Byakuro Kyoya
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Byakuro se había cansado de volar. Así que había aterrizado en el agua. A su paso, pequeñas plataformas de hielo se formaban para desaparecer cuando él las dejaba atrás. Era entretenido, y podía ver el agua de cerca. Un pez volador saltó frente a él, y poco después, un pez más grande, similar a un atún, lo atrapó en el aire. El cazador lo observó con expresión de sorpresa.
- Woah, ¿has visto eso, Klaus? -le preguntó al camaleón, señalando el lugar en el que el pescado se había sumergido. El camaleón lo miró y gruñó con parsimonia-. Sí, colega, eso ha sido una pasada. -el cazador siguió caminando en dirección a una isla que había frente a él. La isla tenía forma montañosa, con un pico en el centro, y suaves laderas hacia los lados. La isla parecía cubierta de vegetación, el cazador esperaba que al menos no hubiera mosquitos.
El chico desplegó las alas y alzó el vuelo a gran velocidad. Aterrizó en la orilla de la isla, y vio que lo que en un principio había confundido con árboles era en realidad un denso bosque de bambú. Lo agarró con fuerza y trató de arrancar un trozo, pero estaba bien hundido. Aquello era interesante. Una isla completamente llena de bambú. ¿Quién viviría allí? El chico empezó a caminar por la costa, buscando alguna señal de vida en el lugar, pero todo lo que podía ver era aquel bambú por todas partes. Que aburrido.
Sin nada que hacer, el cazador se tumbó en el suelo y cerró los ojos para echarse una siesta rápida antes de proseguir su viaje. Le habían llegado noticias desde el Red Line y debía darse prisa en llegar.
- Woah, ¿has visto eso, Klaus? -le preguntó al camaleón, señalando el lugar en el que el pescado se había sumergido. El camaleón lo miró y gruñó con parsimonia-. Sí, colega, eso ha sido una pasada. -el cazador siguió caminando en dirección a una isla que había frente a él. La isla tenía forma montañosa, con un pico en el centro, y suaves laderas hacia los lados. La isla parecía cubierta de vegetación, el cazador esperaba que al menos no hubiera mosquitos.
El chico desplegó las alas y alzó el vuelo a gran velocidad. Aterrizó en la orilla de la isla, y vio que lo que en un principio había confundido con árboles era en realidad un denso bosque de bambú. Lo agarró con fuerza y trató de arrancar un trozo, pero estaba bien hundido. Aquello era interesante. Una isla completamente llena de bambú. ¿Quién viviría allí? El chico empezó a caminar por la costa, buscando alguna señal de vida en el lugar, pero todo lo que podía ver era aquel bambú por todas partes. Que aburrido.
Sin nada que hacer, el cazador se tumbó en el suelo y cerró los ojos para echarse una siesta rápida antes de proseguir su viaje. Le habían llegado noticias desde el Red Line y debía darse prisa en llegar.
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¿Qué cómo se me había ocurrido venir a aquella isla? Todo se remontaba a hace un mes, un tranquilo mes… QUE ENTRE EL FLASHBACK
-Hace un mes, en unas islas un poco más alejadas-
Caminaba por la calle tranquilamente, hacía poco que había llegado a aquella ciudad y tenía un poco de dinero que gastar, ahorrado unos días antes arreglando máquinas en la calle, así que iba a aprovechar para meterme un montón de pixeles, con forma de chuletones, entre pecho y espalda, pero algo llamo mi atención en un callejón circundante. Un hombre con un pañuelo rojo en la cabeza, borracho perdido y de larga cabellera negra, quizás fuera un pirata por sus pintas, la IA era un poco extraña en aquel lugar, pero parecía decir cuchichear algo, así que, como no perdía nada por desviarme un poco, me acerque a donde estaba y me puse de cuclillas para mirarle a los ojos, el hombre decía desvariaba sobre un tesoro , en una isla con la multitud de los palos, o al menos eso es lo que saque yo en claro antes de que se cayera inconsciente. Me levante y seguí mi camino, pensando seriamente si debía fiarme de un borracho de la calle y que posiblemente no estuviera nada cuerdo, pero un tesoro era un tesoro, conseguir eso seguramente mejorara mi arsenal a costa de no comer. Pare y me quede pensativo por un rato, pero tras varios minutos hice una decisión, montando en un bote que me traía de camino, haciendo paradas en varias islas, total, ya me bajaría en la que se pareciera mas…
-Vuelta al presente, con Ryuta sacándose un moco-
Andaba por la playa de la isla, levantando una buena nube de arena a cada paso que daba, por culpa de mis zapatos excesivamente pesados, debido a sus decoraciones metálicas, mientras ojeaba la isla desde lejos, era imposible que supiera donde había un tesoro por ahí, menos aún con las “indicaciones” que me había dado el borrachuzo, quizás me había gastado el dinero para nada, pero tampoco podría haber sabido nada si no hubiera venido. Además, había algo que me llamo la atención, un hombre yacía en la arena de la playa, no parecía haber pasado un naufragio o ser un indígena, como solía pasar en aquellas islas, pues su equipación era más moderna que un simple taparrabos sin ningún punto de defensa, y como parecía inofensivo, me acerque, quizás las dos armas que portaba a la espalda dieran la sensación de ser hostil, pero me dirigí a él con voz tranquila, sonriendo y poniendo una mano encima de mi sombrero para que no se volara con el viento.
-Buenas tardes, caballero ¿Qué hace usted por aquí? ¿Acaso está buscando la dungeon con el tesoro? ¿O no ha recibido todavía esa quest?
