León Zaid
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- Usted debe de ir al Reino Shinigami y descubrir todo lo que allí sucede, y más importante aún, confirmar la existencia o no existencia del supuesto Rey Shinigami, de existir ofrézcale un tratado con el gobierno, si está en contra, mátalo inmediatamente.
Las órdenes del superior habían sido más que claras, tenía que pisar una isla deshabitada desde tiempos inmemoriales según los escritos para tomarlo por la fuerza en caso de no aceptar negociaciones, sin embargo era una misión bastante peligrosa, desconocía el poder del rival, podía ser tan solo un rumor y no suceder nada, pero de ser verdad lo de ese rey su poder de combate era una incógnita, quizás no fuese nada del otro mundo y le derrotase con facilidad, pero si había conseguido mantener inhabitable la isla tanto tiempo seguramente era alguien fuerte como pocos en este mundo, por lo que ir solo sería un suicidio.
- Señor, ir ante un rival desconocido podría ser un suicido por mi parte, no me opondré a cumplir la misión, pero quisiera solicitar un ayudante en esta misión.
- Lo veo razonable agente León, ¿Alguna preferencia?
Ante mi cabeza apareció un nombre gritando con fuerza, era la persona a la que más deseaba ver muerta en este mundo posiblemente, y esta era una buena ocasión para verle muerto si las cosas se torcían demasiado.
- Enviar a un miembro poderoso de la agencia sería mal gastar un valioso instrumento, así que pienso que lo mejor es llevarme conmigo a una persona ajena al gobierno pero si afiliado a este, pero sinceramente dudo que pueda controlar a un Shichibukai todavía sin problemas, así que propongo a un Yonkaiko, y según tengo entendido el más fuerte se llama Byakuro Kyoya, que además anteriormente era cazador. Podría ser el idóneo para este trabajo como mi compañero.
El superior se tomó unos segundos de reflexión analizando mi petición para finalmente aceptar la petición con pocas dudas, sabía que en caso de fracasar solo perdería a un miembro del chiper pol, pero que si enviaba solo a Byakuro corría peligro de que les traicionase aliándose con ese supuesto rey, era la opción más segura.
- Conforme con su petición, contactare con él y se presentará en el puerto para partir con usted dentro de tres días, mientras tanto vaya preparando todo lo que necesite. Si la misión tiene éxito os llevaréis 75 millones como recompensa, a dividir entre los dos.
Asentí levemente dándome la vuelta para irme a mi domicilio, necesitaba descansar y planificar cada detalle del plan que tenía que llevar a cabo, fallar en esto podría significar la muerte, pero eso no era lo que más impacto me producía, lo mejor era volver a ver a semejante persona, y esta vez siendo un miembro del chiper pol que supuestamente no le conoce, esto promete ser realmente divertido.
Las órdenes del superior habían sido más que claras, tenía que pisar una isla deshabitada desde tiempos inmemoriales según los escritos para tomarlo por la fuerza en caso de no aceptar negociaciones, sin embargo era una misión bastante peligrosa, desconocía el poder del rival, podía ser tan solo un rumor y no suceder nada, pero de ser verdad lo de ese rey su poder de combate era una incógnita, quizás no fuese nada del otro mundo y le derrotase con facilidad, pero si había conseguido mantener inhabitable la isla tanto tiempo seguramente era alguien fuerte como pocos en este mundo, por lo que ir solo sería un suicidio.
- Señor, ir ante un rival desconocido podría ser un suicido por mi parte, no me opondré a cumplir la misión, pero quisiera solicitar un ayudante en esta misión.
- Lo veo razonable agente León, ¿Alguna preferencia?
Ante mi cabeza apareció un nombre gritando con fuerza, era la persona a la que más deseaba ver muerta en este mundo posiblemente, y esta era una buena ocasión para verle muerto si las cosas se torcían demasiado.
- Enviar a un miembro poderoso de la agencia sería mal gastar un valioso instrumento, así que pienso que lo mejor es llevarme conmigo a una persona ajena al gobierno pero si afiliado a este, pero sinceramente dudo que pueda controlar a un Shichibukai todavía sin problemas, así que propongo a un Yonkaiko, y según tengo entendido el más fuerte se llama Byakuro Kyoya, que además anteriormente era cazador. Podría ser el idóneo para este trabajo como mi compañero.
