Dexter y Byakuro vs Zero y Haru

Condiciones:
-De ganar Dexter y Byakuro, cada uno se quedará una isla de Zero (tiene 2)
-De ganar Dexter y Byakuro, Zero perderá su puesto de Yonkou, y podremos cobrar el 100% de su recompensa (o el 50% Byakuro y el 25% yo, al ser Shichibukai. Me es indiferente), así como la de su co-capitana.
-Ambos tendremos como mérito derrotar a un Yonkou y a una persona que valga más de 1.000 millones.
-Experiencia según las normas.
-Probabilidad de muerte, pero no ejecución.




Jaya
Jaya no tiene ningún gobierno, así que los piratas frecuentan este lugar, es un paraí­so para los piratas más despiadados. La isla esta dividida en dos mitades, al este Mock Town la "Ciudad del Ridiculo" y al oeste South Grave, un profundo bosque repleto de extrañas criaturas.


Empiezan el cazador y el pirata, luego los NPCs.

Aaaaaaaah... Jaya otra vez. La ciudad estaba bastante en calma. Eso no podía ser buena señal. Era de noche, pero las calles estaban iluminadas por destartaladas farolas. El cazador caminaba al lado del shichibukai. Habían oído rumores de que cierta pareja había llegado a la ciudad y había provocado bastante revuelo. Tras la derrota de los hermanos gema por parte de ellos dos, el Yonkou Zero había recorrido el camino desde el Nuevo Mundo para dirigirse a la zona del Paraíso donde Byakuro y Dexter habían ido a gastar la recompensa de aquellos dos. El chico pelimorado llevaba su bastón, su bolsa de cosas útiles y su traje de practicante de Ryu Yoshiki. Además, tenía atada a la cintura su lámpara de lava.

- Bueno... esto no es como yo me lo esperaba... -el cazador esperaba tener que ir a por Zero, y no al revés... pero eso no importaba ahora. El hecho de que tanto Zero como su pareja hubieran llegado a la ciudad solo mejoraba las cosas-. Oye, Dexter-chan... ¿crees que es buena idea pelear así, en medio de la calle? -preguntó a su compañero.

Suspiró y creó un grupo de murciélagos que volarían por las calles buscando a sus objetivos. En la noche, aquellos bichitos no tendrían problemas a la hora de encontrar a sus objetivos. El cazador se colocó bien su bolsa de objetos útiles y esperó a que los animales encontrasen algo. Había estado antes con Dexter, probando varias frecuencias de sonido hasta encontrar una que el fino oído del dragón captase. Cuando los objetivos fueran encontrados, los animalitos emitirían esos sonidos. Eso evitaría que el ilusionista y el dragón fueran emboscados.

Tras juguetear un poco con su bastón, el chico sacó una bolsa de malvaviscos. Tras ofrecerle uno a Dexter con un gesto, se sentó. Había dejado a Klaus en el hotel en el que se habían hospedado. Normalmente no le habría importado llevarlo, pero en aquella ocasión, no quería poner en peligro a su mascota. Un yonkou no era poca cosa... y su camaleón necesitaba dormir.

- Bueno... a ver si no tardan mucho... me apetece dormir... -murmuró el cazador, llevándose la mano a la boca. Observó su bolsa de cosas útiles. Había ordenado los diales de tal modo que los más poderosos estaban en la parte baja, y los altos eran más débiles. Había comprendido que para pelear contra usuarios de mantra mejores que él, necesitaba improvisar, por lo que no miraría que dial sacaba. Esperaba que eso sirviese para ocultar sus intenciones de algún modo.