Esperaba su respuesta mientras un viento proveniente del mar, movía levemente los adornos de mi gabardina negra, al igual que los pocos cabellos verdes que se asomaban por debajo del fedora negro.
-Hace un mes, en unas islas un poco más alejadas-
Caminaba por la calle tranquilamente, hacía poco que había llegado a aquella ciudad y tenía un poco de dinero que gastar, ahorrado unos días antes arreglando máquinas en la calle, así que iba a aprovechar para meterme un montón de pixeles, con forma de chuletones, entre pecho y espalda, pero algo llamo mi atención en un callejón circundante. Un hombre con un pañuelo rojo en la cabeza, borracho perdido y de larga cabellera negra, quizás fuera un pirata por sus pintas, la IA era un poco extraña en aquel lugar, pero parecía decir cuchichear algo, así que, como no perdía nada por desviarme un poco, me acerque a donde estaba y me puse de cuclillas para mirarle a los ojos, el hombre decía desvariaba sobre un tesoro , en una isla con la multitud de los palos, o al menos eso es lo que saque yo en claro antes de que se cayera inconsciente. Me levante y seguí mi camino, pensando seriamente si debía fiarme de un borracho de la calle y que posiblemente no estuviera nada cuerdo, pero un tesoro era un tesoro, conseguir eso seguramente mejorara mi arsenal a costa de no comer. Pare y me quede pensativo por un rato, pero tras varios minutos hice una decisión, montando en un bote que me traía de camino, haciendo paradas en varias islas, total, ya me bajaría en la que se pareciera mas…
-Vuelta al presente, con Ryuta sacándose un moco-
Andaba por la playa de la isla, levantando una buena nube de arena a cada paso que daba, por culpa de mis zapatos excesivamente pesados, debido a sus decoraciones metálicas, mientras ojeaba la isla desde lejos, era imposible que supiera donde había un tesoro por ahí, menos aún con las “indicaciones” que me había dado el borrachuzo, quizás me había gastado el dinero para nada, pero tampoco podría haber sabido nada si no hubiera venido. Además, había algo que me llamo la atención, un hombre yacía en la arena de la playa, no parecía haber pasado un naufragio o ser un indígena, como solía pasar en aquellas islas, pues su equipación era más moderna que un simple taparrabos sin ningún punto de defensa, y como parecía inofensivo, me acerque, quizás las dos armas que portaba a la espalda dieran la sensación de ser hostil, pero me dirigí a él con voz tranquila, sonriendo y poniendo una mano encima de mi sombrero para que no se volara con el viento.
-Buenas tardes, caballero ¿Qué hace usted por aquí? ¿Acaso está buscando la dungeon con el tesoro? ¿O no ha recibido todavía esa quest?
Esperaba su respuesta mientras un viento proveniente del mar, movía levemente los adornos de mi gabardina negra, al igual que los pocos cabellos verdes que se asomaban por debajo del fedora negro.
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Byakuro sintió cómo algo se interponía entre él y el sol. Abrió un ojo, bastante extrañado, y observó al tipo que estaba frente a él. Ataviado con unas ropas raras y con un pelo verde aún más raro.
- ¿Dungeon? ¿Quest? ¿De qué hablas? -preguntó mientras se incorporaba lentamente. Aquel tipo era extraño, pero ahora le había picado la curiosidad.
El sol había empezado a calentar, o tal vez las nubes se habían disipado, pero el hecho era que de pronto hacía más calor. Y empezaba a ser molesto. Miró tras él: el bosque de bambú los aguardaba, fresco y agradable. Se encogió de hombros y dijo:
- Mira, no sé quien eres, pero vamos a entrar en el bosque de bambú, seguro que se está mejor que aquí fuera. -dijo mientras se encaminaba a la espesura de cañas. Aquel tipo hablaba de forma rara. No era el hecho de que hablara raro lo que lo desconcertaba, sino que el no entender lo que decía el extraño le hacía sentir ligeramente molesto. El bosque los envolvía con su verde y fresco verdor. La verdad es que el ambiente allí era bastante más agradable. Lo que extrañó al chico fue que no hubiera ni un solo insecto volando por allí. "Qué extraño" pensó mientras se abría paso entre los bambús.
- ¿Dungeon? ¿Quest? ¿De qué hablas? -preguntó mientras se incorporaba lentamente. Aquel tipo era extraño, pero ahora le había picado la curiosidad.
El sol había empezado a calentar, o tal vez las nubes se habían disipado, pero el hecho era que de pronto hacía más calor. Y empezaba a ser molesto. Miró tras él: el bosque de bambú los aguardaba, fresco y agradable. Se encogió de hombros y dijo:
- Mira, no sé quien eres, pero vamos a entrar en el bosque de bambú, seguro que se está mejor que aquí fuera. -dijo mientras se encaminaba a la espesura de cañas. Aquel tipo hablaba de forma rara. No era el hecho de que hablara raro lo que lo desconcertaba, sino que el no entender lo que decía el extraño le hacía sentir ligeramente molesto. El bosque los envolvía con su verde y fresco verdor. La verdad es que el ambiente allí era bastante más agradable. Lo que extrañó al chico fue que no hubiera ni un solo insecto volando por allí. "Qué extraño" pensó mientras se abría paso entre los bambús.