El superior se tomó unos segundos de reflexión analizando mi petición para finalmente aceptar la petición con pocas dudas, sabía que en caso de fracasar solo perdería a un miembro del chiper pol, pero que si enviaba solo a Byakuro corría peligro de que les traicionase aliándose con ese supuesto rey, era la opción más segura.
- Conforme con su petición, contactare con él y se presentará en el puerto para partir con usted dentro de tres días, mientras tanto vaya preparando todo lo que necesite. Si la misión tiene éxito os llevaréis 75 millones como recompensa, a dividir entre los dos.
Asentí levemente dándome la vuelta para irme a mi domicilio, necesitaba descansar y planificar cada detalle del plan que tenía que llevar a cabo, fallar en esto podría significar la muerte, pero eso no era lo que más impacto me producía, lo mejor era volver a ver a semejante persona, y esta vez siendo un miembro del chiper pol que supuestamente no le conoce, esto promete ser realmente divertido.
Byakuro Kyoya
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Byakuro bostezó. Tenía demasiado sueño. Maldita sea, aquello de ser Yonkaikyo lo había arrastrado a la situación actual. Se veía obligado a acompañar a un agente del Gobierno a no sabía que isla. La verdad es que podía haberse negado, pero le apetecía algo de diversión. Lo que no le habían dicho era que iba a tener que madrugar tanto. La niebla se abría al paso del pequeño buque en el que viajaba. Los jirones acariciaban el casco de la embarcación, y la costa, al principio difusa, empezaba a tomar forma ante él. El navío se detuvo a una distancia segura para no encallar en los bancos de arena, y el cazador sonrió. Ahí empezaba su pequeña excursión. Se subió a la baranda de cubierta y se dejó caer sobre el agua del mar para, un par de segundos antes de tocar la superficie espumosa por las olas, desplegar dos alas y volar a ras de mar. Era genial sentir el frescor del mar en la cara.
En apenas unos veinte segundos, el chico había recorrido la distancia que lo separaba de la orilla y había aterrizado, haciendo desaparecer sus alas. Bien, habían llegado. Decidió sentarse y hacer una pequeña hoguera con una ilusión para calentar algunos malvaviscos. Dicho y hecho, en un par de minutos estaba disfrutando de los deliciosos dulces parcialmente derretidos por el calor de las llamas.
- Esto es el paraíso, Klaus... -murmuró a su camaleón con una sonrisa de satisfacción.
En apenas unos veinte segundos, el chico había recorrido la distancia que lo separaba de la orilla y había aterrizado, haciendo desaparecer sus alas. Bien, habían llegado. Decidió sentarse y hacer una pequeña hoguera con una ilusión para calentar algunos malvaviscos. Dicho y hecho, en un par de minutos estaba disfrutando de los deliciosos dulces parcialmente derretidos por el calor de las llamas.
- Esto es el paraíso, Klaus... -murmuró a su camaleón con una sonrisa de satisfacción.
León Zaid
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La niebla no hacía muy fácil la visión en la primera hora de la mañana, pero lejos de desagradarme me gustaba aquello, de pequeño tenía miedo a lo desconocido, a estar en la oscuridad o en un banco de niebla por miedo a que pudiese ponerse frente a mi, pero a medida que crecí comenzó a cambiar ese miedo por gusto, ya que razoné que si alguien me veía en ese banco de niebla o el mar de oscuridad tendrían miedo de mi, cosa que me gustaba en cierto modo. Desde ese día adoré pasear en semejantes condiciones sintiéndome fenomenal cuando notaba que alguien daba un pequeño brinco al verme o se cambiaba de lado para no interrumpir en mi camino, ahora que era mayor se podía decir que me gustaba aún más que en aquél entonces.
Necesitaba despertarme un poco pues estaba un poco espeso, por lo que me llevé a mis labios un cigarro extraído del bolsillo derecho de la chaqueta colocándole con suavidad, para instantáneamente prenderle fuego al extremo con el mechero que guardaba en el bolsillo izquierdo de la chaqueta. Guardé entonces todo y miré en el puerto desde la lejanía para localizar a mi compañero, que para mi sorpresa estaba tranquilamente sentado en la playa con una hoguera calentándose.
