[Moderado Etsu][Nivel D] Agente del Cipher Pol ¿Vives o Mueres?

Es la carta que te envía directamente a Villa Syrup, estás de pie justo en el puerto y desde ahí puedes ver dos caminos, uno que rodearía la isla entera y te llevaría seguramente al bosque [un posible escondite de esos piratas que buscas]. El otro camino es uno que va directo a la ciudad, un lugar perfecto para encontrar pistas para así no estar tan a ciegas y no ir directo al suicidio, logras ver a algunas personas en el puerto, unos pesqueros más que nada que al parecer están algo aburridos ya que hablan mucho, podrías acercarte y ver que hablan aunque puede ser una pérdida de tiempo. Tú verás. También ves que en la calle principal, la que llega al centro de la ciudad, varios puestos de vendedores de cosas varias, algunos venden armas, otros frutas y los más osados venden incluso algo de licor que seguramente sea de mala calidad ya que son los puestos menos visitados. Bien pues, joven justiciero, tú decides que hacer...tienes tres opciones, ir a escuchar de que hablan los pescadores o bien caminar por uno de los dos caminos, el que te llevaría al bosque y a un posible escondite de esos piratas o bien ir directo a la ciudad para encontrar alguna información. ¿Qué destino elegirás?

OFF:

Me encontraba en una de las pequeñas islas del West blue cuando recibí una carta como que se reclamaba mi presencia en Villa Syrum, al otro lado del mundo, en el East blue. Para poder obtener información lo primero era pasar desapercibido, así que me adentré en la ciudad ara comprar algo de ropa, cuando ya estuve satisfecho con el resultado cogí el primer barco que encontré que se dirigía a mi destino.
Al llegar a las cercanías de Villa Syrup releí la carta. La elección al bajar del barco era difícil, tenía que elegir entre quedarme en las inmediaciones del puerto e intentar obtener información de los pescadores que charlaban alegremente, dirigirme al bosque que veía, donde posiblemente podrían estar escondidos los piratas de los que hablaba la carta o dirigirme directamente a la ciudad donde era posible que encontrarse información. Finalmente me decanté por la última opción, me gustaba informarme antes de realizar cualquier trabajo.

-Señora, ¿sabe algo de los ataques de los piratas? -le pregunté a una mujer que estaba afilando una espada.

-No, yo... yo no se nada. ¡Vete! -dijo asustada mientras me indicaba que me alejara de la tienda.

Recibí la misma respuesta por parte de varias personas más, ¿sería posible que estuviesen  demasiado asustados de lo que podrían hacerles los piratas como para que sintiesen miedo al hablar sobre el tema? no lo sabía, pero el asunto no pintaba demasiado bien, sobre todo si no podía saber nada de lo que en realidad estaba pasando allí.

No conseguiría nada preguntando a la gente, me había fijado en una taberna que se veía bastante mal y a la que la gente evitaba acercarse. Quizá allí dentro conseguiría más información que fuera en la calle. Estaba decidiendo si entrar o no cuando de repente escuché un disparo que hizo que la gente huyese despavorida. Eso me hizo replantearme de nuevo la pregunta de una manera un poco distinta, ¿huiría de allí siendo precavido o me lanzaría sin pensar hacia la taberna donde quizá hubiese peligro y gente en problemas?
La decisión fue difícil y aunque sabía que no era la más lógica que había tomado, decidí entrar en la taberna y no desperdiciar la oportunidad de descubrir lo que verdaderamente pasaba allí. Con un poco de suerte no sería más que un borracho pirata que podría guiarme hasta el que estaba buscando.
Ande lentamente hacia la puerta de aquel bar destartalado, la gente corría hacia mi a toda velocidad y cuando el último salió empujé levemente la puerta entrando dentro.

Al entrar a aquella taberna lo primero que se deja ver es el cuerpo de una persona con un tiro certero entre ceja y ceja, cosa que a cualquier le haría dudar si en verdad aquel tipo que había disparado era un cualquiera, este sujeto estaba de pie con el arma en mano, se ve algo de humo saliendo de esta. Era un hombre de unos cuarenta, pelo rojo y algo desordenado, sus ojos eran negros y tenía una especie de sonrisa y tenía una botella en su mano derecha. El cuerpo del muerto fue pateado por el asesino, este cayó a un lado y logras notar que era un anciano y seguramente era el dueño de la tienda. El tipo del arma sin dudarlo toma de su botella otro trago y fue largo, sin más te mira de forma fría y algo analítica, y entonces con una sonrisa te dice:

¿?: Hey tú mocoso, al parecer eres alguien interesante, solo por la forma en la que entraste ya es algo de tener en cuenta…dime una cosa y será mejor que me respondas con la verdad, no dudaré en matarte si es necesario ¿eres un marine o un simple idiota con algo de fuerza?

