Una investigación peligrosa [Privado Kasan & León]

En nueva esperanza se alojaban toda clase de ciudadanos con un alto coeficiente intelectual, pues la mayoría de residentes tienen como único fin mejorar su propia ciencia, inventar algo que les haga pasar a la historia. Y como siempre sucede en la ciencia, en esta isla hay científicos que buscan el bien humano y del todo el planeta, pero también los hay que buscan descubrir armas destructivas, ya sea a nivel individual o en cuanto a la masa, pero el claro objeto de estos es ser capaz de superar el poder destructivo de las armas ancestrales.

La isla trae muchas cosas positivas al gobierno, pues continuamente hacen donaciones a dicha institución, y regalan sus creaciones en exclusiva a estos para tenerlos contentos, habían convertido Nueva Esperanza en la meca de la ciencia. Sin embargo esto no tranquilizaba al gobierno completamente, motivo con el cual solía enviar agentes secretos con el fin de investigar la isla, si existía alguna amenaza para el propio gobierno, o algo que pudiesen tomar, lo tomarían sin dudar. Y hoy, mandan a dos miembros del Chiper Pol a investigar, Noa Kasanova y León Zaid.

...

Nada mas salir del barco quedé alucinado con todo lo que mis ojos contemplaban, estaba en el futuro. Cada detalle que había en el lugar era impresionante, hasta cosas tan insignificantes como las papeleras tenían una innovación que me dejaban con la boca abierta, esto era el futuro al que la humanidad tendría alcance en algunos siglos venideros. Pero no podía permitirme que eso me influenciara, la misión podría echarse a perder si me quedaba observando la zona asombrado.
- Señor Kasanova, cuando esté disponible partiremos a la inspección. - Dije serio tratando de contener la emoción que recorría en mi interior.

A nuestro alrededor había no solo demostraciones de avances tecnológicos en todos los campos, también había una gran cantidad de plantas por todas partes, mezclando la naturaleza con el avance científico que aquí se daba. Demasiado perfecto en mi opinión, la imagen que dan es asombrosa, de pura perfección, pero si hay algo claro en este mundo es que no existe la perfección, por lo que huelo a gato encerrado desde lejos.

En ese mismo instante un gato pasaba por las infraestructuras saltando de viga a viga divirtiéndose de como el perro trataba de seguirlo con la vista, una escena divertida que era seguida por varias personas que andaban por el sitio con risas y algunos comentarios breves que trataban de ser ingeniosos.
- Las personas van perfectamente vestidas e impolutas, nuestros trajes van a llamar demasiado la atención en un lugar como este. - Pensé buscando con la mirada alguien vestido de manera similar a la nuestra.


Estaba sintiendo un gran foco de estrés en mi cuerpo por culpa de obligarme a mi mismo a mantener una compostura tan fría y firme, necesitaba relajarme, con lo que saqué un cigarro del paquete para empezar a fumármelo cuando una mano joven posaba sobre la mía. Miré fijamente la persona que me detenía y pude ver una sonrisa perteneciente a una mujer de ojos azules y unas pequeñas mechas negras en su pelo rubio.
- Disculpe, en esta isla está prohibido fumar, solo en las residencias y algunos locales hay sitios destinados para ello. - Dijo la mujer tratando de ser amable conmigo.