- No me lo puedo creer... - Dije en voz baja asombrado por la actitud del Yonkaiko, siempre parecía un niño pequeño en el cuerpo de un adulto.
Tratando de no mostrarme demasiado sorprendido y molesto por su actitud caminé hasta su posición, parándome frente a él teniendo la hoguera en medio de los dos.
- Buenos días señor Byakuro, ¿Está usted listo para partir? - Pregunté al tiempo que dedicaba una de mis mejores sonrisas.
Parecía mentira, pero aquél hombre y su forma de actuar me recordaba inevitablemente a él, el agente Deadpool ahora en paradero desconocido, despreocupado, infantil, sobradamente alegre, y con un fuerte deseo de constante actividad, adivino que su mayor temor es el aburrimiento.
- Mi nombre es León Zaid, encantado. Pertenezco al cuerpo de agentes del gobierno, concrétamente al CP8, y soy la persona con la que va a tener que colaborar en la misión. Desconozco si conoce la información de la misión, así que sin más preámbulos le informaré por encima de que se trata, es una isla deshabitada, pero con una leyenda que tiene preocupados a los más altos cargos, al parecer existe un supuesto Rey Shinigami allí protegiendo la isla, según parece por su culpa nunca hubo civilización humana allí, y es una zona bastante interesante para los comercios del gobierno, así que tenemos la misión de ir hasta allí y primero comprobar si existe realmente ese supuesto rey, en caso afirmativo tenemos que tratar de elaborar un acuerdo cordial con él en nombre del gobierno, y en caso de que no acceda a colaborar tenemos ordenes de acabar con él de inmediato. - Dicho esto di una larga calada mirando nuestro barco desde la lejanía ya preparado para cogerlo y partir, con lo que comencé a andar hacia él dando una nueva calada al cigarro. - Según se dice nadie a conseguido derrotar jamás a ese Rey Shinigami, por lo que confían en que usted y yo podremos lograrlo... ahora que sabe la información, ¿Partimos ya? - Pregunté sonriendo mirándole con el rabillo del ojo.
Necesitaba despertarme un poco pues estaba un poco espeso, por lo que me llevé a mis labios un cigarro extraído del bolsillo derecho de la chaqueta colocándole con suavidad, para instantáneamente prenderle fuego al extremo con el mechero que guardaba en el bolsillo izquierdo de la chaqueta. Guardé entonces todo y miré en el puerto desde la lejanía para localizar a mi compañero, que para mi sorpresa estaba tranquilamente sentado en la playa con una hoguera calentándose.
- No me lo puedo creer... - Dije en voz baja asombrado por la actitud del Yonkaiko, siempre parecía un niño pequeño en el cuerpo de un adulto.
Tratando de no mostrarme demasiado sorprendido y molesto por su actitud caminé hasta su posición, parándome frente a él teniendo la hoguera en medio de los dos.
- Buenos días señor Byakuro, ¿Está usted listo para partir? - Pregunté al tiempo que dedicaba una de mis mejores sonrisas.
Parecía mentira, pero aquél hombre y su forma de actuar me recordaba inevitablemente a él, el agente Deadpool ahora en paradero desconocido, despreocupado, infantil, sobradamente alegre, y con un fuerte deseo de constante actividad, adivino que su mayor temor es el aburrimiento.
- Mi nombre es León Zaid, encantado. Pertenezco al cuerpo de agentes del gobierno, concrétamente al CP8, y soy la persona con la que va a tener que colaborar en la misión. Desconozco si conoce la información de la misión, así que sin más preámbulos le informaré por encima de que se trata, es una isla deshabitada, pero con una leyenda que tiene preocupados a los más altos cargos, al parecer existe un supuesto Rey Shinigami allí protegiendo la isla, según parece por su culpa nunca hubo civilización humana allí, y es una zona bastante interesante para los comercios del gobierno, así que tenemos la misión de ir hasta allí y primero comprobar si existe realmente ese supuesto rey, en caso afirmativo tenemos que tratar de elaborar un acuerdo cordial con él en nombre del gobierno, y en caso de que no acceda a colaborar tenemos ordenes de acabar con él de inmediato. - Dicho esto di una larga calada mirando nuestro barco desde la lejanía ya preparado para cogerlo y partir, con lo que comencé a andar hacia él dando una nueva calada al cigarro. - Según se dice nadie a conseguido derrotar jamás a ese Rey Shinigami, por lo que confían en que usted y yo podremos lograrlo... ahora que sabe la información, ¿Partimos ya? - Pregunté sonriendo mirándole con el rabillo del ojo.
