Era evidente que ese no era su día de suerte.

Decepcionado por haber perdido al ser más extraño que jamás había visto, decidió dar una vuelta por la costa hasta su barco y si no encontraba algo de su interés, simplemente se largaría de allí a proseguir su viaje. Por le camino pasaría cerca del barco recién llegado, así que podría echar un vistazo usando alguno de sus trucos.

Al cabo de unos minutos llegó hasta donde habían anclado, a unos diez metros de una zona rocosa de la playa. Desde su posición podía ver como los primeros tripulantes comenzaban a desembarcar en cuatro botes de remos, cada uno de ellos repleto de gente. Sin embargo según se acercaba pudo ver que todos ellos iban armados con todo tipo de armas. Aquello le llamó la atención, tal vez si que fueran piratas, aunque entonces no entendía porque en su bandera no aparecía ninguna calavera ni nada por el estilo. En otro de los botes pudo ver como a parte de hombres, todos ellos con aspecto que no le daban mucha confianza, había varias jaulas de distintos tamaños. Sin preocuparse por quienes pudieran ser, Break continuó caminando hacia ellos con total calma, esbozando una leve sonrisa. Parecía que no era el único cazador en la isla.

No tenían bandera ninguna aquel barco, así que no sabía de que se trataba. Bartilo empezaba a ponerse nervioso a gruñir a aquel barco, así que me di cuenta de que aquella gente venían a hacer algo malo. El barco amarró en una zona con rocas, y empezaron a salir gente con espadas y jaulas grandes. Ya me di cuenta de que querían hacer, querían raptar a todos los animales de la isla.
Miré a Bartilo y con cara de enfadado le dije.

- Bartilo, sal de aquí, rápido, vienen a por vosotros.

Bartilo se fue hacia el bosque preocupado. Yo me acerque al agua y decidí adentrarme a aquel barco, para ver si tenían animales enjaulados. Empecé a nadar sin que me viesen hacia el barco, contra mas me acercaba veía que habían bastantes personas con bastantes jaulas, a saber que harían. ¿Tal vez venderlos de contrabando? Tenía que parar eso.
Empecé a escalar por la parte de atrás del barco, aún no se habían dado cuenta de mi presencia, así que subí al barco y me dí cuenta de que todos habían abandonado el barco, tal vez quedará alguno dentro, pero no sería ningún problema.

Conforme se acercaba, las borrosas figuras de los furtivos se hacían cada vez más claras, así como sus intenciones. Sus gritos de entusiasmo se oían ya desde donde el rubio se encontraba y dejaban claro que habían venido a por un bueno trofeo de caza, cuanto más raro y grande mejor. No parecían ser demasiado inteligentes, sino más bien un grupo de brutos sin sesera con un exceso de armas y estupidez. De haberse encontrado en otra situación tal vez lo hubiera dejado pasar, no solía interesarse por los asuntos de gente como aquella y menos aún si implicaban riesgos hacia él. Sin embargo las circunstancias eran diferentes, se trataba de la vida de unos magníficos seres, posiblemente únicos en el mundo y una posible fuente de conocimiento en muy diversas ramas. Por es emotivo no podía dejar que unos simples cazadores acabaran con ellos.

Al poco tiempo, los hombres desembarcaron y comenzaron a descargar las jaulas, las trampas y las armas. La mayoría de ellos se encontraban ya en el límite de la selva, echando un vistazo en busca de alguna señal de la primera de sus presas. Mientras tanto Break se acercaba a paso lento y sin prisas hacia el grupo de recién legados, con su espada negra apoyada en el hombro y asegurándose de que ninguno se marchase sin que él lo viera. Incluso le pareció ver una silueta que se aproximaba al barco.