Miré fijamente sus rasgos faciales tratando de descubrir algo que ocultase por unos instantes, era la primera persona con la que tenía contacto en ese lugar y me llamó la atención su confianza a la hora de prohibirme a mi, un agente de la ley, un acto tan simple como fumar, pero más aún esa sobredosis de amabilidad que me estaba sirviendo, sin embargo no manifesté nada de esto y con una sonrisa guardé el cigarro agradeciendo que me lo dijese antes de encenderlo.
- Disculpe, no estaba al tanto de la normativa del lugar, ¿Existe alguna normativa más que deba tener en cuenta?. - Pregunté curioso para no cometer más errores en adelante.
- No se preocupe, es normal que suceda cuando alguien viene aquí por primera vez. - Contestó inmediatamente volviendo a servirme esa dosis tan grande de amabilidad que derrochaba. - Pues cualquier cosa que pueda perjudicar a nuestra salud o a la vegetación está prohibida, por ejemplo fumar, tirar desperdicios al suelo, escupir, atacar a cualquier ser vivo, robar, etc, en general lo que le dije antes, cualquier cosa perjudicial para nosotros.
- Ya veo... ¿Y quién se encarga de aplicar la sanción y detener al infractor?
- Generalmente no suele haber ningún escándalo, como mucho un visitante que encienda un cigarro por ejemplo. - Me dijo entre risas produciendo en mi interior un deseo inmenso por que dejase de parecer tan feliz. - en estos casos somos nosotros mismos los que detenemos a la persona notificando la norma.
- Ya veo... ¿Pero y si la cosa fuese a más?
- Tenemos sistemas de grabación por todo el sector grabando las 24 horas, estas cámaras llevan a varios puestos de vigilancia, donde el personal de seguridad vela por nuestra seguridad, y en caso de ir a más se presentan de inmediato en el lugar.
- Entiendo, ¿Podría indicarme donde podría encontrarme con el personal de seguridad?
- ¡Por supuesto! Gire a la derecha nada más salir del puerto y la cuarta puerta pertenece a una oficina de vigilancia, se puede divisar por el letrero azul.
- Muchas gracias pues señorita, disculpe las molestias y lo del cigarro.
- Jajajaja, no se preocupe, suele pasar con los recién llegados, ahora me marcho al teatro, le recomiendo que vaya si va a pasar aquí unos días. ¡Hasta luego señor agente!
- Tomare nota señorita, iré y con suerte coincidiremos algún día, tenga un esplendido día.
- ¡Igualmente caballero!

Concluida la conversación con la mujer jovial y sobresalientemente amable miré al agente Kasanova con una ligera sonrisa, supuse que había escuchado toda la conversación, con lo que poco tenía que explica a continuación, solo el procedimiento a seguir a continuación.
- Ya tenemos un primer cabo del que tirar, la vigilancia. Al parecer graban todo en todo momento, con ver las grabaciones y comprobar que efectivamente graban todo habremos avanzado enormemente nuestra misión... si lo desea podemos dividirnos, el lugar es muy amplio, y con que uno de nosotros vaya a ver las grabaciones será suficiente.

Nueva misión y un nuevo destino, esta vez tocaba vigilar a los científicos de Nueva Esperanza, una isla creada con la ayuda de Vegapunk diseñada para científicos e investigadores, básicamente es una isla de que salen grandes inventos que el Gobierno acabamos utilizando a nuestro favor, algunos nos ayudan en nuestras tareas diarias o incluso al resto del planeta y otros, los que usualmente nos quedamos, suelen armas de gran calibre destinadas a acabar con su objetivo.

En principio esta isla está bajo la protección del Gobierno y nos deben sumisión pero nunca se sabe que tipo de trapicheos pueden ocultar tras una bonita fachada. Para aquella misión de vigilancia el Gobierno decidió mandarnos a León Zaid y a mi, era la primera vez que me mandaban de misión con aquel hombre pero ya había escuchado varias cosas sobre él y su capacidad para el combate.

Ambos bajamos del barco a la vez para quedar asombrados con la extraña naturaleza de la isla, sin duda era un lugar precioso y deslumbrante, con diferencia la isla con la forma mas extraña que había pisado, León por su parte también parecía anonadado con la isla aunque tratando de volver a la realidad me despertó de mi propia ilusión.
- Señor Kasanova, cuando esté disponible partiremos a la inspección. 


- Por supuesto, vayamos. - Dije con tono también serio mientras parpadeaba varias veces seguidas para quitar la cara de asombro. Comencé a observar la isla desde un punto de vista mas "profesional" tratando de encontrar una manera de infiltrarnos.

Rápidamente pude reconocer un patrón bastante simple con la gran mayoría de personas que habitaban la isla, todos compartían una prenda de vestir en común, una bata blanca, era algo muy simple pero aquella prenda podía servir como camuflaje para infiltrarnos, me giré para avisar a León pero estaba entablando una conversación con una mujer de pelo extraño, por lo que pude enterarme aquí tienen unas "leyes" muy pasivas y suelen ser personas pacíficas al menos su vicio del tabaco había servido para que tuviésemos una pista por donde comenzar.

Al término de la conversación ambos sabíamos por donde comenzar a investigar, por la sala de vigilancia. León me propuso que solo fuese uno de los dos pues con que uno vigilase sobraba, me pareció perfecto así que no puse pegas a su plan, así de paso podía curiosear sobre las tecnologías que empleaban en la isla.

- Toma León, el número de mi DDM, si ves algo raro ponte en contacto conmigo, yo voy a intentar infiltrarme mas en profundo entre los científicos - Lo cierto es que era el momento oportuno para colarme y llevar a cabo la misión pero por otro lado tenía mucha curiosidad como ingeniero de ver como llevaban a cabo sus experimentos.