Byakuro Kyoya
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Byakuro vió como un tío vestido de negro se le acercó entre la niebla. Que siniestro. Tampoco era que le importase que su compañero fuera siniestro. Le preguntó con mucha amabilidad si estaba listo para partir. Byakuro miró la hoguera y los malvaviscos que aún quedaban por hacerse. Clavó unos cuantos en un palo, los calentó en el fuego y cuando estuvieron hechos se levantó, extinguiendo la hoguera echándole un poco de arena encima.
- Claro, vamos. -sonrió el cazador.
El hombre le habló sobre un tal rey Shinigami. Algo que tenía pinta de ser raro, y tal vez poderoso. Y con toda seguridad olería mal. El cazador asintió. Parecía que el asunto que lo llevaba a aquella isla era derrotar a un ser del averno. Sonaba divertido. Empezó a caminar. Seguro que aquel bicho tan poderoso tenía un castillo enorme con muchas cosas. Tal vez a Ryuta le vinieran palabras como "dungeon" o "boss final" para definir aquella aventura, pero a Byakuro solo se le pasaba una cosa por la cabeza en aquel momento: diversión. Mordió con ganas uno de los malvaviscos y le ofreció otro a su acompañante. El delicioso dulce aún estaba caliente del fuego, y se derretía lentamente en la boca. Empalagoso y sabroso. En definitiva, genial.
Un camino parecía ascender por una zona de colinas frente a ellos. ¿Podría ser tal vez el camino a aquel rey Shinigami? El cazador sabía que no era buena idea andar gritando, pero algo dentro de él lo empujaba a anunciarse, a retar a voz en grito a aquella criatura. Se contuvo, y le dio a Klaus el último malvavisco. El camaleón gruñó y se subió a la cabeza del pelimorado.
- Claro, vamos. -sonrió el cazador.
El hombre le habló sobre un tal rey Shinigami. Algo que tenía pinta de ser raro, y tal vez poderoso. Y con toda seguridad olería mal. El cazador asintió. Parecía que el asunto que lo llevaba a aquella isla era derrotar a un ser del averno. Sonaba divertido. Empezó a caminar. Seguro que aquel bicho tan poderoso tenía un castillo enorme con muchas cosas. Tal vez a Ryuta le vinieran palabras como "dungeon" o "boss final" para definir aquella aventura, pero a Byakuro solo se le pasaba una cosa por la cabeza en aquel momento: diversión. Mordió con ganas uno de los malvaviscos y le ofreció otro a su acompañante. El delicioso dulce aún estaba caliente del fuego, y se derretía lentamente en la boca. Empalagoso y sabroso. En definitiva, genial.
Un camino parecía ascender por una zona de colinas frente a ellos. ¿Podría ser tal vez el camino a aquel rey Shinigami? El cazador sabía que no era buena idea andar gritando, pero algo dentro de él lo empujaba a anunciarse, a retar a voz en grito a aquella criatura. Se contuvo, y le dio a Klaus el último malvavisco. El camaleón gruñó y se subió a la cabeza del pelimorado.
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El Yonkaiko me hizo esperar a que se hiciese su alimento en el fuego sin responderme siquiera, esto me hizo odiarlo aún más, desde luego tenía ganas de matarlo allí mismo, sin embargo él era un protegido del gobierno a cambio de sus servicios, matarlo era ilegal y me traería muchos problemas, por lo que simplemente tendría que aguantar sus cosas hasta que se acabe la misión.
