Pirata y Revolucionario [Roy-Dranser]

El día estaba soleado y parecía agradable, pero no lo era para la persona que corría a toda velocidad tratando de escapar de aquellos tipos que le perseguían con malas intenciones. Dranser se había metió en un bosque de bambú buscando osos panda, pero al parecer necesitaba invitación y una maldita tribu le estaba persiguiendo ahora con lanzas de madera y algunas piedras. El castaño gritaba quejándose mientras apretaba los dientes y abría los ojos como un loco tratando de huir. La verdad es que ahora no sabía a dónde correr ya que estaba desorientado. Esperaba poder salir vivo al menos de aquella maldita isla llena de peligros y problemas.

- ¡Maldita sea ya he dicho que lo siento!

Dijo mientras notaba como esos tipos cada vez estaban más cerca suya, soplaba con fuerza y tomaba aire tratando de poder sacar más fuerza de la nada. Algunas piedras le rozaban, por un momento, notó el fuerte golpe de una en toda la cabeza, lo que provocó que una lagrimita le saliera mientras corría de toda aquella tribu. Tras unos momentos vio que llegaba a un descenso del terreno brutal, aquello le iba a costar bastante pero debía hacerlo. Tomó aire y saltó con fuerza mientras gritaba a pleno pulmón.

- Fauna Fauna no… ¡Águila!

De repente comenzó a volar como si se tratase del animal nombrado anteriormente. Era la principal habilidad de su fruta y eso le encantaba, de hecho sacó ahora la lengua a sus captores y empezó a sobrevolar aquel bosque entre risas.

Me encontraba rodeado de plantas de bambú sentado en una gran roca de forma redondeada que se encontraba sobre otra de forma cuadrada, estaba encontrando mi yo interior, no se escuchaba nada de nada, solo se podía oír el agua caer por una catarata y salpicar a las cañas de bambú. Ese día el Sol estaba en todo lo alto con lo cual estaba haciendo mucha calor, portaba las mismas vestimentas que siempre una camiseta roja, una chaqueta de cuero negra y los pantalones del mismo color, mis armas estaban colgadas en llar ramas mas cercanas a mi, ya era tiempo de marcharse asi que cogí mis Espadas Del Caos, las garras de acero, mi escopeta y el bate, mi arma favorita para luchar.

Me dirigí a la catarata cercana, deje mis pertenencias en la orilla a igual que mi chaqueta y mi camiseta, estaba dejando al aire mi abdomen bien marcado, me puse justo debajo de donde caía al agua, mi pelo castaño tapaba mi cara ya que se estaba mojando y el agua caía hacia abajo, ahora si que estaba tranquilo, pero de pronto… se escuchaba varios hombre girando y corriendo, ¿Qué seria? No me importaba, asi que cogí mi ropa y todas mis cosas y empecé a escalar la cascada, era complicado ya que un paso en falso podía acabar con mi vida

El revolucionario volaba de forma perfecta por aquella isla, aún escuchaba como aquellos idiotas le perseguían, cosa que sinceramente le molestaba muchísimo. No se daban por vencidos y el pobre solo quería descansar o ver osos panda, de repente pasó por el lado de una catarata. Pudo ver como una persona trataba de escalarla, aquel chico estaba haciendo un suicidio, sin embargo la tribu no tardó en llegar y miraron a los dos chicos. El espadachín se quedó volando al lado del joven y empezó a hablarle en un tono calmado pero advirtiéndole, pues esos malditos no parecían tener muy buenas intenciones.

- Amigo te recomiendo subir más deprisa, esos tíos quieren comer y en tu situación eres carne fresca.

Los idiotas de abajo también empezaron a escalar de forma rápida, lo que provocó que el espadachín sacara ahora su arma y bajara a toda velocidad hacia abajo. Golpeo a uno de ellos con la zona ancha de la hoja para no cortarle y lo tiró de espaldas al agua, después se quedó unos segundos mirándolos y volvió a subir lo más rápido posible hacia dónde estaba el otro chico. Suspiró un poco y estiró su mano derecha hacia él, mientras le miraba con una sonrisa y con confianza, se veía que era un tipo agradable y que no buscaba nada malo en absoluto.

- Coge mi mano, podré cargarte volando y te llevaré a un sitio más seguro amigo.

Mientras sabia la cascada se podía escuchar el ruido que hacían esas personas gritando y tirando cosas ¿Estarían persiguiendo a alguien? Eso no me importaba ya que tenía que estar atento a lo que estaba haciendo, un paso en falso y me podía dar la muerte, primero tenía que poner la mano y mirar si la piedra era dura o se rompía a añicos ya que eso me había pasado dos veces, ya iría por la mitad cuando a lo lejos divise a un águila, ¿Un águila en medio de una plantación de bambú? Qué raro, se habría perdido algo, lo que me asombro fue que en menos de un segundo, no miento un segundo es casi difícil de llegar, fue de casi cuatro segundos se acercó a mí y me empezó a decir que escalas más deprisa, mire atrás y se encontraba una gran tribu con taparrabos y barba y cabellera oscuros y largos, a lo mejor no sabían que era afeitarse, en un momento eso se llenó de miembros de la tribus, empezaron a lanzarnos piedras y una medio en la espaldas, no me dolió mucho ya que no iba con tanta fuerza, estos empezaron a escalar más rápido que yo, claro estaban en su terreno y sabían hacer todas estas cosas ya que lo hacían en el día a día.