Su tono era algo serio e incluso frio, su mirada reflejaba que no estaba mintiendo y de hecho también mostraba algo de su experiencia, y seguramente se daría cuenta si le mintieras…la salida estaba cerca pero para eso tendrías que darle la espalda a tu enemigo y se notaba que no te daría ni la más mínima chance de irte del lugar, no sin antes responder…así que ¿qué harás? Tienes solo dos opciones, o contestar y tratar de engañar a ese sujeto o bien tratar de huir y alejarte de ese sujeto….tú decides.

Lo primero en lo que me fijé era que había un hombre pelirrojo con un arma aún humeante en su mano izquierda. Justo delante suyo se hallaba el cadáver de un anciano con un agujero de bala entre los ojos, por el que caía un hilo de sangre hasta manchar su pecho.
El tipo del arma me miró de arriba a abajo mientras daba un largo trago de su botella, como si no le importase que estuviese allí. Luego me sonrió y me preguntó que si era un marine o solo un idiota. Su mirada era fría como el hielo, se clavaba en mis ojos lo que no me gustaba nada y me daba la sensación de que debía tener cuidado con ese hombre, además su voz transmitía una enorme seriedad, lo que reafirmaba mis sospechas sobre ese hombre.
Lo más sensato podría ser salir corriendo de allí, seguramente sería más rápido que él y podría salir por la puerta, pero si huía me perseguiría y un disparo podría darme o dar a cualquier otro inocente que anduviese por la calle. Así que di un paso al frente.

-Digamos que soy un idiota por hablar con un idiota -dije tranquilamente pero preparándome para lo peor -¿tú qué crees?

Ya estaba dicho, solo esperaba ver la reacción de aquel hombre, miraba que no hubiese ningún otro inocente por allí escondido ya que en el caso de que me atacase la situación se pondría bastante mal.

Se rió al escuchar mi contestación, me pareció muy extraño y sobretodo cuando se acercó a mi, ya que su cara fue poco a poco cambiando, su risa cesó y empezó a mostrar su enojo. Esta vez se plantó a mi lado, volvió a sacar el arma y me apuntó a la cabeza, bueno para ser más exacto apoyó la punta del cañón sobre mi frente y volvió a realizarme la misma pregunta. Pero esta vez añadió que era parte de los piratas del Rayo Negro y que en caso de que lo enfadase nuevamente serían los ciudadanos los que lo pagarían.
No me gustaba recibir amenazas, y mucho menos de alguien como él, así que no me molesté en responder, usé geppou con mi pierna izquierda lo que hizo que saliese disparada hacia arriba con una enorme potencia, pero no la dejé estirada, sino que la doblé para propinarle un poderoso rodillazo en el estómago.
No creía que se lo esperase, pero por si acaso tras eso empecé a usar kami-e, para que en caso de que alguien decidiese dispararme esquivarlo con más facilidad. A la vez que hacía ésto llevé mi mano derecha a la empuñadura de mi katana, para usarla en caso de necesidad.

-Supongo, que tendré que detenerte si amenazas a gente inocente -dije con un tono frío y serio mientras miraba a todos y cada uno de los presentes.

Mi rodillazo consiguió lanzarlo lejos, a parte su arma calló al suelo. Pero eso pareció haberlo irritado más aún, sacó un Den Den mushi que supuse que usaría para pedir refuerzos, ya que no llegaba a escuchar lo que había dicho. Y yo que pensaba que con el rodillazo iba a ser suficiente, saqué la espada de la vaina y me dirigí al encuentro con el pirata, que venía cargado con una silla, destrozando todo a su paso. La silla golpeó cun fuerza contra mi cuerpo, o eso es lo que él pensaría, porque en realidad la partí limpiamente con la hoja de la katana. Al parecer el pirata recogió nuevamente la pistola, y la colocó sobre mi pecho en un intento de disparar a quemarropa, pero debido a mi dominio del kami-e la bala apenas me rozó el pecho, y la segunda ni siquiera me dió. Se alejó un poco de mi, riéndose a carcajadas como un poseso. estaba empezando a impacientarme y ese hombre me estaba poniendo de mal humor.

-Kira Cho -dije mientras me colocaba a su espalda y hacía un movimiento en X, eso si le daba lo ralentizaría, pero eso ahora mismo me daba igual.

Giré mi cuerpo para coger impulso y dirigí ese golpe a su cuello, con suerte lo decapitaría y solo tendría que esperar a que viniese su capitán. Al que podría intentar detener y cobrar alguna recompensa.