Dexter caminaba por las calles de Mock Town del lado de Byakuro, con una tranquilidad impropia para la situación, pero se sentía bastante seguro. Tal vez fuera por haber conseguido enfrentar a los hermanos Jewell, dos luchadores afamados en todo el Nuevo Mundo y miembros de una de las cuatro grandes tripulaciones: Zero. Hacía un tiempo los dos amigos se habían decidido a una locura, algo bastante descabellado, pero que de salir bien llevaría a Byakuro a convertirse en leyenda y a Dexter ser reconocido como un aliado del Gobierno. Tal vez con ello recuperase su vieja vida, aunque la nueva tampoco lo desagradaba. Libertad y calma, temido por los ineptos y querido por la gente que merecía la pena, respetado en algunos círculos y con una tripulación envidiable. ¿Realmente sacrificaría la relación con sus nakamas para recuperar algo que ni siquiera añoraba? Durante mucho tiempo había buscado restaurarla, pero pronto se dio cuenta de que le importaba bastante poco ser considerado un delincuente. "Quién sabe, el destino es incierto", pensó.

Poco tardó en salir de su ensimismamiento, traído por las palabras del pelipúrpura, y asintió. Ciertamente era extraño que la ciudad sin ley estuviera silenciosa y tranquila, cuando por lo normal era ruido constante y un jolgorio despreocupado. Casi se podía oler la tensión del ambiente, y ningún pirata que quedara en la isla sería tan estúpido para enfrentarse a la ira de un Yonkou. Si los rumores eran ciertos, los capitanes de Black Dance estaban muy enfadados por su visita al ojo, y posterior viaje a Ennies Lobby. Tal vez de no haber derrotado y entregado a los hermanos aquello no estría sucediendo, pero no importaba, tan sólo significaba acelerar sus planes. Zero era un rival poderoso, y la Protodiosa no era menos peligrosa que su marido, pero desde el principio habían sabido a qué se exponían, y no se iban a echar atrás en aquel momento.

-¿Lo escuchas tú también, Byakuro?- dijo, sin contestar a la pregunta de su compañero-. Es la calma antes de la tormenta. Si no luchamos aquí tal vez la isla se incendie, hoy no pienso controlarme.

Su voz sonaba grave y calmada, mientras daba vueltas a Nadia en sus manos. Para muchos aquel bastón de dos metros de longitud era pesado e incómodo, pero para él se planteaba el arma perfecta. Larga y equilibrada, fuerte y altamente conductiva, servía de rifle y garrote, aunque su mayor utilidad estaba en el orificio superior, por el que fácilmente podría introducir electricidad para disparar cuando gustara. "Tal vez, por asegurar, debería ir llenándolo", pensó, y dejó de girar el arma, poniendo el pulgar bajo la nuca del dragón, dejando que la electricidad entrase al cilindro hueco, cuya salida al pie del bastón estaba bloqueada por una corriente de viento. Ligeras descargas potenciadas que al dispararse estarían listas para dejar chamuscado a cualquiera. Aquel día podría marcar su muerte, y aunque estaba tranquilo, le inquietaba ligeramente poder perder la vida si se equivocaba de alguna forma.

Byakuro le ofreció un malvavisco, pero rechazó. Le gustaban, pero si se distraía al vez no prestara atención a los murciélagos que su compañero trataba de usar como radar.

-A ver, sí, que tengo ganas de pasar por mi barco de nuevo- respondió ante las palabras de Byakuro. Cualquier otro estaría estremecido ante aquella situación, pero la promesa de oro y fama hacía que ambos cazadores estuvieran casi emocionados. Un nuevo día, una nueva presa, y tras aquella caza, sin duda una buena fiesta.

Se detuvo en seco. No por haber captado algo, sino para concentrarse. Quería oler y oír todo lo que sucedía en la isla, y al mismo tiempo anunciar a Zero su llegada. Activó su Haki del rey a máxima potencia, excluyendo a Byakuro del área para no hacerle daño a él. Su aura lo gritaba allá donde su oído alcanzaba. El Zafiro Negro había llegado.

En una de las tabernas de aquella isla, bebiendo algo de sake junto a una gran mujer de increíble belleza, estaba el Yonkou Zero. Su cara era mitad negra y mitad blanca, donde en esta última tenía una estrella azul pintada en el ojo. Parecía estar feliz, sin camiseta, dejando ver su cuerpo fornido y sus tatuajes, mientras intentaba animar a lo que parecía ser su pareja.