Sin embargo este compañero del viaje de hoy al menos me ofreció comer algo de su comida, sin embargo no me iba a fiar fácilmente de él, por lo que amablemente rechacé su propuesta caminando por el barco al tiempo que encendía un nuevo cigarro respirando el aire del mar. En mi cabeza surgieron varios recuerdos de mi primer viaje en un barco similar a este, con el agente Deadpool haciendo de sus payasadas, daba igual que esa misma noche acabase drogándome para que me divirtiese, a decir verdad fue una gran noche, y su compañía siempre alegraba mis días sucediese lo que sucediese. Pensandolo bien, Byakuro me recordaba mucho a Deadpool, me saca de las casillas tan bien como lo hacía él, y realmente no parece ser una mala persona lejos de lo toca narices que puede llegar a ser, sinceramente podía ser que lo juzgase mal desde aquella vez por una situación tan peculiar.
Finalmente llegamos a la isla destinada, pudiendo observar nada más desembarcar un paisaje montañoso con muy escasa vegetación, parecía ser una isla poco aprovechable en cuanto a asuntos agrícolas y ganaderos a decir verdad, por lo que el único motivo por el que el gobierno querría semejante isla efectivamente era el único posible, ser una zona de puerto donde descansar, almacenar, y poco más, quizás la pesca fuese algo que alimentase adecuadamente a los posibles futuros habitantes, pero quitando esto, nada más del lugar era realmente útil.
- Según nos informaron dentro de las montañas existe un valle, en el cual hay un templo, y es este el lugar donde habita el tan maligno rey de este sitio. - Le comuniqué a Byakuro comenzando a tomar el camino montañoso más liso, casi parecía un camino realmente.
- Byakuro, cuénteme cosas de usted, a decir verdad no le conozco prácticamente, y hablar durante la travesía podría ser una buena forma de amenizar el camino ¿No cree?- Pregunté con total sinceridad en cuanto a mis intenciones de amenizar el viaje al tiempo que le conocía. - Por ejemplo... ¿Cómo es que acabó siendo usted un pirata? Uno que aceptaría trabajar con el gobierno más concretamente...
Sin embargo este compañero del viaje de hoy al menos me ofreció comer algo de su comida, sin embargo no me iba a fiar fácilmente de él, por lo que amablemente rechacé su propuesta caminando por el barco al tiempo que encendía un nuevo cigarro respirando el aire del mar. En mi cabeza surgieron varios recuerdos de mi primer viaje en un barco similar a este, con el agente Deadpool haciendo de sus payasadas, daba igual que esa misma noche acabase drogándome para que me divirtiese, a decir verdad fue una gran noche, y su compañía siempre alegraba mis días sucediese lo que sucediese. Pensandolo bien, Byakuro me recordaba mucho a Deadpool, me saca de las casillas tan bien como lo hacía él, y realmente no parece ser una mala persona lejos de lo toca narices que puede llegar a ser, sinceramente podía ser que lo juzgase mal desde aquella vez por una situación tan peculiar.
Finalmente llegamos a la isla destinada, pudiendo observar nada más desembarcar un paisaje montañoso con muy escasa vegetación, parecía ser una isla poco aprovechable en cuanto a asuntos agrícolas y ganaderos a decir verdad, por lo que el único motivo por el que el gobierno querría semejante isla efectivamente era el único posible, ser una zona de puerto donde descansar, almacenar, y poco más, quizás la pesca fuese algo que alimentase adecuadamente a los posibles futuros habitantes, pero quitando esto, nada más del lugar era realmente útil.
- Según nos informaron dentro de las montañas existe un valle, en el cual hay un templo, y es este el lugar donde habita el tan maligno rey de este sitio. - Le comuniqué a Byakuro comenzando a tomar el camino montañoso más liso, casi parecía un camino realmente.
- Byakuro, cuénteme cosas de usted, a decir verdad no le conozco prácticamente, y hablar durante la travesía podría ser una buena forma de amenizar el camino ¿No cree?- Pregunté con total sinceridad en cuanto a mis intenciones de amenizar el viaje al tiempo que le conocía. - Por ejemplo... ¿Cómo es que acabó siendo usted un pirata? Uno que aceptaría trabajar con el gobierno más concretamente...
Byakuro Kyoya
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¿Pirata? Aquel tío no sabía de lo que hablaba. Byakuro soltó una leve risita:
- No soy un pirata, soy un cazador. -respondió con una amplia sonrisa-. Y no es que me importe "trabajar para el Gobierno" si me dejan hacer lo que quiera mientras tanto.