El águila saco una espada, ahora tiene sentido se habría comido alguna akuma no mi, y empezó a bajar en dirección a la tribu y pudo impedir que sigan subiendo, otra vez se volvió hacia mí, me dijo que le agarrarse la mano para poder salir de ahí, yo lo veía complicado, pero por intentar no pasa nada, una vez lo tenía agarrado mire si podía aguantarme igual que hacía con las piedras al ver que si me solté de la catarata, mis pies estaban flotando, no podía tocar el suelo, era muy extraño para mí:

-¡Gracias, pero será mejor que nos vayamos rápido!- mientras le tiraba una patada en la cara a un indígena

OFF:

El revolucionario esperaba que el chico tomara su mano cuanto antes, aquellos tipos comenzaron a subir a una velocidad increíble. Estar en su propia isla era una ventaja enorme, algunas piedras pasaron alrededor del castaño, este esperó pues no iba a irse sin ayudar al chico que tenía frente a sus ojos. Después de unos momentos, el chico tomó su mano con fuerza, lo que hizo que el espadachín saliera volando a toda velocidad hacia las alturas. Su mirada buscaba un sitio a salvo, de forma rápida y perfecta, logró planear hasta un campo de plantas verdes, una llanura alejada de la cascada, ahí no les contrarían. Al menos no hasta que hubiera pasado un buen rato, el revolucionario dejó al chico en el suelo y saltó a su lado sonriendo y soltando una carcajada. Después de unos momentos se alejó un poco y estiró los brazos hacia el cielo, soltando un enorme bostezo de pereza, fue entonces cuando llevó su mano derecha a su cabeza y comenzó a rascarse despacio.

- Jajajajaja vaya, ha sido bastante divertido. Adoro volar, no me había divertido tanto desde que le corté la pierna al capitán Diogo el otro día. Deberías haberle conocido, era un tipo raro.

Dijo ahora con toda confianza mientras se sentaba en una roca, recordaba el combate que había realizado con aquel tipo que decía ser un capitán de piratas de Tutankamón o algo así. Siempre llevaría en la memoria su primera batalla, en ese combate le cortó la pierna y le atravesó el estómago, no sabía si ese hombre continuaba vivo después de todo. Ahora miró al chico de forma tranquila sonriendo amistosamente.

Me encontraba volando por el aire gracias a un chico moreno, que al parecer se habría comido alguna Akuma No Mi, no sé porque me habría salvado, pero de alguna manera lo hizo. ¿Sería que quería algo de mí, o solo fue por bondad? Habíamos dejado atrás la cascada y los hombres no pararon de gritar y lanzarnos cosas hasta que ya fuera imposible alcanzarnos, habíamos pasado por una gran plantación de bambús, por algunos riachuelo que atravesaban las raíces y así poder regar a las plantas, cosa que el bambú necesita para poder vivir.
Después de un corto viaje llegamos a una especie de llanura, lejos de los bambús y la cascada, la hierba se movía al mismo sentido al que el viento soplaba, el césped era de un verde precioso, se notaba que por aquí no había llegado “la mano del hombre” se podía respirar el aire puro, pero gracias a esas personas que nos perseguían no pude relajarme por completo.
El chico que me ayudo empezó a reírse solo y a decir algo de un tal Diogo, yo no entendía nada, pero este se echo o sentó en una especie de roca, mientras yo a sus espaldas pude divisar un plátano tirado en el suelo, me acerque con cuidado ya que podía ser alguna trampa, pero no era un plátano comestible, me senté en frente del chico para empezar a cómeme la fruta que había encontrado

Dranser permanecía calmado mientras observaba el horizontes despacio, en ese momento se dio cuenta de que el chico se había levantado y había tomado un plátano, supo que en esa isla la única comida eran las frutas, por qué no pensaba dañar a ningún animal. Escuchó unos ruidos algo salvajes acercándose y se dio cuenta de que aquellos tipos les habían seguido y eso era horrible, se levantó sacando su espada plateada y sonrió de lado mientras ahora se relamía despacio. Eran un numeroso grupo pero contaba con su Gin Kiba y seguramente el chico le ayudaría, de modo que ahora soltó una leve carcajada y se quedó mirándolos de forma tranquila, observando que ellos portaban jabalinas y ese tipo de armas.

- Parece que tenemos algo de visita, deja de comerte el plátano y prepárate para el combate. ¡Daburu Shi! ¡Inu Kuro!

De un perfecto y preciso movimiento lanzó un corte que impactó en el pecho de uno de aquellos tipos, tirándolo al suelo con violencia para después realizar otro corte que cercenó el brazo de otro de aquellos salvajes. Retrocedió acto seguido para soltar una leve risa y prepararse para el siguiente asalto, uno de ellos le lanzó una especie de pincho, pero de un corte diagonal lo partió en dos de forma perfecta y sin que le costara demasiado. tras unos segundos activó su habilidad de volar y se lanzó hacia ellos provocando cortes y sangre a su alrededor, haciendo que sus oponentes fueran cayendo como moscas ante sus perfectos tajos. El espadachín estaba motivado.