Mientras bebían y brindaban, una gran presencia llegó a aquella zona. Muchos de la taberna estaban temblando de miedo, otros simplemente parecían haberse desmallado. Alguien estaba llamando a gritos al yonkou, que tras sentirlo, su sonrisa simplemente aumentó. Se puso sus guanteletes y acarició la cabeza de su tigre blanco, Shalam. Se convirtió en un gran charco de tinta negra que a gran velocidad salía de aquel lugar, pasando por los huecos de la puerta, sin necesidad de abrirla.

Activó su mantra al 3 y su haki del rey sobre toda la isla, excepto su pareja y sus mascotas. Había llegado, frente a él se encontraba el Shichibukai Dexter y el cazador Byakuro. Volvió a su forma normal mientras con sus manos apuntando al suelo, empezaba a llenar todo el campo de tinta, para preparar su territorio.

- Vaya, vaya... - Decía mientras sus gatos y su tigre se acercaban, esperando a su pareja. - ¿Que es lo que quieren? ¿Vienen a por mi? Jejeje.

Sin esperar respuesta, cuando la tinta hubiese cubierto el suficiente suelo, se deshacería en tinta para aparecer a la espalda de ambos tipos en un abrir y cerrar de ojos. Imbuyendo sus dos puños en haki armadura, al igual que sus guantes, lanzaría su primer saludo a sus rivales, unos puñetazos directos a las zonas lumbares. Gracias a sus guanteletes, provocaría una pequeña explosión concentrada. Después de aquel ataque, volvería a su lugar, deshaciéndose. Si sus rivales le dejaban, claro.

Ola k ase + Haki armadura Lv2 = [AM]

Dexter notó la imponente fuerza del Yonkou estremeciendo sus músculos, pero había practicado recibiendo aquellos ataques día sí día también durante mucho tiempo, por lo que de su cabeza emanó el aura de reyes, chocando contra la imponente presencia del Yonkou. Sin duda aquello lo notaría, y con suerte pensaría que sus fuerzas estaban al mismo nivel. Por desgracia Byakuro era débil a aquel tipo de cosas, y se notaba muy perturbado. Tendría que protegerlo mientras fuera incapaz de moverse.

-Tranquilo Byakuro, tranquilo...-dijo en voz baja mientras sentía el olor de Zero, y escuchaba los murciélagos emitir un ligero sonido que lo alertaba. "A buenas horas", pensó, mientras agarraba con ambas manos el bastón, dejando la cabeza adelantada y el pie mirando hacia su espalda, en una posición horizontal, como en la isla natal de Nadia le habían enseñado-. Está a punto de llegar, respira...

No tardó en hacer su aparición, cara a dos colores como el cabello del Shichibukai, un cuerpo tatuado por completo casi y bastante bien definido, más que el suyo propio. Había aparecido desde un charco de tinta, lo que indicaba la naturaleza de su fruta, aunque ya tenía sus sospechas por cierta investigación previa pero enterarse de las aptitudes de un oponente nunca estaba de más. Miró a los ojos al arlequín y pudo entrever cierta alegría en él, como si deseara diversión, diversión que esperaba darle. No quería arriesgarse a que escapara, pero tampoco hacerle aburrida su primera derrota en años.

-A por ti, a por tu mujer, a por tu gato...- dijo, respondiendo al dicharachero pirata que tenía frente a él-. Si no os entregáis pacíficamente, claro.

Su sonrisa arrogante nació por un momento. Podía ganar con cierta facilidad el combate, aunque esperaba que no deseara luchar. Al final iban a tacharlo de violento, y no le hacía demasiada gracia. "Joder, que soy bueno y no quiero partirte la cara. ¿Tan difícil es poner las manitas y dejar que te espose? Ya te vale tío. No pienso invitarte a la fiesta de inauguración de mi nueva isla". Recubrió su cuerpo al completo de resistencia Dracónida, imitando los colores de su cuerpo y ropa, para que no fuera demasiado llamativa.