El cazador empezó a caminar, con Klaus en el hombro. Aquel lugar no parecía precisamente alegre. Tampoco era algo que molestase al chico, siempre podría animar la situación con un par de ilusiones. La verdad, la misión tenía buena pinta. Parecía divertida.
Caminaron durante un largo rato, mientras Byakuro jugueteaba con su bastón en las manos, dándole vueltas y haciendo quiebres con él. Klaus gruñía esporádicamente mientras el camino seguía hacia la zona de las montañas. En un momento dado, el cazador observó a su acompañante y le preguntó:
- ¿Y por qué he sido yo elegido y no otro? -giró la cabeza-. No me importa venir a hacer una excursión, pero estaba más cómodo tirado en cama, ¿sabes? -soltó una carcajada e inmediatamente se metió un puñado de malvaviscos en la boca.
- No soy un pirata, soy un cazador. -respondió con una amplia sonrisa-. Y no es que me importe "trabajar para el Gobierno" si me dejan hacer lo que quiera mientras tanto.
El cazador empezó a caminar, con Klaus en el hombro. Aquel lugar no parecía precisamente alegre. Tampoco era algo que molestase al chico, siempre podría animar la situación con un par de ilusiones. La verdad, la misión tenía buena pinta. Parecía divertida.
Caminaron durante un largo rato, mientras Byakuro jugueteaba con su bastón en las manos, dándole vueltas y haciendo quiebres con él. Klaus gruñía esporádicamente mientras el camino seguía hacia la zona de las montañas. En un momento dado, el cazador observó a su acompañante y le preguntó:
- ¿Y por qué he sido yo elegido y no otro? -giró la cabeza-. No me importa venir a hacer una excursión, pero estaba más cómodo tirado en cama, ¿sabes? -soltó una carcajada e inmediatamente se metió un puñado de malvaviscos en la boca.
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El camino se presentaba bastante tranquilo a decir verdad, ningún sobresalto ni peligro, es más, por mucho que trataba de detectar algún aura no había manera de hacerlo, por lo que todo apuntaba a que no era más que una simple leyenda, siendo esta una isla deshabitada, quizás visitada con frecuencia por algunas personas que alimentaban la leyenda con idea de alejar las visitas, pero nada más, aunque esto último no era realmente probable puesto que no había visto paso alguno del ser humano en esta zona, ni si quiera una construcción o camino. Desde luego, esto era realmente raro.
- Disculpe la confusión señor Byakuro, sabía que era usted un Yonkaiko, con lo que deduje que era un pirata antes, como la mayoría, veo que cometí un error. - Dije en tono amable viendo como comía esos malvaviscos a mansalva.
- Pues lamento que no esté en su cama, siéndole sincero lo solicité yo. - Le respondí con una sonrisa mintiendo en realidad en mis próximas palabras. - Como dije antes sabía que era usted un Yonkaiko, sin embargo me decían que era realmente peculiar, distinto al resto, por lo que sabiendo que podía morir si existía realmente semejante ser, quería cubrirme con un buen compañero, al parecer usted tiene algo relacionado con crear alucinaciones, y estas pienso que pueden sernos de utilidad, ya no solo para derrotar al oponente, si no para huir en caso de que nuestras vidas estén en verdadero peligro.
Llegamos entonces a lo que parecía la entrada a una especie de caverna, con una entrada enorme, dando a entender que todo el lugar iba a ser un sitio de gran tamaño, quizás esos supuestos propagadores de la leyenda solían adentrarse aquí cuando había visita indeseada y los asustaban en esta caverna, o los mataba directamente.
- Esto pinta oscuro, pero no tengo problemas para ver en la oscuridad, así que quizás deba de llevar una buena antorcha señor, parece no haber nadie en la isla, pero toda precaución es poca.
Una vez dicho esto me acerqué a la entrada tratando de ver con mi visión nocturna todo lo más profundo que alcanzaba ver con el zoom de mis lentillas, aunque desafortunadamente no encontré nada, pero por si las moscas seguiría mirando mientras esperaba la respuesta de Byakuro o una señal de que estaba listo para partir hacia lo desconocido.
- Disculpe la confusión señor Byakuro, sabía que era usted un Yonkaiko, con lo que deduje que era un pirata antes, como la mayoría, veo que cometí un error. - Dije en tono amable viendo como comía esos malvaviscos a mansalva.