Le resultaba interesante la estupidez de algunas personas, llegando al punto de destruir una joya de la naturaleza como las criaturas de aquella isla solo por sus insignificantes motivos. Tal vez existiera un motivo oculto más allá de la mera necesidad de destrucción y violencia, quizás algún día se dedicara a estudiarlo. Pero mientras tanto no tenía más remedio que ocuparse de la situación allí, era una tarea bastante molesta y le daba mucha pereza, así que intentaría convencerlos de irse antes de nada. En cuanto se acercó a unos diez metros del grupo de cazadores, estos comenzaron a girarse alertados ante su presencia. El espadachín se detuvo a la sombra de un gran árbol y se dirigió a ellos con una misteriosa sonrisa.

-Heeeey!!! ¿Qué hay? Hace un gran día hoy, quizás un poco caluroso pero bueno. En fin, supongo que deberé presentarme... espera, no quiero que sepáis mi nombre. Supongo que da igual. -Mientras hablaba, el grupo al completo se había reunido a su alrededor, intentando encontrar algún sentido a las palabras del extraño que había frente a ellos. -Me preguntaba... si no os importaría largaros. -preguntó Break sin muchas esperanzas de que le hicieran caso. Al ver que ninguno de ellos se movía, su sonrisa se amplió y desenvainó su espada, consciente de lo que ocurriría. -Bueno, supongo que tendré que hacerlo yo mismo.

Una vez en el barco me di cuenta de que empezaba a haber jaleo en la playa, pero seguí buscando algo sospechoso por aquel barco.
Había alguien en aquel barco, tal vez 4 personas, ya que podía distinguir 4 olores diferentes. Ninguno parecía ser de algún animal, así que me adentré por una trampilla que había y bajé a la bodega, de donde venían esos olores.
Había un guardia que se acercaba, así que decidí pararme como una estatua. El guardia se me acercó y me miró atentamente. Parecía que no se había dado cuenta de que no era una estatua pero..

- Oye, te crees que soy idiota? ¿Quien eres tú y que haces aquí?- Dijo mirándome mientras posaba su mano en su espada, con intenciones de desenvainar la.

- Mierda, me has descubierto.. Tendré que dejarte dormido.- Dije mientras le miraba con una sonrisa.

- ¿Me estas tomando el pelo o algo? Ahora verás!!-

Sacó su espada con intenciones de atacarme, pero fui mas rápido y le golpee fuerte en la cabeza.

- A dormir he dicho!!- Le decía mientras este se desplomaba en el suelo.

Seguí en busca de los otros tres olores, así que me adentré a una zona que parecía ser una prisión.

-Este tipo tiene que estar de broma. -dijo uno de los furtivos. Ese y otros comentarios así comenzaron a surgir entre las risas confiadas de los cazadores, quienes ya alzaban sus armas hacia Break dispuestos a acabar con él. La sed de sangre de aquella gente no dejaba de impresionar al rubio, quien veía como se acercaban los primeros adversarios, pensando que con ellos bastaría. Nada más lejos desde su punto de vista. Había alrededor de dos docenas de hombres, aunque varios de ellos ya habían se adentrado en el bosque, y no sabía cuantos había en el barco. Sin embargo no estaba dispuesto a dejarles destruir algo tan valioso como esos seres.

El rubio vio sonriente como tres de los furtivos se lanzaban a por él, pensado ilusamente que podrían vencerle. Break ni se inmutó, simplemente usó sus poderes para convertir el suelo que pisaban en una nube de gas, haciéndoles caer en un agujero de un par de metros. Esto despertó el asombro del resto de furtivos, quienes se lanzaron hacia él sin dudarlo. Era evidente que habían visto mundo, pues en el East Blue ese tipo de cosas se suelen tomar como magia o milagros.

Break alzó su espada y extrajo dos centímetros de la hoja del interior de la vaina para detener una estocada. Luego, con la mano izquierda, la desenfundó y usó la vaina para golpear la pierna de otro de ellos mientras giraba sobre sí mismo para lanzar varios cortes a otros dos enemigos. Cuando vio como un rifle apuntaba hacia él, se dio la vuelta y golpeó con la vaina a otro de ellos, ignorando la bala gracias a un muro de aire sólido que acababa de crear. A partir de ese momento, se dedicó a solidificar el aire a su alrededor para crear varias paredes que separasen a sus adversarios y le otorgaran una ventaja. Aprovechando la confusión de los hombres, el espadachín saltó y se colocó sobre una hoja de palmera, la cual podía sostenerla gracias a una plataforma de aire sólido bajo ella.