Aquel pensamiento llegó al tiempo que Zero se desvanecía en una tinta previamente expulsada, una tinta que envolvía todo y abarcaba, aunque no era muy difícil averiguar dónde se encontraba debido a que su presencia se desplazaba, y fue capaz de averiguar que llegaba a sus espaldas mientras se materializaba, con lo que estampó el pie de Nadia, o lo intentó más bien, contra lo que detectaba como el hombro derecho de Zero, liberando la electricidad contenida allí mientras sentía su puño golpearle la riñonada. Aunque no le diera, por ser él la persona más cercana, la errática energía se dirigiría a él, incapacitándolo seguramente, ya que si sus cálculos eran correctos, en un cilindro de medio centímetro de diámetro por metro y medio de largo cabría una cantidad de energía suficiente para matar a un gorila.

Para rematarlo, se daría la vuelta, lanzando la mirada del dragón contra el criminal y trataría de colocarle su pulsera de kairoseki, apretando con todas sus fuerzas para que no pudiera desabrocharla, ni quitarla con facilidad. Obviamente si no lograba ponérsela la guardaría de nuevo, sin estrujarla.

Si no hubiera sido por su resistencia dracónida y su anormal fortaleza física seguramente el golpe le habría dolido bastante, pero su cuerpo era casi tan duro como el acero, y extremadamente tenaz, por lo que el puño de Zero quedó en un momentáneo grito de dolor, no muy intenso, pero que, por suerte o por desgracia, haría que el Yonkou se confiara. Además, con un poco de suerte su descarga habría hecho que Byakuro no recibiera daño, o al menos reducir una parte considerable, quién sabe.

Defensa electrificafa (movimiento defensivo)+Suplex pulseril (?) [AF]. Resistencia Dracónida y Mirada del Dragón.

Byakuro sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, tensándose de golpe. No podía moverse, su cuerpo no le respondía. Dexter pareció darse cuenta también, y trató de calmarlo. Sentía a Zero acercándose, aquel golpe de presencia lo había aterrorizado, y no podía moverse. Vio cómo su compañero apenas parecía afectado por el golpe de haki rey. Maldita sea, eso no estaba bien. Cuando su rival apareció frente a ellos y se convirtió en tinta, el cazador vio cómo aquel hombre se transformaba en tinta. Pese a no poder moverse, sintió cómo Dexter hacía algo a su lado. Vio corriente eléctrica recorriendo la tinta, y cierta cantidad de la corriente llegó hasta él a través de la tinta. Apretó los dientes mientras la electricidad recorría su cuerpo. Sintió un golpe en la espalda. Maldita sea, Zero se movía muy rápido. Esperaba que al menos se hubiera comido parte de la descarga.

Byakuro logró centrarse lo suficiente como para recuperarse parcialmente del ataque del Yonkou. Sin embargo, los golpes que había recibido lo habían dejado dolorido. En lugar de recibir más daños, su rostro se endureció.

- Estoy harto de esta mierda. Dexter, voy a matarlos.

Con sus ilusiones, generó un muro de roca frente a él, del que saldrían manos que intentarían agarrar a Haru. Al mismo tiempo, gastó tres ilusiones, una en cada una de las copias de Zero, antes de que este llegara a golpearlo con su ataque. Le produciría una ilusión de parálisis corporal, lo que haría que si el Yonkou se lo creyese, cayera al suelo sin poder moverse. Por último, lanzaría una quinta ilusión a Haru, en la que su guitarra quedaría destrozada, y una sexta para provocarle la misma sensación de parálisis total.

Parálisis y destrucción

Dexter casi gritó cuando sintió los dientes del tigre clavarse en él, y el dolor se agolpó en su antebrazo cuando sintió la arteria rozar el colmillo del animal. Casi por acto reflejo su brazo se llenó de púas de viento sólido, que se dispararon con toda la fuerza que amontonaba Dexter sin separarse de su brazo, alargándose hasta que eran visibles a la altura de sus ojos, en menos de una décima de segundo. Podía contar unas veinte, tal vez más, y tras cada una había una hilera de aquel material. "Dios mío...", pensó, moviendo el brazo para liberar su brazo de las fauces del animal, y con relativa facilidad logró sacarlo. Por suerte apenas sangraba y comenzaba a curarse, pero el pirata lo iba a pagar muy caro.