Kira Cho + intento de decapitación [AF]

Al final, la decapitación surtió efecto, la cabeza de aquel hombre rodó hasta chocar contra la puerta. De su cuello decapitado empezaba a surgir mucha sangre, que formó un charco en torno al cuerpo sin vida.
A lo lejos escuché algunos pasos, seguramente serían sus compañeros, los piratas. Por un instante me fijé en la puerta trasera, si salí por ella quizá podría huir y ninguno conseguiría encontrarme, pero ese no era mi estilo, sacudí la cabeza en un intento de alejar aquella idea de mi mente.
Podría quedarme allí, aunque claro, quizá hacer eso no me ayudaría, y tampoco ayudaría a los ciudadanos, lo mejor sería salir y esperarlos allí, hacerles frente e intentar que nadie saliese herido. Confiaba en mis habilidades y esperaba que los piratas la tomaran conmigo en vez de con los inocentes.
Caminé unos metros, hasta la puerta la cual abrí y salí, me recosté sobre el marco de ésta, a la espera de lo inevitable.

-Veamos, ¿sois los piratas del Rayo Negro? –pregunté nada más salir porque hace un segundo me han amenazado de muerte y tengo algunas quejas del servicio.

Me había salido un chiste, quizá por el nerviosismo del momento o simplemente por descargar la tensión que sentía. Solo esperaba que aquello terminase cuanto antes.

Quizá lo de salir por la puerta delantera no había sido mi mejor idea, porque de repente me encontré frente a unos veinte piratas que parecían enfadados. e hecho, las personas que andaban por la calle se apartaban a su paso, y al mirarlos a la cara y reconocerlos, huían despavoridas.
Delante de toda la comitiva había dos hombres, uno altísimo, con una chaqueta y una enorme cicatriz recorría su torso, además parecía que su brazo era metálico y a su espalda llevaba una espada que desprendía un brillo rojizo. Seguramente sería el capitán, o al menos eso creía al ver que era el más corpulento y el que más confiado parecía.
El que venía a su lado podría bien ser el subcapitán, un hombre más bajo, que yo, que al lado de el del brazo metálico parecía ser incluso más pequeño. No llevaba armas a la vista, pero no podía fiarme nada de los piratas.

El hombre desarmado habló, preguntándome por el idiota que estaba bebiendo dentro de la taberna. Pero no me dio tiempo a responder, pues apenas había terminado la frase sacó dos ametralladoras que dirigió hacia mí, empezó a disparar, pero yo estaba preparado, salté en el aire y corrí sobre la pared, valiendome del geppou para no caer. Pero aquello debió parecerle poco, pues sacó un bazooka y me disparó. Por suerte estaba preparado, salté en el aire, esquivando el proyectil, pero llevándome el impactó de la onda expansiva. Fortalecí mi cuerpo en el aire, mediante el tekkai, lo que me hizo caer al suelo como si de una roca se tratase. Mientras usaba aquella técnica no podía moverme, pero por suerte solo fue momentáneo.
La chaqueta había quedado destruida por la espalda y la piel se veía enrojecida, pero no había ningún herida abierta. Me levanté rápidamente y corrí hacia el hombre. Si era un lanzagranadas, debería recargarlo antes de volver a usarlo. Desenvainé mi katana con un golpe directo al cuello del hombre.

-¡Muere! -exclamé.

Corte al cuello [AF]

Por suerte acabé de un solo golpe con el que tenía las armas de fuego, pero aquello solo había empezado. Pues el hombre grande, el de la espada rojiza vino hacia mi sin apenas darme tiempo a racionar. Intenté esquivar todo su golpe, recurriendo a kami-e para ello e interponiendo mi propia arma entre él y yo.
No me percaté en si había conseguido esquivar el golpe al completo o no, ya que la adrenalina hacía que no sintiese mucho lo que le pasaba a mi cuerpo, y ahora mismo, la adrenalina corría por mi cuerpo como si fuese la sangre.

Llevé mi rodilla derecha hacia atrás, a la vez que usaba geppou para impulsar mi pierna hacia adelante, intentando propinarle un rodillazo a la altura del estomago del pirata.

-¡Nagare no kori: Kotta Hotei! -esclamé mientras la hoja de mi katana se cubría de una capa de escarcha -espero que te guste el frío.

El corte de mi espada iba directo al brazo con el que sujetaba la suya, casi a la altura del hombro. Si conseguía darle, la herida se congelaría, impidiendo moverlo o causándole mucho dolor al hacerlo. Por si eso no fuese poco, usé mi habilidad, que en unos segundo, haría que el mango de su arma se llenara de pinchos de hasta 10cm de largo, que le obligarían a soltar el arma o a clavarse los pincho en la manos.