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Al parecer el hombre de cabellos color purpura parecía no saber nada sobre la quest, quizás podría ser parte de la IA de la isla, pero tampoco podría haberlo adivinado ¿Por qué pondrían a alguien así en la isla? ¿Quizás era parte de la quest pero al estar programado no lo sabría? Suspire al ver que quería llevarme al bosque de bambú, que ahora podía ver más de cerca, pero quizás fuera parte de la tarea y tuviera que seguirlo, medite un momento sobre la opción de seguirlo o quedarme ahí quieto, perdiendo la oportunidad de salir de la isla. Tras unos pocos segundos, quizás no más de medio minuto, lo seguí, bajando la mano con la que aguantaba el sombrero negro, introduciéndolas en los bolsillos de la enorme gabardina que vestía, aunque realmente no fuera para nada necesario, pues el sol, en medio del cielo, empezaba a calentar más de la cuenta, puede que fuera cosa mía.
Mientras me acercaba al hombre para ponerme a caminar a su lado, pensando en que responder a sus anteriores preguntas, mirando al suelo, cuando pude fijarme de un objeto extraño, brillaba un poco, así que saque una mano del bolsillo y me agache a cogerlo. Estaba cubierto de tierra, pero eso se podía arreglar, parecía un cilindro que no era mayor que mi puño, estaba hecho de madera y por un lado sobresalía una especie de botón, al pulsarlo vi como se estiraba, formando un bastón, tenía una punta hecha de metal al igual que la parte superior. No sabía que había loot tirado por las islas, pero ahora iba a ir más atento, no sea que me encontrara un arma mágica o algo así clavada en una piedra. Hecho esto, me moví rápidamente para ponerme al lado del hombre, esquivando un poco de bambú que estaba en medio del camino, y me dispuse a hablar.
-Mmmm… no creo que entiendas porque dije eso, quizás debería haberlo dicho de manera que la IA me entendiera.-me rasque el mentón, en un gesto involuntario- Bueno, replanteo mi pregunta ¿has oído algo acerca de un tesoro en esta isla?
Volví a preguntarle al chico que me había encontrado en aquella isla tan… tranquila, realmente esa isla daba una sensación de paz y tranquilidad que era ¿extraña? Por segundos se me olvidaba lo de la quest, quizás debiera relajarme un rato, total, el juego no se iba a ir a ningún lado y yo tenía mucho tiempo.
Mientras me acercaba al hombre para ponerme a caminar a su lado, pensando en que responder a sus anteriores preguntas, mirando al suelo, cuando pude fijarme de un objeto extraño, brillaba un poco, así que saque una mano del bolsillo y me agache a cogerlo. Estaba cubierto de tierra, pero eso se podía arreglar, parecía un cilindro que no era mayor que mi puño, estaba hecho de madera y por un lado sobresalía una especie de botón, al pulsarlo vi como se estiraba, formando un bastón, tenía una punta hecha de metal al igual que la parte superior. No sabía que había loot tirado por las islas, pero ahora iba a ir más atento, no sea que me encontrara un arma mágica o algo así clavada en una piedra. Hecho esto, me moví rápidamente para ponerme al lado del hombre, esquivando un poco de bambú que estaba en medio del camino, y me dispuse a hablar.
-Mmmm… no creo que entiendas porque dije eso, quizás debería haberlo dicho de manera que la IA me entendiera.-me rasque el mentón, en un gesto involuntario- Bueno, replanteo mi pregunta ¿has oído algo acerca de un tesoro en esta isla?
Volví a preguntarle al chico que me había encontrado en aquella isla tan… tranquila, realmente esa isla daba una sensación de paz y tranquilidad que era ¿extraña? Por segundos se me olvidaba lo de la quest, quizás debiera relajarme un rato, total, el juego no se iba a ir a ningún lado y yo tenía mucho tiempo.
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El extraño tipo de la gabardina negra recogió una especie de bastón desplegable del suelo. Vaya, había gente que literalmente nacía con una flor en el culo. Él no solía encontrarse cosas tiradas por el suelo en islas desiertas. Tampoco era que le importase. Con un gesto de manos un poco teatral hizo aparecer un bastón igual al de su acompañante.
El susodicho le preguntó si había oído algo sobre el tesoro de la isla. Vaya, aquello sí que lo había pillado descolocado. No tenía ni idea de que pudiera haber un tesoro en una isla como aquella. Aunque ahora que lo pensaba con calma, aquella era una isla desierta, era el lugar idóneo para un tesoro. Animado ante la expectativa de una aventura, el cazador empezó a avanzar. El bosque de bambú seguía ocupando el terreno, aunque a veces había algunos claros pequeños por donde corrían arroyos de agua cristalina.
Fue en uno de estos claros donde el cazador vio a un enorme oso de color blanco y negro. Hasta entonces solo había visto aquellos animales en libros de ilustraciones, y era la primera vez que veía uno en carne y hueso frente a él.
- Oh, mira, Klaus. Es un oso panda. -susurró a su camaleón-. Es precioso. -los ojos le brillaron con curiosidad. El animal se acercó a un lugar donde el agua corría limpia y bebió con lentitud y parsimonia. El cazador sintió la tentación de acercarse para acariciarlo, pero algo le decía que no era buena idea. El animal terminó de beber y se dio media vuelta, perdiéndose en la espesura del bosque de nuevo.
- Mmmm... vaya. -murmuró el cazador, pensando en qué hacer a continuación.
El susodicho le preguntó si había oído algo sobre el tesoro de la isla. Vaya, aquello sí que lo había pillado descolocado. No tenía ni idea de que pudiera haber un tesoro en una isla como aquella. Aunque ahora que lo pensaba con calma, aquella era una isla desierta, era el lugar idóneo para un tesoro. Animado ante la expectativa de una aventura, el cazador empezó a avanzar. El bosque de bambú seguía ocupando el terreno, aunque a veces había algunos claros pequeños por donde corrían arroyos de agua cristalina.