Luego de la corta charla con León me centré en lo primero, infiltrarme, para ello necesitaría un par de cosas antes, me quité la chaqueta negra del uniforme tirándola al mar dejando la camisa blanca y la corbata puestas, ahora tenía que encontrar la lavandería. Supuse que existiría al menos una dedicada exclusivamente a las batas de los científicos pues es muy normal mancharlas y aquí todo el mundo iba impoluto.

Para tratar de parecer un auténtico científico, me puse las gafas que utilizo cuando creo mis partes cyborg, básicamente para dar mas el pego de que pertenecía a la isla y resultase mas fácil engañar a los de la lavandería. Luego de colocarme las gafas comencé a caminar sin rumbo fijo pues necesitaba encontrar a alguien lo suficientemente iluso para engañarle.

Ciertamente era correcta la decisión del agente Kasanova, infiltrarse como científico sería una buena estrategia mientras yo iba con el traje habitual recibiendo la atención del comité de bienvenida, pero no me limitaría a ello, pues al comienzo de mis movimientos miraré las cámaras de seguridad, con lo cual Kasanova tendrá libertad de movimientos con los que moverse justo como desease hacerlo, solo espero que no tarde demasiado.


Finalmente nos separamos y yo seguí el camino indicado por la señorita de antes, girando a la derecha nada más salir de la zona portuara, lugar donde efectivamente había un letrero de color azul indicando que había llegado a la zona de las cámaras. Una vez en la puerta di un par de golpes pequeños, siendo recibido en apenas unos segundos. Pronto me identifiqué y de buen agrado me permitieron la entrada, dejándome ver todas las cámaras que tenían tras una amistosa charla sobre las instalaciones tan modernas que tenían, al parecer los vigilantes no eran propios de aquí y a pesar de llevar ya un par de años en el lugar no terminaban de acostumbrarse a un sitio tan avanzado y distinto al resto del mundo.
- ¿Y dice usted que no hay una sola esquina de las instalaciones sin ser grabada?- Pregunté curioso con idea de hacerme un plano mental del sitio a través de las cámaras.
- Bueno, evidentemente las habitaciones son zonas que no están siendo grabadas por mantener la privacidad de todos, pero exceptuando estas, si, todas las instalaciones sin excepciones están siendo grabadas.
- Ya veo... ¿Podría quedarme aquí las próximas 24 horas? No me hace mucha gracia quedarme aquí parado viendo todas las cámaras, pero son las órdenes que tengo, mientra no vea nada raro todo estará en orden y me iré pronto. - Les dije con cierto tono de pesadez dando a entender que odiaba tener que hacer esto.

La respuesta de los vigilantes al comienzo fue dubitativa, pero pronto accedieron, llegando a comentar que podían así tener más tiempo libre ellos ya que yo haría su trabajo, un punto de vista que me hizo reír un poco pero acepté de inmediato, era perfecto.

...

En las siguientes 24 horas estuve contemplando todas las cámaras, un trabajo que lejos de resultarme pesado me estaba gustando, pues comenzaba a analizar hasta el más mínimo detalle que observaba realizando en mi mente un mapa de Nueva Esperanza, pero además conociendo muchas relaciones que tenían entre ellos los propios habitantes, conversaciones, saludos, e incluso miradas que decían todo aunque no hubiese palabras, en aquél lugar tan diferente del resto del mundo, las personas eran de lo más normal, todas actuaban de la misma forma que otras personas en otras islas completamente diferentes, mismo patrones de comportamiento, movimientos y costumbres.

La investigación en este sitio estaba cubierta, y las pocas veces que vi a Kasanova estaba haciendo un buen papel, con lo que no levantaría sospechas en las grabaciones. Mis compañeros en esas 24 horas se fueron turnando, y uno de ellos en su turno junto a mi acabó roncando con un perrito caliente reposando sobre su pecho, una estampa graciosa que me hacía pensar la tranquilidad que había en el sitio.

Me despedí efusivamente de ambos compañeros tras el cumplimiento de mis obligaciones y con las manos en el bolsillo y sin un cigarro que poder fumar me moví deprisa en busca del directo del centro, ya había estudiado los movimientos de todos y al lugar, ahora tenía que saber el resultado de cada investigador en el centro de registro, y apuesto a que para acceder a esto necesitaba el permiso del mismísimo directo, el cuál estaría en la cafetería verde de la segunda planta si repetía como costumbre lo que hizo ayer.