Rodillazo con geppou + Corte de hielo + pinchos en el mango [AF]

Mi ataque no surtió el efecto que yo esperaba, el rodillazo fue a impactar contra el duro metal del que estaba forjada la espada de aquel enorme hombre. Y casi consigue evadir por completo el golpe de mi arma, pero con suerte conseguí herirlo en un codo, cubriéndose el corte de una pequeña escarcha que seguramente haga que no vuelva a usar el brazo como antes. además de eso, los pinchos se clavan en su mano, haciendo que suelte la espada rápidamente. Una ligera sonrisa aparece en mi rostro antes de escuchar que aquel hombre dominaba las artes marciales.

Me preparo para lo que sea, ya que a los miembros del CP se nos adiestra en técnicas cuerpo a cuerpo, conocemos lo básico de las artes marciales. O tienes cuidado con ellas o pueden matarte sin necesidad de armas ni recurrir a una fuerza inmensa. Y yo no estaba dispuesto a que mi andadura terminase allí. Así que preparé mis brazos, sujetando fuertemente la katana con la mano izquierda y apretando el puño derecho.
Lo primero que hizo fue lanzar un rápido puñetazo hacia mi cara, intenté contrarrestarlo con mi mano libre, pero no fui capaz de llegar a tiempo, lo que hizo que mi moflete izquierdo recibiese un poderosos golpe que dejaría un cardenal durante unos días. Lo segundo en venir fue una patada hacia mi costado izquierdo, pero no iba a dejar que simplemente me golpeara como si nada, giré mi katana, dejando el filo hacia afuera y la apoyé en mi cuerpo a la vez que llevaba la mano  derecha hacia mi lado izquierdo, con la intención de ponerla para frenar un poco el impacto, pero sin duda se clavaría el filo, el cual todavía seguía semicongelado. Por último vino un cabezazo hacia mí, pero ese conseguí evitarlo con suma facilidad.

De nuevo volvió a su posición inicial, sin darse cuenta de que de nuevo había usado los poderes de mi fruta, haciendo que en pocos segundos las suelas de sus zapatos se llenasen de pinchos, los cuales se clavarían en la planta de sus pies. Me dolía tanto la cara como el costado, la ropa se me había cubierto levemente de escarcha y la espada estaba preparada para otro ataque. Intenté moverme rápido y colocarme junto al hombre, pero enseguida noté como el golpe a mi lado izquierdo había sido más duro de lo que en un principio esperé. Llevé hacia adelante mi pie para evitar caer y miré al pirata que parecía muy seguro de si mismo. No me fijé si la espada había hendid mucho en su pierna o no, pero aún así hice acopio de fuerzas y olvidándome del dolor, ataqué, usando geppou para impulsarme. Lo que habría dado por saber usar el rankyaku en aquellos momentos, pero ahora no importaba. Lancé un poderosos corte con mi espada, haciendo un corte de derecha a izquierda, muy amplio y usando a la vez el hilo para recubrirla. Luego llevé la mano libre hacia atrás a la vez que utilizaba Ejji (Manual aura de aceros) que me permitía concentrar energía cortante en mis manos, haciendo una hoja de 20cm, la cual intentaría hundir en su pecho.
Me preparé porque si fallaba necesitaría el kami-e para evadir cualquier golpe mortal.

Defensa: Corte a la pierna por golpear contra el filo del arma.
Corte de hielo + Ejji [AMF]

Notaba como mi mano atravesaba el pecho de aquel pobre hombre, como poco a poco iba robandole la vida y como terminaba manchado completamente. Saqué la mano y la moví con velocidad, haciendo que la sangre salpicara todo a un lado. El pirata estaba muerto, me felicitó con su último estertor de muerte. Sus hombres se acercaron a mi, pero no me atacaron, sino, que lloriqueando recogieron el arma de su capitán y empezaron a irse.

-Llevaros los cuerpos, darles un entierro digno aunque no se lo merezcan -dije mientras me levantaba y me alejaba hacia la pensión donde dormiría aquella noche -no se os ocurra volver por aquí, porque vendré y os mataré.

En esos momento mi mente no podía pensar en otra cosa que un gran descanso. Llegué a la pensión, donde entré captando la mirada de los presentes, pero aquello no me importó en absoluto.

-Súbeme algo de comer, lo que sea -musité mientras empezaba a subir las escaleras. Abrí la puerta de la habitación, me desvestí y entré en la ducha, para luego salir y sentarme sobre la cama al tiempo que escuchaba subir al dueño. Dejó una bandeja con sopa y algo de carne en la mesilla y luego se fue. Comí en silencio y caí dormido.

Al día siguiente un barco de la marina vino a recogerme, durante todo el trayecto aproveché para redactar el informe de lo ocurrido. Me dolía todo el cuerpo, pero estaba satisfecho.