Marine y Revolucionario codo con codo [Vrask-Dranser]

Dranser caminaba por la cubierta de un barco que estaba a punto de hundirse, según le habían dicho, un barco de turismo se había adentrado en aquella isla y había chocado. Pretendía ayudar a las personas, seguramente muchos ya habían muerto ahogados, pero confiaba en que hubiera algún superviviente en aquel lugar. A lo lejos pudo ver ahora lo que parecía ser un trozo de navío, una parte de unos nueve metros de tamaño, en este había varias personas. Se podían ver a dos niños de edades cortas, unos quince y catorce años, el resto eran un par de mujeres y unos cuantos hombres.

El castaño había llegado tarde para rescatarlos, eso le hizo chasquear la lengua, la gente inocente no debía morir, ni tampoco ninguna persona que no lo mereciera. Tal vez podía ayudarles, pero él había viajado en un triste bote, allí no iban a coger todos, ahora se hallaba en un verdadero aprieto. Por el momento lo mejor era llevarlos a la cubierta del barco medio hundido en el que estaba el revolucionario. Salió corriendo hacia la borda y saltó con una mirada seria, le daba pereza pero estaba claro que ese era su deber y debía cumplirlo aún a riesgo de su vida.

- Fauna Fauna No… ¡Águila!

Dijo cuando de repente comenzó a volar como si se tratase del animal nombrado, dirigiéndose hacia lo supervivientes a toda velocidad. Estos al verle se echaron a un lado mientras esperaban con ojos rogantes que se tratase de ayuda, el chico aterrizó en medio mientras los miraba suspirando y llevándose la mano derecha a la cabeza. En ese momento comenzó a hablarles para tratar de calmarlos un poco, pues debían llevar ya bastante allí esperando un rescate.

- Tranquilos, voy a sacaros de aquí, pero necesito que estéis calmados en todo momento. Os llevare a un barco algo más estable que esta cascara, de modo que tranquilícense.

El revolucionario tomó a uno de los críos de la mano y saltó de nuevo comenzando a volar hacia la cubierta del viejo barco donde anteriormente se hallaba. Una vez lo dejó allí, sonrió alegremente al crío para que este no se asustara mucho por lo que estaba pasando. El chico le miró a los ojos sonriendo también, le había dado algo de miedo al comenzar a volar con el castaño, pero no había tardado en acostumbrarse al vuelo, el espadachín a veces era demasiado bueno, cosa que a veces le costaba bastante caro.

- No te preocupes chico, enseguida iré trayendo al resto de personas a este barco, no te muevas de aquí. No tardaré mucho, tienes mi palabra chico.

Tras decirle aquello sonrió de nuevo pero de una forma mucho más amplía, después se dirigió volando hacia dónde estaban los demás, iba a tardar un poco más en llevarlos. El siguiente iba a ser el otro crío, se mostró algo desconfiado, pero al ver como el otro chico de su edad estaba a salvo, asintió y se dejó llevar por el revolucionario, este lo cogió sonriendo y se dirigió volando de nuevo al barco medio hundido. Lo dejó junto al otro chico limpiándose el sudor de la frente mientras observaba que aún le quedaban más personas, era increíble lo difícil que estaba resultando aquello. Miró a los dos críos y suspiró mientras se preparaba para volver a salir hacia su objetivo.

- Bueno voy a ir ahora a por las mujeres, estáis siendo muy valientes. Continuad de esa forma y enseguida estaréis en casa chavales.

Después de aquello se puso a mirar a su alrededor, la brisa del viento le daba en los cabellos. Su objetivo ahora era buscar alguna forma de sacarlos de allí. Salió volando a por los que quedaban mientras suspiraba despacio algo cansado.

Después de unos cuantos viajes más, el castaño acabó agotado, no estaba acostumbrado a llevar mucho peso consigo y había transportado a todas las personas al barco medio hundido. Ahora el que se quedó en la plataforma en mal estado, fue el propio Dranser, pues estaba agotado, se tumbó boca arriba en ella respirando de forma agitada mientras trataba de controlar su propia respiración. Escupió a un lado mientras estiraba los brazos en una posición de cruz, pese a aquello, sus sentidos no se relajaban y estaba atento a cualquier raro sonido. Escuchaba a las personas del barco medio hundido preguntarle si estaba bien desde lejos, a lo que este simplemente alzó su dedo pulgar para que le vieran.

Entrecerró los ojos unos segundos mientras ahora pensaba en algún método para ayudarles, necesitaba la ayuda de la marina aunque le costase reconocerlo. Se empezó a levantar despacio mientras recobraba el aliento y miró de nuevo hacia las personas, como si fuese un ave, se volvió a lanzar al aire para volar hacia ellos. Aterrizó en la cubierta y ahora miró a las personas de forma seria mientras trataba de calmarse un poco por la situación, los rostros más calmados eran los de los dos críos, que estaban felices de haber podido volar. Los otros sin embargo parecían algo más preocupados. De repente los nervios pudieron con una mujer del grupo, era alta de pelo castaño y edad avanzada, además parecía algo pija.