-Bueno, no tenéis porqué iros si no queréis... pero entonces no esperéis tanta compasión. -Varios de los furtivos le miraron como si fuese un demonio, sorprendidos por le hecho de que a pesar de estar en mitad de un combate, aquel loco mantuviera su sonrisa en el rostro.

Me adentré en esa pequeña prisión, pero solo veía sangre.. Seguía buscando esos tres olores extraños a ver de quienes podrían ser, hasta que encontré tirado a 3 borrachos dormidos. Decidí meterlos en la prisión aprovechando que aún estaban dormidos y que apestaban a alcohol. Volví a subir y me percaté que de la playa venían muchos barullos y se estaba montando una grande. Empecé a escalar por el mástil mas grande, gracias al truco de 3 puntos de aguante. Me agarraba al mástil y avanzaba con la mano izquierda hacia arriba, pie derecho, mano derecha y pie izquierdo, ese era mi truco para escalar sin problemas. Llegué a lo alto y desde ahí me dispuse a observar que pasaba y me fije que había un extraño rubio que se estaba enfrentando a aquellos tipos.
Bajé por el mástil como si de una barra de bomberos.

- Wiiiii!!!!!!!- Gritaba apasionado mientras bajaba.

Decidí seguir buscando, aquel rubio parecía fuerte y se encargaría de aquel problema. Me adentré a una habitación donde solo habían puras armas, así que decidí guardar todas, cogí una manta que había y enrollé todas las armas y las que no cabían, me las colgué de mis brazos. Todo aquello pesaba, pero bueno, así no harían daño a mas animales.
Me dispuse a bajar del barco, pero no sin antes hacer un poco de practica de tiro. Cogí un rifle y apunté hacia una botella que había dirección estribor. Disparé y.. PUM!! Tenía el arma al revés, así que le dí a un montón de pólvora que había para preparar los cañones, y empezó a arder. Intenté apagar lo con pisotones, con saliva.. Incluso oriné en el fuego, pero aquello no paraba y se empezaba a propagar.. Así que salté directo al mar con todas las armas, ese barco iba a empezar a arder en cuestión de segundos.

- Mierda mierda!! Quien me mandaría a mi a usar un arma.. Bueno, estaba todo calculado. ¡¡¡Muajajajijujajejijajujajejejijajojo!!!

Eran como ratas en un laberinto, un laberinto que apenas podían ver y del que pocos saldrían con vida. Los furtivos que quedaban, se encontraban en el interior de un laberinto creado por Break al solidificar el aire en forma de distintas paredes con las que aprisionó a aquellos tipos. Algo irónico, varios cazadores enjaulados, actualmente ellos mismos eran la presa. El espadachín observaba mientras tanto desde lo alto de una palmera, contoneando burlonamente su espada mientras sonreía con malicia e ignoraba los continuos insultos de sus prisioneros. Todo iba más o menos bien, solo tenía que adentrarse en la jungla y librarse de los que habían logrado entrar antes de que él llegara.

Sin embargo las cosas no tardaron en salirse de control. Desde la costa le llegaba un leve olor a humo que no tardó en hacerse más denso. No estaba seguro de por qué, pero el barco en el que habían venido los cazadores estaba ardiendo por alguna razón. -"¿Cómo ha pasado esto?" -se preguntaba Break con curiosidad. Era interesante como a veces las cosas simplemente pasaban sin explicación aparente. Aun así no le importaba demasiado, ni siquiera se preocupó por la embarcación cuando vio saltar una figura que no llegó a distinguir.

-¡Ey, el barco! ¿Qué demonios ha pasado? -dijo uno de los furtivos mientras intentaba escapar de la improvisada prisión que le retenía.