Fue en uno de estos claros donde el cazador vio a un enorme oso de color blanco y negro. Hasta entonces solo había visto aquellos animales en libros de ilustraciones, y era la primera vez que veía uno en carne y hueso frente a él.
- Oh, mira, Klaus. Es un oso panda. -susurró a su camaleón-. Es precioso. -los ojos le brillaron con curiosidad. El animal se acercó a un lugar donde el agua corría limpia y bebió con lentitud y parsimonia. El cazador sintió la tentación de acercarse para acariciarlo, pero algo le decía que no era buena idea. El animal terminó de beber y se dio media vuelta, perdiéndose en la espesura del bosque de nuevo.
- Mmmm... vaya. -murmuró el cazador, pensando en qué hacer a continuación.
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Al parecer el hombre sabía hacer algunos truquillos, pues hizo aparecer un bastón en sus manos ¿puede que fuera mago de profesión? ¿sabría lanzar bolas de fuego? Bueno, dije que no necesitaba pensar en conquistar el juego hacía poco segundos, pero ahí estaba, pensando en quienes podrían ser buenos aliados para esto, quizás el hombre aceptase, pero no le iba a preguntar a un completo desconocido por muy habilidoso que pareciera. Resople segundos antes de volver a andar, realmente ese día no había salido como me hubiese gustado, entre la persona a la que estaba siguiendo sin saber a dónde íbamos, el tesoro perdido del beodo de la melena negra y que me había dejado con menos que un pobre, y para más inri en medio de una isla aparentemente desértica, ¿a vosotros os parece eso normal, queridos lectores? Ah claro, no romper la cuarta pared, no romper la cuarta pared…
Volví a moverme hasta donde estaba mi acompañante, para ver cómo estaba contemplando un animal, no conocía su nombre pero era bastante bonito y cuco, he de admitirlo, así que no parecía algo que fuera útil para farmear, así que no le di mucha importancia, pero aun así, quería saber el nombre del animal, que había bebido agua y salido huyendo, esquivando los árboles de bambú. Avance hasta el hombre de cabellos ¿púrpuras? No sé como nombrarlo, la verdad, me acerque por detrás y le puse la mano, que no estaba usando para apoyarme en el bastón, en el hombro, esto era para llamar su atención mientras decía.
-Disculpa mi ignorancia, ¿pero cuál es el nombre de esa forma de vida?-dije señalando con el dedo por la dirección donde había huido el animal-. Y de paso ¿podrías decirme tu nombre, amable desconocido?
Volví a moverme hasta donde estaba mi acompañante, para ver cómo estaba contemplando un animal, no conocía su nombre pero era bastante bonito y cuco, he de admitirlo, así que no parecía algo que fuera útil para farmear, así que no le di mucha importancia, pero aun así, quería saber el nombre del animal, que había bebido agua y salido huyendo, esquivando los árboles de bambú. Avance hasta el hombre de cabellos ¿púrpuras? No sé como nombrarlo, la verdad, me acerque por detrás y le puse la mano, que no estaba usando para apoyarme en el bastón, en el hombro, esto era para llamar su atención mientras decía.
-Disculpa mi ignorancia, ¿pero cuál es el nombre de esa forma de vida?-dije señalando con el dedo por la dirección donde había huido el animal-. Y de paso ¿podrías decirme tu nombre, amable desconocido?
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- ¿Eso? -preguntó señalando al oso que se alejaba-. ¿Nunca has visto un panda? -le preguntó con algo de incredulidad.
Aquel tipo era bastante raro. Aunque no por ello desagradaba a Byakuro, siempre podía ser divertido tener un loco cerca, daban más color a la vida. El terreno en ese lugar estaba en una ligera pendiente. Byakuro recordaba haber visto una montaña en la isla. Si había un tesoro en aquel lugar, posiblemente estaría allí escondido. Así que el chico empezó a ascender montaña arriba. Los bambús seguían estando muy cerca unos de otros, lo que dificultaba el avance, pero aquello no iba a impedirle.
- Y me llamo Byakuro Kyoya -lo miró con curiosidad-. Este es Klaus -dijo señalando al camaleón en su hombro- y... ¿tú eres...?
Mientras seguía caminando pendiente arriba, el bambú empezaba a dispersarse poco a poco, dando paso a claros cada vez mayores. De pronto, a lo lejos se escuchó un fuerte rugido.
- Oh, vaya... ¿qué ha sido eso? -preguntó con sorpresa, mirando a Klaus. El camaleón soltó un suave gruñido-. Tienes razón, tenemos que ir a investigar.
Aquel tipo era bastante raro. Aunque no por ello desagradaba a Byakuro, siempre podía ser divertido tener un loco cerca, daban más color a la vida. El terreno en ese lugar estaba en una ligera pendiente. Byakuro recordaba haber visto una montaña en la isla. Si había un tesoro en aquel lugar, posiblemente estaría allí escondido. Así que el chico empezó a ascender montaña arriba. Los bambús seguían estando muy cerca unos de otros, lo que dificultaba el avance, pero aquello no iba a impedirle.
- Y me llamo Byakuro Kyoya -lo miró con curiosidad-. Este es Klaus -dijo señalando al camaleón en su hombro- y... ¿tú eres...?
Mientras seguía caminando pendiente arriba, el bambú empezaba a dispersarse poco a poco, dando paso a claros cada vez mayores. De pronto, a lo lejos se escuchó un fuerte rugido.