- No vuelvas a coger a los niños de esa forma, podrían haberse caído al agua malandrín. ¿Quién se supone que eres tú? Espero que sepas lo que haces, porqué no dejare mi vida en manos de un desconocido.

Vaya idiota, el revolucionario no se creía aquellas palabras, a esa tipa le faltaba un tornillo. Se llevó ahora las manos a la cabeza aguantando reírse y simplemente estiró la mano en un gesto que hablaba por sí solo “Cállate anda”

El revolucionario seguía escuchando las quejas de aquella tipa, vaya desagradecida, incluso los niños la miraban de mala forma por meterse con su “amigo”. Los otros hombres la ignoraban y miraban alrededor buscando un plan para salir de allí, aquel barco no iba a tardar en hundirse y parecía ser un verdadero apuro. El castaño comenzó a caminar por la borda tratando de pensar un plan, chasqueó la lengua varias veces al no saber qué hacer y sentir la impotencia. Las palabras de los otros hombres no tenían sentido pues querían ir a nado y eso en aquellas aguas era un verdadero suicidio.

- Eso no funcionará en estas aguas, es demasiado peligroso y no recomiendo el intento de nadar. Lo mejor será que tratemos de encontrar un medio para comunicar con la marina.

El depredador, se acercó despacio hacia la borda y pudo ver a una distancia moderada, a un tipo extraño, no podía ver bien su figura, pero de todos modos deducía que se trataba de una persona por la forma. Aquello podía ser bueno, de modo que ahora hizo un gesto de silencio a la mujer que no paraba de quejarse, después miró hacia la silueta y sonrió alzando la mano de forma alta. Trataba da hacerle un saludo para que pudiera verle, si es que no le había visto ya, que también era muy posible.

- ¡Eh amigo! ¡Échanos una mano!

Aquel hombre empezó a responderle, según sus palabras, no podía moverse de allí debido a que las puertas estaban atascadas. Eso iba a ser un verdadero problema, sin embargo el chico no iba a dejarle allí atrapado de aquella forma, tomó un poco de aire entrecerrando sus ojos para después pegar un salto hacia el agua. Volviendo a volar de aquella increíble forma y dirigiéndose ahora hacia aquella persona, debido a que podía volar, podía colarse en sitios fácilmente. No tardó mucho en llegar hacia su posición, después miró un poco a su alrededor por si había más personas pero no logró ver a nadie. No le quedó más remedio que centrarse tan solo en la única persona que tenía frente a sus ojos.

- Bien, en aquel barco de donde vengo, hay más personas. Parece ser un sitio seguro y que aguantará un tiempo. Toma mi mano, te llevaré hasta allí, no permitiré que nadie quede aquí.

Dijo ahora con un tono agradable y amistoso mientras estiraba su mano derecha hacia aquella persona, manteniéndose en el aire y esperando a que este le cogiera el brazo. De ese modo podría llevarle con los demás y ayudarle, esperaba que esos remolinos no se tragaran el barco anterior, eso sería un problema, además había niños inocentes implicados y eso no era algo que le hiciera mucha gracia.

Dranser tomó el brazo de aquel hombre y en ese momento sonrió de forma amistosa, el chico hizo gala de su fuerza de voluntad y comenzó a volar de nuevo al barco medio hundido. Mientras lo llevaba, evitaba volar muy cerca del agua y ascendió a unos diez metros a nivel del líquido, después de unos momentos, llegó y lo dejó en la cubierta junto a los demás. Acto seguido aterrizó despacio al lado y pegó un suspiro limpiándose con la mano izquierda el sudor de su frente.

- Bueno pues ya somos unos más. Ahora creo que voy a tomar un pequeño descanso, estoy agotado de haber cargado con tantas personas.

Después de esas palabras, cerró los ojos despacio, sentándose cerca de la borda y abriéndolos después. Soltó un bostezo y momentos después se quedó callado observando al resto de personas, esperando a que alguno dijera una posible solución y de ese modo salvarles, pues podía irse solo perfectamente pero no lo iba a hacer.

Llegaba el momento de hacer algo, si aquel hombre no ponía de su parte ni daba ideas, lo iba a tener que hacer el castaño, se levantó decidido y miró a las personas de forma tranquila. Después entrecerró los ojos y pegó un salto alzando el vuelo, sabía que allí estarían seguras durante bastantes horas y eso era lo que ahora mismo importaba. Ahora les dedicó una pequeña sonrisa y les avisó para que se quedaran tranquilos en aquel lugar tan tétrico y húmedo en el que estaban.

- No os preocupéis, voy a volver con ayuda. De modo que simplemente esperadme caballeros, no tardare mucho. Cuidaos los unos a los otros y que no haya ningún tipo de problema entre vosotros.

Dicho eso, el chico salió volando a toda velocidad del lugar, su objetivo era salir de allí cuanto antes y volver con marines. Era muy arriesgado pero nadie sabía que era de la rebelión, por lo que contaba con una ventaja enorme, seguramente iría descansando de isla en isla, ese día se estaba matando de volar y eso le iba a doler después. La verdad es que era tan bueno que le daba igual mientras consiguiera ayudar a aquellas personas.