Break estaba a punto de marcharse cuando de repente una explosión sacudió la playa. El fuego había llegado hasta el polvorín y había provocado que varios proyectiles destrozados, jaulas, armas e incluso trozos del mismo barco en llamas cayesen por doquier. Por desgracia varios de ellos cayeron cerca de su posición y destrozaron los muros de aire, dejando libres a los cazadores y obligándole a alejarse del árbol donde estaba situado.

Sin embargo ninguno de ellos fue a por él, sino que se dirigieron rápidamente hacia el barco en llamas y sus alrededores, en busca del responsable. El espadachín suspiró resignado a tener que perseguir a esa gente de nuevo y se dedicó a seguirlos cansada y lentamente. Era demasiado perezoso como para ponerse a correr y no creía que causasen muchos problemas hasta que no diesen con quien fuera que quemó su barco. Empezaba a ser un día muy molesto.

Empecé a nadar por aquel frío mar con la bolsa de armas, que pronto el mar se calentaría por las llamas que empezaba a soltar aquel barco. Un gran humo negro empezó a rodear la playa, cubriendo parte del bosque, hasta que de pronto el barco explotó. La onda expansiva llegó hasta donde yo estaba, lo cual provocó una pequeña ola que me ayudó a llegar a la playa con la bolsa sin tener que hacer mucho esfuerzo.
Cuando llegué a la playa, cogí la gran bolsa llena de armas y me sacudí el agua como un perro. Decidí seguir mi marcha y buscar a aquellos tipejos, cuando de repente vi una oleada de cazadores furtivos viniendo hacia mi mientras gritaban.

- ¡¡Tú maldito idiota!! ¿Como se te ocurre hacer arder nuestro barco?

Se acercaban de cada vez mas a mi, sacando sus armas para atacarme. Así que no dude ni un segundo, abrí la bolsa y empecé a armarme con armas, me puse dos pistolas en el cinturón, agarré 2 espadas y empecé a correr hacia ellos. Mientras corría hacia ellos como loco, empezaba a girar mis brazos como hélices, con una espada en cada mano. Cuando estaba a 2m de ellos, empecé a girar sobre mi mismo con las espadas, como si de una peonza se tratase, con gran velocidad. Tal era la velocidad, que las espadas salieron volando, una fue volando hacia uno de los cazadores, impactando en su estomago y la otra salió disparada hacia arriba. Después de girar, caí al suelo mareado.

- Mi.. erda.. No de.. bí... dar tan.. tas vueltas.. @.@

La distancia entre los cazadores era cada vez más grande, debido sin duda a que unos tenían más ímpetu que el otro. Por un lado, los furtivos avanzaban a la carrera hacia su barco incendiado, en busca de quien fuera que lo hubiese quemado; por su parte, Break continuaba caminando pesadamente, perezoso, acalorado y medio en una especie de misión auto-impuesta que ya empezaba a resultar desagradable. Al cabo de unos segundos, los furtivos dieron con la persona a quien buscaban. Lo cierto era que no esperaba que lo lograsen ya que dudaba que hubiese alguien más en la isla.

Parecía un tipo normal, seguramente algún pirata al que le gustaba incendiar barcos o simplemente un loco. En realidad no tenía razones para ayudarle, de hecho supondría tener que correr y pelear y tenía mucho sueño como para eso. Sin embargo una parte de él le impulsaba a no dejarlo morir, a ayudarle para que lo matasen. Tener conciencia era un peñazo. Al ver que no le quedaba más remedio que intervenir, el espadachín se acercó hasta llegar a la posición del barco, todavía envuelto en llamas, y colocó su mano derecha peligrosamente cerca de una de las lenguas de fuego.. Si se ponía a correr probablemente no llegaría a tiempo para salvar al otro tipo, así que tendría que recurrir a otra estrategia. Utilizando su peculiar habilidad, reunió sus poderes en su mano derecha y preparó su ataque.

-Gas: Fire Mist

Con esa técnica lograría convertir en gas el mismo fuego mientras mantenía intacto su potencial mortal, creando una niebla rojiza capaz de literalmente quemar lo que fuera. Además creó varios muros de aire sólido por si acaso, no sería la primera vez que se veía envuelto en su propia trampa y resultaba bastante embarazoso. En cuestión de segundos, aquella nube mortal llegaría hasta el grupo de furtivos y así podría salvar a...