- Oh, vaya... ¿qué ha sido eso? -preguntó con sorpresa, mirando a Klaus. El camaleón soltó un suave gruñido-. Tienes razón, tenemos que ir a investigar.
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-Pues si te soy sincero, es la primera vez que veo uno de esos pandas, aunque es cierto que es porque hace poco que salí de mi isla natal y no he visto mucho mundo.-Me había extendido un poco con mi explicación después de que el chico me hubiera preguntado, pues había empezado a moverse mientras tanto, quizás en busca de algo, así que lo iba diciendo mientras nos caminábamos.
Seguí caminando un rato mas, ensimismado en mis pensamientos, realmente la paz que se respiraba en aquel lugar era algo extraño, casi se podría calificar como mágico, pues había dejado de hacer estupideces por un rato y simplemente estaba caminando, con el bastón que había encontrado tirado en el suelo, hasta que oí la voz del chico diciéndome su nombre, Byakuro Kyoya, no era algo común, aunque yo tampoco había salido de mi casa en un par de decenas de años y mi conocimiento de lo exterior era casi nulo, y en ese instante me fije que iba con una extraña mascota, el lo llamaba Klaus, así que no pude evitar decir.
-¿Así que esto es un Klaus? Es… bonito. Tienes buen gusto para elegir a tus compañeros Klaus.-Solté mirando con una sonrisa en el rostro al animal-. Mi nombre es Ryuta, encantado.-Volví a hablar sin quitar esa sonrisa de mi cara-.
Pocos segundos después, resonó un extraño ruido, puede que de otro animal, así que mi alma de niño pequeño con ganas de aprender no pudo estarse quieta, así que empecé a correr de donde venía el ruido, tenía que ver que mas me deparaba el mundo exterior, que era lo próximo que tenía enfrentar en mi intento de conquistar el juego, así que adelante a mi acompañante en un pequeño sprint y girando levemente la cabeza le dije.
-¡Vamos, vamos, tengo que ver qué es eso! ¡Seguro que es algo interesante!-Dije sin pensar si era un peligro, dado que en mi cabeza ahora todos los animales se dibujaban como bichitos adorables que no te harían nada por mucho que te acercaras.
Seguí caminando un rato mas, ensimismado en mis pensamientos, realmente la paz que se respiraba en aquel lugar era algo extraño, casi se podría calificar como mágico, pues había dejado de hacer estupideces por un rato y simplemente estaba caminando, con el bastón que había encontrado tirado en el suelo, hasta que oí la voz del chico diciéndome su nombre, Byakuro Kyoya, no era algo común, aunque yo tampoco había salido de mi casa en un par de decenas de años y mi conocimiento de lo exterior era casi nulo, y en ese instante me fije que iba con una extraña mascota, el lo llamaba Klaus, así que no pude evitar decir.
-¿Así que esto es un Klaus? Es… bonito. Tienes buen gusto para elegir a tus compañeros Klaus.-Solté mirando con una sonrisa en el rostro al animal-. Mi nombre es Ryuta, encantado.-Volví a hablar sin quitar esa sonrisa de mi cara-.
Pocos segundos después, resonó un extraño ruido, puede que de otro animal, así que mi alma de niño pequeño con ganas de aprender no pudo estarse quieta, así que empecé a correr de donde venía el ruido, tenía que ver que mas me deparaba el mundo exterior, que era lo próximo que tenía enfrentar en mi intento de conquistar el juego, así que adelante a mi acompañante en un pequeño sprint y girando levemente la cabeza le dije.
-¡Vamos, vamos, tengo que ver qué es eso! ¡Seguro que es algo interesante!-Dije sin pensar si era un peligro, dado que en mi cabeza ahora todos los animales se dibujaban como bichitos adorables que no te harían nada por mucho que te acercaras.
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El tipo se presentó como Ryuta. Parecía no entender del todo que Klaus era un camaleón, y no un Klaus. Pero aquello era un detalle sin importancia. Y cuando el rugido sonó por la isla, el hombre de pelo verde salió disparado para encontrar al animal causante de aquel sonido.
- Espera, marimo-kun. -le dijo mientras le seguía un par de metros por detrás. Aquel sonido le había erizado el vello de la espalda, no de miedo, sino de emoción. Empezó a correr con su ojo brillando con un tono rojo sangre. Llegaron a una especie de descampado, entre todo aquel bambú. En el centro, un enorme oso panda de casi cinco metros de largo los observaba, con la boca entreabierta, mostrando una serie de dientes afilados como navajas.
- Oh, vaya... esto es lo que hizo ese ruido... -suspiró el cazador. La verdad es que esperaba algo más espectacular. El oso rugió con furia a los dos hombres-. Parece enfadado... mejor. Será divertido, ¿verdad, Ryuta-kun? -el cazador echó la lengua al enorme animal en un gesto cómico. El oso rugió con más fuerza y echó a correr hacia ellos.
- Espera, marimo-kun. -le dijo mientras le seguía un par de metros por detrás. Aquel sonido le había erizado el vello de la espalda, no de miedo, sino de emoción. Empezó a correr con su ojo brillando con un tono rojo sangre. Llegaron a una especie de descampado, entre todo aquel bambú. En el centro, un enorme oso panda de casi cinco metros de largo los observaba, con la boca entreabierta, mostrando una serie de dientes afilados como navajas.