Byakuro seguía paralizado, y como demostración de valor la pareja atacaba al indefenso cazador, que creó un muro de roca para defenderse de la mujer, pero estaba completamente indefenso de Zero. El dragón levantó en sus manos un escudo gigante de viento sólido, de cerca de dos metros de radio, con apenas un grano de maíz de grosor, afilado en los extremos, y comenzó a moverse alrededor del ilusionista bloqueando los cuchillos entintados de Zero, aunque uno atravesó el escudo y le cortó ligeramente el cuádriceps, pero no pasaba nada. Cuando el embate terminó, comenzó su ofensiva.

Sin cesar el movimiento, agarró el escudo por un extremo y comenzó a moverse alrededor de Byakuro, girando a su alrededor a quinientos kilómetros por hora. Si algo se topaba por medio con el escudo, que se podría llamar sierra circular por cómo la estaba usando, seguramente acabara partido a la mitad. Obviamente iba imbuido en resistencia dracónida, y tras detenerse cargó contra el muro con toda su fuerza, volviendo el escudo seis aguijones que se colocaron en sus brazos y, tras reventar el muro, que por suerte estaba cortado por su "sierra", cargó contra Haru al tiempo que generaba electricidad para lanzar y cada centímetro de él se cubría con pequeñas púas de viento sólido, para acabar con ella.

Embate del dragón (Cleón memorial) [AMF]

Aquella batalla de bestias era un no parar. El hombre indefenso había creado una especie de muro de roca a su alrededor y, por si fuera poco, Zero sintió algo extraño. Su cuerpo dejó de moverse, no podía completar su ataque, era como si todo estuviese apunto de acabar y él, no lo iba a permitir. Sentía como su cuerpo evitaba las órdenes que le daba, como si el haki del rey se hubiese centrado en él.

Pudo ver el ataque del Shichibukai, que se centraba en su amada. La lucha hizo que Haru perdiese un brazo, pierna y parte del muslo. Su querida estaba a punto de morir, o mejor dicho, ya lo estaba. Notó como el alma de Haru iba siendo llevado por la parca y entonces no pudo más.

Gritó, con la mayor fuerza posible. La rabia empezó a acumularse en el cuerpo de Zero, que ahora estaba sin control. La parálisis desapareció y su mirada era ahora extraña, como si estuviese lleno de odio. Posó las manos en el suelo, creando una gran ola de tinta que aumentaba por segundos. La ola enorme se lanzó contra sus enemigos, ocupando un gran área para que fuera casi imposible esquivar. Justo en el momento en que la ola avanzaría, crearía unos cuchillos de tinta y se teletransportaría en la ola, para así atacar al asesino que había acabado con la vida de su amada.

Una masa de tinta formaría el cuerpo de Zero en la ola, justo antes de aplastar a sus enemigos. Usaría la máxima potencia de su haki, imbuyendo toda la tinta y su cuerpo entero y saldría del mar negro para lanzar tres fuertes puñetazos y dos cortes con los cuchillos de tinta.

Uno iría directo a la cabeza, otro al estómago y el último a la entrepierna. Los cortes irían dirigidos a los hombros, para intentar cortar los brazos del Shichibukai. Estaba lleno de furia, era un movimiento suicida, pero antes de morir, se llevaría a aquellos dos por delante.

Máxima ola + puñetazos y cortes + Haki armadura = [AB]

Byakuro sacó su libro de su bolsa, y lo colocó frente a él. Viendo la velocidad a la que iba aquella ola, el libro podría hacer de pantalla, dejándole un pequeño hueco del tamaño de su cabeza para respirar. Y al ser el libro indestructible, no le ocurriría nada. La ola lo arrastraría, pero quedaría vivo. Así que para él, sería una gran técnica defensiva. Además, al salir disparado, se alejaría del alcance de Zero.