-"Vaya, siempre se me olvida." -pensó Break mientras se preguntaba si aquel tipo podría salir con ida de la isla. Siempre tenía ese pequeño problema, algo poco importante desde su punto de vista, pero que hacía que la gente se enfadara bastante y olvidara el hecho de que intentaba salvar su vida. Supuso que no podía hacer más que avisar. -Eeeeeey!!!! -gritó con fuerza. -¡Deberías alejarte de esa nube!

Mientras estaba tirado en el suelo, escuché una voz que me avisaba de que me escapase de allí. Cuando levanté la cabeza vi una extraña cortina de humo roja que se acercaba. Así que como no sabía que era, empecé correr dirección al bosque. Mientras corría, escuchaba como algunos de los que se habían quedado atrás gritaban de dolor. Me giré y vi un par de ellos persiguiéndome, pero fue su fallo, el bosque es mi zona. Trepé a un árbol rápidamente y me escondí, a lo que estos empezaron a mirar hacia todas partes.

- ¿Donde se habrá metido?

Salté sobre uno de ellos y le golpeé desde arriba, con gran fuerza, un puñetazo en la cabeza, lo que le dejo inconsciente. Después de eso, rápidamente volví a esconderme y a saltar entre los árboles, provocando sonidos y que este que quedaba, pasase miedo.

-Bueeeno, supongo que todo habrá salido bien por allí. -pensó Break en voz alta mientras se alejaba del barco en llamas con las manos en la nuca, haciendo gala de una gran negligencia. Suponía que si ese tipo no había podido evitar ya la niebla de fuego no podría, así que ya podía ocuparse de otros asuntos. Si no se equivocaba, había varios furtivos más en el interior de la jungla y probablemente hubieran empezado ya la caza. Si no se daba prisa la valiosa fuente de conocimiento que representaban esas criaturas se perdería para siempre sin ningún motivo.

Con la espada en su hombro, comenzó a correr hacia la selva, pero utilizando plataformas de aire sólido para poder moverse por encima de los árboles. Desde allí sería bastante visible para cualquiera, pero al menos se ahorraba tener que esquivar ramas y árboles y disponía de un amplio campo de visión. Por desgracia era algo complicado ver a través de algunas zonas debido a la densa vegetación y en ocasiones se veía obligado a descender creando una escalera de aire gracias a sus poderes.

Tras solo un par de minutos de búsqueda infructuosa, el espadachín decidió emplear otro tipo de métodos algo más agresivos. Colocándose cerca de un punto donde un grupo de raíces de varios árboles se juntaban se concentró durante unos segundos y utilizó sus poderes para convertir esos árboles en líquido. Según iba usando la habilidad de la Jotai Jotai no mi, todo a su alrededor se iba llenando de infinidad de charcos marrones y verdes de distintos tamaños. -"Ya lo arreglaré luego" -pensó mientras continuaba con su rastreo.

Caminando a través de lo que antes era una selva normal pudo ver algunos de los animales que le habían llamado la atención un rato antes e incluso le pareció ver al tipo que había quemado el barco, o al menos se parecía a la figura que había visto saltar de él. Quizás solo fuese un mono o algo por el estilo, en aquel lugar todo podía ser. En cualquier caso no podía permitirse el lujo de detenerse, así que continuó con su carrera por convertir a los cazadores en las presas.