- Oh, vaya... esto es lo que hizo ese ruido... -suspiró el cazador. La verdad es que esperaba algo más espectacular. El oso rugió con furia a los dos hombres-. Parece enfadado... mejor. Será divertido, ¿verdad, Ryuta-kun? -el cazador echó la lengua al enorme animal en un gesto cómico. El oso rugió con más fuerza y echó a correr hacia ellos.
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Mientras iba corriendo oí a Byakuro decir que esperara junto a una palabra extraña, supongo que refiriéndose a mí, a no ser que hablara con el Klaus, pero bueno, ya le preguntaría después el significado de la palabra “marimo”
Llegue a los pocos minutos a un claro en el bosque de bambú, en el cual había un enorme animal parecido al que habíamos visto bebiendo agua, pero este desprendía un sentimiento de furia que no podía comprender, ¿qué le pasaba? ¿Acaso no todos los animales eran benevolentes por naturaleza? Eso era lo que había sacado en claro momentos antes, pero quizás me equivocaba mas no estaba decepcionado, quería descubrir porque estaba enfadado.
Mi acompañante me saco de mi ensimismamiento, estaba tan perdido en mis pensamientos que casi me había olvidado de él, diciendo lo mismo que yo había notado pero diciendo que sería divertido, iba a pelear contra el panda e iba a descubrir porque estaba enfadado, si no le preguntaría a aquel hombre que parecía saber todo ¿sería un iluminado por el creador? Bah, deje de darle vueltas cuando vi que el oso venía hacía nosotros, así que agarre una de las gujas que llevaba a mi espalda y empuje levemente con la otra mano al hombre, haciendo que saliera de la trayectoria del animal mientras yo saltaba por encima usando el arma como pértiga y cayendo encima de la espalda de este, dado que no era muy pesado no le hice mucho daño, y como este se seguía moviendo tuve que sentarme para no salir volando. El panda corría por el claro como si estuviera loco, intentando hacerme bajar de su lomo, debía pararlo antes de que se hiciera daño y como si de un rodeo se tratase, iba agarrado al cuello del animal para no caerme, e intentando no hacerle daño con mi arma, mas del estrictamente necesario.
Al cabo de un rato de pelea contra el panda, este empezaba a hacer movimientos más lentos, debido al cansancio de tener que cargar para hacerme caer y en algunos momentos casi consiguiéndolo, así que me baje de este para ver si podía encontrar una manera de que se tranquilizara. Encontré algo que podría estar causando ese comportamiento, fijándome en el cuerpo del animal y viendo en una de sus embestidas que tuve que esquivar, vi como este parecía cojear, como si tuviera alguna herida, así que aprovechando que venía con la intención de golpearme con sus patas delanteras, le golpee con la vara en las patas, desestabilizándolo y haciéndolo caer al suelo, no tardaría nada en levantarse, pero aproveche esos pocos segundos que tenía, me puse a mirar en la pata herida del animal, que no dejaba de moverse intentando que me quitara de encima, en busca de algo que le estuviera haciendo daño. Lo primero que vi fue que casi me arranca la cara de un intento de arañarme, tenía reflejos pero no los suficientes como para evitar que me hiciera un corte en la cara, pero no debía preocuparme por ello, dado que gracias a eso pude ver que tenía una enorme astilla, hecha de la planta que dominaba aquella isla, que se le había clavado.
-Puede que esto te duela.-Le hable al animal aún sin saber que no me entendería, para acto seguido agarrar la astilla y arrancársela rápidamente.
Me levante rápidamente, viendo como el animal lo hacía también para volver a atacar, lanzándose sobre mi rápidamente, abriendo la boca enormemente, hasta el punto de que parecía que se podía comer mi cabeza de un bocado, pero lo que hizo no fue eso, sino un lametón ¿me estaba probando? No parecía tener ninguna gana de pelear mas e incluso parecía cariñoso ¿le habría caído bien?
-Esto, Byakuro… ¿Qué le pasa al panda?-Le pregunte en tono ingenuo, intentando incorporarme sin mayor logro que moverme unos pocos centímetros antes de que me volviera a caer acompañado de otro lametón.
Llegue a los pocos minutos a un claro en el bosque de bambú, en el cual había un enorme animal parecido al que habíamos visto bebiendo agua, pero este desprendía un sentimiento de furia que no podía comprender, ¿qué le pasaba? ¿Acaso no todos los animales eran benevolentes por naturaleza? Eso era lo que había sacado en claro momentos antes, pero quizás me equivocaba mas no estaba decepcionado, quería descubrir porque estaba enfadado.
Mi acompañante me saco de mi ensimismamiento, estaba tan perdido en mis pensamientos que casi me había olvidado de él, diciendo lo mismo que yo había notado pero diciendo que sería divertido, iba a pelear contra el panda e iba a descubrir porque estaba enfadado, si no le preguntaría a aquel hombre que parecía saber todo ¿sería un iluminado por el creador? Bah, deje de darle vueltas cuando vi que el oso venía hacía nosotros, así que agarre una de las gujas que llevaba a mi espalda y empuje levemente con la otra mano al hombre, haciendo que saliera de la trayectoria del animal mientras yo saltaba por encima usando el arma como pértiga y cayendo encima de la espalda de este, dado que no era muy pesado no le hice mucho daño, y como este se seguía moviendo tuve que sentarme para no salir volando. El panda corría por el claro como si estuviera loco, intentando hacerme bajar de su lomo, debía pararlo antes de que se hiciera daño y como si de un rodeo se tratase, iba agarrado al cuello del animal para no caerme, e intentando no hacerle daño con mi arma, mas del estrictamente necesario.