- Pues lamento que no esté en su cama, siéndole sincero lo solicité yo. - Le respondí con una sonrisa mintiendo en realidad en mis próximas palabras. - Como dije antes sabía que era usted un Yonkaiko, sin embargo me decían que era realmente peculiar, distinto al resto, por lo que sabiendo que podía morir si existía realmente semejante ser, quería cubrirme con un buen compañero, al parecer usted tiene algo relacionado con crear alucinaciones, y estas pienso que pueden sernos de utilidad, ya no solo para derrotar al oponente, si no para huir en caso de que nuestras vidas estén en verdadero peligro.
Llegamos entonces a lo que parecía la entrada a una especie de caverna, con una entrada enorme, dando a entender que todo el lugar iba a ser un sitio de gran tamaño, quizás esos supuestos propagadores de la leyenda solían adentrarse aquí cuando había visita indeseada y los asustaban en esta caverna, o los mataba directamente.
- Esto pinta oscuro, pero no tengo problemas para ver en la oscuridad, así que quizás deba de llevar una buena antorcha señor, parece no haber nadie en la isla, pero toda precaución es poca.
Una vez dicho esto me acerqué a la entrada tratando de ver con mi visión nocturna todo lo más profundo que alcanzaba ver con el zoom de mis lentillas, aunque desafortunadamente no encontré nada, pero por si las moscas seguiría mirando mientras esperaba la respuesta de Byakuro o una señal de que estaba listo para partir hacia lo desconocido.
Byakuro Kyoya
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Byakuro se dispuso a encender una luz ilusoria. Su mano brilló, con lo que pudieron ver a cierta distancia. No era gran cosa, pero mostrar su posición desde un principio era una estupidez. Klaus se removió en su hombro, soltando un leve gruñido.
- Creo que puedo lidiar con la falta de luz-. El ojo derecho del chico se iluminó con un tono rojizo, indicando el empleo de su fruta. En aquel estado, sus sentidos mejoraban enormemente, por lo que con aquel diminuto foco de luz podía ver con claridad lo que había en el túnel.
El cazador empezó a caminar empleando otra ilusión para que a su alrededor no hubiera ningún sonido. Cualquier persona que tratase de escuchar los pasos de los dos hombres se vería afectado por la ilusión y no oiría nada. La pareja empezó a avanzar en aquel completo silencio, hasta que la galería desembocó en una enorme caverna. El foco de luz se deshizo, dejándolos en una completa oscuridad de nuevo. Byakuro sonrió. Colocó ambas manos a los lados de la boca, a modo de bocina y gritó:
- ¡YA ESTAMOS AQUÍIIIIII! -su voz resonó por la estancia, llegando a cada rincón del lugar, y rebotando entre las rocas. Klaus soltó un pequeño gruñido. Tal vez se hubiera asustado por aquel repentino grito-. Bien, León-chan... seguro que ahora aparece ese rey yo podemos hablar con él. -sonrió el chico.
- Creo que puedo lidiar con la falta de luz-. El ojo derecho del chico se iluminó con un tono rojizo, indicando el empleo de su fruta. En aquel estado, sus sentidos mejoraban enormemente, por lo que con aquel diminuto foco de luz podía ver con claridad lo que había en el túnel.
El cazador empezó a caminar empleando otra ilusión para que a su alrededor no hubiera ningún sonido. Cualquier persona que tratase de escuchar los pasos de los dos hombres se vería afectado por la ilusión y no oiría nada. La pareja empezó a avanzar en aquel completo silencio, hasta que la galería desembocó en una enorme caverna. El foco de luz se deshizo, dejándolos en una completa oscuridad de nuevo. Byakuro sonrió. Colocó ambas manos a los lados de la boca, a modo de bocina y gritó:
- ¡YA ESTAMOS AQUÍIIIIII! -su voz resonó por la estancia, llegando a cada rincón del lugar, y rebotando entre las rocas. Klaus soltó un pequeño gruñido. Tal vez se hubiera asustado por aquel repentino grito-. Bien, León-chan... seguro que ahora aparece ese rey yo podemos hablar con él. -sonrió el chico.
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