Mientras el cazador miraba hacia todos lados buscando donde podría esconderme, yo lentamente me iba acercando a él, por la espalda, hasta que pude acercarme lo suficiente y propinarle una patada en el trasero lanzandolo hacia el suelo. Le quité su chaqueta y le até las manos contra un árbol con esta misma. Empecé a moverme por el bosque, por las ramas, entre liana y liana como un mono, hasta que escuche unos gruñidos, parecía ser Bartilo. Me acerqué a ver que era y efectivamente, era Bartilo junto a una bestia igual que él, pero mas pequeña, parecía ser su hijo. Junto a ellos dos habían 7 cazadores armados y me fijé que Bartilo estaba herido. Salté desde la rama del árbol hacia dos de ellos, cogiéndoles de la cabeza y estampandolas al suelo. Uno de ellos me apuntó con el arma y antes de que disparase salté hacia él, pero consiguió disparar y rozarme el hombro izquierdo. Soporté el dolor y le propiné un fuerte puñetazo en la cara. Los 3 que quedaban apuntaron al que parecía ser el hijo de Bartilo y dispararon. Aquello me recordó a mi hermano protegiéndome.. Bartilo recibió los tres disparos y cayó al suelo. Me enfurecí, como una bestia, los ojos empezaron a tornarse blanco y me lancé a los tres cazadores, mientras recibía un disparo en el ante brazo derecho y otro rozándome la pierna izquierda. Pero no dudé ni un segundo, mordí a uno en el cuello dejándolo medio muerto y a los otros dos los agarré del cuello y les apreté, hasta dejarlos inconscientes. Me acerqué Bartilo y su hijo, o eso parecía, estaba llorando y triste a su lado. Era tarde Bartilo había muerto.. Miré a la pequeña bestia, me agache cerca de él y le acaricié la cabeza.

- No te preocupes, Raion, era un buen hombre. Pasemos momentos juntos a lo largo de nuestra vida muy bonitos. Sobretodo aquella vez que empecé a cabalgar encima de él hacia la playa.. Cuidaré de ti, serás mi hijo, Raion.- Le dije mientras le acariciaba la cabeza y se me caían las lágrimas.

Raion se me acercó, triste y se me sentó a mi lado, así que me saqué la gabardina y lo envolví con ella y me lo até al pecho.

- Me vengaré de los cazadores, te lo juro Raion.

El cazador ya empezaba a cansarse de tanta carrera. Se veía frustrado por no poder encontrar a la gente que buscaba y eso comenzaba a notarse en su forma de cambiar el estado de los árboles que se interponían en su campo de visión: en lugar de convertirlos en líquido totalmente solo lo hacía en la parte de arriba debido a las prisas y no terminaba de tener una perspectiva clara de sus alrededores.

Por suerte para él, una serie de disparos resonaron en la profundidad de la jungla. Los pájaros se alejaban en grupos del lugar de origen y otros animales pequeños también huían desde una misma dirección. En otras circunstancias, el sonido hubiera rebotado en los árboles y habría sido muy difícil dar con la localización exacta, sin embargo había muchos  árboles que no eran más que charcos en el suelo, así que le resultó sencillo dar con los autores de los disparos. Sin embargo cuando llegó ya no quedaba apenas rastro de vida allí. Junto al cadáver de un animal yacían varios furtivos muertos y un tipo ensangrentado sosteniendo a otro de ellos en una improvisada mochila.

-Vaya, parece que me he perdido la parte interesante. -dijo el espadachín haciendo girar tranquilamente su espada negra a sus espaldas, impasible ante la matanza que acababa de producirse allí. Era evidente que ese tipo era quien los había matado y muy probablemente fuera el mismo hombre que incendió el barco. Parecía que no era el único que tenía interés en evitar la caza de los curiosos seres de aquella isla única en el mundo, aunque no estaba muy seguro de que sus motivos fuesen similares. De todas formas el objetivo era el mismo, o al menos eso esperaba, así que no creyó que tuviera problemas con él. -¿Y tú quién demonios eres? -preguntó sin el más mínimo ápice de respeto o educación tras observar al curioso desconocido con muy poco disimulo.

De repente, un extraño rubio apareció, portando una espada. Preguntó que quien era, así que educadamente le respondí.

- Yo soy Asder y este es Raion, mi hijo. Y como se te ocurra poner una mano encima de Raion o de mi hermano Bartilo, te las arrancaré de un mordisco. - Le solté mientras con la mano derecha le señalaba y con la mano izquierda acariciaba la cabeza de Raion.