Al cabo de un rato de pelea contra el panda, este empezaba a hacer movimientos más lentos, debido al cansancio de tener que cargar para hacerme caer y en algunos momentos casi consiguiéndolo, así que me baje de este para ver si podía encontrar una manera de que se tranquilizara. Encontré algo que podría estar causando ese comportamiento, fijándome en el cuerpo del animal y viendo en una de sus embestidas que tuve que esquivar, vi como este parecía cojear, como si tuviera alguna herida, así que aprovechando que venía con la intención de golpearme con sus patas delanteras, le golpee con la vara en las patas, desestabilizándolo y haciéndolo caer al suelo, no tardaría nada en levantarse, pero aproveche esos pocos segundos que tenía, me puse a mirar en la pata herida del animal, que no dejaba de moverse intentando que me quitara de encima, en busca de algo que le estuviera haciendo daño. Lo primero que vi fue que casi me arranca la cara de un intento de arañarme, tenía reflejos pero no los suficientes como para evitar que me hiciera un corte en la cara, pero no debía preocuparme por ello, dado que gracias a eso pude ver que tenía una enorme astilla, hecha de la planta que dominaba aquella isla, que se le había clavado.
-Puede que esto te duela.-Le hable al animal aún sin saber que no me entendería, para acto seguido agarrar la astilla y arrancársela rápidamente.
Me levante rápidamente, viendo como el animal lo hacía también para volver a atacar, lanzándose sobre mi rápidamente, abriendo la boca enormemente, hasta el punto de que parecía que se podía comer mi cabeza de un bocado, pero lo que hizo no fue eso, sino un lametón ¿me estaba probando? No parecía tener ninguna gana de pelear mas e incluso parecía cariñoso ¿le habría caído bien?
-Esto, Byakuro… ¿Qué le pasa al panda?-Le pregunte en tono ingenuo, intentando incorporarme sin mayor logro que moverme unos pocos centímetros antes de que me volviera a caer acompañado de otro lametón.
Byakuro Kyoya
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Byakuro observó el improvisado "rodeo" que le ofreció su acompañante. Tras toda aquella demostración de virilidad y poderío, el hombre se acercó a la pata del animal y le extrajo una astilla de su sanguinolienta pata.
- Mmmm... pobrecito, debía dolerle mucho esa astilla. El cazador se acercó al animal, que ahora parecía mucho más amistoso, y le miró la herida. Se concentró y la carne empezó a cerrarse, y el pelo a crecer de nuevo.
Una vez el animal se hubo recuperado, le dio un lametón al cazador. Tras ese gesto, el enorme oso se giró hacia la montaña. Tal vez debieran seguir subiendo. A saber que encontraban por allí adelante. Tal vez oro, tal vez joyas, tal vez malvaviscos en un cofre... estaba impaciente por verlo. El cazador se dirigió a uno de los juncos de bambú y se puso a escalar para llegar a lo más alto y echar una ojeada. Aunque no logró ver gran cosa, sí le pareció ver una zona donde aquellas plantas eran menos abundantes, tal vez una senda. Se deslizó hasta el suelo y le hizo una seña a su compañero:
- Por ahí parece que hay un camino. Vamos a ver si lleva a algún sitio.
- Mmmm... pobrecito, debía dolerle mucho esa astilla. El cazador se acercó al animal, que ahora parecía mucho más amistoso, y le miró la herida. Se concentró y la carne empezó a cerrarse, y el pelo a crecer de nuevo.
Una vez el animal se hubo recuperado, le dio un lametón al cazador. Tras ese gesto, el enorme oso se giró hacia la montaña. Tal vez debieran seguir subiendo. A saber que encontraban por allí adelante. Tal vez oro, tal vez joyas, tal vez malvaviscos en un cofre... estaba impaciente por verlo. El cazador se dirigió a uno de los juncos de bambú y se puso a escalar para llegar a lo más alto y echar una ojeada. Aunque no logró ver gran cosa, sí le pareció ver una zona donde aquellas plantas eran menos abundantes, tal vez una senda. Se deslizó hasta el suelo y le hizo una seña a su compañero:
- Por ahí parece que hay un camino. Vamos a ver si lleva a algún sitio.
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El animal estaba encima de mí, la verdad es que no me lo esperaba nada, pero el hecho de que le curara la herida al oso me sorprendió bastante, quería levantarme y preguntarle de donde había sacado esa skill, pero me distraje viendo huir al panda, pues pensaba que era un regalo de la quest. Suspire al ver que me quedaría sin pet, con lo bonito que era…
Byakuro subió por un bambú, mientras yo me incorporaba, cogiendo el arma que había votada en el suelo debido a la pelea de pocos segundos antes. Cuando el hombre de cabellos color purpura llego al suelo, señalo a una entrada, que seguía subiendo aún más en aquella dichosa montaña. Pero antes de empezar a movernos, la curiosidad me pudo.
-¿Qué era esa skill de antes, la que usaste con el panda?-Le pregunte con mi vocabulario habitual, dado que había olvidado que hacía un rato le había dicho que iba a hablar normal, además en mis ojos se notaba un brillo especial, como si fuera algo que no vieras todos los días, pero es que era algo que no se veía todos los días-.
Byakuro subió por un bambú, mientras yo me incorporaba, cogiendo el arma que había votada en el suelo debido a la pelea de pocos segundos antes. Cuando el hombre de cabellos color purpura llego al suelo, señalo a una entrada, que seguía subiendo aún más en aquella dichosa montaña. Pero antes de empezar a movernos, la curiosidad me pudo.