La defensa más cutre del mundo

Observó en el suelo a la mujer. Sin duda se había excedido, pero su interés era neutralizarlos a cualquier coste, y el precio era aquel. "Duele", se dijo a sí mismo, mientras se quitaba los Kunais que se habían clavado en su cuerpo. Le costaba mucho más de lo normal moverse, pero en poco tiempo logró arrancarse del cuerpo los cuatro pequeños cuchillos que lo habían alcanzado. Dolían, y las heridas en el hombro derecho, cadera izquierda y las dos del antebrazo izquierdo sangraban al tiempo que, poco a poco, iban cicatrizando. Pero algo había detrás de él que debía preocuparlo. A su espalda el olor a tinta comenzaba a hacerse más y más intenso, y se imaginó qué sucedería a continuación. Sólo podía hacer una cosa. Tenía que liberar al dragón, tenía que tomar la delantera.

Y los ojos tomaron un color rojo mientras todo su cuerpo se desarrollaba hasta que la efigie de un Rey Dragón se alzó. Se dio la vuelta mientras un huracán de viento lo envolvía, y vio lo que el Yonkou estaba desatando. "Así que ese es tu verdadero poder", pensó mientras batía las alas, y en su aliento se formaba un rayo que descargaría en breves. Sus escamas relampagueaban por la electricidad estática, y el viento prendió a su alrededor en una flama azulada. Iba a inmolarse contra el pirata.

La ola avanzaba, y el dragón se preparaba para lanzarse contra él a una velocidad vertiginosa. Un aura naranja lo rodeó. De repente no dolían las heridas, y se sentía descansado, listo para atacar. Sólo quedaba saber dónde estaría el yonkou, pero... Apareció frente a sus ojos. Abrió la boca al tiempo que liberaba la descarga de electricidad, nueve veces de potencia mortal, y sintió un puñetazo en el interior de la boca, así como dos cortes en la lengua. Y Se lanzó hacia adelante disparado lo más rápido que pudo, cerrando la boca tan fuerte que resonó, generando a su alrededor más púas sólidas de cuarenta centímetros de longitud, y en el interior de su boca púas lo suficientes como para empalar a alguien sin dañarse a sí mismo. Si su ataque había funcionado Zero acababa de morir.

Carga Dragón [AB]

Cuando atravesó la ola de tinta volvió a su forma humana. Estaba empapado de tinta, y arrodillado. Vomitó toda la tinta que pudo y comenzó a toser tinta y algo de sangre. El golpe le había dolido más de lo que podía sentir en aquel estado. Si Zero seguía en buenas condiciones seguramente tendría que recoger el cuerpo de Haru y a Byakuro y salir pitando más rápido que deprisa, o aprovechar los pocos segundos de vigor en darle un último golpe. Ya vería.

Zero pudo ver como el Shichibukai se convertía en un dragón, para así lanzar su ataque a aquella bestia enorme. Mientras compartía los golpes, empezó a sentir como su sangre empezaba a hervir. Los músculos de su cuerpo se entumecían y cada vez el dolor era más grande. Un gran rayo eléctrico salido de la boca de Dexter estaba matando poco a poco al Yonkou.

El cuerpo de Zero acabó chambuscado, en el suelo. Empezó a arrastrarse como un gusano por el suelo, usando sus últimas fuerzas para acercarse a Haru. Sus pestañas se cerraban, el color del mundo desaparecía, ahora todo se volvía negro. Su mano rozaron la cara de su amada, hasta que con su último aliento, dijo unas palabras.

- Te amo... Haru.

Dado que Byakuro muere, Dexter se lleva 1.500 exp y 1.024.500.000 B.

Y... ganamos cada uno una isla de Zero, vaya. Aunque Byakuro muera eso no se pierde, creo.

¡Me pido Tornados!