Empecé a mirarlo fijamente, no parecía un cazador, ya que portaba una vestimenta distinta a la de los cazadores, pero no podía arriesgarme, así que olfateé los cadáveres y olfateé a aquel tipo raro. Los olores no coincidían en nada, el tenía un olor extraño, nada parecido al de los cazadores. Me acerqué a él y mirándole a los ojos le dije.

- Si eres un cazador de animales, te mataré. Si vienes para acabar o hacerle algo malo a los animales, te mataré. Si vienes con intenciones extrañas, te mataré. Así que dime quien eres y a que has venido a MI isla. Depende de tu respuesta tomaré medidas.

Pegué un salto hacia atrás y me puse en guardia, a cuatro patas en modo bestia. Enseñándole los dientes y gruñiendole. Raion también se puso a gruñirle, así que tal vez no venía con buenas intenciones.

El cazador no pudo evitar interesarse por aquel extraño sujeto: un tipo de apariencia violenta, casi animal,que parecía dispuesto a arrancarla la cabeza a mordiscos si se metía con él. Realmente era la criatura más curiosa que se había encontrado aquel día, quizás incluso fuese uno de los seres que habitaban en aquella isla. Sin embargo no parecía que fuese alguien que atendía a razones, era evidente que estaba en estado de shock o algo parecido y supuso que lo tendría complicado para calmarlo. Aun así no era la clase de persona que permitía que alguien se pusiera por encima de él y su orgullo no le permitió reaccionar demasiado bien ante las palabras del hombre ante él.

-Si eres un cazador de animales, te mataré. Si vienes para acabar o hacerle algo malo a los animales, te mataré. Si vienes con intenciones extrañas, te mataré. Así que dime quien eres y a que has venido a MI isla. Depende de tu respuesta tomaré medidas. -le dijo después de olfatearle. No se esperaba que le olfateasen y mucho menos un tipo ensangrentado con su mascota. Una persona normal simplemente habría pasado de él, pero Break no era precisamente normal y corriente. El espadachín no pudo evitar sonreír ante el claro reto que acababa de lanzarle ese tipo. En el mismo momento en que le exigía saber su nombre para saber como responder, el rubio detuvo el giro de su espada y la alzó ante el desconocido, aunque todavía envainada.

-Cuidado, hombre-bestia. ¿Tu isla dices? -El rostro de Break reflejaba una mirada tétrica que podría haber asustado a cualquier animal por extraño que fuera. Además no podía evitar esbozar una inquietante sonrisa que contrastaba enormemente con su serio y amenazante y apático tono de voz. -Siento decírtelo, pero no eres tú quien ha protegido este lugar. Así que... en lugar de amenazarme, ¿qué tal si me pides por favor que te deje vivir?

Aquel hombre estaba dispuesto a matarme si hacía falta, no iba a responder mi pregunta. Alzó su espada aún envainada, y me dijo unas palabras. ¿Que yo no había protegido la isla? ¿Que le pidiese clemencia? Jah, jamás haría eso, no tenía miedo ante nada. Raion empezó a temblar, notaba su miedo ante la presencia de aquel hombre, así que tuve que tranquilizarlo. Cogí a Raion en brazos y empecé a acariciarle, mientras le daba la espalda a aquel hombre.

- Tranquilo Raion, yo te protegeré, no dejaré que te pase nada.

Deje a Raion en el suelo y me di la vuelta, mirando a aquel tipo. Le señalé con la mano derecha y con la otra mano empecé a rascarme la cabeza.

- A ver rubiales, te llamaré rubiales ya que no se tu nombre. Me da igual que tan fuerte, débil, rubio, castaño o que tan alto seas. No dejaré que hagas daño a ningún animal. Así que si quieres estar en la isla, trata bien a los animales que hay en ella. Por que sino, yo, el dios de la isla, te lanzaré una maldición y te convertirás en polvo. Uso magia negra, quedas avisado. Ahora vete por donde has venido y déjame seguir con lo mío.