-¿Qué era esa skill de antes, la que usaste con el panda?-Le pregunte con mi vocabulario habitual, dado que había olvidado que hacía un rato le había dicho que iba a hablar normal, además en mis ojos se notaba un brillo especial, como si fuera algo que no vieras todos los días, pero es que era algo que no se veía todos los días-.
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¿Skill? ¿De que hablaba aquel tío? Ya volvía a emplear términos raros. Aunquel chico supuso que se refería a la capacidad curativa que había empleado con el panda.
- Bueno... es una habilidad que he... aprendido. -se encogió de hombros y empezó a caminar hasta alcanzar la ruta que había visto desde el bambú. Era un sendero que ascendía por la ladera hasta llegar a lo más alto. Parecía una ruta natural, tal vez un camino que usaran los pandas. No estaba seguro. De todos modos, el chico lo siguió hasta que, varios cientos de metros después, el camino desapareció de pronto, cortado por una enorme pared de roca. Fin del trayecto.
Algo decepcionado, el cazador se dedicó a mirar el mar desde donde estaban. No eran unas malas vistas. Allí no parecía haber nada. Soltó un suspiro y rebuscó en su bolsa de cosas útiles. Vio un montón de papeles doblados. Sus Vibre Card. Ya había dado la mitad de ellas... miró al tipo de pelo verde. Era extraño, pero le había hecho gracia aquel improvisado rodeo. Y aunque hablaba raro, parecía simpático. Jugueteó con una de las cartas entre sus dedos, en silencio. Klaus gruñó y atrapó una mosca al vuelo.
- Bueno... es una habilidad que he... aprendido. -se encogió de hombros y empezó a caminar hasta alcanzar la ruta que había visto desde el bambú. Era un sendero que ascendía por la ladera hasta llegar a lo más alto. Parecía una ruta natural, tal vez un camino que usaran los pandas. No estaba seguro. De todos modos, el chico lo siguió hasta que, varios cientos de metros después, el camino desapareció de pronto, cortado por una enorme pared de roca. Fin del trayecto.
Algo decepcionado, el cazador se dedicó a mirar el mar desde donde estaban. No eran unas malas vistas. Allí no parecía haber nada. Soltó un suspiro y rebuscó en su bolsa de cosas útiles. Vio un montón de papeles doblados. Sus Vibre Card. Ya había dado la mitad de ellas... miró al tipo de pelo verde. Era extraño, pero le había hecho gracia aquel improvisado rodeo. Y aunque hablaba raro, parecía simpático. Jugueteó con una de las cartas entre sus dedos, en silencio. Klaus gruñó y atrapó una mosca al vuelo.
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-¿Y donde la has aprendido? De verdad que quiero ver al que te enseña esas skills y magias tan chulas-Le preguntaba con un brillo extraño en los ojos mientras seguía ascendiendo por el camino, junto a Byakuro.
Mientras iba caminando, me podía fijar que los animales ya no existían en esa parte de la isla, que se había vuelto a sumir en un enorme silencio, era una isla extraña, quizás los animales se fueran asustados de nuestra presencia, minutos antes pude ver como no solo eran amables, sino también se enfadaban, por lo que algunos podrían sentirse asustados ¿no? Había unas cuantas cosas que no sabía del mundo del juego, ¿cómo iba a conquistarlo? Suspire, para darme cuenta que habíamos llegado al final del camino, una enorme pared de roca.
Pero habíamos ascendido lo suficiente, como para que se viera un poco de la línea de costa y mayormente el mar, el cual se extendía mas allá de lo que podía captar la vista, era un buen paisaje, seguramente un pintor lo captase con toda su belleza. Mire a mi acompañante, el cual también estaba embobado con el paisaje, y que de repente, miro hacía mi. Sonreí.
-Parece que la búsqueda del tesoro acaba aquí, es una pena que la quest no fuera correcta pero ya avisare a los creadores de que tienen que arreglar esto.-Solté mientras miraba al chico de pelo purpureo.-¿Ahora qué vas a hacer? Porque yo debo seguir moviéndome a otra isla y no sé como…-Me quede unos momentos pensando y volví a hablar.-Mi próximo destino es Shellstown ¿sabes dónde queda?-Pregunte de nuevo.-
Mientras iba caminando, me podía fijar que los animales ya no existían en esa parte de la isla, que se había vuelto a sumir en un enorme silencio, era una isla extraña, quizás los animales se fueran asustados de nuestra presencia, minutos antes pude ver como no solo eran amables, sino también se enfadaban, por lo que algunos podrían sentirse asustados ¿no? Había unas cuantas cosas que no sabía del mundo del juego, ¿cómo iba a conquistarlo? Suspire, para darme cuenta que habíamos llegado al final del camino, una enorme pared de roca.
Pero habíamos ascendido lo suficiente, como para que se viera un poco de la línea de costa y mayormente el mar, el cual se extendía mas allá de lo que podía captar la vista, era un buen paisaje, seguramente un pintor lo captase con toda su belleza. Mire a mi acompañante, el cual también estaba embobado con el paisaje, y que de repente, miro hacía mi. Sonreí.
-Parece que la búsqueda del tesoro acaba aquí, es una pena que la quest no fuera correcta pero ya avisare a los creadores de que tienen que arreglar esto.-Solté mientras miraba al chico de pelo purpureo.-¿Ahora qué vas a hacer? Porque yo debo seguir moviéndome a otra isla y no sé como…-Me quede unos momentos pensando y volví a hablar.-Mi próximo destino es Shellstown ¿sabes dónde queda?-Pregunte de nuevo.-
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