Dicho eso, me dí la vuelta y empecé a cavar un agujero con mis manos desnudas, aquel agujero sería la tumba donde enterraría a Bartilo y donde podría descansar en paz para siempre. Raion me empezó a ayudar a cavar, al lado mío, mientras aquel tipo seguía de pie, mirándonos.

En espadachín no pudo evitar sorprenderse ante las afirmaciones del curioso individuo que se encontraba ante él, al fin y al cabo no todos los días alguien le amenazaba con usar magia negra sobre él si dañaba a los animales. Aun así, esas extrañas declaraciones le sirvieron para hacerse una idea de lo lejos que estaba dispuesto a llegar por defender a aquellas extrañas criaturas, dejando atrás la imagen de salvaje y violento que el cazador se había formado de él. Sin preocuparse de la reacción del rubio, el tipo ensangrentado comenzó a cavar un agujero en el suelo con sus manos, el cual, según pudo deducir por la situación, supuso que sería para enterrar al animal muerto.

Lo cierto era que se hallaba descolocado, no esperaba que reaccionase así, por lo que se había quedado un poco cortado. Break bajó su espada y la apoyó en su hombro mientras se daba la vuelta y fingía haberse creído la extraña mentira del desconocido.

-Bueno, supongo que no se puede hacer nada. No quiero enfrentarme a la magia de nadie, así que si no te importa me iré. -Mientras se marchaba no dejaba de sonreír divertido ante la situación, consciente de la ironía de que fuese él quien tenía un poder que perfectamente podría considerarse mágico. Eso le recordó que antes de marcharse tendría que devolver a la normalidad los árboles que había convertido en líquido. -Espero que puedas cuidar de este sitio, aunque no creo que haya más furtivos. De todas formas... -el cazador adoptó un tono serio poco común en él, de forma que dejaba claro que lo que decía era cierto. -...creo que puedo dejarte esto a ti.

Sin decir nada más, desapareció entre la espesa vegetación y se encaminó hacia la costa, harto ya de tanta selva. Ya volvería algún día para estudiar las criaturas de la isla,"al fin y al cabo" -, pensó, -"no correrán peligro si cuentan con un guardián". Dando vueltas a su espada, Break llegó hasta la playa, ignorando por completo que el tipo al que él consideraba un guardián era en realidad un pirata. Por el camino, justo antes de llegar a su barco, se cruzó con la curiosa cebra que había visto hacía un rato, aunque esta vez decidió dejarla tranquila. No le apetecía pasar más tiempo en aquel lugar, ya había tenido bastante ejercicio por un día. Era hora de marcharse y seguir su viaje.

Mientras cavaba la tumba, noté como el rubio se alejaba lentamente, dejándome a cargo aquella isla. Al acabar la tumba, enterré al padre de Raion y le dimos un buen funeral. Los dos llorábamos, sollozábamos, viendo como el espíritu viviría en paz. Miré al cielo y con una sonrisa dije.

- Cuidaré de tu hijo, querido amigo..

Decidí irme de allí, dirección a la playa, para coger algún bote y irme a navegar. Me acerqué a la playa, mientras Raion me seguía, cogí un bote y decidí irme de allí. Dejé a Raion en la playa y con lagrimas en la cara, mientras me alejaba con el bote de la playa le miré, con una sonrisa.

- Crece y hazte fuerte para proteger la isla, confío en ti Raion..

Raion se tiró al agua y empezó a nadar hacia el bote, no podía creerlo, quería venirse conmigo de verdad. Estaba indeciso, no sabía que hacer, si llevármelo o.. Tal vez dejarlo allí. Pero mi corazón, no podía dejarlo solo, así que me lancé al agua y empecé a nadar hacia él. Los dos nadábamos el uno hacia el otro, hasta llegar a poder abrazarlo y cogerlo en brazos. Subimos los dos al bote y nos fuimos en busca de aventuras.

- Adiós espíritu de Bartilo. Cuida de esta isla.- Dije entre sollozos, mientras miraba la isla y me despedía de ella con la mano.